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En el año 808 nació en al – Hirah, población próxima a Bagdad, Abu Zayd Hunayn ibn Ishaq al-
Ibadi. Hunayn estudió medicina en Bagdad y, aunque no fue propiamente un matemático, su
posición como uno de los principales traductores de la Casa de la Sabiduría le hizo jugar un
papel crucial en el traspaso del legado matemático griego al mundo árabe.
Los antepasados de Hunayn ibn Ishaq eran cristianos nestorianos de origen sirio. Siendo muy
joven ya dominaba la lengua árabe y también la siriaca. Más adelante, tras una estancia en
Alejandría, previa al inicio de sus estudios de medicina en Bagdad, adquirió también un
excelente dominio del griego.
El año 762 el segundo califa abasí, Almanzor, había trasladado la capital del Imperio Árabe de
Damasco a Bagdag e inició el proceso de tratar de convertir la nueva capital en otra Alejandría.
El ambicioso proyecto fue continuado por su sucesor Harum el-Rashid y su hijo Almamun que
dirigió el imperio árabe del año 809 al 833. Bajo su patronazgo se construyeron un
observatorio, una biblioteca y un instituto para la traducción e investigación conocido como
“Casa de la Sabiduría”. El ambicioso proyecto de los califas abasidas contemplaba reunir en
este centro a los sabios más eminentes del imperio con el fin de traducir y difundir en el mundo
árabe el legado científico y filosófico griego. Legado que se vio enriquecido con aportaciones
provenientes de Siria, Persia e India.
Thabit ibn Qurra fue uno de los más notables geómetras y algebristas árabes y, además, un
excelente traductor de textos matemáticos griegos. Hay que anotar en su haber la traducción all
árabe de los Elementos de Euclides, varias obras de Arquímedes, algunas partes de las
Cónicas de Apolonio y el Almagesto de Tolomeo.
Transmitió su pasión por la traducción y las matemáticas a su hijo y a dos de sus nietos, que
formaron parte del excelente equipo de traductores Bagdad. Uno de ellos, Ibrahim ibn Sinan ibn
Thabit ibn Qurra, nacido en esta ciudad el año 908, hizo notables aportaciones a la geometría
árabe: estudió las tangentes a los círculos, la geometría de las sombras y descubrió e hizo uso
de interesantes transformaciones geométricas. No obstante, su comentario a la obra de
Arquímedes sobre la cuadratura de la parábola, en el que utiliza un método más general que el
empleado por éste, y proporciona una elegante demostración de que el área del segmento de
la parábola es cuatro tercios del área del triángulo inscrito, ha sido descrito como uno de los
precedentes más notables y originales de la invención del cálculo integral.
Su admiración por Apolonio le llevó a escribir el tratado Sobre el dibujo de las tres secciones
cónicas en el que presenta instrucciones detalladas para la construcción por puntos de la elipse
y de la parábola, y tres métodos diferentes para dibujar la hipérbola. Esta obra, por otra parte,
pone de manifiesto claramente el cambio de orientación que los matemáticos árabes
imprimieron al legado griego.
Ibrahim ibn Sinan fue uno de los primeros intelectuales árabes que mostró interés por la
filosofía matemática. En su tratado Sobre el método de análisis – síntesis y otros
procedimientos para la resolución de problemas geométricos, promueve el empleo del método
de análisis – síntesis, de su admirado maestro Apolonio, presentando una exposición
sistemática del mismo, así como de otros procedimientos relacionados con él, y ejemplificando
sus aplicaciones en casos sencillos.
También mostró un gran interés por la astronomía. En su obra Sobre los movimientos del Sol,
realiza un análisis crítico de las observaciones basadas en la teoría solar de Tolomeo y aporta
su propia teoría del movimiento aparente del Sol. Sus investigaciones en este campo se
extendieron a otros temas como el uso del astrolabio y las proyecciones estereográficas.
Su prematura muerte el año 946, a los treinta y ocho años, truncó una brillante carrera que le
hubiera llevado a alcanzar una posición de privilegio, equiparable a la de su famoso abuelo, en
la matemática árabe medieval.
Pero, sin duda, los trabajos más influyentes e interesantes de Gemma Frisius fueron las
aplicaciones de sus conocimientos y experiencia matemática a la astronomía, la geografía y la
realización de mapas. En 1529 editó una versión corregida de la Cosmographia de Apianus,
publicada cinco años antes con escaso éxito. Gemma Frisius introdujo escasas variaciones
sobre el original: el retoque de algunos mapas, especialmente el de America, que Gemma
representaba como dos continentes separados.
La edición de Gemma Frisius era un tanto interesada, pues la obra de Apianus, además de
tratar temas de astronomía, geografía y cartografía, describía múltiples instrumentos científicos
que Gemma, en colaboración con el grabador y orfebre Gaspard Van der Heyden, fabricaba en
un taller de Lovaina. Pensó, acertadamente, que la popularización de Cosmographia
incrementaría la demanda de mapas, globos terráqueos e instrumentos astronómicos
producidos en su taller y, en consecuencia, les reportaría pingües beneficios.
