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6. PROCESOS ARBITRALES.

Tampoco tiene una clasificación de tipos de procedimiento, sino que es uno solo contencioso. En lugar
de plantearse ante el juez ordinario por acuerdo de las partes, se somete al conocimiento de particulares,
transitoriamente investidos de la facultad de administrar justicia, denominados árbitros.

1.8. Generalidades.

La mayoría de los procesos que se tramitan en tribunales de arbitramentos son de carácter cognoscitivo,
con la diferencia de que se llevan fuera de la jurisdicción ordinaria.

El marco jurídico se compone de disposiciones constitucionales y legales. La Corte Suprema de Justicia,


Sala Constitucional, en fallos del 29 de mayo de 1969 y del 26 de agosto de 1976 había declarado la
constitucionalidad del arbitraje, pese a que su consagración no era expresa o apenas exigua en el texto
constitucional a diferencia del actual inciso 3º del artículo 116 de la Carta Política. Sin embargo, la
constitución anterior se refería a la posibilidad de investir de jurisdicción a “otros tribunales que
determine el legislador”.

La Constitución de 1991 se refiere claramente a la función de los particulares para administrar justicia.
La calidad de árbitro permite el ejercicio jurisdiccional mas técnicamente no se puede predicar lo mismo
respecto de la calidad de conciliador. La Corte Constitucional en sentencia C-1038 de 2002 dejó claro
que quien actúa como árbitro lo puede hacer como conciliador (confusión de calidades) en los procesos
arbitrales pero no viceversa. En ese mismo fallo la Corte analizó varias disposiciones del proceso
arbitral, determinó que el ejercicio de las funciones, en la etapa pre-arbitral, eran jurisdiccionales y que
por tal razón no podían estar en cabeza del director del centro de arbitraje, pues no ejercen éstos últimos
funciones jurisdiccionales.

Antes del Decreto 2279 de 1989 (génesis del actual procedimiento arbitral) la regulación arbitral se
encontraba en el Código de Procedimiento Civil (artículos 663 a 673) y en el Código de Comercio
(artículos 2011 a 2024). El Decreto 2279 reguló íntegramente la materia, y en términos generales la
estructura sigue hoy siendo la misma. La Ley 23 de 1991 modificó 25 de los 55 artículos del Decreto
2279. Advino luego el Decreto 2651 de 1991, cuyo capítulo II se ocupó de la materia y que había sido
expedido por un término inicial de 12 meses, subyacente en aquél una filosofía de descongestión. Las
Leyes 192 de 1995, 287 de 1996 y 377 de 1997 prorrogaron por un año sucesivo la vigencia del Decreto.

En 1998 el legislador estudió el tema y profirió la Ley 446, cuyo artículo 162 adoptó como permanente
algunas disposiciones del decreto 2651 y adicionalmente reguló nuevos aspectos del tema arbitral.

El Decreto 1818 de 1998, producto del artículo 166 de la Ley 446 que autorizó al gobierno para compilar
las normas atinentes a la solución de conflictos, reunió las normas pertinentes en esa materia,
convirtiéndose en el estatuto de los métodos alternativos de solución de conflictos. El decreto es un acto
administrativo de compilación, con tan mala fortuna que se hizo mal, pues incluyó normas derogadas y
excluyó algunas disposiciones aún vigentes. Respecto lo primero, ya hubo solución pues el Consejo de
Estado en sentencias del 8 de abril de 1999 y 9 de noviembre de 2000, declaró nulas las disposiciones
derogadas incluidas en el decreto en mención, pero en cuanto a lo segundo no ha habido salida, pues las
disposiciones excluidas no se han podido incluir.

Una incertidumbre presente en la mayoría de litigantes radica en cuál norma citar en sus demandas, si el
Decreto 1818, la Ley 446 u otras normas. En opinión de Roberto Aguilar se puede citar la norma original
o compilada, con el cuidado pertinente advertido algunas líneas atrás, pues el Decreto 1818 no incluye
algunas normas que se encuentran vigentes.

1.9. Naturaleza Jurídica.

Se trata de un proceso jurisdiccional pues los laudos proferidos en estas instancias equivalen a fallos
judiciales (artículo 116 constitucional, artículo 1 Decreto 1265, artículo 13 Ley 270, artículo 10 Decreto
2279, artículo 11 Ley 446). El tribunal de arbitramento administra justicia pues está investido por las
partes para ese efecto de manera transitoria, de modo que se trata de un proceso formal que comporta el
acatamiento de normas de procedimiento especiales o las aplicables del Código de Procedimiento Civil,
ya sea por remisión directa o por analogía en ausencia de norma. El Código de Procedimiento Civil es
aplicable al proceso arbitral en tanto no exista norma en contrario, así por ejemplo el recurso de
reposición es aplicable tal como consagra el estatuto procedimental civil, salvo que las normas especiales
prescriban que cierta decisión no es susceptible de este recurso. No es que la reposición sólo proceda
contra las normas que disponen las normas especiales.

1.10. Pacto Arbitral (Género).

Los artículos 115 y 117 del Decreto 1818 de 1998 consagran que el pacto arbitral es un acuerdo de
voluntades, en virtud del cual las partes con capacidad para transigir, someten a los árbitros sus
controversias actuales o potenciales susceptibles de transacción.

Se trata entonces de un contrato y como tal puede adolecer de vicios, contrato por el que las partes
renuncian a la jurisdicción ordinaria. El objeto de la decisión son las controversias, de ahí que se trate de
asuntos declarativos, cognoscitivos y de conocimiento, excluyéndose los asuntos de jurisdicción
voluntaria. Cuando se trate de una controversia actual estaremos en presencia del compromiso (acuerdo)
y cuando se trate de controversias potenciales, de la cláusula compromisoria (que hace parte de un
contrato).

Tanto el compromiso como la cláusula compromisoria son entonces acuerdos, pero el primero es un
contrato como tal mientras que el segundo es un acuerdo que hace parte del contrato (artículo 18 del
Decreto 1818 de1998).

La cláusula compromisoria puede hacer parte del contrato, pero no necesariamente del mismo
documento, sino que puede encontrarse también en un documento separado o una modificación (artículo
116 Ley 446 de 1998).

En el compromiso (artículo 119 Ley 446 de 1998), las controversias pueden o no estar judicializadas, ello
no impide el conocimiento por parte del juez arbitral. El compromiso debe constar por escrito, pero
puede estar contenido en cualquier documento del que se pueda concluir la intención de las partes de
someter el conflicto a arbitramento. No se presume pero hay renuncia tácita cuando una parte demanda a
otra vía jurisdicción ordinaria o cuando la parte demandada no interpone la excepción previa de la
cláusula compromisoria.

1.10.1. Controversias Transigibles.

Es de suma importancia advertir que el pacto arbitral es un contrato que versa sobre controversias
transigibles, éstas se determinan buscando aquello que no es transigible, tal como: acción penal, estado
civil, derechos personalísimos o civiles, alimentos futuros, declaración de caducidad del contrato
administrativo y otros. Por contravía son transigibles, entre otros, los efectos patrimoniales del delito, los
alimentos pasados, etc.

La Constitución Política no ha establecido limitante alguna respecto de la posibilidad de ventilar un


asunto por vía arbitral y defirió esa función al legislador. El legislador se ha pronunciado en el sentido de
que solo se ventilan los asuntos transigibles. El tema no es tan sencillo y se ha complicado por los fallos
contradictorios entre la Corte Constitucional, el Consejo de Estado y los jueces civiles del circuito (estos
últimos en asuntos de ejecución).

El concepto subyacente de transacción, al contrato, para saber qué es arbitraje debe determinarse si es
transigible, de ahí que se exija la capacidad (de ejercicio en personas naturales y la capacidad del
representante legal en personas jurídicas).

Aunque se discute sobre la transigibilidad de la nulidad absoluta, algunos tribunales de arbitramento


sostienen que por esta vía no se declara la invalidez, sino que se reconocen los elementos de hecho que
configuran la nulidad. Otras personas han sostenido, con apoyo del Consejo de Estado, que ya que la ley
no distingue cuales son las nulidades que pueden resolver los tribunales, se entiende que estos pueden
conocer sobre cualquier tipo de nulidad.

Roberto Aguilar discrepa de la tesis del Consejo de Estado porque, además de considerarla una solución
simplista, en los procesos arbitrales, en primer lugar debe tratarse de asuntos contenciosos, declarativos o
de conocimiento y por otra parte, de conformidad con los artículos 114 de la Ley 446 y 222 del Decreto
1818, pueden tramitarse por la vía arbitral las controversias surgidas entre las partes por la razón de la
existencia, interpretación, desarrollo o terminación de contratos de arrendamiento, pero los aspectos de
ejecución que demanden las condenas en los laudos deberán tramitarse ante la jurisdicción ordinaria.

