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PINTURAS

MITOLÓGICAS

Mariano Sacristán
4º B E.S.O
ÍNDICE

• Apolo enamorado de Dafne 1. Saturno devorando a sus hijos


• Andrómeda y Perseo 2. Hércules y las aves de Estínfalo
• Leda y el cisne 3. Baco y Ariadna
• Aquiles entre las hijas de Licomedes 4. Leda y el cisne
• El juicio de Paris 5. Ofrenda a Venus
• Andromaca velando a Hector 6. Hércules y el cancerbero
• Venus con cupido 7. Vía Láctea
• Rapto de Europa 8. Las Hilanderas
• Venus y cupido 9. El Rapto de las Sabinas
• Leda y el cisne 10. Bodas de Tetis y Peleo
• La Fragua de Vulcano 11. La Primavera
• Nacimiento de Venus 12. Infancia de Zeus
• La Venus del Espejo 13. Meleagro y Atalanta
• Diana con sus ninfas 14. Triunfo de Neptuno y Anfitrite
• Ofrenda a Ceres 15. Venus y Adonis
Apolo enamorado de Dafne

Autor: Nicolas Poussin

Museo: Museo Nacional del Louvre


)

A la izquierda vemos a Apolo, que contempla


a Dafne, recostada sobre su padre, el dios
fluvial Peneo, a la derecha. Ante el dios se
encuentra Cupido, con su arco. Tras Apolo,
el dios Mercurio roba una flecha del carcaj.
Enroscada en el árbol, la serpiente Pitón, a
quien Apolo ha de dar muerte con sus
flechas. La ninfa recostada en las ramas del
árbol es la ninfa Melia, hija del Océano, la
cual había sido violada por el dios del sol y la
vida, Apolo. A la derecha, en segundo plano,
un grupo de figuras de dudosa interpretación,
aunque es probable que se trate de Jacinto,
muerto por Apolo.
Andrómeda y Perseo
Autor: Peter Paul Rubens

Museo: Museo del Prado

Rubens eligió el momento en que


Andrómeda es liberada por Perseo,
habiéndose superado el momento de la
tensión por la lucha entre el monstruo y el
héroe. Andrómeda quiso disputar a las
Nereidas el premio de la hermosura y fue
atada a una roca donde iba a ser devorada
por un monstruo marino cuando fue salvada
por Perseo, que la desposó. En la escena se
aprecia un cierto aire de temor por la lucha,
aunque la felicidad de la pareja inunda la
imagen. Los dos amorcillos que aparecen en
la parte superior y Pegaso, el caballo alado
de Perseo, completan la composición. La
bella figura de Andrómeda se recorta sobre
un fondo grisáceo; el ritmo gracioso de su
cuerpo nos pone de manifiesto el canon
estético de Rubens, recogiendo la moda de
la época al mostrarnos imágenes de mujeres
entradas en carnes, rubias y con poco pecho.
La armadura negra de Perseo contrasta con
el color nacarado de su futura esposa.
Algunos autores piensan que Rubens utilizó
como modelo para Andrómeda a su mujer,
Hélène Fourment, como también hizo para
otras figuras femeninas, como las Tres
Gracias.
Leda y el cisne

Autor: Leonardo da Vinci

Museo: Colección Particular

Sabemos, por la enorme cantidad de dibujos


previos, que Leonardo proyectaba pintar una
Leda con el cisne, y según ciertos
testimonios, en el siglo XVII se hallaba en
Fontinebleau. Aquí tenemos lo que podría ser
una obra de taller sobre el proyecto de
Leonardo, o tal vez una copia temprana del
supuesto cuadro. En ella podemos ver que la
idea del maestro evolucionó desde la Leda
arrodillada a la Leda de pie. El cuerpo de la
joven carece de la gracia de Leonardo y
posee un rotundidad alejada de la belleza
sutil del rostro, casi literalmente copiado de
los dibujos del maestro.Junto a la joven
podemos ver los huevos de los que nacieron
los hijos que la ninfa tuvo con Júpiter, bajo el
aspecto de un cisne.
Aquiles entre las hijas de Licomedes

