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Mi vida como católico empezó quizás antes de nacer, ya que mi núcleo familiar
cercano (Papá – Mamá - Hermana mayor - Hermano mayor) son católicos
también. ¿Qué tan católicos? Bueno, lo “normal”: creer en Dios, ir a misa de vez
en cuando, bautizar a los chamos, mandarlos a hacer la primera comunión,
encomendarse siempre a la “Virgen Santísima”, asistir a los novenarios de los
familiares difuntos, no hacer cosas malas, ayudar a la gente que se pueda… Lo
normal, pues.
De cualquier modo, creo que la catequesis (o la catequista, que era una chama
bien linda, creo que estaba terminando el bachillerato y todos los chamitos
comentábamos lo bonita que era) sembró en mí una semilla de curiosidad por
“estas cosas de dios y de iglesia” como dice la gente por ahí.
Así me fui haciendo adulto, siendo cada vez más consciente de que “…nuestra fe
no puede descansar / hasta desterrar del continente / el hambre, la tortura, la
miseria y el terror / porque este es el mandamiento del amor…” 2. De alguna
manera, ser parte de esa “otra Venezuela” la de los barrios populares, donde el
sueldo no alcanza, los servicios públicos no funcionan bien, donde las drogas y las
balas compiten pa’ ver quien alcanza primero a l@s cham@s, era una espina en
el corazón de la fé. Allí también vi otro rostro de Dios: El que es solidario con l@s
pobres y l@s discriminad@s.
1
Canción: “Ese es Jesús”. Intérprete: Miguel Matos, sj
2
Canción: “Vaya esta canción”. Intérprete: Miguel Matos, sj
A tal punto que me cuestiono y me pregunto mucho acerca de la actual
circunstancia por la cual está atravesando la Iglesia… No nos “hagamos los
locos”, que mucho ha salido en la prensa y en la televisión los escándalos sobre
pederastia de algunos sacerdotes y la complicidad de muchos obispos al respecto.
Si, es verdad que los medios de comunicación han “agarrado de sopita” a la
Iglesia y en particular al Obispo de Roma3, presentando dichas noticias de la
manera más sensacionalista y polémica posible, percibiéndose en muchos casos
sus intenciones negativas.
Sin embargo, estos casos de abusos sexuales (que además de ser pecados, son
también delitos y por lo tanto deberían ser juzgados por las autoridades civiles)
son apenas “la punta del iceberg”. No porque alguien quiera argumentar que
“podría tratarse de casos aislados”, ni porque hay aspectos positivos que durante
siglos la Iglesia ha aportado a la Humanidad que “compensarían esos daños
colaterales”. No. El problema va más allá de lo que muestran los medios y de lo
que se discute entre la “opinión pública”. Va más allá de si se reforma la
anacrónica y absurda norma sobre el celibato obligatorio o si por fin la jerarquía
eclesiástica acepta incorporar a las mujeres en los ministerios y en las estructuras
de la Iglesia. Esto es apenas una pequeña muestra del deterioro moral y ético de
la Iglesia Católica y de la Humanidad.
3
En pleno inicio del siglo XXI, aún existe gente que lo llama con el título pagano de “Papa”,
mientras otros utilizan la fórmula medieval de “Su Santidad” y lo más insólito es que hay personas
que tienen suficiente osadía para referirse a él como “El Santo Padre” (Ver Lc. 18, 18-19).
Pero es también el deterioro de una institución cuyos fieles “huyen por la derecha”
cuando se trata de problemas en la Iglesia. Somos los mismos creyentes, los
mismos bautizados, quienes muchas veces criticamos a la institución como si no
formáramos parte de ella. No sólo no le reclamamos nuestro espacio al clero, es
que ni siquiera estamos interesados en asumir nuestro papel en la Iglesia. “Eso es
cosa de curas” dice la gente en la calle. Y ciertamente, hay aspectos que les
corresponden a ellos resolver. Pero, ¿y los laicos? Nos conformamos con decir
amén a lo que venga del clero, y si no nos gusta o no nos parece fiel al Evangelio,
simplemente “no le paramos”.
Hace poco escuche una canción de un grupo venezolano cuyo estilo podría
calificarse como “neo-folklore alternativo”, que me hace reafirmar muchas de las
cosas en las que creo. A continuación transcribo la letra de esta canción, “Creo”
del grupo “Dame pa’ matala”:
Creo en el amor
porque el calor de una mujer me enseñó amar,
amar la tierra que nos da vida.
Creo en la confianza
como base elemental para vivir,
vivir en familia, familia unida.
Creo en la justicia
absoluta en esta vida
y en esa justicia como base elemental para la paz.
Creo en la premisa
de que el amor es el camino para vivir,
vivir feliz y en la felicidad como éxito final.
