You are on page 1of 10

Cadernos de Consulta Psicológica 73

1988,4, 73-82.

Maltrato Infantil: Un Modelo de Intervención desde la


Perspectiva Sistémica

E. G. Fuster, F. García y G. Musitu Ochoa *

El objetivo de este trabajo es ofrecer un modelo de comprensión e intervención en el


maltrato infantil. Desde la perspectiva ecológica se considera el maltrato infantil como
resultado de la interacción de factores múltiples anidados en distintos niveles ecológicos
(sistema individual, familiar y social), dentro de los cuales incluimos: características del
niño y variables del sistema social tales como estrés ambiental, aislamiento social e
interacciones familiares disfuncionales. Dada la naturaza multidimensional del maltrato del
niño, se insiste especialmente en la necesidad de utilizar medidas de evaluación específicas
para los distintos sistemas relacionados con esta problemática social, con la finalidad de
precisar la naturaleza de la intervención en función de la fuerza o debilidad de los distintos
sistemas implicados.

Introdución mayor pobreza lingüística, menor competencia


académica, mayores problemas de disciplina y un
Nada nuevo descubrimos, ni nadie se menor ajuste escolar.
sorprende ya, si afirmamos que el maltrato infan- En cuanto a las repercusiones en el desarrollo
til es un creciente problema en nuestra sociedad, psico-social distintos autores (Timberlake, 1981;
de graves consecuencias negativas en el desar- Aber y Alien, 1987; Musitu, 1987; Musitu et al,
rollo físico, intelectual, y emocional del niño, y 1985; Escarti y Musitu, 1987) han puesto de
cuyas repercusiones como señalan Gelles y Cor- manifiesto las consecuencias negativas del mal-
nell (1985), se extienden más allá del niño trato infantil, reflejadas principalmente en el de-
víctima, a la familia y a la sociedad. sarrollo de una pobre autoestima y en un defi-
No obstante, y a modo de ejemplo, podemos ciente ajuste personal y social. También en este
recordar algunas: mismo sentido, Kinard (1980) señala que los
- En primer lugar, el maltrato físico puede niños maltratados expresan problemas en cinco
provocar al niño serios daños que pueden abarcar áreas del desarrollo emocional: menor autoes-
cualquer lesión en el cuerpo, hasta retraso men- tima, conductas agresivas, desconfianza hacia las
tal, o parálisis cerebral. Por otra parte, la negli- personas, pobre integración en el grupo de
gencia en forma de desnutrición, falta adecuada iguales y problemas de autoidentidad.
de cuidados médicos, etc... puede ocasionar, a Otro conjunto de trabajos han puesto de
largo plazo, efectos sobre el desarrollo normal manifiesto la relación entre el maltrato y el desar-
del niño. rollo de conductas no valoradas socialmente
También el maltrato y la negligencia pueden como la agresión, problemas de conducta, con-
causar en el niño graves problemas en el desar- sumo de drogas y alcohol, delincuencia y desar-
rollo de su competencia psico-social. Así por rollo de psicopatologías (Rollins y Thomas,
ejemplo, autores como Martin (1980) y Gutié- 1979; Green, 1978; Musitu y Estarelles, 1986).
rrez y Musitu (1986) concluyen que las víctimas Es también de destacar, el hecho señalado por
del maltrato expresan bajos niveles intelectuales, distintos autores (Tunla y Paivi, 1983; Huesman
et al., 1984), de que aquellos niños que han sido
objeto de maltrato en su familia se comportarán
* Área de Psicología Social, Facultad de Psico muy probablemente, cuando sean adultos, de la
logía, Universidad de Valencia, España. misma manera que lo hicieron sus padres con
74 E. G. FUSTER, F. GARCÍA Y G. MUSITU OCHOA

ellos, manteniéndose así el ciclo intergenera- mediante la mejora y fortalecimiento de su con-