1.11. Determinación De Los Temas.

Las partes pueden determinar qué controversias someter a un tribunal de arbitramento. El Decreto 2279
en un artículo que fue modificado por la Ley 446 establecía que si no se especificaba claramente que
asuntos conocía el tribunal de arbitramento, se entendía que eran todos las que surgieran entre ellas a
partir de su relación. Roberto Aguilar considera que si bien no se reprodujo esa disposición, se debe
seguir la misma lógica y por tanto, si las partes quieren limitar los temas de los que se va a encargar el
tribunal, deben señalarlo expresamente en el contrato, como por ejemplo si se dice que el tribunal
conocerá de los conflictos que se generen en virtud del cumplimiento y la ejecución del contrato, por lo
cual se entiende que se excluye la celebración, liquidación e interpretación del mismo.

1.12. Nulidades

¿Qué ocurre si se demanda la nulidad de un contrato que incluye cláusula compromisoria? El tema ha
sido resuelto por la jurisprudencia en el sentido de que la cláusula es independiente y autónoma del
contrato en el que se halla inmersa y que por ende se puede separar de aquél (principio de la
separabilidad y autonomía de la cláusula compromisoria). El parágrafo del artículo 116 de la Ley 446 da
una respuesta y prescribe que el tribunal de arbitramento puede declarar la nulidad del contrato o sin que
la decisión se vea afectada.

PAR. -La cláusula compromisoria es autónoma con respecto de la existencia y la validez del contrato del
cual forma parte. En consecuencia, podrán someterse al procedimiento arbitral los procesos en los
cuales se debatan la existencia y la validez del contrato y la decisión del tribunal será conducente
aunque el contrato sea nulo o inexistente.

La transigibilidad de la nulidad absoluta se discute entre varios sectores de la doctrina y los jueces, así por
ejemplo algunos tribunales se han declarado incompetentes para decidir sobre ese tema, considerando una
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia en el sentido de que cuando el juez asume el conocimiento
de un conflicto de cumplimiento de un contrato, reconoce su validez. Los que se han pronunciado sobre
el tema de fondo, sostienen que cuando están decidiendo no están declarando la nulidad como tal sino que
resuelven respecto de si se dan o no los supuestos de hecho que configuran la misma.

El Consejo de Estado recientemente expidió dos fallos en los que advirtió que tal y como el parágrafo del
artículo 116 de la Ley 446 lo prescribe, se pueden tramitar aún casos de nulidad absoluta pues el
legislador así lo ha dispuesto (aún cuando no sean transigibles).

1.13. Procesos Ejecutivos.

En principio, las controversias que se ventilan en la justicia arbitral solo son de tipo cognoscitivo,
declarativo y de conocimiento. El legislador consagró además, como ya se advirtió líneas atrás, que el
arbitramento versa sobre algunos aspectos del contrato de arrendamiento, pero aclara que no son
susceptibles de aquél, las controversias que busquen la exigibilidad de la condena.

Roberto Aguilar considera que no es posible adelantar procesos ejecutivos en tribunales de arbitramento.
El Decreto 2651 permitía tramitar las excepciones dentro del proceso de ejecución dando lugar a
jurisprudencias contradictorias entre el Consejo de Estado y la Corte Constitucional. Actualmente algún
sector de la doctrina considera la viabilidad de hacerlo puesto que la Corte Constitucional ha sostenido
que teniendo en cuenta que la Constitución Política no limita la cuestión, el legislador no debe excluir el
proceso de ejecución de la vía arbitral. Si bien el argumento de la Corte es consistente no se entiende
cómo en otros fallos el mismo tribunal constitucional se contradice, así por ejemplo en sentencia C-1436
de 2000 la Corte Constitucional sostuvo que respecto de los actos administrativos en ejercicio de
potestades discrecionales no era posible adelantar arbitramento por no ser un tema transigible. Así las
cosas resulta contradictoria la posición de la Corte Constitucional, pues ¿cómo es que en este último caso
sí encuentra la Corte una limitación cuando la Constitución Política no la estableció? máxime
considerando que la limitación de la transigibilidad no es de índole constitucional sino legal. Dicho de
otra forma ¿por qué primero se dice que no existen límites en la vía arbitral y luego se afirma lo
contrario?

De acuerdo con la Corte Constitucional, el legislador es libre para regular el arbitramento, pero olvida el
tribunal constitucional que hoy no existe procedimiento alguno para ventilar el procedimiento ejecutivo
vía arbitramento. En todo caso no se han presentado procesos ejecutivos en tribunales de arbitramento,
precisamente por la falta de un procedimiento que lo permita.

Por otra parte existen menciones expresas de la ley que impiden la tramitación de procesos ejecutivos vía
arbitramento, así por ejemplo y reiterando, el artículo 222 del Decreto 1818 cuando excluye de la justicia
arbitral los aspectos de ejecución que demanden las condenas derivadas de contratos de arrendamiento.
En el mismo sentido el parágrafo 2º del artículo 165 del Decreto 1818 que prescribe que será la justicia
ordinaria la que, conforme a las reglas generales, conocerá de la ejecución del laudo.

Adviértase además que no tiene sentido un proceso ejecutivo si el juez (ordinario o arbitro) no puede
adoptar medidas cautelares y para este caso las medidas cautelares de árbitros se limitan en asuntos
declarativos, cognoscitivos o de conocimiento, a los bienes muebles cuando la controversia se limita a
ellos (artículo 152 del Decreto 1818).

Por lo anterior, el laudo arbitral idealmente proferido en un proceso de ejecución sólo cambiaría el título
ejecutivo que ya se tenía (sentencia del proceso declarativo, cognoscitivo o de conocimiento) por otro
(laudo de un proceso ejecutivo) que se hará exigible ante la jurisdicción ordinaria, la cual si practicaría las
medidas cautelares conducentes para el pago.

Finalmente debe advertirse que es imposible, salvo acuerdo entre las partes, un proceso ejecutivo arbitral
que pueda practicarse en 6 meses (término supletivo de los tribunales de arbitramento) sin medidas
cautelares.

1.14. Tipos de Decisiones.

El artículo 115 del Decreto 1818 prescribe que las decisiones pueden ser en derecho, en equidad o
técnicas. Debe advertirse que en esa disposición se presenta una impropiedad, pues esos conceptos no se
predican del proceso de arbitraje sino de los fallos, así el procedimiento es el mismo, lo que cambia es el
fallo. La decisión en derecho es la que se basa en la normatividad vigente y en este caso los árbitros
deben ser abogados. La decisión en equidad debería llamarse en conciencia, como era anteriormente,
puesto que el fallo en derecho debe ser en equidad. La decisión técnica se basa en principios, fórmulas y
definiciones ajenas al derecho positivo y debe ser tomada por profesionales de estas áreas.

1.15. Clases de Arbitramento.

La ley ha distinguido tres tipos de arbitraje: independiente, institucional y legal.

Decreto 1818 de 1998. Artículo 116. Clases. El arbitraje podrá ser independiente, institucional o legal.
El arbitraje independiente es aquel en que las partes acuerdan autónomamente las reglas de
procedimiento aplicables en la solución de su conflicto; institucional, aquel en el que las partes se
someten a un procedimiento establecido por el Centro de Arbitraje; y legal, cuando a falta de dicho
acuerdo, el arbitraje se realice conforme a las disposiciones legales vigentes. (Artículo 112 de la Ley 446
de 1998 que modifica el artículo 90 de la Ley 23 de 1991).

Respecto del arbitraje independiente, cuando la Corte Constitucional asumió el estudio de la Ley 270 de
1996, en los considerandos del fallo señaló que esta posibilidad era admisible en tanto no hubiera norma
aplicable, mención que no tuvo repercusión en la parte resolutiva de la sentencia. Parecía que jamás sería
admisible un arbitraje independiente, porque la ley siempre existe (a falta de norma se acude a la
analogía de casos similares o a los principios generales). Hoy se considera que el arbitraje
independiente existe aunque en muy pocos casos, el fallo a que se alude de la Corte Constitucional no es
vinculante pues el aparte referido no está ubicado en la parte resolutiva de la sentencia sino en los
considerandos. Roberto Aguilar considera que no tiene sentido crear un nuevo procedimiento, a lo más,
las partes pueden reducir algunos trámites y limitar ciertos actos y procesos (con ciertos límites como por
ejemplo los recursos).

