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i
COMISIÓN NACIONAL DE TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA
DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
MESA DIRECTIVA 2007 – 2009
ii
Mgdo. Lic. Rodolfo Campos Montejo
Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura
del Estado de Tabasco
Vicepresidente de la CONATRIB en la Zona Sur
iii
Mgdo. Lic. José Ángel Paredes Echavarría
Presidente del H. Tribunal Superior de Justicia del Estado de Campeche
Titular de la Subcomisión de Asuntos Internacionales de la CONATRIB
iv
INTEGRANTES DE LA COMISIÓN NACIONAL DE TRIBUNALES
SUPERIORES DE JUSTICIA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
v
Mgdo. Lic. Gregorio Alberto Pérez Mata
Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura
del Estado de Coahuila
vi
Mgdo. M. en D. Edmundo Román Pinzón
Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura
del Estado de Guerrero
vii
Mgdo. Lic. Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez
Presidente del H. Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura
del Estado de Nuevo León
viii
Mgdo. Lic. Rodolfo Campos Montejo
Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura
del Estado de Tabasco
ix
GRUPO DE TRABAJO
x
Contenido
I. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................xiii
II. METODOLOGÍA .................................................................................................................xxi
III. CONTENIDO DEL CÓDIGO ...............................................................................................xxv
A) Principios, derechos y garantías..................................................................................xxv
B) Sujetos procesales.................................................................................................... xxviii
Ministerio Público.......................................................................................................xxix
Policía..........................................................................................................................xxix
Víctima.........................................................................................................................xxx
Imputado ....................................................................................................................xxxi
Defensores................................................................................................................ xxxiii
C) Etapas Procesales ...................................................................................................... xxxv
1. Etapa de investigación.......................................................................................... xxxvi
2. Etapa intermedia o de preparación al juicio ...................................................... xxxviii
3. Etapa de Juicio Oral ................................................................................................... xl
4. Etapa de Impugnación .............................................................................................xliii
5. Etapa de ejecución de la sentencia ..........................................................................xlv
D) Vinculación a Proceso ...............................................................................................xlviii
1. La errónea identificación de la vinculación con los Autos de Plazo
Constitucional: lo que no es la vinculación a proceso .................................xlviii
2. No tiene el mismo contenido de la decisión......................................................... l
3. Parámetros probatorios distintos que requieren una valoración probatoria
fundada en el método de la sana crítica ....................................................................... lv
4. Las dificultades para incorporar al nuevo proceso penal acusatorio a la figura
de la vinculación a proceso. ........................................................................................ lvii
5. La propuesta del Código Modelo CONATRIB ..................................................... lix
xi
E) Libertad del Imputado y Medidas Cautelares. .............................................................lxv
F) Criterios de oportunidad ............................................................................................lxvii
G) Suspensión condicional del proceso...........................................................................lxxi
H) Justicia Restaurativa..................................................................................................lxxiii
I) Procedimiento abreviado ........................................................................................... lxxiv
J) Prueba Anticipada ...................................................................................................... lxxvi
K) Reparación del daño................................................................................................ lxxviii
L) Acción penal de particulares ..................................................................................... lxxxi
xii
I. INTRODUCCIÓN
1
De la lectura del Diario de Debates es evidente que el Constituyente decidió con la Carta de 1917 fortalecer
la vigencia de las garantías individuales en el proceso penal a través de una reforma integral, basta
considerar las implicaciones de desaparecer al, hasta ese momento, todo poderoso juez de instrucción. Esta
finalidad puede apreciarse en la descripción crítica de la justicia penal que se encuentra a lo largo del
discurso de Carranza. Veamos uno de los primeros párrafos que justificaban la redacción del nuevo artículo
20:
“El procedimiento criminal en México ha sido hasta hoy, con ligerísimas variantes, exactamente el mismo
que dejó implantada la dominación española, sin que se haya llegado a templar en lo más mínimo su dureza,
pues esa parte de la legislación mexicana ha quedado enteramente atrasada, sin que nadie se haya ocupado
de mejorarla. Diligencias secretas y procedimientos ocultos de que el reo no debería tener conocimiento,
como si no se tratase en ellos de su libertad o de su vida; restricciones del derecho de defensa impidiendo al
mismo reo y a su defensor asistir a la recepción de pruebas en su contra, como si se tratase de actos
indiferentes que de ninguna manera podrían afectarlo y, por último, dejar la suerte de los reos casi siempre
entregada a maquinaciones fraudulentas y dolosas de los escribientes, que por pasión o vil interés alteraban
sus propias declaraciones, las de los testigos que deponían en su contra, y aún la de los testigos que
deponían a su favor.”
De hecho, el proyecto presentado busca expresamente “remediar estos males” a través del establecimiento
de las nuevas garantías depositando buena parte de sus esperanzas en el fortalecimiento del principio
acusatorio a través del nuevo papel del Ministerio Público. Cfr. “Exposición de Primer Jefe del Ejercito
Constitucionalista”, Diario de los Debates del Congreso Constituyente, viernes 1º. de diciembre de 1916,
passim, párrafo de las páginas 263‐264.
xiii
En efecto, el importante momento histórico en que nos encontramos está llamado a tener
profunda trascendencia en el proceso penal mexicano del siglo XXI, puesto que con esta
reforma el Poder Revisor de la Constitución apuesta por la transformación integral del
sistema de justicia penal, en tanto no continúa en la línea de las reformas parciales, sino
que propone modificar sustantivamente las instituciones y los principios vigentes para
proponer el establecimiento de un proceso penal acusatorio2.
Por otra parte, la reforma constitucional para establecer el sistema penal acusatorio tiene
un componente democrático muy importante: responde a la necesidad de que el proceso
penal se convierta en un instrumento de protección de los derechos fundamentales, en
otras palabras, que el proceso penal sea, a su vez, un instrumento que garantice la
vigencia y eficacia de las garantías individuales3. En este sentido, la reforma responde al
extendido reclamo social de eficiencia en la procuración y administración de justicia y
2
Si esta reforma tiene éxito en su implementación entonces no sólo se tratará de la más importante en los
últimos cien años sino que será la reforma al sistema de justicia penal más significativa en los últimos siglos,
desde la Colonia.
3
Sobre este punto puede recordarse la clásica cita de Goldschmitd “El proceso penal es el termómetro de
los elementos democráticos o autoritarios de una constitución” 1935, p. 67.
xiv
reconoce que la legitimidad en el ejercicio del poder público en un Estado Democrático de
Derecho requiere fortalecer la protección de los derechos fundamentales4.
En este contexto, debe subrayarse que, aunque la mayor parte del debate público sobre la
reforma está centrado en los proyectos dirigidos a la reforma del sistema de justicia
federal, el proceso penal en los Estados de la Federación en muchos aspectos puede ser
más importante que la reforma en el ámbito federal.
Esta trascendencia del proceso penal en los Estados de la Federación se puede justificar,
entre otras muchas y válidas razones, por dos de especial importancia: en primer lugar,
porque la mayoría de procesos penales que se realizan en este país se tramita en la
justicia local; en segundo lugar, porque en este momento, los consensos políticos para
avanzar en favor de la reforma se han alcanzado en el ámbito de los Estados, lo que
contrasta en buena medida con las dificultades en el ámbito federal.
Por lo que respecta a la primera de las razones señaladas debe recordarse que la
competencia de los Tribunales de los Estados es residual, en otras palabras, lo que no es
competencia federal en materia criminal corresponde a las entidades de la Federación y
considerando que la forma de calificar a un delito como federal5 implica un filtro rígido, es
evidente que la cantidad de trabajo que le corresponde a las entidades es muy amplia y
lleva a que conozcan de la mayoría de los casos en que un ciudadano tiene contacto con el
proceso penal. La cara de la Justicia en México es la de la Justicia de los Estados.
4
Sobre la función de los Derechos Fundamentales véase Natarén Nandayapa, Carlos F., La tutela de los
derechos fundamentales de naturaleza procesal, México, Universidad Nacional Autónoma de México‐
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2005, en especial el capítulo I.
5
Recuérdese las reglas establecidas en el Artículo 50 LOPJF.
xv
Por otra parte, es evidente que los consensos para obtener reformas a los sistemas de
justicia penal se han obtenido en el ámbito de los Estados de la Federación. En este
sentido la reforma por su gestación implica un hito en nuestro constitucionalismo, puesto
que una de las partes más importantes6 de esta reforma constitucional tiene sus
antecedentes en los procesos reformadores de Nuevo León, Estado de México, Chihuahua
y Oaxaca así como en las prácticas de justicia restaurativa que prácticamente todos los
Tribunales Superiores de Justicia han venido desarrollando a lo largo del país. Hasta este
momento7 están vigentes amplias reformas al proceso penal o nuevos códigos en los
Estados de Nuevo León, Estado de México, Chihuahua y Oaxaca. Así como los nuevos
códigos procesales penales aprobados y próximamente a iniciar su vigencia en los Estados
de Morelos, Zacatecas y Baja California. Debe enfatizarse que este conjunto de entidades
realizaron las reformas referidas en fecha anterior –en dos de los casos con casi cuatro
años de adelanto‐‐ a la reforma constitucional.
