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LOS COLORES DE LA REVOLUCION.

Escrito por Nancy Gissela Reyes Parra

“Se han organizado revoluciones en torno a ideas: igualdad,


nacionalismo, socialismo. La revolución mexicana, constituye una excepción
por haberse organizado, primordialmente alrededor de personajes” (Krauze,
2002: 19)

Los caudillos iniciadores de la revolución son cuatro: Francisco Ignacio


Madero, Emiliano Zapata, Doroteo Arango alias Pancho Villa y Emiliano
Zapata, durante esta batalla muchos hombres lucharon bajo sus mandos y
siguieron cada una de sus causas, es importante reconocer que todos luchaban
por una causa común: un mejor futuro.

Sin embargo cada cual tenía su propia visión sobre ese futuro, y a pesar
de haber luchado juntos, no eran amigos, alguna vez iniciaron con alianzas
que rompieron en el transcurso de la guerra, para terminar traicionándose entre
ellos. Para entender el proceso de la lucha revolucionaria es necesario
comprender la complejidad del ser humano.

Francisco Ignacio Madero, es uno de los personajes más excéntricos del


movimiento, practicaba el ocultismo, que aprendió durante su estancia de
estudios en Europa, era asiduo lector de las revistas esotéricas de la época e
incluso llego a publicar algunos artículos con el seudónimo de Baghavad Gita.

Cuando Porfirio Díaz anunció que pretendía reelegirse por séptima vez,
Madero inició una lucha en su contra desde el plano intelectual publicando el
libro “La sucesión presidencial en 1910” , en el cual determina las razones
por las que el pueblo no debía permitir que ocurriera otra reelección y que se
debía respetar el derecho al voto.

Creó el Partido Nacional Democrático, inició una larga gira para hacer
conocer su mensaje por las principales ciudades de la República, para lo cual
vendió la mayoría de sus bienes.

En Mayo de 1910 emprendió su cuarta gira, en Puebla lo aclaman treinta mil


personas, en Jalapa 10 mil. En Orizaba, escenario de la matanza de Río
Blanco, pronunció frente a veinte mil obreros uno de sus discursos definitorios
de política social:

Vosotros deseáis libertad, deseáis que se os respeten vuestros derechos,

que se os permita agruparnos, a fin de que unidos, podáis defender

vuestros derechos; vosotros deseáis que haya libertad de emitir el

pensamiento, a fin de que todos los que aman al pueblo, todos los que se

compadecen de vuestros sentimientos, puedan ilustraros, puedan

enseñaros cuál es el camino que os llevara a vuestra felicidad; eso es lo

que nosotros deseáis, señores y es bueno que en esta reunión tan

numerosa y netamente democrática, demostréis al mundo entero que

vosotros no queréis pan, queréis únicamente libertad, porque la libertad

os servirá para conquistar el pan. (Krauze, 2002: 43).

  Porfirio Díaz al verse amenazado por su candidato rival para las


elecciones manda apresarlo en la ciudad de Monterrey en junio de 1910; un
mes después se celebran las elecciones, a pesar de todos los esfuerzos de
Francisco Madero, Porfirio Díaz resultó ganador, el Partido Nacional
Democrático reclamó fraude electoral, pero no existieron cambios en el
resultado.

Francisco Madero es trasladado a la prisión de San Luis Potosí, desde


donde redactó el plan de San Luis, ayudado por Ramón López Velarde, un
joven y desconocido escritor. En octubre escapa a San Antonio, Texas, y
publica el mencionado plan en el cual desconoce la presidencia de Porfirio
Díaz y exhorta al pueblo a levantarse en armas, promete la restitución de
tierras y exige la libertad a presos políticos.

La mañana del domingo 20 de noviembre de 1910, diez hombres

incluido un guía acompañan al líder de la Revolución a la frontera de

Río Grande. En el sitio convenido debía esperarlo el tío Catarino

Benavides con cuatrocientos hombres. Al llegar no encuentra a nadie:

cuando el tío aparece, su contingente no es de cuatrocientos sino de

diez.

Para todos menos para su caudillo, que entonces ignoraba buena parte

de los levantamientos en su favor en Chihuahua, Sonora, Tamaulipas,

Coahuila y Veracruz, la esperada Revolución parecía un fiasco.

(Krauze, 2002: 46).


Madero no es el único en darse cuenta de la necesidad de un cambio
social, Emiliano Zapata, un campesino indígena del pueblo de Anenecuilco,
Morelos, también notaba las injusticias por las que pasaba su pueblo. Lo único
que ellos deseaban era un pedazo de tierra para trabajar y poder alimentarse, y
posteriormente cuando llegara la vejez poder arroparse con esa tierra
trabajada.

