You are on page 1of 25

EL REALIAMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 245

Es una herramienta de pensamiento. Una herramienta para que nues-


tros datos sean más manejables cuando se hace algo con ellos.
Y aún no he sabido ni oído de la tarea para la cual resulten inme-
diatamente relevantes todos los datos que se asocian con el más
impreciso de los símbolos sugerentes, el «derecho». Hacemos dema-
siadas cosas, y hay demasiadas cosas y pensamientos distintos a los
que nos agrada unir este nombre. Por ejemplo, los legisladores
aprueban «una ley», por lo cual entendemos que añaden una nueva
5. EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO serie de palabras en los boletines oficiales [statute books]* Esto
sugiere asociaciones respecto a abogados y jueces, y respecto a los
litigios que deben celebrarse «al amparo de la ley». Pero también
KARL N. LLEWELLYN* sugiere asociaciones respecto a aquellos conjuntos de prácticas, ex-
pectativas y hombres que damos en llamar partidos políticos, apa-
UNA TEORÍA DEL DERECHO REALISTA: ratos [de partido] y grupos de presión [lobbies]. Sospecho que de-
EL SIGUIENTE PASO beríamos querer incluir, de algún modo, bajo el encabezamiento
«derecho» a los primeros. Si no lo hiciésemos así, deberíamos dejar
de definir y pensar un poco más. Los últimos —los partidos y los
EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN DEL DERECHO; grupos de presión— pueden suscitar más dudas, incluso si nos hu-
ENFOQUE VERSUS LÍMITES biéramos detenido a pensar un poco más. Aparece de nuevo con
bastante claridad que ha habido algo que no hemos podido disociar
La dificultad de estructurar cualquier concepto de «derecho» ra- bien de nuestro símbolo «derecho» en lugares y épocas en los que
dica en que incluye demasiadas cosas, y en que las cosas que debe- no ha existido legislatura ni incluso Estado —cuando no existía nin-
mos incluir en él son increíblemente distintas entre sí. Tal vez fuera guna organización que podamos denominar «política» que fuera dis-
posible reunirías todas bajo un solo techo verbal. Pero no logro ver tinta de cualquier otra organización. No se pueden estudiar las for-
qué es lo que habríamos conseguido si así se hiciese. Puesto que un mas más simples de la sociedad ni «el derecho» de las mismas sin
concepto, tal como yo lo entiendo, se construye para un objetivo. investigar los mecanismos de control organizado en estas épocas y
lugares; pero hoy en día se tiende a diferenciar estos tipos de con-
Karl N. Llewellyn, «A Realistic Jurisprudence: the next step» [1930], Columbio
Law Review, 431 (1930). Reimpreso en Jurisprudence. Realism in theory and pracíice the Law of Sales y The Bramble Bush, un polémico libro introductorio de teoría del
(1962), The University of Chicago Press, Chicago y Londres, 1971, pp. 3-41. © The derecho para estudiantes del primer año. Su fama de iconoclasta se incrementó a
Universíty of Chicago Press. Traducción castellana de Pompeu Casanovas. partir de la publicación de libros de poemas y por su activa y apasionada participa-
" Karl N. Llewellyn (1893-1962) fue el impulsor y animador más visible del ción en causas «liberales» —como la actividad que desarrolló de 1927 a 1935 como
movimiento realista. Aunque era de nacionalidad norteamericana y de origen gales, miembro de la ejecutiva de la Sacco-Vanzetti National League. Publicó The Cheyen-
en su juventud estudió en el Realgymnasium de Mecklenburg (Alemania), y luchó en ne Way (1941) junto con el antropólogo E. Adamson Hoebel y participó activamen-
la primera guerra mundial en el 78 Regimiento de la Infantería Prusiana. Estudió en te en causas en favor de los derechos de los indios norteamericanos. En 1951 se
la Yale School of Law, donde fue estudiante destacado y editor de la Yole Law trasladó a la Chicago Law School, y en este último periodo de su carrera publicó su
Journal. Era alumno de Hohfeld, Cook y Corbin. Enseñó en esta misma universidad obra jurídica más importante The Common Law Tradition: Deciding Apeáis (1962).
y. más tarde, para complScer a su primera esposa, Elizabeth Sanford, se trasladó a (N. del t.) *
la Columbia Law School, universidad en la que permaneció de 1924 a 1951. Antes, * Dada la notable diferencia entre los términos de derecho norteamericano y
sin embargo, adquirió experiencia como abogado en el terreno del derecho bancario los que nos son propios,'he optado por hacer inteligible el texto para un lector en
en el National City Bank de Nueva York. Publicó en 1930 Cases and Materials on castellano, pero manteniendo entre corchetes la expresión original. (/V. del /.)
246 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO
EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 247

trol como no-legales [non-legal]. Naturalmente, si quisiera saber algo


sobre el «derecho» que valiera la pena conocer, uno tendería a no de todo lo que cuenta como derecho [all matíers legal]. Intentaré
discutir un punto de referencia; un punto de referencia con respecto
dejar de prestarles atención. Pero tendería también a observarlos como
al cual creo que todo lo que cuenta como derecho puede ser referi-
anteriores, o posteriores, o subyacentes respecto al centro de interés. do más útilmente si es observado con inteligencia y con aprecio de
Sospecho que éstos serian algo que se podría comparar y con- sus contornos. Un enfoque, un núcleo, un centro —con sus contor-
trastar con el «derecho» en el orden social presente. Aunque tam- nos y límites externos indeterminados. Perdón por decirlo con tanta
bién sospecho que uno tendría las manos atadas si intentara dibujar insistencia; pero encuentro que es muy difícil hacer entender a la
la línea entre «los dos». Asimismo, hay señores que consumen mu- gente que no estoy situando o empujando nada fuera del campo o
cho tiempo discutiendo «los fines de la ley», o «lo que la ley debe- concepto de derecho. La gente está muy habituada a las definicio-
ría ser». ¿Están hablando realmente sobre «derecho»? Sin duda no nes, aunque no siempre las definiciones se han mostrado de utilidad
hay ninguna necesidad de que sus postulados y conclusiones deban para la gente. Así que me dispongo a hablar acerca de su sustitución
parecerse a lo que haya hecho nunca un juez; y a menudo algunos por algo menos habitual, pero que resulta ser un enfoque más útil
de tales señores parecen reclamar para sí esta libertad; pero quien e interesante como tal enfoque que la mayor parte del pensamiento
negase que aquello de lo que están tratando está estrechamente co- anterior sobre el derecho.
nectado con este mismo símbolo sugerente e impreciso se revelaría Van a ayudarme a establecer esta perspectiva dos referencias al
como una persona demasiado inflexible. Lo que me interesa es que curso que ha tomado el pensamiento: una, la referencia a los dog-
cuando un juez está trabajando en un «campo bien establecido» mas de las escuelas de jurisprudencia del siglo xix; otra, el desarro-
tiende a no prestar ninguna atención a lo que estos señores dicen, y llo de los conceptos de derechos e intereses.
a tacharlo de especulación irrelevante, mientras que cuando está tra- Para las escuelas del siglo xix voy a contentarme con aceptar
bajando en un «campo no establecido» parece prestar mucha aten- una de las síntesis de Pound.1 Coincide con mis lecturas en este
ción a sus ideas, o a ideas de orden muy parecido. Esto significa, campo; y se basa en un conocimiento del mismo bastante más am-
creo, que para algunas cosas están hablando de algo muy cercano plio del que yo poseo. Respecto a los juristas analíticos, Pound su-
al «derecho», bajo cualquier definición; mientras que para otras braya su interés en un cuerpo de preceptos preestablecidos mediante
cosas están hablando de algo cuya conexión con el «derecho» tal y el cual se supone que un determinado resultado jurídico encaja con
como ha sido usado el término es bastante remota. Y este problema un conjunto determinado de hechos; subraya que centran su defini-
de la palabra que suscita referencias tan ampliamente dispersas y ción en el «conjunto de preceptos jurídicos autorizados que son apli-
dispares, según las circunstancias, me parece vital. cados así por los tribunales en un tiempo y lugar dados», y subraya
Así que no voy a intentar dar una definición de derecho. Si no su presupuesto de un Estado que otorga autoridad a estos preceptos
doy la definición de otro autor, mucho menos voy a dar la mía y tribunales. Pound encuentra, por otra parte, que los juristas his-
propia. Una definición incluye y excluye a la vez. Delimita un tóricos distinguen poco entre el derecho y otras formas de control
campo. Hace que algunos temas caigan dentro del campo, mientras social; en su obra prestan atención especial a los preceptos consue-
que otros caen fuera. Y la exclusión es casi siempre bastante arbi- tudinarios, independientemente de si éstos se originan en órganos
traria. No tengo ningún deseo de excluir nada que pueda contar de sociedades políticamente organizadas; en su imagen del derecho
como derecho. En un aspecto, el derecho es tan amplio como la resultan centrales las técnicas tradicionales de decisión y las nocio-
vida, y para algunos fines uno debe llevarlo lo suficientemente lejos nes tradicionales o consuetudinarias de corrección. (Puede añadirse
para obtener el contorno de los asuntos jurídicos que está examinan- que todo ello sin ningún análisis específico de lo que se entiende
do. Diré otra vez, por lo tanto, que no voy a intentar una defini- por «costumbre».) Para los juristas filosóficos, finalmente, Pound
ción. No voy a describir una periferia, un lugar de parada, una encuentra que «ideas filosóficas, políticas y éticas, como la de la
barrera. En su lugar, voy a centrar mi atención en el enfoque [focus] finalidad del derecho y como lo que deberían ser desde este punto
de vista los preceptos jurídicos» ocupan el centro de la escena.
248 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 249

No tengo ningún deseo de comprobar los dogmas de estas escue- impreciso o riguroso) funciona principal o exclusivamente como par-
las ni de seguirlas más lejos. Su valor aquí es limitado y, sin embar- te de un precepto. Consecuentemente, pertenece en gran medida al
go, grande dentro de su limitación: tomadas en conjunto reafirman mismo mundo. Se halla también asentado en preceptos. Pero Pound
repetidamente la complejidad del derecho. Cada escuela aspiraba a menciona como derecho a más cosas que los preceptos y criterios.
hallar una única definición de todo lo que fuera significativo para Al mismo tiempo que los criterios subraya asimismo ideales como
el derecho. Cada escuela concluía con una definición que subrayaba el de «la finalidad» del derecho. Entiendo que estos son sustancial-
algunas fases mientras pasaba por alto o minusvaloraba otras. Cada mente criterios de una escala especialmente vaga y mayestática: cri-
una de ellas poseía una definición con la que servía perfectamente a terios, tal vez, para ser aplicados a las reglas más que a las transac-
sus objetivos, sobre todo en manos de pensadores imaginativos. Pero ciones individuales.2 Pound subraya finalmente —y encontramos
una atención en exceso atenta a cada una de las definiciones —en aquí una clase de fenómenos muy distinta— «las técnicas tradicio-
sus aspectos de exclusión— durante excesivo tiempo, hubiera resul- nales de desarrollo y aplicación» de los preceptos. Solamente a un
tado finalmente estéril. Y entiendo que una de las lecciones que hombre dotado con penetración se le habría podido ocurrir la adición
Pound ha extraído de su estudio de estas y de otras escuelas es la de a las fórmulas verbales y verbalizadas (aunque vagas), las imágenes
insistir más en lo que comprende la idea de derecho que no en lo conceptuales anteriormente reseñadas, de este elemento de prácticas,
que debe ser mantenido fuera de la misma. de hábitos y técnicas de acción, de conducta* Pero solamente un
hombre parcialmente inmerso aún en el pensamiento jurídico-norma-
tivo tradicional de una época que ya está periclitando habría podido
LOS PRECEPTOS COMO NÚCLEO CENTRAL centrar la atención en esta conducta, ampliar su referencia y, al mis-
DE LA MAYOR PARTE DEL PENSAMIENTO JURÍDICO mo tiempo, minimizar su importancia tratándola como una fase de
aquellas meras fórmulas verbales: de los preceptos.3 No deseo argu-
Mediante la síntesis de Pound de estos puntos de vista es de mentar este punto. Resultará o no atractivo, y la discusión sería de
notar, además, la palabra «preceptos» [precepts]. Esto es tradicio- poca utilidad. El uso que se hace de esta idea en los escritos de Pound,
nal. Cuando los hombres hablan o piensan sobre derecho, hablan y y no sólo en las frases del párrafo anterior —que hubieran podido ser
piensan sobre reglas. Entiendo que la palabra «preceptos» tal como accidentales—, trae vigorosamente a la luz las limitaciones de las re-
viene utilizada por Pound, por ejemplo, es más o menos sinónima glas, de los preceptos, de las palabras, cuando en la reflexión sobre el
de reglas y principios, siendo los principios más amplios en objeto derecho se las convierte en el enfoque, en el centro de referencia.*
y proporcionalmente más vagos en connotación, con una tendencia
a la idealización de alguna parte del statu quo de cada época deter-
minada. Y pienso que, si uno lee a Pound, encuentra que los pre- GARANTÍAS, DERECHOS E INTERESES: UNA IDEA EN DESARROLLO
ceptos son centrales en su pensamiento sobre el derecho. Al lado de
reglas y principios —¿puedo insinuar que al lado de los preceptos Estas limitaciones aparecen, por cierto, a través del análisis tra-
propiamente dichos?— subraya por ejemplo la existencia de «crite- dicional del derecho en términos de intereses, derechos y garantías
rios» [standards] como parte del contenido sustancial del derecho. [remedies].** El desarrollo del análisis requiere una corta digresión,
Los criterios parecen ser estas vagas pero útiles imágenes con las
* Llewellyn usa dos términos: behavior y conduct. Traduzco, respectivamente,
que uno suele acercarse a un amplio y variado campo de conducta por «conducta» y «comportamiento». El segundo término, conduct, tiene en algu-
para medir los derechos de una situación particular: una concepción nas ocasiones un matiz intencional del que carece e* primero. Véase infra la nota 23,
de lo que un hombre razonable haría en tales circunstancias, o de de Llewellyn. (N. del t.)
aquello que la buena fe requiere, e imágenes similares a estas. Pero ** En el derecho norteamericano, el término remedy tiene siempre una connota-
un standard (como un concepto; como cualquier término de clase, ción procesal y es más amplio que nuestro equivalente «garantía jurídica». El derecho
250 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO
EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 251