Este hecho convierte a las entidades en la vanguardia del proceso penal en México y, al
mismo tiempo, en una especie de banco de pruebas o de “laboratorio” para ver cómo
funcionan las nuevas instituciones jurídicas –lo que en muchos casos implica un
“trasplante jurídico”8—del sistema acusatorio en nuestro país a partir de nuestras
6
Nos referimos a la parte que es denominada en los artículos transitorios (a partir del segundo transitorio)
de la reforma constitucional como “Sistema procesal penal acusatorio”.
7
Hasta el mes de septiembre de 2008.
8
Aunque se ha señalado que la metáfora del transplante en el derecho comparado puede ser sustituida –en
materia procesal penal—por la de una “traducción jurídica, dado que las instituciones jurídicas se modifican
en función de las diferencias culturales y estructurales de los distintos sistemas. Cfr. Langer. Máximo, “From
legal transplants to Legal translations: the globalization of plea bargaining and the americanization thesis in
xvi
condiciones, es decir, en relación con la tradición jurídica mexicana, con la formación en
México de abogados, jueces y ministerios públicos, con la estructura institucional y, un
aspecto de especial importancia: la posible relación del nuevo sistema de justicia penal
con la institución mexicana por antonomasia como es el amparo.
En este contexto, tomando como premisa la importancia del proceso penal en los Estados
de la Federación, así como la obligación de establecer un nuevo sistema penal acusatorio
en las entidades, la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados
Unidos Mexicanos (en adelante CONATRIB), en tanto foro natural de análisis y discusión
de los temas que afectan a la Justicia, ha tomado la iniciativa de promover la elaboración
de un Código Modelo del Proceso Penal Acusatorio para los Estados de la Federación
considerando que esta iniciativa puede:
• Optimizar los esfuerzos de los Estados en concretar la reforma.
• Unificar criterios y evitar la dispersión en la implementación (basta
considerar como la reforma que establece un sistema integral de justicia
para adolescentes ha producido múltiples y divergentes sistemas), y;
• Romper la inercia de creación de normas sin contar con la opinión de las
instituciones que serán sus aplicadores.
Criminal Procedure”, Harvard Internacional Law Journal, 45, 2004, págs. 5 y ss. Trabajo disponible (última
fecha de consulta agosto de 2008) en consulta con el autor.
xvii
estatal, diera a los jueces y magistrados una herramienta y un marco de reglas comunes
para definir su propio proceso de transición, además de garantizar un cuerpo normativo
que realmente equilibrara las posiciones de Procuradurías, Tribunales, Defensorías
Públicas y Policías. Con la ventaja de aprovechar las experiencias de los Estados que ya
habrían implementado total o parcialmente la reforma.
El resultado es el Código Modelo CONATRIB que pretende dar una propuesta a los
procesos legislativos locales, tomando como punto de partida los nuevos parámetros
constitucionales, además de incorporar las diversas experiencias y preocupaciones de
operadores del sistema en los distintos Estados, en especial de jueces y magistrados, que
por lo general quedan relegados al momento de discutir este tipo de reformas, siendo
actores centrales del sistema.
Llegados a este punto es necesario enfatizar tres aspectos: primero, el Código Modelo
CONATRIB ofrece una estructura sistemática que abarca las múltiples y, en algunos casos,
complejas cuestiones derivadas de trasladar todos los principios y reglas constitucionales
a la norma legal, considerándolos no de manera estática y separada el uno del otro, sino
en la forma como se interrelacionan, por esta razón consideramos que la discusión en los
Estados debe abordarse desde una perspectiva integral, ya que de tomar sólo partes del
sistema para insertarla en el modelo tradicional puede conllevar el riesgo de
inconstitucionalidad.
xviii
jueces y magistrados mexicanos, resulte correcta y viable en la forma de concebir las
instituciones y en la aplicación del sistema.
En tercer lugar, el Código Modelo CONATRIB tiene como objeto asegurar que el diseño
normativo construya el sistema acusatorio tomando como fundamento la contradicción y
la igualdad de las partes, por lo que busca equilibrar funciones de los distintos actores del
sistema, pues no es ningún secreto que, en el actual sistema procesal penal, el actor con
más fuerza es el Ministerio Público, que minimiza y confunde sus facultades con las de un
policía, y frecuentemente pretende sustituir al juez en la toma de decisiones y, en la
práctica, puede anular la defensa del imputado y los derechos de las víctimas.
En el caso de los jueces, el reto que enfrentan en la transición no es menor, ya que a partir
de la creación de las normas, más allá de su aplicación, deberán ir interpretando las
normas y sentando criterios acordes con el nuevo sistema que mantengan los equilibrios
que presupone. Por eso, es que en este trabajo además de una propuesta legislativa, se
trata de proporcionar a los jueces información necesaria para encontrar la fuente de las
normas, y en su caso, puntos de discusión alrededor de algunas instituciones que han
surgido al respecto.
xix
comprensión del sistema por sus propios operadores. Está claro que sin el apoyo y
compromiso de los jueces y magistrados ninguna reforma puede tener éxito, al respecto,
este Código Modelo de CONATRIB representa el interés de los Tribunales de los Estados
de la Federación en derrotar a los que apuestan por el fracaso de las propuestas de
mejorar la justicia en México.
xx
II. METODOLOGÍA
El Grupo de Trabajo que elaboró el Código Modelo del Proceso Penal Acusatorio para los
Estados de la Federación no busca proponer un modelo procesal que desde una
perspectiva teórica sea perfecto o puro, antes bien, el objeto principal es proponer un
proceso penal que se ajuste a los requerimientos constitucionales y las necesidades de la
sociedad, al mismo tiempo que pueda ajustarse, en la mayor medida que sea posible o
conveniente, a la tradición jurídica mexicana.
Por estas razones no se propone establecer un Código que introduzca un nuevo sistema,
sólo se proponen nuevas instituciones cuando, a partir de su introducción en el texto
constitucional, son estrictamente necesarias. En otras palabras, para seleccionar las
normas del código se ha tomado como base fundamental dos fuentes: el nuevo texto
constitucional y, en segundo término, los Códigos reformados de Nuevo León y Estado de
México, así como los nuevos Códigos de Chihuahua y Oaxaca.
El Grupo de Trabajo inició por seleccionar como punto de partida las normas, que a su
juicio, representan las mejores prácticas en los Estados de la Federación, sin que ello
implicara perder de vista que algunas de estas legislaciones estatales han quedado
superadas o necesariamente deberán ser modificadas en su estructura o en algunas de
sus instituciones para adecuarse al nuevo texto constitucional o a los tratados
internacionales en materia de derechos humanos.
Por otra parte, debe considerarse que, en muchos temas básicos de lo será el sistema
penal acusatorio, el Constituyente no estableció un contenido preciso sino que se limitó a
introducir la institución, de tal manera que el legislador secundario deberá dar un
contenido concreto a estas cuestiones. Como se señaló en el apartado anterior, existen
tensiones entre las mismas normas que integran la reforma constitucional, al respecto,
muchas de estas cuestiones de interpretación deberán ser resueltas en definitiva por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin embargo, dado que esta interpretación del
xxi
Máximo Tribunal por lo general no se obtiene hasta mediano plazo, se ha formulado una
respuesta en cada punto, a partir de la consideración que el Código Modelo CONATRIB
debe asumir una posición frente a cada cuestión para cumplir eficientemente con su
objetivo de apoyar la labor de creación de los códigos en los Estados y, en general, la labor
de los aplicadores del derecho.
Para poder definir la posición del Código Modelo CONATRIB en cada una de estas
cuestiones se utilizaron los siguientes objetivos que sirvieron como criterios orientadores
de los trabajos:
En las siguientes semanas se realizaron visitas a los tribunales de Nuevo León, Chihuahua y
Estado de México, para conocer de primera mano las experiencias de jueces, magistrados,
ministerios públicos y defensores; observar audiencias e infraestructura. En una siguiente
etapa, derivadas de la observación práctica y del contenido de los códigos estatales, el
xxii
equipo redactor ubicó una lista de instituciones constitucionales que generaron debate
desde su diseño legislativo, así como su operación.
Este listado denominado “Cuestiones fundamentales para el diseño del nuevo proceso
penal” fue analizado a profundidad en una reunión de trabajo con el grupo de estudio de
jueces y magistrados, en una reunión que se llevó a cabo los días 11 y 12 de agosto en la
Escuela Judicial del Estado de México. También se realizó una reunión con jueces y
magistrados, integrantes de la Comisión que elabora la propuesta del nuevo Código del
Estado de México, así como con asesores del Diputado César Camacho Quiroz, que
participaron en la reforma constitucional. De estas reuniones se obtuvieron importantes
puntos de vista a considerar en la redacción del Código Modelo CONATRIB.
Llegados a este punto se elaboró un borrador que, partiendo de las normas específicas de
los códigos que fueron seleccionadas como mejores prácticas, incorporó las propuestas de
nuevas instituciones procesales que son necesarias para la plena adecuación al texto
constitucional. De lo avanzado hasta este punto, se hizo una presentación del borrador
del proyecto en la reunión de Presidentes de Tribunales el 21 de agosto de 2008 en la
Ciudad de Chihuahua. En esta ocasión se entregó también el documento “Cuestiones
fundamentales para el diseño del nuevo proceso penal”.9
Con los comentarios obtenidos hasta ese momento, en los días siguientes se terminó de
elaborar una nueva versión del borrador que sería circulado entre los jueces y magistrados
9
Este documento puede consultarse en el Anexo 2. El Grupo de Trabajo quiere dejar constancia de nuestro
agradecimiento al apoyo y orientación que recibimos de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del
Estado de Yucatán que, en su oportunidad, remitió un detallado análisis y comentario de cada una de las
cuestiones incluidas en el documento.
xxiii
del grupo de estudio, para una revisión preliminar e inclusión de opiniones, que serían
discutidas en una segunda reunión con dicho grupo el 1º de septiembre de 2008.
