Professional Documents
Culture Documents
JUAN GANTEAUME
La Jornada
de Caracas 1567-1568
Cronología e historia crítica
CARACAS, 2006
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 4
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 5
Diseño de la colección:
David Herrera
Ilustración de la portada:
Erasmo Sánchez
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 7
La Jornada de Caracas
Nota Introductoria
Juan Ganteaume en este estudio establece una tesis muy convincente: que la
fundación fue en marzo de 1568, pues lo que hubo antes (1567) fue el poblamiento
(o el repoblamiento) de la San Francisco de Fajardo.
Datos muy precisos y atinentes aporta este autor para sostener su tesis. Con
mucha ilustración y apego a la verdad histórica, arriba a esta conclusión.
Escrito en lenguaje sencillo, de fácil lectura, y ameno, nos proporciona una obra
importante que seguramente será objeto de comentario por historiadores e intere-
sados.
Pedro M. Arcaya U.
9
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 10
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 11
La Jornada de Caracas
El análisis intenta aislarse de hipótesis tales como que si fue San Francisco de
Caracas en 1560 la verdadera fundación y la sucesora una “reedificación”, mante-
niendo el énfasis en la búsqueda de la real fecha de fundación de Santiago de
León, que es el objetivo del presente trabajo. Mas como el desarrollo del argu-
mento crítico lo impone por fuerza, dejaremos planteadas sin embargo, un par
de preguntas al respecto y algunas consideraciones para dicha vieja hipótesis.
11
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 12
Sea este pues, nuestro aporte, a un muy interesante debate que a ratos duerme
como tizón apagado, pero que levanta llamas de pasión si se lo remueve.
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 13
El año
de la fundación
PRIMERA PARTE
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 14
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 15
La Jornada de Caracas
JUAN GANTEAUME
Lo evidente es la dificultad que existe para admitir la fundación en 1568, puesto que la
carta del gobernador Ponce de León de diciembre de 1567 ya da parte al rey, como
sabemos, de estar pobladas las dos ciudades —la del valle y la de la costa—(8).
Pero vayamos por partes: un punto inexcusable a tomar en cuenta en toda esta
discusión es el significado que los documentos, testimonios y declaraciones del
período dan al término ‘poblar’ y a derivados críticos como ‘pobló’. Pues depen-
diendo de las circunstancias, contexto, cargo o cultura aparente del declarante, los
actores o autores difieren en distinguir o no en el término ‘fundar’ como su sinó-
nimo.
La Jornada de Caracas
grupo con derechos y privilegios como vecinos más antiguos) tendrá además tierras
de labranza y encomienda repartidas en la fundación inicial(9).
Dicho esto, vemos que tanto N. María, como J. Martínez Mendoza y hasta el
mismo D. Ramos Pérez basan sus pruebas de la fundación de Santiago de León en
1567 en el término poblar (optando únicamente por uno de sus sentidos: ‘fundar’)
apelando a la conocida Carta al rey que escribe el gobernador Ponce de León desde
Coro en diciembre de 1567, en la cual afirmaba hablando de Losada: “…que con
la gente que llevó tiene poblados los dos pueblos que los indios primero habían
despoblado…”(10).
Pero con base a las consideraciones arriba expresadas, ‘poblar’, como prueba
fundacional, no es, como se observa, del todo conclusiva.
Mas no hay duda, que previo a poblar —como acto jurídico de fundar— está
el hecho físico de asentar gente en el sitio, que es determinante y es el que técni-
camente satisface el concepto.
JUAN GANTEAUME
Según como lo vemos, lo hará de oficio. No escribirá una pieza maestra de irre-
batible formulación jurídica, de cuya correcta semántica dependa su vida frente a un
tribunal de la Inquisición, que es aparentemente el significado que a esta Carta al
rey ha querido asignarle una lógica probatoria algo cómoda. El gobernador afirmará,
simplemente, que sus españoles están poblados, sin caer en falsedad ni malicia y por
sobre todo haciendo uso de uno o de otro —o de ambos simultáneamente—de los
significados que usualmente se le daban al término en esa época como veremos, pues
ciertamente, si al punto vamos, hace meses que estos conquistadores ya no están de
paso en esa tierra de Caracas y se espera —si los indios lo permiten—su permanencia
definitiva, en lo que se logre pacificar al “régulo cabecilla” y reconocer la tierra, para
el ansiado reparto de las encomiendas.
‘Poblados’ es el término lógico que escoge el funcionario real para el caso, pues
los nuevos colonos no están pre-poblados, pseudos-poblados, semi-poblados ni
cuasi-poblados, términos que no se aplicaban, así como tampoco ‘repoblados’, como
bien lo hace notar para este término Ramos Pérez(12). A esas alturas, resulta adjetivo,
para el común de estos potenciales pobladores de Caracas, que se hayan cumplido
—o no todavía— los términos jurídicos legales de la fundación formal castellana, o
qué tan pronto se haga, pues es evidente que ellos están haciendo lo necesario para
asegurar su permanencia en el sitio en vecindad, siendo como es el acto protocolar
final u oficial de la fundación, materia discrecional del capitán poblador.
18
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 19
La Jornada de Caracas
Pues para estos detalles, precisamente, es que la susodicha carta lleva anexa una
‘relación’ pormenorizada del estado actual de la Jornada(13). Para efectos burocrá-
ticos, y hasta de mérito personal para el que escribe, lo importante es que los pobla-
dores están ya asentados en los sitios que pide la real cédula, dentro de la provincia
a conquistar, y que se ha cumplido la orden real(14).
El punto crítico es, evidentemente, que los testigos, que sobre el tema declaran
o informan de Santiago de León, no distinguen —a posteriori— poblar de fundar,
menos aún para una ciudad que, a diferencia de su antecesora (San Francisco de
Caracas), efectivamente sobrevivió y perduró, fue pacificada, poblada, fundada,
reedificada, la tierra allanada y repartidos los indios, todo en o dentro del mismo
proceso ‘poblador’, siguiendo la secuencia ordinaria para tales casos, que ellos
llamaban la Jornada(16).
JUAN GANTEAUME
Luego de creados estos documentos, se hacían quizás una (1) o dos (2) copias
(avaladas de escribano, capitán poblador y regimiento de las nuevas autoridades
de la ciudad) del Acta de fundación para enviársela al gobernador —como cons-
tancia—, copias que se enviaron en nuestro caso al gobernador del momento,
Ponce de León, y tal vez también al rey o la audiencia respectiva, aunque lo
fundamental era enviársela el gobernador, como representante del rey, quien se
encargaría de avalar con su testimonio lo actuado por sus conquistadores. Estos
son pues, uno por uno, los Autos de fundación ordinarios de una ciudad formal
castellana en Indias. Si todos estos protocolos se firman u oficializan el día de
20
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 21
La Jornada de Caracas
A. El cronista de Indias, Juan López de Velasco, hacia 1574 dice, que Losada “...la
pobló” en 1567, por mandato del gobernador.
JUAN GANTEAUME
Nadie niega que así haya sucedido. Lo que Agreda no dice por ninguna
parte es que Losada lo haya hecho todo en 1567, más aún, constando que existe
el documento en el que se registra el inicio de reparto de encomiendas en 4 de
marzo de 1568(23).
El testimonio de López de Velasco (a), por más que autores haya que
quieran presentarlo como prueba, para nosotros no es más que el resultado de
haber él también leído —en España— la Carta al rey enviada por Ponce de
León. Porque si además de la Carta leyó la Relación de lo Acontecido que
Ponce envió al rey y que se haya perdida actualmente, en la que —como supo-
nemos— se detallaría el estado del poblamiento y pacificación para ese
momento, ello no haría sino confirmarle lo que primero habría leído como una
noticia resumida en la Carta, esto es, que Losada tenía ya poblado y esperando
respuesta afirmativa de su gobernador para fundar Santiago de León. Con
informarse López de Velasco posteriormente si la ciudad perduraba hacia 1571,
cuando recababa datos para su obra, no tendría sino que afirmar, como lo hace
en su crónica, que Losada “pobló”, englobando en ese término todo el proceso,
como hemos explicado.
Fray Pedro de Agreda (b), al afirmar que “se han poblado de siete años a
esta parte” no elimina la duda de, si está refiriéndose al proceso de poblamiento
ya comentado o a la fundación, ni siquiera para el año de la fundación, por lo
explicado. Del testimonio del Ponce de León en 1567 y lo que quiso decir
cuando escribió su Carta haremos un análisis particular, adelante.
La Jornada de Caracas
del señor Santiago del dicho año de sesenta e siete, y esto es público y
notorio...”, siempre será posible argumentar, en estricto sentido, sobre qué
significado se le está dando al término ‘poblar’ en estos testimonios arriba
mostrados, esto es, si incluyen un lapso de tiempo o hablan de una ocupación
física o de un instante protocolar.
Pero pensamos, que esa declaración perfecta —si se supiera donde buscarla—
no se hallará jamás sencillamente porque no puede existir. Santiago de León se
funda en 1568.
23
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 24
JUAN GANTEAUME
En ocho días del mes de abril de mil y quinientos y sesenta y ocho años siendo juntos
en cabildo los muy magníficos señores Justicia y Regimiento como lo han de uso y
costumbre conviene a saber los muy magníficos señores Diego de Losada, justicia
mayor de estas provincias de Caracas, y Gonzalo de Osorio y Francisco Infante, alcaldes
ordinarios de la dicha ciudad (...) y los señores Lope de Benavides y Bartolomé de
Almao y Martín Fernández, regidores, dijeron(25).
Este es uno de los hechos probados —sin duda posible— de que hablamos.
Consta documentalmente. La única diferencia, en ambas versiones, es el año en
que se registra o se dice que fueron alcaldes. Oviedo y Baños, un historiador
barroco del siglo XVIII afirma que fueron alcaldes en 1567. Un documento
original fidedigno, coetáneo a los hechos, nos está probando que lo fueron en 1568.
Dos años seguidos, con los mismos alcaldes y regidores. Eso, jurídicamente, ya es
extraordinariamente anómalo. Pues los alcaldes, los regidores, el alguacil, escribano
y procurador, en todas las Indias de tiempo inmemorial se elegían para un solo año.
Como solía decirse, sus cargos eran “cadañeros”. El primer día del año siguiente a
24
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 25
La Jornada de Caracas
su actuación, regimiento y justicia debía ser sustituido —sin excusa— para que
el cabildo fuera legítimo. Aquí, pues, está pasando algo verdaderamente curioso.
Veamos.
y en los pueblos que poblare nombre regidores y alcaldes y alguaciles y otros oficios
los cuales de allí adelante el día de año nuevo de cada un año en la elección que hicieren
guardarán lo que su Majestad manda(27).
La otra posibilidad que pudiera plantearse, para tan singular caso, es que
Infante y Osorio fueron, efectivamente, los alcaldes del cabildo en 1568 y que
desde, digamos, de julio a diciembre de 1567 hubiere regido un hipotético
“cabildo primordial”, o cabildo de guerra, no documentado. ¿Existió pues un
cabildo fundacional formal con alcaldes y regidores supralegales en 1567 rigiendo
para una ciudad de nombre formal Santiago de León? Reproducimos —para
descartar de plano esta hipótesis— tres declaraciones juradas fidedignas tomadas
a testigos de vista suficientemente conocidos y absolutamente dignos de todo
crédito:
JUAN GANTEAUME
que el dicho Francisco Infante fue de los primeros pobladores e pacificadores desta
provincia de Caracas y ciudad de Santiago de León y Nuestra Señora de Caraballeda y
sabe este testigo que en esta población e pacificación sirvió a Su Majestad como su leal
vasallo con sus armas e caballo, a su costa e mención gastando en ella su hacienda, por lo
cual y por ser persona de calidad, en compañía de Gonzalo de Osorio, sobrino del general
Diego de Losada, fue alcalde ordinario el primer año que se eligieron por el cabildo y
justicia e regimiento desta dicha ciudad y esto lo sabe y vido este testigo como persona
que ayudó a poblar esta tierra y entró con el dicho general y con el dicho Francisco Infante
e demás pobladores, y esto responde(29).
2. Preguntado si Francisco Infante fue el primer alcalde que tuvo la ciudad, Garcí
González de Silva, ya anciano, de alrededor de 80 años, respondió:
que este testigo ha cincuenta y cuatro años que entró con gente y soldados en esta
provincia de Caracas, de socorro, (...) y en ella halló al dicho Francisco Infante y lo vido
ser uno de los más importantes vecinos y pobladores desta ciudad y desde este dicho
tiempo en adelante hasta que murió se halló con este testigo todas las más ocasiones que
se ofrecieron hacer para conquistar e pacificar los indios desta provincia (...) y que en
cuanto haber sido el primer alcalde que hubo en esta ciudad, este testigo ha visto los autos
que se hicieron para poblar esta ciudad y en ellos ha visto y vido que fue electo el dicho
Francisco Infante y Gonzalo Osorio los primeros alcaldes desta ciudad(30).
La Jornada de Caracas
repartió esta provincia, y una vara de alcalde suya. Y también ha visto libros del cabildo
de aquel tiempo y por uno del año de sesenta y ocho constó haber sido los primeros
alcaldes Gonzalo de Osorio y el dicho Francisco Infante, que fue el año que se pobló
esta dicha ciudad y esto es muy público y notorio(33).
Estos autos oficiales son pues, sin duda, —incluyendo el llamado Registro
General— los de la fundación de Santiago de León de Caracas(34).
García Pineda añade, para más fuerza a su testimonio, que estaban o existían,
copiados o reposando originales esos autos (al menos para la parte de la erección
de la primera Justicia y Regimiento, si es que no el protocolo completo) en un
Libro del Cabildo que manifiesta haber visto, que debe por fuerza ser el primero,
pues si se le está preguntando por el primer alcalde que tuvo la ciudad y está contes-
tando bajo juramento —de la manera jurídicamente correcta a los fines de una
prueba legal— que ello consta en el primer Libro de Cabildo, a donde se remite,
como por lógica y ley debió ser y como efectivamente lo alega, y si por añadidura
dice el año en que se comenzó a llenar ese importantísimo Libro Primero de
Cabildo, actualmente perdido, no puede concluirse sino que ese primer Libro
Capitular, que García Pineda declara ser de 1568, refleja el año de la fundación,
1568, que es lo que este escribano titulado está tratando de demostrar, precisa-
mente: “…que fue el año que se pobló esta dicha ciudad y esto es muy público y
notorio”.
Más aún, por fuerza de la lógica, debían estar asentadas también las actas
(signadas de escribano de cabildo y regidores) de las otras sesiones sucesivas que se
habrían hecho el resto de ese año 1567, sesiones periódicas y de asistencia obligada
registradas invariablemente en todos los subsiguientes Libros de Cabildo que han
27
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 28
JUAN GANTEAUME
sobrevivido, desde el más temprano, pues para eso se creaban tales libros, para dejar
constancia oficial de los actos jurídicos del cabildo como representante de la ciudad
ante el rey. No existían, pues, sesiones ni Libros de Cabildo anteriores a 1568. Así,
lo dice García Pineda. Si así hubiese sido —esto es—, si realmente hubiesen exis-
tido actos de cabildo formal para 1567, García Pineda no hubiera dejado de mani-
festarlo como escribano real, estando —como estaba como testigo— bajo jura-
mento judicial.
Así, Oviedo ofrece pues su año, 1567. La fuente documental el suyo, 1568. La
conclusión correcta sobre tal disyuntiva es por necesidad que uno de los dos años
es errado. No cabe otra. Oviedo es fuente secundaria y aquí tratamos de una fuente
primaria fidedigna, pues García Pineda declara en juicio como testigo que mani-
fiesta haber visto los autos de fundación formal. Ante la prueba documental no
hay duda posible. El año de fundación formal —que es lo que se busca, conside-
raciones al margen— de Santiago de León de Caracas es 1568.
Queda demostrada por la fecha alegada del primer libro de Cabildo de 1568 la
imposibilidad de esa “reelección”, que no es necesaria ni posible si el año de funda-
ción —como se deduce del testimonio de García Pineda— es 1568.
La Jornada de Caracas
testigo previo del mismo interrogatorio y documento, Juan Fernández Trujillo —que
también reproducimos— es el que da la información —registrada en la obra de
Oviedo— de que Gonzalo de Osorio era sobrino de Losada.
