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Boletín número 10 - Lunes 23 de agosto de 2010

Minoría estudiantil en Junta


Departamental de la Carrera de

www.revocables.com.ar

Crítica a la Fundamentación
de la Metafísica de las Costumbres
Filosofía de la UBA

Sobre la selección interna de Ayudantes para


la cátedra de Metafísica y sus condiciones políticas.

Sepan que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
Mateo 22, 14.
Revocables...

«Se oculta la injusticia de la ley que estructura la constitución jurídica misma tanto
de la UBA como de la FFyL, y el modo en que opera el inmenso aparato de
autolegitimación interna y externa que la sostiene. Más claramente, los concursos
funcionan como instancias de legitimación en la medida en que proveen de un 01
paraguas legal a relaciones de fuerza francamente desfavorables para quienes no
están abonados a la rosca académica: quien no se deja apadrinar por alguna de las
facciones enquistadas en el poder, se jode.»

Quebrar la triple ilusión: sobre rentas, concursos y excelencia académica (Apuntes sobre las
condiciones políticas de la producción y reproducción académicas), volante publicado en
2004 por integrantes de la Comisión de Filosofía, la revista Dialéktica y la revista
Acontecimiento.
«Para muchxs, tal vez no haya nada cuestionable en esto, ya que la
carrera cumpliría de este modo con su función (formar expertxs).
Nuevamente, se trata de ver las cosas desde una perspectiva
distinta: ¿cómo funciona este aparato de formación?, ¿cómo se
produce a lxs graduadxs, lxs expertxs?, ¿qué más se produce con
ellxs y a través de ellxs? Queremos sugerir que, en todo este
proceso, de manera silenciosa y persistente, se lleva a cabo una
tarea enorme: la desconexión de lxs estudiantes respecto de
cualquier inquietud o problemática extra-académica que pudiera
motivar en nosotrxs un pensar distinto, propio, original. Se impugna
cualquier pensar que no responda a los contenidos y los
parámetros académicos. Formar expertxs significa, ante todo,
producir intelectuales a través de la transmisión/acumulación de
saberes legitimados; por eso, los mecanismos de selección de
docentes y ayudantes de cátedra están diseñados justamente para
seleccionar en lo posible a lxs más dóciles, a lxs mejor adaptadxs,
reforzando así el proceso de formación y su continuidad. De este
modo, se puede ejercer un control sobre la producción y circulación
de los saberes (tarea fundamental para todas las máquinas sociales
de formación), pero también, y sobre todo, se puede ocultar la
dimensión política de esa tarea, presentando al espacio académico
como políticamente neutral, regido por los valores de la objetividad
y la excelencia. El reglamento, digámoslo, es un mecanismo que
cumple esta función, sirve a esta estrategia general; introduce
condiciones de igualdad, sí, pero en el mismo movimiento en que
refuerza la disciplina que impone como naturales ciertos
paradigmas teóricos y ciertos ‹modos de hacer› filosofía.»

«Cómo se produce un ayudante de cátedra»,


02 en Bitácora de viaje, Comisión de Filosofía, 2003.
[Conseguilo en la caja «Filosofía Debate», que está en Publicaciones del CEFyL,
o en la fotocopiadora El Arca (frente a la Facultad), en la caja Revocables...]
Crítica a la fundamentación de la metafísica de las costumbres
Sobre la selección interna de Metafísica y sus condiciones políticas

…y el resultado escueto [es] simplemente


el cadáver que la tendencia deja tras sí.

Hegel, Fenomenología del Espíritu.

