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Cuando padres y maestros

se responsabilizan de la enseñanza.
VILLA DEL CERRO
ESCUELAS Nº29 Y Nº30

En las últimas semanas gran parte de los cerrenses nos vimos afectados por una
situación que lejos de ser nueva se volvió insostenible: el deterioro de la histórica
escuela de la Villa. Tiene 152 años en su haber y de la rica historia de una barriada
entera, de gente bien de abajo que ha forjado y sostenido con esfuerzo una escuela que
intenta conservar y reproducir características que puedan enorgullecer al barrio.
Que bien que mal se propone trabajar los vínculos con la comunidad, desde dentro
hacia afuera y viceversa, que ha luchado por mantener una buena calidad de enseñanza,
que reúne fondos para gestionar lo que primaria no da, que se muestra atenta a la
función cultural que pueda asumir. No es un paraíso ni un bastión de resistencia pero si
un espacio que reúne características valiosas en todo lo que refiere a la cultura obrera
que el barrio posee.

En el mes de setiembre del presente año algunos desprendimientos de revoques llevaron


a solicitar por parte de la escuela arquitectos de CODICEN que evaluaran la situación.
La visita del técnico se hizo esperar unos días. Cuando asiste y recorre la escuela
(funcionando en día normal) hace notar un sin fin de “detalles” que los ojos inexpertos y
acostumbrados a vivir con la pintura descascarada, el revoque a medio pelo, la chapa
agujereada no habían detectado previamente. Frases como “caída inminente de revoques
de gran altura” y otras quedaron resonando en los oídos de algunos de los trabajadores
de la escuela. Al día siguiente se decidió colectivizar la información con los padres. Esa
misma mañana llegó el informe del arquitecto de CODICEN que ponía por escrito lo
antes dicho. Hablaba, además, de clausura total o parcial en caso de no tomarse medidas
inmediatas.
Pero lo inmediato cuando se trata de un barrio de los de abajo no representa tanta
urgencia, por eso hubo que ponerse nervioso y moverse para que se comenzaran a
activar.
La comunidad que allí transita se preocupó ante la situación de peligro a la que estaban
expuestos niños y trabajadores de la institución y comenzará a pensar en tomar
medidas. ¿Qué hubiera sido lo correcto desde las autoridades? Cerrar la escuela y
realizar un plan de obras con el arquitecto, otras evaluaciones y estudios. Pero no
fue lo que ocurrió, desde el comienzo el mensaje era claro: no cerrar la escuela y
seguir con el dictado normal de clase. La imagen y el cumplimiento del
organigrama por todo lo alto. La indiferencia y el ninguneo a la problemática
grave de una barriada de clase trabajadora. La indignación creció en el ambiente.
Los padres se constituyeron en comisión y tuvieron asambleas en la puerta de la
escuela y en locales solidarios del barrio. Los docentes mantuvieron contacto con las
mismas aunque el lugar de discusión y resolución de los mismos fue en asamblea de los
equipos docentes de ambas escuelas en coordinación con el sindicato de maestros.
Se llevaron planteos al Director General de Primaria O. Gómez, los cuales fueron
atendidos en forma insuficiente y lentamente. De allí en más comenzaron a pasar un sin
fin de acontecimientos donde hubo constataciones para unos y sorpresas para otros
acerca del comportamiento de los que tienen la sartén por el mango. Y es que una vez
que la problemática tomó estado público comenzaron a pasarse la pelota entre ellos, sin
que nadie se hiciera responsable. Mostraron y hablaron de una burocracia infame que
está diseñada para que ninguna autoridad pueda ser señalada como responsable de nada.
Entre pasada y pasada fueron autorizando alguna licitación y luego de una pila de días
se contrató una empresa para comenzar los arreglos. Todo esto sin plan de obra, sin
quedar claro si iban a realizar lo planteado por algunos técnicos (malla de seguridad en
todos los techos, obra extendida demás de un año, etc.) o si era realizar un “maquillaje”