Un año más tarde, construyó un dispositivo que combinaba un globo terráqueo con otro
celeste. Simultáneamente, como complemento y manual de uso, publicó De Principiis
Astronomiae Cosmographicae. La obra se dividía en tres partes. La primera trataba las
nociones y términos astronómicos y geográficos básicos: latitud, longitud, meridiano, polos,
eclipses, zodiaco, etc. La segunda parte describía el uso del globo, y la última se centraba en la
descripción de los habitantes, flora y fauna de las tierras del recién descubierto continente
americano. Sin duda, lo más sobresaliente de este tratado es que, por primera vez en la
historia, se propone la determinación de la longitud de un punto de la esfera terrestre mediante
el uso de relojes para medir la diferencia de tiempos. El método tenía una grave limitación, de
la que el propio Gemma fue plenamente consciente, en aquella época no existían relojes
suficientemente fiables para realizar esta tarea. En cualquier caso, tras 250 años ensayando
diferentes métodos para resolver el “problema de la longitud”, algunos sumamente pintorescos,
fue su propuesta la que prevaleció finalmente.
Otra aportación importante de Gemma Frisius fue el método de triangulación para fijar la
posición de un punto. La descripción detallada de este método apareció, por primera vez, en el
tratado Libellus de locurum, que adjuntó a una nueva edición ampliada de la Cosmographia
publicada en 1533.
Compatibilizó estas tareas con el cultivo de la medicina, campo en el que colaboró con Andreas
Vesalio, cuando éste visitó Lovaina en 1536, y con la realización de observaciones
astronómicas, especialmente de los cometas de julio de 1533, enero de 1538 y abril de 1539.
Los resultados de estas observaciones fueron publicados por su hijo Cornelius Gemma Frisius
(1533 – 1577), que le sucedió como profesor de medicina y astronomía en Lovaina, ciudad en
la falleció Gemma Frisius el 25 de mayo de 1555.
Evangelista Torricelli
Nació el 15 de octubre de 1608 en Faenza. Su padre, Gaspar,
era un humilde trabajador textil y, gracias a su tío paterno, el
monje camaldulense Jacopo Torricelli, pudo recibir una
educación adecuada a su despierto talento. En 1624 ingresa en
un colegio jesuita, no está claro si fue el de Faenza o el Colegio
Romano, donde estudia matemáticas y filosofía hasta el año
1626. Posteriormente, su tío Jacopo lo envía con Benedetto
Castelli, uno de los primeros discípulos de Galileo, que a la
sazón enseñaba matemáticas en la Universidad de la Sapienza.
Torricelli se empleó como secretario y ayudante de Castelli. No
hay constancia de que cursara ninguna enseñanza reglada en la
universidad, lo que si se da como cierto es que Castelli, como
contrapartida a sus servicios, le dió lecciones particulares de
matemáticas, mecánica, hidráulica y astronomía. Más adelante,
Torricelli llegó a sustituir a su maestro en la Universidad de la
Sapienza cuando éste se ausentaba de Roma.
Los siguientes nueve años sirvió como secretario a Giovanni Ciampoli, amigo de Galileo, que
desempeñó el cargo de gobernador en varias ciudades de Umbria a las que posiblemente le
acompañara Torricelli.
En 1641 Torricelli había completado el grueso de trabajos que publicaría tres años más tarde
con el título de Opera geometrica. La segunda de las tres partes en que se dividía este tratado,
De motu gravium, contenía un desarrollo del estudio de las trayectorias parabólicas de los
proyectiles que Galileo había abordado en Consideraciones y demostraciones matemáticas
sobre dos nuevas ciencias, publicado en 1638. Torricelli, que a la sazón se hallaba en Roma,
entregó a Castelli el manuscrito recabando su opinión sobre el trabajo. Éste quedó tan
impresionado, que se apresuró a enviárselo a Galileo recomendándole que tomara a Torricelli
como asistente. Por diferentes motivos, Torricelli no pudo llegar a Arcetri, población próxima a
Florencia donde residía Galileo custodiado por la Inquisición, hasta el 10 de octubre de 1641.
Allí vivió con Galileo, ya ciego y próximo a su fin que acaecería en enero de 1642, y su
discípulo Viviani.
Torricelli sucedió a Galileo como filósofo y matemático de la corte del Gran Duque Fernando II
de Toscana, y profesor de matemáticas de la Academia Florentina, puestos que ocupó hasta su
fallecimiento.
Pese a ser contemporáneo de Buenaventura Cavalieri (1598 – 1647), Torricelli representa una
nueva generación de matemáticos, en la línea de Descartes y Fermat, que tienen un papel
destacado en el desarrollo de los fundamentos del cálculo infinitesimal.
Durante el siglo XVII el cálculo estuvo ligado a las investigaciones sobre curvas. En un principio
se estudiaron las curvas heredadas de los griegos: secciones cónicas, cuadratiz de Hipias, la
espiral de Arquímedes, la conchoide de Nicómedes y la cisoide de Diocles. Conforme fue
avanzando el siglo fueron apareciendo otras nuevas -la cicloide, las parábolas e hipérbolas de
orden superior: y m = kx n , ky m x n = k (siendo m y n naturales ), la espiral de Galileo, la
catenaria, etc.- a partir de la resolución de problemas de la física y la astronomía. Los
problemas típicos planteados en torno a estas curvas eran, fundamentalmente, hallar
tangentes, áreas de superficies, valores máximos y mínimos, volúmenes de sólidos
engendrados al girar una sección de la curva, determinación de sus centros de gravedad y, en
algunos casos, el problema inverso de la tangente y la rectificación de arcos de curva.
