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LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

“Siente, no seas una máquina de pensar.”


(Enrique Miret Magdalena)

Los sentimientos que se pueden contar con palabras


dejan de ser sentimientos y pasan a ser definiciones.
Las definiciones de los sentimientos matan a los sentimientos.

Siento, luego existo.

“Aprovechar los sueños y los sentimientos mientras seáis jóvenes”


(Juana Marín)

“Los sentimientos son la base de una comunicación íntima”.


(Anónimo)

“Cuando estés triste, tolérate la tristeza: llora;


cuando estés enfadado, tolérate el enfado: grita;
cuando estés asustado, tolérate el miedo, tiembla;
cuando estés contento, tolérate la alegría: ríe;
pero siempre, expresa y siente.”
(Anónimo)

El que estén ahí de continuo no quiere decir


que haya que vivirlos sin intensidad.

Para ser feliz uno ha de expresar todos sus sentimientos.


La libertad es poder expresar los sentimientos.

“No te preocupes en explicar emociones. Vive todo intensamente,


y guarda lo que sentiste como una dádiva de Dios.
Si crees que no vas a conseguir aguantar un mundo donde vivir es
más importante que entender, entonces, desiste de la magia.”
(Brida, de Paulo Coelho)

“Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo,


las hacemos negativas cuando las reprimimos”.
(Jorge Carvajal)

La grandiosidad y la libertad de una persona están en su capacidad


para expresar espontáneamente sus sentimientos.

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

La diferencia entre saber y sentir es la misma que hay entre mirar y ver.

Aclaro desde el principio que en este asunto de los


sentimientos y las emociones tampoco hay un acuerdo
matemático. De hecho, la tendencia común es a
utilizarlos indistintamente para expresar lo mismo.
Si te quedas con la idea, y si eres capaz de dejar que
surjan libremente los naturales, y procuras rectificar los
artificiales, me es exactamente igual si al final cambias
la palabra sentimiento por la palabra emoción.

Yo escribiré desde el punto en que entiendo estos dos


asuntos, que es así: Los sentimientos son expresiones
más espirituales; son naturales y muy importantes en la
tarea de vivir, y las emociones son la reacción humana,
siempre condicionada, a esos sentimientos. Estas últimas,
tienen como característica común el que nos predisponen
y preparan físicamente para efectuar una acción.
Por tanto, los sentimientos surgen del fondo del Ser de
un modo natural y esencial, con franqueza y sencillez o
grandiosidad, y las emociones son las respuestas que da
nuestro estado de ánimo del momento, o el que tenemos
asociado mentalmente para esa situación. Ante el mismo
sentimiento reaccionamos de distinto modo según el día
que tengamos, según se cumplan o no las expectativas
que teníamos previstas, y, en otras ocasiones, tenemos

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

ya la reacción automática preparada y se manifiesta de


un modo inconsciente.

Es en el terreno de los sentimientos en el que,


generalmente, peor nos desenvolvemos.
Estamos más acostumbrados a los asuntos que son
tangibles o que creemos tener dominados.
Los sentimientos son etéreos, inclasificables, sensibles,
absolutamente personales y personalizados; se nos
escapan del control y de los dedos… ni siquiera se pueden
describir de un modo que los explique.
Hasta tal punto que, en nuestra necesidad de tenerlo
todo controlado, y del modo inconsciente con el que
habitualmente vamos por la vida, confundimos lo que
creemos o pensamos que sentimos, con lo que realmente
sentimos.
Si podemos pensarlo, no podemos sentirlo.
Por eso es mejor despensar, aunque no exista la palabra,
o descreer, para sentirlos cada vez con el efecto
distinto que nos provocan en cada momento distinto. Es
mejor no tener la respuesta mecánica correspondiente
preparada, sino dejarse afectar por los sentimientos.
Jamás sentimos el amor de la misma forma, ni siquiera
cuando es hacia la misma persona, y jamás el mismo
sentimiento tiene siempre la misma intensidad y el mismo
efecto.
Un sentimiento doloroso no afecta igual en un momento
eufórico que en otro momento depresivo.

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

Los sentimientos son ajenos a nuestro control, porque


forman parte de nuestra naturaleza esencial, son
instintivos, son ingobernables, y debieran ser libres para
manifestarse sin censura y tal y como son.
No nos dejan otra opción perfecta más que abandonarnos
a su efecto y dejarnos empapar por ellos; seguir su paso
por nuestra vida en el instante en que se producen, y
notar qué nos dejan; permitirnos la emoción sana y
natural que les corresponda; y sentirlos como una señal
de la existencia de Dios en la Vida y en nosotros.
Permiten que se haga realidad una de las gracias
concedidas al ser humano: la capacidad de vivir los
sentimientos.
Aunque el sentimiento es imposible de definir de un
modo concreto, más o menos, sería así:
Sentimiento: La capacidad expresiva inherente en el ser
humano, que surge naturalmente, con franqueza y
sencillez, del fondo del Ser.
(RAE: estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan
vivamente.)