29
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 30
JUAN GANTEAUME
Esta prueba B nos enfrenta con otra imposibilidad, esta vez física, además de jurí-
dica. Tiene que ver con el don de la ubicuidad, o virtud divina de hallarse un ser o
individuo en dos sitios simultáneamente. No es virtud humana.
Así lo testimonia para ambos la carta al rey que en 18 de abril de 1568 escribe el
oficial real contador de la Real Hacienda Diego Ruiz Vallejo desde Nueva Segovia
de Barquisimeto, informando sobre los corsarios que habían estado en Borburata en
1567: “…entre tanto, debaxo de paz, los dichos corsarios prendieron en Borburata
al theniente Justo Desque y al alcalde Benavides”(40).
La Jornada de Caracas
Benavides fue regidor del cabildo fundacional, tanto por Oviedo como docu-
mentalmente. Esto es un hecho probado. Pero a menos que gozara del don de la
ubicuidad y la aprobación cómplice de todos, no pudo serlo en 1567, siendo como
era alcalde activo por entonces de Borburata. La conclusión correcta es que dicho
cabildo fundacional de Caracas no lo era en 1567, pero sí en 1568.
31
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 32
JUAN GANTEAUME
que con la gente que llevó tiene poblados los dos pueblos que los indios primero habían
despoblado y según los muchos naturales pretende poblar otros dos pueblos, porque a
fama de los mineros de oro que hay en la tierra ha acudido mucha gente de otras partes
con sus hijos y mujeres(44).
Veamos:
Que con la gente que llevó, es decir, con los conquistadores y peones de servicio,
criados, esclavos e indios ladinos —alrededor de 950 personas entre todos, si
hacemos caso a Oviedo— que a fines de marzo de 1567 entraron en Caracas, para
la fecha de la carta, esto es, hacia el 15 de diciembre de 1567, este capitán
32
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 33
La Jornada de Caracas
poblador, Losada, ya tiene poblados los dos pueblos que los indios primero habían
despoblado.
Dicho de buena manera, Losada tiene, para esa fecha, gente asentada y estable-
cida, ‘poblada’ en las ruinas o restos —si es que algo más que un plan sin árboles
quedaba— de las antiguas ciudades, villas, hatos o como se las quiera calificar de
El collado en la costa y San Francisco en el valle de Caracas. En otras palabras, para
diciembre de 1567 ya había de nuevo gente viviendo en esos “pueblos despo-
blados”, cumpliendo fielmente el mandato que establecía la real cédula de 1563,
por la que se regía la Jornada, que ordenaba literalmente poblarlos de nuevo.
Técnicamente pues, estos dos despoblados pueblos, a la fecha, ciertamente aún no
tienen cabildo, ni se llaman aún Santiago de León o Nuestra Señora de
Caraballeda, (pues no están fundados formalmente) pero ya no están despoblados
en el mero sentido físico.
Esa es entonces la situación. Pero como Losada quiere poner cabildo y orden
civil y sabe que tiene poderes para fundar, y no es gloria que desprecie —pues en
definitiva para eso vino—, y como por lo que se aprecia, la Jornada va por buen
camino, “pretende poblar otros dos pueblos”(45).
JUAN GANTEAUME
está reedificando (acción que no puede entenderse sino como creando desde cero
unas “ciudades” quijotescas que no existían sino fosilizadas en la fantasía burocrá-
tica metropolitana, ciudades virtuales viviendo en el texto legal un antiguo papel
lacrado de 1563, con título de real cédula), ya no van a mantener sus nombres
previos de San Francisco y El collado dados por el malamente estrangulado capitán
Francisco Fajardo, ciudades que portaban tal vez, para estos supersticiosos soldados
de Losada, un sino cabalístico nefasto por su desafortunado final —patente en los
deprimentes restos requemados—; reliquias signadas de trágico recuerdo, como el
destino triste de su fundador mestizo.
34
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 35
La Jornada de Caracas
EL HUEVO O LA GALLINA...
No hay duda que para Ponce de León, Losada había entrado y poblado San
Francisco y El Collado. Así lo expresa en su carta: “…tiene poblados los dos
pueblos que los indios primero habían despoblado…”, que evidentemente son
los pueblos de Fajardo. Técnicamente existen pues —hasta que se funden formal-
mente Santiago de León y Caraballeda— los antiguos pueblos despoblados pero
ahora habitados de nuevo de San Francisco y El Collado.
Esto, visto así, plantea una interesante pregunta preñada de polémica con los
“fajardistas” y defensores de una fundación mestiza o criolla:
¿Qué fecha tomar como válida para Caracas? ¿La fundación de Santiago de
León —según esta nuestra tesis en 1568—, o la llegada el 3 de abril de 1567 —según
Oviedo— y consecuente “activación” automática de San Francisco por asentamiento
de facto de nuevos colonos en la despoblada ciudad fantasma, ahora habitada de
nuevo?
JUAN GANTEAUME
Porque en propiedad lo que se prueba con dicha Carta al Rey que Losada puebla
de nuevo en 1567 no es precisamente Santiago de León, sino la San Francisco de
la real cédula, fundada varios años antes.
36
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 37
La Jornada de Caracas
la pobló y reedificó hacía veinte y un años poco más o menos, y así mismo en el propio
tiempo pobló otro pueblo que llamaron la ciudad de Nuestra Señora de Caraballeda,
la cual al presente está despoblada(50).
entró a poblar y reedificar los pueblos de esta provincia el capitán Diego de Losada
con ciento y cincuenta hombres, poco más o menos, y pobló esta ciudad de Santiago
y la de Nuestra Señora de Caraballeda en la costa de la mar puede haber veinte y un
años, poco más o menos, (…) es público y notorio y verdad(52).
3. Hay otra declaración que se pasa por alto cuando se revisan los juicios de
residencia del período, en busca de noticias sobre la fundación, pero que revela
mucho si se sabe interpretar. En el juicio de residencia a Mazariegos se hace
declarar en 1576 a las autoridades y otros testigos de Santiago de León. Una
pregunta pide manifestar desde cuándo se nombra al Alguacil Mayo que usual-
mente crea el cabildo, de año en año. Es un indicio importante pues, como vimos,
en las órdenes dadas a Losada el cabildo debía constituirse, desde el inicio, con
“alguaciles y escribanos y otros oficiales”…, además de alcaldes y regidores.53 Lo
que supone entonces que dichos alguaciles existieron desde el origen del cabildo,
el fundacional. Ante la pregunta, Garcí González de Silva, por entonces de 35
años, declaró en fecha 26 de junio de 1576 que: “…de siete años a esta parte poco
más o menos ha visto este testigo que el cabildo desta ciudad nombra alguacil
mayor della cada día de año nuevo…”(54).
JUAN GANTEAUME
4. Lázaro Vásquez, que entró a la conquista de Caracas con Juan de Salas a fines
de mayo o inicios de junio de 1567, declaró el 4 de febrero de 1589(56). Este célebre
conquistador, además de regidor y alcalde que fue varias veces en Caracas, había
ejercido previamente de escribano tanto en Borburata como en Caraballeda y
Santiago de León. Tenía —por experiencia propia— una saludable prevención
ética contra lo que los escribanos escogían registrar de una declaración jurada. Sabía
que no siempre asentaban textualmente lo que el declarante afirmaba. Que, como
él mismo decía, “doraban el dicho”(57). Se deduce de ello que se cuidaba bien que
el escribano que recogía su declaración registrase con fidelidad lo que él afirmara.
Le damos en ese sentido el peso que parece merecer su “dicho”.
Nótese que esta declaración es diferente de las usuales. Lázaro Vásquez no sólo
está afirmando lo que otros dicen, que Losada “la pobló”, sino que es el único en
este crucial interrogatorio sobre los orígenes de Santiago de León que específica-
mente informa bajo juramento el momento en que Losada le “puso nombre”. En
otras palabras, cuando la fundó.
La Jornada de Caracas
El texto dice:
En quatro días del mes de marzo de mill y quinientos y sesenta e ocho años el muy
magnífico señor Diego de Losada gobernador y capitán general de esta provincia
de Caracas y gobernación de Venezuela por el ilustre señor don Pedro Ponce de
León gobernador y juez de residencia en la dicha gobernación por la real majestad
y por ante mí Alonso Ortiz escribano desta armada y campo de su majestad que
por su mandato reside en estas dichas provincias, dixo que por quanto su merced
ha venido a poblar y reedificar los pueblos que fueron despoblados por los espa-
ñoles y por los naturales destas dichas provincias con poderes bastantes que para
ello trajo del dicho señor gobernador que por ser a todos notorios no van aquí
insertos y juntamente con los dichos poderes una cédula real del rey don Felipe,
nuestro señor, en que por ella manda al dicho señor gobernador se pueblen e reedi-
fiquen los dichos pueblos de estas dichas provincias (...) por ende (...) doy en título
de repartimiento a los vecinos de esta ciudad de Santiago de León(59).
JUAN GANTEAUME
Lo sorprendente es que el dato siempre estuvo a la vista desde que en 1967 sale
a la luz el trabajo de N. María. Pero al parecer, no se tomó en cuenta. Sucede que
probada —suficientemente, a nuestro juicio— una fundación de Caracas en 1568,
estos testimonios que presentamos, conocidos desde tiempo atrás pero siempre
soslayados por la corriente tradicional, que es la aceptada —por la contundencia
aparente del testimonio de Ponce de León en 1567—, cobran de súbito un sentido
y una importancia insospechadas(65).
3. El encabezado del Registro General publicado por María tiene fecha del 4 de
marzo de 1568 y en dicho texto ya se nombra a Santiago de León como ciudad
castellana, lo que estrecha el lapso a los cuatro primeros días de marzo de 1568.
40
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 41
La Jornada de Caracas
No es nuestra intención defender esta fecha del 4 de marzo de1568 (nos incli-
naríamos quizás por el día de San León, 1 de marzo). Nos basta con afirmar, con
pruebas, que Santiago de León se funda en el primer trimestre de 1568 y mantener
—como hipótesis de trabajo para el resto de esta tesis— “a inicios de marzo”(66).
41
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 42
JUAN GANTEAUME
CARABALLEDA, LA PRIMOGÉNITA
La explicación es la siguiente:
Basta con entender que si el Registro General de Encomienda de Caracas (la lista
oficial de reparto de los indígenas de los términos y jurisdicción de Santiago de
León) se inicia, como documentalmente se aprecia, un 4 de febrero de 1568, y
tenemos previamente ya para el 14 de febrero de 1568 un título original firmado
por Losada de una encomienda asignada en los términos y jurisdicción de
Caraballeda —como bien lo muestra el mencionado título—, Caraballeda existía
pues —como ciudad— antes, mientras que Santiago de León se fundaría el mes
siguiente. Caraballeda sería, entonces, la ciudad primogénita de Losada en la
provincia de Caracas, fundada sobre El Collado.
La Jornada de Caracas
Indicios adicionales
43
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 44
JUAN GANTEAUME
1. La mención registrada del secretario del obispado don Juan José de Guzmán,
en la visita del obispo Martí a su diócesis de Caracas en 1770, de que en el archivo
episcopal existía un documento —actualmente no localizado— por el cual se
evidenciaba según una real cédula que la fundación de Santiago de León había
sido en 1568:
Este documento pues, existió según el crédito fehaciente que como secretario
episcopal merece Guzmán y es concordante con nuestra tesis, por lo que sirve de
alegato. Debe tomarse en cuenta al momento de sopesar los argumentos en pro o
en contra del debate.
3. La carta del contador Diego Ruiz Vallejo, escrita el 18 de abril de 1568, que
significativamente no da cuenta de Santiago de León ni de Caraballeda entre los
pueblos de españoles formalmente fundados que menciona:
Puede pensarse que los oficiales reales aún no tienen constancia, o no han
tenido tiempo de recibir los recaudos de los “autos” oficiales de la fundación de
Santiago de León y Caraballeda, fundadas en los dos meses previos, por lo que no
las consideran aún parte de las formalmente comprendidas en la gobernación.
Recuérdese que estos oficiales residen en Barquisimeto, ciertamente más lenta de
comunicar por tierra con Caracas que Coro, que lo hace por la vía marítima. Ponce
acaba de llegar a Barquisimeto en febrero, por lo que no tiene tampoco noticia
cierta de las fundaciones todavía, que en ese momento se están dando en Caracas.
44
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 45
La Jornada de Caracas
4. La muerte de Guaicaipuro:
Bien desconsolado se hallaba Losada después que dio la vuelta a la ciudad [según el cronista
venía de fundar Caraballeda], por haber reconocido (según la dureza y rebeldía que expe-
rimentó en los indios en la entrada que había hecho) cuán en los principios se hallaba su
conquista, después de año y medio que había trabajado en ella(76).
Pareciera a primera vista, que Oviedo está situando la fecha alrededor de septiembre
u octubre de 1568, según la cuenta que saca para la entrada de Losada en el valle de
San Francisco, contando desde fin de marzo de 1567, por su cronología.
Pero como se sabe, Oviedo arrastra un error de un año desde el momento que
pone la fundación de Caraballeda en 8 de septiembre de 1568(77), y está documen-
talmente probado por el título de encomienda a Desque antes citado que esta ciudad
se funda antes del 14 de febrero de 1568 al menos, y como por otra parte Oviedo
informa que Losada “dio la vuelta a la ciudad” luego de fundar Caraballeda, es lógico
deducir que las fuentes no conocidas que está usando Oviedo para construir su
cronología propia le están diciendo que Losada regresa del litoral al valle de Caracas
en septiembre u octubre, aunque no le dan explícitamente el año78 que la fuente
juzga evidente por estar declarada quizás en una hoja inicial perdida para el
momento que Oviedo lee el documento. Oviedo, de este dato mensual, deduce
entonces “después de año y medio que había trabajado en ella”.
JUAN GANTEAUME
primero acabar con la cabeza de la rebelión, sin cuyo fin no podría seguirse ningún
adelanto en la pacificación de la provincia y en consecuencia menos aún la funda-
ción de una ciudad en el valle, como estaba ordenado.
La Jornada de Caracas
47
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 48
JUAN GANTEAUME
GUAICAIPURO MANSO
Sin embargo, como pensamos que estos argumentos razonados que acabamos
de exponer arriba serán exhaustivamente analizados, como es lógico, y porque sobre
la existencia o no de Guaicaipuro a fines de 1567 o inicios de 1568 se pudiera argu-
mentar en contra, queriendo alguno insistir en su muerte un año después —a fines
de 1568 o inicios de 1569—, anticipándonos reiteramos: la muerte de Guaicaipuro
no está datada.
Por formas de redacción como esta es que se yerra en el análisis crítico, pues muy
válidamente pudiera alegarse como prueba que Guaicaipuro seguía vivo para la
fecha, marzo de 1568. Si ese hubiera sido el único documento que presentara el
Anexo de N. María sobre la encomienda de Guaicaipuro, no teniendo por desgracia
oportunidad el investigador de consultar el original o su traslado fiel editado, habría
que aceptar por fuerza que Guaicaipuro estaba vivo para fines de 1568, con todo lo
que ello implica para la clarificación seria del debate sobre la fundación de Caracas.
Pero afortunadamente María incluye una Sección documental para mostrar cuál
de los litigantes gana el pleito. En uno de esos documentos de fecha 3 de febrero de
1571 (precisemos, tres o cuatro años después de la conquista de Caracas), en título
de encomienda al sucesor encomendero de Mateos, se lee:
Encomiendo en vos, el dicho Andrés González, en los términos de esta ciudad al cacique
Guayamate que está en la comarca de las minas, y en la provincia de los Teques el cacique
Guacaypuro con todos los yndios, capitanes y principales subjetos a los dichos caci-
ques(83).
La Jornada de Caracas
¿Hace falta creer que Guaicaipuro seguía —por lo mostrado— vivo en 1572,
cimarrón rebelde para evitar ser encomendado? o, caso contrario, ¿que ahora era un
dócil capitanejo al servicio de su amo?
Evidentemente no. El Anexo de Nectario María ofrece testimonios del fin de este
insigne líder rebelde indígena. Entonces estaba muerto(85).
Es al menos extraño además que siendo Infante y Sancho del Villar los más acep-
tados históricamente como vencedores de Guaicaipuro, los indios de este legendario
guerrero hayan pasado al gris Pedro Mateos, que se ausenta rápidamente a mediados
del mismo año 1568 de Santiago de León, para no volver jamás, y que no pareciera
tener hasta el momento mayor altura ni figuración en la Jornada de Caracas, ni
aparecer siquiera en la gesta de Oviedo, más allá de su pródiga lista(87).