De las costumbres

Según el Estatuto Universitario (1960), el acceso a cargos docentes en la UBA debería realizarse
mediante concursos regulares avalados por el Consejo Superior. Esto suele mantenerse para el
caso de los miembros del claustro de Profesores. Pero para el caso de los Auxiliares (JTP y
ayudantes primeros, que pertenecen al claustro de Graduados; y ayudantes segundos, que
pertenecen al claustro de Estudiantes) el Estatuto habilita otra vía: «En las Facultades con
estructura departamental pueden ser designados con la sola mención del departamento y
luego asignados a los profesores con quienes deberán colaborar, sobre la base de la
reglamentación que dicte cada Facultad» (Art. 65). De esta manera y como los concursos
regulares demoran muchos años en sustanciarse, en cada Facultad se procede a la creación de
nuevos cargos (por aumento de la matrícula estudiantil) y/o a la ocupación de cargos que han
quedado vacantes (por renuncia, viaje, fallecimiento, etc.) mediante dos tipos de procedimiento:
la designación «a dedo» o la selección interina.
La designación «a dedo» consiste simplemente en que el Profesor (Titular, Asociado o Adjunto)
de una cátedra elige a una persona (o a varias) para integrar la planta docente, se eleva el
pedido a la Junta Departamental, ésta lo eleva al Consejo Directivo y éste aprueba o no aprueba
según simpatías o antipatías políticas. La selección interina es un remedo de concurso que, al
ampliar la base del consenso a los diez miembros de la Junta Departamental (además del
Profesor que pretende incorporar ayudantes a su cátedra), pretende ser (a) un instrumento de
designación más democrático que la designación «a dedo» y (b) una solución transitoria
mientras se sustancian los concursos regulares. Pero no es ni una cosa ni la otra, lo cual se prueba
doblemente porque: (a) todos las selecciones interinas realizadas en Filosofía exhiben que
basta una mayoría afín en la JD para reproducir la designación «a dedo» y (b) lo que se 03
presenta como «instancia transitoria» afecta al 70% (setenta por ciento) de la planta docente
de Filosofía. En otras palabras: las selecciones interinas no sólo refuerzan el toma y daca de
favores políticos en la JD, sino que además establecen como «normalidad» la creciente
precarización de los trabajadores, ya que ni proveen derechos laborales ni garantizan la
permanencia en los cargos por más de un año.
Esto no es sólo resultado del azar sino de fuerzas en lucha. Si, como dice Foucault, «la genealogía
es la historia en tanto que carnaval concertado», entonces veamos cómo fue concertado este
tristísimo carnaval.
La costumbre de seleccionar interinamente desplazó a la costumbre de designar a dedo cuando
se aprobó el «Reglamento para Selección Interna de Aspirantes a Ayudantes Segundos/as»,
elaborado principalmente por los graduados y la mayoría estudiantil en la JD durante el
primer cuatrimestre de 2001.
La sanción de este reglamento podría valorarse positivamente, ya que con él se introduce una
normativa en un procedimiento que hasta entonces no estaba reglado y, de este modo, se
restringirían o eliminarían sus posibles arbitrariedades. Así, la selección de ayudantes pasaría
entonces a resolverse a través de un cómputo definido por criterios objetivos e independientes
del sospechoso juicio subjetivo y parcial del soberano Profesor.
Pero esta aparente limitación del poder feudal de los Profesores debería ser contemplada en el
cuadro más amplio que integra a los beneficiarios de la nueva reglamentación: el claustro de
graduados en ascenso y la casta estudiantil que pretende incorporarse al claustro de graduados.
Porque al no sustanciarse los concursos regulares, los Profesores quedan atornillados a sus
cargos mientras los Graduados se convierten en doctores pero no pueden saltar al claustro
superior. Por eso los Graduados se dedican a acumular poder incorporando acólitos y esbirros
que trabajan bajo su tutela (práctica que los Profesores formados en otro paradigma académico
no saben ejercitar con destreza), mientras esperan que los Profesores se jubilen o mueran. Si se
nos permitiera una grosera analogía, diríamos que ese reglamento fue la «Declaración de los
derechos del hombre y el ciudadano» (1789) dispuesta para limitar potestades feudales y
habilitar el acceso al poder de nuevos actores, permitiendo a cierta capa de graduados y
estudiantes ocupar lugares que antes eran propiedad del Profesor. No casualmente la tendencia
política que preparó aquel primer reglamento para selecciones interinas es la misma que hoy
ostenta el mayor poder en la carrera de Filosofía: el Grupo Acción Filosófica (GAF) y sus
acólitos estudiantiles de turno (hoy el Grupo Póiesis, ayer Rizoma, Prima Facie, La Sartre…). Ya
veremos, en el apartado «A la fundamentación», cómo el condenado reglamento puede procurar
esta acumulación de poder.
Por lo pronto, lo que nos interesa destacar aquí a propósito de la costumbre de seleccionar
interinamente es que aquel primer reglamento y sus versiones subsiguientes comparten dos
presupuestos incuestionados: (i) la igualdad de los aspirantes ante la ley del reglamento y (ii)
04 la objetividad en el procedimiento de asignación de puntaje.

(i) A esa presupuesta igualdad formal respondemos denunciando la efectiva desigualdad real
sobre la que se sostiene la ley. Retomemos nuestra grosera analogía para decir que la siguiente
cita de Marx pareciera estar hablando de la selección interina de Metafísica, siempre que
cambiemos «Estado político» por «Estado» a secas, «comunidad política» por «comunidad
académica» y «sociedad civil» por «sociedad» a secas:
Donde el Estado político ha llegado a su verdadera formación, el hombre lleva,
no sólo en el pensamiento y en la conciencia, sino en la realidad, en la vida
misma, una doble vida, una celestial y otra terrenal: la vida en la comunidad
política en la que se integra como ser colectivo, y la vida en la sociedad civil,
donde obra como particular, ve en los demás simples medios, se rebaja a sí mismo
al papel de simple medio de los otros y se convierte en juguete de fuerzas extrañas.1

La fe en el reglamento de la Junta es la convicción religiosa en la igualdad de derecho y, a la vez,


es un olvido necesario de la desigualdad de hecho que condiciona las posibilidades de acceso de
los «aspirantes».
(ii) Por su parte, a aquella presupuesta objetividad en el procedimiento de evaluación
respondemos explicitando la valoración de la que procede el valor del puntaje numérico. Porque,
como dice Deleuze leyendo a Nietzsche:
Las valoraciones, referidas a su elemento, no son valores, sino modos de existencia
de los que juzgan y valoran, sirviendo precisamente de principios a los valores en
relación a los cuales juzgan. Esta es la razón por la que tenemos siempre las
creencias, los sentimientos y los pensamientos que merecemos en función de
nuestro modo de ser o de nuestro estilo de vida.2

Con el presente boletín convocamos a debatir esos presupuestos incuestionados y a discutir


«nuestro modo de ser» (Deleuze), nuestra «doble vida» (Marx), en la carrera de Filosofía. Y nos
proponemos también explicar por qué, para nosotros, ese nuevo reglamento para selecciones
interinas no es un avance de la democracia en el ámbito institucional, sino el avance de una
cierta lógica institucional, para nada democrática, fundada en los valores de la igualdad de
derecho y la objetividad del número.

