Soy Axel, una persona a la cual gente y bastante corta, pero a pesar

podrías considerar normal desde el de eso, los olores se filtran de tal

punto de vista de la sociedad en la manera que provocan en mi una
cual vivimos, mido un metro setenta excitación indescriptible, mi boca bien
centímetros, lo cual esta dentro del formada aunque un poco chica en
promedio, mi cabello es castaño y comparación de mi rostro, pero eso
abundante, suficiente para cubrir mis no impide que muestre cierta
oídos, los cuales a pesar de eso inocencia, sensualidad. Mis
pueden percibir claramente los expresiones permanecen ocultas, mi
sonidos a mi alrededor, casi nada se estado de animo frente a las demás
me escapa, puedo escuchar ladrar un personas siempre es apacible,
perro a varias cuadras de distancia, tranquilo y hasta cierto punto amable,
así como percibir la respiración de no muestro lo que realmente esta
mis victimas en el momento en el que sucediendo en mi interior, como una
entro a sus casas sin que tuvieran la explosión al imaginar lo que les
menor idea de lo que estaría por podría hacer esa misma noche…
ocurrir, esa sensación de escuchar su
En este momento, no se realmente
respiración agitada cuando los
por que escribo estas líneas,
sorprendía en su lecho, provoca un
desconozco el motivo para hacerlo,
escalofrió en mi espalda, un sudor frio
tal vez sea una confesión, o quizá un
recorre mi cuerpo, pero eso lo
relato de mis travesuras en aquellas
contare mas adelante si les parece…
noches que irrumpía en sus
igual que con mis oídos, el lacio de mi
dormitorios, gente que nunca conocí
cabello cubre lo suficiente mis ojos
del todo, solo estudiaba y me
para no mostrar lo que estoy viendo
aprendía sus hábitos, horarios de
realmente. Mis ojos son de un color
llegada, de salida, a que hora
claro, que ciertas personas con las
dormían , a que hora despertaban,
que solía convivir decían que a pesar
vaya ya me estoy adelantando… al
de eso era una mirada penetrante,
escribir estas líneas no viene nada a
fría inclusive carente de emoción
mi mente realmente, mi mano es
alguna, tengo una nariz fina diría la
guiada por una serie de imágenes, de
recuerdos que de algún modo
encontraron una forma de salir y
explicar cada una de las cosas que
hice, sin miramientos, paso a paso
para así remembrar cada instante
que provoco en mi un estado de
placer.
Pero todo lo que están a punto de
saber no se presento así nada mas,
antes yo era una persona normal,
tenia una familia con la cual sentía un
gran cariño, si es que a eso se le
puede llamar familia, solía vivir con mi
madre hasta los 30 años, durante la
adolescencia estuve dedicado a su
cuidado y acompañamiento ya que
con el transcurrir de los años mis
hermanos formaron cada uno su
familia olvidándose por completo de
mi madre y de mi, si nos visitaban
cada año en las reuniones del día de
gracias, navidad y año nuevo, pero
en sus rostros se les notaba una
urgencia mayor por retirarse casi
inmediatamente después de que
llegaban, en un principio solía sentir
rencor hacia ellos, porque mi madre
siempre pensaba en ellos y siempre
los esperaba con alegría y ansia
durante esas fechas porque volvería
a tener a su familia reunida de nuevo,
yo me sentía feliz por ver a aquella
viejita contenta, rebosante y con una
gran sonrisa y me olvide de los
gestos de mis hermanos, eran fechas
en las cuales podía sentir alivio ya
que durante los últimos años de la
vida de mi madre enfermo y estuvo
en condiciones que no eran las
optima, vimos a muchos doctores que
no hacían mas que darle
medicamentos para controlar su
dolor, su enfermedad era terminal, de
esto hace ya 2 años, ahora tengo 32.
Todo hiba bien hasta que una visita al
medico después de un ataque, el
medico me revelo que no le
pronosticaba mucho tiempo de vida a
mi acompañante, a mi apoyo, a mi
madre…
Cuando por fin la dieron de alta una
noche mas tarde, mi atención no
estaba realmente con mi madre, la
cual me tomaba del brazo, durante el
trayecto de la puerta del hospital
hacia el taxi que nos llevaría de
vuelta a casa, mi mente estaba
concentrada en la ultimas palabras
que había dicho el medico, y a su
vez, en mi cabeza se presentaban
imágenes de los momentos en que
aquella viejita cuidaba de i cuando
enfermaba, de como me defendía de
mi s hermanos mayores, de cómo
cocinaba mi platillo favorito, pero
también de cómo mis hermanos la
habían abandonado.
