You are on page 1of 20

Clima

1 INTRODUCCIÓN

Clima, estado medio del tiempo o descripción estadística del tiempo en


términos de valores medios y variabilidad de las cantidades pertinentes
durante largos periodos de tiempo (el periodo normal es de 30 años), que
es efecto a largo plazo de la radiación solar sobre la superficie y la
atmósfera de la Tierra en rotación. La palabra clima viene del griego
klima, que hace referencia a la inclinación del Sol.

Con frecuencia se confunden el tiempo atmosférico y el clima de un lugar.


El tiempo hace referencia al estado de la atmósfera en un momento y
lugar determinados. Puede cambiar de forma repentina de la mañana a la
noche o de un día para otro, y se mide en una o dos estaciones
meteorológicas. Los cambios del tiempo se deben a desplazamientos de
masas de aire (porción de aire con características uniformes de
temperatura y humedad para una extensa región, que no se mezclan con
otras que no posean sus mismas características). Para definir el tiempo se
utilizan términos que tienen que ver, por ejemplo, con el cielo despejado,
la nubosidad, la humedad o sequedad, el calor o el frío, la visibilidad o el
viento.

Por su parte, el clima describe la sucesión periódica de los distintos tipos


de tiempo que se repiten en un lugar de forma característica durante un
periodo amplio de tiempo. Para definir un clima se toman medidas en las
estaciones meteorológicas de miles de lugares a lo largo de treinta o
cuarenta años, y con esas medidas se obtienen los datos promedios y
sintéticos, como por ejemplo, la temperatura media. El compendio de todos
estos datos permite establecer las distintas zonas climáticas del planeta.
Las medidas se toman de distintos elementos climáticos. Estos elementos
varían de unas zonas a otras debido a la acción de distintos factores
climáticos.

La predicción del tiempo meteorológico es muy importante para muchas de


nuestras actividades: la agricultura, el transporte, el turismo, etc. Como
el tiempo cambia continuamente, las predicciones pierden fiabilidad cuanto
mayor es el plazo para el que se hacen. Los mapas del tiempo ayudan a
comprender cómo varían las situaciones meteorológicas. Los climogramas
son gráficos climáticos.
2 CLIMATOLOGÍA Y ATMÓSFERA

La climatología es una ciencia diferente a la meteorología, aunque se basa


en sus análisis. La meteorología es la ciencia que estudia los fenómenos
atmosféricos (viento, lluvia, aurora boreal, rayo...) y los mecanismos que
producen el tiempo atmosférico actual; una de sus finalidades es elaborar
pronósticos sobre el tiempo que hará en el futuro.

La climatología estudia la regularidad del tiempo, y se diferencia de la


meteorología en que trabaja con datos medios en vez de hacerlo con datos
reales e instantáneos, y a escala regional en vez de a escala local; por ello
es muy regular y de carácter retrospectivo mientras que la meteorología
es muy variable y de carácter prospectivo.

La investigación de los cambios climáticos en términos de tiempo geológico


es el campo de estudio de la paleoclimatología, que requiere las
herramientas y métodos de la investigación geológica.

2.1 Funciones de la atmósfera

Muchos planetas están envueltos por una capa gaseosa llamada atmósfera.


La atmósfera terrestre rodea a la Tierra y recibe el nombre de aire. Está
compuesta principalmente de dos gases, nitrógeno (casi el 78 %) y oxígeno
(casi el 21%), además de agua, partículas de polvo y sal, dióxido de
carbono y otros gases, perfectamente mezclados unos con otros. La capa
inferior y más fina de la atmósfera es la troposfera y en ella ocurren la
mayor parte de los fenómenos meteorológicos porque acumula el 80% de
los gases atmosféricos y vapor de agua. La capa de ozono de la atmósfera
protege y permite la vida en el planeta al filtrar y absorber las peligrosas
radiaciones ultravioletas del Sol.

La atmósfera terrestre tiene varias funciones básicas: protege al planeta


de los rayos solares que son dañinos; permite la vida terrestre al ofrecer
oxígeno para el reino animal y dióxido de carbono para el vegetal;
proporciona agua potable, y ajusta la presión vital sobre nuestro
organismo. Desde el punto de vista del clima tiene una función
fundamental, pues regula la temperatura terrestre: equilibra la del día con
la de la noche (momento en que no llegan los rayos solares que dan luz y
calor), y transporta el calor de las zonas más cálidas a las más frías del
planeta. El transporte de aire en la atmósfera recibe el nombre de
circulación atmosférica.

2.2 Movimientos de la Tierra y variaciones atmosféricas

El Sol es la fuente de calor que regula todos los fenómenos


meteorológicos. La posición de la Tierra con respecto al Sol varía
continuamente pues realiza dos movimientos principales muy relacionados
con el tiempo atmosférico, el clima y sus variaciones: el de traslación y el
de rotación.

El movimiento de traslación es el recorrido que efectúa el planeta en torno


al Sol. El tiempo que tarda la Tierra en completar esa órbita da origen al
año terrestre, y las distintas estaciones comienzan siempre en las mismas
épocas de ese año. Como la órbita terrestre tiene forma de elipse en vez
de ser circular, hay diferencias de distancia entre el Sol y la Tierra a lo
largo de su trazado, y por eso la cantidad de energía solar recibida varía
a lo largo del año, aunque esta no es la causa de las diferencias de
estación. El comienzo de las cuatro estaciones están determinadas por las
cuatro posiciones principales, opuestas dos a dos simétricamente, que
ocupa la Tierra durante su recorrido alrededor del Sol y que reciben el
nombre de solsticios y equinoccios.

