La tecno ética es la especialidad de la ética que se ocupa de las implicaciones
morales de las aplicaciones de la técnica.
La ética de la tecnología (tecnoética) y la ciberètica son derivaciones de la
llamada "ética de la ingeniería" desarrollada ya desde finales del siglo XIX como una ética profesional. Pero del mismo modo que la bioética se ha convertido en una forma global de mirar la ética desde el punto de vista de la vida, también la tecnoética consiste, cada vez más, en una manera de mirar la ética desde el punto de vista de la tecnología que nos constituye como humanos. Ya desde el siglo XIX, los socialistas utópicos y Marx habían conectado las condiciones tecnológicas con los hábitos psicológicos y las conductas morales. Muy a menudo la historia se ha definido a partir de las condiciones tecnológicas (Edad de piedra, vinculante técnica y liberación humana. Edad de los metales, Edad del Hierro ... Revolución industrial). Hoy nos encontramos ante una nueva edad tecnológica que llamamos Tecnopol (Neil Postman) o Telepolis (Javier Echevarría), que se caracterizan por usar como energía no un elemento físico (carbón, electricidad), sino las tecnologías de la información.
2.2 IMPLICACIONES ETICAS EN EL DESARROLLO Y APLICACIÓN DE LA TECNOLOGIA
En el sentido más amplio, la tecnología posibilita transformar el mundo, según las necesidades del hombre. Estas transformaciones pueden obedecer a requerimientos de supervivencia como alimento, higiene, servicios médicos; refugio o defensa o pueden relacionarse con aspiraciones humanas como el conocimiento, el arte o el control. La tecnología es un medio importante para crear entornos físicos y humanos nuevos. Sin embargo, los resultados de cambiar el mundo son impredecibles con frecuencia. Anticiparse a los efectos de la tecnología es tan importante como prever comprender sus potencialidades. Se asocia particularmente con la innovación -la transformación de una idea en un producto, en un proceso productivo, o en nuevo enfoque o procedimiento para la organización social y que transcurre por una serie de etapas científicas, técnicas, comerciales y financieras necesarias para su desarrollo y comercialización con éxito. Constituye una actividad -la transformación- y también un resultado, porque sólo después que aquella ha finalizado con éxito puede considerarse que se ha generado la innovación. Esta definición incluye, consecuentemente, la innovación en el ámbito de lo social. Hoy, la tecnología puede definirse como la aplicación del conocimiento científico a la solución de problemas prácticos y la obtención de metas humanas; un cuerpo de conocimientos desarrollados por una cultura que provee métodos o medios para controlar el entorno, extraer las fuentes, producir bienes y servicios, así como mejorar las condiciones de vida. Tecnología apropiada, conveniente o intermedia El uso inadecuado de la tecnología ha ocasionado diversos problemas ambientales: Globales: pérdida de la diversidad biológica, aumento de la contaminación del suelo, aire y agua, degradación del suelo, cambios climáticos y agotamiento de la capa de ozono. Regionales: contaminación transfronteriza del aire, acidificación de la lluvia y el aire. Deposición ácida atmosférica, incremento de las concentraciones de ozono superficial y deposición atmosférica de tóxicos. Locales: degradación de la calidad del aire en las ciudades y emisiones accidentales durante el uso, procesamiento, manipulación o transporte de sustancias tóxicas o radioactivas que originan episodios agudos de contaminación del aire. Se entiende por tecnología apropiada, conveniente o intermedia a aquella que contribuye, en mayor medida, al cumplimiento de objetivos socioeconómicos y ambientales de una sociedad en desarrollo. Para ello, debe adaptarse a las condiciones y los requerimientos del medio donde se utilizará y aprovechar racionalmente los recursos de la región donde se instala. Se considera como una alternativa para responder a los problemas tecnológicos de las naciones industrializadas, así como una solución al problema del desequilibrio social, que genera la transferencia de tecnologías avanzadas de países altamente desarrollados a países subdesarrollados. Una tecnología de esta clase se adapta localmente, interpreta y enriquece las tecnologías autóctonas. Ello, sin dudas, genera: Una elevación de la calidad de vida y una propensión al desarrollo con un uso racional de los recursos. Una interpretación, análisis, incorporación y enriquecimiento de las tecnologías