pero creo que vale la pena hacerla. Se refiere al contenido sustancial Cuando los derechos se adscriben generalmente a todas las personas
de las reglas y preceptos por cuya mediación los hombres han contem- de una clase en circunstancias determinadas, los derechos son, así,
plado la configuración del sistema jurídico. Tanto en el sistema roma- la exacta contrapartida de las reglas; y esta es la típica línea de
no como en el nuestro, este contenido sustancial ha sufrido en el cur- argumentación de los postmortemizadores. O también: cuando los
so del tiempo cambios muy notables. derechos se adscriben a individuos particulares en circunstancias de-
En los primeros tiempos, las reglas eran concebidas casi exclusi- terminadas, los derechos son deducciones que presuponen la regla;
vamente como reglas de garantía.5 Las garantías eran pocas y con- siendo la premisa mayor la regla general sobre los derechos; y la
cretas. Había unas cuantas formas de llevar a un hombre delante de premisa menor, la proposición que engarza este individuo y estas
un tribunal y unas cuantas cosas que uno mismo o el tribunal po- circunstancias con la regla general. De ese modo, para nuestros pro-
dían hacer con él una vez allí. Nos interesa aquí no por qué esto pósitos, los derechos y las reglas son bastante intercambiables; el
ocurría de esta manera (¿por qué un tribunal de justicia no «pue- derecho es un símbolo taquigráfico para la regla.7
de» dar un auto de satisfacción hoy en día?), sino sólo que ocurría. Se habla de las reglas y de los derechos sustantivos como si im-
La pregunta se formulaba del siguiente modo para un hombre de la perasen entre la gente, los no expertos: se dice que alguien tiene,
época: ¿sobre la base de qué hechos puede hacer uso un hombre de por ejemplo, el derecho a la ejecución de un contrato. Es una here-
cada una de las formas concretas de los modos de provocar que el jía cuando Coke o Holmes plantean el caso de un hombre que tiene
tribunal importune a otro hombre? Las reglas de derecho eran re- libertad según la ley para hacer efectivo su contrato o para pagar
glas sobre esto. Se agrupaban en torno a cada garantía. La gente daños y perjuicios, a su elección. Sería igualmente una herejía argu-
pensaba en estos términos.6 Pensaba sobre lo que podía ver y hacer. mentar que la prueba real y efectiva de este supuesto «derecho» se
Su mente simple se ocupaba solamente de lo que podía ver. Descri- sustenta en una acción por daños, y que el derecho podría ser en
bía aquello que veía. alguna medida más adecuadamente descrito del siguiente modo: si
Esto pareció primitivo a escritores posteriores. Éstos encuentran la otra parte no cumple el contrato según lo acordado, puede ser
un orden diferente en el campo del derecho. Les parece que las garan- demandada, y si uno tiene un buen abogado y no ocurre nada ex-
tías tienen un propósito, que son protecciones de algunas cosas más. traño con los testigos o con el jurado, y uno acepta perder cuatro o
Pudieron pensar estas cosas y les dieron un nombre: derechos, dere- cinco días de tiempo y aproximadamente del diez al treinta por cien-
chos sustantivos. Así que lo importante, las reglas jurídicas sustanti- to con los procedimientos, y uno acepta esperar de dos a veinte me-
vas, se convierten en reglas que definen derechos. Las garantías se ses, probablemente pueda obtener una sentencia por una suma consi-
relegan a una atención periférica. Son meramente «derecho adjetivo» derablemente menor que lo que pudiera valer la ejecución del contra-
—mecanismos más o menos imperfectos para dar efecto a las cosas to —lo cual será percibido a su debido tiempo con el seis por ciento
importantes, los derechos sustantivos que constituyen la sustancia del de interés por la demora, si la otra parte es solvente y no ha ocultado
derecho. Esta relación de los derechos y las reglas es bastante clara: sus bienes. Argumentar así sería confundir la garantía (que uno pue-
son dos aspectos de la misma cosa. Cuando una regla funciona a de ver) con el derecho sustantivo (que uno no puede ver, pero que
favor de una persona, ésta tiene un derecho, tal como es medido por sabe que está ahí —en alguna parte—: eso es lo que dice la gente). El
la regla. O, si alguien tiene un derecho, esto puede ser parafraseado derecho sustantivo en este cuerpo de pensamiento tiene una forma y
mediante el dictado de una regla que le adscribe a él y a las personas objetivo independiente de los accidentes de las garantías. Y aquí resi-
en situación parecida los beneficios connotados por los derechos. de el avance científico que conlleva el concepto. Uno se libera de
cualquier necesidad de observar qué es lo que hacen los tribunales y
procesal mismo es denominado remeáial law. Véase la definición del término en el de limitarse a esto en la discusión. Uno retorna a las realidades últi-
Bíack's Law Dictionary: «Los medios por los cuales un derecho es aplicado o la viola- mas que existen detrás de su actividad. Resulta obvio que se puede
ción de un derecho es prevenida, y un derecho es restituido o compensado». (N. del t.)
pensar más claramente entre estas realidades últimas. Éstas no se ven
252 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 253

demasiado ensombrecidas por las inconsistencias y las diferencias En segundo lugar, se ha pagado un precio de ambigüedad —de
de detalle. No tienen que rendir cuentas de ios hechos. hecho, un precio de multigüidad. «Reglas» es un término suficien-
Puede observarse, de paso, que la mayor parte del pensamiento temente ambiguo. Una regla puede ser prescriptiva: «esto es lo que
común se halla hoy en día a este nivel. Es típica la normal aceptación se debería hacer; lo que los jueces deberían hacer en casos como
de que la regla sobre el papel \paper rule] o disposición legislativa estos». O puede ser descriptiva: «esto es lo que es; lo que los jueces
[statute] significa algo simplemente porque posee autoridad sobre el hacen de hecho en tales casos». O puede ser de ambos tipos: «esto
papel \paper authority] —es decir, que significa todo lo que dice o lo es al mismo tiempo lo que hacen y lo que deberían hacer».' Y cuan-
que se supone que ha intentado decir, simplemente porque posee auto- do los teóricos discuten, cambian de un significado a otro sin adver-
ridad sobre el papel. tirlo, y con todas las connotaciones* y cada uno de sus posibles
Está lejos de mi intención discutir que los conceptos de derechos grados. En el caso concreto de las reglas «de derecho», una ambi-
sustantivos y de reglas de derecho sustantivo han sido de gran va- güedad añadida afecta a la palabra «regla»; sea descriptiva o pres-
lor.* Han contribuido de un modo definitivo y agudo a que los pen- criptiva, existe poco esfuerzo en esclarecer de qué acción y de quién
sadores centrasen su atención en la idea de que los procedimientos, es prescrita o descrita. El enunciado «esta es la regla» significa típi-
las garantías, existen no solamente porque existen, ni tampoco por- camente: «Encuentro esta serie de palabras en códigos con autori-
que tengan valor por sí mismos, sino porque tienen un propósito. dad»." Connota esto: «¿Los tribunales proceden de hecho según
Se sigue inmediatamente de esto la investigación de cuál es este pro- esta serie de palabras?»; o «¿Los tribunales siempre repiten esta
pósito, y la crítica, si se revelan pobres los medios para saberlo. serie de palabras en esta conexión?». Connota: «La gente actúa a la
Han contribuido además, en alguna medida, a hacerse una idea del luz de esta serie de palabras»; o incluso «La gente actúa tal como
derecho a través de las situaciones de vida significativas, en lugar de esta serie de palabras sugiere que debería comportarse». El teórico
mediante las categorías de un derecho de garantías históricamente con- rara vez va a preocuparse en decirle a uno cuántas de estas conno-
dicionado y a menudo arcaico. Han contribuido a crear una nueva taciones (si es que hay alguna) están implícitas en su enunciado:
base para una nueva síntesis; una base para la reforma jurídica. «esto es una regla». Pero, en la página siguiente, argumentará a
partir de alguna de estas implicaciones. Lo que significa: confusión,
profusa e inevitable."
LAS AMBIGÜEDADES EN LOS CONCEPTOS DE REOLAS Y DERECHOS La confusión se vuelve aún más densa cuando se envuelve en
ella el concepto de «derecho» [ríght\. «Derecho» no afiade nada al
Sin embargo, esto último no debería ensombrecer el precio que poder descriptivo. Pero proporciona una especiosa apariencia de sus-
se ha pagado por el avance. En primer lugar, como ya ha sido des- tancia a las reglas prescriptivas. Éstas parecen ser sobre alguna cosa.
crito, se trata de un precio que ha contribuido a alejar la discusión Así que vestir el enunciado propio sobre lo que son las reglas de
de la comprobación del hecho. Esto puede que tenga valor para la derecho en términos de derechos es reduplicar la tendencia a no
campaña de un reformador legal, para mantener puntos de vista considerar las limitaciones que de hecho son impuestas a las reglas
nuevos, si «el hecho» en cuestión fuera derecho positivo existente. por la práctica y por las garantías. En el núcleo esencial del pensa-
Éste puede actuar más cómodamente si logra evitar que la gente se miento sobre el derecho, en el mismo lugar en que un pensamiento
dé cuenta de que su actuación significa cambio. Pero para un ob- afecta a otro, o donde una parte del derecho afecta a otra, se ob-
servador científico, o para un reformador no comprometido en ven-
* El término connotaron es usado por el autor en un sentido próximo a «de-
der su reforma, o en hacer propaganda, o en poner las ideas fuera notación», como variante de significación de términos y enunciados en el lenguaje
de alcance, sino comprometido en investigar lo que tiene delante, a natural. Téngase en cuenta el pragmatismo de Llewellyn y el uso habitual de las
dónde quiere llegar, y cómo llegar ahí, esta ofuscación de los hechos nociones lingüísticas para expresar el significado con anterioridad al advenimiento
ya es otro cantar. de la filosofía analítica del lenguaje. (N. del í.)
EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 255
254 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO

serva esta afección en términos de un algo idealizado que puede no


INTERESES
ser, y suele no ser, susceptible de reflejar adecuadamente las accio-
nes de los hombres. En términos de palabras y no en términos de
comportamiento; en términos de lo que aparentemente es compren- Esta tercera confusión (pero nótese que no la primera ni la se-
sible sin contrastarlo con la vida. Así que uno presupone —sin te- gunda) fue puesta de manifiesto por la polémica que se centró so-
ner el impulso de investigarlo— que se está ocupando de la realidad bre Ihering. Desde que tuvo lugar esta polémica procuramos limitar
cuando habla de derechos, y procede a usar estas palabras incon- nuestro término «derechos» a los derechos legales («sustantivos», si
trastadas para seguir construyendo. no puede decirse nada más), y esto mismo ha contribuido a mante-
Existe otra confusión, en el campo propiamente doctrinal, que ner lo jurídico [the legal] separado de los factores sociales que fun-
se encuentra en el hecho de ocuparse de las reglas y se refuerza por cionan en una situación. El término intereses, por otra parte, viene
la idea asociada de derechos. Al llegar a tomar las palabras como a centrar la atención en la existencia de factores sociales, y a reco-
bases sólidas para el pensamiento posterior, se produce una tenden- mendar que estos mismos derechos sustantivos, como las garantías,
cia casi inevitable a simplificar de forma creciente las formulacio- existan sólo con una finalidad. Se entiende ahora que su finalidad
nes: a borrar de las formulaciones incluso las discrepancias en escri- es la protección de los intereses. Pero no sabemos con seguridad lo
tos doctrinales que todo sistema progresivo de derecho contiene en que son estos intereses. De ahí que tengamos ahora, por detrás de
medida superlativa; y por vía doble, porque la palabra «derechos» los derechos sustantivos (que no necesitamos contrastar con nada
[rights] introduce sub rosa en este punto la noción adicional de «rec- de lo que los tribunales hagan), intereses (los cuales no precisan ser
titud» [rightness] (en el sentido de lo que debería ser). Me estoy contrastados con nada en absoluto, y sobre cuya existencia, alcan-
refiriendo aquí a los efectos de la idea de rectitud en el rechazo de ce, naturaleza e importancia, ya sean tomados absoluta o relativa-
algunos materiales existentes puramente doctrinales en favor de otros mente entre sí, no hay dos entre nosotros que parezcan capaces de
igualmente doctrinales, al caso de conflictos de y en la doctrina ju- ponerse de acuerdo). Otra vez, el avance científico debería resultar
rídica —un tema de vasto interés para un jurista, aunque por lo obvio. Se ha llegado a la completa subjetividad.11
común de poca importancia para un científico político. En este estadio del desarrollo, pues, se llega a una doble cadena
Pero la misma tendencia se suma y sigue también en la confu- de finalidades. Se empieza con el interés. Este es un hecho o un
sión entre materiales jurídicos [legal materials] y no jurídicos, la factor social de algún tipo que existe con independencia del dere-
cual afecta tanto al científico político como al jurista; y aquí la idea cho." Y tiene valor independientemente del derecho. De hecho, su
de «derechos» parece ser la herramienta pesada de la confusión, sin protección es la finalidad de los derechos legales sustantivos, de las
ayuda alguna de la idea de «reglas». «Derecho» [righl] sugiere siem- reglas jurídicas, de los preceptos de derecho sustantivo. «Seguridad
pre la connotación de su «rectitud» [rightness] inherente —social, del tráfico» [«Security of transactions»] es uno de estos intereses.
política, económica y, sobre todo, moral. Requiere un autoanálisis Las reglas y derechos del derecho de contratos existen para prote-
más cuidadoso que el realizado por muchos a los que ha interesado gerlos y hacerlos efectivos. Las reglas y derechos no son fines, sino
distinguir el «derecho» no-legal [non-legal «right»] (lo cual consti- medios. Pero son medios que en otro aspecto (como la mayoría de los
tuía una razón para reclamar o merecer o luchar por un derecho medios) se convierten ellos mismos en fines: las garantías existen
legal) del «derecho legal», que era concebido, supongo, como algo como medio de hacer efectivos [to effectuate] los derechos sustanti-
que no era completamente una mera descripción de una garantía vos, como medio de realizar [to rea/ize] las reglas sustantivas. Na-
disponible, sino al menos un reconocimiento oficial de que podría turalmente, los medios pueden resultar inadecuados, ser mal escogi-
tenerse algún tipo de garantía. La amenaza de ambigüedad en la dos, antieconómicos, incluso contraproducentes, en cualquier esta-
premisa menor resulta obvia." Los teóricos del derecho natural poco dio. Pueden ser así, de forma cumulativa, en ambos estadios. La
hicieron para reducirla. regla que establece que.para hacer una oferta irrevocable es necesa-
256 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 257

ría su consideración durante tres días, puede considerarse inadecua- 1) No pretendo decir que las «reglas de derecho sustantivo» no son
da para la ulterior segundad del tráfico. La regla que establece que importantes. 2) No pretendo decir que no sea humanamente posible
si el resultado de los acuerdos de voluntad se ha efectuado por es- usar el análisis de intereses-derechos y de reglas-garantías y, al mis-
crito y se expone como completo, determinados acuerdos esenciales mo tiempo, pensar útil y claramente sobre el derecho. 3) Y me-
realizados oralmente carecen de eficacia [forcé], suscita considera- nos aún pretendo impulsar la exclusión de las reglas y derechos sus-
bles dudas como fomentadora de la seguridad del tráfico —es lo tantivos del campo del «derecho». En lugar de esto, pretendo decir
suficientemente dudosa como para que nuestras reglas sobre este 1) que las reglas de derecho sustantivo son mucho menos importan-
tema sean bastante intrincadas y que nuestras prácticas judiciales tes de lo que la mayoría de los teóricos del derecho han supuesto en
resulten a veces altamente erráticas. Las reglas que uniformizan las la mayor parte de sus escritos y de su pensamiento, y que no son el
garantías en los contratos de compraventa de bienes, limitando la centro de referencia más útil para la discusión jurídica; 2) que la
garantía a una demanda ante jurado, y por daños, y en un gran existencia del término «derechos y reglas» en el planteamiento de
número de casos, valorando los daños mediante criterios arbitrarios los intereses a) tiene una persistente tendencia a desenfocar la aten-
que presuponen un mercado sin fricciones, pueden ser consideradas ción hacia este término; b) que evitar esta tendencia significa ganar
como reglas que ofrecen una inadecuada garantía, incluso si se pien- mucho en claridad; c) y que intentar evitarla y pretender al mismo
sa que el fundamento de los supuestos derechos y reglas sustantivas tiempo conservar el término es enmarañar toda discusión con un
resulta completamente inadecuado respecto a sus finalidades. Digo lastre innecesario y bastante embarazoso; 3) que las reglas y dere-
que los medios pueden ser inadecuados; pero el análisis invita al chos sustantivos deberían ser alejados de su posición actual de en-
descubrimiento de la inadecuación. De ahí que, de cualquier modo fogue de la discusión jurídica, en beneficio del área de contacto
que se imagine la satisfacción en el curso del triple análisis en térmi- entre la conducta judicial (u oficial) y la conducta del hombre de la
nos de intereses, de derechos sustantivos y reglas, y de garantías, no calle; que las reglas y derechos sustantivos deberían ser estudiados
puede hacerse otra cosa que rendir homenaje al rigor con que pone no como existentes por sí mismos [self-existent], ni como el mayor
de manifiesto que el derecho es algo hecho por el hombre, algo punto de referencia, sino en referencia permanente a este área de
susceptible de crítica, de cambio, de reforma —y susceptible de crí- interacciones [behavior-coniacts]. Voy a retomar ahora conjunta-
tica, cambio y reforma no solamente según los criterios que se en- mente la segunda y tercera de estas posiciones, para volver luego a
cuentran dentro del propio derecho (armonía interna, consistencia la primera.
lógica de las reglas, partes y tendencias, elegantia juris), sino tam-
bién según los criterios enormemente más vitales que se encuentran
en el exterior del derecho mismo, en la sociedad que el derecho EL ANÁLISIS DE INTERESES-DERECHOS-GARANTÍAS:
pretende tanto gobernar como servir. PALABRAS VERSUS PRÁCTICA
Por otra parte, el análisis en estos términos ha comportado su
plena medida de confusión, como antes he tratado de indicar. Y la No veo que se pueda avanzar mucho a partir del planteamiento
confusión, así traída y llevada, no es —como las virtudes del análi- de intereses-derechos y reglas-garantías excepto para notar, para su-
sis— normal, bien comprendida, y habitualmente tenida en cuenta. brayar, que el derecho no es el todo, ni tan siquiera la mayor parte,
Lo que nuevamente me lleva a la sugerencia que más arriba he for- de la sociedad; y para imponer atención a las relaciones e interac-
mulado, a saber, que el uso de preceptos, o de reglas, o de derechos ciones entre el derecho y el resto de la sociedad; y, como asunto de
que son la contrapartida lógica de las reglas —de las palabras, en método, para la provisión de palabras que permitan distinguir los
una palabra— como centro de referencia del pensamiento jurídi- aspectos jurídicos y no jurídicos de la situación y de las interaccio-
co, impide pensar claramente sobre lo que cuenta como derecho. nes. Y parece que se podría aceptar sin demostración que los aspec-
Quisiera asegurarme de nuevo que no voy a ser mal comprendido. tos más significativos (no digo que sean los únicamente significati-
258 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 259

