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Dentro del marco del análisis concreto de la ley 26.579 —ya sancionada—, varios autores han
expuesto sus dudas en punto a si realmente la modificación opera en beneficio o en perjuicio de
los hasta hace poco menores de edad que han cumplido sus dieciocho años. (49)
Flores Medina, para el caso, menciona que el artículo 1.277 del C. Civil en su segundo párrafo
consagra la protección de la vivienda familiar aun mediando disolución de la sociedad conyugal,
siempre que en él convivan "hijos menores o incapaces", con lo cual se reduce en tres años la
vigencia de la tutela tratándose de los primeros; y asimismo recuerda que en materia de bien de
familia el artículo 49 inciso "b" de la ley 14.394 (Adla, XIV-A, 237) permite la desafectación
cuando ha sido constituido por testamento si la mayoría de los herederos así lo disponen no
habiendo incapaces, lo cual también redunda en una menor tutela al reducirse la edad para la
plena capacidad.
Ghersi plantea el hecho de que las prestadoras de medicina prepaga u obras sociales pretenderán,
de ahora en más, que los jóvenes que venían estando cubiertos a cargo de sus padres como
menores a cargo pasen a pagar la afiliación como mayores de edad (con cuotas autónomas y
mayores); aunque por contrapartida manifiesta que mediando la obligación de la extensión de la
prestación alimentaria hasta los veintiún años, y estando incluida en ella la inherente a los
"gastos de salud", se puede mantener en el tema el régimen vigente, siendo el contrato a
interpretar (a partir de la variación normativa) un típico vínculo consumerista que debe ser
analizado desde la óptica mas favorable al consumidor.
El mismo autor, en materia de legitimación activa para reclamar indemnizaciones por daños y
perjuicios, pone de resalto (lo cual no puede considerarse un elemento perjudicial para el que
deja de ser menor de edad al cumplir los dieciocho años, sino todo lo contrario) que en este caso
el joven que esté en tal situación podrá demandar autónomamente —y sin intervención del
Ministerio Pupilar— al causante del daño del cual él resulta víctima directa o indirecta; pero por
nuestra cuenta reflexionamos a cambio que si en vez de legitimado activo es pasivo, pierde el
beneficio de poder ser demandado solidariamente con sus padres según lo normado por el
artículo 1114, debiendo él responder excluyentemente con los bienes de los cuales fuera titular,
ya que la continuación de la obligación alimentaria hasta los veintiún años que prevé el nuevo
artículo 265 no podría ser interpretado como una extensión genérica de la patria potestad que
siga vinculando a aquéllos como obligados indirectos. (50)
Graciela Medina coincide con Flores Medina en que la reducción etaria disminuye la tutela de la
vivienda familiar cuando los padres no conviven (según el artículo 277 del C. Civil); añadiendo
también que la prestación alimentaria debida por el cónyuge culpable a favor de sus hijos
menores y del cónyuge inocente también se ve afectada con la reducción de edad, aun cuando —
acotamos nosotros— tal argumento se ve relativizado (si no neutralizado) con la previsión del
actual artículo 265 reformado.
Finalmente, la citada magistrada y calificada doctrinaria anota que en materia sucesoria la
reducción de marras puede generar que el joven desde los dieciocho años pueda ser aceptante
puro y simple de la herencia si renuncia al beneficio de inventario o no lo practica en el plazo del
artículo 3366, o si realiza actos que traen aparejada la pérdida del beneficio.
10. Incidencias procesales
Obviamente que la vigencia de la ley 26.579 a partir del noveno día de su publicación en el B.O.
—lo que coincide con el primer día del año 2010—, siendo una norma imperativa y no supletoria
o interpretativa (lo que determina su aplicabilidad inmediata a las consecuencias de las
situaciones y relaciones jurídicas preexistentes, según lo dispone el artículo 3° del Cód. Civil),
implica analizar algunas de sus proyecciones instrumentales, que en muchos casos se
corporizarán en causas judiciales en trámite. Desde ya que lo que ahora analicemos es apenas un
muestreo de las múltiples connotaciones que el tema involucra.