Si se excluyen las cónicas, la cicloide fue sin duda la curva más estudiada. Torricelli fue uno de
los matemáticos que mostró gran interés por esta curva, descrita por un punto de la
circunferencia de un círculo que rueda sobre una recta horizontal. En 1643 envió a Marsenne
su cuadratura de la cicloide y, un año más tarde, publicó De parabole en cuyo apéndice
aparece la cuadratura de la cicloide y la determinación de la tangente. Torricelli empleó dos
procedimientos para su cuadratura, el primero utilizaba los indivisibles de Cavalieri y el
segundo el método de exhausción de Eudoxo. Para la determinación de la tangente se basó en
argumentos cinemáticos. Consideró la curva como la trayectoria de un punto móvil que
obedece a dos movimientos simultáneos, y la tangente en un punto de la curva como la
dirección del movimiento resultante en ese punto.
El matemático francés Gilles Personne de Roberval había llegado, hacia 1638, a los mismos
resultados que Torricelli, e incluso había empleado el mismo método para la determinación de
la tangente. Roberval era matemático profesional. En 1634, había ganado la cátedra Ramus en
el College Royal y, como quiera que cada tres años se convocaba concurso para cubrir dicha
plaza, no publicó sus descubrimientos con el fin de proponer este tipo de cuestiones a sus
rivales. La estrategia fue todo un éxito pues se mantuvo en ella hasta su fallecimiento en el
año1675. Sin embargo, cuando vio sus resultados publicados por Torricelli en 1644, le envió
una carta acusándole de plagio. Torricelli recibió la misiva el año 1646 y comenzó a reunir toda
la correspondencia que se habían cruzado entre ambos sobre el tema con el fin de publicarla y
demostrar su inocencia. En esta tarea estaba cuando contrajo las fiebres tifoideas que
provocaron su muerte el 25 de octubre de 1647.
Durante su vida profesional, Torricelli sintió una especial predilección por los problemas que
podían resolverse utilizando métodos infinitesimales, problemas que, por otra parte, fueron muy
populares entre los matemáticos de su época. En su obra De dimensiones parabolae, ofrece
veintiuna demostraciones diferentes de la cuadratura de la parábola. Se ocupó, también, del
estudio de diferentes tipos de espirales logrando la rectificación de la espiral logarítmica. Poco
antes de su muerte, llegó a representar la curva cuya ecuación escribiríamos en la actualidad
como x = log y , calculó el área limitada por ella, su asíntota y una ordenada, y el volumen del
sólido obtenido al girar esta superficie alrededor del eje de abscisas.
Hacia 1640 dio una solución geométrica al problema planteado por Fermat, a principios de la
centuria, sobre la determinación del llamado centro isogónico del triángulo: “dados tres puntos
del plano, determinar un cuarto punto tal que la suma de sus distancias a los tres puntos dados
se mínima”
Su contacto con Galileo despertó su interés por las ciencias físicas y, curiosamente, sus
aportaciones a esta ciencia le han granjeado más fama que sus logros matemáticos. La
realización de un sencillo experimento -llenó con mercurio un tubo de vidrio de un metro de
largo, cerrado en la parte superior y abierto en la inferior, lo invirtió sobre un plato y observó
que la columna de mercurio descendía hasta un punto en que se detenía, creando el vacío en
el espacio de tubo que quedaba por encima del metal- le condujo a tres conclusiones
revolucionarias para la física de su época:
3.- En el espacio comprendido entre la columna y la parte cerrada del tubo se hacía el
vacío.
El miedo a que la Inquisición le considerase hereje por presuponer la existencia del vacío, le
impidió publicar estos resultados. No obstante, se lo contó en una carta a Marin Mersenne y,
dada la sencillez del experimento, tuvo una rápida difusión en Francia. Un cuñado de Pascal,
Florin-Périer, realizó un experimento con el fin de comprobar una de las consecuencias de las
tesis de Torricelli: que la presión en la cumbre de una montaña es inferior a la existente al pie
de la misma, ya que la columna de aire tendría que ser más corta en el pico. Florin-Périer llevó
a cabo la experiencia en el Puy-de-Dôme y los resultados fueron concluyentes: la columna de
mercurio descendía a medida que se subía la montaña. La experiencia no sólo respaldaba el
nuevo modelo, sino que refutaba el antiguo: si fuera la resistencia al vacío interno lo que
sujetaba la columna de mercurio, ésta no debería variar al subir la montaña.
En De motu gravium enunció uno de los teoremas fundamentales de la hidráulica, que lleva su
nombre, según el cual la velocidad de salida de un líquido por un pequeño orificio de un
depósito viene dada por v = 2 gh , siendo h la altura del líquido respecto al orificio de salida.
En la misma obra, desarrolló, como se ha apuntado anteriormente, el estudio de Galileo sobre
las trayectorias parabólicas de los proyectiles disparados desde un mismo punto con diferentes
ángulos de elevación e igual velocidad inicial, descubriendo que la envolvente de todas estas
curvas es otra parábola (la parábola de seguridad). Al pasar de la ecuación que da la distancia
en función del tiempo a la de la velocidad y viceversa, advirtió la relación inversa del problema
de la cuadratura y el de la tangente.
