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LA ACCIÓN EN NULIDAD CONTRA EL LAUDO ARBITRAL DEL CENTRO DE

RESOLUCION ALTERNATIVA DE CONFLICTOS


Por: Lic. José de Jesús Bergés Martín

I.- Fuentes.
1.- la Ley 489-08 sobre Arbitraje Comercial (LAC), de fecha 19 de diciembre
del 2008, introduce por primera vez en la República Dominicana, la acción en nulidad
contra los laudos arbitrales, en sus artículos 20.3 21.2 y 39:
“La decisión de los árbitros sólo puede impugnarse
mediante el ejercicio de la acción en nulidad de
laudo en el que se haya adoptado” (Art. 20.3 LAC)

“Contra un laudo arbitral sólo podrá recurrirse ante un


tribunal mediante una petición de nulidad” (Art. 21.2
LAC)

“A las decisiones arbitrales sobre medidas cautelares,


cualesquiera que sea la forma que revistan le son
aplicables las normas sobre anulación y ejecución
forzosa de laudos” (Art. 39 LAC)

2.- Está basada en la ley española 60/2003 del 23 de diciembre, de Arbitraje


(LA), inspirada en la Ley modelo elaborada por la Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI/UNCITRAL) en el año 1985 y ésta a
su vez, en la exposición de motivos del artículo V de la Convención de Nueva York de
1958, sobre reconocimiento y ejecución de laudos en materia civil y mercantil.

3.- La Ley 181-09 del 6 de julio de 2009 que modificó los artículos 15, 16 y
17 de la Ley 50-87, del 4 de junio de 1987, sobre Cámaras Oficiales de Comercio y
Producción de la República y creó el Centro de Resolución Alternativa de Controversias
(CRC), contempla en su artículo 17 la acción en nulidad:
“Ellos son definitivos y no susceptible de recurso
alguno ordinario o extraordinario, salvo la acción

1
principal en nulidad del laudo por ante la Corte de
Apelación que corresponda al domicilio de la Cámara
de Comercio a la que pertenezca el centro en la cual se
dictó el laudo, siempre que las partes no hayan
renunciado a dicha acción en su convenio arbitral”
(Art.17 Párrafo III, Ley 181-09 del 6 de julio de 2009).

II.- Ámbito de aplicación.


1.- LAC establece en los apartados 1 y 2 del artículo 1, su aplicación a todos los
laudos dictados con motivo de arbitrajes ad-hoc o institucionales, nacionales o
internacionales, realizados en territorio dominicano o fuera de este, sin perjuicio de lo
que disponen tratados internacionales en los cuales el Estado Dominicano sea parte, o
en leyes especiales sobre arbitraje, como es el caso de la citada Ley 181-09 del 6 de
julio de 2009:
“La presente ley se aplicará a los arbitrajes realizados
dentro del territorio de la República Dominicana,
sin perjuicio de lo establecido en los tratados
internacionales de los cuales el Estado Dominicano sea
parte o en leyes que contengan disposiciones
especiales sobre arbitraje”. (Art. 1.1 LAC)

“Las normas contenidas en los apartados 3 y 6 del


artículo 9, en el artículo 10, en los artículos 12 y 21 y en
el título VIII de esta Ley se aplican aun cuando el
lugar del arbitraje se encuentre fuera de la
República Dominicana”. (Art. 1.2 LAC)

“PARRAFO III. Tipos de Controversias. Los Centros de


Resolución Alternativas de Controversias pueden
conocer de todo tipo de controversia susceptible
de transacción incluyendo aquellas en las cuales
sea parte el Estado o cualesquiera de sus
dependencias, sean estas ayuntamientos, empresas o
instituciones autónomas o descentralizadas o cualquier
otra con personalidad jurídica.” (Art. 15, Ley 181-09 del 6 de
julio de 2009)

2
“PARRAFO VI. Diferendos Internacionales. El Centro
podrá también servir como institución dominicana
sede de diferendos internacionales, ya sea que las
partes directamente hayan acordado someterse a su
jurisdicción o como institución delegada en República
Dominicana de organismos internaciones de solución
de diferendos.” (Art. 15, Ley 181-09 del 6 de julio de 2009)

2.- LAC se aplica supletoriamente tanto a los arbitrajes que no tengan una
reglamentación especial, como a los que la tengan que no prevea algunos aspectos tal
como la acción en nulidad, no contemplada en el Reglamento (RA) vigente del CRC.
En caso de que RA colida con alguna disposición imperativa de LAC, de la cual las
partes no puedan apartarse o ésta disponga expresamente su inaplicabilidad,
prevalecerá LAC.
“La expresión autónoma de la voluntad de las partes
debe primar, salvo cuando es contraria a lo
reglamentado de forma exclusiva por la presente
ley” (Art. 4.5 LAC)

III.- Fundamento.
1.- La justificación de la acción en nulidad reside, por una parte, en la naturaleza
mixta del arbitraje: nace de un contrato (cláusula o compromiso arbitral) y termina con
un laudo dotado de efectos propiamente jurisdiccionales: cosa juzgada y ejecutoriedad,
previstos en los artículos 36.1 y 40.2 de LAC y 17 de la Ley 181-09 del 6 de julio de
2009:
“Salvo acuerdo en contrario de las partes, los árbitros
deciden la controversia en un solo laudo o en tantos
laudos parciales como estimen necesarios”. (Art. 36.1
LAC)

“Durante el proceso de nulidad el laudo se mantiene


como ejecutorio, a menos que sea suspendido…” (Art.
40.2 LAC)

“Los laudos de los Centros de Resolución Alternativa


de Controversias de las Cámaras de Comercio no

3
estarán sujetos para su ejecutoriedad al proceso de
reconocimiento previsto en los artículos 41 y siguientes
de la Ley sobre arbitraje comercial No. 489-08 de fecha
19 de diciembre de 2008 y tendrán la misma fuerza
ejecutoria que las sentencias dictadas en segundo
grado de jurisdicción.” (Art. 17, Párrafo II, Ley 181-09 del 6
de julio de 2009)