cional de la violencia familiar. texto familiar y social.
Si, en cambio, puede resultar más sorpren-
dente, que a pesar de las serias consecuencias del La perspectiva ecológica
maltrato infantil, puestas de manifiesto por nu-
merosos autores, sean relativamente pocos los in- Tradicionalmente, el maltrato infantil se ha
vestigadores que han desarrollado programas considerado como resultado de deficiencias indi-
concretos y estrategias efectivas de intervención viduales, atribuyéndose las conductas de violencia
que den respuesta a este acuciante problema so- y maltrato hacia el niño a características de
cial. personalidad, desordenes psicológicas, y otras
No es extraño pues, que cuando nos enfrenta- "anormalidades" intraindividuales. Sin em-
mos al complejo fenómeno del maltrato infantil, bargo, distintas investigaciones indican que tan
y lo hacemos planteándonos la urgente necesidad sólo un 10% de los casos de violencia familiar
de elaborar y aplicar programas efectivos de in- pueden atribuirse "exclusivamente" a rasgos de
tervención, probablemente, y antes que otras personalidad, enfermedades mentales, o psicopa-
consideraciones, nos surja una pregunta aparen- tologías (Steele, 1978).
temente sencilla, cuya respuesta, como suele Sin dejar de reconocer la importancia de los
suceder, presenta serias e importantes difi- factores individuales, y la eficacia en un número
cultades: Que podemos hacer? A esta pregunta, reducido de casos, de soluciones centradas en el
posiblemente, seguirán otras, de similar formu- individuo (Gelles y Cornell, 1985), esta perspec-
lación aunque con el mismo grado de dificultad tiva individual cuestionada por numerosos au-
en su respuesta, algunas de las cuales podrían ser: tores (Gelles, 1973; Parke y Lewis, 1981; Musitu,
Como podemos penetrar y ser aceptados en el 1981), ha dado paso a nuevos modelos conceptu-
mundo privado de la familia?, Como podemos ales que, desplazando y ampliando el análisis
reestructurar el sistema familiar?, Como pode- desde el individuo al contexto social, enfatizan la
mos romper el circulo de violencia en una fa- interdependencia entre la familia, la comunidad y
milia?, Como podemos prevenir el maltrato in- el contexto cultural, en el desarrollo y control del
fantil?... maltrato infantil, y la importancia de los sistemas
de apoyo formales e informales así como de los
Obviamente, no aspiramos en este trabajo a
valores culturales en la modulación de los pa-
dar cumplida respuesta a todos y cada uno de
trones de interacción familiar.
estos interrogantes, sería evidentemente preten-
De estos modelos, entre los que se encuen-
cioso por nuestra parte, más aún, si como pen-
tran, el modelo interaccional-social (Parke y
samos la naturaleza de la intervención en el mal-
Lewis, 1981), el modelo psicosocial (Gelles,
trato infantil no admite "recetas". Al contrario,
1973) y el modelo sociológico (Gil, 1975), cabe
desde la perspectiva que sostenemos aquí, el
destacar el modelo ecológico (Belsky, 1980;
maltrato infantil se considera como resultado de
Bronfenbrenner, 1979, 1986; Garbarino, 1977).
la interacción de múltiples factores, y por tanto,
No obstante, en todos ellos se asume que no hay
cualquier estrategia de intervención implicará,
una sola variable que de cuenta de la conducta
para cada caso, el conocimiento previo de la
parental, asociándose el maltrato a una com-
contribución relativa de esos factores.
binación de factores que, como señala Wolfe
Desde este punto de vista, nuestra pretensión, (1985) en su revisión, incluyen características de
más modesta, será la de ofrecer un modelo de los padres tales como depresión, déficits en
comprensión, evaluación y tratamiento que, re- habilidades y percepciones sesgadas de la con-
conociendo la naturaleza multidimensional del ducta del niño; características del niño tales como
maltrato infantil, evite, siempre que sea posible, temperamento difícil, hiperactividad o handicaps
todas aquellas medias que impliquen la insti- físicos e intelectuales; y variables del sistema
tucionalización y la separación del niño de su social tales como estrés ambiental, aislamiento
ambiente familiar, dirigiéndose fundamen- social e interacciones familiares disfuncionales.
talmente a la neutralización de todos los procesos Dentro ya del modelo ecológico, los individ-
que deterioran el desarrollo psicosocial del niño, uos se consideran inmersos en sistemas
MALTRATO INFANTIL 75

múltiples, ecológicamente conectados, y con in- naturaleza compleja y multidimensional de este