Finalmente, se redactó el anteproyecto del Código Modelo CONATRIB, junto con los
anexos que lo acompañan, para su presentación y circulación en la Reunión de
Presidentes de Tribunales Estatales del 17 de septiembre de 2008, en Guaymas, Sonora.
El Código Modelo del Proceso Penal Acusatorio para los Estados de la Federación de la
Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos
fue aprobado en la sesión de trabajo de Presidentes de los Tribunales el día 16 de octubre
de 2008.
xxiv
III. CONTENIDO DEL CÓDIGO
Se tiende a considerar como principios rectores del debido proceso penal, la oralidad,
publicidad, inmediación, contradicción, continuidad, economía y concentración. Sin
embargo, estos principios, como objeto del proceso, sólo inician el capítulo 20 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, capta en esos principios el
instrumento procesal para facilitar, luego la finalidad de “proteger al inocente, procurar
que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen”.
Desde una norma fundamental que centra su ocupación en todos los sujetos del proceso
el Código Modelo CONATRIB resume en los principios, derechos y garantías todos aquellos
contenidos en los apartados A, B y C de la misma normativa.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos confía al Poder Judicial la tutela
del debido proceso. Con esa finalidad exige el juicio previo, con acceso inmediato a la
justicia, como requisito para imponer una pena o medida de seguridad. Ello implica el
xxv
respeto a derechos procesales como la imparcialidad e independencia del juez o tribunal,
la presunción de inocencia, el esclarecimiento judicial de los hechos con inmediación
procesal, la concentración y continuidad en el desahogo de la prueba, la resolución del
juicio dentro de un plazo razonable, el derecho irrenunciable a la defensa, la igualdad de
oportunidad entre las partes para la comprobación del caso, y la contradicción de
posturas de las partes. Todo ello encaminado a admitir que “la inobservancia de una
garantía establecida en favor del imputado no podrá hacerse valer en su perjuicio” (Cfr:
art. 3).
Sin embargo, desde la propia Constitución Política el Código Modelo CONATRIB introduce,
en su normativa, la comprensión del derecho, desde la interpretación garantista de la Ley
Suprema del Estado (Cfr: art. 133). De ese modo atrae, para su interpretación garantista
“la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a la Constitución del Estado, a
los instrumentos internacionales de derechos humanos ratificados por el Senado de la
República” (Cfr: art. 4).
Con esa finalidad, la autonomía del Ministerio Público y, bajo su control y dirección la
policía en la investigación técnica y científica de los delitos exige, en protección de los
derechos, el control del juez competente (art. 6), llamado a ofrecer y proteger del
imputado y la víctima sus derechos constitucionales y procesales, con igualdad (art. 19);
imparcialidad (art. 14); y prontitud (art. 7). Con ese objetivo, el imputado, como sujeto de
derechos requiere el de defensa (art. 12) y, consecuentemente, los derechos de
presunción de inocencia (art. 8); libertad (art. 10); dignidad (art. 11); participación (art.
13); protección de su intimidad y privacidad (art. 18).
La víctima, es igualmente sujeto del proceso lo que implica que los demás órganos del
Sistema de Justicia, especialmente al Ministerio Público y a los Jueces busquen que
prevalezca la solución de las controversias (art. 23), teniendo como elemento esencial la
xxvi
reparación del daño (art. 22), la verdad, objeto de la justicia (art. 17), el acceso a la
justicia, a la seguridad ciudadana, la paz social y la tranquilidad pública (art. 23).
xxvii
Por eso, concretado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el
derecho de todo imputado a que se presuma su inocencia, este principio centra, en el
Código Modelo, la admisión y valoración del material probatorio y las medidas cautelares
de carácter personal.
En igual sentido se procura el derecho a una justicia pronta y expedita garantizada no sólo
mediante la regulación de los plazos en que deben resolverse las causas penales, sino
fundamentalmente mediante la inclusión de formas anticipadas de terminación del
proceso, sin que por ello se menoscabe el derecho a recurrir que, en armonía con la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, es reglamentado para hacer posible la
revisión, por otro órgano jurisdiccional competente, de toda resolución judicial dictada
dentro del proceso penal que afecte los derechos de las partes.
B) Sujetos procesales
En este apartado se analizan, por el orden en que se encuentran regulados en el Título
Sexto del Código Modelo: al ministerio público, la policía, la víctima, el imputado y los
defensores. Si bien en dicho Título no se regulan sujetos procesales a los jueces y
tribunales, porque propiamente no lo son, cabe mencionar al respecto que el Código
Modelo, de conformidad con el texto constitucional distingue entre:
Ministerio Público
Las funciones que en el sistema tradicional han sido atribuidas al Ministerio Público se
exceden de las que le corresponderían en un sistema acusatorio. Esto es, porque el nuevo
sistema se rige por el principio de contradicción que implica que las partes en igualdad de
condiciones presenten sus medios de prueba y los desahoguen necesariamente frente al
órgano jurisdiccional.
Policía
xxix
Ahora bien, las funciones de la Policía en la investigación de delitos son: recibir denuncias
(en tanto que este trámite se desformaliza); prestar el auxilio inmediato que requieran las
víctimas de delito y proteger a los testigos; cuidar que los rastros e instrumentos del delito
sean conservados; recabar los datos que sirvan la identificación de posibles testigos o
imputados y reunir toda la información que sea útil al Ministerio Público, no obstante le
dé aviso inmediato al Ministerio Público para que éste supervise la legalidad de la
actuación policial y dé indicaciones específicas o generales para el seguimiento de la
investigación.
Es congruente con el esquema planteado que la Policía aporte datos para la investigación
de delitos, pues esta institución es la que tiene el contacto inmediato con la comunidad y
genera información de utilidad trascendente para combatir ilícitos. Pero, también es
oportuno el señalamiento de que la Policía no puede, ni debe so pretexto del desempeño
de sus funciones tomar declaraciones a los imputados.
Víctima
xxx
1. Acceso a la justicia y trato justo, con compasión y respeto por su dignidad – acceso a los
mecanismos de justicia y a una pronta reparación del daño que hayan sufrido;
2. Ser informado sobre el caso y la marcha de las actuaciones, así como la decisión sobre
sus causas, a que sus opiniones y preocupaciones sean tomadas en cuenta – y sean
presentadas y examinadas en las etapas apropiadas del proceso siempre que esté en
juego sus intereses, sin perjuicio del acusado y de acuerdo con el debido proceso;
3. Asistencia médica, psicológica y jurídica para las víctimas;
4. Minimización de las molestias causadas – proteger su intimidad y garantizar su
seguridad;
5. Evitar demoras innecesarias;
6. Mecanismos de solución de controversias, cuando proceda, y las prácticas de justicia
consuetudinaria o autóctonas, a fin de facilitar la conciliación y la reparación en favor de
las víctimas.
Imputado
xxxi
Ahora bien, la condición de imputado en un proceso penal conlleva un trato acorde a las
garantías del debido proceso legal. El derecho a un debido proceso en su conjunto
reconoce que el inculpado se enfrenta al Estado y sus instituciones, las cuales pueden
restringir el ejercicio de algunos de sus derechos fundamentales, como la libertad, en
tanto exista suficiente información fidedigna en que sustentar su actuación.
Todos estos derechos deben traducirse en el derecho interno en normas y prácticas que
garanticen a los individuos su libertad personal, es decir, en no ser privados de su libertad
en forma arbitraria o ilegal. Y en caso de que un sujeto sea privado de su libertad de
manera legal, a gozar del derecho a un debido proceso legal.
xxxii
dignidad, salud y derecho a no declarar; y solamente en casos extremos aún en contra de
su voluntad mediante orden judicial.
Derechos como los mencionados deben ser normas que aplican a todo el proceso y
quedan plasmados en el Código Modelo.
Defensores
La función del defensor genera obligaciones hacia el inculpado, los tribunales, los testigos
e involucrados en el caso. Los deberes de comportamiento están dirigidos a permitir el
espacio para una defensa leal a los intereses de su defendido, sin menoscabo del respeto
a la ley y la exigencia de un desempeño ético.
Este desempeño se hace patente a través de una actuación pronta, ética y profesional que
incluye la comunicación regular con su defendido y la transmisión de la información
relevante del caso; no revelar las comunicaciones confidenciales con su cliente sin el
permiso explícito de éste, evitando defraudar al juez o tribunal; no entrar en situaciones
que representan un conflicto de intereses; asesorar al cliente de cumplir con la ley; no
hacer representaciones falsas al tribunal a sabiendas; defender con lealtad a su cliente sin
volverse meramente portavoz de su defendido.
xxxiii
Este equilibrio es el desafío de la Defensa en un sistema acusatorio, y el Estado debe velar
y facilitar su mejor realización, pues el buen desenvolvimiento de la defensa en juicio
también contribuye a legitimar del sistema de justicia penal.