“Precisamente, si el ordenamiento jurídico dota al laudo


arbitral de los efectos citados, no cabe duda de que
algún tipo de control judicial ha de arbitrarse”.
(González – Montes, Sánchez, José, El Control Judicial del
Arbitraje, Ed. La ley, Madrid, 2008, pág. 17; Senes Montilla, C. La
intervención judicial en el arbitraje, Pamplona, 2007, pág. 26)

2.- Ningún convenio o reglamento de arbitraje, puede implicar o producir la


renuncia de las partes a su derecho fundamental de tutela efectiva judicial, consagrada
en el literal j) numeral 12) del artículo 8 de la Constitución. Autores ibéricos han ido más
lejos:
“Es mas, aún si esa Ley no hubiera previsto sistema
alguno de control, existiría un imperativo constitucional,
sin perjuicio de que ello acarrease la
inconstitucionalidad de un tal arbitraje”. (Merino Merchan,
Chillón Medina, Tratado de Derecho Arbitral, 3ra. edición, Editorial
Aranzadi, Navarra, 2006, pág. 683, N. 1519)

IV.- Naturaleza jurídica.


1.- A diferencia del legislador español que empleó el término “acción en
anulación”, nuestra LAC la catalogó impropiamente como un “recurso”. En efecto, esta
acción no es un recurso ordinario ni extraordinario, puesto que no examina los hechos
ni la aplicación del derecho, no valora o aprecia la prueba, limitándose a supervisar la
regularidad material o procedimental del laudo o del arbitraje o, en cualquier caso, la
actuación in procedendo de los árbitros1. Se trata, según Fernández Ballesteros López,
de una “acción rescisoria” “dirigida solamente, excluyendo cualquier otro tipo de

1
Barona Villar, S., Comentarios a la Ley de Arbitraje 60/2004, Madrid, 2004, págs. 1340-1346; González-
Montes, José Luis, ob. cit., pág. 25.

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pretensiones, a dejar sin eficacia o privar de efectos el laudo arbitral, atacando su
fuerza de cosa juzgada, por medio de la alegación de unos motivos previamente
tasados, que en caso de ser estimados, provocan un efecto constitutivo, pues se crea
una situación jurídica distinta de la habida hasta ese momento: el laudo arbitral era
firme, válido y ejecutorio y ahora deja de serlo”2. González-Montes Sánchez corrobora
este criterio: “Estamos, por tanto, frente a un nuevo proceso, en este caso de carácter
judicial que no tiene su antecedente en otro proceso jurisdiccional sino arbitral, lo que le
hace ser un proceso autónomo de impugnación, donde el tribunal competente
desarrolla en este caso una función de control judicial del arbitraje y no de apoyo a
éste, como podría ocurrir en otros supuestos –adopción de medidas cautelares, auxilio
en materia de prueba o ejecución forzosa, entre otros-”3.

V.- Laudos anulables.


1.- Todo laudo que ponga fin a una controversia, es susceptible de impugnación
mediante acción en nulidad. Dependiendo de la naturaleza de la controversia, podemos
clasificar los laudos anulables en:
a) Incidentales: Los que versan sobre la capacidad de una de las partes en el
arbitraje, la existencia o validez de la cláusula de arbitraje, la competencia y, que el
tribunal ha excedido su mandato, previstos en los artículos 20.1 y 20.2 de LAC. Los
artículos 9.2, 9.3, 11.2 y 11.3 del RA del CRC rigen tales excepciones.

b) Provisionales: Se refieren a medidas cautelares y a la suspensión o


levantamiento de las mismas, prescritas en los artículos 21.1 y 21.2 y el 13,
respectivamente, de LAC. Los Párrafos VII y VIII del artículo 16 de la Ley 181-09 del 6
de julio de 2009 contemplan éstas. El artículo 30 del RA del CRC regula este aspecto.

2
Fernández Ballesteros López, Comentarios a la Nueva Ley de Arbitraje 60/2003, Navarra, 2004, págs.
412 y 413.
3
González-Montes, José Luis, ob. cit., pág. 27 (en contra, Hinojosa Segovia, Comentario a la Ley de
Arbitraje, Madrid, 2006, pgs. 513-514).

5
c) Parciales: Corrigen errores, aclaran puntos oscuros o ambiguos, interpretan
conceptos y completan el laudo respecto de peticiones formuladas y no resueltas en él,
indicados en los artículos 36.1 y 38.1, respectivamente, de LAC. El Párrafo VI del
artículo 17 de la Ley 181-09 del 6 de julio de 2009 prevé dichos laudos. El artículo 37
del RA del CRC rige los mismos.

d) De fondo: Dirimen el fondo de la contestación, acogen la terminación del


proceso de arbitraje por transacción, retiro o desistimiento del demandante sin la
oposición del demandado, o comprueban la imposibilidad de proseguir el arbitraje,
conforme lo disponen los artículos 35.1 y 37, respectivamente, de LAC. Los artículos
33, 34, 35 y 36 del RA del CRC regulan al respecto.

VI.- Plazo para ejercer la acción.


1.- El artículo 39.5 de LAC exige que “la acción de anulación del laudo ha de
ejercerse dentro del mes siguiente a su notificación”, sin especificar si dicho plazo es
franco o no. Ante el silencio del legislador, se aplica el principio establecido por el
artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil, que considera francos todos los plazos
que tengan como punto de partida la notificación a persona o a domicilio, lo cual es
cónsono con lo dispuesto por el artículo 6.1 del RA del CRC, que señala: “Todos los
plazos establecidos en el presente Reglamento y los que se fijen en el transcurso de
los procesos serán francos, salvo que el tribunal haya establecido expresamente lo
contrario”.
2.- El Párrafo VI del artículo 17 de la Ley 181-09 del 6 de julio de 2009 especifica
que cuando ha intervenido un laudo correctivo, aclaratorio o complementario al laudo
de fondo, el punto de partida del plazo para ejercer la acción, comienza al mes
siguiente de la notificación de tales laudos.