Poco antes de su muerte, entregó a su amigo Ludovico Serenai sus manuscritos y cartas con el
fin de que se preparase su publicación. Ni éste, ni posteriormente Castelli, Ricci y Viviano
llegaron a cumplir el encargo, por ello, el trabajo matemático y científico de Torricelli fue en su
mayor parte ignorado hasta que, a comienzos del siglo XX, Gino Loria y Giuseppe Vassura
recopilaron los manuscritos y cartas sobrevivientes, y los textos de sus conferencias en la
Academia Florentina, reuniéndolos en cuatro volúmenes que editaron entre 1919 –los tres
primeros- y 1944. Puede afirmarse, a la vista de los importantes resultados matemáticos de
Torricelli que han sobrevivido durante tanto tiempo, que de haber sido más larga su existencia,
hubiera tenido un papel de primera magnitud en la invención del cálculo. Así lo ponen de
manifiesto la colección de paradojas que aparecen en sus manuscritos sobre los usos
inapropiados de los nuevos métodos de cálculo, y nos muestran el grado de profundidad que
habían alcanzado sus conocimientos en este campo.
Finalizado su servicio militar, inició un viaje por Europa en 1674 que le llevó,
en primer lugar, a Inglaterra, donde mantuvo contactos con Wallis en Oxford,
con Collins en Londres y parece ser que también conoció a Newton. Fue
huésped de Georg Mohr, el llamado “Euclides danés”, y visitó Francia,
Alemania e Italia. En Paris tuvo ocasión de conocer a Leibniz con quien
mantuvo correspondencia epistolar y, también, algunas controversias de las
que más adelante se hablará.
Las curvas catacáusticas son las envolventes de un conjunto de rayos de luz que partiendo de
un foco puntual se reflejan en una curva dada. La comunicación de este descubrimiento a la
Academia de Ciencias de Paris le valió el nombramiento de académico asociado extranjero en
1682. Estas curvas proporcionaron, a partir de los desarrollos de d’Huyguens, el segundo
ejemplo de envolventes de líneas móviles. Su comunicación despertó el interés de eminentes
matemáticos por el estudio de esta familia de curvas y otras análogas. Entre ellos cabe
destacar a Leibniz, L´Hospital y los dos primeros Bernouilli, Jacques y Jean.
Estos resultados dieron pie, durante el siglo XVIII, a varios intentos de encontrar las
transformaciones adecuadas para la resolución de ecuaciones de grado superior. En 1834, el
matemático inglés Jarrard demostró que existía una transformación de Tschirnhaus que elimina
los términos de grado n-1, n-2 y n-3 de una ecuación de grado n > 3. Sin embargo, el hecho de
que, en general, las ecuaciones de grado mayor o igual que cinco no sean resolubles por
métodos algebraicos, supuso una seria limitación al propósito de hallar un método general de
resolución de ecuaciones mediante este tipo de transformaciones.
Su carrera profesional se desarrolló en los años de creación del cálculo diferencial e integral.
Durante su estancia en Paris mantuvo contactos con Leibniz y llegó a polemizar con él respecto
a sus descubrimientos en este campo. Recogiendo algunos temas que éste le había
comunicado durante estas controversias, publicó un artículo sobre cuadraturas en Acta
Eruditorum, también conocida como Leipzig Acts. Temiendo Leibniz que Tschirnhaus se le
adelantara en la publicación de sus descubrimientos sobre la notación y reglas del nuevo
cálculo, se decidió a hacerlos públicos en un artículo que publicó en la misma revista el año
1684, tres años antes de la publicación de los Principia de Newton.
El artículo, de una extensión de seis páginas, era un extracto de las partes más abstrusas de
sus resultados que pocos matemáticos de su época llegaron a comprender en toda su
extensión. En Alemania quizá fuera Tschirnhaus el único capaz de hacerlo, pero su actitud al
respecto osciló entre la indiferencia y el rechazo de los conceptos básicos del Cálculo y el uso
de las series, pues opinaba que podía desarrollarse todo el Cálculo con métodos puramente
algebraicos.
David Gregory
Escocia ha visto nacer a algunos de los matemáticos más eminentes del Reino Unido.
Precisamente allí nació un ilustre predecesor del cálculo infinitesimal, James Gregory (1638 –
1675), tío paterno del protagonista de esta efeméride.
James Gregory, al igual que Torricelli, tuvo una muerte prematura. En 1663 realizó un viaje a
Italia, y aunque no llegó a conocer a éste, si que tuvo ocasión de conocer su obra a través de la
de sus continuadores Mengoli y Angeli. Con ellos estudió las aplicaciones de los métodos
infinitesimales a la cuadratura de curvas y, probablemente, tuvieron una gran
influencia en la maestría que alcanzó Gregory en el uso de los desarrollos de
funciones en series infinitas.
El mismo año que fallecía su tío, David Gregory, que contaba tan sólo 16 años, abandonaba el
Marischal College de la Universidad de Aberdeen, donde había cursado estudios desde su
ingreso en el año 1671, y regresaba a vivir con su familia en sus dominios de Kinnairdy. Su tío
había legado sus escritos a su padre y, a su vuelta, David Gregory tuvo ocasión de estudiarlos
atentamente.
Tres años más tarde abandonó Escocia para viajar por diferentes países del continente, entre
otros Holanda y Francia. Aunque inició estudios de medicina en la Universidad de Leyden, su
verdadero interés eran las matemáticas, la física y la astronomía. A lo largo de sus viajes por
Europa, tuvo ocasión de conocer y estudiar las obras de Descartes, Hudde y Fermat.
