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“Año de la Consolidación Económica y Social del Perú”

UNIVERSIDAD ANDINA: “NÉSTOR CÁCERES

VELÁSQUEZ” – JULIACA.
ESCUELA DE POSTGRADO:

MAESTRÍA EN DERECHO:
MENCIÓN:

DERECHO

PRESENTACION

AJO Y QUE TODO ESTUDIANTE, PROFESIONAL Y PUBLICO EN GENERAL DEBE SABER, YA QUE EN LA ULTIMA DECADA, CON MAYOR
CONSTITUCIONAL Y PROCESAL CONSTITUCIONAL.

ASIGNATURA: EPISTEMOLOGÍA JURÍDICA

PRESENTADO POR EL ALUMNO:

RICHARD HANS SUCSO ROMERO.

CATEDRÁTICO: DR. PIO NAPOLEÓN VILCA RAMOS.

PRIMER SEMESTRE

SECCION: ÚNICA

JULIACA - PERU

2010

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EPISTEMOLOGIA

HISTORIA
La epistemología (del griego episteme, "conocimiento"; y logos, "teoría"),
es la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico y ha
conocido un extraordinario desarrollo durante los siglos XIX y XX.

La epistemología ha sido llamada filosofía de la acción, por su enorme influencia en


el trabajo de expertos de las más variadas disciplinas científicas, desde la biología a la
informática, pasando por las llamadas ciencias sociales, la inteligencia artificial o el
feminismo. No obstante, como parte de la teoría del conocimiento o gnoseología, la
epistemología tiene una larga historia que nace, como casi todo para nosotros, con los
griegos. En el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad del
conocimiento fiable y objetivo. Gorgias argumentaba que nada realmente existe, que
si algo existiera no podría ser conocido y que, si el conocimiento fuera posible, no
podría ser comunicado a otros. Protágoras mantenía que no se podía afirmar que la
opinión de una persona fuera más correcta que la de otra, pues cada uno es el único
juez de su propia experiencia.

PLATÓN intentó dar respuesta a los sofistas postulando la existencia de un


mundo de formas inmutables y eternas, las ideas, sobre las que es posible tener
conocimiento exacto y cierto. Las cosas que vemos y tocamos son copias imperfectas
de las formas puras estudiadas en las matemáticas y la filosofía. Por consiguiente,
sólo el razonamiento abstracto de estas disciplinas lleva al verdadero conocimiento,
mientras que la confianza en la percepción de los sentidos produce opiniones vagas e
inconsistentes.

ARISTÓTELES coincide con Platón en considerar el conocimiento abstracto


como superior a cualquier otro, pero se diferencia en el método adecuado para
alcanzarlo. Aristóteles mantiene que casi todo el conocimiento se deriva de la
experiencia. Se obtiene bien directamente, abstrayendo los rasgos definitorios de una
clase, o indirectamente, deduciendo nuevos hechos de los ya conocidos, de acuerdo
con las reglas de la lógica.¿Cuál es la relación entre el conocimiento en la persona o
su mente y el objeto de su conocimiento? La respuesta de Aristóteles es una de sus
más enigmáticas afirmaciones: "El conocimiento real es idéntico a su objeto".

Después de muchos siglos en que decae el interés por el conocimiento racional y


científico, el filósofo escolástico TOMÁS DE AQUINO y otros filósofos de la Edad
Media ayudaron a restablecer la confianza en la razón y la experiencia, mezclando los
métodos racionales con la fe en un sistema unificado de creencias. Desde el siglo XVII
hasta finales del XIX, la principal cuestión de la epistemología fue la utilidad de la
razón frente a la percepción de los sentidos como vías para el conocimiento. Para los
racionalistas, entre cuyos principales valedores encontramos a Descartes, Spinoza y
Leibniz, la fuente principal y la prueba final del conocimiento es el razonamiento
deductivo basado en principios auto-evidentes, o axiomas. Para los empiristas,
empezando por los filósofos ingleses Francis Bacon y John Locke, la fuente principal
y la prueba final del conocimiento es la percepción de los sentidos.

EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX.

A principios del siglo XX, los problemas epistemológicos fueron ampliamente


discutidos, y surgieron diferentes escuelas rivales. Se prestaba especial atención a la
relación entre el acto de percibir algo, el objeto directamente percibido y lo que puede
decirse que se conoce como resultado de esa percepción.

Durante el siglo XX se forjan tres modelos básicos de interpretación del


conocimiento científico: el Empirismo Lógico, el Socio-historicismo Humanista, y el
Racionalismo Crítico.

El empirismo inductivo –bajo cánones identificados con la palabra positivismo-


se convierte en la más influyente interpretación del conocimiento científico en el siglo
XX, reaccionando contra el conocimiento especulativo y propugnando el conocimiento
riguroso, sometido a reglas de validación fundadas en la experiencia constatable.

Después de 1920, en la ciudad de Viena se formó un famoso grupo de


académicos, conocido como "Círculo de Viena". El Círculo de Viena produjo un buen
número de tesis epistemológicas, entre las que cabe destacar:

Criterio de demarcación: lo que distingue al conocimiento científico de otros es


su verificabilidad con respecto a los hechos constatables; así, la verificación empírica
constituye el criterio específico de demarcación entre ciencia y no ciencia.

Inducción probabilística: la producción de conocimiento científico comienza por


los hechos evidentes susceptibles de observación, clasificación, medición y
ordenamiento. Dado que un conjunto de todos los datos de una misma clase escapa a
las circunstancias de tiempo/espacio del investigador, el proceso de generalización de
observaciones particulares tiene que apoyarse en modelos de probabilidad.
Lenguaje lógico: los enunciados serán científicos solo si pueden ser
expresados a través de símbolos y si pueden ser relacionados entre sí mediante
operaciones sintácticas de un lenguaje formalizado.

Unificación de la ciencia: todo conocimiento científico estará identificado


mediante un mismo y único patrón. En sentido epistemológico y metodológico, no se
diferencian entre sí los conocimientos científicos adscritos a distintas áreas. Existe una
única Filosofía de la Ciencia, un único programa de desarrollo científico para toda la
humanidad.

Ya desde las primeras declaraciones del Círculo de Viena, hubo críticas de


corte racionalista a las tesis empírico-inductivas de esa escuela. El más importante
representante de estas críticas, el filósofo austriaco Karl Popper, publica su famosa
Lógica de la investigación científica en 1934, cuando las tesis de Viena están en pleno
desarrollo. Popper empezó a ser verdaderamente considerado a partir de 1960,
convirtiéndose, probablemente, en el filósofo de la ciencia que mayor influencia ha
tenido en las investigaciones y metodologías de numerosos científicos.

En la corriente de oposición racionalista al empirismo inductivo pueden agruparse


interpretaciones epistemológicas no del todo coincidentes, pero que muestran, en su
conjunto, un trasfondo coherente de acuerdos elementales. Tomando el pensamiento
de Popper como base, las tesis principales de esta corriente se pueden sintetizar del
siguiente modo:

Criterio de demarcación: lo que diferencia a la ciencia de otros tipos de conocimiento


es su posibilidad sistemática de ser rechazada por los datos de la realidad. En el
enfoque racionalista, un enunciado será científico en la medida en que más se
arriesgue o se exponga a una confrontación que evidencie su falsedad.

Carácter teórico deductivo del conocimiento: el racionalismo del siglo XX


declara inválido el conocimiento construido mediante generalización de casos
particulares y concebido como simple descripción o sistematización de regularidades
detectadas en los hechos estudiados. La característica fundamental del racionalismo
es la concepción teórica del conocimiento en términos de explicación predictiva y
retrodictiva, sustentada en una vía deductiva controlada por fórmulas lógico-
matemáticas.

Realismo crítico: como rechazo tanto al idealismo como al realismo ingenuo, se


adoptó el concepto de realismo crítico, según el cual no es válido identificar el
conocimiento con los objetos estudiados, de donde se deriva la necesidad de someter
a crítica los productos de la investigación, para profundizar en las diferencias entre
resultados objetivos y subjetivos.

Sin embargo, en las interpretaciones empírico - inductiva y en la racionalista,


hay dos elementos comunes: uno es la concepción analítica de la ciencia; el otro es su
escasa atención al contexto socio-histórico que condiciona el conocimiento científico.

Contra estos dos elementos comunes habrá, a partir de 1970, una sólida
reacción que comienza con La estructura de las revoluciones científicas, del físico
Thomas S. Khun, continúa con Contra el método de Paul Feyerabend y sigue con la
llamada Escuela de Frankfurt, cuyas tesis van más allá de una epistemología y cuya
manifestación más elaborada es la Teoría de la acción comunicativa, de Jürgen
Habermas.

El impacto de esta reacción antianalítica y socio-histórica ha estado casi


totalmente limitado a las Ciencias Sociales. La tesis esencial del enfoque socio-
histórico plantea que el conocimiento científico carece de un estatuto objetivo,
universal e independiente, sino que varía en dependencia de los estándares socio
culturales de cada época histórica. Khun sostiene que las tesis científicas no se
superan unas a otras mediante procesos de verificación ni de falsación, sino que
cambian en virtud de las crisis y pérdidas de fe en un determinado paradigma
científico, y que esto depende mucho más de variables socio históricas que de los
procesos del conocimiento en sí mismos.

Feyerabend defiende una versión más radical, y afirma que, dado que no existe
el método, cada cual puede usar el que quiera (principio del "todo vale" y postulación
del "anarquismo epistemológico"). La Escuela de Frankfurt no es anti-racionalista,
aunque sí antianalítica y socio histórica, partiendo de los conceptos marxistas de
"dialéctica" y "materialismo histórico".

EPISTEMOLOGIA

1.- INTRODUCCIÓN:
Durante el desarrollo de la intelectualidad del hombre, han surgido varias
posiciones y diversas teorías en torno a lo que es el conocimiento. Para los
dogmáticos el conocimiento era exclusivamente una condición natural del hombre,
ignorando que el conocimiento implica una relación; el dogmático descuida al objeto y
su función, luego llegaron los escépticos, los pragmáticos, los realistas, los críticos
entre otros, que refutaban toda posición anterior a la de ellos planteados, en cuanto a
la posibilidad de la producción de conocimiento alguno.

Si bien es cierto, que el conocimiento como tal, está muy ligado a la filosofía y a
la ciencia representan pura especulaciones, es decir, representa la explicación e
interpretación del conocimiento humano, esto mantenía muy ocupados a los grandes
filósofos de la Grecia antigua quienes no escatimaron esfuerzo alguno en exponer y
defender sus planteamientos.

El proceso de la producción del conocimiento tiende a reunir al sujeto cognoscente y al


objeto cognoscible, ambos no pueden actuar por separado debido a que el primero
depende del segundo para que surja la posibilidad de algún conocimiento, es por ello
su dualidad.

Este planteamiento toma fuerza en la teoría del conocimiento de Johan Hessen,


cuando nos argumenta que "el sujeto sólo es sujeto para el objeto y el objeto es sólo
objeto para el sujeto", ambos tiene grandes diferencias pero cada uno tiene sus
funciones. La función del sujeto es aprehender del objeto, y la función del objeto es ser
aprehendido por el sujeto.

El sujeto se encarga de escudriñar, desmesurar y de compenetrar todo lo relacionado


al ámbito del objeto. Desplasandose de esta forma todas las propiedades y
características del objeto asía el sujeto; produciéndose de tal manera el conocimiento
y estableciéndose grandes cambios, porque ya el sujeto no tendrá la misma
percepción que tenía del objeto antes de estudiarlo, debido a que conoce las
propiedades del objeto estudiado; es por ello su determinación.

El hombre es determinado por el conocimiento que extrae del objeto, si no hay


determinación es porque no existió conocimiento alguno.
Pero lo que planteo en el presente informe, es el proceso de producción del
conocimiento, que posee una serie de parámetros y sigue una serie de lineamiento
que la caracteriza. Desglosando una serie de puntos clave que interactúan de una
manera sistemática y organizada permitiéndonos llegar a la veracidad de los
conocimiento que estamos adquiriendo continuamente.

2.- CONOCIMIENTO, SENTIDO COMÚN Y CIENCIA.

2.1.- EL PROCESO DE PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO:

No se ha podido establecer una definición clara y contundente de lo que es el proceso


de producción del conocimiento. Por lo tanto considero que debemos definirla
partiendo por establecer un concepto claro de lo que entendemos como proceso. El
proceso, es un conjunto de fases sucesivas de un fenómeno que está en continua
evolución.

Entendiendo como fenómeno al conocimiento, entendiendo como un conjunto de fases


sucesivas a la producción y entendiendo como continua evolución al proceso de
producción del conocimiento.

En el proceso de producción del conocimiento, intervienen dos factores de gran nivel


de ponderación y relevancia, que son la producción de conocimiento basado en el
sentido común y en la ciencia. La finalidad de estos dos aspectos son las mismas,
porque ambas producen conocimiento independientemente de la manera mediante la
cual se establece en ambos casos.

Esto implica "que no hay ninguna ruptura cualitativa entre el proceso de


producción del conocimiento basado en el sentido común y la ciencia".

1.- Es decir, su esencia es la misma, que es producir conocimiento.

2.- El proceso de producción del conocimiento basado en el sentido común:


El sentido común es el conocimiento primario, es decir, es el que nos inculcan
desde niños, es al que nos hemos habituado y nos hemos desarrollado.
Es un conocimiento empírico, que se basa en la experiencia vivida y en el entorno en
el que accionamos, en pocas palabras, el proceso de producción del conocimiento
basado en el sentido común representa los conocimientos adquiridos por el hombre en
todo el transcurrir de su vida, los cuales son transmitidos de generación en
generación. Es un conocimiento que se justifica con el "ver" o "escuchar", pero que a
la larga, nos conlleva a la obtención del conocimiento.

El sentido común, presenta una serie de características que la diferencia de otras


fuentes de conocimiento. Por lo tanto no es rigurosa en cuanto a sus formulaciones, no
existe precisión en la metodología utilizadas y de tal manera, inexistente planificación y
sistematización del proceso de la producción del conocimiento.

Los planteamientos implícitos se formula en el marco de la subjetividad, es decir,


superficialmente.

Es dogmático, ya que reposa en la creencia y supuestos no verificados; es


asistemático, no obedece a un orden lógico. No es acumulativo debido a que los
planteamientos o explicaciones de los hechos es siempre arbitraria sin considerar
otras formulaciones.

3.- El proceso de la producción del conocimiento basado en la ciencia:


Es una de las formas que tiene el hombre para otorgarle un significado con
sentido a la realidad. En el proceso de producción del conocimiento basado en
la ciencia, los planteamientos y teorías deben ser formulado de una manera
rigurosa y explícita estableciendo sus bases con criterios objetivos.

PAUL O`QUIST. Nos dice que "todos los pasos de la investigación deben ser
sistematizados y el desarrollo del mismo debe obedecer a una planificación
coherente y operacional de todo el sistema investigativo"

1.- Es decir que el proceso de producción del conocimiento basado en


la ciencia, no se puede reducir a una colección de hechos, es por ello
necesario seleccionar los hechos y organizarlos de una manera
sistemática.

Podemos afirmar que hay conocimiento científico cuando a través del método
científico se ha logrado acumular nuevos conocimientos, nuevas experiencias. Por
tanto la ciencia avanza en la medida en que se logre plantearse y resolverse los
problemas, es decir, el progreso del conocimiento se da en la medida en que se
descubren y se resuelvan nuevas dificultades.

También se entiende como un conjunto de conocimiento organizados, a fin de conocer


la verdad de los hechos, y debe comprenderse que ella es un proceso continuo de
búsqueda de conocimiento.

En el proceso de producción del conocimiento basado en la ciencia, los


planteamientos tienen que ser explícitos y formulados con criterios objetivos. Es
rigurosa en la formulación de los enunciados y es muy precisa en las metodologías
aplicadas en el proceso de la investigación, que debe ser sistemático y su
desenvolvimiento sigue una planificación bien establecida durante el proceso de
investigación.

Es acumulativo, debido a que parte de previos conocimientos establecidos y sirve de


fundamentos a otros. Trasciende los hechos y busca establecer el cómo pudo haber
sido en el pasado y cómo puede ser en el futuro, por ello se dice que es predictiva.
Gracias a la objetividad de la ciencia el mundo actual se desenvuelve en la cúspide de
la informática y la cibernética, prueba de ello son las comodidades por medio de las
cuales el hombre de hoy se relaciona e interáctuan.

4.- TIPOS DE CONOCIMIENTOS:

Es la forma general alrededor del cual oscilan las versiones individuales de los tipos de
conocimientos que se dan en el proceso de producción del conocimiento, es decir, es
un conjunto de rasgos que caracterizan al conocimiento de tipo vulgar y al
conocimiento de tipo científico.

4.1.- CONOCIMIENTO VULGAR:

Este conocimiento se logra por la aceptación a priori de los hechos, constatables por sí
mismas, a la verdad se llega de una manera natural. En algunos casos el surgimiento
es vago y es determinado por la subjetividad imaginativa, estableciendo
deformaciones a la realidad. Por esa subjetividad o superficialidad es que se desvirtúa
la realidad, que a la vez ésta realidad nos conduce a lo que es la verdad de los
hechos.

Pero aún así, nos conduce a los predios del camino de la realidad; más sin embargo,
siempre quedan dudas e inconformidad, que se hacen evidentes en la resolución de
los hechos o inconvenientes, en donde el hombre busca la realidad. Es decir, todo se
sustenta en el marco del conocimiento empírico.

• POR EJEMPLO; podríamos citar los proverbios de nuestros abuelos, que al


analizarlos llegamos a constatar una realidad, es decir, son dichos
sentenciosos que nos enfrenta a una determinada verdad.

Se caracteriza por no poseer continuidad, evolución, progreso es poco objetivo,


los conocimientos se logran con base en la intuición, sus conclusiones y
definiciones son poco precisos.

4.2.- CONOCIMIENTO CIENTÍFICO:

Podríamos decir, que el conocimiento científico, es que le encuentra la solución a los


problemas más complejos, pues, en él se trabaja con una metodología estrictamente
científica, todos los datos se procesan y recopilan para dar paso al conocimiento
verdadero, ya que tangible y comprobable, teniendo características meramente
cuantitativas.

1.- " La palabra objetividad se deriva de objeto, es decir, de aquella que se


estudia, de la cosa o problema sobre la cual deseamos saber algo".

2.- Por lo tanto se intenta obtener un conocimiento que concuerde con la


realidad del objeto estudiado. Al ser objetivo, es haber encontrado la realidad
que no se obtiene a simple vista, sino que al contrario debemos escudriñar.

La ciencia utiliza la racionalidad como arma esencial para llegar a los resultados. Los
planteamientos o juicios deben ser coherentes, objetivos, lógicos y sobre todo deben
tener una gran esencia de raciocinio. Para de tal forma, acercarnos más al lado de la
realidad.
El conocimiento científico es sistemático, es organizada en su búsqueda y en sus
resultados. Se preocupa por construir sistemas de ideas organizados coherentemente
y de incluir todo conocimiento parcial en un conjunto cada vez más amplio. La
preocupación científica no es tanto ahondar y completar el conocimiento de un solo
objeto, sino lograr que cada conocimiento parcial sirva como puente para alcanzar una
comprensión de mayor alcance.

Diferenciación y semejanzas entre éstos dos tipos de conocimientos:

Una de las grandes diferencias que debemos destacar, es la utilización del método
científico por parte del conocimiento científico, ya que éste es el único procedimiento
por medio del cual, se ejecutan los procesos de arduos análisis estableciéndose la
adopción de técnicas para constatar la veracidad de los hechos u objetos estudiados,
permitiéndonos así, establecer las formulaciones de enunciados de un modo
sistematizado, llegando a establecer las teorías.

Ambos buscan la objetividad del medio en el que el hombre se desenvuelve, podemos


decir que el objeto de búsqueda en ambos casos es el mismo. Tratando de ser
racionales y objetivos, acariciando la posibilidad de acercarse a los hechos, sin
permitir una especulación desmedida. Debemos tener claro, que si ambos
conocimientos buscan ser racionales y objetivos, pues sólo hay uno que la consigue,
que es el conocimiento científico. Porque aplica el método científico, que éste a su vez
le permite la objetividad y racionalidad de los enunciados. En pocas palabras, ambos
tipos de conocimientos se asemejan solo en su esencia, que es la obtención de
conocimiento independientemente quien sea más objetivo y racional que otro.

5.- LA CIENCIA:

La ciencia, es el instrumento por medio del cual el hombre puede constatar o certificar
científicamente cualquier objeto de estudio o fenómeno natural, de una manera exacta
utilizando una serie de mecanismo e instrumentos por medio de los cuales se puede
obtener resultados certeros, el cual es llamado el método científico.

➢ DEFINICIÓN:
Para establecer una idea clara, para definir la ciencia como tal, se me hace necesario
mencionar las siguientes definiciones.

"La base y punto de partida del científico es la realidad, que mediante la investigación
le permite llegar a la ciencia."

Es decir, que la ciencia implica una relación organizada y paulatina entre la realidad, la
investigación y la misma ciencia; en pocas palabra la ciencia implica un proceso.
"La ciencia de ser vista como una de las actividades que el hombre realiza, como un
conjunto de acciones encaminadas y dirigidas hacia un determinado fin, que no es
otra, que el de obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que nos rodean."

Tomando aspectos principales de los anteriores definiciones de la ciencia, puedo


establecer, que la ciencia es un proceso sistemático en la que intervienen como
principio la teoría y las normas, establecidas a través del método científico. La labor de
la ciencia, es de descubrir es de descubrir hechos y anexarlos a los informaciones ya
preexistentes. Afinando así la totalidad del conocimiento actual.

➢ SIGNIFICADO:

La palabra ciencia significa conocimiento cierto de las cosas por sus principios y
causa, diferenciados de la filosofía, que es la ciencia que estudia la esencia de las
cosas. Son dos tendencias paralelas, pero ambas trabajan juntas con el investigador,
esto implica, que la ciencia y la filosofía se fusionan; surgiendo de tal manera las
experimentaciones propias de la ciencia con las formulaciones de teoría, refutabilidad,
conjeturas, lo verdadero o falso, propio de la filosofía.

1. CIENCIAS NATURALES, FÍSICO QUÍMICA:

La ciencia que se ocupa de objetos ideales, y en que se opera deductivamente, como


las matemáticas o la lógica, son llamadas ciencias formales. La ciencia que se ocupa
de los hechos del mundo físico, en cualquiera de sus manifestaciones, son las que
llamamos ciencias fácticas para distinguirlas de las anteriores, incluyéndose entre ellas
a la física, a la biología, la historia, la economía, la sociología, etc.

El conocimiento de la ciencia físico natural es lograda mediante la aplicación del


método científico; Pero, cuando estudiamos las manifestaciones sociales y culturales
necesitamos utilizar una conceptualización y una técnica de investigación en partes
diferentes a la ciencia físico naturales, se hace conveniente abrir una nueva categoría
que se refiera particularmente a tales objetos de estudios. Se habla por eso de
ciencias humanas o de ciencias culturales, como una forma de reconocer lo especifico
de tales terrenos de estudios y para distinguirlas de la que suele llamarse ciencias
naturales.

2. CIENCIAS SOCIALES:

Las ciencias sociales son el intento sistemático de descubrir y explicar patrones


conductuales de las personas y de los grupos de personas.
Es un campo de estudio muy amplio que incluye una variedad de categorías, materias
o disciplinas tales como la antropología, la psicología, la economía y las ciencias
políticas.

Para ser mas especifico, debemos tener en cuenta que la psicología se concentra en
el comportamiento individual de los seres humanos, mientras que la sociología se
interesa en el saber ¿por qué? Y ¿cómo? interactuan las personas entre sí. La
antropología es una disciplina que en parte es biologica y en parte es social. El
antropólogo físico aborda la evolución biológica de seres humanos, mientras que el
antropólogo cultural aborda las formas de vida de los diferentes grupos sociales.

Todo lo anterior nos permite establecer que todas son grandes áreas de investigación
y cada una incluye una variedad de especialidades.

El punto está en que las ciencias sociales se relacionan con el comportamiento


humano, y si deseamos mejorar nuestro conocimiento sobre nuestro propio
comportamiento se hace necesario observarlo desde varios puntos de vistas. Es por
ello que las ciencias sociales son realmente ciencias.

3. REFUTABILIDAD CIENTÍFICA:
La Refutabilidad Científica, es rebatir con argumentos científicamente consolidados
o fundamentados cualquier teoría o enunciado a cerca de cualquier hecho o suceso
natural.

La Refutabilidad científica nos permite confirmar la veracidad de los resultados de las


investigaciones, porque el refutar implica la existencia intemperante de una
sistematización, que se desenvuelve por peldaños o etapas, surgiendo una
organización basadas en las evidencias disponibles, surgen las críticas que son
rebatidas y sometidas a pruebas, hasta que se llega al nacimiento de otra teoría
diferente.

3.- CONCLUSIONES.

El proceso de producción del conocimiento, está encaminado en la búsqueda de la


verdad. La verdad es la conformidad de los hechos, planteamiento que es escéptico, si
tomamos en cuenta que el proceso de producción del conocimiento nos conlleva a
establecer un marco teórico, una conclusión surgida después de cualquier
investigación, la cual está condenada a las críticas, a la refutabilidad y al mismo
fracaso.

Entonces podíamos asegurar que el proceso de producción del conocimiento va


íntimamente ligado al conocimiento como tal.

La ciencia es el observar, el descubrir, el explicar y hasta predecir lo que es la realidad


de las cosas; es decir, es una labor critico, que somete a todos sus ensayos a la
refutabilidad, estableciéndose de tal manera la confiabilidad de un conocimiento
verdadero por lo que ello implica.

El conocimiento vulgar, se basa en la vivencia o hechos de la vida diaria; mientras que


el conocimiento científico se fundamenta en la utilización de mecanismos organizativos
y sistemáticos de organización estructural en su proceso de producción. Podemos
concebir, que la vida es un continuo proceso de producción del conocimiento, es decir,
que el conocimiento es infinito y que lo individuos dejan de obtener conocimientos al
morir, pero el proceso de producción del conocimiento prevalece en el tiempo y en el
espacio.
ELEMENTOS DE UNA DEFINICIÓN
EPISTEMOLÓGICA.

A.- DEFINICIÓN NOMINAL:

La Epistemología es una parte de la filosofía que ha recibido "y recibe aún" varias
denominaciones, según las preferencias y perspectivas de trabajo sobre la
«problemática del conocimiento» de diversos autores de distintas escuelas a lo largo
del tiempo; así se la ha llamado: noética, criteriología, lógica mayor, crítica del
conocimiento, teoría del conocimiento, teoría de la ciencia, gnosceología,
fenomenología o epistemología.

Nosotros preferimos «Epistemología» (o quizás también «Gnosceología»), por su


raíz griega.
En efecto, la palabra epistemología proviene del griego «epistéme» (inteligencia,
conocimiento, sa- ber, ciencia, destreza, pericia), no designa un conocimiento de mero
parecer u opinión "que los griegos llamaban: dóxa", sino un saber organizado y
fundamentado que alguien ha sido capaz de aprender, y en el que ese alguien «es un
entendido» (del verbo epístamai, ser «ducho» en un tema o experimentado).

Para los griegos la epistéme permite alcanzar sin engaño la verdad, que ellos
llamaban «aletheia».

Esta palabra proviene del griego lethos sombras, precedido de un prefijo de negación
«a»; así, acce- der a la verdad de lo-que-es una determinada cosa, será quitarla de las
sombras (a-lethos) en las que se encuentra para el entendimiento. El verbo griego
aletheuein que tiene la misma etimología, significa precisamente «poner de
manifiesto» (hacer cognoscible) alguna determinada cosa.

Epistéme por otra parte, es también un trabajo de «purificación» del intelecto (de la
gnosis: facultad de conocer): pues el desarrollo de un saber organizado y
fundamentado, lleva al intelecto a pasar del «caos» en que se encuentra "frente al
desorden de los estímulos sensibles que recibe", al «cosmos», que implica el orden
racional (Logo) que en ellos «des-cubre» (se a-sombra) quien los recibe.

Así entonces «epistemología» designa el área de la reflexión filosófica que pretende


responder a la pregunta: ¿en qué podemos conocer si un conocimiento es
verdadero...?

La epistemología o la gnosceología (logo o «ciencia» sobre la epistéme o sobre la


gnosis) trabaja la cuestión del «criterio de verdad» 1 de nuestro conocimiento.

Muchos autores "en particular franceses e ingleses" utilizan la denominación


epistemología para designar al sector de la filosofía que examina el problema del
conocimiento en general: el ordinario, el filosófico, el científico, etc.

PERO HAY OTROS AUTORES QUE PREFIEREN HACER LA SIGUIENTE


DISTINCIÓN:

a.- Llaman «Teoría del conocimiento» o «Gnosceología» al estudio del


problema del conocimiento en general.
b.- Y usan el término «Epistemología» en un sentido más restringido y
diferenciado de la Gnosceología, para referirse exclusivamente a los problemas del
conocimiento «científico», tales como las circunstancias históricas, psicológicas y
sociológicas que llevan a su obtención, y los criterios con los cuales se lo justifica o
invalida. La epistemología sería entonces "para estos autores" el estudio de las
condiciones de producción y validación del conocimiento científico; o bien una crítica
sobre las posibilidades del conocimiento científico.

EN NUESTRO CASO UTILIZAREMOS CASI INDISTINTAMENTE LA


DENOMINACIÓN EPISTEMOLOGÍA O GNOSCEOLOGÍA; tal vez "si es que de hacer
distinciones se trata" podríamos entonces hablar de:

a) UNA EPISTEMOLOGÍA GENERAL: La que estudia las «causas supremas»


de nuestra gnosis (de nuestra facultad de inteligir la realidad de las cosas),
preguntándose: ¿cómo nos es posible conocer?, y

B) UNA EPISTEMOLOGÍA ESPECIAL: La que estudia el desarrollo metódico y


riguroso de la epistéme (el saber organizado y fundamentado, distinto de la doxa),
preguntándose: ¿por qué deberíamos creer en aquello que afirman los científicos?

B.- DEFINICIÓN REAL:

El hecho del conocer cierto y erróneo es un hecho que no puede entrar en discusión,
porque es un dato de la experiencia cotidiana de cualquier ser humano. Por ello la
epistemología no se ocupa directamente del conocimiento en su génesis psicológica,
ni atiende a su formalidad lógica.

La investigación epistemológica intenta descubrir las causas supremas del


conocimiento humano, su valor objetivo, por medio del análisis y consideración de los
datos encontrados en el mismo acto cognoscitivo y, de esta manera, determinar la
capacidad de la mente humana.
INTRODUCCIÓN A LA EPISTEMOLOGÍA

1. INTRODUCCIÓN

LAS RAÍCES ETIMOLÓGICAS DE EPISTEMOLOGÍA

PROVIENEN DEL GRIEGO (EPISTEME),

CONOCIMIENTO, Y - (LOGÍA) ESTUDIO.

La epistemología estudia la naturaleza y validez del conocimiento. También ha sido


llamada Teoría del conocimiento (términos más comúnmente usados y difundido por
los alemanes e italianos), o gnoseología (utilizado frecuentemente por los franceses).
En las últimas décadas también es conocida como filosofía de la ciencia.

El propósito de la epistemología es distinguir la ciencia auténtica de la seudociencia, la


investigación profunda de la superficial, la búsqueda de la verdad de sólo un modus
vivendi. También debe ser capaz de criticar programas y aun resultados erróneos, así
como de sugerir nuevos enfoques promisorios.
El problema fundamental que ocupa a la epistemología es el de la relación sujeto-
objeto. En esta teoría se le llama "sujeto" al ser cognoscente y "objeto" a todo proceso
o fenómeno sobre el cual el sujeto desarrolla su actividad cognitiva. De este modo, el
problema se presenta en la relación de quien conoce y lo que es cognoscible. En
esencia, se trata de la naturaleza, carácter y las propiedades específicas de la relación
cognoscitiva, así como de las particularidades de los elementos que intervienen en
esta relación.

2.- DIFERENTES SOLUCIONES AL PROBLEMA DE LA RELACIÓN


SUJETO-OBJETO.

 EL PENSAMIENTO EPISTEMOLÓGICO SURGE, entre otras cosas, cuando la


incoherencia entre el ser real del objeto y el saber subjetivo dado de este
objeto, se convierte en objeto de la actividad intelectual. ¿Cuál es la relación
mutua entre la substancia y sus formas fenoménicas, la relación entre lo
individual y lo múltiple, entre reposo y movimiento, etc.? Esta fue la
problemática planteada por la filosofía natural jónica y de Heráclito. Más tarde,
en la escuela eleática, se enlaza el planteamiento cosmológico en forma
consciente: a la sustancia le corresponde el saber verdadero, y a sus formas
fenoménicas externas le corresponde el simple opinar, el saber falso.

 LOS SOFISTAS, fueron los primeros filósofos que señalaron el papel de las
diferencias individuales en el conocimiento de la realidad, el papel de las
condiciones perceptuales, etc. Así, afirmó Protágoras, el ser es para cada
quien diferente. De ahí concluyeron que no puede haber ningún saber
universalmente válido y, consecuentemente, tampoco un saber objetivo de la
substancia. Para ellos era válido que algo fuera como aparece, que el hombre
sea la medida de todas las cosas.

 PARA PLATÓN, cada saber real debe de tener un carácter universal,


persistente y objetivo y que, en consecuencia, no puede depender de las
particularidades individuales y personales del sujeto cognoscente. En su
filosofía se está reconociendo por primera vez, claramente, la necesidad de
superar los momentos subjetivos del saber para poder reconstruir
acertadamente el objeto de esta actividad cognoscitiva. Con esto se presentó
la tarea de encontrar aquellas propiedades del objeto que se muestran
perdurable en relaciones cognoscitivas distintas. Esa es una tarea que, como
veremos, ha jugado un gran papel en toda la historia de la filosofía, y que,
ahora, se vuelve a discutir con mayor énfasis: por ejemplo, en relación con los
problemas metodológicos de las matemáticas, la física y la psicología.

 EN ESTE SENTIDO ES ESPECÍFICO DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA, que


todas sus reflexiones sobre el conocimiento parten de la condición, en cierto
modo completamente natural, de que el saber guardar una relación estrecha
con aquello que el saber representa. Esto es, que el saber ser una imagen
específica del objeto. Los procesos cognoscitivos son entendidos como "flujos"
que salen, tanto del sujeto como del objeto, cuya unión externa y mecánica
forma la imagen.

 LA TEORÍA ANTIGUA, del reflejo fue desarrollándose en las doctrinas de


Platón y Aristóteles, los cuales, como idealistas, naturalmente no podían
aceptar la forma ingenuo-naturista de los presocráticos. Pero fieles al supuesto
fundamental de toda la filosofía antigua: la tesis de la unidad entre el saber y el
objeto. Platón formuló la teoría causal de la percepción: comparó el sujeto
cognoscente con un pedazo de cera y el objeto de la percepción con un sello
que penetra la cera. En lo que se refiere a Aristóteles, expresó la idea de que el
sujeto es potencialmente lo que el objeto cognoscible es en el momento.

 EN LA FILOSOFÍA ANTIGUA, no se podía comprender que la actividad


creativa del sujeto era indispensable para la construcción ideal del objeto. Se
pensaba que el objeto verdadero sólo puede ser "dado" al ser cognoscente:
todo aquello que es producto de su creatividad cognoscitiva subjetiva, sólo
puede ser un simple opinar, una subjetividad, y por lo tanto, no es verdadero,
no corresponde al ser.

 SIN EMBARGO, LA FILOSOFÍA DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII, presenta un


nuevo planteamiento del problema que se desarrolla en relación estrecha con
las ciencias naturales. Esto se manifiesta principalmente, en la comprensión
del sujeto, de lo subjetivo, como algo claramente diferenciado de la substancia
material que le es lógicamente opuesto.

 DESCARTES COMPRENDIÓ, el "yo", la autoconciencia del sujeto, como el


principio, en cuya existencia no se puede dudar, porque el acto mismo de
dudar presupone el "yo" (pienso, luego existo). Ya el hecho de que se subraye
el "yo" como experiencia interna determinada, como apariencia vital de la
conciencia, es un cierto progreso en el análisis filosófico. En su sistema, a la
materia se le atribuye una propiedad cuantitativa, mientras que al espíritu se le
da una cualitativa. De ahí resulta un dualismo marcado: la exclusión lógica de
las dos substancias. En la medida que el racionalismo –después de Descartes-
atribuía a la sustancia ideal y material, al sujeto y al objeto, propiedades
lógicamente incompatibles, no pudo resolver el problema del conocimiento.

 EN LO QUE SE REFIERE AL MATERIALISMO EMPIRISTA, corriente


dominante de los siglos XVII y XVIII, éste se opuso a la conversión del
pensamiento en una sustancia existente por sí solo. Se opuso, además, a la
doctrina catesiana de "las ideas innatas". Pero, al mismo tiempo, no pudo evitar
reconocer el hecho de la existencia del "yo" como un fenómeno de la vida
psíquica, que es experimentado inmediatamente por el sujeto cognoscente.

 EL MATERIALISMO EMPIRISTA, se vio enfrentado a la difícil tarea de explicar


el origen y el funcionamiento de la llamada experiencia interna. Naturalmente,
no era posible solucionar esta tarea dentro del marco de la forma metafísica
que le era propio al materialismo de aquel tiempo. De ahí deriva la poca
claridad, la incongruencia y las diversas concesiones que se hacen al
subjetivismo, en la investigación del problema de la relación mutua entre
experiencia "externa" e "interna", de los materialistas de los siglos XVII y XVIII.
En Locke aparecen la experiencia externa (sensorial) y la experiencia interna
(la reflexión) como dos fuentes casi independientes del conocimiento, cuya
relación no está claramente determinada, pero cuya independencia es
señalada categóricamente por el filósofo. A esto se añade otra dificultad para
los filósofos de este periodo en el problema sujeto-objeto, y que consistió en lo
siguiente: para la ciencia de aquel tiempo, la concepción de materia
correspondía al conocimiento que de ella habían elaborado las ciencias
naturales matemático-mecánicas que las identificaban con el saber objetivo, y
todo aquello que se salía de este margen era declarado subjetivo.

 EL CONOCIMIENTO ERA INTERPRETADO COMO ANÁLISIS Y


SISTEMATIZACIÓN DE LAS IMPRESIONES DEL OBJETO DADAS EN LA
EXPERIENCIA SENSORIAL (EMPIRISMO). Referente a esto, la tesis de
Locke es típica, ya que sólo pueden poseer "objetividad" las "ideas simples"
que en la percepción le son dadas inmediatamente al sujeto. En cambio, las
"ideas compuestas", que son comprendidas como producto de la actividad de
la razón, son siempre inseguras, condicionadas y en su significado
cognoscitivo relativas.

 TAMBIÉN EL IDEALISMO SUBJETIVO DEL SIGLO XVIII IGNORÓ LA


ACTIVIDAD DEL SUJETO. Así, subrayó Berkeley, que las sensaciones, las
"ideas simples", pertenecen a nuestra mente, pero el espíritu finito no las
produce sino las percibe pasivamente. El mérito de haber reconocido la
actividad del sujeto en el proceso del conocimiento le corresponde a la filosofía
idealista alemana clásica de fines del siglo XVIII y principios del XIX.

 POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, KANT, demuestra


que el objeto no es una cosa ajena al sujeto, algo externo y opuesto a éste. La
función de la objetividad, según Kant, es una forma de la actividad del sujeto, y
el propio sujeto no existe fuera de las cosas conocidas por él. Además, según
Kant, el objeto sólo existe en las formas de la actividad subjetiva y sólo así
puede ser conocido.

 LA COSA EN SÍ, ES DECIR, LA REALIDAD EXISTENTE FUERA DE


CUALQUIER RELACIÓN CON EL SUJETO COGNOSCENTE, es dada al
sujeto solamente en la forma de los objetos. Según el filósofo alemán, los
objetos son en su esencia producto de la actividad creadora propia del sujeto.

 A DIFERENCIA DE DESCARTES, y de los otros racionalistas metafísicos,


Kant no comprendió el sujeto como una res cogitans, una "cosa pensante".
Para él el sujeto es autoactividad, actividad interna, que sólo se puede
manifestar en su actuación, en la ordenación de las sensaciones por medio de
la síntesis categorial. Detrás de la tesis idealista de un mundo de objetos,
creado por el sujeto, en Kant se encuentra el profundo supuesto dialéctico de la
actividad del sujeto: el sujeto no percibe pasivamente el mundo de las
sensaciones, que les es "dado", o los conceptos racionales terminados, sino
realiza lo "dado" creativamente.

 HEGEL SUPERÓ, plenamente aquellos elementos de enajenación en la


comprensión del sujeto y el objeto, los cuales se conservan todavía en la
filosofía de Kant. Hegel demostró su dependencia mutua dialéctica, su
enlazamiento mutuo, descubrió rigurosamente que no es posible contraponer
metafísicamente realidad objetiva (en Kant, la cosa en sí) y objeto, saber
empírico y saber racional, experiencia "externa" e "interna", razón teórica y
práctica. Según Hegel, sujeto y objeto son sustancialmente idénticos porque la
realidad se basa en el autodesarrollo del espíritu absoluto, (en el sentido
absoluto de la palabra, realidad y espíritu absoluto confluyen, según Hegel).
Pero el espíritu absoluto, para Hegel, es el sujeto absoluto que se tiene a sí
mismo como objeto. La fenomenología del espíritu de Hegel, se dedica a la
tentativa de comprobar esta tesis.

 HEGEL DESARROLLA, el punto de vista de Kant del sujeto como


autoactividad. A la vez ya no entiende la autoactividad como acto estático que
se realiza fuera del espacio y tiempo, sino com autodesarrollo del sujeto, el
cual se manifiesta especialmente en el desarrollo de las formas de la actividad
práctica y cognoscitiva de la sociedad humana. Las categorías aparecen como
grados del conocimiento del mundo exterior y del espíritu absoluto por el ser
humano social. Por primera vez se plantea el problema de sujeto-objeto
históricamente, en el nivel de un análisis del desarrollo de la relación entre
conciencia y objeto. El sujeto sólo existe en cuanto es un eterno devenir, un
movimiento sin fin. El espíritu absoluto como sujeto-objeto absoluto, no existe
fuera del proceso de su autodescubrimiento y autorealización. No se puede
entender el resultado sin el camino que ha conducido a él, y el resultado
contiene este camino conservado y superado como momento de sí mismo.

 EL MATERIALISMO DIALÉCTICO AFIRMA, que la posición de que el saber


no es una cosa independiente que se inmiscuye entre sujeto y objeto, sino un
momento de la actividad del sujeto frente al objeto, una "forma transformada"
(Marx) específica del proceso cognoscitivo. El saber representa la actividad
cognoscitiva potencial del sujeto. (Cuando el saber se convierte de una
actividad cognoscitiva potencial en una actual, entonces, ya no aparece en
"forma transformada" de la objetividad, sino como momento del proceso
cognoscitivo.) De este modo, en la realidad, no hay dos relaciones
independientes –la del saber con el objeto y la del sujeto con el saber-, sino
sólo la relación entre sujeto y objeto. El saber no es un "mediador" entre sujeto
y objeto, sino una forma de la realización de la relación cognoscitiva. En su
forma "tranformada", específica, un tipo de cristalización de la actividad
cognoscitiva realizada y la forma de su posible desarrollo futuro.

 A FINALES DEL SIGLO XIX, aparecieron una serie de trabajos en los cuales
se analizó lógicamente los conceptos fundamentales de la física clásica,
destacan principalmente los trabajos de Ernst Mach. Mientras en la mecánica
de Newton se explicaba una serie de fenómenos físicos por su referencia con
el espacio absoluto, por su parte, Mach postuló un nuevo principio: todo lo que
sucede en el mundo tiene que explicarse por la acción recíproca de los
cuerpos. Para Mach los conceptos deben ser determinados necesariamente
por datos de la observación, esta afirmación lo condujo a pensar en la
existencia de elementos primarios que son "dados" sensorial e
inmediatamente, y que fundamentan todo conocimiento.

 LA TESIS DE MACH, sobre la reductibilidad de todo conocimiento (y de


realidad) a la combinación de elementos dados sensorial e inmediatamente,
encuentra su continuación en la filosofía del neorrealismo divulgado en
Inglaterra y en los Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX.

 EL MUNDO, DE los "datos sensoriales" se convierte así en un ser con


existencia autónoma ( no en un modo de ser, sin en el fundamento de la
realidad total). Al igual que el mundo subjetivo debe ser reducido totalmente a
combinaciones diferentes de "datos sensoriales", a "construcciones lógicas"
específicas de "datos sensoriales", como propuso Bertrand Russell.

 LOS RASGOS ESENCIALES, de la teoría empirista de Mach y Russell se


reproducen en las nociones del positivismo lógico.

 EL POSITIVISMO LÓGICO, plantea el interrogante acerca de la relación de los


"datos sensoriales" con el mundo de los cuerpos materiales, así como la
pregunta acerca de la relación, de las proposiciones y los términos sobre los
"datos sensoriales" (del llamado lenguaje fenoménico con las proposiciones y
los términos de las cosas físicas (el llamado lenguaje objetivo). El positivismo
lógico postula que una proposición del lenguaje objetivo equivale a una
conjunción finita de proposiciones sobre "datos sensoriales"; es decir, es
solamente una abreviación específica de las proposiciones que fijan en el
lenguaje los resultados de las observaciones inmediatas simples. Además,
declaró que los conceptos teóricos en su esencia solamente representan una
abreviatura taquigráfica para el materia empírico que es dado en la experiencia
sensorial.

 LENIN, aporta que una característica de todo saber es no ser absoluto, es


decir, que no puede revelar todas las conexiones y mediaciones del objeto.
Contiene en sí mismo la necesidad de trascender sus propios límites, de
evidenciar su propia subjetividad. El saber no es idéntico con el objeto y, en
este sentido, es subjetivo. "Conocer es la aproximación eterna, infinita del
pensamiento al objeto. El reflejo de la naturaleza en el pensamiento humano,
no es ‘muerto’ ni ‘abstracto’, sin movimiento o contradicciones, sino que hay
que comprenderlo en el proceso eterno del movimiento, en el surgimiento y
superación constante de las contradicciones.

 POR OTRA PARTE, RUBINSTEIN AFIRMA, que el objeto del saber como algo
cuyas propiedades son independientes de este o aquel "punto de vista" del
sujeto, independiente de cómo se le aparece al sujeto. En el proceso del
conocimiento esto se manifiesta en que el sujeto elabora relaciones del objeto
de cierta forma invariante, es decir estables, generales, independientes del
punto de vista cambiante del sujeto. En el pensamiento, éstas permiten unir a
un sistema único objetivo, las diferentes propiedades y relaciones del objeto, ya
que la existencia de las mismas es lo que posibilita diferentes nociones
subjetivas. En cambio, aquellas nociones sobre los aspectos del objeto que
dependen de los diferentes puntos de vista y sistemas de referencia del saber,
y que no se dejan integrar en un sistema de premisas objetivas, son
consideradas por el sujeto como subjetivas, ilusorias, como no conformes con
la realidad objetiva.

 EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO DEMUESTRA, que para el saber


objetivo juega un papel importante, precisamente, la comprensión de aquellos
aspectos del objeto, que son invariantes no sólo en lo relativo a las
"perspectivas" cambiantes del sujeto, sino también en lo relativo a las muchas
las muchas condiciones externas distintas. El problema de cómo aparece el
objeto según el punto de vista del sujeto en esta o aquella "perspectiva", en un
caso especial del problema más general de cómo las relaciones invariantes
pueden manifestarse por medio de conexiones y propiedades variantes.

 SE PUEDE, ENTONCES, ESTABLECER QUE EL PROGRAMA DE LA


CONSTANCIA PERCEPTUAL EN LA PSICOLOGÍA, ES SOLAMENTE UN
CASO ESPECIAL DE UN PROBLEMA MÁS GENERAL: el problema sobre el
papel que juega la invariancia de las percepciones de los objetos en la
construcción del saber objetivo. Es necesario, por ello, no solamente investigar
los mecanismos psicológicos y fisiológicos por medio de los cuales el hombre
percibe un objeto como constante, sino también analizar la estructura lógica de
la invariancia, la relación mutua entre la invariancia y la variancia de las
determinaciones del objeto, su relación con la subjetividad y objetividad del
saber. La importancia del análisis lógico-filosófico de la posición de la
invariancia en el proceso cognoscitivo, sea aclara especialmente en donde no
se trata de una realización inconsciente de la invariancia (como en el caso de
la constancia perceptual), sino de sus aplicaciones como principio
metodológico importante en la construcción del saber. Esto es de lo más
reciente en saber científico, especialmente en ciencias como las matemáticas y
la física. El investigador reproduce el objeto y desarrolla el saber sobre el
mismo objeto cognoscible, les corresponde determinada invariancia que
también determina el sistema de su estado total.
 EN LOS RESULTADOS QUE SE ENCUENTRAN EN LOS TRABAJOS DEL
PSICÓLOGO SUIZO J. PIAGET., documentan el gran significado que tiene,
para el desarrollo del saber, el aprovechamiento de la invariancia de las
determinaciones del sujeto. Sus investigaciones en el campo de la psicología
infantil, lo llevaron a desarrollar un problema general, esto es, la génesis del
intelecto.

 PIAGET, ve la esencia del intelecto en un sistema de operaciones. La


operación como acción interna se deriva de la acción real, objetiva. Una
operación es la acción objetiva, externa transformada, y continuada
internamente ("interiorizada"). La operación como acción interna se realiza
mentalmente, con el uso de imágenes, símbolos y señales que representan
cosas reales. Mas, la operación no solamente se distingue de la acción
objetiva, real por su carácter "interno" y abreviado. No toda acción "interna"
(interiorizada) es una operación. Una acción interna sólo se convierte en
operación, cuando es una dependencia mutua determinada con otras acciones,
se une a un sistema, a un todo estructurado. Ahí, tal sistema de operaciones se
caracteriza por el equilibrio que se establece entre las operaciones y otras
opuestas a aquéllas. Así, en un sistema de operaciones en el sentido de una
clasificación, por ejemplo, no hay solamente operaciones para establecer las
relaciones aditivas (A+A’=B; B+B’=C; etc.), sino también las operaciones
opuestas, las de la sustracción (B-A’=A; C-B’=B, etc.).

 LA REVERSIBILIDAD DE LAS OPERACIONES SIGNIFICA, pues, que para


cada operación existe otra simétrica y opuesta que reconstruye la situación
original vista desde los resultados de la primera operación. La reversibilidad de
las operaciones produce un "equilibrio" dentro del sistema de operaciones.

 SEGÚN PIAGET, sólo el intelecto logra la reversibilidad completa, puesto que


a las formas inferiores de captar el objeto (tales aspectos del proceso del
conocimiento como la percepción o la experiencia) les son inaccesibles la
reversibilidad completa.
 PARA EL DESARROLLO DEL NIÑO, SEGÚN PIAGET, se demuestra que el
pensar de un niño es tanto menos reversible cuanto más joven es. Piaget
subraya que hay que evaluar la formación de operaciones y su organización en
estructuras operativas según el grado en el cual el sujeto capta como
invariantes y estables las características del objeto de las operaciones,
independiente de todas las transformaciones hechas con el objeto. Piaget
considera que la estructura de estas invariantes captadas, o "conceptos de
conservación", también constituyen el fundamento lógico que posibilita la
elaboración de distintos conceptos.

 MIENTRAS LOS OBJETOS MATEMÁTICOS, la invariancia se relaciona con la


conservación de las propiedades fundamentales de tales objetos matemáticos
como número y espacio, en el campo de la física, la invariancia aparece como
ley de la conservación de la masa, etc. Piaget distingue varios estadios en el
desarrollo del intelecto desde el nacimiento hasta la madurez: el estadio
sensomotriz (hasta el segundo año). El intelecto sensomotriz todavía no es
operativo, porque las acciones del sujeto todavía no se convirtieron en
reversibles completamente, aunque hay cierta tendencia a la reversivilidad. El
segundo estadio es el del intelecto preoperativo ( desde mediados del segundo
año hasta el séptimo año de edad). En este periodo se producen el lenguaje y
la representación, y las acciones se "interiorizan" en el pensamiento. Es el
estadio del pensamiento plástico, "intuitivo", en donde el pensamiento infantil
se subordina más a la lógica perceptiva que a la lógica conectiva. El siguiente
estadio es el de las operaciones concretas (de los 7 a los 12 años de edad). En
este estadio, dentro de las acciones intelectuales, se crean operaciones que se
caracterizan por su reversibilidad. Se forman los conceptos elementales de la
conservación (de volumen, masa, peso, etc.) Por otro lado, también ahora se
pueden realizar solamente operaciones con objetos reales. Por esto, en este
estadio de desarrollo, los niños todavía no pueden construir un lenguaje lógico
independiente de la acción real. Las operaciones todavía son formalizadas
insuficientemente y, por esto, no pueden ser comprendidas como generales. El
cuarto estadio del desarrollo de intelecto, finalmente, es el estadio de la
operación formal con proposiciones y afirmaciones. En este estadio aparece la
capacidad para pensar en deducciones e hipótesis. Nace la posibilidad de
construcción lógica ilimitada.

 SEGÚN PIAGET, el desarrollo del conocimiento conduce a que el sujeto


reconoce tales propiedades del objeto que son invariantes con respecto a las
distintas situaciones cognoscitivas. De ahí se derivan las posibilidades para
superar el subjetivismo y alcanzar una mayor objetividad del saber. Así, Piaget,
llega a la concepción de que es posible y necesario aplicar la teoría de las
invariantes, especialmente la teoría matemática de conjuntos, en la
investigación psicológica y gnosceológica del proceso del conocimiento. Las
estructuras cognoscitivas que se forman en los diferentes estadios de
desarrollo del intelecto, Piaget las describe matemáticamente como diferentes
conjuntos de transformaciones.

 PARA EL PROCESO DEL CONOCIMIENTO, existe la tendencia característica


de conectar las diferentes elementos del saber por medio de por decir un
sistema único a partir de las relaciones invariantes. También subraya esta
tendencia por parte de algunos teóricos de la corriente positiva, pero se la
interpreta de un modo específico: no como una forma de reproducción ideal del
objeto real, sino como expresión de ciertas peculiaridades del sujeto.

 ASÍ LA ESCUELA DE LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT SEÑALA, el


carácter estructural del conocimiento. Este carácter estructural ya aparece
desde la percepción elemental: el sujeto percibe determinadas totalidades
estructuradas que se le aparecen como cosas existentes en un determinado
"trasfondo". Según esto, el sujeto cognoscente aparece como pasivo en la
concepción de la psicología de la Gestalt; al propio sujeto se le considera como
cosa física entre otras cosas físicas. Con este supuesto, desde el principio es
imposible diferenciar en la percepción como resultado de la relación mutua
entre sujeto y objeto, las propiedades de la cosa "como tal", de las propiedades
que le son características a la percepción según las peculiaridades de sujeto.

 PIAGET, sin embargo, se acercó más a la solución del problema de la relación


sujeto-objeto con ayuda de la teoría del equilibrio. Él critica la psicología de la
Gestalt y subraya que hay que ver al sujeto como un ser activo. Según Piaget,
la psicología de la Gestalt se dedica solamente a un tipo muy estrecho de
estructura cognoscitiva totalitaria, a las llamadas totalidades irreversibles y no-
asociativas que corresponden solamente al estadio inicial del desarrollo del
intelecto y que son sustituidas en el curso del desarrollo del intelecto y que son
sustituidas en el curso del desarrollo intelectual por otras estructuras
reversibles y asociativas. Es hasta las estructuras reversibles, donde aparecen
las características estables, invariantes del objeto, las cuales no dependen del
cambio continuo de las condiciones cognoscitivas.
 LOS ESTUDIOS PSICOGENÉTICOS, han puesto de relieve que la acción
constituye la fuente común del conocimiento lógico-matémático y del
conocimiento físico del mundo. Precisamente, es desde los sistemas de acción
que puede comprenderse la contribución del objeto y del sujeto en el
conocimiento, ya que tales instrumentos de conocimiento se modifican en
virtud de las "resistencias" de los objetos, ya su vez, los objetos sólo son
conocidos por la acción estructurante del sujeto.

 ENTRE OTRA DE SUS APORTACIONES, en lo que respecta al rol de la


experiencia en el conocimiento, la epistemología genética ha demostrado
experimentalmente que el empirismo está equivocado. Los resultados de la
investigación psicogenética han mostrado el rol esencialmente activo del sujeto
cognoscente.

 EN LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA SUJETO - OBJETO, la filosofía marxista


parte de que la relación cognoscitiva se produce en la relación práctica
material-productiva entre sujeto y objeto. La primera relación sólo puede existir
como algo que garantiza la realización de la segunda relación. La particularidad
específica que distingue al hombre del animal, como es sabido, consiste en
que el hombre no se apropia pasivamente los objetos ofrecidos por la
naturaleza, sino que transforma la naturaleza, la "humaniza" y así crea un
"segundo" mundo, la sociedad, en la que vive y actúa. Con la transformación
de la naturaleza que el hombre realiza conforme a sus necesidades, él mismo
se transforma produce dentro de sí nuevas necesidades, "se crea a sí mismo".
Mas para poder transformar el objeto conforme a sus finalidades, el sujeto
necesita de un saber sobre la estructura interna del objeto tiene que conocer
las conexiones necesarias del objeto, sus leyes. Por esto, la actividad que
transforma el objeto, necesariamente se une a la actividad cognoscitiva del
sujeto, es decir, una actividad que en su contenido coincide con el objeto. En
los primeros estadios del proceso de desarrollo cognitivo humano, la actividad
práctica y cognoscitiva todavía no eran separadas externamente. La última era
un momento, un aspecto de la primera, según una expresión de Marx, se
entrelazaba con la actividad práctica. Más tarde, se dio la separación externa
entre actividad práctica y actividad cognoscitiva, lo que naturalmente no niega
el hecho de que el proceso cognoscitivo depende fundamentalmente de la
apropiación práctica de la realidad por el sujeto.

3.- CONTRIBUCIÓN CONSTRUCTIVISTA:


En sus orígenes, la Epistemología se Apoyó en Dos (02), Supuestos:

1.- Que el conocimiento es una categoría del espíritu, una "forma"


de la actividad humana o del "sujeto", que puede ser investigada universal y
abstractamente, esto es, prescindiendo de los procedimientos cognoscitivos
particulares, de los que el hombre dispone, tanto fuera como dentro de la
ciencia.

2.- Que el objeto inmediato del conocer sea, como lo había


pensado Descartes, solamente la idea o representación y que la idea sea una
entidad mental, que existe, por lo tanto, sólo "dentro" de la conciencia o del
sujeto que la piensa. Se trata, por tanto, de ver si a la idea le corresponde una
cosa o entidad "externa", o sea "fuera" de la conciencia, y si existe una
diferencia, y en su caso cuál, entre ideas irreales o fantásticas e ideas reales.

Sin embargo, esta postura de la epistemología fue perdiendo primacía


desde que se empezó a dudar de la validez de uno de sus supuestos. Los
analistas contemporáneos han rechazado que el conocimiento sea una forma o
categoría universal que pudiera indagarse como tal: ellos adaptaron como
objeto de investigación los procedimientos efectivos o el lenguaje del
conocimiento científico y no el conocimiento en general. Tal es el caso de la
empistemología genética que, por su parte, se ha propuesto encarar la
reconstrucción del modo en que se producen los conocimientos apelando al
estudio psicogenético así como a la indagación histórica.

A pesar de las semejanzas superficiales, los movimientos desde los hechos hacia las
teorías no son los mismos en epistemología genética como los que sostiene, por
ejemplo, el empirismo lógico, porque lo real desde el punto de vista de Piaget no
permanece idéntico a sí mismo en el proceso, sino que es transformado
constantemente por este verdadero movimiento del conocimiento. Es, por lo tanto, una
epistemología de la relación. Pero ésta es una relación calificada. El movimiento del
conocimiento siempre va en aumento. Permite una mejor comprensión tanto de la
realidad como del sujeto cognoscente, si no ya del propio conocimiento. Se niega a
mantener invariable tanto a la realidad, al igual que el empirismo, como a las
estructuras cognoscitivas del sujeto, como en el innatismo. Postula un sistema del
cambio continuo de controles y equilibrios entre el sujeto cognoscente y la realidad, lo
que requiere un máximo de creatividad por parte del sujeto en la invención de nuevos
medios de coordinación entre él y la realidad o los instrumentos del conocimiento. De
allí conceptos tales como equilibración, autorregulación, interacción, retroacción. Para
Piaget, el conocimiento es interacción.

1. EPISTEMOLOGÍA Y DÍDÁCTICA DE LAS MATEMÁTICAS:

J. Piaget con su Teoría de la Equilibración Predominante, Presentó una teoría


coherente de la evolución del conocimiento: "el conocimiento pasaría de un estado a
otro de equilibrio a través de un desequilibrio de transición, en el curso del cual las
relaciones consideradas por el sujeto en el estado anterior estarían en contradicción,
ya sea por la consideración de relaciones nuevas o por la tentativa, nueva también, de
coordinarlas. Esta fase de conflicto sería superada durante una fase de reorganización
y de coordinación que llevaría a un nuevo estado de equilibrio. Aplicar esta teoría al
conocimiento matemático lleva a considerar que las situaciones-problema presentadas
a los alumnos constituyen un factor importante para hacer evolucionar sus
representaciones y sus procedimientos. Guy Brousseau (1987) ha desarrollado al
respecto la teoría de situaciones didácticas.

La situación didáctica implica una interacción del estudiante con situaciones


problemáticas, una interacción dialéctica, donde el sujeto anticipa y finaliza sus
acciones y compromete sus conocimientos anteriores, los somete a revisión, los
modifica, los complementa o los rechaza para formar concepciones nuevas. El objeto
principal de la didáctica es estudiar las condiciones que deben cumplir las situaciones
planteadas al alumno para favorecer la aparición, funcionamiento o rechazo de esas
concepciones.

El interés de un problema dependerá de lo que el estudiante comprometa ahí, de lo


que someterá a prueba, lo que invertirá, de la importancia que conceda a los rechazos
a hacer, y de las consecuencias previsibles de esos rechazos, de la frecuencia a
cometer errores y de su importancia.

1) OBSTÁCULOS DIDÁCTICOS

En esta interacción dialéctica, la noción de obstáculo aparece como fundamental


debido a que éstos surgen en el proceso de aprendizaje por la confrontación que de
conocimientos efectúa el estudiante, así, habrá de enfrentarlos y superarlos para
lograr un conocimiento científico. Al respecto Bachelard menciona: "no se trata de
considerar los obstáculos externos como la complejidad y la fugacidad de los
fenómenos, ni de incriminar la debilidad de los sentidos y del espíritu humano, es en el
acto mismo de conocer íntimamente que aparecen por una suerte de necesidad
funcional para conocer... Uno conoce contra un conocimiento anterior".

La noción de obstáculo aún está en vías de construirse y diversificarse, de donde no


es fácil decir generalidades pertinentes sobre el tema, vale más hacer estudios caso
por caso. Esta noción tiende a extenderse fuera del campo de la epistemología para
también ser considerado en los campos de la didáctica, psicología, y otras disciplinas.

2) ORIGEN DE LOS DIVERSOS OBSTÁCULOS DIDÁCTICOS

Se describirán a continuación los obstáculos que se presentan en el sistema didáctico,


mencionados por Brousseau, cuyas causas pueden ser varias, por ejemplo, una
concepción del aprendizaje, siendo difícil e incluso incorrecto incriminar a sólo uno de
los sistemas de interacción (alumno-alumnos, alumno-docente, alumnos-contenido,
ambiente físico y social). En consecuencia, los orígenes de los obstáculos didácticos
estarían en el sistema, cuya modificación, se piensa, los evitaría. Sin embargo, existen
obstáculos didácticos de diverso origen:

ONTOGÉNICOS: Estos sobrevienen del hecho de las limitaciones


(neurofisiológicas entre otras) del sujeto en un momento de su evolución: él
desarrolla conocimientos apropiados a su medio y objetivos. Al respecto, la
epistemología genética evidencia la existencia de dos instrumentos de
aprendizaje: acomodación y asimilación.

De enseñanza: son los que surgen del modo como se enseñan los conocimientos de
acuerdo a un modelo educativo específico.

EPISTEMOLÓGICOS: son dificultades intrínsecas de los conocimientos. Es


posible encontrarlos en la historia de los conceptos mismos, lo cual no implica
que se habrán de reproducir en situación escolar necesariamente las mismas
condiciones históricas en que se han superado.

➢ BROUSSEAU; Introdujo a la didáctica, en 1976, esta noción de


obstáculo epistemológico como un medio para cambiar el status del
error, así fue posible mostrar que el error no es sólo el efecto de la
ignorancia, de la incertidumbre o del azar, como lo conciben las teorías
conductistas, sino el efecto de un conocimiento anterior, que tenía su
interés, que incluso habiendo sido exitoso se presenta como falso o
inadaptado. Con lo que se origina un nuevo paradigma del cual surge la
didáctica como disciplina científica, desterrando al empirismo.
➢ FARFÁN (1996); Sostiene que esta noción de obstáculo epistemológico
es la que ha permitido el surgimiento de la didáctica como disciplina
independiente de aquéllas en las que se apoyó al inicio (epistemología,
psicología, sociología, lingüística, etc.) construyendo sus propios
referentes de explicación como la teoría de situaciones, los conceptos
dialécticos herramienta/objeto, el juego de contextos.

También en el terreno metodológico se encuentra esta noción en tanto que las


relaciones entre observador y observado no se establecen natural e ingenuamente
fuera de la problemática que les es consubstancial; la observación se construye contra
el sistema observado.

En la tarea de diseñar una Ingeniería Didáctica es de fundamental importancia la


noción de obstáculo epistemológico, pues ha de decidirse:

¿cuáles pueden (o deben) evitarse?,

¿cuáles no deben evitarse?,

y en consecuencia

¿cómo serán superados?

A lo que se añade el asunto del significado a elegir, ya que los problemas que
han motivado la introducción (el surgimiento) de tal o cual concepto, así como
los que han gobernado su evolución son constitutivos de la significación de
dicho concepto y el investigador, en su análisis, se confronta necesariamente al
problema de la significación del concepto que resolverá con el análisis
epistemológico.

DE LADO DEL ANÁLISIS CONCEPTUAL; La Epistemología interviene a un nivel más


general que el de la enseñanza, ya que asumimos que el fenómeno educativo no es
simplemente la transmisión de conocimientos matemáticos. Éste concierne
globalmente a una cultura. Luego, bajo está consideración, ¿cuáles son los procesos
generales del pensamiento que lo gobiernan? Es el análisis epistemológico quien
responderá estas cuestiones, planteando al investigador varios problemas globales y,
fundamentalmente, guiando la producción de ingenierías didácticas referentes al
análisis de la enseñanza actual, tales como:

• ¿Qué transponer en la enseñanza de los elementos de la cultura y de sus


interrelaciones?
• ¿Existe una transposición mínima o un conjunto de transposiciones mínimas a
respetar para no desnaturalizar el sentido de la cultura? Si ello es posible,
¿bajo qué condiciones?

• ¿Las transposiciones pueden, o bien deben depender del público al que se


destina la enseñanza?

• ¿Cuáles son las restricciones que se establecen en las transposiciones


usuales? ¿Cuáles son sus efectos?

Desde esta perspectiva, la investigación epistemológica en esta disciplina no se limita


a integrar asuntos referentes a la naturaleza epistemológica. Consiste también en
construir los distintos contextos teóricos que permitan involucrar tales dilemas, así
como su incorporación efectiva de la enseñanza.

3.- CARACTERÍSTICAS DE LOS OBSTÁCULOS DIDÁCTICOS:

a).- ERRORES: un obstáculo se manifiesta por sus errores, los cuales


son reproducibles y persistentes. Están ligados entre ellos por una
fuente común, una forma de conocer, una concepción característica
coherente y que ha tenido éxito en todo un dominio de acciones que no
son forzosamente explicitables.

Los errores persisten, resurgen a pesar del tiempo que tengan de haber
sido rechazados del sistema cognitivo consciente, no desaparecen
radicalmente de golpe.

b).- FRANQUEAMIENTO: el obstáculo está constituido como un


conocimiento con objetos, relaciones, métodos de aprehensión,
consecuencias olvidadas... va a resistir el rechazo, se adaptará
localmente, se modificará al menor precio, se optimizará sobre un
campo reducido siguiendo un proceso de acomodamiento. Será
necesario un flujo suficiente de situaciones nuevas que van a
desestabilizar en el alumno su conocimiento y hacer necesaria la
reconsideración, el rechazo, el olvido hasta en sus últimas
manifestaciones. Franquear un obstáculo exige un trabajo de igual
naturaleza que el establecimiento de un conocimiento, es decir,
interacciones rechazadas en el proceso dialéctico entre el alumno y el
objeto de conocimiento. Así, un verdadero problema es una situación
que permita esta dialéctica y que la motive.

C).- AFIANZAMIENTO A CAUSA DEL MEDIO AMBIENTE: el


conocimiento, el hombre y el medio mantienen una interacción que
desemboca frecuentemente en concepciones erróneas, mismas que
son dirigidas por condiciones de interacción posibles de modificar,
fenómeno que es objeto de la didáctica. Este obstáculo es fruto de una
interacción del alumno con su medio.

Esta declaración tiene consecuencias para la enseñanza: si uno quiere


desestabilizar una noción enraizada es necesario que el alumno pueda
invertir sus concepciones dentro de situaciones numerosas e
importantes para él, con condiciones informacionales diferenciadas para
que un salto cualitativo sea necesario.

4.- CONSIDERACIONES EN LA ORGANIZACIÓN DE SITUACIONES


PROBLEMÁTICAS:

La concepción del aprendizaje apoyada en el desarrollo de los conocimientos en


términos de obstáculos difiere de la concepción clásica en lo concerniente al rol y
organización de los problemas. El problema va a jugar en el proceso un rol
fundamental.

• Plantear el problema consiste en encontrar una situación en la que el alumno


emprenderá una sucesión de intercambios relativos a una cuestión que constituye
un obstáculo para él, el cual tomará como apoyo para apropiarse o construir un
conocimiento nuevo.

• Las condiciones en que se desarrolla esta situación-problema son inicialmente


escogidas por el que enseña.

• El proceso debe pasar rápidamente por el control de quien va a participar a su vez


en la situación. La motivación nace de esta inversión y se conserva con ella.

• El estudiante deberá establecer la validez de una afirmación, por lo que el maestro


debe dirigirse al alumno como un sujeto capaz de aceptar o rehusar sus
afirmaciones, exponer pruebas de lo que anticipa, de oponerle otras afirmaciones.
Estos intercambios entre maestro y alumno permiten explicitar teorías matemáticas.
Se trata menos de aprender las pruebas aceptadas que de poner a prueba aquéllas
que uno concibe. Un proceso de prueba se construye en una dialéctica de la
validación que conduce al alumno a usar espontáneamente retórica, es decir,
defender con argumentos aquello de lo que no está tan seguro y, enseguida
renunciar a ellos.

A lo largo de este apartado se han esbozado de forma muy breve y sencilla las
aproximaciones teóricas que fundamentan a la Ingeniería Didáctica como una
metodología constructivista que intenta, desde el aula, captar la complejidad de la
clase.

En cuanto a los campos conceptuales, igualmente se aceptó en el transcurso de los


procesos anteriores, la influencia de más de una alternativa en las formas de dar
solución a la situación-problema enfrentada por los alumnos, a fin de que lograran, en
consecuencia, el conocimiento esperado.

Se abordó la comunicación de un saber a un público (los estudiantes), proceso que


supone la transformación de un saber en un conocimiento a enseñar y después en un
objeto de enseñanza, en donde quedó contemplada la transposición didáctica.

Así mismo, se esbozó la forma en que se deben crear y desarrollar las situaciones
didácticas a fin de que el alumno construya un conocimiento nuevo a partir de la
superación de sus obstáculos, cuestión que alude a las situaciones didácticas.

En este contexto teórico "los problemas" serán considerados no como un medio para
dificultar el aprendizaje en los estudiantes, sino como la mejor alternativa para
ayudarlos a superar sus obstáculos y provocarlo, de ahí que se sugiere una nueva
forma de plantearlos.

De esta manera, los problemas y el surgimiento de los obstáculos personales de los


estudiantes ante un saber son medulares en la Ingeniería Didáctica, la cual como se
mencionó anteriormente, es la metodología específica que surge de la teorización de
las situaciones didácticas.

EN ESTA TEORÍA EL PAPEL DEL PROFESOR CONSISTE PRINCIPALMENTE


EN:

• Organizar la situación didáctica de modo que el conocimiento sea planteado como


un objeto de enseñanza de forma tal que pueda ser adquirido, bajo su dirección, en
el proceso de aprendizaje,
• Permitir a los estudiantes aceptar la responsabilidad de resolver el problema
propuesto, en un modo de funcionamiento a didáctico, manteniéndolo por medio de
un proceso de confrontación y argumentación.

• Unir las adquisiciones desarrolladas durante el proceso de solución al conocimiento


institucional a través de una fase de institucionalización.

Actividades del profesor que ciertamente son muy distintas a las que en general
desarrollan dentro del sistema tradicional, sin embargo, desde la perspectiva de la
Ingeniería Didáctica, esbozan ya los pasos para la aplicación o experimentación de
una secuencia didáctica.

Cabe aclarar que tales situaciones, aunque fundamentales para el aprendizaje,


pueden raramente corresponder a la enseñanza global en un campo dado bajo
condiciones estándar, incluso cuando tal funcionamiento pudiera ser teóricamente
posible.

Con relación al cálculo, A la par de las dificultades en la enseñanza, también se


presentan las propias del aprendizaje, mismas que son de diversa índole, aunque se
sobreponen y refuerzan mutuamente. Existen tres grandes tipos:

A) DIFICULTAD POR LA COMPLEJIDAD DE LOS OBJETOS BÁSICOS


DEL CÁLCULO (NÚMEROS REALES Y FUNCIONES) Y SU PLENA
CONCEPTUALIZACIÓN.

CUANDO SE INICIA LA ENSEÑANZA DEL CÁLCULO, los números


reales y las funciones no son conceptos que los estudiantes desconocen del
todo. Estos son objetos en "construcción" que no se pueden considerar
"inertes" a medida que se efectúa el aprendizaje del cálculo. El aprendizaje de
éste será motor para llegar a su plena conceptualización.

LOS NÚMEROS REALES, para los estudiantes resultan poco claras las
relaciones existentes entre los diferentes conjuntos de números. Esto es, si
para los estudiantes R comprende categorías distintas de números (enteros,
fracciones, decimales, radicales y otros como Pi), todos estos tienden a
confundirse en la asociación entre sí.

LAS FUNCIONES: se han detectado dificultades con la identificación de


lo que en verdad es una función. Varias investigaciones se han centrado en
este aspecto: las primeras desde un enfoque conjuntista demostraron la
existencia de una brecha entre la concepción de los estudiantes respecto a
éstas y los criterios para la identificación de objetos funcionales y su
clasificación como tales. Estos últimos partían de concebir a la función en torno
a los prototipos de funciones comunes encontrados, de su asociación y
fórmula, ignorándose su definición, de donde conducían a rechazar funciones y
a admitir objetos no funcionales, además de carecerse de una coherencia
global, pues los criterios dependían del registro de representación utilizado. A
pesar de la evolución de la enseñanza y la desaparición de las definiciones
conjuntistas poco se logró modificar tales criterios.

B) DIFICULTADES ASOCIADAS CON LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA


NOCIÓN DE LÍMITE.

En las investigaciones sobre la enseñanza del cálculo, el límite tiene un


lugar esencial, dada la posición central del concepto en este campo. En
particular, la noción de límite interviene en la noción de convergencia de series.
Se ha buscado conciliar una aproximación cognitiva e histórica, y con base en
la noción de obstáculo epistemológico (introducida por G. Bachelard, 1938), se
ha indagado también sobre el desarrollo histórico de la noción de límite y sobre
los candidatos a obstáculos, susceptibles de explicar las dificultades que en
particular pueden encontrar los estudiantes.

El obstáculo epistemológico no se refiere a las dificultades


desorganizadas o derivadas de la ausencia del conocimiento, sino a las
dificultades directamente vinculadas con las formas de considerar el
conocimiento o con los conocimientos mismos, por lo tanto es válido suponer
que el conocimiento científico no es el resultado de un proceso continuo, por el
contrario, requiere de algunos momentos de ruptura con los conocimientos
anteriores.

Un obstáculo epistemológico que aparece en este dominio es el sentido


común, mismo que favorece la concepción del límite como una barrera
indispensable, una marca o el último término de un proceso, y al mismo tiempo
tiende a reforzar en los estudiantes concepciones monótonas estrictas (que
siempre crecen o bien siempre decrecen) de la convergencia.

Muchas investigaciones han evidenciado, al solicitarles a los


estudiantes la comparación entre los números 0.9999.... y 1, que perciben la
notación 0.9999... como algo diferente a un proceso infinito que no se detiene
jamás y que, por tanto, nunca llega al valor de 1. Por otra parte, se les
cuestiona sobre si se puede calcular la suma 9/10+9/100 + ..., y si se puede
hacer, qué valor tiene. En este caso, la pregunta evoca directamente al
estudiante la serie geométrica y, también, algunas actividades, como la fórmula
de la suma o el algoritmo que permite calcularla. Tanto en la visión que tiene el
estudiante, como en la solución que él hace del problema, el proceso del límite
en sí está relegado a último plano.

Existe un salto cualitativo mayor, que se verifica en la historia misma del


concepto, entre el manejo relativamente intuitivo de la noción de límite y la
noción formalizada estándar. El concepto formalizado aparece como un
concepto hecho para "demostrar", lo cual rompe parcialmente con las formas
de conocimientos anteriores (Lakatos 1976) y se convierte, de hecho, en una
gran dificultad para el estudiante.

C) DIFICULTADES ASOCIADAS A LA RUPTURA ALGEBRA/CÁLCULO.

El cálculo es un dominio donde la actividad matemática se apoya en


gran medida en las competencias algebraicas, donde se necesita de una
ruptura con una cierta cantidad de prácticas algebraicas para acceder a él,
temática que en realidad se ha trabajado muy poco.

Dentro del campo algebraico, los estudiantes están acostumbrados a


razonar en lo posible por equivalencia. Entrar en el campo del cálculo significa
comprender que este manejo con frecuencia no se va a realizar.

Todo esto no tiene por qué ser natural. La ideología tradicional de la


enseñanza no ayuda a los estudiantes a tomar conciencia de estos cambios
pues lo conduce a minimizar las rupturas y a mantener la ficción de un
aprendizaje progresivo y continuo.

De igual forma, esto es difícil porque los modos de razonamiento que


subyacen a este trabajo son nuevos para los estudiantes y porque las técnicas
matemáticas de trabajo son delicadas. Se pasa de razonamientos por
equivalencias sucesivas a razonamientos por condiciones suficientes.

1. USOS DE LA EPISTEMOLOGÍA EN DIVERSOS TRABAJOS DE


INVESTIGACIÓN:
Muy diversos trabajos se han realizado con aporte epistemológico dentro de la
naciente escuela mexicana de matemática educativa. Tal es el caso del estudio sobre
las categorías relativas a la apropiación de una base de significaciones propia del
pensamiento físico para los conceptos y procesos matemáticos de la teoría elemental
de las funciones analíticas realizado por Ricardo Cantoral (1990). Destaca, entre otras
cosas importantes, el resaltar una noción que, por el papel que desempeña en la
construcción del conocimiento, se ubica como la idea germinal, a partir de la cual tanto
procedimientos como significaciones se construyen paulatinamente y adquieren entre
sí su completa significación epistémica. Cantoral sostiene que esta idea alcanza su
madurez durante el siglo XVIII y la que llamará prædicere, el cual define como: "Es la
acción intelectual del sujeto epistémico sobre los datos fácticos para establecer los
patrones de regularidad del comportamiento de lo que ha de predecirse. Acción que
tiene efecto sólo con el conocimiento de las explicaciones causales de los fenómenos
de los estudiantes".

EL PRÆDICERE, dice él, transita por diversos estadios de su desarrollo que


denomina: prædicere como esquema, prædicere como modelo y, prædicere como
teoría.

1. El primero se refiere a la construcción de tablas numéricas y de


ecuaciones cuasi-empíricas que incorporan variables continuas. Dichas
tablas constan de una colección finita de valores de cierto parámetro
físico y sirven para predecir valores no contenidos en ellas. Respecto a
las ecuaciones, éstas son expresadas generalmente en la lengua
natural y se han obtenido mediante la percepción de algún patrón de
regularidad en el comportamiento de los datos empíricos.

2. La segunda se encuentra sobre la base del anterior, añadiendo la


estructuración de ecuaciones cuasi-universales en el primer marco
teórico integrador.