vos) de las relaciones entre derecho y sociedad residen en el campo la práctica decisoria de los jueces) se supone que controla la práctica
de la conducta, y que las palabras adquieren importancia bien por- de los hombres de la calle interesados, que gobierna el comportamiento
que y en tanto que son conducta, o bien porque y en tanto que de la gente. ¡Rogad por el marinero traído y llevado por la tempestad
reflejan o influyen de forma palpable a otra conducta. No parece en una noche como esta! ¿Qué esperanza hay aquí de razonamiento
que se avance demasiado con esta afirmación. Su verdad es absur- claro que se levante encima de semejante derroche de olas?
damente evidente. Y con todo, invierte, molesta a todo el enfoque ¿Estoy sugiriendo acaso (para atajar la discusión en un punto
tradicional del derecho. Pone a la teoría aceptada sobre su cabeza. crucial) que las «reglas comúnmente aceptadas» [«accepted rules»],
El enfoque se realiza en términos de palabras; se centra en las pala- las reglas que los jueces dicen aplicar, no influyen en su conducta
bras; tiene su máxima dificultad en ir más allá de las palabras. A fal- real? No lo hago. Ni tan siquiera digo que, algunas veces, estas
ta de comentario sobre la conducta, la asunción tácita es que las «reglas comúnmente aceptadas» pueden no ser una descripción de-
palabras reflejan de hecho la conducta, y a falta de comentario so- masiado cuidadosa de la conducta real de los jueces. Lo que afirmo
bre las palabras de las reglas de derecho, la asunción tácita es que es que un cuidado descriptivo semejante es raro. La cuestión es
influyen de hecho sobre la conducta, y que la influyen de forma tan ¿cómo, y cuánto, y en qué dirección divergen la regla comúnmente
efectiva y precisa que ésta se conforma completamente a tales pala- aceptada y la práctica de la decisión? ítem más: ¿cómo, y cuánto,
bras. Aquí reside la clave del embrollo. La «reglas» se dictan; en el en cada casot No es posible generalizar sobre esto, sin investigación.
caso-tipo son reglas «de deber» [«ought» rules], reglas prescriptivas: Las conjeturas de uno pueden resultar de algún valor, en lo gene-
las prescripciones del edictor, los deberes [otights] del edictor, debe- ral. No tienen absolutamente ninguno, en lo particular. La única
res individualmente proclamados —siendo la auténtica regla que los cosa que ahora sabemos con certeza es que reglas distintas tienen
jueces debieran dictaminar sobre estos hechos para el demandante. relaciones totalmente diferentes respecto a la conducta de los jueces,
De ahí, saltamos sin solución de continuidad a deberes equivalen- respecto a la de otros funcionarios, y respecto a la de las personas
tes aceptados en el sistema jurídico bajo discusión: deberes imperan- particulares «gobernadas» (¡palabrita optimista!) por esas distintas
tes \prevailing oughts] —las autoridades acuerdan que los jueces de- reglas. El enfoque que aquí se sugiere admite, pues, en general, al-
bieran dictaminar sobre estos hechos para el demandante. Aquí, otra guna relación entre cualquier regla comúnmente aceptada y la con-
vez sin solución de continuidad y sin investigación, suponemos que ducta judicial; y por lo tanto niega que esta admisión implique otra
la práctica de los jueces se conforma a los deberes aceptados en los cosa que un problema para investigar en el caso concreto; y argu-
códigos; suponemos que las formulaciones verbales de los deberes menta que la significación de la regla particular aparecerá solamen-
describen de manera precisa los dimes y diretes de la práctica; supo- te después de la investigación del fenómeno vital, focal: la conduc-
nemos que los jueces dictaminan en efecto tal juicio sobre tales he- ta. Y no veo la manera de escapar a esta posición, si es que una
chos. Una situación paradójica, en derecho o en cualquier otro as- ciencia empírica del derecho tiene que tener algún fundamento en la
pecto de la vida. ¿Desde cuándo la ideología de los hombres sobre realidad, alguna responsabilidad en relación a los hechos. Así, y
su propia actividad, sobre lo que constituye una buena o mala prác- solamente así, se vuelve tangible el avance real que perseguía el aná-
tica, es o ha sido nunca una descripción adecuada de su práctica lisis de intereses-derechos y reglas-garantías.
efectiva [working practiceY! Nótese que no niego que aquellos que han comprometido su
Esta es la primera imputación tácita de factualidad a las reglas de pensamiento en este planteamiento no sean de vez en cuando cons-
deber. Se sigue inmediatamente una segunda imputación de este tipo cientes de la importancia de lo que aquí se propone. «Derecho-en-

i —también sin explicitar, también sin investigar, también (salvo raras


veces) sin desafiólo sugerencia, o duda. La regla de deber sobre el
papel que ahora se supone que describe la regla efectiva [working
los-códigos y derecho-en-acción.» Y, de hecho, siempre que se dis-
cute este punto, cada uno de ellos se empeña en remodelar su énfa-
sis ad hoc; pone momentáneamente el acento en la garantía, incluso
rule] de deber seguida por los jueces (esto es, que se corresponde con sobre los efectos de la garantía, tal como se utiliza en la práctica.
260 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 261

Pero se trata de una remodelación ad hoc. Es rápidamente olvidada amigo Patterson* ha descrito con sensatez la concepción del interés
cuando ya ha pasado el tema puntual. No forma parte del utillaje en su actual estado de desarrollo como una simple bandera roja
normal de investigación, discusión, síntesis; únicamente forma par- para incitar a la investigación en ciertas direcciones determinadas
te del utillaje de defensa. Cuando no es utilizada en una situación —como dejando todavía sin hacer en cada situación concreta la ma-
de combate, como resultado de una curiosidad puramente personal yor parte de la recolección de hechos y la mayor parte de su ponde-
o de algún repentino estímulo-respuesta del exterior, centellea como ración. «Seguridad del tráfico», en los casos de contrato que he
una estrella fugaz y luego desaparece. Siempre vuelve a cerrarse be- planteado anteriormente, significaría para él la más útil formulación
llamente la noche de las palabras sobre la delgada y perturbadora del interrogante: ¿qué clase de tráfico comprende? ¿Cuántas tran-
línea en el cielo. sacciones? ¿Qué resultados se han obtenido hasta el presente? ¿Qué
tipo de fracasos? ¿Qué consecuencias tendría cada cambio propues-
to? ¿Qué posibles efectos no deseados tendría en las manos de las
Los INTERESES: ¿QUÉ ES LO QUE SON? partes interesadas? Y así sucesivamente. «Seguridad del tráfico» no
sentaría nada. Sugeriría, tan pronto como se esclarecieran los he-
Este acento sobre la conducta, sobre lo observable, sobre los chos, una línea de política legislativa [one Une of policy] que ha
intentos de una contrastación cruzada objetiva de los datos en dis- venido a ser considerada como importante en muchas partes del
cusión, sobre los intentos de encontrar palabras que los describan y derecho, pero dejaría que la importancia de esta línea de principios
de no describirlos mal, debería ser fructífero también en la discu- fuera iluminada en cada caso por los hechos relevantes para la si-
sión sobre los intereses. La atribución de la cualidad de «interés» a tuación en este caso preciso. Ninguna eliminación, pues, del juicio
algo conlleva necesariamente un juicio de valor sobre y por encima de valor subjetivo, sino iluminación mediante datos objetivos del
de los juicios de valor inherentes a toda investigación científica.'5 fundamento y relaciones de un juicio de valor subjetivo. Y así, una
Llegados a este punto, el enfoque del comportamiento deja de pro- comparación de hechos con hechos, y no de palabras con palabras.
meter un acuerdo objetivo, salvo en lo siguiente: que la singulariza- No una comparación de una mera formulación de palabras sobre
ción del juicio de valor en el planteamiento relativo a los fenóme- un interés con otra formulación de palabras que figura que es una
nos observados en los que parcialmente descansa aportaría claridad «regla de derecho», un precepto que nadie sabe ni ha examinado qué
a muchas discusiones. Sobre todo, cuando se trajese a colación cual- significa en la vida práctica. Mejor dicho, en lugar de los datos objeti-
quier «interés» para que fuera debatido, como parte de la honesti- vos, los datos específicos, que representan pretendidamente un interés,

Jf dad científica, un enfoque como este se formularía en términos de


la demostración de la existencia de los agrupamientos de conducta
\groupings of behavior] que se pretenden significantes. En lugar de
comparados con las actividades de hecho de los jueces y las consecuen-
cias de hecho de las actividades sobre los datos que representan pre-
tendidamente un interés. Y si los dichos [sayings} de los jueces tienen
esto, el enfoque habitual tiende a traer a colación las más amplias efectos demostrables, añádanse éstos a la comparación. ¿Qué más re-
formulaciones sobre intereses, y a atribuirlos a situaciones con una sulta relevante? Mejor aún: ¿hay algo más que resulte tan relevante?
docta indiferencia respecto a los hechos específicos. Ya he señalado He dicho ya con anterioridad que todo esto puede hacerse bajo
antes brevemente mi falta de respeto por algunos aspectos de la el planteamiento analítico tripartito más incómodo."1 He dicho ya
«seguridad del tráfico». No quisiera que se entendiese por ello que que lo ha sido semiocasionalmente. He dicho ya que esto rara vez
niego la gran utilidad de estas tres palabras, o que éstas se refieran
a aspectos muy significativos de nuestra vida. Siento un vivo deseo, * Llewellyn se refiere a Edwin W. Patterson, profesor de Columbia, experto
en derecho mercantil. Llewellyn incluyó a Patterson en la lista de realistas que figu-
en cambio, de qne se entienda que lo que sí discuto es cuánto se
ran en su polémico artículo de respuesta a R. Pound «Some Realism about Realism».
logra, para cada problema específicamente dado, por el mero pro- Véase Harvard Law Review, 44 (1931), p. 1.222, reeditado en Jurisprudence. Realism
cedimiento de confiar en la magia de estas palabras. Creo que mi in Theory and Pracüce, The University of Chicago Press, 1962, pp. 42-76. (N. del í.)
1 262 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO

se hace, y que la tendencia definida de este planteamiento es la de


impedir su realización. Me aventuro a predecir que sin el giro en el
acento, en el punto de enfoque, hacia la conducta, esta tendencia
va a continuar poniéndose alegremente en evidencia.

EL SIGNIFICADO DE LAS REGLAS Y DE LOS DERECHOS


BAJO EL ANÁLISIS DE LA CONDUCTA
EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO

nes. Repito que están en el terreno de los es [isness] y no en el


terreno de los debe ser \pughtness\\ pretenden honestamente no ir
263

en sus sugerencias ni pizca más allá de las garantías efectivamente


disponibles. Como todos los símbolos taquigráficos, tienen conno-
taciones peligrosas cuando son aplicadas a situaciones en las que no
resultan del todo adecuadas. Pero su intención y esfuerzo es la de
describir. Y se les puede adaptar la magnífica formulación de Max
Weber en términos de probabilidad: un derecho (o práctica, o «au-
téntica regla») existe en la medida en que exista una probabilidad
¿Cuál es ahora el lugar que ocupan las reglas y los derechos, de que A pueda inducir a un tribunal a resarcir a A por los daños
bajo un enfoque como este? Intentar su segregación del campo del de B; más aún: en la medida en que la probable indemnización cu-
derecho sería huir de la realidad. Debería empezar por distinguir las bra los daños de A. En este aspecto, los derechos y «reglas» sustan-
«reglas» y derechos auténticos [real «rules» and ríghts] de las reglas tivos, distintos de los adjetivos, simplemente desaparecen en el nivel
y derechos sobre el papel [paper rules and righís]. Los primeros descriptivo. La medida de una «regla», la medida de un derecho,
están concebidos en términos de conducta; no son sino otros nom- resulta ser lo que puede hacerse respecto a la situación. La correcta
bres, adecuados símbolos taquigráficos, para las garantías, las ac- afirmación de una «auténtica regla» o de un derecho incluye todas
ciones de los tribunales. Son descriptivos, no prescriptivos, excepto las limitaciones procesales de lo que puede hacerse respecto a la
hasta donde se pueda implicar que los tribunales deberían continuar situación. Lo que se deja al reino de la descripción son, por un
con sus prácticas.17 Por «auténticas reglas», pues, si acierto con las lado, las agrupaciones de conducta (y las expectativas [y/o necesi-
palabras, los científicos del derecho [legal scientisís] entenderían las dades] comprobables) de las que puede pretenderse que constituyen
prácticas de los tribunales y en absoluto las «reglas». Y para tales un interés; y, por otro lado, las prácticas de los tribunales en sus
científicos los enunciados de «derechos» serían enunciados de la pro- efectos sobre la conducta y expectativas del hombre común en cues-
babilidad de que en una situación determinada un cierto tipo de tión. Hechos, en el mundo del es, para que sean directamente com-
acción judicial apareciera por ahí. Términos factuales. Nada más. parados con otros hechos, también en el mundo del es.
Este uso de «derechos», por lo menos, goza ya de un considerable ¿Un retorno, podría decirse, al crudo y anticuado modo de pen-
predicamento entre los seguidores de Hohfeld. Este concepto de «re- sar las reglas únicamente en términos de garantías?, ¿un retorno al
gla auténtica» [real rule] no ha dejado de ganar predicamento desde confinamiento del pensamiento jurídico a las vaguedades del proce-
que fue claramente formulado por Holmes. «Reglas sobre el papel» dimiento limitado por la tradición? No exactamente. Es un retorno
[paper rules] son lo que ha sido tradicionalmente tratado como re- al realismo de este punto de vista primario. Pero un sofisticado re-
glas de derecho: la doctrina comúnmente aceptada del tiempo y del torno a un realismo sofisticado. Se ha abandonado ya el antiguo
lugar — lo que los códigos dicen ahí que es «el derecho». Las «au- supuesto de que el derecho existe porque el derecho existe; perma-
ténticas reglas» y derechos —«lo que los tribunales van a hacer en nece y se ha retomado la investigación acerca del propósito de lo
un caso determinado, y nada más» [«what (he courts will do in a que los tribunales están haciendo, la crítica en términos de identifi-
given case, and nothing more prelenlious»]—* son, pues, prediccio- car las finalidades criticando los medios. Aquí vuelven a entrar en
el cuadro los juicios de valor, y deben hacerlo. Al observar hechos
* Llewellyn cilaba aquí de memoria el conocidísimo pasaje de Holmes. El ori-
de conducta particulares, concretos, y 4a expectativa que suscita la
ginal reza: «... the prophecies of whal the courts will do in fací, and nothing more presencia de «un interés», se llega a la conclusión valorativa de que
pretentious, are what I mean by law». Cf. «The path of the law» (1887), en Collec- algo en estos hechos requiere protección por parte de los funciona-
ted Papers (1920), Peter Smith, Nueva York, 1952, p. 173. (N. del t.) rios del Estado. ¿Qué tipo de'protección requiere?, ¿y en términos
264 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 265

