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Análisis de la Política Brasileña

Ricardo Romero
Politólogo UBA/UNSAM
www.politicabrasileña.com.ar

Realizar un análisis de la política brasileña no puede restringirse a ver las tendencias de


las encuestas o los discursos políticos, por el contrario, debe comprender la formación histórico-
social y delimitar la estructura política que se deriva de la misma. En ese sentido, Brasil presenta
importantes diferencias con Argentina, desde las características de sus pueblos originarios, que
no se doblegaron a una colonización y derivó en un modelo esclavista; su forma de
independencia, que fue realizada por los mismos colonizadores centrados; por una República de
coroneles, que no alcanzó su democratización; por un modelo exportador, que entró en crisis y
abrió paso a una industrialización promovida por un populismo, proyecto que luego continuó el
desarrollismo. Estas diferencias son importantes para comprender cómo inician la
democratización ambos países.

En primer lugar, la Dictadura Brasileña generó profundos cambios en lo económico,


social y político. Los gobiernos militares desarrollaron Planes de Industrialización que generaron
lo que ellos llaman “El milagro” que le dio un fuerte parque industrial en San Pablo y colocó a
Brasil como novena economía mundial. A su vez, de ese proceso derivó la formación de nuevos
sujetos sociales, como la concentración obrero centrada en el ABCD paulista, los campesinos
que luchan por la tierra, los estudiantes secundarios y nuevas expresiones sociales, como el
feminismo o los afrodescendientes; lo que generan dinámicos movimientos sociales. En tanto
que esa expresión social impulsó la formación de partidos políticos nuevas bases sociales y
programáticas.

En ese marco, el Partido dos Trabalhadores surge desde las huelgas metalúrgicas en los
años `80, integrando las reivindicaciones de democratización del pueblo brasileño. Las Directas
Ya! y la sanción de la Constitución, formaron una República con bases Democráticas que
permitieron al PT ir generando una propuesta para enfrentar y revertir la tendencia neoliberal en
Brasil. De ésta manera, fue acrecentando su bancada parlamentaria, ganando intendencias,
gobernando estados provinciales, hasta llegar a la Presidencia con Lula. Paso a paso, fue
generando prácticas de participación ciudadana, economía social, conquista de derechos y
siempre propuestas latinoamericanistas.

Una crítica de izquierda que sigue el manual seguramente ve continuidades de las


políticas macroeconómicas, en relación al pago de deuda o autonomía del Banco Central; sin
embargo, al ver las políticas sociales no podemos soslayar el proceso de ciudadanización que
implica la gestión Lula. Desplegó el Programa FOME ZERO que llevó el Estado a zonas del
Brasil que estaban subsumidas al coronelismo y la marginación. No es casual que en el Nordeste
alcanza niveles de aceptación del 80%. Además impulsó el crecimiento y extensión del sistema
educativo, abriendo nuevas Universidades y estableciendo cupos sociales por identidades,
abriendo el acceso a sectores excluidos, acompañados por Secretarías especiales como la de
Mujer y la de Igualdad Racial que afirman el compromiso igualitario del Gobierno Nacional.

Incluso los enredos de corrupción que tuvo el gobierno de Lula tuvo la reconfiguración
interna del PT, donde los sectores de izquierda desplazaron al desarrollismo que era hegemónico
hasta ese entonces, y lograron establecer a Dilma Rousseff como la candidata a la presidencia, y
éste es el dato importante, porque esta nueva etapa consolida un proyecto que va más allá de una
figura y coloca en agenda la profundización de las transformaciones, con ese desafío, Brasil
encara su historia.

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