Ocupándonos del arbitraje institucional, debe decirse que ningún centro de arbitraje se ha aventurado a
crear un procedimiento distinto del dispuesto por las normas, salvo normas de estirpe administrativa.

El arbitraje legal es el previsto en la ley, el cual en opinión de algunos, entre quienes se inscribe Roberto
Aguilar, es satisfactorio.

Si las partes acuerdan un arbitraje independiente o institucional, aunque haya un procedimiento distinto,
la lista y los honorarios deberán ser respetados.

Quizá la única diferencia entre las clases de arbitraje revisadas consiste en el nombramiento de los
árbitros, el cual pueden hacer las partes en el arbitraje independiente y que hace el centro de arbitraje
cuando el proceso es institucional.

1.16. Centros de Arbitraje.

Fueron creados por el artículo 90 de la Ley 23 de 1991, como personas jurídica sin ánimo de lucro que
apoyaban al tribunal de arbitramento en las etapas previas al mismo. Estas entidades ejercían una función
pública y no jurisdiccional, consistente en preparar las instalaciones del tribunal. La Corte Constitucional
si bien en la sentencia C-1038 de 2002 sostiene que jamás antes había sido reconocido que las funciones
pre-arbitrales eran jurisdiccionales, con anterioridad en un fallo de septiembre 8 de 1999 lo había
sostenido pero tímidamente cuando se refirió a los “jueces procesales” en el arbitraje.

En la sentencia C-1038 la Corte Constitucional concluye que las funciones pre-arbitrales son
jurisdiccionales y teniendo en cuenta que el artículo 116 constitucional no prevé esa situación respecto de
los centros de arbitraje, procede a declarar la inexequibilidad de algunas normas. Sin embargo Roberto
Aguilar no está convencido de lo anterior, la Corte Constitucional pudo haber llegado a una conclusión
distinta porque en el fallo se dice que la existencia de un procedimiento de resorte constitucional (estatuto
procedimental civil) implica el ejercicio jurisdiccional, cuando no necesariamente es así, de hecho por
ejemplo el Código Contencioso Administrativo en la parte general, remite al Código de Procedimiento
Civil. Dicho de otro modo, la remisión a un código de procedimiento no convierte la función en
jurisdiccional.

Por otra parte Roberto Aguilar considera que la función de los centros de arbitraje es una función
netamente administrativa, constituida por actos de trámite y no definitivos, en los que nada se opone a un
eventual control jurisdiccional. Hoy sin embargo y debido al fallo anotado, la función de los centros de
arbitraje se limita a la recepción de la solicitud de convocatoria y a su debida conformación.

Los dos temas importantes de la sentencia bajo estudio corresponden a la naturaleza jurídica de las
funciones de los centros de arbitraje, durante la etapa pre-arbitral (artículos 121 y 122 Ley 446 del 1998 y
artículo 141 y 142 del Decreto 1818 de1998) y el alcance del principio de habilitación.

Las actividades de la etapa pre-arbitral no pueden ser adelantadas por el director del centro de arbitraje,
pues en sentir de la Corte, esta etapa tiene un contenido jurisdiccional y por ende, deben ser adelantadas
por los árbitros luego de la instalación del tribunal. De ahí que el artículo 141 del Decreto 1818 estatuya
“previo a la instalación del Tribunal de Arbitramento, se procederá así (…)”, lo cual implica que todas
las actuaciones que anteriormente se realizaban de manera previa al tribunal, ahora deben ser adelantadas
por el tribunal, esa es la razón para que sea primero la instalación.

La inexequibilidad anotada conduce a que lo primero sea la instalación del tribunal porque será en
adelante el tribunal el que cumple con esa etapa pre-arbitral. Para un entendimiento más claro, antes de
1998 el proceso arbitral estaba dividido en dos etapas, una pre-arbitral y otra arbitral. Respecto de la
primera se decía que consistía en la preparación del proceso judicial y en cuanto a la segunda, ésta
correspondía al proceso jurisdiccional propiamente dicho. Después de la sentencia C-1038 ambas etapas
son jurisdiccionales por lo que ya no tiene sentido la división.
La etapa pre-arbitral comprendía todas las actuaciones, desde la solicitud de convocatoria que incluía la
demanda arbitral, la admisión de solicitud de convocatoria, la notificación y el traslado de la demanda, la
verificación de audiencia de conciliación y una audiencia que Roberto Aguilar consideraba híbrida por
participar de ambas etapas conocida como la audiencia de instalación del tribunal.

A su turno la etapa arbitral comenzaba con la audiencia anotada, en la que se toman decisiones como
nombramiento del presidente y secretario, honorarios, luego venía la primera audiencia de trámite,
verificación de tantas audiencias de trámite como fueran necesarias para la instrucción del proceso, la
audiencia de alegatos, la audiencia del laudo (en algunas ocasiones en esta etapa se surtía una audiencia
de conciliación).

La sentencia C-1038 dictó que el tribunal de arbitramento podía actuar una vez éste estuviere instalado.
Al decir que las funciones de los directores debían ser cumplidas por los árbitros, un análisis mecánico
trasladaría la audiencia de instalación hasta antes de la admisión de solicitud de convocatoria, primera
parte del proceso. Pero en ese momento es posible que el tribunal no pueda fijar los gastos u honorarios
de todo el proceso. Otra lectura quizá más acertada consistiría en que el traslado de la audiencia de
instalación fuese parcial, de suerte que esa fijación y demás trámites que se adelantan en dicha audiencia
puedan diferirse hasta un momento posterior cuando se cuente con mayores elementos de juicio.

Los tribunales de arbitramento han manejado el problema descrito mediante esas dos formas anotadas.
Ha habido una discusión sobre el contenido de la primera audiencia de trámite (en la que se decide
competencia y pruebas). Algunos tribunales han trasladado esa etapa in integrum a la audiencia de
instalación, otros lo han hecho de forma parcial (sólo respecto de la competencia), lo cierto es que
todavía no ha terminado el ajuste.

Roberto Aguilar no es que no esté de acuerdo con que los honorarios se hagan en la audiencia de
instalación, pero se trata de un tema de conveniencia. Lo cierto es que esa diligencia debe hacerse antes
de la audiencia de trámite porque así lo exige la ley. Los árbitros deben señalar los gastos y honorarios
del tribunal, dependerá si es institucional, independiente o legal, en el primer caso las tarifas serán las del
correspondiente centro, en el segundo serán las del criterio del árbitro.

Todo lo anterior tiene efectos prácticos muy importantes, pues de conformidad con el artículo 144 del
Decreto 1818 si no se realiza la consignación de los honorarios, el tribunal debe declarar extinguidos los
efectos del pacto arbitral y la terminación del proceso.

Es preciso advertir que en una audiencia de instalación aún no se ha admitido demanda ni notificación y
traslado, razón por la cual no hay motivación aún para pagar los honorarios. Eso explica que el traslado
del contenido de sea audiencia de instalación no sea total, algunos la difieren hasta antes de la audiencia
de trámite. Parecería que la sentencia C-1038 supusiera que los árbitros trabajaren gratuitamente.

Encargándonos ahora el principio de habilitación, resulta importante destacar que para que una persona
sea árbitro debe ser habilitado por las partes para que administre justicia. La Corte Constitucional declaró
la exequibilidad condicionada a ese único sentido.

1.17. Los Árbitros.

Decreto 1818 de 1998. ART. 122.-Árbitros. Las partes conjuntamente nombrarán y determinarán el
número de árbitros, o delegarán tal labor en un tercero, total o parcialmente. En todo caso el número de
árbitros será siempre impar. Si nada se dice a este respecto los árbitros serán tres (3), salvo en las
cuestiones de menor cuantía en cuyo caso el arbitro será uno solo.
Cuando se trate de arbitraje en derecho, las partes deberán comparecer al proceso arbitral por medio de
abogado inscrito, a menos que se trate de asuntos exceptuados por la ley (L. 446/98, art. 118 que
modifica el D. 2279/89, art. 7º).

Los árbitros deben ser ciudadanos colombianos, aunque el punto no es claro porque se eliminó la
mención expresa de la normatividad anterior. De conformidad con la disposición transcrita los laudos en
derecho implican la presencia de abogados. Si nada se dice en el arbitraje de mayor cuantía y que no
verse sobre aspectos patrimoniales, serán 3 árbitros para evitar empates y un árbitro en el arbitraje de
menor cuantía, en todo caso el número de árbitros es objeto de acuerdo entre las partes.
La cuantía del arbitraje no se rige por el estatuto procedimental civil sino que existe mayor o menor
cuantía dependiendo de un límite correspondiente a 400 salarios mínimos legales mensuales. Los árbitros
pueden ser independientes inclusive en la cuestión de la asunción de competencia salvando su voto, ya
que la decisión no necesariamente debe ser unánime.

