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FACULTAD DE PERIODISMO Y COMUNICACION SOCIAL – UNLP-

2010
CICLO

LA APROPIACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO


Caso: “construcción y quema de muñecos
de fin de año en la ciudad de La Plata”

INTEGRANTES:

VICTORIA, MATHEU vmatheu@gmail.com

LEGAJO N°: 12761\6

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El presente es un estudio de caso que abordará como eje principal la apropiación del
espacio público en la ciudad de La Plata tomando como caso puntual el fenómeno de la
quema de muñecos de fin de año que se realiza particularmente en esta ciudad.
El ensayo está centrado en las significaciones y sentidos de los actores sociales, pero 2010

también se propone abordar las intervenciones del Estado (nacional, provincial,


municipal) en el espacio público, es decir las reglamentaciones y/o regulaciones que se
han implementado o no, para organizar y/o reorganizar los usos y prácticas que se le da
a cada lugar, entendiendo que por tratarse de apropiaciones, supone la manifestación de
un grupo de vecinos en un espacio público determinado que en principio está destinado
a otro uso social.
El fenómeno de la quema de muñecos que se da a fin de año en la ciudad de La
Plata comenzó en la década del ’50, cuando Luis Tórtora construyó un muñeco en la
esquina de 10 y 40 para homenajear a un jugador de Cambaceres, club del que era
presidente.1
A partir de ese momento la actividad se fue masificando año tras año y modificando
en sus técnicas y materiales. Pasó de ser una práctica de un grupo específico de vecinos
pertenecientes a un club a ser una manifestación representativa de los distintos barrios
de la ciudad de La Plata.
“En cada cerebración del 31 de diciembre en la ciudad se observa el espíritu
creativo de miles de vecinos que encuentran una forma más de unirse para conservar
intacta esta tradición de la quema de muñecos”.2
Actualmente, este fenómeno ha crecido en su participación colectiva, en su
convocatoria el día de la quema, en las dimensiones y tamaños de los momos y en el
lugar que ocupan en el espacio público.
Es por esto que el municipio se vio obligado a incorporar esta práctica y regularla
mediante ordenanzas y concursos que incentivan la realización de muñecos año a año.
La quema de estos momos representa una apropiación del espacio público propia y
característica de la ciudad. Se podría afirmar, que a lo largo de estos 60 años, la
tradición de la quema se convirtió en parte constituyente de la identidad platense. Así
mismo, ponen de manifiesto temáticas diversas a través del arte y las manifestaciones de
carácter cultural/comunicacional.

1
http://www.eldia.com.ar/especiales/quema2009/index.htm (Citado el 06/09/2010)
2
Diario El Día. 5 de enero de 2001. “Entregaron los premios a los mejores muñecos”. Citado en el trabajo “Los
muñecos de fin de año: producciones artísticas efímeras platenses es espacios públicos” de Graciela Di Maria - María
Albero. Facultad de Bellas Artes. Universidad Nacional de La Plata. 2009.

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Además, durante el proceso de construcción de los muñecos, se fortalecen los lazos


solidarios en el barrio, la comunicación interpersonal al interior de los grupos en
particular y para con los demás, sin descartar los conflictos y las rivalidades que la
actividad genera. 2010

