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Economista,
Asesora Técnica del Gabiente de la Presidencia de la Diputación de Málaga
“Aún en una situación ideal, las minorías no pueden demandar más que la
autonomía cultural. La cultura sin política—esto es, sin historia y un contexto
nacional—se vuelve folklorismo insulso y Volk-barbarismo.”
HANNAH ARENDT.
Gobernanza y Multiculturalidad
La concertación local es algo más que una práctica formal, administrativa de gestionar, en
términos de igualdad, los intereses de los ayuntamientos ya que trasciende de la misma
para configurarse en un auténtico modelo de relación democrática entre éstos y la misma
Diputación.
Los programas de atención y participación social desarrollados por los Servicios Sociales
de la Diputación de Málaga son los que más han contribuido a acercar a la Diputación de
Málaga al debate de la cuestión de la diversidad cultural de los territorios.
Ello ha sido posible gracias al desarrollo de una serie de iniciativas enfocadas a fomentar
la Ciudadanía activa de los inmigrantes y de las minorías y dririgidas a la reducción del
conflicto y a la práctica de una convivencia intercultural.
La crisis económica y financiera también ha puesto en quiebra los otros dos principios
en los que se basa el Modelo Europeo de Integración: los principios de no discriminación
de acceso a los recursos públicos y de participación en los mismos.
Los inmigrantes son también víctimas de las consecuencias más visibles de esta crisis: el
desempleo, el cierre del acceso a la financiación y la pérdida de la vivienda.
La situación económica actual en España con un desempleo que ronda casi el 20% de la
población activa y un déficit del 11% sobre el PIB ha obligado al Gobierno a realizar
importantes recortes en la inversión y en el Gasto públicos y a llevar a cabo a una reforma
de la regulación del mercado de trabajo ciertamente impopular. En España la mayor parte
de los ingresos del Estado proceden de las rentas del trabajo. Si el empleo baja y se
mantiene el Gasto, se dispara el déficit. A mayores tasas de desempleo más recortes en el
Gasto y más dificultades para acceder a un servicio o recurso público lo que provoca
tensiones sociales que afectan a la convivencia y generan conflicto.
La Unión Europea, integrada por 27 países, con 20 lenguas oficiales, más de 200
dialectos reconocidos, 234 regiones y una multiplicidad de legislaciones relativas a
inmigración, mercado laboral o protección social es otro ejemplo de “gobernanza” de la
Diversidad, o deberíamos decir de “estilo” de “Gobernanza” de la Diversidad, puesto en
peligro esporádicamente por las insinuaciones y actuaciones de algunos de sus países y
sus respectivos gobiernos integrantes.
Basta con traer aquí las recientes declaraciones de la Canciller Alemana Angela Merkel
sobre el fracaso de la “multiculturalidad” en su país o las actuaciones del Gobierno
francés para expulsar a los rumanos (miembros de la UE) del país y que provocó una
crisis en la Comisión Europea tras la declaraciones de la Comisaria de Justicia Viviane
Reding amenazando con medidas severas para Francia si el Gobierno de Sarkozy
continuaba con las expulsiones de ciudadanos europeos de territorio europeo.
La naturaleza de esta forma de gestión define procesos que generan un “valor añadido a
las organizaciones” y en los que los valores y la comunicación son considerados
elementos de estrategia y por tanto de futuro.
Si este paradigma de gestión se traslada a las entidades locales como organizaciones que
gestionan valores (diseñan políticas) y proveen bienes y servicios públicos (programas
basados en esas políticas), una gestión local enfocada desde la diversidad cultural debe
tener en cuenta las dinámicas de aceptación entre diferentes y aprovechar, en términos de
eficacia y eficiencia, la aportación de unos y otras a la economía y la sociedad del
municipio y de los territorios.
Y otros relativamente nuevos o que adquieren mayor relevacia tras la crisis como son:
La Gestión de la Diversidad, sea cual sea el nivel desde el que se promueva, Gobierno,
empresa o ciudadanía, requiere de un planteamiento más amplio de la política social
entendida en términos de innovación. En definitiva de la configuración de una verdadera
política de innovación social que contribuya a la solución de los problemas sociales
utilizando para ello el potencial de las tecnologías y su función como herramientas al
servicio de la sociedad.
La innovación social puede ser tratada como un factor de mercado generador de inclusión
social, y con ello de nuevos consumidores, que abriría la entrada a aquellas empresas que
vieran una oportunidad de negocio y de desarrollo económico en cada problema social.
Pero también como un factor político multiplicador de ciudadanía y facilitador del
ejercicio de los derechos que daría impulso a las aspiraciones de progreso e igualdad del
conjunto de la sociedad.
Resolver los problemas sociales requiere casi por igual de iniciativa legislativa y de
iniciativa económica. Pero sobre todo necesita de la participación co-responsable de los
agentes sociales y económicos, públicos y privados representativos del conjunto de la
sociedad.
Si las instituciones públicas logran que el resto de los grupos de interés conciban al
individuo como un ciudadano de cuyos derechos políticos y sociales, del ejercicio de
éstos, es también responsable, la gestión pública desde un enfoque de la diversidad
encuentra pleno sentido y multiplica su efectividad en el territorio.
Para ello es necesario seguir fomentando las relaciones entre los distintos grupos de
interés de los territorios y abrir su participación a la solución de la extrema y difícil
realidad de los tiempos que vivimos.