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POEMAS INFANTILES

Mi conejito
©Andrés Díaz Marrero

Pelotita de algodón,
con su peludo rabito.
Salta y corre juguetón,
mi travieso conejito.
A saltar la cuerda
©Andrés Díaz Marrero

Zumba que zumba,


viaja zumbando.
Se alza ligera
formando un arco.

Sube la cuerda.
Se oye un silbido.
La brisa juega
con mis amigos.

Golpea el suelo.
Yo pego un brinco.
¿Quieres gozar?
¡Salta conmigo!
Poema de María Elena Walsh
EL SAPO
El cielo es de cielo,
la nube es de tiza.
La cara del sapo
me da mucha risa.

La luna es de queso
y el sol es de sol.
La cara del sapo
me da mucha tos.
El Caracol
©Andrés Díaz Marrero

Tostadito por el sol


entre la arena gozando,
lento, lento, caminando,
va mi amigo el caracol.

Al hombro lleva su casa,


concha dura de la mar,
cual reluciente coraza
de nácar y de coral.
La Mariposa
©Andrés Díaz Marrero

De bellos colores,
sus alas pintadas,
se posa en las flores
con leve pisada.

Perfuma su aliento
besando una rosa,
se mece en el viento,
¡frágil mariposa!
Mi Perrito
©Andrés Díaz Marrero

Yo tengo un perrito
que le gusta el mar,
y aunque pequeñito
le gusta nadar.

Se zambulle a veces.
Juega a la pelota.
Y como los peces
de barriga flota.

¡Qué perro tan Don,


y que pequeñito!
Un gran socarrón,
¡ese es mi perrito!
Burrito
©Andrés Díaz Marrero

Burrito rebuznador
que vas alegre trotando,
muy contento, rebuznando,
como buen trabajador.
En tu sombrero una flor
luces con aire risueño
nunca pones triste el ceño
aunque fatigado estés
que el triunfo se logra, pues,
en poner todo tu empeño.
Pajarito
©Andrés Díaz Marrero

Pajarito, abre las alas


para que puedas volar
por las nubes, allá arriba
entonando tu cantar.

La brisa junta algodones


como espumitas de mar
donde se acuesta la tarde
para escuchar tu cantar
La abeja
©Andrés Díaz Marrero

Abejita, zumbadora,
tus alitas de cristal
cuando sales del panal
zumban alegre a la aurora.
Eres tú, madrugadora,
la que tras el polen va
buscando aquí, y por allá...
acariciando las flores;
combinando mil sabores
la sabrosa miel nos da
¡Silencio!
©Andrés Díaz Marrero

¡Calla, gallo cantarín!


Deja que duerma la siesta.
Pon sordina a tu clarín,
apaga tu cantaleta.

No hace calor, gallo amigo.


Y la tarde está de fiesta.
Los algodones de bruma
con la suave brisa juegan.

Y yo, que quiero dormir.


Y tú, con la flauta abierta,
batiendo el ala fogoso,
columpiando tu ancha cresta.

El fresco cierra mis ojos.


¡Guarda, gallo, tu corneta!
Me estás espantando el sueño,
¡Arruinándome la siesta!
Don Conejo
©Andrés Díaz Marrero

Ligero como la brisa


un conejo con camisa.
Ruidoso como una lata
un conejo con corbata.

Pasa veloz, muy de prisa,


brinca en una sola pata,
lo más que me causa risa
es su camisa y su corbata.
El cerdito gruñón
©Andrés Díaz Marrero

Soy un cerdito pequeño.


A mí me gusta gruñir.
Gruño cuando estoy contento
como mi primo el tapir.

A veces, carta recibo


de mi tío el jabalí,
de la selva, donde altivo
también le gusta gruñir.

Cerdo, chanchito, marrano,


lechón, puerco, cochinito
de tales nombres me ufano,
¡aún cuando soy pequeñito!
Mi gato
©Andrés Díaz Marrero

Sobre el techo está mi gato.


No usa botas,
ni zapatos.

Tres yardas tiene de rabo.


No es de cuento,
ni de trapo.

No está gordo, ni está flaco.


Y de raza, es puro sato.

Toma su leche en el plato.


Hace purrrr, a cada rato.

Señores, así es mi gato.


Le he pintado su retrato
El Sombrero
©Andrés Díaz Marrero

Para taparme del sol,


de ala ancha, yo lo quiero,
Que es bueno para el calor,
¡Un fresquecito sombrero!
El payaso
©Andrés Díaz Marrero

Sale a la pista
y su nariz
roja y redonda
le brilla alegre
monda y lironda.

Con grandes gestos


y su graciosa
cara pintada
sonríe o pone
triste mirada.

De media yarda
son sus zapatos.
Y el muy fullero
de mil colores
luce un sombrero.

¡Cómo divierte
con sus monadas!
¡Es todo un caso!
Ríe la gente...
¡Goza el payaso!

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