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VOTO CONCURRENTE QUE PRESENTA LA MAGISTRADA ALMA DELIA

EUGENIO ALCARAZ EN LA RESOLUCIÓN DEL EXPEDIENTE


TEE/SSI/JEC/016/2010, RELATIVO AL JUICIO ELECTORAL CIUDADANO,
PROMOVIDO POR MARÍA DE LOURDES RAMÍREZ TERÁN, POR SU PROPIO
DERECHO Y EN SU CALIDAD DE REPRESENTANTE SUPLENTE DEL
PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA ANTE EL XVI CONSEJO
DISTRITAL ELECTORAL EN EL ESTADO DE GUERRERO, EN CONTRA DE
LA SENTENCIA EMITIDA POR LA COMISIÓN NACIONAL DE GARANTÍAS DEL
PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA, DE FECHA DIECINUEVE DE
AGOSTO DEL DOS MIL DIEZ EN EL RECURSO DE QUEJA IDENTIFICADO
CON EL NÚMERO DE EXPEDIENTE QO/GRO/804/2010

No obstante que coincido con el sentido del proyecto y con la mayoría de los
argumentos de fondo en ella vertidos, quiero dejar constancia de tres puntos
para abonar al sentido de la resolución, el primero dejar asentado el marco
teórico en el que se circunscribe el respeto de los derechos políticos de la mujer
como sustento para el entendimiento que tratándose de agravios en torno a su
violación y la inaplicación de acciones afirmativas, debe tenerse al momento de
resolver una perspectiva de género; el segundo que los tratados, convenciones,
protocolos y acuerdos y en general todos los instrumentos internacionales
signados y ratificados por el Estado Mexicano, esto es, aprobados por el Poder
Legislativo y publicados en el Diario Oficial de la Federación son obligatorios y
los convierte en parte adicional de nuestra Carta Magna, haciendo su
observancia obligatoria y aplicable para todas las autoridades locales y tercero,
que en el más amplio sentido interpretativo atendiendo a los objetivos del
empoderamiento o potenciación, los representantes de los Consejos Distritales
se convierten en pieza clave para los procesos electorales de Diputados y
Ayuntamientos para el cumplimiento del principio de paridad.
Por cuanto al marco teórico me remito a varios de los argumentos vertidos por
diferentes autores en diversas obras, entre ellas, “Equidad de Género y Derecho
Electoral en México, editado y distribuido por el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, en el siguiente sentido:
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La igualdad de género y los derechos políticos de la mujer han sido dos temas
fundamentales que han servido, en el plano internacional para avanzar en la
igualdad formal y sustantiva de la mujer. La Convención sobre todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer representó un paso fundamental hacia el pleno
reconocimiento del derecho a la igualdad y no discriminación en cualquier
ámbito, así como de las obligaciones del Estado para eliminar la discriminación;
y, resultó también importante la tendencia de reinterpretación de tratados
internacionales generales para eliminar la neutralidad de las normas y reconocer
las diferencias que de hecho existen entre mujeres y hombres, de tal forma que
todas las personas pudieran gozar y ejercer plenamente sus derechos
fundamentales.
Los distintos instrumentos internacionales en materia de derechos humanos en
general y los especialmente referidos a la mujer, tanto por lo que hace el derecho
a la igualdad y no discriminación como a los derechos políticos, son esenciales
para la construcción del andamiaje jurídico que sirve de base para los
argumentos que apoyan la incorporación plena de las mujeres dentro de la vida
pública y las instituciones del poder público.
Las disposiciones que México ha suscrito y signado concernientes a los objetivos
de permitir mayor acceso y participación de las mujeres en la toma de
decisiones, son entre otras,
La Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer;
La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contras las Mujeres (CEDAW-ONU);
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos;
El Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes;