VII.- La renuncia tácita a la acción.

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1.- El artículo 7 de LAC consagra la presunción de renuncia tácita al derecho de
accionar en nulidad contra el laudo, de la parte que no objetó el vicio o violación al
enterarse de éstos, durante el arbitraje, en virtud de la doctrina de los actos propios:
“Si una parte, conociendo la infracción de alguna norma
dispositiva de ésta ley, de la cual pueda apartarse o de
algún requisito del convenio arbitral, no formulare su
objeción dentro del plazo o momento previsto en cada
caso, se considerará que renuncia a sus facultades de
impugnación, salvo que se trate de una formalidad
sustancia y sea probado el agravio o se trate de una
violación al orden público”. (Art. 7 LAC)

“…las partes son dueñas del arbitraje en todos sus


extremos y esa situación provoca que las mismas
puedan consentir las infracciones que puedan existir a
lo largo del arbitraje, de manera que si una parte
conoce una infracción y no la denuncia a tiempo debe
deducirse su voluntad intrínseca o tácita, extraída de los
actos que lleva a cabo, de consentirla y ello, en
definitiva, por aplicación de la doctrina de los actos
propios que ha sido recogida en innumerables
sentencias del TS por ejemplo, 12 de julio de 1990, 5 de
marzo de 1991 y 20 de mayo de 1993” (SAP Valladolid
(Secc. 1ª), de 9 de febrero de 2006)

2.- Conviene precisar, sin embargo, que el ámbito de aplicación de la renuncia


tácita, se circunscribe únicamente a “la infracción de alguna norma dispositiva de esta
ley, de la cual pueda apartarse, o de algún requisito del convenio arbitral”, quedando
excluidos expresamente por el legislador, la violación “de una formalidad sustancial y
sea probado el agravio, (Arts. 7 LAC); la violación al debido proceso que vulnere el
derecho de defensa (Art. 39.2.b LAC); la infracción al orden público…”, (Art. 39.2.f LAC); y
finalmente, cuando “los árbitros han resuelto sobre cuestiones no susceptibles de
arbitraje” (Art. 39.2.e LAC). Estas infracciones no son subsanables por la voluntad tácita de
las partes, ni se les aplica la doctrina de los actos propios, en cuyo caso, la parte que
no hizo la objeción correspondiente al enterarse de la misma durante el arbitraje,
conserva su derecho de accionar posteriormente en nulidad contra el laudo, ante la

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Corte apoderada, la cual puede decretarla aún de oficio, conforme lo dispone
expresamente el numeral 4 del artículo 39 de LAC. (Ver Infra No. VIII.1)

3.- ¿Cuál es el “plazo o momento previsto en cada caso” para objetar las
infracciones subsanables susceptibles de renuncia tácita, a que alude el citado artículo
7? Veamos:
a) En cuanto a las excepciones relativas a la existencia o validez del acuerdo de
arbitraje. Del estudio combinado de los artículos 20.1 y 20.3 de LAC, se infiere que la
parte debe objetar in limini litis, antes de discutir el fondo:
“1) El tribunal arbitral estará facultado para decidir
acerca de su propia competencia, incluso sobre las
excepciones relativas a la existencia o validez del
acuerdo de arbitraje o cualesquiera otras cuya
estructuración impida entrar en el fondo de la
controversia.” (Art. 20.1 LAC)

“3) El tribunal arbitral podrá decidir las excepciones a


que se hace referencia en el presente artículo con
carácter previo antes de decidir el fondo.” (Art. 20.3
LAC)

b) En cuanto a la excepción de incompetencia. El artículo 20.2 de LAC señala


que la parte “deberá oponerse a más tardar al momento de presentar defensa” lo cual
tiene lugar, conforme al 10.4 de LAC, al momento del “…intercambio de escritos de
demanda y defensa dentro del proceso arbitral”, lo cual es cónsono con las
disposiciones del RA al respecto. En efecto, los artículos 8.1 y 11.3 del RA disponen
que “la parte demandada responderá en un plazo de quince (15) días contados a partir
de la recepción de la demanda, debiendo pronunciarse sobre las pretensiones de la
parte demandante” y “la excepción de incompetencia del tribunal arbitral deberán
formularse al inicio de la litis bajo pena de inadmisibilidad”.

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c) En cuanto a que el Tribunal arbitral ha excedido su mandato. El artículo 20.2
requiere que la parte “deberá oponerse tan pronto como se plantee durante las
actuaciones arbitrales, la materia en que supuestamente exceda su mandato”.

d) En cuanto a la incapacidad de una de las partes en el acuerdo de arbitraje. El


artículo 20 de LAC no incluye la incapacidad como una excepción a ser propuesta como
cuestión previa antes de entrar en el fondo de la controversia. El legislador español
excluyó expresamente la incapacidad como motivo de anulación, por considerarla
incursa en el motivo de anulación por causa de invalidez o inexistencia del acuerdo:
“Una vez más la influencia de la Ley Modelo se ha
dejado sentir (art. 34 LM), si bien dejando fuera
expresamente el motivo de la incapacidad, al que alude
la LM, aunque en última instancia la incapacidad de
alguna de las partes presupone de acuerdo con el
derecho interno español, una nulidad radical o
inexistente del convenio conforme se determina en
los artículos 1261.1 y 1263.2 en relación con el artículo
9.1 CC. Esta puede ser la razón por la que se ha
excluido la incapacidad.” (Merino Merchan, Chillón Medina,
Tratado de Derecho Arbitral, ob. cit., pág. 696, N. 1547)

Por consiguiente, entendemos que ésta excepción también debe ser planteada
tan pronto la parte se percate de ella en el curso del arbitraje. El artículo 9.1 del RA del
CRC prevé esta excepción de manera implícita.

e) En cuanto a la irregularidad en la composición del tribunal o en el


procedimiento. Al igual que en los casos precedentemente examinados, ésta debe ser
denunciada tan pronto sea detectada por la parte afectada, en el curso del arbitraje.