El movimiento de rotación es el giro que ejecuta la Tierra sobre sí misma,


de oeste a este, basado en un eje imaginario que pasa por los polos
terrestres. Este eje está inclinado algo más de 23º (plano de la eclíptica)
con respecto al plano en el que orbita la Tierra alrededor del Sol, y su
orientación es fija por lo que su extremo norte apunta constantemente a la
Estrella Polar. Esta inclinación del eje terrestre determina dos hechos
importantes: la desigualdad duración de los días y las noches y la sucesión
de las estaciones. La sucesión del día y la noche en una zona determinada
tienen lugar porque la Tierra es casi una esfera, pero al no serlo
exactamente, los rayos solares no iluminan toda su superficie al mismo
tiempo cuando gira sobre sí misma: mientras una zona está iluminada, la
opuesta permanece en la oscuridad. Pero la desigual duración del día y la
noche y la sucesión de las estaciones tienen lugar porque la Tierra gira
inclinada. Otra importante consecuencia de la rotación terrestre sobre el
clima es que el movimiento del aire y del agua se produce hacia la derecha
en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el sur.
La inclinación del eje polar o terrestre, la órbita solar con forma de elipse
y la esfericidad del planeta provocan que la cantidad de luz y calor
procedentes del Sol varíen de una zona a otra: esto provoca la circulación
atmosférica a nivel planetario y la aparición de diferentes tipos de climas
en función de los elementos climáticos.

2.3 Instrumentos de medida

Se obtienen datos de la atmósfera con varios instrumentos instalados en


una estación meteorológica, como los termómetros, pluviómetros,
barómetros, higrómetros y anemómetros, o gracias a la información
obtenida por los satélites meteorológicos, pero su estudio y análisis
dependen de las estadísticas, que son las que permiten crear modelos
climáticos y elaborar predicciones meteorológicas.

3 ELEMENTOS CLIMÁTICOS

El modo más fácil de interpretar el clima de un lugar es en términos de


promedios temporales de sus elementos. Los principales elementos del
clima son la temperatura, las precipitaciones, la presión atmosférica y los
vientos.

3.1 Temperatura atmosférica

La temperatura atmosférica hace referencia a la cantidad de calor que


tiene el aire. El calor es una forma de energía que pasa de los cuerpos
calientes a los fríos cuando se ponen en contacto, hasta que las
temperaturas de ambos se igualan. El Sol es la fuente de calor del
planeta. Los rayos solares atraviesan los gases atmosféricos sin apenas
calentarlos, pero caldean la superficie terrestre, que es la que acaba
transmitiendo el calor al aire en contacto con ella. Entre la atmósfera y la
superficie terrestre se produce un intercambio permanente de calor a
través de los movimientos del aire, la evaporación y la condensación del
vapor de agua.

Como consecuencia de los movimientos de rotación y traslación, la


superficie terrestre recibe de forma desigual la energía solar y así la
transmite al aire que tiene sobre ella. La zona del ecuador recibe más
calor que los polos. Este desequilibrio es la causa principal de la circulación
del aire y del agua en la atmósfera.

La temperatura atmosférica se mide normalmente en grados centígrados o


Celsius (ºC) y grados Fahrenheit (ºF), y para calcularla se usa el
termómetro. Varía de unas zonas a otras en función de varios factores
relacionados con el reparto vertical y horizontal del aire, e
interrelacionados entre sí: la latitud, la altitud y la continentalidad o
distancia al mar (ver más adelante el epígrafe Factores climáticos).

La temperatura media de la superficie terrestre es de unos 15 °C. Desde


1861 este promedio ha aumentado en unos 0,6 ºC y es uno de los
indicadores que confirman el cambio climático.

La temperatura máxima diaria, es decir, la mayor registrada en un día en


un lugar, suele darse entre las 14 y las 16 horas (horario solar), mientras
que la temperatura mínima diaria se suele observar entre las 6 y las 8
horas.

3.2 Precipitaciones

La atmósfera terrestre contiene cantidades variables de agua en forma de


vapor. La humedad hace referencia a la cantidad de vapor de agua que
hay en el aire. Varía en función de la temperatura: el aire frío es poco
húmedo y el aire cálido tiene grandes cantidades de vapor de agua. El aire
húmedo es más ligero que el aire seco y origina las zonas de bajas
presiones. Cuando una masa de aire caliente se enfría, se desprende del
vapor que le sobra en forma de precipitación. El aire muy húmedo suele ir
acompañado de precipitaciones. La humedad relativa del aire se mide con
el higrómetro y se expresa en porcentaje (%); el valor máximo es el 100
%.

El ciclo del agua tiene un protagonismo fundamental en la formación de las


nubes y de las precipitaciones. El vapor de agua que se encuentra en la
atmósfera procede principalmente de la evaporación del agua de los
océanos, además de la de los ríos, lagos, terrenos húmedos y plantas. Hay
mayor evaporación con temperaturas altas. Cuando el vapor de agua se
condensa, pasa a estar en estado líquido y se originan las nubes, formadas
por minúsculas gotas de agua. Si estas se hacen más gruesas y pesadas,
por ejemplo, al unirse con trozos microscópicos de sal tras la evaporación
marina, precipitan.