Para el caso, como señala Osvaldo Gozaíni, (51) estando en trámite actuaciones en las cuales
estén comprometidos intereses de hasta ahora menores de edad pero que hayan cumplido los
dieciocho años, la operatividad inmediata de la reforma al Código Civil obliga al Juez, de oficio,
a hacer cesar la intervención de su representante legal y del Ministerio Público Pupilar y a
intimar (52) al joven que ha pasado a ser mayor de edad a que tome intervención personal en la
causa bajo apercibimiento de continuar la causa en rebeldía. (53)
Asimismo, si el joven que tiene cumplidos los dieciocho años percibía una cuota alimentaria —
v.g. de su padre divorciado o separado de su madre, o no conviviente, o extramatrimonial—, al
cesar la representación legal de su madre y su incapacidad de hecho para percibirla "per se", la
misma deberá ser entregada directamente al hijo (mayor de edad pero acreedor de alimentos
hasta los veintiún años, según el artículo 265 reformado); y si aquélla (la cuota) se depositaba en
una cuenta judicial a nombre de la madre, deberá abrirse una nueva a nombre del hijo, dejándose
debida constancia para evitar eventuales conflictos o controversia derivados de algún reclamo
materno de falta de cumplimiento; (54) teniendo el hijo la libre administración y disposición de
esos fondos, por ser mayor de edad.
Otro aspecto que probablemente generará algunas proyecciones procesales (o mas propiamente,
judiciales) se relaciona con la mencionada modificación del artículo 265 del C.Civil, que en su
segundo párrafo prorroga la obligación alimentaria paterna, más allá del acceso a la plena
capacidad de su hijo a los dieciocho años, hasta los veintiuno; pero permitiendo que tal
obligación cese (lo que supone promover un incidente judicial donde se lo acredite) si el propio
hijo o el padre demuestran que el primero tiene bienes suficientes para autosustentarse.
Desde ya que suena difícil imaginar que el propio hijo genere tal incidencia, máxime cuando la
cuota alimentaria deba ser depositada judicialmente —lo que conlleva alguna forma de fractura
de la convivencia familiar—, siendo mas probable que sean los padres los que, llegado el caso,
asuman la prueba de ese extremo excepcionante de su obligación. Aunque el precepto puede
tener su lógica interna a nivel presunción (existencia de la obligación "prorrogada") y de
excepción (prueba de la solvencia patrimonial del joven alimentado), en los hechos nos parece
que genera también un nuevo elemento de discusión y debate dentro de una familia en crisis, y
ya no entre los cónyuges o ex cónyuges, sino, lo que es aún más traumático, entre padres e hijos.
Asimismo (y lo reitero, esto es sólo una mera ejemplificación de hipótesis múltiples, casi
imposibles de prever apriorísticamente y que con seguridad el andar del tiempo y de las nuevas
normas irá haciendo prolíficos en más ejemplos o supuestos), si el menor estaba sometido a
tutela se anticipa el momento a partir del cual, debiendo cesar la misma tres años antes de lo que
lo hacía con carácter previo a la modificación, está él habilitado para reclamar la rendición de
cuentas de la administración de sus bienes que el tutor hubiera hecho, (55) con la salvedad que la
modificación introducida al 459 habilita al menor a requerir tal opus sólo a partir de los dieciséis
años de edad. (56)
11. Colofón
Creemos, modestamente, haber intentado un paneo de los primarios y elementales efectos que la
nueva ley produce dentro de lo que hasta fines del año 2009 era el diseño del régimen de
adquisición de la mayoría de edad.
Lo reciente de la reforma, la escasez de doctrina especializada que hasta ahora se haya ocupado
del tema (y que obvia y previsiblemente sobrevendrá a la brevedad) así como el resultado que el
"banco de pruebas" que implica el quehacer jurisprudencial genere, ampliará en mucho estas
rudimentarias digresiones.
En líneas generales, y creemos que en ello nos sumamos a la mayor parte de las opiniones hasta
aquí vertidas, el mérito principal de la reforma nos parece que pasa por la adecuación del sistema
regulatorio anterior a la estructura jerárquica normativa que dimana, sustancialmente —de ello
comenzamos hablando, y también lo cerramos ahora— de la Convención sobre los Derechos del
Niño, de rango constitucional; así como el alineamiento de nuestra legislación jusprivatista a la
que rige mayoritariamente en Derecho Comparado.
Hay matices de técnica legislativa opinables —los hemos mencionado—, y aspectos puntuales
perfectibles.
