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Estimulación Magnética Transcraneal

Álvaro Moreno Vallori

11 de Agosto de 2010

La Estimulación Magnética Transcraneal (ETR) es una técnica no invasiva que se sirve de cam-
pos electromagnéticos para alterar la actividad cerebral.

La primera vez que se llevó a cabo fue en 1965 por Bickford y Fremming, que consiguieron la
estimulación de nervios periféricos (del sistema nervioso periférico) en animales y humanos. En 1985,
Anthony Barker aumentó considerablemente la eficacia del proceso mediante el empleo de un nuevo
estimulador de alto voltaje, situando la EMT como técnica neurológica para inducir respuestas mo-
toras (por ejemplo, hacer que el sujeto consciente mueva una mano involuntariamente) por medio
de la estimulación magnética de la corteza motora cerebral. Además, la EMT puede resultar una
alternativa (al menos en ciertos ámbitos) a la estimulación eléctrica con electrodos fijados al cuero
cabelludo, estando la primera, además, libre de dolores y molestias.

Respecto al procedimiento, la EMT se lleva a cabo con una bobina de estimulación, aislada eléc-
tricamente (de manera que no hay contacto eléctrico entre el sujeto y la bobina), por la que se hace
pasar una corriente eléctrica (corriente primaria); generándose un campo magnético. Este campo
magnético, al situarse la bobina cerca de la superficie de la cabeza del sujeto, entra en contacto
con los tejidos cerebrales (el campo magnético no resulta afectado por capas más externas de la
cabeza). Al ser estos tejidos conductores, el campo magnético induce una corriente en ellos, que,
debido a sus condiciones de intensidad y duración, origina un potencial de acción o impulso eléctrico.

En este procedimiento se ve involucrada la Ley de Faraday, que nos dice que la corriente inducida
es proporcional a la variación de la intensidad del campo magnético. Como la intensidad del campo
magnético depende de la corriente primaria, la corriente inducida será proporcional a la velocidad
de variación de la corriente primaria.

En la actualidad se distingue entre EMT simple, consistente en una estimulación puntual y la


EMT repetitiva (EMTr), en la que se lleva a cabo la aplicación de estímulos regularmente repetidos
a una misma zona de la corteza cerebral. Esta última puede ser a su vez EMTr lenta o de baja fre-
cuencia (frecuencias de 1 Hz o inferiores) o EMTr rápida o de lata frecuencia (frecuencias superiores
a 1 Hz).

Las aplicaciones de la EMT son múltiples. En primer lugar, se ha utilizado EMT simple para
comprobar la excitabilidad de las redes neuronales, así como para el mapeo funcional de la corteza
cerebral. La EMT y principalmente la EMTr se pueden utilizar para bloquear o enfatizar de manera
funcional, selectiva y transitoria, la actividad de redes neuronales responsables de diversas funciones
cognitivas y motoras.

La EMTr se puede usar para la modulación del nivel de excitabilidad cortical, es decir, para
inducir una facilitación o inhibición de los niveles de excitabilidad cortical. Los resultados de esta
modulación, aunque transitorios, se mantienen más allá de los momentos de estimulación. Esta mo-
dulación podría convertirse en un futuro en una técnica neurofisiológica aplicable, no sólo con fines
descriptivos y diagnósticos, sino también con fines terapéuticos y rehabilitadores.

Si tenemos en cuenta los datos conocidos sobre la existencia de alteraciones de excitabilidad


cortical asociadas a una patología dada, debería ser posible localizar la disfunción y conseguir su
normalización mediante unos parámetros apropiados de EMTr. En este sentido, el valenciano Álvaro
Pascual-Leone, catedrático de neurología en la Universidad de Harvard, fue pionero en el tratamiento
de depresión sin respuesta a tratamiento convencional, patología que hasta el momento es en la que
mejor resultados ha obtenido la EMTr. Aun así, también han sido detectadas aplicaciones en menor
grado para la enfermedad de Parkinson, el trastorno obsesivo-compulsivo, la epilepsia, y adicciones
diversas, entre otras.

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