Decreto 1818 de 1998. Artículo 129. Para la integración del Tribunal de Arbitramento se procederá
así:
1. La solicitud de convocatoria se dirigirá por cualquiera de las partes o por ambas al Centro de
Arbitraje acordado y a falta de éste a uno del lugar del domicilio de la otra parte, y su fuere ésta plural o
tuviere varios domicilios al de cualquiera de ellos a elección de quien convoca al tribunal. Si el centro de
conciliación rechaza la solicitud, el Ministerio de Justicia indicará a qué centro le corresponde.
2. Si las partes han acordado quiénes serán los árbitros pero no consta su aceptación, el Director del
Centro los citará personalmente o por telegrama para que en el término de cinco días se pronuncien; el
silencio se entenderá como rechazo.

El principio general es el nombramiento conjunto por las partes de los árbitros o la delegación total o
parcial en un tercero (próximo numeral). Con lo anterior se modificó un principio internacional según el
cual cada parte nombraba un árbitro y entre los dos árbitros elegían el tercer árbitro. En nuestro país esa
formula “árbitro parte” fue mirada con recelo por la interdependencia del árbitro nombrado con cada
parte, de suerte que en últimas era solo el tercer árbitro quien terminaba decidiendo y se consideraba que
el árbitro elegido entre los dos primeros se vinculaba por gratitud con la parte convoncate.

En la práctica cada parte postula una lista de 15 o 20 árbitros y la contraparte escoge uno de esa lista y
viceversa, y como tercer árbitro las partes nombran al que aparezca en ambas listas, por sorteo, o lo
delegan en un tercero particular, o en el caso de que sea una institución, debe tener la posibilidad legal
para hacerlo. Ahora, no es obligatorio para el tercero delegado hacer el nombramiento, usualmente el
tercero delegado es la Cámara de Comercio, lo cual en la práctica permite que no se entorpezca el
arbitraje.

3. Si se ha delegado la designación, el Centro de Arbitraje requerirá al delegado para que en el término


de cinco (5) días haga la designación; el silencio se entenderá como rechazo. Si se hace la designación
se procederá como se indica en el numeral anterior, en caso contrario el Centro designará los árbitros.

En ocasiones el pacto no hacia delegación o había rechazo, razón por la cual los numerales 3º y 4º del
artículo 129 están redactados como rezan, esto es, la designación la terminaba realizando el centro de
arbitraje. La Corte Constitucional mediante la sentencia C-1038 declaró ambos numerales en el aparte de
la designación de los árbitros por parte del centro de arbitraje, exequibles condicionalmente, en el
entendido de que las partes hayan autorizado esa designación de manera previa y expresa. El tribunal
constitucional consideró dos escenarios, que la autorización fuera directa o indirecta, en el primer caso se
trataba de una decisión expresa de las partes y en el segundo cuando las partes conocen y aceptan el
reglamento del centro de arbitraje que prevé, autoriza o faculta el nombramiento de los árbitros por parte
del centro. En opinión de Roberto Aguilar la Corte Constitucional incurrió en un error debido a un juego
de palabras, porque la designación indirecta se refiere a la aceptación que hacen las partes para aplicar
una norma legal que se presume que las partes conocen y que se refiere al nombramiento que de los
árbitros puede hacer el director del centro de arbitraje (mientras que los estatutos del centro de arbitraje
son documentos privados que no se presume que las partes conocen).

4. En caso de no aceptación o si las partes no han nombrado, el Centro las citará a audiencia para que
éstas hagan la designación total o parcial de los árbitros. El Centro hará las designaciones que no
hagan las partes.
5. Antes de la instalación del tribunal las partes de común acuerdo pueden reemplazar total o
parcialmente a los árbitros.

Lo que la ley quiere es que la designación total o parcial de los árbitros la hagan las partes. Las partes
podrán modificar las designaciones antes de la instalación del tribunal, no obstante la designación ya se
haya hecho por parte del tercero delegado o las partes lo hayan hecho o inclusive si el mismo juez ya la
realizó.

6. De la misma forma prevista en este artículo se procederá siempre que sea necesario designar un
reemplazo. (Artículo 15 Decreto 2651 de 1991 modificado en los numerales 3 y 4 por el artículo 119 de
la Ley 446 de 1998).

Ahora bien, en caso de que no haya acuerdo entre las partes, o no haya delegación a un tercero o el
tercero no cumpla con el pedido encomendado por las partes, la Corte Constitucional señaló que para
evitar la paralización del proceso, al estar en presencia de una controversia, sería el competente residual
quien resolviera ese asunto. De conformidad con el artículo 16 procedimental civil le corresponde al juez
civil del circuito. El fallo señaló entonces que sería el juez civil del circuito quien nombraría los árbitros
mediante trámite breve y sumario. La expresión “breve y sumario” genero polémica porque no existe
claridad respecto de cuál es el tipo de procedimiento que las partes deben adelantar ¿es una controversia
lo que se debe resolver?, ¿es necesario un proceso o un simple tramite? En opinión de Roberto Aguilar
no se trata siquiera de un controversia, la Corte Constitucional habla de un “trámite”, lo cual no es un
proceso sino una mera solicitud, limitada al llamado de las partes a la audiencia para que designen los
árbitros, y en caso de que no lo hagan, será el juez quien lo haga, de las listas de las partes o de la del
centro de arbitraje de la Cámara de Comercio.

1.18. Funciones, deberes y responsabilidades de los Árbitros.

Los árbitros cumplen una función judicial de conformidad con el artículo 115 del Decreto 1818 de 1998.
Anteriormente se los asimiló a jueces del circuito. Roberto Aguilar considera que deberían tener una
calidad por lo menos de magistrados de un tribunal superior civil o administrativo.

Se precisa advertir que obran las mismas causales de recusación e impedimento que proceden contra un
juez ordinario. El trámite en este respecto consiste en que la recusación la recibe el mismo árbitro
recusado, si no la acepta, la resolverá los otros dos árbitros. En caso de empate, tal y como prescribía la
norma la resolvería el director del centro de arbitraje, pero ello de conformidad con lo establecido por la
sentencia C-0138, resultaría inconstitucional, en cuyo caso los árbitros podrían aplicar la excepción de
inconstitucionalidad. Entonces el asunto lo resolvería el juez civil del circuito del lugar donde funciona el
centro de arbitraje (la Corte Constitucional olvidó en este punto su análisis de integración).

1.19. El Secretario.

Decreto 1818 de 1998. Artículo 131. El nombramiento de los árbitros y el del Secretario se hará de las
listas del Centro de Arbitraje. Los árbitros y el Secretario deberán aceptar la designación, so pena de ser
excluidos de la lista del Centro. (Artículo 95 Ley 23 de 1991).

En la audiencia de instalación se nombra al secretario por parte de los árbitros, punto en el que debe
advertirse que ningún árbitro puede ser secretario. Lo ideal es que el secretario sea abogado. Los
Decretos 2279 de 1989 y 1265 de 1980 y la regulación de las salas de gobierno de los tribunales
superiores, se refieren a las funciones del secretario. El secretario es susceptible también de recusaciones
e impedimentos.

1.20. Partes y Terceros

En principio las partes son las mismas de la relación jurídica procesal en la medida en que hayan suscrito
el pacto arbitral. Sin embargo, no siempre todas las partes de la relación sustancial suscriben el pacto
arbitral, como ocurre con el beneficiario en la fiducia. De esa manera solo esas partes concurren al
arbitraje, no obstante procede la intervención de otras personas que no hayan suscrito el pacto arbitral,
distintas de los “terceros”. Debe entonces distinguirse entre partes que no suscribieron el pacto arbitral y
los terceros.

En este punto es preciso referirnos a los artículos 149 y 150 del Decreto 1818 de 1998, el primero regula
la integración del litisconsorte necesario, caso en el cual de oficio o a petición de parte, debe procederse a
su citación para que el litisconsorte acepte o no (no es obligatorio que participe) adherirse al pacto
arbitral y se haga parte en el proceso. En caso de que acepte deberá contribuir al pago del arbitraje
mientras que si no el tribunal deberá terminar el proceso pues no será posible decidir sin la participación
del litisconsorte.