4.- Importa precisar que, en cualesquiera de los cinco (5) casos


precedentemente explicados, si la infracción que no fué objetada por la parte al
percatarse de ésta durante el arbitraje, entraña indefensión, violación al orden público o
decisión de un asunto no arbitrable, no puede operarse la renuncia tácita, y por tanto,

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conserva su derecho de accionar posteriormente en nulidad contra el laudo ante la
Corte apoderada. Finalmente, en caso de que se haya hecho la denuncia previa de la
infracción durante el arbitraje, es importante anexar a la demanda en anulación, la
certificación del tribunal arbitral haciéndola constar.

VIII. La renuncia expresa a la acción en nulidad.


1.- El legislador dominicano se apartó del modelo español al conferir a las partes
el derecho de renunciar “previamente a ejercer todo recurso contra los laudos” en el
artículo 40.1 de LAC y el Párrafo III del artículo 17 de la Ley 181-09 del 6 de julio de
2009. Sin embargo, tal renuncia sólo sería válida, al igual que en la renuncia tácita,
únicamente respecto de infracciones subsanables susceptibles de renuncia tácita.

2.- Por el contrario, aquellos laudos que entrañen violación a una formalidad
sustancial que agravie, o al debido proceso causante de indefensión, o cuando los
árbitros han resuelto sobre cuestiones no susceptibles de arbitraje, no pueden ser
objeto de renuncia anticipada a la acción en nulidad correspondiente, por simple
aplicación mutatis mutandi de lo dispuesto en el artículo 7 de LAC (ver supra No. VII.2) y
del artículo 48 de la Constitución. En España y en Francia, la situación es similar.
“Nunca, sin embargo, puede existir atisbo de
renuncia anticipada a la acción de anulación por los
motivos expresados en el artículo 41.1 LA, pues ello
haría resentirse el derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva del artículo 24.1 CE, como ya señaló
la STS del 10 de marzo del 1986. Si se puede, obvio es
decirlo, no impugnar el laudo dejando pasar el plazo
establecido para hacerlo. Pero esto no es técnicamente
una renuncia sino un decaimiento de derechos.” (Merino
Merchán, J. y Chillón Medina, J., ob. cit. pág. 476, No. 1057)

“Pero esta nulidad, no es de orden público, en el


sentido que ella puede ser cubierta por una ejecución
voluntaria (Rec. 8 dec. 1914, D.P. 1916.1.194).”
(Encyclopédie Dalloz, Civil, V, Les-Pret, ordre public, pág. 3, No.
41)

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“El recurso de anulación puede por tanto ser interpuesto
sin posibilidad para las partes de renunciar a este
con anterioridad al pronunciamiento de la
sentencia.” (Encyclopédie Dalloz, Commercial, I, A-B, arbitrage
comercial, pág. 15, No. 260)

3.- En nuestro país, la doctrina adopta una posición idéntica:

“En razón de que el artículo 40 de dicha ley establece


como un obstáculo para el ejercicio de la acción en
nulidad la renuncia a recurrir el laudo, es preciso
determinar el verdadero alcance de esa disposición
prohibitiva. Surge la pregunta, ¿realmente en todos los
casos el ejercicio de esa acción está prohibida en
presencia de una cláusula de renuncia a ejercer todo
recurso? A mi modo de ver, cuando el vicio que
afecta a laudo arbitral consiste en que ha habido
inobservancia del debido proceso, originándose
una violación al derecho de defensa; o cuando los
árbitros han resuelto sobre cuestiones no
susceptibles de arbitraje; en estos tres casos, la
renuncia a su impugnación mediante la acción en
nulidad no es efectiva, ni válida y cualesquiera de
las partes que se encuentre afectada por esos
vicios puede apoderar a la Corte de Apelación para
su conocimiento y fallo. Para sustentar mi criterio
recurro al numeral 3) del ya referido artículo 39, cuando
dispone que en los casos precedentemente señalados
el tribunal puede apreciar de oficio esas irregularidades.
Pero además el artículo 45 referente a los motivos para
denegar el reconocimiento o la ejecución de un laudo
arbitral dispone en su numeral 2) que en los casos b), f)
y g), los cuales son los mismos casos a que nos hemos
referido anteriormente a propósito de los vicios que
afectan el laudo arbitral que pueden originar la nulidad
del mismo, pueden ser apreciados de oficio por el
tribunal que conozca de la obtención de exequátur para
la ejecución del laudo y por lo tanto se puede denegar
el reconocimiento o la ejecución del mismo, cualquiera
que sea el país en que se haya dictado. Tanto en los
casos previstos por el artículo 39 como por el
artículo 45, subyace un carácter de orden público
que no puede ser objeto de transacción o acuerdo

11
en virtud tanto del artículo 6 del Código Civil como
del artículo 48 de la Constitución de la República.
Finalmente en este aspecto es preciso señalar que
cuando se trata de la violación de un derecho
fundamental consagrado en la Constitución de la
República, bajo ninguna circunstancia un acuerdo
de arbitraje puede descartar previamente la
posibilidad de que se invoque por ante un órgano
de la constitucionalidad competente la nulidad de
ese acuerdo, porque tal y como se establecido
tratándose del debido proceso éste compromete
reglas y normas de orden público constitucional,
razón por la cual tanto su defensa como su control
son irrenunciables, y con las mismas no se puede
transigir” (Subero Isa, Jorge, La asistencia judicial, requisito
esencial de un régimen favorable al arbitraje, pgs. 22, 23 y 24,
Seminario Arbitraje en América Latina, 28 agosto 2009,
www.suprema.gov.do)

