Cuando el hombre comenzó a establecerse en sociedades complejas, fue advirtiendo la necesidad de calcular la cantidad de miembros que formaban parte de su comunidad a fin de lograr el abastecimiento de alimentos para todos. Para ello, hacían marcas en las piedras representando a las personas, los animales cazados y los productos recolectados, cada uno con un símbolo diferente.
Con el transcurso de los años, la vida
en sociedad se fue complejizando: surgieron las grandes civilizaciones de la historia y con ellas los recuentos poblacionales con fines militares, pues era necesario defender las fronteras e incluso extenderlas. Las grandes ciudades de la antigüedad también necesitaban mano de obra que interviniera en los proyectos edilicios que sobrevivirán a estas sociedades muchos siglos después de su desaparición. Los egipcios, por ejemplo, tenían registrados detalladamente los movimientos poblacionales, bajo la atenta mirada y dirección del Faraón, y a tanto llegaba su interés por estos recuentos, que tenían una diosa a cargo de la protección “de los libros y de las cuentas” conocida como “Safnkit”.
En la Biblia, el libro “Números”, que
forma parte del Pentateuco, contiene un censo de individuos y familias (“tribus”); en él se encuentra un registro de todas las personas que salieron de Egipto con Moisés. En el Nuevo Testamento, al narrar la historia del nacimiento de Jesús hay una referencia explícita a la práctica de censos que era usual en el imperio romano: cada cinco años se hacía un “census” de población y riquezas, a fin de realizar las promociones sociales debidas, de acuerdo al aumento de bienes por parte de los individuos. Asimismo se registraban los nacimientos, defunciones y matrimonios, y las riquezas y ganado existentes en los nuevos territorios anexados, además de la cantidad de hombres en condiciones de formar parte del ejército. Con la caída del Imperio romano se dejan de realizar censos regularmente. Hubo algunos recuentos parciales de siervos y de tierras, y luego, ante la necesidad de conocer el alcance de la devastación provocada por la peste, comenzaron a realizarse registros de los fallecimientos ocasionados por la enfermedad. En algunos países, como Francia, los clérigos se ocupaban de anotar los bautismos y fallecimientos de su parroquia. A partir del siglo XVII, el levantamiento de censos de población se difundió por toda Europa y se fue sistematizando.
Al sur del continente americano...
En lo que es hoy territorio argentino, no se encuentran registros o recuentos poblacionales hasta la llegada del europeo. Los grandes contingentes que cruzaron el mar en busca de nuevas oportunidades, debieron ser organizados y agrupados para cumplir diferentes funciones y su servicio era pagado con el reparto de tierras. Por ello, cada vez que se fundaba una ciudad o población o cuando se organizaba la incursión a tierras, se realizaba un recuento de las personas que serían beneficiadas con la repartición de tierras y de aquellos hombres en condiciones de portar armas. A finales del siglo XVIII, la sociedad virreinal medía la posición social de una familia de acuerdo a la cantidad de esclavos que poseía. En el año 1778 se realizó el primer censo oficial de población de todo el Virreinato del Río de la Plata; el resultado total para el territorio que hoy ocupa nuestro país fue de 186.526 habitantes. A este censo le sucedieron varios más, fundamentalmente a lo largo del siglo XIX y en 1869, después de medio siglo de vida independiente, se realizó el Primer Censo de la República Argentina.
Los censos en Argentina
Desde el primer censo levantado bajo la presidencia de Sarmiento, se realizaron en Argentina nueve censos nacionales de población:
El año 1869 se levantó el Primer Censo de la República
Argentina: fundado en una concepción de registro vigente hasta la actualidad, referido a la “población de hecho” (todas las personas que hayan pasado la noche anterior del censo en el hogar censado), fue dirigido por don Diego de la Fuente. El total de población censada fue de 1.737.214, sin contar el ejército que en ese momento se encontraba en guerra en Paraguay y algunos pueblos originarios, estimado en 93.000 personas, con lo cual se obtiene una población total de 1.830.214 habitantes para el territorio argentino. El 10 de mayo se realiza el Segundo Censo de la República Argentina, casi treinta años después del primero, bajo la presidencia de José Evaristo Uriburu; en este caso, no sólo se relevará la población sino que también se hará un recuento de la actividad agropecuaria e industrial del país. Como ya se había dispuesto en el censo anterior, el relevamiento se hizo a través de la entrevista directa, pues no toda la población estaba alfabetizada y por consiguiente no podían entregarse formularios de auto-completado. El director del censo fue, nuevamente, don Diego de la Fuente y el total de la población sumó 4.044.911 habitantes.