Decreto 1818 de 1998. ART. 149.-Cuando por la naturaleza de la situación jurídica debatida en el
proceso, el laudo genere efectos de cosa juzgada para quienes no estipularon el pacto arbitral, el
tribunal ordenará la citación personal de todas ellas para que adhieren al arbitramento. La notificación
personal de la providencia que así lo ordene, se llevará a cabo dentro de los cinco (5) días siguientes a
la fecha de su expedición.
Los citados deberán manifestar expresamente su adhesión al pacto arbitral dentro de los diez (10) días
siguientes. En caso contrario se declararan extinguidos los efectos del compromiso o los de la cláusula
compromisoria para dicho caso, y los árbitros reintegrarán los honorarios y gastos en la forma prevista
para el caso de declararse la incompetencia del tribunal.
Igual pronunciamiento se hará cuando no se logre notificar a los citados.
Si los citados adhieren al pacto arbitral, el tribunal fijara la contribución que a ellos corresponda en los
honorarios y gastos generales (art. 30 del D. 2279/89, modificado en su inc. 2º por el art. 109 de la L.
23/91, y modificado en el inc. 3º del art. 126 de la L. 446/98).

El artículo 150 aludido regula la intervención de terceros (listiconsorte facultativo, intervención ad


excludendun, etc.). Si el tercero decide participar, deberá contribuir al pago, sin que su falta de diligencia
en ello, es decir, su negativa, conduzca a la terminación del proceso.

1.21. Termino de duración del proceso arbitral.

La posibilidad de administrar justicia por parte de particulares es de carácter temporal y para un asunto
determinado. El termino de duración del proceso lo fijan las partes, no obstante en caso de silencio la ley
lo establece en 6 meses, plazo que aparece consagrado en el articulo 19 del Decreto 2279 de 1989, y que
en la mayoría de los casos se ha vuelto la regla general.

El termino implica que vencido el plazo el tribunal de arbitramento automáticamente se extingue, no


siéndoles posible a los árbitros proferir laudo o alguna otra determinación. Ese término de duración
comienza a contarse a partir de la primera audiencia de trámite.

La falta de proferimiento del laudo por haberse vencido el termino, no solo es causal de anulación de
conformidad con el articulo 163 del Decreto 1818 sino que conlleva la perdida de la mitad de los
honorarios de conformidad con la causal 5ª del articulo 165 del mismo decreto. No obstante que hace
referencia al laudo arbitral, Roberto Aguilar considera al igual que la doctrina, que la eventual
providencia adicional por virtud de la cual se resuelva sobre alguna aclaración, complementación o
corrección del fallo también debe proferirse dentro del plazo, pues es la única manera que tenga alcance
jurisdiccional.

Que el termino se empiece a contar desde la primera audiencia de tramite, implica una contabilización
desde la finalización de la misma, en el sentido que en ocasiones esa audiencia demanda varias sesiones.

El termino acordado por las partes o el previsto por la ley puede ampliarse por aquellas o por sus
apoderados por facultad expresa para el efecto las veces que quieran, siempre que el total de prorrogas no
exceda de 6 meses. La modificación del termino de duración del proceso arbitral comporta en si misma
una modificación del pacto arbitral, que por tratarse de un acuerdo de voluntades solo puede ser objeto de
modificación siempre que provenga de las partes o de persona facultada para el efecto. No es una
facultad de orden procesal sino una verdadera delegación de las partes a sus apoderados

Para las controversias contractuales, el último inciso del artículo 70 de la Ley 80 de 1993, compilado en
el artículo 228 del Decreto 1818 de 1998, le da la posibilidad al juez de ampliar de oficio el término de
duración por una sola vez. Ello implica que el proceso se encuentra instruido y las partes han presentado
sus alegatos de conclusión. Si los árbitros no han previsto lo necesario y el proceso se encuentra en una
etapa de pruebas, no se podrá prorrogar, puesto que esa prorroga es solo para los efectos de dictar laudo.

El proceso arbitral se interrumpe por las causales de los artículos 168 y 170 procedimentales civiles, al
igual que por las causales del articulo 137 del Decreto 1818. Significa lo anterior que el efecto
interrumpido debe descontarse del término que lleva el proceso.

1.22. Tramite del Proceso Arbitral.

El tramite del proceso tiene previsto como se ha reiterado dos etapas, esquema legal que se mantiene
vigente desde el punto de vista teórico pero los efectos de la sentencia C-1038 han llevado a que se
desdibuje la distinción entre una y otra etapa.
La etapa pre-arbitral comprendía y comprende desde la presentación de la solicitud de convocatoria que
incluye la demanda arbitral hasta la audiencia de instalación. A su vez la etapa arbitral comprendía desde
la audiencia de instalación hasta la terminación del proceso por cualquier causa, usualmente con la
audiencia de laudo en la que se notifica y eventualmente con la notificación de providencias adicionales.

1. Solicitud de convocatoria.
2. Admisión
3. Audiencia de conciliación
4. Nombramiento de árbitros y aceptación
5. Audiencia de instalación
6. 1ª audiencia de trámite
7. Audiencias de trámite adicionales
8. Audiencia de conciliación
9. Audiencia de alegatos
10. Terminación del proceso con laudo y eventual aclaración, corrección o
complementación

Durante la etapa pre-arbitral se recibía la solicitud de convocatoria, se debía resolver sobre la


admisibilidad, exigía la celebración de una audiencia de conciliación, el nombramiento de los árbitros
cuando no hubieren sido designados por las partes de manera previa/nombramiento por parte de un
tercero/aceptación de los nombrados y finalmente la audiencia de instalación. Esta etapa la surtía el
director del centro de arbitraje y las partes se conocían como convocante y convocado.

Durante la etapa arbitral que era adelantada directamente por los árbitros, en la cual usual pero no
necesariamente las partes se identificaban como demandante y demandado. Comenzaba esta etapa con la
audiencia de instalación, la verificación de la primera audiencia de trámite, la verificación de tantas
audiencias de trámite distintas de la primera según la complejidad en el recaudo y practica de pruebas, la
celebración de una audiencia de conciliación, la realización de una audiencia de alegatos, la audiencia del
laudo y finalmente las providencias adicionales.

Con la sentencia C-1038 debe reestructurarse el esquema de las etapas del proceso arbitral. Lo primero
que debe ocurrir a raíz de esta sentencia, luego de la solicitud de convocatoria es la instalación del
tribunal para que todas las etapas subsiguientes sean adelantadas por los árbitros. Esa previsión leída
rígidamente implicaría que la audiencia de instalación se traslade a la iniciación de la etapa pre-arbitral.
Sin embargo la interpretación de la sentencia no puede tener un alcance automático y absurdo, pues en la
audiencia de conciliación se fijan cuestiones tan importantes como el pago de los honorarios, cuya falta
de consignación conduce a la terminación del proceso. En ese momento no se tienen los parámetros
suficientes para estimar la cuantía de gastos y honorarios, además la parte convocada no ha sido
notificada y podría no estar interesada o preparada en realizar ese pago.

Entonces el traslado de la audiencia de instalación debe ser parcial, casi limitada al nombramiento de
árbitros y secretario, y las demás cuestiones se difieren a una etapa posterior. Quien se pronuncia sobre la
admisibilidad de solicitud de convocatoria son entonces los árbitros, la audiencia de conciliación se
adelanta ante ellos, la etapa de nombramiento se anticipa a la audiencia de instalación, se elimina la
audiencia de instalación como oportunidad especifica y posterior, la primera audiencia de tramite supone
la consignación oportuna de gastos y honorarios se surte ante los árbitros y les permite la asunción de
competencia, lo cual no es igual a la admisibilidad de la demanda y finalmente las etapas siguientes.
1. Solicitud de convocatoria.
2. Nombramiento de árbitros
3. Nombramiento de presidente y secretario
4. Admisión
5. Audiencia de conciliación
6. Audiencia de instalación (honorarios)
7. 1 audiencia de trámite (competencia de fondo)
8. Audiencias de trámite adicionales
9. Audiencia de alegatos
10. Terminación del proceso con laudo y eventual aclaración, corrección o
complementación

1.23. Etapa pre-arbitral.

Solicitud de Convocatoria

Comienza con la solicitud de convocatoria que requiere la formulación de la demanda en forma, de


conformidad con el artículo 127 del Decreto 1818 de 1998. El centro de arbitraje, luego de la sentencia
C-1038, será un facilitador para la instalación del tribunal, y corresponderá al escogido por las partes o a
falta de esto, al centro del domicilio del demandante. Se trata de una novedad del Decreto 2651 el hecho
de presentar una demanda en forma porque antes de esta norma en materia arbitral no se regulaba una
demanda como tal, hoy con la demanda en forma, existe mayor seguridad.