Regresó a Escocia en 1681. En la primavera de ese año, pudo asistir a las reuniones de la
Royal Society en Londres y mantuvo contactos con Newton y Boyle. Salvo este breve periodo,
residió los siguientes dos años en Kinnairdy y tuvo ocasión de estudiar en profundidad lel
legado de David Gregory. En 1683 fue nombrado catedrático de matemáticas en la Universidad
de Edimburgo. Sus lecciones incluían, además, óptica, geometría, mecánica e hidrostática. Fue
el primer profesor universitario que explicó a sus alumnos las entonces novedosas teorías
newtonianas. Teorías que no fueron enseñadas en otras universidades hasta fechas muy
posteriores. Sus lecciones de geometría constituyeron la base del Tratado de geometría
práctica publicado por MacLaurin en 1745. En 1684 publicó Exercitatio geometria de
dimensione curvarum, tratado en el que desarrolla la obra de su tío sobre series infinitas.
Hacia 1688 se inició un virulento conflicto político - religioso en Escocia. Dos años más tarde,
todos los profesores universitarios fueron conminados a prestar juramento a las nuevas leyes
del país. Aunque Gregory se negó a hacerlo, no fue cesado en la cátedra, pero su posición se
fue haciendo cada vez más difícil y decidió marchar a Inglaterra. Con el apoyo de Newton,
obtuvo la cátedra saviliana de astronomía en la Universidad de Oxford en 1691. Un año más
tarde fue elegido miembro de la Royal Society. Cuatro años más tarde publica su tratado sobre
óptica, Catoptricae et dioptricae sphericae elementa, en el que describe los principios de las
lentes acromáticas para la construcción de telescopios.
Gregory tomó un papel muy activo en defensa de Newton al producirse la controversia sobre la
prioridad en la invención del Cálculo. Junto con Wallis, mantuvo que Leibniz había adquirido
sus conocimientos de Cálculo a través de su correspondencia con Collins.
Su obra principal fue, sin duda, Astronomiae physicae et geometricae elementa, publicada en
1702. Se trata de la primera exposición sistemática de Astronomía basada en los principios de
la gravitación newtoniana. La monografía, que se publicó originalmente en latín con prefacio de
Newton, fue traducida al inglés unos años más tarde y mantuvo una gran popularidad e
influencia, incluso años después del fallecimiento de su autor.
George Gheverghese comienza su popular obra con una cita del matemático indio Vedanga
Jyotisa (ca. 500 a.C.) de la que toma prestado el título principal.
Como la cresta del pavo real, como una gema en la cabeza de una serpiente, así son
las matemáticas: la cúspide de todos los conocimientos.
La estrecha visión de la historia de las matemáticas que nos aporta la posición eurocentrista,
nos advierte Gheverghese, confina la producción matemática considerada válida a los límites
del mundo occidental. Desde él se habría ido extendiendo a lo largo de la
historia a otros ámbitos geográficos y culturales. Seki Kowa, en cuanto
representante genuino de otra cultura matemática, la corriente wasan,
desarrollada en el Japón del periodo Edo al margen de las matemáticas
occidentales, es la refutación palmaria de este punto de vista.
Su precoz talento matemático dio pié a muchas y variadas anécdotas sobre la edad y forma en
que éste empezó a manifestarse. Una de ellas refiere que, cuando contaba tan sólo nueve
años, observó a un servidor de palacio que trataba infructuosamente de resolver un problema
de un tratado de matemáticas chino. Seki quiso saber en qué consistía el problema y, ante el
asombro del sirviente, halló rápidamente su solución.
Al margen de estas proezas legendarias, es muy probable que algún funcionario de la corte, a
la vista de su precoz talento, le enseñase las primeras nociones matemáticas. Su interés por
esta disciplina le llevó a reunir una importante biblioteca de obras chinas y japoneses con la
que, de forma autodidacta, adquirió una excelente formación y un gran prestigio como
matemático que le atrajo un importante número de discípulos y le permitió fundar la primera
escuela oficial de matemáticas de Japón. Sin embargo, el estricto secreto que imperaba en
estos centros escolares hizo que los métodos y resultados del que fue conocido con el
sobrenombre del “sabio aritmético”. fueran ignorados durante más de un siglo.
Seki fue un funcionario samurai de la corte de su señor que le nombró administrador del tesoro
y, cuando éste fue elegido heredero del Shogun en 1704, le elevó a la dignidad de maestro de
ceremonias de la corte. Cuatro años más tarde, el 24 de octubre de 1708, falleció en Edo
(Tokio en la actualidad).
La vida de Seki Kowa coincidió con uno de los periodos más revolucionarios del desarrollo de
las matemáticas occidentales, baste recordar que nació el mismo año que Newton. En esa
época, Japón estaba inmerso en el periodo Edo (1603 a 1867) y se desarrollaba una cultura
matemática genuinamente nipona denominada wasan. Esta cultura, heredera de la matemática
china de los siglos XIII a XVI, había experimentado un considerable avance con las obras de
Yoshida, Imamura, Isomura, Muramatsu y Sawaguchi, notables predecesores de Seki Kowa,
que fue el representante más notable de esta corriente matemática, cuyo surgimiento y
desarrollo a espaldas de las matemáticas occidentales, tuvo mucho que ver con la política de
aislamiento de Japón del resto del mundo, exceptuadas China y Holanda, en esa época. El final
de la dinastía Tokugawa en el siglo XIX, dio paso al proceso de modernización de Japón y el
gobierno optó por las matemáticas de estilo europeo en detrimento de las wasan.