Autor: Peter Paul Rubens

Museo: Museo del Prado

La escena recoge un episodio de la Guerra


de Troya. La madre de Aquiles -la nereida
Tetis- conocedora del destino de su hijo si iba
a la batalla, decidió ocultarle en la corte del
rey Licomedes, obligándole a llevar vestidos
femeninos y esconderse entre las mujeres.
Conocedores los griegos de la ausencia del
valiente soldado, se encargó a Ulises que le
encontrara. Ulises se dirigió a la corte de
Licomedes vestido de mercader y ofreció a
las mujeres una cesta repleta de collares, de
espadas y otras armas. Aquiles se abalanzó
hacia las armas, descubriéndose el engaño y
marchando con sus compañeros a la lucha,
en la que -como había presagiado su madre-
falleció por un flechazo lanzado por Paris,
que le alcanzó en su único punto vulnerable,
el talón.
El juicio de Paris

Autor: Peter Paul Rubens

Museo: Museo del Prado

En el cuadro aparecen, de izquierda a


derecha, las tres diosas con sus respectivos
atributos: Atenea con sus armas, Venus
acompañada de Cupido y Juno con su pavo
real. Sobre ellas se sitúa un amorcillo que
corona a Venus, anticipando la elección del
joven. La escena que recoge el episodio
previo a este Juicio de Paris la realizó Jacob
Jordaens y se titula las Bodas de Tetis y
Peleo, guardándose también en el Museo del
Prado.Para realizar la obra, Rubens empleó
un esquema basado en Rafael, manifestando
su amor por el arte del Cinquecento. Todas
las figuras se disponen como en un friso
clásico, igual que en el Rapto de Deidamia u
otras imágenes para la Torre de la Parada,
esquema muy apreciado por el maestro en
estos últimos años de su vida. Sin embargo,
la composición ha sido cerrada al colocar las
figuras de los extremos enfrentadas para
conseguir el equilibrio.
Andromaca velando a Hector

Autor: Jacques Louis David

Museo: Museo Nacional del Louvre

David pintó esta obra entre Belisario y el


Juramento de los Horacios, una lienzo que le
consagró definitivamente. La historia que
narra una vez más se remite a la antigüedad
clásica, concretamente a la Ilíada, libro del
que extrajo abundantes motivos para sus
cuadros: recordemos el Funeral de Patroclo,
pues esta pintura podría considerarse la
segunda parte de aquella. Patroclo era el
mejor amigo de Aquiles, héroe griego que
dirigía el asedio a Troya. Héctor era el hijo de
Príamo, el rey de Troya. Había defendido la
ciudad durante más de diez años. Su mujer
Andrómaca era el modelo de madre
amantísima y esposa fiel. Héctor mató a
Patroclo, Aquiles mató a Héctor y humilló el
cadáver de su enemigo en el funeral. Sin
embargo, Andrómaca consiguió que el griego
le devolviera el cuerpo de su esposo para
honrarlo a su vez.
Venus con cupido

Autor: Annibale Carracci

Museo: Galeria Estense

El estilo de Annibale Carracci ha madurado


mucho cuando realiza este cuadro con la
imagen de Venus y Cupido, alegoría del
Amor. Está pintado para un techo, por lo que
las figuras fingen ser vistas desde el suelo,
con forzados escorzos en los cuerpos. Las
dos figuras han sido trazadas con una
intención de idealizar sus efigies, y no como
personajes reales como más adelante
realizarán los caravaggistas, rivales artísticos
del Clasicismo de los Carracci. Todos los
elementos tradicionales del amor están
reunidos en la imagen: Venus aparece como
una jovencita rubia, con una guirnalda de
flores en los cabellos, desnuda como
corresponde a la pureza, con la manzana de
oro que Paris le regaló (y que desencadenó
la guerra de Troya), acompañada de su hijo
Cupido, que no lleva los ojos vendados pero
sí el arco y el carcaj con las flechas. A los
pies de ambos, entrevistos idealmente entre
nubes, como si el cielo real se hubiera
abierto para mostrárnoslos, está una pareja
de palomas, símbolo también del amor y la
fidelidad.
Rapto de Europa

