Professional Documents
Culture Documents
com/ -1
(01)Preparativos(02)Encuentro previo a la
batalla(03)Las defensas de Obligado(04) Las fuerzas enemigas(05)Inicio de combate - La
histórica proclama(06) Las cadenas detienen la flota(07) Ruido de rotas
cadenas(08)Combatientes(09)Manifestaciones de San Martín(10) La batalla ignorada de
la historia oficial(11) Fuentes(12) Artículos relacionados
Preparativos
El total general de tripulantes era de 3.000, en tanto que los infantes de marina
embarcados sumaban 800. Esta flota combinada no poseía un comando único. Las
insignias venían en el “Gorgon” y en el “San Martín”, siendo Hotham el comandante más
antiguo.La artillería de los invasores era la más moderna que existía en el mundo. Los
barcos ingleses poseían cañones cuya particularidad era que el interior del caño era
“rayado”, siendo los primeros que se empleaban en la guerra. El “alma rayada”
revolucionaría la armamentística mundial. Por su parte los franceses emplearon el
modernísimo cañón-obús “Paixhands” que disparaba balas explosivas de 40 kilos.Como
se sabe esta flota de guerra custodiaba a unos 90 mercantes que querían llevar
producción al Paraguay. Esas naves aguardaban detrás de las de guerra, en espera que
liberaran el paso defendiendo la banderas del libre cambio y forzando la navegación de lo
que eran ríos interiores del país.Esto era descabellado, como si naves Argentinas
pudieran haber navegado de prepo el Sena o el Támesis.Señala Noblía en su obra citada
que: “según las costumbres de esa época, los ríos interiores pertenecían al territorio que
surcaban, o sea que se los consideraba como verdadera tierra firme, siempre y cuando
ambas orillas pertenecieran al mismo estado. En el caso que las orillas tuvieran distintos
propietarios solamente ellos poseían la exclusividad de navegarlo. Estos conceptos
jurídicos tenían aceptación mundial y no había legislación, ni nacional ni internacional, que
expresara lo contrario, salvo pactos aislados surgidos luego de la finalización de alguna
guerra, donde los vencidos se veían obligados a perder parte de sus derechos otorgando
al vencedor la libre navegación de sus ríos interiores”.Cuando aconteció esta batalla las
dos orillas del Paraná pertenecían a la Confederación Argentina comandada por Rosas, y
recién la Constitución de la Nación Argentina de 1853, dictó el artículo 26: “la navegación
de los ríos interiores de la Confederación es libre para todas las banderas”.
En la noche del 18 Mansilla con dos balleneras se acercó a la flota enemiga para
reconocerla personalmente. Disparos de fusilería provenientes de las naves invasoras lo
obligaron a retornar a las baterías. El día 19 transcurrió en paz por dos razones, carencia
de vientos favorables para las velas de las naves invasoras y por una intermitente lluvia.
Por su parte Mansilla, ese día, efectuaba un segundo reconocimiento.El 20 cambian las
condiciones atmosféricas, finaliza la lluvia, se disipa la niebla y comienza a soplar un
viento suave, sostenido y a favor para las naves invasoras. A las 8,30 de la mañana de
ese mismo día, los barcos anglo-franceses comienzan a moverse.Al notarlo Mansilla
arengó a sus hombres diciendo:” ¡Allá la tenéis! Considerad el insulto que hacen a la
soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río
que corre por el territorio de nuestro País. ¡Pero no lo conseguirán impunemente!