Anticipar la mayoría de edad a los dieciocho años, si bien responde a tales pautas, es cierto
también que de alguna manera, y en algunos aspectos (hemos intentado pasar revista a varios de
ellos), provoca reducir el anterior ámbito tuitivo inherente al ejercicio de la patria potestad, y
dejar librados a sus propios errores o aciertos (y a sus consecuencias) a esta franja de jóvenes que
hoy son libres en el manejo y decisión de su persona y bienes.
Pero ello parece ser el rumbo que a nivel mundial marcan los tiempos, trayendo a cambio (y a
favor) el resguardo a aquel principio de "capacidad progresiva" que informa el espíritu tanto de
la Convención sobre los Derechos del Niño como de la ley 26.061, previa a la reforma que aquí
analizamos, y que tiene acendrada aceptación en la dogmática jurídica ocupada del derecho de la
minoridad.
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) La misma fue sancionada el 2 de diciembre de 2009; promulgada el 21 de ese mismo mes y
año y publicada en el B.O. del día subsiguiente (22/12/09), con lo cual entró en vigencia el día 1°
de enero de 2010, según lo normado por los artículos 2 y 28 del Código Civil.
(2) Aun sabido, cabe memorar que el texto primigenio del Código Civil la fijaba en 22 años, y
que la ley de reformas 17.711 de 1968 (Adla, XXVIII-B, 1810) la redujo a 21.
(3) La subsistencia de categorizaciones entre "menores impúberes" y "menores adultos", si bien
con proyección en la preceptiva de los artículos 54 y 55 del mismo Código, no modificados, que
mantiene vigente la distinción entre incapaces absolutos de hecho e incapaces relativos, ha sido
con razón criticada por su anacronismo —más allá de su vigencia por siglos en el derecho
comparado de raíz romanista—, siendo la tendencia en los tiempos que corren a suprimirlas (a
ambas) estableciendo un régimen básico de incapacidad de obrar hasta cierto momento de la
maduración síquica de la persona —que obviamente requiere protección para el tráfico negocial
—, pero con facultamientos operativos puntuales y con el reforzamiento de las facultades
judiciales para elastizarlos en supuestos concretos que lo ameriten. Esta orientación no sólo se
vincula con la incapacidad de obrar de los menores, sino también respecto de los disminuidos en
sus facultades síquicas, y ha tenido, entre nosotros, singulares manifestaciones en los proyectos
de reforma del Código Civil, sobre lo que no abundamos para no alongar lo que no es tema
puntual de esta labor. Como dato referencial que aporta razones para ello, nos permitimos remitir
a la lectura de los fundamentos del Proyecto del '98, en la publicación que de su texto hiciera
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999, p. 22, dentro de lo vinculado al Libro Segundo, Título 1,
apartado 4.
(4) Marcos Córdoba ("Anticipación de la mayoría de edad. Modificación de la pauta objetiva
para determinar la absoluta capacidad de las personas", LA LEY, 17/10/2006, p. 6) cita el
informe rendido en fecha 3 de octubre de ese año por la Profesora Cecilia Grosman ante la
Comisión de Legislación General de la H. Cámara de Diputados de la Nación Argentina ,
vinculada al proyecto de ley (de contenido similar al que luego generara la ley 26.579 que
determina estas digresiones), en el cual postulaba que debía extenderse la expansión de la
capacidad de obrar de los menores que no habían cumplido los dieciocho años y obtuvieran un
título profesional habilitante también para los supuestos en los cuales se tratara de capacitación
en algún "oficio o arte".
(5) De hecho, se suprimen los párrafos 3°, 4° y 5° del texto en vigencia, los que en su momento
habían sido modificados respecto del texto primigenio de la ley 17.711 por la ley 23.264 (Adla,
XLV-D, 3581).
(6) No puede dejar de recordarse por su implicancia en el tema, que la ley 26.449 modificó el
inciso 5° del artículo 166 del Código Civil, estableciendo que es un impedimento para contraer
nupcias, tanto para el varón como para la mujer, el no haber alcanzado la edad de dieciocho años,
siendo que en el texto previo la edad de la mujer se fijaba sólo en dieciséis. Obviamente, con la
debida autorización de sus representantes y con la venia judicial del caso, podría excepcionarse
un matrimonio de menores impúberes, mediando razones que así lo justifiquen. Como fuere,
coincidimos con quienes siguen opinando que la eventualidad de que dos menores que no han
arribado a la edad mínima para casarse (que ahora coincide con la mayoría de edad) lo hagan sin
la debida autorización es mas un supuesto de laboratorio que de la vida real, ya que implicaría
una severísima negligencia de parte del Oficial Público del Registro Civil que oficiara como tal
en dicho acto jurídico formal solemne absoluto.