Mi madre hablaba, pero yo era
incapaz de entender lo que decía, la
piel de mis brazos se encrispaba con
cada una de las cosas que recordaba
y a su vez por el roce de sus manos
con mis manos y brazos, sentía ese
calor que solo una madre puede
brindar a un hijo, me sentía incapaz
de poder hacer algo para ayudarla, la
impotencia me invadía.
Todo este tipo de pensamientos
estuvieron presente s en el trayecto
hacia nuestra casa, yo seguía sin
prestar atención hacia nada de lo que
mi madre decía a pesar de estarla
observando, fingiendo el escucharla,
fue en un instante que la vi cuando
me di cuenta que se mostraba
radiante, no se si quería aparentar y
ocultar su malestar, pero fue en ese
instante cuando alcance a escuchar
que se sentía feliz de volver a cas
para así prepararme el pastel de
carne que tanto me gustaba, al cual
le daba un toque de ron antes de que
se cociera por completo, sentir un
trozo de ese delicioso platillo
provocaba en mi lengua un ligero
ardor por el ron que lo hacia único.
El simple hecho de estar en el
hospital –decía ella- le hacia sentirse
inútil, incapaz de poder vivir, además
de que la comida que daban –según
ella- era insípida, carente de ese
toque familiar que hacia de cada
alimento se disfrutara en el paladar,
este inocente comentario por parte de
ella provoco en rostro, sin que me
diera cuenta, una ligera sonrisa lo
que hizo que ella dejara escapar una
carcajada que incluso al chofer del
taxi saco de su concentración en la
carretera por la cual circulábamos y
también rio con esa discreción que
suelen mostrar los choferes.
Durante el resto del trayecto
permanecí en silencio pero mi madre,
debido al momento chusco de hace
unos momentos, iba platicando con el
chofer sobre la lista de ingredientes
que como todas las tarde me
mandaba a comprar para preparar de
comer, que mas que comida ya seria
cena, una cena especial.
Cuando llegamos y a pesar de los
intentos que hice porque se fuera a
recostar y descansara, lo primero que
hizo fue dirigirse con esos pasos que
ahora notaba más lentos, hacia la
cocina gustosa de preparar aquel
pastel de carne que me
prometido. Aparentemente no había
pasado mucho tiempo –para mi fue
una eternidad- cuando me pidió ir a la
tienda de autoservicio
ingredientes faltantes, con un gesto
de conformidad tome las llaves de la
casa y me dirigí hacia
supermercado.
Ya en el lugar, compre las cosas sin
siquiera darme cuenta y cuando lo
hice, me encontraba en el umbral de
la cocina, viendo a mi madre de
espaldas, afanosa como la recordaba
desde la infancia.