Por lo tanto, éste Código debe asumir la tarea de asentar las pautas de la defensa
adecuada. La Convención Americana sobre Derechos Humanos ofrece algunos puntos de
partida en su artículo 8 sobre las garantías judiciales:
“Artículo 8. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las
siguientes garantías mínimas:
a. derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no
comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
b. comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
c. concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa;
d. derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor
de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e. derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado,
remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí
mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley;
f. derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal10 y de obtener
la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre
los hechos;
xxxiv
g. derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y
h. derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.”
C) Etapas Procesales
A reserva de que más adelante se explicará de manera más detallada el contenido de
ciertas figuras que surgen a lo largo del proceso, como por ejemplo la vinculación a
proceso y la participación de particulares en el mismo, en este primer apartado se hará
una breve descripción de las etapas que comprende el Código Modelo, para comprender
la estructura general del proceso penal de acuerdo al sistema acusatorio.
1. Etapa de investigación
Uno de los cambios más radicales del nuevo sistema en cuanto a estructura del proceso es
la sustitución de la averiguación previa, por una etapa de investigación más
desformalizada.
Como segundo punto sustancial que define diferencias entre la averiguación previa y la
etapa de investigación del sistema acusatorio, es que el Ministerio Público pierde su fe
pública, ya que sólo los medios de prueba que se desahogan ante el órgano jurisdiccional
serán susceptibles de ser valorados para dictar una sentencia. En consecuencia, también
pierde sentido la integración de expedientes sumamente formales, ya que el método de
análisis de los medios de pruebas es el desarrollo de audiencias, en las que las partes
frente al juez refutan las pruebas de la parte contraria.
Ahora bien, eso no significa que las actuaciones realizadas en la investigación no deban
registrarse de alguna manera. Por ello, pretendiendo ser congruente con un sistema oral,
en el Proyecto de Código se eliminan todas las referencias al expediente para sustituirlas
por registro y se utiliza este vocablo para aquellas actuaciones que se realizan en el curso
de la investigación y la forma en la que queda constancia de las audiencias.
xxxvii
referencia a la Policía como auxiliar del Ministerio Público (entendida, según la iniciativa,
como el Cuerpo de Policía que resulta de la fusión entre las actuales Policía Preventiva y
Policías Ministeriales.) Esa distinción o fusión entre Cuerpos de Policía preventivos y de
investigación o ministeriales, como se denomina comúnmente en México, es una cuestión
que no atañe a un código adjetivo en materia penal. Lo relevante para efectos del Código
es que la Policía (investigadora o preventiva) sea un auxiliar activo en el proceso. En
consecuencia se eliminan las referencias a la Policía Ministerial, para sustituirlas
simplemente por la Policía o Policía de Investigación.
xxxviii
Básicamente el objeto de esta etapa es el ofrecimiento y admisión de los medios de
prueba, así como la depuración de los hechos controvertidos y la determinación del daño
causado por el delito que será materia del juicio oral. Además, si bien, el sobreseimiento,
la suspensión condicional del proceso, la justicia restaurativa, el archivo temporal y el
procedimiento abreviado pueden darse desde la investigación, son instituciones que
también pueden agotarse en esta etapa intermedia.
A estas audiencias en las que se evalúa: 1. La admisión de pruebas; 2. Los hechos que se
tendrán por probados mediante acuerdos probatorios; y 3. Los medios de prueba que
serán excluidos del juicio; precede el auto de apertura de juicio en el que se definirá, de
acuerdo a las pruebas a desahogar, los cargos, la participación y niveles de
responsabilidad, que se demostrarán frente al órgano jurisdiccional que llevará la
audiencia de debate de Juicio Oral.
xxxix
3. Etapa de Juicio Oral
En los Sistemas Procesales Inquisitivo y Mixto, sólo se contaba con una forma de
resolución: sentencia condenatoria o absolutoria. El Sistema Acusatorio introduce varias
formas de solución. Por ende, el éxito del Proyecto de Código estriba en que un mínimo
de las causas que inician investigación sean sometidas al juicio oral, ante el Tribunal de
Juicio.
xl
• De acuerdo al sistema acusatorio rige el sistema de libre valoración de la
prueba y de la sana crítica, en consecuencia la sentencia debe motivarse de
tal modo que las pruebas que forman la convicción del juzgador y que sean
razonables para todo aquél que presencia el juicio.
• La prueba instrumental ‐documentos, objetos y otros elementos de
convicción‐ previa su incorporación al debate, podrán ser exhibidos al
imputado, a los testigos y a los peritos, para que los reconozcan o informen
sobre ellos. Por prueba instrumental se entiende documentos que
contengan declaraciones no producidas al interior del sistema de
persecución –policía y Ministerio Público– y que sean relevantes para el
caso. En ningún supuesto son admisibles como prueba instrumental –
considerarse como documentos– los registros de las declaraciones
obtenidas por el sistema de persecución, fundamentalmente el Ministerio
Público y la Policía.
Al inicio del Juicio Oral, el Tribunal sólo cuenta con el auto de apertura elaborado por el
juez de la etapa de preparación a juicio. Dicho auto contiene la acusación del Ministerio
Público y la exposición de la defensa. Por su parte, el Ministerio Público y la defensa
tienen toda la información que se desarrollará en el debate, incluida la de la contraparte.
El día y la hora señalados para la celebración del debate de Juicio Oral, el Presidente del
Tribunal verificará la presencia de los demás jueces, de las partes, de los testigos, peritos,
intérpretes o traductores y de la existencia de las cosas que deban exhibirse en él, y lo
declarará abierto.
xli
A continuación las partes realizarán una exposición oral de las posiciones planteadas que
constituyen los alegatos de apertura. En estos alegatos se debe plantear la teoría del caso
de cada parte, por lo que no deben ser argumentativos ni ofrecer motivación de la
prueba, pues ésta todavía no se ha presentado.
Una vez presentados los alegatos de apertura, se comienza el desahogo de los medios de
prueba comenzando por el Ministerio Público, el coadyuvante, y la defensa. Es importante
considerar que el orden de la presentación de los medios de prueba depende de las
partes, pues es parte de su estrategia en la defensa de su particular teoría del caso.
Una vez que se han desahogado los medios de prueba, el Presidente concederá
sucesivamente la palabra al Ministerio Público, a la parte coadyuvante y al tercero
objetivamente responsable si los hubiere, y al defensor del imputado, para que, en ese
orden, emitan sus alegatos finales o de clausura. El imputado tendrá siempre el derecho a
la última palabra.
El alegato final es uno de los momentos más relevantes del debate, ya que los medios de
prueba se desahogan precisamente para construir este alegato final, pues es en este
momento cuando por primera y única vez se dará solidez y consistencia a la teoría del
caso de cada parte.
El Juicio Oral, previa deliberación de los jueces, termina en la sentencia definitiva que
decidirá si el hecho es delito y si el mismo fue o no cometido por el imputado de modo
que éste sea o no acreedor de una pena.
xlii
La etapa de juicio facilita que la oralidad implique, con mayor propiedad, el desarrollo de
los principios de inmediación y la publicidad, además de la concentración para el
desahogo de los medios de prueba. La oralidad se liga estrechamente con el principio de
inmediación que exige al juez o tribunal su presencia en las audiencias para escuchar el
debate sobre los hechos y argumentos jurídicos entre el Ministerio Público y la defensa.
De esta manera se garantiza una calidad mayor de la información rendida, al tiempo que
se impide la delegación de facultades, como el interrogatorio del imputado, testigos,
peritos, etc., en una persona distinta del juez.
4. Etapa de Impugnación
Una de las características esenciales del sistema acusatorio es la limitación de los medios
de impugnación, especialmente contra la sentencia, ya que se trata de revalorar y
fortalecer la postura del juez de primera instancia.
Pero estos recursos tienen una lógica de tramitación y de causales distinta al sistema
inquisitivo:
xliii
Revocación: procede contra las resoluciones que resuelvan sin sustanciación un trámite
del proceso, a fin de que el mismo juzgador que los dictó examine nuevamente la cuestión
y dicte la resolución que corresponda. Como regla general, este recurso se deducirá
oralmente en las audiencias, y, en su defecto, por escrito, dentro de los tres días
siguientes de notificada la resolución.
Apelación: por regla general, procede contra las resoluciones dictadas por el juez en las
etapas preliminar e intermedia, siempre que éstas causen un agravio irreparable a los
intereses y derechos de alguna de las partes, pongan fin a la acción o imposibiliten que
ésta continúe.
Se interpone por escrito ante el mismo juez que dictó la resolución y se remite, previo
emplazamiento de las partes, al tribunal competente. El tribunal que resuelva el recurso
citará a una audiencia para fallarlo en definitiva, convocando al efecto a todas las partes
interesadas.
xliv
ordenará la celebración de la audiencia‐ o de la sentencia, en que el tribunal de casación
podrá ordenar una resolución de reemplazo o la emisión de una nueva sentencia.
Al igual que en el resto de los casos, este recurso se desahogará oralmente cuando así lo
estime conveniente el presidente del tribunal.
