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SECCION SEGUNDA:
FUENTES DEL DERECHO POSITIVO.
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Manuel de Rivacoba y Rivacoba: Penalista español, liberal y republicano en lo político, nacido en 1925
y fallecido en el año 2000, Maestro de Profesores nacionales de la talla de José Luis Guzmán Dalbora y el
Profesor Agustín Squella Narducci. Entre sus numerosa producción bibliográfica, la cual en su mayoría
está dedicada al Derecho Penal y la criminología, destacamos para nuestros estudios su obra “División y
fuentes del derecho positivo” (1968),
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Estos factores que constituyen la fuerza modeladora del Derecho pueden ser
de muy variada índole: político, económico, cultural, moral, científico, etc.
RIVACOBA señala que las fuentes formales son modos de manifestación de las
normas jurídicas en la vida social.
En toda fuente formal del Derecho hay que distinguir el acto creador de la
norma y el procedimiento que está tras ella.
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Son importantes pues en la medida que conocemos cuales han sido las fuentes
materiales del Derecho, este deja de ser un simple hecho (Un acontecimiento
que ocurre en la vida social) y pasa a tener un sentido o explicación, de esta
manera es conocida su evolución.
La importancia de las fuentes formales del Derecho radica en que nos permite
captar el carácter eminentemente formal del Derecho, de que lo constitutivo
del Derecho es la forma que imprime a su contenido.
La relación entre fuente formal y norma jurídica está en que las fuentes
formales crean Derecho y las normas jurídicas son lo creado.
Bibliografía Básica
Conceptos:
COSTUMBRE JURÍDICA: un conjunto de normas nacidas de la reiteración
constante y uniforme bajo circunstancias análogas de ciertos actos unidos a la
persuasión común de que la ejecución de esos actos responde a una necesidad
jurídica.
Sin embargo la costumbre como fuente formal del derecho comienza a tomar
importancia gracias a la Escuela histórica del Derecho ya que esta invierte los
factores del problema. El Derecho no es una creación racional, sino de la
historia; se manifiesta primeramente en la costumbre y solo más tarde es
recogido y decantado por los juristas y cristalizado en la ley. Según PUCHTA “la
costumbre es para el pueblo que la establece espejo donde se reconoce”. Otra
escuela que ha defendido la primacía de la costumbre, o al menos su
equiparidad con la ley, es por ejemplo, la llamada “Escuela del Derecho libre”
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Rivacoba y Rivacoba, Manuel de, División y fuentes del derecho positivo, Edeval, Valparaíso, 1968, pág.
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ELEMENTOS:
1. Elemento material u objetivo: es de carácter necesario; consiste en la
repetición de actos homogéneos durante un cierto tiempo en una
comunidad ante circunstancias análogas, conocido también como
inveterata consuetudo (costumbre venerada). (B.B. N°1)
2. Elemento subjetivo o espiritual: en latín se la denomina opinio iuris seu
necessitates, que consiste en la persuasión que existe entre los
miembros de esa comunidad de que comportarse así obedece a una
necesidad jurídica. Este elemento ha sido criticado por Federico DE
CASTRO, quien ha observado recientemente que la teoría de la opinio
iuris seu necessitates no es sino una deformación, hecha por la Escuela
Histórica del Derecho del requisito del ánimus, que para la costumbre
exigía la doctrina romano canónica. Además señala que en el Derecho
romano canónico nunca se entendió que para la costumbre debía
darse esa opinio iuris, sino que simplemente un ánimus: obrar con
derecho.
3. Elemento formal: la necesidad que para ser norma jurídica debe ser
reconocida por el Estado para darle valor. Hans KELSEN ha defendido
esta posición señalando que es indispensable para que la costumbre
tenga valor vinculante y obligatorio el que sea reconocido por los
tribunales de justicia. (B.B. N°1)
GENY: se inclina por pensar que los tribunales están creados para aplicar y no
para crear Derecho y por consiguiente, las normas consuetudinarias no pueden
surgir merced al reconocimiento que de ella hagan los tribunales. La costumbre
surge bastando los elementos anteriores y dependiendo del valor que le asigne
la ley.
REQUISITOS:
1. Que la costumbre se observe en el lugar donde se realiza el acto. De
esta manera se desprende una clasificación con respecto a un
determinado lugar geográfico, distinguiendo entre costumbres locales,
nacionales e internacionales, teniendo presente que la más importante
de las fuentes formales del Derecho internacional es precisamente la
costumbre.
