miembros de la sociedad participen de forma igualitaria en los diferentes ámbitos que conforman esa sociedad: económico, legal, político, cultura.
Una Proclama de los Derechos Humanos declara que “El derecho a
un medio ambiente sano, a una vivienda digna, al disfrute de la cultura, a la igualdad entre hombres y mujeres, al empleo, a la alimentación, etc., como derechos indelegables cuya vigencia debe asegurar el Estado en un marco de igualdad social.”
Los derechos humanos, por su generalidad, universalidad e
indivisibilidad, deben respetarse y garantizarse por el estado, a toda persona. Sin distinguir si raza, credo o religión.
En la actualidad no hay ningún estudio que mida los porcentajes de
personas que viven en exclusión, por ello muchas veces no somos conscientes de la realidad que nos rodea lo que dificulta enormemente el desarrollo de iniciativas a favor de la inclusión social.
Lo que sí debemos tener claro es que la exclusión puede llegar por
diferentes motivos aparte del económico y que las personas más vulnerables son:
* Las mujeres desempleadas de larga duración.
* Las personas mayores sin trabajo, con trabajo precario o de baja calidad. * Aquellos que tienen bajas calificaciones académicas, no han sido escolarizados o han abandonado sus estudios prematuramente. * Los inmigrantes o personas pertenecientes a minorías étnicas. * Las personas sin hogar o que habitan hacinados o en viviendas precarias. * Aquellos que tienen algún tipo de discapacidad tanto física como psíquica. * Los que tienen graves problemas de salud que les imposibilitan el desarrollo de una vida cotidiana. * Las personas que tienen a otras dependientes a su cargo.
El derecho internacional de los derechos humanos, según la realidad
histórica, no ha logrado que la exclusión social sea detenida, más ello se debe más a la falta de compromiso de los operadores jurídicos con la vigencia y operatividad de los derechos humanos, que a otras carencias
Los Derechos humanos han redactado y firmado anteproyectos de
Bases Constitucionales y planes de Inclusión Social con el fin de garantizar la prohibición a los Estados y Naciones del Mundo de implementar ajustes estructurales deshumanizados y el derecho a la inclusión social, Caras del mismo fenómeno.
Se propone, como conducta transformadora, fundar un Estado Social
de Derecho, que abandone definitivamente al derecho excluyente actual, por un derecho de inclusión social. El nuevo Estado Social de Derecho, debe priorizar el cumplimiento de sus funciones sociales, de las cuales obtiene legitimidad democrática.
Su finalidad será, tornar operativos a los derechos humanos,
dirigiendo los recursos y bienes a satisfacer necesidades básicas de las personas, y forjar un futuro colectivo. La atención y protección, recaerá sobre todas las personas, pero sobre todo en los miembros excluidos y más vulnerables de la sociedad
La puesta en marcha del Plan de Inclusión Social no es otra cosa
que la refundación del pacto social garantizando los derechos humanos de hombres, mujeres y niños; el trabajo parar todos los desocupados, aquellos hombres y mujeres mayores de cuarenta años, las madres solteras; para aquellos que nunca pudieron acceder a un trabajo, para las personas con capacidades diferentes, para los jóvenes.
Estos proyectos tratan de asegurar que todas las personas tengan
las mismas oportunidades y puedan acceder a los recursos necesarios que les permitan disfrutar de unas condiciones de vida normales, esto está relacionado con la integración, la cohesión y la justicia social.
Es aquí donde cobra importancia el principio de acción afirmativa
estatal, es decir la implementación de una política activa tendiente a una inclusión social efectiva y no declamativa.
Los datos de la realidad nos demuestran la necesidad de una acción
de los Estados, que no sólo consagren el respeto por todos los derechos humanos, sino que además realicen acciones positivas para que ese respeto a los derechos humanos se traduzca en modificaciones a la realidad de nuestros países, donde se advierte un aumento de la pobreza, de la marginalidad y la violencia, que se acentúan en la población más desprotegida y débil
El tránsito del Estado Social de Derecho, al Estado Social de Justicia,
impone que, atendidas las necesidades más urgentes de los excluidos, como la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, no son frutos del azar ni de los vientos, se investigue y juzgue acerca de la responsabilidad de los causantes del genocidio económico.