fluencias directas e indirectas en la conducta, lo fenómeno, como por su valor pragmático, al deri-
cual implica que los problemas de conducta varse de ellos unos criterios de evaluación más
deben comprenderse dentro de su contexto apropiados que ofrecen por tanto unas bases
sistémico. Desde este punto de vista, el maltrato sólidas para el desarrollo de intervenciones más
del niño es considerado desde una paradigma de efectivas en el maltrato infantil.
sistemas, como el resultado de la interacción de
factores múltiples anidados dentro de distintos Modelo de intervención en el maltrato
niveles ecológicos: el sustrato individual, re- infantil
laciones familiares, transacciones familiares con
sistemas extrafamiliares y variables culturales Evaluación
que apoyan el maltrato.
Desde esta perspectiva, el contexto social en Dada la premisa, desde un modelo ecológico,
el que la familia se inserta posee una importancia de la multideterminación y la multidimensionali-
máxima en la explicación de los fenómenos dad del maltrato infantil, se asume que la in-
familiares (Garbarino, 1982). Evidentemente, la tervención puede necesitar centrase en cualquiera
familia no es una unidad independiente del resto de los sistemas implicados en el maltrato o en la
de los contextos sociales y, por ello, el compor- combinación de los mismos (Brunk et al, 1987).
tamiento de la familia no puede comprenderse ni Desde este punto de vista, la naturaleza exacta de
explicarse totalmente, desde la perspectiva de un la intervención dependerá, para cada familia, del
sistema cerrado, puesto que gran parte de las con- peso y contribución relativa de cada uno de los
ductas que ocurren en el nivel familiar, pueden sistemas. Para ello, puede sernos útil evaluar los
derivarse de transacciones entre las familias y sus problemas en tres categorías que se corresponden
miembros, y el medio social donde la familia está con los distintos niveles de sistemas relacionados
inmersa. con el maltrato: sistema individual, sistema famil-
A este respecto son de gran relevancia los iar y sistema social.
trabajos de Garbarino (1976) y Garbarino y Sistema individual: En este sistema se in-
Crouter (1978), en los que se pone de manifiesto cluyen aquellas características y déficits indi-
la importancia de los indicadores socioeconómi- viduales que pueden contribuir al maltrato. Entre
cos generales (pobreza, desempleo, estatus...) y las variables relevantes para los padres se encon-
los sistemas de apoyo informales (parientes, trarían: historia psicobiográfica, depresión, car-
amigos, vecinos, organizaciones informales) y acterísticas de personalidad (pobre autoestima,
formales (acceso a la educación, la salud, sis- rigidez, inmadurez, dependencia, neuroticismo),
temas de apoyo socioeconómico) en la regu- déficits en habilidades (autocontrol de la agre-
lación de los niveles de abuso y maltrato infantil. sividad, disciplina, solución de problemas), con-
Estos trabajos, en los que se insiste en la neces- sumo excesivo de drogas o alcohol, y expectati-
idad de reconocer la posición de la familia en la vas inapropiadas con la edad del niño (falta de
comunidad y la importancia de la disponibilidad congruencia con el nivel de desarrollo del niño)
y uso de los sistemas de apoyo social sugieren (Belsky y Vondra, 1987). En cuanto a las vari-
además que las familias con altos índices de ables relevantes referidas al niño pueden desta-
maltrato están socialmente aisladas, tienen pocas carse: handicaps físicos e intelectuales, proble-
relaciones fuera del hogar, no participan en or- mas de disciplina, hiperactividad, impulsividad y
ganizaciones y actividades de la comunidad, y agresividad. A este respecto, puede ser útil el
generalmente hacen poco uso de los sistemas de cuestionario de conducta infantil de Conners
apoyo social. (contestado por los padres), a partir del cual
En definitiva, la relevancia de estos modelos podemos obtener la percepción global de los
conceptuales, debe valorarse, tanto por su impor- padres de la conducta del niño, así como un índice
tancia teórica, en el sentido de que se promueve délas expectativas de los padres hacia la conducta
desde ellos una comprensión y explicación del de los hijos.
maltrato en el contexto más amplio de la familia, Sistema familiar: En este sistema resulta
la comunidad y la cultura, reconociéndose así la especialmente relevante el análisis y evaluación
76 E. G. FUSTER, F. GARCÍA Y G. MUSITU OCHOA

de las estrategias de control parental (repertorios gentes debería desarrollar un incremento de la


de control limitados e inefectivos, educación para cohesión y una mayor responsividad familiar.
la crianza de los hijos, disciplina basada en la Sistema social: Los criterios y variables rele-
violencia, control punitivo, rechazo y arbitrar- vantes para la evaluación en este sistema hacen
iedad), las influencias bidireccionales de las in- referencia al nivel de estrés global experienciado
teracciones padres-hijos (círculos coercitivos), la por los padres (desempleo, aislamiento social,
implicación afectiva, los conflictos maritales y la conflictos), a los sucesos y cambios vitales im-
insatisfacción matrimonial. Un instrumento portantes en la unidad familiar y a las relaciones
adecuado para evaluar el sistema familiar es la de la familia con sistemas extrafamiliares. Para la
Escala de Clima Familiar (FES; Moos y Moos, evaluación del estrés pude sernos útil el esquema
1981; Tea, 1984). Esta escala, ubicada dentro de de valoración de la adaptación vital de Dana
los planteamientos ecológicos, permite evaluar y (1984), en el que, junto con aquellas variables
describir las relaciones interpersonales entre los relevantes para el análisis de los estresores (dura-
miembros de la familia, los aspectos del desar- ción, magnitud, intensidad, nivel y fuentes actu-
rollo que tienen mayor importancia en ella y su ales de estrés) se consideran los recursos y habili-
estructura básica, a través de tres dimensiones: dades del sistema, la motivación para el cambio,
Relaciones (cohesión, expresividad y conflicto), así como las redes de apoyo social disponibles.
Desarrollo Personal (independencia, orientación En cuanto a las relaciones de la familia con
hacia el logro, orientación intelectual-cultural, sistemas extrafamiliares, y la importancia de
orientación activo-recreativa, y énfasis religioso éstos en mitigar el efecto potencial de los sucesos
moral), y Mantenimiento del Sistema (organi- vitales especialmente negativos, Lin et al. (1979,
zación y control). 1986) sugieren un análisis de las redes sociales de
Por otra parte, Brunk et al. (1987) sugieren la apoyo (familia, amigos, compañeros de trabajo,
utilización de tareas semiestructuradas de inter- etc.) y de los sistemas de apoyo formales en tres
acción padre-hijo (p. ej., enseñar al niño a com- niveles:
pletar diseños de bloques de dificultad creciente) - Grado de interacción y satisfacción en la
con la finalidad de examinar las estrategias de comunidad y vecindado;
control parental, y evaluar posteriormente los - Grado de participación en organizaciones
cambios en los mismos. informales y en actividades voluntarias, y;
Un aspecto importante de la evaluación en - Disponibilidad y uso de sistemas de apoyo
este sistema, con evidentes implicaciones para la social organizados (recursos sociales de asisten
intervención, es la diferenciación entre padres cia individual, uso de servicios profesionales,
abusivos (abuso: daño físico o psicológico no ac- etc.).
cidental resultante de amenazas serias a la vida También en este sentido, puede sernos útil de
del niño) y padres negligentes (negligencia: daño nuevo, la Escala de Clima Social (Moos y Moos,
o lesión a un niño como consecuencia de la falta
1981; TEA, 1984), fundamentalmente en sus
de cuidado o atención, y privación de los elemen-
subescalas IC (orientación Cultural-Intelectual)
tos considerados esenciales para el desarrollo
y AR (orientación Activa-Recreacional), en las
físico, intelectual y emocional). Los padres
que se evalúa el grado de interés en las ac-
abusivos han sido descritos como rígidos e intru-
tividades políticas, sociales, intelectuales y cultu-
sivos en sus relaciones familiares (Crittenden,
rales, así como el grado de participación en ac-
• 1981), mientras que los padres negligentes expre-
tividades sociales y recreacionales.
san bajas tasas de interacción con sus hijos
Una vez definidos los distintos sistemas re-
(Wolfe, 1985), y parecen ser menos responsivos
lacionados con el maltrato infantil es con-
en las relaciones padres-hijos a corto y largo
veniente, con fines operativos, seleccionar, tanto
plazo (Henggeler et al., 1985). Estas diferencias
los padres como el terapeuta, un número reducido
entre familias abusivas y negligentes, sugiere que
de problemas específicos, que se consideren que
la intervención en las familias abusivas debería
han contribuido al conflicto en la familia, y eva-
promover un incremento de la flexibilidad paren-
luarlos según una escala de severidad. Ello per-
tal en las respuestas a las conductas del niño,
mientras que la intervención en familias negli- mite, una vez clasificados los problemas en los
tres sistemas: individual (por ejemplo, depresión
MALTRATO INFANTIL 77