Y en el andar las heridas cicatrizan
para llevarnos a reflexionar
Creo, creo
en la patria buena,
Creo, creo
en el canto necesario,
Creo, creo
en la unión de los pueblos,
Yo creo, creo
en las sonrisas de los hijos
Creo…
Creo en mi tierra
Creo…
Creo en los sueños
Creo…
En tus ojos mi vida yo
Creo…
La libertad
Creo…
Latinoamérica unida
Creo
en Pachamama
Creo…
Creo en ti, creo en mi
Creo…
En el amor
Creo, creo…
Creo, creo…
Creo, creo…
La vida de Jesus de Nazareth fue una apuesta decidida por el amor, por mostrar el
verdadero rostro de Dios Padre/Madre tiern@-amoros@-just@-cercan@-
respetuos@-de-la-libertad-humana-hasta-el-extremo frente a una sociedad
acostumbrada a una visión de Dios Padre castigador-lejano-soberbio-exigente-
conforme-con-las-injusticias-humanas. Jesús, que no era clérigo, ni monje, ni
sacerdote, sino que era un simple artesano6, vivió en una sociedad que justificaba
4
Hasta donde sé es una cita anónima. La leí en un aviso colgado de la pared en una Casa de
Retiros de los jesuitas en Los Teques, y nunca olvidé esa frase.
5
"Lo que me preocupa no es el grito de los malos, sino el silencio de los buenos" Martin Luther
King
6
En lenguaje “eclesial”, es decir de la Iglesia actual, diríamos que Jesús fue un laico. En su
definición tradicional (anterior al Concilio Vaticano II 1962-1965), laic@ es todo aquel que no
pertenece a la Jerarquía ni está ordenad@. En la definición moderna del Vaticano II (de pronto
más fiel con el espíritu de l@s primer@s cristian@s) laic@ es todo aquel bautizad@ cuya vocación
la existencia de gente rica y gente pobre diciendo cosas como: <<que si hoy día
eres pobre es porque tu o tus padres o tus antepasados cometieron pecados y
Dios los castigo con la pobreza>> y los sacerdotes de la época aprobaban esa
forma de pensar7.
Jesús decidió amar preferentemente a los que eran vistos con indiferencia, optó
por los que la sociedad no tomaba en cuenta8, haciendo ver de este modo las
injusticias, lo cual constituyo un desafío a las autoridades religiosas y políticas que
pagó con su propia vida.
Por eso creo en el amor, como decisión y como opción. Decido amar y opto por
los pobres.
y misión corresponde construir el reino de Dios gestionando los asuntos temporales (vale decir los
no-religiosos) y ordenándolos según su Voluntad. Nótese el paso de una definición negativa (aquel
que no es/pertenece/hace/está/parece…) a una definición positiva (aquel cuya
misión/vocación/esencia/función es…)
7
Ver Job capítulos 29 al 31
8
Ver Lc 6, 20-26
familiares y personales, sino que nos permiten cierto grado de confort. A pesar de
no ser millonarios, ni “oligarcas” o “pelucones”, somos los afortunados del sistema.
Con respecto a la Iglesia, este siglo XXI presenta grandes desafíos, el mayor de
todos quizás sea el que demos respuestas del ayer a las preguntas del mañana,
como bien lo expresó el P. Pedro Arrupe12 hace unos años. Posiblemente, la crisis
vocacional que estamos viviendo actualmente se agudice a mediano plazo, lo cual
podría obligar a la jerarquía a reconsiderar el papel del laicado y de las mujeres
dentro de la estructura de la Iglesia, y si ello ocurriera, sería más por necesidad
que por convicción. En todo caso, a nosotr@s l@s laic@s nos corresponde la
misión de construir el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales.
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“A Igreja não tem um afã, uma pretensão de estar aqui apenas denunciando por denunciar. Eu
sou quem sente, mais que todos, a repugnância de estar dizendo essas coisas! Porém sinto que é
o meu dever, que não é sensacionalismo, mas simplesmente uma verdade. E a verdade temos de
vê-la com os olhos bem abertos e os pés bem firmes no chão, mas também com o coração cheio
do Evangelho e de Deus, para buscar soluções, não com imediatismos violentos, bobos e cruéis e
criminais, mas a solução da justiça. Só a justiça pode ser raiz da paz.” Oscar Arnulfo Romero,
Arzobispo de San Salvador, 27 de agosto de 1978, citado en “A forca espiritual da palavra do Dom
Romero”. Pablo Richard. Pg. 23.
12
Padre General de la Compañía de Jesús durante los años 1965-1983
No podemos eludir esa responsabilidad, independientemente de la situación en los
templos. El mundo necesita ser testigo del amor de Dios, en todos los ámbitos. No
cabe duda de que el principal sea la familia. Siendo ésta la célula fundamental de
la sociedad, es nuestro deber y salvación, como lo dice la liturgia, erigir familias
sanas y santas. Familias sanas, no sólo porque no se consuman drogas, sino
también porque practiquen la solidaridad y el compartir en vez de la competencia y
el egoísmo. Y santas, no tanto porque recen mucho, sino también porque
construyen la paz a su alrededor a través de la justicia.
En este sentido, bien podríamos decir que la casa es como el templo de l@s
laic@s, allí mora Papá/Mamá Dios en el mundo, en medio de su pueblo. Y la cama
sería el altar de los laic@s, allí donde se aman l@s espos@s, donde se concibe la
vida, donde se descansa la fatiga del trabajo y se comparten las alegrías,
tristezas, sueños y decepciones de la vida.
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“…el Orinoco y el Magdalena se abrazarán
entre canciones de selva
y tus niños y mis niños
le cantarán a la paz…”
“La Guerra del Petróleo” – Alí Primera