de qué tipo de acción por parte de los funcionarios del Estado? de acuerdo con su tenor. Ni la afirmación ni la predicción son a
Otra vez una cuestión de juicio —pero una cuestión de juicio que al menudo verdaderas in toto. Y el primer punto del enfoque que aquí
menos se asienta en la realidad y llega a resultados en términos de se hace es el de escepticismo en relación a su verdad en cualquier
acción. La conducta efectiva de estos funcionarios estatales puede caso en cuestión. Aunque existe una convención comúnmente acep-
ser directamente comparada con esta hipotética acción. Hay un am- tada de actuar y hablar como si esta afirmación y predicción fuera
plio espacio para el error en el diagnóstico de los intereses y en la la verdad más solemne: una tradición peculiarmente marcada entre
imaginación de las formas de la conducta oficial conveniente para la profesión jurídica cuando está oficialmente comprometida. Es,
su protección. Pero realismo en la discusión; realismo en cada ex- por cierto, de primera importancia recordar que tal tradición con-
tremo de la comparación; una reducción, tan amplia como sea po- tiene una tendencia a verificarse a sí misma." Pero no tan importan-
sible según el estado actual de conocimiento, del campo que obstru- te como recordar que esta tendencia no es más poderosa que su
ye la vista con palabras adoptando la máscara de cosas sin com- contraria: esa otra tendencia a deslizarse silenciosamente a falsificar
probación. la predicción de hecho, mientras se descansa en un ungüento de
palabras convencionales para aliviar cierto deseo de creer que ía
predicción ha funcionado.
EL LUGAR Y TRATAMIENTO DE LAS REGLAS SOBRE EL PAPEL De ese modo, el problema de las formulaciones oficiales de las
reglas y derechos se torna complejo. En primer lugar, en lo que se
¿Se eliminan las «reglas de derecho» en el sentido comúnmente refiere a formulaciones ya existentes, ya presentes: la doctrina co-
aceptado en esta línea de pensamiento? De algún modo, resulta ob- múnmente aceptada. Aquí, repito, se levanta un ojo astuto y escép-
vio que no. Tanto si son puras reglas sobre el papel, o son el co- tico para ver si la conducta judicial es en realidad lo que la regla
múnmente aceptado tránsito de los funcionarios del derecho, conti- sobre el papel pretende (implícitamente) afirmar. Se busca la prác-
núan presentes, y su presencia prosigue como un hecho actual —una tica real en el sujeto, mediante el estudio de cómo funcionan los
actualidad de importancia—, pero una actualidad cuya importancia casos efectivamente acontecidos. Se busca determinar hasta qué pun-
precisa, cuyo funcionamiento e influencia aparecen con claridad. En to la regla sobre el papel es real, hasta qué punto es meramente
primer lugar, aparecen como lo que son: reglas de un debe con auto- sobre el papel.20 En esta comparación de la regla sobre el papel con
ridad, dirigidas a los agentes oficiales, que dicen a los agentes ofi- la práctica, se busca un entendimiento del comportamiento judicial
ciales lo que los agentes oficiales deben hacer.18 Éstos, o bien no efectivo', se sigue también el uso que se hace de las reglas sobre el
prestan en absoluto atención a lo que se les dice (la pura regla sobre papel en la argumentación de los jueces y del letrado, y la aparente
el papel, la letra muerta de la ley, el caso obsoleto), o lo hacen sólo influencia de su presencia oficial en las decisiones. Se busca deter-
en parte (la regla «construida» al margen de su reconocimiento; la re- minar cuándo es formulada, pero ignorada; cuándo es formulada y
gla a la que se aplica principalmente jarabe de pico, mientras la prác- seguida; cuándo y por qué es explícitamente restringida, extendida
tica sigue por otro curso distinto), o le prestan una total atención o modificada, de tal modo que se crea una nueva regla sobre el
(la regla con la cual coincide la práctica oficial con bastante exacti- papel. Se observa el nivel de aplicación, modificación, o elusión
tud). Pienso que cada uno de estos preceptos-en-los-códigos oficia- silenciosa en la «interpretación» de los hechos de un caso, en con-
les (disposición legislativa, doctrina dictada en la decisión de un tri- traste con este otro nivel bastante distinto de lucha explícita con el
bunal, regulación administrativa) contiene tácitamente un elemento lenguaje de la regla sobre el papel. Se observa cuan firmemente se
de pseudodescripción junto con su afirmación de lo que los agentes asienta la tradición de requerir una buena justificación sobre el pa-
oficiales deberían "hacer; una afirmación tácita de que los agen- pel, en los términos de las reglas sobre el papel aceptadas oficial-
tes oficiales van a actuar en efecto de acuerdo con el tenor de la mente, con anterioridad a que cualquier decisión, aunque se apele
regla; una predicción tácita de que los agentes oficiales van a actuar sobre la base de los hechos, pueda ser considerada como posible-
266 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 267

mente aceptada. Y del mismo modo, se observa la importancia de usado en una disposición legal «será leído» a la luz tanto del dere-
los formulismos oficiales como herramientas de discusión y persua- cho común existente, como de la construcción jurisprudencial previa
sión; se observan tanto los estímulos de los que pueden derivarse de este lenguaje. Pero este es el nivel más superficial, epidérmico,
como las limitaciones establecidas por su lenguaje. A vuelapluma, del asunto. Por debajo de esto, se hallan las prácticas imperantes
asimismo, se percibe que ni todos los formulismos oficiales son igua- más vitales, como la manipulación oficial de las reglas que antes he
les a este respecto, ni tampoco lo son todos los tribunales, ni tam- descrito con cierta rudeza; es decir, las prácticas de los tribunales y
poco lo son todas las épocas y circunstancias para el mismo formu- de los abogados.
lismo en el mismo tribunal. La manipulación de los formulismos Pero respecto a la nueva formulación (especialmente la que adop-
oficiales para influir en el comportamiento del tribunal, pues, viene ta forma de ley), el problema de la conducta se halla a un nivel más
a resultar un arte, susceptible sólo mínimamente de ser convertido profundo que en estas prácticas de quien ha sido legalmente electo.
en rutina o (hasta la fecha) de tener una descripción precisa y satis- El modo como los tribunales de apelación manejan las reglas oficía-
factoria. Y la discrepancia, grande o pequeña, entre los formulismos les existentes presupone la resolución del nudo más apretado que
oficiales y lo que acontece de hecho, obtiene la atención preferente los autores de proyectos legislativos deben desatar: el caso está aún
que merece. en el tribunal; alguien está ya haciendo una apelación al formulis-
mo oficial. Mientras tanto, uno de los mayores problemas del autor
de proyectos legislativos es indagar la conducta existente de antema-
REGLAS SOBRE EL PAPEL Y NUEVO CONTROL no, para estar seguro de que su formulismo, cuando se convierta en
una regla oficial, no va a dormir simplemente la siesta de los códi-
He intentado contemplar, sin embargo, la nueva formulación gos. Así, debe configurarlo de tal manera que induzca a su aplica-
de las reglas oficiales incluso como más vitalmente afectadas por el ción (con todos los desacuerdos que pueda comportar) o, de otra
enfoque que aquí se sugiere que el trato con las formulaciones exis- suerte (para todo fin salvo el de pacificar con palabras los constitu-
tentes. Esta nueva formulación se efectúa siempre con un propósi- yentes de su clamoroso contenido), su aliento va a disolverse en el
to.21 La realización de este propósito (recuérdese «la protección de aire.24
los intereses», supra) debe ser pretendida por medio de la formula- Sólo como segunda función, éste tiene que luchar para que su
ción verbal. La necesidad se fundamenta, en parte, en nuestra tra- formulismo goce de tanta influencia sobre la tradición judicial que
dición jurídica: en gran medida, nuestros agentes oficiales funcio- los resultados activos sean los deseados cuando un caso llegue al
nan bajo el estímulo de y a la luz de reglas verbalmente formula- tribunal. Hay poco que ganar, de nuevo, trabajando el tema. Pare-
das.12 En parte, además, las formulaciones verbales, y especialmen- ce patente que sólo puede llegarse a un beneficio de realismo y efec-
te aquellas relativas al cambio en acción, nuevo, planificado, son tividad del pensamiento mediante la contemplación sistemática (y
un instrumento de comunicación en una sociedad compleja; son pe- no ocasional) de la formulación oficial como un instrumento, no
culiarmente importantes en una sociedad que depende en buena par- como una cosa con valor intrínseco; como un medio sin significado
te de registros escritos para mantener la continuidad de la práctica [meaning] salvo en los términos de su actividad, y con sentido en
entre los sucesivos administrativos de una oficina, y entre sucesivas sus actividades sólo cuando estas últimas se comparan con los resul-
generaciones. Pero desde el momento en que la realización definiti- tados deseados. Dicho en los términos anteriormente utilizados: pri-
va de un propósito se efectúa en términos de acción, de comporta- ma facie, como puro papel hasta que no se demuestre lo contrario;
miento, la formulación verbal, si ha de ser eficaz, debe realizarse de y, en el mejor de los casos, como un nuevo elemento de un medio
tal modo que produzca la conducta 2 ' deseada. Esto revierte en las ambiente establecido pero en movimiento; como un único elemento
prácticas relevantes imperantes y en las actitudes de las personas en un complejo de prácticas, ideas e instituciones sin cuyo estudio
relevantes. En una ilustración doctrinal común, el lenguaje que es el elemento aislado no significa nada. Así, lo que el enfoque pro-
268 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 269

puesto significa no es la eliminación de las reglas, sino la situación dentro de las categorías recibidas, o pueden hacerlas desaparecer.
de palabras y de papel en una perspectiva que puede aumentar enor- La otra sugerencia de un enfoque realista radica en la observa-
memente su poder y efectos.25 ción de que las categorías y conceptos, una vez formulados y una
vez introducidos en un proceso de pensamiento, tienden a tomar
una apariencia de solidez, realidad y valor inherente que no tienen
EL LUGAR Y TRATAMIENTO DE LOS CONCEPTOS ningún fundamento en la experiencia. Más aún: aunque originalmen-
te formulados en el modelo de al menos algunos datos observados,
Como las reglas, los conceptos no van a ser eliminados, no pue- tienden, una vez han sido introducidos en la organización del pen-
den serlo. La conducta es demasiado heterogénea para tratar con samiento, tanto a sugerir la presencia de los datos correspondientes
ella, salvo después de alguna ordenación artificial. Las impresiones incluso cuando estos datos no están efectivamente presentes, como
de los sentidos que configuran lo que nosotros denominamos obser- a adecuar a las líneas y formas de las categorías cualquier observa-
vación carecen de utilidad, a menos que se las disponga conjunta- ción directa de datos. Esto ha sido discutido anteriormente en su
mente en algún orden. Ni tampoco el pensamiento puede funcionar aplicación a las reglas; se sostiene como verdadero, sin embargo, de
sin categorías. cualquier concepto. Es peculiarmente problemático en relación con
Un enfoque realista, sin embargo, pondría de relieve dos suge- los conceptos jurídicos, a causa de la tendencia de los conceptos
rencias en la configuración de tales categorías. La primera sugeren- jurídicos cristalizados a persistir después de que el modelo de hecho
cia descansa primariamente en saber que clasificar es perturbar. Es [fací model\ del que procede el concepto haya desaparecido o se
construir énfasis, crear acentos, que oscurecen alguno de los datos haya vuelto irreconocible. Un simple pero notable ejemplo es el de
bajo observación y que otorgan un valor ficticio a otros —un pro- la resistencia opuesta por el concepto de «amo-esclavo» a cada rea-
ceso que tiene tan sólo justificación en tanto en cuanto es necesario juste en el curso de una nueva situación del trabajo industrial. Quien
para el alcance de un objetivo. Los datos que hay que identificar abogara por el enfoque realista, aquí, efectuaría una permanente
respecto a este objetivo son obviamente aquellos que aparezcan como contrastación retroactiva de la categoría con los datos, para ver si
más pertinentes [relevani]. Pero la auténtica pertinencia [relevance] los datos se hallan aún presentes en la forma sugerida por la cate-
puede ser determinada solamente a medida que avanza la investiga- goría-nombre. Esto retrasa el pensamiento. Pero conduce a resulta-
ción. Por esta razón, un enfoque realista de cualquier nuevo proble- dos que significan algo cuando se alcanzan.
ma empezaría por ser escéptico sobre la adecuación de las catego-
rías recibidas para la ordenación efectiva de los fenómenos en vis-
tas a lograr una solución del nuevo problema. Es bastante posible ANTECEDENTES DEL ENFOQUE DE LA CONDUCTA
que las categorías recibidas tal como ya están resulten perfectas para
este objetivo. Es, sin embargo, del todo improbable. La sugerencia, Todo esto no es nada nuevo en las ciencias sociales. Concuerda
pues, viene a ser la siguiente: que teniendo en mente el nuevo obje- con el trabajo del etnógrafo contemporáneo. Éste sustituye la des-
tivo nos aproximemos a los datos nuevamente, tomándolos tan en cripción laboriosa y objetiva de la práctica por la relación ¡ocal de
bruto como sea posible, y descubriendo hasta qué punto y en qué lo que es la práctica, o por (lo que es peor) una relación o bien de la
medida las categorías tradicionales disponibles cubren realmente los práctica local, o de la ideología local amablemente distorsionada
datos en bruto más relevantes. Y esto antes de proceder a efectuar por las convenciones de propia cosecha del observador. Concuerda
estas modificaciones en las categorías tal como puede que sea nece- con el desarrollo del método objetivo &n psicología. Encaja en los
sario o prometedor hacer. Vista la tendencia a la sobregeneraliza- desarrollos pragmáticos e instrumentales en lógica.1* Intenta sacar
ción en el pasado, esto viene a significar posiblemente la construc- provecho de las preocupaciones metodológicas que se han suscitado
ción de categorías menores —las cuales pueden constituir subgrupos durante estos últimos años mediante los nuevos enfoques en socio-
270 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 271

logia, economía y ciencia política. El único rasgo nuevo es su apli- como esta, creo que es altamente útil a éste contemplarla como el
cación a la más convencional y ficticiamente montada de las disci- derecho del caso. No veo por ninguna parte nada que ganar, y sí
plinas, el derecho. En esencia, la Escuela Histórica del derecho de un mucho que perder, si se constituye una ficticia unidad en el derecho,
lado, y Bentham y el último Ihering del otro, se fueron aproximan- siendo así que algunos agentes oficiales hacen una cosa, otros otra,
do a la teorización aquí desplegada. El pensamiento de Holmes hizo y ahora los tribunales de nuevo una tercera. De forma realista, la
la mayor parte del camino dos generaciones atrás. Lo que se ha ley, pues, es no una, sino al menos tres, y de ninguna manera tres-
hecho en las últimas décadas que tiene algunos visos de novedad en-una. Si lo que los tribunales hacen prevalece finalmente y se re-
viene por parte de teóricos que van más allá del teorizar para, si- coge en la práctica administrativa, no hay más que decir. Si tal su-
guiendo este tipo de líneas, dirigirse a la recolección e interpretación ceso puede preverse por adelantado, encuentro que es inmensamen-
de datos sobre el comportamiento jurídico: Ehrlich, Nussbaum, He- te más útil pensar en el mismo en términos de unidad emergente de
demann, Brandéis, Frankfurter, Moore, Clark, Dougfas, Moley, la ley, la cual puede ser un debe hasta que se produce, y a éste le
Yntema, Klaus, Handler, Lambert.27 Cito solamente los suficientes queda todavía una oportunidad de que suceda (a un cierto precio)
para mostrar que no está implicada una sola escuela ni un solo país, con sentido común y dinero para aspirar a ello, pero no es aún el
y para dejar claro que el punto de vista se ha movido a través del derecho probable para el caso común. ¿Qué expresa sino un dere-
teatro discursivo y se ha probado a sí mismo en escena. Sentado cho, en una sola jurisdicción, según el capricho o la práctica de un
esto, debería contemplar ahora unas cuantas implicaciones más de oficial, o según la financiación o temperamento o pelaje político
este enfoque. del hombre común afectado? Justamente esto. ¿Qué más expresan
los hechos? ¿Por qué parpadear y desviar la vista porque la tradi-
ción sobre el papel se molesta? Mientras haya palabras para descri-
LA ACCIÓN ADMINISTRATIVA COMO DERECHO bir la regla del tribunal que va a prevalecer en última instancia (¡en
el caso en que lo haga!), y para describir la situación de forma
Tres de ellas aparecen conjuntamente. En primer lugar, para distinta antes y después de la victoria, salvo una confusión asegura-
centrarnos en el área de contacto entre la conducta judicial y la da, ¿qué beneficio se obtiene en una ciencia de la observación por
conducta de los «gobernados», han de subrayarse las interacciones. el hecho de usar las mismas palabras para describir ambas con-
En segundo lugar, siendo tan centrales como son las acciones de los diciones? 29
jueces en los casos disputados, hay un extenso cuerpo de otros agen- De ahí que argumente que el enfoque, el centro del derecho, no
tes oficiales cuyas acciones no son de menor importancia; cuantita- es meramente lo que el juez hace, en el impacto de este hacer en el
tivamente, sus acciones son de importancia enormemente mayor, hombre común interesado, sino lo que cualquier agente oficial del
aunque puede suceder que la posición del juez le conceda una posi- Estado [any state official\ hace, oficialmente.30 Los abogados son
ción de poder peculiar. En lo que ha precedido a esto, he argumen- curiosos. Respecto a un tribunal de primera instancia, aunque sea
tado algo a la ligera como si el juez y el tribunal fueran el principio un tribunal de un lego juez de paz, no tendrían ninguna dificultad
y el final del punto de enfoque jurídico. Es el momento de reformu- en apreciar esto.31 Podrían ver incluso que una mala decisión abajo,
larlo, de llevarlo a ser al mismo tiempo más preciso y de incluir más apelada y revocada, formaría parte de los problemas de un litigante
cosas.28 Las acciones de estos otros agentes oficiales afectan a la y reduciría sus derechos efectivos —¡cuántas veces manipulan el caso
gente interesada más a menudo que las del juez; de forma creciente, para lograr un acuerdo [settlement], aprovechándose justamente de
pues, y aumentando aparentemente a un ritmo elevado a medida estos factores de fricción! Pero decir que la decisión del administra-
que la máquina administrativa gana en funciones y fuerza. La ac- tivo que cobra mil ochocientos dólares del tribunal en la Oficina B de
ción administrativa es más bien a menudo, para el hombre común que ciertos gastos no son deducibles de mi devolución de impuestos
afectado, la última palabra de la ley sobre el caso. En una situación sobre los ingresos es el derecho en mi caso, pega el mismo susto a la
272 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 273