JUAN GANTEAUME
otra narración heroica para consumo doméstico, sin mayor soporte. Las gestas
patrióticas existirán siempre y son preciosas en todos los pueblos, como parte de
su épica popular. Pero siempre será más hermoso si se logra probar que estas no
son sólo tradición oral, sino verdadera Historia(88).
50
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 51
El año
de 1567
SEGUNDA PARTE
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 52
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 53
…Y como quiera que en todo solicito la benevolencia del lector, para que disimule
con piedad los defectos que pudiera acriminar con rigor, desde luego represento por
mérito para la venia a que aspiro, el conocimiento que me asiste de mis propios
yerros, pues cuantos descubriere en este libro la censura, tantos admitimos sin
disculpa por legítimos hijos, nacidos de mi ignorancia. Vale…
La Jornada de Caracas
JUAN GANTEAUME
Un problema adicional, es que Oviedo por ser muchas veces fuente única —y
muy apropiada para cierta clase de historia, por su narrativa plena de tensión escé-
nica— es usado ante las lagunas que por supuesto tiene la historia de Caracas,
como amplio comodín de apoyo hasta por historiadores responsables. No es culpa
suya(93).
Las noticias tan particulares de Oviedo, que son las que hacen valiosa su narra-
ción de Caracas, según hemos comprobado deben tomarse con sumo cuidado.
56
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 57
La Jornada de Caracas
Un caso:
Oviedo narra cómo Francisco Infante, Alonso Ruiz Vallejo y otros, luego de
una batalla contra Carapaica en la que se luce Ruiz Vallejo cuando reacciona de su
huida ardiendo por el insulto de “bastardo mestizo” que le lanza Infante, logran
regresar triunfantes con suficientes bastimentos para el campamento de Losada.
No obstante, es por muestras como esta que se discute sobre una supuesta
Crónica de un Ulloa por el cual se guiaría quizás Oviedo para componer su
Historia(96).
Pero sobre esa hipótesis de un Ulloa que lo ilustre, Oviedo niega explícitamente
haberse guiado por Relaciones: “…siendo preciso revolver todos los archivos de la
provincia para buscar materiales…”
JUAN GANTEAUME
y sabe demás de esto que en otra entrada que hizo a los Mariches contra un cacique
llamado Carapaica y le dieron al dicho Diego de Henares una muy grande herida, que
estuvo a punto de muerte(98).
Si Oviedo se está guiando por la supuesta Crónica de Ulloa, o esta se hizo distor-
sionando los hechos hasta la falsedad (cosa que no fue por cierto la intención del
cabildo cuando la comisiona; se buscaba, precisamente, registrar los hechos veraz-
mente en un poema épico, para preservarlos con fidelidad), con la anuencia cómplice
—y contra su propio crédito— de Garcí González, Henares y otros conquistadores
protagonistas directamente involucrados, vivos todavía, o ese mítico cantar de gesta
no describe este hecho de armas, ni por lo que se observa tampoco la fundación de
Caraballeda en febrero de 1568, menos aún la de Caracas en 1568, ni la muerte de
Guaicaipuro antes de esas fundaciones (y otras inconsistencias que sería prolijo
exponer pero de las cuáles hemos verificado errores como este en su historia, así como
sucesos críticos que expondremos para el año 1567 de los que Oviedo no logra
hilvanar, ni de lejos, la secuencia correcta, o no informa nada), pues ya vemos como
Oviedo yerra en cuanto a estos hechos fundamentales de los que no da noticia cierta,
cosa que no sucedería si se estuviera guiando, precisamente, por una relación o
crónica basada en testimonios de los protagonistas vivos, por más que puedan
adolecer estos de falta de memoria, pues es duro de admitir que todos los conquis-
tadores sobrevivientes hacia 1593, doce (12) al menos en la ciudad, de común
acuerdo, vayan a confundir la fundación de Caracas tanto como para ponerla el año
errado, o antes de Caraballeda, o conspirar en cuanto al primer cabildo, o declarar a
Carapaica como indio Taramaina, siendo que lo combaten como cacique Mariche,
o haber sido alguno —de los aún vivos informantes de Ulloa— herido por éste osado
Carapaica hasta quedar al borde de la muerte, como le sucedió a Diego de Henares,
y no recordar (veinticinco años después del golpe) si fue en Carayaca o en Guarenas.
Hay otras inconsistencias menos notorias, pero que a la luz de una lectura atenta
y crítica de su narración se revelan. Por ejemplo: el capítulo III del libro V finaliza
con la entrada de Losada al valle de La Pascua (El Valle, actualmente) donde terminó
de pasar los días de Semana Santa de 1567:
58
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 59
La Jornada de Caracas
por cuya causa mantiene hoy el nombre de valle de La Pascua, perdiendo el de Cortés,
que tenía antes, por haberlo encomendado Fajardo a Cortés Richo, un portugués, que le
acompañó en todas las entradas de su fatal conquista(100).
Antón Carrasco y Pedro Martín fueron dos de los registrados conquistadores que
entraron con Fajardo a fines de 1559. ¿Sirvieron entonces estos caciques anterior-
mente como encomendados a Carrasco y Martín? Si es así, debieron necesariamente
existir vecinos de una ciudad conforme jurídicamente en el valle, pues las enco-
miendas se otorgan, por leyes de Indias a los vecinos de una ciudad castellana, como
hemos visto. San Francisco fue pues —al parecer— fundada, y la tierra repartida en
1560 por Fajardo, como se evidencia de dicho título(102).
hallábase a la vista Juan Serrano y batiendo los ijares a un caballo cuatralbo, abierto de
frente y de color castaño, muy arrendado y brioso en que se hallaba montado, partió tras
ellos(105).
Frases como esta, que describen hasta el color de las patas y señas del caballo de
Serrano, si no son licencias literarias, son imposibles de deducir de testimonios proto-
colares si no se está más bien frente al relato de alguien que lo haya visto. ¿Quién, a
ciento cincuenta años de esos hechos, recordaba las riendas o color del caballo de
Serrano? ¿Es este acaso un adorno cultista de Oviedo? ¿Restos de una oda de victoria,
escrito quizás por el latinista capellán?
59
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 60
JUAN GANTEAUME
Oviedo vacila explícitamente ante un hecho real como este que debió nece-
sariamente ser incluido por Ulloa en su supuesta gesta épica —por lo clásica-
mente heroico de la lucha—, cosa que el tal Ulloa no hizo, evidentemente, y
sin embargo no manifiesta Oviedo en cambio duda alguna ante errores histó-
ricos fundamentales como la real fecha de fundación de Caraballeda o la
anómala dualidad de cabildos cadañeros(108).
Ese —al menos para nosotros— es el real enigma de sus fuentes. Para un
investigador crítico, ¿qué pensar entonces de las etnias, caciques y parcialidades
tan explícitamente narradas por Oviedo? ¿Existió un Carapaica “Taramaina”?
No lo cree así Garcí González de Silva, que contra este luchó.
¿Un Tamanaco caraqueño? Nos asalta la duda, cuando leemos fuentes prima-
rias sobre Nirgua, de la misma fecha, en la que nos hallamos con declaraciones
como la de Andrés de San Juan: “…porque siendo yo alcalde ordinario por Su
Majestad de la ciudad de Xerez [de Nirgua], los indios que viven en el cerro de
Tamanaco, jurisdicción de la ciudad,…”(109).
La Jornada de Caracas
61
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 62
JUAN GANTEAUME
LAS FUENTES
Sobre 1567 hay pocas fuentes a pesar de ser el año más investigado en documentos
del siglo XVI venezolano.
Algunas de estas fuentes: Oviedo, por supuesto; la Carta al rey de Ponce de León en
diciembre de 1567; la Carta al rey del obispo Agreda en enero de 1568; la Carta al rey
del contador Ruiz Vallejo en abril del mismo año; ciertos testimonios muy interesantes
de algunos testigos en residencias e informaciones en años varios sucesivos; y en parti-
cular una reveladora cédula real en 1569(111). Son las que hemos utilizado. Como
haremos patente por el desarrollo de nuestra hipótesis, falta una eficaz investigación en
archivos de Francia sobre la actuación de personajes como Nicolás Valier, Jean
Bontemps, Pierre de Barca y Jacques de Sores, que actuaron en ese y otros años cercanos
en costas venezolanas.
Sobre esta endeble base documental pues, intentaremos reconstruir el año 1567 para
la Jornada de Caracas. Aunque será en gran medida una especulación, las ideas que
presentaremos nacidas del mismo análisis crítico que hasta aquí hemos venido aplicando
lucen, a nuestro modesto juicio, al menos tan estimables como en este momento, son
las de Oviedo y otras autoridades sobre el mismo año. Visto que en la consulta de fuentes
historiográficas no hemos hallado hasta ahora nada que se diferencie substancialmente
de la versión tradicional (si apartamos las ideas de los revisionistas arriba mencionados),
nos arriesgaremos a formular una hipótesis, tan sólo sea para aportar líneas frescas de
debate a la historia inicial de Caracas. Así es como lo veremos entonces.
El plan de conquista
La Jornada de Caracas
los empobrecidos herederos de los Bélzares, pinchando sin tregua su codicia frustrada
por tantas expediciones ruinosas.
Borburata, hasta ese año, era el único puerto y ciudad que los castellanos habían
logrado fundar en la costa —que sobreviviera— desde Cumaná hasta Coro. Era la puerta
de entrada y salida comercial para poblados como El Tocuyo, Barquisimeto, Nirgua
—según estuviera o no poblada—, Valencia, Trujillo e incluso Mérida (en otra gober-
nación por entonces), ciudades a las que les era más fácil entrar o salir por Borburata
que por Coro, la capital de la provincia. Su estratégica posición central en la costa para
el comercio de ultramarinos con estas poblaciones, y a través de ella con Margarita, Santo
Domingo, Cabo de la Vela o Cartagena de Indias la mantienen viva, a pesar de no
producir ningún fruto ni oro ni tan siquiera perlas. Estaba, además, convenientemente
situada al lado de la indómita provincia de Caracas, de brumosas montañas y áureas
quebradas, región pendiente de conquista desde 1562.
El dilema estratégico para la conquista de Caracas era claro. Estaba a la vista con la
experiencia de lo sucedido a San Francisco y El Collado años antes: Si no se sostenía una
“cabeza de playa” en la costa, cualquier intento poblador basado en dos ciudades, una
costera y otra tramontana, se derrumbaba, como se hizo patente con el abandono de El
Collado. No se podría pues, asegurar el éxito de la Jornada ni poblar ciudades perdura-
bles en esa provincia cumpliendo el deseo real si no se conseguía primero asegurar la
costa y el acceso al mar, vital vía de comunicación y bastimentos, de socorro y escape
para los expedicionarios de la Jornada.
Pero Losada sabía que atrincherarse en el valle de San Francisco confiando en sus
solas fuerzas era quemar las naves. Guaicaipuro y sus aliados eran enemigos de particular
cuidado. Altivos, por sus evidentes éxitos ante los españoles. A partir de la entrada en
63
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 64
JUAN GANTEAUME
Caracas, Losada entendía que debía dedicarse a allanar la costa, so pena del aisla-
miento de su hueste, que era la estrategia de Guaicaipuro. La vital vía de escape y
socorro debía mantenerse abierta. Muy al contrario de lo que se piensa, Losada no
conquistaría primero el valle, sino la costa.
El negrero y corsario inglés John Hawkins poco después se salva por pura casua-
lidad de caer también en la misma treta.
John Sparke, que estuvo en este viaje de Hawkins a las posesiones españolas, en
1565, comentaba así el suceso:
y vio muchos caribes en la playa y algunos también en sus canoas, quienes les dieron
muestras de amistad y le mostraron oro con lo cual quisieron significar que deseaban
comerciar con nosotros (...) que de haberlo tenido, hubiera sido para su desgracia [habla
de su capitán Hawkins], que éstas no eran gente amable como pensábamos, sino mil
veces más endiablados, y son caníbales y devoran a cualquier hombre al que puedan
echarle mano, como lo supimos después en Borboroata [sic](...) Su política en la lucha
contra los españoles es maravillosa, pues escogen como refugio las montañas y bosques,
a donde los españoles con sus caballos no pueden seguirlos(115).
Ese tramo costero se había vuelto pues prohibido para los navíos españoles, en
el mare claussum caribeño en el que hasta entonces aún navegaban.
Allanar la costa era entonces el primer objetivo de la Jornada. Era vital desde el inicio.
Así lo entendían Losada y Juan de Salas. El mar era la pared contra la que se estrellaba
la furia de Guaicaipuro y sus caciques aliados. Los españoles, por supuesto, eran los
dueños del mar. Si estos caciques de la costa controlaban el acceso y la salida —por el
litoral— al valle, de ellos era Caracas. Si los españoles conquistaban la costa, con
Borburata apoyando, la guerra estaba ganada.
La Jornada de Caracas
Las tribus más poderosas de la costa eran las de los Tarmas y —según
Oviedo— los “Taramainas”, con su gran cacique Paramaconi al oeste, en las serra-
nías costeras, que comunicaban en sus laderas sureñas con teques, y aruacos, estos
últimos acaudillados por Terepaima, el vencedor de Narváez(118).
JUAN GANTEAUME
Losada con su hueste de ciento treinta y seis españoles incluyendo dos curas,
partiendo de El Tocuyo se reuniría con Juan de Salas en Borburata, procedente de
Margarita(120). Allí Salas aprovisionaría de morriones, arcabuces, pólvora y muni-
ciones la hueste de Losada y acordarían la cita final para reunirse de nuevo en la
costa de Caracas. Marcharía cada uno por su vía para encontrarse en Maiquetía en
el momento acordado, unir fuerzas y crear la línea de comunicación marítima con
Borburata(121).
66
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 67
La Jornada de Caracas
La causa era el legado espiritual de Aguirre. Peor pirata había sido este pere-
grino español “Pata coja”, desbordado de odio creativo hacia su monarca, que el
cruel Jacques d´Clerc, “Patepalo”, de infausta memoria. Temía aún la corona que
en una provincia olvidada, pobre y desesperanzada como ésta, tan ancha y ajena,
otro Lope redentor pudiera de tanta necesidad como en ella se pasaba mandar su
rey al diablo y hacerse fuerte, si hubiere dónde, como lo hizo “El Tirano” en la
fortaleza de Pampatar, en 1561. En la metrópoli no se olvidaba que aquí en esta
provincia de Venezuela había muerto el peligroso marañón. El número de rebeldes
desnaturalizados de su vasallaje y la gravedad política del desafío de su torpe grito
de libertad mostraban tan patentemente cómo fallaba el dominio real en estas
tierras que el vejado rey Felipe, aún en 1567, no se decidía a confiar en sus “leales
súbditos” de Borburata y poner en sus manos cañones para la urgente defensa de
su puerto(123).
El día en que ardió la ciudad, Borburata tenía ya varios años sorteando corsa-
rios. Hawkins y Bontemps la visitaban. Algunos años antes, Justo Desque había
sufrido, como oficial tesorero en el pueblo, las torturas de piratas hugonotes para
que entregara el oro del rey(124). El gobernador Ponce de León había iniciado su
gestión en 1566 condenado duramente a su antecesor, el licenciado Bernáldez, por
67
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 68
JUAN GANTEAUME
Estos corsarios vienen muy proveídos de todas mercadurías y aceites y vinos y lo demás
que en la tierra falta, y la necesidad de los vecinos por no lo tener son grandes y no basta
penas ni castigos para que lo dexen de comprar secretamente lo que han menester y
esto han hecho; de verdad se hace, aunque no se puede averiguar porque lo hacen de
noche y los unos a otros se encubren y no basta diligencia para que lo dexen de hacer;
y es verdad que tenemos gran escrúpulo de conciencia nosotros los oficiales de Vuestra
Majestad, por los juramentos que les hacemos tomar, pues dello no se puede averiguar
otra cosa sino que creemos que se perjuran(126).
Losada parte con su hueste a inicios de enero de 1567 de El Tocuyo. Agrega por
el camino la gente que se le une en Barquisimeto. Sigue a la Villa Rica, en Buría
—por otro nombre Nirgua, un real de minas por entonces—, donde luego de
recoger oro que fundirá en Borburata, el 20 de enero de 1567 en medio de fiestas
de cañas y torneos —según Oviedo— se encomienda a San Sebastián, eficaz
patrono contra las flechas(128).