De la metafísica
El escándalo desatado en torno a la selección interina de ayudantes para las cátedras de
Metafísica «A» (cuyo Prof. Titular es Daniel Brauer y cuya Prof. Adjunta es Mónica Cragnolini)
y «B» (cuyo Prof. Titular fue Eduardo Rabossi, hasta que falleció, y cuya Prof. Adjunta es
Diana Pérez) nos permite ilustrar con un ejemplo nuestra caracterización general.
Aclaramos, por si hace falta, que el ejemplo no agota nuestra caracterización general, sino que
es de otro orden. Lo que caracterizamos en general es relativamente independiente de las
05
personas empíricas que en tal o cual caso efectúan las instituciones que cuestionamos. O sea,
lo que decimos vale no sólo para esta selección de Metafísica, no sólo para la carrera de
Filosofía, no sólo para la Facultad de Filosofía y Letras, no sólo para la UBA y ni siquiera vale
sólo para la universidad aquí y en cualquier parte del mundo. Formulamos el problema en

1
La cuestión judía, trad. H. B. Delio, Bs. As., Quadrata, 2003, p. 35.
2
Nietzsche y la filosofía, trad. C. Artal, Barcelona, Anagrama, 1986, p. 8.
términos de cómo se organiza la producción. Tal como afirmamos en nuestro informe de veedor
(que es de público conocimiento) a propósito de esta selección interina:
así como declaramos que democratizar la universidad no es simplemente tener un
poco más de representación, no es simplemente llegar a votar directores de carrera,
no es simplemente poder elegir entre la cátedra roja y la cátedra negra, sino que es
fundamentalmente hacernos cargo de la organización de la producción nosotros
mismos, así también declaramos que una comisión evaluadora (jurado o tribunal)
no cambia su naturaleza burguesa porque se componga de igual cantidad de
miembros de los tres claustros, o de una mayoría de miembros de uno de los tres
claustros (profesores, graduados, estudiantes), o exclusivamente de miembros de
uno solo de esos claustros (sea cual fuere). No creemos en ningún tipo de arbitraje
ideal. Por lo tanto, no creemos en ningún tipo de arbitraje ideal para la designación
de auxiliares docentes: ni en los concursos regulares ni en las selecciones interinas.
Asimismo deploramos las designaciones «a dedo». La existencia de comisiones
evaluadoras (jurados o tribunales) y designaciones «a dedo» pone de manifiesto
que la producción de conocimiento no es dirigida por los propios productores
sino por una parte que se presenta como si fuera neutral y como si estuviera
separada del proceso de producción.