A cada sentimiento le corresponde una emoción:


Emoción: La reacción que se produce en el interior como
respuesta a algo que viene del exterior y que se compara
con la información o expectativas que se tienen. Estado
de agitación que permite adaptarse a los cambios. (RAE:
alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va
acompañada de cierta conmoción somática.)

Una de las facetas apasionantes de la vida es poder vivir


los sentimientos con intensidad y consciencia.

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

Para poder hacerlo así es imprescindible que estén sin


contaminar, intactos, intachables, virginalmente puros,
libres de los condicionamientos con los que nos
manejamos habitualmente que nos exigen tener
preparado un modelo de emoción en respuesta ante cada
acción o sentimiento.
Los sentimientos son estados afectivos de ánimo, del
alma, y en sí son buenos porque son una expresión natural
del ser humano.
De ahí la necesidad de conocerlos todos, para poder
disfrutar más y mejor los buenos, para conocer la pureza
de su estado, para tener claro que nos van a aportar su
esencia con toda la calidad.
También conviene conocer las emociones, porque algunas
no nos van a gustar. Conviene saber por qué surgen, qué
las provoca, y, sobre todo, cómo nos comportamos cuando
estamos inmersos en ellas.
A fin de cuentas, nos manifiestan un estado interior, y
nuestra respuesta humana ante lo que no queremos para
Yo, por tanto, dejémosles que se manifiesten.
Desde el Yo Observador miremos tranquilamente el
entusiasmo, el dolor, la cólera, cómo estoy de nervioso,
de enfadado, qué cantidad siento de rabia o miedo, y una
vez visto, decidamos qué vamos a hacer con ello.
Yo debo decidir, y no debo permitir que uno de mis yoes,
desconocido y con dudosa capacidad de tomar
determinaciones importantes, sea quien decida.

Los sentimientos buenos aportan la sal a la vida: amor,


alegría, felicidad… estos conviene utilizarlos a menudo,

Francisco de Sales
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sacarles el jugo, la parte amable que le aportan a nuestra


existencia, la sonrisa que nos plantan, y la visión
encantadora de la vida que nos muestran.

POR SI NO LO SABES
Nuestros sentimientos proceden de nuestro estado de
ánimo y nuestras creencias, no de las circunstancias
exteriores y ajenas.
Los sentimientos no se pueden manejar desde la razón. Lo
que se debe hacer es sentirlos, seguir hasta donde nos
lleve su origen, promocionar que se presenten más a
menudo, conocer por qué se producen, apreciarlos,
valorarlos, reconocer en ellos la esencia de nuestra
humanidad…
No aplazar las emociones: hay que vivirlas en el momento
que se producen. No se pueden dejar para luego recrearlas
en otro momento. Sería imposible. Cuando están latentes
conviene investigarlas, sobre todo si nos parecen
desagradables, y conocer el origen de su formación para
poner remedio y evitar que se repitan.

REFLEXIONES PETULANTES
Sin emociones y sentimientos, el ser humano sería
monótono (de un sólo tono, o sea, aburrido) y uniforme (de
una sola forma, o sea, aburrido).
¿Qué tipo de vida tendríamos si no pudiéramos sentir
felicidad, ilusión, alegría, satisfacción, o amor?, ¿Te
imaginas una persona apática, sin expresión en el rostro,
inconmovible, inalterable, insensible...?
Todo esto es lo quiere decir falta de emociones y
sentimientos.

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

Para mí, lo importante es lo que uno siente, más que lo que


uno sabe.
Siento, luego existo, parafraseando al poeta, refleja
claramente mi opinión.

Sugiero el gozo de cada uno de los sentimientos que se


producen. Sugiero prestarles siempre la atención intensa
de la primera vez. El hecho de que se presenten
cotidianamente no menosprecia su valor, y convienen
prestarles toda la capacidad de atención posible porque
todos llevan una enseñanza para nuestro camino espiritual.

