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Editorial 4
El descensor y todo su contenido original, sea cual
Primera vez, primera edición, primeramente 4 sea su naturaleza, están protegidos bajo los términos
Aquí me pongo a cantar 4 Atribución - No comercial - No Derivadas 3.0 de
una licencia Creative Commons, la cual establece
La primera vez (Crónica personal) 4
que:
El elefante funambulista 4
Primer amor (Minificción) 4
A tiro de piedra 5
No hay quinta mala (Crónica personal) 5
Ágape 7 Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar
públicamente la obra bajo las condiciones siguientes:
Mi primera vez (Cuento) 7
Breveratura 7 Atribución. Debe reconocer los créditos de la
obra de la manera especificada por el autor o
Primera vez (Minificción) 7 el licenciador (pero no de una manera que
Historias casi verdaderas 7 sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso
que hace de su obra).
Derqui y los fantasmas (Relato) 7
No comercial. No puede utilizar esta obra
De paso 9
para fines comerciales.
El río (Relato) 9
Sin obras derivadas. No se puede alterar,
Diario de un estafador 10 transformar o generar una obra derivada a
Y no será la última (Cuento) 10 partir de esta obra.
El espejo 13 La propiedad intelectual y los derechos sobre todos
los elementos del diseño, tales como colores,
Un negro porvenir (Relato) 13 tipografías, gráficos y otros, pertenecen a El
Lectores opinantes 14 descensor. Los de textos, imágenes fotográficas,
tiras y otros contenidos pertenecen y quedan
Participan en esta edición 15
reservados a sus autores.
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decía, y suspirábamos. Pero una tarde la casera me en arranques de furia con arpegios extendidos y
vapuleó: ella se había marchado. Como única acordes quebrados en armonías bien definidas.
despedida me dejó un sobre con un beso Y su música sinfónica no se queda atrás: en la
inmaculado. Entonces, desde que pude comencé a Novena Sinfonía, ya completamente sordo, dejó
buscarla de burdel en burdel como a un fantasma. plasmados pasajes que son acústicamente hablando
„perfectos‟, y de una hermosura y bravura imposibles
de no advertir, pero estos mismos pasajes llevan a
los coros a obrar verdaderos prodigios y hazañas
haciéndoles topar con el límite de lo que puede ser
alcanzado y cantado por la voz humana. Las
A tiro de piedra indicaciones para la matización de los temas fluctúan
entre los pianisísimos y los fortisísimos [ppp-fff] esto
No hay quinta mala (Crónica personal) es, matices acústicamente apenas perceptibles o
resonantes con un sonido robusto, „alla bravura‟. Es
Francisco Arriaga imposible no haberse encontrado con los temas de su
Es imposible no haberlo encontrado antes. En las novena y quinta sinfonías, con el tema del adagio que
adaptaciones minúsculas y desangeladas para abre la sonata Claro de luna, con la Marcha Turca.
anunciar que tenemos una llamada entrando al En el mes de noviembre de 1987 ignoraba todo esto.
celular, en los juegos de consolas con sus controles Entonces un compañero de secundaria me prestó un
pensados para ser operados por pulpos, en la disco „LP‟ con la Quinta Sinfonía, una edición
entrada y salida de ese programa hoy caricaturizado alemana. Mucho tiempo pasé creyendo que dicha
llamado „El chavo del ocho‟. Gary Oldman lo versión la había soñado, y sólo en fechas recientes
personificó insuperablemente, y sólo una película me encontré con una reedición digital de aquel disco
antes, en „The professional‟, dejó dicho lo que todo impreso a mediados de los 70. Recuerdo el aroma de
mundo sabe: „o te gusta Mozart… o te gusta los guamúchiles, de la tierra mojada, la lluvia cayendo
Beethoven‟. y cubriendo poco a poco la ladera del cerro coronado
Contrariamente a lo que se cree, Beethoven perdió por el Santuario a Nuestro Señor de Jalpa. La
completamente el oído ya entrado en plena madurez, emoción de colocar el disco, mover el brazo del
su juventud la pasó con una capacidad acústica que aparato con su aguja milagrosa, y ese clap-clap-clap
despedazaba a cuanto pianista se atrevía a poner las que era más una prolongación de la respiración
manos en sus sonatas. Virtuoso él mismo, pedía y propia que un sonido ajeno o molesto.
exigía a los pianistas el poseer un alto grado de
conocimiento de su instrumento. Innovador también,
compuso una sonata que permanecería como el
Everest de las sonatas para piano por más de 30
años: La Hammerklavier Sonate. Dicha sonata
pretendía exprimir hasta el límite las innovaciones del
recién perfeccionado piano de „martillos‟, el antecesor
inmediato de los pianos de mazas actuales.