Pasaron casi veinte años desde el anterior censo
de población, pese a que se había determinado que estos relevamientos debían hacerse cada diez años, en los años terminados en cero. El 1° de junio de 1914 don Alberto Martínez dirige el Tercer Censo Nacional: poblacional, agropecuario e industrial. Usando la misma metodología que en los censos anteriores, los maestros y empleados públicos se presentaron en las viviendas para recabar los datos de las personas que habían pasado allí la noche. La población relevada fue de 7.885.237 individuos sin contar a los originarios, calculados en 18.425 personas, con lo cual se obtiene un total de 7.903.662 habitantes. Se estimaron 118.582 omisiones.
El Cuarto Censo General de la Nación se
realizará varios años después, en 1947, bajo la presidencia de Juan Domingo Perón. Es el ingreso a los censos modernos: ya no hay “censos de autor” como en las ocasiones anteriores, momento en que los directores del censo eran considerados autores de las complejas tareas censales. Este censo de 1947 se propuso indagar los cambios operados en el período transcurrido desde el censo anterior: la caída de la natalidad, las migraciones internas y la creciente urbanización. Además se incorpora la temática de la familia: cuántas familias integran la población de la República; para ello se introducen las Cédulas de Convivencia y las Cédulas Individuales. El nivel de cobertura de este censo, a diferencia de los tres anteriores, fue de un alto grado de exactitud, contándose un total de 15.893.811 habitantes en todo el país. A partir de 1960, los censos van logrando cierta regularidad: habían transcurrido trece años desde el relevamiento llevado a cabo bajo la presidencia de Perón, y el gobierno de Frondizi se ocupará de realizar el Censo Nacional de Población, Viviendas y Agropecuario (el Quinto Censo Nacional) que arrojará un total de 20.013.793 habitantes. Diez años después, en 1970, el país se encuentra en los últimos estertores de la “Revolución Argentina”. El presidente de facto Roberto Marcelo Levingston cumplía su breve mandato a cargo del gobierno nacional cuando se realizó el Sexto Censo Nacional: Censo Nacional de Población, Familias y Viviendas. Se continuó con el sistema de las entrevistas directas, llevadas a cabo por maestros o empleados públicos en su función de censistas; las preguntas se dirigieron a todos los que pasaron la noche anterior al censo en la vivienda (“censo de hecho”). La población argentina, según los datos de este censo, ascendía a 23.364.431 personas. En 1980 durante el nuevo gobierno militar (esta vez llamado Proceso de Reorganización Nacional) encabezado por Jorge Rafael Videla se levantó el Séptimo Censo Nacional de Población y Viviendas. En este censo se introdujeron dos tipos de cuestionarios: el ampliado (A) y el reducido (B); el método combinado de ambos cuestionarios simplificó la ejecución del censo y facilitó la captación de datos, lográndose una mayor eficiencia en el relevamiento. El total En 1991 Tierra del de la población sumó Fuego es declarada 27.949.480 habitantes. provincia y se convierte así en la más joven de la Argentina. Este mismo año se realiza el Octavo Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem. En este censo volvió a aplicarse el uso de dos cuestionarios (ampliado y reducido), y se obtuvo un total de 32.615.528 habitantes para todo el país. El Noveno Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas se llevó a cabo en 2001, siendo presidente en funciones Fernando De La Rúa. Al igual que en los censos anteriores, en este se realizó la entrevista directa a todas las personas que pasaron la noche anterior en la vivienda censada. La innovación de este censo fue la incorporación de preguntas sobre pueblos originarios y sobre discapacidad. El total de población censada sumó 36.260.130 personas.