Las coincidencias entre Newton y Seki van más allá de su año de nacimiento. Se atribuye a
éste la invención del yenri, una forma de cálculo desarrollado en las matemáticas wasan con un
propósito similar al cálculo de fluxiones. En esencia, Seki desarrolló el yenri para calcular el
área de un círculo dividiéndole en n rectángulos. Este método, una especie de ruda versión del
cálculo integral, fue extendido posteriormente a elipses y esferas. Por esta lejana similitud,
algunos historiadores nipones han llegado a afirmar que Seki, su discípulo Tekebe y
continuadores habían inventado el cálculo infinitesimal en la forma del yenri. Actualmente, esta
opinión resulta insostenible si se considera que ninguno de los conceptos fundamentales del
análisis –variable, función, diferenciación- ni sus principales teoremas -teorema fundamental
del cálculo o la relación inversa entre la diferenciación y la integración- llega siquiera a
vislumbrarse en el método nipón.
En 1670 su contemporáneo, Kazuyuki Sawaguchi, había resuelto 135 de los 150 problemas
propuestos por el matemático chino Chu Shih-chieh al final de su obra, Introducción a los
estudios matemáticos, de 1299. Chu, que había aplicado “el método del elemento celestial”
(ecuaciones algebraicas de primer grado) para resolver otros muchos planteados en el libro,
consideraba que esos 150 eran irresolubles con este procedimiento. Sawaguchi, a su vez ,
afirmó que los 15 restantes no tenían solución. Cuatro años más tarde, Seki Kowa publicó la
solución de esos problemas en su obra Hatsubi sampo. Para resolverlos, introdujo un sistema
de notación totalmente nuevo que la mayoría de sus contemporáneos no llegaron a entender.
En 1685, su discípulo Tekebe publicó una guía en la que explicó el sistema introducido por
Seki, denominado endan, que estaba basado en los ideogramas chinos y le permitía
representar tanto las cantidades conocidas como las incógnitas y trabajar con varias variables.
El siguiente enunciado, correspondiente al primero de los 15 problemas, nos da una idea del
reto asumido por Seki.
Para ver las principales características del método de Seki y el grado de generalización que
alcanzó, partimos de un ejemplo de sistema de dos ecuaciones de segundo grado:
a1 x 2 + b1 x + c1 = 0
2 .
a2 x + b2 x + c2 = 0
Con ello, el sistema de dos ecuaciones simultáneas de segundo grado se reduce a un sistema
de dos ecuaciones de primer grado. De forma análoga, se puede transformar un sistema de n
ecuaciones de grado n en otro de n ecuaciones de grado n-1 y, siguiendo este proceso, ir
eliminando las sucesivas potencias de la incógnita. Dado que tenían por costumbre escribir
únicamente los coeficientes de las incógnitas, incluidos los términos constantes, y no igualaban
a cero, esta representación coincide perfectamente con la de un determinante. Sobre esta
representación, Seki efectuaba las operaciones de eliminación de factores literales (san) y
numéricos (chi) por filas o columnas. A continuación procedía a desarrollar el determinante y,
teniendo en cuenta que los productos podían ser positivos o negativos, proporcionaba las
reglas para asignarles el signo. Conocía también que el número de términos del desarrollo de
un determinante de orden n era n ! y, también, las reglas de la permutación de filas y
columnas.
Seki abordó en su obra el estudio de las ecuaciones diofánticas, en concreto las soluciones
enteras de ecuaciones de la forma ax - by = 1, donde a, b son enteros. Para ello, comienza
formulando el siguiente problema indeterminado:
Tenemos un cierto número de cosas tal que dividiendo ese número por 5 obtenemos
de resto 1, y dividiéndolo por 7 el resto resulta ser igual a 2. ¿Cuál es ese número?.
Otras efemérides…
Hace un siglo …
Además de a la investigación matemática, Kurosh tuvo un gran interés por la docencia en todos
los niveles como lo prueba el hecho de que impartiera conferencias populares para divulgar las
matemáticas en las escuelas y que organizara las Olimpiadas matemáticas de la Universidad
de Moscú para los escolares.
John Arthur Todd (23 de agosto de 1908 en Liverpool, 22 de diciembre de 1994 en Croydom
Inglaterra)
Todd se interesó por la teoría de invariantes, la teoría de grupos y los
sistemas canónicos. Los llamados polinomios de Todd, y otros polinomios
relacionados con éstos, juegan un importante papel en la clasificación de
variedades. En la teoría de grupos su principal contribución, en colaboración
con Coxeter, ha sido el procedimiento Todd – Coxeter, idea fundamental para
El desarrollo de la teoría computacional de grupos.
En 1965, publicó en italiano la obra Geometria del calcolo delle variazioni en la que presentaba
sus métodos de aproximación geométrica al cálculo de variaciones, que había desarrollado
entre los años 1942 y 1952.
Lorenz señaló que el caos determinista se produce por la dependencia sensible respecto de
las condiciones iniciales. Cuando son muchas las variables que intervienen en las condiciones
iniciales, por mucha precisión que se alcance en las mediciones, no se puede evitar que un
mínimo error provoque enormes diferencias entre el resultado final y el previsto.
Se ha dicho, que el descubrimiento del caos determinista ha sido uno de los grandes hitos
científicos del siglo XX, equiparable a la Teoría de la Relatividad o a la Física Cuántica, por su
influencia en la mayoría de las ciencias básicas y el profundo cambio que implica en nuestra
visión de la naturaleza.
…la ciencia matemática nada nos debe: no es nuestra; no hay en ella nombre alguno
que labios castellanos puedan pronunciar sin esfuerzo.