3. En este estadio se construyen las ecuaciones a partir del


reconocimiento de la unidad fundamental y permanente, con lo cual se
puede prescindir de las grandes tablas construidas. Los resultados, en
este contexto, dejan de ser particulares en la mediada que se aplican a
todos los objetos en situaciones semejantes.

4. El tercer estadio se refiere a la presencia de un marco teórico


relativamente completo en el que las ideas tienden a ocultar su
significación que les dio origen.
5. Por otra parte, el enfoque epistemológico forma parte del procedimiento
metodológico de la investigación en Cantoral que incluye una génesis
histórica, didáctica de antaño, fenomenología intrínseca, constructos
característicos, reconstrucción de significados asociados y la praxis
educativa.

EN EL TRABAJO DE FRANCISCO CORDERO; Se puede observar otra forma


contemporánea de hacer epistemología desde una perspectiva neo-piagetiana.
Cordero caracteriza el conocimiento matemático, dentro de situaciones problemas, en
términos de procesos y objetos.

De este modo, la complejidad del conocimiento matemático consiste en dos


ASPECTOS: SITUACIÓN DEL PROBLEMA Y CONCEPCIÓN MATEMÁTICA DEL
SUJETO. De éstas depende tomar el papel de proceso o de objeto para muchas
nociones matemáticas. Él considera que la transformación proceso-objeto constituye
una de las componentes de la problemática, la cual precisa sobre las dificultades de ir
más allá al considerar una función como una regla de procedimiento y concebir esto
como un ente individual: un objeto matemático.

La visualización es otra componente de la matemática la cual consiste en la


reticencia del pensamiento visual en la escuela ante la resolución de problemas
matemáticos. La flexibilidad de representaciones permite tener al mismo tiempo
significados y significantes que no están formados solamente de signos sino, también,
de conceptos y nociones que reflejan a la vez el mundo material y la actividad del
sujeto en éste.

Otros estudios tales como Ingeniería didáctica. Un estudio de la variación y el


cambio:

ROSA MARÍA FARFÁN (1994); Muestra la relevancia de la dimensión


epistemológica en matemática educativa cuando afirma que el análisis
epistemológico permite al didacta tomar distancia y controlar las
representaciones epistemológicas de las matemáticas inducidas por la
enseñanza. Argumenta que esto se debe a que dicho análisis provee de
historicidad a los conceptos matemáticos que la enseñanza usual presenta
como objetos universales, así como a las nociones metamatemáticas y
protomatemáticas. Además, posibilita la observación de las disparidades entre
el saber científico y el enseñado.
Esto contribuye de desterrar ficciones de la escuela, tal como que la
concepción de que los objetos de enseñanza son copias simplificadas, pero
fieles de los objetos de la ciencia.

ASUMAN OKTAÇ (1998), en sus trabajos sobre construcciones de las


nociones del álgebra lineal y abstracta puede observarse que parte de una
experiencia epistemológica, entendida como formas de pensamiento sintético y
analítico, sobre lo que significa entender el concepto y cómo el concepto puede
ser construido por el que aprende. Todo ello sintetizado en situaciones
matemáticas en donde se diseñan actividades dentro de los marcos de
aprendizaje cooperativo.

En otros trabajos como el de La Convergencia de Series en el Nivel


Superior. Una Aproximación Sistémica de Albert A. (1996); No sólo recurre
a la epistemología como una componente fundamental de la metodología que
aporta importantes elementos para el diseño y análisis a priori, sino que hace
énfasis en la detección de obstáculos epistemológicos y la construcción de las
nociones sobre series numéricas, pero no centrado en el individuo sino en la
colectividad de la situación escolar.

De modo que las relaciones sujeto-objeto no son referidas centralmente


a entender sujeto como individuo sino como colectividad en la clase. Así, no
son lo mismo los posibles obstáculos y procesos de construcción sobre
determinadas nociones para cada estudiante que en su interacción con otros
estudiantes y luego con el profesor.

LA EPISTEMOLOGÍA DE LA MATEMÁTICA EDUCATIVA; Es una disciplina en


ciernes, pero muy importante de desarrollar porque existen muchas interrogantes que
resolver como:

• ¿Cómo distinguir un resultado científico en matemática educativa del que no lo


es?

• ¿qué tan importantes son los estudios antecedentes epistemológicos en todo


proceso de investigación en matemática educativa?
• ¿ Cuales son los alcances y las limitaciones de las validaciones internas, las
validaciones sociológicas (de una comunidad científica específica) y respecto a
los distintos marcos teóricos que existen?

• ¿Cómo podría medirse el grado de confirmación de una hipótesis y cómo el de


una teoría en matemática educativa?

• ¿Qué significaría en matemática educativa el concepto de verdad aproximada?

• ¿Cuáles son los alcances de validación en matemática educativa de trabajos


de investigación fundamentados en introspección, seguimiento clínico, trabajo
cooperativo, situación escolar?

• ¿Que es una invariancia en matemática educativa y cuál sería su naturaleza?

• ¿Hasta donde llegarían los niveles de compatibilidad y de contradicción el uso


de más de una teoría en la investigación en matemática educativa (v. gr. :
Resolución de problemas con Ingeniería Didáctica?

• ¿Qué tan sostenible es una postura ecléctica en matemática educativa para la


investigación?

• ¿Qué repercusiones, en términos de validación, tendría recurrir al concepto de


probabilidad en la investigación en matemática educativa?
LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

(COPLESTON FREDERICK)
En ninguno de los diálogos de Platón se hallará una teoría del conocimiento
expuesta sistemáticamente. El Teeteto está dedicado, sí, al examen de los problemas
que plantea el conocimiento, pero su conclusión es negativa, pues en este diálogo
trata Platón de refutar algunas teorías del conocimiento falsas, especialmente la de
que el conocimiento consiste en la percepción sensible. Por lo demás, en la época en
que se puso a escribir el Teeteto, había elaborado ya su teoría de los grados del
conocer, correspondientes a los de la jerarquía del ser tal como los expone en la
República. Podemos decir, por tanto, que el estudio positivo precedió al negativo y
crítico, o que Platón, después de haberse hecho su propia opinión acerca del
conocimiento, volvió enseguida la atención hacia las dificultades, a fin de refutar
sistemáticamente las teorías que consideraba falsas. No obstante, en un libro como
éste, parece preferible tratar primero el lado negativo y crítico de la epistemología
platónico, antes de proceder al examen de su doctrina positiva.

Por consiguiente, resumiremos en primer lugar la argumentación del Teeteto y


estudiaremos a continuación la doctrina del República en lo tocante al conocimiento.
Esta manera de proceder justifícanla las exigencias de la exposición lógica y el hecho
de que el diálogo República no sea, esencialmente, una obra epistemológica. Cierto
que en él hay una doctrina epistemológica positiva. pero algunos de los presupuestos
lógicamente previos de esa doctrina se hallan en el Teeteto, diálogo que fue
compuesto más tarde.

La Tarea de resumir la epistemología platónica y de presentarla en forma


sistemática es una tarea complicada, porque resulta difícil separar la epistemología de
Platón de su ontología. Platón no fue un pensador crítico en el sentido en que lo fue
Manuel Kant, y, aunque se pueda discernir en su pensamiento un anticipo de la
filosofía crítica (al menos, esto es lo que han tratado de hacer algunos autores),
propende más bien a afirmar que el hombre puede conocer verdaderamente, y trata
ante todo de averiguar cuál sea el objeto genuino del conocimiento.

Ésta es la causa de que los temas ontológicos y los epistemológicos aparezcan


frecuentemente entremezclados por él o tratados pari passu, como en la República.
Intentaremos, pues, separar la epistemología de la ontología, pero semejante tentativa
no puede ser coronada del todo por el éxito, dado el carácter mismo de la
epistemología platónica.

I.- EL CONOCIMIENTO NO ES LA PERCEPCIÓN SENSIBLE.


 Sócrates, interesado como los sofistas por la conducta práctica, rehusaba
admitir la idea de que la verdad sea relativa, de que no haya ninguna norma fija
ni ningún objeto estable del conocimiento. Tenía la convicción de que la
conducta ética se ha de basar en el conocimiento y, asimismo, la de que este
conocimiento que sirva de base a la acción debe ser un conocimiento de
valores eternos, no sujetos a las variables y cambiantes impresiones de los
sentidos-, o de la opinión subjetiva, sino idénticos para todos los hombres y
para todos los pueblos y todas las edades.

 Platón, heredó de su maestro esta convicción de. que es posible el


conocimiento, entendiendo por tal un conocimiento objetivo y universalmente
válido; pero quiso demostrarlo teóricamente, y así se metió de lleno y con
profundidad en los problemas del conocimiento, preguntándose por su
naturaleza y objeto.

 En el Teeteto, lo que Platón se propone es ante todo refutar las teorías falsas.
Señálese, en consecuencia, la tarea de combatir la teoría de Protágoras sobre
el conocimiento como mera percepción [sensible] y su tesis de que lo que a
cada cual le parece verdadero eso es la verdad para él. El método de Platón
consiste aquí en procurar dialécticamente una clara exposición de la teoría del
conocimiento que resulta de la ontología heraclitiana y de la epistemología de
Protágoras, de modo que se manifiesten sus consecuencias y se vea que la
concepción del "conocer" así lograda no cumple en absoluto los requisitos del
verdadero conocimiento, pues éste, según Platón, debe: 1º) ser infalible, y 2º)
tener por objeto lo que es. Mas la percepción sensible no satisface ninguna de
estas exigencias.

 Teeteto, joven matemático, entra en conversación con Sócrates, y éste le


pregunta qué es lo que piensa él sobre la naturaleza del conocimiento. Teeteto
responde mencionando la geometría, las ciencias y las artes; pero Sócrates le
hace comprender que eso no es contestar a su pregunta, pues ésta inquiría no
el objeto del conocimiento, sino el quid, la naturaleza del mismo. La cuestión
pretende ser, pues, puramente epistemológica, aunque como ya hemos
indicado, resulta imposible excluir las consideraciones ontológicas, debido a las
características de la epistemología platónico. Es más, no se ve muy bien cómo
puedan evitarse en ningún caso, tratándose de cuestiones epistemológicas, las
interferencias ontológicas, puesto que no se da el conocimiento in vacuo: si hay
algún conocimiento, por fuerza ha de ser conocimiento de algo, y aun cabe la
posibilidad de que el conocer esté necesariamente vinculado a algún tipo
particular de objetos.
 Animado por Sócrates, Teeteto, hace otra tentativa de responder a la
cuestión propuesta, y sugiere que "el conocimiento no es sino la percepción".
Piensa, sin duda, ante todo en la visión, aunque la percepción misma abarca,
naturalmente, más.

 Propone Sócrates, un examen de esta idea del conocer y, a lo largo de la


conversación, consigue que Teeteto admita el punto de vista de Protágoras,
según el cual la percepción quiere decir la apariencia, y que las apariencias
varían en los diversos sujetos. Al mismo tiempo, hace que Teeteto reconozca
que el conocimiento es siempre conocimiento de algo que es, y que, en cuanto
conocimiento, ha de ser infalible Establecido esto, intenta acto seguido
Sócrates evidenciar que los objetos de la percepción se hallan siempre, como
enseñó Heráclito, en incesante fluir: nunca son, sino que cambian
continuamente. (Platón -quede esto bien claro- no acepta la doctrina
heraclitiana de que todo deviene, aunque sí que acepta el devenir de los
objetos de la percepción sensible, sacando en conclusión que la percepción
sensible no puede ser lo mismo que el conocimiento.) Dado que un objeto
puede parecer unas veces blanco y otras gris, en unas ocasiones caliente y en
otras frío, etcétera, el "parecer" debe significar "hacerse, convertirse en", de
manera que el objeto de la percepción es siempre algo que se halla en proceso
de devenir. Mi percepción es válida, verdadera, para mí, y si yo sé lo que me
parece a mí, como evidentemente lo sé, entonces mi conocimiento es infalible.
En tal sentido, Teeteto ha hecho bien al decir que la percepción es
conocimiento.

 Asentado esto, Sócrates propone analizar más a fondo la idea. Objeta que, si
el conocimiento es la percepción sensible, entonces ningún hombre será más
sabio que otro, puesto que cada uno es el mejor juez de su propia percepción
sensible en cuanto tal.

¿Cómo se permite, pues, Protágoras enseñar a los demás y aceptar un pingüe


salario por hacerlo? Y

¿Dónde está la ignorancia que nos hace ir a sentarnos a sus pies? Porque? ? ?

¿No es cada uno de nosotros la medida de su propia sabiduría?

Más aún: si el conocer y el percibir se identifican, si ninguna diferencia hay


entre el ver y el conocer, síguese de ello que quien ha conocido (es decir, visto)
algo en el pasado y se acuerda todavía de ello, no lo conoce -aunque lo
recuerde- puesto que no lo ve actualmente. Y, a la inversa, si se admite que un
hombre puede recordar algo que percibió anteriormente y puede saberlo,
aunque ahora no lo perciba, síguese de aquí que el conocimiento y la
percepción no son equivalentes (aun suponiendo que la percepción sea una
clase de conocimiento).

 Pasa luego Sócrates a atacar la doctrina de Protágoras según


interpretaciones más amplias, entendiendo lo de "El hombre es la
medida de todas las cosas" no sólo en relación con la percepción
sensible, sino respecto a toda verdad. Hace ver que la mayoría de los
hombres creen que puede haber conocimiento e ignorancia y admiten
que ellos mismos pueden tener por verdadero algo que en realidad no
lo sea. En conformidad con lo cual, quien sostenga que la doctrina de
Protágoras es falsa estará afirmando, según Protágoras mismo, la
verdad (es decir, si se supone que el hombre medida de todas las cosas
es el hombre individual).

 Tras estas críticas, acaba Sócrates con la pretensión de que la


percepción sea el conocimiento, demostrando:

1º) Que la percepción no es todo el conocimiento, y

2º) Que ni aun dentro de su propia esfera es la percepción un


conocimiento.

 1º La percepción no es el todo del conocimiento, pues gran parte de lo que se


reconoce en general como conocimiento consiste en verdades que implican
términos que no pueden ser objetos de la percepción. Mucho de lo que
sabemos acerca de los objetos sensibles lo conocemos gracias a la reflexión
intelectual, y no inmediatamente por la percepción. Platón pone como ejemplos
la existencia y la inexistencia . Supongamos que un hombre ve un espejismo;
no hay percepción sensible inmediata que pueda informarle de la existencia o
inexistencia del objeto que él percibe en ese espejismo: sólo la reflexión
racional se lo puede decir. Tampoco las conclusiones y razonamientos de las
matemáticas se pueden aprehender por los sentidos. Y. cabe añadir que
nuestro conocimiento del carácter de una persona es algo más de lo que pueda
explicarse mediante la definición "Conocer es percibir", pues tal conocimiento
no nos lo depara ciertamente la simple sensación.

 2º La percepción sensible no es conocimiento ni siquiera en su propio plano.


Realmente, no puede decirse que sepamos alguna cosa si no hemos
alcanzado la verdad acerca de ella, por ejemplo, en lo concerniente a su
existencia o inexistencia, a su semejanza o desemejanza con otra cosa,
etcétera. Pero la verdad sólo se alcanza en la reflexión, en el juicio, no en la
mera sensación. La sensación, por sí sola, únicamente puede dar, digamos,
una superficie blanca y otra superficie blanca; pero, para juzgar acerca de la
semejanza entre ambas, se necesita la actividad de la mente. Asimismo, los
raíles de la vía férrea parecen converger: si sabemos que en realidad son
paralelos es gracias a una reflexión intelectual.

Por lo tanto, la percepción sensible no merece el nombre de conocimiento.


Conviene advertir aquí cuán influido está Platón por el convencimiento de que
los objetos sensibles no son los objetos propios del conocimiento ni pueden
serlo, puesto que sólo hay conocimiento de lo que es, de lo estable y
constante, y de los objetos sensibles no se puede decir en realidad que "son"
-al menos en cuanto percibido- sino únicamente que "devienen".

Claro que, en cierto modo, los objetos de los sentidos son objetos
aprehensibles, pero engañan a la mente demasiado como para que sean
verdaderos objetos de conocimiento; recordémoslo: el conocimiento real y
propiamente dicho tiene que ser --como indicamos más arriba- infalible y de lo
que verdaderamente es.

(Nótese que Platón, al evidenciar lo gratuito que es el pretender que la


percepción sea la totalidad del conocimiento, contrapone los objetos peculiares
o particulares de los diferentes sentidos -por ejemplo el color, que es el objeto
de la visión tan sólo- a los "términos comunes que se aplican a todas las
cosas", y que son los objetos de la mente y no de los sentidos. Esos "términos
comunes" corresponden a las Formas o Ideas, que son, ontológicamente,
objetos estables y constantes, en contraposición con los particulares o
sensibles.)

II.- EL CONOCIMIENTO NO ES SIMPLEMENTE "EL JUICIO VERDADERO"

Comprende Teeteto que no puede decir que el juicio por sí solo, sin más, sea el
conocimiento, porque también se pueden hacer juicios falsos. Sugiere, en
consecuencia, que se acepte, siquiera como definición provisional, que el
conocimiento es el juicio verdadero, hasta que su examen pruebe si es correcto o
falso. (Aquí tiene lugar una digresión, en la que Sócrates trata de averiguar cómo son
posibles los juicios equivocados y cómo se incurre en ellos.
No entraremos en esta discusión, pero sí que mencionaré una o dos
sugerencias que se hacen de pasada. Así, la de que algunos juicios erróneos
provienen de la confusión de dos objetos de diferentes clases, uno de los cuales es el
objeto actual de la percepción sensible y el otro una imagen mnemónica.

Alguien puede juzgar equivocadamente que está viendo a un amigo suyo que,
en realidad, se halla en otra parte. Allí, ante el que así juzga, hay efectivamente
alguien, pero éste no es su amigo. Nuestro juzgador tiene una imagen mnemónica de
su amigo, y algo que hay en la figura de aquel al que está viendo le recuerda esa
imagen mnemónica: por eso piensa, equivocándose, que es su amigo el que se
encuentra ante él.

Pero, evidentemente, no todos los casos de juicios erróneos son ejemplos de


confusión entre una imagen retenida por la memoria y un objeto presente de la
percepción sensible: los errores en los cálculos matemáticos, difícilmente se podrían
reducir al caso citado. La famosa comparación de la "pajarera" se introduce aquí a
modo de ensayo con el que se intenta hacer ver cómo pueden originarse las otras
clases de juicios falsos, pero se la halla insatisfactoria; y Platón concluye que el
problema del juicio erróneo no puede tratarse convenientemente sin que antes se haya
determinado la naturaleza del conocimiento, discusión sobre el juicio erróneo es
continuada en el Sofista.)

Al examinarse la sugerencia de Teeteto de que el conocimiento es el juicio


verdadero, indicase que un juicio puede ser verdadero aun cuando su verdad no
incluya el conocimiento de ella por parte del hombre que hace el juicio. Fácil es
comprender la importancia de esta observación. Si yo emitiese en este momento el
siguiente juicio: "El primer ministro británico está hablando por teléfono con el
presidente de los EE.UU.", esto podríaser verdad, pero tal verdad no necesitaría, para
serlo, de que yo la conociese. Sería una adivinación o una casualidad, dado lo poco
que yo estoy al corriente de las actividades de esos personajes, el que mi juicio fuese
objetivamente verdadero.

De la misma manera, un hombre puede ser llevado ante los tribunales a


responder de un cargo sobre algún crimen del que en realidad no es culpable, aunque
los indicios sean tan fuertes contra él que no logre probar su inocencia. Si, con todo,
un abogado hábil, al defender a ese hombre inocente, fuese capaz de presentar las
cosas, con la fuerza de su argumentación, de tal manera que el jurado diese el
veredicto de "No culpable", el juicio de los miembros del jurado sería un juicio
verdadero; pero difícilmente se podría decir que ellos conocían la inocencia del reo, ya
que, por hipótesis, las pruebas estaban contra él. Su veredicto habría sido un juicio
verdadero, pero estaría basado en la persuasión, más bien que en el conocimiento.
Síguese, por ende, que el conocimiento no es simplemente el juicio verdadero, y
Teeteto es invitado a hacer otra sugerencia respecto a la definición adecuada del
conocimiento.

III. - EL CONOCIMIENTO NO ES EL JUICIO VERDADERO MÁS UNA


"RAZÓN".

Como hemos visto, el juicio verdadero no puede significar más que la creencia
verdadera, y ésta no es lo mismo que el conocimiento. Teeteto sugiere-, pues, que la
adición de una "razón" o explicación (lógos) convertiría la creencia verdadera en
conocimiento.

Sócrates; Empieza por señalar que, si el añadir una razón o explicación quiere
decir enumerar las partes componentes, entonces esas partes deben ser o conocidas
ya o cognoscibles: si no, se seguiría la absurda conclusión de que el conocimiento
consistiese en añadir a la creencia verdadera la reducción de lo complejo a elementos
desconocidos o incognoscibles.

Pero ¿qué significa "dar una explicación"?

1)

No puede significar esto, sin más, que un juicio exacto, en el


sentido de creencia verdadera, sea expresado en palabras,
puesto que, si tal fuese el significado, no habría diferencia
entre la creencia verdadera y el conocimiento, y ya hemos
visto que sí que hay una diferencia entre hacer un juicio que
resulte correcto y hacer un juicio que se sepa que es
correcto.

2)

Si "dar una razón" significa analizar las partes componentes


(es decir, los elementos cognoscibles), ¿bastará con añadir
una razón para convertir la creencia verdadera en
conocimiento? No, el simple proceso de analizar sus
componentes no convertirá la creencia verdadera en
conocimiento, porque, si fuese así, cualquiera que pudiese
enumerar las partes de que consta un vagón (ruedas, ejes,
etc.) tendría el conocimiento científico de lo que es un vagón,
y quien pudiese decir qué letras del alfabeto entran en la
composición de determinada palabra tendría un conocimiento
científico de ella, un conocimiento como el del gramático. (N.
B. Ádviértase que Platón habla de la simple enumeración de
las partes. Así, quien pudiese repetir las varias etapas que,
en geometría, conducen a una conclusión, no más que
porque las hubiese visto en un libro y se las hubiese
aprendido de carrerilla, sin haber comprendido la necesidad
de las premisas ni la consecuencia lógica de la deducción,
sería, sí, capaz de enumerar las fases del teorema, pero no
tendría acerca de él el conocimiento científico que tiene el
matemático.)

3)

Sócrates propone una tercera interpretación de lo de "más


una razón": Tal vez quiera decir "siendo capaz de citar algún
indicio por el que la cosa en cuestión difiere de todas las
demás". Si esta interpretación es la acertada, entonces
conocer algo significa ser capaz de indicar la característica
distintiva de ese algo. Pero esta interpretación se ha de
rechazar también, pues así no se puede definir el
conocimiento:

a).- Sócrates; Hace ver que, si sostenemos que conocer una cosa significa añadir a
una noción exacta de esa cosa algunas características distintivas, incurrimos en un
absurdo. Supóngase que yo tengo una noción correcta de Teeteto.

Para convertir tal noción correcta en conocimiento, he de añadir a ella una


característica distintiva. Mas, si esta característica distintiva no estaba ya contenida en
mi noción, ¿cómo podía calificar yo a tal noción de "correcta"? ¡No se puede decir que
tenga yo una noción correcta de Teeteto a no ser que tal noción incluya las
características distintivas de Teeteto! Si éstas no estuviesen ya contenidas en ella,
entonces tal "noción correcta"' de Teeteto podría aplicarse igualmente a cualquier
hombre; en cuyo caso, no sería una noción correcta de Teeteto.

b).- Si, por otra parte, mi "noción correcta" de Teeteto; Contuviese ya sus
características distintivas, entonces sería también absurdo decir que para convertir tal
noción en conocimiento tendría yo que añadirle la differentia, pues esto equivaldría a
decir que yo convierto mi noción exacta de Teeteto en conocimiento, añadiéndole a
Teeteto; en cuanto aprehendido como distinto de los demás, lo que le distingue de los
demás.

c).- Nótese que Platón; No habla aquí de las diferencias específicas, sino de objetos
individuales, sensibles, según se ve claramente por los ejemplos que pone: el sol, y un
hombre particular, Teeteto. La conclusión que debe sacarse no es la de que ningún
conocimiento se alcanza con la definición hecha mediante una diferencia, sino más
bien la de que el objeto individual, sensible, es indefinible y no es, en realidad, el
objeto propio del conocimiento. Ésta es la genuina conclusión del Diálogo, a saber,
que el conocimiento verdadero de los objetos sensibles está fuera de nuestro alcance,
y que, por lo tanto, el verdadero conocimiento ha de versar sobre lo universal y
permanente.

IV. - EL VERDADERO CONOCIMIENTO:

1.- PLATÓN, ha dado por supuesto desde el comienzo que el conocimiento es


algo que se puede alcanzar y que debe ser:

1º) infalible.

2º) acerca de lo real.

El verdadero conocimiento ha de poseer a la vez ambas características, y todo


estado de la mente que no pueda reivindicar su derecho a ambas es imposible que
sea verdadero conocimiento.

En el Teeteto, demuestra que ni la percepción sensible, ni la creencia


verdadera poseen a la vez esas dos señales; por lo cual, ni la una ni la una ni la otra
pueden ser equiparadas al verdadero conocimiento.

Platón Acepta de Protágoras, la creencia en la relatividad de los sentidos y


de la percepción sensible, pero no admite un relativismo universal: al contrario, el
verdadero conocimiento, absoluto e infalible, es alcanzable, pero no puede ser lo
mismo que la percepción sensible, que es relativa, ilusoria, y está sujeta al influjo de
toda clase de influencias momentáneas tanto de la parte del sujeto como de la del
objeto.

Platón acepta también, de Heráclito, la opinión de que los objetos de la


percepción sensible, objetos particulares, individuales y sensibles, están siempre
cambiando, en perpetuo fluir, y, por ello, no pueden ser objetos del verdadero
conocimiento. Hácense y se destruyen sin cesar, su número es indefinido, resulta
imposible)le encerrarlos en los claros límites de la definición, no pueden llegar a ser
objetos del conocimiento científico.

Pero Platón no saca la conclusión de que no haya cosas capaces de ser


objetos de verdadero conocimiento, sino que sólo concluye que las cosas particulares
y sensibles no pueden ser los objetos que busca.

El objeto del verdadero conocimiento ha de ser estable y permanente, fijo,


susceptible de definición clara y científica, cual es la del universal, según lo
comprendió Sócrates. Así, la consideración de los diferentes estados de la mente. va
ligada de un modo indisoluble)le a la de los diferentes objetos de esos estados de la
mente.

Si examinamos los juicios con los que pensamos alcanzar el conocimiento de


lo que es esencialmente estable y constante, hallamos que ion juicios que versan
sobre conceptos universales.

Si Analizamos: Por Ejemplo: Este Juicio:

○ "La Constitución Ateniense Es Buena", hallaremos que el elemento


esencialmente estable que entra en él es el concepto de la bondad. Después
de todo, la Constitución ateniense podría mortificarse hasta tal punto que ya no
hubiésenlos de calificarla de buena, sino de mala. Esto supone que el
concepto de bondad sigue siendo el mismo, pues si llamamos "mala" a la
Constitución modificada, ello sólo puede deberse a que la juzgamos en
relación con un concepto fijo de la bondad. Es más, si se nos objeta que,
aunque la Constitución ateniense, como cosa empírica e histórica, sea
susceptible de cambio, aún podemos decir "la Constitución ateniense es
buena" refiriéndonos a la forma concreta de la Constitución que anteriormente
llamamos buena (por más que desde entonces haya cambiado de hecho),
responderemos que, en este caso, nuestro juicio se refiere, no tanto a la
Constitución de Atenas como hecho empírico determinado, sino a cierto tipo de
Constitución. El que este tipo de Constitución se concrete en algún momento
histórico y tome cuerpo en la Constitución ateniense no tiene demasiada
importancia: lo que en realidad queremos decir es que este tipo universal de
Constitución (se dé en Atenas o dondequiera) lleva consigo la cualidad
universal de la bondad. Nuestro juicio, en la medida en que atañe a lo
permanente y estable, se refiere en realidad a un universal.
Además, el conocimiento científico, tal como Sócrates lo vio (principalmente en
conexión con las valoraciones éticas), aspira a dar con la definición, a lograr un saber
que cristalice y se concrete en una definición clara e inequívoca.

Un Conocimiento Científico de la Bondad, Por Ejemplo:

"La bondad es......", mediante la cual exprese la mente la esencia de la bondad. Pero
la definición atañe al universal. De aquí que el verdadero conocimiento se a- el
conocimiento del universal. Las Constituciones particulares cambian, pero el concepto
de la bondad permanece el mismo, y por referencia a este concepto estable es como
juzgan los acerca de la bondad de las Constituciones particulares. Síguese, por tanto,
que es el concepto universal el que cumple los requisitos necesarios para ser objeto
del verdadero conocimiento. El conocimiento del universal supremo será el
conocimiento más elevado, mientras que el "conocimiento" de lo particular será el
grado más bajo del "conocer".

Ahora bien, ¿no supone tal doctrina que hay un abismo infranqueable entre el
verdadero conocimiento, por un lado, y, por otro, el mundo "real". mundo que consta
todo él -de cosas particulares?

Y, si el verdadero cocimiento es el de los universales, ¿no se sigue de aquí que


el verdadero conocimiento es el conocimiento de lo abstracto, de lo "irreal" ?

A propósito de esta segunda cuestión yo diría que lo esencial de la doctrina de


Platón sobre las Formas o Ideas se reduce a esto: que el concepto universal no es una
forma abstracta desprovista de contenido o de relaciones objetivas, sino que a cada
concepto universal verdadero le corresponde una realidad objetiva.

Hasta qué punto la crítica de Aristóteles a Platón (reprochándole a éste el


hipostasiar la realidad objetiva de los conceptos y el inventarse un mundo
trascendente, de universales "separados") estuviese justificada, es, de suyo,
discutible; pero, justificada o no, lo cierto es que lo esencial de la teoría platónica de
las Ideas no ha de verse en la noción de la existencia "separada" de las realidades
universales, sino en la creencia de que los conceptos universales tienen referencias
objetivas y de que la realidad que les corresponde es de un orden superior al de la
percepción sensible en cuanto tal.

Por lo que toca a la primera cuestión (a la del abismo que se interpone entre el
verdadero conocimiento y el mundo "real"), hemos de admitir que una de las
principales dificultades de Platón fue la de determinar la relación precisa entre lo
particular y lo universal; pero sobre esta cuestión tendremos que volver al estudiar la
teoría de las Ideas desde el punto de vista ontológico: de momento podemos
permitirnos pasarla por alto.

2.- Lo POSITIVO DE LA DOCTRINA DE PLATÓN ACERCA DEL


CONOCIMIENTO; Donde se distinguen los grados o niveles del conocer según los
objetos, está expuesto en el famoso pasaje de la República en el que se nos ofrece el
símil de la Línea.

Daré aquí el esquema gráfico corriente, y trataré de explicarlo. Hay que


reconocer que varios puntos importantes siguen siendo muy oscuros, pero,
indudablemente, Platón trataba de encontrar así el camino hacia lo que él consideraba
como la verdad, y, que sepamos, nunca aclaró del todo, con términos inequívocos, su
sentido preciso. Por consiguiente, no podemos evitar del todo el hacer conjeturas.

El desarrollo de la mente humana a lo largo de su camino desde la ignorancia


hasta el conocimiento, atraviesa dos campos principales, el de la doxa (opinión) y el de
la episteme (conocimiento).

Sólo este último puede recibir propiamente el nombre de saber.

¿Cómo se Diferencian Estas Dos Funciones de la Mente?

Parece claro que la diferencia se basa en una diferenciación de los objetos:

1) La Doxa; Dícese que versa sobre "imágenes", mientras que:

2) La Episteme; Al menos en la forma de nóesis, versa sobre los originales o


arquetipos.

Si se pregunta a alguien qué es la justicia y él indica imperfectas encarnaciones de la


justicia, ejemplos particulares que no alcanzan a la Idea universal.

Como Por Ejemplo:

○ La acción de un hombre particular, una Constitución o un conjunto de leyes


particulares (porque no sospecha siquiera que exista un principio de justicia
absoluto, nominativo Y modélico), entonces el estado mental de ese hombre al
que interrogamos es un estado de doxa: ve las imágenes o copias de la justicia
ideal y las toma por el original. En cambio, si un hombre posee una noción de
la justicia en sí misma, si es capaz de elevarse por encima de las imágenes
hasta la Forma, hasta el Universal, en comparación con el cual deben ser
juzgados todos los ejemplos particulares, entonces el estado de su mente es
un estado de conocimiento, de episteme o gnósis. Por lo demás, es posible
progresar pasando de un estado mental al otro, "convertirse", por así decirlo; y
cuando alguien llega a darse cuenta de que lo que él tomaba al principio como
originales no es en realidad sino imagen o copia, o sea, imperfecta
encarnación de la Idea, menguada realización de la norma o del modelo,
cuando llega a aprehender, en cierto modo, el original mismo, entonces su
estado mental no es ya de doxa sino que se ha transformado en episteme.

Sin embargo, la línea no está dividida simplemente en dos secciones: cada sección
se halla, a su vez, subdividida. Hay, así, dos grados de episteme, y dos grados de
doxa. ¿Cómo debe interpretárselos? Platón nos dice que el grado más bajo, el de la
eikasía, tiene por objeto, en primer lugar, las imágenes o "sombras", y, en segundo
lugar, "los reflejos en el agua y en los .sólidos, las sustancias lisas y brillantes, y todas
las cosas de esta clase"." Esto suena, desde luego, de un modo bastante raro, por lo
menos si se piensa que Platón quiere decir que cualquiera puede equivocarse
tomando la sombra y los reflejos en el agua por los originales. Pero el pensamiento de
Platón puede hacerse extensivo legítimamente, en general, a las imágenes de las
imágenes, a las imitaciones de segunda mano. Así, del hombre cuya única idea de la
justicia sea la justicia imperfecta de la Constitución ateniense o la encarnada en un
hombre particular decimos que se halla en un estado de doxa en general.

Pero si viene un rétor y, con palabras y razonamientos espaciosos, le persuade de


que son justas y buenas cosas que, de hecho, no están de acuerdo ni siquiera con la
justicia empírica ni con las leyes de la Constitución ateniense, entonces su estado de
espíritu es el de la pístis. Lo que ese tal toma por la justicia no es sino una sombra o
una caricatura de algo que no pasa de mera imagen en comparación con la Forma
universal. Por otra parte, el estado mental del hombre que toma por justicia la justicia
de la ley de Atenas o la justicia de un hombre justo es un estado de pístis

Platón nos dice que los objetos de la sección de la pístis, son los objetos reales
correspondientes a las imágenes de la sección de la eikasía, y menciona "los animales
que nos rodean y todo el universo de la naturaleza y del arte"." Esto implica, por
ejemplo, que el hombre cuya única idea del caballo es la que tiene a partir de los
caballos particulares de la realidad, y que no ve que los caballos particulares son
"imitaciones" imperfectas del caballo ideal, o sea, del tipo específico, universal, se
halla en un estado de pístis. No ha adquirido conocimiento del caballo, sino solamente
opinión. (Espinosa diría que ese hombre se halla en un estado de imaginación, de
conocimiento inadecuado).

Del mismo modo, quien juzga que la naturaleza exterior es la verdadera realidad y
no ve que es una copia más o menos "irreal" del mundo invisible (es decir, quien no ve
que los objetos sensibles son realizaciones imperfectas del tipo específico) tiene sólo
pístis. No se halla tan alejado como quien, soñando, piensa que las imágenes que ve
son el mundo real eikasía, pero no ha alcanzado la episteme: carece de conocimiento
científico propiamente dicho.

La mención del arte en el pasaje a que acabamos de referirnos, nos ayuda a


comprender con un poco más de claridad el problema. En el libro X de la República
afirma Platón que los artistas están en el tercer grado de apartamiento de la verdad.
Por ejemplo, hay la forma específica del hombre, el prototipo ideal que todos los
individuos de la especie se esfuerzan por realizar, y hay los hombres particulares, que
son copias, imitaciones o realizaciones imperfectas del tipo específico. Viene entonces
el artista y pinta un hombre.

El hombre pintado es, pues, la imitación de otra imitación. Quien crea que el
hombre pintado es un hombre real (pensemos en quien tome al policía de cera que
hay a la entrada del Museo Tussaud por un policía de verdad) se hallará en estado de
eikasía, mientras que aquel cuya idea del hombre se limite a los hombres particulares
que él ha visto, o ha oído, o sobre los que ha leído algo, y que no posea de hecho
noción alguna del tipo específico, se halla en un estado de pístis.

Pero quien aprehende el hombre ideal, es decir, el tipo ideal del Hombre, la Forma
específica de la que los hombres particulares son imperfectas realizaciones, éste
posee la vóesis."

Asimismo, un hombre justo puede imitar o encarnar en sus acciones, aunque


imperfectamente, la idea de la justicia; el autor de tragedias procede entonces a imitar
a ese hombre justo con miras a representar su justicia en la escena, pero sin saber
nada de la justicia en sí misma: imita tan sólo una imitación.

Ahora bien, ¿qué decir de la división más alta de la línea, de aquella que en cuanto
al objeto corresponde a los noetá y en cuanto al estado de la mente a la episteme?

En general, está vinculada, no con los oratá -, u objetos sensibles (parte inferior de
la línea), sino con los aoratá, con el mundo invisible, con los noetá. Y ¿qué decir de la
subdivisión? ¿ Cómo se diferencia la nóesis en sentido estricto de la diánoia?
Según Platón, el objeto de la diánoia es lo que el alma se siente impulsada a
investigar con ayuda de las imitaciones de los primeros segmentos, que ella emplea
como imágenes, partiendo de hipótesis y avanzando, no hacia un primer principio,sino
hacia una conclusión.

Platón habla aquí de las matemáticas. En la geometría, por ejemplo, la mente


procede partiendo de hipótesis y avanzando, mediante, el empleo de un diagrama
visible, hasta una conclusión. El geómetra, dice Platón, supone el triángulo, etcétera,
cómo cosas conocidas, adopta estos "materiales" como hipótesis, y después,
valiéndose de gráficos, razona en busca de una conclusión, pero sin interesarse por el
diagrama mismo (es decir, portal o cual triángulo particular o por tal o cual cuadrado o
diámetro). Los geómetras se valen, pues, de figuras o diagramas, pero "en realidad
procuran contemplar objetos que sólo pueden verse con los ojos de la inteligencia.

Quizás haya pensado alguien que los objetos matemáticos de esta clase deberían
enumerarse entre las Formas o arjai, y que Platón identificaba el conocimiento
científico del geómetra con la nóesis; propiamente dicha; pero lo cierto es que él
rehusó expresamente el hacerlo así, y es imposible suponer (como se ha hecho) que
Platón adaptase sus doctrinas epistemológicas a las exigencias de su símil de la línea,
con sus divisiones. Más bien se ha de suponer que lo que Platón pretendía era afirmar
la existencia de una clase de "intermediarios", o sea, de objetos que, siendo objetos de
la episteme son también, no obstante, inferiores a los arjai, por lo que son objetos de
la diánoia y no de la noesis. Resulta clarísimo, desde el final del libro VI de la
República, que los geómetras no han adquirido el nous o la nóesis, con respecto a sus
objetos; y ello porque no se elevan por encima de sus premisas hipotéticas, "aunque,
tomados en relación con un primer principio, tales objetos entran dentro del dominio de
la pura razón".

Estas últimas palabras muestran que la distinción entre los dos segmentos de la
parte superior de la línea debe referirse a la distinción de los estados de la mente y no
sólo a una distinción de los objetos. Y se afirma expresamente que la intelección o
diánoia es intermedia entre la opinión (doxa) -y la pura razón (nóesis).

Apóyase esto en la mención de las hipótesis. Nettleship pensaba que lo que quiso
decir Platón es que el matemático acepta sus postulados y sus axiomas como si
fuesen la verdad misma: él no los pone en cuestión y, si alguien lo hace, sólo puede
decirle que él es incapaz de discutir este problema. Platón no emplea la palabra
"hipótesis" en el sentido de tomar un juicio por verdadero cuando en realidad puede no
serlo, sino en el de un juicio que se trata como siendo él mismo su propia condición,
sin considerarlo en sus fundamentos ni en su necesaria conexión con el ser. En contra
de esto puede mostrarse que los ejemplos de "hipótesis" dados en el pasaje 510 c son
todos ellos ejemplos de entidades y no de juicios, y que Platón habla de destruir
hipótesis, más bien que de reducirlas a proposiciones condicionadas en sí mismas o
evidentes de por sí. Otra sugerencia sobre la misma cuestión se encontrará al final de
este apartado.

En la Metafísica, nos dice Aristóteles que Platón sostenía que las entidades
matemáticas son algo intermedio "entre las formas y las cosas sensibles", "Además de
las cosas sensibles y de las formas, dice [Platón] que hay los objetos de las
matemáticas, los cuales ocupan una posición intermedia, diferenciándose de las cosas
sensibles por cuanto son eternos e inmutables, y de las Formas por cuanto hay
muchos que son semejantes, mientras que la Forma misma es única en cada caso".

A la vista de esta afirmación de Aristóteles, difícilmente podremos referir la


distinción entre los dos segmentos de la parte superior de la línea a sólo el estado de
la mente. Ha de haber también diferencia de objetos. (La distinción habría sido
establecida con exclusividad entre los estados de la mente, si, mientras ta
mathematiká pertenecieran por su propio derecho al mismo segmento que al arjai, el
matemático, actuando precisamente como tal, aceptase sus "materiales"
hipotéticamente, y después razonase para sacar las conclusiones.

Estaría él entonces en el estado de la mente llamado por Platón diánoia, pues se


valdría de sus postulados como si éstos se condicionaran a sí mismos, no se
plantearía otras cuestiones, y argumentaría hasta sacar una conclusión por medio de
diagramas visibles; pero tal razonamiento se referiría no a los diagramas en cuanto
tales, sino a los objetos matemáticos ideales, de manera que, si el matemático,
hubiese de tomar sus hipótesis "en relación con un primer principio", estaría en un
estado de nóesis, y no de diánoia, aunque el verdadero objeto de su razonamiento, los
objetos matemáticos ideales, siguiesen siendo los mismos.

Esta interpretación, es decir, la interpretación que limitaría la distinción entre los


dos segmentos de la parte superior de la línea a los estados mentales, parece estar
apoyada por la afirmación de Platón de que las cuestiones matemáticas, cuando "se
las relaciona con un primer principio, entran dentro del dominio de la pura razón"; pero
las observaciones de Aristóteles a tal propósito, si son una exposición correcta del
pensamiento de Platón, impiden evidentemente interpretarlo así, pues el Estagirita
consideraba sin duda que las entidades matemáticas, según Platón las concibiera,
ocupaban una posición intermedia entre aí arjaí y ta oratá).

Si el testimonio de Aristóteles es exacto y Platón quiso decir en realidad que ta


mathematika constituyen una clase de objetos peculiares, distinta de las otras clases,
¿en qué consiste esta distinción? No es necesario que nos detengamos en la
distinción entre ta mathematika y los objetos de la parte inferior de la línea, tá oratá,
pues está bastante claro que al geómetra le interesan los objetos perfectos e ideales
del pensamiento y no los círculos o líneas empíricos, como por ejemplo las ruedas de
los carros, los aros de los toneles, o las cafías de pescar; ni siquiera le interesan las
figuras geométricas en cuanto tales figuras, es decir, como objetos particulares y
sensibles. La cuestión, por consiguiente, se reduce a ésta: ¿en qué consiste, de
hecho, la distinción entre ta mathemática, como objetos de la diávoia, y aí arkaí como
objetos de la nóesis?.

Una interpretación obvia de los reparos hechos por Aristóteles en la Metafísica es


la de que, según Platón, el matemático habla de particulares inteligibles, y no de los
particulares sensibles, ni de los universales.

Por Ejemplo:

○ Si el geómetra habla de dos círculos que se cortan, no se refiere a los


círculos sensibles dibujados, y, sin embargo, tampoco habla del
carácter del círculo en cuanto tal, pues ¿cómo podría cortar la
"circularidad" a la "circularidad"? De lo que habla es de los círculos
inteligibles, que pueden ser múltiples, como diría Aristóteles. Asimismo,
decir que "dos y dos son cuatro" no es igual que decir qué sucederá si
la dualidad se añade a ella misma -frase ésta carente de sentido-. Una
interpretación así se basa en la observación de Aristóteles según la
cual, para Platón, "debe haber un primer 2 y un primer 3, y los números
no podrían sumarse uno a otro". Para Platón, los números enteros.
incluido el 1, forman una serie tal que el 2 no está hecho de dos unos,
sino que es una forma numérica única. Esto equivale más o menos a
decir que el número entero 2 es la "dualidad", la cual no está
compuesta de dos "unidades". Los números enteros parecen haber sido
identificados por Platón con las Formas. Pero, aunque no pueda decirse
del número entero 2 que hay muchos semejantes (así como tampoco
se puede hablar de muchas circularidades), está claro que el
matemático no se remonta hasta los últimos principios formales, sino
que se ocupa, en realidad, de una pluralidad de doses y de una
pluralidad de círculos. Ahora que, cuando el geómetra habla de círculos
secantes, no se refiere a los círculos particulares sensibles, sino a los
objetos inteligibles. Sin embargo, hay muchos objetos inteligibles
semejantes; de ahí el que no sean genuinos universales, sino que
constituyan una clase especial de inteligibles: "superiores" a los
sensibles particulares, pero "inferiores" a los verdaderos universales. Es
razonable, pues, sacar la conclusión de que ta mathematika de Platón
son una clase de inteligibles especiales, particulares.

Ahora bien, A. E. Taylor.- A lo que yo entiendo, pretende limitar la esfera de ta


mathematika a las magnitudes espaciales ideales. Corno él indica, las propiedades de
las curvas, por ejemplo, pueden estudiarse mediante ecuaciones numéricas, pero en
sí mismas no son números; de suerte que no pertenecerían a la parte superior de la
línea, a la de las arjaí o las Formas, que Platón identificaba con los Números.

Por otra parte, las magnitudes espaciales ideales, los objetos que estudia el
geómetra, no son objetos sensibles, por lo que no pueden pertenecer a la esfera de
los oratá. Ocupan, por tanto, una posición intermedia entre los Números-Formas y las
cosas sensibles. Que esto es así tratándose de los objetos que estudia el geómetra
(círculos secantes, etcétera), lo admito gustoso; pero, ¿es justificado excluir de ta
mathematiká los objetos en que se interesa el aritmético? Después de todo, cuando
Platón trata de aquellos cuyo estado mental es el de diánoia sólo habla de los
estudiantes de geometría, sino también de quienes estudian la aritmética y las ciencias
afines. Ciertamente, no parece que esto dé pie para afirmar que Platón limitaba ta
mathematiká a las magnitudes espaciales. ideales Pensemos o no que Platón debería
haber limitado así la esfera de las entidades matemáticas, lo que tenemos que
considerar es no solamente lo que Platón debería haber dicho, sino también lo que de
hecho dijo.

Así pues, con toda probabilidad, él entendió que en la clase de ta mathematiká


se incluían los objetos de la aritmética tanto como los de la geometría (y no sólo los de
estas dos ciencias, según cabe inferir de la observación sobre las "ciencias afines").
¿Qué hacer, entonces, de la afirmación de Aristóteles de que para Platón los números
no son adicionables (asímbletoi)? Yo creo que debe aceptarse, y que Platón vio
claramente que los números son, en cuanto tales, únicos.

Por otro lado, es cosa igualmente clara que nosotros adicionamos grupos o
clases de objetos, y que hablamos de la característica de una clase como número.
Nosotros sumamos estas cosas, pero ellas reemplazan a las clases de los objetos
individuales, aunque ellas mismas sean objeto no de los sentidos sino de la
inteligencia. Por consiguiente, se puede hablar de ellas como de particulares
inteligibles, y pertenecen a la esfera de ta mathematiká lo mismo que las ideales
magnitudes espaciales del geómetra. La teoría propia de Aristóteles acerca del
número tal vez fuese errónea y deformase, por ello, la teoría de Platón en algunos
aspectos; pero si afirmó explícitamente, como lo hizo, que Platón ponía una clase
intermedia de entidades matemáticas, cuesta suponer que se equivocara, ya que los
propios escritos de Platón no parecen dejar ninguna duda razonable, no ya sólo en
cuanto a que estableció realmente la referida clase, sino también en cuanto a que él
no la entendía como limitada a las magnitudes espaciales ideales.

(La tesis de Platón, según la cual las hipótesis de los matemáticos -él
menciona "lo par y lo impar, las figuras, tres clases de ángulos y todas las
cosas afines a éstas en las distintas ramas de la ciencia " cuando se las
considera en relación con un primer principio, son cognoscibles por la razón
superior, y su otra afirmación de que la razón superior versa sobre los primeros
principios, que son evidentes por sí mismos, indican que él daría buena
acogida a los intentos modernos de reducir la matemática pura a sus
fundamentos lógicos.)

Nos queda por considerar, brevemente, la sección superior de la línea. El


estado mental en cuestión, el de la nóesis; es el propio del hombre que emplea las
hipótesis de la sección de la diánoia como punto de partida, pero las rebasa y se
remonta hasta los primeros principios.

Por lo demás, en este proceso (que es el proceso de la dialéctica), no se


utilizan "imágenes", como las que se utilizaban en la sección de la diánoia, sino que se
procede a base de las ideas mismas esto es, mediante el razonamiento estrictamente
abstracto. Una vez comprendidos con claridad los primeros principios, la mente
desciende hasta las conclusiones que de ellos se derivan, valiéndose ya tan sólo del
razonamiento abstracto y no de imágenes sensibles.

Los objetos que corresponden a la nóesis son aí arjai, los primeros principios o
las Formas. No se trata de principios meramente episteinológicos, sino que son
también ontológicos, y más adelante los examinaremos en detalle; pero aquí conviene
señalar el siguiente hecho: Si sólo se tratara de ver los principios últimos de las
hipótesis de la sección correspondiente a la diánoia (como se hace, por ejemplo, en la
reducción moderna de las matemáticas puras a sus fundamentos lógicos), no habría
gran dificultad en comprender lo que Platón quería decir; pero él habla expresamente
de la dialéctica como "destruidora de las hipótesis", anairousa tas hipotéseis, cosa
difícil de comprender, puesto que, por más que la dialéctica pueda muy bien patentizar
que los postulados de los matemáticos necesitan revisión, no resulta tan fácil ver, al
menos a primera vista, cómo pueda decirse que destruye las hipótesis.
De hecho, lo que Platón entiende por tal se hace más claro si examinamos una
de las hipótesis concretas de las que menciona: la de lo par y lo impar. Parece ser que
Platón reconocía que hay números que no son ni pares ni impares, a saber, los
números irracionales, y que en el Epínomispide que se reconozcan como números los
cuadrados v los cubos "incalculables".

Si así es, la tarea del dialéctico consistiría en mostrar que las hipótesis
tradicionales del matemático, según las cuales no existen números irracionales, sino
sólo números enteros, pares o impares, son, en rigor, falsas. Además, Platón
rehusaba aceptar la idea pitagórica del punto-unidad, y hablaba del punto como del
"comienzo de una línea" de suerte que el punto-unidad, es decir, el punto dotado de
magnitud propia, sería "una ficción geométrica", una hipótesis del geómetra que habría
que "destruir".

3.- PLATÓN ILUSTRÓ ULTERIORMENTE SU DOCTRINA


EPISTEMOLÓGICA CON LA CÉLEBRE ALEGORÍA DE LA CAVERNA.

En el libro VII de la República.

Daré un esquema de esta alegoría, puesto que vale para que se


vea claramente, si alguna prueba más se necesita, que la ascensión de
la mente desde las secciones inferiores de la línea hasta la superior es
un progreso epistemológico, y que Platón la consideraba, no tanto como
un proceso de continua evolución, sino como una serie de
"conversiones" desde un estado cognitivo menos adecuado a otro
estado más completo del conocimiento:

Entrada A La Caverna Camino Elevado

X Fuego

Muro Bajo o Pantalla

Fila de Prisioneros

Pared sobre la que se proyectan las sombras:


Pide Platón que nos imaginemos una caverna subterránea que tiene una
abertura por la que penetra la luz. En esta caverna viven unos seres humanos, con las
piernas y los cuellos sujetos por cadenas desde la infancia, de tal modo que ven el
muro del fondo de la gruta y nunca han visto la luz del sol. Por encima de. ellos y a sus
espaldas, o sea, entre los prisioneros y la boca de la caverna, hay una hoguera, y
entre ellos y el fuego cruza un camino algo elevado y hay un muro bajo, que hace de
pantalla. Por el camino elevado pasan hombres llevando estatuas, representaciones
de animales y otros objetos, de manera que estas cosas que llevan aparecen por
encima del borde de la paredilla o pantalla.

Los prisioneros, de cara al fondo de la cueva, no pueden verse ellos entre sí ni


tampoco pueden ver los objetos que a sus espaldas son transportados: sólo ven las
sombras de ellos mismos y las de esos objetos, sombras que aparecen reflejadas en
la pared a la que miran. únicamente ven sombras.

Estos prisioneros representan a la mayoría de la humanidad, a la


muchedumbre de gentes que permanecen durante toda su vida en un estado de
Eixaoía, viendo sólo sombras de la realidad y oyendo únicamente ecos de la verdad.
Su opinión sobre el mundo es de lo más inadecuada, pues está deformada por "sus
propias pasiones y sus prejuicios, y por los prejuicios y pasiones de los demás, que les
son transmitidos por el lenguaje y la retórica."

Y aunque no se hallan en mejor situación que la de los niños, se aferran a sus


deformadas opiniones con toda la tenacidad de los adultos Y no tienen ningún deseo
de escapar de su prisión. Es más, si de repente se les libertase y se les dijese que
contemplaran las realidades de aquello cuyas sombras habían visto anteriormente,
quedarían cegados por el fulgor de la luz y se figurarían que las sombras eran mucho
más reales que las realidades.

Sin embargo, si uno de los prisioneros logra escapar y se acostumbra poco a


poco a la luz, después de un tiempo será capaz de mirar los objetos concretos y
sensibles, de los que antes sólo había visto las sombras. Este hombre contempla a
sus compañeros al resplandor del fuego (que representa al sol visible) y se halla en un
estado de pístis, habiéndose "convertido" desde el mundo de sombras de los eikóves,
que era el de los prejuicios, las pasiones y los sofismas, al mundo real de los zoa,
aunque todavía no haya ascendido al mundo de las realidades no sensibles, sino
inteligibles. Ve a los prisioneros tales como son, es decir, como a prisioneros
encadenados por las pasiones y los sofismas.

Por otro lado, si persevera y sale de la cueva a la luz del sol, verá el mundo de
los objetos claros e iluminados por el sol (que representan las realidades inteligibles),
y, finalmente, aunque sólo mediante un esfuerzo, se capacitará para ver el sol mismo,
que representa la Idea del Bien, la Forma más alta, "la Causa universal de todas las
cosas buenas y bellas... la fuente de la verdad y de la razón. Se hallará entonces en
estado de vóesis. (Sobre esta Idea del Bien, así como sobre las consideraciones
políticas de que se ocupa Platón en el diálogo República, volveré en posteriores
capítulos.)

Observa Platón que si alguien, después de haber subido a la luz del sol, vuelve
al interior de la caverna, será incapaz de ver bien, a causa de la oscuridad, y con ello
se hará "ridículo"; mientras que si tratase de liberar a algún otro y de guiarle hacia la
luz, los prisioneros, que aman la oscuridad y consideran que las sombras son la
verdadera realidad, darían muerte a tal importuno si pudiesen cogerlo. Es ésta, sin
duda, una alusión a Sócrates, que trató de iluminar a todos los que quisieron oírle y
procuró hacerles comprender la verdad y la razón, en vez de dejar que quedasen
sumidos en las sombras de los prejuicios y los sofismas.

Esta alegoría pone en claro que la "ascensión" de la línea era considerada por
Platón como un progreso, aunque tal progreso no es continuo y automático: requiere
esfuerzo y disciplina mental. De ahí su insistencia en la gran importancia de la
educación, por medio de la cual sea conducido gradualmente el joven a la
contemplación de las verdades y los valores eternos y absolutos, y, de este modo, se
libre a la juventud de pasar la vida en el sombrío mundo del error, la falsedad, el
prejuicio, la persuasión sofístico, la ceguera para los verdaderos valores, etcétera. Tal
educación es de primordial importancia para quienes han de ser hombres de Estado.

Los políticos y los gobernantes serán ciegos guiando a otros ciegos si se


quedan en el plano de la eixasía o en el de la pístis, y el naufragio de la nave estatal
es algo mucho más terrible que el de una nave cualquiera. Así, el interés que pone
Platón en la ascensión epistemológica no es un interés meramente académico o
estrechamente crítico: interésanle la conducta de la vida, la tendencia del alma y el
bien del Estado.

El hombre que no realiza el verdadero bien del hombre no vive ni puede vivir
una vida verdaderamente humana y buena, y el político que no realiza el verdadero
bien del Estado, que no ve la vida política a la luz de los principios eternos, lleva a su
pueblo a la ruina.

Se puede plantear la cuestión de si en la epistemología platónico hay o no


implicaciones religiosas, al menos tal como esta epistemología es ilustrada por el símil
de 1a línea y por la alegoría de la caverna. es indiscutible que los neoplatónicos dieron
un colorido religioso a las concepciones de Platón y que las aplicaron en sentido
religioso. Es más, cuando un escritor cristiano, como el Pseudo-Dionisio, describe la
ascensión mística hacia Dios por la vía negativa,pasando de las creaturas visibles a su
invisible Fuente, cuya luz ciega por los excesos de su claridad, de modo que el alma
entra en un estado, por así decirlo, de oscuridad luminosa, ciertamente utiliza temas
que proceden de Platón por la vía de los neoplatónicos.

Pero no se sigue necesariamente de aquí que Platón mismo entendiese el


ascenso en sentido religioso. De todos modos, esta difícil cuestión no puede tratarse
con provecho sin haber estudiado antes la naturaleza ontológica y las características
de la Idea del Bien según Platón; y, aun entonces, apenas podrá conseguirse una
certeza definitiva.
ARISTÓTELES Y CONOCIMIENTO CIENTIFICO

GUILLERMO FRAILE:

1) LA REALIDAD:

I. ACTITUD DE ARISTÓTELES.-

La Filosofía de Aristóteles representa un gran esfuerzo para dar solución al


problema del ser y de la ciencia, tal como venía planteado desde Heráclito
y Parménides, y que Aristóteles recoge en el punto en que lo había dejado
su maestro. Hemos visto a Platón esforzarse por superar el movilismo de
Heráclito imaginando un transmundo de entidades eternas, fijas y
subsistentes y por liberarse del monismo estático de Parménides,
introduciendo las nociones de ser y no ser, de idéntico y diverso (Sofista), a
fin de romper la unidad y la inmovilidad del ser compacto de los eléatas.

Pero Platón, a pesar de sus esfuerzos, no sólo no logró resolver el problema,


sino que lo dejó agravado con su duplicación del mundo real. Por una parte, el mundo
hiperuranio, sede de las verdaderas realidades, y por otra, el mundo físico, cuya
realidad difícilmente logra salvar con sus teorías de la participación y de la imitación.
De hecho, en Platón no queda resuelta, sino agravada, la vieja antítesis Heráclito-
Parménides.

Aristóteles tiene, pues, que dar una triple respuesta: a) al monismo estático de
Parménides, b) al movilismo de Heráclito, y c) al idealismo de Platón.

a).- CONTRA EL MONISMO DE PARMÉNIDES.-

Aristóteles rompe la unidad compacta, estática, inmóvil e indiferenciada del ser


eleático mediante la introducción de dos nociones, primero del per se per accidens y
después del acto y de la potencia. Afirma el pluralismo del ser. No existe un ser único,
sino que existen muchos seres, cada uno de los cuales es una sustancia individua
concreta, que puede ser afectada de muchas maneras por múltiples modificaciones
accidentales. « El Universo consta de individuos» «Nada impide que haya muchos
seres» El Ser uno no es más que un concepto abstracto de la mente. Pero el concepto
unívoco de Parménides opone su concepto analógico: « El ente y el uno se dicen de
muchas maneras».

Con la aplicación de la teoría del acto y la potencia salva además el


movimiento de los seres. Lo que se mueve no es el Ser, sino los seres concretos y
particulares. Todos los seres, excepto Dios, son móviles, aunque de distinto modo,
según se trate de las sustancias celestes, eternas, ingenerables e incorruptibles, que
solamente se mueven con movimiento circular, o de las del mundo terrestre, que se
mueven con movimiento local y con movimiento de generación y de corrupción.

b).- CONTRA EL MOVILISMO DE HERÁCLITO.-

Aristóteles admite el movimiento, pero al mismo tiempo afirma la permanencia


de las esencias: «No dicen verdad los que afirman la inmovilidad del todo, ni tampoco
los que afirman la movilidad» . Los seres particulares se mueven, pero las esencias
son inmutables y permanecen a través de todos los cambios y mutaciones.

c).- CONTRA EL PLURALISMO IDEALISTA DE PLATÓN.-

No existen dos mundos ontológicamente distintos, sino uno solo. Los


universales (sustancias segundas) no tienen realidad ontológica, sino lógica. Son
conceptos formados por la mente mediante la abstracción. La verdadera realidad
ontológica la constituyen las sustancias individuas (sustancias primeras) en sus tres
grandes variedades: terrestres, celestes y divina.

En función de esta triple actitud de Aristóteles es como debemos entender su


concepto del ser y el objeto que asigna a su Filosofía primera.

2.- LA IDEA DE ORDEN Y DE JERARQUÍA EN EL SISTEMA ARISTOTÉLICO.-

Aristóteles concibe el Universo constituido por una pluralidad de seres reales


escalonados en orden de perfección, desde el ínfimo de todos, que es la
materia prima, hasta el supremo, que es Dios.

a).- Considerados desde el punto de vista del acto y de la


potencia, los seres comienzan en la pura potencialidad física de la
materia, para ir ascendiendo en una concatenación de actos cada vez
más perfectos, hasta llegar al acto puro, que es la cumbre del ser.

b).- Un concepto idéntico resulta de considerarlos desde el punto


de vista de la forma y la materia. En el principio tenemos una materia
sin ninguna forma (materia prima), y a través de una serie de seres,
cuyas formas son cada vez más perfectas, llegamos a una Forma sin
materia (Dios).

c).- Bajo el aspecto del movimiento, el Universo se compone de


una serie de motores y de móviles, concatenados entre sí, hasta llegar a
un Primer Motor inmóvil, que no es movido por otro ni se mueve a sí
mismo y que es causa de todos los movimientos.

d).- Desde el punto de vista de la finalidad. Todo ser tiende a su


propia perfección, que constituye su fin particular: las potencias, a los
actos, y todo el Universo, a Dios, como causa final atractiva, causa
suprema del movimiento.

Así resulta el conjunto de los seres dividido en tres grandes sectores, órdenes o
planos, ascendentes en perfección:

I.- Mundo Físico Terrestre.-

A éste pertenecen las sustancias físicas, en cuya composición entran la


materia primera y los cuatro elementos. Son móviles, generables, corruptibles,
compuestas de materia y forma (potencia y acto), que van ascendiendo en
orden de perfección, por razón de sus formas.

Están sujetas al movimiento, a la mutación, a la generación y al corrupción.


Aunque sus elementos materiales sean eternos, son contingentes y perecederas en
cuento individuos. Su estudios corresponde a la Física y se escalona en el siguiente
orden:

a. No Vivientes:
1. Principios (materia y forma).

1. Elementos (agua, aire, tierra, fuego).

2. Mixtos (en número indefinido)

b. Vivientes:

4. Vegetales (forma vegetativa, nutritiva).

5. Animales (forma sensitiva).

6. Hombre (forma racional).

2.- Mundo Físico Celeste.-

A éste pertenecen las esferas y los astros, que son sustancias móviles,
eternas, ingenerables, incorruptibles, compuestas de materia (éter o quinto
elemento) y dotadas de formas vivientes, inteligentes y perfectísimas. Se
escalonan en las 54 esferas que giran en torno a la Tierra con movimiento
circular, que no tiene contrario. En su extremo está la última esfera, informada
por el primer Motor inmóvil.

3.- Sustancia Divina Supraceleste.-

Fuera del Universo físico existe una sustancia eterna, simplicísima, in


óvil, incorruptible, forma pura sin materia, acto puro sin potencia. Esta
sustancia es Dios <Es claro que ésta es una sustancia eterna, inmóvil y
separada>. Dios es la cumbre de todos los seres. Pero no ha creado el mundo,
que es eterno; ni siquiera ha tomado parte en su organización. Su única
intervención en el mundo, al que no conoce, es ser causa del movimiento por
atracción y por amor.

1) LA CIENCIA:

1.- El Conocimiento Científico.-

Aristóteles conserva el mismo concepto de ciencia que los presocráticos


y que su maestro, o sea un conocimiento fijo, estable y cierto. Pero la
transformación que hace sufrir al concepto platónico de la realidad repercute
profundamente en su concepto de la ciencia.
Suprime el mundo trascendente de las Ideas de Platón y solamente
admite la existencia de sustancias particulares e individuas, distribuidas
jerárquicamente en tres grandes planos: I.º, terrestres; 2.º, celestes, y 3.º,
divina, que es única, ocupando ella sola el lugar de las Ideas platónicas.
Suprime también las nociones de participación y de imitación. Cada sustancia
tiene su propio ser, debido tan sólo a las cuatro causas que intervienen en su
generación, y que no es ni participación ni imitación de ninguna otra realidad
trascendente.

Aristóteles distingue dos órdenes de conocimiento: el sensitivo y el


intelectivo. El primero es la fuente de todos nuestros conocimientos y se
caracteriza por su particularidad. Es verdadero, pero no científico, porque está
sujeto al movimiento y a la mutación de las cosas y porque no distingue lo
sustancial de lo accidental. Tampoco constituye ciencia el conocimiento que
solamente llega hasta la opinión, porque carece de necesidad, aun cuando
pueda ser base de juicios verdaderos. El conocimiento científico requiere fijeza,
estabilidad y necesidad de los objetos en los cuales se basa su certeza. Sólo
puede llegar a constituir ciencia el conocimiento intelectivo, capaz de producir
conceptos universales con los caracteres de fijeza, estabilidad y necesidad.

2.- Propiedades del Conocimiento Científico.-

1.º Es un conocimiento de las esencias de las cosas. La ciencia debe


responder a la pregunta ¿qué es? y expresar en sus definiciones las esencias
de las cosas.

2.º Es un conocimiento de las cosas por sus causas. No basta saber


que una cosa es, sino que hay que saber también qué es y por qué es.

3.º Es un conocimiento necesario. El juicio necesario, propio de la


ciencia, consiste en saber que una cosa es así y no puede ser de otra manera.

4.º Es un conocimiento universal. Pero la palabra <universal> no debe


entenderse en el sentido abstracto, ni como contrapuesto a particular y
concreto, sino como equivalente a fijo, inmutable y necesario.

La ciencia es, pues, un conocimiento universal, es decir, fijo, estable, necesario y


cierto de las cosas, que llega hasta sus esencias, las expresa en definiciones y las
explica por sus causas.
Ahora bien, ¿cómo se logra un conocimiento semejante? Los presocráticos y
Platón habían buscado la necesidad y estabilidad del conocimiento científico en la
realidad ontológica de sus objetos. Por esto Heráclito y Platón habían negado la
posibilidad de la ciencia respecto de las realidades móviles y contingentes del mundo
físico. Estas realidades constituirían objetos de creencia, de opinión o, a lo sumo, de
conjetura.

En Platón la ciencia solamente se daba respecto de las realidades eternas,


necesarias e inmutables del mundo de las Ideas.

Si la necesidad del conocimiento científico dependiera de la de sus objetos


materiales, en ese caso sólo podría darse ciencia de objetos ontológicos eternos,
necesarios e inmutables.

En la Ontología aristotélica, después de suprimir el mundo de las Ideas


separadas de Platón, quedan todavía dos planos de seres eternos e inmutables, que
son las sustancias celestes y Dios, si bien el conocimiento de Dios entraña problemas
que Aristóteles no se planteó, al menos expresamente. Para él la cuestión se refiere
principalmente al conocimiento científico de las sustancias sensibles, materiales y
mudables del mundo físico. ¿Cómo puede darse un conocimiento científico, es decir,
necesario, universal y cierto, versando sobre objetos esencialmente contingentes,
inestables y mudables? En algunos pasajes, de contenido indudablemente platónico,
parece rechazar esta posibilidad: «Tampoco es posible ni definición ni demostración
para las sustancias sensibles particulares, porque tienen una materia de tal naturaleza,
que puede ser y no ser, por lo cual todas son corruptibles.

Luego si la demostración es de lo necesario, y la definición está dirigida a la


ciencia.... es evidente que no habrá de ellas ni definición ni demostración.

No obstante, Aristóteles hace entrar también dentro del campo de la ciencia a


las sustancias materiales del mundo sensible, mediante la distinción entre orden lógico
y orden ontológico. Las sustancias materiales no son necesarias ontológicamente,
pues pueden ser y no ser, y están sujetas al movimiento, a la mutación, a la
generación y a la corrupción.

Pero, aunque en sí mismas no sean ontológicamente necesarias, sin embargo


cabe hallar una necesidad lógica, no absoluta, pero sí suficiente, para poderlas elevar
a objetos de ciencia mediante la actividad abstractiva de nuestro entendimiento.

Así, pues, Aristóteles no busca la razón de la necesidad y de la universalidad


de las cosas en un mundo de Ideas separadas, como Platón, sino dentro de las cosas
mismas. Y siendo éstas contingentes y mudables, tampoco aspira a una necesidad
ontológica absoluta, por razón de los objetos en sí mismos, sino a la necesidad lógica,
relativa, pero suficiente, basada en nuestro modo de conocerlos, y que es la única
posible tratándose de cosas que no son necesarias ontológicamente. Por esto
reconoce y proclama insistentemente que no puede exigirse el mismo grado de
necesidad, de certeza y exactitud en todas las materias científicas. Por ejemplo, la
Física y la Etica no pueden aspirar a la misma certeza que las Matemática.

3.- Formación del Concepto Universal.-

La teoría aristotélica del conocimiento se caracteriza por la estrecha


colaboración que establece entre la función de los sentidos, de la imaginación y
del entendimiento para llegar a la formación de los conceptos universales, que
constituyen la base de la ciencia. Aristóteles se mantiene en un perfecto
equilibrio, a igual distancia de los dos extremos, el empirismo sensista y el
abstraccionismo intelectualista.

La ciencia de Aristóteles siempre es realista, y ni siquiera en sus grados


más abstractos rompe nunca el contacto con la realidad ni se recluye en un
puro juego de la actividad intelectiva, entendida en el sentido en que Kant
critica justamente el racionalismo cartesiano.

Aristóteles conserva el concepto platónico de la ciencia como un conocimiento


fijo, estable y necesario. Pero busca la necesidad de los conceptos universales no en
un orden ontológico ficticio, como su maestro, sino en el orden lógico, aunque siempre
en estrecha conexión con el ontológico.

Para Aristóteles, el problema fundamental de la ciencia consiste en dotar de los


caracteres de fijeza, estabilidad y necesidad a los objetos particulares materiales y
móviles del mundo físico, tal como son percibidos por los sentidos.

Para elevar las impresiones sensibles al grado de universalidad y de necesidad


requeridos por la ciencia, señala dos procedimientos distintos: uno, que pudiéramos
llamar lógico, que es la inducción y otro, de carácter más bien psicológico, que es la
acción iluminadora del entendimiento sobre los fantasmas de la imaginación. Aunque
más bien que como dos procedimientos distintos deben considerarse como dos
aspectos complementarios y simultáneos de un mismo proceso general, que es la
elevación progresiva desde lo material y mudable, que es lo propio de los objetos
particulares, tal como son percibidos por los sentidos, hasta lo inmaterial e inmutable,
que es lo que corresponde al concepto universal aprehendido por el entendimiento, y
que puede calificarse simplemente de abstracción.

Aristóteles no admite las ideas innatas ni la reminiscencia. Todo conocimiento


tiene su punto de partida en la experiencia sensible. « Es manifiesto que nosotros
tenemos que conocer por medio de la experiencia lo primero que conocemos» «El
universal se nos da siempre a partir de las cosas singulares» «Sería asombroso que
estuviera alojado connaturalmente en nuestra inteligencia el más alto saber sin que
nosotros tuviéramos la menor noticia de ello». Por esto, un ciego de nacimiento carece
de todo conocimiento acerca de los colores.

Pero si todo conocimiento procede de la experiencia sensible, solamente


alcanza la universalidad propia del conocimiento intelectivo cuando ha llegado al
último momento del proceso depurador, en el cual tiene que intervenir una potencia
superior a los sentidos y a la fantasía, que es el entendimiento.

Sólo en ese momento termina la labor de abstracción o de separación, que


comienza ya en los mismos sentidos, se continúa en la imaginación y termina en el
entendimiento.

a).- INDUCCIÓN.-

En los Analíticos posteriores y en el libro I de la


Metafísica describe Aristóteles los grados ascendentes del
proceso cognoscitivo, desde la simple sensación hasta el
concepto, o desde el conocimiento sensitivo al intelectivo:

I.º Sensación.

El punto de partida de todo conocimiento es la percepción


sensible de los objetos materiales particulares. No tenemos
conocimientos innatos. Todos vienen de los sentidos. En todos
los hombres hay un deseo innato y natural de conocer. Su mejor
prueba es el placer que causan todas las sensaciones
cognoscitivas, especialmente las visuales. La vista es el más
estimado de nuestros sentidos, porque es el que proporciona
mayor cantidad y variedad de conocimientos.

2.º Memoria.
En la memoria persisten y se conservan las impresiones
sensitivas. Los animales dotados de los sentidos de la vista y del
oído y además de memoria son capaces de aprender y de ser
educados. Pero el «conocimiento sensitivo es común a todos, es
fácil y no tiene nada de filosófico».

3.º Experiencia.

De la repetición y confrontación de varias sensaciones


repetidas, procedentes de objetos semejantes, conservadas en
la memoria y unidas a la observación consciente y atenta nace la
experiencia. Pero la experiencia no trasciende lo particular.

4.º El Concepto Universal.

Con el concepto universal entramos en el campo


intelectivo. De la reducción de muchas experiencias a la unidad
de una sola noción o concepto, desprendido de la multiplicidad,
pero que abarca una multitud de cosas y hechos particulares, se
produce el universal, que es, ante todo, la reducción de la
pluralidad a la unidad. Aristóteles emplea una expresiva imagen
al compararlo a un ejército en desbandada que vuelve a
ordenarse.

5.º Arte.

El concepto universal, en cuanto que mira a las cosas


sujetas al cambio, a la generación y al movimiento, es el
fundamento del Arte, que tiene por objeto la acción y la
producción.

El Arte proviene directamente de la experiencia,


sintetizando muchas nociones experimentales en un solo
concepto universal. Se distingue de la simple experiencia en que
ésta se limita al conocimiento de casos y nociones particulares.

El arte y la experiencia deben ir unidos. De otra suerte, el


que solamente conoce en universal cometerá errores al aplicar
las nociones a los casos particulares. Por ejemplo, en Medicina
lo que se trata de curar no es el hombre, sino el individuo, Calias
o Sócrates.
Pero el que sólo conoce lo particular no sabrá remontarse
a hacer aplicaciones universales. La experiencia conoce el
hecho, la cosa, por ejemplo, que el fuego quema, pero ignora la
causa y el porqué.

El Arte conoce la cosa, el hecho, y además el porqué. Por


esto los hombres de arte son capaces de enseñar. El Arte se
acerca más a la ciencia que a la experiencia. Las artes se
multiplicaron, unas por la necesidad y la utilidad, y otras
simplemente por el placer.

6.º Ciencia.

El concepto universal constituye el fundamento de la


ciencia. Después que habían sido inventadas todas las artes, se
inventaron las ciencias, que no tienen por objeto inmediato la
necesidad ni el placer. Y nacieron donde sus cultivadores tenían
tiempo y vagar para consagrarse al estudio. Así, por ejemplo,
nacieron las Matemáticas en Egipto. La ciencia tiene un objeto
más amplio que el arte, pues se propone conocer las primeras
causas y los principios de los seres.

El que conoce lo universal conoce en cierto modo los


casos particulares que caen dentro de él. Y así una ciencia será
tanto más elevada cuanto sea más universal. De este modo, «el
hombre de ciencia parece superior al que sólo posee
conocimientos sensitivos; el hombre de arte, al hombre de
experiencia.... y las ciencias teoréticas, a las ciencias prácticas».

De esta manera podemos entender la formación del concepto universal como un


proceso:

a) de unificación, pasando de la pluralidad a la unidad;

b) de estabilización, reduciendo lo móvil a lo inmutable;

c) de desmaterialización, prescindiendo de la materia particular, causa del


movimiento y del cambio, y no considerando más que la materia en general.
El universal se percibe en los mismos individuos. Al mismo tiempo que los
sentidos perciben el singular (Sócrates blanco), la inteligencia ve el universal (hombre,
blancura).

El concepto aristotélico del « universal» es muy distinto del platónico.

En Platón no cabe ciencia de las cosas mudables del mundo físico. El único
elemento fijo, estable y necesario de las cosas sensibles consistía en lo que tenían de
participación o de imitación de las Ideas del mundo trascendente (su «forma»).

Pero en Platón no hay propiamente «abstracción».

El tránsito es de los seres particulares del mundo físico a los seres también
particulares del mundo de las Ideas. Su aspiración ascendente consiste en elevarse
por encima del mundo visible hasta las realidades del mundo suprasensible, en cuya
contemplación se halla el verdadero conocimiento científico, estable, fijo y necesario.

Pero Aristóteles suprime el mundo platónico de las Ideas subsistentes.


Tampoco admite la existencia de formas de los seres corpóreos con anterioridad a la
materia. Solamente admite la existencia de individuos sustanciales, particulares y
concretos, cuya esencia consiste en un synolon, en que entran una materia particular y
una forma particular. Así, pues, el concepto universal, para ser verdadero, tiene que
representar exacta e íntegramente la esencia completa y permanente de la cosa
representada. Puede prescindir de todos sus caracteres accidentales, que son la
causa de su mutabilidad, pero tienen que entrar en él sus dos principios esenciales y
constitutivos, la materia y la forma.

Pero no consideradas en su individualidad física (esta materia y esta forma),


sino en común (la materia y la forma). De esta manera, mediante la abstracción se
obtiene un concepto universal, en el cual, por una parte, se conservan los dos
principios que constituyen la esencia completa, inmutable y permanente de la cosa, y
por otra, se logran la fijeza, la estabilidad y la necesidad lógicas requeridas en el
conocimiento científico. El tránsito es de un todo ontológico particular (la esencia de
este hombre) a un todo lógico universal (la esencia del hombre). Con lo cual, la
abstracción universalizante no altera ni falsea la representación de la realidad.

Las modificaciones que sufre el platonismo a través de Filón, de Plotino y San


Agustin, darán origen a la famosa contraposición medieval del universal ante rem
(formas sin materia, ideas en el entendimiento divino), universal in re (formas
individualizadas por su unión con la materia en el mundo físico) y universal post rem
(formas o ideas en el entendimiento humano, universalizadas mediante la
<abstracción>, por su desprendimiento de la materia individualizante). De esta manera
aparece la materia como el principio de la particularidad, y la forma como el elemento
universal, comprometiendo la integridad y la verdad de la representación de la realidad
esencial en el concepto.

b).- ILUMINACIÓN DEL ENTENDIMIENTO AGENTE.-

En el libro III De anima insinúa Aristóteles otro


mecanismo psicológico para la formación del concepto universal
en dos rápidos pasajes, mediante la metáfora de la iluminación
del entendimiento agente. Las sensaciones múltiples y
particulares procedentes de los sentidos sufren una primera
depuración y unificación al ser recibidas en el sentido común. De
aquí pasan a la fantasía, pero conservando todavía su
particularidad. Sobre las imágenes de la fantasía actúa el
entendimiento agente, despojándolas totalmente de su
materialidad y particularidad por medio de la «Iluminación» «pco-
riapós), haciendo aparecer en ellas la idea universal,
representativa de su esencia, la cual actúa sobre el
entendimiento pasivo.

Así, pues, en Aristóteles el concepto universal no es una construcción


apriorístico de nuestra razón pura, sino un producto elaborado por el entendimiento,
pero en íntima colaboración con la experiencia sensible. Su valor es lógico, pero está
basado en la realidad, de la cual ha sido obtenido por el procedimiento de la
abstracción inductiva o iluminativa.