parental, conducta del niño hiperactiva), familiar tervención en la familia se centra en la adquisi-
(por ejemplo, conflicto marital, estrategias de ción o modificación de las habilidades para el cui-
control inadecuadas), y sistema social (desem- dado del niño, basándose las estrategias de in-
pleo, conflictos con los vecinos); obtener un Ín- tervención en la premisa de que los patrones
dice de severidad para cada categoría, y conocer violentos y abusivos se desarrollan como resul-
así la contribución relativa de cada sistema. tado de interacciones disfuncionales entre los
Un último paso, desde el punto de vista de la miembros de la familia. En este sentido, los pro-
evaluación, sería el desarrollo de un instrumento gramas de modificación tienen como finalidad la
(informes de cambio) que permita llevar a cabo reestructuración sistemática de la estructura rela-
un seguimiento y evaluación continua de la in- cional de la familia.
tervención, a partir de la evaluación de las per- Desde el supuesto de que las actitudes acerca
cepciones de la eficacia del tratamiento, las ne- del castigo físico pueden modificarse como resul-
cesidades de la familia y los cambios de esas ne- tado del aprendizaje de técnicas de disciplina
cesidades a lo largo del tiempo. alternativas, cada programa de intervención se
considera como un proceso de resocialización en
Intervención el que se intenta desarrollar nuevas habilidades,
aumentar la capacidad de los padres para incre-
El conocimiento de la fuerza y debilidad de mentar interacciones positivas padre-hijo y re-
cada sistema implicado en el maltrato infantil, ducir las conductas aversivas del niño. Breve-
así como la contribución relativa de cada uno de mente, el modelo de intervención de Patterson
ellos, determinada en el proceso de evaluación, incluiría los siguientes pasos: a) Establecer
premite centrar la intervención en un sistema claramente los criterios entre una conducta acept-
determinado (en función de la severidad able y no aceptable, b) Monitorizar la conducta de
evaluada) o en la combinación de cualquiera de los niños y operacionalizar tanto las conductas
ellos (en función de la multiplicidad de contex- aceptables como las no aceptables, anotando las
tos involucrados en la determinación de los reglas a seguir después de cada conducta, c) Es-
problemas y, en consecuencia, délas limitaciones tablecer contingencias consistentes para cada
de una intervención centrada exclusivamente en conducta, y entrenar a los padres en el uso de
uno de los sistemas). métodos más desapasiónales cuando sus hijos no
responden a sus demandas, como por ejemplo, la
Entrenamiento de padres Este modelo de in- retirada de privilegios, d) Enfatizar las conse-
tervención desarrollado desde el paradigma de la cuencias positivas de las conductas prosociales.
teoría del aprendizaje, se basa en los hallazgos del En familias con problemas, cuando los padres
grupo de Patterson (Patterson, 1977; Patterson, muestran afecto o alabanzas, suele deberse mas a
1979; Patterson et al., 1975), de un número de su estado de humor que a la conducta de niño, lo
situaciones que consideran causantes de las ten- cual puede ser una causa importante por la que los
siones familiares, y ofrece un conjunto de medi- niños se muestren insensibles a la aprobación
das, que han demostrado ser efectivas en la social. Desde este modelo, una vía para rees-
modificación de los modelos de interacción fa- tablecer la sensibilidad de estos niños es demos-
miliar disfuncionales. trar aprobación ante la conducta positiva, favore-
Patterson y sus colaboradores sugieren que la ciéndola con recompensas tangibles.
utilización del castigo corporal elicita la conducta
aversiva del niño, lo cual provoca subsecuente- Grupos de entrenamiento de padres. A
mente un mayor número de conductas violentas, unque de características similares de padres, esta
quedando atrapados padre e hijo en un "ciclo co- estrategia de intervención presenta importantes
ercitivo" que mantiene y hace perdurar el mal- diferencias y aportaciones respecto al modelo
trato (Crittenden, 1985). Los factores que con- anterior. Los grupos de entrenamiento de padres,
tribuyen a este proceso incluyen repertorios de basados en aquellos desarrollados por Wolfe y
control parental limitados o inefectivos, y altas sus colaboradores (1981), se centran en la in-
tasas de conducta aversiva del niño (Sandler et strucción de ambos padres (cuando esto sea
al., 1978). Desde este punto de vista, la in- posible) en el desarrollo humano y en las técnicas
78 E. G. FUSTER, F. GARCÍA Y G. MUSITU OCHOA