ideología del abogado que el que da al científico político proponer alguna) de la formulación oficial de una regla depende de las pau-
que para los propósitos de esta decisión este agente oficial es el tas de pensamiento y acción de las personas de cuya conducta se
Estado. Se necesita de nuevo lavar el asunto con el «ácido cínico» trata.
de Holmes y ver qué es lo que queda. De la misma manera, si la
decisión del agente oficial fuera adversa y errónea, y yo procediera
para obtener una revocación, debería incluir como una sustracción LA NECESIDAD DE UN ESTUDIO MÁS CONCRETO Y AJUSTADO
de mis derechos efectivos la mala voluntad y problemas subsiguien-
tes que podría tener a manos de este mismo agente; como una parte Hasta qué punto pueden presuponerse estas pautas, hasta qué
del derecho, si yo ganase; y su predictibilidad como una parte de- punto requieren un examen específico, depende de cada caso indivi-
terminante del derecho si en vista de lo cual yo decidiera no pelear. dual. Aquí, como en todas partes, nos vemos en la necesidad de
reexaminar las mayestáticas categorías del periodo romántico de la
teoría del derecho \jurisprudence]. Las viejas categorías lucen impo-
LA CONDUCTA DE LA GENTE COMO PARTE DEL DERECHO nentes en toda su púrpura, pero también resultan todas demasiado
grandes como para que puedan ser manejadas. Contienen elemen-
Hay, en primer lugar, las interacciones entre la conducta oficial tos demasiado heterogéneos como para que su uso resulte fiable.
y la de la gente; en segundo lugar, el reconocimiento de la conducta Lo que es verdadero para una ley, simplemente no se sostiene para
oficial de todos los agentes oficiales como parte del núcleo del de- otra. Lo que es verdadero para algunas personas bajo una ley no va
recho. En tercer lugar, y como parte inmediata de ambos, hay el a sostenerse para otras, incluso bajo la misma o parecida ley.32 No
reconocimiento de lo que Nicholas Spykman subraya con tanta fuer- me importa cómo se vuelva a hacer la clasificación, mientras se efec-
za y tan adecuadamente: que la palabra «oficial» presupone tácita- túe en términos de observación y de organización de los datos utili-
mente, connota, alcanza a incluir, todas las pautas de acción [pat- zables, y con la contrastación retroactiva [back-check] con los he-
terns of action] (ordenación, iniciativa) y obediencia (la pasividad chos. Pero es preciso volver a clasificar. Desde otro ángulo, lo que
incluida) tanto del agente oficial como de toda la gente afectada necesitamos es paciencia para mirar y ver lo que está ahí; y para
que configuran la posición del oficial y de su autoridad. Algo pare- hacer esto debemos volvernos tan poco ambiciosos cuanto más va-
cido es la idea que subyace al «consentimiento de los gobernados», yamos a observar, de forma completa e inmediata.
«dependencia en última instancia de la opinión pública», y simila- Un ejemplo puede contribuir a esclarecer mejor este punto. Al-
res; pero estas expresiones más antiguas no tienen ninguna elegancia gunas «reglas» están dirigidas a controlar e influir en la conducta
de líneas; ni tan siquiera sugieren la necesidad de un trazo más per- de personas cuyo conjunto de intereses es opuesto a la regulación
filado, lo cual entiendo que es la razón de por qué actúan como un deseada; otras están dirigidas a influir en la conducta de personas
somnífero, mientras que la formulación de Spykman actúa como que no solamente están dispuestas a ser reguladas, sino que poseen
un estímulo de la curiosidad y la imaginación. Está bien hacer no- un aparato efectivamente existente para satisfacer la regulación. Un
tar, de paso, que también aquí el método de formulación de Max ejemplo de lo primero puede hallarse en casi cualquier parte de la
Weber se vuelve clásico: el agente oficial existe como tal precisamen- delincuencia profesional; un ejemplo de lo segundo, tal vez, sería
te en la medida en que imperan estas pautas de acción y obediencia. un cambio en el derecho referente a las transacciones sobre propie-
Estoy completamente de acuerdo en que estas pautas son una parte dad inmobiliaria urbana que fuera también deseado por los agentes
esencial de cualquier fenómeno al que denominemos derecho. Y más inmobiliarios. La mayoría de los cascase componen de los dos ele-
completamente aun porque la formulación de Spykman infunde un mentos. Si solamente estuviese implicada la propiedad inmobiliaria
nuevo aliento a la diferencia entre reglas sobre el papel y conducta urbana, a primera vista, podría decirse mucho en favor de que la
resultante, hasta el punto que la conducta que resulta (si es que hay reforma legal sería peculiarmente sencilla y rápida, porque está fir-
274 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 275

memente arraigada la práctica de no entrar nunca en negocios in- los ferrocarriles: la vía de intentar la conquista del aparato guber-
mobiliarios sin consultar previamente con un abogado. Pero otras namental. Y es naturalmente este tipo de resistencia la que de hecho
prácticas también están arraigadas, como la de confiar la financia- (y contrariamente a nuestra hipótesis) mantiene el tema constitucio-
ción de la primera hipoteca a un particular tipo de negocio que nal en el frente de batalla. Las similitudes y diferencias en relación
exige a su vez una política de títulos que a su vez está bajo el con- a la regulación o prohibición del tráfico de bebidas alcohólicas re-
trol de compañías cuyos intereses van en contra de ciertos tipos de sultarían instructivas. Tan pronto como uno se traslada al terreno
reforma legal. Los problemas de los títulos de Torrens en New York de los asaltos a bancos o dei robo de joyas, parece que se borren las
City son un ejemplo de esto. Son sustancialmente no negociables; similitudes y se agudicen las diferencias. He escogido a propósito
ninguna compañía hipotecaria va a cubrirlos, porque ninguna com- un ejemplo de un campo en el que me siento totalmente ignorante
pañía de títulos va a asegurarlos." Este es, sin embargo, un ejem- para recalcar las líneas de pensamiento y de investigación que se
plo de innovación jurídica de «mecanismo-provechoso» [«he/pful- abren, bajo este enfoque, incluso antes de empezar la recolección
devtce» legal innovation] propuesto. Es un problema distinto de la de datos. Es obvio que la inclinación o la actitud de aquellos a
innovación jurídica de «ordenación-y-prohibición» [«ordering-and- quienes se pretende influir o de quienes resultan influidos por cual-
forbidding» legal innovation]. Salvo por la cuestión de constitucio- quier unidad del «derecho» [piece of «law»] se halla en el corazón
nalidad, y salvo por la cuestión política de hasta qué punto pueda del problema del control; debería ser igualmente obvio que es vital
llegarse totalmente a una legislación que va en contra de los deseos el estilo de organización de estas personas, sus modos colectivos de
de un grupo bien organizado y poderoso, resulta obvio que la apli- acción —tanto entre ellos mismos, como respecto a la sociedad en
cación prescrita de un nuevo estilo para hacer negocios relativo a general. Los efectos de la conducta dependen en gran parte de las
las compaflías de títulos de New York City constituiría prima facie condiciones de conducta existentes.
un problema prometedor de ingeniería jurídica, precisamente por-
que su negocio está localizado, bien organizado y funciona con
relativamente pocas unidades empresariales. A diferencia del delin- LA LEVE APLICABILIDAD DE LA MAYORÍA DE LAS REGLAS
cuente profesional, no pueden hundirse bajo la superficie y sobrevi- Y SUS IMPLICACIONES
vir. El problema de su identificación vendría a ser, pues, la identi-
ficación no de personas sino de infracciones de unidades concerta- Esto conduce directamente al punto siguiente: la mayoría de las
das conocidas; y casi con certeza podrían ser obligadas a que hicie- unidades del derecho afectan o pretenden influir sólo en un número
ran sus negocios abiertamente. El problema político mayor resulta- de personas relativamente escaso, por separado o a la vez, directa-
ría ser entonces con toda probabilidad el de anticipar e impedir por mente. Cuando esto ocurre, la organización, actitud, conducta ac-
adelantado las «evasiones» que resultan de cambiar los métodos de tual y probable de las personas que se pretende influir es lo que
negocios con asesoría jurídica: es decir, un problema de estructurar necesita de mayor consideración, desde el ángulo de obtener resul-
antes o después los formulismos oficiales de tal modo que las tran- tados (o de entender los resultados). En efecto, la propia identifica-
sacciones no pudieran verse satisfechas (con un beneficio, después ción de estas personas puede ser una precondición que requiere más
de deducir las multas, etc.) de manera distinta a la observancia de estudio. Lo que es un modo algo absurdo y redundante de decir
los lincamientos de los objetivos generales de la legislación. A me- que, a menos que estos temas sean estudiados, las reglas sean dise-
nos que la ingeniería tuviera tanto éxito que al desarrollarse un nue- ñadas, y el comportamiento administrativo sea adaptado a las per-
vo giro comparativamente igual de provechoso para los negocios el sonas en cuestión, los resultados van a, ser ampliamente accidenta-
legislador tuviera que contar no sólo con una resistencia inicial, sino les. «A las personas en cuestión», y, en efecto, «a aquellas personas
con una resistencia persistente y altamente competente, es verdad bajo las condiciones en cuestión.» Nunca se insistirá demasiado en
que puede incluso tomar el camino que ya emprendió una vez con que nuestra actitud hacia las «reglas» de derecho, tratándolas como
276 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 277
universales en aplicación, comprende una persistente trampa de ob-
servación. «Reglas», en el reino de la acción significa lo que las REALISMO RESPECTO A LA «SOCIEDAD»
reglas hacen; «reglas» en el reino de la acción son lo que hacen. La
posible aplicación y aplicabilidad no dejan de tener importancia, ¿«Qué puede hacerse», y por quién? He hablado del derecho
pero la efectiva aplicación y aplicabilidad son de una importancia como un medio: ¿medios de quién, y para el fin de quién! La dis-
limitada. Imaginar las reglas como universales —imaginar especial- cusión del derecho, como la discusión del «control social», tiende
mente que sean aplicables a «todas las personas que vengan a enca- un poco a asumir «una sociedad» y a asumir el descubrimiento pre-
jar en sus términos»— es taparse los ojos con una ficción constitu- vio de objetivos «sociales». Ambos son difíciles de encontrar en
cional antes de empezar una inspección de la escena. En aras de la cualquier sentido que se corresponda con los hechos del control.
seguridad, las constituciones precisan que las reglas de derecho son ¿Dónde se encuentra la unidad, el grupo coherente y singular? ¿Dón-
«iguales y generales» [«equal and general»]." Pero la mayoría de de se encuentra el objetivo manifiesto que sea «social», y no reba-
las reglas, aunque generales respecto a los pocos que cubren, cuan- tido por grupos casi tan importantes como los que le prestan apo-
do son contempladas desde el ángulo de la cantidad de ciudadanos yo? Y el derecho en particular presenta, en la mayor parte si no en
que están ahí, son en gran medida especiales. Y la mayoría de las la totalidad de su cuerpo, el fenómeno de los intereses opuestos, de
reglas que se «aplican» a «todos los que contemplen sus términos» las personas o los grupos antagónicos, con la participación de los
(todos los que establezcan barberías, o estén tentados de cometer agentes oficiales para favorecer a unos en contra de otros. O bien
asesinato, o de burlar a los agentes oficiales, o de cometer desfalco para alinear al disidente en los intereses de su propio grupo; y esta
bancario, o de firmar cheques sin fondos, o de adoptar a un niño, es una fase amplia. O bien para regular las relaciones entre dos
o de llevar una manufactura con cinco o más empleados), conside- grupos, o para alterar los términos de la lucha (competitiva o de
radas de forma realista, no son y no serán nunca «aplicables», en otro tipo) entre ellos. He aquí la eterna lucha por el control del
cualquier sentido que tenga el término, a la mayoría de la gente de aparato del derecho, y del proceso del derecho, por la cual los muy
la comunidad. Reglas como estas son efectivamente abiertas. Las interesados Aes pueden tener la esperanza de imponer su voluntad
personas se mueven dentro y fuera de la esfera de su aplicabilidad. parcial sobre los igual pero adversamente interesados Bes, y de po-
Pero esta esfera se ve con mucha mayor claridad cuando se contem- ner bajo este control la aprobación pasiva y el apoyo del gran cuer-
pla (comparándola con la comunidad) como leve [narrow], especial, po de Ces —que resulta estar desinteresado o, lo que también es la
peculiar. Obviamente la esfera de aplicación real es incluso más es- cuestión, no interesado. Para la verdad de esta afirmación, importa
pecial: la esfera de la conducta oficial respecto a la aplicación. (Y poco si los fines de los Aes son materiales o ideales, si son totalmen-
no resulta claro que esta esfera más especial sea comúnmente la de te egoístas o están altruistamente dedicados a algún concepto de
mayores consecuencias para las personas de cuyo comportamiento bienestar del conjunto. Y mientras este marasmo en relación al cam-
dependen los resultados: ¿los objetos de la «regulación»?)" bio en derecho puede pensarse, si as! se quiere, como político, la
No conozco ninguna consecuencia del enfoque que aquí se defiende existencia del mismo plantea problemas al definir «intereses». Se
—el enfoque en términos de comportamiento organizado que interac- debe recurrir también al hecho de que es sobre este mismo maras-
túa con comportamiento organizado— que resulte más esclarecedora mo que se espera que el comportamiento oficial ejerza presión cuan-
que esta apertura inmediata para su estudio del subgrupo y estructura do la nueva «regla» ha sido promulgada. Asi pues, conviene plan-
institucional tanto de los «gobernantes» como de los «gobernados». tear todos los problemas anteriores, con la siguiente adición: la po-
Su apertura para el estudio como lo primero que resulta esencial para sibilidad, no mencionada allí, de la existencia de un grupo de gente
cualquier tipo de intelección, como lo que hace del estudio del dere- común presionando para ayudar conjuntamente al programa oficial.
cho un estudio en primera instancia de situaciones particularizadas y Un tema, sin embargo, debe ser mencionado aquí: el eterno di-
de lo que en ellas ocurre, o sobre ellas puede hacerse.3" lema del derecho y, en efecto, de la sociedad; dilema del derecho
278 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 279

