Professional Documents
Culture Documents
Departamento Psicología.
Creo esencial para el desarrollo del tema del ensayo, hacer una revisión muy
somera, sin duda, de la manera en que los niños se apropiarían del sentido de las
palabras, y serían por tanto capaces de construir un mundo valorativo propiamente tal.
Vygotsky nos dice claramente que el significado de las palabras son formaciones
dinámicas, que evolucionan y es más dirá que: “Semánticamente, el niño comienza a
partir del todo, de un complejo significativo, y sólo después comienza a dominar las
unidades semánticas separadas, el significado de las palabras, y a fragmentar en estas
unidades su pensamiento, antes indiferenciado”1. A raíz de lo que el renombrado
psicólogo expone, me atrevo a especular, que si en un principio el niño posee un
pensamiento indiferenciado y además como él mismo dice, “la gramática precede a la
lógica”2 (es decir, aprende primero las reglas, antes de comprender su significancia), una
creación de mundo es inaprensible para un niño pequeño, nada nuevo pues el
pensamiento abstracto se va formando gradualmente en las sucesivas etapas descritas
por Piaget. Pero, además creo que la comprensión de la lógica interna de las oraciones, y
1
Vygotsky, L. S., Pensamiento y Lenguaje: teoría del desarrollo cultural de las funciones psíquicas,
Ed. Fausto, Buenos Aires, 1995, p. 203.
2
Ibid.
la apropiación de significado de las palabras, está muy relacionado con el sentido de las
palabras que otorga ese “otro”, en la “zona de desarrollo próximo” entre distintas etapas,
de la que habla Vygotsky. Lo que quiero decir es que la significación y el sentido que
otorga el niño a las palabras, que determina su concepción de mundo, está ligado al
modelo, de ahí las diferencias de “profundidad”, que pueden darse a posteriori entre los
infantes. Punto en el que me extenderé más adelante.
Dije que, el sentido que el “otro” otorga a las palabras, me parece de la mayor
relevancia en el significado que el niño le dará a estas, pues a mi parecer, no es en la
educación formal (entiéndase, desde lo que se pretende enseñar en las familias hasta el
colegio y otras instituciones), donde el niño aprehende el o los significados, que luego
utilizará con distintos sentidos. Pues, no sólo el sentido se relacionará con los diferentes
contextos, sino que los significados varían mucho, y dependerá de los modelos a los que
preste mayor atención el niño (que muy probablemente no son los formales), el
aprendizaje de estos. Lo cual a su vez determinará la dimensión del mundo íntimo, pues,
es casi seguro, que la cantidad y variedad de significados armará una dimensión interior
más rica. En esa línea, si hay un sentido poco variado por parte del modelo (ya sea por la
falta de educación de este, o por los contenidos, en el caso de la televisión), habrá
también una menor riqueza de significados al que el infante tendrá acceso.
Por lo cual, creo que la calidad de la información que el menor asimile en su
desarrollo, quizás no sea determinante para las etapas sucesivas, pero si para la
dimensión del mundo interior y radical en el posterior rol social que puede adoptar.
3
Bandura, Albert, Teoría del aprendizaje social, Espasa-Calpe, Madrid, 1982, p. 40.
4
Esterinou, Javier, Los medios de comunicación como instrumentos del desarrollo, [Publicación en línea],
www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n29/jesteinou.html#je, 2002.
regionales, étnicas, productivas, etc. Que los determinan como seres humanos”5. Pero
cuando inciden directamente en la gestación de mundos íntimos, de formas de
categorización, de valoración, el aplacamiento del efecto que se menciona, sería mucho
menor, y estaría dado básicamente por el resto de las experiencias a las que se expusiera
el niño, en consecuencia, por el tiempo de exposición a un determinado medio de
comunicación, en especial la televisión que es el que atraerá la atención, sobre todo, de
los más pequeños.