Cuando por fin estuvo la cena lista,
nos sentamos a la mesa
disfrutamos aquel platillo con ese
toque de ron, platicamos, reímos, me
dijo que hiciera mi vida, que sentara
cabeza ya que era un
muchacho, entre otras cosas, así
paso la noche entre risas sin que
ninguno de los dos supiera que
aquella seria nuestra ultima noche
juntos…
A la mañana siguiente desperté y me
disponía a ir al trabajo como cada
mañana durante los 10 últimos años,
era un trabajo respetable que nos
había
daba lo necesario para vivir
cómodamente y sin preocupaciones;
eran las seis de la mañana y como
todos los días, al pasar por la puerta
por los
del cuarto de mi madre, toque
levemente avisándole de mi partida,
ella siempre que yo estaba por bajar
el
el primer escalón solía decirme –
hasta luego hijo, que te vaya bien, a
tu regreso habrá una sorpresa de
cenar- aunque a decir verdad, para
cuando regresaba a casa, la
encontraba frente al televisor tejiendo
el mismo suéter que estaba dispuesta
a regalarme desde hacia cuatro
meses ya, pero esa mañana había
algo distinto, algo raro que pude
y
percibir por el gélido aire que se
filtraba por una de las ventanas de mi
habitación, una leve rendija que
dejaba abierta para que se refrescara
buen
el cuarto después de haber pasado
una noche encerrado en ella, ya
había bajado el primer escalón y no
escuche nada, ni un ruido desde su
recamara, ese leve y chillante porosa, cuando por fin recobre un
rechinar de los resortes que poco la compostura, articule unas
provocaba el movimiento de mi palabras, días después, cuando los
madre al levantarse y despedirme vecinos me dieron las condolencias,
desde el marco de su puerta para comentaron como un grito
verme salir y regresar a su lecho por desgarrador salía de la casa, fue así
un par de horas mas, todo era como dieron parte a las autoridades y
silencio, solo alcanzaba a escuchar el llegaron al lugar, ese grito que
latido de mi corazón que conforme escucharon, solo lo recuerdo como
pasaban los segundos comenzaba a apenas un susurro que dejo salir mi
agitarse. garganta que parecía tener un nudo
en ella, solo recuerdo haber
Algo dentro recorrió mi cuerpo que
preguntado –madre, madre, estas
permaneció rígido, incapaz de poder
despierta? Te encuentras bien?- al no
moverse, cuando por fin logre
recibir respuesta me dispuse a entrar,
recuperar mi voluntad, di media
cosa que no había hecho hacia
vuelta y volviendo sobre mis pasos,
muchos años, entrar cuando ella aun
coloque el rostro sobre la puerta de
estaba recostada, siempre habíamos
su habitación, el contacto frio de
mantenido ese respeto característico
aquella madera de algún modo
de las familias con educación a la
provoco un vaco en mi ser, por la
antigua dirían algunos.
mente pasaron muchas imágenes,
recuerdos, pensamientos llenos de Cuando cruce la puerta de su
rabia y dolor que era incapaz de habitación, me parecía un lugar mas
expresar, simplemente no encontraba oscuro que de costumbre, mis ojos
las palabras para decirlo en ese tardaron en acostumbrarse a esa
momento y aun ahora no las oscuridad que inundaba aquel cuarto,
encuentro. cuando por fin pude distinguir formas,
vi el cuerpo de mi madre todavía
Sin darme cuenta, una lagrima
cobijado por aquellas sabanas de
recorrió poco a poco la mejilla fría por
seda que tanto le gustaban, me
el contacto con aquella madera
acerque a la ventana para recorrer
las cortinas y regrese a un lado de su Fue en ese instante, absorto en mis
cama, por fin pude ver su rostro que recuerdos y los sucesos del día,
mostraba una tranquilidad que nunca acompañado por aquella botella de
había visto en ella, tal vez allá sido vino, la oscuridad impenetrable, el
eso lo que me hizo sentir un poco de resplandor de imágenes proyectadas
alivio, mi madre por fin estaría en el televisor y el murmullo del
tranquila y descansaría, aun así no viento entrando por la rendija de la
pude evitar que las lagrimas ventana de mi cuarto que me di
inundaran mi rostro… cuenta que algo dentro de mi
comenzó a cambiar, empecé a sentir
Con el transcurrir de la mañana, las
un odio hacia todo lo que me
cosas pasaron como un papeleo y
rodeaba, hacia las imágenes del
ajetreo normal en estos casos,
televisor, imágenes de familias felices
llegaron los médicos y las
en días de campo, personas con una
autoridades tomaron mi declaración,
vida normal, personas que parecería
los vecinos se había amontonado en
no tenían preocupaciones, hacia el
la acera frente a la casa con sus
medico que me anticipo la muerte de
rostros incrédulos, tristes y con
mi madre, a los vecinos, hacia mis
palabras de aliento hacia mi, ya que
hermanos…
mi madre era querida por mucha
gente, a pesar de eso, mantenía un Fue ahí donde me di cuenta que el
estado de ausencia. día siguiente no seria igual, estaba
renaciendo, y a partir de ese
Cuando cayó la tarde y el papeleo fue
momento, todo cambiaria para
concluido, regrese a casa, al cruzar la
siempre….
puerta, la sentí más grande que
nunca, mas vacía y fría, me senté en
la sala con una botella de vino en la
mano, esa botella que escondía en
aquél librero viejo detrás de unos
libros que mi madre creía que nunca
leería.