Y aunque la música de Beethoven se ha popularizado
tanto, sigue sin ser música popular. Extremos
encontrados, sus obras están impregnadas de „temas
femeninos‟, es decir, cadencias y melodías que
comienzan en tiempos débiles del compás
permitiendo un carácter muy cantable, que culmina
Comenzó. Ya conocía el inicio de la sinfonía –creí Faltaban dos movimientos. No podía saber que
que lo conocía-: la fuerza, el temple; apenas serían los dieciocho minutos más deliciosamente
enunciado el tema contundente y enérgico apareció agotadores de mi vida: ambos con indicaciones de
otro tema sutil, enmarcado por los bronces y alientos, „Allegro‟ exprimen las intenciones y las armonías de
un tema dulce. Por alguna razón que sigo sin los dos movimientos anteriores, son la transformación
comprender escuchar a Beethoven exige que el milagrosa de notas en repercusiones acústicas de
volumen de los altavoces se abra al máximo. esas mismas notas.
Infinidad de minúsculos detalles encerrados en El tercer movimiento semejaba una marcha:
aquellos compases que se extienden uno tras otro, majestuoso, casi militar, poco después ese aire
indagando, gritando, cuestionando. Nada más lejos marcial cedía a un aire de danza, las premuras
de las sinfonías de Mozart, de Haydn, de las grandes ocasionadas por algo que escapa de nuestras manos
obras de Bach o Vivaldi. sin nosotros quererlo, y la reflexión de aquello mismo
Antes de Beethoven no había lugar para la vorágine, que hemos conseguido.
los instrumentos podían permitirse expresarlo casi Pero el verdadero encontronazo se dio en el cuarto
todo, alegría, tristeza, melancolía, tranquilidad – movimiento. Beethoven inicia con una declaración
incluso con Vivaldi llegaron a alcanzar el „Estro‟-, pero triunfal, semejante a aquella que da inicio a la
hasta Beethoven nadie había logrado que tomaran sinfonía, y sobresale de los acordes lúgubres y
conciencia de su propia voz, y que pudieran gritar de melancólicos para alcanzar un furor envuelto de
una vez para siempre qué es lo que subyace bajo gloria y triunfo apasionado. Resaltan las cuerdas, que
cada nota. Conforme avanzó ese primer movimiento se sostienen sobre el resto de la orquesta y remontan
la música me llevó a ser partícipe de una lucha hasta notas que se antojan larguísimas, mientras en
descarnada, grupos de instrumento definidos con el subsuelo la orquesta obra prodigios para que la
intenciones propias, algo que brotaba conforme las armonía y los temas no se desmoronen.
notas iban quedando y siendo borradas de la
memoria. Pensé que allí terminaba todo, y esta fue Sólo entonces me percaté que estaba de pie, dando
una de las poquísimas veces que mi error no ha sido traspiés embriagado de sonido, la sensación de la
lamentable. Escuchaba por vez primera una sinfonía sangre hirviendo y fluyendo en una carrera
completa, y dicha sinfonía era la Quinta Sinfonía de indescriptible era tan clara que sin culminar en un
Beethoven, y lo que terminaba era sólo el primer mareo fue un momento de furor extático.
movimiento. Aún quedaban otros tres por escuchar. Hoy después de veintiún años, puedo ver claramente
El segundo movimiento fue un respiro. Algo se que aquel disco LP nunca terminó del todo. Que
mantuvo constante, era „aquello mismo‟ que había sigue su danza infinita sobre ese eje hueco, que
sido enunciado en el primer movimiento, pero de continúa expandiéndose por el espacio abstracto y
manera distinta. Como una reflexión tardía de algo omnipresente de la memoria, que sigue permitiendo
que se hizo y obliga a hacer un alto en el camino, que Beethoven y sus acordes, que Beethoven y sus
para constatar lo que hay antes y lo que hay armonías no sean un grito lanzado al vacío, muerto y
después. Era como decir: „hay que seguir andando‟. encerrado con tinta y papel.
