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1 Heródoto
Introducción
La Historia de Heródoto inicia un nuevo género literario en Grecia, la Historiografía. Es la
primera obra extensa en prosa y la principal fuente que expone sistemáticamente la época anterior a
las Guerras Médicas y el desarrollo de la confrontación bélica entre griegos y persas. La aparición de la
prosa escrita requiere la existencia de una escritura relativamente extendida, de un público y
materiales escriptóricos, por lo que en Grecia su aparición es tardía, tras el florecimiento poético. La
inscripción más antigua en prosa data del s.VI a.C. encontrada en Egipto y escrita por mercenarios
griegos.
Como antecedentes de este nuevo género literario podemos citar:
 los wroi, anales o crónicas en los que se anotaban los acontecimientos más sobresalientes del
año, usados por los eruditos de los siglos V y IV a.C. para realizar crónicas más elaboradas al
combinarlos con las leyendas locales.
 la novelística popular, surgida en Jonia en el s.VI a.C. en boca de narradores ambulantes
del tipo de los rapsodas; novelas que aparecen en las historias de Heródoto y en las fábulas de
Esopo.
 la epopeya, ya que Heródoto se educó en medio de la tradición épica, y además la Ilíada
contenía el mismo tema que él utilizó en su Historia, la lucha de griegos y persas.
 la lírica y la tragedia, en menor medida, influyeron en la interpretación religiosa del
acontecer humano que da Heródoto a su Historia.
 la logografía jonia es el precedente más directo ya que constituye un movimiento científico
de interés general, pues abarca tres campos de actuación: filosófico, médico e historiográfico.
La prosa se convierte en un instrumento de la razón frente al carácter más emocional de la
poesía. Abarca una serie de relatos (logoi) sobre ciudades o pueblos, compuestos por viajeros
griegos que recorrían Oriente y Occidente llevados por sus deseos de aprender e investigar.
Exponen los hechos deducidos de la propia observación o indagación.
4.1 HERÓDOTO.
a.- La vida de Heródoto.
Heródoto nació en Halicarnaso, ciudad doria situada sobre Caria, en la costa sudoccidental de
Asia Menor, hacia el 484 a.C. en vísperas de la campaña de Jerjes contra Grecia. Halicarnaso estaba
dominada en esa época por una dinastía de tiranos al servicio del rey de Persia. Solo la victoria de los
griegos sobre los persas motivó a sus habitantes para rechazar el dominio extranjero. El primer
intento de derrocar a Ligdamis, tirano de la ciudad, costó la vida al tío de Heródoto, por lo que su
familia salió exiliada hacia la isla de Samos, donde pasó diez años y tomó contacto con el espíritu
jonio. Tras la caída de Ligdamis regresó a su patria.
Los años anteriores al 447 a.C., fecha en que llega a Atenas, los pasó en continuos viajes por
Babilonia, Cólquida, Siria, Macedonia, Libia, Cirene y Egipto, siguiendo la tradición de los logógrafos
jonios, con el objetivo de contemplar e investigar. Su estancia en Atenas fue esencial para su
formación como historiador, pues vivió el despertar a la razón de la sofística. Pero más que esta
corriente filosófica influyó en el sentido histórico de su obra el pensamiento tradicional y conservador
de las tragedias de Esquilo y Sófocles.
En 443 a.C. participa en la fundación de Turios, colonia panhelénica en Italia meridional. Su
vinculación a esta colonia fue tan grande que se dejó llamar “natural de Turios”. Su muerte debió
ocurrir hacia el 425 a.C.en dicha colonia, aunque algunas fuentes creen probable que se encontrara en
Atenas al inicio de la Guerra del Peloponeso, y tal vez le sorprendiera allí la muerte antes del regreso a
Turios.
b.- Naturaleza y génesis de la obra de Heródoto.
Sus Historias fueron divididas arbitrariamente por un gramático posterior en nueve libros, con
los nombres de las nueve musas. No son un todo homogéneo, sino un mosaico de cosas
yuxtapuestas: descripciones geográficas, novelística procedente de la tradición oral, resultados de su
investigación personal sobre los acontecimientos, etc. Su propósito inicial es contar la historia de
Persia, siguiendo la sucesión de sus reyes desde Ciro hasta Jerjes, y narrar al mismo tiempo las
características de los pueblos que se anexiona Persia durante sus conquistas, hasta llegar a las
Guerras Médicas, entre griegos y persas, como punto final. Pero tras su estancia en Atenas y su
conocimiento del ambiente espiritual respirado en dicha ciudad, profundizó en el análisis de las
características de ambos mundos, griego y persa, y obtuvo como resultado la idea de un pueblo griego
que buscaba la libertad, organizado en poleiV y reconociendo los límites humanos frente a la
omnipotencia divina, frente al pueblo persa que, obcecado por la tiranía de sus gobernantes y deseo
de poder, no logró someterlo. Se plantean estas Guerras Médicas como un conflicto entre Asia y
Europa.
