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Adaptación de la Tortuga

Las tortugas marinas pueden cambiar su temperatura,


ellas no tienen una temperatura propia constante y
pueden ser afectadas como otros reptiles. Estas
pueden hacer una inmersión a gran profundidad en el
agua para que su cuerpo se enfríe o nadar más rápido
para que el calor de la actividad muscular caliente su
cuerpo. Las tortugas marinas también escogen las
corrientes de agua fría o caliente, dependiendo de la
temperatura a la que ellas quieran estar.

Los sentidos de las tortugas marinas son parecidos a


los del ser humano. El sentido del olor es débil, pero
el de la vista se desarrolla mejor en las tortugas
marinas que en las terrestres. El sentido del oído es muy agudo en ellas. Las tortugas marinas
tienen un sentido de la orientación muy desarrollado, el cual les permite regresar a desovar a la
misma playa de su nacimiento. Después de poner sus huevos en las playas de su nacimiento, se
trasladan.

Adaptación del Cactus


Las plantas suculentas o crasas son aquellas en
las que la raíz, el tallo o las hojas se han
engrosado para permitir el almacenamiento de
agua en cantidades mucho mayores que en las
plantas normales. Esta adaptación les permite
mantener reservas de líquido durante períodos
prolongados, y sobrevivir así en e ntornos
áridos y secos que otras plantas encuentran
inhabitables. El ejemplo más típico de
suculencia es el de los cactus, en los que el tallo
contiene una gruesa capa de tejido
parenquimático; pero existen varias otras
familias vegetales que presentan el mismo
fenómeno. Las suculentas no están
genéticamente relacionadas entre sí, sino que han desarrollado independientemente rasgos
similares en un proceso de evolución convergente.

La adaptación de las suculentas les permite colonizar entornos áridos o en los que la captación
de agua se halla limitada, en los que reciben poca competencia por parte de otras especies
vegetales y en los que los herbívoros son escasos. Para posibilitar la captación de la escasa
humedad presente en el ambiente, muchas suculentas son pubescentes, es decir, presentan una
superficie cubierta de pelillos que retienen el rocío matutino. Otras técnicas empleadas para
maximizar la retención de la humedad son la reducción de la superficie en comparación con el
volumen de la planta, limitando el número de ramificaciones y la longitud de las mismas, así
como el desarrollo de recubrimientos pruinosos en la superficie de hojas y tallos.

Los cactus presentan una adaptación desconocida en la mayor parte de las restantes suculentas,
transformando las hojas en espinas que cumplen la doble función de retener el agua y defender
la planta de posibles agresiones. La fotosíntesis la lleva a cabo la propia superficie del tallo, que
es también donde se almacena el líquido.
Hay miles de especies de plantas suculentas, clasificadas en varias familias. La mayoría
pertenece a las aizoáceas, las cactáceas, las crasuláceas y las euphorbiáceas, con más de mil
especies cada una. Esta tabla detalla las especies más populosas:

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