Autor: Tiziano

Museo: Isabella Stewart Gardner

Europa era la bella hija de Agenor y


Telefasa, reyes de Tiro. Zeus se prendó
de su belleza cuando Europa paseaba
con sus compañeras por la playa por lo
que el dios decidió metamorfosearse en
toro, el animal favorito de la joven.
Europa se acercó al toro y comenzó a
acariciar al animal hasta que se montó
en su lomo. En ese momento Zeus se
levantó y se lanzó hacia el mar. Para
evitar la caída, la joven se aferró a los
cuernos y el animal se aleja de la orilla
hasta llegar a Creta. Será en Gortina
donde Zeus se una a Europa junto a
una fuente, naciendo de esta relación
tres hijos: Minos, Sarpedón y
Radamantis. Zeus la casó después con
Asterión, rey de Creta y a su muerte
recibió honores divinos.
Venus y cupido

Autor: Tiziano

Museo: Galería de los Uffizi

Durante la primera estancia en Augsburgo


recibió Tiziano como encargo la elaboración
de varios lienzos protagonizados por Venus y
la música con los que se retornaba al espíritu
de sus primeras obras realizadas bajo la
influencia de Giorgione. Este trabajo que aquí
contemplamos sería una nueva versión que
sumar a las del Prado y Berlín, con la
novedad de aparecer aquí la diosa sólo en
compañía de Cupido y con un perrillo a sus
pies. La luz impacta en su sensual cuerpo,
eliminando las actitudes púdicas de otras
obras. Los especialistas consideran que
podría tratarse de una obra del taller del
artista y es que Tiziano mantuvo un activo
taller que llevaba a cabo aquellos encargos
que el maestro no gustaba de comprometer,
replicando también las obras de mayor éxito.
A diferencia de Miguel Angel, el veneciano
siempre consideró la pintura como un
negocio.
Leda y el cisne

Autor: Rafael

Museo: Royal Library, Windsor Castle

A su llegada a Florencia en 1504, Rafael


sintió una especial admiración por las
novedades pictóricas que se estaban
produciendo en la capital de la Toscana,
especialmente por la obra de Leonardo cuyo
claroscuro introducirá en sus imágenes. Este
interés por el mundo leonardesco le llevó a
realizar numerosos dibujos basados en sus
trabajos como esta Leda y el cisne que aquí
contemplamos, inspirado en un cuadro
actualmente perdido. Podemos apreciar
claramente la firmeza y la seguridad en el
dibujo que exhibe Sanzio, una característica
común a toda su producción artística.Leda
era la esposa de Tíndaro, el rey de Esparta,
siendo seducida por Zeus presentándose
ante ella en forma de cisne. De los huevos
nacieron Cástor, Polux, Helena y
Clitemnestra.
La Fragua de Vulcano

Autor: Velásquez

Museo: Museo del Prado

El tema elegido está inspirado en las


Metamorfosis de Ovidio: Apolo se acerca a la
fragua de Vulcano para contarle la infidelidad
de su esposa, Venus, con Marte. Al escuchar
la noticia toda la fragua se queda petrificada:
esta sensación la ha conseguido
perfectamente el artista. Velázquez se ha
puesto en contacto con el arte italiano, como
se observa en las anatomías de los
ayudantes de Vulcano, situados en diferentes
posturas para demostrar el dominio de las
figuras. También se advierte el interés
mostrado por conseguir el efecto espacial,
recurriendo a disponer figuras en diferentes
planos, ocupando todo el espacio,
relacionándose a través de líneas en zig-zag.
Nacimiento de Venus