De este modo tenemos un material legítimo para constituir una ciencia realista,
organizando esos conceptos en un orden sistemático, que aspira a ser un reflejo, lo
más exacto posible, de la realidad de las cosas tal como son en sí mismas, dotadas,
en virtud de la abstracción, de los caracteres de fijeza, necesidad y universalidad de
que carecen los seres particulares del mundo físico.
Una vez constituido el concepto universal con los caracteres de unidad, fijeza e
inmutabilidad en el orden lógico, tenemos ya el material para la ciencia. Pero todavía
no tenemos ciencia. Porque el proceso psicológico de formación de los conceptos
universales es idéntico y común al conocimiento vulgar y al científico. La acción del
entendimiento agente termina en el momento mismo en que ha quedado constituido,
psicológicamente, el concepto universal. Pero desde el momento en que se trata de
comenzar a utilizar científicamente esos conceptos entra en funciones otra potencia,
que es el entendimiento posible o pasible, sin cuya intervención no sería posible pasar
de la simple posesión de ideas o de nociones universales, que no trascienden el orden
puramente psicológico.
LA CONTRIBUCION CONSTRUCTIVISTA

(ESTUDIOS RECIENTES EN EPISTEMOLOGÍA GENÉTICA)

– JEAN PIAGET.

INTRODUCCIÓN

El siguiente texto se hizo sobre la base de las directivas de Piaget a los


participantes del curso. Como es su costumbre, Piaget comenzó con consideraciones
generales que ubicaban su posición entre las epistemologías actuales, procediendo
luego a analizar los resultados más recientes de los estudios efectuados en su Centro
de Epistemología Genética. Este procedimiento es típico y revelador de la obstinación
de la propia epistemología de Piaget en su trabajo y su estilo. Como antiempirista, le
agradan las ideas generales, las visiones de amplio alcance y la evolución de los
conceptos. Pero, como científico empírico, siempre vuelve a los hechos arduos de las
observaciones empíricas.

Este movimiento desde las teorías hacia los hechos y viceversa es


característico del método experimental de la epistemología genética. A pesar de
semejanzas superficiales, los movimientos desde los hechos hacia las teorías no son
los mismos en epistemología genética como los que sostiene, por ejemplo, el
empirismo lógico, porque lo real desde el punto de vista de Piaget no permanece
idéntico a sí mismo en el proceso, sino que es transformado constantemente por este
verdadero movimiento del conocimiento.

Es, por lo tanto, una epistemología de la relación. Pero ésta es una relación
calificada. El movimiento del conocimiento siempre va en aumento. Permite una mejor
comprensión tanto de la realidad como del sujeto cognoscente, si no ya del propio
conocimiento. Se niega a mantener invariable tanto a la realidad, como en el
empirismo, como a las estructuras cognoscitivas de sujeto, como en el innatismo.
Postula un sistema de cambio continuo de controles y equilibrios entre el sujeto
cognoscente y la realidad, lo que requiere un máximo de creatividad por parte del
sujeto en la invención de nuevos medios de coordinación entre él y la realidad o los
instrumentos del conocimiento. De allí conceptos tales como equilibración,
autorregulación, interacción y retroacción. Para Piaget, el conocimiento es interacción.

Pero, dado que este proceso de interacción es difícil de reproducir in vitro, ha


sido muy complicado restituir aquí la verdadera naturaleza de la forma en que Piaget
interactúa con los participantes. Los lectores interesados en el tema estarán
familiarizados con algunos textos estándar, tales como el breve volumen sobre
psicología y epistemología (Penguin, 1972), o sobre biología y conocimiento (Chicago
University Press, 197 1) para no hablar del último sobre equilibración (Váing Press,
1977).

Para la segunda parte de esta conferencia, se recomienda mucho la lectura del


capítulo V titulado: "Lo posible, lo imposible y lo necesario", publicado en el libro The
Impact of Piagetian Theory(comp. por F. B. Murray, Baltimore, University Park Press,
1979).

Aquí Piaget adelanta una nueva lógica que podría denominarse más
adecuadamente "lógica natural". Está caratulada como lógica de las significaciones.
Se basa en una idea de los psicólogos ginebrinos -al menos desde Claparéde-:
implicación. El concepto de implicación quiere decir que los significados preexisten a la
construcción de entidades lógicas tales como afirmaciones, conceptos, juicios e
inferencias, pero también los genera en ese orden.

Los predicados dan lugar a conceptos, considerados por Piaget como el


resultado de la coordinación de varios predicados. Los conceptos, cuando están
coordinados, dan lugar a juicios, y éstos a inferencias. Esta lógica de las
significaciones es efectiva a partir del nivel de acción. Ya que toda acción es la
modificación de un estado de cosas existente, ella implica necesariamente que al
menos tiene significado. La idea aquí es demostrar que, paralelamente con la
concatenación causal de estos eventos -bien explorada- debe haber un lado dialéctico
de las cosas, el condicional de acontecimientos y acciones que genera su real
necesidad, posibilidad o imposibilidad.

ESTUDIOS RECIENTES DE EPISTEMOLOGÍA GENÉTICA

Los diversos estudios psicogenéticos que he efectuado, primero con Bárbel


Inhelder y luego con los colaboradores en el Centro de epistemología genética,
pueden ser divididos en dos períodos. Durante el primero, estudiamos el desarrollo de
las estructuras del pensamiento infantil, noción por noción: la noción de número, de
espacio, de azar y probabilidad, etc.

Durante el segundo período, nuestro objetivo no fue tanto el examen detallado


de estas estructuras cognoscitivas, como el estudio de las características generales
del funcionamiento cognoscitivo, para establecer lo que hemos llamado una teoría
constructivista del conocimiento y, al mismo tiempo, refutar las teorías empirista e
innatista.

LA CONSTRUCCIÓN CONSTRUCTIVISTA

El problema esencial de una teoría del conocimiento es cómo se construye el


nuevo conocimiento: ¿es, cómo afirma el empirismo, siempre derivado de la realidad
que se observa, o está preformado en la mente humana, y por lo tanto es innato? Ya
nuestro primer trabajo, creo, demostraba claramente las insuficiencias de ambas
teorías, la empirista y la preformista (por ejemplo, J. Piaget y B. Inhelder, I-The gaps in
empiricisín", págs. 118-148, en Koestler y Smythies, 1969). Nuestra obra más reciente,
sin embargo, sobre las nociones de posibilidad y necesidad, seguida por la referida a
la construcción de una lógica de los significados, brinda argumentos aun más claros a
favor de una teoría constructivista y su explicación de la elaboración de nuevos
conceptos y operaciones.

Los datos de desarrollo concernientes a la idea de que una situación real


siempre es el resultado de muchas situaciones posibles precedentes, y que otras
situaciones pudieron haber tomado el lugar de la observada primeramente, es un
contraargumento particularmente notable a las teorías empiristas. Para tomar un solo
ejemplo: pedimos a niños entre 3 y 1 1 años de edad que coloquen tres dados en un
trozo rectangular de cartón en todas las formas posibles.

El niño de 3 años pone los dados en determinada posición, por ejemplo, en tres
de las cuatro esquinas y, al preguntársela cómo puede colocarlo en otras formas,
negará que sea posible alguna otra posición. Aquí, como en otras experiencias, parece
que una vez que el niño ha creado una situación dada, esta situación toma la
apariencia de necesidad y que, en su mente, si la situación es lo que es, lo es porque
no puede ser de otra manera.

Las otras únicas posibilidades consideradas son análogas a la primera


situación que crearon: por ejemplo nuevamente ponen el dado en tres esquinas, pero
esta vez ocupan la esquina que habían dejado vacía la primera vez. Hacia los 7 años
de edad, se han hecho grandes progresos en este problema: los niños son capaces de
mostrar cuatro a seis alternativas a su primera elección-, no obstante, habiendo
demostrado media docena de posibilidades, declaran que es todo, y que no pueden
encontrar otras. A la edad de 9 ó 10 años, se ha hecho mayor progreso, y los niños
pueden mostrar algunas posibilidades adicionales; después de su primera ubicación,
declaran inmediatamente que éstas son sólo muestras de una cantidad de otras, y si
se desea conocerlas a todas se deberá contar hasta diez, veinte, treinta o aun más.

A nivel formal, se ha conseguido otro paso hacia adelante: los niños colocan el
dado al azar, diciendo que hay un sinfín de posibilidades (las palabras "sinfín" o
"infinito" son usadas espontáneamente, sin que el experimentador las incluya en el
cuestionario). Claramente, la idea de diferentes posibilidades y su número infinito no
es una característica observable de la realidad, y contradice la teoría empirista del
conocimiento; al mismo tiempo, la elaboración muy gradual de esta idea va en contra
de las teorías innatista o apriorística.

Nuestro trabajo en el desarrollo de una lógica de los significados es, de varias


maneras, una continuación del efectuado sobre la lógica de las operaciones. De
acuerdo a como se la concibe hoy, esta lógica de las operaciones estaba unida muy
estrechamente al modelo tradicional de lógica extensional y a las tablas de verdad.
Creo ahora que una mejor forma de capturar el crecimiento natural del pensamiento
lógico en el niño es perseguir un tipo de lógica de los significados.

La lógica extensional está basada en tablas de verdad y conduce a paradojas


inaceptables, por ejemplo, en las consecuencias de los condicionales, donde p implica
q cualquiera puede ser la relación entre p y q y sin que haya ningún vínculo entre sus
significados. En una lógica de los significado, que satisfaga nuestros propósitos, la
noción de implicación necesita ser profundamente modificada y restringida a lo que he
llamado implicaciones significativas: implica q si, sólo si, se incorpora un significado de
q en el de p y si este significados transitivo (significado de r implicado en q, significado
de simplicado en r, etc.)

En tal sistema lógico, las implicaciones no están limitadas a aquellas entre


expresiones o proposiciones. Dado que las acciones tienen significados, podemos
hablar de implicaciones entre acciones y operaciones (estas implicaciones no están
relacionadas con los aspectos causases o las realizaciones efectivas de las acciones u
operaciones, sino sus significados). Tales aplicaciones ya se encuentran a nivel
sensoriomotor: para el bebé que tira de una manta y así consigue un juguete colocado
lejos de su alcance, sobre la manta, "tirar de la manta" implica "traer el juguete más
cerca". A una edad mayor, las implicaciones entre las acciones se convierten en
implicaciones entre operaciones; por ejemplo, cuando el niño forma una clase de
objetos que tienen alguna propiedad en común, ello implica que excluye objetos que
no comparten esta propiedad particular. Omnis deterininatio est negatio, como dijo
Spinoza.

Tales implicaciones entre acciones u operaciones existen porque un significado


nunca está aislado sino siempre insertado en un sistema de significados, con
implicaciones recíprocas. los cuatro tipos de entidades lógicas -predicados, conceptos,
juicios e inferencias- fueron construidos en ese orden: los conceptos son uniones de
predicados, los juicios son relaciones entre conceptos, y las inferencias son
combinaciones de juicios. Pero emerge un orden diferente cuando se consideran los
tipos de justificación: para justificar un juicio se apela a inferencias (éste es un pino
porque tiene agujas, conos, etc.); para justificar un concepto, se apela a los juicios; y
para definir un predicado, se comparan varios conceptos.

En otras palabras, la justificación sigue un orden inverso al de las


construcciones; ello proporciona un buen ejemplo de círculo dialéctico. En forma
similar, para las acciones sensoriomotrices podemos decir que las propiedades
observables de los objetos corresponden a los predicados; las asimilaciones
corresponden a juicios; y la coordinación de esquemas corresponde a inferencias.

En una lógica de los significados, la construcción de extensiones podría estar


determinada por los significados y no viceversa. Estas extensiones podrían entonces
ser locales y variables no comunes al conjunto de todos los mundos posibles.

Otros conceptos de lógica extensional también tendrán que sufrir


modificaciones antes de tomar su lugar en una lógica de los significados. Las
negaciones y los conectivos lógicos y y o deben ser reconsiderados. Una negación en
una lógica tal siempre estará relacionada con una referencia particular en una red
jerárquica de significados: si B = A + no-A, no-A está determinado por B y no es
simplemente algo que es no-A.

Y puede tener formas diferentes: puede unir dos propiedades que siempre
existen juntas (por ejemplo un objeto tiene cierta medida y una cierta forma) o puede
unir propiedades que no necesariamente existen conjuntamente (por forma y sonido).

En todos los niveles del desarrollo hay implicaciones entre acciones o


significados; luego, hay relaciones dialécticas que conducen al sujeto a ir más allá de
lo que ya ha adquirido . Estas construcciones en espiral de naturaleza dialéctica
constituyen lo que he considerado durante mucho tiempo la esencia del crecimiento
cognoscitivo. El desarrollo no consiste simplemente en equilibraciones nuevas, sino en
equilibraciones "maximizadoras" por ejemplo, que conducen a nuevos equilibrios que
no siempre se revierten a un estado anterior de equilibrio, pero que involucran
enriquecimiento.

Desarrollos recientes en lógica de condicional, como los propuestos por


autores como Anderson y Belnap, presentan varias similitudes con mis propuestas
para una lógica de los significados: esta convergencia realmente nos brinda aliento
para nuestros proyectos. Me parece que una lógica de los significados, de la que se
han bosquejado líneas generales en esta introducción, sería una versión decantada de
nuestra anterior lógica de operaciones y espero que proveerá una vía mejor para la
construcción de nuevo conocimiento.
LA EPISTEMOLOGÍA GENÉTICA Y LOS
PROBLEMAS

1. FUNDAMENTALES EN LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO:

(Rolando García)

El objetivo de esta conferencia es presentar, de la manera más sencilla posible,


la epistemología genética como una teoría que intenta responder a los problemas más
fundamentales todavía sin resolución en la teoría del conocimiento.

En la mayor parte de los casos, se ha considerado a la epistemología genética


sólo como una teoría interesada en algunos aspectos del desarrollo del pensamiento
conceptual. Esto significaría que está vinculada con la psicología infantil, con la teoría
del aprendizaje, pero no con los problemas "reales" que se abordan en los libros de
texto sobre la teoría del conocimiento.

En la voluminosa literatura contemporánea sobre la filosofía de la ciencia, muy


rara vez aparece la epistemiología genética como una teoría amplia capaz de
proporcionar un auténtico criterio alternativo sobre el fundamento del conocimiento
científico. Esta es la razón que nos mueve a emprender el análisis de una parte de las
teorías del conocimiento que han constituido el meollo de una polémica bastante
intensa en la filosofía de la ciencia durante la mayor parte de este siglo.

Nuestro objetivo será mostrar cómo se articula la epistemología genética en el


análisis y cómo sus hallazgos descalifican de manera concluyente los criterios
prevalecientes sobre el fundamento de la ciencia. A fin de cumplir este cometido, nos
veremos obligados reseñar algunos problemas fundamentales que los filósofos de la
ciencia intentaron resolver durante las primeras décadas de este siglo.

Presentaremos una visión panorámica de las posiciones que han suministrado


una especie de "versión oficial" sobre aquello en que consiste la ciencia. Les presento
una excusa por referirme con demasiada brevedad y por consiguiente de manera muy
superficial a un período denso y bien conocido en la historia contemporánea de los
estudios sobre el fundamento de la ciencia.

Situaré de manera arbitraria el inicio de esta historia en las dos escuelas que
se iniciaron en la década de los veinte: la escuela de Berlín, bajo la guía de Hans
Reichenbach, y la escuela de Viena, con Schlick, Neurath, Carnap y otros. Hago esto
por una sola razón, La mayor parte de la filosofía anglosajona de la ciencia es todavía,
en su mayor parte, una consecuencia del tipo de discusiones que tuvieron su centro en
estas dos escuelas, Estas dominaron la filosofía de la ciencia durante al menos dos o
cuatro décadas, y en la actualidad están todavía vigentes, Si no de una manera
explícita, porque en los Análisis filosóficos rara vez se encontrará en la actualidad
alguien que mantenga estas posiciones tal como se expusieron inicialmente, sí en
general de manera implícita, porque están en la mente de un gran número de
científicos de la época actual.

La historia nunca es sencilla, y quienquiera que intente remontarse a los


orígenes de cualquier escuela filosófica se encontrará sumergido en una red compleja
en la que se entrecruzan numerosos caminos. Algunos de ellos vienen de muy lejos,
algunos se entremezclan entre sí, e incluso otros se desvían en gran medida de su
dirección principal, pero están unidos por senderos secundarios que los conectan con
la ruta principal. No podemos detenernos a realizar un análisis de los antecedentes de
la escuela vienesa o la escuela de Berlín. Sin embargo, en una primera aproximación,
puede coincidirse en que es posible extraer tres ingredientes que constituyeron el
meollo de la teoría que surgió de estas escuelas. Estos son: a) los criterios de Ernest
Mach, referentes a la física y, en general, a las ciencias empíricas; b) los criterios de
Henri Poincaré, relativos al papel de las matemáticas en la física; c) la revolución en la
lógica iniciada por Frege y que culminó en los Principia mathematica de Whitehead-
Russell.
Lo que estas escuelas tomaron fundamentalmente de Mach fue su insistencia
en la verificabilidad como un criterio para justificar el sentido. Cuando el joven Mach se
despojó de su credo Kantiano sobre los elementos a priori en el fundamento de la
ciencia, intentó mostrar que todo el conocimiento podía reducirse en último término a
un análisis de las sensaciones. La elaboración del concepto debiera anclarse con
firmeza en el contexto de las sensaciones. Con esto en mente, Mach hizo una revisión
de la historia de la mecánica y produjo una obra maestra, un libro clásico. Su brillante
crítica a la mecánica newtoniana es válida todavía en muchos aspectos. Es suficiente
sólo mencionar el reconocimiento de Einstein a lo que él, y todo el mundo después de
él, denominó el principio de Mach. La mecánica de Mach es una revisión fascinante de
la historia de esta rama de la física.

En la actualidad es posible encontrarle deficiencias históricas y fallas en su


base epistemológica. Pero causó un gran impacto en una época en que la física sufrió
una sucesión de revoluciones espectaculares que sacudieron los conceptos más
básicos acerca del mundo físico.

Lo que echaban de menos los neopositivistas de Viena y de Berlín en Mach


eran dos cosas: en primer lugar, una explicación del papel que juega la matemática en
la física; en segundo, alguna indicación de cómo manejar ciertos términos que
desempeñaban un papel fundamental en la teoría de la física y que no podían ligarse
directamente a observables. Es aquí cuando surge Poincaré. Corno es bien sabido,
Poincaré introdujo lo que más tarde se denominó la Tesis de la Convencionalidad.
Para él, las leyes de la mecánica son sólo convenciones, aunque, él insiste, no son
convenciones arbitrarias. Son convenciones que tienen un origen experimental. Los
experimentos condujeron a los fundadores de la ciencia a adoptarlas. En esta línea de
pensamiento, el mérito de Poincaré fue mostrar que además de los términos que
pudieran relacionarse directamente a las observaciones, la ciencia utiliza términos
teóricos, y que estos términos teóricos se expresan en lenguaje matemático. Por tanto,
el papel principal de las matemáticas sería servir de instrumento para la introducción
de términos teóricos. Este es el segundo componente de las escuelas de Viena y de
Berlín.

Un tercer componente proviene de la tremenda revolución en la lógica


realizada por la escuela Frege-Whitehead-Russell. Ellos intentaron mostrar, y estaban
convencidos de haberlo logrado, que de hecho las matemáticas pueden ser reducidas
a la lógica matemática. Por consiguiente, los términos teóricos pueden en último
término expresarse en el lenguaje de la lógica matemática. En esta línea de
pensamiento, la lógica matemática fue finalmente la herramienta utilizada, en especial
por la escuela de Viena, para expresar lo que eran las teorías científicas.
Con estas herramientas, llegaron a. una situación que hoy es conocida por los
filósofos de la ciencia como la "visión convencional". Putman la ha llamado la "visión
recibida", y esta expresión es la que utilizan corrientemente numerosos filósofos
contemporáneos de la ciencia. ¿En qué consiste esencialmente esta visión? De
manera muy condensada y aproximada, podríamos decir la llamada "visión recibida"
mantiene que una teoría científica, a fin de merecer este nombre, debiera finalmente
poder expresarse en algún tipo de sistema axiomático.

• El Grado de Formalización de estos sistemas puede variar


ampliamente, pero la estructura del sistema debiera ser más o menos la
misma, conteniendo los siguientes elementos:

a) un vocabulario básico con tres diferentes clases de términos, es


decir, términos lógicos, términos observacionales y términos teóricos;

b) axiomas que pudieran establecer las interrelaciones entre los


términos no-lógicos;

c) reglas de inferencia que permitan la deducción a partir de los


axiomas. En la medida en que los defensores de este criterio se aferran a la
teoría de la verificalidad del significado, la información empírica (los
observables) constituye la materia prima del sistema.

El vocabulario observacional es el meollo. El resto debiera expresarse


en términos de este vocabulario.

La parte lógica de este sistema se vio reducida a expresar las reglas del
juego, las reglas internas del lenguaje que se utiliza para expresar la teoría.

– Muy pronto se vio que era necesario añadir un cuarto elemento a fin de
darle una base al sistema: las reglas de correspondencia.

• Se introdujeron para realizar Tres Funciones Bastante diferentes,


aunque algunas veces mezcladas entre sí.

En Primer lLugar, una regla de correspondencia define los términos


teóricos.

En Segundo Lugar, las reglas de correspondencia determinan el


contenido congnositivo de los términos teóricos, en el sentido de que un
contenido sólo es aceptable si está relacionado con la experiencia por medio
del principio de verificabilidad.

En tercer lugar (un punto que a menudo se pasa por alto) estas reglas
de correspondencia especifican de una vez por todas los tipos admisibles de
experimentos por medio de los cuales la teoría se une a la realidad.

Esta Es En Resumen "La Visión Recibida".

Empezó con una teoría de la ciencia, como una teoría de la teoría científica. Se
afirmaba que las teorías científicas deberían funcionar de esta manera.
Posteriormente, toda la escuela evolucionó de manera que esta especie de esquema
se convirtió también en la explicación normal para todo el conocimiento. Llegó a ser no
sólo una explicación de la ciencia, sino también una teoría de la significación cognitiva.
Cualquier cosa de la que podamos afirmar que posee un significado cognitivo debe
también de una u otra manera poseer un esquema implícito como el indicado. Si
utilizamos términos que no se relacionan directamente con la experiencia y la
observación, debemos disponer de algunas reglas de correspondencia que unan lo
que afirmamos con la experiencia. De no ser éste el caso, nos situamos en la
metafísica, y como bien se sabe, el objetivo de esta escuela era destruir la metafísica.

Pero los miembros de esta escuela fueron todavía más lejos. Desarrollaron
también una teoría del lenguaje que traspuso con mucho la teoría de la ciencia. Para
ellos, el lenguaje consiste en enunciados observacionales cuyos únicos términos no
lógicos son términos observacionales, y ciertas aserciones utilizan términos "teóricos",
definibles de manera explícita mediante términos observacionales. De esta manera,
para ser consistentes, tuvieron que desarrollar una teoría de cómo adquieren los seres
humanos el lenguaje. Dicha teoría sostuvo que el lenguaje se adquiere inicialmente
por medio de la denotación: señalando los datos de los sentidos, señalando los
objetos. Y todo lo demás debiera seguir por definición a partir de esta denotación que
es la piedra fundamental en la construcción del lenguaje.

Es éste para mí un punto extremadamente importante al que no han dado


suficiente importancia los críticos de la escuela neopositivista. Los neopositivistas se
vieron obligados a construir una teoría del lenguaje del tipo que hemos mencionado. Y
se vieron obligados a hacerlo porque después de todo el lenguaje fue para ellos el
elemento que suministró las reglas del juego dentro de la teoría total. Sin una teoría
del lenguaje, la totalidad de la estructura se vendría abajo. Y la teoría del lenguaje,
para ser consistente con su posición, tenía que ser un tipo de empirisrno muy primitivo
como el que acabamos de referir. Si esto es así, sería suficiente demoler su teoría de
la adquisición del lenguaje, para demoler la teoría total. Sin embargo, nosotros no
haremos eso, porque preferimos seguir la ruta histórica que la propia teoría ha
tomado.

La teoría tropezó con obstáculos, algunos de ellos en realidad bastante graves.


El primero se refería a las reglas de correspondencia. Se pensó que las reglas de
correspondencia eran definiciones, definiciones directas. Fue Rudolf Camap, el
exponente más notable de la doctrina en su forma más pura, el que comprendió que
los términos extremadamente simples utilizados en el lenguaje común, y bastante
esenciales para la ciencia, no podían definirse de manera directa sobre la base de las
reglas de correspondencia.

 El Ejemplo Que Utilizó, y que llegó a ser el ejemplo


comúnmente utilizado para este tipo de análisis, fue "fragilidad".
¿Qué queremos decir al afirmar que un objeto dado es frágil?
Según la doctrina de la escuela, sería suficiente suministrar las
reglas de correspondencia para la expresión "x es frágil" en
términos observables. Por ejemplo, podríamos establecer la
equivalencia entre:

"x es frágil" (1)

"en cualquier momento, si x sufre un golpe en ese instante,

entonces, x se romperá en ese mismo momento" (2)

De hecho, todos los términos de disposición, es decir, términos como "frágil" que
expresan propiedades de disposición, se definirían de la misma manera: "Si ustedes
hacen esto y esto, entonces este y este suceso tendrán lugar". Pero fue aquí donde la
escuela cayó en su propia trampa. La razón es la siguiente. La lógica utilizada fue,
como antes mencionamos, la lógica Frege-Whitehead-Russell. Según esta lógica, el
condicional:

"si. . ., entonces. . ."

posee una interpretación extensional según la cual cualquier declaración condicional


de esta forma es verdadera cuando el antecedente es falso.

Esto significa que la expresión (2) es verdadera de cualquier objeto x que


nunca ha sido golpeado, y que en este caso la expresión (1) es también verdadera. En
otras palabras, un objeto x que nunca ha sido golpeado sería, por definición, frágil.
Pero éste no es el significado que damos a la palabra frágil. En consecuencia, la
definición propuesta ha fracasado.

No insistiré más en este ejemplo que llegó a convertirse en un clásico en este


campo, ni en las diversas tentativas realizadas para enmendar el entuerto. El mismo
Carnap propuso reemplazar la definición mencionada con un conjunto de definiciones
parciales. Esto funciona en el caso de "frágil", pero no en el caso de otros términos
teóricos. Esta situación condujo a dos clases de evoluciones que han tenido serias
consecuencias para la doctrina.

En primer lugar, se comprendió que no sólo las definiciones de los términos


teóricos, sino también las leyes cientificadas, eran aseveraciones condicionales de un
tipo particular denominado contrafactual (o condicionales subjuntivos), y que la lógica
del condicional contrafactual presentaba graves problemas. Se pensó que la lógica
modal podría resolver este problema, pero no fue de mucha ayuda. Gradualmente
surgió la idea de que había que descartar la interpretación extensional de los
condicionales. El gran progreso realizado por la lógica intensional en las últimas dos
décadas puede atribuirse, al menos en parte, a esta situación. La segunda clase de
evolución se refirió a la posibilidad misma de establecer lazos directos entre los
términos teóricos de la teoría y algunos observables. En este caso también tuvo que
descartarse la idea y reemplazarse por una versión mucho más atenuada del
empirismo. No existe una interpretación directa empírica de cada uno de los términos
no-lógicos introducidos en una teoría científica. Es a la teoría en su totalidad a la que
debiera darse una interpretación empírica.

Los términos teóricos adquieren un significado empírico a través del significado


empírico ligado a la teoría, y no viceversa. Cuando se realiza un experimento, se está
probando una teoría, y no un término contenido en ella. Por tanto, las reglas de
correspondencia no funcionan de ninguna manera en la forma que se había pensado.

Pero no terminaron aquí las dificultades, pues existieron muchas otras.


Mencionaré solamente una que juega un papel fundamental en la posición tomada por
la epistemología genética frente a las teorías empiristas del conocimiento.

Uno de los principales problemas que subsiste en la visión oficial de las teorías
científicas se refiere al concepto de "directamente observable". Ya sea que se crea
poseer definiciones directas de términos teóricos en términos de observables, o que se
dispone de definiciones parciales siempre relativas a la experiencia, o que se dé un
significado empírico a la teoría como un todo, y no a cada término en sí mismo, en
todos los casos se termina en el concepto de observaciones directas.
Por supuesto los defensores de las escuelas a las que nos estamos refiriendo
estuvieron dispuestos a aceptar que, cualquiera que fuera la definición adoptada de
los observables, era muy difícil demarcar una línea entre los observables y los no
observables. Una propiedad inferida de la medida tomada por un instrumento puede
ser considerada como un observable por un físico, mientras por el contrario, un filósofo
más estricto reservaría el término de observable para propiedades que son percibidas
en forma directa por los sentidos. Ya aquí se presenta un problema: ¿es Posible
realizar una distinción entre los términos observacionales y los términos teóricos? La
respuesta fue claramente negativa, pero aún subsiste un problema más grave.
Supongamos que fijamos en algún punto la línea. ¿Es posible mantener que existen al
menos algunos términos observables, es decir, algunos términos que pudieran
considerarse como directamente observables en.un sentido absoluto? La idea de que
la respuesta a este problema es también negativa, o sea, que todas las Ramadas
"observaciones directas" involucran algún tipo de construcción realizada por el
observador, surgió con mucha lentitud. Regresaremos a este problema a fin de
mostrar que la epistemología genética ha suministrado una respuesta definida a este
problema, una respuesta que por primera vez ubica tal problema filosófico en un
contexto experimental.

Al llegar a este punto suspenderemos el análisis de las dificultades internas de


esta visión de la ciencia. Nos concretaremos a plantearnos una cuestión más general.

Supongamos que de hecho todos los problemas graves han sido resueltos.
¿Cuál es, por tanto, el status de esta teoría, de las teorías científicas? ¿Funcionan de
esta manera los científicos? Pues bien, como es bien sabido, si se analiza cualquier
presentación de las teorías científicas, la cantidad de axiomatización es muy pequeña.
Sólo se encontrarán axiomatizaciones parciales con diversos grados de formalización.
Más aun, se alcanza la axiomatización cuando la ciencia ha llegado a un nivel muy
avanzado de madurez. Es sabido que incluso en la mecánica de Newton existen serios
desacuerdos acerca de la manera apropiada de axiomatizarla. Por tanto, la visión
oficial no refleja la forma en que funcionan las teorías científicas, y mucho menos,
todavía, la manera como actúan los hombres de ciencia.

La respuesta más definida a esta objeción fue suministrada por Hans


Reichenbach. La ciencia, afirmó él, se produce de manera bastante caótica. Una teoría
de la ciencia no debería tratar de explicar cómo se construyen las teorías científicas,
cómo surgen en la mente de los científicos. Su tarea sería más bien justificar,
establecer sobre bases sólidas las pretensiones de la teoría. Ambos objetivos son
bastante diferentes. En su libro Experience and prediction (1938), Reichenbach
introdujo una terminología especial para referirse a ellos. La primera tarea pertenece a
lo que denomina el "contexto del descubrimiento"; la segunda, al "contexto de la
justificación". La primera es tarea de los historiadores, los sociólogos y los psicólogos.
Según Reichnbach, no pertenece a la teoría de la ciencia. La filosofía de la ciencia
está relacionada solamente con la segunda.

Una vez que se confina el papel del filósofo de la ciencia al contexto de la


justificación, la metodología que debe usarse sigue como un simple corolario. El tiene
que separar las pretensiones de una teoría del proceso por medio del cual se llegó a
ella. A fin de hacer esto, tiene que reconstruir la teoría sobre una "base racional". Su
tarea es por consiguiente proceder a una "reconstrucción racional (lógica) de la
ciencia".

○ Con este agregado, vemos que el panorama final de la visión oficial es una
reconstrucción de una teoría basada en tres pilares que representan tres
dicotomías claramente definidas:

a).- la dicotomía entre los enunciados lógicos (analíticos: las


reglas del lenguaje) y los enunciados empíricos (sintéticos: basados en
los observables);

b).- la dicotomía entre los términos observacionales, y los


términos teóricos; y

c).- la dicotomía entre el descubrimiento, y la justificación.


Refirámonos por ahora a la tercera. Hacia fines de la década de los
cincuentas y el inicio de la década de los sesentas, empezó a surgir la
idea de que un análisis adecuado de las teorías no consistiría en una
reconstrucción racional; que no puede analizarse una teoría en forma
independiente de la manera en que esta teoría ha sido formulada; y que
es dentro del contexto de la construcción de las teorías que puede
descubrirse, en primer lugar, el significado real de la teoría, y en
segundo lugar, las maneras en las cuales ésta se debe justificar. Fue
por esto que se rechazó la posición sostenida por Reichenbach.

Quizás el más influyente de los filósofos y los historiadores contemporáneos


que se manifestó en contra de la visión oficial, y probablemente el mejor conocido de
ellos, es Kuhn. Con su teoría de las revoluciones científicas, Kuhn inició una revolución
que aún continúa. Su tesis principal es que la historia de la ciencia indica que el
cambio científico es fundamentalmente revolucionario. No existe un crecimiento
continuo de la ciencia. La ciencia se desarrolla a saltos. Tiene, por decirlo así,
períodos de "equilibrio interno", y luego en un cierto momento, da un salto, sufre una
revolución. Es durante estas revoluciones que se obtiene el progreso efectivo de la
ciencia. Ahora bien, él define las revoluciones científicas como aquellos episodios no-
acumulativos del proceso de evolución en los cuales se reemplaza un paradigma
establecido, en su totalidad o en parte, por uno nuevo que le es incompatible. Como
todo el mundo sabe, los paradigmas son para él ejemplos aceptados de la práctica
científica real. Estos ejemplos incluyen la ley, la teoría, la aplicación y la
instrumentación en su conjunto. Ellos nos dan modelos de los cuales surgen
tradiciones específicas y coherentes en la investigación científica. La idea es que en
períodos de casi equilibrio se tiene una especie de práctica normal de la ciencia que
es aceptada por la comunidad científica, y que la ciencia se desarrolla dentro de ella.
Esto es lo que se denomina ciencia normal. La ciencia normal, es decir, la mayor parte
de la ciencia que se encuentra en la práctica rutinaria, se desarrolla dentro de este
paradigma, con un marco aceptado. Este marco suministra las prácticas, que van
desde las prácticas de experimentación a la creación de conceptos. Aquellos que
resuelven problemas dentro del paradigma están, según Kuhn, simplemente
resolviendo lo que él llama puzzles, es decir, algunas cuestiones que intrigan dentro
de una teoría aceptada. Ellos se concretan a resolverlos. Dichas cuestiones son
problemas específicos dentro del sistema, pero no lo cuestionan.

Aquí encontramos un punto importante al que Kuhn asigna una gran


relevancia. Dentro de una teoría dada, si uno tiene un problema y no se resuelve, no
es la teoría a la que debe achacarse la culpa; es el investigador el culpable.

Es una falla personal y no una falla de la teoría. Y esto es normal en la ciencia.


Sin embargo, si se buscan soluciones a un problema específico y fallan, y todo el
mundo fracasa durante largo tiempo, llegará un punto después del cual el problema
deja de ser un puzzle: se convierte en un real problema para la teoría, y llega a
originar una crisis. Y en un momento dado tendrá que iniciarse una revolución para
resolverlo. El antiguo paradigma cae por tierra.

Por tanto, la aseveración más importante de la teoría de Kuhn es que la gente,


por lo general, practica la ciencia normal, excepto en diversos momentos específicos,
que son los momentos críticos en la historia de una ciencia, cuando toda la ciencia
entra en una crisis y tiene que saltar a otro nivel de análisis. Ahora bien, el problema
que se le pidió resolver es cómo se realiza la elección.

En otras palabras, cuando la antigua teoría ha dejado de ser útil y se obtiene


una nueva teoría o teorías alternativas, ¿cómo se hace la elección? Y la respuesta que
da Kuhl es de gran importancia para nuestro tema porque prácticamente es la única
alternativa posible cuando el análisis permanece dentro de la sociología del
conocimiento o en una cierta especie de psicología del conocimiento.

La respuesta que nos brinda en uno de los documentos más recientes que ha
publicado sobre este tema es la siguiente: "En particular, al verme confrontado al
problema de la elección de teoría, la estructura de mi respuesta es en términos
generales como sigue: tómese un grupo de las personas más capacitadas disponibles
con la motivación más apropiada; capacíteseles en alguna ciencia y en las
especialidades relacionadas con la elección que hay que hacer; inbúyaseles con el
sistema de valores, la ideología actualizada en sus disciplinas (y en gran medida en
otros campos científicos también) y por último, déjeselas realizar la elección. Si esa
técnica no da cuenta del desarrollo de la ciencia tal como la conocemos, ninguna otra
lo hará. No puede existir un conjunto de reglas de elección adecuadas para dictar la
conducta individualdeseada en los casos concretos que los científicos se ven
obligados a enfrentar en el curso de sus carreras. Cualquier progreso científico que se
alcance, debemos explicárnoslo mediante el examen de la naturaleza del grupo
científico, descubriendo aquéllo que valoriza, aquello que tolera, y lo que desdeña".

Con esta formulación, no es sorprendente que Kuhn haya sido acusado de


"seguir la regla de apegarse a la decisión de la masa" en el sentido de que a fin de
cuentas, para él es la mayoría de la comunidad la que tendría que decidir cómo se
hace la elección. El se defiende diciendo que no es éste el caso porque los científicos
tal como muestra la historia, no eligen "cualquier cosa". Y el hecho de que ellos no
escojan cualquier cosa es parte de la actitud científica. En este punto intenta
establecer una especie de límite para introducir una línea de demarcación, diferente de
la bien conocida demarcación de Popper, a fin de separar lo que sería una elección
irracional de una racional. No voy a tratar este interesante aspecto de la polémica
entre Popper y Kuhn.

Popper ha llamado a la actitud de Kuhn "Una actitud peligrosa para la


ciencia". La llama peligrosa por dos razones:

a) por su apelación a la historia, la sociología y la psicología; y

b) por su concepto de un progreso a saltos de la ciencia.

Popper llega al punto de alterarse ante la referencia de Kuhn a las disciplinas


antes citadas. A este respecto afirma: "No puede concluir sin señalar que para mí la
idea de pedir esclarecimiento en relación con los objetivos de la ciencia, y su posible
progreso, a la sociología o a la psicología (o, como recomienda Pearce Winiams, a la
historia de la ciencia), resulta sorprendente y desilusionante".
"De hecho, comparados con la física, la sociología y la psicología están
saturadas de modas y de dogmas fuera de control. La sugestión de que aquí podamos
encontrar algo como 'descripción pura, objetiva', es evidentemente equivocada.
Además, ¿cómo el regreso a estas ciencias a menudo espurias puede ayudarnos en
esta dificultad particular? No es a la ciencia sociológica (o psicológica, o histórica), a la
cual se desea recurrir a fin de decidir sobre lo que equivale a la pregunta ¿qué es la
ciencia? o ¿qué es, de hecho, normal en ciencia?".

En otras palabras, para Popper, la psicología, la sociología y la historia son


ciencias subdesarrolladas, por así decirlo. no han alcanzado la madurez. ¿Cómo
podrían ayudar a fin de lograr la tarea que la más precisa filosofía de la ciencia no ha
sido capaz de obtener? Por supuesto, ésta es una apreciación que puede rebatirse
con facilidad, y así lo haremos más adelante.

La segunda objeción de Popper contra Kuhn es que, para Popper, lo que Kuhn
denomina "ciencia normal" es solamente "ciencia mediocre". En relación con esto, él
afirma: "Según mi punto de vista, el científico 'normal' tal como lo describe Kuhn, es
una persona por la que debería sentirse compasión. (Según los criterios de Kuhn
acerca de la historia de la ciencia, muchos grandes científicos deben haber sido
'normales'; pero como no obstante no puedo experimentar compasión por ellos, no
creo que puedan ser correctos los conceptos de Kuhn). El científico 'normal' , según
pienso, ha recibido una enseñanza deficiente. Creo, y esa creencia la comparten
muchos más, que toda la enseñanza a nivel universitario (y si es posible en niveles
menos avanzados) debería capacitar y estimular el pensamiento crítico.

El científico 'normal' , tal como lo describe Kuhn, ha recibido una enseñanza


deficiente. Se le ha inculcado un espíritu dogmático: es una víctima de la
indoctrinación. Ha aprendido una técnica que puede aplicarse sin preguntar las
razones para ello (particularmente en la mecánica cuántica). Como consecuencia se
ha convertido en lo que podemos denominar un científico aplicado por oposición a lo
que yo denominaría un científico puro.

El, tal como afirma Kuhn, se siente satisfecho con resolver puzzles. La elección
de este término parece indicar que Kuhn desea recalcar que no se trata de un
problema verdaderamente fundamental aquél que el científico normal está preparado
para enfrentar; es más bien, un problema de rutina, un problema de aplicar lo que uno
ha aprendido: Kuhn lo describe como un problema en el cual se aplica una teoría
dominante (lo que Kuhn llama paradigma)"

Por tanto, la ciencia extraordinaria es para Popper la única ciencia, y ésta


acusa un desarrollo continuo. El "prueba" esto haciendo referencia a la historia de la
ciencia. Kuhn responde que no es éste el caso, y también lo "prueba" con referencia a
la historia de la ciencia. Parece por consiguiente que en la actualidad todo el mundo
está haciendo historia de la ciencia a fin de probar su criterio acerca de la filosofía de
la ciencia. La filosofía de la ciencia y la historia de la ciencia se han acercado más que
nunca. Pero al examinar la historia, las personas obtienen respuestas totalmente
diferentes. Este es un punto importante al que tendremos que regresar. Por ahora sólo
quiero indicar que esta conferencia introductoria no me permite revisar la Polémica en
extremo interesante que en la actualidad tiene lugar entre personas como Kuhn,
Popper, Feyerabend, Lakatos y otros. Si nos detuviéramos a analizar, podríamos
derivar importantes lecciones al profundizar el tipo de argumentos que ellos exponen;
esto aclararía no tanto el tema de la discusión (y me excuso por atreverme a hacer
esta afirmación) como la clase de argumentos que están usando para probar sus
aseveraciones. Esta sería una lección acerca de la epistemología ta como está siendo
practicada en la actualidad por la filosofía de la ciencia, y las fallas de algunos de sus
métodos. Pero tendremos que dejar este análisis para otra ocasión.

En este punto dejaremos nuestros comentarios generales sobre lo que se ha


denominado la "visión recibida" de la ciencia y su evolución en las dos últimas
décadas. Dirijámonos ahora al tema principal de este seminario. Dentro del contexto
del panorama que he presentado sintéticamente ¿cómo encaja la epistemología
genética en las otras posiciones, o más bien en el tipo de análisis que hasta ahora se
ha realizado? En otras palabras, dicho de manera más directa: ¿por qué epistemología
genética? Antes de tratar de delinear en términos generales algunas de las respuestas
que la epistemología genética ha producido o que pueden inferirse de ella, me referiré
a nuestros comentarios introductorios. La idea básica de esta conferencia es presentar
la epistemología genética como una teoría del conocimiento en el sentido más amplio.
A este respecto deseamos mostrar que el papel que ha desempeñado la psicología
genética dentro de la teoría no sólo es muy pertinente para la clarificación de los
problemas básicos de los fundamentos del conocimiento científico, sino que de hecho
es una manera inescapable de llevarla a cabo.

Empecemos por hablar de lo que me parece ser la falla más importante en las
posiciones actuales en la filosofía de la ciencia. Cada teoría que intenta ofrecer una
explicación de cómo funciona la ciencia y cómo adquieren validez las aserciones
científicas, está de hecho ofreciendo una teoría de la validación pero no ofrece una
teoría de validación de la validación. ¿Cuál es el criterio por medio del cual adquiere
validez alguna aserción o alguna teoría? Es bastante claro que la pregunta es legítima
y que no debiera contestarse haciendo una regresión al infinito.
¿Cómo podrían las teorías de la validación adquirir validez? En 1as escuelas
que estamos criticando, los autores no han realizado ningún esfuerzo por validar lo
que afirman. Pero hay algo más serio que eso. En general, todas estas teorías se
refieren a sujetos, a seres humanos que son los sujetos en el acto de conocer. Si se
suma lo que de manera explícita o implícita se asume en las teorías actuales del
conocimiento, se encontrarán toda clase de aserciones o suposiciones contradictorias
acerca del sujeto real que está haciendo ciencia. En general, no existe indicación
acerca de si están hablando sobre un "sujeto natural', es decir, cualquier adulto que
por azar entra a la ciencia y por lo tanto posee una "manera natural" de pensar o
razonar -refinada por la ciencia, pero natural-, o si se refieren a una especie de sujeto
muy idealizada que pudiera ser el "hombre de ciencia", un hombre que entrará en
contacto con otros colegas de la comunidad y que posee una aptitud especial para
tomar decisiones y adoptar actitudes especiales acerca de esos temas. Ahora bien,
ellos tienen que escoger entre dos suposiciones. Si ellos se refieren a un sujeto ideal,
la pregunta que tienen que contestar es: ¿Cuál es la relación entre este sujeto ideal y
el sujeto real, el científico en la vida diaria? Pues fuera del laboratorio y de la
manifestación por escrito de ciertas aserciones científicas específicas, un científico se
comporta como cualquier otro hombre y no utiliza maneras especiales de expresar o
"encontrar" cosas o sucesos. Por otra parte, si se refieren al sujeto natural, no existe
tentativa de mostrar que el sujeto natural se comporta de la manera que ellos
describen o suponen.

En particular, los empiristas a menudo se refieren a cómo aprende un sujeto,


por ejemplo, el lenguaje, o esto o lo de más allá. Y no existe prueba empírica u obra
empírica que muestre que lo que ellos afirman es empíricamente verdadero,
empíricamente verificado. Por consiguiente, ellos atribuyen al sujeto, dentro de una
teoría empírica, ciertos atributos, propiedades, modos de comportamiento que no han
sido objeto de verificación empírica. Es así que la justificación permanece suspendida
en el aire y en consecuencia, no existe una justificación dentro del sistema.

La Epistemología Genética;

Ha mostrado en forma clara cómo obtener una respuesta a los


problemas citados. De manera paradójica, Piaget, en esencia un anti-empirista,
plantea el problema en términos tales que el problema podría trasladarse del
nivel de las formulaciones abstractas y de la filosofía especulativa al nivel
experimental. Fue de esta manera que se abrió la puerta a una refutación
empírica de la teoría empirista del lenguaje y del conocimiento. La base para
esta refutación consistió simplemente en mostrar que el proceso del
conocimiento no ocurre en la manera descripta por los principios de las
escuelas neopositivistas, ni al nivel de formulación de conceptos en un
individuo ni, históricamente, al nivel sociogenético. Y en este caso la psicología
genética fue la herramienta utilizada a fin de probar esta tesis epistemológica.
La aseveración que hicimos en un principio, en el sentido de que los hallazgos
de la epistemología genética descalifican de manera concluyente las ideas
prevalecientes sobre el fundamento de la ciencia, encuentra aquí su aplicación.
Creemos que la monumental obra experimental de la escuela de Ginebra no
deja lugar a dudas que no son ya aceptables los principios de la escuela
empirista.

Esto nos conduce directamente al segundo punto que deseamos reformular


desde una perspectiva genética. Ya hemos mencionado que tanto Kuhn como Popper
se apoyan en la historia de la ciencia cuando no encuentran un anclaje firme para
algunas de sus afirmaciones acerca de cómo funciona en realidad la ciencia. Sin
einbargo, desde el punto de vista de la epistemología genética, el uso que hacen de la
historia de la ciencia, así como el que hizo Kuhn de la psicología y de la sociología del
conocimiento, no toca los problemas de la epistemología: aluden sólo a la superficie
de la conducta de los hombres en una comunidad científica.

No obstante, estamos mucho más cercanos a Kuhn al menos en dos de los


puntos más importantes que asentó en su teoría de las revoluciones científicas.
Incluso pensamos que ambos pueden ser sustentados con mucha más fuerza que en
la presentación de Kuhn. El primero se refiere a lo que podemos denominar la relación
entre "Weltanschauung" y "paradigma" en la ciencia. Me referiré Brevemente al
ejemplo histórico más ilustrativo que conozco: el principio de la inercia en el mundo
antiguo.

Corno ustedes saben, Aristóteles no lo aceptó. Para él, si un cuerpo está en


movimiento, es debido a que existe alguna fuerza que de cierta manera lo impulsa. Si
la fuerza deja de actuar, el cuerpo se detiene. La fuerza produce el movimiento: si no
existe la fuerza no hay movimiento. El rechazo más explícito a la idea de la inercia que
he encontrado en el texto de Aristóteles está en relación con su "prueba" de que el
vacío no existe. En primer término, muestra que un movimiento no se detendría en el
vacío. Como obviamente esto le resulta absurdo, concluye que el vacío no existe.

En paralelo con el gran periodo de los griegos, hubo un desarrollo científico


impresionante en China. En ciertos aspectos los chinos sobrepasaron a los griegos.
Este es el caso para el tema que estamos considerando. Los contemporáneos chinos
de Demócrito habían ya formulado el principio de la inercia de la manera más precisa:
si se tiene un cuerpo en movimiento y ninguna fuerza actúa sobre él, el cuerpo
continuará moviéndose por toda una eternidad. Dos mil años antes de Galileo, existe
un texto chino que enuncia este principio. Y ellos agregan algo que puede herir el
orgullo intelectual del mundo occidental: "Y esto es tan claro como el hecho de que
una vaca no es un caballo".

¿Cómo es posible que dos comunidades diferentes, la griega y la china, ambas


al mismo nivel elevado de desarrollo intelectual, lleguen a conclusiones tan diferentes?
¿Cómo es posible que uno de ellos considera obvio lo que para otro resulta absurdo?
Más aun, ¿cómo es posible que tuviéramos que esperar dos mil años en el mundo
occidental para llegar a un principio que para los chinos resultó tan evidente como el
hecho de que una vaca no es un caballo?.

Creo que podemos encontrar una explicación a este sorprendente hecho


histórico si consideramos con más detenimiento la filosofía de los aristotélicos y la de
sus contemporáneos chinos. Para una gran parte de los griegos, en particular los
aristotélicos, el mundo es estático. Todo en el mundo está en reposo a menos de que
se le fuerce a moverse y esto puede suceder sólo por dos razones: o Dios está
imprimiendo el movimiento (como por ejemplo en el caso de las estrellas), o bien,
alguien obliga al cuerpo a moverse. Si excluimos los actos de Dios, que producen lo
que Aristóteles denomina los movimientos "naturales", cualquier otro movimiento en el
mundo es un movimiento "violento" o sea, el resultado de la violencia ejercida sobre
los cuerpos. Si nadie produce ninguna violencia en ningún objeto material, no habrá
otros movimientos en el mundo a excepción de aquéllos producidos por Dios. La
violencia saca a los cuerpos de sus sitios naturales.

Existe un orden natural en el mundo con rocas abajo, agua encima aire sobre
el agua y fuego más arriba del aire. Si yo dejo caer una piedra, esto sucederá porque
está buscando su sitio natural. Una vez logrado su objetivo, el cuerpo se detendrá y
permanecerá en reposo. Dentro de esta concepción, dentro de esta Weltanschauung,
los griegos no necesitaban explicar el reposo, porque el reposo es el estado natural
para todo en el universo. Por otra parte, tenían que explicar el movimiento y que
encontrar sus causas. La causa es una fuerza, o sea, una violencia ejercida sobre el
cuerpo. Cuando cesa la violencia, la fuerza, el movimiento se detendrá a menos que el
cuerpo se encuentre fuera de su lugar natural porque, bajo esta circunstancia, el
cuerpo asumirá un movimiento directo que lo colocará, hacia arriba o hacia abajo, en
su sitio natural.
La concepción filosófica de los chinos era bastante diferente. Para el chino, el
mundo es un devenir, es un continuo proceso de cambio. El mundo está
evolucionando todo el tiempo y todo dentro de él está también evolucionando. Por lo
tanto, no necesita explicarse el movimiento. Lo que necesita explicación es el reposo.
Se necesita fuerza para mantener algo en reposo para evitar el devenir natural que de
ese algo en su desarrollo dentro del universo. Si no existe fuerza, el cuerpo continuará
su evolución natural.

Es suficiente recordar la suerte del principio de la inercia en el mundo


occidental. Después de que fue "descubierto" durante el período de Galileo, Descartes
y Newton, el principio fue considerado alternativamente como bastante absurdo y difícil
de aceptar, como totalmente evidente y sin necesidad de explicación y, con mucha
posterioridad, como un principio que nos es evidente, ni correcto, ni equivocado, y
tampoco absurdo, sino más bien un principio regulatorio dentro de una cierta
estructura de una teoría de la mecánica. Esto prueba fuera de dudas que la aceptación
de un principio como el de la inercia, está unido de manera muy esencial a la
concepción total del mundo o al menos, a la concepción de la rama específica de la
ciencia a la cual pertenece, y esto a su vez se encuentra ligado a una sociedad
particular en un periodo específico de su historia.

Vayamos ahora al segundo punto en el cual estamos de acuerdo con Kuhn,


aunque diferiremos en la interpretación epistemológica de los hechos. coincidimos con
la concepción de la historia de Kuhn en que no es un proceso continuo sino que va a
saltos. Kuhn explica estos saltos en la historia de la ciencia por una acumulación de
dudas cerca de la teoría que, en un cierto momento toma la forma de crisis. Sin
embargo, desde el punto de vista de la epistemología genética creemos que los saltos
se deben a principios mucho más fundamentales de los cuales la evolución a saltos
llega a ser más o menos un corolario. A fin de mostrar lo que con esto quiero decir, me
veo obligado a hacer una breve incursión en algunos aspectos de la teoría de Piaget
que ha sido muy mal comprendidos. Estos se relacionan con el papel del
estructuralismo en la concepción piagetiana de la epistemología. Desde los inicios de
la epistemología genética, no es la estructura la que caracteriza la evolución, si no las
funciones. El motor de la evolución, no importa donde, lo constituyen las propiedades
funcionales, no las estructurales.

Como es bien sabido, uno de los principios básicos de la posición de Piaget es


la continuidad entre los procesos orgánico y cognoscitivo, basada en el hecho de que
ambos procesos involucran una adaptación del organismo a su ambiente. Es decir,
Piaget ha dado con frecuencia importancia al hecho de que existe una adaptación
global de los organismo vivientes a su ambiente, y que los desarrollos biológicos e
intelectuales son sólo partes específicas de esta adaptación.

¿Cómo ocurre esta adaptación? Piaget insiste en que, ambos casos, la


adaptación involucra un equilibrio entre la asimilación y la acomodación. la naturaleza
del equilibrio es evidentemente diferente en uno y en otro caso y conduce a tipos
bastante diferentes de estructuras, pero existe una continuidad funcional entre la
asimilación orgánica y la intelectual. Por tanto, existe un proceso de estructuración
cognoscitiva. No puede ignorarse la especificidad de las estructuras a cada nivel. Los
mecanismos, los factores funcionales involucrados son característicos de la evolución,
no las propiedades estructurales en cada campo. En consecuencia la teoría da la
mayor importancia al verbo "estructurar", más que al sustantivo "estructura". En este
proceso activo de estructuración, tanto en el nivel orgánico como en el cognoscitivo,
las estructuras a las que se llega no forman un continuum. Vienen una después de
otra a través de un proceso discontinuo.

El sistema, ya sea orgánico o cognoscitivo, salta, por así decirlo, de una


estructura a otra a intervalos discontinuos. Este es quizás el hallazgo más conocido de
Piaget y no deseo incursionar en él a mayor profundidad. Por el momento me referiré a
que lo que encontró Piaget a nivel cognoscitivo, y que resultó más o menos evidente a
nivel biológico, está surgiendo con claridad en casi todas las ramas de la ciencia
actual. Seamos un poco más específicos.

Lo que cada día resulta más claro es:

a).- que ocurre una especie de asimilación en todos los sistemas


abiertos que interactúan con sus ambientes;

b).- que esto se presenta aún al nivel puramente físico;

c).- que este proceso de asimilación es un constructor de estructuras;

d).- que estas estructuras son sólo etapas del cuasi equilibrio que
sufrirán modificaciones a través de nuevos procesos de asimilación y;

e).- que con posterioridad a estas modificaciones, el sistema se


reorganizará por sí mismo para alcanzar otro nivel de autorganización, es decir,
una nueva estructura.

A fin de mostrar lo que quiero decir con esto, me permitiré citar un


ejemplo físico extremadamente simple.
He abrigado algunas dudas acerca de la utilización de este tipo, de
ejemplo porque cuando en ocasiones lo he hecho, se ha tomado como si
intentara utilizar la física para explicar el sistema cognoscitivo. Mi objetivo es
completamente opuesto: quiero mostrar que lo que se descubrió en el sistema
cognoscitivo también funciona al nivel físico.

En otras palabras, que la física está mucho más cercana a los procesos
biológicos y cognoscitivos de lo que pensábamos hace algunos años.

El sistema que voy a exponer es el más simple que conozco que pertenece a la
categoría de lo que he llamado "constructores de estructuras". Consiste en lo
siguiente: tomemos dos cilindros, uno dentro de otro con un espacio entre ellos;
pongamos un líquido entre ellos (puede ser agua), y cerrémoslo de manera que no
existan ondas en la superficie de la parte superior. Ahora imprimamos una rotación a
los dos cilindros, pero a diferentes velocidades: uno gira dentro del otro, pero uno va
con más rapidez (por ejemplo, el cilindro exterior gira con más rapidez que el interior) .
Pongamos en el agua algunas partículas de aluminio o algo similar, e iluminémoslas
para que pueda verse el movimiento del líquido. Cuando la diferencia en rotación de
los dos cilindros es pequeña, el líquido que empieza a moverse por fricción adquirirá
un movimiento de rotación bastante uniforme. Podrán verse las líneas de flujo
extenderse por todo el líquido en una distribución por completo uniforme. Ahora
aumentemos la diferencia entre las dos rotaciones (por ejemplo, mantengamos la
velocidad de rotación del cilindro interno fija y aumentemos la del cilindro externo). En
un principio veremos solo pequeñas oscilaciones de las líneas del flujo. Sin embargo,
en un cierto momento, el movimiento sufrirá cambios como si el líquido hubiera sufrido
un trastorno y no supiera exactamente cómo comportarse.

Pero muy pronto encontraremos que aparecen algunos patrones en las líneas
de flujo; algunas de ellas se acercarán más e indicarán un movimiento del fluido con
una distribución no homogénea de la velocidad en sentido vertical. Se presentarán
flujos de chorro distribuidos a intervalos regulares. Si ahora aumentamos todavía más
la diferencia de velocidad entre los cilindros, las líneas de flujo oscilarán de nuevo,
pero después de un cierto umbral los círculos del movimiento sufrirán alteraciones y se
observará un movimiento ondulado de las partículas. Juguemos ahora con la
diferencia de velocidad entre los cilindros. Aumentemos de manera continua, y luego
dejémosla fija; aumentémosla de nuevo y dejémosla fija, y continuemos así; podrán
observarse saltos en la estructura de las líneas de flujo; el número de ondas de la ruta
señalada aumentará a intervalos discontinuos y, en un momento dado, las ondas que
fueron completamente simétricas empezarán a inclinarse y a deformarse adquiriendo
una asimetría característica. Si aumentamos la diferencia de velocidades aun más, se
traspasará un umbral después del cual desaparecen las ondas y el movimiento se
convierte en turbulento.

¿Cómo podríamos interpretar este experimento más bien sorprendente?

– En Primer Lugar, recalquemos que el sistema total es homogéneo: los


cilindros son homogéneos, la distribución de la velocidad angular es
homogénea, el fluido es homogéneo. Sin embargo, se obtendrá una
autoorganización del movimiento del fluido, que adquirirá estructuras
características. Estas estructuras cambian a saltos no obstante que los
cambios de velocidad son continuas.

– El Segundo Punto, es que, desde un punto de vista exclusivamente


físico, el proceso puede describirse de la siguiente manera: el cilindro
exterior, rotando a una velocidad mayor que el interior, imprimirá una
cierta cantidad de movimiento al fluido, que debe absorberla. Si
utilizamos el lenguaje de Piaget, podríamos decir que el fluido tiene que
asimilar los cambios en la cantidad de movimiento impresa que
provienen del medio exterior (los cilindros). Para lograr esto, el
movimiento adquirirá a cada momento el tipo de estructuras que resulte
más eficiente para obtener esta asimilación (es decir, el transporte de la
cantidad de movimiento del cilindro externo al cilindro interno) lo que es
característico del proceso es que al aumentar la diferencia en la
velocidad angular de manera continua, el cambio en la estructura no es
continuo. Habrá intervalos en los que la estructura permanece más o
menos igual y oscila alrededor de posiciones de cuasi equilibrio. Pero si
se traspasa un umbral, entonces el fluido se reorganiza por sí mismo y
adquiere una nueva estructura que resulta más eficiente para absorber
la cantidad de movimiento del cilindro exterior y transportarlo al cilindro
interior.

Aquí puede apreciarse con claridad, en un ejemplo físico extremadamente


simple, un proceso en el que la asimilación, la acomodación y el equilibrio entre ellos
se presenta de manera que tiene similitudes sorprendentes con los procesos descritos
por Piaget a nivel cognoscitivo.

Fue mérito de Ilya Prigonine y sus colaboradores en Bruselas descubrir que


todos los sistemas abiertos a nivel físico, físico-químico y biológico, se comportan de
esta manera, y que la termodinámica de los sistemas abiertos podría explicar por qué
funciona de esa manera. La teoría de los sistemas disipativos se ha extendido a
muchos campos. Jean Perroux, en Francia, ha intentado aplicar esta teoría para
explicar la conducta económica de una sociedad. Ha mostrado que, contrariamente a
lo que han afirmado todas las teorías clásicas de la economía, la conducta de una
sociedad se adapta por sí misma a ciertos procesos ambientales, y que esa misma
sociedad adquiere una estructura autoorganizada. Se presentan cambios en la
estructura cuando cambian las "condiciones en los límites" (o "condiciones de borde")
del sistema. Pero estos cambios estructurales no funcionan de una manera continua:
existen saltos de un nivel de organización a otro de autoorganización de una manera
característicamente discontinuo.

La teoría de Piaget de que la adaptación de un organismo a su ambiente


involucra dos factores funcionales y un equilibrio entre ellos, y que ocurre tanto en el
nivel orgánico como en el intelectual, parece por consiguiente ser la ley de evolución
más generalizada a todos los niveles para todos los sistemas, El antiguo dictum
escolástico natura non facit saltus ha quedado de esta manera totalmente descartado,
Por otra parte, el dictum marxista de un proceso característico de la evolución a través
del cual existe una transformación de cantidad en calidad -una fórmula bastante vaga
y no muy bien fundamentada en la literatura marxista- puede ser reinterpretado de
esta manera, y dársele un fundamento muy sólido.

Después de esta larga digresión, volvamos al tema que dejamos pendiente.


Los hallazgos de la escuela de Piaget, después de mis de medio siglo de trabajo
experimental, han probado de manera concluyente que la evolución intelectual de un
niño procede de la manera antes indicada: una sucesión de etapas de cuasi equilibrio
entre la asimilación y la acomodación a diferentes niveles. ¿Pero qué puede decirse
acerca de la sociogénesis del conocimiento ¿Evoluciona la ciencia como un proceso
continuo tal como Popper pretendió, o procede a saltos de la manera señalada por
Kuhn? La obra reciente realizada por la escuela de Ginebra da un fuerte apoyo a la
tesis de Kuhn. Sin embargo, una vez más coincidimos con las proposiciones de Kuhn,
pero no con su explicación. Los hallazgos a los cuales nos referimos muestran que
existe un paralelo sorprendente en la evolución de los sistemas congnoscitivos entre el
nivel de desarrollo intelectual de un niño y el nivel de evolución de la ciencia. Más aun,
y esto es mucho más importante, muestran una identidad asombrosa de los
mecanismos en función de ambos niveles. Indicaré lo que quiero decir con esto
citando solo un ejemplo tomado de una investigación que ha cubierto la historia de las
matemáticas y la historia de la física.
Piaget encontró en el desarrollo de los conceptos genéticos en el niño tres
etapas bastantes características que denominó "intrafigural", "interfigural" y
"transfigural".

– Al Primer Nivel, el niño solo es capaz de considerar las relaciones


internas dentro de una figura;

– Al Segundo Nivel, la figura puede subsumirse en un sistema de


relaciones en un cierto contexto;

– Al Tercer Nivel, el niño puede considerar las transformaciones de las


figuras desde un punto de vista mucho más general que le permitirá
combinar transformaciones. Para ser más específico.

Mencionaré un ejemplo que muestra la diferencia entre el


primero y el segundo nivel.

• En el primer nivel el niño es capaz de dibujar líneas


perpendiculares, pero no tiene un concepto de la
horizontabilidad y la verticalidad. Si se le pide dibujar
árboles en la pendiente de una montaña, dibujará los
árboles perpendiculares a la pendiente y no en una
dirección vertical. Para comprender lo "vertical" y lo
"horizontal", que significa que el niño tiene que subsumir
una relación en un sistema de referencia externo a la
figura en sí misma, tenemos que esperar hasta que el
desarrollo intelectual del niño alcance el segundo nivel,
es decir, el interfigural. Ahora bien, si consideramos la
historia de la geometría como una ciencia, también
podemos distinguir tres períodos bastante
característicos: el período dominado por la geometría
griega, que es una especie de ciencia interesada en las
propiedades de las figuras consideradas aisladamente.
Tendremos que esperar hasta el siglo diecinueve para
ver que se conciben las propiedades geométricas como
invariantes dentro de un sistema de transformaciones.
Muchas décadas después del nacimiento de la
geometría proyectiva, Klein ofrece una perspectiva de la
geometría muy diferente mostrando que el sistema de
transformaciones utilizado por la geometría proyectiva
podría explicarse considerando estructuras algebraicas
dentro de las cuales el sistema de transformaciones
puede referirse de la estructura.

La teoría de los grupos nos brinda un nivel enteramente de desarrollo


conceptual en la evolución de la geometría. Los tres períodos en la historia de la
geometría pueden por tanto mostrar que coinciden con los tres períodos en el
desarrollo de los conceptos geométricos de un niño. Más aun, un análisis que no
podemos reproducir ahora muestra que ésta no es una simple analogía, sino que en
ambos casos el mecanismo que da lugar al pasaje de un nivel al siguiente son
comunes a la historia de la ciencia y al desarrollo infantil, a pesar del hecho de que el
contenido real de los conceptos geométricos a nivel científico y al nivel infantil son
totalmente diferentes.

Quizás se dude si podemos probar históricamente lo que antes hemos


afirmado.

No es mi objetivo convencerlos. Más bien afirmo que la investigación en la


historia de la ciencia se puede poner en términos poner en términos definidamente
epistemológicos y que se convierte así en un tipo de investigación bastante objetiva
para mostrar si la historia procede o no de esa manera. Afirmamos, entonces, que la
epistemología genética ha brindado herramientas de investigación por medio de las
cuales todos los problemas epistemológicos podrían formularse de modo que
obtuviéramos respuestas precisas por medio de trabajo experimental: trabajo
experimental con los niños y trabajo experimental con ese experimento inmenso y
maravilloso que nos brinda la historia de la humanidad.

Para dar fin a esta conferencia introductoria, volvamos a nuestro punto inicial.
Afirmamos que la epistemología genética es no sólo una escuela epistemológica que
nos proporciona algunas respuestas acerca de cómo evolucionan los sistemas
conceptuales y teóricos de la infancia. Es una teoría que intenta dar un fundamento
sólido al conjunto de la teoría del conocimiento y por tanto una explicación del
desarrollo del conocimiento científico. Permanece por consiguiente como una filosofía
alternativa de la ciencia que, por primera vez, podría verse sujeta a una prueba
experimental.

¿QUÉ ES LA CIENCIA?
(Gustavo Bueno)

I. No hay una única idea de ciencia sino varias. Necesidad de una teoría
de la ciencia.

1. El «Mundo» que envuelve a los hombres (y a los animales) no tiene una


morfología que pueda considerarse como inmutable e independiente de quienes
forman parte de él, interviniendo en el proceso de su variación. El Mundo es el
resultado de la «organización» que algunas de sus partes.

(por ejemplo, los hombres) establecen sobre todo aquello que incide sobre
ellas, y está en función, por lo tanto, del radio de acción que tales partes alcanzan en
cada momento. El Mundo no es algo previo, por tanto, al «estado del Mundo» que se
refleja en el mapamundi (que es una forma latina de expresar lo que los alemanes
designan como Weltanschauung de cada época). Un mapa del mundo desborda, por
ello, incluso cuando se le considera desde un punto de vista meramente geográfico,
las propias coordenadas geográficas, porque estas han de darse, a su vez, inmersas
forzosamente en una maraña de ideas, explícitas o implícitas, al margen de las cuales
las propias coordenadas geográficas perderían su significado: ideas relativas a los
límites del mundo, al lugar de las tierras y de los cielos representados, ideas sobre la
escala que el propio mapa utiliza, e ideas sobre la imposibilidad de que el mapa se
represente a sí mismo (un mapa no puede representarse a sí mismo y no ya tanto por
motivos gráficos cuanto por motivos lógicos: el mero intento de «representar el mapa
en el mapa» abriría un proceso infinito y absurdo). El mundo no es, en resumen, la
«totalidad de las cosas» —omnitudo rerum—; sólo es la totalidad de las cosas que nos
son accesibles en función del radio de acción de nuestro poder de con-formación de
las mismas. Para los sapos del cuento que vivían en el fondo de un pozo el mundo era
ese pozo; cuando regresó al pozo un sapo, que el día anterior había sido recogido sin
querer en el cubo por el sacristán que sacaba el agua para regar el huerto, pudo decir
a sus compañeros: «el mundo es mucho más grande de lo que pensáis: se extiende
hasta las tapias del huerto del señor cura.»

Los sapos, las ranas, las lechuzas, los leopardos y los hombres tienen, cada
uno, en función del «radio de su acción», un mundo propio, una organización
característica de las cosas y procesos que les rodean. Pero esto no quiere decir que
los «mundos entorno» de cada especie animal sean enteramente diversos y
mutuamente independientes, como algunos pensaron, siguiendo la concepción de von
Uesküll (su doctrina de los Umwelten de cada especie). Los mundos de los animales
no son «mundos entorno» que pudieran ser tratados como si fuesen círculos
megáricos, a la manera como, pocos años después, O. Spengler trató a estos
inmensos «superorganismos» que él denominó «culturas» y que constituyen también
los «mundos entorno», no ya de una supuesta Humanidad universal, inexistente, sino
de los diversos pueblos en los cuales ella está repartida. Pero ni las culturas (en el
sentido de Spengler: la «cultura antigua», la «cultura faustica») son independientes,
aunque no sea más que porque las una tratan de reabsorber a las otras en sus mallas,
ni los mundos entorno de cada especie animal son independientes de los de las otras
especies, aunque no sea más que porque en el mundo entorno de cada especie
animal han de figurar muchos componentes del mundo entorno de otros animales,
enemigos o aliados contra terceros en la lucha por la vida.

1. El mundo entorno de las diversas especies animales está, a medida que


ascendemos en la escala zoológica.

Cada vez más afectado por las acciones y operaciones de los animales que lo
organizan; el mundo entorno es, de modo progresivo, un mundo «cultural».
Esto no es ya una cuestión «opinable». Desde la formulación por Newton de
las leyes de la Mecánica sabemos que el planeta Tierra en el que viven los
hombres no es una plataforma inconmovible, ni es, en todo caso, una esfera
cuya trayectoria estuviese movida por designios absolutamente independientes
de las operaciones humanas: bastaría que quinientos millones de individuos
ejecutasen a la vez la operación de dar un paso al frente en la misma dirección
y sentido (lo que implica ya un desarrollo cultural y político suficiente para que
la orden pudiera ser transmitida y ejecutada simultáneamente) para que la
Tierra experimentase una sacudida en su órbita. Desde la mitad de nuestro
siglo sabemos ya que los hombres pueden destruir la vida en la Tierra
mediante una bomba atómica, y sabemos también, en los finales de siglo, que
la industria que se vale de los fluorclorocarbonados y otros «gases traza»
produce el efecto invernadero o destruye la capa de ozono. No se trata, por
tanto, de opiniones derivadas de arcanas concepciones sobre el «puesto del
hombre en el mundo»; se trata de evidencias prácticas relativas a la evaluación
del poder efectivo que los hombres tienen hoy, después de la revolución
científica e industrial, para modificar el Mundo, tal como nos es accesible,
desde la Tierra. Un poder que ha progresado en la escala tecnológica casi
ininterrumpidamente desde hace algunos miles de años hasta el presente.

Por otra parte, la escala de este progreso no tiene peldaños abruptos.


Por Ejemplo:

○ No cabe poner a «los hombres» (en su sentido zoológico, como homo sapiens)
en un tramo de escalones considerado superior y abrupto respecto de los
tramos correspondientes a escalones animales. Los escalones por los cuales
va «desarrollándose» el homo sapiens comienzan siendo muy próximos a los
escalones culturales que encontramos ya en los primates. La cultura del homo
habilis puede llamarse humana, pero es muy distinta de la cultura del
pitecantropo o de la cultura del hombre de las cavernas. Sin duda, la
intervención de las operaciones en la conformación de las líneas del mundo
entorno es cada vez mayor. El mundo entorno natural de los homínidos se
teñirá de caracteres culturales específicos y, mejor aún, de caracteres
culturales diversos entre sí, pero en interacción mutua inevitable. De estas
interacciones resultan necesariamente superposiciones, desajustes,
contradicciones, puesto que los mismos contenidos o partes originarias del
mundo de partida resultarán insertados en contextos diferentes. Si llamamos
conceptos prácticos (técnicos, sociales) a las configuraciones de los contenidos
considerados desde la perspectiva de cada cultura (un hacha, un martillo, un
espejo, una moneda, una forma de matrimonio), podremos llamar Ideas a los
intentos de establecer la coordinación entre conceptos diferentes respecto de
otros conceptos del mismo círculo cultural, o respecto de otros círculos
culturales. Veremos de este modo a las Ideas como figuras que fluyen, no ya
de algún lugar situado más allá, por encima o por debajo del proceso del
mundo, sino del seno de este mismo proceso, tanto si, mirado desde cierta
perspectiva, se nos muestra como un proceso tranquilo, como si se nos
aparece tumultuoso. El mundo entorno de los diferentes pueblos, de sus
culturas, se va conformando según mapas del mundo diferentes, constituidos
por líneas tomadas de ideas, de mitos, de relatos metafísicos. A partir de un
determinado desarrollo tecnológico y social, las mismas ideas, contrastadas
con otras versiones suyas, tendrán que organizarse en forma de teorías (ya
sean estas de índole ideológico, científico o filosófico).

1. La Idea de Ciencia brota de las ciencias positivas en cuanto estas son


instituciones históricas y culturales relativamente recientes.

Desde este punto de vista es innegable (es decir, no es opinable) que la


idea de ciencia no es una idea eterna, que pueda considerarse como contenido
permanente del mundo, a la manera como el Sol, en el mapa mundi de
Aristóteles, se presentaba como un contenido permanente y eterno de un
mundo también eterno. Pero las ciencias no son eternas, sino que son ellas
mismas configuraciones históricas. Tampoco son uniformes, porque hay muy
diversos contenidos, normas, instituciones, &c., que tienen que ver con las
ciencias positivas, y que pueden todos ellos llamarse «científicos», pero con un
alcance muy distinto. Hay, en resolución, muy diferentes acepciones o
conceptos de ciencia. Nosotros tenderemos a ver estas diversas acepciones no
ya como resultado de un simple proceso «lingüístico» de arbitraria
conceptualización subjetiva, sino como expresión de una diversidad efectiva de
contenidos diferentes, pero entretejidos, por tanto, como una diversidad de
acepciones objetivas o con fundamento in re. Más aún, como acepciones que
no van agregándose las unas a las otras de modo externo, por mera
yuxtaposición, como aparecen en el diccionario, sino acepciones que se
intersectan las unas a las otras, como se intersectan, a veces de modo
turbulento, los contenidos correspondientes. Las ideas de ciencia que puedan
ser determinadas a partir de estos diferentes conceptos serán también
diferentes; y las teorías orientadas a establecer los nexos entre estas diversas
ideas serán también múltiples y de diferente estirpe (científica, filosófica,
ideológica o teológica).

2. Simplificando al extremo, distinguiremos cuatro acepciones o


modulaciones diferentes de ciencia.

Registradas en la lengua española o, si se prefiere, cuatro acepciones de


ciencia a cada una de las cuales corresponderá también (puesto que no hay
creaciones gratuitas) una denotación efectiva de contenidos dados en un
mundo cultural determinado: conceptos o acepciones de ciencia que no son,
por lo demás, independientes entre sí, puesto que aunque pudiéramos afirmar
que algunos son independientes de los otros, no podríamos suscribir la
afirmación recíproca.

(1) En Primer Lugar, el concepto de ciencia como «saber hacer», un concepto


según el cual la ciencia se mantiene aun muy próxima a lo que entendemos por
«arte», en su sentido técnico. Así, hablamos de la «ciencia del zapatero», de la
«ciencia del navegante»; también de la «ciencia política» (en el sentido del saber
político, en tanto incluye no sólo «arte» sino «prudencia») e incluso, con Calderón, de
la «ciencia de la honra». Hay una acepción del término sabiduría colindante con esta
acepción de ciencia, la acepción de la sabiduría en cuanto «ciencia del catador», la
sabiduría propia de quien distingue sabores, la sabiduría como sapientia; la sabiduría
se nos manifiesta ahora como un «arte de la lengua», capaz de diferenciar lo que es
venenoso y lo que es útil, lo que sabe amargo y lo que sabe dulce, más que como
«arte de la palabra». Esta acepción del concepto de ciencia, no por ser la primera
desde el punto de vista histórico, deja de ser una acepción actual, aunque no sea más
que porque en el presente siguen viviendo los llamados «contemporáneos primitivos»,
pueblos ágrafos que, como los yanomamos amazónicos, «entienden» sin embargo de
sabores, y, por tanto, son sabios.

(2) En Segundo Lugar reseñaremos el concepto de ciencia como «sistema


ordenado de proposiciones derivadas de principios». Esta acepción de ciencia sólo
puede aparecer, obviamente, en un estado del mundo —en una cultura— en la que
exista escritura, debate, organización lógica de proposiciones: aproximadamente es el
concepto de ciencia que Aristóteles expone en sus Segundos analíticos, tomando
como modelo a las construcciones geométricas de Teudio y otros geómetras. Un
concepto que se generalizó muy pronto, por los escolásticos, a sistemas de
proposiciones que se ordenan en torno a principios pero no ya sólo geométricos sino
también teológicos o filosóficos: scientia est conclusionis. Desde la perspectiva de esta
acepción, el término ciencia no sólo comprenderá a la ciencia geométrica, sino
también a las «ciencias» filosóficas o teológicas, e incluso se hablará de una «ciencia
que se busca». La segunda acepción de ciencia se consolida, por tanto, en un
«escenario» diferente del escenario en el que se configuró la primera acepción del
término ciencia. Mientras que el escenario de la primera acepción era preferentemente
el taller, el escenario de la segunda es la escuela (la Academia). Una escuela que
tenderá en su momento a distanciarse del taller para mantenerse en el éter
inmaculado de las palabras limpias, de los pensamientos. Por esto la segunda
acepción de ciencia cubrirá, como si fueran especies de un mismo género, a la
geometría y a la física de Aristóteles, a la teología dogmática y a la doctrina jurídica.
Esta segunda acepción de ciencia es, en resolución, una acepción de escuela
(«escolástica»), asociada a los libros y a las lecciones, a las lecturas (el «libro de la
ciencia» se llegará a concebir como una relectura del «libro de la Naturaleza», e
incluso del «libro de la Revelación»); una acepción hegemónica, con el nombre de
episteme o de scientia, durante casi veinte siglos, los que transcurren desde el siglo iv
antes de Cristo hasta el siglo xvi de nuestra era. Aun cuando hoy día esta acepción
haya perdido su hegemonía sigue, sin embargo, plenamente vigente.
(3) La Tercera Acepción de Ciencia, la que tiene como denotación a las
llamadas «ciencias positivas» o ciencias en el sentido estricto, corresponde al «estado
del Mundo» característico de la época moderna europea, la época de los principios de
la revolución industrial. Nuevos contenidos e instituciones comenzaron a conformarse
en esta época y en escenarios que, de algún modo, recuerdan mucho a los talleres
primitivos y aun a las escuelas posteriores: podría decirse que son talleres convertidos
en escuelas, es decir, laboratorios. Es la época de Galileo o de Newton. Ahora
aparece la ciencia en su sentido moderno, el que consideraremos sentido fuerte o
estricto. ¿Qué ocurre con la Geometría, que considerada como prototipo de ciencia
por Aristóteles, había sido tragada por la segunda acepción? ¿No podría la Geometría
ser recuperada para la tercera acepción, que no excluye, por supuesto, la segunda?
La teoría del cierre categorial reinterpreta a la Geometría, en efecto, como ciencia en
su tercera acepción, negando la dicotomía entre ciencias formales y ciencias reales.
En todo caso, la ciencia, en esta nueva acepción fuerte, pasará a primer plano durante
los siglos xviii y xix, y en el siglo xx, será reconocida como un contenido fundamental
de nuestro mundo, en su forma de la «gran ciencia». Y mientras que la ciencia, en su
sentido escolástico, pese a sus pretensiones, era una parte del mundo cristiano o
musulmán de la Edad Media (del mundo mediterráneo), la ciencia actual es universal y
pasa a desempeñar el papel de «esqueleto disperso» del Mundo que corresponde a
nuestra civilización industrial.