¡Trémola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verla
bajar de donde flamea! A continuación la banda del Regimiento Patricios de Buenos Aires
comenzó con los acordes del Himno Nacional que fue coreado por toda la tropa.Al frente
de la escuadra navegaba la fragata “San Martín”, ex nave insignia del Almirante Brown,
vilmente apresada frente a Montevideo, luciendo el pabellón de Francia. Cuando llegó a
las proximidades de la primer batería Mansilla dio la orden de fuego gritando “VIVA LA
http://guardiapatrioticaargentina-novedades.blogspot.com/ -5
Pero los formidables “Paixhans” franceses con sus balas explosivas, comienzan a cobrar
un alto precio entre los heroicos defensores.Para tener una idea, debemos pensar en una
pelota N° 4 o n° 5, a fin de referencia el tamaño de los proyectiles franceses, que además
estaban rellenos con metralla, pedazos de hierro y explosivo. Cuando esas bombas
explotaban causaban un desastre en las baterías Argentinas.De acuerdo a algunos
cálculos, no muy aproximados, hechos por el Lic. Ramos y la Universidad de Luján, se
habrían intercambiado proyectiles en una cantidad que oscilaría entre los 25 y 30 mil en
esas 8 o 9 horas de batalla, sobre todo del lado de los aliados. Teniendo en cuenta el
cálculo de decenas de miles de proyectiles arrojados y considerando que los núcleos
principales de la batalla eran las cuatro baterías instaladas en la costa, (Manuelita,
Mansilla; Brown y Restaurador Rosas) tres arriba de la barranca y una rasante. Una
estimación hace pensar que los artilleros que servían a esas baterías no vivirían más de
media hora en su puesto, siendo reemplazados por otros artilleros, ya que la flota anglo-
francesa prácticamente haría tiro al blanco con ellos.Casi al medio día, Mansilla envía una
http://guardiapatrioticaargentina-novedades.blogspot.com/ -6
nota a Rosas comunicándole que el enemigo todavía no ha podido vencer la línea de las
cadenas, “Aunque supone que podrá hacerlo, pues a él le quedan pocas municiones”.
Siendo la una de la tarde continúan sin poder cortar las cadenas, sin embargo el
“Republicano” vuela por los aires por orden de su capitán Thomas Craig, ya que habían
quedado sin municiones y suma sus hombres a las tropas de tierra. Al desaparecer el
obstáculo que presentaba el “Republicano”, el vapor “Fulton” logra llegar hasta las
cadenas, aunque sin poder cortarlas por el intenso cañoneo que recibía, que incluso mata
a su maquinista principal.Ruido de rotas cadenas
Vuelta de Obligado (20 de nov. de 1845) Corte de las cadenas por parte del Firebrand
Imágen de impresión británica de 1897 (Gentileza de "Colorado del Monte")
En este punto los anglo-franceses perciben que, si bien la potencia de la artillería de las
naves inclina la suerte de la batalla a su favor, de nada servirá si no cortan las cadenas
que obstruyen el paso. Estratégicamente la situación es crítica ya que la flota se halla
encajonada recibiendo más y más castigo de las baterías Argentinas, sin poder
moverse.Es ahí cuando Hope, al mando de la “Firebrand”, estima que es el momento de
jugarse el todo por el todo. Ordena posicionar nuevamente la nave respondiendo a las
baterías costeras y dispone bajar una pequeña lancha de desembarco. Un enorme
martillo y un yunque es todo lo que carga sobre la pequeña embarcación. Hope salta
sobre la misma y ordena dirigirse contra la línea de botes que soportaban las cadenas.Los
patriotas observando la acción e intuyendo el objetivo les tiran con todo. Enormes
columnas de agua producidas por los proyectiles se levantan a escasos metros de la
lancha, bañando a los desesperados remeros que redoblan sus esfuerzos. Más peligrosos
son los proyectiles que se disparan desde la batería colocada sobre la playa ya que los
mismos rebotan en el agua y se vuelven a elevar, pasando a metros del bote con un
silbido aterrador. Uno solo que impacte de lleno y la pequeña embarcación se partirá en
pedazos matando a todos.Llegados a las barcazas, Hope salta sobre una de ellas, dos
marineros que le siguen colocan el yunque debajo de una de las cadenas y es el mismo
capitán de la “Firebrand” quién, con indudable sangre fría, la emprende a martillazos
contra los duros eslabones.En esta oportunidad la diosa fortuna decide inclinarse por los
protagonistas del heroico acto quienes, de milagro, logran escapar a todo lo que le tiraban
desde las barrancas: Minutos más tarde los castigados eslabones saltan y las cadenas se
deslizan hacia el fondo del Paraná.La lucha continúa pero ya las naves invasoras van
cruzando la línea mientras cañonean terriblemente a la batería Manuelita, quién puede
contestar solo esporádicamente debido a la escasez de balas.