No por nada se ha hecho pública la “Declaración de Madrid”, que pone de
manifiesto el importante rol de los medios de comunicación, los cuales no han asumido
realmente la influencia que tienen en la educación, y pretende que se tome conciencia en
distintos países sobre esta problemática, a fin de una buena utilización de los medios. En
su primer postulado nos dirá: “La televisión sigue siendo el medio más seguido por el
espectador infantil. Niñas y niños viven en un estado de indefensión, tanto frente a los
medios de comunicación tradicionales, como frente a los sistemas de información y
comunicación que ha desarrollado en los últimos años la tecnología digital. Las niñas y
los niños tienen fácil acceso a contenidos inadecuados; a la vez que existe una carencia
de ofertas infantiles atractivas, de calidad, variadas en géneros y que eduquen en
valores”6.
Cabe mencionar que el mismo Bandura, por el lado de la psicología y la escuela
de cultura y personalidad, en un aspecto más antropológico hacen hincapié, en la
necesidad de las recompensas o refuerzos para el aprendizaje de determinada conducta,
lo cual se ajusta al poder que tiene los medios de comunicación de masas, y la televisión
en particular. Así, un niño se sentirá socialmente aceptado al repetir conductas, visiones
de mundo, valoraciones normativas, sentidos y significados del lenguaje que aprende de
la televisión y otros medios, generalmente aceptados. Aspecto muy relevante según
Ralph Linton, que enuncia: “La más notable y la más activa de las necesidades psíquicas
del hombre, quizá sea la de la respuesta emotiva de los demás”7, por lo tanto el niño
recibirá un refuerzo positivo que le hará mantener los significados y conductas adquiridos
en los medios, que repiten la misma operación en toda la sociedad, generándose una
especie de circulo de autolegitimación del mensaje de los medios de comunicación
masiva. Es válido mencionar lo que escribe Jorge Larraín respecto a la construcción de la
identidad y a propósito de Honneth: “… la construcción de la identidad es un proceso
5
Íbid.
6
Declaración de Madrid, www.declaraciondemadrid.org/.
7
Linton, Ralph, Cultura y Personalidad, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1960 p. 23.
intersubjetivo de reconocimiento mutuo. La confianza en sí mismo surge en el niño en la
medida en que la expresión de sus necesidades encuentra una respuesta positiva de
amor y cuidado…”8
En definitiva, el papel que desempeñan los medios, en especial el de la televisión
en el desarrollo de los niños, es fundamental, si tomamos en cuenta que estos se
encuentran especialmente indefensos, pues recién gestan las concepciones que a los
adultos sirven de barreras, ya que permiten una mirada crítica de la carga valórica de la
información mediática, como al sentido del lenguaje. No está demás mencionar que los
adultos ya han adquirido bastante más significados que los niños.
En el caso de Internet, la ausencia de los padres, la falta de alfabetización digital
de estos, y otras variables, propiciarían el mal uso, por la natural atracción que tienen las
actividades ocio-recreativas sobre otras, acompañado de la indefensión ante contenidos
inadecuados. Por lo cual, los niños quedarían a la deriva, en la construcción de sus
mundos interiores, sus preocupaciones, sus escalas valorativas, etc. Ante medios que no
han asumido su debida responsabilidad en cuanto a su influencia en el desarrollo de los
menores.
8
Larraín, Jorge, Identidad Chilena, LOM, Santiago de Chile, 2001, p. 29.
tecnologías, y no les importa mucho qué tradición es demolida en el proceso o si una
cultura no está preparada para funcionar sin tales tradiciones (…) Para estar seguros,
ellos hablan sobre la familia, el matrimonio, la piedad y el honor; pero con el permiso para
explotar las nuevas tecnologías al máximo en su potencial económico, ellos pueden
deshacer las instituciones que hicieron tales ideas posibles…”9 En esta tesis además
Postman dice que son estos capitalistas los que manejan la gran industria televisiva del
país. En buenas cuentas, un cambio tecnológico no agregaría nada, sino que lo cambiaría
todo (además estaría manejado por los grupos que ostentan el poder económico), análisis
que quizás suena muy tajante, pero nos es útil para analizar el impacto que tienen los
mismos medios de comunicación, productos de los cambios tecnológicos.