Se llaman precipitaciones al agua que cae procedente de la atmósfera


sobre un lugar de la superficie terrestre. Como ocurre con las
temperaturas, las precipitaciones se distribuyen de forma desigual en el
planeta en función de varios factores climáticos, como la altitud, la
latitud, la distancia al mar y la vegetación.

Las precipitaciones se miden con el pluviómetro y se expresan en


milímetros (mm), centímetros (cm) o litros por metro cuadrado (l/m 2).

3.2.1 Tipos de precipitaciones

Existen tres formas principales de precipitaciones: lluvia, nieve y granizo.

La nieve y el granizo son precipitaciones en estado sólido.

La lluvia es la precipitación de agua líquida desde la atmósfera y es


portadora de sustancias nitrogenadas que son beneficiosas para la
agricultura. El volumen de una gota de lluvia (diámetro superior a 0,5 mm)
es, aproximadamente, un millón de veces mayor que el de una gotita
primitiva de nube. Una lluvia suele ser continua y regular; si las gotas son
más pequeñas y parece que flotan en el aire, se habla de llovizna. Cuando
llueve de golpe, con intensidad y por poco rato tiene lugar un chubasco,
chaparrón o aguacero. Si la lluvia es tan violenta y abundante que provoca
riadas e inundaciones, se habla de tromba o manga de agua.

El rocío, la escarcha y la niebla son consideradas también formas de


precipitación.

3.2.2 Tipos de lluvia

Las lluvias resultan del ascenso y enfriamiento del aire húmedo: este no


puede retener todo su vapor de agua al bajar la temperatura y una parte
se condensa rápidamente y precipita. Las lluvias pueden tener tres
orígenes distintos:

1. Lluvias convectivas o por corrientes ascendentes de aire más cálido. La


tierra se calienta más en unas zonas que en otras (dependiendo del tipo de
suelo, la vegetación…) y transmite el calor a la masa de aire que tiene
encima; esta masa de aire comienza a elevarse como una burbuja porque
está más caliente y es más ligera y, al ascender, se enfría; si hay
humedad, se forma una nube, comienza la condensación y llueve. Este
mecanismo también puede formar niebla. El ascenso espontáneo de aire
húmedo asociado a la convección es característico de zonas cálidas y
húmedas. También se da durante los veranos secos de las zonas
templadas: son las típicas tormentas ya avanzada la tarde, acompañadas
de un gran aparato eléctrico (rayos, truenos…).

2. Lluvias orográficas o de relieve. Cuando los vientos húmedos que


provienen del mar tropiezan con una montaña o relieve elevado se ven
obligados a ascender para salvar esa barrera orográfica; a medida que el
aire asciende por la ladera de barlovento se enfría, puede llegar a
condensarse, se forman nubes y, entonces, llueve. Traspasada la cumbre,
el aire desciende por la ladera de sotavento, se recalienta, pero como no
hay una fuente de humedad, el aire es seco y no llueve. Así se forman los
desiertos orográficos o sombras pluviométricas.

3. Lluvias frontales o ciclónicas. Una masa de aire frío puede actuar como


una barrera montañosa, pues es más densa que las más cálidas y
permanece en niveles más bajos (la densidad del aire depende de la
temperatura: el aire frío es más pesado que el caliente y por eso solo
asciende al ser calentado). Como las masas de aire generalmente no se
mezclan, cuando una masa de aire caliente se topa con una fría se ve
obligada a ascender, se condensa, se forman nubes y se producen lluvias
en la zona afectada por la superficie del frente, es decir, donde
contactan las dos masas de aire. Estas lluvias son características de
latitudes medias y altas.

3.3 Presión atmosférica y viento

El aire pesa y ejerce una presión sobre los objetos y las personas.


Asimismo es muy compresible por lo que es más denso en las capas bajas
de la atmósfera, donde también la presión es mayor. A mayor peso del
aire, mayor presión. La presión debida al peso del aire se denomina
presión atmosférica, la cual se mide con el barómetro y se expresa en
hectopascales (hPa), siendo un hPa igual a un milibar (mb).
La máxima presión atmosférica se da al nivel del mar y disminuye al
aumentar la altitud, la humedad y la temperatura, tres factores muy
relacionados entre sí. Es menor cuanto más alto está un lugar sobre el
nivel del mar, pues es menor la capa de aire que tiene encima (decrece
aproximadamente 1 hPa cada 8 m en las capas atmosféricas más bajas y,
a unos 1.500 m, alrededor de 1 hPa cada 15 m). La presión atmosférica
se reduce al aumentar la humedad, pues el vapor de agua pesa menos que
otros gases, o igualmente decrece al subir la temperatura, pues el aire
cálido pesa menos que el aire frío.

Hay zonas de alta presión y zonas de baja presión. Las altas presiones


superan los 1.015 hPa y reciben el nombre de anticiclones (en los mapas
del tiempo de superficie se simbolizan con la letra A o H); un anticiclón da
lugar a un tiempo estable y seco. Las zonas que tienen una presión inferior
a 1.015 hPa se denominan borrascas (símbolo B o L), ciclones o
depresiones, y originan un tiempo inestable y lluvioso. En las zonas de
contacto entre anticiclones y borrascas se forman frentes lluviosos.

Al variar la presión atmosférica se producen corrientes de aire. El viento


es simplemente aire en movimiento con respecto a la superficie terrestre y
su componente es horizontal (los movimientos de aire en sentido vertical
suelen llamarse corrientes ascendentes y descendentes de convección). Se
origina por las diferencias de presión atmosférica: al ejercer el aire más
peso en un lugar que en otro, la diferencia de pesos (un peso es una
fuerza) hace que el aire se mueva y se produzca viento.