de educación del niño. Los tópicos para las mentar conductas positivas de los niños (Egan,
sesiones de entrenamiento, extraídos de Parents 1983). Por el contrario, los entrenamientos en
Are Teachers (Becker, 1971) y Lzvmg With Chil- habilidades sociales (Gil, 1983), han mostrado su
dren (Patterson, 1979), incluyen el uso de refuer- efectividad en la disminución y eliminación de
zos positivos contingentes, técnicas de disciplina los problemas asociados al aislamiento social:
no punitiva, la necesidad de consistencia paren- retraimiento o timidez, comportamiento agre-
tal, los efectos negativos de los métodos puniti- sivo, hiperactivo o impulsivo (Michelson et
vos de disciplina y la importancia de desarrollar al, 1987). No obstante, como señalan Michelson
interacciones padre-niño más positivas. Durante et al. (1987), ningún programa de habilidades so-
las sesiones de entrenamiento, cada familia iden- ciales puede remediar todos los déficits de habili-
tifica problemas específicos o situaciones con- dades sociales en todos los niños. Es conveniente
ductuales que requieran modificación. A con- realizar las modificaciones oportunas en el pro-
tinuación, se diseñan los programas de modifica- grama, ajustando los objetivos generales a aquel-
ción de conducta para cada familia y se llevan a las deficiencias manifestadas por cada niño.
cabo durante las siguientes sesiones de grupo. Asimismo, es importante que estas técnicas estén
Es importante destacar las ventajas que puede apoyadas por el ambiente donde interactúa el
reportar en esta estrategia de intervención, el niño (compañeros, padres, profesores, etc.).
contexto grupal donde se realiza el entrenam- Un programa adecuado, dirigido a paliar las
iento. Algunos estudios sugieren que el grupo de deficiencias, producto de los patrones de interac-
entrenamiento potencia los sistemas de apoyo ción familiar negativos permite, además, pre-
parental, disminuye el aislamiento social y ofrece venir futuras disfunciones sociales y múltiples
feed-back inmediato de los iguales en relación a efectos secundarios en el área afectivo-social
la solución de problemas de conducta (Wodarski, (Bierman y Furman, 1984).
1981). Asimismo, Enmketal. (1987) señala que
el entrenamiento de padres proporciona un mayor Modelo Multisistémico de Terapia. Aunque
decremento de los problemas sociales y capacita el entrenamiento de padres es un tratamiento
a los padres para disminuir su aislamiento social efectivo en numerosas situaciones, puede presentar
y establecer una red de apoyo social temporal. serias limitaciones cuando se aplica como la
Igualmente, Danger y Polster (1984) elabo- principal estrategia terapéutica para los múltiples
raron un proyecto sistemático y empírico para el problemas de las familias donde existe el mal-
entrenamiento de padres denominado proyecto trato. El modelo multisistémico de terapia, desar-
WINNING, el cual incorpora sesiones de video en rollado por Henggeler y sus colaboradores
el entrena-miento de padres y un programa costo- (Henggeler, 1982; Hengeller et al, 1986) es sin
efectividad que puede llevarse a cabo por para- embargo, consistente con el modelo ecológico
profesionales. La evaluación de este programa del maltrato. Frente al entrenamiento conductual
revela cambios sustanciales en las habilidades de padres, en donde las conceptualizaciones son
para educar al niño y en las interacciones padres- relativamente mecanicistas y lineales, un acer-
hijos. camiento sistémico expresa la causalidad circular y
subraya la importancia del contexto ecológico en
Entrenamiento en habilidades sociales. La el desarrollo de los problemas de conducta.
consideración del niño como un antecedente del Desde este punto de vista, el modelo
maltrato, implica la necesidad de considerar las multisistémico es similar a los acercamientos de
estrategias de tratamiento para el niño una vez terapia familiar (Haley, 1976; Minuchin, 1974)
que él abuso ha ocurrido. Gran parte de los en su supuesto de que los problemas de conducta
programas de intervención en el maltrato se han deben ser comprendidos dentro de un contexto
centrado en el entrenamiento de padres, no ob- sistémico. Sin embargo, en contraste con gran
stante aunque distintos estudios han indicado que número de modelos de terapia familiar, el modelo
el entrenamiento de padres es efectivo en reducir multisistémico también expresa el rol de las vari-
las conductas negativas del padre y del niño ables cogniti vas y de las variables extrafamiliares
(Lorber et al., 1984; Wolfe et ai, 1981), no está en el mantenimiento de los problemas de con-
claro que sea una estrategia efectiva para incre- ducta. En este sentido, los modelos sistémicos de
MALTRATO INFANTIL 79