Zapata es electo presidente municipal en 1909 al darse cuenta que las


preocupaciones del pueblo no le interesan al gobierno federal, se levanta en
armas en diciembre de 1910, un grupo de campesinos lo siguen, y así es como
el caudillo del sur inicia su movimiento. Los zapatistas usaban camisa y
pantalón de manta blanca, sobreros anchos, balas en el pecho, carabinas, y
como granadas, latas rellenas de pólvora con una mecha hecha de trapo.

En junio de 1911 después de varias entrevistas con Francisco Madero,


se une al Partido Nacional Democrático, Madero le promete restitución de
tierras para su pueblo, Zapata sigue de comandante en el sur; sin embargo no
confía en Pancho Villa que está en el norte y mucho menos en Carranza que se
encuentra en Coahuila, Enrique Krauze (2002) comenta que uno de los errores
de Zapata fue el no haber hecho las alianzas necesarias con los otros caudillos.

Pancho Villa es la versión mexicana de Robin Hood, es considerado por


muchos como un criminal; sin embargo al enterarse del movimiento se
entrevista con Madero para participar y poner a disposición de la causa sus
conocimientos en el terreno de Chihuahua y su experiencia con las armas. Se
encargó de dirigir un ejército de diez mil hombres (Krauze, 2002:148).

Venustiano Carranza no estaba de acuerdo con Francisco Madero, pero


decidió unirse al movimiento al verse traicionado por el General Díaz, por no
darle el cargo de Gobernador en Coahuila, se une a Madero y este le
proporciona el cargo denegado por Díaz y lo hace comandante de la Fuerza
militar del Estado de Coahuila.

La renuncia de Díaz es lograda en 1911 y es exiliado a Francia, en este


momento Madero no toma el cargo de manera interina sino que pone en su
lugar a Francisco De la Barra y se realizan elecciones en noviembre de ese
mismo año, en las cuales el caudillo revolucionario resulta ganador.

Al llegar a la presidencia Madero tarda en cumplir la promesa de


restitución de tierras, Zapata ejerce presión, pero el nuevo presidente le hace
entender que es un proceso burocrático lento, además de exigir que el ejército
zapatista deponga las armas, Zapata se siente traicionado y corta relaciones
con Madero. Continuando él solo la lucha en el sur del país.

En 1913 se ejecuta un golpe de estado en contra de Madero liderado por


Victoriano Huerta, Madero es secuestrado y encarcelado junto con el
vicepresidente José María Pino Suarez; en prisión le comentaría a Pino
Suárez: “sé que moriré, pero mi muerte hará más por la lucha revolucionaria
que todas mis acciones juntas” (Solares, 2008:32). Huerta los libera días
después, los sube a un auto y los deja en un camino solitario al bajarlos ordena
al Capitán Reyes que disparé, Madero muere por una bala incrustada en el
cráneo que fue disparada a sus espaldas. Pino Suarez sobrevive y se une a
Carranza (Solares, 2008:10).

Después del asesinato de Madero, Carranza hizo un esfuerzo por


justificar su régimen trazando una línea de unión clara, entre éste y el
del presidente Madero cuyo asesinato dio una razón legal a la
revolución constitucionalista. Detrás de dicha justificación estaba una
historia particular de la revolución, una lectura de la historia que por
primera vez se basaba en la idea de que sólo había una revolución, y que
Carranza y sus intelectuales trataron de establecer como la versión
oficial (Barrón, 2004:20).

Villa se unió a Carranza tratando de vengar la muerte de Madero, sin


embargo no seguía al pie de la letra las órdenes de éste. Carranza ordena a
Álvaro Obregón que lo asesiné y se inicia una de las batallas más cruentas en
el estado de Chihuahua en la que Obregón pierde el brazo, el ejército de Villa
es aniquilado casi en su totalidad sobreviviendo 957 hombres, Villa es herido
en la rodilla, razón que lo obliga a esconderse por meses.

Se inicia una búsqueda por parte del gobierno mexicano y el


estadounidense en contra del traidor de la patria y empiezan a expedirse
carteles con un precio por su cabeza WANTED DEAD OR ALIVE. No lo
encuentran.

Villa se regresa con la última de sus esposas a Parral, Chihuahua. En


donde pasa sus días como un campesino, en 1923 después de asistir a un
bautizo en Rio Hondo pueblo vecino, es emboscado, en su auto el cual
manejaba, iba acompañado de sus guardias, recibe tal cantidad de balas que su
rostro y corazón quedan hechos papilla.