Los relatos que ocupan la primera mitad de la obra, tras una digresión sobre las causas
míticas del conflicto, narran la expansión del imperio persa comenzando por la conquista de Lidia por
Ciro el Viejo y la de Babilonia, tras la cual muere Ciro. En el libro II tenemos el reinado de Cambises
donde se produce la conquista de Egipto y las campañas contra los etíopes. A Cambises le sucede
Dario, y antes de sus campañas contra escitas, libios y tracios, el sometimiento de las ciudades del
Helesponto, y su asalto a Grecia continental con derrota en Maratón, introduce Heródoto una reflexión
sobre los regímenes políticos ( monarquía, democracia y oligarquía ). Así se completan los seis
primeros libros. En el libro VII tenemos la muerte de Dario y la ascensión de Jerjes al poder. A
continuación unas consideraciones sobre ambos pueblos, griego y persa, donde se exaltan los valores
del primero frente al segundo, que da paso a la batalla de las Termópilas. El libro VIII lo ocupan la
batalla de Artemisio, la toma de Atenas y el desastre naval de los persas en Salamina. El noveno y
último libro relata los sucesos hasta los combates de Platea y Micala, donde vencen los griegos
tomando la iniciativa.
c.- La ideología de Heródoto. Relación de la ideología de Heródoto con la de otros
intelectuales contemporáneos.
La interpretación herodótea del acontecer histórico es pesimista, trágica. El hombre no es
dueño de su destino. Todo cuanto sucede está regulado y dominado por la divinidad y el azar, fuerzas
ocultas que no se pueden someter a la razón. De todas formas no es dogmático y, al igual que en las
tragedias de Esquilo y Sófocles, se superponen dos componentes en el acontecer histórico, el divino,
que le hace admitir sueños, oráculos y consejos como señales de los sucesos dispuestos por la
divinidad, y el humano, por el que se otorga al hombre la responsabilidad de las decisiones que
determinan el curso de la historia.
Según su pensamiento el hombre no puede elevarse por encima de los límites de poder y
felicidad que tiene asignados, de ahí que la historia de hombres, ciudades y naciones esté gobernada
por la ley del ciclo, según la cual nada permanece siempre en su sitio, sino que cambia,
desarrollándose y sucumbiendo. La divinidad es la encargada de restablecer el orden cuando se pierde
el equilibrio, castigando, tanto por transgredir su voluntad, como por pretender más poder del que se
tiene a cada uno asignado.
El hombre aprende con el sufrimiento las directrices que han de guiar su comportamiento en la
vida. Su experiencia debe servir de lección a los demás, así la derrota del imperio persa es un aviso
contra las ideas imperialistas de la democracia radical ateniense.
Heródoto fue contemporáneo de otros intelectuales entre los que destacan los sofistas, pero
los intentos de descubrir en su obra relaciones con determinados representantes de esta tendencia no
han dado resultados seguros. El no es contrario a la tradición, sino que más bien se pone de su parte,
así en el libro III de su Historia, Dario pregunta a los griegos, que incineran a sus muertos, y a los
habitantes de una tribu hindú, que acostumbra devorarlos, a qué precio serian capaces de practicar
las costumbres de los otros, y ambos responden con enérgica repulsa.
d.- El método historiográfico de Heródoto.
Utilizando en su obra la observación directa, lo conocido por medio de otros, su opinión y la
indagación, su método es crítico, pero mediatizado por las condiciones de una época primitiva en sus
conceptos religiosos y en su conocimiento del mundo. No hace una crítica profunda sobre las fuentes
orales y escritas, pero tampoco las acepta ciegamente. Al dudar sobre la veracidad de algunos hechos,
demuestra escepticismo, y si bien no racionaliza en exceso los datos, tampoco los acepta sin
discusión.
Su mentalidad es sencilla y religiosa: en último término es la voluntad divina la que decide
(fatalismo) y es inútil luchar contra el destino. Heródoto, resumiendo, se mueve en un mundo entre el
mito y la historia, y su mérito consiste en querer introducir su capacidad de comprensión, su razón.
e.- La lengua y el estilo de Heródoto.
El dialecto utilizado es el jonio, pero en él se pueden encontrar formas épicas, dóricas y áticas
que le confieren un colorido especial. El estilo es simple, sencillo, sin buscar artificios retóricos y
estilísticos. Usa construcciones coordinadas en sus periodos oracionales y una sintaxis poco
complicada, lo que le otorga la viveza propia de la lengua hablada. Su vocabulario también es simple.
Papel importante lo desempeñan los discursos, donde resalta el comportamiento general de
los hombres, trascendiendo lo individual. El diálogo es característico de muchos pasajes. Se acerca a
la épica.
Tomado de : http://www.culturaclasica.com/ dueña de los derechos de autor.

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