Ambos movimientos estaban en una cara del disco. Su música nos alcanza, y sigue exigiendo una
Al volverlo para escuchar el segundo lado ya la atención absoluta. Después de la música de
música no era como antes. La orquesta había dejado Beethoven sólo hay algo más: la música de
de ser algo abstracto, frío y sombrío para ser desde Beethoven.
entonces una manifestación de algo que ciertos
hombres a quienes llamamos „compositores‟ llevan
dentro: una visión del mundo, una comprensión de lo
que sucede dentro de cada uno de los demás
hombres.
abandonado, y que es el elegido por los poetas y Había gente en sus veredas. Paseaban los hombres,
escritores fallecidos, para vacacionar, si se le puede fumando la mayoría y otros hablando y moviendo los
llamar así, al descanso que se toman después de brazos en forma ampulosa. También habían damas
muertos, por algunos días en este lugar. que paseaban cogidas del brazo y riendo
Esta es la primera vez que me atrevo a venir. suavemente. No había niños. Solo gente adulta.
Parecía mas bien una calle del lejano oeste, que
El sol estaba bajando. Al mediodía estaba blanco, hemos visto tantas veces en los films. Veredas
ese blanco que ciega, luego derivó al amarillo y entablonadas de viejas y crujientes maderas y en la
dentro de un rato, se pondrá rojo. calle propiamente dicha, tierra y pedruscos y algún
Cuando el horizonte se tiñó de arrebol, empecé a matorral suelto llevado por la brisa.
caminar hacia el pueblito abandonado. Tenía puesto En la primera esquina había más luz. Era, por lo que
un viejo gabán con los bolsillos llenos de libros de su desteñido letrero anunciaba, el Café Tortoni.
diferentes autores.
En nada se perecía al café Tortoni de Buenos Aires.
Si le leyenda era verdad, regresaría a mi casa con Se escuchaban cantos y risas y podía verse en su
muchos de ellos autografiados. interior, lo que se ve en todo Pub irlandés. Gente
Tomé por el viejo camino vecinal, ahora casi acodada en el inmenso mostrador, bebiendo jarros de
intransitable, donde las piedras y las ramas caídas de espumosa cerveza, otros con copas de licores, todos
los árboles eran un tormento para mis pies. Tendría charlando animadamente. Algunas de las pequeñas
que haberme puesto las botas. mesas estaban ocupadas. Era todo un espectáculo
observar a ese bestiario humano en pleno tren de
Salí del camino, hacia la izquierda, donde me dijeron fiesta. Pensé que algo festejaba esa gente.
que había un sendero, que acortaba el camino,
pasando por medio del bosque, casi impenetrable por Detrás del mostrador, había un largo espejo,
su densidad. Centenarios árboles constituían este manchado por la humedad de los siglos, donde había
grandioso bosque, al que ningún habitante de Derqui colocado un letrero que decía “Bienvenidos
osaba acercarse. personajes de J.L.B.”
La caída de la noche, me sorprendió bajo los árboles. Entré, sin que nadie me mirara más de dos segundo
Nubes de mosquitos comenzaron a molestarme. y me senté en una mesa un tanto apartada del
centro.
A través de las nubes, la luna proyectaba un hilillo de
luz. Ya era de noche, cuando descubrí allá lejos, en Se acercó un mozo rubicundo y me preguntó qué
el pueblo deshabitado, unas extrañas luces. quería tomar. Le pedí que me trajera una pinta de
cerveza negra.
Caminé lentamente y con precaución hacia las luces
que parpadeaban, como diciéndome que me alejara. -Usted es argentino -me dijo - me dí cuenta por el
Que no me acercara mas a ese lugar prohibido para acento y porque hoy tenemos mayoría de clientes
los mortales. argentinos. ¿Me podría decir de cuál cuento es?
Deseché mi temor y continué avanzando, esforzando Se me hizo la luz. Estos clientes argentinos y el cartel
la vista para tratar de ver algo. de bienvenida en el espejo, se referían sin duda a los
personajes de los cuentos de Jorge Luis Borges. Por
Al acercarme a unos cien metros pude ver que lo que suerte, soy un fervoroso lector de la obra de Borges y
antes fue la calle principal, ahora solo era un montón algo me acuerdo de sus temas.
de casas derruidas.