porque, de entre todas nuestras instituciones, es peculiarmente el popular-en-acción \folk-morality-in-action}. En el campo más anti-
derecho el que pretende «representar» a la totalidad. Entre el ma- guo del derecho penal, podemos sospechar una coincidencia muy
rasmo de los grupos que se sirven a sí mismos, gritando y luchando grosso modo entre el derecho-popular-en-acción [folk-law-in-action]
por este aparato que va a darles poder sobre otros, existe la emer- y la moralidad-popular-en-acción38 [folk-moraliíy-in-action], salvo
gencia recurrente de alguna totalidad, algún sentido de la responsa- la extendida creencia de que policía y prisión van a funcionar de
bilidad que rebasa los límites del iluminado interés propio, y con- forma disuasoria en el caso de que las explícitas sanciones externas
duce a una acción aparentemente guiada (a menudo a propósito) e internas no oficiales no lo logren del todo; podemos sospechar
por el bien común. Afirmar esto no es confesar ningún hegeliano incluso que en muchos terrenos el derecho penal es demasiado nue-
misticismo del Estado. Deja bastante abierta la cuestión de la exis- vo y demasiado especializado como para tener muchos antecedentes
tencia de algún «principio de vida» en una sociedad. Hace notar o contrapartidas en la moralidad popular; y, finalmente, que algu-
simplemente que, en ausencia de este autocuidado en términos de nos extensos aspectos del derecho penal no-moral (o no-moral toda-
conjunto, el conjunto no continuaría indefinidamente como tal. Se- vía) van a penetrar en el derecho-popular [folfc-law]: pienso en el
ría una locura negarlo. Sería llevar a la libertad, desde la inútil ideo- derecho de tráfico (tal como lo conocen los contratantes) como dis-
logía de la «representación del conjunto» a la ceguera respecto a las tinto de antemano en muchos lugares a la moralidad del tráfico, e
medias verdades en torno a las cuales fue construida esta otrora imagino divergencias similares con respecto a las materias de alco-
preciosa ideología. Pero negar la libertad, valorar las medias verda- hol, juego y sexo, tal como las conoce una población con una mo-
des sin interés directo y específico por los detalles del marasmo, ral diversa. Ahora bien, claramente lo que la gente piensa que el
sería una locura tan grande como la primera.37 derecho es, en relación a sí misma, tiene algún efecto a veces sobre
su acción. Mi intuición es, sin embargo, que el efecto en la dimen-
sión de prohibición es mucho más débil que lo que el jurista proba-
LO QUE SE CREE QUE EL DERECHO ES: DERECHO POPULAR blemente imagina, siempre que exista alguna presión importante del
interés propio, salvo para una minoría relativamente pequeña, o en
Con toda la insistencia que he puesto en la conducta, podría áreas de acción relativamente pequeñas para cada persona en parti-
haber producido la impresión de que un enfoque «realista» se tor- cular. Por otra parte, tengo la intuición de que en el ámbito en que
naría él mismo irreal al no tener en cuenta lo que la gente piensa el derecho prevé «mecanismos útiles» [helpful devices] —el intento
que es el derecho. No es así. Un enfoque realista empezaría de in- de usarlos que presupone un interés propio concurrente—, el dere-
mediato por el análisis y subdivisión de los términos «gente», «pien- cho popular tiene una considerable influencia en la formación del
sa», y «derecho» en un frase como la anterior. Para la gran mayo- comportamiento. Desde un ángulo realista, es preciso explorar el
ría de personas no particularmente interesadas, sospecho que el «de- problema mediante el cuidadoso estudio del detalle. Sospecho que
recho», en este aspecto y en la medida en que a ellas mismas les el problema de lo que el derecho se supone que es respecto a otros
interesa, significa «lo que yo debería hacer» y no difiere mucho de distintos de quien efectúa la suposición, es aún más importante.
las idealizaciones escasamente selectivas de la práctica diaria que Pero es menos importante en el cómputo para la acción que para la
imaginamos como la moral. A veces el tema, en efecto, se ajusta inacción. Por lo que parece posible que en este aspecto el derecho
más: «Quiero que este contrato tenga efecto» —y sin duda yo pen- sea concebido sobre todo como simplemente correcto, sin preocu-
saría entonces en ponerlo por escrito, y reflexionaría sobre repetir o parse de los detalles; y que este aspecto del derecho-popular esté
no un formulismo v.isto en alguna parte (en una escritura, ¿verdad?): cerca del centro de esa pasiva cooperación de los desinteresados a
for one dollar and other good and valuable considerations; puede gran escala que convierte en premio el control del aparato político.
que hasta me buscara un testigo para la firma. En el terreno del
derecho privado, sabemos singularmente poco sobre esta moralidad-
280 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 281

bras, y hacia un interés creciente por el comportamiento observable


IDEALES RESPECTO A LO QUE EL DERECHO DEBERÍA SER (en el cual debería incluirse cualquier probable actitud y pauta de
pensamiento susceptible de comprobación). He argumentado que el
No menos importante que lo que la gente piensa que es el dere- punto de enfoque del estudio, en efecto, el punto jurídico de refe-
cho es lo que la gente piensa que el derecho debería ser. Cualquier rencia para todas las cosas, ha basculado y debería trasladarse aho-
cambio en derecho es en buena medida un reflejo del deseo de al- ra de forma consciente hacia el área de contacto, el área de la inte-
guien de producir una diferencia. Y así como se deben tener en racción entre la conducta regulativa oficial y la conducta de aque-
cuenta las actitudes y las expectativas tanto como la conducta exter- llos a quienes influye o que influyen en la conducta regulativa ofi-
na, deben tenerse en cuenta asimismo los propósitos y las imágenes cial; y he argumentado que las reglas, preceptos y principios que
ideales a las que éstas conducen. Incluso, hasta tal punto, desde el hasta aquí habían tendido a centrar la atención deberían ser despla-
ángulo de una ciencia puramente descriptiva. zados y tratados a partir de una rigurosa referencia a su conducta
En cuanto a otro aspecto de los ideales, lo que el derecho debe- en esta área de contacto —para que las reglas sobre el papel se
ría ser no va a ser tratado en este artículo. No voy a hacer ningún revelen como lo que en realidad son, y para que las reglas corres-
esfuerzo aquí para indicar cuál es la regla adecuada o bien la acción pondientes con el comportamiento real tengan la importancia que
adecuada de algún sujeto jurídico. Sin embargo, voy a argumentar merecen. He argumentado que los complejos fenómenos que se aglu-
con algo de insistencia que tan pronto como se abandona la formu- tinan bajo el término «derecho» han sido tratados en el pasado con
lación de los ideales para ir al terreno de su realización, el enfoque demasiada generalidad, y que un entendimiento realista, posible sólo
que aquí se indica resulta ser vital para avanzar por este camino. en términos de la conducta observable, es otra vez posible sólo en
Solamente en los términos de una sólida ciencia descriptiva del de- términos del estudio de la manera en que las personas y las institu-
recho (o de lo que resulta aproximadamente equivalente, una mane- ciones están organizadas en nuestra sociedad, y en términos de la
ra de trabajar sólidamente construida, que toma igual número de conducta interactiva de cada parte del derecho en particular y de
condiciones en cuenta) los ideales pueden ir más allá del estado cada parte de lo social en la organización social en particular.
de los sueños. Además, tal como se ha señalado repetidas veces, Lo incluido en el campo del derecho bajo este enfoque es todo
tanto la factibilidad de llevar a término una política como el coste lo que normalmente se incluye, y muchísimas más cosas. Sospecho
de su cumplimiento están en un mundo de elementos vitales de limi- que en su núcleo central está la conducta de los jueces, y en parti-
tadas posibilidades para llegar a un juicio sobre el valor de la polí- cular aquella parte de su conducta que les señala como jueces —aque-
tica misma. llas prácticas que establecen la continuidad de su labor [office} con
la de sus predecesores y sus sucesores, y que hace que sus contactos
con otras personas sean oficiales—; pero esta sospecha por mi parte
CONCLUSIONES puede ser un vestigio de la tradición casuística en la que los aboga-
dos norteamericanos han sido educados. Por un lado, se halla próxi-
Como conclusión, podría reiterar que no me he ocupado en ab- ma a ese núcleo la conducta de otros agentes oficiales del gobierno.
soluto de trazar la periferia del derecho, de definir «derecho», de Por otro, los conjuntos de fórmulas [formulae] aceptadas que los
excluir nada de su campo. He argumentado que la dirección más jueces repiten, indagan para hallar alguna luz, tratan de seguir. De-
fecunda del pensamiento sobre el derecho se ha orientado siempre a ben distinguirse aquí las fórmulas con correspondencias cercanas de
la consideración del derecho como un aparato [engine] (un heterogé- conducta y las que no las tienen; las de frecuente aplicación, y aque-
neo número de aparatos) que tiene objetivos, y no valores en sí mis- llas cuya aplicación es infrecuente. Otra vez próximas al núcleo, se
mo; y que la visualización más clara de los problemas comprendidos encuentran las ideas de diversas personas acerca de lo que es el de-
se orienta hacia una progresiva disminución del interés por las pala- recho; y especialmente sus puntos de vista sobre qué derecho o qué
282 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 283

connexos con este elemento ideal, incluso donde se observan, se relacionan pronto
parte de él debería cumplirse. Desde otro ángulo, en el contacto de en primera instancia con las reglas.
primera mano con la conducta de los agentes oficiales, se halla el 3. Aquí, como sucede tan a menudo, «meramente» (como «y no») es una
establecimiento oficial donde inciden directamente los actos del agen- trampa para el jurista. Sólo puedo imaginar hoy en día como reglas «meramente»
te oficial; y detrás de esto, el establecimiento social que resiste, o verbales a reglas excepcionales, en excepcionales circunstancias.
4. El trabajo de Pound en este aspecto es tan llamativo por sus valores como
fomenta, o refleja la incidencia de sus actos. Más lejos del centro por sus limitaciones. Está lleno a rebosar de una magnífica penetración. Es a Pound
está la filosofía jurídica y social —que se aproxima a este centro a quien debemos la sugerencia de «los límites de la acción legal efectiva» (resueltos
más o menos directamente en la medida en que los materiales que en términos de decisiones de los tribunales). Es a Pound a quien debemos la contra-
trata sean o no tomados directamente del centro. Parte del derecho, posición entre derecho-en-los-códigos [íaw~in-books\ y derecho-en-acción [law-in-ac-
en muchos aspectos, es enteramente social, y enteramente del hom- tion] (este último limitado de nuevo, en la resolución propuesta por Pound, a lo que
los tribunales hacen; aunque insiste en otros lugares sobre los órganos administrati-
bre en sociedad. Pero esta es una cuestión periférica y no central, es vos como el actual centro del desarrollo jurídico). Es a Pound a quien debemos la
una cuestión del alcance del problema que tenemos concretamente formulación «individualización de tratamiento de un delincuente», y la referencia a
entre manos, y no del alcance de una discusión general. En cuanto las actas del Congreso sobre Beneficencia y Corrección para mostrar lo que el dere-
al solapamiento del campo que así ha sido esbozado con el de las cho penal está haciendo en realidad. Y así sucesivamente. No me interesa aquí la
cuestión de si anteriores escritores pudieran haber contribuido a, o anticipado, todas
otras ciencias sociales, debería excusarme por no observar ninguno. o algunas de estas ideas. Pound las vio, las formuló, las hizo suyas. Aunque, en
Las ciencias sociales no tienen lindes como los bienes raíces. E in- conjunto, estas ideas en ciernes no han llegado a fructificar. Nadie las piensa en
cluso en derecho las sanciones por una inofensiva violación de pro- conexión tanto con su interrelación como con el cuerpo de la teoría del derecho
piedad no son muy duras. heredada. El «equilibrio de intereses» [«Baíancing of interests»} sigue sin ninguna
indicación precisa de cómo formular un interés cuando puede reconocerse alguno, y
mucho menos de cómo son o deberían ser equilibrados a tenor de algún tipo de
estudio. La «ciencia del derecho sociológica» [SociologicaIJurisprudencé] sigue falta
NOTAS de la mayor parte de lo que es significativo en sociología. El «derecho-en-acción» se
deja corno sugerencia, mientras que la discusión ulterior sobre «el derecho» se con-
1. Law and Moráis, pp. 25 y ss. (1924). [Lleweltyn se refiere a Law and Mo- centra en los preceptos \precepts]. «Los límites de la acción legal efectiva» —una
ráis. The Mcnair Lectures, reeditado por Rothman Reprints, Nueva Jersey, 1969. El formulación que reclama claramente un estudio del hábito y de la implantación del
libro tiene tres partes dedicadas respectivamente a lo que Pound denominaba la pers- control de la sociedad (esta sociedad compleja, industrializada, parcialmente urbana,
pectiva histórica, analítica y filosófica de la teoría del derecho. «En realidad —escri- de cooperación indirecta, para la cual Pound nos ha dado nombres)— se deja sin el
bía Pound (ibid.)— las distintas escuelas de juristas en el siglo pasado tenían en estudio de la sociedad con la que supuestamente el derecho tiene relación. Cuanto
cuenta primariamente elementos diferentes del complejo agregado que llamamos 'de- más aprende uno, cuanto más estudia, nías luz y estímulo arrojan los escritos de
recho' . El jurista analítico se centraba exclusivamente en el cuerpo de preceptos prees- Pound. Siempre, y de modo característico sin embargo, permanecen en una franja
tablecido mediante el cual se adscribe un determinado resultado jurídico a un con- de comprensión que no llega a conducir completamente a un tratamiento más siste-
junto determinado de hechos. El jurista histórico solía fijarse exclusivamente en el mático del material. Uno se siente tentado a establecer un paralelismo global entre el
cuerpo de ideas tradicionales sobre cómo deberían ser decididos los casos, y la técni- pensamiento del hombre y de la escuela norteamericana de la ciencia del derecho
ca tradicional de desarrollo y aplicación de dichas ideas para suplir, extender, restrin- sociológico y el desarrollo del derecho casuístico: aceptando en lo principal lo que
gir y adaptar a las exigencias de la vida los preceptos legales. El jurista filosófico se ha sido transmitido; sistematizando en sensatos compartimientos; innovando con se-
centraba principal, si no exclusivamente, en un tercer elemento, a saber, un cuerpo guridad y fuerza allí donde la necesidad lo requiere —pero solamente ad hoc, con
de ideas éticas y político-filosóficas como la finalidad del derecho y como la perspec- escaso interés en incorporar o situar la innovación en el cuerpo del material tal como
tiva desde donde contemplar los preceptos legales, con respecto a la cual, consciente ha sido recibido.
o subconscientemente, los preceptos legales y los principios tradicionales de decisión Puede ser notado también a vuelapluma que una lectura crítica del trabajo de
y la técnica tradicional están siendo continuamente reformulados y provistos de nuevo Pound, sobre todo la formulación de cualquier critica concreta, se ve impedida por
contenido y nueva aplicación.» (N. del t.)] la constante indeterminación del nivel de su discurso. Algunas veces, su trabajo pre-
2. No sólo tos-ideales, sino también los criterios, no sólo los criterios, sino tende situarse claramente al nivel de la discusión aaadémica seriamente fundamenta-
también los conceptos, no sólo los conceplos, sino también las reglas, comprenden da; otras veces, en cambio, esta al nivel de las historias anecdóticas para abogados;
naturalmente imágenes mentales generalizadas que toman parte en la configuración otras, se sitúa en un nivel intermedio, el del ensayo imaginativo pero no probado.
de las reglas y de las acciones de los tribunales. Pero en cuanto que tradicionalrnente Las más, es imposible decir el nivel que un párrafo o capítulo dado presupone, y el
284 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 285