La vida sin sentimientos es aburrida.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL


Para mí, los sentimientos son palabras de Dios, mensajes
muy personales que verifican nuestra capacidad de estar
vivos y saberlo. Nos recuerdan Su Presencia.
Son soplos de aire de vida que nos recuerdan el aspecto
más espiritual del ser humano, y nos recuerdan que no
debemos olvidarnos de nuestra auténtica esencia, que es
divina.

SECCIÓN GRATIS
He inventado una palabra: SENTIBILIDAD.
Es la capacidad de utilizar y disfrutar los sentidos, los
sentimientos, y la sensibilidad.
Piensa en ella, y verás que te confirma ideas acerca de algo que
te gustaría modificar en ti…

EMOCIÓN: (RAE: Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o


penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.)

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

Las emociones más auténticas son:


AMOR
ALEGRÍA
MIEDO
TRISTEZA
RABIA
Existen más, pero no he encontrado que haya acuerdo
general; unos añaden otras pocas y otros añaden muchas.
Estas que has leído son las más auténticas, aunque hay
otras.

VISTO DE OTRO MODO


Haya un solo gran sentimiento, que es el amor.
Si las que cosas que nos suceden son agradables, las emociones también lo
son: felicidad, alegría, afecto, paz…
Las emociones desagradables, en cambio, indican el rechazo que sentimos
hacia la aceptación de las cosas que no deseamos o no nos gustan: rabia
(que puede ser buena si se canaliza bien), aflicción, amargura, angustia,
celos, antipatía, miedo, odio, tristeza, envidia…

VISTO DE OTRO MODO


Siempre estamos confundiendo emociones y sentimientos, y les damos el mismo
trato. Son dos palabras que las aprovechamos para describir los mismos
estados (en realidad son distintos estados) y como son palabras simplemente,
no es necesario discutirlas, sino solo exponerlas.
El sentimiento, dice el diccionario, es “la impresión y movimiento que causan
en el alma las cosas espirituales”. Está bastante bien descrito. Para mí, el
sentimiento es una sensación (dice el diccionario que sensación es la impresión
que las cosas producen en el alma por medio de los sentidos), y es una
sensación que surge del fondo del Ser, natural, inherente, sin forzarla. Yo creo
que solo hay un gran sentimiento y es el amor.
El sentimiento centra al Ser.
En cambio, la emoción es una reacción que se produce en el interior como
respuesta a algo que viene del exterior y que se compara con la información o
expectativas que se sienten en lo profundo, y que, debido a la armonía o
disconformidad que produce, se expresa sin razón. No es tan complicado como
la descripción. Veamos. Yo me presento a un examen con expectativas de que

Francisco de Sales
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voy a aprobarlo. Eso es lo que siento dentro de mí y eso es lo que espero


que suceda. Si no lo apruebo, al saber el resultado negativo y comprobarlo
con el que esperaba, se produce una reacción de distinta intensidad y matiz,
que depende de la persona. Por ejemplo, puede producir odio hacia el
examinador, rabia contra mí por no haber estudiado más, desesperación frente
a mi futuro, frustración general, ira, indignación, tristeza, temor, envidia… todas
son emociones en las que no hay una gran presencia de amor, y tienden a
descentrar al Ser y a la persona.
La creencia de que poseemos el control sobre nuestra vida emocional es
completamente falsa, y es a partir de esa falsedad que deriva gran parte de la
infelicidad de la persona, ya que trata de aferrarse a sí mismo, y quiere ser
igual en cada momento, y que cada situación le produzca la misma emoción, y
eso no es cierto. Cuando oímos una canción por enésima vez no nos produce
la misma emoción que la primera; puede ser más intensa, porque nos trae un
recuerdo agradable, o puede ser hastío por la repetición o porque ya no
estamos en “aquel” momento de la primera vez. Por tanto, pretender controlar
lo incontrolable, pretender manejar desde la razón un asunto de las emociones,
es imposible. Intentamos crear una corriente de emociones con la que en
realidad no podemos contar, porque los fines se basan en los medios, y los
medios de esa corriente son cada una de sus gotas. En el momento que
somos conscientes de ello, se superan las batallas emocionales internas y se
empiezan a ganar guerras. Cuando uno se mira a sí mismo, acaba
comprobando que no todo es culpa suya. Cuando uno deja de estar en
tensión, a la defensiva de los demás, los que le intenten atacar en sus
emociones, está más atento a su “ahora”. Quien no está aferrado y viviendo
su ayer, podrá experimentar una amplia gama de emociones. No ve un único
reflejo de sí mismo: ve muchos y ninguno es más cierto o más falso que otro.
Deja en paz la mente, y recobra el sentimiento y las emociones.
Siento, luego existo.
Lo importante es lo que sientes, no lo que sabes.
Sé consciente de tus sentimientos, descúbrelos, conócelos, acéptalos, acláralos,
no pierdas el contacto con ellos, permanece a su lado, vive con ellos.
El sentimiento, en sí mismo, no es bueno ni malo. En el “sentir” no hay ni
virtud, ni pecado; otra cosa es obrar o no según el sentimiento.
La mejor manera de conocerlos para que no hagan daño, o de aprovecharlos,
para que nos sean útiles, es comenzar por permitirles que se asomen a la
conciencia cuando y como gusten, sin censura o precisión de ninguna clase.
Estoy enfadado, estoy nervioso, siento rabia, tengo miedo. Muy bien. Observo
tranquilamente mi rabia, mi nerviosismo, mi enfado o mi entusiasmo, mi afecto
o mi dolor…y luego decido libremente qué medidas quiero y tomar.
Claro que esto produce dudas en el interior. A la pregunta de que si hay que
expresar las emociones, los dolores, el sufrimiento, cada uno deberá contestar

