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Introducción
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Usaremos profesor como referencia a profesoras y profesores de modo a permitir una mayor fluencia de
escrita y lectura del texto.
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La cuestión de la formación inicial y permanente de los profesores va
unida, en primer lugar, a los múltiples elementos que componen el universo
educativo - tales como el didáctico, el pedagógico, el económico y el religioso -;
en segundo lugar, a la propia concepción de lo que caracteriza el proceso
formativo; y en tercer lugar, ala forma como es entendido el proceso de
formación permanente.
1. Referencia situacional
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De aquí en adelante usaremos apenas alumnos o estudiantes al referirnos a alumnas
y alumnos.
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(Braslavsky, 2002), lo que dificulta que los profesores sean valorados
profesionalmente así como la propia profesión.
Por otro lado, las emergencias de sala de aula y las carencias básicas de los
alumnos ocupan el tiempo integral del profesor necesitado de actualización. En
la mayor parte de las veces, la conciencia de ese hecho llegará al profesor
apenas cuando se adentrar por la primera vez en la escuela real, una vez que,
en la formación inicial, las universidades tienen dificultad de preparar los
futuros docentes con esta sensibilidad de análisis coyuntural. De esta manera,
el profesor no está formado al dejar la universidad, e peor, se constituirá un
profesional progresivamente con las marcas y las concepciones de cada una de
las dificultades por las que pasará ejerciendo sus funciones docentes.
El modelo de escuela criado en los siglos XVIII y XIX quería responder a las
necesidades culturales de su época: predominio de lo rural sobre lo urbano, el
comienzo de la industrialización, etc. La escuela era entendida como una
respuesta homogénea para la sociedad que también se consideraba
homogénea.
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las informaciones a disposición de todos, para que sirve el profesor
especialista?
Cuando nos referimos a “escuela”, lo hacemos de forma que parece que todas
las escuelas son iguales. No raramente comenzamos una reflexión diciendo “en
la escuela, los alumnos...”. Pero será verdad que la escuela es genérica a tal
punto que podemos tratar todas las escuelas como iguales?
Y es más, los padres de los alumnos de las escuelas parciales que estudian en
instituciones particulares están pagando cursos extra-escolares. Los alumnos
de las escuelas parciales pertenecientes a los sectores populares reciben, de
las escuelas, apoyo existencialista, como por ejemplo, refuerzo alimentario. En
la práctica la compresión de una escuela homogénea es ilusoria no sólo en lo
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que se refiere a su organización, a las condiciones de trabajo que ofrece al
profesor, al contexto cultural en el cual se insiere, pero fundamentalmente por
los alumnos que tiene.
El sueño de la escuela abierta para todos significó que entrasen por sus
portones no solo los niños y jóvenes mejor preparados, pero completamente
todos... En este contexto, todos quiere decir alumnos que aprenden más
rápidamente y los otros que no tanto. Familias más estructuradas y otras
viviendo la crisis de la modernidad.
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2. Marco teórico
A lo largo del tiempo, muchas fueron las corrientes que se siguieron como foco
de la formación docente. De acuerdo con Pérez Gómez (1998), cada una de
esas corrientes se estableció y estructuró en función de cómo se entiende la
práctica educativa. Para el autor, cuatro son las perspectivas básicas de
formación de profesores, que describimos brevemente a continuación:
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De acuerdo con Pérez Gómez (1998) esa modalidad de formación fue
desarrollada y ampliamente utilizada en los treinta últimos años siendo por
tanto aquella en la cual la mayoría de los profesores en la activa hoy fueron
formados sea en las universidades o durante la actuación profesional.
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El profesor es visto como un intelectual transformador, y su formación,
pensada para que él tenga perspectivas críticas sobre la escuela, la sociedad,
además del compromiso moral para contribuir con la formación integral del
joven y ayudar así a corregir posibles distorsiones y desigualdades sociales.