(4) La cuarta acepción de ciencia es una extensión de la anterior a otros


campos tradicionalmente reservados a los informes de los anticuarios, de los
cronistas, a los relatos de viajes, a las descripciones geográficas o históricas, a la
novela psicológica o a las experiencias místicas. Esta extensión requerirá una
enérgica reformulación de los materiales tratados por aquellas disciplinas, a fin de
transformarlas en campos de lo que llamamos hoy «ciencias humanas». De hecho el
proceso de reconstrucción de estos campos según el formato de la ciencia positiva ha
logrado su reconocimiento académico, aunque este reconocimiento no pueda
confundirse con una «justificación gnoseológica». Hoy hablamos de Facultades de
Ciencias Históricas, de Ciencias de la Información, de Ciencias Políticas, de Ciencias
de la Educación, de Ciencias Empresariales, separándolas escrupulosamente de la
filosofía. Desde luego, quienes se sitúan en la perspectiva de estas nuevas ciencias
positivas suelen mantener una escrupulosa voluntad de cientificidad autónoma: los
psicólogos, los pedagogos, los historiadores, los filólogos, los economistas, los
politólogos, &c., manifestarán, una y otra vez, su voluntad de pisar en el terreno firme
de una ciencia positiva que nada quiere saber de las especulaciones filosóficas.
Cualquiera que sea la opinión que esta extensión del concepto de ciencia nos
merezca, lo cierto es que se trata de un hecho, ideológico o efectivo, que debe ser
analizado y enjuiciado por una teoría de la ciencia.

Mención especial merece aquí la aplicación del término ciencia a la filosofía:


esta aplicación se llevaba a cabo ordinariamente en la tradición escolástica, que
incluso llegó a considerar a la filosofía como la «reina de las ciencias»; asimismo, la
consideración de la filosofía como una ciencia ha vuelto a ser propuesta no solamente
por la fenomenología de Husserl («la filosofía como ciencia rigurosa») sino también
por el «socialismo científico» o por el materialismo histórico, en algunas de sus
corrientes. Mientras que la denominación escolástica se mantenía, sin duda, en el
sentido de la segunda acepción, la denominación fenomenológica o marxista pretende
incorporar también la tercera acepción del concepto de ciencia. Diremos algo sobre
esta cuestión tan compleja en la última parte del presente opúsculo.

(5) Las cuatro acepciones del término «ciencia» que hemos reseñado no
son simples «creaciones lingüísticas», sino que están determinadas por el propio
proceso de desarrollo de «materiales culturales» muy precisos. No son, por tanto,
como hemos dicho, acepciones caprichosas, «juegos aleatorios del lenguaje». Sin
perjuicio de ser acepciones de una palabra («ciencia») —de una parte del lenguaje—
nos inclinaremos a verlas como reflejos lingüísticos de procesos reales, materiales,
culturales, antes que como creaciones libres de una supuesta «facultad lingüística
mitopoiética».

Ahora bien, las acepciones del término ciencia, cuando se consideren en función de
sus correlatos materiales, dejarán de ser meras significaciones alternativas
(numerables, al modo de algunos diccionarios, como si fuesen términos autónomos)
para convertirse en momentos de una Idea que contiene a todas estas acepciones a
título de modulaciones suyas, a saber, las modulaciones de la Idea de ciencia. Una
Idea que no podría tener tampoco una figura unívoca, porque la coordinación de las
diferentes acepciones resultará estar llevada a efecto de modos diferentes en función
del peso relativo que se otorgue a las acepciones originarias. Y, a su vez, esta
coordinación estará en función de las relaciones que establezcamos entre tales
acepciones y otros diversos contenidos del mundo (por ejemplo: arte, filosofía,
mitología, política¼). Y como quiera que la exposición de cada uno de los sistemas
alternativos de relaciones que, sobre el particular, pudiéramos discernir, dada su
complejidad, no puede menos de cobrar muy pronto la forma de una teoría (que en
este caso será una teoría de la ciencia), podremos concluir que el análisis de las
diversas ideas de ciencia que hayan ido conformándose en los diferentes tiempos y
lugares, implicará, en realidad, una correspondiente teoría de la ciencia. Estas teorías,
a su vez, resultarán ser, en general, partes de otras teorías o disciplinas (digamos:
teorías genéricas de la ciencia) y sólo en alguna ocasión podrán ser reconocidas como
teorías de la ciencia con significado específico.

(6). Hay múltiples teorías (genéricas) de la ciencia. De otro modo: existen


«enfoques» muy diversos y, muchos de ellos, con pretensiones de cientificidad ellos
mismos. De una cientificidad que tenga que ver con la acepción (3) y, acaso, con la
acepción (4) de las reseñadas.

Estos «enfoques» serán considerados, por nosotros, genéricos,en la medida en que


ellos forman parte de disciplinas de cuyos campos pueden ser contenidos más o
menos oblicuos las ciencias positivas.

Por Ejemplo:

La Psicología de la ciencia se enfrentará con las ciencias positivas en lo


que ellas tengan de actividades cognoscitivas o lingüísticas llevadas a cabo por
sujetos humanos (acaso también por animales): la llamada (por Jean Piaget)
«Epistemología genética» es, en realidad, una Psicología evolutiva de las
facultades cognoscitivas en cuyo ámbito se harán figurar a las mismas ciencias
positivas en lo que estas tengan de «estrategias cognoscitivas». (Según
algunos, la integridad de las ciencias positivas se agotaría precisamente en
esta su condición cognoscitiva; en tal supuesto, la «epistemología de las
ciencias» habría de ser considerada como la teoría de la ciencia por
antonomasia). Otras veces, las ciencias pueden ser vistas en lo que tienen de
«instrumento informático» (las ciencias como formas de procesamiento de
información, de clasificación de datos, &c.).

Y si a la ciencia se la considera como un producto social, sometido a


determinaciones sociológicas análogas a aquellas que intervienen en la marcha
de las sectas, de las iglesias, de los partidos políticos o de la industria,
entonces la «Sociología de la ciencia» llegará a ser el enfoque más fértil
mediante el cual podremos determinar cómo actúan las leyes sociológicas
generales en el caso de las comunidades científicas. También podríamos
aproximarnos a las ciencias viendo en ellas lo que tienen de «cuerpos
proposicionales», con todo lo que esto implica; es decir, viendo a las ciencias,
ante todo, como «cuerpos de doctrina», lo que nos sitúa muy cerca de la
segunda acepción que hemos distinguido en el término «ciencia». Si nos
aplicásemos al análisis de los cuerpos de doctrina científica acudiendo a los
principios generales de la lógica formal de proposiciones, la teoría de la ciencia
se nos presentará como una «teoría lógica de la ciencia». La equivalencia entre
lógica formal y teoría de la ciencia ha sido defendida, en otros tiempos, con
frecuencia.

(7) Sin dejar de lado estos diversos enfoques, disponibles en el momento de


emprender el análisis de las ciencias positivas, queremos sin embargo referirnos a la
teoría de la ciencia «por antonomasia», es decir, a una teoría de la ciencia que
pretenda reconstruir la idea de ciencia positiva, en lo que ella pueda tener de más
característico entre las restantes configuraciones culturales. Una tal teoría de la
ciencia (que irá referida, desde luego, a la ciencia en su tercera acepción y, a través
de esta, a la cuarta) no se mantendrá en la consideración de aquellos momentos
genéricos según los cuales las ciencias son, desde luego, procesos tecnológicos
informáticos (muy cercanos al arte) o bien procesos lógico-formales, o procesos
sociales, sino que buscará circunscribirse en aquellos momentos específicos
característicos en virtud de los cuales pueda decirse que una ciencia positiva dada
(por ejemplo, la Termodinámica) se diferencia de una sinfonía, de una catedral o de un
partido político y, por supuesto, de un tratado de filosofía; y, en cambio, se asemeja a
otras ciencias positivas, como puedan serlo la Biología molecular o la Aritmética.

Para referirnos a estas teorías de la ciencia que quieren mantenerse a esta


escala de análisis nos valdremos del adjetivo «gnoseológico» (en cuanto contradistinto
a «epistemológico»). Una teoría gnoseológica, según esto, es una teoría que pretende
establecer la estructura de las ciencias positivas no ya en tanto forman parte de
estructuras operatorias o proposicionales, o informáticas o sociológicas, sino en tanto
las ciencias positivas, además de implicar, desde luego, a tales estructuras (a título de
componentes genéricos) se constituyen como estructuras peculiares; lo que no
excluye que una teoría gnoseológica de la ciencia haya de tomar en consideración
muchos contenidos y métodos de la Psicología, de la Sociología, de la Teoría de la
Información o de la Lógica formal.

La teoría gnoseológica de la ciencia es, según lo que hemos dicho, una teoría
filosófica. No es una teoría científica (psicológica, sociológica, &c.), ni tampoco cabe
concebirla como una «ciencia de la ciencia», al menos cuando nos situamos en la
perspectiva de la teoría del cierre categorial. El conjunto de las ciencias no constituye
una categoría en torno a la cual pudiera establecerse un cierre categorial
característico. Volveremos sobre estas cuestiones en el último punto del presente
opúsculo.

I. Cuatro tipos de Respuestas a la Pregunta: «¿Qué es la ciencia?». Las


Cuatro «Familias» de Teorías de la Ciencia.

1.- De acuerdo con lo que hemos dicho en el párrafo anterior, la pregunta


¿Qué es la Ciencia?, interpretada como pregunta gnoseológica (es decir, no como
pregunta epistemológica, ni psicológica, ni gramatical, &c.), es la pregunta por la
estructura lógico-material que comprende el análisis de la génesis y el desarrollo
característico de las ciencias positivas, de las ciencias en su tercera acepción y,
por extensión, de las ciencias en la cuarta acepción de las reseñadas. La pregunta
busca delimitar qué sea aquello por lo cual las ciencias positivas son lo que son, en
cuanto formaciones culturales características; por tanto, qué sea aquello que hace
que una obra de ciencia no sea una obra de arte, si se prefiere, qué es lo que hace
que un químico, en cuanto tal, no sea un músico (sin perjuicio de las analogías que
quepa establecer entre ellos); o bien, qué hace que una obra científica no sea una
obra filosófica o recíprocamente. La pregunta busca también determinar
cuestiones de génesis diferencial (¿por qué una ciencia se constituye en una
época o «estado del mundo» característico y no en otro, y en una época no
siempre idéntica a aquella en la que se constituye una nueva forma de arte o una
nueva técnica?) y, desde luego, cuestiones de ritmos históricos diferenciales.

Acaso la primera aproximación, de la que tenemos noticias fehacientes, a la


pregunta gnoseológica podría encontrarse en los Segundos analíticos de Aristóteles,
siempre que sobreentendamos que su objetivo no consistió tanto en exponer una idea
absoluta, eterna, flotante, de «ciencia», o de «silogismo científico», sino en delimitar
los motivos por los cuales una ciencia «asentada», la Geometría —el «silogismo
geométrico»—, es diferente de los silogismos que utilizan los retóricos o los sofistas en
la asamblea. La pregunta «¿qué es la ciencia?», entendida en este su significado
gnoseológico preciso, presupone, desde luego, a la «ciencia en marcha» o, si se
quiere, a la ciencia como un hecho dado, como un factum, dotado de características
propias y distintivas de otros hechos naturales o culturales.

La pregunta gnoseológica «¿qué es la ciencia?» no va dirigida a explorar, en


un lugar ideal o celeste, determinadas condiciones de una supuesta idea eterna que
acaso no se encontrase siquiera realizada en la historia, al modo como Husserl
buscaba la «esencia de la ciencia en sentido riguroso». Por tanto, tampoco busca una
«idea normativa» a la cual hubieran de plegarse «los hechos», si es que éstos (las
ciencias positivas) llegasen a existir. La pregunta gnoseológica presupone el «hecho»,
si bien este «hecho» puede él mismo recabar la condición de «hecho normativo», la
condición de hecho que posee sus propias normas, las normas que derivan de los
procesos demostrativos de las verdades científicas y de los métodos, que a partir de
ellas, se instauran. El teorema de Pitágoras, en cuanto teorema científico, no sería un
«hecho cultural» sin más: es un «hecho» que obliga, como una norma, a todo aquel
que pretende reconstruirlo, a aceptarlo necesariamente.

2. El «Hecho de la Ciencia» tiene una característica global que algunos


estimarán como una determinación contingente, es decir, no vinculada
necesariamente a la idea de ciencia. Según esta característica, el «hecho de la
ciencia» podría quedar determinado como «el hecho de la pluralidad de las
ciencias».

Es, en efecto, por de pronto, una «cuestión de hecho», que no existe una única
ciencia sino muy diversas ciencias (Geometría, Química, Biología molecular¼) y
ciencias irreductibles las unas a las otras. Este «hecho» podrá resultar paradójico o
puramente aparente ante una concepción unitarista de la ciencia, que defienda la idea
cartesiana de una mathesis universalis o el movimiento de la ciencia unificada. Sin
embargo, a nuestro juicio, la concepción unitarista de la ciencia no puede anular el
hecho, en el terreno de la quaestio facti, incluso en el supuesto de que no se le
reconociese un fundamento en el terreno de la quaestio iuris. Hoy por hoy el proyecto
de una ciencia unitaria es sólo un proyecto, y lo único cierto es que existen múltiples
ciencias irreductibles, sin perjuicio de sus interrelaciones. La cuestión que, en cambio,
el proyecto para una ciencia unificada permite suscitar es la de si el hecho de la
pluralidad de las ciencias es un hecho contingente, que no afecta a la naturaleza de
las ciencias, o bien si es un hecho necesario, es decir, entrañado en la idea misma de
ciencia. Se trata, por tanto, de una cuestión filosófica de la mayor importancia, puesto
que, sin perjuicio de su planteamiento gnoseológico, está implicada con las cuestiones
ontológicas que tienen que ver con el monismo ontológico, con la cuestión de si el
mundo puede reducirse a una única categoría o si su estructura es multicategorial.
Cuestión ontológica que, por lo demás, no puede enjuiciarse al margen de la misma
teoría de la ciencia, al menos en tanto que mantengamos la estructura categorial de
las ciencias positivas y la efectiva intervención de estas en la conformación del
«estado del mundo» de nuestro presente.
De todos modos, dejaremos de lado, en este momento, la cuestión de la
contingencia o de la necesidad del «hecho de la pluralidad de las ciencias» (en función
de la idea misma de ciencia), y nos atendremos a la cuestión recíproca que podríamos
plantear de este modo: ¿hasta qué punto el hecho (fuera contingente, fuera necesario)
de la pluralidad de las ciencias puede considerarse constitutivo de la idea
gnoseológica misma de ciencia? Una cuestión particular, cuyas implicaciones para la
historia de la teoría gnoseológica de la ciencia son obvias: ¿hasta qué punto la idea
gnoseológica de la ciencia habría de ser distinta en el caso de que ella estuviese
constituida en función de una única ciencia positiva (diferenciada, eso si, de otras
formas de construcción proposicional) y en el caso en que ella pueda considerarse
constituida en función de diversas ciencias positivas y efectivas?

Si admitimos la tesis según la cual en la época en la que Platón y Aristóteles


formularon los primeros rasgos de una idea gnoseológica de ciencia sólo existía una
ciencia efectiva, la Geometría, ¿no podríamos atribuir a tal circunstancia algunas de
las peculiaridades que caracterizan a la «idea antigua» de la ciencia como
conocimiento discursivo a partir de principios? De otro modo: la distinción entre
materia y forma de la ciencia (que, como expondremos a continuación, constituye la
clave de la idea gnoseológica de ciencia) ¿no tendría que ser entendida según un
sesgo característico (y distorsionado) precisamente por establecerse en función de
una única ciencia efectiva? Según ello, sólo cuando las nuevas ciencias positivas
hubieran hecho acto de presencia en la época moderna (la Mecánica de Newton, la
Química de Mendeléiev, la Termodinámica de Carnot¼) la idea gnoseológica de la
ciencia podría constituirse en toda su plenitud.

Y no ya porque una tal constitución hubiera debido ser llevada a efecto de un


modo instantáneo, sino sencillamente porque el sistema completo de modulaciones
según las cuales la idea de ciencia se despliega, podría haber comenzado a
organizarse.

3. La pregunta ¿qué es la ciencia?, en tanto es interpretada como pregunta


gnoseológica, la supondremos referida, por nuestra parte, al hecho de las ciencias
positivas múltiples e irreductibles. La pregunta gnoseológica (¿qué es la ciencia?)
puede ser, según lo anterior, presentada de este modo: ¿qué es lo que hace que las
diversas ciencias sean tales ciencias, diferenciadas las unas de las otras, así como de
las construcciones no científicas y configuradas en su propia unidad interna?
Advertimos que esta pregunta sólo tiene sentido si ella da por supuesto a un conjunto
de ciencias que puedan considerarse como integrantes de la «región» más notoria de
la denotación del término «ciencias positivas», puesto que no tenemos por qué ocultar
que alguno de los «hechos» que se presentan como ciencias pueden ser «hechos
aparentes».

Ahora bien, puestas así las cosas, si queremos precisar el alcance de la


pregunta gnoseológica (¿qué es la ciencia?) tendremos que determinar a su vez el
alcance que damos a este hecho de la pluralidad de las ciencias. Una tal pluralidad
podría en efecto ser pensada de diversas maneras. Una pluralidad definida dice
siempre, en efecto, de algún modo, referencia al conjunto de las partes de un «todo».
En nuestro caso, la idea de la ciencia será la idea de una totalidad cuyas partes fueran
las diferentes ciencias positivas. Pero la totalidad puede a su vez ser tomada en el
sentido de las totalidades atributivas (o totalidades T) o en el sentido de las totalidades
distributivas (o totalidades Tg).

Nosotros supondremos, desde luego, que las «diversas ciencias positivas»


constatadas son partes de una totalidad distributiva, puesto que si las interpretásemos
como partes de una totalidad unitaria (atributiva) estaríamos utilizando la idea de
ciencia única, o mathesis universalis, que hemos rechazado por principio. Pero aun
interpretando las diversas ciencias de esa pluralidad como partes de una totalidad
distributiva caben opciones diferentes, en el momento de llevar a efecto la
interpretación, principalmente estas dos: la idea de ciencia, en cuanto totalidad
distributiva, ¿ha de interpretarse como un género, por relación a sus especies, o bien
como una especie por relación a sus individuos?

Desde luego daremos por supuesto que cada ciencia positiva o, si se quiere, el
cuerpo de cada ciencia positiva, es una individualidad definida, es decir, no es una
especie susceptible de manifestarse en individuaciones objetivas diversas. El cuerpo
de la Geometría, por ejemplo, es un cuerpo singular, desde el punto de vista de su
estructura global, sin perjuicio de que tal estructura pueda presentarse, desde algún
punto de vista, como «multiplicada distributivamente» en los libros de Geometría o en
los cerebros de los geómetras (y en este caso, la multiplicación distributiva no sería
tanto la multiplicación de una ciencia singular cuanto la de los sujetos operatorios
vinculados a ella). En todo caso, la singularidad de una ciencia no tiene nada que ver
con una supuesta simplicidad: la individualidad de cada ciencia es la que corresponde
a un individuo complejo, a una totalidad atributiva; las partes internas de la Geometría
no son partes distributivas de la misma, sino partes atributivas del sistema global.

4. Estamos, con las precisiones anteriores, en condiciones de responder,


aunque sólo sea en el terreno generalísimo de la teoría holótica, a la pregunta
gnoseológica principal: ¿qué es aquello que hace que una ciencia se constituya como
una singularidad en sí misma y se diferencie de las demás ciencias con las cuales
constituye la clase distributiva de «las ciencias»? Porque si las ciencias positivas se
toman como individuos, las diferencias entre ellas no habrá que entenderlas tanto
como «diferencias específicas» —que discriminan clases (aquí, clases de ciencias)
más que individuos— cuanto como diferencias individuales. De este modo podemos
acogernos a los planteamientos clásicos, en términos holóticos, de las cuestiones que
giran en torno a la individuación de los elementos corpóreos de una clase de entidades
dada.

Según este planteamiento el principio de distinción entre los individuos de una


clase, la cuestión del principium individuationis, hay que ponerla en la materia en la
que los individuos (en nuestro caso, los cuerpos de ciencias positivas singulares)
están circunscritos; mientras que la unidad (atributiva) de cada uno de tales individuos,
así como la unidad distributiva entre los individuos de la clase de referencia, habrá de
ser derivada de la forma. Damos por supuesto, por lo demás, que materia y forma
desempeñan papeles holóticos, aunque no dispongamos de una doctrina común
relativa a la asignación de tales papeles. Unas veces, desde Santo Tomás a
Ehrenfelds (con su doctrina de la Gestalt), se asigna a la forma el papel de totalidad
del cuerpo conformado, reservando a la materia el papel de la multiplicidad de las
partes. Nosotros supondremos (por razones que aquí no es posible explicitar) que,
tanto la forma como la materia de un cuerpo conformado, desempeñan papeles de
partes (siendo el cuerpo de la ciencia el todo). Si la materia alude a las partes del
cuerpo en tanto es cuerpo extenso, partes extra partes, la forma quedará del lado de la
co-determinación de esas partes en tanto son constitutivas del todo (el alma, en
cuanto forma del cuerpo orgánico, sería, según esto, la misma codeterminación de la
materia o conjunto de partes de ese cuerpo orgánico).

Materia y forma son entendidas aquí, por tanto, como dos «funciones
holóticas», no como sustancias o componentes sustanciales. Aplicadas estas ideas a
nuestro caso lo que tendremos que determinar es qué sea la materia de una ciencia y
qué sea la forma gnoseológica de esa ciencia, y de qué modo intervengan esos dos
momentos en la conformación del cuerpo de la ciencia. Dejando para más tarde la
determinación de la naturaleza de la forma de una ciencia, comenzaremos declarando
que la materia de una ciencia no podría dejar de tener que ver con el campo mismo de
esa ciencia. Decimos campo, y no objeto, puesto que objeto presupone, de algún
modo, establecida la unidad de la ciencia; pero la unidad debe ser establecida por la
forma. No diremos, por tanto, que las ciencias tienen «objeto»; diremos que las
ciencias tienen «campo». La Biología no tiene a la vida como objeto suyo, sino que
son los ácidos nucleicos, las mitocondrias, las células, los tejidos o los órganos de las
diferentes especies orgánicas, los que constituyen su campo: estas partes y otras
análogas son los materiales que lo componen.

En resolución: la pregunta gnoseológica fundamental (¿qué es la ciencia?) la


entenderemos como pregunta por qué es lo que hace que una ciencia alcance un
cuerpo individualizado dotado de unidad constitutiva en sí mismo y diferenciado de los
otros cuerpos científicos, también individualizados, con los que forman una clase. Y
esta pregunta la replantearemos de este modo: supuestos los campos característicos,
y diversos entre sí, de las ciencias que, sin duda, constituyen (no en exclusiva) la
materia de cada una de las ciencias, ¿qué papel habrá que asignar a la forma de cada
una de las ciencias, en cuanto esa forma pueda ser el principio de unidad atributiva de
cada campo, y, al mismo tiempo, el principio de diferenciación (atributiva) de las
diversas ciencias, así como también, el principio de unidad «distributiva» entre ellas?
La cuestión de la verdad científica (cuestión insoslayable para cualquier teoría
gnoseológica de la ciencia) podrá también ser formulada, como veremos,
precisamente en el contexto de este planteamiento holótico.

5. Conviene llamar la atención sobre la circunstancia siguiente: el


planteamiento de la pregunta ¿qué es la ciencia?, a través de las ideas holóticas de
materia y forma (gnoseológicas), es el planteamiento que con más precisión nos
permite diferenciar el sentido gnoseológico de la pregunta de otros sentidos envueltos,
desde luego, en ella, y, muy particularmente, el sentido epistemológico. Porque la
pregunta epistemológica, en cuanto tiene que ver con la idea de conocimiento, se
atiene más bien (suponemos) a la distinción entre el sujeto y el objeto, dado que la
Idea de «conocimiento» implica siempre el proceso, o la cualidad, &c., de un sujeto
orgánico. La pregunta ¿qué es la ciencia?, entendida desde un punto de vista
epistemológico, la interpretaremos, fundamentalmente, como la pregunta por el tipo de
conocimiento (o, para decirlo con Piaget, por el «incremento de conocimiento»
respecto del saber precientífico) que cabe asignar a las ciencias positivas. Pero la
pregunta«¿Qué es la ciencia?, en su interpretación gnoseológica, es una pregunta que
se mantiene, hasta cierto punto, al margen de la ciencia en tanto que conocimiento;
pues ella habrá de atenerse a la determinación de la materia y de la forma de cada
una de las ciencias (en el sentido dicho), así como a la determinación de la naturaleza
de su relación. Determinación que tendrá que ver, obviamente, no sólo con los
contenidos mismos a quienes hayamos asignado el papel de materia o de forma
gnoseológica, sino también con la función que asignemos a esos contenidos y a sus
relaciones recíprocas; funciones que, como es evidente, no podrían ser
independientes de la naturaleza de los contenidos asignados.
Por lo demás cabe demostrar que, de hecho, las más diferentes teorías
gnoseológicas de la ciencia se desenvuelven explícitamente precisamente en función
de las ideas de materia y forma. Aun refiriéndose todas estas teorías a unos campos
característicos (a los que corresponde desempeñar siempre de algún modo, no
siempre exógeno, el papel de materia) lo cierto es que unas veces se interpretará la
forma de la ciencia en términos de una estructura lógico-formal (por ejemplo, la
demostración, en Aristóteles, o la clasificación, en Platón) y, otras veces, se postulará
que la forma de las ciencias es la forma matemática («una ciencia es ciencia en lo que
tiene de matemáticas», dice Kant): las mismas formas matemáticas (determinados
modelos estadísticos, por ejemplo) imprimirán un significado científico a los
tratamientos de campos tan diferentes como puedan serlo los «observables» de la
Física cuántica o los registros de los tests psicométricos.

Sin embargo, no vamos a situarnos en la consideración de estas diversas


posibilidades de interpretación de los contenidos (lógico formales, matemáticos¼) de
la forma gnoseológica como hilo conductor que nos conduzca a las más diversas
teorías de la ciencia. Y no por otra razón sino porque un tal hilo conductor no ofrece,
por sí mismo, garantías sistemáticas (siguiéndolo alcanzaríamos, sin duda, la
localización de muy diversas e interesantes teorías de la ciencia, pero a título de
rapsodia, y no de sistema). Nos situamos, en cambio, en la consideración de las
diferentes posibilidades de interpretación del alcance de las funciones que cabe
atribuir a la materia y a la forma gnoseológica de las ciencias (funciones que, por otro
lado, no podrían entenderse como enteramente independientes de cualquier
contenido), en el proceso de su con-formación, y muy especialmente, de la conexión
que esta conformación haya de tener con la verdad científica. No es posible hablar de
una teoría de la ciencia, con sentido gnoseológico, sin exponer la doctrina que esa
teoría ha de mantener sobre la verdad científica (precisamente las teorías
psicológicas, sociológicas, &c., de la ciencia se caracterizan por dejar al margen la
cuestión de la verdad).

El punto de vista gnoseológico requiere la expedición de un juicio sobre el


significado de la verdad científica, tanto si este significado alcanza un valor positivo
(una ciencia es ciencia en cuanto es verdadera) cuanto si el significado atribuido es
negativo (una ciencia no tiene que ver con la verdad sino, por ejemplo, con la utilidad,
con la capacidad predictiva, &c.). La distinción entre una materia y una forma en los
cuerpos científicos, así entendida, puede servir para discriminar diferentes teorías de
la ciencia en función de la contribución que se otorgue a la materia, a la forma o a su
composición en el proceso de constitución de las verdades científicas.
6. El planteamiento que precede nos permite establecer una teoría de teorías
(gnoseológicas) de la ciencia basada en la consideración del sistema completo de las
alternativas resultantes de las diferentes situaciones posibles que pueden ser
asignadas a la materia y a la forma de las ciencias en función del «peso relativo» que
pudiera corresponderles en la constitución de las verdades científicas. Los límites
extremos de este peso relativo podrían ser simbolizados por los valores booleanos
[1,0]. La «situaciones límite» de referencia son obviamente las siguientes: las que
atribuyan el valor 1 a la materia (tanto en el caso en que se atribuya el valor 0 a la
forma como en el caso en que ésta reciba el valor 1), y las que atribuyan el valor 0 a la
materia (tanto en el caso en el que se asigne el valor 1 a la forma, como cuando se le
asigne el valor 0). Las cuatro alternativas-límite se corresponderán con las situaciones
simbólicas (1,0) (0,1) (1,1) (0,0) —en las cuales supondremos dado el orden
(materia,forma)— cada una de las cuales puede servir de cifra para una teoría de la
ciencia característica (o mejor, para una familia de teorías de la ciencia), a las que nos
referiremos respectivamente mediante las siguientes denominaciones:

I. Descripcionismo (1,0)

II. Teoreticismo (0,1)

III. Adecuacionismo (1,1)

IV. Materialismo gnoseológico (0,0)

Ahora bien, teniendo en cuenta que las situaciones de referencia pueden


considerarse como si estuvieran relacionadas entre sí de un modo dialéctico (la
situación (1,0)

Por Ejemplo:

Contiene dos negaciones respecto de la situación (0,1)), nuestra «teoría de


teorías» parece capaz de ofrecernos, no ya tanto una clasificación externa, aunque
exhaustiva, de concepciones posibles de la ciencia, sino una clasificación de teorías
de la ciencia cada una de las cuales se nos dará, además, en sus relaciones
dialécticas con las restantes: entre ellas será preciso elegir. Por consiguiente, las
teorías de la ciencia que así se nos dibujan se nos mostrarán como implicadas
dialécticamente las unas con las otras. No cabría, por ejemplo, suponer que fuera
posible mantener una teoría de la ciencia adscrita a una familia determinada con
absoluta desconsideración, desprecio o ignorancia, de las otras familias; aquí quedaría
por el contrario verificado ese lema dialéctico según el cual «pensar (proponer) una
teoría es pensar contra otras»; lo que es tanto como reconocer que la teoría propuesta
necesita de las otras en tanto que, en cierto modo, se configura como negación de
ellas. Dicho de otro modo, cada una de las familias de teorías de la ciencia delimitadas
de este modo, y distintas de la que haya sido escogida, podrá ser vista, no ya tanto
como una «especulación gratuita», o incluso absurda, sino como una alternativa
necesaria que debe ser explorada hasta el fin de sus posibilidades. No podemos
apoyar la elección de una teoría de la ciencia en el conjunto del sistema, como teoría
límite de referencia, apoyándonos en procedimientos axiomáticos, directos
(«analíticos»), cuanto en procedimientos apagógicos («dialécticos»); lo que, de hecho,
se corresponde con el modo ordinario según el cual se procede en los debates en
torno a la naturaleza de la ciencia. Un modo, que es, por lo demás, habitual en el
discurso filosófico.

Una última observación sobre la teoría de teorías que estamos esbozando. En


virtud de la misma estructura booleana que le sirve de base y cuyo alcance no ha de
cifrarse en las relaciones estrictamente lógico formales que ella soporta, sino en la
correspondencia de estas relaciones con los términos gnoseológicos (lógico-
materiales), de materia y forma de las ciencias, es evidente que las cuatro familias de
teorías distinguidas «en primera instancia» no agotan las posibilidades de distinguir
otras teorías de la ciencia mantenidas a otro nivel (en segunda o tercera instancia) aun
dentro, desde luego, de los mismos criterios de clasificación. Podremos reagrupar, en
efecto, las diversas familias dos a dos, frente a las opuestas; podremos oponer una
familia a otras determinadas. Podemos, además, plantear la cuestión del orden
histórico en el que han podido aparecer o han aparecido de hecho las teorías de la
ciencia. De este modo, la teoría de teorías de la ciencia que estamos esbozando
puede servir también como marco o retícula capaz de contener, en principio, las líneas
principales que podrían considerarse dibujadas en la propia historia de la teoría
general de la ciencia (TCC I.3, 2:663-721). Dejamos aquí de lado la cuestión de las
relaciones que la teoría general de la ciencia mantiene con las teorías especiales (con
la gnoseología de las ciencias biológicas, geológicas, &c.); tan sólo diremos que
entendemos estas relaciones, más como relaciones matriciales que como relaciones
jerárquicas (TCC 2:659).

7. El primer tipo de respuestas gnoseológicas a la pregunta ¿qué es la ciencia?


que tomaremos en cuenta es el característico de las teorías descripcionistas.
Consideraremos como teorías descripcionistas de la ciencia a todas aquellas
concepciones gnoseológicas que tiendan a poner como lugar propio (=1) de la verdad
científica a la materia misma de cada ciencia, de suerte que pueda decirse que el
«peso relativo» otorgado a la forma de la ciencia (ya se interprete como tal a su
estructura lógica, o a los modelos matemáticos y lingüísticos, &c.) tiende a cero. A las
formas de la ciencia se les atribuirá el papel instrumental propio de un artificio
descriptivo o representativo destinado a conseguir que sean las cosas las que se
manifiesten por sí mismas. La verdad científica será entendida como des-velación
(aletheia), de-cubrimiento. No se trata de exigir que todos los contenidos del cuerpo de
una ciencia sean verdades científicas. Tan sólo las proposiciones podrían ser
verdaderas (salvo que se admita la posibilidad de «verdades preproposicionales»),
pero no todas tendrían por qué serlo. No podrían ser llamados verdaderos, en ningún
caso, los contenidos no proposicionales de los cuerpos científicos. Sin embargo, lo
que haría que esas construcciones artificiosas fueran susceptibles de recibir el título
de «ciencias», serían las verdades mismas constatadas en la materia de sus cuerpos,
por ejemplo, las verdades manifestadas en lo que M. Schlick llamaba «enunciado de
observación» [Beobachtungssatz]: las «constataciones» son los únicos enunciados
sintéticos que no son hipótesis; son los «puntos de contacto» con la «realidad». No
porque sean las premisas de las que la ciencia parte: «de ningún modo se encuentran
en la base de la ciencia, sino que el conocimiento, como una llama, digámoslo así, se
dirige hacia cada una de ellas por un momento, consumiéndola de inmediato. Y
alimentada y reforzada de nuevo, llamea de uno a otro.»

El neopositivismo del Círculo de Viena, en la versión de Moritz Schlick, puede


citarse, por tanto, como el modelo más puro de descripcionismo que cabe imaginar:
«el fin de la ciencia es dar una descripción verdadera de los hechos». Y esto comporta
la presencia inmediata, intuitiva, del hecho. Lo que aproxima la idea de verdad
neopositivista a la idea de verdad de los fenomenólogos (en el sentido de Husserl) tal
como, por ejemplo, la expuso Heidegger en su doctrina sobre el «estado de
descubierto» (das ent-deckt-sein). La diferencia estriba en los materiales que el
neopositivismo toma como referencias, a saber, los materiales de las ciencias
empíricas, positivas, fisicalistas.

En resolución: para las teorías descripcionistas de la ciencia los cuerpos


científicos podrán considerarse constituidos por dos tipos de estratos: el estrato
material, en el que se sitúan las constataciones, los hechos, las descripciones
fenomenológicas, &c., y el estrato formal, en el que las constataciones, los hechos,
&c., se «manipulan» transformándose mediante reglas lógicas o modelos
matemáticos. Los «pesos relativos» en el terreno gnoseológico de estos estratos
podrán simbolizarse mediante el esquema (1,0). En efecto: el «lugar de la verdad
científica» habrá que buscarlo, según las teorías descripcionistas, en la materia; la
forma (los formalismos lógicos o matemáticos) no podrán agregar verdad ninguna.
Son, por decirlo así, «transparentes», tautologías, en el sentido de Wittgenstein
(precisamente la doctrina de las tautologías de los valores veritativos de las
«proposiciones moleculares» podría considerarse como destinada a garantizar la
posibilidad de reconocer cómo una «manipulación» de las verdades elementales
asociadas a algunas «proposiciones atómicas», puede dejarlas «intactas»). Las leyes
científicas, por ejemplo, no se interpretarán como proposiciones verdaderas que
enuncian supuestas «Leyes de la Naturaleza», puesto que ni siquiera serían
proposiciones: serían funciones proposicionales, es decir, artefactos lingüísticos
susceptibles de tomar valores veritativos según los valores empíricos o factuales que
tomasen las variables.

La «ley de Hooke», por ejemplo, que enunciala relación constante k que liga los
estiramientos de un muelle por pesos variables que cuelgan de él (k=y/x) no habrá que
interpretarla tanto como una proposición cuanto como una función proposicional, que
habría que resolver extensionalmente en una colección de pares de valores puntuales
empíricos o «verificados», «constatados», tales como los que figuran en la siguiente
tabla:

No entra en los propósitos del presente opúsculo exponer la crítica de la


gnoseología descripcionista (remitimos a TCC II.2.2, 4:1081-1126). Tan sólo nos
limitaremos a decir que el descripcionismo ni siquiera «describe» el proceder de las
ciencias empíricas. Desde la perspectiva del materialismo gnoseológico (0,0) el
descripcionismo comporta una «hipóstasis de la materia» y una subestimación relativa
de las funciones gnoseológicas de la forma, llevada a cabo mediante una suerte de
«transferencia» de esas funciones a la materia. La crítica a la concepción
descripcionista de las ciencias no excluye el reconocimiento del significado
insustituible del descripcionismo neopositivista como «instrumento catártico» del
teoreticismo, que venía dominando despóticamente la filosofía de la ciencia (con el
nombre de convencionalismo, instrumentalismo¼) en las primeras décadas del siglo
xx y que, a su vez, representaba, en cuanto crítica al adecuacionismo tradicional, el
procedimiento más radical para el planteamiento de los problemas característicos de la
teoría de la ciencia, en sentido moderno.

8. El segundo tipo de respuestas a la pregunta ¿qué es la ciencia? comprende


a las concepciones teoreticistas. Englobamos, bajo el rótulo de teoreticismo, a un
conjunto de concepciones de la ciencia que se caracterizarían por poner, de acuerdo
con la fórmula (0,1), el «centro de gravedad» de la verdad científica en las
construcciones teóricas (en las teorías) que las ciencias desarrollan en torno a los
materiales (o «hechos») integrantes de sus campos respectivos, siempre que se
presuponga, desde luego, que las teorías constituyen los contenidos más genuinos
con los cuales se teje la forma de estos cuerpos científicos.

La concepción de la ciencia desarrollada por K. Popper —que viene reinando


durante décadas sobre muchas «comunidades científicas».

— Es el mejor ejemplo que podemos poner de teoreticismo (el propio término


«teoricismo» fue propuesto por Popper para englobar al operacionalismo y al
instrumentalismo en tanto son teorías de la ciencia que reconocen que las ciencias
siempre se mueven desde teorías completamente estructuradas y se desentienden del
precepto de atenerse exclusivamente a los «hechos positivos brutos»). Sin embargo,
el teoreticismo, así presentado, no puede identificarse con el «popperismo», que es
sólo una especie del género.

En efecto, hay, ante todo, un teoreticismo primario, que pone el centro de


gravedad de las ciencias en su momento constructivo, es decir, en el momento en el
cual las ciencias se nos muestran (como se le mostraban a H. Weyl) como
construcciones teoréticas (generalmente llevadas a cabo merced a las matemáticas);
construcciones cuya verdad habrá de cifrarse, únicamente, en su coherencia interna;
una verdad que, una vez asegurada, se supondrá no falsable. Lo que algunos llaman
«modelo kepleriano de la ciencia» se corresponde muy de cerca con este teoreticismo
primario. Concepciones de la ciencia que, como las de Duhem y Poincaré, dominaron
en las primeras décadas del siglo xx, anteriores a la aparición del neopositivismo,
pueden considerarse como incluidas en este «teoreticismo primario».

El teoreticismo secundario, en cambio, es el teoreticismo falsacionista, es decir,


la concepción de las ciencias como complejos de teorías construidas a partir de
fuentes, en principio, independientes de «los hechos» (de la materia) —en la
genealogía de una teoría científica puede estar una mitología— y que no son
verificables en ellos, aunque sean falsables: la falsabilidad será el «criterio de
demarcación» entre una construcción teórica científica y una construcción no científica
(metafísica, por ejemplo), que, sin embargo, podría estar llevada a cabo de modo
sumamente coherente.

La importancia del teoreticismo, desde el materialismo gnoseológico, puede


cifrarse en su capacidad crítica respecto del descripcionismo positivista, en su
potencia de demolición de la concepción que tiende a reducir la ciencia empírica a
«hechología». Según esto, el teoreticismo puede comportar una profunda exploración
del alcance que a las formas teoréticas puede corresponder en el conjunto de la
ciencia experimental. Sin embargo, el teoreticismo no da satisfacción a la cuestión
filosófica central de la conexión de la forma con la materia de las ciencias; representa
sencillamente una opción idealista que se pone de espaldas a los problemas más
urgentes de la ciencia positiva. (Para una crítica fundamentada del teoreticismo, desde
el materialismo.

9. El tercer tipo de respuestas a la pregunta ¿qué es la ciencia? engloba a las


teorías adecuacionistas. Estas son, sin lugar a dudas, las teorías que constituyen el
«fondo permanente», por decirlo así, de toda concepción gnoseológica de la ciencia.
El descripcionismo y el teoreticismo, en efecto, han aparecido generalmente como una
crítica del adecuacionismo. Cabría decir que el adecuacionismo es la «doctrina
tradicional» de la ciencia, la teoría de referencia a la que se vuelve una y otra vez. Es
la doctrina de Aristóteles, pero también la de Newton o la de Tarski.

Para el adecuacionismo, la verdad científica descansa a la vez sobre la forma y


sobre la materia de cada cuerpo científico. Es lo que queda simbolizado en la fórmula
(1,1). Las verdades científicas se definen por la relación de adecuación o isomorfismo
entre la forma proposicional, por ejemplo, desplegada por las ciencias, y la materia a la
que aquella forma va referida. La ciencia construye, sin duda, sus propias formas,
según sus modelos proposicionales, matriciales, &c. Cuando estas formas reflejan o
re-presentan las materialidades correspondientes, entonces podría afirmarse que las
proposiciones científicas, o las leyes formuladas por las ciencias, son verdaderas, es
decir, ajustadas a la realidad; en caso contrario las proposiciones o las leyes de la
ciencia serán consideradas erróneas, o, al menos, no del todo verdaderas.

Podría decirse que el adecuacionismo, al conceder un peso equivalente a la


forma de las ciencias y a su materia, reúne las ventajas del descripcionismo y del
teoreticismo y, por tanto, ofrece la apariencia del reconocimiento más pleno y
equilibrado posible de los componentes de los cuerpos científicos. Sin embargo, tal
reconocimiento es sólo un espejismo. El adecuacionismo sólo tiene sentido en el
supuesto de que la materia tenga una estructura previa isomórfica a la supuesta
estructura que las formas han de tener también por sí mismas. Pero, ¿cómo
podríamos conocer científicamente tal estructura de la materia al margen de las
propias formas científicas? Lo que llamamos «materia isomorfa», ¿acaso no es la
misma forma hipostasiada y proyectada sobre el campo de referencia? El
adecuacionismo se constituye, por tanto, como una conjunción de la hipóstasis de la
forma (como la que practica el teoreticismo) y de la hipóstasis de la materia (como la
que practica el descripcionismo). La «adecuación» que se propone no es, por tanto,
una relación entre la forma y la materia sino una relación de las «formas materiales»
entre sí. Se comprende, por tanto, cuando nos situamos en este punto de vista, que
sólo desde el descripcionismo, o desde el teoreticismo, habría sido posible «abrir
brecha» en la compacta apariencia del adecuacionismo. (Para una exposición y crítica
más amplias del adecuacionismo, desde el punto de vista del materialismo
gnoseológico.

10. El materialismo gnoseológico puede presentarse como el resultado de la


crítica a las hipóstasis de la materia, o de la forma, o de ambas a la vez, sobre las
cuales se asientan, respectivamente, el descripcionismo, el teoreticismo y el
adecuacionismo. Pero la concepción a la cual el materialismo gnoseológico se opone
frontalmente es, propiamente, la que corresponde al adecuacionismo. En efecto, frente
a la fórmula (1,1) del adecuacionismo, la fórmula (0,0) del materialismo viene a
significar que ni la materia, ni la forma de los cuerpos científicos pueden tratarse como
si fuesen partes «sustantivas» e inteligibles por sí mismas. A lo sumo, habrá que
tratarlas como conceptos conjugados.

En cualquier caso, los símbolos (0,0), representativos del materialismo


gnoseológico, no habrá que interpretarlos en términos absolutos, como mera ausencia,
en las ciencias, de materia y de forma; estos símbolos (0,0) tienen un sentido
dialéctico, como negaciones, respectivamente, de la hipóstasis de la forma (por
respecto de la materia) y de la hipóstasis de la materia (por respecto de la forma).

La forma que confiere unidad a los cuerpos científicos no se entenderá, por


tanto, como si fuese alguna entidad «sobreañadida» a los materiales de los campos
respectivos; podría hacerse consistir en la co-determinación circular (cerrada) de los
propios materiales, en tanto que esa determinación pueda ponerse, desde luego, en
relación con la verdad científica. De este modo, el materialismo gnoseológico se nos
presentará como un circularismo derivado de cierres categoriales muy concretos. La
conexión de estos cierres con la verdad se hará patente en el momento en que
podamos ver la codeterminación como una identidad sintética. En estos casos, y sólo
en estos, las identidades sintéticas vendrán a constituir la forma misma de las
verdades científicas.

Una forma que, obviamente, tal como ha sido presentada, será indisociable de
los contenidos materiales con-formados por ella. En efecto: la idea general de una
«forma de identidad sintética» sólo puede «derivar» del análisis de procesos
materiales de construcción científica efectiva (geométrica, termodinámica¼); y ello,
siempre que el análisis pueda ser llevado a cabo según líneas «transportables», y con
significado gnoseológico, a otros procesos materiales. Es imposible alcanzar la idea de
una forma gnoseológica de identidad sintética sin apoyarnos en algún «ejemplo»
particular.

«Ejemplo»

Que, en consecuencia, no habrá que interpretar como una mera «ilustración»


de una supuesta idea general previamente dada, sino, por lo menos, como una de las
fuentes de esa misma idea. Las exposiciones «abstractas» de la idea de identidad
sintética, tal como la que estamos aquí llevando a efecto, sólo en apariencia son
exposiciones de la idea general y, a lo sumo, sólo tienen sentido como exposiciones
anafóricas encubiertas, que se remiten a ejemplos materiales concretos y no a una
supuesta idea inteligible por sí misma, aunque sometida después a ejemplificación.
Por lo demás, diremos que la razón de comenzar introduciendo la doctrina de la
identidad sintética como forma de la unidad de las ciencias es de carácter dialéctico,
respecto de las restantes alternativas gnoseológicas (descripcionistas,
adecuacionistas o teoreticistas).

El Materialismo Gnoseológico, entendido como circularismo, viene a borrar,


en cierto modo, la distinción entre materia y forma gnoseológica. Pero no por ello la
fórmula mediante la cual se representa, (0,0), ha de interpretarse como si tuviese un
significado «exento», como si ella tuviera sentido por sí misma. Es obvio que la
fórmula (0,0) sólo dialécticamente puede alcanzar significado: cada 0 es la negación
de un 1 (aquí, en concreto, de la materia = 1 y de la forma = 1). Lo que significa
reconocer que la idea del materialismo gnoseológico no podrá ser expuesta
propiamente «en sí misma», sino que ella habrá de ser presentada como resultado
dialógico de las negaciones de las hipóstasis de la materia, o de la forma, o de ambas,
según hemos dicho.

Por último: entenderemos el materialismo gnoseológico no tanto como una


doctrina reducible a las líneas que acabamos de exponer, sino más bien como un
método de análisis de los cuerpos científicos, tal que en ellos sea posible distinguir
diversidad de materiales (coordenados en contextos determinantes) y
codeterminaciones mutuas, tales que la identidad sintética que pueda resultar de la
conexión entre tales materiales (no necesariamente entre todos ellos) constituya el
contenido mismo de las verdades científicas de cada campo. Y este empeño no sería
realizable «en general», sino que deberá ser llevado a efecto en cada caso,
reproduciéndolo una y otra vez, a través de análisis gnoseológico-particulares de todo
tipo.
II. La Respuesta de la Teoría del Cierre Categorial. Líneas Generales del
Materialismo Gnoseológico.

1. La concepción de la ciencia característica del materialismo


gnoseológico.

Es de índole constructivista, y en esto se asemeja el materialismo al


teoreticismo y al adecuacionismo. Pero mientras que el teoreticismo o el
adecuacionismo circunscriben la constructividad al ámbito de las formas (=1),
separadas de la materia, es decir, ven a las ciencias como construcciones
llevadas a cabo con palabras, con conceptos, o con proposiciones «sobre las
cosas» (ya sea suponiendo que las re-producen o re-presentan
isomórficamente, ya sea sin exigir la necesidad de un tal isomorfismo), el
materialismo gnoseológico ve a las ciencias como construcciones «con las
cosas mismas» (por la intrincación entre las ciencias y las técnicas o
tecnologías). La ciencia química, por ejemplo, no podrá circunscribirse al
terreno de las «construcciones con fórmulas», que llenan los tratados de
química, como tampoco la música podría considerarse circunscrita a las
partituras. La música debe sonar, pues sólo tiene realidad en un medio sonoro;
de la misma manera a como la química sólo puede considerarse existente en
un medio en el que puedan tener lugar reacciones entre sustancias.
Precisamente por ello tiene poco sentido decir que «la Química es falsable»: el
proceso de oxidación del agua por la clorofila que conduce al anhídrido
carbónico no es falsable, aunque él sea reducible por la hidrogenación que
lleva a la configuración de los azúcares.

Por lo demás, el construccionismo de la teoría del cierre categorial


podría considerarse como una versión límite del principio del Verum factum, un
límite que no fue alcanzado, ni con mucho, por el construccionismo kantiano, o
por el neokantismo, puesto que estos se mantuvieron en el terreno de las
construcciones conceptuales (construcciones que pretendían llevarse a cabo
antes por «operaciones mentales» que por «operaciones manuales»). Por ello
el alcance del construccionismo científico, en la filosofía kantiana, había de ser
reducido al ámbito de los fenómenos, dejando de lado a las esencias,
confusamente incluidas en la cosa en sí. Desde este punto de vista, no deja de
tener un profundo significado el hecho de que entre los escasísimos
pensadores que, frente a Kant, se atrevieron a ver en las construcciones
científicas efectivas algo más que meras reproducciones conceptuales o
fenoménicas de la realidad, fuera precisamente Federico Engels uno de los que
más se destacaron. He aquí un texto suyo muy significativo, tomado de su
escrito Del socialismo utópico al socialismo científico:

«¼desde el momento en que conocemos todas las propiedades de una cosa


[su esencia, diremos nosotros], conocemos también la cosa misma; sólo queda en pie
el hecho de que esta cosa existe fuera de nosotros, y en cuanto nuestros sentidos nos
suministraron este hecho, hemos aprehendido hasta el último residuo de la cosa en sí,
la famosa e incognoscible Ding an sich de Kant. Hoy sólo podemos añadir a eso que,
en tiempos de Kant, el conocimiento que se tenía de las cosas naturales era lo
bastante fragmentario para poder sospechar detrás de cada una de ellas una
misteriosa 'cosa en sí'. Pero, de entonces acá, estas cosas inaprehensibles han sido
aprehendidas, analizadas y, más todavía, reproducidas una tras otra por los
gigantescos progresos de la ciencia. Y, desde el momento en que podemos producir
una cosa, no hay razón ninguna para considerarla incognoscible. Para la química de la
primera mitad de nuestro siglo, las sustancias orgánicas eran cosas misteriosas. Hoy,
aprendemos ya a fabricarlas una tras otra, a base de los elementos químicos y sin
ayuda de procesos orgánicos.»

En realidad, una ciencia positiva es un conjunto muy heterogéneo constituido


por los «materiales» más diversos: observaciones, definiciones, proposiciones,
clasificaciones, registros gráficos, libros, revistas, congresos, aparatos, laboratorios y
laborantes, científicos, sujetos operatorios. Todos estos materiales hay que suponerlos
dados como partes o contenidos del cuerpo científico. Un cuerpo científico puede ser
enfrentado a otros cuerpos científicos y también a otros materiales y saberes que no
están organizados científicamente.

El alcance filosófico que cabe asignar a esta circunstancia (la de que una
ciencia no sólo se opone a otros saberes no científicos, sino también a otras ciencias)
es muy grande: si un cuerpo científico no tuviera, fuera de su campo, a otros cuerpos
científicos, sino sólo a otros campos o saberes no científicos, podría pensarse como
virtualmente infinito, puesto que los campos de su entorno se le presentarán siempre
como «espacios colonizables» en un futuro más o menos lejano. Pero cuando un
cuerpo científico (siempre que tengamos en cuenta que la «morfología del mundo»
pertenece a este cuerpo) reconoce, frente a él, la realidad de otros cuerpos científicos,
es porque ha renunciado a reabsorberlos; este es el modo por el cual constatará su
propia finitud, en tanto que admite la realidad de otros cuerpos científicos que se
mantienen en el ámbito de una esfera categorial irreducible a la propia.
2. Cuando Partimos de la Heterogeneidad de las Partes.

Que constituyen el cuerpo de una ciencia es obvio que el primer


problema gnoseológico que, de un modo muy general, se nos habrá de
plantear es el problema del tipo de unidad que enlaza a esas partes. Cabrá
distinguir, entre otros, dos tipos de respuestas extremas a este problema
generalísimo: el primer tipo es el de las respuestas de naturaleza subjetualista
o «mentalista» (acaso espiritualista, o incluso idealista); el segundo tipo es el
de las respuestas de naturaleza materialista u objetualista.

Consideremos, ante todo, las respuestas del primer tipo. La concepción subjetualista
de las ciencias suele ir asociada a una concepción, también subjetual, de la
racionalidad, del logos. Una concepción para la cual la razón se manifiesta como una
«facultad intelectual» (mental o cerebral) que, a lo sumo, se reflejará en el lenguaje
articulado, en el diálogo¼ Está muy extendida, en nuestros días Habermas, Rawls,
Appel, una idea pacifista (no violenta) que podría considerarse como propia de la fase
del «capitalismo triunfante» que tiende a identificar la racionalidad con el diálogo
(verbal o escrito, telefónico o telemático) entre los individuos o grupos enfrentados,
considerando, por tanto, como «irracional», toda conducta no verbal (sea gestual, sea
manual), que incluya algún tipo de manipulación violenta. Se instituye así una idea de
racionalidad metafísica que resulta estar muy cercana de la racionalidad que se
atribuye a la de las sociedades angélicas. Pero la racionalidad efectiva es la
racionalidad humana, propia de los sujetos corpóreos, dotados no sólo de laringe o de
oído, sino de manos, de conducta operatoria, una conducta que implica la intervención
de los músculos estriados; pero es totalmente gratuita la pretensión de reducir la razón
a la laringe (si no ya a la «mente»): si me encuentro delante de un individuo en el
mismo momento en el que se dispone a asestar una puñalada a un tercero, lo
«racional» no será dirigirle una interpelación filosófica sobre la naturaleza del
homicidio, sobre su ética o su estética, sino dar un empujón violento al agresor a fin de
desviar su puñal de la trayectoria iniciada y que suponemos fatal de no ser
interrumpida.

Es igualmente gratuito y puramente ideológico tratar de circunscribir la


«racionalidad» del conocimiento científico al terreno de los lenguajes científicos,
menos aun al terreno del «pensamiento puro», como si esto fuera siquiera posible. La
racionalidad científica incluye, desde luego, la utilización de lenguajes científicos, y no
sólo en función comunicativa (de intercomunicación de los sujetos operatorios que
intervienen en las construcciones científicas), sino también en función de los propios
contenidos representativos de los lenguajes gráficos; pero no excluye la utilización de
operaciones no lingüísticas tales como desgarrar (o disecar) un tejido orgánico en un
laboratorio de fisiología, mantener encadenado (con violencia) a un perro o prisionera
a un paloma en la caja de Skinner, o desencadenar una reacción nuclear controlada,
aunque de consecuencias en gran medida imprevisibles.

Las respuestas de este primer tipo se basan, en todo caso, en poner como
núcleo de cualquier cuerpo científico dado, al conjunto de los pensamientos o de las
proposiciones fundamentales que, en torno a un campo dado, habrán sido formuladas
por los científicos, en tanto los pensamientos o proposiciones fundamentales de ese
conjunto mantienen una unidad lógica sistemática entre sus partes. Cabría decir que,
para este primer tipo de respuestas, el núcleo de las ciencias reside en la mente o en
cerebro de los sujetos, de los científicos.

A lo sumo, el núcleo de la ciencia se hará residir en las «comunidades


científicas». La ciencia es conocimiento (si bien el «conocimiento» es una idea que
sólo tiene sentido en cuanto es actividad o estado de un sujeto individual). Es obvio
que las concepciones subjetualistas de la ciencia no tienen por qué ignorar los
componentes objetuales de los cuerpos científicos (tales como objetos, aparatos,
libros, laboratorios); sólo que todos estos contenidos serán interpretados como
«instrumentos», «referencias» o «soportes» (una metáfora ininteligible, salvo que se
hipostatize el contenido mental cognoscitivo) del conocimiento subjetivo. Por ejemplo,
un microscopio será interpretado como un instrumento capaz de ampliar la capacidad
resolutiva del ojo, como una prolongación del ojo; lo que nos permitirá hablar de
«interpretación reduccionista» del aparato respecto del sujeto que lo utiliza. Sobre
todo, la decisión de situar el núcleo subjetual (mental, cerebral) de las ciencias en el
ámbito del sujeto conllevará la segregación del cuerpo de la ciencia respecto de los
contenidos del campo (de los objetos); en el límite se concluirá que una ciencia podrá
subsistir aun cuando los objetos a los que intencionalmente van referidas sus
proposiciones hayan desaparecido. «Aunque ningún triángulo existiera sería siempre
verdad que la suma de los ángulos de un triángulo euclidiano es igual a dos ángulos
rectos», decía Maritain; aunque se aniquilase el sistema solar las leyes de Kepler
seguirían siendo válidas como leyes de la Naturaleza.

Consideremos ahora las respuestas del segundo tipo, las respuestas


materialistas. Como tales, interpretaremos a todas aquellas que tiendan a incluir en los
cuerpos científicos a la muchedumbre de sus componentes no subjetuales, en tanto
que componentes, en principio, del mismo rango, si no más elevado, que los
componentes subjetuales. Por ejemplo, un microscopio no desempeñará ahora tanto
el papel de simple «auxiliar» del ojo del científico, cuanto el papel de un operador
objetivo, puesto que transforma unas configuraciones dadas en el campo en otras
distintas; una balanza no será un «instrumento de comparación al servicio del sujeto»,
sino un relatorinterpuesto él mismo entre contenidos del campo. Tampoco los libros
(por ejemplo, la tabla numérica o la curva representada en una de sus páginas) serán
interpretados como meras «expresiones» de conceptos mentales, como ayudas de la
memoria, sino como contenidos objetivos o conceptuales ellos mismos, o, a lo sumo,
antes como representaciones de objetos que de conceptos.

El materialismo gnoseológico tiene, sin embargo, que dar un paso más, a


saber, el paso que consiste en incorporar a los propios «objetos reales» en el cuerpo
de la ciencia. Como si dijéramos: son los propios astros reales (y no sus nombres,
imágenes o conceptos), en sus relaciones mutuas, los que forman parte, de algún
modo, de la Astronomía; son los electrones, los protones y los neutrones (y no sus
símbolos, o sus funciones de onda), en tanto, es cierto, están controlados por los
físicos en aparatos diversos (tubos de vacío, ciclotrones), los que forman parte de la
Física nuclear. Sólo así, el materialismo gnoseológico podrá liberarse de la concepción
de la ciencia como re-presentación especulativa de la realidad y de la concepción de la
verdad, en el mejor caso, como adecuación, isomórfica o no isomórfica, de la ciencia a
la realidad. Por lo demás, la decisión de incorporar la realidad misma de los objetos,
en ciertas condiciones, a los campos de las ciencias, como constitutivos internos de
las ciencias mismas, sólo puede parecer una audacia cuando nos mantenemos en el
plano abstracto de la representación. No lo es cuando pasamos al plano del
«ejercicio». ¿Acaso la ciencia química no incluye internamente, más allá de los libros
de Química, a los laboratorios, y, en ellos, a los reactivos y a los elementos químicos
estandarizados? ¿Acaso la ciencia geométrica no incluye en su ámbito a los modelos
de superficies, a las reglas y a los compases? ¿Acaso la Física no cuenta como
contenidos internos suyos a las balanzas de Cavendish, a los planos inclinados, a las
cámaras de Wilson o a los pirómetros ópticos? Estos contenidos, productos de la
industria humana, son también resultados y contenidos de las ciencias
correspondientes, y sólo la continuada presión de la antigua concepción metafísica
(que sustancializa los símbolos y los pensamientos, y que se mantiene viva en el
mismo positivismo) puede hacer creer que la ciencia-conocimiento se ha replegado al
lenguaje (a los libros, incluso a la mente, a los pensamientos), y aun concluir que la
ciencia-conocimiento subsistiría incluso si el mundo real desapareciera.

Las Ciencias Positivas, en cuanto cuerpos científicos, son, según esto,


entidades objetivas supraindividuales, en un sentido no muy diferente a como también
decimos que es objetiva una sinfonía que está sonando en la sala de conciertos y que
en modo alguno puede reducirse a las sensaciones o sentimientos de quienes la
escuchan. Más aún, los sentimientos producidos por la sinfonía pueden ser
irrelevantes, y aun ridículos, considerados desde el punto de vista de la estructura
musical: quien resume la «impresión subjetiva» recibida en el concierto diciendo que
«es relajante» está reduciendo en realidad la sinfonía a la condición de sedante
farmacológico, cuya eficacia podía ser mucho mayor. Mutatis mutandis: tampoco una
ciencia puede ser reducida a los «actos de conocimiento» de los científicos que la
cultivan, ni siquiera a la conjunción de los actos de conocimiento de todos los
miembros de la comunidad científica correspondiente. Las ciencias son instituciones
suprasubjetivas (tampoco meramente sociales), que están incluso por encima de la
voluntad de los científicos y que pueden anteceder incluso a los investigadores que se
han educado en ellas.

3. El Análisis de las Ciencias.

En cuanto cuerpos científicos, comporta su descomposición en partes y


a una escala tal que se haga posible la recomposición de esas partes según
una forma que tenga que ver con la verdad científica.

Pero las partes de un cuerpo científico, como las partes de cualquier entidad
totalizada, podrán trazarse según dos escalas, en principio bien diferenciadas: la
escala de las partes formales y la escala de las partes materiales. Partes formales, en
general, son las partes que conservan (o presuponen) la forma del todo al que
pertenecen, no ya porque se asemejen necesariamente a él (o lo reproduzcan, al
modo de fractales) sino porque están determinadas por él y, a su vez, lo determinan:
los fragmentos de un jarrón son partes formales si, a partir de ellos, el jarrón puede ser
reconstruido. Pero si el jarrón, al caer, se pulveriza, entonces las partes (supongamos:
las moléculas), aunque integrantes efectivamente del todo, ya no conservarán la forma
del jarrón, que debería ser moldeado de nuevo en un proyecto de reconstrucción. Las
partes materiales son, según esto, partes genéricas.

Un cuerpo científico puede ser descompuesto, sin duda, a escala de partes


materiales; unas partes materiales que estarán dadas, a su vez, a diferente nivel. Así,
podremos descomponer el cuerpo científico en el conjunto de proposiciones
contenidas en sus discursos, a título de proposiciones gramaticales; como también
podríamos descomponerlo en el conjunto de sus aparatos, a título de invenciones o de
ingenios tecnológicos, semejantes a otros no científicos; o bien en el conjunto de
sujetos operatorios (considerados a título de trabajadores, con todo lo que esto
comporta: relaciones laborales, sindicación¼); &c. Importa hacer constar que el
análisis lógico-formal de las ciencias, pese a las pretensiones de las que suele ir éste
acompañado, se mantiene en la escala genérica de una estructura de partes
materiales; otro tanto se diga del análisis sociológico de los cuerpos científicos, del
análisis informático, &c.

¿Sería posible determinar cual sea la escala de las partes formales mínimas de
una ciencia, la escala de sus átomos o, si se prefiere, de sus «moléculas
gnoseológicas»? Nos limitaremos a señalar aquí el concepto de teorema, entendido
como la unidad mínima de una teoría científica. «Unidad mínima» no significa, sin
embargo, que ella pueda darse aisladamente, como una sustancia. Que un átomo de
hidrógeno no se de aislado no quiere decir que no sea una unidad elemental en la
tabla de los elementos químicos.

4. El Cuerpo de una Ciencia.

como todo cuerpo efectivo, es una totalidad atributiva de partes materiales y de partes
formales. La heterogeneidad de estas partes impone, ante todo, una clasificación de
las mismas, y es evidente que los criterios de clasificación no son neutrales, es decir,
independientes de la concepción de la ciencia desde la que procedamos.
Recíprocamente, una concepción de la ciencia determinada orientará la búsqueda
hacia una dirección más o menos precisa de los criterios de clasificación de las partes
de los cuerpos científicos. Por ejemplo, la concepción adecuacionista de la ciencia
propiciará la clasificación de las partes de los cuerpos científicos según dos grandes
rúbricas, a saber, la de los «contenidos formales (o materiales) subjetuales» (propios e
instrumentales) y las de los «contenidos materiales objetuales» (hechos, &c.). Estos
criterios así expuestos resultan ser muy próximos a los criterios epistemológicos, en
tanto oponen el sujeto (y sus actos de conocimiento) y el objeto. La ciencia será
entendida entonces como el conocimiento (verdadero) que el sujeto logra alcanzar de
la realidad, del objeto. Objeto que, a su vez, corresponderá a múltiples contenidos (no
hay ciencia de objetos «simples») reclasificados a su vez en función del mismo criterio;
contenidos susceptibles de ser considerados como partes de la realidad, en sí misma
considerada (o, al menos, en cuanto puede ser conocida al margen de la ciencia de
referencia, es decir, prácticamente, en cuanto puede caer también bajo el cono de luz
de otras ciencias positivas) y contenidos que no son susceptibles de ser considerados
como partes de una realidad independiente, puesto que se supondrá que resultan
como tales al ser iluminados por los focos que enciende el sujeto que los contempla.
En suma, habría que distinguir el objeto material de una ciencia (que otros llamarán
«objeto de conocimiento») y su objeto formal (u «objeto conocido»). Objeto formal que,
a su vez, y siempre por reaplicación del mismo criterio (la oposición sujeto/objeto), se
«desdoblará» como objeto formal quod y objeto formal quo.

Pero, desde una perspectiva materialista, las clasificaciones binarias tales


como las propuestas por el adecuacionismo (y, en lo fundamental, compartidas por el
descripcionismo o por el teoreticismo: «capa lingüística» y «capa de referenciales»,
«lenguaje teórico» y «lenguaje observacional», &c.) resultarán ser muy sospechosas,
no sólo en el ámbito de algunas ciencias particulares (¿cómo distinguir en el hipercubo
el «objeto conocido» y el «objeto de conocimiento»?) sino en relación a cualquier
ciencia, en general (¿acaso las trayectorias elípticas keplerianas son trayectorias
objetivas materiales, es decir, objetos materiales de la Astronomía, independientes y
previos a esta ciencia, o bien han de entenderse como trayectorias formales, sin
perjuicio de que sean objetivas, es decir, no meros «pensamientos subjetivos» de
Kepler o de sus discípulos, aunque no sea más que porque se nos ofrecen dibujadas
en la página de un libro?)

Aun reconociendo la imposibilidad de prescindir de la polarización de los


contenidos del cuerpo de la ciencia o bien hacia el sujeto (S) o bien hacia el objeto (O),
lo cierto es que estos dos polos no son suficientes para englobar la totalidad de los
contenidos de referencia; ni siquiera para delimitar el terreno interno dentro del cual
suponemos que se mueve cada una de las ciencias positivas, a saber, el terreno que
(considerado desde los polos epistemológicos) se presenta como un intermedio (si
bien, cuando nos situemos en este mismo punto intermedio, serán los polos sujeto y
objeto los que se nos mostrarán como simples «puntos de fuga»). Un terreno
intermedio que designaremos por s, en función del papel simbólico o signitivo que
asignaremos a sus contenidos, siempre que no se reduzca este papel simbólico o
signitivo al que es propio de los símbolos o signos lingüísticos, o algebraicos. En
efecto, el destello registrado en el firmamento por el astrónomo es tanto un signo como
un hecho. En realidad, los «hechos» sólo cuando se incorporan a un «contexto
determinado», por tanto, sólo cuando comienzan a funcionar como signos dentro de
ese contexto, alcanzan un significado gnoseológico. Una balanza es también un
«aparato simbólico» sin necesidad de ser una frase.

Los contenidos del cuerpo de una ciencia quedarán clasificados, según estos
criterios, en tres rúbricas: contenidos ordenados en la dirección subjetual (los múltiples
sujetos operatorios, los científicos, las comunidades científicas), contenidos ordenados
en la dirección objetual (también múltiples, puesto que la ciencia no tiene un objeto,
sino un campo) y contenidos signitivos o simbólicos. Sobre todo: el cuerpo de una
ciencia, en lugar de mostrársenos «descompuesto» en dos mitades (la parte subjetual
y la parte objetual) se nos dará como si estuviese inmerso en el espacio tridimensional
que llamamos espacio gnoseológico y que (cuando nos situamos in medias res, en la
ciencia misma) ya no podrá construirse sobre una supuesta distinción previa entre el
sujeto y el objeto.

Consideraremos a los cuerpos de las ciencias, para su análisis, como inmersos


en un espacio gnoseológico organizado en torno a tres «ejes», denominados eje
sintáctico, eje semántico y eje pragmático. Estas tres dimensiones del espacio
gnoseológico son dimensiones genéricas, no específicas de los cuerpos científicos,
puesto que estos cuerpos las comparten con otros «cuerpos» configurados
históricamente. Nosotros hemos tomado como prototipo de todos estos cuerpos a los
lenguajes articulados, porque también estos lenguajes constituyen una realidad
objetiva: la realidad que los lingüistas llaman expresión (tanto cuando es considerada
en su forma, como cuando es considerada en su contenido). Desde esta realidad se
nos abre no sólo la dirección que procede de los sujetos hablantes (de su habla) sino
también la dirección que lleva a los objetos en sí mismos (a los contenidos, para
decirlo con Hjelmslev, tanto si se consideran según su materia —que corresponde al
objeto material— o como si se consideran según la forma del contenido —que
corresponde al objeto formal—). Sin embargo ello no nos autoriza a considerar al
espacio gnoseológico como una variedad del espacio lingüístico, puesto que, como
hemos dicho, el cuerpo de una ciencia tiene contenidos no lingüísticos. Tampoco, por
supuesto, recíprocamente. Baste decir que el espacio lingüístico intersecta
ampliamente, en cuanto a sus dimensiones genéricas, con el espacio gnoseológico. Y
esto hace posible que tomemos como hilo conductor para nuestro análisis de los
cuerpos científicos a ciertos análisis del lenguaje articulado, a saber, a aquellos que se
llevan a efecto a escala coordinable con la del espacio gnoseológico, como es el caso
de los análisis, por lo demás ya clásicos, de K. Bühler o de Ch. Morris.

Por otra parte es obvio que si nos mantuviésemos en la perspectiva genérica


no sería posible alcanzar configuraciones formales o partes formales, en el sentido
gnoseológico, de los cuerpos científicos. Pero siempre será posible, una vez
presentadas las líneas principales del análisis genérico de las dimensiones del espacio
lingüístico, subdividirlas de suerte que la escala vuelva a recuperar su sentido
gnoseológico, es decir, una vez que podamos percibir el significado gnoseológico de
las dimensiones lingüísticas. Cuando, por ejemplo, hablemos de las figuras sintácticas
de las ciencias no nos circunscribiremos únicamente a las figuras de la sintaxis de los
símbolos de los lenguajes científicos, sino también a la sintaxis entre los propios
objetos asociados a esos lenguajes, como pudieran serlo los elementos químicos o los
astros. Nadie podrá acusarnos de innovación gratuita en este modo de utilizar la
palabra «sintaxis», porque nada menos que Tolomeo la utilizó en su obra Megale
syntaxis.

Bühler; estableció una ya clásica tripartición de estas dimensiones, según las


tres relaciones que serían constitutivas de cada signo lingüístico, a la manera como los
lados son constitutivos del triángulo: la relación del signo al objeto significado (de
donde la función re-presentativa, de Vorstellung o Darstellung), la relación del signo al
sujeto que lo utiliza (en donde Bühler ponía la función expresiva o de Ausdruck) y la
relación del signo a los sujetos que escuchan o interpretan al sujeto que habla (función
apelativa o Appelt; dimensión que subsume aquellas funciones del lenguaje que los
«analistas» anglosajones, con J.L. Austin, llaman «actos perlocucionarios», cuando la
locución ha ejercido efecto constatable en la conducta del oyente, y «actos
ilocucionarios», cuando el acto locucionario tiene la intención de causar efectos en el
oyente, aunque no los cause de hecho). Morris, por su parte, distingue en los símbolos
lingüísticos un contexto semántico (el de la relación de los signos con los significados),
un contexto pragmático (el de la relación de los signos con los sujetos que los utilizan)
y un contexto sintáctico (el de la relación de unos signos con otros signos). Si
coordinamos el «organon» de Bühler con el de Morris, advertiremos, desde luego, que
la función representativa de Bühler se corresponde con la dimensión semántica de
Morris; las funciones expresiva y apelativa de Bühler constituyen una subdivisión de la
dimensión pragmática de Morris (según que el sujeto considerado sea el oyente o el
propio hablante). La dimensión sintáctica de Morris carece de correlato en el triángulo
de Bühler; pero sería innecesario desechar este triángulo, transformándolo en un
cuadrilátero capaz de acoger, como una cuarta función del signo, a esa «dimensión
sintáctica»: es preferible presuponer que el triángulo de Bühler representa el signo de
un modo abstracto-sustancialista; por lo que, dado que el signo implica siempre
multiplicidad de signos, no hará falta «agregar ningún lado al triángulo», sino,
simplemente, agregar a cada triángulo otros triángulos, coordinando la función
sintáctica de Morris con las obligadas interconexiones entre los propios triángulos de
Bühler.

5. Considerando, en resolución, a los cuerpos de las ciencias como


«configuraciones complejas» que flotan en un espacio gnoseológico
tridimensional, similar al que hemos tomado como hilo conductor, podemos
proceder al análisis de cada uno de sus ejes dividiendo cada uno de ellos en
tres sectores, a los que cabría poner en correspondencia con determinadas
figuras de las ciencias, o de los cuerpos científicos.
La razón de que sean tres las grandes figuras gnoseológicas
determinadas en cada eje deriva del procedimiento lógico utilizado en la
división. Un procedimiento, sin duda, artificioso, pero no por ello externo,
puesto que se basa en considerar a las relaciones entre las partes dadas en
cada eje.

- (por ejemplo, si sj) como un producto relativo de las relaciones de


esas partes con las de los otros ejes Obtenemos de este modo las nueve
figuras gnoseológicas siguientes:

I. Figuras correspondientes a los sectores del eje sintáctico

I-1. Términos. I-2 Relaciones. I-3 Operaciones.

II. Figuras correspondientes a los sectores del eje semántico

II-1. Referenciales. II-2 Fenómenos. II-3 Esencias o estructuras.

III. Figuras correspondientes a los sectores del eje pragmático

III-1 Normas. III-2 Dialogismos. III-3 Autologismos.

1. Definiremos Brevemente las Figuras del Eje Sintáctico.

(los términos, las relaciones y las operaciones), teniendo en cuenta que los
términos y las relaciones son contenidos intencionalmente objetuales, mientras
que las operaciones son, desde luego, contenidos subjetuales, si admitimos
que sólo los sujetos (humanos y acaso también animales) pueden operar (no
cabe atribuir operaciones, sin zoologismo, a las moléculas de una reacción, a
los astros interactuantes o a los árboles de un bosque).

Términos; de un cuerpo científico son las partes objetuales (no


proposicionales) constitutivas de su campo. Los términos pueden ser simples
(elementos) o complejos. El hidrógeno o el carbono son términos elementales del
campo de la Química clásica, sin perjuicio de que, a su vez, puedan ser presentados
como términos complejos de la Química física; el metano CH4 es un término complejo
de ese mismo campo. Ninguna ciencia puede considerarse constituida en torno a un
único término o en torno a un único objeto (como la «materia», la «vida», el «ego»). En
este sentido decimos que una ciencia no tiene objeto sino campo: la Química clásica
no tiene como objeto a la materia sino, por ejemplo, al hidrógeno, al carbono o al
metano; ni tampoco diremos que la Biología tiene a la vida como objeto, sino que tiene
un campo en el que figuran términos tales como células, mitocondrias, aves o
mamíferos. El campo de una ciencia consta de múltiples términos, en número
indefinido, aunque sus términos elementales puedan estar definidos.

(por ejemplo, el número de elementos químicos de la tabla periódica no


puede rebasar el número 173); y estos términos han de pertenecer a clases
diferentes (de otro modo: los términos de un campo científico han de darse
«enclasados» a fin de que puedan ser definidas operaciones entre ellos). No cabe,
según esto, reconocer como ciencia a una Teología definida como «ciencia de Dios»,
ni a una Psicología definida como «ciencia del Alma».

Operacionesde un cuerpo científico son las transformaciones que uno o varios


objetos del campo experimentan en cuanto son determinadas, por composición o
división, por un sujeto operatorio. Un sujeto operatorio que ha de ser entendido
necesariamente, no ya como una mente (un «entendimiento agente» aristotélico, un
«ego cartesiano» o una «conciencia kantiana») sino como un sujeto corpóreo, dotado
de manos, de laringe, &c., es decir, de músculos estriados capaces de «manipular»
objetos o sonidos, separándolos (análisis) o juntándolos (síntesis). En este sentido las
operaciones gnoseológicas podrán ser entendidas por sinécdoque como operaciones
manuales («quirúrgicas»). Y en este sentido también cabría decir que el habla, en
sentido fonético, implica operaciones, es decir, separaciones o aproximaciones de los
órganos de la fonación. En este contexto puede ser conveniente llamar la atención
sobre la circunstancia de que entre los significados centrales del término «logos» se
encuentran aquellos que aluden a la idea de «ensamblaje» de términos pertenecientes
a clases distintas: mimbres para construir cestos, o piedras para construir una casa.
Según esto, diremos que una cesta o una casa, tanto como un discurso con palabras,
tienen «logos», es decir, lógica material operatoria (la llamada «lógica formal» sería
sólo un caso particular de esa lógica material, a saber, el de la lógica que opera con
símbolos tipográficos, determinados según relaciones características). Muchos
contenidos de los cuerpos científicos, tales como un microscopio o un telescopio,
pueden ser reducidos a la figura de los operadores.

Relaciones científicas son las que se establecen entre los términos del campo
de un modo característico. Estas relaciones van siempre asociadas a proposiciones, al
menos cuando interpretamos la relación como predicado y no como cópula, al modo
de Kant. En efecto: en el juicio «5+7=12», Kant interpretó «12» como predicado de una
proposición cuyo sujeto fuera «5+7». Ahora bien, desde una perspectiva gnoseológica,
tanto «5» como «7» y como «12» son términos, por lo que la proposición se hará
consistir en la interposición de una relación, en este caso, un predicado de igualdad,
entre el resultado «12» de la operación adición aplicada a dos términos del campo de
la aritmética, «7» y «5».

Por lo demás, como «soportes» de las relaciones entre los términos de un


campo no consideraremos únicamente a símbolos lingüísticos o algebraicos, sino
también a objetos físicos de otro orden, como puedan serlo las balanzas o los
termómetros.

2. Consideremos Ahora a las Figuras del Eje Semántico:

Referenciales, fenómenos y esencias. Diremos, ante todo, que los términos,


relaciones y operaciones de una ciencia deben tener referenciales fisicalistas.