Sin embargo, y pese a los múltiples factores y circunstancias que se dieron la mano en nuestro
país para oponerse o frenar el cultivo de las ciencias, hubo personajes que, en mayor o menor
grado, dedicaron una parte de su vida profesional a promover su avance. Merece la pena
recordar sus nombres y biografías aún cuando, en muchos casos, sean irrelevantes para la
gran historia de las matemáticas. Su conocimiento puede enseñarnos más sobre las causas de
nuestro secular atraso científico que cualquier sesudo tratado sobre el tema.
Maslama al-Majriti nació en Madrid hacia el año 950. Siendo muy joven se trasladó a Córdoba,
la capital del califato Omeya, donde residió y trabajó hasta su fallecimiento el año 1007 o 1008.
Allí formó escuela y adquirió un extraordinario prestigio como matemático y astrónomo.
También destacó en el cultivo de la aritmética comercial y como astrólogo.
Los datos sobre su vida no son abundantes, y aún complica más esta falta de información el
hecho de que, en ocasiones, haya sido confundido con Abu Maslama Muhammad al Mayriti,
que consagró su obra al estudio de la alquimia y las ciencias naturales.
Maslama es el primer matemático andalusí que combina las dos tradiciones matemáticas
árabes: la procedente de los métodos matemáticos empleados para el reparto de herencias y la
astronómica. Tradiciones que le legaron sus maestros Abd al – Ghafir ibn Muhammad al Faradi
y de Ali ibn Muhammad ibn AbiIsa al-Ansari respectivamente.
Entre las obras atribuidas a Maslama destaca, también, el tratado de aritmética comercial Al
Mu´amalat. En el siglo XII, uno de los más conocidos traductores de la escuela de Toledo, Juan
de Sevilla, la tradujo al latín con el título de Liber mahameleth. La primera parte de la obra, de
carácter teórico, trata de las proporciones, operaciones aritméticas, aproximación de raíces
cuadradas y sobre la resolución ecuaciones de primero y segundo grado. La segunda parte,
contiene una amplia colección de problemas de aritmética comercial, cambios monetarios,
contratos, etc. que, en algunos casos, tienen sus precedentes en las matemáticas babilónicas.
Como se ha señalado, Maslama era un reputado astrólogo de la corte cordobesa de los califas
al – Hakam II e Hisam II, por ello, realizó una detallada observación de la conjunción de
Saturno y Júpiter que tuvo lugar entre los años 1006 y 1007. La interpretación astrológica de
sus observaciones, le llevó a pronosticar un cambio de la dinastía con la consiguiente secuela
de ruina, matanzas y hambre. Su fallecimiento, apenas un año después, le impidió comprobar
su predicción que, curiosamente, estuvo muy próxima a la realidad, si se tiene en cuenta que, a
partir del año 1009, se iniciaron los conflictos que acabarían con el califato y darían lugar a los
reinos taifas.
En 1764, Carlos III le nombra jefe de estudios del entonces nuevo colegio de cadetes de
artillería de Segovia. Con motivo de la inauguración de este centro, el 16 de mayo de 1764,
Eximeno fue el encargado de pronunciar la lección inaugural. Desde la cátedra de
matemáticas, formó excelentes discípulos. Tres años más tarde, el decreto de expulsión de los
jesuitas truncaría su carrera matemática obligándole a trasladarse a Italia. Una vez establecido
en Roma, abandonó la Compañía y sus intereses se centraron en el estudio de la música. Los
resultados de sus investigaciones musicales quedaron plasmados en la obra Sobre el origen y
las reglas de la música, con la historia de su progreso, decadencia y renovación (1774). En ella,
influido por Condillac, expuso su teoría prerromántica de la música que acompañó de una
crítica a las teorías musicales más en boga en aquellos momentos: la del matemático Euler, la
del violinista Martini y la de Rameau. La obra, que alcanzó un gran éxito y fue muy elogiada, dio
pie también a múltiples controversias.
El 28 de julio de 1798 regresó a Valencia. Un año más tarde, trasladó al castellano El espíritu
de Maquiavelo, obra que había escrito en Roma como respuesta al Elogio de Nicolo
Maquiavelo, pronunciado por Gino R. Baldelli en la Academia Florentina. Pese a que la obra de
Eximeno condena la doctrina de Maquiavelo, la inestable situación política española hizo que el
gobierno la considere intempestiva, peligrosa y perjudicial para los intereses de los reyes.
Como consecuencia, el 25 de abril de 1800 se inició un proceso inquisitorial contra la obra y su
autor, que acabó prohibiéndola y confiscando la mayor parte de los ejemplares salidos de la
imprenta.
En el campo de la filosofía y las matemáticas, Eximeno publicó en Madrid el año 1789 las
Instituciones philosophicae, et mathematicae. De esta obra se hace otra edición en dos tomos
el año 1796. La obra tuvo una buena acogida en el momento de su publicación pero
posteriormente cayó en el olvido.
Nació el 26 de noviembre de 1822 en Cádiz, en el seno de una familia culta y acomodada. Por
su naturaleza enfermiza recibió las primeras lecciones con profesores particulares en su casa.
El aprendizaje de lenguas vivas (francés, inglés y alemán, tuvo un importante protagonismo en
esta primera educación. Más adelante, ingresa en el prestigioso colegio gaditano de San
Felipe de Neri donde recibió escuchó las lecciones del prestigioso Alberto Lista y de otros
eminentes científicos que le enseñaron matemáticas, física y química.
Para hacernos una idea de cuál era el estado de la enseñanza en nuestro país en aquel tiempo
basta leer la siguiente cita extraída del discurso pronunciado por el mismo Eduardo Benot en
honor de Alberto Lista en el colegio San Felipe de Neri.