Son varias las diferencias que podríamos mencionar entre las cuatro
perspectivas presentadas, pero de entre todas ellas queremos destacar aquella
que, a nuestro juicio, es la más esencial. En cierta manera, aunque visen la
cualidad de la enseñanza y el aprendizaje, las tres primeras tienen como centro
el profesor, haciendo de sus necesidades la directriz para las propuestas de
formación continuada. No obstante, la última perspectiva de formación que
analizamos a partir de los estudios de Pérez Gómez, porque se sirve de datos
que provienen de la propia acción docente, en la realidad compleja de la sala
de clase de la escuela, puede contribuir para que los datos más relevantes
sobre las necesidades del aprendizaje de los alumnos se conviertan en
elementos de investigación y estudio, lo que, en cierta manera, ayudaría a
superar la distancia entre inversiones en educación y mejor cualidad de
enseñanza apuntada por Braslavshy (2002).
Con eso queremos decir que, aunque haya un escenario de crisis asociado a la
profesión docente y aun con tantos obstáculos a superar, hay mucho que hacer
y buenos frutos a recoger si asumimos una visión crítico-reflexiva sobre la
formación docente, centralizada en el análisis de los fenómenos ocurridos en la
sala de clase, visando la producción del conocimiento sobre la propia práctica,
más allá de un compromiso con la reconstrucción social.
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profesión liberal, en la que el sujeto, a partir de su formación inicial, va
construyendo sus deberes profesionales y sus competencias para actuar en el
sector y en comunidad y su reconocimiento viene naturalmente a partir de la
eficiencia y eficacia de su actuación.
Según las exigencias de la educación para el siglo XXI y las grandes tendencias
de la formación, el educador salesiano es un apasionado de lo que hace, sin
perder de vista las exigencias de hoy en vista de un mañana incierto. Él educa
para la vida, “con el corazón de Don Bosco”.
2.2.1. – Ciudadanía
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cualquier tiempo. Esto implica en que un desafío fundamental de la formación
docente es ampliar el horizonte cultural. En consecuencia, la formación inicial y
permanente, deberían prever varios tiempos y diversos espacios destinados a
recuperar y a re-significar formas abierta de ver el mundo, utilizando una
grande variedad de fuentes.
Don Bosco, aun joven, supo se servir de estas formas abierta, aprendió los
varios oficios: sastre, zapatero, agricultor, herrero, saltimbanqui, etc. y por eso
consiguió ser más eficiente y eficaz en la formación de os jóvenes de las clases
populares y pudo así, integrarlos en la sociedad como honestos ciudadanos.
Queremos decir con esto que, desde los orígenes de la Escuela Salesiana no se
piensa su educador sin que se piense su formación permanente a la formación
continuada se asocia la idea fundamental de que, cuanto más se reflexiona,
más el educador se compromete con aquellos a quienes está formando, y por
tanto más clara se queda su dimensión ciudadana en aquello que se refiere a
la profesión que escogió.
2.2.2. – Sabiduría
Una de las demandas más frecuentes hechas a los profesores del pasado era
que podrían responder todas las respuestas correctas y todas las cuestiones
planteadas. Ellos tenían que mostrar que eran capaces de conocer todo acerca
de todo. Esto estaba vinculado a una pedagogía tradicional y era uno de los
pilares para el aprendizaje memorístico. A partir de una perspectiva
pedagógica, tal situación producía un efecto contradictorio. Por un lado
permitía un abordaje más amplio para algunos contenidos instrumentales, a
través de la práctica de la enseñanza; por otro lado, promovía el
conservadorismo en la forma de enseñar, disminuyendo la oportunidad de
utilizar el diálogo socrático como practica de aprendizaje del raciocinio y del
cuestionamiento.
Alguien ya dijo: quien sabe tiene sabiduría. Tener sabiduría no significa tener
todas las respuestas, pero pensarlas ante una situación que exige tomada de
decisión, pesquisa, investigación. Tiene sabiduría aquel que, sabiendo,
consigue transmitir a otras generaciones no el saber en sí que es personal e
intransferible, si no el gusto por el saber, el valor del conocimiento. Es de eso
que tenemos necesidad.
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para que el hijo al comerla sienta el sabor de aquel conocimiento” (Libânio,
2006).
2.2.3. – Empatía
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La colaboración por razones de trabajo o por libre opción (medio camino
andado);
La corresponsabilidad de quien asume la misión común (educador).