IX. Causas y motivos de anulación.


1.- Las causas y motivos de anulación son de carácter estrictamente limitativo
(numerus clausus) dada la naturaleza rescisoria de la acción anulatoria que solo priva
al laudo de su ejecutoriedad y fuerza de cosa juzgada (ver supra IV.1) dejando inalterable
el fondo juzgado por los árbitros. Así, la Corte apoderada no puede inadmitir la acción
de anulación basada en uno de los casos previstos, ni acogerla fuera de éstos,
excediendo la competencia que el legislador le ha conferido:
“debiendo rechazarse no solo las que no están
previstas, sino también aquellas alegaciones con las
que se pretende formar el ámbito del recurso
recurriendo a conceptos generales como el orden
público (SSTC 299/1992 y 31/1992 citadas por Merino Mechan,
Chillón Medina, ob. cit., pag. 695, N. 1545)”

2.- Para tener una idea del problema planteado por el carácter rigurosamente
limitativo de las causas de anulación, basta con señalar que sería inadmisible una
acción en nulidad contra un laudo que decretó la validez de un convenio arbitral a pesar
de que el contrato del cual formaba parte había sido anulado completamente por una

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sentencia judicial con autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, si el demandante
en nulidad basara su petición en que se vulneró el artículo 11.3 de LAC que dispone en
ese caso “el convenio arbitral no subsistirá” y no, en que el laudo es contrario al orden
público por irrespetar la autoridad irrevocable de la cosa juzgada previsto taxativamente
en el literal f) del artículo 39.2 de LAC.

3.- El artículo 39.2 de LAC enumera seis (6) casos de anulación:


“2) El laudo arbitral sólo podrá ser anulado cuando la
parte que solicita la anulación demuestre:

a) Que una de las partes en el acuerdo de arbitraje a


que se refiere el Artículo 10 estaba afectada por alguna
incapacidad, o que dicho acuerdo no es válido en virtud
de la ley a que las partes lo han sometido, o si nada se
hubiera a este respecto, en virtud de la ley dominicana.

b) Que ha habido inobservancia del debido proceso,


que se haya traducido en violación al derecho de
defensa.

c) Que el laudo se refiere a una controversia no


prevista en el acuerdo de arbitraje o contiene
decisiones que exceden los términos del acuerdo de
arbitraje. No obstante, si las disposiciones del laudo
que se refieren a las cuestiones sometidas al arbitraje
pueden separarse de las que no lo están, sólo se
podrán anular éstas últimas.

d) Que la composición del tribunal arbitral o el


procedimiento arbitral no se han ajustado al acuerdo
entre las partes, salvo que dicho acuerdo estuviera en
conflicto con una disposición de esta ley, de la que las
partes no pudieran apartarse o, a falta de dicho
acuerdo, que no se hayan ajustado a esta ley.

e) Que los árbitros han resuelto sobre cuestiones no


susceptibles de arbitraje.

f) Que el laudo es contrario al orden público.”

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4.- Examinemos en detalle cada uno de ellos:
- Incapacidad de una de las partes en el convenio arbitral.
La parte que ha suscrito el convenio debe tener la capacidad de obrar y disponer
necesaria para asumir la obligación y ejecutarla y haber otorgado su consentimiento en
forma inequívoca, libre de coacción, sin que medie error, dolo o cualquier otro vicio. Si
el firmante del convenio es un apoderado o mandatario, debe tener un poder especial
expreso para someterse al arbitraje dentro de los límites de la controversia.
“Finalmente, que la sumisión a arbitraje sea no solo
inequívoca sino también indiscutible puede ser
considerada como una exigencia constitucional y en
caso de ser infringida podría dar lugar a una
vulneración de un derecho fundamental, en concreto, a
la tutela judicial efectiva” (González Sánchez, ob. cit. pag. 50)

“Esta exigencia de declaración además de expresa e


inequívoca en el sentido de que no admita duda o
equivocación y su significado sea indiscutible es la
consecuencia de que, a medio del arbitraje, las partes
renuncian a un Derecho Fundamental, cual es obtener
con plenitud la tutela efectiva de los jueces y tribunales
– art. 24 CE – al impedir a éstos el conocimiento de las
cuestiones litigiosas, siempre que la parte a quien
interese lo invoque mediante oportuna excepción, art.
11 LA 1988, 5 de diciembre. (SAP Barcelona, 10 mayo
1996)”.

Nuestro ordenamiento jurídico define esta causal como una irregularidad de


fondo que afecta la validez del acto (Art. 39 Ley 834, 15 julio 1978).

- Inexistencia o invalidez del convenio arbitral.


El convenio arbitral no puede versar sobre objetos litigiosos que ya han sido
resueltos previamente por la vía judicial o por la vía arbitral, ni sobre cuestiones no
susceptibles de arbitraje o aquellos que tengan una causa ilícita según los términos del
artículo 1133 del Código Civil.

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- Inobservancia del debido proceso causante de indefensión.
El legislador ibérico no incluyó como causal de anulación (Ver supra VII.2) la
inobservancia del debido proceso causante de indefensión, por considerarla contenida
en otra que protege a la parte que: “… no ha podido, por cualquier razón hacer valer
sus derechos…” (Art. 41.6, LAC).