(7) Pensamos, como supuestos vinculados a esta directiva, en una donación con cargo o en una
cláusula dentro de un fideicomiso contractual o testamentario.
(8) Mientras existió la emancipación dativa, se señalaba como una restricción a la capacidad de
obrar de los menores emancipados, junto con las de los artículos 134 y 135, ésta del derogado
texto del 168, habida cuenta que pese a estar emancipados se requería la autorización para
casarse, lo cual suponía una suerte de proyección ultraactiva del ejercicio de la patria potestad,
que había cesado con la habilitación de edad.
(9) De ello nos ocupamos con más detalle en el punto 4 de esta labor.
(10) Manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia y gastos por
enfermedad.
(11) En referencia a la capacidad profesional del menor, que no requiere el haber cumplido los
dieciocho años.
(12) No reformado, que conforme al texto que le impusiera la ley 23.264 presume la autorización
paterna para el ejercicio de empleo, profesión o industria para el menor adulto, atribuyendo las
obligaciones que nacieren de estos actos sólo a los bienes cuya administración o usufructo no
tuvieren los padres.
(13) Rodolfo Jáuregui ("La reforma del artículo 459 del Código Civil", LA LEY, Suplemento
Especial, "Mayoría de edad - Implicancias de su modificación", dirigida por Graciela Medina y
Néstor Solari, diciembre de 2009, p. 30 y ss.) formula una fundada apreciación crítica del texto
del artículo modificado, atendiendo a que la fijación de los dieciséis años como tope mínimo
para que el menor sometido a tutela pueda requerir la rendición de cuentas a su tutor no se
adecua al espíritu de la Convención Sobre los Derechos del Niño (que sienta el principio de la
capacidad progresiva) ni con las garantías mínimas que refuerzan el mismo según dimana de los
artículos 24 y 27 de la ley 26.061 (Adla, LXV-E, 4635), según los cuales la conclusión lógica —
que el autor citado sustenta en datos de derecho comparado y en doctrina— es que la edad
mínima para estar legitimado para activar tal requerimiento debiera ser la correspondiente a la
adquisición del rango de menor adulto o púber (los catorce años), no existiendo razones
atendibles para la arbitraria mención a los dieciséis. A mayor abundamiento remitimos a su
consulta.
(14) Al respecto, ha existido un importante grupo de doctrinarios que han postulado la
inconstitucionalidad del artículo 126 del Código Civil en tanto fijaba la mayoría de edad en
veintiún años, a partir de la constitucionalización en 1994 de la Convención sobre los Derechos
del Niño (entre ellos, Nora Lloveras y Marcelo Salomón y Néstor Solari) (ver KRASNOW,
Adriana, "Filiación y mayoría de edad", en Suplemento Especial La Ley, "Mayoría de edad..",
op. cit., p. 35; así como SOLARI, N., "La niñez y sus nuevos paradigmas", La Ley, Buenos
Aires, 2002, p. 6). Así también pareciera interpretarlo Daniel Hugo D'Antonio, quien tanto ha
indagado y publicado sobre el régimen de minoridad, tanto en su obra "Convención sobre los
derechos del niño", Astrea, Buenos Aires, 2001, p. 20; como en su trabajo titulado "La capacidad
del menor de edad y la convención sobre los Derechos del Niño", incluida en la obra colectiva
"Edición Homenaje al Prof. Benjamín Pablo Piñon", Editorial de la Universidad Nacional del
Litoral, Santa Fe, 2004, p. 96. En similar sentido también María Allegretto, nota a fallo titulada
"La mayoría de edad en la República Argentina. Un voto en minoría que recoge el postulado de
la supremación constitucional y pone luz en medio del caos", LLBA, 2007-1201; y
FUGARETTA, Juan y LAMPERTI, Luis, "Otro aporte sobre la mayoría de edad", LA LEY,
1998-D, 1395.
(15) Conf. MIZRAHI, Mauricio, "Los derechos del niño y la ley 26.061", LA LEY, 16/12/05.
(16) SOLARI, Néstor, "El derecho a la participación del niño en la ley 26.061. Su incidencia en
el proceso judicial", LA LEY, 29/11/2005.