Revisión: procede contra la sentencia firme, en todo tiempo, y únicamente a favor del
imputado, cuando los hechos tenidos como fundamento de la sentencia resulten
incompatibles con los establecidos por otra sentencia penal firme; se haya fundado en
medios de prueba documentales o testimoniales cuya falsedad se haya declarado en fallo
posterior firme o resulte evidente aunque no exista un proceso posterior; haya sido
pronunciada a consecuencia de prevaricato, cohecho, violencia u otra argumentación
fraudulenta, cuya existencia se haya declarado en fallo posterior firme; sobrevengan
hechos nuevos o medios de prueba que solos o unidos a los ya examinados en el proceso,
hagan evidente que el hecho no existió, que el imputado no lo cometió o que el hecho
cometido no es punible o corresponda aplicar una norma más favorable; corresponda
aplicar una ley más benigna, o una amnistía o se produzca un cambio en la jurisprudencia
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que favorezca al sentenciado; o se obtenga
resolución a favor por parte de un organismo jurisdiccional supranacional que resulte
obligatoria conforme a los tratados de derechos humanos firmados y ratificados por el
Estado mexicano.
Se critica con la tesis una realidad de los jueces: "que han establecido una profunda línea
divisoria entre la "ejecución administrativa" y la “decisión judicial". Con ello se exige, por
xlv
un lado, "un control judicial sobre la pena" y, por otro lado y, como prioritario, "la
constitución del condenado como "sujeto" de la ejecución que reclama una forma
contradictoria en el desarrollo de la ejecución penal.
Parece lógico que si el juez tiene un objetivo a la hora de imponer una sanción, luego,
debe contar con los medios para procurar ‐mediante la ejecución de la sanción‐ los
objetivos propuestos. Sin embargo, cuando no se han dado en el proceso formas
alternativas de solución del conflicto, sino que éste ha llegado hasta sentencia
condenatoria con la aplicación de la pena, siempre habrá un “divorcio” entre hecho y
sanción, entre acción ilícita y pena privativa de libertad.
Parece, entonces, que existe un divorcio entre el objetivo del juez y el de las personas o
instituciones que aplican la sanción dentro del régimen penitenciario. El juez ‐su voluntad
objetivamente pensada‐ se ve burlada por el sistema penitenciario que desmiente los
proyectos de una sentencia condenatoria realmente humanizada, pensada en razón de lo
que más aprovecha al condenado. ¿Significa esto que el sistema judicial debe también
administrar el sistema de ejecución de la condena?
El Código Modelo se limita a esclarecer las funciones de vigilancia y control del juez
ejecutor. Sin embargo, es muy conveniente que el objetivo del proceso hacia la sentencia
y, de la sentencia a la condena sea distinto al objetivo institucional del régimen
penitenciario. La “realidad” entre hecho y sanción en el Proceso Penal es distinta a la
“realidad” entre sanción y acción sancionatoria en el Régimen Penitenciario. La “realidad”
que enfrenta el juez, a la hora de imponer una pena, ante la veracidad de un hecho ilícito
en sentencia, es distinta a la “realidad” que luego enfrenta el “delincuente” ante el modo
de vida propio de la sanción.
xlvi
Sistema Penitenciario, profesionales –abogados, psicólogos, sociólogos‐ que, con otro
criterio profesional y, no en razón de la sanción sino, en razón de la persona, determinen
la suerte del condenado desde su realidad psicosocial.
Con esa finalidad lo relativo a las fijaciones sucesivas de pena, extinción, sustitución o
modificación de aquellas será competencia del tribunal de ejecución de la pena, que
procederá siempre ilustrando su criterio con los informes y recomendaciones del personal
profesional carcelario.
El Proceso Penal no termina, entonces, con la pena impuesta en la Sentencia del Tribunal
de Juicio, cuando el Ministerio Público, el querellante, el condenado y su defensor podrán
plantear, ante el tribunal de ejecución de la pena, incidentes relativos a la ejecución,
sustitución, modificación o extinción de la pena o de las medidas de seguridad. Durante el
trámite se permite incorporar elementos de prueba y se permite al tribunal, aun de oficio,
ordenar una investigación sumaria.
xlvii
D) Vinculación a Proceso
Uno de los cambios de mayor importancia de la reforma constitucional en materia de
seguridad pública y justicia penal del 18 de junio de 2008 es el tratamiento a la prueba en
general. Por su importancia práctica y por las dificultades inherentes al nuevo texto
constitucional la reducción de los parámetros probatorios que deberá cubrir el Ministerio
Público para obtener la “vinculación a proceso” o para obtener una orden de aprehensión
requiere que se analice de una manera completa la nueva regulación constitucional y la
regulación en el Código Modelo de esta figura.
Artículo 19. Ninguna detención ante autoridad Artículo 19. Ninguna detención ante
judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos
horas, a partir de que el indiciado sea puesto a su autoridad judicial podrá exceder del plazo
disposición, sin que se justifique con un auto de
vinculación a proceso en el que se expresará: el de setenta y dos horas, a partir de que el
delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución, así como los datos que indiciado sea puesto a su disposición, sin
establezcan que se ha cometido un hecho que la
ley señale como delito y que exista la probabilidad que se justifique con un auto de formal
de que el indiciado lo cometió o participó en su
comisión prisión en el que se expresarán: el delito
que se impute al acusado; el lugar, tiempo
…
y circunstancias de ejecución, así como los
…
11
Las cursivas son nuestras
xlviii
El plazo para dictar el auto de vinculación a datos que arroje la averiguación previa, los
proceso podrá prorrogarse únicamente a petición
del indiciado, en la forma que señale la ley. La que deberán ser bastantes para comprobar
prolongación de la detención en su perjuicio será
sancionada por la ley penal. La autoridad el cuerpo del delito y hacer probable la
responsable del establecimiento en el que se
encuentre internado el indiciado, que dentro del responsabilidad del indiciado.
plazo antes señalado no reciba copia autorizada
del auto de vinculación a proceso y del que decrete
la prisión preventiva, o de la solicitud de prórroga
del plazo constitucional, deberá llamar la atención
del juez sobre dicho particular en el acto mismo de
concluir el plazo y, si no recibe la constancia
mencionada dentro de las tres horas siguientes,
pondrá al indiciado en libertad.
xlix
Todo proceso se seguirá forzosamente por
el delito o delitos señalados en el auto de
formal prisión o de sujeción a proceso. Si en
la secuela de un proceso apareciere que se
ha cometido un delito distinto del que se
persigue, deberá ser objeto de
averiguación separada, sin perjuicio de que
después pueda decretarse la acumulación,
si fuere conducente.
l
Continuación del proceso penal
El “auto de vinculación a proceso” no equivale al auto de formal prisión cuando se observa
que el auto de formal prisión implica la decisión, basada en los méritos del caso – es decir,
en la prueba sobre el fondo presentada por el MP— de continuar, o no, con el proceso
pasando a otra etapa procesal. Con esta decisión se concluye a la etapa de preinstrucción
para dar inicio a la etapa de instrucción.
li
Por lo que se refiere a prisión preventiva, en el sistema acusatorio esta decisión se separa
de la decisión de vinculación y se lleva a un momento procesal diferenciado. La intención
de la reforma constitucional es que se establezca como regla general que las medidas
cautelares sean una decisión del juez en función de las circunstancias personales del
indiciado, en relación a la víctima o a la comunidad – pero no de la prueba del hecho
delictivo—12. En otras palabras, la decisión sobre la procedencia de una medida
precautoria tiene un fundamento diferente a los hechos que conforman la litis del
proceso. La excepción la contempla el propio texto constitucional estableciendo un listado
de delitos en los que la prisión preventiva procede de oficio.
De esta forma, las medidas cautelares, en estricto sentido, no son contenido de la decisión
de la vinculación a proceso, puesto que la imposición de estas corresponde a otra decisión
‐‐distinta en el tiempo y diferente en los supuestos que la fundamentan‐‐ y el auto de
vinculación sólo la justifica. En otras palabras, la decisión sobre prisión preventiva no es
parte de la decisión de vinculación.
12
Párrafo segundo del artículo 19.
El Ministerio Público sólo podrá solicitar al juez la prisión preventiva cuando otras medidas cautelares no
sean suficientes para garantizar la comparecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la
investigación, la protección de la víctima, de los testigos o de la comunidad, así como cuando el imputado
esté siendo procesado o haya sido sentenciado previamente por la comisión de un delito doloso.
lii
consignación presenta los resultados de la etapa de investigación o averiguación previa –
es decir acredita el cuerpo del delito y la probable responsabilidad—para establecer una
acusación. Bajo el nuevo proceso acusatorio, el auto de vinculación no tiene como
antecedente necesario una acusación ya que la investigación puede no estar terminada,
de hecho la audiencia de vinculación debe incluir la decisión del juez sobre el plazo en que
debe terminarse la investigación.
liii
formalizada –judicializada‐‐. En el sistema acusatorio latinoamericano, la figura procesal
que más se acerca a la vinculación a proceso y que puede decirse que inspira su inclusión
en los procesos acusatorios mexicanos es la formalización de la investigación o de la
imputación, acto procesal del Ministerio Público que divide en dos partes a la
investigación, sin embargo, su naturaleza no es la de una audiencia de control de la
investigación sino que se trata de la notificación de la existencia de la investigación
policial13.