Autor: Botticelli

Museo: Galería de los Uffizi

El momento que presenta el artista es la


llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la
isla de Citera, empujada por el viento como
describe Homero, quien sirvió de fuente
literaria para la obra de Botticelli. Venus
aparece en el centro de la composición sobre
una enorme concha; sus largos cabellos
rubios cubren sus partes íntimas mientras
que con su brazo derecho trata de taparse el
pecho, repitiendo una postura típica en las
estatuas romanas de las Venus Púdicas. La
figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el
dios del viento, junto a Aura, la diosa de la
brisa, enlazados ambos personajes en un
estrecho abrazo. En la zona terrestre
encontramos a una de las Horas, las diosas
de las estaciones, en concreto de la
primavera, ya que lleva su manto decorado
con motivos florales. La Hora espera a la
diosa para arroparla con un manto también
floreado; las rosas caen junto a Venus ya que
la tradición dice que surgieron con ella.
La Venus del Espejo

Autor: Velázquez

Museo: National Gallery (Londres)

Es la única obra conservada de Velázquez


en la que aparece una mujer desnuda,
aunque sabemos que pintó alguna más. Por
supuesto, nadie duda de su autenticidad,
pero sí existen discusiones en torno a la
fecha: unos piensan que la hizo en 1648 y
otros que fue en Italia, entre 1648-1650. Lo
que sí es cierto es que apareció en un
inventario en 1651 como propiedad del
Marqués de Eliche, gran amante de la pintura
de Velázquez y de las mujeres, por lo que se
piensa que puede representar a su esposa o
a una de sus amantes. Quizá por despistar,
el pintor coloca el rostro del espejo
difuminado para así reflejar el cuerpo
desnudo de la dama que el marqués amaba.
Diana con sus ninfas

Autor: Vermeer de Delft

Museo: Museo del Prado

Narra la historia de Diana, la diosa de la caza, prototipo de


castidad, en el momento de su baño diario acompañada de
sus ninfas, momento que ningún hombre podía contemplar y
que fue roto por la irresponsabilidad de Acteón. Acteón era hijo
de Autonoe y nieto de Cadmo, el fundador de Tebas. Agotado
por la sed, durante una cacería, entró en una gruta donde
manaba una fuente. Era esa la fuente predilecta de Diana y allí
solía bañarse por lo que Acteón sorprendió a la diosa desnuda,
en pleno baño. La irritación de la diosa fue tal que arrojó a la
cara de Acteón unas gotas de agua que transformaron al joven
en ciervo. Acteón salió corriendo de la cueva y sus propios
perros le devoraron. Pero en esta ocasión, Vermeer no se
interesa por el castigo de Acteón sino por el baño purificador
de los pies de la diosa, relacionando así a Diana con Cristo. La
escena se desarrolla en un paisaje donde Diana y dos de sus
ninfas se sientan en una piedra para descansar de su
agotadora jornada cinegética. Una de ellas está de espaldas y
deja ver ligeramente su espalda al desnudo. Otra de las ninfas,
en primer plano y de perfil, lava los pies de la diosa mientras
una tercera, vestida de oscuro, contempla la escena; la cuarta,
con falda azul y corpiño rojo, intenta relajar sus cansados pies,
destacando el intimismo de su postura. La acción se desarrolla
al atardecer, quedando algunos de los rostros de las mujeres
ensombrecidos, lo que es interpretado por algunos expertos
como una referencia a la relación entre Diana y Selene, la
diosa de la luna, por lo que aparece con una diadema
adornada con una media luna.
Ofrenda a Ceres
Autor: Jacob Jordaens