Referenciales son, en efecto, los contenidos fisicalistas (corpóreos,


tridimensionales) de los cuerpos científicos: las disoluciones tituladas que figuran en
un laboratorio de química, los cristales de una sala de geología, las proteínas-
problema y las proteínas de control utilizadas en bioquímica en un proceso de
electroforesis, las letras de un tratado de algebra o la Luna, en tanto que aparece
inmersa en la retícula o en la pantalla de un telescopio que la relaciona con otros
cuerpos celestes.

La necesidad de referenciales para el desarrollo de las ciencias no la


derivamos tanto de postulados ontológicos corporeistas («sólo existen los objetos
corpóreos») cuanto de principios estrictamente gnoseológicos: las ciencias son
construcciones operatorias y las operaciones sólo son posibles con objetos corpóreos.
Una ciencia sin referenciales fisicalistas (una «ciencia de la mente», o una «ciencia de
Dios») es tanto como una música sin sonidos; y una música silenciosa es como un
círculo cuadrado (si la obra de John Cage 37'46.776", para un percusionista, se
considera como una obra musical, se debe a que está enmarcada en un contexto de
figuras corpóreas relacionadas con la música).

En cualquier caso, al postular la necesidad de referenciales no queremos decir


que todos los términos, relaciones y operaciones de las ciencias deban ser fisicalistas
y no precisamente porque presupongamos que, «además» de los referenciales
corpóreos, los cuerpos de las ciencias contienen entidades meta-físicas o espirituales.
Ocurre simplemente que el análisis o el desarrollo de los propios contenidos corpóreos
arroja, en el campo de las ciencias, contenidos in-corpóreos (sin perjuicio de que tales
contenidos sigan siendo materiales): las relaciones de distancia entre dos cuerpos no
es un cuerpo; un cubo es un cuerpo pero sus caras no lo son (no son tridimensionales)
ni menos aun sus aristas o sus vértices. Tampoco es un cuerpo el hipercubo,
construido a partir del cubo: sin embargo, caras, aristas, vértices o hipercubos son
términos de la Geometría. Tampoco son cuerpos las aceleraciones del movimiento de
un cuerpo y, sin embargo, son contenidos de la Física.

¿Qué entenderemos por fenómenos y por que decimos que los campos de las
ciencias, considerados en el eje semántico, se componen ante todo de fenómenos?

Los contenidos científicos objetuales, a saber, los términos y las relaciones, se nos
dan, en determinados momentos (y no sólo en los primeros) del proceso científico,
como fenómenos. Pero los fenómenos no son entendidos aquí tanto en el contexto
ontológico en el que los entendió Kant (al oponer fenómenos a noúmenos) sino desde
un contexto gnoseológico, más acorde con la tradición platónica, desde la cual los
fenómenos se oponen a las esencias o estructuras esenciales. Por ello, no diremos,
con el lenguaje del idealismo kantiano, que las ciencias se mantienen en el ámbito de
los fenómenos, sino que diremos, al modo materialista, que las ciencias rebasan los
fenómenos cuando logran determinar estructuras esenciales. Y, sin embargo, estas
estructuras esenciales sólo pueden ser determinadas a partir de los fenómenos que,
por consiguiente, no sólo habrá que considerar como contenidos de los «contextos de
descubrimiento» sino también como contenidos de los «contextos de justificación».
Las rayas coloreadas que forman el espectro de un elemento químico son, desde
luego, fenómenos; y también son fenómenos (es decir, relaciones entre fenómenos)
las medidas empíricas de sus longitudes de onda (por ejemplo, es un contenido
fenoménico la medida de la raya roja Ha del espectro del Hidrógeno, cuya longitud es
de 6.563 Angström). Incluso son estructuras fenoménicas, es decir, no esenciales, las
relaciones contenidas en la fórmula empírica de las longitudes de onda del espectro
óptico dadas en la formula l=3646,13´(n²/n²-2²). Desde el punto de vista gnoseológico
los fenómenos no son tampoco esos contenidos absolutos dados a la conciencia
fenomenológica de los que habló E. Husserl. Los fenómenos son contenidos
apotéticos, dotados de una morfología «organoléptica» característica, que constituye
el mundo entorno de los animales y del hombre. Los fenómenos son los marcos a
través de los cuales se nos ofrecen los referenciales intersubjetivos de los que hemos
hablado antes.

Como contenidos apotéticos los fenómenos, sin perjuicio de su objetividad, se


presentan diversificadamente a los animales y a los diversos hombres (la Luna, vista
desde el observatorio S1 es un fenómeno distinto del fenómeno Luna que se aparece
al observatorio S2). La razón gnoseológica que da cuenta, desde la teoría del cierre
categorial, de la exigencia de un nivel fenoménico en los campos de las ciencias
(incluidas las matemáticas, que también tratan con fenómenos tales como
«redondeles» empíricos y con «docenas» concretas, y no sólo con circunferencias o
conjuntos) hay que ponerla en la misma naturaleza operatoria de las construcciones
científicas. Porque si las operaciones son operaciones manuales, o vocales, y no
mentales, es decir, transformaciones que consisten en aproximar y separar objetos
corpóreos (operaciones de síntesis y de análisis) solamente si el sujeto está situado
ante objetos apotéticos podrá operar con ellos, aproximándolos o separándolos. Pero
los objetos apotéticos son precisamente los fenómenos, así como recíprocamente: la
Luna que percibimos «ahí», a distancia (una distancia susceptible de ser medida en
kilómetros), es un fenómeno precisamente porque se nos aparece ahí, es decir,
porque ponemos entre paréntesis o abstraemos los procesos electromagnéticos y
gravitatorios que han de tener lugar para que ella pueda actuar y hacerse presente en
nuestras retinas y en nuestros cuerpos; por esa misma razón podremos «operar» con
ella, en cuanto fenómeno, aproximando o separando su «imagen» respecto de las
estrellas fijas, estableciendo los valores de sus paralajes, &c.

Ahora bien, una ciencia no puede reducirse a su trato con los fenómenos, por refinado
y útil que pueda resultar ese trato. Una ciencia sólo comienza a ser tal cuando logra
establecer estructuras esenciales «neutralizando» las operaciones ejercidas sobre los
fenómenos, y abriendo paso, a su vez, a operaciones de orden más complejo. Los
fenómenos del espectro del átomo de hidrógeno sólo comenzarán a formar parte de
una auténtica ciencia física cuando puedan ser considerados desde las estructuras
esenciales establecidas por la teoría del átomo de hidrógeno de Bohr y las teorías
sucesoras. Sólo entonces podremos advertir el verdadero alcance de la ciencia
moderna: mientras que el trato con los fenómenos, por refinado que sea, nos mantiene
en el frágil terreno de un mundo cuyas líneas morfológicas dependen enteramente de
las contingencias de nuestros neuronotransmisores, de nuestra subjetividad práctica
inmediata, el regressus hacia las esencias que puedan constituirse en el flujo mismo
de los fenómenos, nos abre el único camino posible hacia la constitución de nuestro
mundo real objetivo, de nuestro universo. Las esencias no forman parte, por tanto, de
un mundo transfísico, o de un «tercer mundo», para decirlo con Popper, puesto que no
son otra cosa sino relaciones del tercer género de materialidad entre los fenómenos
constitutivos del único mundo en el que vivimos y actuamos, de nuestro mundo (la
esencia del NaCl, que se nos da en el fenómeno de un cuerpo blanco, salado, &c.,
tiene que ver con la estructura de los enlaces iónicos de sus átomos cristalizados).
Esta es la razón por la cual las ciencias positivas contribuyen fundamentalmente a la
constitución del «estado del mundo» de nuestro presente.

8. Normas.
Dialogismos y autologismos son las figuras gnoseológicas que hemos
determinado en el eje pragmático.

La delimitación de estas figuras pragmáticas en los cuerpos de las más


diversas ciencias positivas es, por parte de la teoría del cierre categorial, el modo más
paladino de reconocer la presencia de los sujetos operatorios en el proceso de
construcción y re-construcción permanente de estas ciencias. Y de reconocer esta
presencia, no ya de un modo empírico o, si se prefiere, psicológico o sociológico, lo
que sería innecesario, por trivia, sino de un modo gnoseológico. Por decirlo así, se
trata de «reconocer» la presencia de figuras del sujeto operatorio en el cuerpo de la
ciencia, pero desde ese cuerpo (en contextos de justificación y no sólo en contextos de
descubrimiento); un cuerpo (y esta es la dificultad) en el que la teoría del cierre
categorial supone que tiene lugar precisamente la neutralización de las operaciones
del sujeto, al menos en las ciencias de construcción científica más plena. ¿De qué
modos pueden jugar los sujetos operatorios, cuya sustancia es necesariamente
psicológica y sociológica, en la estructura misma de los cuerpos científicos, incluso en
los supuestos en los que se haya producido su neutralización?

Ante todo, según el modo de las normas, entendidas como normas que las
propias construcciones científicas imponen a los sujetos operatorios, en tanto que
artífices de las construcciones y de las reconstrucciones de las mismas. Identificamos
estas normas pragmáticas con las llamadas «leyes» o «reglas» de la Lógica formal.
Son estas normas lógico formales las que permiten, por ejemplo, establecer las
consecuencias que se derivan de determinadas relaciones establecidas. Relaciones
que, desconectadas de tales consecuencias, carecerían de significado científico.
Conviene advertir que las normas lógicas siguen actuando en las situaciones
«dialécticas» que se producirán en los casos en que las consecuencias sean
inaceptables, por estar en contradicción con otros contenidos o por cualquier otro
motivo.

Las normas gnoseológicas de las que hablamos son normas impuestas por los
mismos procesos de construcción objetiva científica; pero tales normas no tendrían por
qué actuar únicamente a través de los objetos individuales, puesto que su presión
puede también ejercerse a través de grupos o comunidades científicas. Las normas
que gobiernan (sin necesidad de ser explícitamente promulgadas) a las comunidades
científicas son por otra parte muy heterogéneas; muchas de ellas son cambiantes y
proceden de mecanismos «morales» (sectarismos, nacionalismos, &c.). Esto no
excluye la posibilidad de que algunas normas por las que se rigen de hecho las
comunidades científicas sean concreción de normas gnoseológicas, y en est sentido,
el avance científico podría entenderse como un producto del «cierre intelectual y
social» determinado por las normas más estrictas. Tal sería el caso, en principio, de
ciertas normas consideradas por los sociólogos funcionalistas (principalmente después
del enfoque que Robert Merton dio a estas cuestiones), las «normas mertonianas»,
tales como «comunalidad», «respeto a las propuestas individuales», «escepticismo
organizado»¼; aunque se discute mucho si tales normas funcionan de hecho (caso
Vehinovski, autor del libro Mundos en colisión, de 1950, o el caso Arp, Controversias
cosmológicas, de 1990) y, en el supuesto de que funcionen, si no son antes una
barrera al desarrollo de la ciencia que una condición para un desarrollo que se vería
favorecido por otras circunstancias que tienen poco que ver con las normas (por
ejemplo, la propagación de «paradigmas fértiles», en el sentido de Thomas S. Kuhn,
G. Holton, Michael Mulkay, &c.).

Los dialogismos son figuras pragmáticas que resulta imprescindible reconocer


en todo cuerpo científico desde el momento en que se tiene presente su carácter
suprasubjetivo. No cabe admitir la posibilidad de que una ciencia positiva fuese
coordinable con un sujeto operatorio único. Y no sólo por la incapacidad (psicológica)
que un sujeto concreto tiene para «abarcar» la totalidad de un cuerpo científico, sino,
sobre todo, porque la estructura gnoseológica de una ciencia implica, como hemos
dicho, multiplicidad de fenómenos que se diversifican precisamente en función de los
sujetos operatorios y de los grupos de sujetos; sin contar con la circunstancia de que
la escala ontológica en la que se despliegan los contenidos objetivos de un campo
científico suele envolver a la escala (temporal, por ejemplo) en la que actúan los
sujetos operatorios: las diversas trayectorias elípticas del cometa visto en 1682 y que
Halley, aplicando en 1705 la teoría de la gravitación de Newton, predijo que volvería a
aparecer 76 años más tarde, constituye un contenido de la Astronomía que ningún
astrónomo individual, ni los astrónomos de una generación, podrían haber establecido.
Es necesaria la «comunicación interpersonal», a través de las generaciones, para
llegar a la conclusión de que el cometa Halley de 1682 es el mismo que había sido
visto por los astrólogos chinos en el 613 antes de Cristo, o el que se observó en 1910
o en 1986. Los contenidos gnoseológicos de conceptos empíricos recortados en el
plano sociológico, tales como «comunidad científica», «enseñanza» o «debate
científico» podrán ser reformulados a través de la figura de los dialogismos. Y esto
significa, por otra parte, que las comunidades científicas, por ejemplo, están regidas
también por normas sociológicas (morales), que no siempre tienen por qué tener un
significado gnoseológico específico: la sociología de la ciencia encuentra aquí su
campo de investigación crítica propio.

La figura de los autologismos pretende, en cambio, reexponer el contenido


gnoseológico de situaciones empíricas (definidas en el terreno de la Psicología) a las
que nos referimos al hablar de «evidencias», «certezas», «memoria», «reflexión»,
«duda» o incluso cogito ergo sum cartesiano. ¿Hasta qué punto se requiere apelar a la
presencia autológica del sujeto (de un sujeto que concatena estados suyos diferentes)
para dar cuenta de la constitución de determinadas líneas objetivas que han pasado a
formar parte del cuerpo de una ciencia? En enero de 1896 a Antoine-Henri Becquerel
se le ocurrió buscar alguna sustancia distinta del vidrio (como pudiera serlo una sal de
uranio, concretamente el sulfato doble de uranio) capaz de emitir radiaciones similares
a los Rayos x recién descubiertos en el tubo de vacío, radiaciones que se
manifestaban al hacerse fluorescentes por los rayos catódicos o por los rayos solares.
Expuso al Sol unas láminas de sulfato de uranio y debajo de ellas una placa
fotográfica y, efectivamente, al revelarlas, aparecían las manchas oscuras
correspondientes a las laminillas fosforescentes. Decide repetir la experiencia, pero el
cielo estaba nublado y Becquerel guardó la caja, con sulfato de uranio sobre la placa
fotográfica, en un cajón. A los tres días apareció el Sol: Becquerel podía volver a
exponer al Sol su dispositivo. Pero se le ocurrió, recordando la experiencia previa,
aunque variándola, revelar la placa que había estado tres días a la sombra de su
cajón, antes de exponerla al Sol. Resultó que la placa había sido impresionada por el
sulfato de uranio, sin necesidad del Sol, es decir, resultó que el uranio era, por sí
mismo, radioactivo, sin necesidad de ser excitado por el Sol o por los rayos catódicos.
Los recuerdos de Becquerel no sólo alcanzaron un valor biográfico (cuanto al
funcionamiento de su «memoria episódica»: la caja metida en la sombra, la mesa, &c.)
sino que también desempeñaron una función gnoseológica en el descubrimiento de la
radioactividad. Y es en el contexto de tales funciones como los recuerdos psicológicos
(por ejemplo) pueden comenzar a desempeñar el papel que corresponde a los
autologismos.

9. De las Nueve Figuras Delimitadas en Nuestro Espacio


Gnoseológico.

Sólo cuatro pueden considerarse como aspirantes a una pretensión de


objetividad material segregable del sujeto: son los términos y las relaciones (del
eje sintáctico) así como las esencias y los referenciales (del eje semántico).
Las cinco figuras restantes (operaciones, fenómenos, y las tres pragmáticas:
autologismos, dialogismos y normas) son indisociables de la perspectiva
subjetual. En cualquier caso, la objetividad reclamada por una construcción
científica no tendrá por qué ser entendida como el resultado de un
«transcender más allá del horizonte del sujeto»; basta entenderla como una
«neutralización» o «segregación lógica» de los componentes del sujeto. Unos
componentes que se reconocen, sin embargo, como ineludibles en el proceso
de constitución del cuerpo científico.

La teoría del cierre categorial apela, como única posibilidad abierta para lograr esta
constitución objetiva, a los procesos de construcción cerrada en virtud de los cuales
unos objetos, que mantienen relaciones dadas entre sí, compuestos o divididos con
otros de clases diferentes, puedan llegar a determinar terceros objetos capaces de
mantengan relaciones del mismo género con los objetos a partir de los cuales se
originaron. La construcción se llama «cerrada», por tanto, en sentido similar al que un
álgebra o una aritmética dan a sus operaciones cerradas (la operación aritmética
«5+7» es cerrada en el campo de los numeros naturales porque su resultado es un
término de ese mismo campo, a saber, el «12»; un término recombinable, además, en
este caso, con los anteriores, según operaciones también cerradas en N: «12+5»,
«12+7»). Ahora bien, una operación cerrada (respecto de una única clase dada, tal
como la clase N de los números naturales) aunque pueda dar lugar a «cierres
tecnológicos», no por ello tiene que abrir el paso, por sí misma, a un cierre categorial,
ni, por tanto, desencadenar la construcción de un teorema. Un cierre categorial va
referido a campos cuyos términos están organizados, según hemos dicho, en más de
una clase, y asociados a operaciones diferentes. Por ello un cierre categorial implica
un sistema de operaciones entretejidas: por ejemplo, y aun sin movernos del campo N,
si en este campo determinamos clases de términos n, como puedan serlo la clase de
los números impares y la clase de los números cuadrados, asociados a la serie natural
mediante las operaciones respectivas de adición (n+2) y producto (n´n), podremos ya
establecer teoremas resultantes de determinadas composiciones cerradas entre esas
dos clases de cardinal infinito, por ejemplo, el que establece la identidad sintética entre
la suma de k términos sucesivos de la primera clase y el término k correspondiente de
la segunda. La diferencia entre un cierre operatorio y el cierre de un sistema de
operaciones no estriba en que el primero nos conduzca a identidades analíticas y el
segundo a identidades sintéticas. La relación «7+5=12» no es analítica, por la sencilla
razón de que no existen las identidades analíticas; pero tampoco es sintética, en el
sentido que dio Kant a este concepto, según hemos dicho. La indistinción entre estos
dos tipos de cierre nos llevaría a confundir las proposiciones necesarias y universales
(a priori) que, sin embargo, no son generadoras de teoremas científicos, con las
proposiciones que generan teoremas científicos. La proposición «5+7=12» es
universal a todas las quintuplas, septuplas y docenas que puedan formarse, y es
necesaria. Según esto, las proposiciones sintéticas y a priori pueden ser
unioperatorias —y corresponden a las que algunos llaman analíticas— y pueden ser
multioperatorias. Estas son las que tienen que ver con el cierre categorial. Si sumo un
cuadrado de 3´3=9 cm² con otro de 4+4=16 cm² obtendré un cuadrado de 5´5=25 cm².
La operación es geométricamente cerrada, en el ámbito de la clase de las figuras
cuadradas. Pero este cierre es unioperatorio (analítico), como lo era, en aritmética, la
proposición «7+5=12». Ahora bien, si los cuadrados sumandos y el cuadrado suma se
consideran como términos de clases geométricamente diferentes, definidas en torno a
un contexto determinante (la clase de los catetos de 3 y 4 cms y la clase de las
hipotenusas de 5 cms de los triángulos rectángulos) entonces la construcción nos
pondrá delante de una situación mucho más compleja. Si se logra establecer el cierre
del sistema de las operaciones implicadas, podremos construir la identidad sintética
que conocemos como teorema de Pitágoras.

Una construcción cerrada se llamará categorial en la medida en que, por su


mediación, una multiplicidad de términos materiales (seleccionados entre las
diferentes clases del campo que sean dadas a partir de configuraciones o contextos
determinantes constituidos por tales términos) se concatenen en la forma de un cierto
círculo procesual que ira dibujándose en el campo correspondiente (por ejemplo, un
campo aritmético) y no en otro (por ejemplo, en un campo biológico).

En el campo de referencia se establecen también relaciones precisas y


específicas. Hay que suponer, por tanto, que las categorías no están dadas
previamente a los procesos de construcción cerrada, sino que son precisamente los
procesos de cierre aquellos que, entretejiendo los diversos contextos determinantes,
pueden comenzar a delimitar una categoría material, de la que se irán segregando
otras. Escribo en la pizarra el teorema de Pitágoras, siguiendo la proposición 47 del
libro I de Euclides; me valgo de un lápiz cargado con tinta grasienta, y, con él, dibujo
figuras, líneas auxiliares, letras, hasta «cerrar» la construcción. Por muy refinado que
sea el análisis químico al que pueda someter la tinta de mi lapicero, no por ello podré
pensar que he avanzado ni un milímetro en la demostración geométrica: las relaciones
geométricas demostradas en el teorema de Pitágoras forman parte de una categoría
distinta e irreductible a la categoría en la que se establecen las relaciones químicas.

Cuando el proceso constructivo (objetual y proposicional) va propagándose en


un campo dado de modo cerrado, irá también segregando a todos los contenidos no
formales de ese campo. Estos contenidos quedarán, no ya tanto expulsados, pero sí
marginados del proceso del cierre. La rotación de un triángulo rectángulo sobre uno de
sus catetos, considerada como generadora de una superficie cónica, segregará una
muchedumbre de contenidos (pesos, colores, sabores, sustancias químicas,
velocidades, tiempos¼) que, sin embargo, no podrán ser expulsados del campo
material; aunque tampoco podrán ser incorporados al proceso de construcción
geométrica de la figura. Carece de sentido preguntar: «¿qué color, o qué peso, tendrá
el cono de revolución resultante?», o bien, «¿cuánto tiempo debe invertirse en la
rotación para que ésta configure la superficie cónica?».

La «propagación» de los núcleos de cristalización y el entretejimiento de los mismos,


irá conformando un campo de contenidos cuya concatenación delimitará la inmanencia
característica del campo. Sus límites sólo podrán ser trazados «desde dentro», como
resultado de la misma mutua trabazón de las partes (fuera quedarán las partes no
trabadas). La misma trabazón determinará la escala de los términos-unidades que
efectivamente resulten haber funcionado como tales en el proceso de construcción.
Los términos-unidades no están dados previamente a los procesos de construcción,
pero no por ello, cuando se dibujan, se muestran con un contorno menos acusado. Los
puntos no son términos previamente dados al proceso de construcción geométrica; se
dan, por ejemplo, en el momento de la intersección de las rectas, pero no por ello
dejan de ser términos efectivos de la Geometría. Los elementos químicos no están
dados previamente a los procesos del análisis o de la síntesis química (lo que
previamente estaba dado era, por ejemplo, la «tierra», el «agua», el «fuego» o el
«aire»); pero no por ello, los elementos químicos, que no tienen propiamente
existencia «sustantiva», dejan de ser tales elementos. Es obvio que la «propagación»
de un proceso de cierre depende de la estructura del campo. Será preciso analizar
tales estructuras: los sistemas «holoméricos» ofrecerán virtualidades gnoseológicas
diferentes de los sistemas no holoméricos (un sistema de condensadores asociados
en batería es un sistema holomérico en el cual el todo respecto a su capacidad de
carga es mayor que la de cada una de las partes; un sistema de condensadores
asociados en serie es también un sistema holomérico, si bien la capacidad del todo del
sistema es menor que la suma de las capacidades de las partes).

Los «espacios de inmanencia» que los procesos de construcción cerrada,


objetual y proposicional, van conformando, no pueden tener límites precisos
preestablecidos. No por ello el cierre de los mismos (y la inmanencia que de él resulta)
habrá de ser menos firme. En cualquier caso, el cierre (la inmanencia) de un campo no
es una clausura, sino, por el contrario, la condición para que un campo se nos abra
plenamente, y, a veces, de un modo ilimitado, ante nuestros propósitos
racionalizadores. El cierre químico, el de la Química clásica, representado por la tabla
periódica, excluye cualquier vacua pretensión de proseguir el descubrimiento de
nuevos elementos de modo indefinido. Sabemos que por encima de un determinado
número, que se estima en 173, es imposible encontrar nuevos elementos; pero el
cierre del campo que contiene a los elementos químicos, lejos de constituir una traba
para el desarrollo de la Química, constituye el principio de la soberanía de la misma
Química en su campo. Compuestos químicos nuevos, que ni siquiera se han dado en
la Naturaleza, pueden comenzar a aparecer en la industria. Cierre no es clausura.

Podemos poner en correspondencia los «espacios de inmanencia» delimitados


por un cierre con las categorías, tal como han sido consideradas por la tradición
filosófica, desde Aristóteles. En efecto, la inmanencia del cierre proposicional se
constituye en un acto de predicación, categorein; además, según los tipos de esa
predicación, así los tipos de inmanencia; y también cabría aducir que las propias
categorías, aristotélicas o porfirianas, se mantienen cuanto a sus contenidos, a una
escala similar a la de los «espacios de inmanencia» de que venimos hablando. ¿No
serán suficientes estas precisiones para declarar la conveniencia de considerar a los
cierres de esos «espacios de inmanencia» como cierres constitutivos de categorías,
como cierres categoriales?

Si reconocemos esta suficiencia, el proyecto de coordinación entre las


categorías y las unidades científicas, parece cobrar sentido. La tradición aristotélica
puso en marcha este propósito partiendo de las categorías; sus resultados son
inadmisibles en nuestros días («tantas ciencias como categorías»: si, por ejemplo, se
establecen diez categorías, habría que postular una ciencia de la sustancia o
Metafísica, otra de la cantidad o Matemática, otra de la cualidad, &c.). Pero el proyecto
podría repetirse, aunque en sentido opuesto, es decir, partiendo de la ciencia («tantas
categorías como ciencias»). Las ciencias y no los juicios serían los hilos conductores
capaces de guiarnos en la determinación de los campos categoriales. Hablaremos así
de categorías mecánicas, de categorías químicas, de categorías biológicas. En
cualquier caso las categorías no son internamente homogéneas: un campo categorial
no es un espacio uniforme, sino «arracimado»; será preciso, por tanto, en cada
categoría, reconocer categorías subalternas o subcategorías de diverso rango.

10. Un campo categorial.

Podría compararse a un mar sin orillas en el que fueran formándose


vórtices diferentes (los contextos determinantes, los cierres de teoremas
elementales) que irán propagándose y, por tanto, confluyendo con otros
vórtices, más o menos distantes, que se habrán formado en el mismo medio.

El campo categorial de una ciencia no es, por esto, y según lo que


hemos dicho, uniforme y llano, sino «rugoso», con fracturas, anómalo; sobre
todo, su unidad no puede darse por establecida antes de que tengan lugar los
cursos de construcción y, con ellos, las líneas o principios por los cuales estos
cursos se guían.
Pero los contextos determinantes son armaduras o configuraciones que han de
ser dadas en el campo semántico. Asimismo, los principios pueden atravesar a muy
diversas configuraciones, cubriéndolas a todas ellas. Por ello la mejor manera de
alcanzar perspectivas capaces de envolver, aunque sea oblicuamente, a las
configuraciones dadas en el eje semántico, pasará por el regressus a los ejes
sintáctico y pragmático del espacio gnoseológico (en la medida en que ellos se crucen
con el eje semántico). Distinguiremos, de esta manera, los principios sintácticos
(principios diferenciados en el eje semántico, cuando se le considera desde el eje
sintáctico) de los principios pragmáticos (principios diferenciados, en el eje semántico,
cuando se le considera desde el eje pragmático).

Desde la perspectiva del eje sintáctico, los principios dados en el eje semántico
podrán distinguirse como principios de los términos, principios de las relaciones y
principios de las operaciones.

Los principios de los términos son los mismos términos «primitivos» del campo
en tanto están enclasados y protocolizados. Los «principios de los términos» no son
meramente conceptos o definiciones nominales o símbolos algebraicos, sino los
términos mismos (los reactivos «titulados» de un laboratorio químico, los fenómenos
ópticos analizados y «coordenados» que se registran en el radiotelescopio, en cuanto
principios de la Astronomía). Los principios, en efecto, no tienen por qué presuponerse
como si estuvieran dados de modo previo a la ciencia. Ellos son algo interno y dado en
el campo de la ciencia, in medias res. De este modo el término «principio» alcanzará
un sentido similar al que tiene en Medicina, por ejemplo, donde se habla de un
«principio activo» («el acth es el principio activo de muchos fármacos destinados al
tratamiento de la enfermedad de Addison»); un principio que, por sí sólo, no actuaría ni
podría ser administrado. Un esquema material de identidad, en torno al cual cristalice
un contexto determinante, será también un principio (por ejemplo, la circunferencia
podrá considerarse como un principio de la Geometría).

Los principios de las relaciones podrían coordinarse con los axiomas de


Euclides, y los principios de las operaciones con sus postulados. Habría una cierta
base para reinterpretar con sentido gnoseológico (no meramente epistemológico) la
distinción tradicional entre axiomas y postulados.

Esta concepción gnoseológica de los principios nos permite plantear cuestiones


inabordables o ni siquiera planteadas por otras teorías de la ciencia, como la siguiente:
«¿por qué el sistema de Newton tiene tres axiomas?» Esta cuestión, que está, sin
duda, referida a los principios de las relaciones, podría sustanciarse, una vez fijados
determinados resultados, como cuestión que tiene que ver con el análisis de los
principios de los términos del sistema newtoniano. Supuesto que los términos del
campo de la Mecánica pertenezcan a tres clases L, M, T, serían precisos tres
principios de relaciones para fijar la conexión de los pares {L, M}, {L, T} y {M, T}.

Los postulados serán interpretados, principalmente, como «principios de


cierre». Esto nos permitirá reinterpretar algunos principios (a pesar de que su
formulación pueda sugerir incluso una intencionalidad metafísica) como principios de
cierre. El «principio de Lavoisier», lejos de ser un principio cosmológico,
cuasimetafísico («la materia no se crea ni se destruye»), sería un «principio de cierre»
de la Química clásica («la masa, determinada por la balanza, ha de ser la misma antes
y después de la reacción»).

Desde la perspectiva del eje pragmático habrá que distinguir principios que,
aun proyectados en el eje semántico, puedan decirse principios de los autologismos
(en cada categoría), principios de los dialogismos y principios normativos. Por ejemplo,
la sustituibilidad entre los sujetos operatorios (sustituibilidad que tiene definiciones
diferentes en Física, en Biología o en Ciencias Históricas), es un principio dialógico;
los principios de la Lógica formal (no contradicción, tercio excluido, &c.), que también
hay que aplicar a cada categoría (por ejemplo, el principio lógico «dos cosas iguales a
una tercera son iguales entre sí», en el campo termodinámico, cuando se aplica a las
temperaturas, equivale a la definición del termómetro), serían principios pragmáticos
normativos.

Modos De Las Ciencias.

El criterio para establecer los modos gnoseológicos interpretados como vías


hacia la construcción de configuraciones objetivas lo tomamos del eje sintáctico. Pues
lo que aquí hay que tener en cuenta son las maneras de operar con los términos y las
relaciones dadas en los campos objetivos; o, lo que es equivalente, lo que hay que
tener en cuenta son los tipos diversos de functores. Distinguiremos, generalizando una
sugerencia de Curry, los siguientes cuatro tipos de functores: functores predicativos
(los que forman predicados o relaciones a partir de términos, algebraicamente, por
ejemplo: '<' en 'a<b'); functores nominativos (forman términos a partir de términos, por
ejemplo '+', puesto que aplicado a 'a','b' obtenemos 'a+b'); functores conectivos (que
forman relaciones a partir de relaciones, por ejemplo 'a<b Ù b<c ® a<c') y functores
determinativos (forman términos a partir de predicados, por ejemplo 'i´P(x)'). Tomando
como hilo conductor estos diversos tipos de functores distinguiremos los siguientes
modos gnoseológicos:
(1).- Modelos (Correspondientes a los Functores Predicativos).

Los modelos son «configuraciones» o «armaduras» que establecen


relaciones definidas con términos del campo gnoseológico. Un contexto
determinante puede considerarse como un modelo cuando sea fértil para
determinar identidades sintéticas.

Utilizando la distinción entre relaciones isológicas y heterológicas, por


un lado, y entre términos distributivos y atributivos, por otro, podríamos
establecer la siguiente taxonomía de modelos:

(a).- Metros (modelos isológicos atributivos):

El sistema solar, será modelo-metro de planetas respecto


satélites suyos o de otras galaxias; la familia romana de la época de la
República es metro de la familia cristiana.

(b).- Paradigmas (modelos isológicos distributivos):

La tangente a la curva sería paradigma de la velocidad de un


móvil; las superficies jabonosas son paradigmas de ciertos fenómenos
de difracción de ondas de luz o de sonido.

(c).- Prototipos (modelos heterológico atributivos):

La vértebra tipo de Oken es prototipo del cráneo de los


vertebrados.

(d).- Canones (modelos heterológico distributivos):

La fórmula de MacLaurin es canon de las funciones polinómicas;


el gas perfecto es modelo canónico de gases empíricos.

(2).- Clasificaciones (Correspondientes a los Functores


Determinativos).
Las clasificaciones se entenderán como procedimientos que, a partir de relaciones
dadas, establecen otros términos, simples o complejos, dentro del sistema. La
construcción puede ser descendente (del todo a las partes) o ascendente (de las
partes al todo); las totalidades pueden ser distributivas (diairológicas: el concepto
estoico de diairesis, traducido al latín por divisio iba referido a las totalidades
distributivas) o atributivas (nematológicas; a estas totalidades iba sin duda referido el
concepto estoico de merismos, traducido al latín por partitio). Del cruce de estas
opciones resultará la siguiente taxonomía de los modos de clasificación:

(a).- Taxonomías (Clasificaciones Descendentes


Distributivas):

Por ejemplo, la clasificación de los poliedros regulares; la


clasificación caracterológica de Heysmann.

(b).- Tipologías (Clasificaciones Ascendentes Distributivas):

Por ejemplo, la tipología de biotipos de Kretschmer.

(c).- Desmembramientos o Descomposiciones


(Clasificaciones Descendentes Atributivas):

Por ejemplo las «cortaduras» de Dedekind.

(d).- Agrupamientos (Clasificaciones Ascendentes


Atributivas):

Por ejemplo, la clasificación de las áreas terrestres en cinco


continentes, o la clasificación de los vivientes en cinco reinos. El
concepto de «agrupamiento» puede considerarse como explícitamente
incorporado a la metodología estadística, a través de la técnica del
cluster.

(3).- Definiciones (Correspondientes a los Functores Nominativos).


Son procedimientos que forman términos a partir de términos, sea por
vía genética (los conceptos de secciones cónicas), sea por vía estructural (la
ecuación de las cónicas).

(4).- Demostraciones (Correspondientes a los Functores


Conectivos).

Las cadenas hipotético-deductivas pueden ser modos gnoseológicos si


son fértiles (por ejemplo, apagógicamente), para establecer identidades.

Una ciencia se desenvuelve por medio de un entretejimiento de los diversos modos


gnoseológicos: la Biología, por ejemplo, utiliza modelos y demostraciones, pero
también definiciones y clasificaciones. Una ciencia, históricamente dada, podría
entenderse como un conjunto de definiciones, paradigmas, modelos y demostraciones
entretejidos. Sin embargo, es interesante suscitar la cuestión de la posibilidad de
diferenciar las ciencias según su mayor o menor propensión a utilizar alguno de los
cuatro modos. Así mismo, podríamos tomar la taxonomía propuesta de los modos
como criterio para obtener una clasificación de las diversas teorías de la ciencia.
Según Leibniz, las ciencias tenderían a resolverse, sobre todo, en definiciones; en la
tradición de Espeusipo y otros platónicos, las ciencias, sobre todo las ciencias
naturales, se acogerían preferentemente al modo de la clasificación, de la taxonomía
(de la «sistemática»); algunos conciben a las ciencias, o al menos a algunas ciencias,
como «ciencias de modelos» (Papandreu concebía la Economía política como ciencia
de modelos); y, por último, la tradición aristotélica, que llega a Stuart Mill, ve la ciencia,
sobre todo, como una «cadena de demostraciones».

11.- El Cuerpo de una Ciencia Se Nos Ofrece Como Un Complejo


Polimorfo.

Como un superorganismo compuesto de partes y procesos muy heterogéneos


que van engranando los unos a los otros «por encima de la voluntad» de sus agentes,
los sujetos operatorios. El cuerpo de una ciencia podría compararse también a un
entretejimiento de mallas diversas, con hilos sueltos y con nudos flojos.

Pero todo se disgregaría si, de vez en cuando, los hilos de la trama no se


anudasen con los de la urdimbre por el vínculo cerrado por la identidad sintética en la
que consiste una verdad científica. Ella confiere a la ciencia su auténtica forma. Una
ciencia que no pudiese ofrecer verdades propias es decir, identidades sintéticas
sistemáticas dejaría de ser una ciencia. También es cierto que la identidad sintética no
siempre alcanza el mismo grado de plenitud: hablamos de «franjas de verdad», de
grados de firmeza de los vínculos anudados por una identidad sintética.

Es en virtud de la doctrina de la verdad como identidad sintética por lo que la


teoría del cierre categorial se opone a las otras tres familias de teorías de la ciencia:
descripcionismo, teoreticismo y adecuacionismo. La mejor manera (por no decir la
única) de determinar con alguna precisión estas diferencias es contrastarlas en
situaciones o en procesos concretos (matemáticos, termodinámicos, químicos¼),
tratando de establecer las diferencias de análisis y de interpretación que las diversas
teorías de la ciencia pueden ofrecer de estos mismos procesos o situaciones. En este
lugar nos limitaremos a reproducir la exposición comparativa ofrecida en otro lugar
(TCC 1:164-172) de los análisis que las diferentes teorías de la ciencia que venimos
considerando podrían instituir en torno a un teorema geométrico muy sencillo, el
teorema según el cual el área S de un círculo de radio r se expresa por el producto pr²
(si insistimos en el análisis de este teorema geométrico —en lugar de ofrecer el
análisis comparativo de algún teorema físico o biológico— es debido a la claridad del
análisis comparativo que propicia el teorema geométrico de referencia y, no en menor
proporción, a la brevedad de la exposición de los análisis comparativos que el mismo
teorema permite)

¿Cómo se interpretaría la verdad S=pr² desde una perspectiva gnoseológica


descripcionista? El descripcionismo, si es coherente, interpretará esta fórmula como
una descripción aproximada de las medidas tomadas en círculos empíricos,
fenoménicos («redondeles»); las pruebas de esta verdad serán interpretadas como
meros artificios simbólicos para reexponer o condensar esas medidas empíricas.
Ahora bien: a nuestro entender, la interpretación descripcionista de la verdad S=pr² es
gratuita, y ella confunde los contextos de descubrimiento y los contextos de
justificación. Más aún: es un apriorismo aplicar al caso la idea de «descripción»,
porque propiamente habría que decir que ni siquiera cabe medir en el caso que nos
ocupa. Medir aquí equivaldría a superponer cuadrados-unidad en la superficie circular,
y ello nos llevaría a enfrentarnos con el problema de la cuadratura del círculo. No
podemos medir con números racionales el número irracional p. El descripcionismo
encubre, en realidad, la estructura de la identidad que constituye la verdad de la
relación S=pr².

El teoreticismo, por su parte, se esforzará desesperadamente por disociar la


fórmula S=pr² y su predicado modular («verdadera»). A este efecto, dejará de
interpretar la fórmula como proposición, y la conceptuará como función proposicional
(que no es propiamente ni verdadera, ni falsa). Para el teoreticismo (y, en este punto,
a nuestro juicio, el teoreticismo constituye un análisis más profundo que el que pudo
ofrecernos el descripcionismo), la fórmula es una construcción; pero, por sí misma,
esta construcción no es ni verdadera ni falsa, sino que, como función proposicional,
habrá que decir que es una regla para formar proposiciones. Por tanto, la verdad, a lo
sumo, aparecerá conforme la regla se aplica a cada caso; propiamente nunca se
verifica, si se estrechan los márgenes de error admisible. Ahora bien, sin duda, la
interpretación teoreticista de la verdad de esta fórmula es muy elegante. Ella se basa,
al revés que el descripcionismo, en desconectar la fórmula de su origen,
considerándola, en sí misma, vacía.

El teoreticismo postula que la verdad de esta fórmula no es empírica; aquí, es


preciso darle la razón. En efecto, la demostración de esta verdad se desenvuelve en
una teoría que incluye operaciones muy heterogéneas. Pero, ¿no es excesivo negar
las verdad al teorema, precisamente en el estado de abstracción en que se nos
presenta? El recurso de interpretar S=pr² como una definición, en la que '=' signifique
que 'S' es sustituible por 'pr²', sólo tiene validez en el contexto técnico del cálculo, pero
no agota la relación; como veremos, lo que llamaremos St es distinto de Sb; por tanto
el signo '=' no es analítico, como puede demostrarse simplemente teniendo en cuenta,
que '=' ni siquiera expresa una igualdad, sino una adigualdad; 'S' no sustituye a 'pr²',
sino que, cuando tenemos en cuenta la génesis de la fórmula, denota directamente el
círculo.

El adecuacionismo se basa en disociar (o desdoblar) la realidad a la que se


refiere el teorema en estos dos planos: el que contiene al «círculo algebraico» y el que
contiene al «círculo gráfico». A continuación, el adecuacionismo establecerá una
relación de correspondencia isológica entre ambos. ¿Hasta qué punto no es ilusoria
esa tal correspondencia? Pues el adecuacionismo deja de lado la circunstancia de que
la fórmula algebraica procede del propio círculo gráfico y que no cabe desconectarla
de los círculos fenoménicos, a partir de los cuales se establece. Considerada al
margen de su génesis, la verdad de la fórmula deja de ser científica (aunque pueda
tener la utilidad de una regla). La cientificidad de la fórmula reside en su construcción.
El «desdoblamiento» que el adecuacionismo promueve, le obligaría a dar nombres a la
fórmula, introduciendo un metalenguaje (S'=p'r'²') y postulando a continuación la
identidad entre esa fórmula metalingüística y la fórmula geométrica S=pr². Podría
decirse que hay adecuación en la medida en que hay dos lenguajes «isomorfos». Sólo
que la verdad geométrica que analizamos no cabe en los límites determinados por una
adecuación entre los dos lenguajes; la verdad se refiere intencionalmente al mismo
círculo. (En otra versión, el adecuacionismo dirá, que pr² es una «proposición en sí», o
una «verdad en sí», en el sentido de Bolzano; y que si las construcciones algebraicas
y empíricas coinciden ello será debido a que coinciden con la «proposición en sí». No
podemos entrar aquí en la crítica de esta versión del adecuacionismo, a la que, por
otra parte, consideramos como una proposición metafísica o, acaso simplemente,
como una petición de principio.)

Desde el punto de vista de la concepción de la verdad que hemos expuesto, la


verdad de la fórmula S=pr² se nos manifiesta, desde luego, como una identidad
sintética. La identidad sintética aquí no se establece entre dos términos, como si fuese
una relación binaria, ni se expresa en una proposición aislada (en un juicio, del estilo
7+5=12), sino en un teorema. Un teorema es un sistema complejo que consta
obligadamente, no sólo de n proposiciones, sino de múltiples estratos sintácticos,
semánticos y pragmáticos. Por ejemplo, S=pr², incluye términos, operaciones y
relaciones; también hay fenómenos el «redondel», referencias fisicalistas, esencias o
estructuras pasos al límite, incrementos diferenciales, y, desde luego, autologismos
(que aquí actúan de un modo muy notorio), dialogismos (como lo muestra la propia
historia de este teorema) y normas. Advertimos aquí cómo la identidad sintética se
establece en una relación que brota «transversalmente» de cursos operatorios
confluyentes. Las confluencias resultantes de estos cursos no pueden ser abstraídas,
ni proyectadas sobre la «realidad»; constituyen más bien el momento dinámico
(genético) de la construcción en cuyo seno brotará la estructura objetiva, desde la cual
las operaciones pueden considerarse neutralizadas.

 Los cursos operatorios que conducen al teorema S=pr² son muy


diversos. Consideraremos los dos siguientes, cuyo carácter, no
por elemental, deja de ser menos fundamental. Ambos cursos se
basan en una descomposición-recomposición homeomérica u
holomérica del círculo, cuyo análisis (central para la teoría del
cierre categorial) lo diferimos para el Tomo 8, en el que nos
ocuparemos de la identidad sintética y de las virtualidades de los
sistemas holoméricos para la desarrollo de identidades
sintéticas.

Curso I:

Parte de la descomposición (homeomérica) de S en triángulos isósceles


inscritos (de área a´b/2), que tienden a convertirse en radios de la
circunferencia, al disminuir su base; el perímetro suma de esos polígonos
tenderá a la circunferencia 2pr, al mismo tiempo que las apotemas a tienden al
radio r. La construcción es genuinamente dialéctica: comienza agregando
desde fuera al círculo un conjunto de polígonos, que, al final, habrán de ser
eliminados. Pero la construcción nos llevará a un resultado, al producto pr², que
procede de esas transformaciones de los polígonos inscritos: (a
´b/2)n=(an/2)r=(2p/2)r=pr², al alcanzar sus límites.

Curso II:

Partimos ahora de la descomposición (holomérica) del círculo S (de cualquier


círculo, lo que plantea problemas especiales relativos a la identidad isológica
esencial entre los diversos círculos) en bandas (coronas) desarrolladas en
rectángulos de base 2pr y altura dr. Estas bandas, en su límite, tienen la figura
del rectángulo y el círculo se nos dará ahora como el límite de una figura
compuesta de rectángulos. En efecto, el área de cada banda podrá expresarse,
según el área del rectángulo, por la fórmula 2pr.dr; por lo que, a medida que
estas «bandas» van creciendo hasta el radio máximo R, que atribuimos al
círculo de partida, su área total será el límite de la suma o integral ò0R 2p rdr =
2p(r²/2)=pr².

Cada uno de los cursos, conduce pues, en resolución, a la misma S=pr². Cada
uno de los cursos establece ya una identidad sintética entre S y pr². Sintética, porque a
partir del círculo S (que incluye necesariamente un contenido fenoménico), no se
deriva analíticamente pr² (es precisa una descomposición «extrínseca» en figuras
auxiliares, con las cuales formaremos después triángulos o bandas). Teniendo esto en
cuenta se hace necesario, para el análisis, determinar la fórmula de este modo: S=tpr²
(o bien St=pr²) y S=bpr² (o bien Sb=pr²), significando, respectivamente: S es igual
«triangularmente» a pr², y S es igual «en bandas» a pr². Por consiguiente, la expresión
más exacta de las relaciones obtenidas sería la siguiente: (St=pr²) & (Sb=pr²) (St=Sb).
Para llegar a esta fórmula, ha sido necesario sumar tanto los triángulos como las
bandas; después ha sido preciso pasar al límite, reduciendo los triángulos a una base
cada vez más pequeña, y, correspondientemente, haciendo lo mismo con las bandas.
Hay una síntesis, aunque no sea más que porque pasamos de longitudes, o de
relaciones de longitudes (r, p), a áreas.

En cada curso que conduce a S=pr² hay, por tanto, una confluencia operatoria
múltiple. Por ejemplo, en el curso I, las operaciones de disminuir las bases de los
triángulos, de identificar estas bases mínimas con los puntos de la circunferencia y el
perímetro del polígono con 2pr; confluyen sintéticamente (a través de autologismos
respectivos) con la identificación de la apotema y del radio; en el conjunto de estas
operaciones aparece la composición de 2pr/2 y r, y, por cancelación algebraica, pr²
(sintetizado autológicamente con la denotación de S). Adviértase que al suponer a S
dado en un plano fenoménico y fisicalista, la construcción del teorema (tanto en el
curso I como en el curso II) no es meramente «ideal»; debe ser remitida a un contexto
empírico (Proclo diría: existencial), que comporta, de modo más o menos explícito, la
verificación de los números, es decir, el ajuste numérico de las medidas de las áreas
de diversos círculos. No se trata, por tanto, de que estemos ante una fórmula ideal a
priori de un modelo puro esencial, ulteriormente aplicable a materiales empíricos.
Admitirlo así, equivaldría a desconectarnos gratuitamente del proceso constructivo-
demostrativo, ateniéndonos a la fórmula como una mera regla. La fórmula sólo
funciona sobre materiales empíricos, sobre «redondeles» descompuestos y se
extiende de unos a otros por recurrencia. De manera que ni cabrá hablar de una
«sorpresa» en cada caso que realiza la fórmula (como si pudiera no verificarla) cada
caso no pertenece a otro mundo «real», distinto del supuesto mundo ideal apriorístico,
sino que pertenece al mismo mundo, ni tampoco cabe hablar de una monótona
repetición que nada añade a la verdad ya establecida.

Por de pronto, cada caso implica eliminación de los componentes distintos a


partir de los cuales puede configurarse el material fenoménico (color, composición
química, lugar; también, longitud de los círculos, y, sobre todo, estado de inserción del
círculo en esferas, planos o cualesquiera otras figuras geométricas); esto nos permite
reconocer cómo la «propagación» de una misma estructura geométrica a través de la
diversidad de situaciones y materiales, constituye un incesante motivo de novedad,
resultante de la reiteración misma.

Ahora bien, la confluencia, en la misma fórmula pr², de los dos cursos


operatorios también debe considerarse como fuente decisiva de la identidad sintética
que establece este teorema. Es cierto que no puede decirse que la verdad de pr² haya
que referirla únicamente a la identidad o confluencia de los dos cursos operatorios que
llevan a la fórmula. Tampoco puede decirse que cada curso sea autónomo y que su
confluencia con el otro no añada nada en cuanto a certeza (o convictio), que sí le
añade; lo importante es que la confluencia añade, sobre todo, contenido (cognitio). No
puede decirse, en resumen, que esa confluencia sea irrelevante, porque cada curso no
añade ninguna evidencia al otro curso, como si fuera suficiente cada uno por sí sólo.
Solamente desde la perspectiva de Dios Padre, de su «Ciencia de simple inteligencia»
(para la cual todas las verdades son analíticas), puede afirmarse que «es natural» que
St dé el mismo resultado que Sb, puesto que se trata del mismo círculo. Con
semejante afirmación, incurriríamos en flagrante petición de principio. Sólo podría
afirmar esta «naturalidad» quien hubiera conocido la relación pr² antes de triangular el
círculo o de descomponerlo en bandas, y hubiera formado los círculos a partir de esa
relación.

Pero el proceso efectivo es el inverso: es porque St conduce a pr² y porque Sb


(por caminos totalmente independientes) conduce a pr² por lo que podemos poner
StÏSb. Lo que habría que reconocer es que, por decirlo así, no tendría a priori por qué
ocurrir que el área S, a la que se llega por triangulación, fuese la misma que el área S
a la que se llega por segmentación en bandas. No tendrían en principio por qué ajustar
los resultados de esos cursos, si tenemos en cuenta sólo el hecho de que cada uno de
ellos constituye un completo artificio, requiere operaciones de paso al límite llevadas a
cabo por vías totalmente independientes. Por tanto, si se identifican St y Sb, en S,
habrá que admitir que ello se debe a su identidad en la fórmula pr². Esta es la razón
por la cual establecemos que StÏSb, pero no puede decirse que, por ser (ordo essendi)
éstas idénticas, es «natural» que ambos cursos operatorios hayan de conducir (ordo
cognoscendi) al mismo resultado.

En todo caso, será la confluencia de estos dos cursos lo que permite


neutralizar las operaciones respectivas (de triangulación y de bandas), es decir, la
segregación de la estructura respecto de sus génesis, cuyos cursos tienen tan
diversas trayectorias. En efecto: si consideramos cada curso por separado, por
ejemplo, el curso I, habremos de decir que el área pr² de S sólo se nos muestra como
verdadera (la identidad St=pr²) a través del polígono que va transformándose en otro,
y este en un tercero¼, disminuyendo la longitud de sus lados. Esto equivale a decir
que la identidad S=pr² se establece en función de esos polígonos que multiplican
(operatoriamente) sus lados, de esas apotemas que tienden al radio (confluyendo los
resultados de estas operaciones con los resultados de las otras aplicadas a los lados).
Siempre habría que dar un margen de incertidumbre a la relación St=Sb. En efecto,
aunque el área S esté dada en función de los triángulos que se transforman los unos
en los otros no está determinada por ellos. Habría que sospechar que la relación
St=S=pr² pudiera no ser una identidad por sí misma, sino «sesgada» por la
triangulación. Podría pensarse que no fuera siquiera conmensurable la triangulación
con S, y que la fórmula pr² fuese una aproximación de pr² a S, pero no S mismo. En
cualquier caso, S sólo se nos hace aquí idéntico a pr² por la mediación del curso de la
triangulación, y sin que pueda eliminarse propiamente este curso. El «paso al límite»
no es un «salto» que pueda dejar atrás (salvo psicológicamente), a los pasos
precedentes.

Pero cuando los dos cursos I y II confluyen en una misma estructura (S=pr²),
entonces es cuando es posible neutralizar (o segregar) cada curso, desde el otro. La
neutralización será tanto más enérgica cuando ocurra, como ocurre aquí, que los
cursos son, desde el punto de vista algorítmico, totalmente distintos; que las mismas
cifras que aparecen como las «mismas» (esencialmente) en el resultado (por ejemplo,
el 2 de pr² y el 2 de 2p, que se cancela por otra mención de 2) proceden de fuentes
totalmente distintas: en el curso I, pr² toma el 2 exponente de la repetición de r en
2pr.r, es decir, de la circunstancia de que r aparece en la fórmula 2pr (límite del
polígono) como límite de la apotema a; pero en el curso II, pr² toma el 2 exponente del
algoritmo general de integración de funciones exponenciales x_ para el caso n=1.

Asimismo, en el curso I, la cancelación de 2 (en el contexto 2p) se produce a partir del


'2' procedente de la formulación del área del triángulo como mitad de un rectángulo,
pero en el curso II, el '2' cancelado procede del algoritmo de integración de x_ para
n=1 (es decir x²/2).

Lo asombroso, por tanto, es la coincidencia de procedimientos algorítmicos tan


completamente diversos; asombro que no puede ser declinado ni siquiera alegando de
nuevo la consideración de que el círculo es el mismo (al menos esencialmente).
¿Acaso ese mismo círculo ha sido descompuesto de modos totalmente distintos y
reconstruido por vías no menos diferentes? Cada una de ellas nos conduce a una
adigualdad; adigualdad que, por tanto, no puede considerarse como reducible a la
adigualdad obtenida en el otro curso. Cada una de estas adigualdades diremos nos
manifiesta una franja de verdad, y la confluencia de ambas franjas tiene como efecto
dar más amplitud o espesor a la franja de verdad correspondiente. Como quiera que
hay que registrar dos identidades de primer orden (St=pr² y Sb=pr²), y otra de segundo
orden (St=Sb), habrá también que registrar tres sinexiones, a saber: la sinexión (S,St),
la sinexión (S,Sb), y la sinexión (St,Sb). Si hablamos de sinexiones es porque el
círculo S y los triángulos (o bandas) en los que se descompone son, en cierto modo,
exteriores, al propio círculo; pero no por ello dejan de estar necesariamente unidos a
el. Una unión que sólo resulta ser necesaria precisamente cuando haya quedado
establecida la identidad sintética. Sólo porque S es a la vez St y Sb, puede decirse que
hay conexión necesaria entre ellos.

12. El Cierre Categorial de una Ciencia que se va Estableciendo


Mediante las Identidades Sintéticas que Anudan; Con diversos grados de
fortaleza, hilos muy heterogéneos del campo gnoseológico, determina la
neutralización de las operaciones (de los sujetos operatorios).

Ahora bien:
Las operaciones por medio de las cuales tiene lugar la construcción científica
no ocupan en todos los casos el mismo lugar en esta construcción y las
diferencias que puedan ser definidas habrán de poder constituirse en los más
genuinos criterios de clasificación de las ciencias mismas y, lo que es
igualmente importante, de los estados gnoseológicos por los cuales puede
pasar una ciencia determinada. Una clasificación de las ciencias fundada en
estos criterios sería una clasificación interna porque atendería a la misma
cientificidad o, si se prefiere, a los «grados de cientificidad» de los cuales las
ciencias serían susceptibles. Esta clasificación dejaría de lado, por
consiguiente, aunque sin ignorarlas, a clasificaciones fundadas en otros
criterios (por ejemplo, la clasificación de las ciencias en «ciencias
demostrativas» y «ciencias taxonómicas», o bien, la clasificación en «ciencias
formales» y «ciencias reales»).

Aplicando el criterio de los grados o modulaciones de la cientificidad tal como se


expone en la teoría del cierre categorial podemos anticipar que la clasificación más
profunda de las ciencias que desde la teoría del cierre categorial se dibuja es la que
pone a un lado las ciencias humanas y etológicas (redefinidas de un modo sui generis)
y a otro las «ciencias no humanas y no etológicas».

Las operaciones, como hemos dicho, son siempre apotéticas (separar/aproximar), lo


que no implica que las relaciones apotéticas sean siempre resultados operatorios en
un sentido gnoseológico (aun cuando siempre cabe citar alguna operación o
preoperación de aproximación o alejamiento, cuando se constituyen los objetos a
distancia propios del mundo humano e incluso del de los animales superiores).
Resultaría de lo anterior que la neutralización o eliminación de las operaciones tiene
mucho que ver con la eliminación de los fenómenos y con la transformación de las
relaciones apotéticas y fenoménicas en relaciones de contigüidad. Tendremos también
en cuenta que las causas finales (en su sentido estricto de causas prolépticas) son
apotéticas; pero las operaciones sólo tienen sentido en un ámbito proléptico, puesto
que no hay operaciones al margen de una estrategia teleológica (el matemático que
eleva al cuadrado dos miembros de una ecuación para eliminar los monomios
negativos, sigue una «estrategia» y sólo desde ella cabe hablar de operación
matemática). Advertiremos que, desde estas premisas, cabe entender la eliminación
de las causas finales y la de la acción a distancia en la ciencia moderna como
resultados de un mismo principio.

En este punto es donde se hace preciso distinguir dos situaciones, en general muy
bien definidas, dentro de los campos semánticos característicos de cada ciencia.
 Situación primera (a):

La situación de aquellas ciencias en cuyos campos no


aparezca formalmente, entre sus términos, simples o
compuestos, el sujeto gnoseológico (S.G.); o, también, un
análogo suyo riguroso, pongamos por caso, un animal
dotado de la capacidad operatoria (Sultan, de Köhler,
«resolviendo problemas» mediante composiciones y
separaciones de cañas de bambú).

 Situación segunda (b):

La situación de aquellas ciencias en cuyos campos


aparezcan (entre sus términos) los sujetos gnoseológicos
o análogos suyos rigurosos.

La situación primera corresponde, desde luego, a las ciencias físicas, a la


Química, a la Biología molecular (no es tan fácil decidir cuando hablemos de la
Etología, como ciencia natural). La situación segunda parece, por su parte, mucho
más próxima a la que corresponde a las ciencias humanas. Sobre todo, si tenemos
presentes algunas de las definiciones más comunes de estas ciencias: «las ciencias
humanas son las que se ocupan del hombre», «las ciencias humanas son aquellas en
las cuales el sujeto se hace objeto». No queremos «incurrir» de nuevo en estas
fórmulas que, aunque muy expresivas en el terreno denotativo, carecen de todo rigor
conceptual. Se trata de redefinirlas gnoseológicamente, si ello es posible.

Y, en efecto, así es. «Las ciencias humanas son aquellas que se ocupan del hombre».
La dificultad de esta definición puede cifrarse en que ella no reconoce la necesidad de
mostrar precisamente que «hombre» tiene significado gnoseológico. Desde la teoría
del cierre categorial, podríamos ensayar la sustitución de «hombre» por S.G. Porque
S.G. es, desde luego, humano (según algunos, lo único que es verdaderamente
humano). De este modo la fórmula considerada («las ciencias humanas son aquellas
que se ocupan del hombre») puede recuperar un alcance gnoseológico, ya que nos
pone delante de un caso particular sin duda lleno de significado gnoseológico. «En las
ciencias humanas, el sujeto se hace objeto»: también habrá que probar que esta
circunstancia gnoseológica tiene significado gnoseológico (Piaget, por ejemplo, desde
su teoría de la ciencia, no ve dificultades especiales en el hecho de que los «sujetos»
figuren, en su momento, como «objetos» de las ciencias psicológicas o sociales). Pero
cuando (desde la teoría del cierre categorial) el sujeto es el sujeto gnoseológico,
reconocer la posibilidad de aparecer (reflexivamente) el sujeto entre los términos del
campo, entre los objetos, es tanto como reconocer que el sujeto aparece, no como un
objeto más, sino, principalmente, como un sujeto operatorio (como una operación, o,
por lo menos, como un término que opera, que liga apotéticamente otros términos del
campo). Lo que equivale a decir: que actúa como un científico. Y esta peculiaridad ya
tiene indudable pertinencia gnoseológica, y aun de muy críticos efectos. ¿No
habíamos hablado del proceso de neutralización (o eliminación) de las operaciones
como del mecanismo regular del cierre categorial en el proceso de construcción de las
identidades sintéticas?

La demostración de que la distinción entre «ciencias naturales» y «ciencias humanas»,


a partir del criterio de distinción entre situaciones a y ß, tiene un significado
gnoseológico, puede llevarse a cabo (desde la teoría del cierre categorial) del modo
más inmediato posible, a saber: mostrando que la situación ß no sólo afecta a un
conjunto de ciencias que se relacionan con ella, separándose de las demás (las que
no se relacionan) por algún rasgo gnoseológico más o menos importante (lo que ya
sería suficiente), sino que las afecta por razón misma de su cientificidad. Es la
cientificidad misma de las ciencias asociadas a la situación ß (es decir, las «ciencias
humanas») aquello que queda comprometido. Y, si esto es así, habremos probado que
el criterio es gnoseológicamente significativo y que el concepto de ciencias humanas
resultante es verdaderamente gnoseológico (sin perjuicio de que este criterio pueda
alcanzar una virtualidad ella misma crítica respecto del concepto de ciencias
humanas).

En efecto, las ciencias humanas, así definidas, es decir, aquellas ciencias que se
incluyen en una situación ß, podrían considerarse, desde luego, humanas, en virtud de
su concepto. Ahora bien, la teoría del cierre categorial prescribe la neutralización de
las operaciones (del sujeto operatorio, S.G.). La neutralización de las operaciones en
la situación de las ciencias humanas comportaría en principio su elevación al rango de
cientificidad más alto. Pero con esta elevación, simultáneamente, se perdería su
condición de ciencia humana, según lo definido.

Algunos dirán, que, por tanto, lo que procede es eliminar simplemente, la posibilidad
del concepto de ciencia humana así definido (a la manera como también se han
eliminado, por mitológicas, las operaciones del campo de la Física). Pero la conclusión
pediría el principio. Porque mientras en las ciencias naturales y formales las
operaciones son exteriores, no sólo a la verdad objetiva, sino también al campo, en las
ciencias humanas las operaciones no son externas a ese campo; por ello, la verdad
de, al menos, una gran porción de proposiciones científicas de las ciencias humanas
puede ser una verdad de tipo tarskiano (lo que no ocurre en las ciencias naturales). Y,
por ello también, la presencia de operaciones en las ciencias humanas, en sus
campos, lejos de constituir un acontecimiento precientífico o extracientífico, constituye
un episodio intracientífico que, desde la teoría del cierre, puede formularse con
precisión como, al menos, un acontecimiento propio del sector fenomenológico del
campo científico. Pues, por lo menos, las operaciones son fenómenos de los campos
etológicos y humanos: es preciso partir de ellos y volver a ellos. Esta consideración
nos permite, a su vez, introducir, en la estructura interna gnoseológica de las ciencias
humanas, así definidas, dos tendencias opuestas, por aplicación del mismo principio
gnoseológico general (que prescribe el regressus de los fenómenos a las esencias y el
progressus de las esencias a los fenómenos) al caso particular en el que los
fenómenos son operaciones.

Con estas premisas, estaríamos en condiciones de introducir nuevos conceptos


gnoseológicos, a saber, los conceptos de metodología a y metodología ß de las
ciencias humanas (inicialmente) y, en una segunda fase, de metodologías-a de las
ciencias en general. No debe confundirse esta distinción con la distinción entre
situaciones a y ß que le sirve de base; y que, en todo caso, se reduce a un criterio de
clasificación dicotómica (dado que puede aplicarse, no tanto globalmente a las
«ciencias átomas», sino también parcialmente, a estados, fases o doctrinas especiales
de alguna ciencia humana).

Entendemos por metodologías ß-operatorias aquellos procedimientos de las ciencias


humanas en los cuales esas ciencias consideran como presente en sus campos al
sujeto operatorio (en general, a S.G., con lo que ello implica: relaciones apotéticas,
fenómenos ciencia «émica» causas finales, &c.). Metodología, en todo caso,
imprescindible por cuanto es a su través como las ciencias humanas acumulan los
campos de fenómenos que les son propios.

Entendemos por metodologías a-operatorias aquellos procedimientos, que atribuimos


a las ciencias humanas (es decir: que podemos atribuirles como un caso particular del
proceso general de neutralización de las operaciones) en virtud de las cuales son
eliminadas o neutralizadas las operaciones iniciales, a efectos de llevar a cabo
conexiones entre sus términos al margen de los nexos operatorios (apotéticos)
originarios. Estas metodologías a también corresponderán, por tanto, a las ciencias
humanas, en virtud de un proceso genético interno. Estamos claramente ante una
consecuencia dialéctica. Ulteriormente, por analogía, llamaremos metodologías a a
aquellos procedimientos de las ciencias naturales que ni siquiera pueden considerarse
como derivados de la neutralización de metodologías ß previas. Incidentalmente hay
casos el demiurgo astronómico.
– Por ejemplo que más bien sugieren una simetría o paralelismo, al
menos parcial, entre ambos géneros de ciencias y, con ello, la
pertinencia de nuestros conceptos.

La dialéctica propia de las metodologías a y ß así definidas puede formularse


sintéticamente de este modo:

Las Ciencias Humanas, en tanto parten de campos de fenómenos humanos (y, en


general, etológicos), comenzarán necesariamente por medio de construcciones ß-
operatorias; pero en estas fases suyas, no podrán alcanzar el estado de plenitud
científica. Este requiere la neutralización de las operaciones y la elevación de los
fenómenos al orden esencial. Pero este proceder, según una característica genérica a
toda ciencia, culmina, en su límite, en el desprendimiento de los fenómenos
(operatorios, según lo dicho) por los cuales se especifican como «humanas».

En consecuencia, al incluirse en la situación general que llamamos a, alcanzarán su


plenitud genérica de ciencias, a la vez que perderán su condición específica de
humanas. Por último, en virtud del mecanismo gnoseológico general del progressus
(en el sentido de la «vuelta a los fenómenos»), al que han de acogerse estas
construcciones científicas, en situación a, al volver a los fenómenos, recuperarán su
condición (protocientífica y, en la hipótesis, postcientífica) de metodologías ß-
operatorias.

Esta dialéctica nos inclina a forjar una imagen de las ciencias humanas que las
aproxima a sistemas internamente antinómicos e inestables, en oscilación perpetua —
lo que, traducido al sector dialógico del eje pragmático, significa: en polémica
permanente, en cuanto a los fundamentos mismos de su cientificidad—. Es indudable
que esta imagen corresponde muy puntualmente con el estado histórico y social de las
ciencias humanas, continuamente agitadas por polémicas metodológicas, por debates
«proemiales», por luchas entre escuelas que disputan, no ya en torno a alguna teoría
concreta, sino en torno a la concepción global de cada ciencia, y que niegan, no ya un
teorema, sino su misma cientificidad. Lo que nuestra perspectiva agrega a esta
descripción «empírica», no sólo es el «diagnóstico diferencial» respecto de situaciones
análogas que puedan adscribirse a las ciencias naturales y formales, sino la previsión
(«pronóstico») de la recurrencia de esa situación. La antinomia entre las metodologías
a y ß-operatorias de las ciencias humanas, no es episódica o casual ni cabe atribuirla
a su estado histórico de juventud (¿acaso la Química no es tan joven, o todavía más,
como la Economía política?); el conflicto es constitutivo. Y, lo que es más, no hay por
qué desear (en nombre de un oscuro armonismo) que se desvanezca, si no se quiere
que, con él, se desvanezca también la propia fisonomía de estas ciencias.

El concepto de «ciencias humanas» al que llegamos de este modo es un


concepto eminentemente dialéctico, porque, en virtud de él, las «ciencias humanas»
dejan de aparecer simplemente como un mero subconjunto resultante de una
dicotomía absoluta, que separa dos clases de ciencias en el conjunto de la «república
de las ciencias» y deja que permanezcan inertes la una al lado de la otra, como meras
«clases complementarias». Las «ciencias humanas» se nos muestran como un
conjunto denotativo cuya cientificidad es más bien problemática, y nos remite, desde
dentro, a situaciones alcanzadas por las ciencias humanas a través de las cuales
éstas van transformándose propiamente en ciencias naturales. La dicotomía no es
absoluta.

Por otro lado, el concepto de «ciencias humanas» que hemos construido, se


apoya en las situaciones límite, en las cotas del proceso (a saber, el inicio de las
metodologías ß-operatorias, y su término a-operatorio). Desde ellas, vemos cómo las
ciencias que originariamente se inscriben en la clase de las ciencias humanas
comienzan a formar parte de la clase a de las ciencias no humanas. Pero la dialéctica
efectiva de las «ciencias humanas» es mucho más compleja, obviamente, cuando
atendemos no sólo a los límites (a las cotas) sino también a los contenidos abrazados
por ellos. La teoría del cierre categorial tiene también recursos suficientes para
desplegar esta dialéctica en un cuadro de situaciones más rico; situaciones que
siendo, desde luego, internas, puedan dar cuenta, más de cerca, de la multiplicidad de
estados en los que podemos encontrar a este magma que globalmente designamos
como «ciencias humanas».

Entre los límites extremos de las metodologías a y ß-operatorias, y sin perjuicio


de la permanente tendencia a la movilidad de sus situaciones (en virtud de la
inestabilidad de la que hemos hablado), cabrá establecer el concepto de los «estados
intermedios de equilibrio» de los resultados que vayan arrojando estas metodologías
siempre que sea posible conceptualizar modos diversos de neutralización (no
segregativa, en términos absolutos) de las operaciones y, por consiguiente, de
incorporación de fenómenos.

Estos estados de equilibrio habrán de establecerse por medio de la


reaplicación de los mismos conceptos genéricos gnoseológicos consabidos (en
particular, los de regressus y progressus). Combinando estos conceptos, obtenemos la
siguiente teoría general de los estados internos de equilibrio que buscamos:

(I). En Las Metodologías A-Operatorias. El estado límite, aquel en el


cual una ciencia humana deja de serlo propiamente y se convierte plenamente
en una ciencia natural (en cuanto a su «objeto formal», aun cuando por su
«objeto material» siga siendo ciencia «del Hombre») se alcanzará en aquellos
casos en los cuales el regressus conduzca a una eliminación total de las
operaciones y de los fenómenos humanos («de escala humana»), que
quedarán relegados a la historia de la ciencia de referencia, a la manera como
«pertenecen a la historia de la ciencia» los «motores inteligentes» de los
planetas de la Astronomía medieval. Ese estado límite, lo designamos por
medio de un subíndice: a1. En el estado a1, regresamos a los factores
anteriores a la propia textura operatoria de los fenómenos de partida, a factores
componentes internos, esenciales, sin duda, pero estrictamente naturales o
impersonales. No es fácil acertar en las ilustraciones de estos conceptos
gnoseológicos, que hay que discutir en cada caso (la discusión en torno a un
ejemplo no compromete, en principio al menos, el concepto gnoseológico). Por
nuestra parte, y salvo mejor opinión, pondríamos a la Reflexología de Pavlov
como ejemplo de una ciencia que, partiendo de una situación ß-operatoria
(digamos psicológica, el trato «tecnológico» o «etológico» con perros y otros
animales) ha regresado hasta el concepto de reflejo medular o cortical, en cuyo
nivel ya no cabe hablar de operaciones. En este nivel el animal, como sujeto
operatorio, desaparece, resuelto en un sistema de circuitos neurológicos. La
metodología psicológica inicial (ß-operatoria), se convierte en Fisiología del
sistema nervioso, en ciencia natural. Los fenómenos psicológicos, y su escala
(la «percepción» del sonido, o de las formas, o de los «movimientos de
retirada», el «hambre», el «dolor», el «miedo», &c.) quedan atrás, se
reabsorberán en el hardware de los contactos de circuitos nerviosos, como los
colores del espectroscopio se reabsorben en frecuencias de onda. Otros
ejemplos claros de transformación de una metodología ß en una a los
encontramos en la Etología: las relaciones lingüísticas entre organismos de una
misma especie (o también, las relaciones de comunicación interespecíficas) se
dibujan inicialmente en el campo ß-operatorio de la conducta, tal como la
estudia la Etología (investigaciones sobre el lenguaje de los delfines o de las
abejas, determinación de pautas de conducta de cortejo, ataque, &c. entre
mamíferos, aves, &c.). Estas relaciones se suponen dadas entre organismos
que se mantienen a distancia apotética (precisamente el concepto de
«símbolo» incluye esta lejanía entre significante y significado o referencia; el
signo reflexivo, autogórico, es sólo un caso límite posterior). Pero sabemos que
las relaciones apotéticas no dicen «acción a distancia». La acción es por
contigüidad, y las señales ópticas o acústicas deben llegar físicamente de un
animal al sujeto que las interpreta. Ahora bien, en el momento en que tomamos
en cuenta los mecanismos de conexión física entre señales, estamos
regresando, a partir del plano ß-operatorio en el que se configuró el concepto
de signo, al campo a-operatorio de la Química o de la Bioquímica. Ahora, las
señales serán secreciones externas, ecto-hormonas que el animal vierte, no ya
al torrente circulatorio de su organismo, sino al medio social constituido por los
otros organismos, como si estos constituyesen una suerte de
«superorganismo»: las feromonas se vierten por cada organismo al medio
ambiente, no a la sangre, como las hormonas intraorgánicas, sin perjuicio de lo
cual serán concebidas como «hormonas sociales». El curso (regressus) que va
desde el concepto de símbolo o señal al concepto de feromona (del concepto
de señal social al de hormona social) es el curso de transformación de una
metodología ß en una metodología a1, de la Etología a la Bioquímica. Sin
perjuicio de lo cual, si las investigaciones sobre feromonas no quieren perder
su sentido global, han de mantener de algún modo el contacto con los
fenómenos de partida, con el concepto de «organismos que se comunican».
Pero no es este curso regresivo, que desemboca en estados a1, el único
camino para neutralizar los sistemas operatorios del campo de partida.
También podemos concebir un camino de progressus que, partiendo de las
operaciones y sin regresar a sus factores naturales anteriores, considera los
eventuales resultados objetivos (no operatorios) a los cuales esas operaciones
pueden dar lugar (puesto que no está dicho que todo curso operatorio tenga
que dar resultados operatorios), y en los cuales pueda poner el pie una
construcción que ya no sea operatoria. Las metodologías que proceden de esta
manera se designarán como metodologías a2.

– Hay dos modos, inmediatos y propios, de abrirse caminos las


metodologías a2.

º El primero tiene lugar cuando aquellos resultados,


estructuras o procesos a los cuales llegamos por las operaciones
ß, son del tipo a pero, además, comunes (genéricos) a las
estructuras o procesos dados en las ciencias naturales;
hablaremos de metodologías I-a2.

º El segundo modo (II-a2) tendrá lugar cuando las


estructuras o procesos puedan considerarse específicas de las
ciencias humanas o etológicas. Tanto en los estados I-a2 como
en el II-a2 puede decirse que las operaciones ß están
presupuestas, no ya ordo cognoscendi sino ordo essendi, por las
estructuras o procesos resultantes, los cuales neutralizarán a las
operaciones «envolviéndolas», pero una vez que han partido de
ellas.

En el caso I-a2 es precisamente la genericidad de los


resultados (una genericidad del tipo «género posterior») el mejor
criterio de neutralización del plano ß, dado que estamos ante
situaciones isomorfas a aquellas que no requieren una génesis
operatoria. En el caso II-a2 el criterio de neutralización no es otro
sino el de la efectividad de ciertas estructuras o procesos
objetivos que, aun siendo propios de los campos antropológicos
(sólo tienen posibilidad de realizarse por la mediación de la
actividad humana), sin embargo contraen conexiones a una
escala tal en la que las operaciones ß no intervienen, y quedan,
por así decir, desprendidas.

Es evidente, por lo que llevamos dicho, que los estados de equilibrio a2


corresponden seguramente a aquellas situaciones más características de las ciencias
humanas, en la medida en que en ellas se da la intersección más amplia posible de
sus dos notas características: ciencias, por la neutralización de las operaciones, y
humanas, en tanto que hay que contar internamente con las operaciones. Lo que
creemos necesario subrayar es que las ciencias humanas, en sus estados a2, no son,
en modo alguno, ciencias de la conducta (Etología, Psicología); ni siquiera son
ciencias antropológicas, en sentido estricto (si es que la Antropología no puede perder
nunca la referencia a los organismos individuales operatorios, que están incluidos en
el formato del concepto «hombre», en cuanto concepto clase). Son ciencias humanas
sui generis, pues no es propiamente el hombre (ni siquiera lo «humano») lo que ellas
consideran, sino estructuras o procesos dados, sí, por la mediación de los hombres,
pero que no tienen por qué considerarse, por sí mismos, propiamente humanos.
El concepto de «cultura» (y, por tanto, correspondientemente el concepto de
«ciencias de la cultura») en cuanto contradistinto al concepto de «conducta»
(correspondientemente al concepto de «ciencias de la conducta», como pueda serlo la
Psicología), responde plenamente al caso. Las «ciencias de la cultura» no son
«ciencias psicológicas» (se ha distinguido, en la formulación de estas diferencias, L.
White). En cierto modo, ni siquiera son ciencias humanas, y no sólo porque también
hay culturas animales, sino porque, aun ateniéndonos a las culturas humanas, no
puede confundirse la cultura con el hombre (en términos hegelianos: el espíritu
objetivo no es el espíritu subjetivo). Las estructuras culturales se parecen más a las
geométricas o a las aritméticas que a las etológicas o psicológicas. Siendo producidas,
en general, por el hombre, son, sin embargo, objetivas. Podría incluso decirse que las
ciencias humanas, en el estado a2, aunque no sean ciencias naturales son, al menos,
ciencias praeter humanas. En el estado I-a2, las ciencias humanas se aproximan,
hasta confundirse con ellas, con las ciencias naturales (o incluso, con las formales),
aunque por un camino diametralmente diferente al que vimos a propósito de los
métodos a1. En efecto, en I-a2, partimos de operaciones a, que, siguiendo su propio
curso, determinan la refluencia de estructuras genéricas (comunes a las ciencias
naturales), que confieren una objetividad similar a las de las ciencias no humanas. Es
el caso de las estructuras estadísticas, pero también el caso de las estructuras
topológicas (en el sentido de René Thom) o de cualquier otro tipo. Una muchedumbre
que se mueve al azar en un estadio en el que ha estallado un incendio, se comporta
de un modo parecido a una «población» de moléculas encerradas en un recipiente
puesto a calentar. Pero los movimientos aleatorios de la muchedumbre se producen a
partir de conductas prolépticas (cada individuo tiende a salir, en el caso más favorable
a la comparación con la situación de las moléculas, en línea recta, sólo que choca
aleatoriamente con otros individuos) y los movimientos de las moléculas se derivan de
la inercia. No cabe, en modo alguno, asimilar los individuos a las moléculas.

En el estado II-a2 no puede decirse que las ciencias humanas se aproximen a


las ciencias naturales o formales, puesto que los procesos y estructuras que alcanzan
son específicos de la cultura humana (o, en su caso, animal), como pueda serlo el
ritmo de evolución de las vocales indoeuropeas, o las «curvas de Kondriatiev». Lo que
se ha llamado «ciencia estructuralista» (en el sentido de Lévi-Strauss) se incluye
claramente en la situación II-a2; la polémica «estructuralismo/existencialismo» (o
estructuralismo/humanismo) podría ser reconstruida a la luz de la antinomia entre las
metodologías a y ß.
(II). Consideramos las Metodologías B-Operatorias: El estado-límite
nos aparece en la dirección opuesta en que se nos aparecía en a (a1): es un
estado que designaremos por ß2. Es el estado correspondiente a las llamadas
tradicionalmente «ciencias humanas prácticas», en las cuales las operaciones,
lejos de ser eliminadas en los resultados, son requeridas de nuevo por estos, a
título de decisiones, estrategias, planes, &c. Las disciplinas práctico-prácticas
(como se denominaban en la tradición escolástica) no tienen un campo
disociable de la actividad operatoria, puesto que su campo son las mismas
operaciones, en tanto están sometidas a imperativos de orden económico,
moral, político, jurídico, &c. Estamos, propiamente, ante «tecnologías» o
«praxiologías» en ejercicio (Jurisprudencia, Etica includens prudentiam, Política
económica, &c.). Praxiologías que se apoyan, sin duda, en supuestas ciencias
teóricas, pero que, por sí mismas, no son ciencias en modo alguno, sino
prudencia política, actividad jurídica, praxis.

