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INAGOTABLE PRIVILEGIO

Por Delton Santamaría

Lo que siempre me ha seducido es Escribir, expresarme en substancia,

con esa carga de liberación para decir lo mucho o poco que nos

obsesiona, nos reconcilia de nuevo con la vida, como si regresáramos

de un viaje por mar. Aunque en nuestras visiones tengamos anónimos

anhelos. Después de ver el llanto humano y animal habría deseado que

mi vida tuviera una sóla aspiración; si tan sólo hubiese tenido un

exclusivo deseo para encubarlo de enloquecido entusiasmo y

dedicarme a ese sólo anhelo con toda la plenitud de mi voluntad,

quizás así no habríamos extraviado al SER que nos domina desde una

evolución paralela a la nuestra. Pero en estas viejas Historias siempre

existe una fuerza adversa, un sufrimiento, un dolor que nos paraliza

con sus dardos venenosos sobre nuestro andar hacia alguna parte, sin

saber a ‘ciencia cierta’ hacia dónde ir o qué ruta tomar después que los

pasos se hicieron interminables. Cuando sientas entonces que esa

energía se infiltra en toda nuestra RESPIRACIÓN, tengamos presente

cada Instante como un ardor tangible que puede organizar todo el

caos de nuestros DesenGaños y de nuestras inquietudes, para así

arrojar todo ese drama que hace inútil la existencia futura, pero que

todos han deseado leer en los periódicos o escuchar en las noticias,

como ese futuro moho donde la noticia desde hace muchos AÑOS dejó

de ser Noticia. Todos leen el mismo periódico de ayer, la misma noticia

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de siempre, el mismo cuento: la tristeza que mordió de rabia la pierna

del que desea caminar, la de los ojos que ven borrosa una realidad que

ya no existe, el dolor del alcohólico al empinar la botella, la dominante

SOLEDAD que se hace llaga en el alma, la encrucijada fría de quien

duerme en la calle o lo expulsan de la casa, el divorcio como una

puñalada por la espalda, la angustia de los hospitales al recibir la

noticia fatal del médico, el vacío espantoso de quienes deambulan por

las penitenciarías y toda esos fragmentos que la memoria simboliza

como el insoportable dolor de los que sufren, que también son mis

sufrimientos dilatados. ¿Tiene sentido acaso esperar después de lo que

he atravesado y he sido testigo ante tantas infamias que nacen como

dolores de parto? He vivido el hambre, el desprecio, el espasmo, la

tensión nerviosa, la burla, la ironía, la indiferencia, la tristeza, la

amenaza de muerte, el llanto enardecido y la desesperación. ¿Por qué

vivir fragmentado en esos tiempos pudiendo vivir en un Loco Esfuerzo

fuera de toda esa “realidad” con sólo integrar en mi voluntad ese sólo

deseo como el único presente de todas mis respiraciones? Mientras

siga respirando, podría en cualquier instante seguir siendo todo,

seguir viviendo el inagotable privilegio de meditar en silencio mientras

mis ojos biológicos suspenden los límites y me veo contemplando los

contenidos de un mundo hecho de hechizos, sueños, trampas,

fantasías, ilusiones y su dosis de cansancio sobre la balanza de los

desbordamientos. Para entonces, ¿qué nos queda de infancia, qué nos

puede impresionar? No se alarmen. Existe una serie de destinos cuya

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vida de algún modo puede hacernos subir al pedestal de la sencillez y

cantar con orgullo todas las vivencias. Pero de momento, las

humillaciones racionales, metafísicas y emocionales hicieron su zanja

en medio de una extraña zozobra. Ya fueron quemadas en la pira de la

Conciencia. Sin embargo, toda mi existencia podría resumirla en esto:

¡Nada vale la pena si no compartimos lo que emprendemos! Vamos,

sigamos caminando querido sueño, mi consentido susurro marítimo,

vamos a vivir para hacer de mis pasos una ruta que nunca volverá a

implicar la premisa aguardada de mi camino y que mi SER me tiene

reservada para cuando viaje al sol. Vamos amig@s, a paso firme,

habremos de llegar alguna parte, porque al final todo está implicado

en las premisas que nuestros corazones cultivan en nuestro SER.

Sigamos esta promesa de amistad para elevarnos por encima de

nuestra ausencia física.

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