-¡Yo soy Juan Dahlmann! -le contesté muy suelto de
Sentí una congoja terrible, como si una mano cuerpo.
espectral, apretara con fuerza mi corazón
Se hizo un silencio sepulcral en la taberna. Solo se
Me arme de valor y entré en la calle apenas escuchaban las respiraciones agitadas de los
iluminadas por unas lámparas desnudas.. parroquianos que me miraban con asombro.
-¡Juan Dahlmann! El que compró un ejemplar Al llegar a una esquina se me acercó un hombre
descabalado de Las Mil y Una Noches de Weil y tambaleándose. Era un compadrito de cara achinada.
luego se enfermó -dijo uno… Me injurió con mil palabras, a los gritos, como si
-¡No se enfermó! Se rompió la cabeza con una estuviera muy lejos. Jugaba a exagerar su
ventana abierta -aseguró otro. borrachera. Sacó su largo facón y me invitó a pelear,
diciéndome que ya me había matado una vez y ahora
-Y después fue a su estancia a recuperarse -recordó lo repetiría.
un hombre alto, de ojos afilados y barba gris a quien
reconocí enseguida. Era nada menos que Stephen Objeté con trémula voz que estaba desarmado. En
Albert, del cuento “El jardín de los senderos que se ese punto algo imprevisible pasó. Desde la vereda de
bifurcan”. enfrente, casi arrastrando los pies, se acercó un viejo
gaucho que me tiró una daga desnuda que vino a
-Pero no alcanzó a llegar, porque se metió en el caer a mi lado.
almacén de Ramos Generales a comer -continuó una
mujer que no podría ser otra que Beatriz Viterbo Me incliné a recoger la daga y sentí dos cosas. La
(Todavía recuerdo la frase -Beatriz, Beatriz Elena, primera que ese acto casi instintivo me comprometía
Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida a pelear. La segunda, que el arma en mi mano torpe,
para siempre, soy yo, Borges) no serviría para defenderme, sino para justificar que
me mataran.
Se me acercaron todos y me saludaron con calor, a
pesar que yo sentía el frío de la muerte en sus ¿Sería este el final ideado por Borges? ¿O acaso
manos. Decidí seguir con mi papel. Conocía el cuento ahora desde el universo de los Grandes Escritores
“El Sur” como la palma de mi mano, pues una vez había decidido cambiarlo?
hice para unos amiguitos, el guión de dicho cuento, Me enrollé el gabán en mi brazo izquierdo y decidí
para ser representado en el colegio. Demás está averiguarlo.
decir que fue un éxito.
Todos me hablaban a la vez. Todos recordaban
partes del cuento, pero lo que absolutamente todos
querían saber, aunque ahora ya lo sospechaban, era
el verdadero final del cuento. Borges hizo un final
abierto. Un final que cualquiera podría imaginar a su De paso
manera, pero que siempre quedaría con la duda, de
si ese final elegido era el real. El final que había El río (Relato)
imaginado Borges.
Pablo Matilla
Ahora tenían ante ellos a Juan Dahlmann y no
mostraba ninguna lesión. Para dar más credulidad a Me acuerdo de que el día del entierro de Rubén,
esa idea, me quité el gabán que llevaba puesto y lo Álvaro y yo corríamos por entre los bancos de la
dejé sobre el respaldo de una silla. iglesia. Le había preguntado que dónde estaba
Rubén y él, en un susurro, me dijo: “Sígueme, yo sé
Se fueron tranquilizando y aunque conversaban dónde está.” Y entonces comenzó a correr por entre
animadamente me di cuenta que mi respuesta los la gente.
había dejado satisfechos.