Desde el punto de vista de la teoría del cierre categorial: se trata de disciplinas


ß-operatorias que no han iniciado el regressus mínimo hacia la esencia, o bien se trata
de disciplinas que, en el progressus hacia los fenómenos, se confunden con la propia
actividad prudencial, con cuyo material han de contar en su propio curso (no son,
meramente, «ciencias aplicadas»).

Es muy importante advertir que, en este punto, se nos abre la posibilidad de


plantear los problemas gnoseológicos más profundos suscitados por las llamadas
«Ciencias de la Educación», por la «Pedagogía científica».

Si las metodologías ß no son siempre, desde luego, científicas (sino que se


mantienen en el estado que llamamos ß2), ello no significa que sea preciso llevar el
regressus en la dirección que nos saca fuera de las operaciones, que nos lleva a
«desbordarlas» (tanto antecediéndolas, en I-a2 como sucediéndolas, en II-a2), puesto
que también cabe trazar la figura de una situación ß tal en la cual pueda decirse que
nos desprendemos del curso práctico-práctico de tales operaciones en virtud de la
acción envolvente, no ya ahora de contextos objetivos dados a través de ellas, sino de
otros conjuntos de operaciones que puedan analógicamente asimilarse a tales
contextos envolventes. En esta situación, que designamos por ß1, nos mantenemos,
desde luego, en la atmósfera de las operaciones, pero de forma tal que ahora las
operaciones estarán figurando, no como determinantes de términos del campo que
sólo tienen realidad a través de ellas, sino como determinadas ellas mismas por otras
estructuras o por otras operaciones. Y análogamente a lo que ocurría en la situación
a2, también en la situación ß1 cabe distinguir dos modos de tener lugar esta
determinación de las operaciones:
Un modo genérico (I-ß1), es decir, un modo de determinación de las
operaciones que, siendo él mismo operatorio, reproduce la forma según la cual se
determinan las operaciones ß, a saber, a través de los contextos objetivos
(objetuales). Aparentemente, estamos en la situación II-a2. No es así, porque mientras
en II-a2 los objetos o estructuras se relacionan con otros objetos o estructuras con las
que se traban en conexiones mutuas, en I-ß1 los objetos nos siguen remitiendo a las
operaciones, y la capacidad determinativa de éstas deriva de que partimos de objetos,
pero en tanto ellos ya están dados (en función de otras operaciones, a las que
intentamos «regresar»). La situación I-ß1 recoge muy de cerca el camino de las
disciplinas científicas que se regulan por el criterio del verum est factum, es decir, por
el conocimiento del objeto que consiste en regresar a los planos operatorios de su
construcción. Tal es el caso de las «ciencias de estructuras tecnológicas», pues en
ellas las operaciones resultan determinadas (retrospectivamente, en el regressus) por
los mismos o similares objetos que ellas produjeron, pero una vez que tales objetos
han ido «tomando cuerpo» y acumulándose en el espacio histórico y cultural, y de un
modo tal, que hayan podido «objetivarse» y enfrentarse a sujetos muy distintos de
quienes los construyeron. «Existe una gran diferencia entre el conocimiento que el que
produce una cosa posee con respecto de ella y el conocimiento que poseen otras
personas con respecto a la misma cosa [decía Maimónides, Guía de Perplejos, 11,
21]. Supongamos que una cosa sea producida de acuerdo con el conocimiento del
productor; en este caso, el productor estaría guiado por su conocimiento en el acto de
producir la cosa. Sin embargo, otras personas que examinan esta obra y adquieran un
conocimiento de la totalidad de ella, ahora ese conocimiento dependerá de la cosa
misma.»

Estamos, pues, ante las situaciones consideradas por las ciencias de los
objetos artificiales, opera hominis, ciencias que saben de las estructuras formadas en
tales procesos, «sistemas automáticos» en el caso límite (independientes de la
voluntad humana, en sus fines operis). Desde la noria árabe del Guadalquivir, en su
paso por Córdoba, hasta un computador autorregulado, tenemos que regresar al
demiurgo que los fabricó, y, por tanto, tenemos que regresar a las operaciones que los
demiurgos determinarán. Pero siempre se diferenciarán tales obras (sistemas, o
estructuras artificiales) de los sistemas o estructuras naturales, en los cuales el
regressus al demiurgo está descartado. Lo que los distingue es la causa final, en su
sentido más fuerte, a saber, la del finis operantis.

La situación I-ß1 abarca una amplísima gama de metodologías de


conocimiento, aunque podría decirse que, en nuestros días, su radio de acción se ha
restringido, si tomamos como punto de comparación precisamente los tiempos en los
que, en Astronomía (y no digamos nada de la Biología), se apelaba a los planes o
fines de un demiurgo para reconstruir el «sistema solar» (o el «órgano de la visión»).
La «máquina del mundo» quedaba, de este modo, asimilada a una «máquina
artificial», según es propio del llamado «artificialismo infantil» (Piaget), pero también de
muchos grandes pensadores de nuestra tradición. También es cierto que, si
aceptamos la interpretación de Cornford, habría que entender la concepción de las
esferas del Timeo de Platón como «artificialista», y no como una concepción
metafísica, porque Platón estaría allí formulando la estructura de una máquina que no
sería, por cierto, la «máquina del mundo» sino la esfera armilar. Dicho en nuestros
términos: La metodología del Timeo platónico sería una metodología I-ß1 aplicada, no
metafísicamente, a un campo natural, sino correctamente, a un campo artificial.

Por último, el concepto de una situación que denominamos II-ß1, es decir, el


concepto de una situación en la cual las operaciones aparecen determinadas por otras
operaciones (procedentes de otros sujetos gnoseológicos), según el modo específico
de las metodologías ß (es decir, sin el intermedio de los objetos o, para expresarlo en
otras coordenadas, en una situación tal en la que la energeia operatoria es
determinada por otra energeia, y no por el ergon) no es un concepto vacío, la clase
vacía, como podría acaso parecer. Por el contrario, toda esa nueva ciencia que se
conoce con el nombre de Teoría de Juegos podría considerarse como una ciencia
desarrollada en el ámbito de las metodologías II-ß1. Y mediante esta consideración,
múltiples problemas gnoseológicos que la Teoría de Juegos trae aparejados,
encuentran un principio de análisis resolutivo. Por ejemplo, el problema del lugarque
corresponde a la Teoría de Juegos: ¿es una disciplina matemática o no puede
considerarse de ese modo, sin perjuicio de que utilice métodos matemáticos?
Responderíamos: es una de las Ciencias Humanas más características (dentro de la
Praxiología), y, por ello, se aplica precisamente a los campos etológicos (estudio de
estrategias de las conductas de animales cazadores, &c.), o políticos (coaliciones,
&c.). Esta conclusión implica retirar el concepto de «juego contra la Naturaleza», que
sería metafísico. Los juegos «contra la Naturaleza» son los que se resuelven en el
cálculo de probabilidades. Acaso la característica más interesante de los juegos (la
imposibilidad de una perspectiva neutral, no partidista, que abarque a todos los
jugadores a la vez; la imposibilidad de que una persona juegue al ajedrez consigo
misma), y que carece de tratamiento desde la perspectiva de una ciencia universal,
que equipara, por principio, como intercambiables, todos los sujetos gnoseológicos,
recibe una posibilidad de análisis desde nuestra perspectiva gnoseológica. Pues la
clase de los sujetos gnoseológicos puede también considerarse no distributivamente;
lo que significa que los planos o estrategias de determinadas subclases de sujetos
operatorios no tienen por qué ser las mismas que las de otra subclase; por supuesto,
estas estrategias podrían permanecer ocultas o desconocidas mutuamente. Esta es la
situación en la que se mueven los juegos de referencia, si los juegos son sólo juegos
entre sujetos («los átomos, moléculas y estrellas pueden coagularse, chocar y
explotar, pero no luchan entre sí ni cooperan», dice Oskar Morgenstern). Que los
juegos tengan siempre lugar entre sujetos no implica que estos sujetos sean
homogéneos, transparentes en todo momento los unos a los otros, iguales desde el
principio (la igualdad es sólo un resultado, el resultado de un proceso de
reciprocización, que permite, por ejemplo, al que ha perdido, aprender del triunfador y
ganar en otra ocasión).

Concluimos: los desarrollos de las metodologías a y ß operatorias, en tanto se


entrecruzan constantemente entre sí, y se desbordan mutuamente, permiten definir a
las ciencias humanas, globalmente, como ciencias que constan de un doble plano
operatorio —a, ß— a diferencia de las ciencias naturales y formales, que se moverían
sólo en un plano asimilable al plano a. Los procesos que tienen lugar en este doble
plano operatorio culminan, en sus límites, en estados tales en los que las ciencias
humanas o dejan de ser humanas, resolviéndose como ciencias naturales o formales
(a1) o dejan de ser ciencias resolviéndose en praxis o tecnología (ß2). Pero a estas
situaciones límite no se llega siempre en todo momento. En todo caso, estas
situaciones tampoco son estables. Más bien diríamos que las ciencias humanas se
mantienen en una oscilación constante, y no casual, en ciertos estados de equilibrio
inestable, en los cuales, como les ocurría a los Dióscuros, alguno tiene que apagarse
para que la luz de otro se encienda. En el cuadro adjunto tratamos de representar
sinópticamente el conjunto de estas situaciones y de sus principales relaciones.

IV. El Origen y el Desenvolvimiento de las Ciencias Positivas Desde


la Teoría del Cierre Categorial.

1.- Una Concepción Ffilosófica (Gnoseológica) de la


Ciencia digna de este nombre ha de ofrecer criterios generales
sobre el modo de tratar las cuestiones del origen y el
desenvolvimiento de las ciencias positivas, que son las
cuestiones consideradas por las disciplinas, cada vez más
consolidadas, que conocemos como Historia de la Ciencia y
como Sociología de la Ciencia, principalmente. También cabría
establecer la recíproca: los diversos tratamientos y métodos de
que son susceptibles la Historia y la Sociología de la Ciencia, así
como muchos conceptos y distinciones que estas disciplinas
necesitan utilizar (pongamos por caso: la distinción entre Historia
interna e Historia externa de una ciencia, o bien la distinción
entre Historia generalista e Historia particularizada) tienen que
ver con diferentes concepciones de la ciencia. Podría decirse
que los criterios que se adopten para delimitar, por ejemplo, qué
va a entenderse por Historia externa y por Historia interna de la
Física o de las Matemáticas, no son, salvo en la apariencia de
casos extremos, meras decisiones «técnicas», filosóficamente
neutras, sino que contienen implícita o ejercitativamente, una
determinada filosofía de la ciencia. Determinar si Einstein leyó un
texto de Mach en una edición de 1883 o en una reimpresión de
1897 puede ser una cuestión externa (irrelevante) para la historia
de la teoría de la relatividad, pero no es una cuestión externa
que Einstein leyese efectivamente ese texto. Que Poincaré
descubriera la clave de las teoría de las funciones fuchsianas al
bajar de un ómnibus puede ser una anécdota perteneciente a la
Historia externa de la Matemática, pero entonces, ¿qué
condiciones se necesitarán para que las circunstancias a través
de las cuales, de hecho, se ha construido una parte importante
de un campo científico, puedan ser consideradas internas?
Newton vio (supongamos auténtica la anécdota falsa) una
manzana cayendo del árbol, y la asociación de la manzana con
la Luna habría desencadenado en él el primer esbozo de su
teoría de la gravitación: ¿por qué sería externa o por qué sería
interna esta anécdota para la Historia de la Física? ¿Pertenece a
la Historia externa de la Geometría analítica el hecho de haber
llegado a las manos de Descartes una traducción de los escritos
de Papus? ¿Acaso hubiera Descartes desarrollado su Geometría
si no hubiese leído a Papus? La circunstancia de que Priestley
hubiera vivido cerca de una fábrica de cervezas, ¿corresponde a
una Historia externa o a una Historia interna de la química del
oxígeno? La invención de relojes mecánicos destinados a dar las
horas de oración en los monasterios benedictinos medievales
hizo posible la medición del tiempo en una forma imprescindible
para el desarrollo de la Mecánica. ¿Corresponde el análisis de
tal invención y de sus perfeccionamientos a la Historia interna de
la Mecánica o sólo a su Historia externa? ¿Qué criterios hemos
de utilizar para considerar internas o externas a la Historia de la
Ciencia, a circunstancias que, en todo caso, se estiman
necesarias para el desarrollo de la misma?

2.- La Idea Central que queremos llevar al ánimo del


lector es ésta: que la inclinación por un criterio, más bien que por
otro, no es enteramente independiente de la concepción de la
ciencia que se mantenga, y que es mera ingenuidad pretender
(considerándose exento de cualquier compromiso gnoseológico)
establecer una «línea divisoria objetiva» entre una Historia
externa y una Historia interna de la ciencia o entre una Historia
generalista y una Historia particularista. Recíprocamente, la
concepción de la ciencia que se mantenga propiciará la
inclinación a preferir determinados criterios, frente a otros; lo que
demuestra de paso que no cabe disociar la Teoría de la ciencia
de las cuestiones relativas a su Historia o Sociología, es decir,
de las cuestiones que giran en torno al «origen y
desenvolvimiento» de las ciencias.

Ateniéndonos a las cuatro grandes familias de teorías gnoseológicas de la ciencia que


venimos distinguiendo, podremos constatar que, en efecto, las posiciones del
descripcionismo ante la cuestión de qué sea lo interno o externo en Historia o en
Sociología de la ciencia no son las mismas que las posiciones del teoreticismo; ni las
del teoreticismo tendrían por qué ser similares a las del adecuacionismo o a las del
materialismo gnoseológico. Simplificando al máximo, diremos que el descripcionismo y
el adecuacionismo tenderán a ocupar, ante cuestiones de esta índole, posiciones
relativamente vecinas y menos alejadas entre sí de lo que ambas lo están respecto de
las posiciones correspondientes del teoreticismo o del constructivismo materialista.

3.- En Efecto: al otorgar un peso máximo (=1) a la materia


de la ciencia, tanto el descripcionismo como el adecuacionismo
(por lo que tienen de reconocimiento de la materia) se sitúan en
disposición de interpretar como externo a la ciencia constituida a
todo cuanto tenga que ver con las formas. Formas que, además,
serían vistas como estructuras o superestructuras aportadas, en
todo caso, por los sujetos, individualmente o grupalmente
considerados. Tanto el adecuacionismo como el descripcionismo
(aunque cada uno a su modo) propiciarán una distinción entre la
ciencia, en sí misma considerada (en su materia, en sus sistema,
en el fundamento de sus verdades) y el proceso de llegar a esas
verdades, es decir, el proceso de su historia (entendida como
historia del descubrimiento de la verdad y no como historia de la
verdad). Sin duda, el descripcionismo podrá admitir, en algún
sentido, la distinción entre una Historia externa de la ciencia —
que comprende todo cuanto se relaciona con la historia de los
sujetos o de las comunidades científicas— y una Historia interna.
Bastaría admitir que existe un orden objetivo en los des-
cubrimientos, un orden geométrico al cual habría de plegarse el
orden histórico (el descubrimiento del teorema de Pitágoras sería
anterior al descubrimiento de la geometría analítica).

Pero tanto el descripcionismo como el adecuacionismo tenderían constantemente a


disociar, del modo más nítido que les sea posible, la verdad y la historia del
descubrimiento (o del encubrimiento) de la verdad, la estructura y la génesis, el
sistema y la historia, o —para decirlo con Reichenbach— los contextos de justificación
y los contextos de descubrimiento científicos. En las situaciones extremas será la
misma distinción entre Historia externa e Historia interna de la ciencia aquello que se
manifestará como distinción superficial y capciosa, puesto que (se concluirá) cualquier
historia habría de ser declarada externa al sistema científico (la expresión «Historia
interna» llegará a verse como una expresión contradictoria, y la expresión «Historia
externa» como una expresión redundante). La Historia de la ciencia (o la Sociología de
la ciencia), siempre externa al sistema, no podría formar parte de la teoría
gnoseológica de la ciencia. «La ciencia no tiene patria, aunque el científico (le savant)
la tenga», decía Pasteur. De donde la necesidad de mantener a la Historia de la
ciencia (o a la Sociología, o a la Psicología de la ciencia) fuera de la teoría de la
ciencia, de la misma manera que la exposición sistemática de una ciencia ajustada a
su orden propio (a su ordo doctrinae o, si se prefiere, a su «contexto de justificación»),
deberá quedar, en todo caso, segregada del ordo inventionis, de los «contextos de
descubrimiento». A lo sumo, algún contenido de estos contextos podrá ser
mencionado a pie de página.

De hecho, teóricos de la ciencia de orientación descripcionista tan ilustres como


Carnap o Hanson manifiestan su alejamiento por todo cuanto tenga que ver con la
Historia o con la Sociología de la ciencia. Otro tanto podría decirse de los
adecuacionistas. Si se supone que los Principia de Newton ofrecen el «sistema
verdadero del mundo astronómico real» y, por tanto, que la norma de tales principios
está impuesta por la realidad astronómica misma (como si los Principia hubieran
venido del cielo, revelados por el propio Dios al genio de Newton) entonces la historia
de los Principiatendrá que aparecer como externa y accidental a un sistema que se
ofrece como organizado autónomamente en función de su propio campo. Sólo desde
el supuesto de esa autonomía es explicable el impacto que causó la comunicación de
Boris Hessen al Congreso Internacional de Historia de la Ciencia y de la Tecnología
celebrado en Londres en 1931, en la que planteó la necesidad de explorar las «raíces
sociales y económicas» de los Principia de Newton. Hessen hizo caer en la cuenta a
quienes veían los Principia de Newton como una estructura sistemática intemporal y
autónoma, que esta obra fundacional reflejaba el «estado del mundo» en ebullición
propio del capitalismo moderno.

4.- El Teoreticismo (y, en parte, el adecuacionismo, en


cuanto representa un reconocimiento expreso de la función de la
forma) podría incorporar un volumen de elementos históricos o
sociológicos que se dan en los contextos de descubrimiento
mucho mayor del que puede incorporar el descripcionismo. Se
comprende que al entender a las teorías científicas como
«organismos» cuya estructura se moldea con independencia de
la «realidad», la distinción entre «contextos de descubrimiento» y
«contextos de justificación» tendrá que ser replanteada.
Propiamente no cabría hablar ahora de «justificación», al menos
en un sentido positivo (se hablará de no-falsación y, a lo sumo,
de coherencia); ni tampoco cabría hablar de «contextos de
descubrimiento», porque el desarrollo de las ciencias habrá que
interpretarlo más a la luz de la idea de «invención», incluso de
creación poética o musical, que a la luz de la idea de
descubrimiento. Las teorías científicas podrán transformarse las
unas en las otras, o dejar paso a teorías o a paradigmas de
nueva creación, sin apenas conexión con los anteriores. Por
tanto, la sucesión de teorías o de paradigmas, dentro de una
misma ciencia, agradecerá, cuando se la considera desde las
coordenadas del teoreticismo, antes un tratamiento histórico o
sociológico que un tratamiento lógico-sistemático, tan sólo
posible en algunos intervalos de la construcción.
La obra de Kuhn; y de sus continuadores demuestra la viabilidad de los caminos que
el teoreticismo abrió a la Historia y a la Sociología de las ciencias. No se tratará ahora
de poner notas históricas, psicológicas o sociológicas «a pie de página», porque la
Historia o la Sociología de la ciencia pueden comenzar a cobrar un sentido
genuinamente «interno». Ahora bien, es evidente que este cambio de perspectiva
gnoseológica ante la Historia y la Sociología de las ciencias sólo consigue su fertilidad
a condición de renunciar a las cuestiones de «justificación gnoseológica» de las
ciencias. En alguna medida podría afirmarse que la incorporación masiva a las teorías
gnoseológicas de la ciencia de materiales históricos y sociológicos se consigue a costa
de reducir las ciencias mismas a sus contextos de descubrimiento (entendidos, es
verdad, como «contextos de creación»). Es decir, a costa de reducir las ciencias a la
condición de «formaciones culturales», desconectadas de la verdad. (En esta
reducción reside precisamente su valor crítico.) Por otra parte, la reconstrucción
histórica y sociológica de una ciencia, desde las coordenadas del teoreticismo, según
sus diferentes variedades, puede conseguir dar significado gnoseológico a muchos
procesos y contenidos que el descripcionismo o el adecuacionismo no son capaces de
percibir. Pero la línea de frontera a partir de la cual puede determinarse en qué
momento la reconstrucción histórica o sociológica comienza a tener significado
gnoseológico, permanece borrosa, o simplemente es inexistente. En realidad, la teoría
de la ciencia se convierte en historia de la ciencia o en sociología de la ciencia.

5.- La teoría del cierre categorial no permanece muda ante los


materiales históricos, sociológicos o psicológicos que tienen que ver con
el proceso de construcción de las ciencias. Por el contrario, tiene mucho
que decir en relación con todos estos materiales y con los diferentes
modos alternativos de organizarlos con pretensiones gnoseológicas.

Ante todo, la concepción materialista de la ciencia permite llevar a cabo la necesaria


re-fundición de las más importantes alternativas (o disyuntivas) en las cuales podemos
considerar prisionero al pensamiento gnoseológico habitual. Me refiero (sin olvidar la
alternativa de la que ya hemos hablado: Historia interna/Historia externa) a opciones
tales como la tantas veces mencionada de Reichenbach, a saber, la alternativa entre
los «contextos de descubrimiento» y los «contextos de justificación». Hay varias
alternativas muy próximas a la que Reichenbach estableció: origen o validez de las
teorías, génesis y estructura, historia y sistema, o incluso la oposición tradicional
escolástica entre un ordo inventionis y un ordo doctrinae. Estas diversas oposiciones,
que se solapan unas a otras, aunque no puedan considerarse ni mucho menos como
equivalentes, distorsionan gravemente el análisis de las relaciones efectivas entre el
proceso y la estructura de las ciencias positivas, tal como se exponen en la teoría del
cierre categorial.

Desde la perspectiva del materialismo gnoseológico, en efecto, la distinción entre


contextos de descubrimiento y contextos de justificación, tal como suele ser utilizada
(por ejemplo, cuando se sobrentiende que el análisis de las teorías científicas en
contextos de descubrimiento ha de preceder «obviamente» al análisis de estas
mismas teorías en contextos de justificación) es una distinción, por lo menos, ambigua.
Pues es evidente que un contexto de descubrimiento puede entenderse tanto desde
coordenadas estrictamente psicológicas (extragnoseológicas y externas, en general, a
todo contexto de justificación, como cuando se menciona el culebrón que Kekulé vio
en su chimenea prefigurando sus anillos bencénicos), pero también desde
coordenadas gnoseológicas. En este caso, ya no es tan fácil disociar el contexto de
descubrimiento de los contextos de justificación. ¿Cómo podemos hablar de
descubrimiento y, por tanto, de contextos de descubrimiento, al margen de su
justificación?

Tenemos que reconocer que sólo si el descubrimiento ha sido ya justificado podrá


propiamente llamarse descubrimiento. Este reconocimiento nos obligará a invertir el
orden «natural» («primero el descubrimiento de la verdad, después su justificación») y,
por tanto, a admitir que el descubrimiento sólo tiene un sentido retrospectivo respecto
de su justificación, y que solamente desde ella puede alcanzar su significado
gnoseológico. Hace un siglo se habló mucho del «descubrimiento» de los canales de
Marte: las observaciones que Schiaparelli llevó a cabo durante los años 1882 y 1888 le
llevaron a anunciar la existencia en el planeta Marte de unos canales rectilíneos,
algunos de los cuales se desdoblaban en riguroso paralelismo. El «descubrimiento» se
interpretó, desde luego, como prueba evidente de que seres inteligentes, habitantes de
Marte, habían abierto una red de canales con el fin de encauzar las aguas de
supuestos lagos y corrientes del planeta rojo que también habrían sido descubiertos.
Pero, ¿podremos hoy mantener tal denominación, podremos seguir hablando hoy de
los descubrimientos de Schiaparelli? Hoy sabemos que los referidos canales eran sólo
ilusiones ópticas, «artefactos», y que los ríos y lagos marcianos eran también
«inventos». ¿Cómo hablar, por tanto, de descubrimientos, salvo poner entre comillas
el término? Sólo en el caso de que ulteriormente hubieran sido confirmados
(«justificados») los mapas de Schiaparelli cabría llamar «descubrimientos» a sus
«observaciones interpretadas». Como la condición no se ha dado, hablamos hoy de
las «ilusiones» o de los «artefactos» de Schiaparelli, pero no de sus descubrimientos.
Tampoco una predicción o un propósito pueden llamarse verdaderos antes de que
sean satisfechos. La atribución de la verdad a la predicción o al propósito, en el
momento de ser formulados, carece de sentido. Sólo puede alcanzarlo
retrospectivamente, precisamente cuando la proposición ya no es predicción o
propósito: «Mañana iré al Odeón» no puede considerarse hoy como una verdad; y si el
propósito se realiza, desaparecería el hoy que habría de soportar la verdad
retrospectiva.

No es posible hacer una Historia gnoseológica de la ciencia más que desde la ciencia
ya constituida (o justificada). Para las construcciones científicas, en particular, las
«justificaciones» de un mismo teorema llevadas a cabo desde plataformas cada vez
más complejas, se superponen las unas a las otras. Por ello, la Historia de una ciencia
habrá de hacerse desde la perspectiva que esa ciencia haya alcanzado en sus
penúltimos o en sus últimos estadios de desarrollo. No constituye un anacronismo
hacer la historia de los Elementos de Euclides desde la perspectiva de las geometrías
no euclidianas, o, lo que es lo mismo (para quien insista en considerar tal perspectiva
como anacrónica), sólo anacrónicamente es posible escribir la Historia de la ciencia.

Será externo, por tanto, en la Historia de una ciencia, todo aquello que forme parte de
otras categorías, más que de la propia categoría considerada. Esto es tanto como
decir que la Historia gnoseológica de la ciencia es, en primera instancia, Historia
particular (no generalista). No negamos con esto un sentido a una Historia general de
la ciencia; tan sólo se lo atribuimos en segunda instancia. En general, consideraremos
externo todo contenido de la historia (o de la psicología, o de la sociología) de las
ciencias que no pueda ser incorporado al cierre categorial de la ciencia de referencia.
Este criterio es muy útil para dirimir cuestiones de frontera con las cuales la Historia de
las ciencias no tiene más remedio que enfrentarse constantemente. ¿Donde comienza
la historia de la Química? ¿Acaso los alquimistas no colaboraron ya ampliamente en la
organización de su campo? ¿No habría que incluirlos, por tanto, en la historia interna
de la Química? Y antes aun, los metalúrgicos de la edad de los metales, ¿no deben
también mencionarse como episodios internos de la historia de la Química? Así lo
hacen algunos, como John D. Bernal, y con razón, hasta no disponer de algún criterio
restrictivo adecuado.

He aquí el criterio que se deriva de la teoría del cierre categorial: no será posible
hablar de «ciencia química» hasta que su campo no haya sido organizado a la misma
«escala» de los términos, relaciones y operaciones que condujeron a sus primeros
procesos de cierre. Los metalúrgicos del bronce, o los alquimistas, trabajaron en
«campos reales», pero que formalmente (gnoseológicamente) no estaban
«organizados químicamente». ¿Y como podrían estarlo antes de que los elementos
químicos, algunos al menos, hubieran sido identificados? Esto no ocurre hasta el siglo
xviii y principios del xix: el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el silicio, el circonio, el
sodio¼ no fueron «recortados» antes de Priestley, de Lavoisier, de Berzelius o de
Davy. Todo lo que precede no podría, por tanto, considerarse como contenido de la
Historia interna de la Química. A lo sumo, podrán considerarse como contenidos de su
prehistoria. La Historia de las técnicas que preceden a la constitución de una ciencia
tampoco podrá, según el mismo criterio, confundirse con una Historia interna de esa
misma ciencia. Otra cosa habrá que decir de las tecnologías que, surgidas en el seno
de un cuerpo científico «en marcha», han hecho posible la constitución de nuevos
contextos determinados. Por ejemplo, los tubos de vacío, que implican el control
tecnológico de la energía eléctrica, pertenecen a la Historia interna de la Física
nuclear, pues es por su mediación como pudieron ser «manipulados» los rayos x y los
primeros fenómenos radiactivos.

Muy confusa es también la opción, tantas veces propuesta, entre Historia y Sistema, o
entre orden histórico y orden sistemático, cuando se sobreentiende que el orden
histórico permanece fuera del orden sistemático (lo que llevará a entender, a su vez, a
la Historia de la ciencia como externa a una ciencia identificada con el sistema). Pero
«orden histórico» es un concepto muy ambiguo que no cabe aclarar hasta que no se
determine la escala de los términos ordenados. Sin duda, a una cierta escala (anual,
biográfica, por ejemplo) la ordenación histórica de los acontecimientos puede ser
externa al cuerpo de una ciencia. Sin embargo, cuando pasamos a utilizar una escala
secular, la ordenación histórica podrá alcanzar un significado interno (es imposible que
el modelo del átomo de Bohr hubiera sido formulado en el siglo xviii, ni siquiera en el
siglo xix). Una ordenación de las diversas capas del cuerpo de una ciencia que atienda
a las funciones imprescindibles que algunas de esas capas hayan podido desempeñar
para que, sobre ellas, puedan haberse constituido otras capas del mismo cuerpo (y
ello aun cuando, una vez consolidadas y adquiridos nuevos apoyos, las nuevas capas
puedan prescindir de aquellas que le sirvieron de base) podría ser denominada
«ordenación arquitectónica» de las capas científicas. Ahora bien, ¿cómo disponer el
orden histórico en contra del orden arquitectónico? Luego el orden histórico, en cuanto
intersecta con un orden arquitectónico, es interno a la ciencia. Y, sin embargo, no por
ser interno a la ciencia, el orden histórico-arquitectónico ha de identificarse con el
orden sistemático, en general, puesto que son posibles diversos modos de
«sistematización doctrinal». Algunos de estos modos sistemáticos, incluso los más
rigurosos (no los meramente didácticos), los modos axiomáticos, por ejemplo, no
siempre son superponibles al orden arquitectónico; a veces, incluso los subvierten.
Hay un orden arquitectónico en el desarrollo de la Física atómica en virtud del cual los
fenómenos espectroscópicos (rayas coloreadas del sodio, hidrógeno¼) han de
organizarse, en primer lugar, para que, sobre ellas, pueda constituirse la capa
estructural (o esencial) que corresponde a la ciencia de los orbitales electrónicos;
desde esta capa estructural, ¿cabrá segregar a los colores espectroscópicos iniciales
como meros contenidos psicológicos, exteriores a la Física atómica, por decisivos que
ellos hubieran sido en el «contexto de descubrimiento»? No, porque estos colores
espectroscópicos siguen reclamando un lugar interno en el cuerpo de la Física
atómica, a título de fenómenos. Otro ejemplo: hay un orden arquitectónico evidente
entre el teorema de Pitágoras, construido sobre un triángulo rectángulo isósceles, y el
teorema extendido a los triángulos rectángulos escalenos; hay también un orden
arquitectónico, aun más necesario, entre el teorema pitagórico generalizado a los
triángulos rectángulos (a²=b²+c²) y su extensión (transyección) a triángulos no
rectángulos, mediante el teorema a²=b²+c²-2ab cosJ (que contiene a los triángulos
rectángulos como una modulación específica suya, para el caso de J=90º). No podrá
decirse, en este caso, que el teorema generalizado haya podido segregar al teorema
clásico, que sigue sirviendo de soporte arquitectónico. Sin perjuicio de lo cual, y en
virtud de una dialéctica característica, el orden sistemático, entendido ahora como
ordenación de lo más general a lo menos general, se mantiene también intacto,
aunque sea un orden absurdo desde un punto de vista histórico. No es menos
problemática la situación que, en la Historia de la mecánica, se suscita a propósito de
las leyes de Kepler, en sus relaciones con las leyes de Newton. Según el orden
histórico es evidente que las leyes de Kepler antecedieron a los Principia de Newton.
Pero este orden histórico, ¿tiene también un significado arquitectónico (no meramente
axiomático formal)? Es frecuente presentar a los Principia de Newton como una
sistematización de orden superior tal que, desde ella, las leyes de Kepler se deducen
como corolarios suyos. Pero esta sistematización, ¿no es meramente abstracta-
formal?, ¿logra segregar el orden histórico, o bien esto es imposible, puesto que en
este orden histórico está actuando un componente arquitectónico (sólo a partir de las
leyes de Kepler pueden ser probadas las leyes de Newton)? Los mismos problemas se
reproducen cuando los Principia de Newton son reexpuestos en sistematizaciones
más potentes reorganizadas en torno al «principio de Hamilton». ¿Cabe «arrojar» a la
Historia externa de la Dinámica, como episodios segregables de su sistema cerrado,
no sólo a la obra de Kepler sino también a la de Newton?

Sean suficientes estas menciones para sugerir hasta que punto la teoría del cierre
categorial propicia la posibilidad de tratar el desarrollo de los cuerpos científicos de
suerte que en ellos puedan reconocerse ordenes históricos internos, arquitectónicos,
sin perjuicio de la posibilidad de organizar esos cuerpos según otras diferentes líneas
sistemáticas. En ningún caso, sin embargo, el desarrollo histórico de un cuerpo
científico, aunque sea interno, tiene por qué entenderse como un desarrollo lineal y
uniforme. Tampoco hay razones para mantener la perspectiva de una historia aleatoria
e irregular. El desenvolvimiento histórico de un cuerpo científico categorial, a partir de
un estadio determinado, se ajusta a un orden y a un ritmo que no dependen
exclusivamente de sus estadios precedentes, pero que tampoco tendrá por qué
entenderse como una sucesión de fases meramente empíricas, o determinadas por
circunstancias sociales (los consensos de los paradigmas). Por de pronto habrá que
atenerse al orden arquitectónico. Ahora bien, los «puntos de cristalización» pueden
aparecer en lugares diferentes del campo categorial, y los estímulos para esta
cristalización no siempre son internos al cuerpo que consideramos en proceso de
desenvolvimiento. Intereses tecnológicos o militares, intereses grupales o personales,
determinados, a su vez, en un contexto social y cultural poblado por «nebulosas
ideológicas» (pongamos por caso, la «nebulosa creacionista» judeo cristiano, respecto
de la Física moderna), explican la variedad de lugares del campo en los que pueden
determinarse esos «puntos de cristalización». En torno a esos puntos las ciencias
pueden crecer en el seno mismo de esas nebulosas ideológicas que los envuelven, sin
necesidad de un previo «corte epistemológico» con ellas.

¿Se dirá entonces que la historia de una ciencia está determinada desde su entorno
social o cultural y que sus líneas de desenvolvimiento sólo son un reflejo de ese
entorno social y cultural (lo que autorizaría a hablar, con sentido gnoseológico, por
ejemplo, tanto de «ciencia alemana» como de «ciencia romántica» o de «ciencia
barroca»)? El materialismo gnoseológico ofrece algunos criterios para enjuiciar tan
difíciles preguntas. Ante todo, y puesto que él no presupone (como el adecuacionismo
o el descripcionismo) un orden objetivo previamente dado a la ciencia misma, no
tendrá tampoco por qué considerar el orden histórico efectivo como si fuera, por serlo,
aleatorio. Por de pronto el orden histórico es un orden tal real y tan «legítimo» como
cualquier otro; ni siquiera cabrá calificar a sus ritmos como atrasos o como adelantos
(salvo que tomemos términos de referencia más o menos arbitrarios). Tampoco será
necesario conceptuar el desarrollo histórico de un cuerpo científico como un mero
resultado del azar de la acción de estímulos exteriores al propio cuerpo. Los cuerpos
de las ciencias hay que suponerlos organizados a partir de ciertas estructuras capaces
de «filtrar» los estímulos del entorno. Por ello, estos estímulos no podrán considerarse
siempre como enteramente externos, desde el momento en que suponemos que han
de ser asimilados y coordenados desde el interior del cuerpo científico. Por otro lado,
los cuerpos científicos desarrollarán mecanismos capaces de entretejerse con otros
sistemas procedentes de otros puntos de cristalización (a su vez determinados por
estímulos del entorno). Y así como carece de sentido hablar, por ejemplo, de «ciencia
maya» o de «ciencia egipcio-faraónica», puede tener sentido reconocer que un cuerpo
científico dado haya sido determinado por un entorno social y cultural preciso (la
«matemática barroca»), sin perjuicio de que ese cuerpo científico pueda
universalizarse, no tanto por segregación o desbordamiento de ese entorno (como si
se hubiera encontrado una puerta que daría el acceso a un mundo transfísico) sino por
universalización (por imposición a los demás) del entorno mismo.

Desde el materialismo gnoseológico alcanza también un significado peculiar la


situación que, en el presente, corresponde desempeñar a algunos cuerpos científicos.
Mientras que en la Antigüedad o en la Edad Media las ciencias positivas (salvo la
Geometría y parte de la Astronomía geométrica) representaban muy poco en el
conjunto de la estructura social y cultural, en la Época moderna el desarrollo de las
ciencias (al menos de algunas) ha tenido lugar en su confluencia con la revolución
industrial y demográfica. Las relaciones de las ciencias positivas con su entorno han
cambiado en puntos decisivos. Ha aparecido la «gran ciencia», grande por el volumen
de sus recursos, de sus servidores, de sus instalaciones y, por tanto, de su
dependencia de su entorno económico, social y político. Los cuerpos de las ciencias y,
en particular, la investigación científica, se nos muestran ahora entretejidos con las
raíces mismas del desarrollo tecnológico y social (concepto de I+D); el sabio
tradicional se transformará en hombre de ciencia,es decir, en miembro de un equipo
de investigación. Las interacciones entre las diferentes ciencias experimentarán un
fuerte incremento («investigaciones interdisciplinares»).

Pero la novedad de esta situación (a partir, sobre todo, de la segunda mitad del siglo
que termina) no autoriza a considerar abolidas o borradas las categorías, figuras e
interacciones que reconocemos como características de los cuerpos científicos. La
interdisciplinariedad no borra las distancias categoriales ni lleva al proceso de
reabsorción de algunas ciencias en el seno de otras. Simplemente ocurre que los
«hombres de ciencia» han de desplegar conductas más versátiles en lo concerniente a
sus adaptaciones (parciales siempre) a los procedimientos característicos de otras
disciplinas.

La interacción entre comunidades científicas asignables a diversas categorías, aunque


aumenta la masa inercial de los cuerpos de las ciencias interactuantes y, en
consecuencia, el grado de su autonomía respecto de los respectivos entornos
exteriores, sin embargo no por ello conduce a la situación de una «ciencia global»
liberada de cualquier presión exógena significativa (política, cultural, sociológica) y
entregada a su propio ritmo.

V. Ciencia y Filosofía.
1.- El «problema de las relaciones entre ciencia y filosofía»; No lo
plantearemos aquí como un problema de relaciones entre dos géneros de saber
previamente presupuestos, cada uno definido en sus campos propios, sin perjuicio de
sus interrelaciones. El problema de las relaciones entre ciencia y filosofía lo
entenderemos, ante todo, como una ampliación (por regressus) del problema de las
relaciones que cada ciencia positiva mantiene con las otras ciencias, así como con la
realidad que envuelve a todas ellas, limitando sus respectivos «radios de acción».
Desde este punto de vista podemos afirmar que el interés por la filosofía, desde la
Teoría de la ciencia, no es tanto un interés suscitado como un «complemento
exterior», sino el interés suscitado desde el interior mismo de las ciencias, en tanto se
limitan las unas a las otras, y son limitadas por la realidad, y en tanto que el análisis de
tales limitaciones quiere llevarse a efecto por métodos racionales, aunque no sean
científicos.

Por lo demás, carece de sentido hablar, en abstracto, de las «relaciones entre ciencia
y filosofía», porque estas relaciones serán entendidas de diferente modo según lo que
se entienda por ciencia (concretamente, para mantenernos en el horizonte del
presente opúsculo, según la teoría de la ciencia escogida) y según lo que se entienda
por filosofía. Ahora bien: en la medida en que consideremos filosóficas a las distintas
teorías gnoseológicas de la ciencia a las que nos venimos refiriendo (la concepción
descripcionista, la concepción teoreticista, la concepción adecuacionista y la
concepción materialista) podremos concluir que la cuestión de las relaciones entre la
ciencia y la filosofía forma parte, en rigor, de la cuestión de las relaciones entre la
filosofía (gnoseológica) de la ciencia y la filosofía en general (incluyendo en esta
rúbrica, más precisamente, a la filosofía en cuanto concepción del mundo, en cuanto
Ontología, y a la peri-filosofía o meta-filosofía).

El enunciado titular de este parágrafo («ciencia y filosofía») lo entenderemos, por


consiguiente, como una abreviatura de este otro enunciado: «relaciones entre la
ciencia (tal como es concebida desde los diferentes tipos fundamentales de teorías
gnoseológicas) y la filosofía en general (en cuanto incluye, más precisamente, la
exposición de una concepción del mundo de una Ontología y de una metafilosofía)».

Una vez aceptada esta reformulación del enunciado titular podemos intentar el análisis
de las implicaciones que hemos de suponer que mantiene, al menos
preferencialmente, cada una de las concepciones gnoseológicas de la ciencia
consideradas (en tanto ella es, por sí misma, una filosofía de la ciencia) con
concepciones filosóficas más generales (ontológicas y metafilosóficas). De este modo
evitaremos, al menos en un primer análisis, entrar en el camino que habría de
llevarnos a plantear la cuestión de los diversos modos de entender la filosofía como
condición previa para establecer los tipos de relaciones posibles entre ciencia y
filosofía.

Es cierto que no tenemos por qué suponer que el regressus desde una determinada
filosofía de la ciencia (tomada como referencia) hasta la filosofía en general, deba ser
unívoco. Detrás de una determinada concepción gnoseológica de la ciencia podremos,
sin duda, encontrar concepciones filosóficas generales muy diversas (ontologías muy
diversas y concepciones de la propia filosofía también muy diferentes): detrás del
adecuacionismo puede estar alentando una ontología naturalista, pero también una
teología creacionista. A pesar de todo, mantendremos la suposición según la cual la
filosofía de la ciencia implica, preferencialmente al menos, un cierto tipo de filosofía
(de ontología y de metafilosofía). Por ejemplo, el adecuacionismo implicaría
preferencialmente, por motivos de coherencia lógica (aunque también por razones
más complejas), una ontología teológica creacionista (antes que una ontología
materialista) así como la concepción de la filosofía como «reina de las ciencias».

En cualquier caso, daremos también por supuesto que la filosofía gnoseológica de la


ciencia que cada cual «elige» no depende sólo de la visión que, a partir de su propia
experiencia personal, tenga de una ciencia determinada o de varias, sino también de
las concepciones filosóficas generales (ontológicas y también perifilosóficas) por las
que esté envuelto.

2. Situémonos, ante todo, en la perspectiva de un científico que «dedica


íntegramente su vida» a la investigación de su propia disciplina, pero que, lejos de
encerrarse en ella, se asoma, en las horas de ocio, a otros campos, y aun recorre
trechos más o menos largos de sus caminos. Supuestas dadas ciertas condiciones
(relativas sobre todo a la satisfacción y entusiasmo de este científico ante la riqueza de
las materias que las diversas ciencias ofrecen a su «apetito cognoscitivo»)
entenderemos muy bien por qué la «visión» que un científico semejante podrá llegar a
alcanzar sobre el conjunto de las ciencias se ajustaría a los siguientes rasgos: por de
pronto, la visión de la inmensidad de la «ciencia global». Decidido a internarse en los
campos de las más diferentes ciencias positivas, nuestro científico verá abrirse ante si
un inmenso espacio enciclopédico, de cuya inmanencia no podrá jamás salir, por
mucho que adelante en todas las direcciones. Ni siquiera le «quedaría tiempo» para
mirar «fuera» de esa enciclopedia, a fin de «recibir el mundo» en su totalidad. ¿Cómo
podría distinguir siquiera entre el saber riguroso sobre las cosas del mundo que la
Enciclopedia le proporciona con esas mismas cosas que se muestran a través de su
saber científico, y no de otro (puesto que supone que el saber científico es el único tipo
posible de saber)? Tratamos de mostrar cómo la visión positivista (descripcionista) de
la ciencia está propiciada por el trato «desde dentro» con algunas ciencias, a las que
se habrá tomado, además, como modelos exclusivos de cualquier conocimiento.
Brevemente: la visión positivista radical de las ciencias, el descripcionismo cientificista,
puede conducir, en el límite, a una superposición de los espacios abiertos por las
ciencias con la realidad misma del mundo cognoscible. Si nuestro saber es, en un
sentido riguroso, el saber que nos deparan las ciencias positivas, ¿cómo podremos
pensar siquiera en la posibilidad de saber algo sobre el mundo valiéndonos de otros
supuestos métodos filosóficos, por ejemplo, o teológicos que no produzcan saberes
científicos? Un saber que no sea científico claro y distinto, en la terminología
cartesiana no es un saber oscuro o confuso; es sencillamente ignorancia o no saber.
«La filosofía no enseña nada, y nada puede aprender de nuevo por sí misma, puesto
que no experimenta ni observa nada», decía Claude Bernard. Federico Engels, en el
umbral de su Anti-Dühring rondaba esta misma idea: «En los dos casos [del
materialismo científico de la época, que ha logrado establecer, con Kant y Laplace, la
ley de la evolución de los astros, y con Darwin, la de los organismos] es este
materialismo sencillamente dialéctico, y no necesita filosofía alguna que esté por
encima de las demás ciencias. Desde el momento en que se presenta a cada ciencia
la exigencia de ponerse en claro acerca de su posición en la conexión total de las
cosas y del conocimiento de las cosas, se hace precisamente superflua toda ciencia
de la conexión total. De toda la anterior filosofía no subsiste al final con independencia
más que la doctrina del pensamiento y de sus leyes, la lógica formal y la dialéctica.
Todo lo demás queda absorbido por la ciencia positiva de la naturaleza y de la
historia.»

Nos encontramos, en resumen, en una situación tal en la que la visión de la ciencia se


autopresenta como la única visión racional y universal de la realidad, lo que significará
que no cabe conceder ningún lugar a una filosofía que no sea científica. A lo sumo,
podrá decirse que la filosofía queda reabsorbida en la enciclopedia de las ciencias o,
aplicando al caso el concepto marxista de la «realización de la filosofía en el
proletariado», podríamos añadir que la filosofía, que había sido «madre de las
ciencias», ha entrado ya en el período de su agonía mediante su «realización en el
conocimiento de la enciclopedia de las ciencias positivas». Al mismo tiempo, cuando
se concibe el saber científico positivo de modo tan radical, será lógico concluir, no sólo
que fuera de ese saber no podemos saber nada, sino que, por ello, ni siquiera
podemos afirmar que quedan residuos inaccesibles al método científico: el saber
científico tenderá a autoconcebirse como un saber virtualmente omnisciente, total y
completo. Por análogos caminos por los cuales Hegel llegó a negar la cosa en sí
kantiana y a proyectar la elevación panlogista de la conciencia al «saber absoluto», el
positivista radical llegará a negar las realidades que no estén contenidas en las
ciencias y concebirá a la ciencia de un futuro, acaso muy próximo, como omnisciencia.
¿Acaso el Genio de Laplace no desempeñaba, en el terreno de la ciencia mecánica,
funciones similares a las que Hegel asignó a la conciencia absoluta, en el terreno del
saber filosófico? Una suerte de «fundamentalismo científico» se abre ante nosotros. El
científico positivista y radical dirá, en relación al campo de su especialidad, lo que
Hilbert decía, en alusión al célebre lema de Emil du Bois-Reymond, y refiriéndose a su
propio campo de investigación: «En Geometría no cabe el Ignorabimus.» No debe
creerse que este «cientificismo fundamentalista» sea tan sólo una floración que
hubiera brotado durante el pasado siglo a cuenta de la impresionante ebullición que en
la época alcanzaron las ciencias positivas. El fundamentalismo científico nunca ha
desaparecido del todo. De hecho resurge en los últimos años del siglo que acaba, pero
este resurgimiento sólo podemos entenderlo como efecto del influjo de muy confusas
ambiciones metafísicas.

El peculiar género literario que reconocemos en las obras de los físicos que ofrecen su
«visión científica del mundo» es cada vez más cultivado; se admite que las diversas
ciencias categoriales, particularmente las ciencias físicas o biológicas, puedan y deban
ser utilizadas como instrumentos capaces de abordar la totalidad de los problemas
filosóficos. Ahora bien: lo que una ciencia positiva puede ofrecer es una visión
científica de su campo categorial, y no una visión científica del mundo. Sin embargo es
frecuente hablar de determinadas teorías físicas como si fueran «teorías del todo»
(TOE = Theory of everything). Un autor, por ejemplo, en un libro reciente (E. Laszlo,
Evolución, la gran síntesis, 1987), se atreve a escribir, apoyándose (dice) en los
resultados de las ciencias biológicas, físicas e históricas, lo que sigue: «Durante varios
miles de años, nosotros, los sapientes, nos hemos preguntado de donde venimos y
adonde vamos. Hoy, pasados unos veinte mil millones de años desde los orígenes del
universo, podemos estar a punto de averiguarlo.»

La paradoja del fundamentalismo cientificista consiste en que sus proposiciones no


pueden ser encerradas en ciencia alguna. El fundamentalismo constituye una reflexión
sobre las ciencias, tanto en sus relaciones mutuas como en las relaciones que ellas
pueden mantener con su exterioridad. Pero este tipo de reflexiones desborda el
horizonte propio de cualquier ciencia (al físico, en cuanto tal, no le corresponde
analizar las relaciones entre las Matemáticas y la Biología; estas relaciones, en todo
caso, no pueden ser expresadas en el lenguaje de la Física). Dicho de otro modo: el
fundamentalismo implica no sólo una filosofía de la ciencia, sino también una ontología
(de tendencia monista, en el modelo al menos de los Enigmas del Universo de
Haeckel) y una metafilosofía (una doctrina sobre la propia naturaleza de la filosofía). Y,
por lo menos esta última, es errónea. Porque no se trata de un mero cambio de
denominación (llamar «ciencia», en lugar de «filosofía», a la reflexión sobre las
ciencias en su relación con los demás saberes), sino que se trata sobre todo de un
intento imposible, a saber, la identificación de la filosofía con la ciencia, tanto da si
estos métodos unificados se llaman científicos, como si se les llama filosóficos, es
decir, filosófico-científicos. El fundamentalismo cientifista no anula, por tanto, a la
filosofía, sino que lo que pretende es anular toda distancia entre filosofía y ciencia
categorial, llamando a esa supuesta filosofía realizada «visión científica de la ciencia y
del mundo». Y aquí reside precisamente lo ingenuo y acrítico de su proceder. Ingenuo
y acrítico en tanto presupone, no sólo que cada ciencia «tiene la exigencia de poner en
claro su posición con la conexión total de las cosas» (para usar las palabras de
Engels) sino también que el conjunto de todas las ciencias daría como resultado la
visión sintética «científica» del Universo. Como si el conjunto de los resultados de las
diversas ciencias dibujase por sí mismo un mapa mundi armónico, como si el
Ignoramus, Ignorabimus! que Du Bois-Reymond proclamó hace más de un siglo,
careciese de todo fundamento. Pero la filosofía no tiene por qué entenderse tampoco
como un tipo de saber científico que «va más allá» de los saberes ofrecidos por las
ciencias positivas. Ante todo ha de entenderse como una crítica de las propias
ciencias o, mejor dicho, como una crítica de las pretensiones que, una y otra vez,
determinadas concepciones de la ciencia atribuyen a las ciencias. Crítica que no
puede llevarse a cabo sin disponer de una teoría de la ciencia desde la cual pueda
llevarse a efecto el tipo de catarsis que en cada momento se haga preciso.

3.- Situémonos, ahora en la perspectiva del adecuacionismo, en tanto


comparte con el cientificismo descripcionista la valoración sustantiva (=1) de la materia
como realidad que se impone por sí misma a cualquier con-formación conceptual o
ideal. El adecuacionismo, es cierto, no dejará por ello de valorar la función positiva
(=1) que conviene también a las formas gnoseológicas, sin perjuicio de que postule
algún tipo de isomorfismo entre el «mundo de las formas» y el «mundo de las
realidades». Con esto estará reconociendo ya la distancia entre una «realidad» y las
diversas maneras de «entenderla científicamente». Por tanto, estará reconociendo que
la conjunción de las diversas maneras de entender científicamente la realidad (según
las diferentes ciencias), no constituye una manera más de entender científicamente la
realidad. Se trata de «una manera global», de una manera que comportará,
fundamentalmente, la tarea de coordinar (y coordinar implica ahora subordinar,
jerarquizar) los resultados de las diversas maneras científicas en las cuales
(suponemos) la realidad ha sido captada. Podrá seguir considerándose científica esta
coordinación, pero, en tal caso, esta nueva ciencia, no será una ciencia más, sino, o
bien una ciencia sui generis, una ciencia «que se busca», o bien una «ciencia de las
ciencias». Es decir, es una filosofía, en el sentido tradicional.

Ahora bien, la filosofía que puede vincularse al adecuacionismo, reexpone de nuevo,


en cierto modo, el ideal de omnisciencia del cientificismo, al menos si admitimos que
un adecuacionismo coherente sólo puede mantenerse en el ámbito de una ontología
teológica que establezca que el mundo, conocido parcialmente por las ciencias y
totalizado por la filosofía, es el mismo mundo armónico que Dios, como organista
supremo, ha creado desde su eternidad. La filosofía adecuacionista de las ciencias
encuentra su verdadero espacio en el marco de la filosofía onto-teológica, y propicia
una meta-filosofía muy precisa, a saber, aquella que, presuponiendo el significado
insustituible de las ciencias positivas, reconoce sus límites y señala a la filosofía la
función de coordinar y totalizar las diferentes ciencias particulares en una síntesis
superior que, si no es propiamente una ciencia más, es por ser el reflejo de todas
ellas. Thomas Mann expone admirablemente, en su Doctor Faustus, este modo de
entender la relación entre la filosofía y las ciencias positivas por gentes formadas en la
confluencia de tradiciones católicas y positivistas: «¼nos habíamos atenido a la
opinión corriente de que la filosofía es la reina de las ciencias. Entre las demás, ella
ocupaba, así lo habíamos comprobado, aproximadamente el lugar del órgano en el
caso de los instrumentos. Los dominaba, los juntaba espiritualmente, los ordenaba y
purificaba los resultados obtenidos en todas las esferas de la investigación, para hacer
con ello una imagen del universo, una síntesis superior y reguladora que contenía el
sentido de la vida y determinaba con lucidez la posición del hombre en el cosmos.»

4. Las otras dos «familias», de teorías de la ciencia que tenemos que


considerar, el teoreticismo y el materialismo, que convienen críticamente en dejar sin
efecto la sustantivación de la materiade las ciencias, se alejan también de todo
fundamentalismo científico, de todo cuanto tenga que ver con la «filosofía de la
omnisciencia», con la idea de que el hombre, mediante su entendimiento (científico y
filosófico) «se hace, de algún modo, todas las cosas». Pero el teoreticismo lleva al
extremo la crítica del cientificismo fundamentalista o adecuacionista. Al sustantivar a la
forma de las ciencias, al asignar el valor 1 únicamente a la forma de las ciencias, aísla
enteramente a las ciencias de su materia y las clausura en el ámbito de su propia
creación. El teoreticismo no es una filosofía de la ciencia que pueda considerarse
desligada, por tanto, de cualquier otra concepción filosófica: al separar a las verdades
ofrecidas por las ciencias de la realidad, el teoreticismo se aproxima necesariamente
hacia el escepticismo o hacia el agnosticismo. Y su alejamiento de toda sombra de
fundamentalismo científico lo sitúa en la vecindad del fideísmo o, al menos, lo hace
compatible con él. La ciencia no podrá tomarse ya como canon o norma de la razón, o
de la existencia; importará sobre todo por su utilidad o por su belleza. La fe en lo
sobrenatural verá destruidas las barreras que pretendió ponerle una ciencia entendida
al modo fundamentalista. Y asimismo, quedará también abierto el camino hacia una
filosofía totalmente liberada de las ataduras científicas y dispuesta a entrar en los
caminos de lo inefable (al menos de lo que no se puede expresar en lenguaje
científico). Si se supone que la ciencia nada tiene que decir de la realidad, y, menos
aun, de las «realidades más misteriosas», lo mejor que la ciencia podrá hacer es callar
ante ellas, siguiendo el precepto de Wittgenstein: «Ante lo que no se puede hablar, lo
mejor es callar.»

5. El materialismo filosófico desarrolla una teoría de la ciencia, la teoría del


cierre categorial, que tampoco, como es lógico, puede considerarse independiente o
aislada del resto de las concepciones filosóficas, en particular, de la ontología y de la
metafilosofía. La teoría del cierre categorial no puede ser entendida como una
concepción exenta, compatible con cualquier tipo de ontología o de metafilosofía, es
decir, de la filosofía de la propia filosofía (en relación con los restantes saberes y, muy
especialmente, con los saberes científicos). Esto no quiere decir que el materialismo
gnoseológico haya de entenderse ligado precisamente a algún tipo muy determinado
(y no a otro) de ontología o de metafilosofía.

La teoría del cierre categorial, al proponer la «reabsorción conjugada» de la forma en


la materia de cada ciencia positiva, y al hacer equivalente esa forma con una identidad
sintética entre determinados contenidos de cada campo categorial, en la que hará
consistir la verdad científica (que, lejos de toda rigidez, admitirá amplias «franjas de
verdad»), se compromete, obviamente, con posiciones filosóficas cuyo alcance va
mucho más allá del que podría atribuirse a una estricta teoría de las ciencias positivas.
En efecto:

Ante todo, se comprenderá la incompatibilidad del materialismo gnoseológico con el


escepticismo científico y, por tanto, con el escepticismo en general. El materialismo
reconoce a las ciencias su contribución insustituible en el proceso de establecimiento
de verdades racionales, apodícticas y necesarias, como tales verdades, en el ámbito
de los contextos objetivos, incluso de aquellos que son cambiantes, que las
determinan. En consecuencia, el materialismo gnoseológico excluye cualquier
posibilidad de ver a las ciencias como «neutrales» respecto de cualquier género de
dogmática mitológica o teológica que interfiera con los contextos objetivos
determinantes de la verdad científica. Carecen de todo fundamento (salvo el de interés
ideológico) las afirmaciones, que hoy vuelven a ser reiteradas una y otra vez, según
las cuales la ciencia, o la racionalidad científica, se mantiene en un plano neutral y
paralelo al plano de la fe teológico-religiosa con el cual, por tanto, y en virtud de ese
paralelismo, no podrá nunca converger. Es cierto que la mayor parte de los conflictos
históricos habidos entre la religión judeo-cristiana y las verdades que las ciencias
positivas fueron ofreciendo el conflicto en torno al geocentrismo, en la época de
Copérnico y de Galileo; el conflicto sobre la edad de la Tierra, en la época de Buffon o
de Lyell; el conflicto sobre el origen del hombre, en la época de Darwin o Huxley;
fueron resolviéndose «en el terreno diplomático»; pero no porque los conflictos
hubieran resultado ser aparentes, ni porque hubieran sido retiradas las conclusiones
de la razón científica positiva: las que se replegaron, refugiándose en el alegorismo, o
en la doctrina de los «géneros literarios», fueron las iglesias católicas y protestantes
&c., obligadas precisamente por el empuje de la racionalidad científica. ¿Pueden decir
estas iglesias, con verdad, que el avance de las ciencias no afecta a su fe,
considerada en el terreno de su dogmática, o propiamente sólo podrían decir con
verdad que el avance de la ciencia no afecta, al menos tal como podría esperarse, a
su organización social? El conflicto fundamental entre las «religiones superiores» y la
«razón» no se libra, en todo caso, en el campo de batalla de las ciencias positivas,
sino en el campo de batalla de la filosofía. Aquí se encuentran los lugares ocupados
por el razonamiento filosófico (la existencia de Dios, la inmortalidad del alma humana,
que las iglesias ya no pueden ceder). Por ello cabrá afirmar que los lugares en donde
los conflictos entre la fe y la razón se producen de un modo irreducible son aquellos en
los que se enfrentan la filosofía materialista y la fe religiosa (disuelta, y no
casualmente, en muchas formas de filosofía), y no los lugares en donde se enfrenta
una ciencia positiva determinada con un dogma particular.

El reconocimiento del significado de la racionalidad científica como canon necesario


para enfrentarse con la realidad, contra todo género de escepticismo (reconocimiento
que implica también la discriminación entre las líneas centrales de las franjas de
verdad científica y sus líneas marginales, colindantes, muchas veces, con la ciencia
ficción, como pueda ser el caso, por ejemplo, de algunas teorías cosmogónicas
actuales del big bang) no devuelve al materialismo a ninguna de las posiciones que
pudieran considerarse más o menos próximas al postulado de omnisciencia que
hemos visto planear sobre el fundamentalismo descripcionista o adecuacionista. El
materialismo, apoyado en el pluralismo de los círculos categoriales mutuamente
irreductibles que resultan determinados por las diferentes ciencias efectivas, puede
defender la tesis del carácter finito y limitado (= no exhaustivo) de las construcciones
científicas sin necesidad de apelar a instancias exteriores a ellas mismas. En esto se
diferencia el materialismo del agnosticismo, que cree poder derivar la «finitud de la
razón» a partir de una supuesta«fe» que nos dejaría traslucir algo del «noúmeno
infinito». En efecto, desde el momento en que se reconoce que las diversas categorías
científicas inciden, al menos en parte, sobre unos mismos materiales, se hace posible
concluir que ninguna ciencia tiene que «agotar» su propio campo, ni tiene por qué
hacerlo, para alcanzar conexiones necesarias en el ámbito de sus contextos
determinantes. Con esto se hace posible también dejar de lado ciertos prejuicios
jerárquicos, que se fundan en realidad en concepciones metafísicas implícitas del
Mundo, según los cuales determinadas categorías científicas señaladamente las
matemáticas o las físicas tendrían que desempeñar el papel de fundamentos o bases
de todas las demás categorías científicas y, por tanto, del Mundo en su conjunto. Que
el regressus practicado en el ámbito de las categorías físicas lleve a muchos físicos al
postulado de un «punto originario» del universo físico, como sostienen las teorías del
big bang, no implica que todas las demás categorías científicas (las categorías
químicas, las biológicas, las etológicas) deban considerarse como emanación o
modulación de las categorías físicas. La crítica materialista al ideal de la omnisciencia
de los fundamentalismos cientificistas no procede, en resolución, de instancias
exteriores a las ciencias mismas, sino del análisis de estas ciencias consideradas en
sus relaciones dialécticas mutuas. Un punto de vista que era imposible adoptar todavía
en la época de la «única ciencia newtoniana», en la época de la Crítica de la Razón
Pura de Kant, y que sólo pudo comenzar a madurar un siglo después, cuando la
pluralidad de las ciencias, incluso su pluralidad en el ámbito de una misma categoría
genérica mecánica, termodinámica, electromagnetismo, comenzó a ser un hecho
histórico. Me refiero a la época del Ignoramus, Ignorabimus! de Emil du Bois-
Reymond; una época cuyo significado todavía no ha sido reconocido por quienes,
desde el mito que identifica nuestro presente con una supuesta «edad postmoderna»
quieren vincular este presente nuestro directamente con la Ilustración (e incluso con
Kant), olvidando todo lo que se contiene bajo la rúbrica de «siglo xix»: la explosión de
la pluralidad de las ciencias, la revolución «neotécnica», la explosión demográfica y
urbana, los movimientos revolucionarios de radio internacional, el colonialismo y el
imperialismo a escala planetaria.

La pluralidad de categorías que el materialismo reconoce en el terreno gnoseológico


se corresponde con el pluralismo materialista en el terreno ontológico. Los contenidos
de los campos materiales que constituyen el cuerpo de las ciencias son los mismos
contenidos del Mundo-entorno organizado por los hombres: el materialismo rechaza la
distinción entre «objeto de conocimiento» y «objeto conocido». Pero dado que los
objetos conocidos por las ciencias no «agotan» la materia conceptualizada en los
contextos determinantes, se comprende cómo las relaciones entre los diferentes
conceptos científicos (sobre todo, entre los conceptos tallados en diferentes
categorías) habrán de rebasar cualquier horizonte categorial, determinándose en
forma de Ideas objetivas tales como la Idea de Causa, la Idea de Estructura, la Idea de
Dios, la Idea de Tiempo, la Idea de Finalidad, la Idea de Libertad, la Idea de Cultura, la
Idea de Hombre¼ y la Idea de Ciencia). De este modo, el materialismo filosófico
puede asignar a la filosofía («académica») unas tareas que, por lo menos, pueden
abrigar la pretensión de ser más precisas y positivas de las que pudieran asignársele a
partir de formulaciones que intenten definir a la filosofía como una busca de
«respuesta a los interrogantes de la existencia», como «meditación sobre la Nada» o
como «análisis de los juegos lingüísticos». La filosofía (la filosofía del materialismo
filosófico) podría definirse, en cambio, como la disciplina constituida para el
tratamiento de las Ideas y de las conexiones sistemáticas entre ellas. Ideas que, en
tanto brotan de las conceptualizaciones de los procesos del mundo (de un mundo que,
en la actualidad, y precisamente por la acción del desarrollo tecnológico y científico, se
nos ofrece como una realidad conceptualizada en prácticamente todas sus partes, sin
regiones vírgenes mantenidas al margen de cualquier género de conceptualización
mecánica, zoológica, bioquímica, etológica, &c.), no son subjetivas, ni son eternas,
aunque son Ideas objetivas. La Idea de Dios, por ejemplo, no tiene más de 3000 años
de antigüedad, y la Idea de Cultura objetiva no tiene más de 200 años.

Y como, en nuestros días, la mayor parte de las Ideas se van configurando a través de
los conceptos tallados por las ciencias positivas, el materialismo filosófico no puede
aceptar la concepción de la filosofía como «madre de las ciencias». La filosofía
académica es decir, la filosofía de tradición platónica no antecede a las ciencias, sino
que presupone las ciencias ya en marcha («nadie entre aquí sin saber Geometría»).
Tampoco puede aceptar el materialismo la concepción de la filosofía como una
«ciencia primera», como una «reina de las ciencias». La filosofía no es una ciencia,
porque las Ideas, en su symploké, no constituyen una «categoría de categorías»
susceptible de ser reconstruida como un dominio cerrado. El entendimiento de la
filosofía como «geometría de las Ideas» es sólo una norma regulativa del racionalismo
materialista y no debiera ser interpretado como denominación de una supuesta
construcción efectiva.
Resumen:

La obra reseñó los conceptos fundamentales de la Epistemología,


desde la visión de diferentes autores, presentándola como una meta-
disciplina, en las estructuras teóricas profundizando en la generación
del conocimiento, como objetivo de esta disciplina. Además, abordó los
discursos de la Educación, concibiéndola como un factor regulador de
las relaciones entre los hombres y de estos con su entorno, produciendo
en consecuencia el conocimiento.

El autor con su obra nos deja más preguntas que respuestas ante el impactante
cambio de las teorías y métodosde estudio de la ciencia y de la Educación que,
producto de esta lectura analítico crítica, se consideró como un recorrido a través del
proceso evolutivo de la Epistemología. Por ello podríamos concluir que el mayor valor
del trabajo de Ugas Fermín, consiste en ser una detallada y objetiva compilación de la
Epistemología del siglo pasado, lo que nos proporciona bases sólidas para emprender
nuevos enfoques para el estudio de la Epistemología de la Educación en el siglo XXI.
EPISTEMOLOGÍA, EDUCACIÓN, LECTURA ANALÍTICO-
CRÍTICA.

I.- INTRODUCCIÓN.

El presente ensayo tiene por objetivo, realizar una lectura analítico crítica de la
obra "Epistemología de la Educación y la Pedagogía" de Gabriel Ugas Fermín (2005).
La primera interrogante surge, al tratar de definir lo que es un ensayo, en este caso de
investigación, y en segundo lugar, en qué consiste una lectura analítico-crítica. Para
responder a la primera pregunta, podemos recurrir al trabajo de Jaramillo y Mendoza
"Guía para la elaboración de ensayos de investigación" y ante las múltiples
definiciones dadas al término, es decir todo lo que puede agruparse bajo el término
ensayo, podemos partir de lo que no es un ensayo:

…Un ensayo de investigación no es un gran resumen o síntesis de lo que otros


autores ya han dicho, es una construcción personal que muestra los avances en el
conocimiento que en lo personal estás proponiendo a la comunidad a partir de un
cuerpo de teorías existentes, destacando tu aporte personal acerca del tema central
del ensayo.

El aspecto más resaltante de lo expresado por los autores arriba citados, es la


palabra "Personal", que aparece al menos tres veces en la obra citada, con el
propósito específico de destacar el hecho de que quién elabora el ensayo, debe dejar
plasmado en el mismo, parte de su pensamiento y personalidad. Para responder a la
segunda pregunta, haremos referencia a los trabajos de Kabalen y Sánchez, en
particular "Lectura analítico crítica" y citamos (2001; p. 5):

…integra tres tipos de procesamiento de la información con diferentes grados


de abstracción y complejidad, que ubicamos en tres niveles de comprensión: el nivel
literal (que se limita a extraer la información dada en el texto), el nivel inferencial
interpretativo (establece relaciones para extraer inferencias de lo leído) y el nivel
analógico (que permite trasladar las relaciones extraídas de la lectura de un ámbito a
otro).

Afirman las autoras, que el ejercicio consciente de estos procesos permite la


consolidación de un lector crítico, capaz de analizar la información con profundidad.
Cada estructura cognoscitiva favorece cada nivel de comprensión y análisis de la
información y propicia la elaboración de ensayos basados en las lecturas, permitiendo
aplicar criterios de calidad acerca de la consistencia interna y externa de los textos y
de su coherencia lógica (ob. cit.)

La metodología de la lectura analítico crítica se basa en un principio en el cual


se establece la existencia de relaciones entre las estructuras cognitivas del lector y sus
habilidades para comprender textos. Las autoras afirman que la aplicación reiterada de
ciertos procesos cognitivos en situaciones variadas y bajo condiciones de
autorregulación y control, dan lugar a la formación de estructuras de pensamientos
generadoras de estrategias que permiten desglosar el contenido de un texto,
establecer relaciones entre los conceptos que se presentan e integrar dichas
relaciones en forma significativa para extraer el sentido del escrito y, en consecuencia,
interpretarlo (ob. cit).

Teniendo estos aspectos en claro, podemos afirmar que la elaboración de un


ensayo a partir de una lectura analítico crítica, exige que se asuma una postura, a
favor o en contra del autor, o una basada en un nuevo punto de vista no contemplado
en la obra que se analiza. Por ello, parece más sencillo señalar lo que en definitiva no
es y un ensayo no es un recuento de lo que han dicho otros autores ni una descripción
de la estructura en que se organiza la obra.

Sobre estas bases y siguiendo las recomendaciones de Jaramillo y Mendoza


(ob. cit.), el presente ensayo está estructurado de la siguiente forma. Se identifica el
problema encuadrándolo en el momento actual, con la finalidad de establecer en forma
clara los objetivos de este ensayo. Luego, se expone brevemente los contenidos más
relevantes de la obra de Ugas Fermín, destacando la importancia de la temática
epistemológica aplicada a la Educación.

Finalmente, quién elabora el ensayo, expone su punto de vista y formula sus


conclusiones. Para cumplir con este cometido, la autora del ensayo recurrirá a los
múltiples recursos lingüísticos y literarios disponibles, como son las figuras retóricas,
así como también, la variación de la exposición del desarrollo del ensayo, bien sea,
deductivo (partiendo de ideas generales para llegar a las particulares), inductivo
(partiendo de un caso particular para llegar a un sistema general de ideas) o dialéctico
(confrontando dos ideas para establecer una síntesis); esto persigue el propósito
específico de que el ritmo de desarrollo del cuerpo del ensayo, sea lo más dinámico y
variado posible, ya que se trata de una temática que resulta densa y compleja para
aquellos no versados en la materia, como es el caso de la autora de este ensayo; por
tanto queda claro, que el abordaje del tema se realiza desde la obra de Ugas Fermín.

II.- NIVEL LITERAL: ESTRUCTURA ORGANIZATIVA DEL DISCURSO DE LA


OBRA.

La postura de Ugas Fermín se expone desde el mismo prólogo de su obra:

No es necesario -escribe Ugas- "emborronar cuartillas" dando una larga lista de


conceptos sobre educación. Aquí nos limitamos a plantear su ambigüedad teórico-
práctica, que en su nivel conceptual evidencia la crisis de fundamentación y
legitimación teórica y metodológica que caracteriza hoy a ese campo de estudios.

Para demostrar su posición, Ugas Fermín presenta en su obra los fundamentos


teóricos y prácticos de diferentes autores, que sustentan la Epistemología como
disciplina, descubriendo para el lector la orientación del discurso en cada caso, lo que
le sirve para fundamentar esa crisis de legitimación teórica y metodológica.

En una primera parte, presenta la Epistemología como disciplina y define su objetivo,


como el estudio de la ciencia para establecer los parámetros dentro de los cuáles, un
estudio debe ser definido como científico. Aborda el proceso de producción del
conocimiento, de acuerdo con cada uno de los métodos desarrollados por cada autor y
cada especialidad y las clasifica en tres grandes categorías: a) Metacientíficas, las que
parten de una reflexión sobre la ciencia que conducen hacia una teoría general del
conocimiento; b) Paracientíficas, las que realizan una crítica de la ciencia para llegar a
un conocimiento distinto del conocimiento científico y c) Científicas, las que
permanecen en el interior de una reflexión sobre las ciencias.

Entre los autores presentados, el propio Ugas (2005) hace referencia preferencial a
Bachelard, Popper, Kunh y Bateson. Gastón Bachelard sostiene el desarrollo histórico
de la Epistemología, fundamentado en una "filosofía abierta a la complejidad y a las
transformaciones mediante la comprensión del detalle", dando origen a la historicidad
de la ciencia, la crítica del positivismo, el espiritualismo y la dialéctica. De su discurso
deben mencionarse su referencia a la Filosofía del No se escribe en clave de
revolución y no de evolución: interpretación, valoración y juicio; el Discurso del Método
Circunstancial (el hombre es él y sus circunstancias) y el Envolvimiento, que propone
la confrontación dialéctica por ruptura separándola del entendimiento común y por
envolvimiento, donde una teoría más amplia envuelve y delimita el alcance de una
particular.
LA CIENCIA JURIDICA

I. INTRODUCCION

De entre todas las acepciones que tiene la ciencia jurídica hay una que comprende tan
sólo a la dogmática jurídica y que viene ganando hasta el momento cierto sitial de
consenso y popularidad.

Las múltiples denominaciones que recibe la dogmática jurídica (ciencia dogmática,


sistemática jurídica, jurisprudencia, teoría del derecho positivo, entre otras) encuentran
en la actualidad cierta estabilidad en las nomenclaturas "ciencia jurídica", o también
llamada "ciencia del derecho".

La uniformidad formal de lo científico de la dogmática jurídica halla su complemento en


el sustrato material de su objeto de estudio referido al derecho positivo. Y es que se
define a la dogmática jurídica como la ciencia que versa sobre el sentido objetivo del
Derecho positivo (1), a diferencia de la filosofía del derecho y de la política jurídica que
tratan del valor del derecho y de los medios necesarios para la realización de ese
valor, respectivamente.

Si bien su objeto de estudio le permite a la dogmática jurídica diferenciarse claramente


de disciplinas jurídicas diversas, como las anteriormente mencionadas, la historia del
derecho, el derecho comparado, la sociología y la psicología jurídicas, desde el lado
de la epistemología hay un tema de conflicto sustancial que se refiere al
carácterultérrimo que asume la dogmática jurídica frente a posiciones contemporáneas
que, de modo contestatario, afirman que la dogmática jurídica no pasa de ser una
técnica en realidad.

Ante ello la voz de protesta de ciertos juristas se ha dejado escuchar, pues dado que
el jurista estudia el sentido del hecho jurídico en un tiempo y espacio específicamente
determinados, la dogmática jurídica le brinda al mismo su materia prima primordial: el
derecho positivo de un determinado ordenamiento jurídico. En ese sentido, se reclama
que la dogmática jurídica viene a ser la ciencia del jurista.

Sin embargo, la cuestión es asaltada por la conflictividad epistemológica expresada en


la actividad realizada por el jurista universal imaginario, dentro de un actual paradigma
científico que etiqueta a los diversos objetos y fenómenos de la realidad como
científicos, pertenecientes a la esfera de la ciencia, con el fin de lograr cierto sitial y
prestigio, con un implícito contenido de importancia y suma utilidad, correspondiente al
asunto de las "cosas importantes" revestidas de la autoridad del conocimiento
sistematizado, deductivo e hipotético de la ciencia. Y es que dicha actividad implica
niveles de técnica o tecnología, concebida como instrumentalización del cuerpo
teorético de la ciencia.

La crítica sobre el carácter de la dogmática es del todo legítima porque el derecho en


su conjunto también es puesto bajo examen. La discusión sobre si el derecho es
ciencia o técnica es lo suficientemente sostenida como para actualizar el debate,
desplazando el objeto desde la totalidad jurídica hacia una parcela, como viene a ser
la dogmática jurídica, atendiendo a las divisiones que actualmente se publicitan sobre
los niveles de la ciencia del derecho (dogmática jurídica, derecho comparado, teoría
general del derecho), sin descartar la complejidad que se desprende de la naturaleza
tridimensional del derecho (norma, hecho y valor).

En consecuencia, resulta necesario esclarecer en nuestro estudio el carácter


epistemológico de la dogmática jurídica frente a la discusión sobre su naturaleza
técnica o científica, a través de la siguiente formulación:

¿ Cuál es el carácter que asume la dogmática jurídica frente a la discusión de su


naturaleza científica o técnica ?
II. LA DOGMATICA JURIDICA GENERAL

1.1 Ciencia o ciencias Jurídicas.- Como ciencia del derecho, se ocupa


principalmente de la dimensión normativa del derecho y de los problemas
relacionados con la estructura del mismo. La no exclusiva preocupación sobre el
aspecto normativo de lo jurídico hace que la ciencia jurídica tenga como zona
central de trabajo al derecho vigente, en cuanto su estudio, interpretación y
aplicación, así como la descripción y explicitación del sistema de valores asumido
por un ordenamiento jurídico determinado (2).

Los conceptos, definiciones o nociones que se tienen sobre lo que es la ciencia


jurídica han atravesado por un proceso de decantamiento y depuración
ideológico que incluye la versión marxista leninista del fenómeno jurídico. En este
camino es de destacar el trabajo realizado por Víktor Knapp sobre la
interpretación del fenómeno del derecho, precisado en el ámbito de la ciencia
jurídica, desde el hecho de dejar en claro la diversidad terminológica, o más
precisamente la heterogeneidad de la terminología en cuestión (3) . Y es que la
disciplina integral que estudia el fenómeno de lo jurídico es o bien designada en
singular como "ciencia jurídica", o en plural como "ciencias jurídicas".

Tal divergencia si bien puede ser imputable a una negligencia en la expresión


lingüística o a meros convencionalismos de lenguaje, que no están lejos de
obedecer a un empleo ciego y descuidado del mismo, cuando lo recomendable
es que lo gramatical sea fiel reflejo del objeto a que se refiere y que está dentro
de la complejidad de lo real. Empero, detrás de ese descuido puede haber algo
más. Tanto así como para implicar una auténtica diferencia de concepción; esto
es, ya no solamente en el plano formal al respecto, sino en el nivel de lo material.

En ese sentido, considerando esa relativa dificultad, la noción de ciencia jurídica


puede ser susceptible de comprensión en varios estratos o categorías de
concepción:

a)En cuanto ciencias jurídicas, se entiende por tales a las


diversas ciencias relacionadas con el derecho, diferenciadas por el
ángulo del aborde: la dogmática, la política y sociología jurídicas, entre
otras.
b)Ciencias que tratan las diversas ramas del derecho (derecho
administrativo, civil, constitucional, internacional, penal, etc), de la
filosofía del derecho, del derecho comparado, entre otras.

c)Conjunto de ciencias constituido por la ciencia jurídica y la


ciencia del Estado.

Como ciencia jurídica, en singular, se concibe a la unicidad de una ciencia


general que contiene a cada una de las ciencias jurídicas especiales o
particulares, incluyendo a las señaladas líneas atrás. Y a partir de esa doble
manera de concebir el fenómeno de lo jurídico, se genera un interminable debate
en el ámbito vigoroso de la doctrina, que implica en mayor o menor medida la
asunción de determinadas posiciones y tendencias: quienes hablan de ciencia
jurídica en singular darán una importancia central a la dogmática jurídica, al
punto de colocarla en términos de sinonimia respecto a la denominación "ciencia
jurídica". Y, en contraposición, los que optan por la nomenclatura "ciencias
jurídicas" van a repartir la importancia de cada disciplina jurídica, prácticamente
en condiciones de igualdad, lo cual incluye por supuesto también a la dogmática
jurídica.