13
Esto puede observarse en el contenido de los artículos 229 de Chile y del Código de Chihuahua:
CPP Chile Artículo 229.‐ Concepto de la formalización de la investigación. La formalización de la investigación
es la comunicación que el fiscal efectúa al imputado, en presencia del juez de garantía, de que desarrolla
actualmente una investigación en su contra respecto de uno o más delitos determinados.
CPP Chihuahua Artículo 274. Concepto de formulación de la imputación. La formulación de la imputación es
la comunicación que el Ministerio Público efectúa al imputado, en presencia del Juez, de que desarrolla una
investigación en su contra respecto de uno o más hechos determinados
El subrayado es nuestro.
liv
De lo anterior se sigue que en la reforma de 2008 podría haberse modificado
profundamente la vinculación, sin embargo, el constituyente optó por mantener un
control judicial de la investigación aunque modificando los parámetros probatorios. En
este sentido, las características de la vinculación a proceso, derivadas del injerto de esta
institución en el texto constitucional anterior ‐‐que regulaba un proceso mixto‐‐
establecen una nueva figura procesal que será propia y exclusiva del proceso penal
mexicano. Dicho en otras palabras, la continuación de esta investigación requiere que no
sólo sea presentada una solicitud sino que esta sea acompañada de datos de prueba que
la sustenten.
lv
Esta situación ha sido criticada en los dictámenes a la reforma constitucional señalando
“que el excesivo estándar probatorio que hasta ahora se utiliza, genera el efecto de que
en el plazo de término constitucional se realice un procedimiento que culmina con un
auto que prácticamente es una sentencia condenatoria14”
Sólo desde esta perspectiva se podría justificar que, partiendo de las diferencias
señaladas, para el dictado del auto de vinculación los parámetros probatorios disminuyan.
En efecto, si se considera que la vinculación a proceso se trata de un control a la
investigación en curso, no sería razonable exigir un parámetro probatorio tan elevado
como el que actualmente debe cumplir el auto de término constitucional, sino que las
exigencias probatorias pueden ser más flexibles, cercanas al del concepto de causa
probable norteamericano, o la sospecha vehemente del proceso penal alemán.
De lo señalado hasta este punto, es evidente que una de las finalidades expresas de la
reforma es desaparecer el equivalente al “mini‐juicio” que implica al día de hoy la pre‐
instrucción, con fundamento en las críticas del proceso penal que señalan que al día de
hoy, tan altos parámetros probatorios han hecho de la averiguación previa la etapa que
tiene más importancia en la resolución del proceso.
14
Dictamen de las Comisiones en la Cámara de Diputados de 10 de diciembre de 2007.
lvi
básicos del nuevo sistema acusatorio en tanto la libertad al juez para valorar la prueba
sólo estará limitada por las reglas de la lógica y las máximas de la experiencia.
lvii
Por un lado, la primera parte del párrafo primero del artículo 19 constitucional señala que
ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder de setenta y dos horas sin que se
justifique con un auto de vinculación a proceso, lo que pareciera unir nuevamente la
decisión sobre la continuación del proceso a la decisión sobre medidas cautelares o,
cuando menos, a la decisión sobre prisión preventiva. Que se trata de dos decisiones
distintas lo confirma la lógica del sistema y así lo han asumido los códigos acusatorios
vigentes, pero también, el propio Poder Revisor de la Constitución así lo ha asumido.
En efecto, con fundamento en que en el mismo artículo 19 se hace referencia a dos autos
diferentes cuando establece que “la autoridad responsable del establecimiento en el que
se encuentre internado el indiciado, que dentro del plazo antes señalado no reciba copia
autorizada del auto de vinculación a proceso y del que decrete la prisión preventiva deberá
notificarlo al juez . . .” una interpretación sistemática del articulo confirma que deben ser
dos decisiones y que el auto de vinculación debe incluir la decisión previamente tomada.
Por otra parte, existe otra cuestión que complica un poco más la regulación de la
vinculación a proceso: el Poder Revisor de la Constitución mantuvo la redacción de la
garantía de litis cerrada ‐‐o de congruencia de la sentencia con la acusación‐‐ simplemente
sustituyendo auto de formal prisión o de sujeción a proceso por vinculación a proceso.
En otras palabras, el hecho de que el constituyente haya señalado que el proceso sólo se
seguirá por los hechos contenidos en el auto de vinculación, de una forma similar a la
regulación previa, aumenta las tensiones entre las normas constitucionales ya que, como
se ha señalado, la investigación continua después de la vinculación lo que implica la
posibilidad de modificar los hechos. Lo que implica a que esta norma sea interpretada en
el sentido de que la vinculación determina los hechos que constituyen la base de la acción.
Esto implica que la legislación secundaria debe recoger esta emanación del derecho a la
defensa adaptándola a las exigencias del nuevo proceso penal acusatorio, en especial, a
las de la etapa de investigación.
lviii
La nueva interpretación de esta garantía, en opinión del Grupo de Trabajo, debe recoger
la jurisprudencia en materia de reclasificación para señalar que las limitaciones al
Ministerio Público, derivadas de la vinculación y de la necesaria congruencia de la
acusación con la hipotética sentencia, radican en la determinación de los hechos, la
imposibilidad de incorporar al proceso hechos distintos de los señalados, pero no abarca
su calificación jurídica.
En este sentido, el Grupo de Trabajo, desde una visión sistemática (recuérdese el listado
de delitos en los que la prisión preventiva es de oficio) y apegada a la tradición jurídica
mexicana considera que sólo la reducción en la intensidad es viable. Dicho de otra forma,
la reducción en la extensión de la prueba produciría un efecto negativo en los derechos de
los ciudadanos. Por esta razón, el Código Modelo CONATRIB no considera viable que
únicamente se exija el elemento material del hecho delictivo y mantiene la exigencia de
lx
que el Ministerio Público se refiera a la totalidad de elementos del actual cuerpo del
delito.
El Código Modelo CONATRIB asume que la reducción probatoria que señala el Poder
Revisor de la Constitución se concreta en la reducción en la intensidad, por lo que se
señala expresamente que el juez valorará la razonabilidad de los datos de prueba (no
prueba en sentido estricto) ofrecidos. Por esta razón se señala que será necesario que de
los antecedentes de la investigación expuestos por el Ministerio Público se establezcan
datos de prueba que permitan establecer razonablemente la existencia de un hecho o
hechos que las leyes del Estado califiquen como delito y la probabilidad de la autoría o
participación en el hecho del imputado.
lxi
Estado califiquen como delito y la probabilidad de la autoría o participación del imputado
en el hecho.
lxii
otorgar su declaración preparatoria y que el propio imputado pueda ofrecer medios de
prueba en contra de los datos de prueba y registros de la investigación presentados por el
Ministerio Público.
lxiii
asuman en la misma audiencia, en la medida de lo posible, sin interrupción. Nos referimos
al Control de la constitucionalidad de la detención, a que el juez se cerciore que el
imputado conoce y entiende la acusación, así como sus derechos constitucionales y a la
Determinación sobre el cierre de la investigación.
El auto de vinculación
En contraste con la propuesta de una audiencia “compleja” de vinculación, el Grupo de
Trabajo considera que es de la mayor relevancia precisar que el auto de vinculación se
refiere a la decisión de permitir la continuación del proceso que el juez toma con
fundamento en los datos de prueba presentados por el Ministerio Público.
En otras palabras, el auto de vinculación es la resolución del juez de garantía que finaliza
un acto complejo de control judicial ‐‐la audiencia de vinculación a proceso‐‐ y su
contenido específico es determinar si, de los datos de prueba aportados por el Ministerio
Público así como de lo señalado por la defensa, resulta procedente el acto de molestia de
la continuación de la investigación.
lxiv
E) Libertad del Imputado y Medidas Cautelares.
Partiendo de esta premisa el Código CONATRIB establece como principio que el imputado
se encuentre libre durante el procedimiento, por lo que en esas condiciones deberá acudir
ante el juez de control desde la primer audiencia que se ha instrumentado para dar curso
ordinario al procedimiento penal, que es, la de vinculación a proceso y sólo en casos de
flagrancia, urgencia u orden de aprehensión será presentado en calidad de detenido, sin
embargo, en los dos primeros, el Ministerio Público deberá contar con datos que le hagan
presumir que el órgano jurisdiccional, a la postre, accederá a decretar la prisión
preventiva; mientras que en el último, el juez velará no sólo porque se reúnan los
requisitos de fondo a que se refiere el artículo 16 de la CPEUM, sino también, por que se
actualice un efectivo riesgo de retardo, esto es, que de no acceder al mandamiento
aprehensivo resultaría difícil obtener la presentación voluntaria del imputado.
lxv
De esto resulta que las medidas cautelares de urgencia, flagrancia y orden de aprehensión
tienen como fin iniciar el procedimiento judicializado15, cesan una vez que se ha
formulado imputación16 y sólo proceden cuando de no mediar se podría retardar el
procedimiento17.
15
Esto es el reflejo del principio de instrumentalidad, pues las medidas cautelares, por sí
mismas, no tienen una finalidad, sino que son un instrumento para lograr los fines del
procedimiento penal.
16
Así es como se consagra el principio de temporalidad o provisionalidad, en virtud del
cual las medidas cautelares subsisten sólo hasta que se cumple el fin para el que se
instrumentaron.