El viento siempre fluye desde los centros de alta presión (anticiclones)


hacia los de baja presión (depresiones) y su fuerza es tanto mayor cuanto
mayor es el desnivel de presiones. A escala planetaria la circulación del
viento transfiere calor.

En superficie, el viento viene definido por dos parámetros: su dirección en


el plano horizontal y su velocidad. La veleta indica la dirección del viento y
el anemómetro mide su velocidad, que se expresa en km/h o nudos.
También se usa la rosa de los vientos, un diagrama dividido en 360º que
tiene el norte como origen y avanza en el sentido de giro de las agujas del
reloj; así, un viento del sur corresponde a 180º.

4 FACTORES CLIMÁTICOS
Además de los efectos de la radiación solar y sus variaciones, el clima
siempre está bajo la influencia de la compleja estructura y composición de
la atmósfera y de los mecanismos por los que esta y los océanos
transportan el calor. Así pues, elementos climáticos como las temperaturas
y las precipitaciones varían de unas zonas a otras en función de varios
factores relacionados con el reparto vertical y horizontal del aire. Estos
factores influyen unos sobre otros, y los principales son: la latitud, la
altitud, la distancia a masas de agua de cierta extensión, la vegetación,
los suelos y el ser humano.

4.1 El factor latitud en el clima

1. Influencia en las temperaturas. La influencia de la latitud en la


temperatura es muy grande. El ángulo de incidencia de los rayos solares
determina la cantidad de calor que recibe una superficie. La latitud y la
curvatura terrestre determinan ese ángulo. La zona intertropical (entre
ambos trópicos) es la que recibe mayor cantidad de calor porque los rayos
solares inciden más perpendicularmente sobre ella. A medida que nos
alejamos del ecuador, los rayos solares inciden con mayor oblicuidad sobre
la superficie terrestre.

En el solsticio que tiene lugar en el mes de junio, los rayos solares llegan


muy verticales al trópico de Cáncer y, aunque el ecuador celeste del
planeta la Tierra está más alejado del Sol, empieza el verano en el
hemisferio norte, que coincide con el comienzo del invierno en el
hemisferio sur. En el solsticio de diciembre, los rayos solares llegan muy
verticales al otro trópico, el de Capricornio, y entonces es cuando empieza
el verano en el hemisferio sur y el invierno en el hemisferio norte.

Los rayos solares, al ser curva la Tierra, tienen que calentar mayor


superficie cuanto más hacia los polos caen (el mismo haz de rayos tiene
que extenderse y distribuirse por mayor superficie terrestre) y, como
consecuencia, el Sol calienta menos al alejarse de las zonas tropicales. Así
pues, las temperaturas son más elevadas en el ecuador y descienden
progresivamente hacia los polos. En general, cuanto mayor es la latitud,
más frío hace, es decir, en las latitudes altas hace menos calor que en las
latitudes medias y bajas.
2. Influencia en las precipitaciones. Las precipitaciones se distribuyen de
forma desigual en el planeta debido a la latitud. Las áreas próximas al
ecuador, que son más cálidas y tienen grandes cantidades de vapor de
agua, registran más lluvias que las zonas templadas y las regiones polares.
Estas últimas presentan escasa cantidad de vapor de agua y bajos niveles
de evaporación.

4.2 El factor altitud en el clima

La altitud influye en las temperaturas y las precipitaciones. La


temperatura varía en la troposfera: decrece unos 0,5-0,6 °C por cada
100 m de ascenso en cualquier lugar de la Tierra, es decir, la
temperatura suele ser más baja en las zonas montañosas que en las
llanuras costeras. Sin embargo, las precipitaciones son más abundantes en
las zonas más elevadas, como las sierras, y tienden a ser mayores en las
laderas de barlovento de las montañas.

4.3 El factor continentalidad en el clima

La continentalidad o distancia de un lugar terrestre a una gran masa de


agua (océano, mar, gran lago) es un factor fundamental para definir un
clima, pues la lejanía de las grandes masas de agua dificulta que llegue
aire húmedo a algunas regiones, que, como consecuencia, muestran menos
precipitaciones y una elevada amplitud térmica. La oscilación o amplitud
térmica hace referencia a la diferencia entre los valores máximos y
mínimos de temperatura de una zona; se mide en grados como la
temperatura, puede ser anual o diaria y sus valores aumentan en el
interior de los continentes y en las latitudes alejadas del ecuador.

La distribución de continentes y océanos produce un efecto muy


importante en la variación de temperatura. Los océanos (agua: un líquido)
se calientan y enfrían más lentamente que los continentes (tierra: un
sólido). Las zonas costeras presentan temperaturas moderadas mientras
que el interior de los continentes sufre grandes contrastes o amplitudes
térmicas, es decir, una elevada continentalidad. Se dice que el mar regula
las temperaturas de las zonas costeras porque suaviza tanto las frías como
las cálidas.
El mar es fuente de humedad y por eso el litoral recibe más
precipitaciones que el interior de los continentes. No obstante, existen
notables diferencias entre unas fachadas marítimas y otras en función de
los vientos dominantes (alisios en latitudes bajas, vientos del Oeste en
latitudes medias) y de las corrientes oceánicas, ya sean frías o cálidas.