1.2 Sistemas jurídicos.- En los trabajos del mismo Víktor Knapp, se destaca su
abordamiento sobre el papel de los sistemas jurídicos en la significancia de la
ciencia jurídica. El autor en mención hace una clara distinción entre la
concepción romano germánica y la del sistema anglosajón del llamado Common
Law sobre la ciencia jurídica. Al respecto es de anotar las certeras palabras del
autor: " … En los países de tradición "continental" la ciencia jurídica está
considerada como un dominio reservado a los eruditos juristas "profesionales"
(profesores de derecho, investigadores) mientras que los practicantes (jueces,
abogados, administradores) reciben los resultados de la investigación científica
"profesional" y se remiten, aceptándolos o, llegado el caso, rechazándolos, a las
opiniones publicadas en la literatura científica, la cual influye así en la práctica
(en la legislación y en la aplicación del derecho). Al contrario, en los países del
"Common Law" son en primer lugar los practicantes –jueces, abogados
(barristers), administradores- los que desarrollan el pensamiento jurídico y, por
tanto, la ciencia jurídica, siendo la vocación de los universitarios, además de la
enseñanza del derecho, ayudar a los practicantes mediante la crítica y
sugiriéndoles nuevos enfoques. El papel de los universitarios (academic lawyers)
en relación a los practicantes es entonces, en los países del Common Law, muy
diferente del que se encuentra en los países del derecho "continental", estando el
límite entre la ciencia y la práctica jurídicas, en los países de Common Law,
mucho menos marcado que en los países donde la ciencia jurídica se ha
desarrollado bajo la influencia de las tradiciones de la Europa continental" (4).

Al margen de la ideología asumida por Knapp, lo puesto al descubierto por el


autor no hace sino corresponderse con la concepción que se tiene sobre el
derecho en cada uno de los principales sistemas jurídicos del mundo. Del plano
de las concepciones generales se pasa al terreno de las especificidades
concretas y caracterizadoras de cada uno de los sistemas mencionados.

Pese a tal realidad, es de reconocerse que a lo largo del tiempo la diferencia


central entre ambos sistemas jurídicos ha ido atenuándose porque han habido
puntos de contacto entre los mismos lo suficientemente importantes como para
señalar nuevas y mejores perspectivas al respecto: por un lado, en los países en
donde rige el sistema inglés se ha detectado movimientos de considerable
interés por el estudio del derecho positivo; esto es, hacia la dogmática jurídica.
Por otro lado, en los países del sistema romano germánico, saturados y plagados
de corrupción en medio de un legalismo y formalismo exorbitante hay un
acercamiento hacia el sistema anglo sajón, mediante el rescate de algunas de
sus instituciones. Por ejemplo, en el derecho procesal penal, se ha incluido el
principio de oportunidad, que tiene sus raíces en la negociación jurídico penal del
sistema inglés.

Las bondades del sistema anglo sajón son tales que nuestros países de tradición
romano germánica, para hacer menos insoportable la corrupción en los ámbitos
del Estado, han creído conveniente rescatar algunas de sus instituciones,
quedando pendiente, en el caso de nuestro país, la discusión sobre la
implantación de los jurados en la administración de justicia.

1.3 El Derecho como Ciencia o una Ciencia del Derecho.- Ante la infaltable
interrogante sobre si el derecho es o no ciencia, surge otra referida al
conocimiento científico de lo jurídico, del derecho en general. A manera de
reemplazo de pregunta, la cuestión sin embargo se torna más compleja a partir
de su comprensión gnoseológica y epistemológica, pues es un indicativo de
cambio de perspectiva para analizar el fenómeno jurídico.

El paradigma de la ciencia en todo orden de cosas puede dar por implícito el


carácter científico en el derecho, más aún cuando el derecho es comprendido en
su aspecto tridimensional que expresa de un modo más coherente la complejidad
que le asiste al mismo. Sin embargo, se suele definir al derecho como parte de
los fenómenos de la cultura. Y en ese sentido, procedería el conocimiento
científico del derecho al ser éste ni ciencia ni técnica, sino producto cultural de
los pueblos. Pero tal definición del derecho peca de demasiado general, pues
incurre en cierta vaguedad conceptual que no permite describir y caracterizar al
derecho como es debido, para perfilar su inclusión en determinado rubro de
disciplinas del conocimiento humano.

Aceptar al derecho como un fenómeno cultural, sería equivalente a considerarlo


al mismo nivel que la psicología o la música, por ejemplo. Luego, el hablar de
"conocimiento científico del derecho" implica demasiadas consecuencias de
dificultades definitorias que hacen imprescindible inclinarnos por la ciencia
jurídica a partir del esclarecimiento de su objeto y de su método de estudio. Al
respecto es de mencionarse una obra bibliográfica en donde se tiene muy en
cuenta que la noción de "ciencia jurídica", la idea de que el derecho sea una
ciencia o que exista una ciencia del derecho constituye una vexata quaestio
dentro de las discusiones en el ámbito de la filosofía del derecho (5). Y es que
usualmente el problema ha oscilado entre las críticas externas a esa posible
cientificidad y las reivindicaciones internas en torno a la necesidad de una
determinada idea de "ciencia" para el campo jurídico. Frente a dicho panorama
surge como ámbito de solución la denominada Teoría del cierre categorial. Pero,
en el plano de los hechos en el mundo académico jurídico no se puede hablar de
una solución por consenso o por mayoría democrática.

Aunque el conceptoepistemológico de "ciencia normativa" puede servir para


fundamentar un conocimiento científico del derecho, lo cierto es que el debate
sobre el derecho como ciencia y el referido a la ciencia del derecho está no
precisamente cerca de haber finalizado, en triunfo del último, pues el derecho
sería una ciencia social cuando utiliza las herramientas propias de la sociología
en el terreno de la investigación científico jurídica, tan promocionada a nivel de
las maestrías y doctorados en nuestro país. En consecuencia, nada está
sentenciado en última instancia al respecto. Hay todavía un trecho considerable
por recorrer. Al fin de cuentas, si una ciencia como la economía, que llega a
utilizar muchos instrumentos de las ciencias exactas, está catalogada dentro del
rubro de las ciencias sociales, el derecho, sin llegar a lo mismo, le debe su
nacimiento a la necesidad de regular externamente las conductas de los
miembros de la sociedad. En tal sentido, la referencia social en el derecho es
más que evidente. He ahí su carácter de primigenia ciencia social.
1.4 Definición de Ciencia Jurídica.- Salvando los relativismos del caso, viene a
estar constituida por el conjunto de conocimientos ligados al fenómeno jurídico,
descubiertos y adquiridos mediante el estudio sistemático de las diversas
concreciones de la experiencia humana jurídica milenaria, desde el surgimiento
del derecho romano, para el caso de nuestro sistema jurídico adoptado a través
del tiempo. Pero también ciencia jurídica vendría a ser la elaboración de nuevas
doctrinas o teorías, el desarrollo de las preexistentes, la creación de nuevas
formas de interpretación, la sistematización de las propuestas de interpretación
existentes, siendo reflejo de la labor del jurista, consiguiéndose de ese modo la
sistematización de los ordenamientos jurídicos, las teorías generales sobre el
derecho, como la teoría general de los contratos, la de los hechos y actos
jurídicos, etc. , como variadas son las disciplinas particulares del universo
jurídico.

En el propósito de definir puntualmente a la ciencia jurídica, es de rescatar la


distinción austiana de la ciencia jurídica en particular y general, siendo la primera
aquella referida al sistema jurídico de cada país, y la segunda, la que se refiere a
los principios, nociones y divisiones que son comunes a varios sistemas de
derecho particular y positivo (6), porque con la precisión realizada por John
Austin se deja en claro la complejidad de la materia que se esconde tras el fácil
rótulo de "ciencia jurídica".

Ahora bien, si el derecho para el jurista es como un cierto orden normativo de la


conducta, y que el objeto de la ciencia del derecho viene a ser la descripción de
las normas jurídicas en una comunidad determinada en el espacio y en el tiempo
(7), una definición de ciencia jurídica no puede soslayar el carácter tridimensional
del derecho, compuesto por normas, hechos y valores. Asimismo, no puede
perder de vista que si hemos de hablar de ciencia normativa como propósitos
definitorios, tal ciencia no gira en torno a la perfección lógica de las normas
jurídicas, pues éstas están tienen su razón de ser en la regulación de las
conductas de los miembros de las sociedades humanas. No hay normas sin
sociedad. La justificación de las mismas no se encuentra en una existencia per
se, sino en relación con su destinataria fundamental: la sociedad. Esto siempre
hay que tenerlo muy presente para no caer en normativismo alguno, que nos
aleja de la verdad.

1. La Ciencia Jurídica:

2. Niveles de la ciencia jurídica:


1.- La Ciencia Jurídica, es susceptible de ser estructurada en varios niveles o
sectores, tales como:

• La dogmática jurídica;

• El derecho comparado; y

• La teoría general del derecho.

Esta estructuración implica una diferente concepción respecto a la reducción de la


ciencia jurídica como dogmática jurídica, asumida por cierto sector de la doctrina
contemporánea, pues se coloca a la dogmática jurídica como un nivel de la ciencia
jurídica, al igual que el derecho comparado y la teoría general del derecho.

La dogmática jurídica se refiere al estudio del derecho vigente, al desenvolverse su


objeto de estudio dentro de un determinado ordenamiento jurídico precisado en el
espacio y en el tiempo. El derecho comparado básicamente consiste en el estudio
comparativo de diversos ordenamientos jurídicos considerados en forma global, o de
instituciones o sectores normativos concretos, como por ejemplo lo referente al
derecho civil, constitucional, entre otros, correspondientes a diversos ordenamientos
jurídicos. Por su parte, la teoría general del derecho viene a ser aquel sector de la
ciencia jurídica que sobre la base de la observación y la explicación de sistemas
normativos, estudia los problemas comunes a todos o a la mayoría de los sistemas de
derecho, analizando la estructura del derecho, los conceptos jurídicos fundamentales,
temas como las fuentes del derecho, la interpretación y aplicación del mismo.

La división de la ciencia jurídica en niveles no puede desatender lo certero del carácter


tridimensional del derecho, y en ese sentido, la ciencia del derecho puede ubicarse
específicamente en el plano normativo como referencia del orden jurídico; esto es, en
lo correspondiente al carácter normativo del fenómeno jurídico, en estricto sentido.
Luego la ciencia jurídica, en sentido lato, ha de referirse a la sociología del derecho y a
la estimativa o axiología, cuando se trata del plano factual y valorativo del derecho,
respectivamente. La complejidad no precisamente se encuentra ausente al momento
de definir y caracterizar, en cuanto estructuración, la ciencia del derecho.

3.- Jurisprudencia o Dogmática Jurídica:

3.1.- Antecedentes y Concepto.-

a) Antecedentes Históricos.- Podría decirse que la dogmática jurídica, llamada


también jurisprudencia en la acepción clásica de esta última, encuentra un
antecedente remoto en la escuela de las glosas y uno próximo en la escuela histórica.
Desde los glosadores, y su actividad que separan los trabajos de gabinete de los de la
praxis, se perfila el estudio de la jurisprudencia hasta alcanzar el estado actual en la
consolidación como dogmática jurídica. Asimismo, es de destacar un cierto
paralelismo entre la misma y la escuela francesa de la exégesis, dado que para ésta
última el derecho viene a estar identificado con la ley, entendida como el conjunto de
normas positivas, a pesar de ser catalogada como una especie dentro de las normas.
Por su parte, la escuela histórica, a mediados del siglo XIX, desembocaría en un
formalismo conceptual, la jurisprudencia de conceptos que presta mayor atención a los
preceptos jurídicos inscritos en la ley que a las estructuras sociales destinatarias de
los mismos. Se extiende la idea que una norma jurídica o enunciado resulta válido si
es compatible, a nivel lógico, con el resto del sistema.

Savigny, fundador por excelencia de la llamada escuela histórica del derecho, logró
comparar al derecho con la geometría, aplicando cierta metodología deductiva como
lógica formal en su obra "Tratado de la posesión". El posterior desarrollo del método
se perfiló concibiendo en la labor del jurista una operación de cálculo en la cual los
factores vienen a estar dados por los conceptos jurídicos. Pasado el tiempo, la
dogmática jurídica empieza a constituirse a manera de denominador común de la
ciencia jurídica contemporánea en los países en donde rige el sistema romano
germánico, al punto que su objeto de investigación es precisado en el conjunto de
normas jurídicas válidas en determinadas sociedades humanas, versando por tanto su
investigación sobre ese tipo de normas. En ese sentido, se manifiesta actualmente que
la misión de la dogmática jurídica consiste en realizar sistematizaciones de las normas
e interpretaciones de las mismas con el fin de esclarecer su contenido.

b) Concepto.- La definición de la dogmática jurídica viene a estar dada alrededor del


derecho positivo. La dogmática jurídica estudia el derecho vigente en determinado
espacio y tiempo históricos que se precisan en el ordenamiento jurídico de un país
que, bajo la forma de repúblicas o monarquías constitucionales, no es sino una parte
de la sociedad humana organizada con reglas y preceptos que establecen derechos y
obligaciones.

Al decir de Carlos Santiago Nino, en la labor dogmática estaría implícita una


adhesión formal al sistema legislado que se expresa mediante la recomendación de
que el derecho sea aplicado y obedecido tal como es, puesto que el dogmático, al
describir el derecho, recomienda su aplicación tal como surge de esa descripción (8).
La dogmática jurídica se identifica con la ciencia jurídica a partir del hecho de destacar
el ámbito estrictamente normativo que se deduce concretamente del derecho positivo.
Sin embargo, este último no tiene por qué entenderse como limitado inexorablemente
al positivismo de las normas. En ese sentido, es de destacar lo afirmado por autores
como Radbruch acerca de que la ciencia jurídica estrictamente concebida como
dogmática del derecho puede ser definida como la ciencia que versa sobre el sentido
objetivo del derecho positivo (9).

Ese sentido objetivo del derecho positivo es lo que permitiría la diferenciación de la


ciencia jurídica en estricto respecto de la historia del derecho y de la ciencia del
derecho comparado, de la sociología y la psicología jurídicas. Si bien los sociólogos se
interesan por las causas fácticas o por la conducta intersubjetiva, y los historiadores
comprenden el hecho en lo que fue en el pasado, es con los filósofos con quienes
encuentra una plena distinción el jurista, dado que el filósofo (en términos
reduccionistas) se ocupa, en general, del sentido absoluto del hecho, sin limitación de
tiempo y espacio, a diferencia del jurista, que estudia el sentido del hecho
concretamente en un momento y espacio determinados, interpretando, integrando y
sistematizando un ordenamiento jurídico específico en aras de su aplicación justa y
racional.

Mientras la filosofía indaga los fundamentos y las causas primeras del ordenamiento
jurídico en abstracto, la dogmática jurídica tiene como objeto al derecho positivo
reflejado en un ordenamiento jurídico determinado. Por último, es de considerar que el
contenido de la dogmática jurídica ha sido dividido en ciencia del derecho civil, ciencia
del derecho penal, ciencia del derecho constitucional, entre otros.

3.2.- Funciones.- Concebida la dogmática jurídica como uno de los tres niveles
de la ciencia jurídica en general, las funciones de aquélla han de ser vistas en relación
a ciertos tipos de actividad, que se identifican con las tareas que debe efectuar el
jurista, como los siguientes:

a) Suministro de CRITERIOS para la INTERPRETACION Y APLICACIÓN del


DERECHO VIGENTE. Como nivel inicial de la ciencia jurídica, la dogmática jurídica
asume dos rasgos claramente determinados en cuanto que resulta propia de un
específico sistema jurídico vigente o de sectores en concreto dentro del mismo (el
derecho en sus diversas disciplinas). El carácter de vigente en ese sentido distingue
entonces a la dogmática jurídica, viéndose reflejado en su primera función consistente,
pues, en la interpretación y aplicación del derecho vigente; esto es, en cuanto una
tarea que se despliega sobre una determinada normatividad positiva, encaminada
hacia su aplicación y realización en una sociedad humana con el fin de solucionar
problemas y conflictos que surgen en la misma, de manera inevitable por lo dual del
comportamiento humano. En consecuencia, la dogmática jurídica lleva a cabo su
función de interpretación y aplicación en acatamiento y respeto al principio de
legalidad, reconstruyendo y reelaborando el sistema normativo.

b)Suministro de CRITERIOS PARA EL CAMBIO EN LA CIENCIA JURÍDICA.


Tarea primordial del jurista. Consiste en la propuesta que realizan los científicos del
derecho hacia el mejoramiento del mismo, en cuanto creación en el campo de la
ciencia jurídica, a pesar de lo que se afirma de la dogmática jurídica; esto es, en lo
referente a que su trabajo se realiza exclusivamente sobre el derecho positivo,
concretamente determinado en un momento y espacio dados: el derecho tal como
está. Aunque se suele aceptar que dicha creación se daría de forma indirecta, la
dogmática jurídica desempeñaría funciones tales como:

- Descriptivas (Cognoscitivas).- En cuanto descripción del derecho positivo en un


tiempo y espacio específicos, sobre el señalamiento de su realidad situacional; y

- Prescriptivas.- En cuanto la dogmática jurídica proporciona criterios no solamente


de interpretación de la ley, sino también para modificar el derecho, lo cual implica
cierto cambio en el mismo.

c) Elaboración de un sistema conceptual.- Como actividad del jurista


encaminada a la realización de las funciones de interpretación, aplicación y cambio del
derecho positivo vigente. Viene a ser la sistematización del derecho llevada a cabo
precisamente por el jurista como última tarea del mismo, con el fin de poder hablar
recién de un auténtico jurista o científico del derecho.

No está demás señalar que las tres funciones van a ser realizadas por la dogmática
jurídica en el marco de su carácter de disciplina normativa y valorativa.

4. La Dogmatica Jurídica como Ciencia:

Siendo una tarea de primer orden el no confundir la jurisprudencia emanada de los


tribunales con la jurisprudencia referida a la actividad de los juristas en términos de la
realización de tareas propias de una disciplina científica, la dogmática jurídica recibe
en la actualidad de parte de cierta doctrina dominante el espaldarazo o apoyo
necesario para ser reputada como ciencia en el sentido de desenvolverse en la ruta
del conocimiento científico del derecho, hablando en lenguaje epistemológico actual,
sea ya como un nivel de la ciencia jurídica o como la ciencia jurídica misma reducida e
identifica del todo con la dogmática jurídica.

El nivel eminentemente normativo de la dogmática jurídica, con su contenido


axiológico respectivo, es canalizado hacia los dominios de la ciencia mediante la
realización de tareas del jurista; esto es, entendiéndose por tales a las actividades de
interpretación y al aplicación del derecho positivo vigente, la sistematización del mismo
por medio de la elaboración de sistemas conceptuales, y la propuestas de cambio, con
la inclusión de funciones cognoscitivas y prescriptivas). Eso implica a su vez la
superación de ciertos tipos del conocimiento jurídico como el vulgar y el pragmático,
sin referirnos al filosófico, en líneas ya descritas anteriormente en lo que se refiere a la
dogmática jurídica.

La característica primordial de la dogmática jurídica como ciencia, en consecuencia se


encuentra en la realización de las tareas propias del jurista; esto es, de aquellas
llevadas a cabo por los que detentan el conocimiento científico del derecho. Sin
embargo, pese al excelente discurso en aras del carácter científico de la dogmática
jurídica, están los detractores, los que opinan al contrario.

5. La dogmática jurídica como técnica:

Hay cierto clima pacífico en los ámbitos de la doctrina, respecto al carácter científico
de la dogmática jurídica, desde que Karl Larenz afirmara que el derecho es una
ciencia y no una mera técnica porque habría desarrollado métodos que apuntan a un
conocimiento comprobable de una manera racional, aún cuando no logre alcanzar la
exactitud de las ciencias naturales y matemáticas, y aún cuando muchos de aquellos
métodos sean solamente de validez temporalmente condicionada.

Pero las dudas sobre la cientificidad de la denominada, para algunos, dogmática o


ciencia jurídica son de larga data; esto es, viejas, antiguas, remontándose incluso a los
albores mismos del derecho europeo, específicamente, de acuerdo a cierta opinión
unánime, en la jurisprudencia romana. La iuris prudentia romana se destacaba por su
carácter de saber práctico, a diferencia de la sophia cognoscitiva, siendo los propios
romanos los que calificaron a la actividad de los juristas como ciencia.

En la Edad Media la cuestión sobre la cientificidad o no del derecho no tuvo


trascendencia porque el método empleado por la jurisprudencia era la lógica
aristotélica, la cual se constituía precisamente como el método científico dominante en
esa época. En el Renacimiento el dilema acerca del carácter de la dogmática jurídica
se plantea ya con cierta precisión, con la aparición de la ciencia moderna y los nuevos
métodos experimentales. Como tal modelo de ciencia no se condecía con la actividad
que realizaban los juristas teóricos, a partir de entonces se dejaron notar múltiples
críticas contra el carácter científico de la jurisprudencia.

En ese contexto, en el año de 1847 el fiscal prusiano Julius Von Kirchmann negó la
dimensión científica del derecho en un célebre discurso titulado ""La falta da valor de
la jurisprudencia como ciencia", que luego fue llevado bajo la forma de un breve escrito
con el título "La jurisprudencia no es ciencia". Si bien Von Kirchmann se refería al
derecho en su conjunto, lo principal de su tesis se puede resumir en que, según el
autor alemán, el objeto de estudio del mismo (el derecho positivo) viene a ser un
objeto cambiante y contingente, y, por tanto, no susceptible de conocimiento científico,
puesto que debido al carácter variable de su objeto de estudio los resultados no
pueden ser permanentes, sino efímeros, temporales. He ahí la famosa frase del autor
alemán cuando dice que la obra del jurista depende del capricho del legislador, que
con tres palabras puede convertir bibliotecas enteras en basura.

En consecuencia, en el derecho no habría una acumulación en calidad y cantidad de


conocimientos, sino permanentes debates y discusiones. Pero es de subrayar que Von
Kirchmann, al negar al derecho su valor de ciencia, lo hacía respetando la concepción
de ciencia bajo el modelo de las ciencias naturales y exactas, que floreció en su
época, el cual precisamente era el único válido en el predominio del positivismo.

Los aspectos centrales de las críticas hacia la cientificidad del derecho en basan en:

- Falta de objetividad;

- Vaguedad o imprecisión de su objeto; y

- Carácter contingente y variable de su objeto.

Sobre la falta de objetividad

Consiste en una crítica que se hace en general a todas las disciplinas del saber
cultural. La referencia de las ciencias naturales respecto a hechos pretende ser
generalizada a otras áreas del conocimiento, entre las cuales se encuentra el derecho,
porque la objetividad del conocimiento se concibe estrechamente relacionada con la
distinción y distanciamiento entre el sujeto y el objeto de la investigación. Como las
llamadas ciencias humanas o del espíritu tienen por objeto el estudio del
comportamiento o instituciones humanas, se produciría una proximidad entre el sujeto
y el objeto, puesto que el ser humano sería a la vez objeto y sujeto de la investigación,
con la consecuente problematización de la respectiva objetividad en el conocimiento,
lo cual a su vez determinaría que algunos consideren que las ciencias humanas tienen
un grado de cientificidad menor que el que se da en las ciencias naturales y formales.

Respecto a las posiciones que niegan la cientificidad del derecho, Mario Alzamora
Valdez indica que cometen dos errores, pues toma como modelo de ciencia a las
matemáticas y a las ciencias naturales, y considera que todo saber científico es saber
de lo general y saber por causas, cuando en el derecho, conjuntamente con factores
particulares y cambiantes, existen otros esenciales y permanentes que constituyen,
como su verdadero fundamento, el objeto de ciencia en el sentido clásico de este
concepto (10).

En esa medida, la falta de objetividad se encuentra referida a los parámetros de


objetividad que se maneja en las ciencias naturales y exactas. Sin embargo, el
positivismo ya ha sido superado actualmente por una ciencia más abierta a otros
campos del conocimiento, al punto que el signo de los tiempos nuevos viene a ser
nada menos que los estudios interdisciplinarios.

Sobre la vaguedad e imprecisión de su objeto:

Esta crítica se dirige a los niveles de concreción del objeto de estudio del derecho;
esto es, el señalamiento de la existencia palpable de su objeto. Frente a esto, es de
reconocerse que el objeto del saber de los juristas progresivamente ha ido
precisándose con los aportes de doctrinarios como Kant, Savigny, Kelsen y otros. La
conducta que interesa al derecho es la que procede del fuero interno de los individuos,
pero es la que se plasma en los hechos de la vida práctica cotidiana. En ese sentido ,
el derecho es el regulador de las conducta externa de la persona humana, que se
constituye de ese modo como el objeto de estudio del mismo. Sin embargo, esa
regulación no es agota en ese contexto aislado, sino que se completa con el cuadro de
la vida humana en sociedad, y aquí surge la conexión del derecho con las ciencias
sociales, aunque, como dice Aníbal Torres Vásquez, el derecho no se agota en el
hecho social, puesto que sino que abarca también el valor, el sentimiento, como el
referido a la justicia, que todo ser humano tiene (11).

En ese sentido, el objeto de estudio del derecho comprende una naturaleza compleja
que no se agota unilateralmente ni en la norma ni en el hecho ni en el valor, sino que
conjuga e integra los mismos en una composición dialéctica que tiene, sin embargo, a
la norma como referente fundamental. Por eso la dogmática jurídica es eminentemente
normativa.
Aunque la norma jurídica sea lo característico del derecho, ella no se explica por sí
sola, pues recurre a los valores y a la ideología subyacente en el grueso de
determinadas sociedades, dirigiendo sus preceptos y prohibiciones a la misma
sociedad de la cual parte para hacer ejercicio de su regulación a nivel del fuero
externo de los individuos.

Sobre el carácter contingente y variable de su objeto:

Desde la famosa frase de Von Kirchmann, se ha criticado duramente el carácter


científico del derecho, pues las tres o cuatro palabras del legislador que convierten
bibliotecas enteras en basura significa, en primer lugar, que el poder político legislativo
está por encima de la cultura jurídica sistematizada a manera de ciencia, y, en
segundo lugar, que el objeto de estudio de la denominada jurisprudencia (el derecho
positivo) viene a ser un objeto cambiante y contingente; esto es, no susceptible de
conocimiento científico. Para el fiscal prusiano, no había ciencia de lo variable, lo
singular y lo contingente. Pero en lo que se refiere estrictamente al derecho, si bien
éste se caracteriza por un necesario cambio a nivel de la legislación, ello acontece en
un proceso de evolución que, en el caso de desaparición de ciertas instituciones, las
conserva en su historia misma, tal como acontece con la ciencia natural cuando
conserva disecados especímenes extintos.

El cambio sucede en todas las esferas de la realidad, en unas en mayor medida, y en


otras, en menor medida, pero sucede, acontece, existe. Además, los métodos,
sistemas y conceptos permanecen por encima del cambio inexorable de las leyes. Por
ejemplo, la tradición jurídica romana todavía impera en la actualidad en los países de
Europa continental y Latinoamérica en el sistema romano germánico que nos rige. El
cambio no ha sido tan drástico e inarticulado, sino progresivo a través de los siglos,
teniendo en cuenta que el derecho no se restringe ni se reduce solamente a la ley,
toda vez que también cuentan la doctrina y la jurisprudencia.

Del mismo modo, el concepto de ciencia que se maneja hoy en día tiene un alcance
mayor que el de la antigüedad. Con la superación del positivismo la ciencia
contemporánea se apoya sobre todo en su dimensión multidisciplinaria.

Asimismo, junto a las ciencias naturales y exactas, están las denominadas "ciencias
del espíritu", "ciencias de la cultura", "ciencias sociales", y "ciencias humanas", las
cuales tienen por objeto estudiar las acciones e instituciones humanas y sociales, los
hechos culturales del ser humano, regidos ya no por el principio de causalidad, que
caracteriza a los hechos naturales, sino por la intencionalidad y la referencia a valores,
que en el caso del derecho se ha de sumar su nota que lo caracteriza por excelencia:
la imputación.

En esa medida, dependiendo del concepto que se tenga sobre lo que es ciencia, se
podrá o no hablar del carácter científico del derecho. Es en este momento cuando
aparece el paradigma contemporáneo de lo científico como aquello que da un cierto
halo de respetabilidad intelectual, prestigio y aprobación, que según el mencionado
paradigma sólo puede ser brindado por lo científico. Esto es tan cierto como que el
derecho se basa en criterios de imputación, partiendo con fines generales de
ordenación de la sociedad.

Por lo tanto, no se trata de evitar el cataclismo cuando se defiende el carácter


científico del derecho. La defensa del mismo tiene que ser por una real convicción.
También es de aclarar que cuando hablamos del derecho no lo reducimos a la
dogmática jurídica ni mucho menos, pues la misma resulta ser tan solamente un nivel
de la ciencia jurídica.

En ese orden de ideas, Manuel Atienza sostiene que la jurisprudencia no es una


ciencia, sino una técnica, sin que ello implique negar su importancia o dejar de
considerarla como una actividad estimable y socialmente útil (12).

Es de destacar también que Atienza formula su tesis del carácter técnico de la


jurisprudencia en referencia estricta a la dogmática jurídica, siendo concebida la
misma como el primer nivel básico de la ciencia del derecho, sin comprometer en su
tesis a los otros dos planos (el derecho comparado y la teoría general del derecho).

Desarrollando su tesis, Manuel Atienza se apoya en Mario Bunge para sostener que
en la dogmática jurídica se presentan la mayor parte de los rasgos diferenciales de la
tecnología, partiendo por el hecho que la dogmática jurídica importa un conjunto de
actividades encaminadas en última instancia a la realización de una actividad práctica:
la que consiste en resolver problemas jurídicos concretos, aunque dichos problemas
revistan cierto carácter abstracto, dado que, al fin de cuentas, impera en la dogmática
jurídica la preocupación por encontrar soluciones a los problemas prácticos del
derecho. Eso sucede porque la dogmática jurídica tiene como objeto de estudio al
derecho positivo, y éste sólo se concibe alrededor de una concreta sociedad humana,
con concretos problemas que resolver.

6. La dogmática jurídica como política:

Frente a la discusión del carácter científico o técnico de la dogmática jurídica, surge el


problema de la variable política, al modo de una lanza dirigida contra una discusión
bizantina que nos aparta del fondo por centrar nuestra atención hacia cuestiones de
forma.

La dogmática jurídica puede entenderse como el "saber que trata de describir las
normas jurídico – positivas". La función principal que se atribuye a este saber consiste
en explicar el contenido de las normas jurídicas. Lo que implica aclarar su significado,
descubrir cuál es el derecho vigente, resolver las contradicciones en las que
eventualmente pueden incurrir las normas que componen el ordenamiento jurídico.
Esta función se puede concebir como una actividad de carácter técnico, según la cual
el jurista debe utilizar únicamente el método jurídico, sin dejarse influir por sus
preferencias y por sus concepciones políticas.

Para el jurista, las normas son dogmas que debe aceptar sin más, su contenido es
indiscutible. Esto no impide que pueda criticarlas. Sin embargo, esta labor de crítica ya
no se considera estrictamente jurídica sino de carácter político. Así, la dogmática
dominante distingue claramente entre los argumentos de lege lata, es decir, las
interpretaciones del derecho vigente, y los argumentos de lege ferenda, que proponen
modificaciones legislativas de la normativa existente.

Las distinciones entre lege lata–lege ferenda, o entre aplicación del derecho–política
jurídica, tienen como finalidad dejar en claro que una cosa es hacer derecho y otra
muy diferente hacer política. La dogmática pretende así evitar que las doctrinas
jurídicas sean pervertidas por concepciones políticas (partidarias).

Esta imagen ideal no impide, sin embargo, que la dogmática pueda realizar
valoraciones, ni que la dogmática se defina como un conocimiento valorativo,
axiológico. Los valores que están implicados en la dogmática no son, sin embargo, los
valores, ideas y concepciones personales de cada jurista, sino que son los valores que
se desprenden del ordenamiento jurídico en su conjunto. De este modo, el jurista debe
limitarse a aplicar las pautas de valoración que establece el ordenamiento jurídico.

Todas estas características pueden resumirse en la comprensión del conocimiento


jurídico como un conocimiento autónomo; es decir, la dogmática jurídica responde a
un método argumentativo propio. Esta imagen ideal se completa con la distinción entre
creación del derecho y aplicación del mismo. La elaboración de las normas responde a
diversos condicionamientos políticos, económicos y sociales. Sin embargo, una vez
aprobada, la norma ha de ser interpretada según un estricto método jurídico, dentro
del cual las circunstancias políticas, económicas y sociales tendrían, como mucho, una
influencia marginal.

Esta imagen ideal de la dogmática es, en cierta medida, una imagen simplificada. Sin
embargo, coincide, en sus aspectos más importantes, con la comprensión que la
dogmática jurídica tiene de sí misma. Pero queda por ver si esta imagen ideal coincide
con la realidad, es decir con lo que hace la dogmática y con la forma en que lo hace o,
más bien, sirve para ocultar los condicionamientos políticos a los que se encuentra
sometida la dogmática jurídica.

Un primer elemento para romper con la imagen ideal de la dogmática jurídica se


encuentra en la utilización política de las teorías jurídicas. A lo largo de la historia,
distintas construcciones dogmáticas han sido utilizadas como armas políticas, como
instrumentos de lucha en un conflicto político de fondo. Así se pueden mencionar, el
concepto material de ley, y la doctrina sobre la personalidad jurídica del Estado.

El autor Eduardo Melero Alonso para ejemplificar lo último señala que la distinción
entre ley en sentido formal y ley en sentido material es obra de la doctrina alemana del
siglo XIX, que formulada originariamente por Paul Laband, y reformulada por Georg
Jellinek, surge debido al conflicto planteado sobre la aprobación del presupuesto
prusiano del año 1862, con el problema de fondo de la distribución de poder entre el
Rey y el Parlamento. Y es que el rey Guillermo I y Bismarck pretendían llevar a cabo la
ampliación y modernización del ejército prusiano, pero la reforma del ejército suponía
gastos que debían ser aprobados en el Parlamento y la mayoría parlamentaria liberal
rechazó el proyecto de presupuestos presentado por Birsmarck para la reforma militar.
Al considerarse doctrinalmente que la aprobación del presupuesto era un acto
administrativo ley en sentido formal, ya que se trataba de un mero cálculo de futuros
ingresos y gastos que, al no afectar a la libertad y propiedad de los ciudadanos, no era
una ley en sentido material, el gobierno podía aprobarlo sin necesidad de contar con el
apoyo del parlamento. En esa medida, el concepto material de ley surge en una
situación histórica concreta, como defensa de unos intereses materiales concretos. Lo
mismo sucedería con otras construcciones jurídicas, como la personalidad jurídica del
Estado. La atribución de una única personalidad jurídica al Estado suponía que el Rey,
hasta entonces situado jurídicamente fuera del Estado, se convertía en un órgano más
de éste. El príncipe quedaba sometido así a la personalidad del Estado. En este
sentido, se ha calificado a la doctrina de la personalidad jurídica del Estado como una
verdadera arma política.

De acuerdo con los ejemplos, se haría evidente que el contexto socio-político influye
en la dogmática jurídica y cómo la dogmática es uno más de los elementos que se
ponen en juego en los conflictos políticos. En conclusión, la imagen ideal de la
dogmática ha tenido importantes excepciones a lo largo de la historia.

En esa línea de pensamiento, la dogmática jurídica se presenta a la sociedad bajo la


apariencia de una ciencia, que cumple únicamente una función técnica, cuando en
realidad cumple una función política de primer orden, ya que reproduce la visión de
mundo hegemónica en la sociedad. Surge, en consecuencia, el problema de si la
dogmática se encuentra legitimada para ejercer esta función política en una sociedad
que se desenvuelve, por ejemplo, bajo estándares democráticos.

En ese sentido, resultaría urgente dejar en claro la raíz política de la dogmática


jurídica, es decir, que las propuestas doctrinales tienen su fundamento último en la
visión de mundo, en las concepciones políticas de los intérpretes. Posteriormente
debería abrirse el debate sobre cualquier cuestión jurídica a la sociedad. Por cierto
que la dogmática jurídica dominante no se plantearía estas cuestiones, ya que se
concibe a sí misma como una actividad neutralmente científica.

El problema que surge entonces es el de determinar la forma en que ese debate se


llevará a cabo. Una postura de democracia radical es la planteada por Paul
Feyerabend, según la cual tanto los problemas como los resultados científicos han de
ser evaluados política y democráticamente, por "consejos de ciudadanos". Por su
parte, Pierre Bourdieu sostiene que los resultados de la ciencia deben llegar a toda la
sociedad, pero manteniendo la autonomía de sus criterios de creación científica,
aunque este autor es consciente de que la dogmática es tanto ciencia como política o
dicho en su terminología, el "campo jurídico" comparte la lógica del "campo político" y
del "campo científico". En todo caso, la cuestión del carácter político de la dogmática
jurídica está abierta, como una cuestión a la que deberíamos dar respuesta entre
todos; esto es, no sólo entre quienes forman parte de la academia de juristas. Por otro
lado, no se puede ignorar que las condiciones económicas y sociales actualmente
existentes dificultan enormemente la apertura de este debate a toda la sociedad.

Eduardo Melero Alonso afirma, respecto a lo anterior, que el derecho y


las interpretaciones jurídicas pueden ejercer un papel importante en el
establecimiento de las condiciones económicas y sociales que faciliten la
apertura de este debate, aunque este papel también puede ser de obstáculo,
siendo su punto de vista que la dogmática jurídica, apegada a su imagen ideal,
asume un papel más cercano a esto último (14).

Sin embargo, pese a que se puede catalogar de "duras" a las posiciones que reclaman
el carácter político de la dogmática jurídica, no podemos ignorar el hecho que el
mismo derecho en su conjunto parte de un sustrato político, al regular normativa y
legalmente una sociedad humana, con la consideración de objetivos públicos
resumidos por excelencia en el bien común. Pero una cosa es hablar del derecho en
su totalidad, y otra, el hablar solamente de la dogmática jurídica.
La discusión sobre si la dogmática jurídica es ciencia o técnica, es así interrumpida por
otro agregado: la cuestión de su carácter político. La dogmática como política aclara
algunas cuestiones histórico jurídicas de fondo, mas no soluciona totalmente lo
referente a la naturaleza de la misma cuando hay una reducción del derecho en
términos de dogmática jurídica. Asimismo, autores como Melero Alonso dan por
sentado la aceptación del carácter científico de la dogmática jurídica, mencionando a
su actividad como de carácter técnico, lo cual no hace sino confundir un poco más el
asunto en cuestión.

Para nosotros queda claro que el derecho tiene en la política su matriz, al modo de
una madre primigenia, sobre todo si tomamos como referencia a la civilización
occidental de raíces griegas. Para nosotros queda claro que es diferente hablar del
derecho en su conjunto, por un lado, y de la dogmática jurídica, por el otro, porque el
derecho vendría a ser al fin de cuentas la ciencia jurídica, así como la economía y la
sociología son ciencias sociales, y la dogmática jurídica vendría ser la actividad, a
manera de técnica, que tiene como referente máximo al derecho positivo vigente.

III. CONCLUSIONES:

1. Los conceptos, definiciones o nociones respecto a la ciencia jurídica han


atravesado por un proceso de decantamiento y depuración ideológico que incluye
la versión marxista leninista del fenómeno jurídico.

2. Cuando se habla en términos de "ciencia jurídica" se concibe a la unicidad de


una ciencia general que contiene a cada una de las ciencias jurídicas especiales o
particulares, dándose, en algunos casos, importancia central a la dogmática jurídica, al
punto de colocarla como equivalente a la ciencia jurídica.

3. Quienes optan por la nomenclatura "ciencias jurídicas" reparten la importancia


de cada disciplina jurídica, prácticamente en condiciones de igualdad, lo cual incluiría
también a la dogmática jurídica.

4. El paradigma de la ciencia en todo orden de cosas puede dar por implícito el


carácter científico del derecho. Sin embargo, cierto sector de la doctrina define al
derecho como parte de los fenómenos de la cultura. En este sentido, procedería el
conocimiento científico del derecho al ser el mismo ni ciencia ni técnica, sino producto
cultural de los pueblos.

5. El concepto epistemológico de "ciencia normativa" para referirse a la ciencia


jurídica puede servir para fundamentar un conocimiento científico del derecho, pero el
debate sobre el derecho como ciencia y el referido a la ciencia del derecho no está
acabado, pues el derecho sería una ciencia social cuando utiliza las herramientas
propias de la sociología en el terreno de la investigación científico jurídica.

6. Una definición de ciencia jurídica no puede soslayar el carácter tridimensional


del derecho, compuesto por normas, hechos y valores, no puede perder de vista que si
hemos de hablar de ciencia normativa con propósitos definitorios, tal ciencia no gira en
torno a la perfección lógica de las normas jurídicas, pues éstas están tienen su razón
de ser en la regulación de las conductas de los miembros de las sociedades humanas.

7. La ciencia jurídica es susceptible de ser estructurada en varios niveles o


sectores, tales como la dogmática jurídica, el derecho comparado, y la teoría general
del derecho. Esta estructuración implica una diferente concepción respecto a la
reducción de la ciencia jurídica como dogmática jurídica, asumida por cierto sector de
la doctrina contemporánea, pues se coloca a la dogmática jurídica como un nivel de la
ciencia jurídica, al igual que el derecho comparado y la teoría general del derecho.

8. La dogmática jurídica se refiere al estudio del derecho vigente, al


desenvolverse su objeto de estudio dentro de un determinado ordenamiento jurídico
precisado en el espacio y en el tiempo.

9. La división de la ciencia jurídica en niveles no puede desatender lo certero del


carácter tridimensional del derecho, y en ese sentido, la ciencia del derecho puede
ubicarse específicamente en el plano normativo como referencia del orden jurídico;
esto es, en lo correspondiente al carácter normativo del fenómeno jurídico, en estricto
sentido. Luego la ciencia jurídica, en sentido lato, ha de referirse a la sociología del
derecho y a la estimativa o axiología, cuando se trata del plano factual y valorativo del
derecho, respectivamente.

10. La dogmática jurídica se identifica con la ciencia jurídica a partir del hecho de
destacar el ámbito estrictamente normativo que se deduce concretamente del derecho
positivo. Sin embargo, este último no tiene por qué entenderse como limitado
inexorablemente al positivismo de las normas, en cuanto la ciencia jurídica
estrictamente concebida como dogmática del derecho puede ser definida como la
ciencia que versa sobre el sentido objetivo del derecho positivo.

11. Las funciones de la dogmática jurídica han de ser vistas en relación a ciertos
tipos de actividad, que se identifican con las tareas que debe efectuar el jurista, como
el suministro de CRITERIOS para la INTERPRETACION Y APLICACIÓN del
DERECHO VIGENTE, en acatamiento y respeto al principio de legalidad,
reconstruyendo y reelaborando el sistema normativo; el suministro de CRITERIOS
PARA EL CAMBIO EN LA CIENCIA JURÍDICA, aunque dicha creación se daría de
forma indirecta, con el desempeño de funciones específicas, tales como descriptivas
(cognoscitivas); y prescriptivas, con lo cual se proporcionan criterios no solamente
de interpretación de la ley, sino también para modificar el derecho, lo cual implica
cierto cambio en el mismo. Finalmente, la dogmática lleva a cabo la ELABORACIÓN
DE UN SISTEMA CONCEPTUAL, como actividad encaminada a la realización de las
funciones de interpretación, aplicación y cambio del derecho positivo vigente,
sistematizando el derecho.

12. La posiciones que sustentan que la dogmática jurídica es una técnica se basan
en la falta de objetividad, la vaguedad o imprecisión de su objeto, y el carácter
contingente y variable de su objeto.

13. El derecho no se puede reducir a la dogmática jurídica en cuanto esta última es


uno de los niveles de la ciencia jurídica. En ese sentido, las críticas sobre la
cientificidad del derecho están referidas a la dogmática jurídica, puesto que el derecho
se desarrolla actualmente en un ámbito en el cual la ciencia no se restringe a
positivismo alguno, al ser amplia su concepción en las denominadas ciencias humanas
o culturales, entre las cuales se encontraría el derecho.

14. Pese a que se puede catalogar de "duras" a las posiciones que reclaman el
carácter político de la dogmática jurídica, no se puede ignorar el hecho que el mismo
derecho en su conjunto parte de un sustrato político, al regular normativa y legalmente
una sociedad humana, con la consideración de objetivos públicos resumidos por
excelencia en el bien común. Pero una cosa es hablar del derecho en su totalidad, y
otra, el hablar solamente de la dogmática jurídica.

15. La discusión sobre si la dogmática jurídica es ciencia o técnica es interrumpida


por la cuestión de su carácter político. La dogmática como política aclara algunas
cuestiones histórico jurídicas de fondo, pero no soluciona totalmente lo referente a la
naturaleza de la misma cuando hay una reducción del derecho en términos de
dogmática jurídica.

16. El derecho tiene en la política su matriz, al modo de una madre primigenia. Sin
embargo, resulta diferente hablar del derecho en su conjunto, por un lado, y de la
dogmática jurídica, por el otro, porque el derecho vendría a ser al fin de cuentas la
ciencia jurídica, así como la economía y la sociología son ciencias sociales, y la
dogmática jurídica vendría ser la actividad, a manera de técnica, que tiene como
referente máximo al derecho positivo vigente.
LA ORTODOXIA EPISTEMICA UNIVERSITARIA
1. Luego surgen las relaciones sociales, apareciendo una construcción cognoscitiva
cuyo origen es diferente. Consolidar, preservar y perpetuar la incipiente sociedad
requiere de un cuerpo ideológico que le ofrezca coherencia, razones lógicas
pertinentes y de explicaciones que justifiquen el actuar de sus integrantes.

En las incipientes relaciones sociales, por razones concretas, reales y de orden


naturales, la mujer en razón a la gestación, crianza y vejez, requieren de apoyo
para sobrevivir, en un mundo social sin normas ni preceptos humanísticos ni
organizadores de las relaciones sociales no se disponían de argumentos con los
que vincular la descendencia ni para conformar la familia. Quien estuvo en
condiciones para generarlo fue la mujer, por razón obvia. La necesidad real, la
condición reproductora evidente y la capacidad lingüística e intelectual alcanzada
por la humanidad para generar conceptos muy complejos, permitió al sexo
femenino elaborar todo un cuerpo descriptivo y explicativo que dio coherencia a
la conformación de la primera comunidad regida por acuerdos normativos entre
sus miembros.

La incipiente sociedad se organizó en grupo familiar o Gen, trasmitiendo la


posición que ocupa en la jerarquía social a través de la figura del linaje, o sea, el
mantenimiento de las líneas de descendencia de desde un tronco común.
La palabra latina gens, que Morgan emplea para este grupo de consanguíneos,
procede, como la palabra griega del mismo significado, genos, de la raíz aria
común gan (en alemán -donde, según la regla, la g aria debe ser reemplazada
por la k- kan), que significa "engendrar". Las palabras gens en latín, genos en
griego, dschanas en sánscrito, kuni en gótico (según la regla anterior), kyn en
antiguo escandinavo y anglosajón, kin en inglés, y künns en medio-alto-alemán,
significan de igual modo linaje, descendencia. Pero gens en latín o genos en
griego se emplean esencialmente para designar ese grupo que se jacta de
constituir una descendencia común (del padre común de la tribu, en el presente
caso) y que está unido por ciertas instituciones sociales y religiosas, formando
una comunidad particular, cuyo origen y cuya naturaleza han estado oscuros
hasta ahora, a pesar de todo, para nuestros historiadores. Ya hemos visto
anteriormente, en la familia punalúa, lo que es en su forma primitiva la
gens. Componerse de todas las personas que, por el matrimonio punalúa y
según las concepciones que en él dominan necesariamente, forman la
descendencia reconocida de una antecesora determinada, fundadora de la
gens. Siendo incierta la paternidad en esta forma de familia, sólo cuenta la
filiación femenina. (Engel, 1884.) (el subrayado es nuestro)

Se destaca en esta cita bibliográfica que las bases sobre las cuales se desarrolla
una sociedad, son reales y concretas, y se consolidan en el paso del tiempo, al
trasmitirse a la descendencia.

El mecanismo socio político que impulsa la perpetuación del orden establecido


era el linaje, concepto muy complejo y elaborado que requiere de un gran
desarrollo intelectual.

La mujer fue quien tuvo la necesidad y estuvo en posición real y concreta para
formular las primeras elaboraciones teóricas ideológicas que le asegurarán
alimento y protección, primero para solventar su necesidad pero luego para
adquirir una posición aventajada sobre el grupo. La mujer es quien con certeza
puede asegurar que sus hijos le "pertenecen". El hombre, en condiciones
naturales, y sin código de control moral, queda en desventaja para obtener para
apropiarse de los excedentes sociales de producción, por lo que las mujeres
pudieron tomar ventajas en la conformación de la sociedad matriarcal. Para ello,
tuvo que elaborar elementos teóricos - ideológicos que mantuvieran y
consolidaran la obligación para con ella.

Es necesario resaltar en este punto que la humanidad se comenzó por


desarrollar un constructo interpretativo en base a su relación directa con su
mundo natural. Luego aparece otro origen cuyas raíces se basan en la
construcción de relaciones sociales complejas, donde, por razones de índole
subjetiva conforman y consolidan relaciones sociales estables, seguras y
durables.

Lentamente, de manera progresiva e inexorable, en la producción de


conocimiento, la interacción con la realidad como generadora de conocimiento,
ha sido soslayada por el desarrollo ideológico como mecanismos para socializar
al hombre. No quiere decir que fue totalmente abandonado, sino que las
condiciones impuestas y ventajas que el proceso urbanizador promovido por el
mercantilismo desde siglo X, aproximadamente, facilito que la ideología
"civilizadora" calara entre la población difundiéndose por los grupos dominantes y
aceptándose como condiciones por la población.

Por otra parte, los conflictos generados entre los nuevos descubrimientos y los
dogmas oficiales generaron temor entre los señores feudales, de perder sus
privilegios, los cuales impusieron sus credos y doctrinas literalmente con sangre
y fuego.

Lo normativo e institucional ha contribuido indiscutiblemente a la construcción de


la sociedad que conocemos. Podemos suponer que la represión inquisidora, en
todo sentido, y la ortodoxia epistémica han generado un gran retraso en el
progreso cognoscitivo, técnico y científico, en el perfeccionamiento interpretativo
de la realidad y por ende, del desarrollo de la noción de individuo. La conciencia
de ser un ente con capacidad para abstraer e intervenir el contexto, el hombre la
vio pospuesta debido a la superposición domesticadora de lo social sobre el
hombre y sus necesidades como ser vivo y como expresión cultural. Quien como
respuesta a tal grado de enajenación y frustración exhibe en la actualidad una
respuesta excesiva de individualismo enfermizo.

La praxis como mecanismo de construcción del hombre y su cultura, fue relegada


a un segundo plano, aduciéndose que el conocimiento valido estaba escrito y
validado como "verdad", por instancias muy superior al Hombre. Potenciando al
conocimiento incrementando su valor "domesticador" del hombre. Este
mecanismo ha permitido la conformación de la sociedad que actualmente
conocemos pero en contraposición subyugo el desarrollo individual, a cambio de
la seguridad que ofrece el orden social.

Cada día más el hombre requiere explicaciones objetivas y concretas con las
cuales pueda solucionar sus múltiples problemas existenciales, organizacionales
y sociales, así como desarrollar su individualidad por encima del individualismo
que surge de la normalización, regulación y nivelación que imponen los
mecanismos de socialización.

El desarrollo tecnológico y comunicacional alcanzado a partir de las últimas dos


décadas del siglo XX, confronta abiertamente al Hombre, con la realidad.
Aparecen nuevas posibilidades para expresarse a titulo personal, por encima de
los mecanismos de control social. En esta nueva encrucijada se vuelve a
encontrar limitado por la ortodoxia epistémica que regula la interpretación de si
mismo y de su realidad. Brotan nuevos temores ante el uso de las nuevas
tecnologías, ante la posibilidad de poder expresar libremente ideas, y sobre todo,
entra en contradicción consigo mismo ante la necesidad y posibilidad de
expresión y la sola idea de que sus planteamientos sean rechazados.

Poco a poco, pero inexorablemente la tendencia social, las exigencias laborales


pero sobre todo, la versatilidad de las nuevas tecnologías para incrementar la
productividad personal, hacen que el miedo al cambio de paso a la incorporación
de la informáticaen la vida cotidiana. Las contradicciones se reducen ante el
hecho de la riqueza expresiva individual y la libertad de opinar presente en
Internet. Así como me puedo expresar, mis planteamientos, directa
indirectamente o indirectamente, pueden ser validados. No me encuentro solo,
me consigo con otros seres humanos con los que me identifico, manteniendo el
anonimato. Paso a paso, probando y validando mis conceptos me identifico, me
reafirmo, me valido como individuo.

Independientemente de los frenos epistemológicos y formales, la humanidad


toma conciencia de su propia enajenación y de la escasa validez de los viejos
paradigmas ideológicos que le determinan su actuar en sociedad. Surge la
necesidad de romper las cadenas ideológicas y éticas, que atan y condicionan la
interpretación. Se restringe la esencia dialéctica, crítica y creadora del Hombre,
tomando espontáneamente conciencia, de las cadenas ideológicas y éticas que
rigen sobre su pensamiento, su albedrío y le configuran un actuar socialmente
condicionado.

El Hombre actual aspira un mayor ámbito para desarrollar su capacidad creadora


y administrar a conveniencia, su vida privada y colectiva, reconociendo los límites
de los derechos de los congéneres y sus deberes para con la sociedad. El
anonimato informático le ha permitido adelantar pasos en este sentido, pues al
infringir la ética espontánea que allí se han desarrollado, se recibe respuesta que
modela la conducta y las ideas.
El tomar conciencia de las implicaciones epistémica en la producción y utilización
del conocimiento, al menos por quienes conforman las instituciones de educación
superior, elevaría la capacidad interpretativa de la realidad de estudiantes y
egresados contribuyendo enormemente en el aflorar de una sociedad
sustentadas en personas analíticas, preactivas, proponentes y socialmente
comprometidas. Pero……

Al tomar con naturalidad la "prisión epistémica cognoscitiva", como si no hubiese


otra forma de estructurar el conocimiento. Rige de manera automática la noción
de "verdad" como marco positivo de comparación. Desdeñando todo aquello que
en el cotejo resulte indudablemente imperfecto, no es digno de ser apreciado
como "científicamente" valido. La experiencia de compartir conceptos
fundamentados en supuestos no validados en contraste con la realidad, son
puestos en evidencia frente a la abrumadora y contundente respuesta de quienes
poseen argumentos sólidos productos de vivencias y comprobaciones.

Tendemos a mantenernos dentro del esquema de dominación epistémica. La


imponemos a nuestra descendencia como la única y la correcta manera de
pensar. Convirtiéndonos, ingenuamente, en reproductores del esquema de
dominación. Es más, pretendemos ser tomados como "liberadores", cuando
cambiamos el esquema ideológico por otro opuesto, pero igualmente, lo
imponemos como una razón, una "verdad", diferente a la imperante, quizás más
humana y socialmente validad, pero igualmente dogmática, inapropiada y
superpuesta a las necesidades y requerimientos de los individuos.

"Admito que en cada momento somos prisioneros del marco de nuestras teorías,
nuestras expectativas, nuestras experiencias pasadas, nuestro lenguaje. Pero
somos prisioneros en un sentido muy particular: si lo procuramos, podemos
liberarnos de nuestro encierro en cualquier momento" (Popper, 1962:60)

Podemos liberarnos como menciona Popper, pero resulta difícil lograr


concientizar la "amarras epistémicas" que nos han grabado en el proceso de
socialización. Estamos atados bajo un eficiente mecanismos de seguridad que
conforma la manera como estructuramos nuestro pensamiento, con "verdades"
confeccionados por "maestros del saber".

2. "La Verdad" o noción de certeza.

Suponemos que cambiar un marco ideológico por otro, nos dará la libertad.
"Endiosamos" a quienes suponemos dueños de la verdad, o saben más que nosotros.
Quienes poseen poder económico o detentan una posición de autoridad, dominan la
voluntad de la masa, no por su supuesto poder, sino por que se asumen como
"dueños de la Verdad".

En términos prácticos, para la población en general, el problema epistémico se reduce


a cambiar un grupo hegemónico por otro, una forma de explotación por otra, una
cultura ancestral enraizada en creencias por otro credo. Pero liberarse de los dogmas
y de quién detentan las riendas de su devenir, no es nada fácil, más cuando ciertos
grupos de poder cuentan con los recursos para ofrecer una sensación de seguridad y
estabilidad, a cambio de mantenerse dentro de los parámetros sociales aceptados.

La ruptura con la ortodoxia epistémica radica en asumir el carácter siempre inconcluso


del conocimiento. Bagaje cognoscitivo en proceso de permanente construcción,
generado en una discusión continúa entre la noción y la realidad. Trascendiendo de la
teoría como dogma, a otra, considerarla como un instrumento conceptual que apoya la
interpretación de la "cosa", pero no la condiciona. En el proceso educativo, el profesor
se compromete a modificar la ética de la relación docente, de "pontificar e iluminar el
saber del dicente", a facilitador de un proceso de enseñanza aprendizaje. Cambiando
la concepción del alumno receptor al de actor comprometido con su propia formación.

No se trata de un simple cambio ideológico, sino una ruptura con la epistemología


dominante en la estructura del pensamiento y en las bases curriculares que soportan
la educación y la relación docente, entre otras, donde subyace la dominación
cognoscitiva- ideológica.

J.C. Yeanplong y J.C. Urse en su material de instrucción "Epistemología", refieren una


cita de Bachelard: "Cuando se investigan las condiciones psicológicas del progreso de
la ciencia, se llega pronto a la convicción de que hay que plantear el problema del
conocimiento en término de obstáculos. (Yeanplong, 2003,15).

"Son entorpecimientos, confusiones, causas de estancamiento y hasta de retroceso e


inercia, que aparecen en el proceso de conocer, impidiendo al sujeto avanzar en esa
tarea, y que son inherentes a esa actividad, porque cuando se trata de conocer, nunca
se puede partir de cero, siempre hay algún conocimiento previo. Por eso dice: frente al
misterio de lo real el alma no puede, por decreto, tornarse ingenua. Es entonces
imposible hacer, de golpe, tabla rasa de los conocimientos usuales. Frente a lo real, lo
que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse [p.16]. Es decir: cargamos
con las concepciones, ideas, conocimientos cotidianos y prácticos de nuestra época,
de nuestra cultura, de nuestra clase social, etc., que actúan como prejuicios a la hora
de acrecentar el conocimiento científico; no obstante, cada nuevo conocimiento se
construye a partir de lo que ya conocemos o creemos conocer." (Urse, 2001,17),
La cita precedente nos permite dejar claramente establecido lo que queremos
significar con la dominación epistémica. Lo que hemos "aprendido" domina la
apreciación de lo real. El aspecto importante a resaltar es el origen de lo que
"creemos" y asumimos como verdad. El conocimiento precedente lo utilizamos para
comprender lo observado, sin ponerlo en tela de juicio las diferencias con la realidad;
es frecuente descartar la información y evidencias reales, en aras de mantener el
preconcepto, limitando así nuestra capacidad de intervención. Eso es la dominación
epistémica en pleno funcionamiento.

Al catalogar como "creencia" lo que supuestamente sabemos, obviamos la evidencia


real, dando por cierta una cosa que no esta comprobada o demostrada. Atribuyéndole
la connotación de "verdad" y reforzando la afirmación con la frase "Yo creo",
pretendemos que nuestro interlocutor acepte nuestros planteamientos como "palabras
ciertas"

Lo que hemos "aprendido" domina la apreciación de lo real. El aspecto importante a


resaltar en cuanto a el abordaje interpretativo de la realidad es que convertimos los
supuesto de lo que "creemos" en "verdades". Etiquetando lo que definimos como tal,
para afianzar y dar por cierta nuestra apreciación, a una cosa que no esta comprobada
o demostrada, pero damos por verdadera o revelada. En su Diccionario de Filosofía
Abbagnano define creencia como "la actituddel que reconoce por verdadera una
proposición y, por lo tanto, la disposición positiva respecto a la validez de una noción
cualquiera… de análoga manera, no tiene necesariamente un alcance religioso, no es
necesariamente la verdad revelada, o sea fe, pero por otra parte no excluye esta
determinación" (Óp. cit.) (Subrayado es nuestro)

La vulgarización de la palabra "creencia" se utiliza para darle fuerza a la aseveración


que se propone, haciéndola merecedora de una validez o veracidad a toda prueba.
Vocablo que se utiliza en lenguaje supuestamente "científico y académico" sin plena
conciencia de su implicaciones epistémicas, o quizás, con la clara intención de
"pontificar el saber".

Lo cual nos remite al concepto de verdad, que se asume como aceptación o


conformidad con el concepto que de la "cosa", se forma la mente. "El vocablo "verdad"
se usa en dos sentidos: para referirse a una proposición que es verdadera a diferencia
de "falsa". En el segundo caso se dice de una realidad que es verdadera a diferencia
de "aparente", "ilusoria", "irreal, "inexistente", etc." (Ferrater Mora, 2004)

La verdad es conceptualizada según Abbagnano de 5 maneras:


1. La verdad como correspondencia y relación: Concepto más antiguo, Platón lo
uso por primera vez para referirse al Discurso de Cratilo: Verdadero es el
discurso que dice las cosas como son y falso como no son.

2. Como revelación: La evidencia es considerada a su vez como definición y como


criterio de gravedad. Pero la evidencia es revelación o manifestación. (San
Agustín)

3. Como conformidad a una regla: Esta concepción fue enunciada por primera
ves por Platón "Tomando como fundamento el concepto que juzgó el más solidó"
(Kant)

4. Como coherencia: Aparece en el movimiento idealista. Lo contradictorio no


puede ser real. La verdad o realidad es coherencia perfecta. Coherencia atribuida
a la realidad última o Conciencia Infinita. (Bratley)

5. Como utilidad: El primero en formularla fue Nietzche: Verdadero no significa en


general sino lo apto para la conservación de la humanidad.

En todo caso la verdad es una apreciación subjetiva de la realidad, asociada a la


creencia que la interpreta objetivamente. Se utiliza en el discurso para reforzar los
criterios expuestos y para que sean asumidos como validos.

En todo caso la verdad como concepto no es suficientemente sólida para soportar un


análisis serio de la realidad, ni ser producto de un trabajo científico que pretenda darle
solución a una problemática concreta. Tampoco se confirma su "veracidad" con la
utilidad teórica aparente sino con la aplicación comprobada y operativa del concepto,
lo cual lo califica de interpretación o apreciación muy próxima a la realidad.

Los dogmas religiosos del cristianismo se apoyan en la concepción platónica de la


verdad y las bases epistémicas que subyacen en el Mito de la Caverna. Se sustentan
en el conocimiento develado e impuesto contra toda evidencia real o razonamiento
lógico. Los descubrimientos y nuevas concepciones que sobre el mundo y su realidad
comenzaron a florecer en la edad media entraron en contradicción con los preceptos
establecidos en la Biblia, imponiéndose estos, por medios coercitivos.

Las evidencias concretas de la realidad hacia difícil sostener por la razón los
supuestos bíblicos. La imposición de la "verdad" condujo al exterminio de los "herejes",
personas que contradecían de alguna manera la versión oficial. La Inquisición quemó
a un grupo importante de pensadores disidentes, pero a pesar de ella, continuo
desarrollándose nuevos conocimientos.

La contradicción generada entre el florecer de la ideología que sustentaba el


mercantilismo y el pensamiento burgués, con la moral católica, así como también los
nuevos aportes cognoscitivos, dio pie para que en el siglo XI, Tomás de Aquino (1225-
1274), religioso, pensador e ideólogo, integrara el pensamiento platónico y el
aristotélico, mediatizando los resultados de los nuevos aportes, al denominarlos
"verdades" develadas por voluntad divina. De esta manera redujo el conocimiento y su
producción, al confinarlas al claustro religioso y luego al académico.

Para la época, Tomas de Aquino enfrento al pensamiento de Averoes (Abul Walid


Muhammad ibn Rusd), quien nació el año 1126 y murió en 1198, filósofo, físico, jurista
y teólogo hispanoárabe, quien Introdujo el pensamiento aristotélico en Occidente Para
enfrentar una posible perdida del control "intelectual" de las masas y del poder político
religioso por parte de la iglesia romana, Tomás de Aquino, platoniza la praxis
aristotélica; de esta manera, la ciencia se mediatiza, convirtiéndose en privilegio de la
academia, accesible a un limitado grupo de personas.

"También Santo Tomás difiere de Alberto Magno (1200-1280). Admite dos caminos
para alcanzar la verdad: uno representado por la fe, el otro por la razón, pero el
primero es de orden sobrenatural, no está sujeto a error; el segundo, en cambio, por
su naturaleza, puede llevarnos a juicios ilusorios o equivocados. Por lo tanto es
necesario, siempre que esto sea posible, asumir la fe como criterio de verdad de la
razón. Si las conclusiones de la una coinciden con la de la otra, estamos segurosde
que nuestro razonamiento ha sido exacto; si están en desacuerdo estamos seguros
que nuestro razonamiento oculta alguna inexactitud, y por lo tanto tenemos el deber
de volver a serlo tantas veces como sea necesario, para lograr corregir el error
cometido " (Geymonat, 1998:185) (El subrayado es nuestro)

Frente al peligro que representaba una disidencia en el área cognoscitiva se


formularon solucionesciertamente inteligentes dentro de la corriente de pensamiento
dogmático. Se estableció que el conocimiento develado por la ciencia fáctica era
también obra divina. Si Dios lo permite se llega a la "verdad". De esta manera, la
ciencia fue mediatizada prácticamente desde su inicio, convirtiéndose, en dogma,
dominando la nueva producción del saber, se institucionaliza y enmarca en el más
riguroso academicismo.

"Tomás de Aquino y Alberto Magno fueron los principales ideólogos de esa


concepción y lograron combinar el sistema comprensivo de la naturaleza con la
teología y la ética cristiana"(Ginés, 1993:24)

Muy poco fue el aporte de la edad media para enriquecer el campo de las ciencias
naturales, si exceptuamos a Alberto Magno, pues la "autoridad de los maestros" fue
siempre esgrimida como argumento de verdad y certeza (Ginés, 1993:52)
La educación se institucionalizó para convertirse en el medio de socialización más
efectivo. En el siglo XV se funda la Academia de Florencia por Marsilio de Ficino y
Cosme de Médicis.

"... reunió un círculo de personas que veían la posibilidad de renovar al hombre y a su


vida religiosa mediante un retorno a las doctrinas genuinas del platonismo antiguo..."
(Abbagnano, 1997:9)

"La evolución histórica nos lleva a Descartes (1596-1650) a quien se le conoce como
"el padre de la tradición subjetivista e idealista (como Bacon lo fuera de la objetiva y
realista) en la filosofía moderna" (Durant, 1980:189).

Desde su nacimiento la ciencia se vio condicionada a las restricciones epistemológicas


impuestas por la razón cristiana. El conocimiento oficial se superpone a cualquier
evidencia distinta por más soporte concreto y material que este disponga, para
validarlo.

1. Durante el siglo XX el gran desarrollo alcanzado por los medios de intervención


en la naturaleza, las comunicaciones y el desarrollo científico, pero sobre todo, la
perdida de poder eclesiástico sobre el Estado, permite que la postura epistémica
tradicional se abra paso de manera silenciosa pero segura y progresiva, en
primera instancia entre la comunidad científica y generadora de innovaciones
tecnológicas. En limitados círculos de investigación científica, se apartan del uso
dogmático y tradicional del conocimiento, impulsados por la realidad concreta en
la que desarrollan sus investigaciones. Realizando aportes en el campo filosófico,
y poniendo en tela de juicio los preceptos morales tradicionales. Ejemplo: la
ingeniería genética.

El objetivo fundamental de la postura epistémica tradicional y el cuerpo


ideológico que transmite es obtener una estructura de pensamiento y una
conducta ética socializada entre los individuos que conforman el colectivo.

Al desarrollarse dentro de una ética social dada, el hombre aprende y actúa de


forma inconsciente, a comportarse en el colectivo. Su conducta puede ser
interpretada y valorada, únicamente, si es acotada histórica y culturalmente.
Siente seguridad mientras se mantenga dentro de estos parámetros socialmente
definidos. Asume como suyos los paradigmas conductuales y los trasmite a su
descendencia. Confiriéndole a la dinámica social el carácter de reproductor
cultural, a través de la impronta ética o conducta socialmente aceptada.

La sociedad se reproduce a sí misma en la misma medida que configura entre


sus miembros su ética, fundamentada en principios y valores que le son propios.
Proceso que le otorga perpetuidad automática, hasta tanto no surja en su seno
una nueva forma de producción, acumulación y apropiación del excedente social
de producción. Este mecanismo de reproducción cultural y modelador de la
conducta se configura entre sus integrantes bajos los preceptos y ortodoxia del
enfoque epistémica tradicional.

La ideología que sustenta la sociedad, incluye el cuerpo de conocimientos,


normas, valores, creencias, nociones políticas, así como también su ordenación,
jerarquía y coordinación, ofrece suficiente soporte y coherencia a todo el cuerpo
social. Este marco discursivo no solamente justifica la conducta y el desempeño,
individual colectivo, sino que también, condiciona la creación y la estructura
lógica de pensamiento.

El enfoque epistémico, define la estructura y la forma como se aplica el marco


ideológico. La dominación epistémica, define la manera como se emplean los
principios y valores que subyacen en la dinámica social, definiendo la conducta
de sus integrantes. Al apreciar por la forma a los congéneres, aplicando
radicalmente la escala estereotipada de valores, se orienta la respuesta
individual al esquema socialmente aceptado, el cual opera de manera
superpuesta a la voluntad de las personas.

Un marco ideológico dado pudiera oponerse radicalmente al que sustenta el


status quo, pero no alterara sustancialmente al cuerpo social y sus relaciones de
poder internas, mientras el esquema epistémico y los valores éticos prevalezcan.
Un cambio social importante y trascendental conlleva la ruptura epistémica en el
campo de la dominación cognoscitiva, en la postura de los líderes frente a la
población, asumiendo el rol de proponente y organizador, y en lo educativo. Para
posteriormente instrumentarse en la población, a través de acciones concretas
del Estado en la forma de prestación de servicios.

El cuerpo ideológico y la conducta socialmente aceptada se difunden a través del


proceso educativo formal e informal, validándose continuamente, con la
reafirmación positiva que recibe el individuo, al actuar dentro de los límites
establecidos, por el cuerpo social.

La liberación personal radica en una ruptura epistémica con la dominación


escolástica y dogmática tradicional, asumiendo la praxis y la interpretación de la
realidad con el objetivo de transformarla.

La educación, tradicionalmente sustentada en la corriente epistémica platónica,


limita el desarrollo de interpretaciones consustanciadas en la realidad misma,
pues el marco ideológico subyuga y constriñe el pensamiento entre sus límites
del conocimiento aceptado. Así, la investigación y la generación del nuevo
conocimiento, se encuentran constreñidas, por el discurso implícito y explicito de
la academia.

La educación difunde la ideología y el conocimiento pertinente, útil y necesario


para la sociedad, así como certifica el modelo conductual cónsono con sus
exigencias culturales, adecuando la conducta individual, a su racionalidad
socioeconómica. Pero también, mistifica su rol, atribuyéndose para sí y para el
conocimiento, la connotación de aséptica, ideológicamente pura, verdadera, y
única, reduciendo así, la capacidad individual para generar interpretaciones
pertinentes, útiles y efectivas de la realidad.

La educación y su contenido están básicamente comprometidos con la


perpetuación del orden socio-económico al cual pertenece. Forma parte del
instrumento político, en armonía con la racionalidad económica, con los objetivos
que subyacen en la dinámica social y con la conducta esperada de los individuos,
la cual se valida en un proceso continuo y permanente de retroalimentación.

"Si echamos una ojeada sobre la evolución del hecho educativo a lo largo del
tiempo, comprobamos fácilmente que los progresos de la educación acompañan
a los de la economía y, en consecuencia, a la evolución de las técnicas de
producción, sin que sea siempre fácil distinguir las causalidades respectivas en
la complejidad de las interacciones…. La idea que consiste en presentar las
instituciones de enseñanza como fuerzas puramente conservadoras, incluso
represivas no es exacta. Sin duda, toda institución es por naturaleza
estabilizadora, y, por otra parte, la actividad misma de la enseñanza comporta
una tendencia a la repetición, una búsqueda y un culto de la forma, de la fórmula
y de la formulación, lo mismo que la actividad jurídica. Este doble rasgo deviene
más claro en épocas de mutación rápida: entonces la educación parece
contrariar el movimiento que ella provoca" (Faure, 1978,28)

La educación juega un importante papel como institución social en una doble


dimensión. Como agencia de capacitación, transfiere habilidades y destrezas a
los integrantes de la comunidad, y como agencia socializadora transmite los
valores, principios y contenido ideológico cultural, histórica y socialmente
determinado, pero sobre todo, configura una sumisión y sujeción epistémica al
conocimiento y a quienes reconoce como autoridad. La institución educación es
esencialmente conservadora, al anteponer a la realidad, el conocimiento, los
valores, los principios rectores, ideales, todo el marco ideológico que sustenta el
status quo, a través de la postura epistémica que ha asumido la educativa desde
hace mas de 1000 años. No se refiere específicamente a la ideología que
vehicula sino a la postura epistemología que utiliza para difundir sus contenidos.

La política es la actividad esencial para la conformación y consolidación de la


dominación epistémica. La educación, como instrumento político, es el
instrumento idóneo para configurar el individuo que requiere la sociedad. La
definimos como el arte de manipular la voluntad de otros en función de intereses
particulares. Pospone, impone, tergiversa, halaga, manipula, negocia, transige,
media, acuerda, ordena, organiza, desorganiza, entorpece, facilita y cualquier
otra habilidad o subterfugio que permita alcanzar su objetivo, utilizando la
oratoria, el carisma, el convencimiento, la seguridad personal, entre otras, paran
lograr sus fines.

La racionalidad política, sus argumentos, su lógica y estructura corresponden a


un determinado momento económico, es el resultado de la correlación de fuerzas
que son definidas por la acumulación de riquezas. El poder es básicamente
económico, lo político es su expresión. Quien posee el suficiente poder
despliega también los argumentos para instrumentarlo, para imponerlo.

El "poder" significa la plena capacidad de ejercer e imponer la voluntad, apoyado


en la acumulación de riquezas y la fuerza para aplicarlo. Aunque frecuentemente
se utiliza este término para categorizar los poderes públicos del Estado, la
capacidad para orientar la vida privada y del colectivo, radica en la posesión de
un volumen tal de riqueza que se puede anteponer a la voluntad individual o
grupal.

La política es el arte de alinear la voluntad de un colectivo social, en función al


interés de los grupos hegemónicos de la sociedad, de manera expedita,
concertada, fluida, de lo contrario, imponer los argumentos a través de
mecanismos coercitivos, pudiera generar el conflicto y la confrontación abierta.

El poder para Weber: (Alemania 1864-1920) consiste en la probabilidad que tiene


un hombre o una agrupación, de imponer su voluntad en una acción
comunitaria. La aspiración a tener poder viene motivada por el honor social que
este produce. La forma en que se distribuye el honor social dentro de una
comunidad hace surgir un orden dentro de la sociedad, relacionado con el orden
jurídico y económico –forma de distribuir y utilizar los bienes y servicios
económicos. (Weber, 1921).

Distingue el poder político de las otras formas de poder, otorgándole autonomía


sobre cualquier otra consideración parte de la premisa del Poder derivado de
Dios, lo cual dificulta la apreciación de su origen real, a través del cual es
ejercido, por la coacción física legítima, la amenaza y a ejercer coerción en caso
de trasgresión al orden, a la norma o al mandato.

Resaltamos que el ejercicio del poder a través del Estado evidencia, en lo político
ideológico, la dominación epistémica tanto en su contenido como en su acción
directa de presión sobre los individuos.

El Estado es el resultado de las luchas de poder económico por la apropiación de


los excedentes de producción, se coloca entre los poderosos grupos sociales y la
mayoría, mistificando la relación de apropiación, colocándose como una
institución supra social.

Desde el origen del Estado, la legitimidad y legalidad para ejercer dominio sobre
la sociedad, se invistió de divinidad, derivando el poder directamente de Dios. El
imperio de las doctrinas y del conocimiento oficial se impuso bajo preceptos
totalmente platónico.

Los Enciclopedistas de la segunda mitad del siglo XVIII, recogieron el


conocimiento de la época en un "Diccionario Razonado de Ciencias, Artes y
oficios" esgrimieron razones para que el poder radicara en el pueblo, impulsando
el advenimiento "siglos de las Luces" y sirviendo de soporte al ideario burgués
impulsor de la Revolución Francesa", todo este bagaje de información se
continuo ofreciendo como "verdades"

La obra entró a formar parte del Índice de libros prohibidos por la Iglesia católica
en 1759.En este mismo año se les retiró a los impresores los permisos del
Estado para seguir publicando la obra y d´Alembert abandona el proyecto. Todo
esto no fue obstáculo para que se prosiguiese su elaboración de forma
semiclandestina hasta [[1772], bajo la vigilancia complaciente de determinadas
autoridades, y se completasen los diecisiete volúmenes de la obra. (Wikipedia,
2007)

Los Enciclopedistas, entre ellos J.J. Rousseau (1712-1778), elaboradores de la


ideología que sustentan la racionalidad burguesa-capitalista durante la
Revolución, como se extrae de las siguientes citas:

Lo que sigue es la transformación de la sociedad. El programa del Contrato


Social se basa en el establecimiento de "una forma de asociación (...) mediante
la cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí
mismo y quede tan libre como antes" Rousseau

Se trata pues, de una nueva modalidad de contrato social que devuelva al


hombre su estado 'natural' sin que por ello deba dejar de pertenecer a una
comunidad. No es, como quiere Hobbes, un contrato entre individuos, ni de los
individuos con un gobernante, como propone Locke: es un pacto de la
comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad. Cada uno de los
asociados se une a todos y a ninguno en particular.

Este pacto, crea la voluntad general que ni es arbitraria ni se confunde con las
con la suma de las voluntades egoístas de las voluntades individuales de los
particulares. Entonces aparece el concepto de soberanía, el soberano es la
voluntad general, la cual es inalienable (no se delega, el gobierno no es sino un
ejecutor de la ley que emana de la voluntad general, y puede ser siempre
substituido), es indivisible (no hay división de poderes, como postulan Locke y
Montesquieu.

Rousseau entiende establecer de este modo simultánemante, la soberanía


popular y la libertad individual. Porque, al hacer contrato con la comunidad, cada
individuo está realizando también un contrato con sí mismo, en tanto que al
obedecer a la "voluntad general", está siguiendo su propia voluntad. (Idóneos)

Posteriormente la correlación de poder en manos ya de la burguesía, redujo con


sus argumentos, la base de representación popular, a quienes poseían bienes y
tierras, a los propietarios. Durante estos dos últimos siglos, las luchas populares
y conceptos como la democratización en las tomas de decisiones políticas, han
expandido la participación a la totalidad de las personas que conforman la
sociedad, pero el dominio legal a través del Estado, se ejerce aun en nuestros
días, bajo el enfoque epistémico platónico.

El concepto moderno de Estado, al igual como en épocas anteriores, entre sus


propósitos se encuentra la perpetuación del orden establecido asumiendo
funciones de seguridad, represión, educación, salud y comunicación. Para
preservar el orden social, el marco legal, la moral, los principios y valores, las
costumbres, la cultura inherente se trasmite como un dogma, utilizando
mecanismos, sutiles y de coerción, orquestado bajo la imposición ideológica. La
coherencia social se garantiza mediante la coacción epistemológica. Las leyes,
normas, moral y evaluación y valoración del actuar de los miembros de la
población se ordena, trasmite y reproduce como una "verdad" absoluta la cual no
puede ser sometida a critica ni contravención. La ortodoxia platónica en todo su
esplendor. No se limita a la producción y gerencia del conocimiento en el plano
estrictamente académico, es especialmente un instrumento de dominación de
Estado, independientemente del marco ideológico que lo sustenta. La "verdad"
se impone por su validez oficial. Allí radica el problema. Se abandona la realidad
sustituyéndola por razones lógica que se imponen en razón a su supuesto valor
humanitario, por ser justas, o simplemente "verdad"

El Rey deriva su poder de Dios, ungido por su representación en la tierra. En el


reside la soberanía, detentado la máxima posición política. "La voluntad del
soberano es Ley para el pueblo" dicho que refleja el poder absoluto, sobre la vida
y la muerte de sus súbditos, y claro, llegando hasta controlar el pensamiento de
la gente.