Claro que no perdemos de vista que hay subjetividades sin las cuales no habría instituciones.
Por eso nos detenemos en el caso de Metafísica.
La selección interina de Metafísica fue y es la puerta de acceso a la planta docente para tres
graduados y dos estudiantes. Se postularon en total 38 aspirantes para estos 5 cargos. Semejante
proporción parece invitar a una «guerra de todos contra todos». Pero la contienda no se da
entre individuos particulares, sino entre «camarillas». Las camarillas, que agrupan miembros
de los tres claustros según acuerdos ideológicos y redes clientelares, configuran los mecanismos
de control sobre nombramientos, rentas, concursos, investigaciones, becas, posgrados,
publicaciones en todos los niveles, etc. Es decir, las camarillas controlan los aspectos
fundamentales de la «carrera académica», aspectos que funcionan como moneda de cambio
que permite la acumulación de poder, el canje de favores y el tejido de alianzas.
Dicho esto podemos aclarar los tantos y afirmar que a la selección interina de Metafísica se
presentaron tres camarillas o tendencias políticas: la encabezada por Samuel Cabanchik y
representada por Bernardo Ainbinder; la organizada a partir del GAF y representada por
Diana Pérez y el Grupo Póiesis; y la encabezada por Mónica Cragnolini, quien fue excluida de
06 la comisión evaluadora mediante una maniobra grande como una casa. Maniobra a la que
Cragnolini respondió con un cinismo proporcional, pidiendo meter «por la ventana» a Hernán
Candiloro y Evelyn Galiazo, retrotrayendo así la selección interina a su esencia desnuda: la
designación «a dedo». Al parecer, todos los involucrados en este escándalo entendieron mal el
concepto nietzscheano de Voluntad de poder, pues sus modos de pensar y sus modos de vivir
están orientados por una clara voluntad de dominio. Los dictámenes de la comisión evaluadora
integrada por los Profesores D. Brauer y D. Pérez, los Graduados B. Ainbinder y E. Zerbudis,
los Estudiantes P. Nesprías y L. Lutereau, confirman lo que decimos, ya que los ganadores
trabajan en la órbita de las camarillas representadas:
- Axel Cherniavsky (que investiga bajo tutela de Brauer) viene de la línea Cabanchik.
- Sergio Barberis (que investiga bajo tutela de Liza Skidelsky) viene de la línea GAF.
- Hernán Pringe (quien, según declaró en off la comisión evaluadora, está tan
sobrecalificado que debería ser Adjunto) no era esperado y casi se lo deja por debajo
de Cherniavsky en el orden de mérito.
- Guillermo Bialakowsky (que investiga bajo tutela de Brauer) entró, según conjeturamos,
por canje de favores con Brauer («único Prof. Titular Regular Ordinario de la materia»):
de no haber participado Pringe, habrían ingresado 4 del GAF/Cabanchik y 1 de Brauer.
- Federico Burdman (que investiga bajo tutela de Pérez) viene de la línea GAF y se
inscribió a la selección sin tener aprobada la materia objeto de la selección (Burdman
fue Secretario Administrativo del Dto., así que resulta curioso que haya omitido leer el
primer punto del reglamento). Incluso tenía aprobada Problemas Especiales de
Metafísica (adivinen qué cátedra: Pérez) sin haber aprobado Metafísica, transgrediendo
una de las pocas correlatividades que existen en la carrera.
Ahora bien, al final del dictamen relativo a la selección de ayudantes segundos se lee: «Dados
el elevado puntaje de los aspirantes en tercer y cuarto lugar en el orden de mérito y la escasa
diferencia con quienes obtuvieron los dos primeros puestos, el jurado deja constancia de que
los mismos cuentan con sobrados méritos para el cargo de objeto de esta selección y sugiere la
posibilidad de que tales aspirantes sean tenidos en cuenta en el caso de ser necesario ampliar
el cuerpo docente de la materia». ¿Quiénes quedaron tercero y cuarto en el orden de mérito?
- Jorge Roggero (que investiga bajo tutela de Cano) viene de la línea Cragnolini, quedó
tercero y probablemente ignoraba, como les ocurrió a casi todos los estudiantes que
venían de esa línea, que los graduados de la línea Cragnolini (G. Balcarce, N. Billi, H.
Candiloro, V. Cano, S. Chun, E. Galiazo) habían hecho pública una carta en la que
consideraban «viciada de nulidad» a esta selección interina y declaraban retirarse
como forma de protesta. Esta incomunicación entre quienes pertenecen a una misma
tendencia teórico-política dentro de la carrera sólo se explica por haber asumido que
la división por claustros expresa la distancia ontológica de la degradación creciente
Profesores/Graduados/Estudiantes/Sombras e imágenes.
- Alejandro Boverio (que investiga bajo tutela de Cabanchik) viene de la línea Cabanchik,
fundó el Grupo Póiesis, cobró una beca estudiantil siendo graduado (ver Boletín 07
Revocables… Nº 9), es asesor del Senador Cabanchik, entró a la cátedra de Fundamentos
de Filosofía mediante un concurso para estudiantes siendo Boverio graduado (por
eso, aunque ganó un cargo de ayudante segundo, trabaja como ayudante primero) y
quedó cuarto en el orden de mérito. Este cuarto lugar explica aquella cita del dictamen
que transcribimos arriba.
Los seis miembros de la comisión evaluadora y el aspirante de turno
se disponen a ingresar al Salón de la Justicia.

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Y qué decir de «las cartas de Metafísica» que circularon vía mail y que se acumulan aun
mientras escribimos este boletín: la carta de Brauer enviada desde Berlín, las cartas de
Cragnolini, la respuesta de Cassini, etc. Más allá de nuestras simpatías o antipatías por unas
u otros, queremos decir que toda esa correspondencia expresa su conformidad con un estado
de cosas del que señalaremos sólo dos dimensiones:
1. La estructura de cátedra. Todas las cartas que circularon asumen como natural este tipo de
organización del conocimiento doblemente jerarquizada: según cargo (Titular, Asociado,
Adjunto, JTP, Ayudante de 1º y 2º, Adscripto) y según «dedicación» (exclusiva, semi-exclusiva,
simple; para no mencionar la categoría «ad honorem»). La estructura de cátedra expresa un
tipo de relación de poder basada en la reducción del conocimiento a los estrechos márgenes
del saber considerado «académico» o «científico», es decir, a un tipo de saber pasible de ser
traducido en cantidades acumulables (cargos, títulos, posgrados, congresos, experiencia docente,
publicaciones, becas, proyectos de investigación, etc.). Esta restringida concepción acerca del
conocimiento es el fundamento del poder/saber descendente que preside todas las instancias
universitarias, tanto las de gobierno como las de cursada: el poder/saber, concentrado en una
cúspide –de autoridad política, de remuneración salarial y de prestigio académico–, se ejerce
sobre una extensa base constituida por quienes son considerados «desposeídos» de ese poder/
saber: los estudiantes. De esta concepción jerárquica de la producción de conocimiento deriva
la defensa de las «cátedras paralelas», también presente en la correspondencia que estamos
comentando bajo las fórmulas «tres profesores, tres programas, tres materias, tres dictados
diferentes, dos cátedras de Metafísica y no tres», etc. Así se produce filosofía en la carrera: no
hay debate de ideas. Ante una divergencia teórico-política se coloca el paradigma divergente
en el carril paralelo, eludiendo así el diálogo crítico en torno a las concepciones divergentes.
Cada parcela del conocimiento académico se mantiene bien delimitada (cátedras «A», «B»,
«C»…), como las marcas de un mismo producto en las góndolas del supermercado.
2. El ideal de justicia. En las cartas abunda, implícita y explícitamente, un planteo de la disputa
en términos de un ideal de justicia, tanto en relación a las comisiones evaluadoras (Jurados)
como en relación a los órganos de gobiernos (Junta, Consejo). Esto nos recordó ciertos debates
protagonizados por Foucault. Uno, de 1972, con un grupo de maoístas. Allí Foucault decía
algo que nos parece pertinente para pensar la naturaleza de un jurado o comisión evaluadora:
El tribunal reconstruye una especie de división del trabajo. Están los que juzgan –
o que simulan juzgar– con toda serenidad, sin estar implicados. Esto refuerza la
idea de que, para que una justicia sea justa, es preciso que sea administrada por
09
alguien que se mantenga fuera, por un intelectual, un especialista de la idealidad.3