Francisco de Sales
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por sí mismo. Por una parte se debe comprender que la persona es Una, y
que toda emoción necesita del gesto que la expresa para realizarse. Si
estamos encolerizados, sólo podremos desplegar totalmente nuestra cólera si
somos capaces de golpear la mesa con los puños. Porque el gesto no sólo
expresa a la persona, sino que es la persona en su modo de expresarse. ¿Y
qué pasa si lo expreso?... no es un problema de los demás si tenemos dolor,
si estamos de mal humor o si experimentamos tristeza. Pero, al mismo tiempo,
esto no debe convertirse en una mentira para nosotros mismos.
A medida que expresamos de manera más abierta nuestros sentimientos,
tenemos menos necesidad de precavernos ante las amenazas externas, ya que
en lugar de ocultarlos, la persona abierta los utiliza como guía para interpretar
el mundo en vive.
Cuando no vivimos con nuestros sentimientos, no vivimos en un mundo real.
Culpar a otros no les quita su capacidad de herir ni disminuye su intensidad.
Es posible disfrazarlos, negarlos, racionalizarlos, pero el sentimiento doloroso no
desaparece hasta que ha recorrido su curso natural. En realidad, cuando
eludimos un sentimiento, sus efectos dolorosos suelen prolongarse y resulta
cada vez difícil dominarlo.
Existen, básicamente, dos tipos de sentimiento; los positivos, que incrementan
el propio sentido de la fuerza y bienestar, el sentido de plenitud, de vida, de
totalidad y esperanza, y los negativos, que se interfieren en el placer, agotan
la energía y dejan a la persona extenuada, con una sensación de bloqueo,
vacio, y en soledad.
Uno de los objetivos de la vida es sentirnos cómodos con nosotros mismos y
aceptar nuestros sentimientos sin fingimientos.
Al mismo tiempo que se expresan los sentimientos, hay que estar atentos a la
información que sale desde el interior mediante esos sentimientos.
Conviene vivir y sentir con total intensidad cualquier emoción, cualquier
sentimiento que se manifieste, porque en ese preciso momento de expresión es
cuando se puede captar toda la intensidad que emana. Si siento una emoción
de gratitud hacia la vida no debo aplazarlo hasta llegar a casa y poder estar
encerrado en mi habitación, porque después no podré recrear el ambiente
emocional que me ha llevado hasta esa situación. Si siento emoción frente a
una puesta de sol, no debo esperar hasta llegar a casa para repetirla con más
tranquilidad, porque en mi imaginación el sol no tendrá el mismo color, ni mi
mirada será tan amplia como cuando miro con los ojos reales, ni la sensación
de grandeza de la Creación se podrá expresar en mi habitación cerrada.
Cada persona tiene la posibilidad de vivir las emociones de la forma más
sublime, o de la forma más denigrante. A cada persona le queda la opción de
sonreír a las adversidades o de no disfrutar de las cosas buenas de la vida.
Cada uno es, siempre, libre de encarar la misma situación de diferentes formas
y de quedarse con el sufrimiento aparente y externo de las emociones

Francisco de Sales
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dolorosas, o de encontrar en ellas la lección magistral y bella que esconde


cada una de esas situaciones que hemos elegido vivir.
Cada persona es propietaria exclusiva de sus emociones y tiene el poder de
hacerlas sus aliadas. Cada persona tiene en sí la responsabilidad de hacerse
feliz, y la obligación de evitarse las emociones dolorosas que sean
prescindibles. Cada persona puede aprender por si misma o esperar sus
reacciones emocionales descontroladas. Cada persona es el Dios de su
Universo Personal.