cambio pueden ofrecer la flexibilidad necesaria A modo de conclusión


para intervenir en niveles múltiples y con pro-
cesos cognitivos, emocionales o instrumentales. Tanto los acercamientos individuales como el
Desde el modelo multisistémico se asume que ecológico han contribuido a nuestra comprensión
los problemas de conducta están multidetermina- del maltrato infantil. El potencial explicativo e
dos y que son multidimensionales, y que la in- interventivo de un acercamiento centrado estric-
tervención puede dirigirse a cualquiera de ellos o a tamente en el individuo puede desarrollarse
la combinación de sistemas, dependiendo de la mejor en aquellos padres que están repetidamente
fuerza o debilidad de los sistemas implicados. No implicados en conductas agresivas y violentas.
obstante, desde esta perspectiva, se utiliza en
todos los casos la reestructuración, la reunifica- La comprensión de estos padres desde esta
ción y tareas prescritas para cambiar los modelos perspectiva es importante, puesto que sus con-
de interacción familiares (Minuchin, 1974; Mi- ductas agresivas y violentas están localizadas en
nuchin y Fishman, 1984). Por otra parte, y en el individuo y exceden en gran manera las habitu-
función de los índices de severidad evaluados almente tolerables. No obstante, un acercamiento
para cada sistema se desarrollan distintos tipos de sistémico centrado en la familia, obviamente
estrategias interventivas: educación parental in- dentro de un contexto social y cultural, la escuela
formal en relación con las estrategias de control y los iguales, nos permite una comprensión más
del niño más efectivas y expectativas congruentes completa de la agresión y la violencia hacia el
con el nivel de desarrollo y conducta del niño. niño y con un rico potencial para una intervención
Programas de entrenamiento dirigidos a desarrollar más efectiva.
la capacidad de realizar funciones ejecutivas y Ambos acercamientos, el individual y el
lograr una mayor flexibilidad en los casos de sistémico no son contradictorios. Un sistema se
negligencia y abuso respectivamente. Terapia compone de contextos, los cuales definen el
familiar. Cambios en la relación de la madre con vínculo entre los individuos. Obviamente toda
la familia extensa. Entrenamiento y apoyo conducta individual ocurre en algún contexto y
emocional en la relación de los iguales con niños y es, de este modo parte de un sistema más amplio,
padres. Finalmente, en la mayoría de los casos, los todos los contextos humanos por definición in-
terapeutas actúan como nexo de unión con los cluyen individuos cuyas conductas contribuyen a
agentes externos para resolver dificultades de la la determinación del contexto. El diagnóstico de
familia, y potenciar las habilidades de toma de los padres agresivos y violentos puede benefici-
perspectiva social de los miembros familiares. arse, con frecuencia, de la evaluación de los otros
Es importante destacar, también en este caso, implicados en el contexto de interés. Incluso, la
las ventajas que reporta el contexto donde se ocurrencia de una conducta en un contexto
desarrolla la intervención. En este modelo, la específico puede depender en sus relaciones de
intervención se realiza con cada familia separ- los repertorios de respuesta de los otros en el
adamente, bien en su casa o en un contexto contexto; las habilidades y deficiencias son
clínico, lo cual facilita la generalización de las siempre, naturalmente, relativas a las competen-
habilidades aprendidas en el tratamiento y per- cias de los otros y a las demandas del contexto. A
mite encaminarse más directamente a los proble- su vez, una evaluación detallada de un contexto
mas de interacción familiar (Halperin, 1981). requiere del conocimiento de los repertorios de
Desde este punto de vista, la evaluación de este respuesta de los individuos y de cómo y con qué
programa demuestra su efectividad en la reduc- efectividad ajusten las respuestas requeridas por
ción de aquellos problemas experimentados sus roles y las actividades del contexto.
comúnmente en las familias abusivas y negligen-
El reconocimiento de la importancia de los
tes, observándose una reducción del estrés, una
factores individuales no debe eximir de los esfu-
mejora en los problemas individuales, cambios
erzos para comprender el contexto social donde
positivos en los patrones de interacción familiar,
ocurre la agresión y la violencia. Que nuestra
así como un incremento en la efectividad de los
concepción de estos problemas requiere el cono-
intentos de control de la conducta de los hijos
cimiento de los individuos y de sus sistemas
(Henggeler et al, 1986; Brunk et al, 1987).
sociales ha sido ilustrado por los agentes de influ-
80 E. G. FUSTER, F. GARCÍA Y G. MUSITU OCHOA