Museo: Museo del Prado

Ceres, la hija de Saturno y Cibeles, enseñó a


los hombres la agricultura. Por eso, en este
cuadro de Jordaens recibe el homenaje de
los campesinos que le brindan los productos
de la tierra. La diosa está sobre un pedestal,
erguida como si fuese una estatua a pesar de
ser una figura viva. En este sentido, se
asemeja a la Ofrenda a Venus de Tiziano
que también guarda el Museo del Prado. Los
campesinos que se arremolinan alrededor de
Ceres están representados con una elevada
dosis de naturalismo, siguiendo a Bassano y
a Caravaggio; aunque en los efectos
lumínicos vaya Jordaens por su cuenta, al no
crear fuertes contrastes de claroscuro. La
vigorosa factura sitúa esta escena en los
primeros años del artista, cuando la Escuela
veneciana es la que más le atrae.
Saturno devorando a sus hijos

Autor: Peter Paul Rubens

Museo: Museo del Prado

El episodio de Saturno es uno de los más dramáticos de


los pintados por Rubens para la Torre de la Parada,
pabellón de caza cercano a Madrid, encargado decorar
por Felipe IV con escenas mitológicas inspiradas en la
"Metamorfosis" de Ovidio y escenas de caza realizadas
por Frans Snyders y Peter Snayers. Saturno, el principal
entre los Titanes, pensó que la mejor manera de evitar
que uno de sus hijos le destronase era devorarlos al poco
de nacer. El sexto de sus retoños, Zeus, consiguió ser
salvado por su madre, Rea, llegando a hacer cumplir el
vaticinio y derrotar a su padre.
Hércules y las aves de Estínfalo

Autor: Alberto Durero

Museo: Germanisches Nationalmuseum

En este cuadro Durero nos narra el episodio


en el que Hércules tiene que enfrentarse a
unos diabólicos seres, las aves del lago
Estínfalo. Esta aves comían carne humana y
mataban a sus víctimas mediante sus plumas
de acero, que lanzaban como flechas. El
héroe se enfrenta a los monstruos con su
arco, desnudo como corresponde a los
héroes clásicos. La figura del protagonista
recoge con perfección las enseñanzas de
proporción y anatomía que Durero había
recogido durante su viaje a Italia. El canon
utilizado es idéntico al de los pintores
venecianos y a los grabados que había
conocido e imitado.Sin embargo, a la hora de
pintar a los adversarios mitológicos se
advierte la irregular formación humanista del
alemán. Las aves son una mezcla de sirenas
y de grifos.
Baco y Ariadna

Autor: Tiziano

Museo: National Gallery (Londres)

Un héroe y una joven huyeron de Creta pero


Teseo abandonó a Ariadna en el litoral de la
isla de Naxos. Cuando ella descubrió que
había sido abandonada rompió a llorar
siendo escuchado sus lamentos por Baco,
quien se apiadó de la joven. El dios del vino
se enamoró y tomó por esposa a Ariadna.
Cuando ella falleció, Baco recuperó la corona
de oro que le regalara y la convirtió en
estrella.En este cuadro podemos contemplar
el momento en el que el cortejo de Baco llega
ante Ariadna. Una carroza tirada por tigres,
danzantes, sátiros y músicos forman el
cortejo mientras que el dios aparece en la
zona del fondo, subido a una mula. Ariadna
se sitúa en la izquierda, haciendo un primer
gesto de desprecio al que más tarde se
convertirá en su marido.
Leda y el cisne
Autor: Gustave Moreau

Museo: Museo Moreau

Moreau tomó con frecuencia la mitología


griega como fuente de inspiración. Las
historias de los dioses olímpicos explican
alegóricamente las pasiones y debilidades
humanas. De ahí que un pintor simbolista
como Moreau sintiera vocación por estos
temas. El mito elegido es una de las
transformaciones de Júpiter, esta vez en un
cisne, para poseer a Leda. El pasaje es quizá
uno de los más eróticos y sensuales de la
mitología, después del rapto de Europa o el
mito de Dánae. Moreau emplea una técnica
muy personal para mostrarnos la escena: el
cisne destaca por su blancura con un brillo
dorado que le sale tras la espalda. El cuello
se retuerce amorosamente y se inclina hasta
tocar la cabeza de Leda, que inclina el rostro
con una sumisión similar a la que se emplea
para representar a la Virgen María en las
Anunciaciones. Simbólicamente, Leda
extiende su brazo izquierdo como si estuviera
encadenada a las flores, en una alusión al
sometimiento que produce el amor divino. La
pareja está rodeada de formas misteriosas,
de ángeles de cuerpos similares a los
personajes de Miguel Angel.
Ofrenda a Venus
Autor: Tiziano