Como en una carrera de obstáculos, íbamos
Cuando quedé solo en mi mesa, me dispuse a beber esquivando las piernas de los mayores, que estaban
mi pinta de cerveza. Estaba eufórico. Me había hecho pendientes de lo que decía el cura. El camino era
pasar por un personaje de Borges y todo había tortuoso: había un hombre con pantalones de pana
resultado bien. Pagué mi cuenta y salí a la calle. gruesa; otro con unas botas embarradas por la lluvia
Quería caminar por las pocas calles que quedaban de afuera; una mujer que tenía las piernas cruzadas y
en pie, todavía en este pueblo fantasma. que movía arriba y abajo la punta de su zapato (me
resultó difícil de sortear: me agaché y gateé por obligación hacia Álvaro y Rubén. Di un paso más,
debajo de ambas piernas. Álvaro me cogió algo de aunque no sirvió para acortar la ventaja de mi amigo.
ventaja porque había gateado más rápido que yo); y Grité para que me esperara, pero fue en vano. Intenté
un señor mayor con su bastón, que me quiso poner la que el ruido del río me tranquilizara, pero yo sólo
zancadilla, aunque yo fui más hábil. Recuerdo que pensaba en que mis manos no eran lo
nos reíamos y que mi madre, tres filas más atrás, nos suficientemente fuertes para sujetarme. Miré hacia
chistaba para que guardáramos silencio. delante y no vi a Álvaro: había llagado a la curva. Su
falta en el paisaje me hizo sentir más nervioso y, sin
darme cuenta, aceleré mis pasos.
Fue entonces cuando oí el golpe. Como yendo detrás
de una certeza, mis manos se volvieron más ágiles; a
pesar del miedo, quería llegar a la curva. Para salvar
el nerviosismo volví a concentrarme en el sonido del
río a mis espaldas, sólo me sirvió para olvidar unos
segundos el dolor de las manos, que apretaban con
fuerza la barandilla. Lo que no pude evitar de ningún
modo fue encontrar tras la curva lo que no quería
encontrar. En el río, la nariz y la boca abierta de
Álvaro asomaban fuera del agua, la sangre se diluía
alrededor de su cabeza y se iba, como si nada, río
abajo. Creo que fue en ese momento cuando, por vez
primera, comprendí que Rubén no volvería.
sabían que vivía con un fulano, un viejo que le Pasaron unos meses en los que se fue recuperando y
triplicaba en edad, por mucho, pero no en convenciendo de que por algo pasan las cosas, al
experiencia. final, seguramente, todo habría de ser mejor lejos de
Los primeros días fueron de llanto y amargura, y no la gente en la que confió ciegamente y tanto la había
por desamor o por despecho, sino del coraje y la lastimado. Después de todo se vino a dar cuenta de
vergüenza de que le hubieran hecho eso, a ella, que que ella no había perdido las ganas, al menos las de
se había enamorado de Antonio de tal forma que vivir, ver, viajar, vencer, y encontraba en la situación
aunque estaba acostumbrada a una vida de lujos y el pretexto perfecto para tomar ventaja y salirse con
comodidades, pensaba dejar todo para entregarle su la suya, ahora sí no habría poder humano que la
vida entera, con la única condición de que no le retuviera en el pueblo, se iría a estudiar a la capital y
pidiera acostarse con él antes de la boda. ya después Dios diría.
A Antonio, por supuesto, no le había caído en gracia Sólo había algo que arreglar consigo misma,
que Graciela le negara la prueba de amor que le convencerse de que nunca nadie volvería a
exigía y pensó mil veces la forma de vengarse, de engañarla ni burlarse de ella, que nadie tendría su
hacerle pagar por sus desplantes de niña mimada, de virginidad a menos que fuera para vengarse de
bajarla de la nube y humillarla, no importaba que Antonio y de Lucía, o porque encontrara a la persona
fuera la hija del más importante textilero del estado y adecuada para regalar el que ahora se convertía en
uno de los hombres más ricos de toda la región. su más preciado tesoro.
