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CUERPO Y EL ALMA
La musicoterapia considerada desde hace cientos de años una ciencia
médica en Oriente, hoy se perfila en nuestra cultura como la mejor
alternativa de apoyo en la rehabilitación de trastornos mentales,
especialmente de niños, a quienes cautiva mágicamente.
Hicieron falta siglos para que Occidente dejara de lado su racionalidad y aceptara
que ciertos sonidos musicales podían sanar el cuerpo y la mente. La musicoterapia,
una disciplina milenaria venida de Oriente, recién a fines de este siglo se está
perfilando en nuestra sociedad como una alternativa de sanación tanto física como
mental. Su tarea es establecer una conexión entre el aparato circulatorio de la
persona, la tierra, el cosmos y lo divino.
En Chile hace menos de una década que esta práctica es aplicada tímidamente por
algunos terapeutas como apoyo a sus tradicionales terapias de rehabilitación
dirigidas a enfermos sicológicos, drogadictos y -en especial- a niños con retardo
mental, a quienes la música estimula casi instantáneamente.
Así lo explica Patricia Rivera, una de las fundadoras del centro de rehabilitación
infantil Manantial, quien utiliza la musicoterapia con sus alumnos.Rocío tiene diez
años y es una de los cuarenta niños que recibe rehabilitación en el Centro
Manantial. Su parálisis cerebral no le permite caminar ni hablar. "Ella está casi
adormecida -cuenta la educadora Patricia Rivera-. Un día cuando le hice escuchar
un cassette de musicoterapia, sucedió algo increíble. De pronto un sonido preciso,
parecido a la flauta dulce, hizo que su carita se iluminara con una ancha sonrisa. Se
sintió fascinada".
Disciplina mágica
Otro de los aspectos que destaca esta especialista es que, con la música y el baile,
los menores logran comunicarse, mediante miradas y gestos. "Puede que haya un
niño incapaz de hablar o gesticular, pero al colocarles un cassette, los niños se
calman e intercambian miradas y sonrisas".
Sanación espiritual
La experta ve esta técnica como una buena fórmula para poder revertir el
aislamiento y la automatización que subyugan al hombre de las culturas modernas
y lo hacen menos humano."La sociedad chilena está hoy absolutamente
desvinculada de sus ancestros indígenas y ha optado por la automatización propia
de la modernidad. Esto lo convierte en un ser frío, agresivo y por lo mismo más
proclive a enfermedades como las gastritis, las cardiopatías y el cáncer", destaca.
En este aspecto, la música puede actuar como un gran educador y a la vez como un
bloqueador, dependiendo de cómo se emplee. Los sonidos que superan los 65
decibeles matan las neuronas. "En la medida que las personas son sometidas al
constante ruido de la ciudad, de la música electrónica y al bombardeo constante de
la televisión, pierden la sensibilidad. En esos planos en muy difícil lograr la
comunicación interpersonal".
"La música nos obliga a hacer sutiles nuestras resonancias y las frecuencias de
emisión para estar en equilibrio con el resto del mundo y así elevar nuestra calidad
de vida", explica.Para lograr este objetivo, la musicoterapia tiene que ser
interpretada por instrumentos naturales y autóctonos, fabricados con maderas de
distintos árboles, cuero y pelo de animales. El propósito es establecer un diálogo
desde la naturaleza hacia el ser humano. Es así como el sonido del agua es el que
más se utiliza, debido a que representa el 70 por ciento del peso del cuerpo."Lejos
de la música electrónica, los aislamientos y de los autoritarismos de otras
disciplinas, existe esta posibilidad que nos va a conducir hacia la libertad. Cuando la
persona se siente libre comienza a sentir ganas de crear y producir", argumenta.
"La vibración del sonido nos incita a movernos y a iniciar el viaje a nuestra parte
sutil. A medida que se inician las danzas todas las tensiones y bloqueos que se van
acumulando en nuestro organismo producto de las frustraciones y enojos de
nuestra vida, se van neutralizando y terminan por desaparecer", explica Meryem
Kirgiz.Las coreografías ayudan a que el cuerpo vuelva a su centro y se reorganice.
A través de movimientos coordinados de cabeza y cuello, la tensión de los músculos
se libera y permite que la energía del cuerpo fluya. En este sentido, "funciona igual
que la acupuntura.""Lo más importante es que trasciende al espíritu, estableciendo
una armonía que conecta al ser humano, desde su aparato circulatorio, con la
tierra, el cosmos y lo divino", concluye Kirgiz.
Herencia de Oriente
Este tipo de terapia fue aplicada hace cientos de años por los chamanes del Asia
Central. A través de la danza, el elemento principal de la musicoterapia, el chamán
se abría al conocimiento universal y podía detectar las dolencias del alma enferma.