escrito parece pasar sin solución de continuidad de uno a otro. Ahora bien, resulta Legal, etc., Vale Law Review Journal, 49 (1940), p. 1.355, y en Llewellyn y Hoebel,
obvio que estas tres generalizaciones sucesivas y mutuamente inconsistentes pueden ser The Cheyenne Way (1941), especialmente capítulo III. (Nota de Llewellyn para la
todas ellas iluminadoras y, por cierto, verdaderas las tres, al nivel de charla de sobre- segunda edición de 1962.)]
mesa o incluso al de ensayo de pensamiento provocador, aunque ninguna de ellas sea 6. Me refiero aquí y en lo que sigue a aquello que mi amigo T. R. Powell
sostenible como propuesta expresa de un investigador. Todas ellas burlan al crítico al denomina los «postmortemizadores» [postmortemizers], aquellos que se arman un
mismo tiempo que tal vez estimulan sus facultades críticas. Hay un valor en esto. Hay lío con acontecimientos que pertenecen al pasado, escriben sobre ellos, o construyen
un valor incluso en las historias anecdótico-legales. Pero más valor tiene aún saberlo derecho académico. Estas personas muestran típicamente mayor extensión de pensa-
reconocer. ¿Qué no hubiéramos dado para ver finalmente la aparición de la tan espe- miento que el hombre práctico de capacidad parecida, pero una ingenuidad mucho
rada Sociológica! Jurisprudence, si su autor la hubiera formulado en los términos de mayor. El hombre práctico parece pensar en dos compartimientos estancos. Una
aquellos pensamientos pioneros que tanto han aguardado para ser recogidos conjunta- parte de su cerebro recita como el evangelio la ideología de la época, sobre esto o
mente en una Asamblea Constituyente? aquello o desde la tribuna; esta mitad pertenece a los postmortemizadores. La otra
[La Sociological Jurisprudence nunca apareció. Los cinco volúmenes que apare- mitad se ocupa arteramente de las instituciones existentes, o de cualquier otra sacra-
cieron de Jurisprudence avanzaron algo en materia de «intereses», pero poco en lización, para adaptarlas (cuando no, algunas veces, para retorcerlas hasta el límite)
temas como la parte administrativa de la vida jurídica o las relaciones del derecho a las necesidades del hombre práctico o de su cliente. Esta faceta de la mente del
con la sociedad. (Nota de Lewellyn para la segunda edición de 1962.)] hombre práctico debe de haber funcionado en todo sistema jurídico desde los tiem-
5. Estoy presuponiendo aquí la presencia de «reglas de derecho» [«rules of pos de la mayor rigidez formal. (Compárese toda la preparación y proseguimiento
iawj, es decir, asumiendo al menos el derecho como una actividad de control semi- de la demanda en la Njals-Saga de Dasent.) Y algunas personas concisamente crea-
especializada que se distingue de otros mecanismos de control; presupongo también doras deben de haber imaginado la relación de interés y garantía desde que el dere-
que ha tenido lugar un proceso de generalización. Estoy seguro de no conocer el cho existe. (Compárese con la protección de la Iglesia en las leyes inglesas antiguas.)
alcance temporal de este primer presupuesto; me inclinaría a considerar como un Pero el tono y las ideas de los postmortemizadores han ido cambiando con los tiem-
indicio de su existencia cualquier asamblea especial que se celebrara con el propósito pos, y siempre manteniendo inalteradas las actitudes básicas del hombre práctico,
de solucionar las disputas, es decir, compuesta por los ancianos del poblado sin han cambiado las palabras de éste y su conjunto de ideas, sus instrumentos, igual-
ninguna autoridad o posición oficial (cf. Gutman, Das Recht der Dschagga, cap. mente con poderosos efectos sobre sus resultados.
«Der Spruchrasen»). El segundo presupuesto asume que la decisión anterior ha em- 7. Para nuestros propósitos puede no tenerse en cuenta la dudosa distinción
pezado a ser considerada como precedente para una decisión posterior; que Themis que los pensadores alemanes han efectuado entre «derecho objetivo» (más «ley» que
no es solamente un oráculo, sino que señala una norma [norm]. Pero insisto en que «derecho») y «derecho subjetivo» (cercano a nuestro 'derecho' prehohfeldiano). Se
sea una norma de derecho [norm of law]. Vinogradoff pone de relieve convincente- ajusta a la discusión en que el Recht subjetivo se contempla ante todo como una
mente que el Themis de Maine no es una pura creación de quien toma la decisión; deducción de la regla de derecho, y, por lo tanto, como algo independiente. [Lle-
antes que el Themis existía una vida societal en la cual las normas eran tanto explí- wellyn se refiere aquí a la obra del que fuera su maestro en Yale, Wesley N. Hohfeld.
citas como implícitas. Dudo, sin embargo, en denominar como «reglas» y «jurídi- Hohfeld trataba de reducir el uso práctico de los términos jurídicos a conceptos
cas» a las normas implícitas, y no veo sino confusión en hacerlo así. Observo sola- jurídicos fundamentales relacionados entre sí. Véase «Some fundamental legal con-
mente prácticas, más o menos definidas, más o menos conscientes, más una actitud ceptions as applied to judicial reasoning», Yale Law Review Journal, 23 (1913), p. 16,
generalizada de que todo lo que sea práctica es correcto, y todo lo que se aparte lo versión castellana de Genaro R. Garrió, Conceptos jurídicos fundamentales. Centro
suficiente de ella es incorrecto. El proceso de hacer explícita la norma implícita re- Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968. Llewellyn fue el encargado de escri-
quiere ciertamente un difícil trabajo creativo (¡dos piezas de oro como recompensa, bir asimismo ía nota necrológica «Wesley Newcomb Hohfeld - Teacher», véase Yale
sobre el escudo de Aquiles!), aunque, una vez obtenido, cualquiera puede reconocer, Law Review Journal, 28 (1919), p. 795, reeditado en Jurisprudence. Realism in Theory
el resultado como verdadero si es verdadero (¡la masa ganará el oro!). También, en and Pracíice., The Universily of Chicago Press, 1962, pp. 491-494. (N. del (.)]
efecto, el «proceso de explicitación» [explicit-making] permite un giro. Finalmente, 8. Tampoco quisiera que se entendiese que niego consecuencias prácticas a este
una vez emitido el juicio, es al mismo tiempo más fácil de ver, más firmemente modo de pensar, en las resoluciones de los casos, en derecho constitucional, en las
perfilado, más rígido, y tal vez más autorizado que antes. Si es autorizado a causa limitaciones del derecho de acción, etc., o que considero que la descripción de la
de quién lo ha hecho, o a causa de las circunstancias de su desarrollo, resulta serlo garantía inmediata describe hoy toda la situación. Si que describe el aspecto más
además por haber empezado a distinguir en efecto el específico carácter de lo jurídi- importante, y descuidado, de la situación.
co [legality] a partir de la matriz social general. El análisis de Malinowski en Crime 9. Dicho de otro modo, las reglas prescriptivas son reglas para hacer algo; las
and Custom in Savage Socieíy (1926) es algo parecido; pero se desarrolla en térmi- reglas descriptivas son las así llamadas reglas de hacer algo —enunciados de regula-
nos de la autoridad Dominante de la norma; y no del funcionario. Si, cuando se ridades observadas. Pero «reglas de», en el habl»común, incluye ambos aspectos a
apela a ella, una norma prevalece frente a otra norma inconsistente de la práctica la vez, y «reglas para» lo hace cuando no connota la exislencia de una correspon-
común, Malinowski la concibe como jurídica [legal]. Es una distinción iluminadora. diente práctica. Voy a limitar mi término «reglas» a las «reglas para», sin implicar
[Este tipo de temas son desarrollados con más amplitud en mi The Normative, the ninguna de estas connotaciones. [Nota de Llewellyn de la edición de 1962.|
286 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 287
10. Sustraigo aquí de la discusión otra confusión problemática: siempre que te o bien en guiar a un cliente concreto a través de las dificultades de acción en una
las reglas son discutidas en su aspecto prescriptivo, resulta frecuente que sea difícil situación determinada, o bien llevar al personal de un tribunal concreto a un resul-
decir si el autor está dando su propia visión de lo que debería ser, o, por otra parte, tado concreto. Su enfoque son los resultados deseados y no las formulaciones, y
una visión sancionada por la autoridad —las reglas prescriptivas aceptadas como utiliza formulaciones como utiliza su conocimiento tanto de la tradición judicial como
imperantes. En este último caso, la imperando [prevalence] de una regla prescriptiva de la peculiaridad individual; como herramientas para lograr el resultado que desea.
dada es un hecho susceptible de descripción (o de mala descripción); pero siempre se Esto no significa que todo lo que es puesto en práctica para desarrollar su técnica
deja de notar si esta regla prescriptiva imperante tiene alguna contrapartida en la puede ser dictado o impartido conscientemente. Significa aún menos insistir en que
práctica, o permanece en el papel o estado de jarabe de pico. sea un fiel relator de su propia técnica.
11. El refinamiento de los términos proporciona alguna distancia para evitar b) La del legislador. He aquí un hombre que quiere resultados. ¿Cómo puede
esta confusión. «Regla» queda bien delimitada a la esfera prescriptiva. «Regla sobre ponerse en duda la utilidad adicional que puede derivarse de su lucha, con los hechos
el papel» es un nombre claro para la regla para la cual no se adscribe contrapartida observables de la acción oficial y la acción no oficial tal corno tales hechos se pro-
en la práctica. «Regla en funcionamiento» [Working rule}, indica una regla con una ducen? El político de éxito y el abogado de éxito, por cierto, son precisamente los
contrapartida en la práctica, o a su vez una práctica conscientemente normativizada. hombres cuya captación de las realidades del derecho cubren de vergüenza al teórico
Cf. supra nota 3. «Práctica» indica un curso de acción observable, sin adscripción perdido entre las palabras.
necesaria alguna de normativización consciente sobre la misma. En un artículo ante- c) La del filósofo del derecho —en el aspecto de «los fines del derecho» y los
rior («TheEffect of Legal Institutions on Economics», American Económica! Review, valores sociales. Toma sus datos para filosofar de alguna parte. El valor de su filoso-
15 [1925J, p. 671) no logré formular esta última distinción; parece obvio, sin embar- fía está en gran medida condicionado por estos datos. Si ocurre que son datos de la
go, que perfila la técnica de descripción y de razonamiento propia en un importante vida, sus problemas devienen más reales, su contrastación más fácil, su base de pen-
detalle. Considérese, por ejemplo, el doble valor que hubiera tenido la obra de Ehrlich samiento más efectiva. Esto significa al menos que, cuando se aviene a aplicar los
si su repertorio de términos hubiera sido útil para efectuar claramente estas distin- valores que escoge a la crítica del «derecho positivo», conecta con el derecho-en-
ciones, y para dejar a su magnífico pensamiento operar por sí mismo libre de
acción de su época, y no meramente con el de los códigos. Si acontece que sea un
confusión. puro místico, puede resultar irrelevante; de otro modo, el beneficio parece inevitable.
12. Allí donde el demandante tiene un derecho [legal] a reivindicar, puede rei-
Para el devoto de la lógica formal en derecho la imagen es algo diferente. Éste
vindicarlo jurídicamente [at iaw]. Este demandante tiene un derecho [social, moral,
se preocupa por las palabras, por las proposiciones. Probablemente, casi totalmente
económico] a reivindicar. Por lo tanto, este demandante puede reivindicarlo jurídi-
por proposiciones que se sitúan en el interior del reino del deber —de la doctrina-
camente en su acción. Esto puede mejorar el derecho. Lo ha hecho. Esto no lo
presumiblemente la doctrina comúnmente aceptada del sistema. Una vez tiene sus
convierte, sin embargo, en el mejor tipo de razonamiento para ser usado por un
proposiciones, se libera del enfoque que aquí se discute. Encuentra este enfoque en
científico. [Nota de Llewellyn en la edición de 1962.]
dos lugares: el primero, cuando presta un determinado contenido a sus símbolos,
13. Esta caricatura no se dirigía contra Ihering, sino contra alguno de los ma-
para empezar. No sería tan cuidadoso en cuanto lógico, pero más útil, si aspirase a
teriales inferiores que Pound había estado publicando en los años veinte. Sin embar-
go, Pound me escribió una felicitación extraordinaria por el artículo: «Venipost me, alcanzar este contenido vital en los hechos observados y no meramente en palabras
sobre el papel. Y, en segundo lugar, cuando el proceso lógico ha finalizado y desea
mefortior». [Nota de Llewellyn en la edición de 1962.]
14. Esto es una exageración. El derecho pasado puede haber contribuido mucho comparar sus resultados con algo, para comprobar si no sería preferible otra línea
a la existencia presente de un interés, y a su forma y alcance. de sistematización, puede usar el área de conducta de forma efectiva para efectuar
15. Como, por ejemplo, que vale la pena investigar: que merece la pena contras- su comparación.
tar constantemente las conclusiones con los hechos y esforzarse por extraer conclu- Pero lo que he dicho acerca del lógico sugiere el proceso explícito de un tema
siones que resistan los hechos observados; también, probablemente, que merece la implícito a lo largo del artículo. Decir que el área de contacto de la conducta es el
pena publicar tales conclusiones para su discusión con independencia de los prejui- punto de referencia más útil para todo lo que cuenta como derecho no es decir que
cios a los que tengan que enfrentarse o de los valores comúnmente aceptados que un especialista no pueda hacer el más útil de los trabajos, posiblemente, sin llegar
puedan perturbar. siquiera a este punto de referencia. Un estudio cuidadoso de la lógica formal de las
16. A lo largo de este artículo estoy hablando sobre todo desde el punto de opiniones judiciales sería un estudio útil. Pero insistiría en que incluso su utilidad se
vista del postmortemizador, el observador, el ordenador, el científico. Pero déjenme vería inmensamente incrementada por un estudio igualmente cuidadoso del instru-
presentar de paso mis respetos a otras cuatro líneas de pensamiento jurídico a las mentalismo, los elementos pragmáticos y sociopsicológicos en los mismos casos.
cuales parece también dudosa la utilidad del enfoque propuesto. Y que de un estudio cuidadoso posterior de los efectos sobre la sociedad preocupada
a) La del abogado en ejercicio. En sus momentos de acción, en su manejo por los mismos casos se seguiría un incremento de luz igualmente geométrico. Bajo
efectivo de un caso o de una situación, la medida de su éxito es la medida en que de el actual enfoque de «palabras» y «reglas», toda la tendencia consistiría en detener-
hecho utilice este enfoque. (La cuestión de en qué medida lo utiliza conscientemente, se, o en modificar ligeramente, el primero de estos hipotéticos estudios. Bajo el en-
en qué medida de forma intuitiva, es irrelevante para este hecho.) Su trabajo consis- foque de contactos-de-conducta, cada uno de ellos sería bienvenido, pero la dirección
288 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 289