Juan Bautista Thorne.
enemigo.A las dos y media de la tarde el General Mansilla recibió un parte que le
informaba que a una 15 cuadras al sur de las baterías, en el lugar llamado “Playa de los
Pescadores”, el enemigo desembarca considerables fuerzas de infantería, para atacar sin
dudas por el flanco. De inmediato imparte la orden de atacar al Coronel Ramón Rodríguez
quien, al mando de 400 hombres del Batallón “Independencia” (Regimiento 1 Patricios),
se hallaba a la espera en el bosque de talas, ubicado entre y detrás de las baterías
“Restaurador Rosas” y “General Brown”. Los soldados avanzan a la carrera para evitar la
maniobra de flanqueo. En el lugar unos lanchones ya habían desembarcado a numerosos
infantes, pero otros todavía navegaban en dirección a la playa, por lo que el enemigo no
había conseguido aún desplegar todo su poderío. Rodríguez no desaprovecho la
oportunidad y ordeno cargar. Los oficiales anglo-franceses pensaron en resistir el ataque,
pero viendo que no sería posible sin tener a todos los hombres en la playa ordenaron el
reembarque, acción que se cumplió bajo una feroz arremetida a la bayoneta que
realizaron los patriotas.Sin embargo la situación no da para mucho más. Con las baterías
mudas por el fuego enemigo o la falta de municiones, la “Gorgon” y la “Firebrand” se
acercan a la costa. Son las 5,45 de la tarde. Dos compañías de infantes comandadas por
Sullivan se descuelgan de los barcos hacia los botes y enfilan hacia la playa en un
segundo intento de desembarco. Este nuevo ataque se compone de 325 hombres que
hacen pié en tierra firme a la altura del morro donde estaban amarrados los extremos de
las cadenas, con el apoyo constante de la artillería de sus barcos. Media hora después lo
hace el comandante francés con 100 hombres más.En ese momento los encargados de la
defensa de la soberanía nacional, en esa zona, son el Batallón Norte y los Patricios
Nicoleños, ambos de San Nicolás, compuesto por múltiples Sampedrinos, quienes cargan
a bayoneta calada a los invasores y los obligan a retornar a sus botes para luego
reembarcarse nuevamente. Mientras se desarrolla la lucha cuerpo a cuerpo, un casco de
metralla hiere a Mansilla, quien debe ser sustituido en el mando por el segundo jefe de las
fuerzas patriotas de Obligado, el Coronel Francisco Crespo.Un tercer desembarco de los
aliados se produce a continuación, pero esta vez no puede ser rechazado por los patriotas
en retroceso debido al intenso cañoneo y los cohetes disparados por la “Expedictive”,
“Procide” y “Philomel”. Las arremetidas de la caballería Federal en su intento de rechazar
el ataque son vanas y las tropas anglo-francesas mandadas por Sullivan y Tréhouart en
persona se hacen dueños del lugar.Ha comenzado a caer la defensa de Obligado, luego
de casi doce horas de intenso combate. Las fuerzas patriotas se retiran rumbo a San
Nicolás con el fin de reorganizarse.Termina el día con casi 300 Argentinos muertos y
cerca de 500 heridos. Los invasores tenían poco más de un centenar de bajas entre
heridos y muertos. Esta disparidad que marcan las cifras se explica únicamente por la
diferencia tecnológica-bélica que existía entre ambos contenedores. La Argentina había
retado a las dos mayores potencias juntas y así le había ido, pero había escrito una
hermosa página en la historia de la Nación la que, lamentablemente, luego se dejo caer
en el olvido.Aún así y pese a lo desigual del armamento, la flota aliada tuvo que detenerse
a curar sus heridas que no eran pocas. Los “Pandour”, “Fulton”, “Dolphin” y “San Martín”
fueron acribillados por los cañones Argentinos, y no fueron destruidos totalmente debido
al pequeño calibre de los mismos.“Siento vivamente (dijo el almirante Inglefield en su
parte de guerra) que este bizarro hecho de armas se haya logrado a costa de tal pérdida
de vidas, pero considerando la fuerte posición del enemigo y la obstinación con que fue
defendida, debemos agradecer a la divina providencia que aquello no haya sido mayor”.
http://guardiapatrioticaargentina-novedades.blogspot.com/ -8
Algún día deberemos entender que Rosas, San Martín, Belgrano y el resto de los
hombres de nuestra historia fueron justamente eso, hombres que creyeron que estaban
haciendo lo mejor para el País y así debemos tomarlo.
Traer conflictos de esa época a la actualidad para revitalizarlos y no para estudiarlos y
comprenderlos en su contexto, es un error. Cuando superemos esa inmadura actitud nos
encontraremos con toda la magnificencia, con todo el heroísmo y la grandeza que
significó la Batalla de la Vuelta de Obligado.
Ese día comenzaremos a saldar una deuda con más de dos mil hombres y mujeres que
enfrentaron a las dos mayores potencias del mundo en el siglo XIX.