De esta forma, la aparición de la televisión o del Internet, fueron cambios que
modificaron las concepciones generales del mundo que se tenían hasta antes de su
aparición. Los conceptos de tiempo y espacio, de producción y acceso al conocimiento,
de interacciones interpersonales, etc. Se vieron totalmente modificados y en cierto
sentido, hasta hoy trastocan toda la forma de vida, y quizás hasta hoy no se sepan
“controlar” de una manera adecuada. Lo cual, recae sobre los niños, que además de ser
indefensos, en cuanto a que recién forman una subjetividad capaz de “aplacar” la
influencia de los medios de comunicación, no cuentan con una sociedad adulta
responsable y capacitada para entregar la protección, pues no le es posible controlar sus
propias creaciones. Los infantes, se estarían formando en una sociedad que
constantemente está siendo sorprendida por un cambio tecnológico, que modifica “todo”
(o al menos muchas de las concepciones, si no se quiere adherir completamente con lo
que dice Postman), y, por lo tanto, es incapaz de enfrentarse a los medios, otorgando el
cuidado que el niño requiere para una formación cabal de sus capacidades.
9
Cita extraída de la publicación en línea: www.sociedadinformacion.unam.mx/index.jsp?
pagina=tecnologias&action=vrArticulo&aid=218
La televisión en especial, utilizando un lenguaje particular, que en cantidad de
significados y sentido es bastante limitado (refiriéndome a Chile, para no pecar de
generalización apresurada). Provocaría a su vez, una gestación de un mundo en el
menor, mucho más restringido que el que podría desarrollar en otras circunstancias. En
efecto, serían estos modelos los que harían dar el salto cualitativo entre etapas, con
determinadas conductas, con determinado tipo de habla y significación de esta, influyendo
enormemente en los infantes. Quizás exagere un poco la situación, pues la televisión o
los otros medios (o incluso por estos mismos) no son la única fuente de modelos, de
lenguaje, etc. a las que el niño tiene acceso, pero de todas maneras creo que el impacto
es muy fuerte por la cualidad del modelo, y además, porque no todos tienen el mismo
recurso de legitimación que tiene la televisión.
Es preciso que aclare, tal vez, el rol del habla y el impacto. Utilizaremos para esto
la televisión por ser el medio más representativo de las características mencionadas en
otros apartados. Como bien podría decirlo la escuela estructuralista antropológica o
psicológica, e incluso el mismo Vygotsky, no hay pensamiento sin lenguaje o, al menos,
una de las formas de acceso a la estructura del pensamiento humano, es este. Por lo
tanto, la cantidad de significados, términos, y sentidos que un niño aprenda, pueden influir
significativamente en la organización de su pensamiento (en la categorización del mundo),
sino en su pensamiento mismo. Entonces, la atracción irresistible que provoca la
televisión con su discurso fácil, de pocas palabras y pocas acepciones, además
monotemático, daña profundamente a la formación del mundo del menor, lo obliga a
categorizar con menos términos y en menos sentidos, de alguna manera otorga escasa
“profundidad” a ese pensamiento. Es lógico que un niño no comprenderá ni podrá
interiorizar muchos significados o sentidos en sus primeras etapas, pero aun así generará
diferencias importantes, a saber, un ejemplo: Es quizás comprobable que dos niños de
cuatro o cinco años, sean capaces de internalizaciones y significaciones muy similares,
pero es de la misma forma probable que el salto que darían a los siete años (según las
etapas de Piaget, reafirmadas también por Vygotsky) sea distinto, aunque sea visible sólo
en detalles, de un niño que ve gran parte del día televisión e incluso se duerme con ella,
que un niño que se le lee un libro o un cuento una vez al día, generalmente al dormirse.