La solicitud de convocatoria se integra de dos piezas:

9 Solicitud para que se convoque un tribunal de arbitramento, se integre e instale.


10 Presentación de la demanda en forma (artículos 75 y siguientes procedimentales civiles).

De conformidad con el artículo 141 del Decreto 1818 cabe reconvención, pero a partir de la Ley 446 no
proceden excepciones previas.

Integración del Tribunal

La integración varia según la estipulación de las partes, entonces si las partes han hecho el nombramiento
en el pacto arbitral y consta su aceptación, bastara que el centro arbitral los cite para la instalación, si no
consta el director del centro de arbitraje deberá enviarles una comunicación para promover su aceptación
y que se instalen en una audiencia determinada. La falta de aceptación o cuando no se ha hecho la
designación, supone el examen del pacto arbitral para la instalación del tribunal. Si se ha delegado un
tercero, será necesario requerirlo para que efectúe el nombramiento, en este caso si no lo hace o no hay
delegación, implica el examen del pacto para la designación de árbitros. Por tanto, si no existe otra
alternativa, se debe proceder de conformidad con la ley.

Antes el director del centro hacia el nombramiento a falta de lo anterior, pero con la sentencia C-1038,
será competencia del juez civil del circuito pues es una competencia no asignada a otra jurisdicción
(articulo 12 procedimental civil) y pues es una competencia no atribuida a ningún otro juez (articulo 16
procedimental civil).

Nombrados por las partes, juez o tercero delegado (cámara de comercio o persona habilitada o el
director del centro), la etapa subsiguiente será la instalación del tribunal.

Luego de la decisión admisoria, esta tiene alcance judicial. La solicitud de convocatoria comporta un
examen formal, es decir, examinar si existe pacto arbitral, verificación sobre si la demanda esta dirigida al
centro de arbitraje competente de conformidad con la ley y un examen de los requisitos formales de la
demanda. Decisión que no comporta un análisis de la competencia como tal, pues la solicitud la
competencia no solo esta determinada por la solicitud y demanda sino también por la eventual
contestación o demanda de reconvención, cuestiones que deben resolverse en la etapa de tramite.

Audiencia de Conciliación

Sobre la conciliación como requisito de procedibilidad para acudir al proceso arbitral, se considera por
una parte de la doctrina que para el caso de los procesos de arbitramento no es necesario cumplir con la
conciliación por dos razones principalmente, por una parte por tratarse, el arbitraje, de un proceso
especial y porque éste contempla una audiencia de conciliación dentro de la etapa pre-arbitral. La
Procuraduría General de la Nación por otro lado sostiene la tesis según la cual la audiencia de
conciliación cumple y llena los efectos de ley, como quiera que se encuentra antes del proceso arbitral. Si
fracasa la conciliación terminará la etapa pre-arbitral.

Determinación de gastos y honorarios

La determinación de los árbitros tratándose de gastos y honorarios implica una providencia judicial que
de conformidad con el numeral 4 del artículo 142 del Decreto 1818 solo puede ser objeto de reposición.
Recuérdese que se trata de un proceso de única instancia, de manera que si esa diligencia se realiza en
audiencia, la decisión se notifica en estrado y la parte que discrepa debe presentar recurso allí mismo para
que o bien lo resuelva el arbitro o aplace la decisión. La ejecutoria de esa decisión es trascendental para
el proceso porque el articulo 144 del Decreto 1818 establece que cada parte deberá consignar lo que le
corresponde dentro de los 10 días siguientes a la ejecutoria de esa decisión (si en ese momento aparecen
litisconsortes o terceros, los árbitros deberán considerar la parte que les corresponderá a estos). Mas
que una consignación se habla de un pago que se surte frente al arbitro que tiene el cargo de Presidente.

Si una de las partes no efectúa la consignación dentro de ese plazo, la parte cumplida puede hacerlo
dentro de los 5 días siguientes al vencimiento del plazo. Pero para que se habilite ese plazo, es necesario
que una de las partes haya efectuado la consignación. Así las cosas, la parte cumplida que paga puede
solicitar su reembolso inmediato e inclusive iniciar proceso ejecutivo ante la jurisdicción ordinaria, titulo
que consistirá en una certificación del presidente del tribunal y el secretario (titulo legal) y con la
causación de los intereses a la más alta tasa de interés. En cualquier caso si no se inicia el proceso de
ejecución, debe ser tenido en cuenta en la liquidación del laudo.

El presidente deberá abrir una cuenta especial, la ley no dice que tipo de cuenta. En todo caso, los
rendimientos del dinero pagado acrecerá la remuneración del Tribunal. Los honorarios son de los árbitros
y secretario y los gastos son para la tramitación del proceso y el funcionamiento del centro de arbitraje.

Por tratarse de una justicia remunerada la falta de consignación tiene graves consecuencias entonces, pues
se declara sin efectos la cláusula compromisoria lo que obliga a que las partes deban ir a la jurisdicción
ordinaria, lo cual no se opone a que acuerden de nuevo un arbitramento, lo cual en la practica no tendría
sentido. Además se termina el proceso y se extinguen las funciones de los árbitros.

Distribución de los honorarios

De conformidad con los artículos 145 y 147 del Decreto 1818, la causación de los honorarios se da en la
primera audiencia de trámite al asumir el tribunal competencia sobre el asunto.

Los gastos del proceso comportan dos partidas: funcionamiento del centro que implica la asunción de
competencia y la protocolización posterior del proceso, que se realiza con sujeción a una cuantía del
proceso. La ley prevé algunas circunstancias de restitución (arbitro removido por inasistencia en los
casos que prevé la ley, cuando renuncia, cuando prospera causal de anulación), modificación (cuando
nuevas circunstancias afecten las cuantías) o perdida (cuando el arbitro no firma el laudo, artículos 18,
28 y 34 del Decreto 2279 de 1989) de los honorarios.

1.24. Etapa arbitral.

Primera Audiencia de Trámite

Resulta entonces que luego del fallo de la Corte Constitucional C-1038 de 2002, la audiencia de
instalación ya no se sucede como tal sino que hoy en la práctica se refleja en distintas etapas. La
iniciación de la etapa arbitral supone la verificación de la primera audiencia de trámite, en la cual deben
hallarse consignados los honorarios de los árbitros. El contenido de esta audiencia es doble, pues por una
parte los árbitros se encargan de la definición de asunción de competencia, y en caso de que se asuma
total o parcialmente competencia, se procederá al decreto de pruebas. Hasta antes de la Ley 446 de 1998
debían resolverse también las excepciones en los procesos ejecutivos.

Competencia

La definición de competencia implica que se haga un análisis en forma, del resto sugiere un examen del
pacto arbitral (recuérdese que en la etapa pre-arbitral se realiza un examen parecido, solo que en ese
caso el examen está orientado a verificar la mera existencia del pacto). Ese examen considera cuestiones
como la transigibilidad de las pretensiones, la capacidad de las partes para transigir, entre otros. Al lado
de la competencia se encuentran otros temas como la debida constitución del tribunal, asuntos de suma
trascendencia pues se encuentran en relación con una de las causales de anulación del laudo del artículo
163 del Decreto 1818 de 1998.

En ocasiones la definición de competencia y la transigibilidad no es un asunto sencillo. Para alegar esa


definición de competencia, las partes cuentan con el recurso de reposición dentro de la audiencia de
trámite de conformidad con el artículo 147 del Decreto 1818 de 1998.

En este punto es preciso hacer un paréntesis, tratándose de que la decisión del tribunal de convocar a las
partes de de estirpe jurisdiccional. Los árbitros admiten la solicitud de convocatoria del tribunal de
arbitramento. Si las partes asisten de forma voluntaria a la audiencia de admisión, desde esa fecha
comienza a correr el término del traslado de la demanda, que de conformidad con el artículo 141 del
Decreto 1818 es de diez (10) días. Si no se pudiere hacer la notificación, se siguen las normas generales
respecto al emplazamiento. Es posible que la parte proponga la excepción de falta de competencia que si
bien implica la imposibilidad por parte del tribunal de acometer competencia, vincula la parte con el
laudo.

Pruebas

La segunda determinación en la audiencia de trámite tiene que ver con el tema de las pruebas, tema que se
encuentra ligado con la causal 4º de anulación del laudo del artículo 163 del Decreto 1818 de 1998, que
opera con una doble condicionante, que la omisión tenga incidencia en la decisión y la oportunidad de la
reclamación.