17
En virtud del principio de excepcionalidad las medidas cautelares sólo se imponen cuando resultan necesarias para asegurar los fines
del procedimiento.
18
De acuerdo al principio de jurisdiccionalidad las medidas cautelares deben ser impuestas por el órgano jurisdiccional, las excepciones
son los casos de urgencia, flagrancia y garantía económica previa a la audiencia de vinculación a proceso. Esto no implica que el juez o
tribunal las ordene de oficio, ya que el interés jurídico de su aplicación reside en el ministerio público y en el acusador privado.
lxvi
cuenta la posible pena a imponer19 y estableciendo el plazo máximo de su vigencia
(principio de temporalidad o provisionalidad), que en ningún caso podrá ser superior al del
procedimiento mismo, por no tener un fin propio.
F) Criterios de oportunidad
En materia del ejercicio de la acción penal –entendida como la facultad de exigir al juez la
imposición de una sanción en contra de un individuo derivada de la existencia de
responsabilidad penal‐‐ nuestro país tradicionalmente ha seguido el principio de legalidad.
En otras palabras, en presencia de datos que acrediten el cuerpo delito y la probable
responsabilidad, el agente del Ministerio Público deberá –es decir, en todos los casos, ya
que no es una facultad discrecional sino un deber‐‐ ejercer la acción penal.
19
De acuerdo al principio de proporcionalidad, las medidas cautelares deben ser acordes a
la magnitud del riesgo a los fines del procedimiento que se actualice y no deben ser de
una magnitud superior a la posible pena a imponer, por lo tanto lo prisión preventiva sólo
podrá aplicarse cuando el hecho amerite necesariamente pena de prisión y cuando otras
medidas cautelares no resulten suficientes para contrarrestar el riesgo que se actualice.
lxvii
Los criterios de oportunidad se traducen que en un caso concreto, no obstante que se
reúnan los requisitos legales para el ejercicio de la acción penal, el Ministerio Público
podrá prescindir, total o parcialmente, de la persecución penal, ya sea en relación a
alguno o a varios hechos, o a alguna de las personas que participaron en su realización.
Esta facultad constitucional implica que el Poder Revisor de la Constitución parte de la
base de que existirá confianza plena para la correcta administración de éstos criterios en
la institución del Ministerio Público.
Así, pues los criterios de oportunidad strictu sensu implican que la institución del
Ministerio Público establecerá, como parte de las decisiones de política criminal, la
procedencia de la acción penal en consideración de las características particulares de cada
caso. Sin embargo, dado que esto implica un gran poder discrecional para el Ministerio
Público –y en consecuencia para el Ejecutivo‐‐, se ha buscado atemperarlo a través del
establecimiento, dentro del Código Modelo CONATRIB los casos en los que procede la
aplicación de estos criterios.
El modelo acusatorio aspira a que la aplicación de los criterios de oportunidad tenga como
fundamento razones objetivas y sin discriminación, aplicando a cada caso individual, los
criterios generales que al efecto se hayan dispuesto por la Procuraduría General de
Justicia. Esto pone de manifiesto que la aplicación de los criterios de oportunidad deberá
ser realizada como parte de una política criminal claramente delineada por parte de la
misma Procuraduría, con la consiguiente exigencia de fundar y motivar la aplicación del
criterio de oportunidad a un caso particular
La decisión del agente del Ministerio Público que aplique un criterio de oportunidad
deberá estar fundada y motivada, y será comunicada al Procurador General de Justicia, o a
quien éste designe, a fin de que se revise que la misma se ajusta a las políticas generales
del servicio y a las normas dictadas al respecto.
lxviii
De esta forma, partiendo de la regla general de la obligatoriedad de la acción que exige al
ministerio público ejercer la acción penal pública en todos los casos en que sea
procedente, se establece como excepción la posibilidad que le permite prescindir, total o
parcialmente, de la persecución penal, limitarla a alguna o varias infracciones o a alguna
de las personas que participaron en el hecho, en los siguientes supuestos.
Cuando se trate de un hecho que, por las circunstancias de tiempo y/o modo, deviene
insignificante, de mínima culpabilidad del autor o del partícipe o exigua contribución de
éste. Ese tipo de criterios no se admiten cuando el hecho afecte gravemente un interés
público o, cuando aún de sea bagatela, lo cometa un servidor público en el ejercicio del
cargo o con ocasión de él.
lxix
por el hecho o la infracción de cuya persecución se prescinde, carezca de importancia en
consideración a la pena o medida de seguridad ya impuesta, o a la que se debe esperar
por los restantes hechos o delitos a la misma persona, o la que se le impuso o se le
impondría en un proceso tramitado en la jurisdicción federal o en el extranjero.
Con ese objetivo, cuando se trate de asuntos de delitos graves y el imputado colabore
eficazmente con la investigación, brinde información esencial para evitar que continúe el
delito o se perpetren otros, ayude a esclarecer el hecho investigado u otros conexos o
proporcione información útil para probar la participación de otros imputados, el
Ministerio Público podrá aplicar criterios de oportunidad. Este criterio exige prever que la
acción penal de la cual se prescinde total o parcialmente resulte considerablemente más
leve que los hechos punibles cuya persecución facilita o cuya continuación evita.
De igual forma cuando el imputado pueda colaborar con el ministerio público federal para
esclarecer hechos relacionados con delincuencia organizada y el ministerio público del
Estado considere conveniente dicha información respecto a los hechos que se investigan y
atribuyen en el Estado.
lxx
G) Suspensión condicional del proceso
El Sistema de Justicia Penal ha experimentado dos efectos que, desde la perspectiva de
una país garantista, que protege con el acceso a la justicia, los derechos de los sujetos
procesales y con las garantías del gobernado, la dignidad, libertad e igualdad de los
imputados, causan estupor: la prisión preventiva y, la lentitud de los proceso.
La Suspensión Condicional del Proceso nace, en el Código Modelo CONATRIB, a partir del
principio Constitucional por el cual “la ley establecerá los beneficios que se podrán otorgar
al inculpado cuando acepte su responsabilidad” (art. 20; A, VII). Con esa finalidad las leyes
“preverán mecanismos alternativos de solución de controversias. En la materia penal
regularán su aplicación, asegurarán la reparación del daño y establecerán los casos en los
que se requerirá supervisión judicial” (art. 17, 3). Se entiende así que “una vez iniciado el
proceso penal, siempre y cuando no exista oposición del inculpado, se podrá decretar su
terminación anticipada en los supuestos y bajo las modalidades que determine la ley” (art.
20, A, VII).
lxxi
el imputado no tenga condena penal por delitos dolosos, el imputado o el ministerio
público con acuerdo de aquél, podrán solicitar la suspensión condicional del proceso” (Cfr:
artículo 115).
El plazo a prueba, con la posible reparación del daño a favor de la víctima, procura hacer
eficaz el objetivo Constitucional de facilitar, con base al “trabajo, la capacitación para el
mismo, la educación, la salud y el deporte” (art. 18) lograr la reinserción del imputado a la
sociedad y procurar que no vuelva a delinquir. Sin embargo, en estos casos, en lugar de
lograr esos objetivos a través del “sistema penitenciario” lo facilita, confiando en que el
imputado, en libertad, pueda “residir en un lugar determinado o abstenerse de salir del
país”; “frecuentar o dejar de frecuentar determinados lugares o personas”; “abstenerse
de consumir drogas o estupefacientes o de abusar de las bebidas alcohólicas” “participar
en programas especiales de tratamiento con el fin de abstenerse de consumir drogas,
bebidas alcohólicas o cometer hechos delictivos”; “comenzar o finalizar la educación
básica si no la ha cumplido, aprender una profesión u oficio o seguir cursos de
capacitación en el lugar o la institución que determine el tribunal”. (Cfr: artículo 116)
lxxii
En algunos casos el plan de reparación puede someter al imputado “a la vigilancia que
determine el juez”; impedirle “poseer o portar armas”; negarle “conducir vehículos” y, en
las ocasiones que así convenga “cumplir con los deberes de asistencia alimentaria” (Cfr:
artículo 116).
H) Justicia Restaurativa
Diferentes denominaciones se han dado a este capítulo en las diversas legislaciones
latinoamericanas, tales como “Conciliación” o “Acuerdos Reparatorios”.
La regulación en este Capítulo recoge las prácticas que se han desarrollado exitosamente
en los estados de la Federación. El tema de los intereses difusos es novedoso y no debe
quedar ausente en el Código, por tanto, consideramos que se debe dar la legitimidad al
Ministerio Público en caso de que no se apersone la víctima.
I) Procedimiento abreviado
Esta figura, se encuentra expresamente reconocida en el nuevo texto constitucional, en la
fracción VII del apartado A del artículo 20 que establece:
“VII. Una vez iniciado el proceso penal, siempre y cuando no exista
oposición del inculpado, se podrá decretar su terminación anticipada en los
supuestos y bajo las modalidades que determine la ley. Si el imputado
reconoce ante la autoridad judicial, voluntariamente y con conocimiento de
las consecuencias, su participación en el delito y existen medios de
convicción suficientes para corroborar la imputación, el juez citará a
audiencia de sentencia. La ley establecerá los beneficios que se podrán
otorgar al inculpado cuando acepte su responsabilidad;”
El procedimiento abreviado sin ser en sentido estricto una salida alterna, permite dictar
una sentencia de forma más rápida y de cuantía menor que en el procedimiento ordinario,
en los casos en que, previa solicitud del mismo imputado o del representante social, el
imputado admita el hecho que le atribuyera el Ministerio Público en su escrito de
acusación, acepte la aplicación de este procedimiento y no haya oposición fundada de la
víctima u ofendido constituido como acusador particular. Si la víctima no se ha constituido
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como acusadora particular, se escuchará a la víctima, querellante u ofendido de domicilio
conocido, pero su criterio no será vinculante.