POR SI NO LO SABES
Las emociones son importantes para la el uso de la razón.
Hay opiniones que afirman que tenemos, metafóricamente,
dos tipos de cerebros, uno racional y otro emocional, y dos
tipos de inteligencia, racional y emocional, y que se
relacionan entre ellos con suma facilidad. De hecho, y sin
que nos demos cuenta, en muchas ocasiones, cuando
creemos estar pensando, en realidad estamos sintiendo, y
le hacemos creer al cerebro que “hemos pensado” cuando
en realidad “hemos sentido”, ya que las emociones dirigen
las decisiones.
Quizás sólo actúa en exclusiva el cerebro “racional” cuando
nos desbordan las emociones: al estar tan afectadas
pierden parte de sus capacidades, y tiene que ser el
raciocinio frío quien gobierne. Es por eso por lo que
sabemos que cuando estamos emocionalmente afectados
no somos capaces de pensar con claridad.
Es innegable el poder de los sentimientos sobre la razón.
Muchas veces, el corazón nos dice una cosa y la razón otra
distinta, y, muchas veces, aunque sepamos que
deberíamos obedecer a esta última, nos decantamos por la
primera aún siendo conscientes de que no es lo adecuado.
Se han hecho varios estudios acerca de cómo las
emociones positivas nos dan mejor calidad de vida, y más
larga.
Se analizaron los cuestionarios que habían rellenado cada
uno de los 839 pacientes que habían acudido 40 años

Francisco de Sales
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antes a la Clínica Mayo. Con ellos pretendían averiguar si


la actitud de esas personas era positiva o negativa.
Comprobaron que de los casi 200 que habían fallecido
hasta entonces, los que tenían una actitud positiva habían
vivido un 19% más que los pesimistas.
Hay otro estudio sobre 180 monjas que habían presentado
al ingresar en la orden una exposición de sus esperanzas
para el futuro. De las que eran más optimistas, más del
90% sobrepasaron los 85 años, frente al 34% de las
pesimistas.
Otro estudio sobre 2000 mejicanos de más de 65 años
demostró que los participantes más felices tenían dos
veces más de probabilidades de sobrevivir que los infelices.

TRABAJA TÚ
Le preguntaron a Beethoven lo que quería expresar con la Tercera
Sinfonía, y contestó: “Si pudiera expresar con palabras lo que
significa, no necesitaría expresarlo con música”.
Me gusta decir que cuando un sentimiento se pone en palabras,
deja de ser sentimiento para convertirse en un pensamiento
razonado.
Los sentimientos son para sentirlos.
Así que no te preocupes de ponerles palabras, de asemejarlos a
algo, de darles forma o concepto, de encasillarlos… sólo vívelos.
Quédate con la sensación, con la emoción, con el escalofrío…
Vívelos con toda la intensidad. Cuando sientas que es el
momento, abandónalo todo, la razón y el control, y quédate en tu
totalidad a sacarles el jugo.
A todos. Sí, digo bien: a todos. Incluso los que te parezcan menos
agradables, no los rehúyas. Mientras estén, atiéndeles, quédate
con lo que te aporten, que será bueno, sobre todo, para tu
sentibilidad: esa capacidad de utilizar y disfrutar los sentidos, los
sentimientos, y la sensibilidad.

Francisco de Sales
LOS SENTIMIENTOS Y LAS EMOCIONES

ATENCIÓN
Sé consciente de tus sentimientos. Descúbrelos,
conócelos, acéptalos, tenlos siempre presentes, no pierdas
el contacto con ellos, vive con ellos. Conócelos, disfrútalos.

ATENCIÓN
Todas las emociones están ligadas a una sensación
corporal. No se pueden sentir emociones sin que nuestro
cuerpo nos lo haga sentir mediante alguna sensación:
opresión en el pecho, nudo en la garganta, rubor,
transpiración, cosquilleo, bostezos, acaloramiento, tensión,
cefaleas, etc.
Todos estos síntomas nos están indicando que estamos en
presencia de emociones que debemos reconocer y
expresar para disminuir el nivel de stress. Sin stress no
podemos vivir, pero tienes que conseguir que no esté ni
alto ni bajo.

RESUMIENDO
Sentimientos: son naturales y convenientes, y ceo que forman
parte de lo puro del ser humano.
Emociones: se pueden controlar, modificar, eliminar, dulcificar…
ya estás haciéndolo con el proceso de Descubrirte.

Francisco de Sales

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