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PROTOCOLO ADICIONAL I.
Se entiende por “heridos”,
“enfermos” y “náufragos”:
Heridos y enfermos: las personas, sean militares o
civiles, que tengan necesidad de asistencia médica y
que se abstengan de todo acto de hostilidad.
Náufragos: las personas sean militares o civiles, que
se encuentren en situación de peligro en el mar o en
otras aguas a consecuencia de un infortunio que les
afecte y que se abstengan de todo acto de hostilidad.
Todos los heridos, los enfermos y los náufragos
cualesquiera que sea la Parte a que pertenezcan,
serán respetados y protegidos. En toda circunstancia,
serán tratados humanamente y recibirán, en toda la
medida de lo posible y en el plazo más breve, los
cuidados médicos que exija su estado.
Personal sanitario y religioso:
Se respetará y protegerá al personal sanitario y religioso,
militar o civil, de las Partes en conflicto. Este personal
(médicos, enfermeros, enfermeras, camilleros, etc.) debe
destinarse, con carácter permanente o temporal,
exclusivamente a esos fines, o para la administración o el
funcionamiento de las unidades sanitarias o de los medios
de transporte sanitarios (administradores, chóferes,
cocineros, etc.).
El personal religioso incluye a las personas, militares o
civiles, tales como los capellanes, dedicadas
exclusivamente al ejercicio de su ministerio.
El personal sanitario y religioso se beneficia de una
protección especial y se le designa con el nombre de
“personal protegido." El personal protegido llevará una
tarjeta de identidad y se hará reconocer mediante el
signo distintivo.
Será también personal protegido:
a) el personal sanitario, militar o civil, de las
Partes en conflicto, incluido el de las
organizaciones de protección civil;
b) el personal sanitario de las Sociedades
Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja y de otras sociedades nacionales de socorro
autorizadas por una Parte en conflicto;
c) el personal religioso asignado, con carácter
permanente o temporal. a las fuerzas armadas, a
las unidades y los medios de transportes
sanitarios, o, además, a los organismos de
protección civil.
PROTECCIÓN DE LA POBLACIÓN CIVIL
CONTRA LOS EFECTOS DE LAS
HOSTILIDADES
PROTOCOLO ADICIONAL I,
(TITULO IV)
El artículo 4 y 13 del IV Convenio,
definición de personas protegidas:
Quedan protegidas por el Convenio las
personas que en un momento cualquiera y de
cualquier manera que sea, se encuentren, en
caso de conflicto u ocupación, en poder de la
Parte contendiente o de una Potencia
ocupante de la cual no sean súbditas.
Conjunto de la población de los países en
conflicto, sin distinción desfavorable alguna,
(por raza, nacionalidad, religión o la opinión
pública), y que tiene por objeto aliviar los
sufrimientos originados de la guerra.
La protección de las personas civiles
y de los bienes civiles:
La prohibición de atacar a las personas
civiles y los bienes civiles implica la de
todos los actos de violencia, ofensivos
o defensivos.
También se prohíben los actos o las
amenazas de violencia cuya finalidad
principal sea aterrorizar a la población
civil.
La prohibición incluye los ataques
indiscriminados
EL RESPETO DEBIDO
AL SER HUMANO
No se puede atentar contra la vida de las
personas protegidas por los Convenios de
Ginebra (C. I-IV, art. 3; C. I y II, art. 12; C. III,
art. 13; C. IV, art. 27; P. I, arts. 10, 51 y 75).
Se debe respetar su persona y su honor (C.
III, art. 14; C. IV, art. 27).
Se las debe tratar con humanidad (C. III, art.
13; C. IV, art. 27).
No se puede atentar contra su dignidad (C. I-
IV, art. 3; P. I, art. 75).
PROTECCIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE LOS
CONFLICTOS ARMADOS NO
INTERNACIONALES
PROTOCOLO ADICIONAL II
Personas protegidas:
las personas que no participen
directamente en las hostilidades,
incluidos los miembros de las fuerzas
armadas que hayan depuesto las
armas y las personas fuera de
combate, por enfermedad, herida,
detención o cualquier otra causa
serán tratadas con humanidad,
a tal efecto, están y quedan prohibidos en cualquier
tiempo y lugar, respecto de las personas mencionadas:
a) los atentados a la vida y a la integridad corporal,
especialmente el homicidio en todas sus formas, las
mutilaciones, los tratos crueles, las torturas y los
suplicios;
b) la toma de rehenes;
c) los atentados contra la dignidad personal,
especialmente los tratos humillantes;
d) las condenas dictadas y las ejecuciones efectuadas
sin previo juicio, emitido por un tribunal regularmente
constituido, provisto de garantías judiciales
reconocidas como indispensables por los pueblos
civilizados.
Protección especial a mujeres, niños
y periodistas:
Los civiles tienen derecho a recibir protección
cuando, a raíz de un conflicto armado
internacional o de una ocupación, se
encuentran en poder de una parte de la que
no son súbditos.
La protección de las personas civiles es un
principio fundamental del derecho
humanitario: las personas que no participan
en las hostilidades en ninguna circunstancia
deben ser objeto de ataques.
Mujeres
El derecho internacional humanitario siempre
ha conferido a las mujeres una protección
general igual a la de los hombres.
Paralelamente, los tratados de derecho
humanitario reconocen la necesidad de dar a
las mujeres una protección adicional
especial, acorde a sus necesidades
específicas. (Cuatro Convenios de Ginebra y
sus dos Protocolos adicionales)
Mujeres
Principio fundamental
De conformidad con un principio fundamental
de los Convenios de Ginebra y del Protocolo
I, las personas protegidas deben ser tratadas
sin ninguna distinción de índole desfavorable,
en particular por razones de sexo (C. I y II,
art. 12; C. III, art. 16; C. IV, art. 27; P. I, art.
75) y, en cualquier caso, las mujeres se
benefician de un trato tan favorable como el
otorgado a los hombres (C. III, art. 14).
MUJERES
Principio complementario
De conformidad con un principio
complementario del principio fundamental,
las mujeres deben ser tratadas con el respeto
debido a su sexo (C. I y II, art. 12; C. III, art.
14), y consideraciones de edad justifican un
trato privilegiado (C. III, art. 16; C. IV, art. 27).
MUJERES
I. CONFLICTO ARMADO INTERNACIONAL
Las mujeres deben ser especialmente
protegidas contra todo atentado a su honor, y
en particular contra la violación, la prostitución
forzosa y todo atentado al pudor (C. IV, art. 27;
P. I, arts. 75, 76).
En todos los casos en que los prisioneros de
guerra se encuentren acantonados al mismo
tiempo que otros presos, se les reservaran
dormitorios aparte (C. III, art. 25), o locales
separados (P. I, art. 75), en particular por lo
que respecta a las instalaciones higiénicas (C.
III, art. 29). La vigilancia inmediata de las
prisioneras correrá a cargo de mujeres (P. I,
Protección general de las mujeres encintas