autóctonas. Un consumo sostenible de energía o combustible, el uso racional de los recursos renovables y el empleo de materias locales o regionales. Un estímulo para la confianza en las capacidades creativas de los pueblos y considera los elementos de la cultura donde se inserta. Una contribución a la solución de los problemas propios y a la independencia. Los principios básicos conceptuales para la gestión de una tecnología apropiada son: La existencia de estrategias y políticas para el alcance de la sostenibilidad en el desarrollo tecnológico a diferentes niveles: internacional, nacional, organizacional y cultural. El alcance de las tres dimensiones del desarrollo sostenible: el crecimiento económico, la equidad y el equilibrio ecológico. La disposición de un enfoque para el desarrollo tecnológico que considere la solución más apropiada para las posibles interrelaciones entre tecnología-sociedad-desarrollo, en dependencia de cada contexto y de los objetivos propuestos. La combinación de la autosuficiencia económica y del desarrollo de tecnologías tradicionales, locales y populares, con el avance de tecnologías modernas y de punta en sectores con estrategias ofensivas y defensivas. La consideración de la innovación tecnológica como un proceso de investigación, que comienza con la detección de una situación problemática y culmina con la modificación socialmente útil y ventajosa, desde el punto de vista comercial, de dicha situación en la práctica, y que supone la realización de estudios de factibilidad técnica, económica, socio ambiental y cultural. La comprensión de que "lo apropiado" está dentro y fuera de la tecnología, en la capacidad tecnológica para asimilar, adaptar e innovar nuevos conocimientos; por ello, se requiere de la existencia una armonía entre los sistemas educativo, investigativo y productivo. La formación de recursos humanos con capacidades de aprendizaje, investigación, creatividad y una sólida formación socio humanista que les permita elegir con sencillez y sensibilidad la tecnología en beneficio del hombre y la naturaleza. El conocimiento tecnológico, a diferencia del científico, se conforma por nuevos procedimientos para alcanzar ciertos fines prácticos; pueden considerarse como el conocimiento de procedimientos probados por los que se logran objetivos predeterminados. Los avances tecnológicos se desarrollaron durante una larga etapa de la historia sin el uso de los conocimientos científicos; claro, hoy, esta perspectiva es bastante improbable. En las últimas dos décadas hemos sido testigos de enormes cambios en el área de la tecnología, información y comunicaciones, pareciéndonos que todo lo que hoy conocemos y utilizamos, de una manera normal y cotidiana, era producto exclusivo de las películas de ciencia ficción. De esta manera llegó el tiempo en que la realidad nuevamente superó a la ficción. Teléfonos celulares, computadores personales, Internet, banda ancha, televisión por cable, video conferencias, mundo globalizado, páginas Web, Chat, Web 2.0, WiFi, WiTv. etc., son términos y productos a los cuales nos hemos ido habituando con mayor o menor resistencia, constituyéndose, incluso, en una nueva forma de servicio básico que estamos dispuestos a pagar. Estos nuevos medios que traen consigo una nueva forma de relacionarse con el mundo llegan para quedarse y sin duda para seguir evolucionando. Así las cosas, no podemos correr el riesgo de convertirnos en meros espectadores de estos procesos ya que este transporte de los cambios nos puede dejar abajo y consiguientemente aislados de un mundo que cambia y nos exige más y nuevos conocimientos, en otras palabras nos, obliga a ser flexibles. Toda revolución trae grandes transformaciones, quedando atrás las viejas concepciones, ideas y paradigmas. La revolución tecnológica plantea un desafío a las empresas, instituciones y sociedad en general ya que en su uso hay enormes ventajas competitivas. Se abre un abanico de posibilidades, una nueva forma de hacer negocios, más y mejor información para tomar buenas decisiones, otras formas de trabajo o relación laboral (teletrabajo), ciudadanos mejor informados y conectados con el mundo, estudiantes que pueden interactuar desde su hogar con los profesores, una educación que incorpora nuevas metodologías interactivas que logran mejores resultados de aprendizaje, etc. Todo lo anterior nos hace suponer que los avances tecnológicos traen consigo sólo beneficios, lo que hasta cierto punto parece correcto. Sin embargo, y en este punto, cabe