Cuando se decreta una prueba pero ésta no se practica, la parte interesada debe recurrir el auto que
declara cerrada la etapa probatoria dejando constancia de que aún no se ha practicado la prueba y en caso
de que el tribunal no la practique, la parte pueda recurrir a la causal 4 de nulidad del proceso de
arbitramento. Si lo que ocurre es que se niega la prueba, se debe interponer recurso de reposición, ya que
por ser un trámite de única instancia no procede la apelación. Finalmente, en caso de que no se niegue,
sino que el tribunal no se pronuncie sobre una prueba solicitada, el artículo 311 procedimental civil en
punto de la complementación de providencias judiciales, advierte que debe solicitársele al juez que
complemente el decreto de pruebas porque ha omitido declarar algunas pruebas. Si el juez niega esta
solicitud se puede interponer recurso de reposición (arbitraje) y en el proceso ordinario el de apelación.
No se puede impugnar una decisión cuando lo que se presenta es una omisión, sino que lo que se debe
hacer es advertir al árbitro o al juez a través de una petición.

ART. 311.-Modificado. D.E. 2282/89, art. 1º, num. 141. Adición. Cuando la sentencia omita la
resolución de cualquiera de los extremos de la litis, o de cualquier otro punto que de conformidad con la
ley debía ser objeto de pronunciamiento, deberá adicionarse por medio de sentencia complementaria,
dentro del término de ejecutoria, de oficio o a solicitud de parte presentada dentro del mismo término.
El superior deberá complementar la sentencia del a quo cuando pronuncie la de segunda instancia,
siempre que la parte perjudicada con la omisión haya apelado o adherido a la apelación; pero si dejó de
resolver la demanda de reconvención o la de un proceso acumulado, le devolverá el expediente para que
dicte sentencia complementaria.
Los autos sólo podrán adicionarse de oficio dentro del término de ejecutoria, o a solicitud de parte
presentada en el mismo término.

La parte afectada por no haberse eventualmente abierto el periodo de pruebas o por no haberse realizado
o practicado la prueba decretada, puede interponer recurso de reposición contra el auto que ordena la
realización de la audiencia de alegatos sin haberse dado el periodo probatorio.

Como hemos advertido la primera audiencia de trámite encuentra su importancia porque en ella se define
el tema de competencia y de las pruebas, cuestiones que mal aplicadas pueden dar lugar a la nulidad del
proceso. Además el término del arbitramento comienza a contarse desde la última sesión de la primera
audiencia de trámite.

El hecho de que no se puedan proponer excepciones previas dentro del proceso arbitral, no implica que no
se pueda proponer una excepción previa como excepción de fondo o recurso. Lo importante es que
mencione la misma en la primera audiencia de trámite.

Las audiencias de trámite distintas de la primera

Decreto 1818 de 1998. ART. 151.-El tribunal de arbitramento realizará las audiencias que considere
necesarias, con o sin participación de las partes; en pleno decretará y practicará las pruebas solicitadas
y las que oficiosamente considere pertinentes.
El tribunal tendrá respecto de las pruebas, las mismas facultades y obligaciones que se señalan al juez
en el Código de Procedimiento Civil. Las providencias que decreten pruebas no admiten recurso alguno;
las que las nieguen son susceptibles del recurso de reposición (D. 2279/89, art. 31).

A partir de la lectura respecto de la participación de las partes, no se debe entender, como algunas malas
interpretaciones lo indicarían, que los árbitros puedan reunirse clandestinamente y recibir pruebas sin las
partes. De lo que se trata es que se realicen las audiencias necesarias para practicar las pruebas y que se
permita la participación de las partes en el recaudo de las pruebas. Específicamente cuando la norma
dicta que el tribunal se reunirá sin las partes, se refiere a que se reúna para tomar decisiones que
lógicamente deben ser notificadas a las partes en los términos generales (por notificación personal o por
aviso). Pero todas las audiencias en lo posible deben realizarse con asistencia de las partes para el
recaudo de las pruebas.

El número de audiencias dependerá de la complejidad del caso y del número de pruebas. No existe un
término probatorio determinado, ni limite de audiencias. Lo importante es que el laudo se dicte dentro
del termino del pacto arbitral o en su defecto dentro del termino supletivo de seis (6) meses, contados
desde la ultima sesión de la primera audiencia de tramite, descontadas las suspensiones a que haya lugar.
Justamente una de las causas por las cuales se suspende el término del proceso es debido a la dificultad de
aportar ciertas pruebas. Ahora, si el tema es de puro derecho se pasará directamente de la primera
audiencia de trámite a la de alegaciones.

Las partes solo pueden solicitar las pruebas en las etapas establecidas por el juez. No obstante, nada se
opone a que los árbitros decreten pruebas de oficio hasta antes de la expedición del laudo de conformidad
con el artículo 180 procedimental civil.

Etapa de alegaciones

Concluida la etapa de pruebas se fija fecha para la audiencia de alegaciones. Por tratarse de un proceso
verbal las alegaciones deben presentarse de forma verbal en audiencia, pero nada se opone a que las
partes presenten un resumen escrito de lo alegado. Lo que ocurre normalmente es que la presentación
verbal es un resumen del escrito. Esta audiencia es la oportunidad para convencer al tribunal de que los
argumentos de las partes distintos de los del ponente del laudo.

Decreto 1818 de 1998. ART. 154.-Concluida la instrucción del proceso, el tribunal oirá las alegaciones
de las partes, que no podrán exceder de una (1) hora cada una; señalará fecha y hora para audiencia de
fallo, en la cual el secretario leerá en voz alta las consideraciones más relevantes del laudo y su parte
resolutiva. A cada parte se entregará copia auténtica del mismo.
En el mismo laudo se hará la liquidación de costas y de cualquier otra condena (D. 2279/89, art. 33).

Algunos sostienen que existe un termino de tres (3) días después de realizada la audiencia para presentar
el resumen escrito de lo alegado, aplicando por analogía el articulo 360 procedimental civil. Roberto
Aguilar considera que ello no es así, porque para el arbitraje existe norma expresa que establece el
término dentro del cual se deben presentar los alegatos verbales y escritos, que es precisamente dentro de
la audiencia, de manera que no se puede correr el riesgo de seguir la primera corriente porque podría una
de las partes perder la oportunidad de la audiencia.

Audiencia del laudo

Terminado los alegatos se conclusión se pasa a la audiencia de laudo, la cual es una audiencia de lectura y
notificación del laudo, pues el laudo se lleva hecho a la audiencia. El laudo se notifica en estrados.

Decreto 1818 de 1998. ART. 160.-El laudo arbitral podrá ser aclarado, corregido y complementado por
el tribunal de arbitramento de oficio o a solicitud presentada por una de las partes dentro de los cinco
(5) días siguientes a la expedición del mismo, en los casos y con las condiciones establecidas en el
Código de Procedimiento Civil (D. 2279/89, art. 36).

En opinión de Roberto Aguilar, teniendo en cuenta que esa eventual providencia de aclaración, corrección
o complementación implica el ejercicio de funciones jurisdiccionales debe hacerse dentro del termino
fijado para el proceso arbitral o de sus prorrogas. De lo contrario se presentaría la causal de anulación
quinta del laudo arbitral, según lo establecido en el artículo 163 del Decreto 1818 de 1998, pues si se hace
fuera del término no será ya una función jurisdiccional. La aclaración, corrección o complementación de
la providencia está inscrita en los mismos términos de los artículos 310 y 311 procedimentales civiles.
Así las cosas, la causal de anulación referida debe leerse incluyendo la aclaración, corrección o
complementación.

El laudo

El laudo en cuanto hace referencia a su forma y contenido debe ser adoptado por los árbitros
unánimemente o por mayoría de votos, el árbitro disidente puede salvar el voto o aclararlo total o
parcialmente.

Decreto 1818 de 1998. ART. 158.-El laudo se acordará por mayoría de votos y será firmado por todos
los árbitros, aún por quienes hayan salvado el voto y por el secretario; si alguno se negare, perderá el
saldo de honorarios que le corresponda, el cual se devolverá a las partes.
El árbitro disidente consignará en escrito separado los motivos de su discrepancia (D. 2279/89, art. 34).

El laudo debe cumplir con lo establecido en los artículos 304 y 305 procedimentales civiles en cuanto a
los requisitos de toda providencia y su condena debe ser en concreto, puesto que el tribunal no tendrá una
oportunidad posterior para establecer la condena en concreto. Por ello debe incluir un listado
pormenorizado de las costas, máxime si se considera que en el arbitraje no rige la liquidación de costas,
las cuales deberán incluirse en la decisión. El laudo se notifica igual que todas las audiencias.

Recurso Extraordinario de Anulación

El recurso extraordinario de anulación debe interponerse por escrito dentro de los cinco (5) días
siguientes a la notificación del laudo. Remisión a los artículos 159 y 161 del Decreto 1818 de 1998 y al
artículo 163 de la misma normatividad.