(17) Ver Juan Pablo OLMO, "Régimen jurídico aplicable a los jóvenes de 18 a 20 años de edad",
La Ley Online.
(18) Sin perjuicio de las referencias que sobre este aspecto del tema se efectúan infra, en lo que
tiene que ver con los matices puntuales de este panorama comparatista —incluyendo en ello
normas provinciales argentinas que no incluimos en la enunciación por razones de brevedad—,
remitimos al trabajo de SOLARI, Néstor titulado "Los niños y los menores de edad después de la
reforma constitucional", LA LEY, 2006-C, 1179. De igual manera, y relacionado puntualmente
con los alcances de la ley 26.061, ver el trabajo de MENDEZ COSTA, María Josefa, "Protección
integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes. Encuadre internacional
latinoamericano y provincial argentino", LA LEY, 1/2/06.
(19) Conf. BOSSERT, Gustavo, "Mayoría de edad a los 18 años", LA LEY, 1991-E, 1028.
(20) SCOTTI, Luciana Beariz, "Las nuevas normas sobre mayoría de edad y el Derecho
Internacional Privado Argentino", LA LEY, Suplemento Especial, op. cit., p. 51.
(21) GHERSI, Carlos, "La modificación de la mayoría de edad en el ámbito de los contratos y el
derecho de daños", LA LEY, Suplemento Especial, "Mayoría de edad…", op. cit., p. 22.
(22) Ver REY, Rosa y RINESSI, Antonio, "La mayoría de edad en la Constitución Nacional ",
JA, 2002-III-893.
(23) En sus fundamentos, se aludía a que dicha disposición respondía a una "tendencia universal
de la legislación comparada"… "y en particular a la realidad legislativa de los países del
Mercosur" (Libro Segundo, Título I, apartado 5 de la publicación hecha por Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1999, p. 22).
(24) V.g. en la nota n° 13 aludíamos a alguna crítica hecha por Rodolfo Jáuregui a la
modificación hecha en el artículo 459; y al inicio de este trabajo nosotros mismos
cuestionábamos la técnica legislativa empleada por la reforma.
(25) BORDA, Guillermo A., "La mayoría de edad a los 18 años", LA LEY, 1992-D, 1096, quien
cita al respecto los trabajos de Meter BLOS, entre ellos "Psicoanálisis de la adolescencia",
Muñoz, Méjico, Capítulo 1°; y "La transición adolescente", Amorrortu, 1981, 1ª parte.
(26) "La mayoría de edad a los 18 años", La Ley Actualidad , 12/03/2009, 1.
(27) "Mayoría de edad a los 18 años: una propuesta indeseable", LA LEY, 1992-E, 1072.
(28) "Mayoría de edad a los 18 años", LA LEY, 1991-E, 1028.
(29) Quizá disentimos con el distinguido civilista, en tanto tal mecánica guarda muchas
coincidencias con la emancipación dativa incorporada a nuestro sistema legal por la ley 17.711
en el artículo 131, y que la ley ahora bajo nota suprime.
(30) Ver de su autoría "Anticipación de la mayoría de edad. Modificación de la pauta objetiva
para determinar la absoluta capacidad de las personas", LA LEY, 2006-F, 901.
(31) Pensemos, y esto es de nuestro coleto, en los deberes alimentarios establecidos
judicialmente por sentencia en el caso de padres separados o divorciados, cuando el progenitor
(normalmente proveedor de ellos) no convive con el menor.
(32) "La nueva mayoría de edad", La Ley Online.
(33) "Los alimentos debidos a los hijos conforme a la nueva legislación", LA LEY, Supl.
Especial, Mayoría de edad -Implicancias…, op. cit., p. 7 y siguientes.
(34) SOLARI, Néstor, "La nueva mayoría de edad", op. cit.
(35) BENAVENTE, María Isabel, "La reforma sobre la mayoría de edad y las modificaciones en
materia de emancipación", Suplemento Especial de LA LEY, "Mayoría de edad…" op. cit., págs.
12 y siguientes.
(36) Igual cita de la mencionada en la nota precedente.
(37) Recordamos, el primero de ellos mantiene el régimen de capacidad profesional del menor; y
el segundo presume la autorización paterna para el ejercicio de contratos concernientes a empleo,
profesión o industria que haga un menor adulto.
(38) BENAVENTE, "La reforma…", LA LEY, Supl. Especial, op. cit., pág. 15.