La Jornada de Caracas
vino a el dicho puerto un francés corsario con tres naos y una carabeleta que traía robada
(...) y en medio de una sabana que está a la entrada del pueblo encontraron con los
dichos franceses. Venían como hasta ochenta hombres poco más o menos, arcabuceros
y piqueros y con las mechas cubiertas (...) todo lo cual pasó en la fin del mes de enero
de sesenta y siete(135).
Por todo esto pues, Diego de Losada emprende sin la ayuda de Salas ni sus
urgentes pertrechos la Jornada de Caracas en marzo de 1567. Antes de partir pasa
revista general. Son en total ciento treinta y seis españoles de armas contando dos
sacerdotes, uno para cada pueblo a fundar(138). No puede esperar más por Juan de
Salas. Dentro de poco se iniciará la temporada de lluvia y para entonces desea estar
ya dentro de Caracas(139):
aunque le faltó el capitán Juan de Salas a quien esperaba porque había de entrar en su
compañía con copia de soldados que había de sacar de la isla Margarita e indios guai-
queríes en quien el dicho general tenía mucha confianza, y aunque le era todo de mucha
importancia, pospuesto todo temor entró a la dicha conquista(140).
69
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 70
JUAN GANTEAUME
Este arriba a Borburata en dicho lapso(142). Pero al ver quizás que los pobla-
dores acababan de ser robados por Sores y como su fin era el simple comercio, o
porque los vecinos le informaran que no tenían permiso para contratar y que para
quitárselo de encima los ladinos justicias le aconsejaran que fuera a Coro a intentar
obtener el permiso con el inflexible gobernador, el hecho es que para allá enfila De
Barca la proa, inaugurando el tren de visitas de los corsarios a Coro, a obtener
licencia de Ponce de León, aprovechando la estadía del gobernador cercana a la
costa y apostando a que será tan venal como Bernáldez.
tras este vino otro llamado Pierres de Barca, y este todo su intento era rescatar, y
mostraba no querer hacer daño, y así llegó al puerto de la ciudad de Coro, donde los
vecinos rescataron hasta once negros, los cuáles el gobernador don Pedro Ponce de León
los tomó para Vuestra Majestad, y a los que rescataron castigó; y este francés tomó un
navío en el dicho puerto de Coro, cargado de lana y cueros, y porque rescatasen con él
los dichos negros volvió el navío a su dueño, con todo lo que traía(143).
El acoso corsario a cualquier casco que por esas fechas de 1567 navegara en el
mar entre Margarita y Coro hace que un incauto navío perseguido intente resguar-
darse en la temible costa de Caracas:
al tiempo que Losada pasaba muestra a su ejército en el valle de Mariara navegaba por
la costa de Caracas, un navío con cuarenta hombres, que cargado de mercadurías iba
de España para Cartagena, y seguido de los corsarios franceses, por asegurarse del
peligro que le amenazaba dio en manos de la desdicha… pues huyendo por no ser apre-
sado, se acogió al puerto de Guaicamacuto…, donde fueron muertos todos al saltar a
tierra, por los confederados indios de la costa, en guerra sin cuartel contra los espa-
ñoles(149).
Esta era entonces la ruta que Salas tuvo que sortear para no dejar de acudir,
aunque retrasado, a su cita en Borburata.
La Jornada de Caracas
Pero debe tenerse en cuenta que Oviedo establece su fecha para la Batalla de
San Pedro según el calendario gregoriano, y para 1567 regía el antiguo calendario
juliano, por lo que a la fecha del 16 de marzo pudiera restársele diez días, quedando
la partida de Losada en 6 de marzo, fecha significativamente cercana a inicios de
marzo, que parece haber elegido para su fundación de Caracas, en función de
hacerlo quizás al año exacto de su partida.
que fue uno de los primeros que entraron al socorro de esta provincia con el capitán
Juan de Salas, que vino a la propia jornada dende la isla de Margarita… diez o doce
días después que el dicho capitán Diego de Losada la empezó a hacer(153).
JUAN GANTEAUME
de Maiquetía. Todo el cronograma está algo retrasado, pero nada que no pueda ser
subsanado.
Salas esperaba, para darle tiempo a Losada a que llegara a la costa, porque no
quería que le sucediera a sus piraguas lo que a otros, que imprudentemente han
arribado a esa costa mortal. Sabe que no cuenta con fuerzas suficientes para
enfrentar solo las tribus confederadas de la costa. Necesita a Losada para desem-
barcar y Losada a él por los soldados y municiones que trae a la Jornada.
Losada hace días que está en Caracas. Quizás está siguiendo la misma secuencia
que Fajardo. Es imaginable que haya podido establecer unos corrales en los restos
de San Francisco para atender el ganado menor que llevaba de impedimenta. Pudo
tal vez fortificar allí mismo un perímetro, con grandes troncos, donde pudiera reco-
gerse a salvo una guarnición suficiente, que defendiera el ganado, los caballos y los
indios de servicio dedicados al cuido del ganado y sembrar los cultivos que sosten-
drán la comunidad, tal como se hizo en 1549 antes de la edificación de Borburata.
Dar una vuelta de reconocimiento al valle hacia el este, por los Mariches, como
narra Oviedo.
Pero a nuestro juicio, luego de descansar unos días allí dejando establecidos
quizás algunos corrales y guarnición y servidumbre con indios ladinos, siguió de
largo con la mayor parte de su hueste(156). Lo más pronto que pudo, porque todo
su fin entonces era asegurar la llegada de las municiones, armas y soldados que le
traería Juan de Salas. Siguió pues a la costa. Allí estableció su campo real. En
Maiquetía, bajando por la antigua vía india que pasaba por Curucutí.
72
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 73
La Jornada de Caracas
Losada no recibe el socorro del imposibilitado Salas sino hasta fines de mayo:
“…y a dos meses poco más o menos que entró con la dicha gente [Losada], se unió
de socorro el capitán Joan de Salas…”(157).
Hacia 1570 Bontemps, estando una vez más en el puerto de Borburata para
comerciar negros esclavos, se encuentra con el esclavista Andrés de San Juan cerca
del puerto(164).
73
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 74
JUAN GANTEAUME
y pareciéndole mal al dicho Juan de Buen Tiempo, un día antes dijo al dicho Andrés
de San Juan «Yo no te conozco a ti, que tu llevas a vender los indios como nosotros los
negros. ¿No es peor que vendáis vosotros los indios, que yo que traigo a vender negros?»
y dijo a este testigo: «¿No sería bien hacer a este un juego que se le acordase para toda
su vida y dalle quinientos azotes y cortalle las orejas y tornalle a enviar?» y este testigo
le dijo que por amor de Dios, que no le hiciese tal, porque ellos le habían de echar la
culpa(165).
74
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 75
La Jornada de Caracas
Valier se dispone a pasar todo el invierno allí: “...y estuvo allí más de tres
meses…”(170). Lo cual permite calcular su estadía en Borburata hasta el último
tercio de agosto. Esto es importante para precisar la cronología de su actuación en
relación con la Jornada de Caracas, que pasaremos a analizar.
A raíz de este último robo y quema los vecinos deciden despoblar la ciudad.
Estaban evidentemente hartos. Saben que Losada intenta poblar más al este en esa
misma costa y con la excusa de la quema del pueblo hacia allá ponen sus miradas,
ávidas del oro de Caracas. Ponce de León procuró mantenerlos poblados en el sitio
y que no desampararan la ciudad, pero al conocerse que Losada fundaría a inicios
de 1568, “acude mucha gente” a mudarse a la nueva ciudad: “…hasta que el año
de sesenta y ocho, gobernando la provincia don Pedro Ponce de León, la abando-
naron del todo, dejándola despoblada, sin que bastaran las diligencias del gober-
nador para embarazar su ruina…”(171).
75
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 76
JUAN GANTEAUME
Los vecinos quieren estar lejos de estos corsarios que han decidido tomar su bahía
como residencia. Entienden que la maldición de Borburata es ser tan buen puerto
que seguirá atrayendo piratas, contrabandistas y corsarios enemigos para intranqui-
lidad de cualquier ciudad castellana que exista en sus inmediaciones. No hay manera
de defender el puerto para el rey ante armadas tan grandes y seguidas. En adelante
Borburata mantendrá una cierta población informal que traficará con estos extran-
jeros de forma escondida mediante la figura del contrabando. Pero ya no será una
ciudad en propiedad, con vecinos, cabildo, solares e iglesia. La ciudad como tal, con
su cabildo y jurisdicción territorial deja de existir por voluntad de sus pobladores ese
año.
Sobre el fin de Borburata, Oviedo y Baños, aunque pone los hechos en 1568 para
adecuarlos con su año de fundación de Caraballeda, significativamente expone que
los vecinos toman la decisión de despoblarla a mediados de año, lo que concuerda
con la quema de Borburata por Valier a fines de mayo o inicios de junio de 1567:
que aunque el gobernador don Pedro Ponce, teniendo noticia de la intención con que se
hallaban, les había prohibido con penas y amenazas el que la ejecutasen, mediando el año
de sesenta y ocho [léase 67] se determinaron a desamparar la ciudad y dejándola despo-
blada se pasaron unos a vivir a Valencia y otros, que fueron los más, en piraguas y canoas
se vinieron a Caracas a incorporar con Losada, quien hallándose con el aumento de
fuerzas que le causó este socorro y el que de la Margarita le había conducido Juan de
Salas(172).
Los huidos vecinos de Borburata irán aportando en los meses sucesivos a Caracas.
Cuando finalmente Valier se aleje, personajes como Justo Desque y Lope de
Benavides, que han quedado sin ciudad en la que ejercer sus cargos, recibirán (segu-
ramente luego de trámites burocráticos y peticiones oficiales en Coro), la resignada
autorización de Ponce de León —escarmentado él mismo con el ataque a su
capital— y pasarán en los meses finales del año a Caracas, vía la costa, con sus fami-
lias y otros muchos vecinos, dándole sentido a la mención que de ello hace el gober-
nador en su carta al rey en diciembre de 1567: “…ha acudido mucha gente de otras
partes con sus hijos y mujeres…”(173).
76
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 77
La Jornada de Caracas
77
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 78
JUAN GANTEAUME
y luego en el dicho año en el mes de junio, estando este testigo en la provincia de Caracas
en la pacificación de ella con el dicho capitán Losada y otras personas, aportó allí un francés
con una nao y una galera, llamado Nicolao Valier e un capitán escocés(176).
Estamos pues en junio. Losada sabe bien que para hacer tratos con este pirata que
quemó Borburata necesita licencia obligada del gobernador(177). Puede rechazar la
oferta del corsario. Pero Valier tiene pólvora y municiones muy necesarias en este
momento crítico. Hasta ahora la pacificación de la costa no alcanza resultados: Los
indios se muestran irreductibles a sus ofrecimientos de paz. Losada construye su jugada.
Ladinamente informa a Valier que tan sólo resta cumplir con un breve formulismo:
obtener la licencia legal allá en Coro, (...) lejos de su hueste.
Losada ofrece al corsario la prenda incuestionable del hijo del gobernador, con el
teatro de ofrecerse el mismo Rodrigo Ponce de motu propio, como mediador ante su
padre. Valier, zorro como es, cae en la trampa. Con el hijo gestionando la tramitación
de la molesta licencia, esta no puede sino quedar asegurada.
78
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 79
La Jornada de Caracas
Para este fin todos convienen como buenos tratantes en dejar de una vez con
Losada los pertrechos, pólvora, municiones y otras mercancías, con la evidente
intención —y así se lo hacen ver a Valier— de presentar el trato ante el terco
gobernador como un hecho cumplido, para que no pueda negar la licencia. La
transacción se hace pues, a crédito.
Pero Losada ha calculado su jugada. Conoce de qué palo está hecho su gober-
nador, pues fue juez en su nombre en la residencia a los oficiales de Bernáldez,
en El Tocuyo y Barquisimeto. Sonríe para sus adentros. Esta vez, con maña, se
la ganará al incendiario de Borburata.
A nos se ha hecho relación que habiéndose comenzado a poblar una tierra llamada
Caracas en la gobernación de Venezuela por el capitán Diego de Losada con ciento
y treinta soldados, se hallaron a la sazón en el puerto de la dicha tierra ciertos lute-
ranos que dijeron querernos servir en ayudar a conquistar la dicha tierra y con estos
halagos dieron cierta pólvora y munición para ello, y trajeron por la mar a un hijo
del gobernador Pero Ponce de León; y se tenía por cierto que enviaron al dicho gober-
nador ciertos presentes y ropas para sus hijas, por haberles el dicho su hijo ofrecido
licencia de su padre para poder rescatar en la tierra(178).
Los corsarios, en la galera —y quizás dos naves más— arriban pues a Coro.
Apuestan a lo hecho, tanto como a la amenaza directa: “…y en el entretanto
envió [el corsario] a la ciudad de Coro una galera a requerir al gobernador que
le diese licencia para rescatar en la tierra, donde no, que haría mayores
daños…”(179).
estando tres navíos en el puerto desta ciudad, iban a velarse por mandado del gober-
nador don Pedro Ponce de León; y que oyó decir este testigo que las velas que velaban
hablaban con los dichos franceses… Todo el pueblo iba a velar por sus tandas; y que
velando este testigo y Jerónimo de la Peña una noche, vinieron los franceses a hablar
con este testigo, y que a la mañana luego dio noticia dello al dicho gobernador; y que
les dixo este testigo a los franceses que se fuesen, que no había remedio, que el gober-
nador no quería dar licencia para rescatar con ellos; y que por mandado del gober-
nador les fueron otras personas a hablar que se fuesen, que no querían rescatar con
ellos(181).
79
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 80
JUAN GANTEAUME
Nicolás Valier no cabe en sí de cólera. ¿De qué vale su temible escuadra? No tiene
ni tan siquiera un rehén con quien descargar su ira, pues imprudentemente ha
dejado partir —de buena fe— al bellaco hijo del gobernador, a entenderse con su
bellaco padre. Borburata ya está destruida. No puede quemarla dos veces. Sus pertre-
chos y mercancías en manos de Losada. Coro prevenida, y sus movimientos vigi-
lados. No procede aquí la sorpresa.
El impulsivo Valier, timado de esa forma, está registrado que no siguió de largo
como los corsarios anteriores, por la usual ruta del cabo de La Vela y Cartagena,
tragando grueso y callando mudo.
El río san Julián (quizás por don Julián de Mendoza, así como el río San Pedro
de Los Teques quizás por Pedro de Miranda, aunque dicen que por la batalla de San
Pedro, librada en sus márgenes el día del santo) les proporciona agua fresca. Hay
una laguna salobre en la que se puede pescar y con cuya agua se engordan los caba-
llos(183). Probablemente se alzó un fortín de resguardo, de troncos y estacas, como
el que Fajardo había construido en su tiempo. Se restablece un perímetro con empa-
lizadas y quizás se montan uno o dos versos, culebrinas, o cañones pequeños que
trajo Salas o que quizás proporcionó Valier. Se apostan —por temor a Valier más
que a los indios— guardas de vigilancia en la costa, el cerro y los accesos hacia
Macuto y el valle de Uria.
La Jornada de Caracas
plan pues no desean otra cosa y se conviene un ataque. Así lo informaba Ponce de
León en su carta al rey en 1567:
el mayor contraste que esta poblazón ha de tener segun lo que se ha visto este año es
que como son los naturales de la costa muchos, pláticos y belicosos y siempre han tenido
amistad y contratazón con estos corsarios, viéndose agora subjetos, yntentaron muy de
veras de se aliar con los dichos corsarios y les inducían a que matasen los españoles que
allí estaban y que les darían la tierra y para ello todo favor y ayuda(184).
81
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 82
JUAN GANTEAUME
LA BATALLA DE MARACAPANA
Por un lado la así llamada batalla de San Pedro, librada para impedir el acceso
a la hueste española a la tierra de los caracas, la sostiene tan sólo la parte de las
tribus aborígenes de la provincia que habitaban al oeste del valle, por donde
entraron los españoles de Losada. Intervienen las parcialidades occidentales de
los meregotos, aruacos, tarmas y teques. Los tarmas, situados entre la costa y las
montañas de Macarao colindantes con Los Teques, tenían la posibilidad de pelear
en ambos teatros, el de la costa y el del interior. Aunque usualmente lo hicieron
al oeste del área de San Francisco, no desechaban bajar a este valle. Buscaron estas
parcialidades repetir la hazaña de la derrota de Narváez, en la favorable loma de
Terepaima. Pero Losada sale victorioso del desafío en la Loma de Terepaima(186).