Zapata continúa su lucha en el sur, pero se ha vuelto paranoico y tiene


delirios de persecución, casi no duerme y se opone al régimen carrancista. En
1919 cayó en manos de su propio coronel, quien lo invitó a comer a la
Hacienda de Chinameca tendiéndole una emboscada donde fue asesinado a
quemarropa.
Carranza es nombrado presidente de la república, y genera la
constitución de 1917 trata de imponer el orden y la disciplina a través de la
ley, el único medio por el que el hombre debe regirse, tratando de emular a su
gran héroe Benito Juárez.

La muerte de Carranza no está esclarecida del todo ocurre en el año de


1921, se dice que lo mando matar Obregón, por no haber apoyado su
candidatura a la presidencia y otro mito es que al final de su gobierno decide ir
a la ciudad de Veracruz, en el camino es interceptado, por lo que tiene que
salir de la carretera, se refugia por un par de días en un campamento
improvisado, donde finalmente lo encuentran y asesinan mientras dormía una
siesta. (Krauze, 2002:168)

“La Revolución Mexicana no sólo es historia, sino también memoria y


en la medida en que es memoria también es mito e idea” (Barrón, 2004: 19).
Se dice que vivimos a través de nuestros recuerdos, y cuando leí la frase de
Luis Antonio Barrón, regresaron a mi presente algunos de mis días en la
primaria de cuando veíamos este tema en la clase de historia.

Cuando estaba en la primaria me hacían recortar imágenes de estos


personajes y pintarlos con mis crayolas, a pesar de que me gustaba colorear,
no disfrutaba para nada pintar a un hombre calvo y bigotón de nombre
Francisco I. Madero, el cual había iniciado la revolución, mucho menos a los
otros caudillos Emiliano Zapata o Venustiano Carranza.

Al que me gustaba pintar era a Pancho Villa, aunque bastante feo y


panzón, sus historias eran muy emocionantes, incluso era perseguido por los
estadounidenses, pero el motivo real, es porque en el McDonalds en el que yo
desayunaba los fines de semana en Calexico, Ca., está una imagen de él que
dice en letras grandes WANTED DEAD OR ALIVE, cada que lo veía me
hacia emocionarme, porque ese letrero era la prueba de que lo que me decían
los maestros era verdad

Muchos años han pasado ya de mis días en la primaria, y aunque de vez


en cuando aún utilizo mis crayolas, al Mc Donalds ya casi no voy porque ya
no dependo de sus cajitas felices para sonreír, quizá esa sea la razón por la que
la imagen de Pancho Villa se torne borrosa en mi memoria.

Decidí escribir este ensayo siguiendo mi propia utopía, develar a través


de las letras los hechos detrás del mito, presentar a los lectores la imagen de
los personajes de la historia en la que estoy inmersa, y llenar su mente con los
colores de mis palabras.

Si me pidieran que hiciera un dibujo sobre la revolución en este


momento dibujaría a un caballo con cuatro jinetes, cada jinete tirando en una
dirección diferente, y usaría mis crayolas magenta, rojo, naranja y café. No es
sencillo entender porque de un movimiento creado para generar un cambio
social, haya surgido daño y destrucción, pero lo que sí puedo entender es que
cada uno de estos líderes tenía un ideal definido y caminaba hacia ese
horizonte que percibía cercano: Un mejor país.

Las luchas, las traiciones, las violaciones, las mutilaciones, el dolor y la


hambruna, dejaron en el país una herida profunda, que a pesar de haber
cicatrizado, nos recuerda que en algún momento la clase oprimida estuvo a
punto de asfixiarse y tuvo el valor de hacer que las balas gritarán ¡basta!, con
la esperanza de despertar en ese país mejorado del futuro cercano.
Bibliografía

AZUELA, Mariano. Los de Abajo. México: Fondo de Cultura Económica, 2006.

BARRON, Luis. Historias de la Revolución Mexicana. México: Fondo de Cultura


Económica, 2004.

BRINTON, Crane. Anatomy of the Revolution. Nueva York: Vintage Books, 1959.

CROCKFORT, James. Precursores Intelectuales de la Revolución Mexicana. México:


Siglo XXI editores, 2002.

GONZÁLES, Luis. Viaje por la Historia de México. México: Secretaría de Educación


Pública y Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, 2010.

KRAUZE, Enrique. Biografía del poder. México: Tusquets Editores, 2002.

REGUILLO, Rossana. Cuando morir no es suficiente. Centro de Investigaciones


Culturales- Museo. Mexicali, Baja California, 12 de agosto de 2010.

SILVA HERZOG, Jesús. Trayectoria ideológica de la Revolución. México: Fondo de


Cultura Económica, 1984.

SOLARES, Ignacio. Madero el otro. México: Punto de lectura, 2008.

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