La ciudad de La Plata es un lugar habitado por comunidades propias y por grupos


de jóvenes que migran de otras localidades del país. Asimismo, es una ciudad moderna
planificada previamente, es decir antes de su constitución como tal, en la cual se han
dispuestos usos predeterminados para cada espacio urbano: calles, avenidas, diagonales,
plazas y parques. Esta planificación previa la podemos analizar a partir del libro “La
Plata: de la ciudad antigua a la ciudad nueva, sueños y realidades” hecho por la propia
Municipalidad platense en homenaje al 110 aniversario de la ciudad. La Plata fue
pensada desde sus orígenes como un proyecto arquitectónico en el que se planificó el
espacio público meticulosamente.
La idea de poder observar y analizar las apropiaciones del espacio público surge a
raíz de notar la gran cantidad de espacios que los habitantes toman como propios y los
resignifican.
La edad de esos habitantes, así como las prácticas y manifestaciones
comunicacionales/culturales son variadas y hasta polarizadas. Plantean interrogantes
acerca de la democratización de los espacios urbanos, los lazos sociales, las formas de
comunicar y comunicarse, la participación colectiva y el sentido de pertenencia a un
grupo y/o grupos diversos. Dadas las características estructurales de la ciudad y las
apropiaciones en las que se encuentran inmersos los habitantes y ciudadanos/as, es
necesario desnaturalizar algunas prácticas cotidianas para observar el fenómeno como
parte constituyente de la construcción de una identidad propia de la ciudad.
En específico la realización de momos que se queman luego del brindis de fin de
año, en forma colectiva, mediante una fiesta que interpela la fase privada y la fase
pública, es una actividad que si bien surgió como práctica emergente ha logrado
legitimarse a lo largo de los años, modificando y transformando otras prácticas y
costumbres de los ciudadanos.
Sin dudas, en el caso de la quema de muñecos de fin de año, hablamos de una
práctica estética, cuya dimensión simbólica irrumpe en la calle -que fue pensada para
transitar- y que es cortada para implantar el momo, resignificándola.
Al respecto, Souza describe la calle como un elemento constitutivo de la trama
vial, forma parte del espacio público y está destinada al desplazamiento de peatones,

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vehículos, transporte público, privado, de carga. “(…) la calle se puede mirar no sólo
como una parte que pertenece a una totalidad sino como un fragmento que subsiste por
sí mismo, por lo tanto no tiene como referencia un centro que lo jerarquiza y por ello se
abre a otras conexiones perdiendo la continuidad e integridad, propiciando un sistema 2010

aleatorio de probabilidades.”3
Y es en ese contexto de múltiples conexiones que se instalan los muñecos
como una festividad devenida en tradición ritual. La calle como parte del todo, pero
pensada desde una concepción alternativa que no tiene que ver con las teorías del
urbanismo operacional y de la estructura inmobiliaria que entienden a este espacio como
lo residual y lo marginal; ni con las concepciones jurídicas que dividen entre espacio
vacío y espacio construido, o espacio público en oposición al privado, por lo tanto de
todos y asumido por el Estado. Esta concepción alternativa para pensar el espacio
público es enunciada por Fernando Carrión en su trabajo “Espacio Público: punto de
partida para la alteridad”4.
En el mismo nos propone superar estas concepciones a partir de “entenderlo
históricamente como parte y en relación a la ciudad, lo cual comporta que los espacios
públicos cambian por su cuenta y se transforman en relación a la ciudad.” 5 Porque el
conjunto de espacios públicos conforman la ciudad y es a partir de ellos que se organiza
la vida colectiva. Ahora bien, este trabajo no indaga sobre la apropiación del espacio
público sino en las funciones que tiene el mismo dentro del contexto actual
latinoamericano y propone una mirada de alteridad, donde estos espacios sean claves
para un nuevo urbanismo. Nos ayuda a pensar el espacio público en relación a la ciudad
y a su contexto histórico, como estructurante de la misma, “como lugar de civismo y
espacio de la polis, como lugar de dominio público, uso social y colectivo,
multifuncional, estructurador de la actividad privada y locus privilegiado de la
inclusión. Es el espacio que le otorga calidad a la ciudad y el que define su cualidad, de
allí que sea un eje estratégico en la nueva ciudad o el nuevo urbanismo”6.
Además, Carrión propone retomar las cuatro condiciones que definen el
espacio público: lo simbólico, lo simbiótico, el intercambio y lo cívico. Haciendo
especial énfasis en lo simbólico porque “es un espacio donde se representa la sociedad y
es un espacio representado por ella que permiten resignificar lo público y fortalecer las

3
http://www.oei.es/pensariberoamerica/colaboraciones03.htm.
4
http://works.bepress.com/cgi/viewcontent.cgi?article=1109&context=fernando_carrion
5
Ídem.
6
Ídem.

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identidades más allá de su ámbito específico y del tiempo presente”.7 En otras palabras,
el espacio público en su dimensión simbólica es constitutivo y constituyente de las
identidades porque es en él dónde se hacen visibles los discursos y las prácticas
colectivas. 2010

7
http://works.bepress.com/cgi/viewcontent.cgi?article=1109&context=fernando_carrion

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