incorporar un tema ético y moral que no puede quedar excluido. La tecnología se ha desarrollado con propósitos que hasta ahora aparecen como buenos o beneficiosos para la humanidad, es discutible, sin embargo, que su uso siempre tenga un propósito noble, pues también puede ser usada con fines egoístas que muchas veces vulneran los derechos de otros. En definitiva, nos movemos en los umbrales de lo permitido y lo moralmente aceptable, pero no es que falle en este punto la tecnología sino que quien la usa y abusa de sus posibilidades. A raíz de lo anterior se dictaron leyes que permiten regular sobre aspectos como la protección de la vida privada, de los delitos informáticos, entre otros, pero no es menos cierto que el efecto de una ley no sólo debe estar basada en el castigo que ella considera si es transgredida, sino que en la conciencia de que aquello que se expresa ahí corresponde a una forma correcta de conducirse. ¿Pero de qué forma logramos esto cuando nos parece natural copiar, adquirir y reproducir creaciones que tienen autor y cuya fuente de ingreso está siendo gravemente afectada cuando no se realiza su adquisición por la vía legítima. O en otros casos donde la vida privada de las personas queda expuesta al mundo para obtener más rating, o en las redes de pedofilia y pornografía infantil donde se vulneran los derechos más elementales de quienes deben estar más protegidos, o de quienes valiéndose de sus conocimientos en estos medios pueden crear páginas donde la violencia se legitima y se pierde el respeto por la dignidad humana? Es verdad que los cambios, el progreso y la modernización en sus distintas formas son elementales en el desarrollo de los pueblos, pero no debemos olvidar que ellos traen consigo otros flagelos que no sólo debemos tratar de combatir con innumerables leyes, sino que a través de la sólida formación de las nuevas generaciones, basada en principios y valores que no sean relativos. ¿Por qué las nuevas generaciones?, porque son ellas las que están naciendo en este mundo tecnológico (son los llamados Nativos Digitales), informático y comunicacional que muchas veces es cruel, agresivo e indolente con el otro. 2.2.1 CONCEPTOS Y PROBLEMAS DE LA TECNOETICA Tecnoética Tecnoética no viene de ética tecnológica, sino de la palabra griega noetikos, que significa mente. Por lo tanto, tecnoética representa el punto de encuentro de la tecnología y la mente. El encuentro de la física de la información con la biotecnología, una forma de cultura post-biológica. Esta combina la conciencia con la tecnología, lo antiguo con lo moderno, lo espiritual con lo artificial y lo cósmico con lo cultural. La tecnoética estudia la relación entre las opciones tecnológicas y sus consecuencias éticas. La tecnoética intenta comprender y ayuda a perfilar unas reglas para la nueva sociedad tecnológica que lo invade todo. Define y describe la sociedad de la información desde un punto de vista que nos llamará la atención a muchos de los que estamos implicados en ella, con una distancia muy efectiva y saludable, y afirma con rotundidad que no podrá ser una sociedad de control tecnológico si no aprendemos a gestionarla con reglas éticas. Tanto la ciencia como la tecnología sólo pueden estudiarse dentro del contexto social en el que se manifiestan; ya que sus desarrollos han modificado esencialmente la relación de los seres humanos con el medio ambiente y la interacción con sus congéneres. La sinergia de estos factores: fenómenos naturales y acciones sociales se ve reflejada en la creciente complejidad y los efectos adversos inesperados que las innovaciones tecnológicas producen y que exceden la capacidad de previsión de los científicos. “Los científicos, demasiado ocupados en sus tareas de investigación y experimentación, demasiado urgidos por los empresarios que financian esas tareas, y, ahora, además, fascinados, maravillados ante las inmensas posibilidades inéditas con que se encuentran, no tienen tiempo ni tampoco muchas ganas, de ponerse a calcular los riesgos que todo esto implica para la salud y el medio ambiente. (…)No es que ignoren los riesgos implícitos en lo que hacen, sino que sus tareas se han vuelto demasiado específicas; sienten que no pueden ocuparse de todo. A todas luces emerge la necesidad de un control externo a la propia comunidad tecnocientífica, un límite moral a la ya infinita gama de posibilidades tecnológicas. Introducir como componente fundamental la reflexión ética con el mismo grado de importancia con que se dirimen las cuestiones