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Julio 2010
Nunca había estado en Latinoamérica, y a Brasil le tocó ser el primer país por visitar. Al parecer
dista mucho el norte del sur, teniendo por límite abstracto la zona de Rio de Janeiro. La historia del
norte y del sur también es bien diferente, y por eso la parte sur del gigantesco Brasil es mucho más
industrializada, reflejando una estructura social más parecida a la nuestra. Así que me decidí por
visitar el norte.
Cuando llegó la hora de decidir qué ciudad escoger, me incliné por Manaus no sólo por estar en
pleno Amazonas y ser fruto de una infeliz y particular época colonial sino también porque pensé - y
estaba en lo cierto - que la vida en una ciudad semiaislada (sólo se llega en barco o tren, sólo hay
carretera al norte, dirección Boa Vista y Venezuela), con menos influencias externas, sería bien
interesante de conocer.
Al parecer mucha gente no elige Manaus para su intercambio por no estar en la costa y porque es
cierto que la tradición de gentes que van con Ifmsa a esta ciudad nos relata que los planes sociales
allí distan mucho de lo que la mayoría buscamos. Yo no me arrepiento de mi decisión.
Ante todo decir que, si bien Brasil no es España en cuanto a seguridad (es obvio que allí las
diferencias sociales son mayores), yo viajé sola en todo momento y sí, tuve suerte, pero ningún
contratiempo me afectó. Es mentira que te violen en los autobuses o que no puedas salir sola a la
calle. Es verdad que anochece a las 18h y que la gente vuelve de fiesta nocturna a casa siempre en
taxi. Así que supongo que lo mejor es hablar con la gente local y preguntar por cada caso concreto.
Es importante darse cuenta de los diferentes umbrales de percepción en cuanto a peligrosidad de la
gente. Los estudiantes de medicina brasileños, o al menos los que yo conocí, son gentes
acostumbradas a ir en coche a todas partes – casa – biblioteca – clases – discoteque – casa. Son muy
elitistas y frecuentemente el trato médico-paciente es deficiente por la distancia abismal entre
clases, cual castas. Es por esto que los estudiantes de medicina, en su afán de sobreprotegernos y
por mero desconocimiento sobre su propio hábitat, nos dirán que todo es peligroso. Si seguimos
estos consejos no disfrutaremos de la estancia allí y dejaremos de descubrir muchos lugares,
circunstancias y personas.
Mi viaje comenzó en Rio de Janeiro. Gracias a un proyecto genial que recomiendo encarecidamente
llamado sofásurfing (http://www.couchsurfing.org) pasé una semana en Rio de Janeiro con gentes
de allí (una fotógrafa, una antropóloga y un actor me fueron introduciendo en sus respectivos
modos de vida y circulos de amistades). Después me dirigí a Manaus, para pasar allí un mes
intercambiándome. Estuve en varios centros sanitarios – todos ellos públicos: un hospital
maternoinfantil en la periferia de Manaus era el lugar al que casi siempre acudía. Pero también
rotaba en un ambulatorio, en consulta de gine, y en otro hospital, más céntrico. Fui un par de días al
hospital de enfermedades tropicales (si te gusta esta especialidad Manaus es tu lugar...uno de los
mejores de Brasil en cuanto a doenças tropicais). Es curioso ver cómo los mismos médicos, en el
mismo sistema sanitario público, tratan diferente a sus pacientes si se trata de un hospital céntrico o
periférico. En Brasil la cobertura sanitaria no es del todo mala, tienen incluso servicios de
odontología que aquí no olemos, pero la gente que tiene dinero contrata planes de salud privados.
Los hospitales que yo visité eran muy diferentes entre sí, uno muy precario, otro muy parecido a lo
que nosotros estamos acostumbrados. Pero en cuanto a protocolos y métodos sí había muchas
diferencias, ya que a veces eran conscientes de que era mejor utilizar un fármaco pero sólo tenían
otro que podría servir para lo mismo aunque no fuera tan eficaz. Así que allí los estudiantes
aprenden a hacer lo mejor posible con lo que hay disponible. En la privada no sucede esto al
parecer...
Allí hice bastantes cosas: ayudé en pequeñas cosas en cirugías, control de mujeres post-aborto, en
prenatal hacía los tactos vaginales para saber qué dilatación y posición había, estado del feto vía
ultrasonido=cuánto podría quedar para el parto=debería ser ingresada o no (y en estas decisiones
había que tener muy en cuenta las condiciones socioeconómicas de las pacientes....la media era un
sueldo mínimo, 250 reales, para 8 personas por mes....). Observé y aprendí mucho. También me
horroricé al ver tanta niña de 13 años embarazada... hubo muchos sentimientos encontrados, y
dispersos.
En cuanto a atención docente en el hospital estoy muy contenta porque los médicos y residentes
eran muy atentos, y si tú mostrabas un poco de interés, (la mayoría de ellos) se volcaban contigo.
Salud