El tribunal constitucional español, cuyas pautas en este aspecto han seguido pari
passu los tribunales encargados del control jurisdiccional de la actividad arbitral4, ha
definido la “indefensión constitucionalmente relevante” como:
“…la que, normalmente con infracción de una norma
procesal el órgano judicial en el curso del proceso,
impide a una parte el ejercicio el ejercicio del derecho
de defensa, privando o limitando, bien su facultad de
alegar o justificar sus derechos o intereses para que le
sean reconocidos, bien para replicar dialécticamente
las posiciones contrarias en el ejercicio indispensable
del principio de contradicción, produciendo un efecto y
real menoscabo del derecho de defensa…” (SSTC
35/1989, 14 de febrero; 52/1989, 22 de febrero; 91/2000, 30 de
marzo) (STC 681/2002, de 21 de marzo).”

El artículo 37 del Código de Procedimiento Civil Dominicano, sanciona con la


nulidad por vicio de forma, a todo acto de procedimiento afectado por el incumplimiento
de una formalidad sustancial o de orden público y exige a quien la invoque, probar el
agravio que le ha causado. El artículo 39.3 de LAC confiere a la Corte apoderada la
facultad de apreciar de oficio la existencia de ésta infracción.

- Laudo se refiere a una controversia no prevista en el acuerdo de arbitraje.


En virtud del principio de inmutabilidad del litigio, los árbitros deben limitarse a
decidir respecto de aquellas cuestiones expresamente previstas por las partes en el
acta de misión, pues de lo contrario, se violentaría el principio de contradicción,
4
Merino Merchan y Chillón Medina, ob. cit., pág. 700, no. 1556.

15
consagrado en el Art. 22.1 de LAC. Los artículos 39.2.c) y 39.4 de LAC prevén la
posibilidad de separar, cuando sea posible, la parte extra petita o la no sometida a los
árbitros, para fines de anulación de las demás disposiciones del fallo no afectadas de
tal vicio. El artículo 24.1 del RA del CRC prohíbe nuevas demandas o introducir
pretensiones nuevas, principales o reconvencionales, diferentes de las estipuladas en el
acta de misión, después de la aprobación y la firma de ésta.
Cuando los árbitros omiten pronunciarse respecto de algunas pretensiones de
las partes contenidas en el acta de misión, lo procedente es solicitar el laudo previsto
en el artículo 38.1.c) de LAC:
“El complemento del laudo respecto de peticiones
formuladas y no resueltas en él”.

Los artículos 37.4 y 37.5 del RA del CRC contemplan también esta situación,
confiriendo a las partes la potestad de solicitar al tribunal arbitral que “dicte un laudo
adicional respecto a reclamaciones formuladas en el procedimiento arbitral pero
omitidas en el laudo”.

- Irregularidad en la composición del tribunal o en el procedimiento.


Cualquier omisión o actuación negligente del tribunal o de la secretaría del
órgano institucional, en el proceso de selección o de recusación de los árbitros, en las
notificaciones de los documentos, entre otros, que violen los principios de igualdad y
contradicción consagrados en el artículo 22.1 de LAC y que además, ocasionen
indefensión es una causa de anulación del laudo:
“Deberá tratarse a las partes con igualdad y darse a
cada una de ellas plena oportunidad de hacer valer sus
derechos”. (Art. 22.1 LAC)

- Los árbitros han resuelto sobre cuestiones no susceptibles de arbitraje.


El artículo 3 de LAC excluye expresamente:
“1) Aquellos conflictos relacionados con el estado civil
de las personas, dones y legados de alimentos,

16
alojamiento y vestidos, separaciones entre marido y
mujer, tutelas, menores y sujetos a interdicción o
ausentes.
2) Causas que conciernen al orden público.
3) En general, todos aquellos conflictos que no sean
susceptibles de transacción.”

El artículo 39.3 de LAC confiere a la Corte apoderada la facultad de apreciar de


oficio la existencia de ésta infracción. Así mismo, el artículo 39.4 prevé la anulación del
aspecto juzgado no susceptible de arbitraje, siempre que sea posible, separarlo de los
demás objeto de arbitraje.

- Laudo contrario al orden público.


La Cámara Civil de la Corte de Casación francesa ha consagrado que la
violación al orden público no está subordinada a la infracción de un texto de ley en
particular y que, los tribunales en cada caso, son soberanos para determinar si el objeto
de la convención, es contrario a las necesidades del orden público vigente en ese
momento (Cas. 4 diciembre 1929, D.H. 1930.50).
En España, país de origen de nuestra legislación arbitral, las Audiencias
Provinciales, a través de su jurisprudencia se encargan de concretar la extensión del
contenido del orden público de cara a su alegación como motivo de anulación del laudo.
La SAP de Valencia (Secc. 11ª), en su sentencia del 31 de marzo de 2006 expresa:
“El carácter amplio e impreciso de la noción de orden
público, aconseja una cautelosa aplicación de su
concepto a casos concretos, hallándose integrada la
causa de anulación, básicamente por la vulneración de
los derechos fundamentales y libertades públicas
garantizadas constitucionalmente a través
fundamentalmente del art. 24 de la Carta magna” (citada
por González-Montes Sánchez, El control judicial del arbitraje,
p.109)

El artículo 39.3 de LAC confiere a la Corte apoderada la facultad de apreciar de


oficio la existencia de ésta infracción.

17
X.- Efectos del ejercicio de la acción en nulidad.
a) Respecto del laudo incidental sobre competencia:
1.- La interposición de la demanda en nulidad contra el laudo incidental que versa
sobre excepción de incompetencia basada en la incapacidad de una de las partes en el
acuerdo de arbitraje, la inexistencia o invalidez de éste, dictado antes de discutir el
fondo (ver Infra V.1) no suspende el procedimiento arbitral, cuando los árbitros han
rechazado esta excepción, según lo dispone el artículo 20.3 de LAC.
“El tribunal arbitral podrá decidir las excepciones a que
se hace referencia en el presente artículo con carácter
previo antes de decidir el fondo. La decisión de los
árbitros sólo puede impugnarse mediante el ejercicio de
la acción en nulidad del laudo en el que se haya
adoptado. Si la decisión fuese desestimatoria de las
excepciones, el ejercicio de la acción en nulidad no
suspende el procedimiento arbitral”.