No hay neutralidad ni objetividad ni desinterés en una comisión evaluadora. El «especialista


de la idealidad» es siempre un funcionario del orden establecido. La justicia es un instrumento

3
«Sobre la justicia popular (Debate con los maos)», en Microfísica del poder, trad. J. Varela y F. Álvarez-Uría,
Madrid, La Piqueta, 1992, p. 75
del poder dominante. Lo cual nos lleva al otro debate que recordamos, de 1971. Allí Foucault
le dice a Noam Chomsky:
Si le parece bien, voy a ser un poco nietzscheano al respecto: me parece que la idea
de justicia en sí es una idea que ha sido inventada y puesta a funcionar en diferentes
tipos de sociedades como instrumento de cierto poder político y económico, o
como un arma contra ese poder. Pero creo que, en todo caso, el concepto mismo
de justicia funciona dentro de una sociedad de clases como una demanda de la
clase oprimida y como justificación de la misma. Y en una sociedad sin clases, no
estoy seguro de que siguiéramos utilizando esta noción de justicia. 4

Parafraseando la cita, nosotros diríamos: en una sociedad sin claustros, no estamos seguros de que
siguiéramos utilizando esta noción de justicia que aparece en las cartas de Metafísica.

A la fundamentación
Nos preguntamos al comienzo cómo el mísero reglamento de una no menos mísera Junta
Departamental puede procurar acumulación de poder político. Veamos un reglamento en su
versión más edulcorada y efectiva: comisión evaluadora tripartita igualitaria con dos miembros
de cada claustro (dos profesores, dos graduados, dos estudiantes). Nos ocuparemos del
«Reglamento para Selección Interna de Aspirantes a Ayudantes Segundos/as» porque se
dirige al «semillero» estudiantil, pero se entenderá que el blanco de nuestras críticas no se
circunscribe a ese reglamento en particular.
El reglamento establece ciertas condiciones básicas para la inscripción de aspirantes al
concurso:
1) CONDICIONES DE INSCRIPCION

a) Tener aprobado

i) el porcentaje estipulado por el Consejo Directivo de materias del plan de estudios


vigente.
ii) la materia objeto de la selección interna.
iii) la/s materia/s Problemas Especiales I/II correspondiente/s, o su equivalente, o un
seminario del área en reemplazo de alguna de esas materias.

Estas condiciones parecen razonables o «naturales», ya que presentan la tendencia a la


10
especialización del graduado. Sin embargo, aquí ya se ha puesto en marcha el mecanismo de
selección, en consonancia con la tendencia social a la especialización estupidizante, que
produce profesionales dóciles, técnicos en «recursos humanos»,5 recicladores de papers, expertos

4
La naturaleza humana: justicia versus poder (Un debate), trad. L. Livchits, Bs. As., Katz Editores, 2006, p. 77.
5
Nos preguntamos qué entendieron de la obra de Heidegger esos doctorandos heideggerianos que utilizan la
categoría de «recursos humanos», como si la humanidad fuera un recurso.
burócratas al servicio del poder de turno. Por este camino, cuando un estudiante decide qué
materias cursar y qué orientación seguir, está decidiendo cuáles serán sus posibilidades de
inserción en la academia. Según esas condiciones que parecían razonables o naturales, los
mejores aspirantes serán quienes más saberes específicos hayan acumulado al momento de la
selección.
Veamos el cuadro de asignación de puntos que aparece en el reglamento (remitimos al lector a
www.revocables.com.ar para bajar el reglamento completo). Una compleja aritmética permite
dar con el algoritmo del ayudante de cátedra. A través de esa tabla de valores numéricos la
selección interina pretende conjurar todo rastro de arbitrariedad, de interés subjetivo y de
azar. La tabla mide al aspirante, lo cuantifica con una escala del 1 al 100. Reconozcamos que
la arbitrariedad, el interés y el azar no están eliminados, sino desplazados a una instancia
anterior a la selección. Esa instancia es el reglamento mismo, cuya formulación responde a
cierta concepción del «graduado ideal» que aparece presupuesta y jamás cuestionada. Pero,
como dijo Descartes, vayamos por partes.
1) CALIFICACIONES. La tabla valora positivamente el desempeño y el proceso de aprendizaje
realizado durante las materias aprobadas por el aspirante. Suena sensato. Pero ocurre que ese
desempeño y este proceso se miden por las calificaciones numéricas, y las calificaciones
numéricas remiten a la forma institucional del examen:
Vigilancia permanente sobre los individuos por alguien que ejerce sobre ellos un
poder –maestro de escuela, jefe de oficina, médico, psiquiatra, director de prisión–
y que, porque ejerce ese poder tiene la posibilidad no sólo de vigilar, sino también
de constituir un saber sobre aquellos a quienes vigila. Es éste un saber que no se
caracteriza ya por determinar si algo ocurrió o no, sino que ahora trata de verificar
si un individuo se conduce o no como debe, si cumple con las reglas, si progresa
o no, etc.6