Podrán seguir pareciendo iguales, en una etapa superior, pero es muy posible, que la
cantidad de significados, de sentidos que el niño comienza a otorgar, sea mayor en un
niño que tuvo acceso a mayor variedad de estos, en comparación a uno que estuvo
expuesto a discursos monotemáticos, precarios en significados y palabras mismas, como
lo son los que se dan en la televisión actual.
Es decir, los medios de comunicación ejercen una influencia importantísima, en
cuanto pueden determinar la “profundidad” de un pensamiento en gestación, con
caracterizaciones en estructuración, en donde el lenguaje es fundamental, en cierto
sentido, la televisión10 imprime cierta forma, que puede caracterizarse de superflua, en
niños “a la deriva”. Superflua en dos sentidos; No se hace cargo de ningún tema valórico,
ni educativo directamente en los horarios preferido por los niños; Tampoco ahonda en la
utilización del lenguaje, en las posibilidades de este, ni su amplio espectro valorativo.
Es de Perogrullo decir que aquello trae consecuencias, estas las abordaré más
adelante.
10
Me refiero a la televisión fundamentalmente, pero no sólo ella. Los diarios son otro ejemplo, que no se liga
directamente con los menores, pues estos no saben leer, sino que su aparición es posterior, y puede decirse
que de alguna manera falsean la realidad a través del lenguaje, de sus connotaciones, de los temas, etc.
11
Freud, Sigmud, Obras completas, Amorrortu editores, 1978, p. 114
12
Ibíd.
atractivo como la televisión, digamos que una conformación uniforme del ideal del yo
(base para el sometimiento a un conductor, en el análisis de las masas que hace Freud)
se facilita con la aparición de este medio universalmente desplegado, que, por lo tanto,
tiene la peculiaridad de, poco a poco, uniformar ideales personales del yo. Con lo cual, la
agrupación de los niños en distinto círculos sociales, que se daría primero en una
hostilidad, ya sea por el intento de una actitud que sea alusiva al modelo televisivo, o por
una lucha con respecto al amor de un adulto (como ejemplo, una profesora) que se da en
el compartir ciertos códigos paritarios, impuestos por la televisión, pasa a una
identificación en el comunicarse como miembros de un mismo “bando” representado por
los códigos aprendidos primero individualmente. Quiero decir que, al igual que en la
persecución de un artista (que Freud cita de ejemplo para este tipo de transformación de
los sentimientos) el amor compartido, ya sea por el objeto mismo televisivamente
impuesto o por el nuevo objeto de deseo que se asocia también con esta aproximación al
mundo mediada por los medios, propicia la integración a los primeros grupos o masas que
se gestarían en la infancia.
Quiero recalcar la importancia que esto tiene en la formación interior del niño. Si
pensamos que la identificación está mediada por los medios y que, en el fondo, la
integración de los infantes a un grupo depende de la capacidad para compartir códigos
que demuestre el amor compartido por un mismo objeto, nos damos cuenta que hay una
especie de obligación en ver estos medios, recibir su información y no cuestionarla, ni
siquiera en la medida de lo posible, pues son lo exigido para poder pertenecer a la masa,
que significa, entre otras cosas, sentimientos de seguridad, amor, ligazones eróticas
completamente necesarias (sobre todo si pensamos que es un niño quien es despojado
de toda seguridad y de su primer objeto de deseo, su madre), etc. En algún sentido podría
decirse que, el conductor de la masa se hace patente a través de este medio
universalmente generalizado y como lo señala Freud en el mismo libro “el conductor de la
masa sigue siendo el temido padre primordial; la masa quiere siempre ser gobernada por
un poder irrestricto, tiene un ansia extrema de autoridad: según la expresión de Le Bon,
sed de sometimiento.”13 El poder de los medios, adquiere aquí resonancias brutales,
determinante en su papel de la formación del mundo interior de los niños, en
consecuencia, de su “ideal de yo”, es además determinante en la incorporación de éstos a
grupos (masas), lo que le otorga casi un papel esclavizante muy difícil de romper, que si
no es responsabilizado puede ser bastante dañino.
13
Ibíd. p. 121.
