PRESENTACIÓN

Todas las personas de alguna u otra manera, poseemos unos bienes ya sean
materiales o espirituales. Entre nuestros bienes materiales podemos enumerar
tierras, casas, muebles, objetos de uso personal entre muchas cosas que son
de nuestra pertenencia; de la misma manera, entre los bienes espirituales que
poseemos podemos enumerar nuestros conocimientos y saberes, lenguaje,
religión, manifestaciones artísticas y costumbres, entre otros.

Muchos de estos bienes los hemos conseguido por medio de nuestro esfuerzo
y trabajo, pero muchas otros nos han sido dados o legadas por nuestra
sociedad o por nuestros padres y personas más allegadas. Los bienes
materiales o espirituales que poseemos, que nos pertenecen, que nos son
propios, constituyen nuestro patrimonio.

Así mismo, nuestro patrimonio en muchos casos lo hemos recibido por medio
de herencias que nuestros antepasados nos han dejado. Todos tenemos
antepasados: padres, abuelos, tatarabuelos y otros parientes que con el correr
de los años se han ido y nos han dejado bienes tanto materiales como
espirituales. A muchos de nuestros antepasados tuvimos el privilegio de
conocerlos personalmente, de hablar, compartir y convivir con ellos. Otros
antepasados los conocimos únicamente por medio de fotografías, retratos y las
historias que sobre ellos nos contaron otras personas que tuvieron algún
contacto con ellos. Pero hay otros antepasados que se han perdido en la niebla
Figura 1. copa elaborada en cerámica por nuestros antepasados del Eje Cafetero; por su
belleza y valor histórico y antropológico hace parte de nuestro patrimonio (PROYECTO DE
DESARROLLO VIAL DOBLE CALZADA ARMENIA – PEREIRA – MANIZALES AUTOPISTAS
DEL CAFÉ, fase de monitoreo, Foto 49, 2003)

del tiempo y de los cuales no sabemos nada; y a pesar de ello quisiéramos

saber acerca de su vida, de sus historias personales. De alguna manera,
aunque no los conozcamos, estos antepasados también nos han legado bienes
que cobran gran importancia para nuestra supervivencia aunque en la mayoría
de los casos no seamos conscientes de ellos.

Todas las sociedades humanas, por sencillas que parezcan, sienten respeto y
amor por sus antepasados. Los seres humanos somos el resultado de las
acciones y el esfuerzo de nuestros mayores, y por eso sentimos el deseo de
conocer nuestra historia, origen de nuestro patrimonio actual.