Por otro, la así llamada por Oviedo Batalla de La Quebrada no pasó de ser
—por lo que se lee— una “guazábara” más o ataque menor, sin calidad de batalla,
amén de que sobre ella mantenemos nuestras dudas arriba expresadas sobre su
real historicidad(187). No obstante, el capítulo de la obra de Oviedo dedicado a
esta batalla presenta algunos aspectos dignos de comentar. El primero es la
evidente guerra que hacían los indios para impedir los aprovisionamientos de los
conquistadores. Estos “…se hallaban bien afligidos por experimentarse cada día
más rigurosa la falta de bastimentos, a causa de haber los indios talado todas las
sementeras inmediatas, para hacer más cruel la guerra con la hostilidad de la [sic]
hambre…”(188).
La Jornada de Caracas
determinaron que para cierto día, con el mayor número de tropas que pudiese alistar cada
cacique, concurriesen todos los interesados en el sitio de Maracapana (que es una sabana
alta al pie de la serranía inmediata a la ciudad) y echando el resto a la desesperación,
acometer a Losada, fiando al lance de una batalla los buenos sucesos que esperaban de su
valor y fortuna(190).
Pero como se ha visto, Santiago de León no existe para esas fechas, y Losada se
hallaba en la costa por entonces. Más aún, es improbable por lo expuesto que Losada
tuviera su campo arriba en el valle de San Francisco. Y precisamente, las características
“costeras” de esta acción conjunta de los Caracas con Valier prueban indirectamente
que el ataque sería al campo principal en la costa, donde se hallaba Losada, no a un
reducto secundario de resguardo de ganados en San Francisco, si es que esta disposi-
ción de fuerzas españolas existía por entonces. La composición mayoritariamente
costera de las fuerzas indígenas que intervinieron en la Batalla de Maracapana es otro
dato significativo.
llegado pues el día determinado, vinieron de la costa y serranías intermedias, según lo capi-
tulado, los caciques Naiguatá, Uripatá, Guaicamacuto, Anarigua, Mamacuri (que fue el
primero que después dio la obediencia a Losada), Querequemare, señor de Torrequemada,
Prepocunate, Araguaire y Guarauguta, el que mató en Catia a Diego García de Paredes,
con siete mil indios de pelea, que llevaron entre todos(192).
Los caciques convocados del interior de Caracas —y sus fuerzas— fueron los
siguientes: Los Mariches, con los caciques Aricabacuto y Aramaipuro, con tres mil
flecheros de su nación, incorporados en sus banderas los caciques Chacao y Baruta,
con la gente de sus pueblos(193).
83
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 84
JUAN GANTEAUME
La explicación para nosotros es que el nombre de este teatro bélico sigue la suerte
de Caraballeda, arrastrada como topónimo a la extinción y el olvido cuando esta
ciudad costera se acaba, temprano en la historia de Caracas, hacia 1586. Porque a
nuestro juicio, la Batalla de Maracapana se libra en el área de Caraballeda, donde se
asentaban los pobladores y soldados que por entonces “reedificaban” El Collado
—haciendo un campamento, con quizás una empalizada—, si es que tiene algún
sentido titular ciudad un campamento o agrupación de caneyes, como hemos
mostrado en la exposición previa.
La Jornada de Caracas
reservando como reservo el principal don Pedro, hijo de don Joan Guaycamacuto con
todos los indios sus sujetos, que viven en la costa de la mar, hacia Caraballeda, en la
quebrada nombrada de enmaracacurinare y en sus vertientes e corrientes(196).
y se confederaron con los indios para matar a todos los españoles como los hubieran
muerto si no fuera por cierta emboscada que les hizo con cien soldados el dicho capitán
Diego de Losada, de que dicen les dio aviso a los dichos franceses un Juan Pacheco,
criado que fue del licenciado Bernáldez(198).
Oviedo narra que la batalla se dio, a pesar de todo, con o sin Guaicaipuro. Y
dice que efectivamente se pierde al no poder acudir Guaicaipuro y sus huestes de
Tarmas y Teques a tiempo, debido a la distracción oportuna que en las mismas
serranías de su habitación les hizo Pedro Alonso Galeas con un escuadrón de
sesenta soldados(200). Pero para Oviedo, que en ningún momento acierta a hablar
del papel del corsario Valier en todo este drama (señal que lo callan sus fuentes,
incluyendo al mítico Ulloa), la acción táctica de Galeas se debió a la casualidad:
85
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 86
JUAN GANTEAUME
ignorante Losada de todo esto, por no haber tenido noticia alguna de lo que maqui-
naba Guaicaipuro, había despachado aquella madrugada a Pedro Alonso Galeas con
sesenta hombres para que corriendo las lomas y quebradas de los Tarmas juntase la
mayor porción de bastimentos que pudiese y los trajese a la ciudad. Caminaba Pedro
Alonso con su gente a ejecutar puntual su diligencia cuando a las ocho de la mañana
encontraron con él los indios Teques, que unidos ya con los Tarmas marchaban presu-
rosos para hallarse en el asalto; pero al ver los españoles en parte que no esperaban,
discurrieron que su obligación estaba ya descubierta, pues les salían armados al
encuentro, cuando pensaban hallarlos en la ciudad desprevenidos, algo atemorizados
se empezaron a dividir en mangas por los cerros(201).
Frente a estas dos versiones del hecho, como siempre, aquí optamos en prin-
cipio por darle crédito a la del documento coetáneo, como es la real cédula citada
arriba(202). Esta, según vemos, da noticia de cómo renunciaron los corsarios a
intentar la empresa, abortando el ataque al tener aviso por el Juan Pacheco de que
todo el plan estaba descubierto, Guaicaipuro contenido y anulado y que su rival
Losada lo espera prevenido y con las buenas armas y municiones que el propio
Valier se ha encargado de suministrarle. Valier se lo pensó dos veces, pues una cosa
es atacar un pueblo como Borburata, sin defensa ni armas (entregadas seguramente
—las que había— a Losada y su conquista) y otra intentarlo contra un ejército “de
cien hombres” o soldados móviles que lo esperan bien armados y sin el estorbo de
una ciudad abierta a la que estén obligados a defender, pues cuentan en cambio
con caballos —y quizás hasta un reducto—: “...y como se vino a saber, no lo osaron
intentar...”
Es por indicios como los expuestos que nos resulta difícil creer en dos (2) asen-
tamientos simultáneos de españoles en Caracas para esas fechas, divididos en los dos
teatros de operaciones, el de El Collado, en la costa, y el del valle de San Francisco.
Pues si Losada está emboscado con cien hombres aguardando a Valier y la batalla,
como habla la real cédula, y ha mandado el resto con Galeas, como afirma Oviedo,
una de las dos plazas, si es que en verdad existían ambas para esa fecha, se queda sin
defensa. Con sólo atacar en la costa a la hueste de Losada una parte del resto del ejército
86
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 87
La Jornada de Caracas
de indios Caracas que asisten a Maracapana, la otra puede mientras tanto destruir y
quemar la plaza desguarnecida en San Francisco, logrando una significativa victoria,
después de todo. Pero eso no sucedió, y en ninguna parte del texto de Oviedo o en
otros documentos está registrado durante la campaña de Losada una segunda quema
de San Francisco, El Collado, Santiago de León o Caraballeda por parte de los indios
Caracas.
La lógica de guerra nos dice que si se iba a atacar con todas las fuerzas disponi-
bles a Losada —aplicando la táctica usada contra Narváez y Bernáldez previa-
mente— era porque este y su hueste estaban concentrados todos en un área precisa
y de fácil acceso a los corsarios: el litoral. Este sitio pues de combate, por los indi-
cios y testimonios analizados, estaba localizado para la fecha de la batalla en un
lugar de la costa, en Caraballeda, en el asiento de Manaure, cercano a
Guaicamacuto: Maracapana.
JUAN GANTEAUME
dejando a los demás en guardia de las casas, para que los indios con la confusión no las
quemasen, y apellidando a Santiago acometió al enemigo en la sabana, abriéndose
camino con las lanzas, que en aquella confusa muchedumbre, ni erraban golpe ni
perdonaban vida, cuando los infantes por su parte, embarazando las rodelas y esgri-
miendo los aceros, empezaron a dividir aquellos cuerpos desnudos, que embarazados
con su misma multitud, poniéndose en desorden se fueron retirando, atropellándose
unos a otros por asegurar las vidas(204).
88
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 89
La Jornada de Caracas
El día acordado para dar la paz, El Collado —o lo que hiciera sus veces—
amanece rodeado de desnudos gentiles, hombres, mujeres y niños —los indios
de la costa—, pintados a su uso, engalanados, sentados en silencio, mirando
hacia el campamento donde está el “representante del poderoso Rey de los cris-
tianos”.
misa que me encomendó (…) en hacimiento de gracias por la venida de los… indios
en busca de paz, y por sus buenos aciertos en el servicio de las majestades divina y
humana, y a los demás que la oyesen para el buen logro de nuestra acción y jornada
(…) y estilando las ceremonias de su uso ofrecieron la paz (…) muy obedientes,
ciñéndole paños primorosos y muy subtiles, estilo usado en las celebraciones de sus
paces.
por lo cual tuvo maña como el mes de septiembre, día de la Natividad de Nuestra Señora,
dio en la ciudad de Coro y la robó y prendió algunos vecinos, hombres y mujeres della;
89
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 90
JUAN GANTEAUME
fue cosa de gran lástima lo que hicieron en la iglesia y en las ymágenes, quebrándolas y
acuchillándolas. El gobernador y sus hijos e hijas escaparon con mucho riesgo y después
trataron con los franceses porque no quemaran el pueblo y la yglesia y soltasen los presos
de les dar dos mil y trescientos pesos(208).
Ponce de León en los meses posteriores hace lo posible por remediar a Coro.
Finalizando 1567 emigra escarmentado a Barquisimeto donde se halla establecido a
inicios de enero de 1568(209). No volverá a Coro. Muere en mayo de 1569(210).
Cerca parte del real con una empalizada. Guardias adicionales se montan quizás
en los alrededores de lo que luego se conocería como Hospital de San Pablo, al suro-
este de la explanada; un puesto con cañones ligeros en la esquina de Caja de Agua al
norte del campamento, defendiendo la salida al mar, y otro en el río Anauco, al este,
en previsión de los Mariches. Este real o asentamiento de San Francisco se halla así
estratégicamente situado controlando las vías naturales usadas por los indios, vías
antiguas que se dirigen una al oeste, a Valencia por el valle de Juan Jorge y las minas
de oro de los Teques; otra al este en dirección a los Mariches; y otra en la puerta a la
costa, al noroeste, a través de la sierra.
La Jornada de Caracas
del tuvimos más descanso, porque los indios se fueron sujetando con más facilidad,
con que se pobló esta dicha ciudad(212).
JUAN GANTEAUME
1567. Alzan los loros el vuelo al resonar la tríada de salvas de los sudorosos arca-
buceros mientras una nube pasa, ocultando por un simbólico instante, el sol que
ilumina el valle.
Las tierras “comunales” de los vecinos para pasto de ganados y madera para
hogar se escogen al sur de la ciudad, hasta el río Guaire. Las de cultivo para los
españoles vecinos se reparten en los meses sucesivos, en razón de los méritos y
calidad del interesado (siguiendo escrupulosamente el orden consagrado en la lista
o data que se hizo para la repartición de los solares y encomiendas, comenzando
por tierras al mismo Losada) en el área de lo que ahora es El Paraíso, La Vega,
Caricuao y Montalbán, a partir de una línea límite con los ejidos de la ciudad, que
se inicia en la serranía del norte —en lengua de la tierra Guaraira Repano— baja
por la quebrada de Caroata, toca el cerro de El Calvario y termina en la serranía al
sur, pasando el río Guaire(218). De allí hacia el oeste, en las semanas sucesivas, se
reparten metódicamente las tierras por lotes de dos o tres fanegadas, a según sus
méritos, a los conquistadores vecinos.
La Jornada de Caracas
Conquistadores vecinos
1.Diego de Losada. Casa del Cabildo
2.Gerónimo de la Parra, 1568
Juan Fdez. de Leòn, 1573
3.Fco. Sánchez de Córdova
4.Francisco de Vides
5.Gabriel de Ávila
6.Francisco de Madrid
7.Francisco Maldonado de Armendáriz
8.Sebastian Díaz de Alfaro
9.Gómez de Silva Vasconcelos
Santiago de León, 1568 10.Damián del Barrio
Propuesta tentativa de solares ubicados 11.Juan y Hernando Cerrada
del reparto fundacional 12.Alonso A. de Ledesma
13.Pedro Alonso Galeas
14.Antonio Rodríguez
15.Agustín de Ancona
16.Andrés de San Juan
17.Cristóbal Cobo
Juan y Martín de Gamez
18.Pedro Mateos
19.Simón Giraldo
20.Gaspar Pinto
21.Francisco Infante
22.Sancho del Villar
23.Garci Gonzàlez de Silva, 1570
24.Andrès Machado, 1580
25.Alonso Díaz Moreno, 1570
26.Don Lope de Benavides
27.Baltazar Muñoz
A-Iglesia mayor, 1568 28.Alonso Ortiz
B-Cementerio, 1568 29.Lazaro Vásquez, 1580
C-Ermita de San Sebastián 1567 30.Juan de Riveros
D-Hospital de San Pablo, 1580 31.Bernardo Heslino
E-1ª Caja de agua, 1575 Alonso de Valenzuela
F-Ermita de San Mauricio, 1577 32.Martín Alonso
33.Antonio de Acosta
34.Diego de Henares
35.Andrés González, 1572
36.Andrés Pérez
37.Cristóbal Gil
93
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 94
JUAN GANTEAUME
Se piensa con mucha lógica también que Santiago, como nombre de la nueva
ciudad, participa del doble juego de ser patrono mayor de España y onomástico
honorífico de Diego, el nombre de pila de Losada(221). Todas son tesis interesantí-
simas y estimables.
Y pareciera lógico que así sea, pues ¿a qué atribuir este nombre y esa fecha, si
no? La asociación o relación del nombre de Santiago con la fecha de su celebración
ritual religiosa tradicional, 25 de julio (y entonces con la fundación de Caracas)
luce evidente y tanto es así que hasta Oviedo parece caer en esta fórmula, aunque
de palabra lo niegue, porque en definitiva si Caracas de primer nombre se llama
Santiago, y se asume que Losada andaba por esas fechas en una jornada fundadora
de Caracas, la ciudad lógicamente “debe” haberse fundado alrededor del 25 de
julio. Y de allí se concluye que lo que se necesita es buscar pruebas de que en efecto
94
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 95
La Jornada de Caracas
así fue. Es la lógica investigativa que ha guiado la tesis tradicional desde antes de
Oviedo hasta nuestros días.
Esperamos haber probado aquí que Santiago de León no se funda ni un día 25,
ni en el mes de julio, ni siquiera en el año1567, sino a inicios de marzo de 1568.
¿A qué se debe el nombre entonces? ¿Tiene en definitiva algo que ver en su primera
parte, Santiago, por ventura con la fecha del 25 de julio? ¿Qué pasó en esa fecha tan
notable para ser recordado en el nombre de la ciudad?
Como el paciente lector habrá adivinado por la exposición detallada que hemos
tratado de hacer de esos meses críticos de mediados del año 1567, lo que Losada
está fijando para la posteridad en el nombre de la ciudad es el día quizás en que los
indios de la costa “dieron la paz” en un acto protocolar oficial y solemne, luego de
la previa Batalla de Maracapana, en la que estos aborígenes de Caracas son derro-
tados, y de alguna forma decirle a la Historia cuando sucedió tal acontecimiento a
celebrar como victoria castellana local.