2.- Para suspender la ejecución del laudo que ha desestimado la excepción de


incompetencia, es necesario requerirlo al presidente de la Corte de Apelación
competente, en referimiento, mediante la prestación de una fianza. La notificación de la
demanda en suspensión, suspende de pleno derecho la ejecución del laudo, en virtud
de lo que dispone el artículo 40.2 de LAC.
“Durante el proceso de nulidad el laudo se mantiene
como ejecutorio, a menos que sea suspendido por el
Presidente de la Corte de Apelación competente,
actuando como Juez de los Referimientos. Entre la
notificación de la demanda en suspensión y la
celebración de la primera audiencia por ante el
presidente de la Corte, el laudo se considerará
como suspendido de pleno derecho. En todo caso, el
procedimiento arbitral continuará.”

Importa señalar aquí, que éste texto legal es aplicable a los laudos incidentales
dictados en el curso del arbitraje, puesto que señala expresamente que “En todo caso,

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el procedimiento arbitral continuará.”, lo cual significa que todavía no se ha dictado el
laudo final que necesariamente desapodera a los árbitros de la controversia.

Cabe agregar además, que únicamente los laudos dictados por CRC con motivo
de los arbitrajes iniciados con posterioridad a la entrada en vigencia de LAC, a partir del
20 de diciembre de 2008, son susceptibles de ser suspendidos por el Presidente de la
Corte en Referimiento, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 46 de LAC:
“No se regirán por las disposiciones de la presente ley,
los procedimientos de arbitraje iniciados con
anterioridad a su entrada en vigor”.

“Pero, si bien el artículo 46, transitorio, de la Ley 489-


08 sobre arbitraje comercial del 19 de diciembre de
2008 establece que no se aplicarán sus disposiciones a
“los procedimientos de arbitraje iniciados con
anterioridad” a la entrada en vigencia de la ley, hay
que entender por esta disposición que los
procedimiento aludidos se refieren a aquellos que se
desarrollan ante el Consejo de Conciliación y
Arbitraje de la Cámara de Comercio y Producción
de que se trate, no al procedimiento de suspensión del
laudo arbitral, reglamentado por la vigente ley de
arbitraje comercial” (Ordenanza No.20 del 10 de marzo de
2009, Presidente Cámara Civil Corte Apelación Distrito Nacional)

Por último, la demanda en suspensión debe fundamentarse en uno de los casos


tasados establecidos en la Convención de Nueva York de 1959 y los prescritos por el
artículo 39 de LAC:
“Que, para determinar si procede el acogimiento de una
demanda en suspensión de un laudo arbitral, el
Presidente de la Cámara Civil (de la Corte de
Apelación) en funciones de juez de los referimientos,
debe comprobar, según las disposiciones de la
Convención de New York de 1959 y la Ley 489-08
sobre arbitraje comercial, si el laudo ha sido dictado:
a) existiendo una incapacidad de una de las partes; b)
contraviniendo la ley dominicana a la que las partes se
han sometido; c) inobservando el debido proceso; d)
violentando el derecho de defensa; e) fallando un punto
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controversial no previsto en el acuerdo de arbitraje; f)
fallando un acuerdo de arbitraje; g) desconociendo de
la composición del tribunal arbitra; h) desconociendo el
proceso arbitral; i) fallando sobre materias no
susceptibles de arbitraje; j) violando disposiciones de
orden público; k) fallando sobre materias no
susceptibles de transacción” (Ordenanza No.20, citada)

3.- LAC no prevé una acción en nulidad contra el laudo arbitral que acoge la
excepción de incompetencia, probablemente en razón de que los árbitros quedan
desapoderados de la controversia o en todo caso, el arbitraje no puede proseguir.

b) Respecto del laudo provisional que ordena medidas cautelares:


1.- El artículo 21.2 de LAC dispone expresamente que: “el juez de los
referimientos no tendrá competencia para suspender decisiones arbitrales de este tipo”.
Sin embargo, hemos visto que la facultad de suspender los laudos dictados en el curso
del arbitraje, corresponde al presidente de la Corte de Apelación competente, en
referimiento, tribunal judicial distinto al juez de los referimientos, por lo cual es
necesario admitir, que la parte que ejerza la acción en nulidad contra un laudo que haya
ordenado una medida cautelar, puede acudir al presidente de la Corte de Apelación
para obtener la suspensión, de conformidad con las previsiones del artículo 40.2 de
LAC (ver supra X.a.1), siempre y cuando dicho laudo provenga de un arbitraje iniciado
con posterioridad a la entrada en vigencia de LAC, el 20 de diciembre de 2008. (Ver
supra X.2)

c) Respecto del laudo de fondo:


1.- El laudo se mantiene ejecutorio durante el proceso de nulidad, a menos que
sea suspendido de conformidad con las disposiciones de los artículos 40.2 y 40.3 de
LAC (ver supra X.b.1), siempre y cuando dicho laudo provenga de un arbitraje iniciado
con posterioridad a la entrada en vigencia de LAC, el 20 de diciembre de 2008. (Ver
supra X.2).

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Por último, importa señalar que las ordenanzas dictadas por el presidente de la
Corte de Apelación competente, en materia de suspensión de ejecución de laudo, no
son objeto de recurso de casación, según lo consagra el artículo 40.4 de LAC.

XI.- Recurso contra la sentencia que versa sobre la nulidad del laudo.
1.- El artículo 40.4 de LAC prevé que la sentencia dictada por la Corte de
Apelación competente, apoderada de una acción en nulidad contra un laudo arbitral, ya
sea incidental, provisional, parcial o de fondo, es susceptible de ser recurrida en
casación.