Mediante esta preeminente forma de evaluación, las calificaciones son meros indicadores de
la conformidad a un «modo de existencia» o «estilo de vida» que poco y nada tienen que ver
con un ejercicio crítico y productivo de la filosofía. ¿Qué se valora positivamente entonces? La
mayor y mejor adquisición de cierto saber, la mayor y mejor adaptación a cierto hacer. Es decir
que EL PROCESO DE SELECCIÓN SE ESTÁ LLEVANDO A CABO AHORA MISMO, EN LAS AULAS; EN CADA MOMENTO, EN
CADA MATERIA , TODO CUENTA, porque lo que se mide es «si un individuo se conduce o no como
debe, si cumple con las reglas, si progresa o no, etc.».
11
6
Foucault, M. La verdad y las formas jurídicas, trad. E. Lynch, Barcelona, Gedisa, 2003, pp. 104-5. Resaltamos.
Y en Vigilar y castigar (trad. A. Garzón del Camino, Bs. As., Siglo XXI, 1989, pp. 189-90) escribe: «El examen
combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. […] En el corazón de los
procedimientos de disciplina, manifiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y la
objetivación de aquellos que están sometidos. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones
de saber adquiere en el examen toda su notoriedad visible. […] No es simplemente al nivel de la conciencia, de
las representaciones y en lo que se cree saber, sino al nivel de lo que hace posible un saber donde se realiza la
actualización política.»
2) ANTECEDENTES EN INVESTIGACIÓN. La enorme mayoría de los estudiantes no tiene ni
la información ni los recursos (simbólicos y materiales) para acceder a becas, adscripciones y
proyectos de investigación. Por lo tanto este ítem se dirige a quienes ya están insertos de
algún modo en la carrera académica. La selección se realiza entre pre-seleccionados
académicamente iguales pero socialmente desiguales. Se trata, como diría Bourdieu, de una
elección de los elegidos.
3) PUBLICACIONES Y PARTICIPACIÓN EN CONGRESOS. Aquí se valoran positivamente
las publicaciones que reproducen el saber y el hacer legitimados: revistas con referato,
compilaciones realizadas por integrantes de la misma camarilla que conforma la comisión
evaluadora, actas de reuniones académicas cuyos comités organizadores integran las redes
clientelares, etc. Y en cuanto a los congresos, se asigna puntaje en relación proporcional al
dinero invertido en la participación: no valen lo mismo unas jornadas en La Matanza que la
Bienal de Bariloche. Pertenecer tiene sus privilegios.
4) ANTECEDENTES DOCENTES. Este ítem parece una ironía, ya que relativiza (si no
contradice) uno de los considerandos que encabezan el mismo reglamento: «es altamente
deseable la incorporación de estudiantes avanzados a las funciones docentes, tanto por lo que
eso representa para su formación profesional cuanto por lo que contribuye al mejor desarrollo
de las actividades de las cátedras». Si un estudiante se caracteriza precisamente por no haber
dado clases en la universidad, entonces resulta curioso que se valore positivamente que el
aspirante ya tenga la «formación profesional» que el cargo en juego debería proveerle.
5) CONOCIMIENTO DE IDIOMAS. Este ítem no suma muchos puntos, pero vale la pena
señalar que las comisiones evaluadoras valoran más los cursos en el Laboratorio de idiomas
que los niveles dictados por el Departamento de Lenguas Modernas. Se argumentará que en
«el Lab» se aprende mejor, pero resulta que está arancelado, de manera que se premia a
quienes tienen el poder adquisitivo que les permite pagar una cuota mensual.
6) OTROS ANTECEDENTES. Aquí puede llegar a entrar más o menos cualquier cosa, porque
no se obtienen muchos puntos. Pero es llamativo que se valoren otros títulos de grado, de
manera que cuando se presentan graduados de otras carreras, suman puntos por ser
graduados aspirando a ganar una selección dirigida a estudiantes.
Con estos seis ítems, el aspirante puede sumar 45 de los 100 puntos totales. ¿De dónde salen
los restantes 55 puntos? De la entrevista. ¿Y con qué criterios se evalúa la entrevista? El
12 reglamento especifica lo siguiente:
Los miembros de la comisión evaluadora en su totalidad deberán entrevistarse con cada uno de
los aspirantes, con el objeto de: a) obtener una visión general de su conocimiento sobre los
principales campos de estudio que comprende la materia y su inserción en el plan de estudio de
la carrera; b) solicitar a los aspirantes especificaciones sobre sus antecedentes; c) conocer las
orientaciones pedagógicas y didácticas que sugiere para el dictado de la materia; d) conocer su
proyecto de investigación y formación y sus vinculaciones con la materia en cuestión; e) evaluar el
plan de clase presentado por el aspirante; la evaluación de éste se hará teniendo en cuenta los
siguientes ítems: (i) criterio empleado para la selección, recorte y presentación de los contenidos
correspondientes al tema seleccionado, (ii) conocimiento y comprensión del tema, (iii) virtudes
expositivas evidenciadas, (iv) propuesta metodológica (actividades y procedimientos relacionados
con la enseñanza del tema en cuestión).