El caso de Lucía era diferente, a ella la había Convenció a sus padres de dejarla irse, con el
adoptado, o algo parecido, como su hermana mayor, pretexto de que si se quedaba ahí corría el riesgo de
su única hermana, ya que las dos eran hijas únicas y que todos la señalaran y se burlaran de ella por haber
aunque Lucía era un par de años mayor eso no sido humillada y puesta en evidencia frente a todo el
cambiaba el cariño que Graciela sentía por ella, y la pueblo. Así las cosas una mañana de verano,
pena desde que un par de años atrás sus padres atípicamente fría para la época del año, partió a
habían muerto en un accidente automovilístico; así estudiar a la capital del estado sin que nadie en el
que la había llenado de regalos sin saber que aquella pueblo se enterara, aunque seguramente todos lo
estaba celosa y le odiaba porque pensaba que todo hubieran sospechado. ¡Ah!, pero no se fue sin antes
lo que hacía por ella era para hacerle menos en hacer a sus padres prometerle que no habría
frente de la gente; celos que la llevaron primero a no represalias en contra del ex novio y la hasta hace
hacerle caso cuando le decía que no estaba bien que algunos meses mejor amiga, que en todo caso a ella
se acostara con cualquiera que le pasara por delante; le habría de corresponder vengarse si así era preciso.
luego a no querer hablar más con Graciela, a No faltaron los que intentaron acercarse a ella, pero a
escondérsele con cualquier pretexto; para después todos rechazaba con la idea fija de cumplirse la
irse a vivir con el viejo don Alfonso, el abarrotero del promesa que se había hecho a sí misma; siempre
pueblo; y finalmente, a acostarse con su novio con el virgen, al paso de los años fue a vivir a Europa, la
afán de destrozarle la vida, oportunidad que, en que recorrió un par de veces hasta que se le ocurrió
cuanto se presentó, aceptó gustosa. avecindar en Madrid, desde donde se dedicó a la
Sus padres, buenas personas a pesar de todo, nunca importación de las prendas de ropa que se fabricaban
pensaron en cobrar venganza de Antonio, y mucho en la empresa familiar, haciéndola crecer hasta
menos de Lucía, al menos no mientras se dedicaran alcanzar proporciones que nadie hubiera imaginado.
en cuerpo y alma a lograr que su nena estuviera más Veinte años tardó en regresar Graciela convertida en
tranquila y pasara del duro golpe que seguramente toda una mujer, hermosa, para hacerse cargo de los
significaría para ella toda esta situación, y no hicieron negocios familiares, ¿qué más podría hacer ella
otra cosa que llenarla de regalos, cumplirle sus más ahora que su padre estaba seriamente enfermo?, sin
mínimos caprichos y darle todo el cariño que creían hermanos y con una madre que a falta de experiencia
conveniente. en amamantar chamacos y cambiarles los pañales,
no sabía de otra cosa que no fuera hacer de comer, que estaba encargado de mantener el archivo de la
tejer ganchillo, jugar a las damas chinas y dar compañía y que había sido contratado personalmente
órdenes a la servidumbre, mientras rezaba una y otra su padre en condiciones un tanto extrañas, ya que su
vez la misma fórmula, un rosario con letanía, expediente no contenía la más mínima información, y
seguidos del viacrucis y una larga cadena de que causaba en todo el personal de la fábrica la
jaculatorias, - para que Dios guarde al viejo y nos lo misma reacción, silencio total, cuando ella intentaba
devuelva bueno y sano, si es que esa es su santa indagar sobre su origen y la causa de tan extraña
voluntad, porque si no, pues que nos socorra con su contratación, hasta que le preguntó a su padre quien
infinita misericordia y no lo tenga demasiado tiempo por única respuesta le dijo que él trabajaba bien y eso
sufriendo ahí nomás postrado en cama, y pues ya era lo único que debía importarle, que no se
que estamos en pedir, nos perdone de una vez por preocupara porque ni era hijo suyo, ni pariente o cosa
los malos pensamientos -. por el estilo, y que le pedía no volver a tocar el asunto
Al poco tiempo de haber vuelto al pueblo se enteró, porque entonces sí tendría un problema con él.
sin desearlo en realidad, de boca de la Güerita Convencida, conociendo la testarudez de su padre y
Loperena de que Antonio y Lucía no lo pasaban de la la lealtad que todos sus empleados le tenían, de que
mejor manera. no obtendría más información por más que lo
Se vino a dar cuenta de que a Lucía, don Alfonso le intentara, una vez confirmada la historia con su
puso una paliza, al enterarse de sus amoríos con madre, decidió llevar con ella a Rodrigo a trabajar
Antonio, hasta mandarla al hospital, para encontrarse como su asistente personal, al fin que si su padre lo
una vez dada de alta, con que el vejete le había protegía con tal vehemencia y todos decían que era
vaciado la casa en que vivía, única herencia que le honrado y trabajador, pues seguramente no habrían
quedaba de la muerte de sus padres. de equivocarse.