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realidad multicultural arroja sobre la misión. La aceptación del amor que
proviene de Dios nos transforma en un nosotros que supera nuestras divisiones
y hace que nos convirtamos en una sola cosa, hasta que, al final, Dios sea
“todo en todos” (Colombo A., 2007).
2.2.4 – Institución
Uno de los mayores riesgos de las nuevas tendencias del siglo XXI, incluido el
desarrollo de las nuevas tecnologías de la formación y de la comunidad, es la
muerte de la vida pública, debido a la debilidad intrínseca de todas las
instituciones, incluidas las escuelas. Sin embargo, esa muerte no es natural. Es
influenciada por decisiones macro-políticas educativas y también por la vida
cotidiana de las escuelas. Sin duda, a partir de esa perspectiva, la muerte de
las instituciones no es deseable.
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En un ambiente en que la prioridad es dada a las personas y al crecimiento
integral de ellas, y donde la rigidez de los reglamentos ocupa el segundo lugar,
cada uno se siente parte viva de la comunidad, divide los proyectos y
problemas con todos, no es difícil que participe de sus soluciones, de acuerdo
con sus propias posibilidades. Por lo tanto, se trata de dar vida a las formas
institucionales educativas.
2.2.6. – Interculturalidad
Para cada uno y para todos los educadores, por aquello que compete a cada
uno en la institución, la estrategia intercultural interfiere en las intersecciones
que se críen en la complejidad concreta y vital del proceso formativo.
La educación “se coloca como objetivo directo para dar lugar a una articulación
y dominio personal de las múltiples y diversificadas estimulaciones culturales
que llegan a la vida de las personas en formación para que al final puedan se
referir a la adquisición de una autonomía de vida y de una identidad
sociocultural personalmente libre y creativamente solidaria, Esta es una
pedagogía de la gestión de la complejidad y de las opciones culturales intra-
psíquicas y relacionales que no eliminan, si no que son a favor del desarrollo
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de las potencialidades culturales de las personas o de los grupos (Pragnere y
Pragnere, 1988).
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Establecidas las bases en las que se piensa la formación permanente de
educador salesiano, pasamos ahora a la fase final de esa reflexión abordando
la forma como se concibe el propio proceso de formación continua.
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ineficaces, no atienden a los pilares establecidos, no ayudan al profesor a
superar las crisis educacionales, ni alcanzan su meta de una educación de más
cualidad para todos.
Por otro lado, cuando la comunidad se forma, ella también no se cierra, muy
por lo contrario. Si pensamos en lo que dijimos antes a respecto de la
institución como uno de los pilares de la formación del profesor, y en el hecho
de que tomamos como institución toda una comunidad educativa, en la
realidad todo nuestro entorno social - presencial o virtual - será preciso que
cada escuela se una a otras compañeras para ampliar horizontes e
aprendizajes. También es sabido aquel que reconoce cuando necesita de ayuda
externa.
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Si caminamos como deseábamos hasta aquí, debemos haber dejado indicios de
que para nosotros la escuela es escenario, es sujeto y es objeto de
transformación. En realidad, considerando las perspectivas actuales, podemos
pensar la escuela (o las escuelas) de muchas maneras diferentes sea como
espacios reales, sea como espacios virtuales, pero siempre como grande
agente de cambios, de formación de todos aquellos que por ella pasan.
3. Propuesta operativa
Política 1
– Líneas de acción
Apoyar e incentivar las iniciativas de la formación en rede.
Elaborar criterios operativos para la construcción de los planos de
formación locales.
Constituir equipos de animación de los procesos formativos.
Elaborar un plano de formación en la perspectiva de la animación,
gestión, comunicación.
Criar instrumentos de acompañamiento y evaluación de los
procesos formativos.
– Indicador
Plano de formación elaborado y evaluado anualmente a partir de
2009.
Política 2
– Líneas de acción
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Implementar, de manera participativa, las competencias propias de
la profesión y las específicas del carisma salesiano.
– Indicador
Programa de formación permanente para todos los miembros de la
CEP.
Referencias bibliográficas
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formação dos professores e o desafio da avaliação. Porto Alegre: Artmed, 2002,
pp 89-111.
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