4.4 Otros factores climáticos

Otros factores que modifican las temperaturas y las precipitaciones son:


el viento, que influye en función de si procede de zonas oceánicas o
húmedas (amplitud térmica baja) o sopla desde regiones áridas (amplitud
pronunciada); la vegetación, que origina mayores precipitaciones y un
aumento de la humedad, pues las plantas retienen el agua entre sus raíces
y la bombean desde el suelo hasta las hojas, expulsándola en forma de
vapor; las ciudades, que producen calor por la quema de combustibles en
los automóviles, los hogares, las industrias, etc. (ese calor produce
notables aumentos de temperatura y por eso se habla de microclimas
urbanos); y el ser humano, que, por su parte, puede influir en el clima,
tanto a través de la alteración de medio natural (deforestación,
construcción de grandes embalses…), como por la emisión de contaminantes
y productos químicos, como el dióxido de carbono desprendido diariamente
a la atmósfera, que puede provocar un calentamiento global del planeta.

5 ESCALAS CLIMÁTICAS

A la hora de estudiar el clima planetario también se puede hacer una


distinción en función de la escala: el término macroclima hace referencia a
una región extensa, como por ejemplo, un país; mesoclima, a una más
pequeña, como una provincia; y microclima, a un área de menor tamaño,
como una ciudad. Así, se puede especificar que un buen microclima para
cultivar plantas es el que hay al abrigo de grandes árboles de sombra, o
se puede hablar del mesoclima regional que caracteriza un sistema
montañoso y que difiere del macroclima general de la zona. Por ejemplo,
las mesetas de la península Ibérica presentan un macroclima caracterizado
por escasas precipitaciones e inviernos secos y fríos o muy fríos, con
veranos secos y calurosos; sin embargo, en la cadena montañosa que las
separa, el sistema Central, el mesoclima es diferente, fresco en verano y
húmedo en invierno.
6 ZONAS CLIMÁTICAS Y CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA
6.1 Zonas climáticas

Los climas se describen con arreglo a códigos previamente acordados o con


términos descriptivos un tanto imprecisos en su definición que, no
obstante, resultan útiles. A escala global se puede hablar del clima en
términos de zonas, o cinturones, que pueden trazarse entre el ecuador y
el polo en cada hemisferio.

La Tierra se ha dividido en zonas climáticas en función de las desiguales


temperaturas y luz solar que reciben. Estas diferencias se originan debido
a los movimientos de rotación y traslación del planeta, así como a su
esfericidad, su órbita elipsoide y la inclinación del eje terrestre. Estas
zonas sirven de base a la clasificación de los climas terrestres. A su vez,
dentro de cada una de estas zonas cabe distinguir los tipos y subtipos de
climas que se mencionan más adelante y que se establecen en función de
dos elementos climáticos principalmente, la temperatura y la precipitación.

- Una zona cálida (latitudes bajas). Situada entre los dos trópicos


(paralelos de 23° 27’ de latitud Norte y Sur), registra las temperaturas
más altas por tener siempre el Sol a gran altura y recibir sus rayos muy
perpendicularmente todo el año. En esta zona hay muy pocas diferencias
de temperatura entre unas estaciones y otras. Los climas de esta zona de
latitudes bajas son los siguientes: ecuatorial, tropical seco, tropical
húmedo, monzónico y desértico cálido.

- Dos zonas templadas (latitudes medias). Situadas entre los trópicos y


los círculos polares Ártico y Antártico (66° 33’ latitud Norte y Sur), y
debido a que los rayos solares inciden de forma más inclinada que en la
zona cálida, presentan unas temperaturas moderadas o contrastadas en
función de la estación del año. Los climas de las latitudes medias son los
siguientes: oceánico, chino, mediterráneo y continental.

- Dos zonas frías (latitudes altas). Situadas entre los círculos polares y


los polos. Los rayos solares inciden de manera muy oblicua durante todo el
año, y por eso las temperaturas son siempre frías. El clima polar es el
característico de esta zona de latitudes altas.

Los climas desérticos y de alta montaña se dan en varias de estas zonas.


Los autores clásicos para distinguir los climas templados de los fríos
tenían en cuenta la isoterma de los 10 ºC (mínima dada para el mes más
cálido), que coincide aproximadamente con el límite de la tundra y el
bosque de coníferas; por otro lado, la separación entre los climas tórridos
o tropicales de los templados la establecieron en la isoterma de los 18 ºC
(mínima para el mes más frío).

6.2 La circulación atmosférica

Para comprender la clasificación de las zonas climáticas se debe tomar en


consideración la circulación en la capa superior de la atmósfera, o
estratosfera, así como en la atmósfera inferior, o troposfera, zona donde
se manifiesta principalmente el tiempo. Los fenómenos de la atmósfera
superior no fueron conocidos hasta el desarrollo de tecnologías avanzadas,
como los cohetes, los vuelos a gran altitud y los satélites artificiales.

En condiciones ideales, es posible suponer que el aire caliente asciende por


convección a lo largo del ecuador y desciende cerca de los polos. Así pues,
el cinturón ecuatorial tiende a ser una región de baja presión y periodos
de calma interrumpidos por tormentas eléctricas, asociadas a enormes
nubes llamadas cúmulos. Debido a los periodos de calma, este cinturón
recibe el nombre de doldrums (estancamiento) o zona de Calmas
ecuatoriales. Se desplaza ligeramente hacia el norte del ecuador durante
el verano boreal y hacia el sur durante el meridional. A su vez, el aire
desciende en las regiones polares, lo que produce una elevada presión
atmosférica y vientos secos y helados, que tienden a radiar hacia el
exterior desde los polos.