Este hecho de armas, en nuestra opinión, debe haberse producido —y así parece
probarlo el primer nombre de la ciudad—, poco antes quizás del 25 de julio, fecha
de profundo simbolismo para los castellanos por ser la del patrón de España:
Santiago apóstol, o en su acepción marcial castellana: Matamoros. Luego de la
batalla, los caciques derrotados de la costa manifestarían su deseo de paz y Losada
en uso de su poder como autoridad castellana del rey les indicaría el día para el
solemne acto la fecha religiosa del 25 de julio próxima, día de Santiago. Los caci-
ques del interior, quizás por influencia del tenaz Guaicaipuro, no lo hicieron, retra-
sando entonces Losada prudentemente la fundación jurídica formal de los dos
95
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 96
JUAN GANTEAUME
Los indicios documentales, tal como los hemos expuesto, concuerdan y hacen
coherente esta hipótesis. Puede asumirse sin dificultad que entre el rechazo a la
petición de licencia al corsario por Ponce de León —en Coro y en junio—,
contando con el regreso de Valier a Borburata, la posterior comunicación con los
caciques de la costa y las laboriosas discusiones entre estos y Valier para el cómo,
dónde y cuándo del ataque, así como los necesarios preparativos tanto por parte
de Valier como de sus aliados para asegurar una acción exitosa frente a Losada, ha
podido fácilmente gastarse una o dos semanas hasta entrar o avanzar en julio, el
mes de Santiago.
Losada, al fundar sus ciudades, tuvo muy en cuenta (diríamos que con raro
sentido histórico) la trascendencia de los hechos que habían conducido a la paci-
ficación de la indómita provincia. Su hueste había cumplido la real cédula de
1563. Habían servido a su reino, “leal y fielmente, como buenos vasallos”.
Losada tenía dos ciudades por fundar, dos nombres para elegir y una fecha
memorable de victoria castellana para solemnizar.
La Jornada de Caracas
Es muy probable que este nombre mariano de Nuestra Señora para el nuevo
poblado haya sido también, a la hora de escoger, más del gusto de los pobladores
vecinos de Caraballeda, pues siendo como eran muchos de ellos habitantes antiguos
de la fenecida Nuestra Señora de Borburata, votarían por este nombre religioso para
Caraballeda, como sucesora exacta que imaginaban sería su flamante nuevo asenta-
miento, pero concediéndole a Losada como capitán poblador su derecho a elegir la
advocación a la devoción mariana de su patria chica en España.
1. Caracas: es la más fácil y evidente. Se dispuso como era usual por el nombre de
la provincia.
2. Santiago: Su primer nombre, por ser el día fijado para que los indios dieran la
paz, el Día de Santiago 25 de julio de 1567, fecha memorable para estos castellanos
en que se logra la pacificación de los primeros indios de Caracas,
3. de León: quizás por reflejar este día el verdadero día de la fundación, 1 de marzo
de 1568, día de San León, o por ser el onomástico más digno o importante de esos
días iniciales de marzo —según la subjetiva valoración religiosa de la época, para el
santoral castellano de entonces—. Es un indicio final muy sugerente a nuestro juicio
en cuanto a la real fecha de fundación de la ciudad, si aceptamos inicios de marzo
como lapso de fundación.
JUAN GANTEAUME
Es esta pues, nuestra propuesta para este otro tema de gran polémica.
98
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 99
La Jornada de Caracas
Notas
2 En propiedad, historiador nacido en Bogotá, criado en Lima y casado con una criolla
mantuana.
4 Hablando de la obra del hermano N. María, Demetrio Ramos afirma: “...los docu-
mentos que presenta son tan decisivos que incluso cabe pensar en una cuestión
resuelta… Muchas referencias documentales contiene la obra, todas ellas confirmato-
rias de ser el año 1567 el de la fundación…”. Ramos: ob. cit, p. 310 y 311.
En defensa de esta posición se ha llegado a términos de manifiesto de fe: “...La conclu-
sión personal a la que hemos llegado… nos colocan en el numeroso grupo de aquellos
que consideran verdadera y exacta la tesis tradicional de que Caracas tiene su origen el
25 de julio de 1567…”. Martínez: ob. cit., p. 105.
JUAN GANTEAUME
La tesis de J. Febres, no obstante los errores de análisis que a nuestro juicio contiene,
y que Ramos “tan inteligentemente descubre los puntos débiles que pueden existir”,
se acerca mucho a las ideas de esta nuestra tesis. Febres considera, al igual que
nosotros “…que es después de haber fundado Caraballeda, cuando Losada regresa
al interior…” y funda Santiago de León en 1568. Ramos: ob. cit., p. 306.
8 Ibíd., p. 309.
Ramos se refiere a la Carta al rey publicada por N. María en su obra sobre la funda-
ción de Caracas, la cual usa María para “probar” una supuesta “fundación” de
Santiago de León en 1567.
La Historia del hermano Nectario María —que sigue fundamentalmente a Oviedo
aunque lo critique tenazmente a cada paso— permanece como el mejor trabajo
hasta la fecha sobre la conquista y fundación de Caracas, exceptuando quizás el
clásico de Oviedo y Baños. Sirve de rico complemento documental sobre el área y
el período, aunque se orienta a tratar de apoyar la tesis del historiador provincial
Oviedo y Baños de una fundación de Santiago de León en 1567.
El trabajo de Jerónimo Martínez es, a su vez, un análisis específico de las pruebas
que presenta el hermano María a favor de la tesis de Oviedo.
Demetrio Ramos por su parte hace un estudio profundo y serio de todo el
problema, incluyendo y rebatiendo la hipótesis revisionista. Su análisis lo lleva, sin
embargo, a aceptar también la tesis tradicional de fundación en 1567.
100
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 101
La Jornada de Caracas
JUAN GANTEAUME
19 No recoge todas. Faltan, por ejemplo, la del propio Ponce de León de 1567 y las del
obispo Agreda de 1569 y 1574. Vid. Bermejo: ob. cit., p. 28.
21 Ibíd., p. 123. Copiamos la versión de este por parecernos más completa y fiel que la
de Bermejo.
22 Ibíd., p. 119.
La Jornada de Caracas
25 AGN. Encomiendas, t. XXIX, f. 166, citado por María: ob. cit., p. 316.
26 No era, al parecer, una norma absoluta sin embargo: En el primer y segundo cabildo
de Santafé de Bogotá, (fundada el 6 de agosto de 1538 y cuya formulación jurídica,
como Borburata, se hizo por etapas, perfeccionándose en dos años sucesivos), repi-
tieron los alcaldes.
Lo vetado era que todo el cuerpo edilicio, incluyendo regidores, perdurara al
siguiente año electivo. Más aún hacia 1567, en el que las leyes de Indias sobre este
aspecto regían con más orden. Años después en Caracas se crearán por gracia real
particular algunos regidores perpetuos y otros hacia 1594 se harán vendibles.
27 María: ob. cit., p. 291-292 citando AGI. Justicia, 93, f. 911ss. Nombramiento de
Gutierre de la Peña para jefe de la expedición contra los indios Caracas. Coro, 18
de enero, 1564.
JUAN GANTEAUME
32 Así lo declara el mismo García Pineda: “…como escribano que he sido por S.
M. en esta ciudad y gobernación, he tenido en mi poder y tengo los Registros
Generales que se hicieron por el dicho capitán Diego de Losada al tiempo que
pobló las dichas ciudades y repartió los naturales y lares y tierras en nombre
de su majestad…” AGN. Encomiendas, t. XLV, f. 118 citado por Bermejo: ob.
cit., p. 20.
34 “Entonces hace Losada los Registros Generales que son propiamente el Acta
(o sea todo lo actuado)”. Bermejo: ob. cit., p. 53.
Estos autos fundacionales estuvieron en manos de Andrés de San Juan, Garcí
González de Silva, Pablo de Ponte y Alonso García de Pineda, entre otros escri-
banos y regidores.
36 Vid. [73].
37 [24].
38 [25].
40 AGI. Santo Domingo, leg. 78, citado por A. Rumeu de Armas. Viajes de Hawkins
a América, p. 425.
41 Ibíd., p. 184.
104
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 105
La Jornada de Caracas
46 Adelante ofreceremos una hipótesis sobre la causa del nombre de Santiago de León
que se escogió para la ciudad.
48 Trujillo de Venezuela, sin ir muy lejos, es uno de estos casos: fundada como ciudad
castellana más de una vez, con varios cambios de nombre, despoblada y hasta
mudada de sitio, aún reclama como fecha de su fundación 1557, la más antigua.
Nosotros nos inclinamos por enfatizar en todo este caso la importancia que adquiere
el cambio de nombre de un asentamiento como forma de definir en aquella época
105
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 106
JUAN GANTEAUME
su “juridicidad” legal como ciudad nueva castellana sobre la cual actuará el Cabildo
que la represente oficialmente en adelante.
49 Vid. [21].
51 Vid. [30]
55 Ibíd., p. 82.
La Jornada de Caracas
60 “...el cual entró por marzo del sesenta y siete años…”. Relación de Pimentel. Caracas,
1578. María: ob. cit., p. 122.
66 En rigor, haría falta, quizás, algo más que una declaración de Vásquez, Silva o Pineda.
Una copia del protocolo o acta primera de erección del cabildo de 1568. Pudiera
existir trasladado en otro legajo de pleito por encomiendas, solares o tierras, en
Caracas, o en Sevilla. Si se sabe el año cierto, como ahora, quizás sea más fácil ubicarlo.
No obstante, si se aceptan declaraciones y testimonios como pruebas de una supuesta
fundación en 1567, estas de Pineda, Vásquez y Sánchez de Córdoba son igual de
buenas, así como las de Garcí González y Fernández Trujillo. Con el agregado de que
refuerzan y precisan otras pruebas deducidas de hechos constatados y documentos
fidedignos —hasta con la propia declaración de Ponce de León— que impiden situar
la fundación en 1567.
68 Sobre la vida de los Desque, tenemos en prensa un trabajo en prensa de título Chuao
antes de la Obra pía: 1567-1671 donde ofrecemos una biografía lo más completa
posible de estos personajes. Vid.
107
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 108
JUAN GANTEAUME
69 Algunos aún debaten sobre quién fundó y cuándo San Francisco, pero nadie discute
que Fajardo fundó El Collado, y que lo hizo antes. Aceptarlo no tiene consecuencia
histórica que altere el esquema usual aceptado de la fundación de Caracas.
70 Oviedo dedica el primer párrafo del capítulo X, libro V, a Caraballeda. Expone los
motivos que le parecen apropiados para justificar su fundación; describe la compo-
sición de su primer cabildo, e inmediatamente pasa a las supuestas causas de su
extinción, sin fecharla. Es todo.
No lo hacen mejor María ni los otros autores que estudian la Jornada de Caracas.
Manuel Pérez Vila analiza con más seriedad la historia de Caraballeda, obligado por
el tema, los orígenes de La Guaira. Vid. M. Pérez Vila. Orígenes Históricos, en la
obra La Guaira, Ediciones Armitano. Caracas, 1981.
71 Por ejemplo: “...Diego de Losada conoció muy bien la necesidad de tener un puerto
en las costas del mar Caribe para las relaciones con Santo Domingo, con el mismo
Coro y Borburata, y decidió proceder a su fundación sin la menor demora...”.
María: ob. cit., p. 137.
Pérez Vila. niega por fin que Caraballeda tuviera su causa de origen como puerto
de Santiago de León. Era pues Caraballeda una ciudad, —la ciudad, a falta de
otra— que había que fundar por mandato de real cédula, simplemente. De ahí su
origen.
73 Ibíd., citando “Libro de Noticias e Índice General de las cosas más particulares…”
de Oviedo y Marcos José Rivas. Debe ser el comúnmente conocido como Tesoro
de Noticias.
75 Juan Fernández Trujillo, que conocía la lengua de estos indios de Caracas declaró:
“...cuando este testigo entró a la conquista de esta provincia con Diego de Losada
que vino por general de ella, oyó y entendió la grita y algaraza que les daban,
diciendo en su lengua «a qué venís acá, que os hemos de comer como a vuestros
compañeros»…”. Briceño: ob. cit., p. 684.
La antropofagia ritual como forma de apropiación de la fuerza o espíritu del
enemigo vencido está ampliamente probada y explicada para pueblos de todas las
épocas y regiones del mundo.
En este caso de la declaración de Fernández Trujillo ni siquiera es prueba conclu-
yente de que así haya sucedido: Puede concebirse lo oído por Fernández Trujillo
como “guerra psicológica”, otra forma de lucha más de estos guerreros Caracas, para
quebrar la moral de los expedicionarios en su intento de entrada, como probaron
exitosamente con Bernáldez en su fracasada expedición que se devuelve a Valencia
por miedo, dos años antes que Losada.
108
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 109
La Jornada de Caracas
77 Ibíd., cap. X.
78 Ibíd.
Nótese en su obra que el paréntesis —propio— en la frase de Oviedo es sobre el
año, no sobre el mes.
83 Ibíd., p. 407.
84 Ibíd., p. 409.
85 Domingo Giral: “Le vido morir este testigo en su tierra y nación…”. Ibíd., p. 360.
Indio Almere: “donde el dicho Guaicaipuro vivía y donde lo mataron…”. Ibíd.
Indio Arue: “Suruapo, que es donde lo mataron los cristianos…”. Ibíd.
87 Ibíd., p. 380. Pedro Mateos quedó vecino en Barquisimeto y allí finalizó su vida
como prominente miembro de la élite social de esa ciudad.
En el pleito por los indios de Guaicaipuro, esta encomienda se le otorga seguida-
mente (aparentemente por el crédito de su mujer, Isabel de Trujillo, según declara-
ciones) al portugués Andrés González, de nula figuración social hasta entonces, que
no fue caudillo o capitán, y quien ni siquiera fue de los conquistadores que entraron
109
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 110
JUAN GANTEAUME
90 A él no le aplican lo que el propio autor señala a Gil González Dávila: “…no dudo
erraría el día quien con tanta claridad erró el año…”. Ibíd.
93 “…Oviedo pareciera ejercer una especie de poder mágico sobre quienes le estudian
y citan…”. A. Lemmo. Historiografía colonial de Venezuela, 2ª ed. Caracas, 1982,
p. 114.
“…Hay cientos de artículos y monografías sobre el autor y su obra con una carac-
terística que se convierte en “constante” en la historiografía colonial: escasa elabo-
ración conceptual…”. Ibíd., p. 110.
110
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 111
La Jornada de Caracas
95 Ibíd.
99 Otra vez parece acertar Julio Febres, quien rechaza de plano por parecidas razones
la susodicha crónica: “…pero esa fuente no fue seguramente la pseudo epopeya de
Ulloa, sino algún cuaderno o diario de escribanos…”. Febres: ob. cit., p. 20,
Febres, además, previene sobre la data cronológica incierta de la Batalla de la
Quebrada: “…La posterior expedición de Rodrigo Ponce contra los Tarmas no es
posible fijarla bajo ningún aspecto, ya que las débiles muestras cronológicas que ha
venido ofreciendo Oviedo, faltan totalmente de ahora en adelante en cuanto se
refieren esos sucesos a la conquista del valle y fundación de Caracas…”. Ibíd.,
p. 55.
102 Ver el título de encomienda en: Manuel Pinto. Los ejidos de Caracas, Caracas,
1968, p. 78 y 79 citando AGN (repositorio actual del documento, por traslado del
anterior). Tierras, “M”, No. 1, de 1770, Autos seguidos por José Antonio Mendoza
con los indios de Baruta. Las declaraciones de Carrasco y Martín, vivos aún en 1596
en Margarita, y su actuación con Fajardo en: Montenegro: ob. cit., p. 267 reprodu-
ciendo AGI. Santo Domingo, leg. 20.
111
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 112
JUAN GANTEAUME
103 Desconocemos la fuente documental del supuesto nombre de “Fernán” para Ulloa,
que algunos le asignan. En nuestro trabajo continuo de investigación sobre los más
mínimos personajes de Caracas de fines del XVI no hemos hallado, fuera de la mención
de esta Acta de Cabildo, ningún rastro de vida de algún Ulloa entre vecinos, “mora-
dores” o “estantes” de la ciudad por esas fechas.
Bermejo se atreve hasta a reconstruir —con intención de prueba— los que para ella
son vestigios de un romance del siglo XVI, escondido en la construcción sintáctica de
la prosa de Oviedo, al tratar este de la Jornada de Caracas. Bermejo: ob. cit.
Es posible, desde luego. Pero confesamos que no lo vemos claro:
El elegante y rítmico “estilo Oviedo” lo percibimos a lo largo de toda su narración (al
menos nosotros que, como legos, leemos a Oviedo como leemos a Cervantes o Lope
de Vega, sin profundizar en detalles de métrica).