temporal a los revoques con mayor peligro.
En paralelo un problema se volvía cada día más grande; los chiquilines sin clase. Surgía
una posibilidad que desde el comienzo del problema había estado en algunas bocas:
locales alternativos. Y es que el barrio con toda su historia de entrega y solidaridad se
ofrecía por entero, llegaban a la escuela todos los días llamados telefónicos o vecinos
ofreciendo locales donde dar clases…Dar clases en locales implica gran compromiso de
docentes, padres y niños que serían muy largos de enumerar. Existen riesgos a asumir,
un desgaste cotidiano importante. Si bien la solidaridad es grande no existía dentro de lo
ofrecido lugares que albergaran más de dos o tres clases. Eso significaba la escuela
desperdigada, los padres llevando de aquí para allá a los niños, los docentes bastantes
solos y otras tantas dificultades……y algunas reflexiones con gusto a contradicciones.
¿Significaba solucionarle el problema a primaria? ¿O representaba la capacidad de
organizarse de una comunidad? ¿Constituía una práctica llena de elementos positivos de
la construcción de poder y alternativas desde abajo? ¿O era hacerles el caldo gordo a las
autoridades que se iban a descansar en lo solucionado y a jactarse del compromiso de
todos? ¿Debíamos hacer marchas y exigir una mayor ocupación sobre el tema, la
búsqueda de un local mayor para albergar a todos y no dar clases mientras tanto? Y
otras tantas preguntas más. Finalmente se optó, en el acierto u el error el enfrentar
juntos el reto de instalarnos en diferentes locales del Cerro, hacerse cargo de la limpieza
comunitaria de los mismos, flexibilizar horarios para hacer posibles llegadas y retiros de
los niños, armarse de paciencia…y no quedarse quieto con la problemática de la
escuela.
Porque lo que son las autoridades….no se han presentado en los locales donde
funcionan las escuelas, las obras han sido lentas y nadie habla de plazos certeros, no hay
un referente dentro de todas las autoridades que halla puesto la cabeza en esto y este
dispuesto a ocuparse, entre otras cosas.
Por parte de la comunidad hay panoramas más confiables, claro. Una comisión de
padres quedó formada y siguió denunciando diariamente el tema donde se le cuadrara
ocasión, los docentes pusieron plazos de prueba y estarán exigiendo planes de obra y
cronogramas que aclaren panoramas en breve. Nadie está dispuesto a olvidarse del tema
y dejar de pelear por lo que es nuestro por derecho.
Cada uno puede formarse opiniones diversas sobre esto, a la barriada le tocó vivir en
algo tan sentido como la educación de sus chiquilines, una vez más, la indiferencia y el
abandono de los que detentan el poder. Se sintió la vulnerabilidad de dejarlos en un
lugar que se descubre inseguro, de toparse con la locura de que nadie se haga
responsable en la órbita de autoridades, y que encima no respondan con la urgencia
requerida, un mínimo de interés y efectividad.
A su vez la comunidad que comprende a las familias, vecinos y docentes encontró
caminos para enfrentar prácticamente solos la tarea de poner a funcionar la escuela por
entero (1000 niños). Se organizaron decenas de cosas y se pusieron al tiro con muchos
pequeños y grandes obstáculos. Queda un trecho importante por delante, exigirle a
primaria prontas soluciones, efectivas, realizando las medidas que sean necesarias para
ello. Denunciando lo presente, reclamando frente a diferentes puertas, paralizando
nuevamente las clases, apelando a la solidaridad gremial, entre otras.
Este presente constituye una experiencia más de solidaridad y unión de los de abajo
para organizarse y autogestionar un derecho como la educación cuando los poderosos
que acumulan los recursos los retacean para los de abajo, dejando vulnerables a quienes
con su trabajo forjan el día a día. Denunciar y reclamar lo nuestro por derecho hasta
conseguirlo es la otra parte de esta tarea que está planteada.
En esas estaremos.

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