epistemológicas. Promover el reconocimiento de los factores sociales y culturales en los que se manifiesta el conocimiento científico y que modificarán sustancialmente la vida de las personas. El ejemplo típico lo tenemos en la mayoría de los jóvenes, para quienes la posesión de determinados productos tecnológicos deja de estar en el orden del tener y pasa al orden del ser, como elemento que configura la propia identidad. Esto sucede, generalmente, en forma sutil e inadvertida. Lo natural y lo artificial aparecen como una unidad de mutua interdependencia. La elección de determinadas tecnologías puede llegar a establecer la percepción que tenemos de nosotros mismos como individuos y condicionar nuestras relaciones sociales. “La consideración de cuestiones sociales y morales de una práctica científico-tecnológica particular puede revertir más importancia que cualquier detalle de contrastación científica.” La tecnoética refiere al estudio de los códigos morales inherentes a las diversas ramas de la tecnología, tanto los adoptados de hechos como los aceptados de palabra (pero no siempre de hecho) cuanto los que debieran adoptarse. Toda actividad humana es controlable o criticable a la luz de un código de conducta que es en parte moral y en parte legal. Bunge (2000) explicita unas máximas de tipo axiológico o moral, tales como: el hombre está separado de la naturaleza y es mas valioso que esta; el hombre tiene el derecho y el deber de someter a la naturaleza en su propio beneficio (individual-social); el hombre no es responsable de la naturaleza: podrá proteger a su hermano (por ejemplo haciéndole preso) pero no es la nana de la naturaleza; la tarea suprema de la tecnología es alcanzar la explotación más compleja de los recursos naturales y humanos (maximizar el PTB al menor costo), sin importarle nada más; los tecnólogos y los técnicos son moralmente irresponsables: su deber es desempeñar sus tareas sin dejar distraer por escrúpulos estéticos o éticos. Estos últimos son de responsabilidad exclusiva de quienes formulan la política tecnología, y muy particular los políticos. Estas máximas constituyen el núcleo de la tecno ética que ha prevalecido hasta ahora en todas las sociedades industriales, cualquiera que sea su tipo de organización social. La tecnología no justifica dichas máximas sino que estas han servido para usar y abusar de la tecnología. El uso de esa tecno ética justifica el lado oscuro de la tecnología. Bunge (2000:209) define a la praxiologia como “los estudios que dan cuenta de la acción humana en general, sea racional o irracional. Sin embargo, hoy día se observa un cambio en la forma en que el hombre valora la naturaleza y la usa racionalmente con criterios de sostenibilidad y sustentabilidad. Se ha venido comunicando a la sociedad una conciencia ecológica. Las empresas por su parte, están llamadas a cultivar una responsabilidad social. La tarea suprema de la tecnología es a favor del hombre y su bienestar, incluyendo las futuras generaciones. 2.2.2 COMPORTAMIENTO ETICO DEL TECNOLOGO Las personas con formación profesional deben estar consientes que, gracias a su preparación, pueden ocupar cargos que imponen responsabilidades especiales, como mantener la confidencialidad de sus clientes, que no tendrían si no estuviesen ejerciendo su labor de tecnólogos. Además, el aumento de la importancia de tecnologías como los computadores y las redes en la sociedad actual obliga a los profesionales a meditar sobre ¿cuáles deben ser los lineamientos éticos que deben seguir para su uso? Las diferentes profesiones tienen un código de ética establecido, esto con el fin de mostrarles lo bueno o malo que pueden ejercer en su carrera. De cada profesional, tecnólogo depende un comportamiento ético ante la sociedad a la cual se va a desempeñar, dirigiendo su responsabilidad de diferentes maneras, ya sea dando la mejor solución y lo mejor de sí para un desempeño intachable o tal vez escoger el camino fácil y jugar con su nombre, imagen, y demás colegas en el campo. Tener conocimiento de nuestro código de ética nos permite crear una imagen, un nombre, una credibilidad a mis servicios, esto nos ofrece confianza y autonomismo en la hora de presentar nuestro portafolio al cliente. El partir de una buena imagen es el inicio de una carrera con éxito. Ser un “tecnólogo” hoy en día implica un reto y un compromiso verdaderamente grandes. Esto es debido al papel relevante que cumple este personaje en la sociedad actual. Se tratará de realizar un desglose de las