Para complicar este cuadro simplista, hay que tener en cuenta la rotación


de la Tierra, que desvía los componentes norte y sur de la circulación
atmosférica. Así, los vientos tropicales y polares tienden a ser del Este
(vientos procedentes del Este), y se desarrollan dos cinturones intermedios
en cada hemisferio. A unos 30° de latitud N y S hay una zona de alta
presión en la que el aire de las capas superiores desciende y se divide
enviando corrientes hacia el ecuador. En el hemisferio norte soplan vientos
regulares del Noreste, y del Sureste en el hemisferio sur. Estas zonas de
alta presión producen áreas áridas en los continentes, pero hacen que el
aire se cargue de humedad sobre los océanos debido a la evaporación. Si
estos vientos regulares chocan con una isla dispuesta a modo de barrera
topográfica o con la costa de un continente, el aire húmedo se eleva hasta
zonas más frescas dando lugar normalmente a fuertes lluvias.

Entre los 50° y los 60° de latitud N y S se encuentra un cinturón de


baja presión caracterizado por los vientos dominantes del Oeste, que son
desviados hacia el Suroeste en el hemisferio norte y hacia el Noroeste en
el hemisferio sur. En este caso las precipitaciones se relacionan con los
frentes polares; el aire frío de los vientos polares del Este penetra por
debajo del aire cálido y húmedo de los vientos del Oeste que, al enfriarse,
liberan la humedad que contienen. En invierno esta es la causa de la
mayoría de las nevadas en los continentes.

Así pues, el desequilibrio térmico, que es causado por la inclinación del eje


polar o terrestre, la órbita solar con forma de elipse y la esfericidad del
planeta, es la principal causa de la existencia de zonas de altas y bajas
presiones, que son las que originan la circulación del aire a nivel planetario
y la aparición de diferentes tipos de climas.

7 TIPOS DE CLIMAS

Muchos climatólogos han establecido sus propias clasificaciones climáticas,


entre las que cabe destacar la de Wladimir Köppen, una clasificación
empírica dada a conocer por primera vez en 1918 y sometida
posteriormente a varias revisiones. Köppen y su colaborador Geiger
definieron seis grandes grupos de climas, asociados a la vegetación, a los
que designaron mediante letras mayúsculas: A (tropical), B (subtropical), C
(templado), D (frío), E (polar) y H (montaña). Estos grupos se subdividían
a su vez en función del régimen pluviométrico y de las temperaturas,
también señalados mediante letras, en este caso minúsculas, que unidas a
las anteriores especificaban la variedad climática de un espacio
determinado dentro de cada categoría principal. Así, por ejemplo, un clima
tipo Csa indica que se trata de un clima templado con veranos secos y
calurosos e inviernos húmedos y suaves, es decir, lo que se conoce como un
clima mediterráneo.

A continuación, se exponen los principales tipos de clima del planeta


considerando los valores, siempre aproximados, de la temperatura y las
precipitaciones. Cada tipo de clima se refleja en la vegetación, la fauna,
los asentamientos humanos y las actividades económicas de la zona.
7.1 Clima ecuatorial

Es característico de las regiones de latitudes bajas, localizadas


fundamentalmente entre los 10º N y 10º S. La temperatura y la humedad
son altas y constantes a lo largo del año. La temperatura media del mes
más frío supera los 18 ºC, y la temperatura media anual se sitúa por
encima de los 25 ºC. Las precipitaciones anuales sobrepasan los 1.500 mm
e incluso, en algunas áreas, los 3.000 milímetros. La duración del día y de
la noche es muy similar.

7.2 Clima tropical

Es propio de las regiones tropicales. Las temperaturas medias mensuales


son elevadas y bastante uniformes a lo largo del año, siendo la media anual
superior a los 20 ºC. El régimen térmico varía entre 3º y 10º, mayor en
el interior y menor en las áreas costeras. Las precipitaciones oscilan entre
los 400 y los 1.000 mm anuales, aunque la variedad de clima monzónico
alcanza valores muy superiores. Alternan las estaciones secas y lluviosas.
En función de la distribución estacional de las precipitaciones y de la
cantidad se distinguen las variedades siguientes: sudanés (precipitaciones
entre 750 y 1.100 mm, y se distinguen tres estaciones, una seca y
fresca, otra seca y calurosa, y otra, lluviosa), subecuatorial (dos
estaciones lluviosas y dos secas), saheliense (precipitaciones entre 400 y
750 mm, con una larga estación seca) y monzónico (estación lluviosa de
gran intensidad que alterna con otra seca).

7.3 Climas desérticos

Propios de las áreas áridas, se caracterizan por la escasez o ausencia de


precipitaciones. Se distinguen dos importantes variantes: el clima desértico
cálido, con una temperatura media anual elevada, en torno a los 20 ºC,
una fuerte oscilación térmica (puede alcanzar los 20º) y precipitaciones
inferiores a los 200 mm, y el clima desértico costero, que presenta una
temperatura media anual alta aunque inferior a los 20 ºC, menor oscilación
térmica (en general por debajo de los 10º) y precipitaciones
insignificantes, por debajo de los 100 mm anuales. Además de estos
desiertos propios de la zona cálida o tropical, existen otros tipos en la
zona templada resultado de la degradación de los climas propios de sus
latitudes o que presentan una estación fría. Aquí cabría hablar de los
desiertos continentales, donde el elemento condicionante del régimen
termopluviométrico, además de las altas presiones, es la continentalidad,
que acentúa la aridez y la oscilación térmica diaria.