El Grupo de Trabajo considera que del texto constitucional se amplía la naturaleza de este
procedimiento pues no sólo se considera un medio de aplicación de la política criminal y
un instrumento que busca la eficacia de la instancia de persecución, sino que también se
extiende como derecho del imputado a solicitarlo.
Ahora bien, en este aspecto, no debe dejarse de considerar que la Ley Federal contra la
Delincuencia Organizada fue la pionera en introducir esta figura en el sistema jurídico
mexicano, ofreciendo una reducción de hasta dos terceras partes de la pena posible.
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términos del acuerdo y las consecuencias que éste pudiera implicarle; y acepta los hechos
materia de la acusación en forma inequívoca y de manera libre y espontánea.
J) Prueba Anticipada
Las reformas constitucionales en materia de seguridad pública y justicia penal del 18 de
junio de 2008 contienen cambios muy importantes en materia de prueba penal. Dos
destacan en importancia: por un lado, se redujeron los parámetros probatorios que
deberá cubrir el Ministerio Público para obtener la “vinculación a proceso” así como una
orden de aprehensión, tema al que nos hemos referido con detalle; por otro lado, se
determina que sólo será prueba la que se desahogue durante la audiencia de juicio oral,
misma que servirá de base al juez para dictar sentencia. En este sentido la fracción III del
apartado A del artículo 20 constitucional señala:
“III. Para los efectos de la sentencia sólo se considerarán como prueba
aquellas que hayan sido desahogadas en la audiencia de juicio. La ley
establecerá las excepciones y los requisitos para admitir en juicio la prueba
anticipada, que por su naturaleza requiera desahogo previo;…”
La regla general que se establece implica que sólo será prueba la que se produzca en juicio
con la finalidad de garantizar los principios de igualdad procesal, inmediación, publicidad y
contradicción. La excepción a esta regla, es decir, la prueba anticipada constituye un
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elemento esencial para el funcionamiento adecuado del sistema, en especial en los casos
de delitos complejos.
La cuestión central en este punto pasa por establecer una regulación de la prueba
anticipada que se coloque en un punto de equilibrio entre los extremos que son, por un
lado, la completa permisividad frente a la actividad del Ministerio Público, para que realice
e incorpore a juicio prueba anticipada según su conveniencia y, en el otro extremo, una
regulación que buscando impedir arbitrariedades en la investigación conlleve la nulidad, o
la imposibilidad de incorporar a juicio, de los elementos de la investigación, generando en
consecuencia un alto grado de impunidad.
En el ámbito del derecho comparado se pueden apreciar dos tendencias, una más abierta
y menos formalista permite su solicitud en cualquier momento hasta antes de instalarse el
juicio oral. La otra tendencia es la de cerrar la puerta a la prueba anticipada y establecer
dos momentos en que es procedente su petición: en la audiencia de preparación, o al
terminar la declaración ante el fiscal. La primera tendencia permite el anticipo de
cualquier tipo de prueba y no sólo la testimonial y declaración de peritos, con indicación
textual de la posibilidad de recurrir la negativa de la prueba anticipada
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Por otra parte, en atención a la experiencia internacional, se propone que el Ministerio
Público podrá solicitar que se reciba la declaración anticipada de menores de edad que
fueren víctimas de delitos sexuales.
Actualmente, las averiguaciones previas y, en general, los procesos penales suelen prestar
poca atención a esta cuestión. En ese sentido, la carga de la prueba y el impulso procesal
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necesario para obtener la reparación del daño corresponde a la víctima aunque no tiene
necesariamente la condición procesal adecuada para presentar su reclamo.
Por otro lado, los bienes asegurados con motivo de la comisión de un delito suelen
permanecer durante largos periodos en condiciones precarias de almacenamientos y
sujetos a un deterioro permanente. Esta circunstancia genera importantes pérdidas a las
víctimas del delito sin contar con los costos que enfrentan las instituciones públicas para
su almacenamiento.
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reparación del daño puede ser solicitada por la víctima u ofendido aún sin la participación
del Ministerio Público –aunque con la finalidad de su protección se sigue incluyendo en las
obligaciones de la representación social.
Desde esta perspectiva la reparación del daño se presenta cómo la figura procesal que
puede determinar una valoración social positiva del nuevo proceso penal acusatorio. Con
esa visión, el Código Modelo CONATRIB procura reflejar adecuadamente el nuevo
contenido de este concepto a través de los siguientes objetivos puntuales en el proceso
ordinario:
b. Que la víctima pueda coadyuvar con el Ministerio Público, como parte procesal,
tanto en la gestión probatoria, como en la determinación de los hechos y el monto
de los daños causados por el delito.
c. Que la víctima pueda constituirse como parte, con patrocinio letrado, para el
logro de obtener la reparación del daño.
Por otra parte conforme al artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, un requisito esencial de los mecanismos alternativos de solución de
controversias en materia penal es que aseguren la reparación del daño a favor de la
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víctima. Por esta razón el Código Modelo CONATRIB busca proteger la reparación del daño
a lo largo de las salidas alternas: así se encuentra en los acuerdos reparatorios; es también
un requisito para la aplicación de los criterios de oportunidad y queda al cuidado del juez
tanto en la suspensión condicional del proceso como en el juicio abreviado.
Finalmente, el Código Modelo CONATRIB prevé que la acción para obtener la reparación
del daño pueda dirigirse contra el imputado y contra la persona que, según las leyes,
responda objetivamente por los daños y perjuicios que el imputado hubiera causado con
el hecho punible.
Así pues, en algunos casos la acusación se ejercerá de manera única por uno solo de los
sujetos mencionados, en otros casos podrá ejercerse de manera concurrente por varios de
ellos. Ahora bien, es necesario que la acusación se ejerza por algún sujeto para que pueda
iniciarse el proceso penal: derivado del principio acusatorio es indispensable la distinción
entre la figura de juez y acusador. Además, para algunos sujetos —como el Ministerio
Público—, el ejercicio de la acción penal se configura como un deber, supeditado a la
apreciación del carácter aparentemente delictivo de los hechos; y para los restantes
sujetos como una facultad, condicionada al cumplimiento de una serie de requisitos.
Para comprender por qué y en qué casos podrá o deberá existir acción penal por los
particulares –en tanto la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no define
su contenido‐‐, conviene señalar que el tipo de acusador –privado, particular o popular—
debe ser legitimado en función de la naturaleza diversa de los delitos tipificados en el
Código Penal y en específico del interés público existente en la protección del bien jurídico
tutelado.
Se puede afirmar que las acciones y omisiones tipificadas en el código penal tienen una
relevancia que trasciende el interés particular de las personas agraviadas por el delito; es
decir, a toda la sociedad en su conjunto le interesa la persecución de los delitos. En el
ámbito penal es particularmente intenso el interés público que subyace al proceso,
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porque su objeto es más relevante para la sociedad que el de los procesos que se siguen
ante otros órdenes jurisdiccionales.
En efecto, puede decirse que todos los individuos de una sociedad tienen cierto interés en
que los deudores paguen sus deudas, pues eso redunda en beneficio de todos, al generar
un alto grado de confianza en el tráfico jurídico. Sin embargo, esos mismos individuos
tienen mayor interés en que se persiga penalmente a los estafadores, secuestradores o
terroristas que a los deudores, pues, frente al bienestar económico, en estos otros casos
están en juego bienes o valores superiores, como la seguridad, la libertad o incluso la vida.
Indudablemente, como no todos los delitos afectan al mismo bien jurídico, no todos los
delitos revisten la misma gravedad ni, por lo tanto, interesa a la sociedad en la misma
medida su persecución.
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Además de esta opción el Código Modelo CONATRIB con la finalidad de que la discusión
sobre este importante punto tenga la mayor amplitud de elementos para su decisión
incluye también las figuras de Acusador privado y de Acusador popular. El primero de los
supuestos implica que en la acción privada su ejercicio corresponde únicamente a la
víctima, se trata del caso de los delitos contra el honor que en muchas entidades han
dejado de ser materia penal, pero la introducción de esa figura podría ser un paso previo y
gradual. En el caso del Acusador popular cualquier persona que demuestre interés
legítimo, podrá ejercer la acción penal popular. De igual forma, el Código Modelo
CONATRIB, considerando la especial naturaleza de ciertos delitos y el contexto en que se
cometen, señala que también podrán ejercer la acusación popular dentro del ámbito
derivado de sus funciones: el Auditor Superior del Congreso, el titular del Organismo
Estatal de Derechos Humanos y los Síndicos Municipales. Se propone señalar como delitos
de acción popular: a los delitos cometidos por servidores públicos, de lesa humanidad y
contra el medio ambiente y la legislación ambiental.
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