Decreto 1818 de 1998. ART. 161.-Contra el laudo arbitral procede el recurso de anulación. Este deberá
interponerse por escrito presentado ante el presidente del tribunal de arbitramento dentro de los cinco
(5) días siguientes a la notificación del laudo o de la providencia que lo corrija, aclare o complemente.
El recurso se surtirá ante el tribunal superior del distrito judicial que corresponda a la sede del tribunal
de arbitramento, para lo cual el secretario enviará el escrito junto con el expediente (D. 2279/89, art.
37).

El recurso de anulación debe presentarse al presidente del tribunal de arbitramento, pero en la práctica se
puede presentar al secretario del tribunal sin ningún problema.

En lo que toca a la competencia para conocer del recurso, cuando al laudo resuelva diferencias distintas a
la contratación estatal es competente la sala civil del tribunal superior del lugar donde se surtió el proceso
arbitral. Pero y de conformidad con el artículo 162 del Decreto 1818 de 1998 y del artículo 28
contencioso administrativo, cuando trate de contratos es competente el Consejo de Estado.

Decreto 1818 de 1998. ART. 162.-Competencia del Consejo de Estado en única instancia. El Consejo
de Estado, en la Sala de lo Contencioso Administrativo, conocerá de los siguientes procesos
privativamente y en única instancia:
(...)
5. Del recurso de anulación de los laudos arbitrales proferidos en conflictos originados en contratos
estatales, por las causales y dentro del término prescrito en las normas que rigen la materia. Contra esta
sentencia sólo procederá el recurso de revisión (art. 36, -inc. 5º- de la L. 446/98, que modifica el art. 128
del CCA).

Las causales de anulación.

La mayoría de las causales prescritas en el artículo 163 del Decreto 1818 de 1998, versan sobre errores in
procedendo no in judicando, esto es, por vicios en el procedimiento, pero no por la indebida aplicación
del derecho, diferencia de enormes repercusiones frente al recurso de casación. El recurso de anulación
no es herramienta para que autoridad distinta conozca de las consideraciones jurídicas, porque el arbitraje
es de única instancia y de ninguna forma se puede asimilar esta instancia de anulación al superior
jerárquico del tribunal de arbitramento.

Decreto 1818 de 1998. ART. 163.-Son causales de anulación del laudo las siguientes:

1. La nulidad absoluta del pacto arbitral proveniente de objeto o causa ilícita. Los demás motivos de
nulidad absoluta o relativa sólo podrán invocarse cuando hayan sido alegados en el proceso arbitral y
no se hayan saneado o convalidado en el transcurso del mismo.

Se refiere a la nulidad del pacto arbitral por causa u objeto ilícito, pero no del contrato, sino de la cláusula
compromisoria o del pacto arbitral. Ello implica que el hecho de que el contrato sea nulo absolutamente
no implica que la cláusula compromisoria corra la misma suerte, pues son dos cosas independientes. La
condición es que haya sido propuesta esa nulidad absoluta como excepción de mérito.

Ahora bien, si la nulidad relativa no se alega en el proceso, dicha nulidad se sanea. La nulidad absoluta
puede declararla el tribunal de oficio, pero la nulidad relativa no.

Debe advertirse que esta causal no está incluida en materia administrativa, pero el Consejo de Estado ha
sostenido que la nulidad absoluta la puede declarar de oficio cualquier juez.

2. No haberse constituido el tribunal de arbitramento en forma legal, siempre que esta causal haya sido
alegada de modo expreso en la primera audiencia de trámite.

3. Anulado. C.E., sent. abr. 8/99, Exp. 5191.

4. Cuando sin fundamento legal se dejaren de decretar pruebas oportunamente solicitadas o se hayan
dejado de practicar las diligencias necesarias para evacuarlas, siempre que tales omisiones tengan
incidencia en la decisión y el interesado las hubiere reclamado en la forma y tiempo debidos.

La condición de que la omisión tenga incidencia o sea determinante en la decisión hace prácticamente
inoperante la causal, porque ¿cómo se puede saber si era determinante si la prueba no se conoce?

5. Haberse proferido el laudo después del vencimiento del término fijado para el proceso arbitral o su
prórroga.

En opinión de Roberto Aguilar debe entenderse no solo respecto el laudo sino también de la providencia
adicional que lo aclara, corrige o complementa y que debe contase dentro del término de duración del
proceso arbitral. Recuérdese que sólo en materia administrativa el juez puede de oficio aumentar el
término del arbitraje, sólo en la medida en que esté pendiente la decisión.

6. Haberse fallado en conciencia debiendo ser en derecho, siempre que esta circunstancia aparezca
manifiesta en el laudo.

Esta causal era una de las más invocadas anteriormente con ocasión de las pruebas. Sin embargo ahora el
Tribunal Superior de Bogotá aclaro que el hecho de que un árbitro se haya centrado más en una prueba
que en otra, no implica necesariamente un fallo en conciencia, se trata en ese caso sólo de una
manifestación del principio de la sana critica, pues algunas pruebas le brindan al árbitro mayor
credibilidad que otras. Es causal de anulación porque se exige que sea manifiesta, condicionante que
hace impráctica e inoperante la causal.

Adviértase que es bien distinto el error in judicando del fallo en conciencia.

No habrá causal de anulación cuando se falle en derecho debiendo ser en conciencia, pues en ese caso el
fallo en derecho será el de conciencia del árbitro.

7. Contener la parte resolutiva del laudo errores aritméticos o disposiciones contradictorias, siempre
que se hayan alegado oportunamente ante el tribunal de arbitramento.

El condicionante radica en este caso en el que se hayan alegado oportunamente ante el tribunal de
arbitramento, pero ¿cómo se alega oportunamente ante el tribunal de arbitramento?

8. Haberse recaído el laudo sobre puntos no sujetos a la decisión de los árbitros o haberse concedido
más de lo pedido.

Se trata de aquellos casos por motivos ultra o extra petita. En esta causal no se estableció el
condicionante de alegar ante el tribunal.

9. No haberse decidido sobre cuestiones sujetas al arbitramento (D. 2279/89, art. 38).

Roberto Aguilar considera que en esta causal debería existir el condicionante de alegación para que el
árbitro hubiere aclarado, corregido o complementado la providencia.

Trámite de Anulación

El tribunal de arbitramento no decide sobre la admisión o inadmisión del recurso de anulación, porque
una vez interpuesto éste, el tribunal de arbitramento se disuelve. La competencia para tal efecto será del
tribunal superior o Consejo de Estado en cada caso en concreto.

Deben señalarse las causales invocadas, de lo contrario se declarará desierto el recurso.

Decreto 1818 de 1998. ART. 165.-Recurso de anulación. Vencido el término de los traslados, el
secretario, al día siguiente, pasará el expediente al despacho para que se dicte sentencia, la cual deberá
proferirse en el término de tres (3) meses. En la misma se liquidarán las costas y condenas a cargo de las
partes, con arreglo a lo previsto para los procesos civiles.
Cuando prospere cualquiera de las causales señaladas en los numerales 1, 2, 4, 5 y 6 del artículo 38 del
presente decreto, declarará la nulidad del laudo. En los demás casos se corregirá o adicionará.
Cuando ninguna de las causales invocadas prospere, se declarará infundado el recurso y se condenará
en costas al recurrente.
Si el recurso de nulidad prospera con fundamento en las causales 2ª, 4ª, 5ª ó 6ª del citado artículo 38, los
árbitros no tendrán derecho a la segunda mitad de los honorarios.
PAR. 1º-La inobservancia o el vencimiento de los términos para ingresar el expediente al despacho o
para proferir sentencia constituirá falta disciplinaria.
PAR. 2º-De la ejecución del laudo conocerá la justicia ordinaria, conforme a las reglas generales (art.
129 de la L. 446/98, que modifica el art. 40 del D. 2279/89).

Recurso de revisión.

Adicionalmente al recurso de anulación contra el aludo también procede el recurso de revisión en los
términos del Código de Procedimiento Civil. Las causales son la presencia de mala fe, delitos de alguna
de las partes, etc.

Tanto el recurso de anulación como el recurso de revisión son recursos extraordinarios (así el laudo sea
ejecutable puesto que la ejecución se suspende en recursos ordinarios). Reconocer que son recursos
ordinarios, implicaría reconocer que el proceso arbitral es de dos instancias. No obstante la anterior
precisión hoy existe claridad legislativa al respecto (Ley 794 de 2003).
Si no se ha propuesto recurso alguno contra el laudo, el Presidente del Tribunal de Arbitramento deberá
protocolizar el fallo en una notaría.

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