encia, tratamiento y control que se han venido agement with abusive parents. Journal of Clini-
exponiendo a lo largo de este artículo. cal Child Psychology, 12, 292-299.
Escartí, A. & Musitu, G. (1987). El niño abandonado
en la comunidad valenciana. Consellería de Tre-
Bibliografía ball i Seguretat Social.
Garbarino, J. (1977). The human ecology of child
abuse and neglect: a conceptual model for re-
Aber y Alien (1987). Effects of Maltreatment on search. Paper presented at the Biennale Meeting
Young Children's Socioemotional Develop- of the Society for Research in Child Develop-
ment: An Attachment Theory Perspective. De- ment. New Orleans, March.
velopmental Psychology, 23, 3, 406-414. Garbarino, J. (1977). The human ecology of child mal-
Becker, W. C. (1971). Parents are teachers. Cham- treatment: a conceptual model for research. Jour-
paign, IL: Research Press. nal of Marriage and the Family, 39, 721-736.
Belsky, J. & Vondra, J. (1987). Child Maltreatment: Garbarino, J. (1982). Children and families in the
Prevalence consequences causes, and interrup- social environment. Hawtome, NY: Aldine.
tions. En Crowell, D. H. el al.: Chilhood Agres- Gabarino, J. & Crouter, A. (1978). Defining the com-
sion and Violence: Sources of influence, Preven- munity context for parent-child relations: The
tion and Control. London: Plenum Press, 161- correlates of child maltreatment. Child Develop-
206. ment, 49, 604-161.
Belsky, J. (1980). Child maltreatment: An ecological Gelles, R. (1973). Child Abuse as psychopathology: A
integration. American Psychologist, 35, 320- sociological critique and reformulation. Ameri-
335. can Journal of Orthopsychiatry 43 (July), 611-
Bierman, K. L. & Furman, W. (1984). The effects of 612.
social skills training and peer involvement on the Gelles, R. J. & Cornell, C. P. (1985). Intímate violence
social adjustment of preadolescents. Child De- in families. London: SAGE.
velopment, 55, 151-162. Gil, D. B. (1975). Unraveling child abuse. American
Brofenbrenner, U. (1979). The ecology of human deve- Journal of Orthopsychiatry, 45, 346-356.
lopment. Cambridge, MA: Harvard University Gil, F. (1983). Entrenamiento en habilidades sociales.
Press. En Mayor y Labrador (Eds.): Manual de Modifi-
Brofenbrenner, U. (1986). Ecology of the Family as a cación de Conducta. Madrid: Allambra Univer-
Context for Human Development Research Pers- sidad. 399-430.
pecúves. Developmental Psychology, 22, 6, 723- Green, A. (1978). Psychopathology of abused chil-
742. dren. Journal of the American Academy of Child
Brunk, M., Henggeler, S. & Whelan, J. (1987). Com- Psych., 17,92-103.
parison of Multisystemic Therapy and Parent Gutiérrez, M. & Musitu, G. (1986). La disciplina fami-
training in the Brief Tratment of Child and liar y su relación con la autoestima, rendimiento
Neglect. Journal of Consulting and Clinical escolar y adaptación social. Boletín de la Aeoep,
Psychology, 52, 2, 171-178. Madrid, 6a, 5S, 6-38.
Brunk, M. A. (1985). Mother-son relationships of ju-
Halperin, S. L. (1981). Abused and non-abused chil-
venile felons. Journal of Consulting and Clinical
drens' perception of their mothers, fathers, and
Psychology, 53,942-943.
siblings: implications for a comprehensive fa-
Crittenden, P. M. (1985). Maltreated infants: vulnera-
mily treatment plan. Family Relations, 30, 89-
bility and resilience. Journal Child Psychol. Psy-
96.
chat., 26, 1,85-96.
Crittenden, P. M. (1981). Abusing, neglecting, pro- Henggeler, S. W. (Ed.) (1982). Delinquency and ado-
blematic, and adequate dyads: differentiating by lescent psychopathology: a family-ecological
patterns of interaction. Merril Palmer Quarterly, systems approach. Littleton, MA: Wright-PSG.
27, 201-208. Henggeler, S. W., Rodick, J. D., Borduin, C. M.,
Dana, R. H. (1984). Personality assessment: practices Hanson, C. L., Watson, S. M. & Urey, J. R.
and teaching for the next decade. Journal of Per- (1986). Multisystemic treatment of juvenile of-
sonality Assessment, 48, 1, 46-57. fenders: effects on adolescent behavior and fam-
Danger, F. & Polster, R. (1984). Wining: a systematic, ily interaction. Developmental Psychology, 22,
empirical approach to parent training. In Dangel, 132-141.
F. y Plocxer, M. (Eds.), Parent Training. Lon- Huesman,L.R.eíal. (1984). Stability of aggression
don: The Guilford Press, 162-201. on time and generations: Developmental
Egan, K. J. (1983). Stress management and child man- Psychology, V. 20, 6,1.120-1.134.
MALTRATO INFANTIL 81