XII.- Admisibilidad del recurso de casación.


1.- Si la sentencia dictada por la Corte de Apelación competente, versa sobre un
laudo incidental o provisional, o el monto envuelto en el caso no excede la cuantía de
200 salarios mínimos del más alto establecido para el sector privado vigente al
momento que se interponga el recurso, el recurso sería inadmisible. En cambio, si
excediere dicho valor o el laudo incidental o provisional (aunque éste se hubiese
ejecutado voluntariamente) ha sido objeto de acción en nulidad conjuntamente con el
laudo de fondo, el recurso sería admisible conforme a los literales a) y c) párrafo II del
artículo 5 de la ley 491-08 del 19 de diciembre del 2008.
“No podrá interponerse recurso de casación, sin
perjuicio de otras disposiciones legales que lo excluyan,
contra: a) las sentencias preparatorias ni las que
dispongan medidas conservatorias o cautelares, sino
conjuntamente con la sentencia definitiva, pero la
ejecución de aquellas, aunque fuere voluntaria no
es oponible como medio de inadmisión… c) las
sentencias que contengan condenaciones que no
excedan la cuantía de doscientos (200) salarios
mínimos del más alto establecido para el sector
privado, vigente al momento que se interponga el
recurso. Sino se ha fijado en la demanda el monto de la
misma, pero existen elementos suficientes para
determinarlo, se admitirá el recurso si excediese el
monto antes señalado”.

21
XIII.- Efectos del recurso de casación.
1.- El artículo 12 de la citada ley 491-08, consagra el efecto suspensivo de la
ejecución de la sentencia, excepto que la controversia sea de naturaleza laboral.

XIV.- Envío.
1.- En caso de que la sentencia sea anulada, la Suprema Corte de Justicia
enviará el asunto ante otra Corte de Apelación. En caso de que la sentencia que dicte
dicha Corte sea casada por igual motivo que la primera, ésta deberá conformarse
estrictamente con la decisión de la Suprema Corte de Justicia, en el punto de derecho
juzgado por ésta, salvo las excepciones establecidas por la ley, según lo dispone el
artículo 20 de la ley 491-08, ya indicada.

XV.- Recurso de apelación contra los laudos.


1.- Si bien es cierto que el párrafo III del artículo 17 de la Ley 181-09 del 6 de
julio de 2009 descarta expresamente el recurso ordinario de apelación contra los
laudos, no lo es menos, que las apelaciones interpuestas antes de la entrada en
vigencia de la citada Ley 181-09 del 6 de julio de 2009, son admisibles y válidas, salvo
que las partes hayan renunciado expresamente a dicho recurso, en la cláusula o el
compromiso arbitral o en el acta de misión:
“…conforme al sistema jurídico sobre la materia
establecido en el país originario de nuestra
legislación, las decisiones arbitrales pueden ser
impugnadas por apelación o por una acción en
nulidad, lo que es reconocido por la recurrente,
siendo posible esta última sólo cuando las
partes en el compromiso arbitral hayan
renunciado a la apelación o cuando se trate de
casos en que intervenga un amigable
componedor” (SCJ, 11 marzo 2009,
www.suprema.gov.do/.../SmithEnronVs.HoteleradelAtlantico.p
df)

22
2.- La apelación sería inadmisible si el arbitraje fué celebrado conforme al
Reglamento del Consejo de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio y
Producción de Santo Domingo, Inc., vigente a partir del 6 de mayo de 2005, cuyos
artículos 1.4 y 36.3 disponen:
“Las partes que decidan someter sus diferencias al
arbitraje institucional regido por este Reglamento,
se obligan a cumplir sin demora cualquier laudo
dictado o acuerdo que se logre. Se reputará que
tal decisión de someterse al arbitraje implica
renuncia a cualquiera de las vías de recurso a
las que puedan renunciar válidamente. Los
laudos emitidos son ejecutorios, de
cumplimiento inmediato y dictados en única y
última instancia” (Art. 1.4 RA)

“El laudo desapodera a los árbitros de la


controversia que hayan resuelto. El laudo será
definitivo, inapelable y obligatorio de inmediato por
las partes, y no estará sujeto para su ejecutoriedad
a los requisitos de los artículos 1,020 y 1,021 del
Código de Procedimiento Civil, tal y como lo
establece el artículo 16 de la Ley 50-87 sobre
Cámaras de Comercio y Producción” (Art. 36.3 RA)

XVI.- Recurso de apelación y acción en nulidad contra laudos.


1.- En caso de que la apelación contra el laudo sea admisible (ver supra XV. 1 y 2) y
se haya interpuesto además acción en nulidad, con fundamentos similares, ésta última
quedará descartada por la apelación, por ser imposible la coexistencia de ambas, a fin
de evitar contradicción de fallos:

“…conforme al sistema jurídico sobre la materia


establecido en el país originario de nuestra
legislación, las decisiones arbitrales pueden ser
impugnadas por apelación o por una acción en
nulidad, lo que es reconocido por la recurrente,
siendo posible esta última sólo cuando las partes
en el compromiso arbitral hayan renunciado a la
apelación o cuando se trate de casos en que
intervenga un amigable componedor, pero que,

23
una vez ejercido el recurso de apelación en los
asuntos que proceda, la vía de la nulidad queda
descartada; que, “mutatis mutandi”, como en el
presente caso la hoy recurrente introdujo un
recurso de apelación contra el laudo arbitral y una
acción principal en nulidad del mismo, cuyos
objetivos y sustentación obviamente coinciden, es
preciso admitir que dichas acciones procesales no
pueden coexistir, por estar a riesgo y peligro de
fallos contradictorios…” (SCJ, 11 marzo 2009,
www.suprema.gov.do/.../SmithEnronVs.HoteleradelAtlantico.p
df)

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