Museo: Museo del Prado

En la Ofrenda a Venus su principal


preocupación es la representación de la
figura en el espacio, continuando a
Giorgione. Como podemos observar, han
desaparecido las arquitecturas típicas del
Quattrocento para dar paso al efecto
perspectívico a través de las figuras y del
color. Por eso los amorcillos ocupan la mayor
parte de la superficie pictórica, dando la
sensación de profundidad, igual que los
árboles y el paisaje del fondo. Insertar la
figura en el paisaje será la gran preocupación
de los primeros artistas del Cinquecento.
Venus está representada por una estatua de
piedra sobre una fuente. Debajo de ella se
sitúan dos mujeres, posiblemente prostitutas
por sus ricos ropajes y su escaso pudor -
para la época, se entiende - que hacen las
ofrendas a la diosa de los amores. Pero los
auténticos protagonistas son los amorcillos,
en todas las posturas posibles, dando efecto
de movimiento y realismo. Los ricos colores
empleados son típicos de los primeros años
de Tiziano, muy interesado por las calidades
de las telas y los detalles, observándose la
influencia de su maestro, Giovanni Bellini.
Hércules y el cancerbero

Autor: Francisco de Zurbarán

Museo: Museo del Prado

Se trata de uno de los diez trabajos sobre


Hércules que Zurbarán pintó para el Palacio
del Buen Retiro. Aunque originariamente los
trabajos debieran ser doce, como se estipula
en la leyenda, razones de espacio impidieron
culminar el ciclo. Esta obra en concreto, junto
con la Muerte de Hércules, es de las mejores
de la serie, en la cual la acción y el
dramatismo de la escena se imponen al
estatismo acartonado de obras como
Hércules dando muerte al rey Gerión. La
leyenda del can Cerbero, el perro Cerbero,
es la del reino del Hades, el infierno de los
griegos. Allí, el rey Hades colocó a la bestia
para guardar su entrada, un enorme perro de
tres cabezas y cuerpo de serpiente. Euristeo,
a cuyas órdenes debía Hércules realizar
doce trabajos de fuerza y valor
sobrehumanos, ordenó al héroe que
consiguiera dominar al perro, algo que nadie
jamás había intentado.
Vía Láctea

Autor: Peter Paul Rubens

Museo: Museo del Prado

Una de las imágenes más populares de


Rubens es la creación de la Vía Láctea en la
que narra un pasaje de la historia de
Hércules, inspirado en la "Metamorfosis" de
Ovidio. Júpiter, su padre, aprovechaba que
su esposa, Juno, dormía para amamantar el
hijo que había tenido con Alcmena. Al
despertarse un día, Juno contempló
sorprendida al pequeño y lo retiró
bruscamente, produciéndose el
derramamiento de la divina leche en la
bóveda celeste, provocando el origen de la
Vía Láctea según la mitología clásica.
Las Hilanderas