Si bien en la práctica efectiva siempre hay favoritos y las comisiones evaluadoras varían los
modos de interpelar al aspirante (con mayor o menor condescendencia), varían el orden de
aquello que le requieren (si el aspirante debe exponer al principio, en el medio o al final),
varían el tipo de preguntas (si contienen o no la orientación de la respuesta correcta), etc., aquí
no pretendemos señalar las imperfecciones del sistema. Pretendemos poner de manifiesto la
maquinaria académica que anima al reglamento y al procedimiento que cuestionamos.
Maquinaria que, escudada tras los presupuestos de la igualdad ante la ley y la objetividad del
número, reproduce el saber disciplinar y la jerarquía política. Maquinaria que invita a confiar
en el buen juicio del experto, «especialista de la idealidad», que evaluará según su propia
concepción cómo se debe conocer y enseñar la asignatura del caso. ¿Cómo juzgará si no?
¿Cómo podrá imaginar, a través de una charla de veinte minutos, si un aspirante es (será) o no
apto para ser ayudante de cátedra?
Como se ve, el proceso de selección definido en este reglamento excede el breve momento del
concurso y se vuelve coextensivo a todo el proceso de formación; no tiene mucho sentido
distinguirlos. De este modo, queda definido también el sentido general de ese proceso de
formación-selección a través del tipo de graduado que se busca fabricar: un especialista portador
de cierto bagaje de saberes generales y específicos acumulados (su suelo intelectual), capaz de
reproducir en su práctica tanto la forma como el contenido de ese saber académico (a través de
clases, ponencias, conferencias, papers...). Así se reduce la filosofía a una ciencia acumulable y
a una práctica institucional pautada.
Hoy muchos estudiantes desean acceder a algún espacio académico para proyectar desde allí
su formación ulterior y su carrera laboral. Sobre este deseo opera (sigue operando) el
procedimiento de selección. A esos estudiantes, entonces, a todos nosotros (puesto que ya
estamos siendo seleccionados), nos convoca la tarea de buscar estrategias siempre colectivas
que nos permitan alterar y sabotear ese proceso, si es que aún queremos intentar una filosofía
distinta, vinculada a problemas y experiencias que, en vez de reforzar el orden establecido, lo
pongan en crisis y habiliten alternativas –en sentido emancipatorio– de organización de la
vida común.
13

Crítica
Entendemos que la crítica teórica debe dar paso a la crítica práctica. Revocables… ejercita
cotidianamente y a su modo esta crítica práctica: reuniones periódicas cada dos semanas, de
carácter público, horizontal, abierto y autoconvocado, que son la única fuente de todo lo que
hacemos (desde los boletines y su autofinanciamiento hasta el mandato para el consejero
revocable, desde los informes de JD hasta la organización de las pasadas por los cursos, etc.).
No tenemos la posta. No nos creemos infalibles. Ejercitamos una manera concreta, aquí y
ahora, de actuar políticamente: democracia sin adjetivos. En este sentido, nos importan un
bledo los nombres de agrupaciones. Allí donde se efectúe la autoorganización de los
productores, la horizontalidad en la toma de decisiones y la revocabilidad de los mandatos se
estará actualizando la política que queremos.
Esta es nuestra apuesta. No nos interesa llenar la carrera con un contenido novedoso,
actualizado, políticamente correcto o revolucionario. Y no nos interesa porque la carrera de
Filosofía no es un recipiente. Tampoco nos interesa arrebatarle la carrera a las camarillas de
turno para ponerla al servicio del pueblo o al servicio de los intereses puramente académicos
de los estudiantes. Y no nos interesa porque la carrera no es un instrumento. Finalmente, no nos
interesa construir organización «por fuera» de la academia, «hacer rancho aparte» con nuestros
intereses filosóficos y políticos. Y no nos interesa porque la academia no es un lugar. Ni
recipiente, ni instrumento, ni lugar, la academia –y la carrera de Filosofía como su manifestación
cabal– es un determinado modo de construir relaciones sociales. Y las relaciones sociales ni se
rellenan (como si fuesen un envase), ni se toman por asalto (como si fuesen una «herramienta
de cambio»), ni se ocupan (como si fuesen un espacio físico). Las relaciones sociales se ejercen
y se transforman en la inmanencia de esas mismas relaciones. La revolución permanente es una
revolución inmanente. No hay «lugar» adónde ir: somos las relaciones sociales que actualizamos.
Es más, allí donde vayamos, llevaremos las relaciones sociales que nos constituyen.
Y ya que estamos tirando pálidas, digámoslo de una vez por todas: las relaciones sociales que
nos constituyen son relaciones sociales de explotación capitalista. Por eso, para nosotras y
nosotros no se trata de hacer «otra» institución educativa (una universidad paralela, una
escuela paralela, un Estado paralelo), sino que se trata de subvertir, aquí y ahora, el modo de
hacer dominante en términos de producción de conocimiento: el modo de producción
académico y sus dispositivos concretos de aplicación, desde los más enormes que nos rodean
y nos aplastan hasta los más diminutos que constituyen la tiránica amargura de nuestras
vidas diarias.