Ahora, por otra parte, nos encontramos con otra característica que ha de otorgarle
poder a los medios de comunicación y que es determinante, sobre todo, para la
mantención de la atracción durante la vida adulta, en donde encontramos otras formas de
identificación a las que de niños no se tiene acceso.
Podemos apreciar en el atractivo de los medios una función de pseudo revelación
y aproximación a los objetos tabú, así de niños pueden ver en la televisión un objeto que
canaliza el deseo que se tiene por la madre y provocar una cierta satisfacción
inconsciente del deseo incestuoso, lo mismo que en el resto del desarrollo, aún puede
significar una falsa aproximación a objetos reprimidos.
A mi juicio, esto traería una serie de problemas, pues me atrevo a aventurar que
junto a la falta de profundidad en la conformación de los mundos íntimos, estas maneras
de saciar deseos reprimidos indirectamente, conforman parte importante de la pasividad
general. Puesto que, los deseos están seudo-satisfechos por aproximaciones virtuales a
objetos tabú, se genera una barrera en la lucha por la satisfacción de los deseos, pues
puede pensarse que de alguna manera realizo cosas, me atrevo a cosas, pero en el fondo
no deja de existir la misma insatisfacción, siendo esto aun más frustrante, en la medida
que provoca una pasividad, en cuanto, a la lucha por mayor placer y menos displacer.
Cosa que daña, incluso, la conciencia social.
De todas maneras, no quisiera extenderme más en este punto, puesto que me
alejo del tema de mi ensayo y, respecto a la falsa aproximación al tabú, basta para el caso
señalar que tiene un atractivo inseparable del individuo en el tiempo, ya que provoca el
sentimiento de realización inconsciente, pero que muy probablemente dura lo mismo que
el periodo que se está frente al aparato televisivo atisbando el objeto de deseo y no más
allá de eso, provocando la frustración señalada. Ahora bien, esto en modo alguno haría
que la persona se alejara de este aparato (al menos en la mayoría de los casos) sino que,
muy al contrario, provocaría una especie de adicción con vueltas constante y más
prolongadas en busca de ese sentimiento.
14
Veáse op. cit. Larraín.
15
Baudrillard, Jean, El otro por sí mismo, [Libro en línea], http://www.temakel.com/texfilotrosimismo.htm.
16
Íbid.
Las consecuencias netamente sociales, las encontramos nuevamente en esos
niños ya crecidos, en la apatía, en la falta de compromiso, en el mismo afán de consumo
ya descrito, etc. No hay duda que hay excepciones, pero hablo de una mayoría, de una
tendencia. Esto no debería sorprender mayormente, pues si alguien forma su mundo, sus
categorías limitadamente, influenciado por modelos que se quedan aspectos superficiales,
desde el mismo lenguaje que utiliza, y luego este es mantenido por todas las razones
esgrimidas de autolegitimación de la televisión, y la forma en que se configuraría la
identidad en sí misma. En este sentido, por qué deberíamos exigir una preocupación
mayor por temas relevantes, por profundizar en los conocimientos, por una comprensión
del conocimiento no tan mercantilista; Por qué criticar el consumo como medio de
autoafirmación, el sobredimensionamiento de lo superficial, etc., si nunca hubo una
preocupación en la formación de estos ahora jóvenes, es cierto, hay excepciones, por lo
tanto todos podrían haber desarrollado una “profundidad” mayor, pero creo que es
demasiado complejo el análisis de porque se dan las excepciones, como para suponer
que la mayoría son simplemente perezosos.
Bibliografía:
- Vygotsky, L. S., Pensamiento y Lenguaje: teoría del desarrollo cultural de las funciones
psíquicas,
Ed. Fausto, Buenos Aires, 1995.
- Linton, Ralph, Cultura y Personalidad, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1960.
- Larraín, Jorge, Identidad Chilena, LOM, Santiago de Chile, 2001.
- Nosotros los chilenos: Un desafío cultural, Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD,
Chile, 2002.
En su versión PDF disponible en: www.desarrollohumano.cl/eleccion2002.htm