Este estilo cultista y barroco, propio de Oviedo, quizás se enfatiza ciertamente en el
tema de Caracas, que evidentemente es su preferido, pero no por ello deja de estar
presente en toda la obra, que tendría que pasar —en rigor— por similar análisis
métrico de supuestas reliquias octosílabas ocultas.
En todo caso quedan los graves interrogantes expuestos arriba, que no apuntan a lite-
ratura sino a historia, que pensamos tocan concretamente el fondo del problema de las
fuentes en Oviedo y que no son hipótesis sino inconsistencias muy patentes que deben
ser por fuerza explicadas primero desde su faceta historiográfica, como corresponde, si
se quiere especular luego —sin contradicciones— sobre un supuesto poema subya-
cente coetáneo que haya guiado su obra.
107 “…y en Salamanca [valles del Tuy] le dieron a Francisco Infante trece heridas muy
penetrantes los indios y a este testigo otras seis o siete, y mediante el favor de Dios este
testigo con una espuela jineta, que atado pudo tomar, se defendió y quitó al dicho
Francisco Infante e a los demás de poder de los dichos indios y se fueron retirando a
otra provincia de indios que llaman los Teques…”. AGN. Encomiendas, t. XXXIX,
f. 176 vto.
108 Más aún, se comprueba que este hecho heroico de Garcí González no formó parte del
supuesto poema de Ulloa desde que el mismo Oviedo afirma que tuvo noticia del caso
en documentos coetáneos, que deben ser los mismos que presentamos aquí como refe-
rencia. Expresa pues Oviedo, explícitamente, el origen de esta singular noticia, por lo
que no puede ser Ulloa su fuente, en este caso al menos. Vid.
La Jornada de Caracas
JUAN GANTEAUME
ambas áreas, para esa fecha, en la misma provincia cultural caribe, según la antro-
pología etnohistórica usualmente aceptada hasta ahora.
110 Fray Jacinto de Carvajal. Descubrimiento del Río Apure, Madrid, 1985.
Morón en una nota en su obra reconocía en 1977 la urgencia de una edición crítica
de la Historia del clásico cronista caraqueño. Informaba que la delicada misión se
había encomendado a un historiador hispano, Demetrio Ramos, de cuyo análisis
crítico de la fundación de Caracas algo hemos comentado. Esperamos por tal
edición, mientras se consigue algún mediano historiador criollo capaz, que debe
haberlo —sin duda—para esta tarea. Morón: ob. cit., p. 353.
112 La constancia de que esta fundamental Residencia a Ponce de León se realizó nos
la dan varios testigos. Uno de ellos Martín de Arteaga, antiguo vecino que habría
sido nombrado como teniente de gobernador en Coro en 1568, cuando Ponce
emigra a Barquisimeto, por lo que estuvo sujeto a residencia como integrante de la
gestión de Ponce de León. Declaró posteriormente que había sido teniente de
gobernador en Coro de Pedro Ponce de León y que Andrés de San Juan había ido
como juez de residencia “…y tomó a este testigo la residencia… y que tomada la
residencia se fue con ella…”. Residencia a Pedro Ponce de León y don Francisco de
Chaves. Coro, 1571. AGI. Justicia, leg. 87 en AGN. Traslados, No. 1391, t. III,
f. 518.
Otro testimonio: “…y porque el dicho Francisco de Chaves fue proveído por el
audiencia real de Santo domingo por gobernador…por fin y muerte del dicho don
Pedro Ponce de León y tomó la dicha residencia al dicho don Pedro e a sus
oficiales…”. Pedro Pérez, 40 años, vecino de Valencia, febrero 1571. AGI. Justicia,
leg. 87. Residencia a Chaves en AANH. Traslados, colección Caracas, N° XX-54,
t. II, f. 293.
113 Mazariegos llega a Coro el 5 de diciembre de 1570. AGI. Justicia, leg. 87.
El título completo de los traslados según las copias en la Academia de Historia vene-
zolana y en el Archivo General de la Nación es el siguiente: Residencia Tomada a
Don Pedro Ponce de León y Don Francisco de Chaves, Gobernadores que fueron
de la provincia de Venezuela y a los Justicias de su tiempo, por Diego Mazariegos,
año de 1571.
La Jornada de Caracas
115 El viaje realizado por el patrón John Hawkins. H. Georget y E. Rivero. Herejes en
el paraíso, Caracas, 1992, p. 83.
Se trata del primer viaje a las costas venezolanas de Hawkins, en 1565. Adelante
se verá por qué a Hawkins estos indios de Caracas —sin duda— le hubieran
tratado magnánimamente, buscando la alianza del corsario, enemigo de sus
enemigos.
Cuando Hawkins llega al puerto de Borburata, comentando el suceso, los vecinos
ladinamente componen a su favor la evidente debilidad que implicaba no poder
controlar como españoles una costa tan cercana, acusando a estos indios de atacar
“toda nave de cualquier nación”, indiscriminadamente.
Era un doble juego: aparentando prevenir a visitantes peligrosos que amenazan
quemar Borburata, estos vecinos, mostrándose leales amigos, buscaban en realidad
alejar a los corsarios de alianzas con estos indígenas enemigos de los españoles. Los
de Hawkins creyeron el cuento, como se ve. Otra referencia adicional de ataque a
buques en esa costa en 1567 en Oviedo: ob. cit., lib. V, cap. II.
116 No es casual que los primeros pobladores habitantes de Caraballeda hayan sido en
su inmensa mayoría vecinos de Borburata o Margarita, antiguos pobladores de El
Collado.
Entre estos vecinos iniciales estuvieron Lázaro Vásquez, Abrahán Desque, Justo
Desque, Gaspar Tomás, Gaspar Pinto, don Julián de Mendoza, Andrés Machado,
Andrés González, Juan Ramos, Juan Fernández de León, Jorge Pimienta, Juan
Fernández Trujillo, Juan de San Juan, Alonso Pérez de Valenzuela, Juan Pérez de
Valenzuela, Luis de Seijas, Pedro Martín de Neira. Antonio de Acosta, Pedro de
Montemayor y Antón Carrasco, que con Fajardo llegó a tener encomienda en San
Francisco, (Vid. [102]) pero que al parecer no permaneció como vecino en la nueva
Caraballeda.
117 Fajardo se abasteció de armas en Margarita, así como de los valientes guaiqueríes
aliados, que hablaban el idioma de esa costa. Su última y fallida expedición en
1564, según declaración de testigos en Margarita posteriormente, estaba prevista
realizarse por tierra, siguiendo la ruta de Villegas y Díaz Pereira. Vid. Montenegro:
ob. cit., Anexo II.
Esta fallida expedición estaba tan bien apertrechada de implementos de guerra que
suscitó la envidia de Alonso Cobos, teniente de gobernador de Cumaná por
115
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 116
JUAN GANTEAUME
120 “…y quedando acordado entre los dos el tiempo en que se habían de juntar en la
Borburata, se partió [Juan de Salas] a poner por obra su promesa, dejando a Losada
muy gozoso por la felicidad que prometían tan favorables principios…”. Oviedo: ob.
cit., lib. V, cap. I.
121 Una estrategia combinada idéntica por mar y tierra fue la que aplicaron Garcí
González y Cristóbal Cobo en sus respectivas jornadas de conquista de los
Cumanagotos, algunos años más tarde.
122 Testigos registran que Alonso Pérez de Valenzuela, vecino de la élite, había comen-
zado a construir por su cuenta un reducto: “…y que Alonso de Valenzuela comenzó
a hacer una cerca de piedra que al parecer fuera harta defensa para este pueblo si se
acabara… porque se recogería allí el pueblo con sus haciendas; especialmente sería
bastante defensa para los indios…”. Amador Montero, 70 años. Coro, abril 1565.
AGI. Justicia, leg. 93, f. 459 vto.
La ubicación de la antigua ciudad de Borburata se ha querido situar en el ancón
donde actualmente se hayan los astilleros navales nacionales. Pensamos, por los
indicios documentales —que describen algo del área de la primera ciudad—, que
116
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 117
La Jornada de Caracas
124 E. Arcila Farías. Libros de la hacienda pública de Nueva Segovia 1551-1557. Serie
Proyecto Hacienda Pública Colonial Venezolana, vol. III, p. 98.
126 Carta al rey de Ruiz Vallejo. Barquisimeto, 21 de abril de 1568. AGI. Santo
Domingo, leg. 78.
127 Ponce de León, a pesar de lo que luego diría el obispo Agreda, fue un caso singular
de temeraria resistencia al chantaje clásico del corsario: “la plata o la plaza”.
Niega como un virrey el pago por este concepto a todas las escuadras “piratas” que
ese año de 1567 hacen turismo de aventura por su temible gobernación.
Sólo cuando se descubre él mismo una noche estrellada montado en un jadeante
caballo que hace de residencia ahora del gobernador, mirando de soslayo al arcabu-
ceado obispo que aprieta un cáliz salvado de su catedral de paja, aferrado a las crines
de un burro por palacio episcopal, teniendo entonces Ponce de León que aceptar
por fuerza que no son cantos de victoria a la distancia los polifónicos alaridos de
casi veinte vecinos rehenes colgados de los dedos de los pies, para escarmiento de
sus desvelos, y que los miserables desnudos en cueros que a su espalda le claman
por Cristo transarse con los franceses no son indios de guayuco en la oscuridad,
sino vecinos españoles huidos y esquilmados —a resguardo en el espinar, de las
balas de los corsarios que han tomado por sorpresa Coro— es que accede a tratar
términos de mejor acuerdo con estos “caballeros” y al pago del rescate del pueblo
—la plata por la plaza—, rescate que reparte equitativamente entre los interesados
y afectados, logrando reunir 2.300 pesos que entregan con muchas venias los expo-
liados a monsieur l´Corsaire el 10 de septiembre de 1567.
Vid. F. A. Maldonado. Seis primeros obispos de la iglesia venezolana en la época hispá-
nica. 1532-1600. BANH-117, p. 200 ss.
117
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 118
JUAN GANTEAUME
129 L. Britto García. Demonios del mar. Piratas y corsarios en Venezuela, 1528-1727.
Caracas, 1998, p. 217.
118
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 119
La Jornada de Caracas
Valier, francés, protestante hugonote y anticlerical, también destruye ese año con
igual saña la iglesia de Coro. Pudo ser Valier en vez de Sores el destructor de
Margarita.
132 Carta al rey de Ruiz Vallejo. Barquisimeto, 1568. AGI: ob. cit.
El contador está mencionando tan sólo el pago registrado en dinero. Sumado al
robo de bienes se estimó todo en 4.000 pesos, según testigos.
133 Este es el primer robo que sufre el obispo, el segundo será con Valier en Coro, unos
meses más tarde.
134 Obispo Agreda. Coro, 3 diciembre 1567. Maldonado: ob. cit., p. 206.
135 Hernando de las Viñas. Coro, 1572. AGN. Traslados, Colección Caracas, n. 535,
p. 110-111.
Britto afirma que la flota se componía de cinco naves a Indias pero que en una
tormenta pierde cuatro, “...y con la nave capitana y algunos pataches auxiliares cae
sobre Margarita…”. Britto: ob. cit., p. 218.
Testigos afirman que eran dos las naves corsarias: “...y estando en la ciudad de
Borburata confirmando [el obispo Agreda], llegaron dos navíos corsarios franceses
y robaron el pueblo y al dicho señor obispo…”. Juan de Villarroel. Coro, 3
diciembre 1567. Maldonado: ob. cit., p. 215.
136 Declaración del obispo Agreda. AANH. Traslados, vit. II Salón144, p. 18. Relación
de los robos de los corsarios y piratas desde 1559.
137 Según María T. Bermejo, Losada funde oro en Borburata el 7 de febrero. Quizás Sores
había partido ya. Bermejo: ob. cit., p.17.
Según testimonio de “Artigas” en Coro en 1572. Puede ser mala trascripción por
Martín de Arteaga, prominente vecino de Coro. Briceño: ob. cit., p. 614.
Este testigo declara además que acompañó a Losada en la Jornada y confirma de pasada
que la fundación de Santiago de León fue “en marzo” (la edición extractada de Briceño
lamentablemente no reproduce textualmente esta parte de su declaración. Se limita a
mencionarlo. Faltan en dicha obra las referencias específicas para su localización en
Traslados del AGN).
Curiosamente ni un Artigas ni un Martín de Arteaga se incluye en ninguna de las listas
de Oviedo o María de los que entraron con Losada, aunque evidentemente fue uno
de ellos.
JUAN GANTEAUME
139 “...y considerando que el aguardar a Juan de Salas era malograr la oportunidad que le
ofrecía el tiempo favorable…”. Oviedo: Ibíd.
140 Alonso Ruiz Vallejo. AGN. Encomiendas, t. XLVI, f. 150 ss citado por Bermejo: ob.
cit., p. 59.
142 La de Barca es una de las cinco armadas que ese año visitan Borburata, según la infor-
mación de Vallejo: “…han venido cinco armadas al puerto de Borburata…”. Rumeu:
ob. cit., p. 425.
144 “...ha oído decir que el dicho Andrés de San Juan rescató dos negros o negras de un
corsario francés que se decía Pedro Barca, los cuáles dicen que llevó a Santo Domingo
a vender…”. Martín Sánchez. Coro, 1571. Residencia a Hernández de Chaves. AGN.
Traslados, 1391, t. III, f. 516.
151 De la siguiente forma: Tres días de marcha hasta el Valle del Miedo —o de Cáncer—
según narra. Tres días de espera por la expedición de reconocimiento de Pedro García
Camacho. Un día de ascenso hasta las “sabanas altas” de la loma de Terepaima. Otro
hasta Las Lagunillas. Al día siguiente es la Batalla de San Pedro. Oviedo. Ibíd.,
cap. III.
120
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 121
La Jornada de Caracas
152 Lázaro Vásquez había sido alcalde de El Collado con Fajardo y es uno de los que,
cuando esta se despuebla, pasa a Borburata. Andrés Machado “...era frecuentador
de jugadores e tahúres e que en el puerto de la Borburata tenía taberna pública…”.
Residencia a Hernández de Chaves. Barquisimeto, enero 1571. AGI. Justicia,
leg. 87 en: AANH. Traslados, t. 53 a 55. f. 427.
154 Ibíd., citando textualmente: “Carta de los Oidores al rey del 12 de mayo de 1567.
53-6-5, t. II f. 438 Arch. Indias”.
Britto reproduce parte de una carta que quizás es la misma: “...Agora tuvimos aviso
de la Margarita cómo después de haber llegado allí cinco navíos franceses, llegaron
allí doce navíos, los cuatro franceses y ocho yngleses, muy bien aderezados de armas
y artillería, y con rescates y negros…”. Britto: ob. cit., p. 169, citando a: Manuel
Pinto. Visión documental de Margarita y este a su vez: AGI. Santo Domingo, leg.
71 “A Su Majestad del Audiencia de Santo Domingo, XIIII de mayo de 1567”.
155 N. María registra varias declaraciones de testigos en que vieron a Lázaro Vásquez
embarcarse en Borburata en la expedición de Juan de Salas: “…y vio esta testigo
como el dicho Lázaro Vásquez salió por la mar en piraguas de hacia la Borburata,
el susodicho y otros soldados con armas y municiones, y se vino a encontrar con el
dicho capitán Diego de Losada y le dio la obediencia…”. Leonor de la Cueva.
María: ob. cit., p. 136 citando: Información de Fernando de Saavedra. AGI.
Escribanía de Cámara, leg. 678 B, pieza 14 fs. 200, 2003 ss.
156 La espera tuvo que ver quizás con el estado de Diego de Paradas, mal herido en el valle
de La Pascua. Es un hecho registrado del que se dispone de documentación: “...y
nombraron por capitán un indio que llamaron los españoles El Jirahara el cual vino
sobre los españoles en el valle que dicen de La Pascua e mató al capitán Diego de
Paradas…”. Residencia a Mazariegos. Caracas, 1576. AGN. Traslados: ob. cit., t. I,
p. 313.
El Jirahara, según Oviedo, era Guayauta. Es apresado y mantenido por Losada casi
un año, para liberarlo posteriormente, al creerlo ya amigo. Fue un error. Les hace una
guerra sin cuartel con muerte de dos españoles, una decena de indios ladinos y dieci-
siete caballos. Vid. Oviedo: ob. cit., lib. V, cap. IV.