(39) Que sancionada en el año 2008 adecua las normas internas sobre trabajo de niños, jóvenes y
adolescentes a los convenios celebrados por nuestro País con la OIT.
(40) Conf. artículo 189 de la ley 20.744 (t.o. 1976) (Adla, XXXVI-B, 1175), en el texto que le
diera la prealudida ley 26.390.
(41) TOBIAS, José W., "Estudios de la Parte General del Derecho Civil", Colección Académica,
La Ley, 2006, p. 19.
(42) TOBIAS, José W., "Estudios…", op. cit., p. 19.
(43) Hemos referido supra a que dicho estatuto legal adecua y reglamenta el derecho interno
argentino a las pautas que dimanan de la Convención sobre los Derechos del Niño.
(44) Vide al respecto GHERSI, Carlos, "La modificación de la mayoría de edad en el ámbito de
los contratos y el derecho de daños", LA LEY, Supl. Especial - Mayoría de edad…, op. cit., p.
26.
(45) Este relevante tema de las directivas anticipadas, testamentos vitales o "living wills", como
los denomina el derecho anglosajón, ha sido objeto de análisis por quien suscribe esta labor en
algún par de oportunidades. Ver al respecto SAUX, Edgardo Ignacio y AZVALINSKY,
Alejandro M., "Vida, muerte y dignidad. Los testamentos vitales. Utilidad y alternativas" en JA,
2007-IV, Número Especial sobre Bioética coordinado por Pedro Hooft; p. 73 y ss., y SAUX,
Edgardo Ignacio, "El testamento vital: una decisión personal con incidencia familiar", en
"Revista de Derecho de Familia", dirigida por Cecilia Grosman, Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
Julio-Agosto 2008, n° 40, p. 129 y siguientes.
(46) "Derecho de las personas", La Ley, Buenos Aires, 2009, p. 164.
(47) "Mayoría de edad a los dieciocho años", LA LEY, 1991-E, 1028.
(48) "Anticipación de la mayoría de edad. Modificación de la pauta objetiva para determinar la
absoluta capacidad de la persona", LA LEY, 2006-F, 901.
(49) Nos remitimos, para el caso, LA LEY, Supl. Especial - Mayoría de edad, al cual hemos
hecho reiterada cita, a los aportes de FLORES MEDINA, Pablo, "Derecho a la vivienda y
cambio del régimen de la mayoría de edad. Disminución de la protección patrimonial", p. 21 y
ss. y 31 y ss.; GHERSI, Carlos, "La modificación de la mayoría de edad en el ámbito de los
contratos y el derecho de daños", p. 25 y ss.; y MEDINA, Graciela, "El divorcio y el cambio del
régimen de la mayoría de edad de los hijos. Disminución de la protección patrimonial a la mujer
divorciada por la fijación de la mayoría de edad a los 18 años", p. 39 y ss.; y "La mayoría de
edad y el régimen sucesorio", p. 41 y ss.
(50) Coincidimos en ello con Néstor SOLARI ("Responsabilidad civil de los padres y la mayoría
de edad", en el ya citado de LA LEY, Supl. Especial, Mayoría de edad..., op. cit., p. 53).
(51) "La representación judicial de los menores", LA LEY, Supl. Especial, Mayoría de edad...,
op. cit., p. 27 y siguientes.
(52) A nivel nacional, conforme lo prescripto por el artículo 36 incs. 2° y 4° del CPCyC.
(53) CPCyCN, arts. 34 inc. 2° ap. "b" y 53 inc. 6°.
(54) Conf. BELLUSCIO, Claudio, "Los alimentos debidos a los hijos conforme la nueva
legislación", LA LEY, Sup. Especial, op. cit., p. 10.
(55) Viene al caso recordar, ahora casi anecdóticamente, que la prohibición absoluta de prestar
aprobación a tal rendición de cuentas que el inciso 1° del artículo 134 del Código (no sometido a
modificación alguna) prevé para los menores emancipados, sólo regirá para el supuesto de
aquellos que lo hayan hecho por haber contraído matrimonio antes de los dieciocho años sin la
debida autorización paterna, lo cual deja el precepto casi como un supuesto de laboratorio.
(56) Nos remitimos en cuanto concierne al tema a las objeciones hechas por Rodolfo Jáuregui a
tal disposición, explicitadas en la nota n° 13 de la presente labor.