7.4 Climas templados

Bajo este epígrafe se aúnan una gran variedad de climas que tienen en


común el hecho de contar con unas temperaturas estivales más elevadas
que en invierno. Los climas templados se clasifican en:

7.4.1 Clima mediterráneo

Este tipo de clima se da particularmente en los países ribereños del mar


Mediterráneo, de ahí su denominación, aunque se han establecido varios
subtipos en relación con la distancia a las masas oceánicas. También se da
en la costa meridional de Australia, en el suroeste de Sudáfrica, en
California y en las estrechas áreas costeras de Chile central, donde los
Andes actúan como barrera climática. En sentido amplio, define el clima
de las regiones costeras occidentales de los continentes comprendidas
dentro de la zona de las latitudes medias de la Tierra (entre los 30º y los
45º, aproximadamente). Se caracteriza por veranos cálidos, secos y
soleados, e inviernos suaves y húmedos. Las temperaturas medias anuales
varían entre los 12 ºC y los 18 ºC, y la oscilación térmica anual está
comprendida entre los 10º y los 15º por lo general. El promedio de
precipitaciones se sitúa entre los 400 y los 700 mm, concentradas en el
invierno (régimen irregular), ya que durante el verano el clima está sujeto
a la presencia de anticiclones subtropicales, y en el invierno, a las
depresiones de la atmósfera.

7.4.2 Clima chino

Este clima presenta una temperatura media ligeramente superior a la del


mediterráneo, lo mismo que la oscilación térmica anual, que supera los
15º. El promedio de precipitaciones sobrepasa los 1.000 mm,
concentradas en el periodo estival, que contrasta con la sequedad del
invierno.

7.4.3 Clima oceánico o atlántico


Es el clima característico de las regiones comprendidas dentro de la zona
de latitudes medias de la Tierra sujetas a la influencia oceánica. La
proximidad del mar determina una amplitud térmica anual en general
pequeña y unas precipitaciones importantes (1.000-2.000 mm) y bien
distribuidas a lo largo del año, es decir, regulares, aunque el máximo se
sitúa en la estación invernal. La temperatura media depende de la latitud,
aunque se puede establecer en torno a los 10 ºC; los inviernos presentan
unas temperaturas moderadas y en verano son frescas.

7.4.4 Clima continental

Este clima es propio de las regiones del interior de los continentes. Se


caracteriza por una relativa escasez de precipitaciones, sobre todo en
invierno, debido a la distancia que las separa de las áreas de influencia
marítima, y por una notable amplitud térmica estacional (que puede
alcanzar hasta los 60º), con unas temperaturas estivales bastante altas
que contrastan fuertemente con los inviernos fríos. La temperatura media
anual es inferior a los 10 ºC. Las precipitaciones oscilan entre los 300 y
los 700 mm de promedio, y se producen principalmente en verano. Se
pueden distinguir varios tipos: el siberiano (el más extremado, con una
temperatura media inferior a los 0 ºC, una oscilación térmica que puede
alcanzar los 60º y precipitaciones inferiores a los 200 mm anuales
concentradas en el periodo estival); el manchuriano (con un temperatura
media inferior a los 10 ºC, oscilación térmica en torno a los 40º y
precipitaciones, concentradas en el periodo estival, que superan los
500 mm); y el ucraniano (con unas características térmicas similares al
anterior, aunque la temperatura media es ligeramente más baja y la
amplitud un poco superior, y unas precipitaciones comprendidas entre los
300 y los 400 mm anuales).

7.5 Clima polar

Clima propio de aquellas regiones que presentan una temperatura media


mensual y anual por debajo de los 0 ºC, amplitudes térmicas superiores a
los 30º y precipitaciones insignificantes que se producen en forma de
nieve. En estas regiones, cubiertas por la nieve durante la mayor parte del
año, el tipo de suelo característico es el permafrost.

7.6 Clima de alta montaña


La alta montaña presenta características climáticas que no aparecen en las
tierras bajas que la rodean. Por eso es un fenómeno azonal, es decir, que
no está determinado por las zonas latitudinales sino que la altitud es el
factor determinante y por ello se localiza en cualquier lugar del globo. En
estas zonas la temperatura disminuye con la altitud, mientras que
aumentan las precipitaciones, al menos hasta un cierto nivel altimétrico. La
montaña, en este sentido, altera las características de la zona climática
en la que se sitúa. Por este motivo, no se pueden establecer unos rasgos
con validez universal que lo definan, aunque sus variedades climáticas son
fácilmente reconocibles, como el clima alpino. Presenta unas temperaturas
invernales negativas y unas estivales positivas, aunque la temperatura
media anual se establece en torno a los 0 ºC; la oscilación térmica es
inferior a los 20º y las precipitaciones, más abundantes en verano que en
invierno, superan los 1.000 mm anuales. Este clima de alta montaña es el
que predomina, por ejemplo, en la cordillera andina.

Por último, como se mencionó con anterioridad, tienen lugar cambios


microclimáticos causados por la acción antrópica. Así, por ejemplo, en las
ciudades se forman las denominadas ‘islas de calor’ durante la noche: la
temperatura es más alta porque los edificios y el asfalto desprenden el
calor acumulado durante el día. También la contaminación atmosférica de
los núcleos urbanos provoca un aumento de la nubosidad media, modifica el
régimen de lluvias, altera la circulación de los vientos y disminuye la
radiación solar y la transparencia del aire.