De Antonio supo que su padrino, don Pepe, dueño El trabajo y la convivencia diaria, la soledad y toda
del rancho en que aquel trabajaba, le había una colección de cuentos en común fueron haciendo
despedido apenas le había vuelto a ver después de la que ya no sólo se vieran como patrona y
afrenta a su ahijada consentida, y le era muy difícil subordinado, sino que se lograran una confianza y
encontrar trabajo porque todos en el pueblo le familiaridad mayor a la que había tenido jamás con
repudiaban por lo que le había hecho. otro hombre; hasta que un día, en el pequeño
departamento de Rodrigo, mientras trabajaban en la
Se enteró que en un afán de reparar las cosas, se documentación para el embarque de un pedido
casaron y tuvieron un hijo, pensando que en el urgente hacia España, sintió un escalofrío recorrerle
pueblo, al verles ya como una familia, su suerte sería el cuerpo cuando el se acercó demasiado para
mejor, cosa que no había sucedido, sino todo lo cotejar los pedidos del cliente contra las órdenes de
contrario, el desprecio de la gente había aumentado embarque; fue entonces que, viendo el nerviosismo
mientras que era su hijo quien había tenido que que a él también se le notaba, supo que ese joven de
trabajar desde pequeño para convertirse en el único escasos diecinueve años recién cumplidos que bien
sustento de sus desafortunados padres. pudiera ser su hijo, era el hombre con el que quería
Así pues, pensando que no tenía caso ya organizar compartir una virginidad que si bien nunca le había
una venganza, porque el tiempo y el destino ya se estorbado, hoy comenzaba a perder fuerza en su
habían encargado de hacer lo propio, se fue interior y a recobrar sentido.
olvidando del tema mientras se dedicaba a la Así volteó lentamente hasta que la cercanía de sus
empresa en donde volcaría todas sus pasiones y labios fue tanta como la lejanía de sus ojos y no
saciaría todas sus ansias de ahora en adelante. había forma ya, ni deseos, de rehuir al encuentro.
En las primeras semanas, mientras hacía una De lo que habría de seguir no hay mucho que contar,
revisión de la nómina de la empresa, encontró en la besos, caricias, dos bocas y cuatro manos que
plantilla de personal a un joven, Rodrigo Martínez, desnudas denotaban la misma inexperiencia y las
mismas ganas, a pesar de las diferencias de edades para dar su primer discurso como presidente electo
y de tiempos, de las diferentes circunstancias que les ante 65.000 afortunados que lograron obtener un
habían llevado hasta ese punto, que eran sólo el boleto para el acto, y ante tantos otros miles que
prólogo de lo que habría de ser una obra maestra de llegaron sin entrada, obligando a la policía a
ternura, dolores, caricias, gemidos, sollozos, organizar un sitio alternativo para albergar a tanta
embestidas violentas, humedades, penas y alegrías, gente.”
que concluirían en la fusión de un abrazo largo y Leo en voz alta, a sabiendas que disparo a
silencioso. quemarropa a los muchachos del barcito, ese que
Así era como veinte años se le iban borrando de la está debajo de la autopista, en la infaltable cita de los
memoria poco a poco y los recordaba al ver salir a sábados por la tarde. Cuando termino, doblo
Rodrigo de la habitación, abrochándose la camisa y cuidadosamente el diario, lo dejo a un lado y los miro
acomodándose los mechones del cabello para abrir la expectante.
puerta a la que llamaba una visita inesperada.
Cual sería su sorpresa al descubrir en el quicio de la
puerta el rostro lleno de curiosidad de Lucía que
espiaba para descubrir a la chica que adivinaba
estaba ahí, cual cuando vio la cara descompuesta de
Lucía al verla desnuda, recostada en la cama de su
hijo, al ver como se desvanecía entre los brazos de
Rodrigo, al escuchar el sonido hueco de su cabeza
rebotar varias veces contra el piso, y darse cuenta de
que, a pesar de todo, el tiempo le había otorgado la
satisfacción de la venganza al mismo tiempo que
hacía el amor por primera vez - y no será la última -,
se dijo sonriente mientras daba una fumada lenta al
cigarrillo que acababa de encender.