Kinard, E. M. (1980). Emotional development in Rollins, B. C. & Thomas, D. L. (1979). A theory of


physicall abused children. American Journal of parental power and child compliance. In R.
Orthopsy., 50(4), Oct., 686-696. Cromwelland D. Olson (Eds.): Powers in fami-
Lin, N., Dumin, M. Y. & Woelfel (1986). Measuring lies. Beverly Hills, Calif.: Sage Public.
community and network support. En Lin, N.; Sandler, J., Vandercar, C. & Milhoan, M. (1978).
Dean, A.; & Ensel, W. (Eds.): Social Support, Training child abusers in the use of positive rein-
Life Events and Depression. London: Academic forcement practices. Behavior Research and
Press. Therapy, 16,169-175.
Lin, N., Simeone, R., Ensel, W. & Kuo, W. (1979). Smith, S.; Hansen, R. & Noble, S. (1973). Parents of
Social support, stressful live events, on illness: a batters babies: a controled study. British Medical
model and empirical test. Journal of Health and Journal, 5 (5889), 388-391.
Behavior, 20 (1), 108-119. T. E. A. (1984). Escalas de Clima Social. TEA Edi-
Lorber, R., Felton, D. K., & Reid, J. B. (1984). A social ciones.
learning approach to the reduction of coercive Timberlake, E. M. (1981). Child abuse and externa-
processes in child abusive families: a molecular lized aggression: preventing a delinquent life
analysis. Advances in Behavior Research and style. In R. J. Hunner y E. Walker (Eds.), Explo-
Therapy, 6, 29-45. ring the relationship between child abuse and
Martin, H. (1980). The consequences of being abused delinquency. Montclair: Osman and Co. Wa-
and neglected. In H. C. Kempe & R. E. Helfer shington.
(Eds.). The battered child. Chicago, University Tunla, T. & Paivi, R. (1983). Cases of family violence
of Chicago Press. 347-365. in childpsychiatric out patient clinic in Finland
Michelson, L, Sugai, D. P., Wood, R. P. & Kazdin, A. 7a Congreso International sobre Agresión y Fa-
E. (1987). Las habilidades sociales en la infancia. milia. Lausanne, Suisse.
Barcelona: Martínez Roca. Wodarski, J. S. (1981). Comprehensive treatment of
Minuchin, S.& Fishman, H. (1984). Técnicas de tera- parents who abuse their children. Adolescence,
pia familiar. Paidos. 16, 959-972.
Minuchin, S. (1974), Families and family therapy. Wolfe, D. A. (1985). Child-abusive parents: anempiri-
Cambridge, MA: Harvard University Press. cal review and analysis. Psychological Bulletin,
(Versión castellana, 1977, Granica Edito. Barce- 97,462-482.
lona). Wolfe, D. A.; Sandler, J. & Kaufman, K. (1981). A
Moos, R. H. & Moos, B. S. (1981). Family Environ- competency-based training program for child
ment Scale Manual. Palo Alto, CA: Consulting abusers. Journal of Consulting and Clinical
Psychologists Press. Psychology, 49, 633-640.
Musitu, G. (1984). Intervención Psico-Social en el
maltrato y abandono infantil. En Servicios So- Résumé
ciales: hacia una nueva definición. Diputación
provincial de Valencia. Fuster, E. G., García, F. & Musitu Ochoa, G. Mal-
Musitu, G. (1987). Agresión & Autoestima en el Niño traitement infantile: Un modèle d'intervention à partir
Institucionalizado: Rev. de Sociología. En de la perspective systémique. Cadernos de Consulta
Prensa. Psicológica, 1988, 4,73-82. L'objectif de ce travail est
Musitu, G. y Estarelles, R. (1986). Educación familiar, d'offrir un modèle de compréhension et d'intervention
identidad y conducta delictiva en adolescents. dans le mal traitement infantile. Dans une perspective
Ponencia en Jornadas sobre prevención de la De- écologique, on considère le mal traitement infantile
lincuencia. En prensa. comme étant le résultat de l'interaction de multiples
Parke, R. D. & Lewis, N. G. (1981). The family in facteurs situés a des niveaux écologiques différents
context: a multilevel interactional analysis of (système individuel, familial et social), dans lesquels
child abuse. In R. Henderson (Ed.), Parent-child sont inclues les caractéristiques de l'enfant et les vari-
interaction. New York: Academic Press. ables du système social telles que le stress de l'environ-
Patterson, G. R. (1979). Living with children. Cham- nement, l'isolement social et les interactions familiales
paign, IL: Research Press. disfonctionnelles. Étant donnée la nature multidimen-
Patterson, G. R., Reid, J. B., Jones, R. R. & Conger, R. sionnelle du mal traitement de l'enfant, on insiste
E. (1975). A social learning approach to family surtout sur la nécessité d'utiliser des mesures d'évalu-
intervention. Eugene, OR: Castalia Publishing. ation spécifiques pour les différents systèmes im-
Patterson, G. R. (1977). Accelerating stimuli for two pliques dans cette problématique sociale, afin de
classes of coercive behaviors. Journal of Abnor- préciser la nature de l'intervention en fonction de leur
mal Child Psychology, 5,335-350. forcé ou de leur débilité.
82 E. G. FUSTER, F. GARCÍA Y G. MUSITU OCHOA

Abstract between multiple f actors which are located at different


ecological levels (individual, family and social sys-
tems) and that include: child characteristics and social
Fuster, E. G., García, F., & Musitu Ochoa, G. Children system variables such as environmental stress, social
maltreatement: An interventionmodel from asystemic isolation and dysfunctional family interactions. Given
approach. Cadernos de Consulta Psicológica, 1988, 4, the multidimensional nature of children maltreatment,
73-82. The main goal of this work is to offer an the necessity of using specific assessment measures for
understanding and intervention model in children the different systems associated with the aim of clari-
maltreatment. From an ecological approach, children fying the nature of intervention as a function of the
maltreatment is considered as a result of the interaction strength or debility of the different systems involved.

You might also like