157 Lázaro Vásquez. Caracas, febrero de 1589. [45], citando AGN. Encomiendas, t. IV.
158 Diego Ruiz Vallejo. Barquisimeto, 18 de abril 1568. Rumeu: ob. cit., p. 425.
159 Ibíd.
121
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 122
JUAN GANTEAUME
160 “…los que más padecieron fue un Ancona e un Santos de Vergara, el uno vecino del
dicho pueblo [Borburata] y el otro vecino del Nuevo Reino…”. Juan de Villarroel.
Coro. AANH. Traslados, vit. II 144, p. 61.
Agustín de Ancona pues, tampoco entró con Losada por la loma de Terepaima,
aunque así lo registren las listas de Oviedo y María: Vid.
161 No fue nada desventajosa la operación para estos mercaderes. Cada esclavo salió a
menos de cien pesos. Una ganga si se tiene en cuenta que su precio de venta normal
generalmente superaba los 200 pesos.
163 Ibíd.
164 Que como alcalde de Nueva Xerez de Nirgua acababa de hacer un enorme castigo
sobre los Jiraharas de esa zona por haber muerto unos soldados bisoños que vagaban
por esos lugares (de los huidos —como Garcí González— del insufrible carácter de
Pedro Maraver de Silva, que pasó por Valencia en su trágica expedición a El Dorado).
San Juan aprovechó la excusa para cautivar un grupo de 28 indios, entre jóvenes,
mujeres y niños que llevaba encadenados en colleras a vender ilegalmente a Coro. Por
este crimen fue posteriormente condenado ejemplarmente en juicio de residencia.
167 “…e oyó así mismo decir por muy cierto que los mesmos habían quemado la villa
de Cumaná…”. Juan de Frías. Coro. AGN. Traslados, Colección Caracas, t. 535,
p. 104.
Juan de Frías fue al parecer alcalde de Coro junto con Bartolomé García en 1567,
según declaró Domingo Martín. Coro, 1571. AGN. Traslados, Residencia a
Hernández de Chaves: ob. cit., t. III, f. 493.
168 Diego Ruiz Vallejo: Coro, 1568. Rumeu: ob. cit., p. 426.
169 Hernando de las Viñas, 30 años. Coro 1572. AANH. Traslados, vit. II 144, p. 33.
122
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 123
La Jornada de Caracas
174 “...vio esta testigo cómo salió Lázaro Vásquez de la dicha Borburata por la mar en
piraguas con soldados a su costa, con armas y municiones y se vino a encontrar con
el dicho capitán Diego de Losada en Maiquetía...” Declaración de Juliana
Hernández. María: ob. cit., p. 282 (s/f )
175 Rumeu: ob. cit., p. 405 citando AGI. Justicia, leg. 93.
Cuando en 1569 llega la Real Cédula para investigar los robos que los piratas y
corsarios habían hecho en la provincia y castigar culpados cómplices como Pacheco,
este ya había huido.
177 Losada ya para entonces sabía que Borburata había sido quemada por Valier, según
la declaración de Viñas que estaba presente cuando estos llegan a Maiquetía: “…los
cuáles o parte dellos se decía por muy público habían robado cantidad de moneda
e hacienda en el puerto de Borburata y lo habían quemado del todo…”, Ibíd.
178 Real Cédula. Madrid, 3 febrero 1569. AGI. Santo Domingo, 899-H-2 citado por
María: ob. cit., p. 307.
La cédula habla de un hijo de Ponce de León. O se embarcaron los tres hijos con
Valier a Coro, o dos de ellos no participaron en la Jornada de Caracas, a pesar de
lo que registran las listas de Oviedo y María, pues cuando el enfurecido Valier ataca
finalmente Coro, el 8 de septiembre, consta que junto a Ponce de León se hallaban
todos sus hijos: “…el gobernador y sus hijos e hijas se escaparon con mucho
riesgo…”. Diego Ruiz Vallejo. Barquisimeto, 1568. Rumeu: ob. cit., p. 426.
Un testigo afirmaría luego: “…don Rodrigo Ponce de León se hallaba en Coro con
su padre cuando los corsarios atacaron…”. Juan Gil. Coro, 1572. AGN. Traslados,
Cartas de Gobernadores, t. 535, p. 123.
180 Ibíd.
181 Residencia a Hernández de Chaves, 1571. AGN. Traslados: ob. cit., t. III, p. 1148.
182 Real cédula de 1569. AGI. Santo Domingo, 899-H-2, citado por María: ob. cit.,
p. 308.
123
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 124
JUAN GANTEAUME
184 Ponce de León. Carta al Rey, Coro, diciembre 1567. María: ob. cit.
“Poblazón”, aunque generalmente se transcriba como “población” tiene en este caso
quizás un sentido que tira más hacia “poblamiento” como proceso.
“Pláticos” se ha trascrito usualmente como “prácticos” en el sentido de experimen-
tados. Pero quizás deriva de “plática” o conversación, en el sentido de saber estos
indios de la costa cómo comunicarse con los corsarios desde tiempo atrás. A esto
nos referíamos en nota arriba cuando comentamos el paso de Hawkins por esta
costa y lo que le dijeron luego los vecinos de Borburata. Vid. [115].
191 Para Oviedo, mantuano por matrimonio y educación, y empeñado como él mismo
confiesa en rescatar las gestas épicas de los fundadores de Santiago de León, la sola
sospecha (que quizás trasciende de los vagos documentos que está manejando) de
no ser ésta la ciudad primada de Losada (sino la olvidada Caraballeda), pareciera
haber hecho una desagradable mella a la gloria con que intenta enaltecer la pobla-
ción de su adoptada Caracas. A nuestro juicio ello quizás le lleva a variar su esquema
preformado de fundación y ubicar el famoso capítulo VII —que si se examina aten-
tamente se concluirá que puede insertarse casi en cualquier parte de su gesta—
significativamente antes de la Batalla de Maracapana.
193 Ibíd.
Baruta era de nación Teque, quizás hijo de Guaicaipuro, según algunos. No se
nombra, como se ve, a Carapaica, que era de nación Mariche, según declaró Garcí
González.
194 Ibíd.
124
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 125
La Jornada de Caracas
195 Ibíd.
197 Los españoles que registra Oviedo actuando en una u otra forma el día de la Batalla
de Maracapana son los siguientes:
Pedro Alonso Galeas, Gabriel de Ávila, Francisco Maldonado, Antonio Pérez, “El
Africano”, Sebastián Díaz de Alfaro, Alonso Andrea de Ledesma, Juan de Gámez,
Miguel de Santacruz, Juan Gallego, Juan de San Juan (el del pleito con Bontemps),
Alonso Ruiz Vallejo y Gaspar Pinto. Oviedo: Ibíd.
201 Ibíd.
202 “Hay una ley crítica histórica que concede mayor fuerza probatoria al testimonio o
testimonios inmediatos al suceso que se investigue, si estos tienen autoridad y
garantía, sobre los testimonios más alejados del hecho…”. Ramos: ob. cit., p. 299.
204 Ibíd.
125
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 126
JUAN GANTEAUME
206 J. de Carvajal. Jornadas náuticas..., ob. cit., 1648, Madrid, 1956, p. 72.
208 Diego Ruiz Vallejo, 18 abril 1568. Rumeu: ob. cit., p. 426.
Los hijos e hijas documentados de Ponce de León que lo acompañaron en su viaje
a la gobernación de Venezuela en 1566, acabada de morir su madre horas antes de
iniciar su viaje, fueron: Francisco, María, Alonso, Rodrigo, Pedro, Juana y Eulalia.
Un octavo hijo, Juan Ponce de León logrará quizás llegar a la provincia posterior-
mente, a inicios de1569, poco antes de la muerte de su padre en mayo. José Eliseo
López. La Emigración desde la España Peninsular a Venezuela en los siglos XVI,
XVII, y XVIII, Caracas 1999, tomo I, p. 335, reproduciendo asientos de AGI.
Contratación, III-100.
209 Libros de la Real Hacienda en Nueva Segovia. 1568. E. Arcila Farías: Hacienda
Pública en Nueva Segovia 1551-1557 y Caracas 1581-1597, BCV, Caracas, p. 9.
210 El juicio valorativo sobre su gestión y persona lo hace el asaltado obispo Agreda, en
un curioso epitafio, pidiéndole al rey a Losada como gobernador: “No tengo por
ahora otra cosa que dar aviso a vuestra Majestad más de suplicar por gobernador
que convenga y tenga brío, del cual carecía el que murió…” AGI. Santo Domingo,
leg. 218, citado por Bermejo: ob. cit., p. 36.
211 Así al menos sostiene con convincente lógica, Dobrudca González, en trabajo
inédito.
213 “…que el capitán Diego de Losada fue repartido (sic) los naturales que se saben que
había desde el dicho morro de Unare hasta el de Maracapana y los encomenderos
dellos algunos se han servido de sus encomiendas en esta provincia de Caracas, en
especial e particular de los indios de la provincia de Píritu y de los Querequerepes
y Caravana…”
Alonso Cobo, 30 años. 18 junio 1576. AANH. Traslados, Residencia a Mazariegos:
ob. cit., t. I, p.27.
Tal vez la fecha expuesta en la Encomienda de Caraballeda a Desque, 14 de febrero,
indique indirectamente la fecha —o un día muy cercano— de fundación de
Caraballeda. Teniendo quizás el escribano Ortiz todo listo esperando la firma —pues
tiempo de sobra tuvo para prepararlo— no hay causa para pensar que el trámite del
título en forma expedido a Justo Desque se hubiera hecho en día posterior o dife-
rente al de los autos de fundación.
126
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 127
La Jornada de Caracas
214 Pensamos que el día que eligió, tuvo que ver adrede con el día de su partida desde
Valencia, inicio real de la Jornada desde que ya no había posibilidad de recoger más
expedicionarios y, en consecuencia, estaban todos los que iban a participar en ella.
En el santoral castellano el 1 de marzo es, significativamente, el día de San León
que para nosotros es indicio significativo de la fecha escogida para la fundación. Al
final de esta obra haremos un comentario sobre ello.
215 “…el árbol de justicia que está fecho de ladrillo en la plaza…”. Caracas, junio de
1575. Residencia a Mazariegos, AANH. Traslados: ob. cit., t. I, p. 50.
216 Contaba con facultad para ello, según las Instrucciones dadas a sus predecesores:
“…tomará repartimiento moderado en cada pueblo que poblare, como es
costumbre…”. María: ob. cit., p. 291.
La prueba de que así hizo nos la da el testimonio de Gaspar Tomás: “…y que por
muerte y fallecimiento del ilustre señor don Pedro Ponce de León, gobernador, vacó
un repartimiento de Diego de Losada y le encomendaron a este testigo parte dellos
y después Francisco de Chaves se los quitó…”. Caraballeda, 1571. AGN. Traslados,
Residencia a Chaves: ob. cit., p. 1502.
Lo que en realidad está afirmando Tomás es que con la muerte de Losada, hacia
septiembre u octubre de 1569, quedaron por alguna causa vacantes sus enco-
miendas en Caracas. Es al menos extraño que así haya sido. Pues Losada tuvo hijo
en quien heredar legalmente dichas encomiendas “en segunda vida”, como dispo-
nían las leyes de Indias.
Losada para la fecha también disfrutaba de encomiendas estables, maduras y
productivas en El Tocuyo. Quizás estas de Caracas vacaron desde que su heredero
prefirió las de El Tocuyo.
Es posible que por alguna causa estas encomiendas de Caracas al momento de la
muerte de Ponce de León estuvieran en litigio o proceso de anulación por parte de
este gobernador contra Losada por alguna causa. Al morir Ponce, y casi de inme-
diato Losada, cobra sentido la declaración de Tomás.
127
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 128
JUAN GANTEAUME
Algo ominoso el nombre de ‘El Empalado’. Pudo ser un vallado defensivo, aunque
más bien pudiera probar ser el sitio donde se ejecutaron por empalamiento veinti-
tres indios espías, que en detalle narra Oviedo y Baños, aunque yerra en año y
autores del ajusticiamiento. Ver Oviedo: ob. cit., cap. XIII.
Diego de Henares y Sancho del Villar fueron alcaldes en 1569. Francisco Infante
lo fue en 1568 y 1572 al menos y quizás en 1568 también lo fuera Francisco
Riberos, al abandonar el alcalde Gonzalo de Osorio Santiago de León ese año, en
solidaridad contra la salida por deposición de su tenientazgo, también documen-
tada, de Losada hacia julio o agosto, que genera una crisis de despoblación inmi-
nente hasta que el año siguiente de 1569 se trae la tropa “de socorro” de Garcí
González, desde Valencia.
218 “…que proveían y proveyeron las tierras que están en este río que pasa por bajo de
esta dicha ciudad, a los vecinos que son de ella, conforme a esta memoria en este
libro contenida, todas las cuales dichas tierras dijeron que repartían y tomaban
desde la punta del cerro gordo que entra más adentro hasta el río abajo, de sierra a
sierra, … se entiende que se han de medir dende la data del señor general para arriba,
sucesivas, según y como van en la dicha memoria y a las personas en ella contenidas,
todas las cuáles dichas tierras toman para la servidumbre de esta ciudad, por cuanto
están despobladas y no se labran de naturales…”. AGN. Encomiendas, t. XXXIX,
f. 166, reproducido por María: ob. cit., p. 316.
219 Nos atrae la romántica idea que Diego de Losada no muere en Borburata o El
Tocuyo como se ha especulado, sino en Nuestra Señora de Caraballeda, la ciudad
que él fundó en la costa de Caracas en 1568.
Si aceptamos que venía al parecer ya enfermo de Santo Domingo, de regreso en
septiembre de 1569 de su frustrada petición de la gobernación de Venezuela ante
la Real Audiencia de Santo Domingo, es de imaginar que al llegar al puerto de
Borburata, que ya no estaba habitado por haber sido quemada su ciudad en 1567
por el corsario Valier y despoblada, y ante la disyuntiva de tener que tramontar
a pie o caballo tan amplia y alta serranía que es la que separa a Borburata del
interior donde se ubicaba El Tocuyo, teniendo además que seguir un largo trecho
de más de doscientos cincuenta kms adicionales hasta esa ciudad para reunirse
con su mujer e hijos, enfermo como se dice estaba, quizás se lo pensó mejor y
tal vez decidió seguir por mar a Caraballeda, a menor distancia, costera, poblada
y atractivamente accesible, para reunirse como capitán fundador que había sido
hasta el año anterior con sus compañeros vecinos que le darían solícito cuidado
mientras se recuperaba, puesto que como a un padre le tendrían, además de
obtener de este modo noticia cierta del estado de los indios frente a los nuevos
colonos.
Losada, al llegar a Caraballeda o poco después, moriría y quizás esté por esta
causa enterrado en la hasta ahora desconocida ubicación de este efímero poblado
original, que recuerda su patria chica en Venezuela.
Consta que los vecinos de Caraballeda fueron fieles a su capitán por encima de
128
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 129
La Jornada de Caracas
220 Pedro Pablo Barnola. ¿Por qué Caracas se llama Santiago de León de Caracas?,
Caracas, noviembre, 1958.
221 Santiago proviene del bajo latín Sanct Iagus, que es el Sant Jaume provenzal o Saint
James británico. Iagus o Iago es Yago o Yego. Diego, en fin.
223 Así lo hizo por ejemplo, Juan de Villegas con su Nueva Segovia de Barquisimeto y
Cristóbal Cobo con San Cristóbal de la Nueva Ecija de Cumanagotos; la primera
honra la provincia natal de Villegas y la segunda el nombre de Cobos y su lugar de
nacimiento.
129
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 130
Siglas
Bibliografía
Armas Chitty, José A. (1967). Caracas: orígenes y trayectoria de una ciudad. Caracas:
Fundación Creole, 2 vol.
Britto García, L. (1998). Demonios del mar. Piratas y corsarios en Venezuela, 1528–1727.
Caracas.
Barnola, Pedro P. ¿Por qué Caracas se llama Santiago de León de Caracas? Caracas, nov.
1958.
Cova, José A. (1963, 17 de Mayo). Caracas no fue fundada en 1566. Diario La Esfera.
Carvajal, Fray Jacinto de (1985). Jornadas náuticas o relación de descubrimiento del río
Apure. Madrid.
Montenegro, Juan E. (1974). Francisco Fajardo. Origen y perfil del primer fundador
de Caracas. Caracas.
Índice
NOTA INTRODUCTORIA 9
NOTAS 99
SIGLAS 130
BIBLIOGRAFÍA 131
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 134
todo con tooo 20/10/06 17:54 Página 135