14 Revocables...
Minoría estudiantil en la Junta Departamental de Filosofía
de la Universidad de Buenos Aires.
Agosto de 2010.
www.revocables.com.ar
Cartelera de actividades varias
Varios/as de nosotros/as participamos en varias de las actividades que aparecen a continuación.
Ahora bien, la razón por la cual estas actividades comparten una misma instancia de difusión no
depende simplemente de que similares cuerpos compartan diferentes espacios, sino más bien de un
conjunto de principios políticos comunes que las sustentan y permiten su articulación. Estos principios
son la horizontalidad en la toma de decisiones y la autonomía de los colectivos. Horizontalidad significa
que nadie tiene prerrogativas especiales en cuanto a la decisión sobre el devenir de cada grupo.
Autonomía, a su vez, supone que no existe una instancia exterior a cada colectivo que pueda imponerles
un derrotero. Todos estos espacios son, por lo tanto, públicos, autogestivos, gratuitos y de convocatoria
permanente. Las publicaciones que aparecen citadas se consiguen en la Facultad de Filosofía y Letras
de la UBA (Puán 480), en la mesa que está en el hall del primer piso, a lado de la escalera central.
Talleres de lectura y autoformación

G RUPOS DE L E C T U R A DE E L C A P I TAL , DE K A R L M ARX . Info: eglavich@filo.uba.ar,


t a l l e r d e l e c t u r a d e e l c a p i t a l 2 0 0 8 @ g r u p o s y a h o o . c o m . a r ;
t a l l e r d e l e c t u r a d e e l c a p i t a l 2 0 0 7 @ g r u p o s y a h o o . c o m . a r ;
tallerdelecturadeelcapital2006@gruposyahoo.com.ar
GRUPO DE LECTURA «KANT-HEGEL»: Info: romisimon@gmail.com, juanpabloparra7@yahoo.com.ar
GRUPO DE FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO. Info: fpcontemporaneo@gmail.com
TALLER DE LECTURA DE LA OBRA DE DELEUZE: Info: tlodeleuze@gmail.com
POLÉTICA. Info y contacto: maiasha@fibertel.com.ar - http://pol-etica.blogspot.com
FILOSOFAR CON CHICOS. Info: filosofarconchicos@gmail.com - http://filosofarconchicos.blogspot.com
CONJUGANDO SABERES. Info: mecabes@yahoo.com.ar
TALLER DE LECTURA DE LA CIENCIA DE LA LÓGICA. Info: tallerdelecturacdl@gmail.com
TALLER DE LECTURA DE EL ANTI-EDIPO (CAPITALISMO Y ESQUIZOFRENIA I). Info: tlantiedipo@gmail.com

Espacios de producción de propuestas curriculares

M AT E R I A COLECTIVA : «E P I S T E M O L O G Í A Y M É TODOS DE I N V E S T I G A C I Ó N S O C I A L » Info:


conocimientoverdadypoder@gmail.com - http://conocimientoverdadypoder.blogspot.com/
SEMINARIO COLECTIVO «BORGES PROBLEMÁTICO»: Info: borges.problemático@gmail.com
SEMINARIO COLECTIVO «FILOSOFÍA, HISTORIA Y COMUNIDAD»: http://filosofiahistoriaycomunidad.blogspot.com

Publicaciones
15
DIALÉKTICA, REVISTA DE FILOSOFÍA Y TEORÍA SOCIAL. Info: dialektica@gmail.com
AMARTILLAZOS, REVISTA DE FILOSOFÍA, ESTÉTICA Y POLÍTICA. Info: revistaamartillazos@gmail.com - http://
revistaamartillazos.blogspot.com
R EVISTA DE PENSAMIENTO DESDE L ATINOAMÉRICA . Contactos: diegogianiv@gmail.com/
diegoperezsosa@hotmail.com
FILOSOFÍA DEBATE. En Publicaciones del CeFyL hay una caja rotulada «Filosofía debate» que contiene diversos
materiales con los que venimos trabajando desde hace años en la crítica de la carrera y en la construcción de
alternativas. Los mismos materiales están en la caja «Revocables» de la fotocopiadora El Arca, frente a la Facultad.
«Cuando hablamos de los concursos no estamos sólo ante un problema
jurídico, no estamos sólo ante un problema del orden del reglamento, del
procedimiento, es decir, de si es legal o no tal norma. Ni siquiera estamos
ante un problema que podríamos denominar moral en el sentido de una
legitimidad restringida, es decir, de si ha sido justamente aplicada la norma
que articula éste o aquél concurso. Para nosotras/os se trata más bien de
un problema de validez política, cuya ética no pasa por lograr jurados
justos o probos –aunque no habría que desechar de antemano ninguna
«mejora» al respecto–, sino por cambiar las condiciones de producción de
la norma misma en tanto partimos de la idea de que la justicia misma de la
ley es lo que debe ser puesto en cuestión.»

Quebrar la triple ilusión: Sobre rentas, concursos y excelencia académica (Apuntes


sobre las condiciones políticas de la producción y reproducción académicas),
volante publicado en 2004 por integrantes de la Comisión de Filosofía, la
revista Dialéktica y la revista Acontecimiento..
Disponible en la caja «Revocables...» que está en la fotocopiadora El Arca.

Revocables... convoca a debatir


pública y abiertamente
el contenido de este boletín:

Jueves 9 de septiembre,
16
19:00 hs.,
hall del tercer piso.

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