“Las matemáticas y las lenguas vivas, es decir, francés é inglés (entonces las lenguas
vivas no pasaban de estas dos), sólo podían aprenderse en las cátedras de estas
asignaturas, costeadas por el consulado. Los dominicos y dos ó tres dómines
desdichados enseñaban latín, haciendo aprender de memoria á sus alumnos las listas
esquilmantes de los pretéritos y supinos (…)¿Geografía? ¿Historia? ¿Física?
¿Química? ¿Historia natural? ¡Oh! eso no había donde aprenderlo.
Este era el estado de la enseñanza en Cádiz, entonces indisputablemente la ciudad
más culta de toda la Península”
El plan de estudios que estableció Lista en el nuevo centro “comprendía latín, geografía,
historia, matemáticas, retórica y poética, física, química, historia natural, psicología, lógica,
moral, teodicea, francés, inglés, y todas las asignaturas necesarias para las carreras
especiales, particularmente las del comercio. También había clases de escritura de adorno, de
dibujo y de canto”.
Estas fueron las enseñanzas que recibió nuestro personaje en su juventud que, como puede
deducirse de las anteriores citas, constituían una insólita rareza en nuestro panorama
educativo.
Tras pasar un tiempo como empleado en la Beneficencia municipal de Cádiz, en 1848 entra
como profesor en su antiguo colegio, donde explicará Lógica y desempeñará los cargos de
rector, director y gerente. Tuvo a su cargo, también, la cátedra de Astronomía y Geodesia en el
Observatorio de Marina de San Fernando.
Eduardo Benot fue durante toda su vida un convencido republicano, demócrata y progresista.
En 1868 es elegido diputado a Cortes y, un año más tarde, pasa a residir en Madrid. En 1873
llegó a ser ministro de Fomento de la I República Española, presidida por Pi y Margall, durante
un mes escaso. A pesar de la brevedad de su cargo, tuvo tiempo para fundar el Instituto
Geográfico y Estadístico. Un año más tarde, la entrada de la tropas de Pavía al Congreso, y la
consiguiente restauración monárquica, le conducen al exilio en Lisboa. Poco tiempo después
es expulsado de Portugal y regresa a España, abandonando la política activa aunque no sus
convicciones. Volvió a ser elegido diputado por Madrid en 1893 y, en 1901, a la muerte de Pi y
Margall, fue nombrado jefe del partido federal.
Eduardo Benot fue uno de los hombres más cultos y polifacéticos de su época. Además de su
vocación pedagógica y política, fue dramaturgo, periodista, matemático, pedagogo, introductor
en España del método Ollendorf para la enseñanza de las lenguas vivas, autor de exitosas
gramáticas de francés, alemán, inglés e italiano y un notable filólogo y estudioso de la métrica
castellana, como se pone de manifiesto en algunas de sus obras más importantes en estos
campos: Arquitectura de las lenguas (1890), Prosodia castellana y versificación (1892),
Arquitectura de las lenguas y Diccionario de ideas afines (1899). Sus ideas gramaticales están
fundadas en una concepción racionalista y casi matemática del idioma como expresión
exclusivamente lógica del pensamiento humano. Por sus trabajos filológicos y su obra literaria
ingresó en la Real Academia la lengua Española en 1887.
Participó en empresas editoriales que dieron respaldo a revistas como Vida Nueva, Electra y
Alma Española, nacidas con el espíritu regeneracionista que alumbro el desastre de 1898. En
ellas colaboraron los jóvenes escritores que alcanzarían la plenitud en el primer tercio del
nuevo siglo. Entre ellos, los hermanos Machado con los que le unió una entrañable amistad.
En el campo científico, tradujo la obra de M.F. Vallés, Errores en los libros de matemáticas:
estudios filosóficos sobre la ciencia del cálculo, que se publicó en Cádiz el año 1863.
En 1895 publicó en Madrid los cuatro tomos de su Aritmética general y, entre 1895 y 1900,
apareció en esta misma ciudad Sistema métrico: complemento á la aritmética general .
Contribuyó a fundar y dirigir centros de estudios e investigación sobre estas disciplinas, como la
Escuela de Estadística de la Universidad de Madrid, el Instituto de Investigación Operativa y
Estadística del C.S.I.C. y la Escuela de Estadística de la Universidad de Caracas. Fue
presidente de la Sociedad Española de Investigación Operativa, Estadística e Informática,
miembro del comité de redacción de Statistical Abstracts y de International Abstracts in
Operations Research. En nuestro país fundó la revista Trabajos de estadística, posteriormente
desdoblada en Test y Top, dos de las pocas revistas de Matemáticas españolas que figuran en
los índices de impacto del International. Ha sido miembro, también, del Statistical Institute y del
Institute of Mathematical Statistics..
Tres de sus hijos han continuado la senda profesional que les trazó con su ejemplo el que, con
todo merecimiento, ha sido llamado el “Padre de la Estadística Española”. Los tres han ejercido
su labor docente e investigadora en prestigiosos centros universitarios. Cabe señalar la trágica
circunstancia de que, apenas un mes antes de su fallecimiento el pasado 8 de julio, D. Sixto
Ríos hubo de pasar la dolorosa prueba de sobrevivir a su primogénito, Sixto Ríos Insúa,
catedrático de la Politécnica de Madrid y eminente matemático, que falleció el 11 de junio del
año en curso. Descansen ambos en paz.