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José, Costa


Rica) y
La Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Políticos de la
Mujer.
Sin embargo, el escenario de compromisos signados por México se mantiene en
un orden general de principios que no necesariamente obligan a decisiones que
se definan por criterios o acciones concretas, si en cambio se han reflejado en
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materia legislativa con las reformas, adiciones y derogaciones que se han podido
incorporar de manera expresa en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como en leyes federales como la Ley Federal para Prevenir y
Eliminar la Discriminación, la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y
Hombres y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales; en
nuestra Constitución Política del Estado específicamente y en leyes secundarias
locales, entre otras, la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del
Estado de Guerrero, la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación en el
Estado de Guerrero y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia del Estado Libre y Soberano de Guerrero.
Una de las estrategias para desarrollar y facilitar el avance político de las
mujeres es la asignación por la ley, de espacios concretos dentro de los cuerpos
representativos sean o no de carácter electivo, haciendo uso de la acción
afirmativa denominada cuota de género.
El empoderamiento o potenciación político traducido como el proceso por medio
del cual las mujeres transitan de cualquier situación de opresión, desigualdad,
discriminación y autonomía, el cual se manifiesta en el ejercicio de poder
democrático, que emana del pleno goce de sus derechos y libertades, puede
coadyuvar solo en la medida en que las mujeres pueden influir y determinar,
desde dichos espacios de gobierno y

representación, acciones y programas concretos para avanzar en todos los


campos; sin embargo la asignación afirmativa y obligatoria de espacios mínimos
para las mujeres como parte de los compromisos internacionales suscritos,
implica una medida concreta.
Atendiendo a esta medida concreta, las disposiciones legales en torno a la
representación y participación afectiva de las mujeres en las instancias políticas
mexicanas se han dividido en tres rubros a) participación en los órganos
directivos electorales; b) participación en los espacios de representación
legislativa y cargos de elección popular, y c) participación en los órganos de
dirección partidaria.
Coincido con el proyecto que tratándose de los Estatutos del Partido de la
Revolución Democrática, no existe disposición expresa que permita la
aplicabilidad del principio de paridad, tratándose de los cargos de representantes
de partido ante los consejos distritales como si lo contiene para sus órganos de
dirección y representación, así como para la postulación de candidatos a
representación proporcional.
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Sin embargo, difiero que no sea aplicable al caso la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contras las Mujeres
(CEDAW-ONU) y la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, ya
que la primera al estar signada y ratificada por el Estado Mexicano, su
observancia para las autoridades locales, incluyendo a este tribunal es
obligatoria y la segunda porque de sus propias disposiciones se desprende la
obligatoriedad para las instituciones de los tres niveles de gobierno.
Ahora bien, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contras las Mujeres contiene los postulados o principios más
acabados sobre los derechos de las mujeres y el compromiso de la incorporación
del principio de igualdad de hombres y mujeres en un sistema legal y la Ley
General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres,

sienta las bases para el diseño de una política nacional en materia de igualdad
entre los géneros, donde las instancias y las dependencias de los tres niveles de
gobierno en coordinación con organizaciones de la sociedad civil, deben realizar
acciones para promover y asegurar la igualdad entre mujeres y hombres. Sin
embargo, para que esos postulados, principios y bases sean aplicables se
requiere legislar en ordenamientos jurídicos concretos.
En el presente caso, se tiene a favor de la ciudadana impugnante los principios
básicos de igualdad, pero se carece en la norma concreta, ya sea la Ley de
Instituciones y Procedimientos Electorales o en los Estatutos del Partido de la
Revolución Democrática la disposición expresa o tácita de la aplicación de los
principios de paridad o equidad de género en la designación de representantes
ante los consejos distritales, y a nada conduciría la interpretación más amplia
porque no se vislumbra en este caso, dada la naturaleza de la elección del
gobernador, la obtención de los objetivos del empoderamiento.
Para que no exista duda se requiere de un mandato para la acción legislativa, en
cumplimiento a los instrumentos internacionales y la Ley General para la
Igualdad entre Mujeres y Hombres, para incluir estos cargos como objeto de la
aplicación de la acción afirmativa de género porque dadas las atribuciones que la
ley les confiere a los representantes de partido ante los consejos distritales, su
accionar en los procesos electorales de diputados y ayuntamientos se vuelve
trascendental porque le corresponderá la vigilancia del cumplimiento de las
normas jurídicas en torno al principio de paridad de género en el registro de las
candidaturas de mayoría relativa y de representación proporcional y aún cuando
para esos casos habría que realizar una interpretación amplia de normas y
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conceptos por la naturaleza del proceso, en vínculo con el cargo y funciones, de
éste dejar a la interpretación del que aplica o juzga tal importante hecho, sería
aventurar el cumplimiento de los objetivos del empoderamiento y los principios
de paridad y equidad de género.

Por tales motivos, coincido en el sentido del fallo, pero con la inclusión de los
presentes argumentos.

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