Autor: Velázquez

Museo: Museo del Prado

En primer plano vemos cinco mujeres que


preparan las lanas para la fabricación de
tapices. Al fondo, detrás de ellas, aparecen
otras cinco mujeres ricamente vestidas,
sobre un fondo de tapices. Esta última
escena sería la que da título al cuadro ya que
recoge la fábula en la que la joven Aracné, al
presumir de tejer como las diosas, es retada
por Atenea a la confección de un tapiz. El
jurado dictaminó un empate pero Atenea
castigó a Aracné convirtiéndola en araña
para que tejiera durante toda su vida. Con
esta fábula, Velázquez quiere indicarnos que
la pintura es un arte liberal, igual que el tejido
de tapices, no una artesanía como la labor
que realizan las mujeres en primer término.
Poner el mensaje en un segundo plano es un
juego típico del Barroco. También hay quien
piensa que se trata de una escena del
obrador de la Fábrica de Tapices de Santa
Isabel que el pintor solía frecuentar a
menudo. Pero esto no sirve para explicar la
escena de segundo plano.
El Rapto de las Sabinas

Autor: Nicolas Poussin

Museo: Museo Nacional del Louvre

En la Roma primitiva, en la época de su


primer rey, Rómulo, su fundador, la falta de
mujeres lleva a los romanos a tramar una
traición para dotarse de esposas que
aseguren la continuidad de la ciudad. Rómulo
invita a los sabinos, sus vecinos, a una fiesta
en la ciudad. A su señal, cada romano se
hace con una sabina, eliminando cualquier
resistencia posible de los hombres. Éste es
el momento que recrea Poussin, con el rey
haciendo la señal, con un cortejo de dos
senadores, a la izquierda en alto, frente al
templo de Júpiter Máximo. La escena es de
una gran agitación pero los gestos se
subordinan al mensaje que es apropiado a
cada situación. Es como si, sometidos a un
proceso de abstracción, se hubieran visto
retirados de todo contexto temporal y
ejecutaran un ritual predeterminado. Este
efecto se ve reforzado por una exagerada
perspectiva, con tres puntos de convergencia
hacia los que se dirige la vista, que hace que
la escena experimente el efecto de una rueda
que gira.
Bodas de Tetis y Peleo

Autor: Jacob Jordaens

Museo: Museo del Prado

Jordaens recoge en esta escena el inicio de


la Guerra de Troya. Eride, la diosa de la
discordia, harta de estar ausente en todos los
banquetes de los dioses, decidió vengarse
lanzando en la boda del rey Peleo y la
nereida Tetis - momento elegido por el artista
- una manzana de oro con la inscripción:
"Para la más bella", lo que provocó el Juicio
de Paris y la posterior guerra entre griegos y
troyanos. El lienzo estaba destinado a la
Torre de la Parada, cuya decoración había
encargado Felipe IV a Rubens, quien a su
vez cedió parte del encargo a sus
colaboradores en el taller. Jordaens emplea
un estilo similar al de su maestro, colocando
las figuras como si de un friso se tratara,
obteniendo el mayor volumen posible.
La Primavera
Autor: Botticelli

Museo: Galería de los Uffizi

Abundan las figuras de la mitología clásica, pero


no componen ninguna escena conocida de los
textos clásicos, aunque parece seguro que se
trata de una alegoría de carácter moral bajo la
apariencia de la mitología antigua. La presencia
de la diosa Flora, heraldo de la Primavera, es lo
que dio su nombre al cuadro, que aparece
presidido por Venus y Cupido, con la presencia,
ajena al resto de los personajes, de Mercurio en
el extremo izquierdo. La explicación es posible
intuirla a través del cliente del encargo. Botticelli
lo pintó para el jovencísimo Lorenzo di
Pierfrancesco di Médici, miembro de la
prestigiosa familia Médicis. Lo encargó para él su
tutor, el filósofo Marsilio Ficino, quien encarnaba
el auge del Neoplatonismo florentino típico del
Quattrocento. Es más que probable que fuera
Ficino el diseñador del programa de la obra,
siguiendo los postulados de Alberti en la parte
estética. Así, sumaba la presencia de las virtudes
y principios del neoplatonismo en las alegorías
de los dioses, al tiempo que aplicaba las teorías
albertianas: variedad y abundancia de los
elementos, los personajes, sus posturas, etc.
Infancia de Zeus