dominante se orientaría a completar el último antes de que la significación del pri- su mente fija en que el propósito de las reglas es en última instancia afectar a la
mero fuera pensada o incluso fuera comprendida en una medida apreciable. conducta de los «gobernados», discutirá esto. Un sociólogo se contenta con ver y
d) La del juez. No me parece que su actitud hacia sus colegas como miembro describir lo que sucede —y compararlo con lo que había sido propuesto.
de un tribunal difiera significativamente de la del abogado en 'ejercicio, para nues- Con esta orientación de la regla al juez, ¡qué gozosamente pertinente resulta ser
tros propósitos. Su enfoque para sí mismo comprende (como el enfoque del filósofo) la distinción entre una regla que le dice qué hacer, dirigida a sí mismo, y una regla
la formación de su juicio de valor sobre el caso en cuestión, además de observación que le dice cómo instruir al jurado!
y predicción. Resulta difícil para mí ver de qué modo su juicio de valor pueda no [Llewellyn se refiere a la obra de Eugen Ehrlich, Grund/egung der Soziologie
tener una mayor utilidad si él contempla su problema no como la mera actividad de des Rechts, Munich y Leipzig, 1913. Véase en este mismo volumen (pp. 315-326) la
una formulación abstracta sobre el papel, sino como la invención de una manera traducción de la recensión que dedicó Félix Cohén a la obra de Ehrlich en 1937. (N.
de trabajar en el tribunal que siguiendo su debido curso va a afectar a la gente. Este del t.)]
último enfoque, ciertamente, le apremiará a usar todos los medios a su disposición 19. Ehrlich, de nuevo, saca elegantemente esto a la luz.
para visualizar por adelantado los efectos de la decisión. Tal visualización ha sido 20. Y yendo en la dirección de ulteriores campos de contacto entre el compor-
conceptuada —y pienso que correctamente— como la esencia del saber-en-acción de tamiento oficial o judicial y el comportamiento común, se llega a aguas mucho más
la jurisprudencia [wisdom-in-action case-law]. El enfoque descrito debería hacer profundas: ¿cómo funciona la regla sobre el papel (es decir, tiene un reflejo o una
de este saber-en-acción una realidad en un alto porcentaje de casos. He desarrollado contrapartida en el comportamiento) en los casos de los tribunales inferiores, sin
en otro lugar que mientras el efecto neto es sin ninguna duda una expresión del apelación? ¿Cuántas veces tiene alguna influencia? ¿Cómo influye a los agentes de
tradicional campo de la discreción y creación judicial del derecho [law-making], esto la administración? ¿Cómo influye sobre las transacciones entre la gente que nunca
no debería constituir, sin embargo, ninguna conservadora causa de alarma: en pri- llegan a ninguna instancia oficial? Todos los indicios apuntan a que todo esto es
mer lugar porque, incluso cuando se expande, este campo sigue siendo sorprenden- mucho más importante que el asentamiento de la doctrina, o incluso que las prácti-
temente estrecho si se considera respecto al derecho como un todo, o respecto al cas de hecho de los tribunales superiores. Lo que está documentado reviste una pi-
movimiento del derecho —motándose sólo los cambios cumulativos a lo largo de cante apariencia de valor —incluso de tipicidad— en contra de lo que queda aún por
decenios; [una visión corregida, que muestra el proceso e importancia del cambio explorar.
diario, es desarrollada en mi The Common Law Tradilion-Deciding Appeals (1960) 21. Desafortunadamente, esto es en exceso simplificador. Pueden existir tantos
(Nota de Llewellyn en la edición de 1962)]; en segundo lugar, porque no comprende propósitos como participantes. Y, casi con regularidad, el propósito de quien lo for-
la introducción de ninguna técnica de cambio no bendecida aún por la tradición mula y el propósito que él públicamente le asigna son dispares.
conservadora, sino que comprende solamente una reorganización, para su utilización 22. Este factor no tiene de ningún modo la importancia exclusiva que los de-
consciente, de técnicas comúnmente aceptadas como buenas durante siglos; en tercer votos de las reglas sobre el papel tienden a atribuirle. Los observadores más agudos
lugar (este es un artículo de fe, no un tema susceptible aún de demostración), porque subrayan continuamente lo siguiente: ¿qué otro significado tiene el acento puesto
el tipo de cambio producido bajo estas circunstancias es un cambio que mueve a la sobre las técnicas tradicionales «para desarrollar y aplicar preceptos»; la práctica de
acción oficial más en la línea de arreglárselas con las necesidades habituales; y otro la oficina, o de la Constitución, que cambia los acentos de lugar, y a menudo crea o
tipo de cambio, que hoy en día ocurre constantemente aunque de forma oculta, abroga instituciones enteras; la «interpretación progresiva» [«ihe interpreling away-»]
tiende a ser eliminado: el cambio por una sobresimplificación de las formulaciones de una regla; la importancia de la experiencia en la doctrina, de los poseedores de
verbales y sobre-«aplicación» de tales formulaciones a casos a los que nunca habían «formación»? Y así sucesivamente.
sido aplicadas, y en los que no encajan. Prajudizienrecht una Rechlsprechung in Por otra parte, el factor de las reglas verbalmente formuladas tiene suficiente
Amerika (1933). importancia como para explicar por qué han sido consideradas durante tanto tiempo
17. La eliminación de tal implicación no reportaría, según mi parecer, sino el núcleo o incluso la sustancia del derecho. No son la única maquinaria para pro-
beneficios. La cuestión de la continuidad de una práctica dada, cuando se suscita ducir regularidad. El hábito, la práctica, la experiencia y la tradición no verbalmente
para su discusión, es mejor plantearla de forma explícita. [Esto me parece hoy un formuladas, son vitales para la regularidad. Pero son un factor en su producción
pasaje confuso que no logra situar el objetivo verdadero y el hecho existente de una —en la medida que los agentes oficiales reaccionan a las palabras, y leen palabras,
regularidad razonable en el comportamiento judicial, y tampoco logra distinguir en- de forma parecida. Son, además, el principal dispositivo para contrastar la regulari-
tre tribunales de juicios (trial couris) y tribunales de apelación (appelíate cauris). dad, para dejar que los extraños se hagan una idea de si los agentes oficiales perma-
(Nota de Llewellyn a la edición de 1962.)] necen en los debidos límites de discrecionalidad. Y son, como ya se ha indicado, el
18. Pienso que esto se sostiene como verdad de todas las reglas de deber ofi- elemento más vital para introducir cambios en la regularidad. Donde el comporta-
ciales, con independencia de su forma. Me refiero a sus efectos, no a sus propósitos. miento oficial ocurre sin regularidad, los viejos puntos de visla tienden a negarle el
V los derechos del hombre común resultan a través de la pantalla de la práctica de carácter de derecho (la irregularidad asumida, o eKapricho de la justicia del cadí, o
los oficiales, por una especie de reflejo social. Ehrlich describió inteligentemente el cosas parecidas). No estoy de acuerdo con esto. Debería subrayar naturalmente como
fenómeno, en cuanto que comprendía las reglas que gobiernan el establecimiento de ilustración más perfecta del concepto el comportamiento oficial regular, pero con-
la máquina de gobierno del Estado. Un filósofo del derecho o un normativista, con templo el comportamiento como más vital que la regularidad, más vital que la mera
290 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 291

expresión sobre el papel de la regularidad deseada —con la excepción de hasta qué (Johns Hopkins), investigaciones pendientes del uso de la jurisdicción federal y del
punto expresa un ideal—. Bueno, sobre el papel. curso efectivo de la litigación en los-tribunales del Estado; Klaus (Colombia), «Sale,
23. No he intentado en este artículo definir comportamiento, acción, conduc- Agency, and Price Maintenance», Columbia Law Review, 28 (1928), pp. 312, 441;
ta. No tengo ningún deseo de excluir cosas tales como el nacimiento y frustración de Handler (Columbia), «False and Misleading Advertising» (1929), Yale L. J., 39, p. 22;
expectativas, la creación de esperanzas y miedos, etc. El enfoque por el que se aboga Ishizaki, Le droit corporatif international de la vente de sotes (1928); y la excelente
se orienta vigorosamente en la dirección de investigar los fundamentos de la preten- reseña de Klaus, Columbia Law Review, 28 (1928), p. 991.
sión de nacimiento o frustración de expectativas en cada caso dado —y también en 28. La reformulación complicaría el argumento precedente, pero no lo cambia-
la dirección de investigar qué expectativas, y de quién. Así como también, por ejem- ría esencialmente. A excepción hecha de hasta qué punto el argumento ganara en
plo, los procesos del pensamiento de los jueces, la influencia de la ideología en tos fuerza por esta misma razón.
jueces y en la gente común, etc. Cf. American Económica! Review, 15, p. 670, n. 17; 29. En el aspecto normativo del derecho no existiría confusión o duda en este
p. 675, n. 32. caso. La «regla correcta» sería siempre la misma. Pero esto no es una razón para
24. Mi artículo «Law Observance and Law Enforcement», Proceedings ofCon- ocultar la divergencia en los resultados, en el nivel de descripción y predicción. Ne-
ference of Social Work (1928), pp. 129 y ss., desarrolla otros aspectos de la cuestión. cesitamos, precisamente para estos objetivos, separar los aspectos descriptivos y nor-
25. Para una rápida y fácil ilustración, compárese el art. 2 del Uniform Com- mativos del derecho. Además, los resultados afectan a las normas, tanto como las
mercial Code, con el más antiguo Uniform Sales Acl. [Nota de Llewellyn en la edición normas afectan a los resultados. Si los resultados, en el caso propuesto, fueran el
de 1962.] derrocamiento de lo judicial por la práctica administrativa, la norma sería harto
26. Mortimer Adler me sugiere que el enfoque operacional de la física contem- dudosa con el resultado pendiente. Y una de las ventajas (por lo demás bastante
poránea es un clásico análogo y precursor. [Lleweltyn se refiere a otro de sus com- incidental) del enfoque aquí defendido es que hace explícito, comprensible, y no
pañeros de la Universidad de Columbia que, junto con Jerome Michael y Huntington chocante, el hecho y dominio de la ocurrencia de este tipo de dudas en relación a la
Cairns, se interesaba por el derecho y la filosofía de las ciencias sociales. El aspecto norma.
de lógica «instrumental» y derecho que Llewellyn cita se recoge en los trabajos de 30. Si estuviéramos tratando con una sociedad sin organización política, esto
Adler y Michael, The Nature of Judicial Proof (1931), y el posterior «The Trial of sería obviamente una mala terminología. Pero otra de las futilidades de la sobrege-
an Issue of Fact», Columbio Law Review (1934). Cf. con Llewellyn, «On Reading neralización en derecho ha sido el intento de encontrar un sólo conjunto de términos
and Using the Newer Jurisprudence», Columbia Law Review, 40, p. 581, reeditado para cubrir las instituciones de sociedades dispares. Antes que organización política
en Jurisprudence, op. cit., pp. 128-165. (N. del (.)] encontramos control, y a menudo instituciones de control especializadas o semiespe-
27. El trabajo de los distintos autores se encuentra en campos algo distintos. cializadas. Pero al describir una sociedad organizada políticamente es sumamente
Lo mismo vale a menudo para los distintos trabajos del mismo autor. Y una extensa conveniente limitar el término al Gran Palo oficial [official Big Stick]. Un término
bibliografía de todo lo que se ha hecho en la línea discutida sería demasiado larga. adecuado para el cercanamente parecido «derecho» en este tipo de sociedad es «por
Probablemente la mayoría de títulos se encontrarían en el útil pero menos avanzado ley» [by-law]. Sociológicamente, los dos son a menudo más similares que distintos.
campo de descubrimiento de la práctica real de los tribunales de apelación, como Cf. Max Weber, Wirtschaft u. Gesellschaft, 16, 17, 27, etc.; y American Económica!
distinta del modelo sobre el papel de los tribunales o de los autores. Los nombres de
Review, 15, pp. 672 y ss.
esta lista han sido escogidos en relación al trabajo en el estadio siguiente: los hechos
31. Esta diferencia de enfoque ha sido bellamente desarrollada por Arnold,
como operaciones de los tribunales inferiores, y los indicios de la investigación en la especialmente en Symbols of Government (1937) y Botíienecks of Business (1940).
zona de contacto entre la conducta oficial y la de la gente. Ehrlich (Czernovich),
[Nota de Llewellyn en la edición de 1962.]
Grundlegung einer Soziologie des Rechis, y véase Page, Pro. Ass. Am. L. S., 45
32. De! mismo modo (tomándolo otra vez de Spykman) en la medida en que
(1914). Desafortunadamente, muchos de los descubrimientos de sus investigaciones
la conducta de los oficiales juega en estas pautas de acción entrelazadas la conducta
sobre el «derecho viviente» son inaccesibles. Nussbaum (Berlín), en su Rechtstats-
se vuelve «oficial» en lugar de «personal», y de un modo que aquí resulta de interés
achen-Forschung; Hedemann (Jena), Reichgericht una Wirtschaftsrecht; Brandéis, el
directo. La conducta «puramente» personal de un agente oficial resulta bastante in-
escrito en Muller v. Oregon, y sus opiniones, repetidamente; Frankfurter y Landis
concebible; pero la conducta sustancialmente personal puede quitar mucho tiempo a
(Harvard), The Business of the Supreme Court (1928); Frankfurter y Oreen, The
Labor Injuncíion (1930); Underhill Moore (Yale), materiales mimeografiados y ma- un agente dado.
33. Así, un título de Torrens de un lote en un bloque de pisos convierte el
nuscritos sobre la banca en relación al derecho bancario; Moore y Shamos, «Iníerest
on the Balances of Checking Accounts», Columbia Law Review, 27 (1927), p. 633; bloque en no disponible para su mejoramiento a gran escala. R. R. B. Powell me
C. E. Clark (Yale), materiales manuscritos sobre la práctica efectiva de la litigación dice que los títulos de Torrens han sido incluso desregistrados en algunas ocasiones,
en Connecticut y Nueva York; resultados parciales aparecen en la Conn. Bar J. en para tener acceso al dinero de la hipoteca. »
julio de 1928, abril y julio de 1929, y la W. Va. L. J. de diciembre de 1929; Wm. Dou- 34. En la práctica esto viene a ser: «ecualizables [equable] en la elección de la
glas (Yale), estudio de la bancarrota y la práctica de la insolvencia, aún en curso; limitadísima clase de los afectados». La igualdad de regla es imposible en una socie-
Moley (Columbia), las investigaciones criminales, en general; Yntema y Theo. Hope dad especializada. Es verdad que algunas de las líneas de discriminación que en núes-
292 EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO EL REALISMO JURÍDICO NORTEAMERICANO 293

tro sistema están fuera de consideración, son sugeridas por la palabra «igualdad» valorarla por lo que tenía, y llevar esto con nosotros a un nuevo curso de pensamien-
[equaiity]. Pero, excepto históricamente, no es particularmente significativo. to, habríamos hecho mucho por reducir la bien conocida oscilación pendular de una
35. He subrayado en otro lugar que el problema vital en estos casos es el de exageración a otra. Esto es de menor importancia en los estudios originarios de un
crear en la conducta de las personas pertinentes nuevas prácticas (folkways), que se nuevo movimiento. El innovador arrastra de grado o por fuerza las cualidades de la
adecúan a los objetivos buscados por vía de las nuevas reglas jurídicas. Law Obser- misma instrucción contra la que intelectualmente se rebela. Pero si los innovadores
vance and Law Enforcement (en Jurisprudence. Realism in Theory and Practice, originales no logran incorporar en sus doctrinas tanto como en sus prácticas la fuer-
p. 399). Y que la efectividad de las reglas jurídicas, antiguas o nuevas, no puede ser za vital [life-power] de las escuelas anteriores, incluso cuando ataquen el falso énfa-
medida simplemente por la cantidad de veces que los agentes oficiales actúan de sis de estas últimas y sus implicaciones, aquellos que hayan sido novedosamente ins-
acuerdo con ellas. Ibid., y American Económica! Review, 15, p. 682. En efecto, la truidos en la nueva escuela serán insensatos dados a la exageración.
efectividad ideal no se alcanza hasta que los oficiales no tengan que actuar en abso- 38. ¿Podría insistir de nuevo en el punto de que «moralidad popular» significa
luto. Pero si son el tipo de reglas que coincide más o menos con una práctica anti- a menudo realmente que hay por lo menos tantos subgrupos como variedades impor-
gua y comúnmente establecida (mores} se vuelve un problema serio el hecho de hasta tantes con detalles concretos dentro del grupo principal?
qué punto tenemos en estos casos efectividad de la regla jurídica, o del comporta-
miento oficial ocasional referente a la regla. Contrástese con el caso extremadamente
opuesto: toda una línea de actividad cuyas unidades están preparadas para seguir o
no seguir los lineamentos ahora prescritos, según sentencia en un caso test delibera-
damente escogido. Lo que es más importante no es el comportamiento de los agentes
oficiales, aislados, sino el comportamiento de los agentes oficiales en su interacción
con el de la gente común pertinente.
[Llewellyn se expresa aquí mediante los conceptos del sociólogo norteamericano
W. G. Sumner folkways y mores. Véase Folkways - A Study of the Sociológica!
Jmportance of Usage, Manners, Customs, Mores and Moráis (1906), Mentor Books,
1960, pp. 33, 42-43: «Los folkways son inconscientes, espontáneos, no coordinados.
Nunca sa sabe quién guía su manejo, aunque debemos creer que el talento ejerce
siempre su liderazgo»; «Los mores son los folkways, incluyendo las generalizaciones
éticas y filosóficas asi como el bienestar público que éstos persiguen, que está inhe-
rente en ellos, a medida que se desarrollan». (N. del /.)]
36. Lo que se espera en la vía de la generalización debe producirse a partir de
una nueva síntesis de estos estudios particulares, una vez los tengamos. Mientras
tanto, tenemos nuestro sentido común y la comprensión que la tradición nos ha
legado de algunas de las regularidades del comportamiento oficial, y poseemos tam-
bién suficiente capacidad tradicional de predicción, influencia, manejo de la conduc-
ta oficial o de cualquier otra, como para situarnos más allá de una moda, mientras
aprendemos más.
37. Es en esta misma línea, cuando la conducta se ha convertido en el foco de
atención, que experimento profundamente la imprudencia de poner excesivo énfasis
en las reglas, los conceptos, las ideologías, y los estereotipos o pautas ideológicos.
Estos últimos, tal como los tenemos, son por sí mismos confusos, desviantes, inade-
cuados para describir o explicar. Pero una ciencia del derecho que fuera operativa
prácticamente no habría podido ser construida en términos de estos últimos si
no hubieran contenido un buen núcleo de verdad y de sentido. En efecto, no era
la ¡deología-precepto de la ciencia del derecho la que de hecho funcionaba, sino la
práctica que la ciencia del derecho reflejaba sólo parcialmente. Pero una de las cosas
que el estudio sociológico debería hacer para el avance de la ciencia es enseñar a los
defensores de la nueva perspectiva a no desechar en bloque la antigua perspectiva
contra la cual se rebelan. La rebelión indica inadecuación en la antigua. No indica
que la antigua no tuviera una sólida base. El mero hecho de su existencia, de que
pudiera emerger y seguir existiendo, pone de manifiesto que la tenia. Si pudiéramos

You might also like