características más relevantes de su perfil. El tecnólogo, como su propio nombre lo indica, es el hombre que materializa los conocimientos científicos a través de sus productos y los pone al alcance de la sociedad. Es un promotor de los avances de la ciencia, difundiendo, sugiriendo, implementando o creando nuevas tecnologías a fin de mantener la eficiencia de la producción de bienes y servicios que mejoren la calidad de vida de todos los seres humanos y del medio ambiente. Es un ente con visión de futuro y de reflexión, crítica, sensibilidad y percepción de las necesidades y problemas que surgen y que atentan contra el avance saludable y positivo de la raza humana. Por ello es un profesional, comprometido con la sociedad y su promoción, destinado al manejo de procedimientos y equipos altamente sofisticados para lograr ese fin y con una mentalidad abierta que le ayude a afrontar sin mayores traumas o esfuerzos los constantes devenires de la evolución científica y tecnológica. Ante todo, un tecnólogo debe ser un humanista. Una persona con valores morales y éticos muy bien fundamentados, puesto que sus productos impactan de manera considerable el orden social, económico, cultural y hasta político del mundo. Y es en este ámbito, el de la moral y ética, en que se debe hacer hincapié. El tecnólogo es un agente moral aun cuando sus decisiones y actos sean tachados de inmorales por aquellos que son perjudicados por estos. Y, como es bien sabido, el tecnólogo puede hacer daño, sea poniendo buena tecnología al servicio de malas metas, sea empleando tecnología inherentemente perversa. En ello reside su poder. Y es por ello que muchos estudiosos, notables, hombres de ciencia y filósofos como Mario Bunge apunta en dirección de formular o crear la_ tecnoética_ , partiendo de una teoría de valores que permita sopesar medios y fines, así como concebir las normas morales a imagen y semejanza de las normas tecnológicas. . "Si el científico como tal formula juicios de valor, el técnico va más allá: a veces formula, juicios éticos. La tecnología, al ocuparse en satisfacer requerimientos individuales y sociales no teóricos, construye un puente entre el campo del conocimiento y el de la evaluación" (Mario Bunge) El tecnólogo se convierte así, y en un camino de ida y vuelta, en puente de conexión entre el conocimiento generado y el individuo (usuario) que lo requiere, por su conocimiento del mundo y por estar en disposición de manejar con pericia las herramientas que le brindan las infraestructuras tecnológicas. Es indiscutible que tecnólogos, a la par que científicos y administradores, están en la raíz de la existencia de nuestra sociedad tecnológica universalizada, y, sin embargo, informes de la sociología avisan de la no conciencia de responsabilidad moral sobre la suerte de efectos de sus propias actuaciones. No tienen conciencia de responsabilidades exigibles más allá de la anexa al buen hacer y dominio de la profesión. Todavía más, el ideal perseguido de eficacia se vería mermado, en opinión de aquéllos, por una conciencia sensibilizada. Los códigos deontológicos, lamenta Bunge, atienden con frecuencia más a la salvaguarda del status de profesional que a los derechos de los previsibles receptores de su labor. La ciencia teórica pura es siempre buena pues el conocimiento de la verdad es en sí mismo bueno, y porque la verdad se dirige a mejorar el mundo; pero "la tecnología se ocupa de la acción humana sobre cosas y personas. Esto es, la tecnología da poder sobre cosas y seres humanos, y no todo poder es bueno para todos" (Bunge, 1996) Por ello el periplo del tecnólogo se centra en una disyuntiva: la realización de su sensible labor forjadora de sociedades o la pasividad silenciosa y evasiva frente a su rol dentro de ellas. Una de las implicaciones que se deducen es que dentro de las prioridades de la ciencia se debe analizar si la ciencia puede contribuir efectivamente al desarrollo sostenible. Este es un mensaje que se tiene que comunicar a sí misma la comunidad científica; la práctica científica no está básicamente libre de valores, pero tiene que encontrar sus justificaciones en referencia a las preocupaciones sociales prevalecientes. El objeto del ámbito científico, en este nuevo contexto, podría bien ser el de impulsar el proceso de resolución social del problema, incluyendo la participación y el aprendizaje mutuo entre los agentes involucrados, en vez de la búsqueda de soluciones definitivas o implementaciones tecnológicas. Los avances de la ciencia y la