Autor: Claes Berchem

Museo: Mauritshuis

En este lienzo se nos presenta a Cibeles


cuidando a escondidas a su hijo Zeus ya que
su padre, Saturno, devoraba a todos sus
descendientes porque el oráculo había
pronosticado que sería derrocado por uno de
sus hijos. Zeus consiguió crecer y al final
acabó con el tirano reinado de su padre y se
convirtió en el padre de los dioses olímpicos.
La bella figura de la diosa, con sus carnes
blanquecinas, contrasta con la tonalidad
oscura de la vaca y su propio esposo,
creando contrastes lumínicos gracias a la luz
cálida y dorada que aplica el artista. Las
figuras se encuentran ante un paisaje
proyectado en profundidad por la zona
izquierda, obteniendo un ambiente idealizado
de gran belleza.
Meleagro y Atalanta
Autor: Jacob Jordaens

Museo: Museo del Prado

Las pinturas de temática mitológica


alcanzaron gran éxito durante el Barroco,
especialmente en España aunque los
pintores del país no realizaron este tipo de
escenas, que se encargaban a artistas
extranjeros, preferentemente flamencos
debido a la estrecha relación entre España y
Flandes, propiedad del mismo monarca. Así
pues, Jordaens va a realizar un buen número
de lienzos mitológicos destinados a decorar
las salas de los palacios madrileños. Este
cuadro recoge un momento de la historia de
Atalanta y Meleagro. Ambos habían cazado
juntos el jabalí de Calcedonia. Meleagro
entregó a la joven la cabeza y la piel del
animal, lo que provocó la envidia de los
demás cazadores. Es la causa por la que dos
figuras de la derecha intentan arrebatar la
pieza, mientras que en la izquierda se acerca
un grupo amenazante. El joven héroe hace
ademán de empuñar su espada, mientras
Atalanta le frena con su mano derecha. Las
figuras se sitúan en primer plano, muy
cercanas al espectador, que parece participar
del revuelo.
Triunfo de Neptuno y Anfitrite

Autor: Nicolas Poussin

Museo: Philadelphia Museum of Art

El triunfo de Neptuno, también llamado El


triunfo de Venus, que es la que nos ocupa y,
según todos los indicios, fue la primera
ejecutada. Estaba destinada a celebrar la
reforma de la marina francesa realizada por
el cardenal, quien ya lo había festejado en
otras obras encargadas para su palacio.
Reflejan un deseo manifiesto de Poussin de
contrastar el dinamismo barroco de Pietro da
Cortona, a la sazón triunfando en Roma, con
una suerte de estatismo y orden en la
composición, la cual es, a su vez, de notoria
complejidad. Para ello, una la influencia del
conocido Triunfo de Galatea de Rafael a su
gusto por la reconstrucción arqueológica de
la Antigüedad. En la escena, Anfitrite, reina
del mar, o según otros autores Venus, se
encuentra rodeada de un cortejo de
amorcillos, ninfas marinas y tritones y
acompañada por el dios Neptuno, a la
izquierda. La composición, habitual en
Poussin, se ordena en una serie curvilínea de
escasa movilidad. El colorido, luminoso, que
destaca el modelado de la serie de
desnudos, nos remite a los autores del
Renacimiento.
Venus y Adonis

Autor: Tiziano

Museo: Museo del Prado

La relación entre Felipe II y Tiziano se inició


en 1550 y no con buen pie ya que el retrato
del entonces príncipe, en opinión de éste, se
había hecho demasiado deprisa. Pero esto
no fue determinante para la fecunda relación
futura entre ambos, ni para que el monarca
español encargara una delicada serie de
obras destinadas a decorar sus habitaciones
privadas; se denominan genéricamente las
Poesías y tienen como objetivo mostrar a la
mujer desnuda desde diferentes
perspectivas. Se inspiraría en la
"Metamorfosis" de Ovidio para representar
escenas mitológicas con un contenido
claramente erótico.

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