2. Que sea general dentro de los miembros del grupo social en que se
trate.
3. Que posea antigüedad, que es el requisito más discutido: al respecto se
ha debatido mucho en el pensamiento jurídico en el sentido en que
cuanto tiempo ha de cumplir una costumbre para considerarla antigua.
Por influjo de la doctrina canonista se asimila la costumbre a la
prescripción adquisitiva o usucapión. Hoy esta asimilación carece de
sentido jurídico, y lo único que importa es que se practique con
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En un proceso judicial, aquello que debe ser objeto de prueba son los hechos
en torno a los cuales gira la controversia, ya sea que se trate de un proceso civil
o penal; es decir, de hechos que se dieron, que no se dieron o que ocurrieron
diferentes a como se presentaron. (B.B. N°1)
Bibliografía Básica
Documentos de apoyo
D.A. N° 1
“El problema del origen de las normas es un problema fundamentalmente político -de relación
entre el Derecho y el Poder-, pero también de naturaleza sociológica. Es político, porque la
determinación de dónde existe una fuente del Derecho, y el establecimiento de una jerarquía
entre las distintas «fuentes», supone el reconocimiento de un ámbito de poder, que es de
naturaleza política. Históricamente, la determinación de esas fuentes y de su jerarquía ha sido
un campo de batalla de diferentes grupos sociales para alcanzar el poder político y
monopolizarlo. Así, por ejemplo, en la Edad Media, la lucha entre la ley y la costumbre no es
más que la lucha entre el rey y su corte -defensores de la ley-, y el poder de los señores
feudales y de las ciudades -defensoras de la costumbre. O dicho de otra forma, la lucha del
poder central frente a los poderes locales o periféricos. De igual forma, a partir de la
Revolución Francesa, la lucha entre la ley y la costumbre será fiel reflejo de la pugna entre la
burguesía, defensora de la ley, y los conservadores y partidarios del Antiguo Régimen, que son
defensores de las antiguas costumbres.
MARTÍNEZ ROLDÁN, Luis, Curso de teoría del Derecho, Madrid, Editorial Ariel, 2005. p 168.
http://site.ebrary.com/lib/uantofsp/Doc?id=10080726&ppg=168
D.A. N° 2
“La reconstrucción fáctica que hace el Tribunal para arribar a la conclusión absolutoria es la
siguiente
“Doña “xxx” le encarga a doña “yyy”, aprovechando un viaje de ésta a Bolivia, hojas de coca en
cantidad indeterminada para ser utilizadas por aquella en la festividad religiosa de la Virgen de
Andacollo de Cosca, lo que “yyy” cumple adquiriéndola en Ollagüe y con la cual es detenida
junto a su hermana doña “zzz” en Calama, cuando funcionarios de la BICRIM las fiscalizaban
por una entrada ilegal de fuegos artificiales. (Considerando decimoctavo)
De acuerdo al Tribunal, la conducta de tráfico de hoja de coca tuvo un fin claro y preciso: su
utilización en una festividad religiosa. Esta finalidad, según los jueces, es la que le otorga
sentido a la idea que las acusadas, sabedoras de la prohibición, efectuaran la conducta, puesto
que la hoja de coca que transportaban no estaba destinada a su elaboración ni a su venta
subterfugia en algún mercado local. Para respaldar la licitud de la conducta de las acusadas, el
Tribunal recuerda que todos los peritos evidenciaron el rol tradicional de la hoja de coca en el
seno de las comunidades altiplánicas.
El fallo reconoce, además, dos cuestiones importantes. Por un lado, la existencia de una pugna
entre las tradiciones indígenas y la Ley N° 20.000 (Ley de Drogas), cuyo reglamento proscribe la
hoja de coca y, por otro, que el consumo de la hoja de coca se realiza en los poblados del
Norte, no entre penumbras sino que abiertamente y, lo que es más, en forma abundante.
Señala el Tribunal que el uso de la hoja de coca en el seno de las comunidades andinas forma
parte de su ethos y que
“… las acusadas, no obstante realizar una conducta reprochable, lo hicieron siguiendo las
formas y simbolismos propias de su cultura, lo que significa que ellas, en su conciencia y fuero
interno, no tuvieron la intención de traficar las hojas de coca, sino entregárselas a una persona
que, como creyente, las iba a utilizar en una festividad religiosa. Ese es su convencimiento, no
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BARRIENTOS, Ignacio, “Licitud del porte y uso de la hoja de coca” en Política criminal, N° 5,
2008.
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