tecnología propician nuevos escenarios que reclaman esfuerzos específicos de creación ética, no únicamente en aplicaciones concretas, sino en los principios a cuya luz pueden tomarse ciertas decisiones. Entre normas, actitudes y acciones, están las posturas y visiones de seres humanos en contexto determinado. Las normas son validas solo en la medida en que son asumidas en los comportamientos. Entonces, debemos tener en cuenta los factores que otorgan a los criterios su pertinencia social. El problema radica en reconocer como valido el sistema de valores éticos. Las motivaciones constituyen una parte fundamental del dominio ético, en el reconocimiento y aceptación de criterios que tiene, a la vez, carácter individual social. De esta manera, pueden deducirse mecanismos que aseguren que los individuos asuman representaciones y símbolos producidos por una colectividad en su contexto tradicional y en su evolución histórica. En este marco conceptual que acabamos de exponer, intentamos situar las circunstancias y los espacios de vinculación entre la ética, y la ciencia y la tecnología. El problema se puede plantear analizando, no como modifican la ciencia y la tecnología a la naturaleza de la voluntad libre en su esfuerzo hacia la autonomía, sino como puede ser examinada e interpretada, a la luz de estas tensiones, la relación entre ciencia y tecnología, y conciencia ética. De la ciencia y la tecnología nacen situaciones nuevas que reclaman un planteamiento específico de creación ética, no solo en las decisiones concretas que pueden tomarse en el curso de la acción, sino también en los principios a cuya luz pueden originarse decisiones trascendentes. Para situar zonas y modalidades del impacto de la ciencia y la tecnología en el campo de la ética, debemos examinar cómo la ciencia y la tecnología modifican la naturaleza de la voluntad libre. La voluntad libre es el poder puro y exigencia pura, su acción solo es efectiva en la medida en que pueda llegar a inscribirse en el curso de los acontecimientos. La ampliación del dominio de la ética viene acompañada de la creación de nuevos problemas, planteados por los científicos y por la evolución tecnológica. La ciencia y la tecnología esbozan básicamente dos categorías de problemas: unos relativos al funcionamiento mismo de la ciencia y la tecnología, y otros engendrados indirectamente por su desarrollo. Surgen problemas intrínsecos que dependen de la responsabilidad de los científicos y, por lo que respecta a la tecnología, a la de los expertos. El hecho de ser un especialista competente en cualquier campo del conocimiento, le confiere una responsabilidad social que, en ciertas circunstancias, puede tener una gran trascendencia. Con la ciencia y la tecnología aparecen nuevos problemas que suscitan también la aparición de nuevos valores. La creación de valores consiste en descubrir, reconocer y evaluar la exigencia ética tal como se manifiesta en situaciones objetivas concretas. De esta manera, la intención de las normas es el resultado del encuentro de la intención ética fundamental y las situaciones novedosas originadas por los avances científicos y tecnológicos. Lo esencial es el esfuerzo de la conciencia ética cuando descubre situaciones de significación axiológica y reflexiona acerca de sus consecuencias relativas. En este contexto el desarrollo científico no solo multiplica las circunstancias en que hace falta tal creación normativa, sino que la hace más lucida y eficaz aclarando los problemas y sus posibles consecuencias. Todos estos son aspectos de gran relevancia sobre el tema de la ética en la ciencia. El punto de partida para justificar la ética de la ciencia se resume en el principio ético de que no todo vale igual. Existe la distinción entre lo bueno y lo malo; que corresponde a cada científico en su esencia como persona, decisión que queda en el plano puramente personal y moral sin estar especificado por la ciencia ni por el método científico. Cada científico, investigador de hoy y cada estudiante que va en camino de serlo, tiene frente a sí la gran responsabilidad de plantearse el problema, de enfrentarlo y de orientar su accionar en función de las consideraciones éticas teniendo en cuenta que la pretendida neutralidad de la ciencia no es tal sino que existe en función la orientación que el investigador le inserte al hacer uso de ella.
TOMO 2.2 Incentivos A La Conservación en El Amazonas: Recorriendo Caminos para La Gobernanza Local y La Viabilidad de La Conservación en La Amazonia Colombiana