7.7 Clasificación climática ligada a la vegetación

Los dos parámetros meteorológicos en los que se basa la clasificación


anterior no son suficientes para satisfacer la necesidad de una descripción
climática exacta y universal. La vegetación, por su parte, ofrece una
referencia importante, sobre todo en casos como el de la selva, o cinturón
ecuatorial de bosque tropical húmedo, con temperaturas cálidas y lluvias
durante la mayor parte del año ( véase Pluvisilva); la sabana, cálida y con
una marcada estacionalidad; y la tundra, fría, con escasas precipitaciones
y veranos cortos.

Es particularmente útil considerar ambos factores, clima y vegetación,


para conocer la naturaleza de una zona y lo que representa vivir en ella.
La influencia del clima en la vegetación natural viene determinada
fundamentalmente por las precipitaciones, la temperatura y la luz; de ahí
la estrecha relación existente entre la distribución de los regímenes
climáticos y de la vegetación. Se pueden distinguir nueve grandes
formaciones vegetales o biomas, en función de la vegetación dominante. El
bioma I se corresponde con las pluvisilvas tropicales en sentido amplio
(cuenca del Amazonas, Centroamérica, Nueva Guinea, cuenca del río
Congo, Indonesia, la península de Malaca, Filipinas y la costa oriental de
Australia). El bioma II está formado por los bosques y sabanas tropicales
(secos o húmedos), que reverdecen con las lluvias; se corresponde con la
zona climática tropical con lluvias estivales en ambos hemisferios. El bioma
III se asocia con los desiertos y semidesiertos subtropicales (suroeste de
los Estados Unidos, franja costera de Perú y Chile, norte y suroeste de
África, Arabia, Irán y este de la India). El bioma IV se corresponde con
las áreas de bosques mediterráneos esclerófilos, es decir, con las zonas
de inviernos lluviosos y veranos secos y cálidos (cuenca mediterránea,
centro de Chile, sur de California, sur de África y sur y suroeste de
Australia). El bioma V se corresponde con los bosques húmedos de clima
templado siempre verdes (este asiático, costa suroriental de Australia,
norte de Nueva Zelanda, costa oriental de Sudáfrica, sureste de Brasil y
noreste de Argentina y costa suroriental de Estados Unidos hasta Florida).
El bioma VI son los bosques caducifolios de la zona templada (parte
oriental de Norteamérica, Europa central y occidental, Asia oriental y sur
de Chile). EL bioma VII son las estepas y desiertos fríos en invierno
(desde el mar Negro hasta el mar Amarillo, Oriente Próximo, la pampa
argentina oriental, parte de la Patagonia y pequeñas zonas de Nueva
Zelanda). EL bioma VIII o zona de bosques boreales (parte septentrional
de Norteamérica y Eurasia, faltando en el hemisferio sur). Y, por último,
el bioma IX es la zona de tundra y se extiende circumpolarmente en la
región de clima ártico y en el extremo más meridional de Sudamérica.

8 EL CAMBIO CLIMÁTICO

La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC)


define el cambio climático como: “Un cambio de clima atribuido directa o
indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la
atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima
observada durante periodos de tiempo comparables”. A su vez distingue
entre ‘cambio climático’ atribuido a actividades humanas que alteran la
composición atmosférica y ‘variabilidad climática’ atribuida a causas
naturales.

En 2001, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC),


dependiente de la ONU y creado por la Organización Meteorológica
Mundial (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA), publicó un informe en el que confirmaba el aumento de la
temperatura del planeta más de 0,6 ºC durante el siglo XX. Un estudio de
2004 confirmó que esta subida fue alrededor de 1ºC en el Ártico. Se
avisaba en el informe de que este cambio climático global tendrá enormes
repercusiones a escala planetaria, como: mayores inundaciones y sequías en
todo el mundo; el deshielo de los glaciares polares y alpinos, que provocará
la subida del nivel del mar y el anegamiento de zonas costeras; el aumento
de la temperatura media de los océanos, o el empobrecimiento de la
biodiversidad.

Entre las causas que generan esta alteración climática destacaban en el


mencionado informe el incremento de la concentración de gases efecto
invernadero en la atmósfera terrestre, como las emisiones de dióxido de
carbono (CO2) por la quema de combustibles fósiles (entre otros motivos),
de metano proveniente de la agricultura y de clorofluorocarbonos o CFC,
que atacan la capa de ozono, y ello ocurre en parte debido a la
deforestación. También aludían al aumento de las erupciones volcánicas y
la mayor frecuencia del fenómeno de El Niño, que cambian la cantidad de
energía solar que alcanza la Tierra, o al smog urbano, entre otras
variadas y numerosas causas.

Conocida la problemática y habiéndose realizado diversos estudios técnicos


que la confirmaban, en febrero de 2005 entró en vigor el Protocolo de
Kioto aprobado tras la Cumbre de Río, y que todavía no ha sido ratificado
por algunos países desarrollados. Este protocolo analizaba el cambio
climático y establecía la reducción mundial de las emisiones de gases de
efecto invernadero, pero puso en evidencia los conflictos de intereses
entre los distintos países y cómo la actividad humana contribuye
sustancialmente a ese cambio climático.

Microsoft ® Encarta ® 2008. © 1993--2007 Microsoft Corporation.


Reservados todos los derechos.

You might also like