La forma pertinente al sistema capitalista es el Estado Republicano, democrático,


con separación de poderes descrita por Jean-Jacques Rousseau en el Contrato
Social o Principios de Derecho Político (Encarta, 2003). En su forma utópica, la
soberanía radica en quienes detenten la propiedad de la tierray los medios de
producción, gozando del derecho de elegir y ser elegidos para cargos públicos,
excluyendo por consiguiente a la mayoría. A pesar que el Estado Republicano es
una concepción burguesa, planteada y ejecutada por hombres supuestamente
ilustrados, quienes pregonaban la libertad, la igualdad y la fraternidad, la
concentración de poder y su ejercicio, es claramente dominante de la voluntad
del colectivo.

Aún hoy en día, el control del Estado es una aspiración más que una realidad.
Quienes han detentado históricamente el poder económico y político, han
limitado el acceso de la mayoría a la toma de decisiones, creando ilusiones de
participación a través del sistema político y del mecanismo formal de elección.

La regularización de la personalidad jurídica del Estado bajo la forma de


Constitución, deriva o debería derivar su poder de la voluntad soberana del
pueblo, pero en realidad, el poder real se encuentra en quien posea o detente la
mayor riqueza. Este poder económico se esconde detrás del Político, derivando
en Leyes, Reglamentos y Normas Oficiales lo mecanismos legales que
garanticen el flujo de acumulación de riqueza y la perpetuación del sistema en
que sustentan la apropiación. Es el marco legal doctrinario elaborado a espalda
de la realidad del ciudadano común, se redacta y ejecuta como un compendio
para comparar el hacer humano, para decidir si muestra una conducta buena o
mala, correcta o incorrecta, legal o no.

Marco positivo contra el que se compara y cataloga la conducta de los


integrantes de la sociedad. Es una forma particular de ejercer el dominio
epistemológico platónico, pues los elementos establecidos como marco para
juzgar la conducta, se gravan a un nivel tan subconsciente que forman parte de
la personalidad de las personas. Nadie desea ser malo ni pecador, y para ello,
todas las acciones, por más cruentas que sean, se justifican en el esquema de
valoración de la conducta humana. Se llega a calificar, a considerar que las
oportunidades que ofrecen la sociedad son para todos, quienes no las
aprovechen, son débiles, inferiores, temerosos, o cualquier otro epíteto que
resalte y justifique la conducta de fuerte. Sin que el Estado realmente garantice el
acceso a todos los servicios públicos al grueso de la población.

Se han justificados guerras para civilizar, libertar, para llevar justicia, por la
verdad, por credos, por cualquier "buena" excusa que coloque al agresor en una
posición de libertador, de bueno, héroe o cualquier categoría superior, digna de
emulación, elogios y respeto. Aunque en realidad su discurso esconde intereses
económico, políticos de dominación, expansión territorial, o fortalecer su posición
geopolítica. Exponiendo su justificación como una "verdad ineludible",
creyéndosela y transfiriéndola a quienes padecen de "ingenuidad epistémica".

Los héroes "buenos, desinteresados, blancos, bellos, poderosos e identificados


con cierta nacionalidad; únicamente existen en las tiras de dibujos animados.
Con valores "positivos" dignos de emulación. Esta "inocente" diversión infantil
programa y condiciona desde la más tierna edad una conducta deseable,
cónsona con los intereses de quienes la diseñan y difunden. Configurando en la
conducta de los individuos la noción de espontaneidad y naturalidad en su
estructura de pensamiento y de desempeño social. Privando la forma y el
pensamiento superfluo sobre la esencia de la acción.

La conducta socialmente definida y aceptada es apreciada y valorada por el


estereotipo aceptado, construido sobre elementos formales y superficiales,
basados en los esquemas de belleza, color, aspecto, signos positivos en general.
Generando en la sociedad, un gran numero de excluidos, resentidos, que claro
esta, no reúnen las condiciones exigidas.

La superficialidad de la valoración con la que se juzga la realidad, esconde


intereses políticos, económicos y sociales que orientan la respuesta del colectivo
en cierta dirección. Claro que favorece, directa o indirectamente, a los grupos
que son especialmente beneficiados por las relaciones sociales.

Al encontrarse implícita, transparente a la mayoría de las personas, la impronta


epistémica, la ideología imperante y el marco teórico conceptual que rige el
actuar en sociedad, la misma se asume espontánea y condicionada por la
naturaleza humana.

Por lo tanto, al disponer de una noción sesgada, interesada y distorsionada de la


realidad, la capacidad para actuar acertadamente en ella, se encuentra limitada.
De intentar alcanzar los objetivos concretos de trasformación o reducción de
situaciones indeseables, solamente podrían lograrse de acuerdo al poder y
relevancia que tenga el proponente. Pues, quienes tengan una visión objetiva de
la realidad e impulsen soluciones reales y concretas a los problemas existentes,
afectaran indudablemente la relación de fuerzas presenten en la situación bajo
análisis.

Como solución ante una interpretación deficiente y para solventar la dura


competencia que significa una discusión entre personas que se suponen dueños
de verdades y creencias con poco sustento concreto y material, se recure a
"trampas, a implementar soluciones "creativas", llegándose a irrespetar al
contrario siendo más "vivo".

Claro, aceptar la competencia abierta significaría, correr el riesgo de quien


disponga mayor conocimiento sustentado en la realidad, desplace a quien
exponga como criterio, ideas mágicas e ingenuas, sustentadas en creencias.

La inseguridad que genera la apreciación subjetiva de la realidad, por la dificulta


de intervenir con propiedad, produce respuestas agresivas e irreflexivas. Si se
dispone de una alta cuota de poder o de autoridad, las ideas se imponen como
criterio del dominante, sin que medie el más mínimo respeto por los afectados.
Esta posición frente a la realidad, conduce a cometer injusticia, irrespeto,
discriminación, resentimiento, desanimo, desmoralización, en especial, en las
instituciones universitarias donde supuestamente prevalece el análisis, la
discusión de ideas, la democracia, etc.

La impronta cultural que sustenta la relación cognoscitiva de las personas que


integran una sociedad, se encuentra gravada en la estructura de pensamiento del
colectivo. Es imposible, pretender concientizar masivamente la dominación
epistémica, pues se afecta la sensación de seguridad que comparte la población.
Pero es factible, modificar progresivamente los valores, la ideología y las
relaciones entre gobernantes y sociedad, permitiendo una mayor participación de
la ciudadanía en las tomas de decisiones y en la obtención de beneficios
individuales, en base a la participación directa e intencional en la obtención del
sustento y en la participación en política real.

El problema no es como solventar la concientización masiva de las mayorías


pero si es una grave situación la orientación epistemológica de quienes se
denominan líderes ilustrados de la sociedad. Significa también un grave
inconveniente en la formación de hombres críticos, proactivos, emprendedores e
innovadores, la ortodoxia epistémica de las universidades, instituciones políticas
y la de sus líderes. Estos se mantienen aferrados cerrados a una ruptura
intelectual, imponiendo sus criterios, llegando hasta utilizar mecanismos
coercitivos.

El propósito de este trabajo radica en mostrar como las instituciones


universitarias, históricamente, han quedado retrazadas al continuar pontificando
bajo la ortodoxia del enfoque epistémico Platónico. Exponer al debate público la
dominación epistémica que aun subyace, en las instituciones de educación
superior y la imposibilidad de las mismas, para contribuir en la construcción de un
venezolano participativo, promotor, productivo, efectivo, responsable, ciudadano,
interesado en la problemática socioeconómica nacional y en la construcción de
una sociedad fundamentada en principios y valores de igualdad, democracia,
respeto, inclusión, así como también, segura, eficiente, etc.

Pero a nuestro juicio, la universidad tradicional venezolana, al menos en el corto


plazo, no puede adaptarse epistémica, ideológica ni metodológicamente, para
contribuir en la conformación de la sociedad que pretende emerger.

2. Epistemología, ciencia, política y educación:

Para interpretar la imposibilidad institucional que presenta la Universidad para


responder efectiva y pertinentemente en la formación del nuevo ciudadano,
debemos analizar su origen y las bases filosóficas sobre las cuales soporta su
acción.

La Universidad es una institución educativa con mayor antigüedad y ha


perdurado desde los comienzos del renacimiento europeo, surgiendo de
escuelas que habían alcanzado el grado de Studium Generale existentes desde
la Edad Media en algunos monasterios (Bologna, Sorbonne, Córdoba, San
Millán, etc.).

La Universidad de Bologna (Italia) es la primera en haber sido fundada (1088)


famosa desde la Edad Media por sus escuelas de Humanidades y Derecho. Le
siguió la Sorbonne de París, fundada a mediados del siglo XII, por Robert de
Sorbon, capellán y confesor del Rey San Luis de Francia gozando de gran
prestigio por su escuela de teología.

La Universidad de Oxford data del año 1167, documentos de la época


acreditados a Enrique II de Inglaterra, dan constancia de su existencia, pues no
existen actas de su fundación. En ellos prohibió a los estudiantes ingleses la
asistencia a la Universidad de París. Oxford fue considerada escuela superior en
teología y humanidades, desde su inicio, aunque desde el siglo XVI, aborda otros
temas que le dan la calificación de una universidad científica, dedicada a la
investigación.

El Rey Alfonso IX de España fundó la actual Universidad de Salamanca, en


1218. Obteniendo en 1255, la validez universal a sus títulos, gracias al papa
Alejandro IV.

En este breve recuento histórico sobre el origen de las universidades europea,


fundamento de las del muevo mundo, muestra la vinculación entre la institución y
la religión católica. La cual determinó su carácter escolástico y dogmático.
Sellando la relación epistémica que subyace aun en las universidades del Muevo
Mundo.

Gracias a la unión que hay entre nuestra Iglesia y nuestro Estado, los teólogos
católicos casi han conseguido mantener la instrucción pública a su mismo nivel.
Aún las ramas de la ciencia que parecen menos relacionadas con la religión, no
pueden escapar de la férula de los teólogos, y el mismo espíritu que hizo a
Galileo retractarse de rodillas de sus descubrimientos astronómicos todavía
obliga a nuestros profesores a enseñar el sistema de Copérnico como una
hipótesis.

La verdad es que al lado de los teólogos católicos ninguna empresa de la


inteligencia humana es inseparable de la religión. Desde el comienzo del
cristianismo la doctrina cristiana ha estado siempre mezclada con las opiniones
filosóficas de los que la enseñaban. Las mismas Sagradas Escrituras, a pesar de
su inmenso valor para la formación moral, frecuentemente tocan de paso
algunos temas que no guardan relación con su principal objeto y tratan de la
Naturaleza y de la sociedad civil de acuerdo con las ideas de un pueblo rudo en
un período verdaderamente primitivo de su historia.

De aquí la intrusión de los teólogos en todas las ramas del conocimiento


humano, que todavía defienden los poderes civiles en gran parte de Europa,
pero en ningún otro lugar tan monstruosamente como en España. La astronomía
tiene que pedir permiso a los inquisidores para ver con sus propios ojos. La
anatomía es juzgada sospechosa y vigilada de cerca siempre que toma el
escalpelo, y la medicinatuvo no poco que sufrir cuando se esforzaba en borrar
del catálogo de pecados mortales el uso de la quina y la vacunación. No sólo hay
que creer lo que cree la Inquisición, sino que hay que dar fe implícita a las
teorías y explicaciones de sus teólogos. (Blanco, 1775)
La cita anterior que data de 1775, resumen el carácter dogmático del origen de la
institución universitaria, convalidando, por la fecha en que se generó, lo pertinaz
de la ortodoxia epistémica. A tal nivel, que a pesar del tiempo trascurrido hasta la
fecha, del desarrollo tecnológico, científicos y humanísticos, continua presente el
predominio del mundo de las ideas en la conformación del pensamiento
universitario actual.

Las universidades venezolanas al igual que las europeas tuvieron sus orígenes
en la religión católica, manteniendo la impronta epistémica que surge de los
seminarios.

La hoy denominada Universidad Central de Venezuela (UCV) "Nacida en 1721


por orden de la real cédula del Rey Felipe V de España bajo el nombre de la
Real y Pontificia Universidad de Caracas tomando los espacios del
seminarioSanta Rosa y luego del convento San Francisco, en un principio se
impartían clases de Teología, Medicina, Filosofía y Derecho exclusivamente en
el idioma latín. Fue denominada "Real y Pontificia" por estar bajo la tutela y
protección del Monarca español y del Sumo Pontífice". (UCV, 2007)

En Venezuela la Universidad de Los Andes (ULA) tuvo sus orígenes en el año


1785, en fecha 29 de marzo, cuando el Obispo de Mérida Fray Juan Ramos de
Lora fundó una Casa de Estudios que elevada luego a Seminario, cuyo nombre
fue el de Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida, habría de
convertirse en Instituto Universitario. El 21 de septiembre de 1810 la Superior
Junta Gubernativa de la provincia expidió el decreto de creación de la Real
Universidad de San Buenaventura de Mérida de los Caballeros, concediéndole al
Seminario la gracia de Universidad, con todos los privilegios de la de Caracas y
con la facultad de conferir "Todos los grados menores y mayores en Filosofía,
Medicina, Derecho Civil y Canónigo y en Teología" (ULA.2007)

Su origen además de continuar la tradición medieval europea, impregna de su


posición epistémica la gestión del conocimiento. Evidente en el Artículo 1, de la
Ley de Universidades: La Universidad es fundamentalmente una comunidad de
intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar
la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre. (Venezuela, 1960)
(Subrayado es nuestro).

En el Artículo mencionado de la Ley de Universidades, (08/09/1960) se observa


que se conserva el carácter primigenio de "comunidad de intereses,
agregándosele el término "espirituales" para denotar el desarrollo de uno de los
elementos de la dicotomía en que, desde la Edad Media, se consideraba
constituido el Hombre. La "comunidad" conforma su figura legal, indicando el
carácter cerrado del grupo de personas que la constituye.

En el latín medieval UNIVERSITAS se empleó originariamente para designar


cualquier comunidad o corporación considerada en su aspecto colectivo. Cuando
se usaba en su sentido moderno denotando un cuerpo dedicado a la enseñanza
y a la educación requería la adicción de un complemento para redondear su
significado "UNIVERSITAS MAGISTRORUM ET SCHOLARIUM", por ejemplo
(Ibidem) (Subrayado es nuestro)

El otro aspecto medieval que se evidencia del Articulo de la Ley es la "búsqueda


de la verdad", haciéndose referencia al concepto de conocimiento develado,
asumido por Tomas de Aquino.

3. La Universidad:

4. Epistemología Universitaria:

A la educación se le ha mistificado su rol, como hemos mencionado antes se le ha


considerado la dueña del saber, la autoridad para pontificar sobre las "verdades"
aceptadas, se le ha atribuido imparcialidad y pureza en cuanto a su postura política,
pero en realidad es una institución que se ha superpuesto a la sociedad como regente
del conocimiento valido socialmente y pontifica al respecto. Los docentes asumen la
actitud de "escultores", que al igual que sobre arcilla fresca, labran sus saberes y
valores éticos, en los discentes.

Esta antigua actitud y los preceptos filosóficos que la sostienen, aun prevalece en
nuestra institucionalidad educativa, que lejos de trasmitir un supuesto conocimiento
aséptico, tiene una altísima connotación y vinculación con la racionalidad económica,
política y cultural, así como, con la ideología que ofrece coherencia y subyace en toda
la estructura social. Todo ello, bajo preceptos epistémicos que labran el proceso lógico
explicativo, el se convierte en un mecanismo intrínseco de autolimitación interpretativa.

La educación y específicamente la educación superior no escapa de la ética social


imperante, ni de las aspiraciones de la población ni de su estructura formal de
pensamiento. La sociedad y sus instituciones forman un todo coherente y armónico.
Como reflejo de la coherencia, los integrantes del proceso educativo muestran una
conducta en concordancia con lo requerido con la dinámica socioeconómica: El
mercado laboral requiere un cumplidor de ordenes, de nivel técnico, así como
cumplidor de ordenes, del horario, respetuoso, responsable y conformista. Un
profesional, analítico, creativo, proactivo, identificado con la empresa, proponente,
emprendedor, no entrar entre las preferencias de nuestro mercado laboral. Los
educadores prefieren limitarse a reflexiones teóricas antes que corres el riesgo de
interpretar la realidad. Los estudiantes prefieren repetir, mantenerse seguro, ajenos al
riesgo que representa el análisis, la creatividad y innovación, lo cual, les permite
sentirse seguros en la evaluación y su vida laboral posterior. Todo ello en un aberrado
equilibrio que mantiene un sistema social y económico aferrado al consumismo, al
sector servicio muy leer de la producción, la eficiencia y la efectividad.

Independientemente de la posición política que se asuma, o Venezuela produce, utiliza


sus múltiples recursos naturales y humanos en función productiva, se hace competitiva
o el peligro de perder la nacióny la sociedad que tenemos, se ira haciendo mayor cada
día que pase. Reflexionemos sobre el futuro y sobre el instrumento "educación
superior" que disponemos:

• ¿Las universidades nacionales tienen conciencia del peligro que para el desarrollo
nacional y la consolidación de la nación venezolana representa el viejo esquema
epistémico?

• ¿Es suficiente responder a las limitadas aspiraciones del venezolano y de su


mercado laboral para definir la pertinencia social de las universidades?

• ¿Acaso no existe clara evidencia de la dicotomía entre la sociedad que se necesita


y las instituciones de educación superior que plantean la sociedad que quieren?

• ¿Las universidades repiten y hacen, lo que "saben y siempre han hecho"?

• ¿Las universidades, se consideran dueñas de la "verdad"?

• Para que Venezuela pueda competir efectiva y eficientemente en el campo del


desarrollo socioeconómico y propenda a convertirse en un país de primer orden,
¿Acaso su lideres en lo educativo, político y económico, no requiere realmente
reducir su dogmatismo, el fundamentalismo doctrinario, la presunción de sabiduría,
así como, cambiar su actitud arrogante y presuntuosa en relación con la gestión del
conocimiento?

La respuesta a todas estas preguntas las debemos buscar en la realidad misma de la


institución y de la respuesta que estamos ofreciendo a quien supuestamente se sirve:
el pueblo.

Para que Venezuela y su gente, podamos competir efectivamente en el campo del


desarrollo socioeconómico y propenda a convertirse en un país de primer orden.
Entonces al menos su liderazgo educativo, político y económico, debe reducir su
dogmatismo, el fundamentalismo doctrinario, la presunción de sabiduría ante la
realidad, así como, la actitud arrogante y presuntuosa ante el colectivo.
La arcaica cultura epistémica de la que se nutre el infante desde su nacimiento, se ve
reforzado por la educación formal, fortalecida en la universidad y validada por acción
de control social y que le acompaña, durante toda su vida.

La dominación epistemológica es un mecanismo muy eficiente de vigilancia, control y


regulación, autoinfringido; que mantiene orientado a la persona y en sintonía con la
conducta social aceptada, pero no necesariamente la que necesitamos.

Dentro de estos límites establecidos por el cuerpo ideológico de la sociedad, "todo


marcha bien". Claro, el enfoque epistémico determina la aceptación del cuerpo
ideológico y la ética social, validándose en el quehacer diario. Las controversias y
conflictos que frecuentemente se presentan no radican en hacer prevalecer la noción
mas objetiva de la realidad, sino quien tiene mayor poder para imponer sus criterios.

La epistemia ortodoxa no permite comprender e interpretar la realidad objetivamente,


por lo que las discusiones sobre cualquier punto de vista, se diluyen y pierden
importancias o por el contrario, producen graves problemas interpersonales, sin que
nadie se ponga de acuerdo. En la academia, las discusiones "científicas" se dirimen en
base al conjunto teórico aceptado o por la imposición de quien apabulle al colectivo.
Las razones y evidencias concretas son obviadas en aras de mantener el "equilibrio
académico" y sin entrar en conflictos con quienes sustentan ideas contrarias.

La capacidad de la razón explicativa y su potencial interventor, no tiene ninguna


importancia, por el contrario, al someter al análisis y la critica al conocimiento
académico, el nuevo concepto se convierte en un elemento de perturbación del status
quo y se desecha a priori.

El temor a contrariar "lo establecido", limita a quienes de alguna manera osan elaborar
discursos que lo contraríen. Limitando la creatividad y la innovación en los centros de
educación superior.

La discusión académica sobre cualquier tema, más que enriquecer los conceptos,
métodos e instrumentos de la propuesta se realiza con cierta saña, propia de quienes
ven peligrar su posición en la comunidad. No se discute para enriquecer el tema en
cuestión sino por la defensa a ultranza de un prestigio académico-personal,
erróneamente concebido.

No es propio del ambiente universitario actual, que las ideas, opiniones y los
resultados de investigaciones sean sometidas a análisis y discusión interna que
incentive el desarrollo de la producción científica, a menos que sean presentadas en
eventos de carácter científicos, donde la presentación y el debate tienen un tiempo
muy limitado.
De ser sometidos lo aportes investigativos a análisis y discusión de grupos de
personas interesadas, se generaría además una sana competencia que incentivaría la
producción y la creatividad. Pero la competencia por antonomasia está execrada del
ámbito académico. Es más conveniente reprimir, desacreditar, relegar, cualquier
trabajo o propuesta científica que contrarié el conocimiento aceptado.

La competencia es una aptitud y actitud, que por más que este presente en la
naturaleza humana, es moralmente inaceptable por la religión católica. El hombre es
considerado una "creación divina", por lo tanto, no debe mostrar una conducta animal
que contraríe tal creencia. Aun en nuestra sociedad la conducta competitiva se
enmaraña en un tejido ideológico de excusas y suposiciones, que encubre cualquier
acción de irrespeto y menosprecio, como "viveza del venezolano".

La "intencionalidad" es también considerada como un "bajo instinto" indigno del ser


humano. Tener intención, desear beneficio o causar prejuicio es una actitud mal
considerada. El deseo de perjudicar expresamente a otra persona, puede conducir a
acciones delictivas, que se ven exacerbadas por el sentimiento de menosprecio y
resentimiento. Estas condiciones personales tienen su origen en el desconocimiento o
la no aceptación de la responsabilidad individual en la competencia abierta. No nos
referimos exclusivamente a la conducta exhibida por delincuentes, sino también por
aquellas que con altos niveles educativos, que muestran claros signos de
resentimiento, pues atribuyen sus "fracasos" a los demás.

Al encubrir la intencionalidad y la competitividad que orientarían los logros de metas


concretas en el desempeño social, político, profesional, no deja otra alternativa
psíquica que atribuir a los "otros", nuestra frustración.

Aceptar la competencia y la intención permite desarrollar, en el caso de universidades,


reglas claras que normen los distintos procesos académicos y administrativos, entre
ellos, la elaboración, presentación y defensa de los distintos trabajos que se realizan
en una universidad. Pero como evidencia de su carencia, lo formal prevalece como
valor ante lo sustantivo, lo importante.

Mientras no existan manuales de procedimiento con el suficiente desarrollo y amplitud,


que abarquen todos los aspectos que conllevan el devenir universitario, y estos se
apliquen con la suficiente claridad y equidad; en la institución universitaria se
continuaran produciendo toda clase de desigualdades, frustraciones y resentimientos,
claro esta, justificándolas con cualquier tipo de justificación "plausible".

Cuando lo formal, teórico y aparente se tiene como lo realmente importante, se asume


que cumplir los requisitos es perentorio antes que generar las condiciones que se
requieren. Aprobar las asignaturas y los trabajos encomendados es considerado
suficiente para alcanzar el grado académico, sin evaluar que se satisfagan las
condiciones requeridas por el perfil de egreso.

Otro elemento formativo no menos importante, es construir la apreciación de la


realidad a partir de sus elementos constitutivos, sin tener en cuenta que la "cosa"
estudiada, basa su existencia en la satisfacción de una necesidad presente en su
entorno. Sus componentes y relaciones internas no son más que un reflejo de su
razón de ser. Al tratar de interpretar la realidad a partir de sus elementos, la capacidad
interpretativa se pierde, debido de carecer de guía o punto de partida que la oriente.

Por ejemplo, la bombilla eléctrica inventada por Thomas Alva Edison no ocurrió ni por
la conexión de piezas ni por azar, el inventor sabia exactamente lo que buscaba.
Probo diferentes elementos, y ensayando logro combinar los adecuados, teniendo
siempre como horizonte lograr alumbrar de manara eficiente, efectiva y menos
peligrosa.

Cuando se administra un programa de formación, se imparten una serie de


asignaturas que van desde las más sencillas y teóricas hasta las más complejas, con
cierto barniz de contacto con la realidad al final de la carrera. Pero ¿dónde y cuándo
se instruye al estudiante en la misiónprofesional, social y científica del medico, del
abogado, de ingeniero, etc.? Se pretende que lo deduzca por si mismo al final de sus
estudios, perdiéndose en la maraña que significa ensamblaje una concepción a partir
de las partes. Esta forma de abordaje epistémico de la realidad, prevalece en todo el
quehacer universitario. Ni se conforma un pensamiento holístico, totalizante; ni se
conforma una actitud analítica y crítica, pues no se configura la interpretación, a partir
del rol que la "cosa" juega en su contexto.

Pero lo que se transmite en la formación de la criticidad y análisis del futuro


profesional, no permite comprender la totalidad y dirigir en consecuencia sus esfuerzos
interpretativos a la "cosa" sino a su interior, no a al rol que cumple en el entorno donde
actúa y al cual pertenece.

Es conveniente aclarar que el cuerpo ético e ideológico que se adquiere en el proceso


de formación universitaria se valida y ratifica en un contexto socio productivo. Si este
exige una respuesta educativa en concordancia con la acriticidad y conformismo, el
sistema responde en consecuencia. Así se completa el círculo: la universidad esta
generando el perfil de egreso que la sociedad esta demandando y esta a su vez se
alimenta del egresado que produce. Eso es pertinencia social real.

El control epistémico universitario, impregnado en el pensamiento de sus miembros,


permite que el marco ideológico social, se superponga como mecanismo de regulación
de la sociedad. Validándose en la dinámica socioeconómica y retroalimentándose
continuamente.

Como mencionamos anteriormente, la sociedad ha prestado un gran servicio al


hombre en cuanto a la seguridad que le ha ofrecido para el incremento productivo de
bienestar material, pero el desarrollo del hombre analítico, creativo, innovador,
proactivo, participativo y comprometido, no ha estado entre sus prioridades. Quienes
han manejado el poder no tienen entre sus objetivos el desarrollo del individuo, sino
mantener el flujo de apropiación de excedentes de producción, aunque cambien o
pretendan cambiar, sus beneficiarios.

La sociedad actual venezolana se debate entre preservar el status quo y asumir el


cambio de su racionalidad socioeconómica. Nuevas oportunidades se abren camino
para impulsar un cambio de mayor impacto dejando atrás las viejas y obsoletas
instituciones educativas. En la medida que la confrontación entre lo conservador y el
progreso ocurra, se fragua en su seno, como un crisol social, una nueva racionalidad y
nuevas estructuras.

El Proceso de depuración tomará su tiempo pero inexorablemente ocurrirá. Emergerá


un nuevo orden social, pero especialmente un hombre intelectualmente maduro,
disponiendo de un enorme contingente de recursos cognoscitivos e interpretativos de
la realidad, lo que le permitirá interactuar de manera exitosa en su contexto. Una
sociedad proclive al desarrollo del individuo sobre el exasperante individualismo
actual.

La educación en general y la superior en particular, requiere incrementar su


efectividad, pertinencia y eficiencia, con miras a egresar un hombre que propendan a
la creatividad y la innovación en la vida social, profesional y académica.

La universidad que asuma un rol protagónico en este sentido, tomara las riendas en la
construcción de una nueva institucionalidad. Abriendo camino para avanzar de manera
armónica y coherente con la Venezuela que emerge, potenciando la soberanía social,
territorial, económica y política.
hans

Epistemología - Teoría del conocimiento

(Del griego, episteme, 'conocimiento'; logos, 'teoría')

Rama de la filosofía que trata de los problemas filosóficos que rodean la teoría
del conocimiento. La epistemología se ocupa de la definición del saber y de los
conceptos relacionados, de las fuentes, los criterios, los tipos de conocimiento posible
y el grado con el que cada uno resulta cierto; así como la relación exacta entre el que
conoce y el objeto conocido.

INTRODUCCIÓN.

He aquí unos de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos


:elucidar en que consiste el acto de conocer, cual es la escencia del conocimiento,
cual es la relación cognoscitiva entre el hombre y las cosas que lo rodean. A pesar de
que es una operación cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando
conocemos algo. La definición más sencilla nos dice que conocer consiste en obtener
una información acerca de un objeto. Conocer es conseguir un dato o una noticia
sobre algo. El conocimiento es esa noticia o información acerca de ése objeto.

La teoría del conocimiento es una doctrina filosófica. Para precisar su ubicación


en el todo que es la filosofía, es necesario que antes aparezca una definición esencial
de esta.

Una definición esencial de la filosofía se podría obtener atendiendo el


significado de la palabra. El termino filosofía deriva del griego y quiere decir amor a la
sabiduría o , lo que es lo mismo, deseo de saber, de conocer. Inmediatamente se nota
que no se puede de obtener de la filosofía una definición esencial, y, por lo tanto,
obligatoriamente se debe de emplear otro método.

Por ejemplo la definición de filosofía que presentan Platón y Aristóteles como


ciencia pura, es respectivamente la búsqueda de la virtud o de la felicidad.

Como dice Dilthey: &uml;Lo primero que debemos intentar es descubrir un objetivo
común contenido en todos aquellos sistemas a cuya vista se constituyen todos
aquellos sistemas de la filosofía".

Estos sistemas son los de Platón y Aristóteles, Descartes y Leibnitz, Kant y


Hegel ya que en todos ellos hallaremos una inclinación en la universalidad, una
orientación en la totalidad objetiva por ejemplo: el ser, la esencia, el conocimiento.

En los principios de la edad moderna retomamos los caminos del


conceptoAristotélico (tiene como centro una ciencia universal del ser). Los sistemas de
Descartes, Spinoza y Leibnitz, presentan la misma orientación que caracteriza al
Estagirita, ya que todos tienden al conocimiento del mundo objetivo. Kant por el
contrario revive el estilo Platónico (procura elevar la vida, con todos sus conceptos a la
conciencia filosófica).

Es verdad que Kant en su primera manifestación surge como una teoría del
conocimiento o como base críticadel estudio científico. Pero no se detiene en el ámbito
teórico sino que avanza a formular la base crítica de todos los campos conocibles. Al
lado de la Crítica de la razón pura, se encuentra la Crítica de la razón práctica, que
aborda el tema de la valorización moral, y la Crítica del juicio, cuyo objetivo son las
investigaciones críticas de los valores estéticos. Así pues, en Kant aparece la filosofía
como una reflexión universal del pensamiento sobre sí mismo, como una reflexión del
hombre estudioso sobre los valores de su conducta.

La supresión de todos los principios materiales y objetivos, los cuales existen


indudablemente en Kant, de manera que la filosofía asume un carácter puramente
formal y metodológico. Ésta postura intelectual provoca una reacción que forja un
nuevo movimiento en el pensamiento filosófico, el cual vuelve a inclinarse a lo material
y objetivo, constituyendo una renovación del carácter aristotélico.

Éste breve repaso de toda la evolución histórica del pensamiento filosófico, nos
permite determinar otros dos elementos del concepto esencial de la filosofía. Al
primero se conoce con la expresión "concepción del yo"; al segundo se le llama
"concepción del universo". La filosofía es ambas cosas: una concepción del yo y una
concepción del universo.

En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos:

• El sujeto que conoce.

• El objeto conocido.

• La operación misma de conocer.

• El resultado obtenido que es la información recabada acerca del objeto.

Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto y obtiene una
información acerca del mismo. Cuando existe congruencia o adecuación entre el
objeto y la representación interna correspondiente, decimos que estamos en posesión
de una verdad.

PROBLEMAS FILOSÓFICOS GRIEGOS Y MEDIEVALES.

En el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad de que


hubiera un conocimiento fiable y objetivo. Por ello, uno de los principales sofistas,
Gorgias, afirmó que nada puede existir en realidad, que si algo existe no se puede
conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se podría comunicar. Otro sofista
importante, Protágoras, mantuvo que ninguna opinión de una persona es más correcta
que la de otra, porque cada individuo es el único juez de su propia experiencia. Platón,
siguiendo a su ilustre maestro Sócrates, intentó contestar a los sofistas dando por
sentado la existencia de un mundo de formas o ideas, invariables e invisibles, sobre
las que es posible adquirir un conocimiento exacto y certero. Mantenía que las cosas
que uno ve y palpa son copias imperfectas de las formas puras estudiadas en
matemáticas y filosofía. Por consiguiente, sólo el razonamiento abstracto de esas
disciplinas proporciona un conocimiento verdadero, mientras que la percepción facilita
opiniones vagas e inconsistentes. Concluyó que la contemplación filosófica del mundo
oculto de las ideas es el fin más elevado de la existencia humana.

Aristóteles siguió a Platón al considerar el conocimiento abstracto superior a cualquier


otro, pero discrepó de su juicio en cuanto al método apropiado para alcanzarlo.
Aristóteles mantenía que casi todo el conocimiento se deriva de la experiencia. El
conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con la abstracción de los rasgos que
definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos ya
sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La observación cuidadosa y la
adhesión estricta a las reglas de la lógica, que por primera vez fueron expuestas de
forma sistemática por Aristóteles, ayudarían a superar las trampas teóricas que los
sofistas habían expuesto. Las escuelas estoica y epicúrea coincidieron con Aristóteles
en que el conocimiento nace de la percepción pero, al contrario que Aristóteles y
Platón, mantenían que la filosofía había de ser considerada como una guía práctica
para la vida y no como un fin en sí misma.

Después de varios siglos de declive del interés por el conocimiento racional y


científico, el filósofo escolástico (véase Escolasticismo) santo Tomás de Aquino y otros
filósofos de la edad media ayudaron a devolver la confianza en la razón y la
experiencia, combinando los métodosracionales y la fe en un sistemaunificado de
creencias. Tomás de Aquino coincidió con Aristóteles en considerar la percepción
como el punto de partida y la lógica como el procedimiento intelectual para llegar a un
conocimiento fiable de la naturaleza, pero estimó que la fe en la autoridad bíblica era
la principal fuente de la creencia religiosa.

LOS TRES NIVELES DEL CONOCIMIENTO.

El ser humano puede captar un objeto en tres diferentes niveles, sensible,


conceptual y holístico. El conocimiento sensible consiste en captar un objeto por medio
de los sentidos; tal es el caso de las imágenes captadas por medio de la vista. Gracias
a ella podemos almacenar en nuestra mente las imágenes de las cosas, con color,
figura y dimensiones. Los ojos y los oídos son los principales sentidos utilizados por el
ser humano. Los animales han desarrollado poderosamente el olfato y el tacto.

En segundo lugar, tenemos el conocimiento conceptual, que consiste en


representaciones invisibles, inmateriales, pero universales y esenciales. La principal
diferencia entre el nivel sensible y el conceptual reside en la singularidad y
universalidad que caracteriza, respectivamente, a estos dos tipos de conocimiento. El
conocimiento sensible es singular y el conceptual universal. Por ejemplo, puedo ver y
mantener la imagen de mi padre; esto es conocimiento sensible, singular. Pero
además, puedo tener el concepto de padre, que abarca a todos los padres; es
universal. El concepto de padre ya no tiene color o dimensiones; es abstracto. La
imagen de padre es singular, y representa a una persona con dimensiones y figura
concretas. En cambio el concepto de padre es universal (padre es el ser que da vida a
otro ser). La imagen de padre sólo se aplica al que tengo en frente. En cambio, el
concepto de padre se aplica a todos los padres. Por esto decimos que la imagen es
singular y el concepto es universal.

En tercer lugar tenemos el conocimiento holístico (también llamado intuitivo,


con el riesgo de muchas confusiones, dado que la palabra intuición se ha utilizado
hasta para hablar de premoniciones y corazonadas). En este nivel tampoco hay
colores, dimensiones ni estructuras universales como es el caso del conocimiento
conceptual. Intuir un objeto significa captarlo dentro de un amplio contexto, como
elemento de una totalidad, sin estructuras ni límites definidos con claridad. La palabra
holístico se refiere a esta totalidad percibida en el momento de la intuición (holos
significa totalidad en griego). La principal diferencia entre el conocimiento holístico y
conceptual reside en las estructuras. El primero carece de estructuras, o por lo menos,
tiende a prescindir de ellas. El concepto, en cambio, es un conocimiento estructurado.
Debido a esto, lo percibido a nivel intuitivo no se puede definir, (definir es delimitar), se
capta como un elemento de una totalidad, se tiene una vivencia de una presencia,
pero sin poder expresarla adecuadamente. Aquí está también la raíz de la dificultad
para dar ejemplos concretos de este conocimiento. Intuir un valor, por ejemplo, es
tener la vivencia o presencia de ese valor y apreciarlo como tal, pero con una escasa
probabilidad de poder expresarla y comunicarla a los demás.

Un ejemplo de conocimiento holístico o intuitivo es el caso de un


descubrimiento en el terreno de la ciencia. Cuando un científico dislumbra una
hipótesis explicativa de los fenómenos que estudia, podemos decir que ese momento
tiene un conocimiento holístico, es decir, capta al objeto estudiado en un contexto
amplio en donde se relaciona con otros objetos y se explica el fenómeno, sus
relaciones, sus cambios y sus características. El trabajo posterior del científico, una
vez que ha vislumbrado una hipótesis, consiste en traducir en términos estructurados (
conceptos) la visión que ha captado en el conocimiento holístico, gracias a un
momento de inspiración.

La captación de valores nos ofrece el mejor ejemplo de conocimiento holístico.


Podemos ver a un ser humano enfrente de nosotros (esto es un conocimiento sensible
o de primer nivel). Podemos captar el concepto de hombre y definirlo (esto es un
conocimiento conceptual o de segundo nivel). Pero además, podemos vislumbrar el
valor de este hombre en concreto dentro de su familia. Percibimos su valor y lo
apreciamos. Esto es un conocimiento holístico o de tercer nivel.

La experiencia estéticanos proporciona otro ejemplo de conocimiento holístico.


Percibir la belleza de una obra de arte significa captar ese objeto sin estructuras, sin
conceptos, simplemente deteniéndose en la armonía, congruencias y afinidades con el
propio sujeto. Debido a esto, la experiencia estética se puede denominar también
conocimiento por connaturalidad.

EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO.

1.- Racionalismo.

Se denomina racionalismo a la doctrina epistemológica que sostiene


que la causa principal del conocimiento reside en el pensamiento, en la
razón. Afirma que un conocimiento solo es realmente tal, cuando posee
necesidad lógica y validez universal. El planteamiento mas antiguo del
racionalismo aparece en Platón. El tiene la íntima convicción de que el
conocimiento verdadero debe distinguirse por la posesión de las notas
de la necesidad lógica y de la validez universal.

2.- El Empirismo.

Frente a la tesis del racionalismo, el pensamiento, la razón, es el único


principio del conocimiento, el empirismo ( del griego Empereimía =
experiencia ) opone la antitesis: la única causa del conocimiento
humano es la experiencia. Según el empirismo, no existe un patrimonio
a priori de la razón. La conciencia cognoscente no obtiene sus
conceptos de la razón , sino exclusivamente de la experiencia. El
espíritu humano, por naturaleza, está desprovisto de todo conocimiento.

El racionalismo es guiado por la idea determinada, por el conocimiento ideal, mientras


que el empirismo, se origina en los hechos concretos.

Los racionalistas casi siempre surgen de la matemática; los defensores del empirismo,
según lo prueba su historia, frecuentemente vienen de las ciencias naturales. Esto se
entiende sin esfuerzo. La experiencia es el factor determinante en las ciencias
naturales.

En ellas, lo más importante es la comprobación exacta de los hechos por medio de


una cuidadosa observación. El investigador depende totalmente de la experiencia.
Suelen distinguirse dos clases de experiencia: una interna y otra externa. El
fundamento de un conocimiento válido, no se encuentra en la experiencia, sino en el
pensamiento.

3.- Apriorismo.

En la historia de la Filosofía existe también un segundo esfuerzo de


intermediación entre el racionalismo y el empirismo: el apriorismo. El
cual también considera que la razón y la experiencia son a causa del
conocimiento. Pero se diferencia del intelectualismo porque establece
una relación entre la razón y la experiencia, en una dirección
diametralmente opuesta a la de éste. En la tendencia de apriorismo, se
sostiene que nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori
que son independientes de la experiencia. Esta afirmación también
pertenece al racionalismo. Si relacionáramos el intelectualismo y el
apriorismo con los dos extremos contrarios entre los cuales pretenden
mediar, inmediatamente descubriríamos que el intelectualismo tiene
afinidad con el empirismo, mientras que el apriorismo, se acerca al
racionalismo. El intelectualismo forma sus conceptos de la experiencia;
el apriorismo rechaza tal conclusión y establece que el factor
cognoscitivo procede de la razón y no de la experiencia.

LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO.

1.- El dogmatismo.

Para el, resulta comprensible el que el sujeto, la conciencia


cognoscente, aprehenda su objeto, esta actitud se fundamenta
en una confianza total en la razón humana, confianza que aún
no es debilitada por la duda.

El dogmatismo supone absolutamente la posibilidad y realidad del contacto entre el


sujeto y el objeto.

Para Kant el dogmatismo es la actitud de quien estudia la metafísica sin haber


determinado con anterioridad cuál es la capacidad de la razón humana para tal
estudio.

2.-El Escepticismo.
El dogmatismo frecuentemente se transforma en su opuesto, en
el escepticismo. Mientras que el dogmatismo considera que la
posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto es
comprensible en sí misma, el escepticismo niega tal posibilidad.
El sujeto no puede aprehender al objeto, afirma el escepticismo.
Por tanto, el conocimiento, considerado como la aprehensión
real de un objeto, es imposible. Según esto, no podemos
externar ningún juicio, y debemos abstenernos totalmente de
juzgar.

Mientras que el dogmatismo en cierta forma ignora al sujeto, el escepticismo


desconoce al objeto.

El escepticismo se puede hallar, principalmente, en la antigüedad. Su fundador


fue Pirrón de Elis ( 360 a 270 ) . El afirma que no puede lograrse un contacto entre el
sujeto y el objeto. La conciencia y cognoscente esta imposibilitada para aprehender su
objeto.

3.- El Subjetivismo y el Relativismo.

El escepticismo sostiene que no hay verdad alguna. El


subjetivismo y el relativismo no son tan radicales. Con ellos se
afirma que si existe una verdad; sin embargo, tal verdad tiene
una validez limitada. El subjetivismo, como su nombre lo indica,
limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. El
relativismo afirma que no existe alguna verdad, alguna verdad
absolutamente universal.

El subjetivismo y el relativismo son análogos, en su contenido, al escepticismo. En


efecto, ambos niegan la verdad; no en forma directa como el escepticismo, pero sí en
forma indirecta al dudar de su validez universal.

4.- El pragmatismo.

El escepticismo presenta una actitud esencialmente negativa.


Formula la negación de la posibilidad del conocimiento. El
escepticismo adquiere un cariz positivo en el pragmatismo
moderno. El pragmatismo, al igual que el escepticismo, desecha
el concepto de la verdad considerado como concordancia.

El pragmatismo cambia el concepto de la verdad en cuanto que es originado por una


peculiar concepción de lo que es el ser humano. Dentro de tal concepción el hombre
no es primordialmente un ser especulativo y pensante, sino un ser práctico, un ser
volitivo.

5.- El Criticismo.

Existe una tercer postura que resolvería la antitesis en una


síntesis. Esta postura intermedia entre el dogmatismo y el
escepticismo recibe el nombre de criticismo. Al igual que el
dogmatismo, el criticismo admite una confianza fundamental en
la razón humana. El criticismo está convencido de que es posible
el conocimiento de que existe la verdad. Pero mientras que tal
confianza conduce al dogmatismo, a la aceptación candorosa,
para decirlo en alguna forma, de todas las aseveraciones de la
razón humana y al no fijar límites al poder del conocimiento
humano, el criticismo pone, junto a la confianza general en el
conocimiento humano, una desconfianza hacia cada
conocimiento particular, acercándose al escepticismo por esto.

El criticismo examina todas y cada una de las aseveraciones de la razón humana y


nada acepta con indiferencia.

RAZÓN CONTRA PERCEPCIÓN.

Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la cuestión principal en
epistemología contrastó la razón contra el sentido de percepción como medio para
adquirir el conocimiento. Para los racionalistas, entre los más destacados el francés
René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el alemán, Gottfried Wilhelm Leibniz, la
principal fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento deductivo basado
en principios evidentes o axiomas. Para los empiristas, empezando por los filósofos
ingleses Francis Bacon y John Locke, la fuente principal y prueba última del
conocimiento era la percepción.
Bacon inauguró la nueva era de la ciencia moderna criticando la confianza
medieval en la tradición y la autoridad y aportando nuevas normas para articular el
método científico, entre las que se incluyen el primer grupo de reglas de lógica
inductiva formuladas. Locke criticó la creencia racionalista de que los principios del
conocimiento son evidentes por una vía intuitiva, y argumentó que todo conocimiento
deriva de la experiencia, ya sea de la procedente del mundo externo, que imprime
sensaciones en la mente, ya sea de la experiencia interna, cuando la mente refleja sus
propias actividades. Afirmó que el conocimiento humano de los objetos físicos
externos está siempre sujeto a los errores de los sentidos y concluyó que no se puede
tener un conocimiento certero del mundo físico que resulte absoluto.

El filósofo irlandés George Berkeley estaba de acuerdo con Locke en que el


conocimiento se adquiere a través de las ideas, pero rechazó la creencia de Locke de
que es posible distinguir entre ideas y objetos. El filósofo escocés David Hume siguió
con la tradición empirista, pero no aceptó la conclusión de Berkeley de que el
conocimiento consistía tan sólo en ideas. Dividió todo el conocimiento en dos clases:
el conocimiento de la relación de las ideas —es decir, el conocimiento hallado en las
matemáticas y la lógica, que es exacto y certero pero no aporta información sobre el
mundo— y el conocimiento de la realidad —es decir, el que se deriva de la percepción.
Hume afirmó que la mayor parte del conocimiento de la realidad descansa en la
relación causa-efecto, y al no existir ninguna conexión lógica entre una causa dada y
su efecto, no se puede esperar conocer ninguna realidad futura con certeza. Así, las
leyes de la ciencia más certeras podrían no seguir siendo verdad: una conclusión que
tuvo un impacto revolucionario en la filosofía.

El filósofo alemán Immanuel Kant intentó resolver la crisis provocada por Locke
y llevada a su punto más alto por las teorías de Hume; propuso una solución en la que
combinaba elementos del racionalismo con algunas tesis procedentes del empirismo.
Coincidió con los racionalistas en que se puede tener conocimiento exacto y certero,
pero siguió a los empiristas en mantener que dicho conocimiento es más informativo
sobre la estructura del pensamiento que sobre el mundo que se halla al margen del
mismo. Distinguió tres tipos de conocimiento: analítico a priori, que es exacto y certero
pero no informativo, porque sólo aclara lo que está contenido en las definiciones;
sintético a posteriori, que transmite información sobre el mundo aprendido a partir de
la experiencia, pero está sujeto a los errores de los sentidos, y sintético a priori, que se
descubre por la intuición y es a la vez exacto y certero, ya que expresa las condiciones
necesarias que la mente impone a todos los objetos de la experiencia. Las
matemáticas y la filosofía, de acuerdo con Kant, aportan este último tipo de
conocimiento. Desde los tiempos de Kant, una de las cuestiones sobre las que más se
ha debatido en filosofía ha sido si existe o no el conocimiento sintético a priori.

Durante el siglo XIX, el filósofo alemán George Wilhelm Friedrich Hegel retomó
la afirmación racionalista de que el conocimiento certero de la realidad puede
alcanzarse con carácter absoluto equiparando los procesos del pensamiento, de la
naturaleza y de la historia. Hegel provocó un interés por la historia y el enfoque
histórico del conocimiento que más tarde fue realzado por Herbert Spencer en Gran
Bretaña y la escuela alemana del historicismo. Spencer y el filósofo francés Auguste
Comte llamaron la atención sobre la importancia de la sociología como una rama del
conocimiento y ambos aplicaron los principios del empirismo al estudio de la sociedad.

La escuela estadounidense del pragmatismo, fundada por los filósofos Charles


Sanders Peirce, William James y John Dewey a principios de este siglo, llevó el
empirismo aún más lejos al mantener que el conocimiento es un instrumento de acción
y que todas las creencias tenían que ser juzgadas por su utilidad como reglas para
predecir las experiencias.

POSICIÓN DE LOS AUTORES FRENTE AL CONCOCIMIENTO.

Para algunos autores, el fundamento de la posibilidad del conocimiento es la


realidad, bien la sensible (como han defendido los filósofos de orientación empirista),
bien la inteligible (como aquellos racionalistas que han defendido el carácter realmente
existente de las entidades conceptuales o nociones generales).

El primer gran filósofo que abordó el estudio del conocimiento fué el francés
René Descartes, en el siglo XVII. Descartes intentó descubrir un fundamento del
conocimiento que fuera independiente de límites y supuestos. Para él, conocer es
partir de una proposición evidente, que se apoya en una intuición primaria. Descartes
formuló tal proposición en su célebre sentencia: "pienso, luego existo".

Kant negó que la realidad pudiera ser explicada mediante los solos conceptos y
se propuso conseguir el mismo objetivo, pero intentando determinar los límites y
capacidades de la razón. Si bien existen, efectivamente, juicios sintéticos apriori, que
son la condición necesaria de toda comprehensión de la naturaleza (trascendentales),
el ámbito del conocimiento de limita, sin embargo en el pensamiento de Kant, al reino
de la experiencia.

Según el británico John Locke, representante moderado del empirismo, las


impresiones de la sensibilidad sólo formaban la base primaria del conocimiento. El
también británico David Hume y algunos autores neopositivistas posteriores
consideraron, por el contrario, que las nociones de las ciencias formales no son
empíricas ni conceptuales, sino formales y, por lo tanto, vacías de conocimiento.

De acuerdo con determinadas formas de empirismo existen otras experiencias


además de la sensible, como la experiencia histórica, la experiencia intelectual, etc. En
estas posiciones, a algunos de cuyos precursores - los alemanes Friedrich Nietzsche y
Wilhelm Dilthey- difícilmente se les puede considerar como empiristas, el término
experiencia se entiende en un sentido más amplio. Los autores más representativos
de estas posiciones son el alemán Martin Heidegger y el francés Jean- Paul- Sartre,
que defendieron posturas existencialistas; los estadounidenses John Dewey y William
James, de orientación pragmatista; y el españolJosé Ortega y Gasset, que mantuvo la
postura que él llamó raciovitalismo, en la que vida y razón constituían los dos polos de
su concepción del mundo.

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO.

Mientras que la epistemología ha sido entendida tradicionalmente como una


teoría del conocimiento en general, en el siglo XX los filósofos se interesaron
principalmente por construir una teoría del conocimiento científico, suponiendo que si
se lograra disponer de teoría adecuadas que explicaran los mecanismos de un
conocimiento de este tipo, podrían avanzar considerablemente por la misma vía en la
solución de problemas gnoseológicos (doctrinas filosófica y religiosa que pretendía
tener un conocimiento misterioso e instintivo de las cosas divinas) más generales.

La elaboración de una epistemología de este tipo constituyó la tarea abordada


especialmente por los autores del Círculo de Viena, que fueron el germen de todo
movimiento del empirismo o positivismo lógico. Para éstos filósofos se trataba de
conseguir un sistema unitario de saber y conocimiento, lo que requería la unificación
del lenguaje y la metodología de las distintas ciencias. Este lenguaje debería ser
insersubjetivo - lo que exigía la utilización de formalismos y de una semántica común-
y universal, es decir, cualquier proposición debía poder traducirse a él. Lo único que
puede hacerse es formular la hipótesis de la existencia de una realidad independiente
de nuestra experiencia e indicar criterios para su contrastación en la medida en que
una afirmación de existencia implica determinados enunciados perceptivos. No hay
ninguna posibilidad de decisión respecto a una realidad o idealidad absolutas. Ello
sería, en palabras de Carnap, un seudoproblema. Todas las formas epistemológicas
de la tradición filosófica inspiradas en posiciones metafísicas - el idealismo y el
realismo filosófico, el fenomelanismo, el solipsismo, etc.- caerían, así, fuera del ámbito
del conocimiento empírico, ya que buscarían responder a una pregunta imposible.
EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX.

A principios del siglo XX los problemas epistemológicos fueron discutidos a


fondo y sutiles matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas escuelas de
pensamiento rivales. Se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir
algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se
conoce como resultado de la propia percepción. Los autores fenomenológicos
afirmaron que los objetos de conocimiento son los mismos que los objetos percibidos.
Los neorealistas sostuvieron que se tienen percepciones directas de los objetos físicos
o partes de los objetos físicos en vez de los estados mentales personales de cada
uno. Los realistas críticos adoptaron una posición intermedia, manteniendo que
aunque se perciben sólo datos sensoriales, como los colores y los sonidos, éstos
representan objetos físicos sobre los cuales aportan conocimiento.

Un método para enfrentarse al problema de clarificar la relación entre el acto de


conocer y el objeto conocido fue elaborado por el filósofo alemán Edmund Husserl.
Perfiló un procedimiento elaborado, al que llamó fenomenología, por medio del cual se
puede distinguir cómo son las cosas a partir de cómo uno piensa que son en realidad,
alcanzando así una comprensión más precisa de las bases conceptuales del
conocimiento.

Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos escuelas de


pensamiento, ambas deudoras del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Por una
parte, la escuela del empirismo o positivismo lógico, tuvo su origen en Viena, Austria,
pero pronto se extendió por todo el mundo. Los empiristas lógicos hicieron hincapié en
que sólo hay una clase de conocimiento: el conocimiento científico; que cualquier
conocimiento válido tiene que ser verificable en la experiencia; y, por lo tanto, que
mucho de lo que había sido dado por bueno por la filosofía no era ni verdadero ni
falso, sino carente de sentido. A la postre, siguiendo a Hume y a Kant, se tenía que
establecer una clara distinción entre enunciados analíticos y sintéticos. El llamado
criterio de verificabilidad del significado ha sufrido cambios como consecuencia de las
discusiones entre los propios empiristas lógicos, así como entre sus críticos, pero no
ha sido descartado.

La última de estas recientes escuelas de pensamiento, englobadas en el


campo del análisis lingüístico (véaseFilosofía analítica) o en la filosofía del lenguaje
corriente, parece romper con la epistemología tradicional. Los analistas lingüísticos se
han propuesto estudiar el modo real en que se usan los términos epistemológicos
claves —términos como conocimiento, percepción y probabilidad— y formular reglas
definitivas para su uso con objeto de evitar confusiones verbales. El filósofo británico
John Langshaw Austin afirmó, por ejemplo, que decir que un enunciado es verdadero
no añade nada al enunciado excepto una promesa por parte del que habla o escrib e.
Austin no considera la verdad como una cualidad o propiedad de los enunciados o
elocuciones.

CONCLUSIÓN:

Si la epistemología - el estudio del conocimiento- constituye, por su propia


naturaleza, una de las partes esenciales de la filosofía, la creciente importancia en la
ciencia y la consiguiente necesidad de dotarla de sólidos fundamentos teóricos ha
acrecentado aún más el interés por la misma en el moderno pensamiento filosófico.
Epistemología de Kant en Clauzewitz

1. Introducción:

Podemos decir con Hessen (1) que la filosofía es un intento del espíritu
humano para llegar a una concepción del universo mediante la autorreflexión sobre
sus funciones valorativas teóricas y practicas. La Epistemología es una parte de la
Filosofía, a saber, la teoría del conocimiento científico, diferenciable de la filosofía
como teoría de los valores y la filosofía como teoría del universo.

Lo específico del conocimiento científico es la explicación científica. De toda


investigación científica se espera que se produzca no sólo una descripciónde los
aspectos particulares del objeto de estudio, sino que proporcione un conocimiento de
lo que preside su funcionamiento: su surgimiento, su modo de existencia, su desarrollo
y su desaparición o reemplazo por una superior o inferior y otros atributos o
condiciones. Se espera por sobre todo que un producto científico exponga leyes
generales que comprendan el comportamiento de los objetos de la experiencia, en
nuestro caso, histórico-social.

Buscamos demostrar que el Libro Primero de la obra "De la Guerra" que es la


autorreflexión de Karl von Clausewitz sobre las guerras que pudo conocer por la
Historia y las que presenció y actuó en su época (1780-1831), pudo utilizar un
métodopropio de la filosofía, con el objeto de descubrir sus leyes generales ( que no
"inmutables") para ser usadas por los estadistas políticos y militares en el futuro
(escribe: "..mi ambición ha sido escribir un libro que no sea olvidado en dos o tres años
y que toda persona interesada en este tema seguramente tomará más de una vez").
Ese método parece obtenerlo de sus conocimientos de la Filosofía de Kant , ignorando
– al menos en su obra- que el pensador alemán postulaba en el campo de la guerra
todo lo contrario de él, esto es, la posibilidad de la paz perpetua entre los estados (2).

2. La antinomia de la razón pura

De los muchos aportes filosóficos de Immanuel Kant (1724-1804) y su gran


influencia sobre la llamada filosofía trascendental, cuyas raíces
contemporáneas se encuentran en los movimientos autodenominados
neokantianos, nos interesa su concepción de la razón pura. A su juicio, la
manera de alcanzar la verdad pura (en el sentido fuerte, de racionalmente
absoluta) requería del develamiento de los dos polos contradictorios que la
ocultaban. Sus ejemplos más conocidos e incluídos en los numerosos textos
de Historia de la Filosofía, son las siguientes cuatro "tesis" y sus "antítesis":

Tesis 1: El mundo ha tenido un comienzo en el tiempo y se halla comprendido entre


límites.

Antítesis 1: El mundo no ha tenido ningún comienzo en el tiempo ni reconoce


límites en el espacio, sino que es infinito en ambas dimensiones.

Tesis 2: Toda sustancia compuesta del mundo se compone de partes simples y nada
hay que no sea simple o lo compuesto de lo simple

Antítesis 2: Ninguna cosa compuesta del mundo se compone de partes


simples y no existe nada simple.

Tesis 3: La causalidad según leyes no es la única con la que se podría explicar en su


conjunto los fenómenos del mundo. Para su explicación es necesario suponer además
una causación de libertad.

Antítesis 3; no existe ninguna libertad, pues todo en la naturaleza ocurre a


tenor de sus leyes.

Tesis 4: El mundo requiere algo que, como parte suya o como su causa, es un ser
absolutamente necesario

Antítesis 4: No existe en general ningún ser absolutamente necesario, ni en el


mundo ni fuera de él, como causa suya (3 )

Kant estima que al establecer cualquier división principal entre los intereses humanos
o los ideas deductivas, e incluso entre los elementos racionales y animales (o
mecánicos) de la conducta humana, el principio de la división debe ser establecido de
la manera más tajante y más extrema posible, como si pudiera haber (aunque en
realidad no haya) conducta totalmente racional o conocimiento totalmente desprovisto
de contenido sensible. Una vez que el principio de división ha sido establecido de una
manera inequívoca, ya pueden considerarse todos los factores que parezcan
modificarlo en casos particulares ( 4 )

3. Guerra absoluta y guerra real

La dicotomia clausewitziana principal – a la manera de Kant- se encuentra en


el Capítulo 1 del libro 1, entre los enunciados 1 y 10 (5). Veamos:

1)"La guerra es un acto de violencia cometido para obligar a nuestro adversario


a cumplir nuestra voluntad".

2)" (en su " elemento" o en su esencia) la guerra no es sino un duelo difundido,


entre dos contendientes, cada uno de los cuales trata de derribar a sus
adversarios, haciéndolo así incapaz de posterior resistencia".

3)"Como el empleo de la violencia físicaen modo alguno excluye el empleo de


la inteligencia, resulta que quien recurre a la fuerza pródigamente..encuentra
que tiene ventaja sobre aquel que la usa con menos vigor."

4) "De ahí que, como en la guerra cada parte trate de dominar a la otra,
sobrevenga una acción recíproca que debe aumentar en extremo". Y, por este
motivo,

5) "Desarmar o destruir al enemigo...o amenazar con hacerlo...siempre debe


ser la meta de la guerra". Esta es la idea de Clausewitz de la Guerra Absoluta.

Pero en los segundos enunciados tenemos:

6)"La guerra es un acto político... y también un efectivo instrumento político,


una continuación del comercio político y la ejecución de éste por otros medios".

7) "En ninguna circunstancia debe considerarse la guerra algo independiente.


La política se entrelaza con la acción total de la guerra y debe ejercer una
influencia continua sobre ella..."

8)Las guerras deben diferir en carácter, según los motivos y las circunstancias
a los que obedecen".

9) "El paso inicial, más grande y más decisivo de un hombre de Estado o de un


General consiste en entender el tipo de guerra en que interviene, y en no
tomarlo por algo distinto, o en no desear que fuese algo distinto de lo que,
dadas las circunstancias, es posible que sea."

10) "La guerra...es una magnífica trinidad,compuesta por la violencia original de


sus elementos, del juego de probabilidades y de suerte que hacen de ella una
actividad libre del alma y de su naturaleza subordinada como instrumento
político, respecto del cual pertenece al dominiode la razón". De esta forma
Clausewitz presenta su idea de la Guerra Real o de la "Guerra concebida como
un Instrumento Político". Afirma: "Vemos por lo tanto que desde el principio, la
facultad absoluta o teórica, como se le llama, no encuentra en parte alguna
base segura en los cálculos del artede la guerra. Desde el comienzo existe un
juego de posibilidades, de buena y mala suerte, que aparece en todos los hilos,
grandes o pequeños de su trama y hace que de todas las ramas de la actividad
humana, sea la guerra la que más se asemeje a un juego de naipes" (Número
22 del Capítulo 1)

1. Clausewitz accede a Kant

El principal biógrafo en inglés (que tradujo a este idioma por primera vez Vom
Kriege) el Coronel J.J. Graham, afirma que Karl von Clausewitz asistió a las
conferencias sobre Kant dadas por el Profesor Kiese wetter, mientras se
hallaba en la Escuela de Guerra de Berlín. La idea de Guerra Absoluta aparece
de hecho explicada (aunque no nombrada así) en un ensayo que escribe en
1804, Estrategia. Sus biógrafos señalan sus particulares gustos juveniles por la
lectura, que lo proveyeron de un nivel cultural poco común para su edad, lo que
habría constituído una ayuda para su paso de Gefreikorporal de la Infantería
Prusiana a oficial cadete de la nueva Escuela de Guerra de Berlín.

La oficialidad alemana en la cual se distinguió nuestro autor, estaba


influenciada por el pangermanismo nacionalista alemán, en particular Federico
Schiller y Hegel. Tenían acceso al pensamiento naciente sobre el Estado
moderno (Hobbes, Locke y Rousseau, principalmente) y se discutía en las
escuelas militares y los estados mayores estas influencias y el pensamiento
kantiano. Von Clausewitz era parte de ella, llegando a ser Jefe del Estado
Mayor y Director Administrativo de la Escuela de Guerra de Berlín. Entre sus
mentores militares, se destacan Henrich von de Berenhorst(autor entre otras
obras de "Consideraciones sobre el arte de la guerra, sus progresos, sus
contradicciones y su confiabilidad") y Gerad von Schanhorst, ambos conocidos
como generales "filósofos". Su participación como Ayudante del Príncipe
Augusto de Prusia y como consejero en tratados internacionales, facilitaron que
su avidez intelectual lo llevara a acceder a los debates filosóficos de la época
(5)..

Estos son algunos de los antecedentes que lo impulsan a proponerse la


empresa no emprendida a cabalidad en el mundo occidental (su antecesor más
brillante según sus comentaristas sería Antoine Henri de Jomini, autor de
"Tratado de las grandes operaciones militares", de 1805) de teorizar la guerra.
Se trata, en suma de pensar filosóficamente el enfrentamiento armado para
obtener su esencia y sus leyes generales. No resulta improbable, entonces,
que como la mayor parte de los filósofos de la época, busque en los métodos
de sus pares más avezados que él, aquel que le permita aproximarse mejor a
su objeto de estudio. La "idea en sí" o antípoda (tesis) de la razón pura, lo lleva
a descubrir la Guerra Absoluta. La antítesis le permite vislumbrar la otra
antinomia, esto es, el acto bélico sujeto totalmente a la política, al azar, a las
virtudes del comandante, a la formación social, etc. O sea, lo contrario de lo
Absoluto, la limitación "total" de su posibilidad extrema.

No se trata como han postulado algunos comentaristas militares (el más


enconado es el General J.C.Fuller, en su libro "La dirección de la guerra", Luis
del Caralt Editor,Barcelona,1965) de una reflexión disparatada e inconexa, o
como señalan sus críticos civiles (ver, por ejemplo, el libro de
W.B.Gallie,"Philosophers of Peace and War.Kant,Clausewitz,Marx,Engels and
Tolstoy",Cambridge University Press,London,1978),carente de status
epistemológico y científico. La aprehensión con metodología kantiana le
permite utilizar la dialéctica (hegeliana y panhelénica) para demostrar que la
tendencia general de la guerra es a la ascención a los extremos, pero que los
condicionamientos histórico-sociales y políticos y el decurso de las acciones
militares, requieren un permanente análisis por parte de los comandantes y las
autoridades políticas para conseguir los objetivos, que limitan dicha ascensión.

5.- Conclusión

Karl von Clausewitz tuvo acceso a la filosofía alemana en general y al


pensamiento de Immanuel Kant. Sus maestros militares, también. En su
exposición fundamental contenida en el capítulo 1 del Libro primero, utiliza la
antinomia de la razón pura de Kant, para extraer su idea de la Guerra Absoluta
y su opuesto, la imposibilidad de que exista sin trabas .Ello le permite en el
desarrollo de la obra en su conjunto, proponer un entendimiento de la esencia
de la guerra y de sus leyes generales, esto es, un saber científico. Esto no
descarta que su observación histórica de las Guerras Napoleónicas haya
tenido un papel central en su concepción de la Guerra "total".
EPISTEMOLOGÍA APLICADA A LA INVESTIGACIÓN
CIENTÍFICA

– BREVE RESUMEN:

El presente trabajo denominado Epistemología aplicada a la Investigación


Científica tiene el propósito de formar a nivel epistemológico a los internautas,
investigadores, docentesy estudiantes, de manera que adquieran en primer lugar, una
cultura científica general y en segundo lugar, manejen criterios para seleccionar,
procesar, analizar, interpretar y comprender toda la información disponible a la hora de
elaborar un informeo un trabajo de investigación para ser presentado ante un público
especializado, ante jurados de tesis, o ante expertos, nacionales o internacionales en
determinada disciplina, etc.

Para ello el trabajo que tiene usted en sus manos le ofrece en el primer capítulo
1 los fundamentos epistemológicos: ontológicos, gnoseológicos y axiológicos utilizados
en la construcción de las ciencias naturales y sociales durante la modernidad y la post-
modernidad. Este conocimiento le ayuda a reconocer las fronteras originarias, medias
y actuales por las que ha pasado y pasa la ciencia de modo que podrá ubicar y
clasificar cualquier trabajo escrito que capture por las redes virtuales o en las
bibliotecas. En el capítulo 2, se presentan todas las recomendaciones debidamente
sustentadas para analizar el discurso científico, de manera que el investigador pueda
reconstruirlo para ubicarlo en el desarrollo de la ciencia, al tiempo que generará
criterios para superarlo y así elaborar su propia tesis. Y si todavía cree que necesita
ganar mas habilidades y destrezas para manejar información y estar preparado para
elaborar una investigación científica., el libro le ofrece en el capítulo 3, aquí se
delimitan los niveles de profundidad de las tesis de grado según sea de pre-grado,
maestría o doctorado y cómo debe abordarse con criterios epistemológicos la
investigación, según sea el método o modelo de la misma. El propósito del libro es
proporcionarle conocimiento y herramientas para que usted no naufrague en la era de
la información, y se convierta en un excelente, competitivo y exitoso investigador

Palabras Claves: Epistemología, Ciencia, Causalidad, Complejidad,


Disciplinariedad, Transdisciplinariedad.

– Introducción

Entramos a la sociedad del conocimiento, caracterizada por la importancia


capital que tiene el conocimientocientífico y tecnológico en todos los sectores de la
vida del hombre, desde la producción y el comercio hasta las grandes decisiones entre
las naciones. Cada día más se exige mayor formación y capacitación para poder
incorporarse en el circuito productivo de la sociedad.

Se exige que el ser humano desarrolle al máximo su inteligencia y su


creatividad para enfrentar el cambio y la innovación. En los países desarrollados, las
Universidades preparan las condiciones para lograr ese objetivo, bien mediante la
creación de seminarios de epistemología, bien con el desarrollo de nuevos proyectos
de investigación, bien con la creación de nuevas tecnologías computacionales o con la
constitución de redes electrónicas de información, unido a las excelentes bibliotecas y
hemerotecas que condensan ya una cantidad infinita de saberes. En esas regiones
resulta cada día más difícil no solo compilar o capturar la mejor información por la vía
de internet, sino el de su análisis y comprensión. Es tan rápida la emergencia de
nuevo conocimiento que se habla de su obsolescencia en a penas pocas semanas
desde su publicación.

Estamos ante océanos turbulentos de información. Quienes tengan una actitud


pesimista les entrará una desesperación que terminarán naufragando y abandonando
nuestra interesante y cautivadora era de la información. Otros se mantendrán
resistiendo pero no quedándole más remedio que reproducir el conocimiento que
obtienen por diferentes medios. Si son estudiantes de cualquier nivel, acuden a las
fuentes de información, buscan el tema y comienzan a copiar hasta que consideran
haber terminado el trabajo. A nivel de la educación superior, en particular a nivel de la
elaboración de las tesisde pregrado, maestría o doctorado hacen o están haciendo
prácticamente lo mismo, al creer que al aplicar una metodología convencional para la
investigación es suficiente para alcanzar los ideales de la ciencia. Pedro es insuficiente
al no contar previamente con una formación epistemológica. La epistemología viene
siendo como el arquitecto del conocimiento, y la metodología el ingeniero. Ambos no
pueden separarse, y si están como perfil del investigador, es mucho lo que se avanza
en la construcción del conocimiento. La ausencia de este componente del saber
conduce al estudiante a leer apresuradamente la información, luego a seleccionarla lo
más importante por autor según sea el tema que se estudia o investiga, finalmente
ensamblan la información y la presentan como investigación científica. Este estilo es
preocupante porque lo que se está logrando es la reproducción del conocimiento y no
su producción, siendo esto muy grave si se consideran los objetivos que se quieren
alcanzar a nivel de las maestrías y doctorados. El papel de los jurados y de los
comités académicos es de vital importancia a la hora de exigir realmente nuevo
conocimiento a los aspirantes a un grado universitario.

Esta situación es mas delicada en los países en vías de desarrollo, donde


prácticamente su estructura cognitiva y científica se levanta sobre el aporte de los
países desarrollados. Los principales centros de información, los mejores
investigadores en cada disciplina, las mejores infraestructuras científicas siguen
estando en el norte, bien en los Estados Unidos o en Europa y últimamente en Japón.
De modo que las posibilidades creativas en nuestro medio tienden a disminuir o a
eliminarse. No basta con comprar bibliografía y tecnologías computacionales para
estar a la par o competir con los grandes centros del saber. Es necesaria una
formación epistemológica constante que abra las mentes creativas de nuestros
estudiantes e investigadores.

Ante la avalancha de información de vanguardiaque circula por internet a nivel


global se puede tener una actitud positiva alentando a las nuevas generaciones de
internautas, investigadores, profesores y estudiantes, que si es posible abordarla
sistemáticamente y convertirla en nuevo conocimiento utilizando la epistemología
como una herramienta intelectual, generada por el propio hombre, que le permite
abordar, asimilar, comprender, e innovar y crear el conocimiento. ya que permite
analizar las bases a partir de las cuales se constituye el conocimiento científico, así
como el grado de desarrollo que ha tenido desde sus orígenes hasta la fecha actual.
Nos proporciona una serie de matrices que sirven como tablas para surfear o navegar
en la era de la información, de manera que no naufraguemos, sino todo lo contrario,
nos permite navegar equilibradamente sobre las crestas de la ignorancia o de la
inmensidad de información hasta llegar a un punto de creación de nuevo
conocimiento. Esto es posible de lograrlo, en ese sentido se ha elaborado el presente
trabajo, el cual se ha estructurado en dos capítulos.

En el primer capítulo se explica cómo se ha construido la ciencia a partir del enfoque


epistemológico integral. Y en el segundo capítulo se presenta una guía para el análisis
epistemológico del discurso científico. Y en el tercer capítulo se muestran algunas
recomendaciones para elaborar una tesis de grado.
Este texto representa una síntesisde nuestro trabajo con estudiantes de las maestrías
y de los doctorados de las diferentes universidades del país donde hemos participado.
Cuando finalizan los seminarios de epistemología concluimos en las inmensas
posibilidades que tienen los participantes en la creación y producción de nuevos
conocimientos. Al aplicar esta herramienta se clasifican teorías, modelos o paradigmas
que pertenecen a un mismo patrón de construcción. En este sentido es posible
encontrar por la vía de internet o por la vía inclusive de revistas arbitradas la cantidad
de artículos que repiten y reproducen el conocimiento o un patrón, a una matriz del
mismo, probablemente ya superado en las fronteras contemporáneas de la ciencia.
Así mismo, encontramos conocimiento que está en la vanguardia y que es
completamente original. Mediante el análisis epistemológico los estudiantes logran en
un acto creativo de reconstrucción y construcción trascender la información
convencional para pasar a las nuevas fronteras del conocimiento científico.

El libro contiene una síntesis orgánica de la ciencia, acompañado de una


extensa bibliografía en castellano que incluye autores originales de las propuestas y
de los especialistas reconocidos en el área.

El uso de la herramienta epistemológica permite obtener una ventaja


competitiva, aun en nuestras tierras prácticamente condenadas al consumo y a la
acumulación del saber. Esta aplicación permite ubicar nuestros centros de estudios
universitarios en un rango tan importante como los existentes en los países
desarrollados. No creo que sea una mera pretensión de alguien que se ha dedicado a
la educación. Es un propósito viable que exige apoyo de los administradores y
gerentes de la educación universitaria para poder alcanzar este propósito de
autodeterminación y complemento al desarrollo mundial de la ciencia.

Para mi ha sido siempre un desafío constante prepararme en esta disciplina


para así poder contribuir en la formación de las nuevas generaciones de científicos y
profesionales. No ha sido fácil, mas en un medio que en las dos últimas décadas
suprimió la enseñanza de ésta área de la epistemología. Pero la fuerza de las
circunstancias ha exigido que los que elaboran los planes curriculares incorporen sin
pérdida de tiempo, la enseñanza y el aprendizaje de la misma. En ese sentido con un
gran orgullo entrego este texto como una contribución a la formación de nuevas
generaciones de científicos que tanto falta hacen para el desarrollo de la sociedad.

Este trabajo lo entregamos con mucho gusto a todos los internautas que estén
no solo interesados en la epistemología sino que compartan la responsabilidad para
con la sociedad de investigar para producir un conocimiento que nos libere de tanto
problemas y necesidades que tenemos en pleno siglo XXI
– Como se ha desarrollado la ciencia

El auge de la ciencia se debe al hecho de que se le considera una variable


estratégica para el desarrollo de las sociedades. En particular en Venezuela, se le ha
dado un impulso a la investigación científica y a sus productos, concretados en los
libros, monografías, artículos científicos, revistas arbitradas, congresos, reuniones, así
como los organismos e instituciones que la apoyan y financian como el Ministerio de la
Ciencia y la Tecnología, los Consejos de desarrollo científicos y Humanísticos de las
Universidades (los CDCH), entre ellos el Condes de la Universidad del Zulia, la
Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC), las Universidades,
Institutos Universitarios, El Instituto de Estudios Sociales y Administrativos (el IESA).
La ciencia no es un conocimiento aislado de los procesos históricos, sociales,
económicos, políticos, culturales, psicológicos y antropológicos. La ciencia pura o
aplicada o de desarrollo tecnológico se ha desarrollado en aquellas sociedades que
valoran el conocimiento en si o para su aplicación. Entre sociedad y ciencia se
establece una relación dinámica y dialéctica para que puedan desarrollarse
mutuamente. Para conocer la ciencia hay que hacerlo desde su interior y en su
contexto socio-histórico.

Para comprender la ciencia, se ha conformado una disciplina denominada


epistemología. Esta no es una disciplina homogénea, todo lo contrario, a su interior
existen múltiples enfoques, desde la epistemología de corte positivista hasta la
marxista. Pasando por los planteamientos de Popper con su teoría de la refutación,
Lakatos, con su teoría de la metodología de los programas de investigación, Kuhn, con
su teoría de los paradigmas como centro de la estructura de las revoluciones
científicas, Bachelard, con su teoría de las rupturas epistemológicas. También
tenemos autores como Laudan, Putman, Toulmin.

Los diferentes autores abarcan el estudio de la ciencia desde una visión lógica
y evolucionista hasta una visión social e histórica de la misma. Existe la llamada
epistemología moderna y postmoderna, y dentro de ésta también encontramos varios
enfoques, siendo unos de las últimas la llamada epistemología feminista. La
epistemología aborda la ciencia desde varias perspectivas. Unas similares, otras
encontradas. Otras complementarias o integrales.

Para los efectos de este trabajo, la epistemología se asume de manera integral


por considerar que cada posición, cada enfoque presenta aportes importantes para la
comprensión y explicación de la ciencia. Aun más considera el autor que por ser la
ciencia un hecho social complejo se debe integrar para su mejor comprensión, la
concepción cognitiva o lógica de la epistemología con la sociología de la ciencia, con
la psicología de la ciencia, con la política de la ciencia. Si bien estos enfoques son
importantes, generalmente aparecen por separado Se trata entonces de elaborar una
posición integracionista y sintética sobre la epistemología para tener una visión mas
precisa del desarrollo de la ciencia.

En su en su acepción etimológica, la epistemología se refiere al estudio o


tratado (logía) de la ciencia (episteme). Y desde el punto de vista del contenido, la
definimos como una disciplina, hoy relativamente autónoma, que tiene el propósito de
explicar el desarrollo de la ciencia a partir de su origen y constitución, su evolución, su
estructura, su situación actual y sus perspectivas. Las diferentes epistemologías
enfocan uno o varios de estos puntos. Así hay epistemologías de corte histórico social
al enfocar el origen y el desarrollo de la ciencia. Otras de carácter lógicas cuando
estudian la estructura de la ciencia. Sin embargo hay aspectos comunes de todos
estos enfoques y es la fundamentación de la ciencia como conocimiento verdadero.

El nacimiento de la epistemología como disciplina es reciente, ubicándose a


mediados del siglo XIX en Francia. (Blanché; 1993, 5) Aunque ya tenía su expresión al
interior de la filosofía como Filosofía de la Ciencia en Inglaterra y como Gnoseología
en Alemania. Nace precisamente como un discurso de segundo orden, como un
metateoría para fundamentar y legitimar el conocimiento científico. (Véase Díez y
Moulines; 1991, 29). Alrededor de 1850, en Europa, la teoría oficial de la ciencia de
corte positivista o empirista, hacía crisis al no poder seguir sustentando la ciencia a
partir de criterios que ya habían cumplido su papel en la modernidad, desde Galileo o
Newton. Por ejemplo la teoría del dato, de la experimentación, las matemáticas
clásicas. Empezaron a aparecer nuevos problemas que la ciencia no había abordado,
y que los criterios estándares de hacer ciencia llegaron a ser insuficientes, de modo
que se retomó nuevamente la discusión sobre la constitución y el desarrollo de la
ciencia. El centro de la misma fue el problema de la verdad de la ciencia, así como los
criterios de esa verdad. A partir de 1850 no solo la ciencia natural empieza a
refundamentarse, sino que permitió la fundamentación de las ciencias sociales.

La complejidad de la ciencia ha abierto en la epistemología todo un campo de estudio


como el siguiente:

1- Teoría de la Ciencia General

1. 1.- Estudio de la naturaleza de la ciencia y su delimitación


respecto a otros saberes.

1.- Definición de la ciencia


2. - Fines de la Ciencia:

-Solución de problemas de la realidad

3.- Objetivos de la Ciencia

-Explicar

- comprender

-Predecir

4.- El objeto de estudio o la problemática de estudio

5.- Cobertura disciplinaria, clasificación

-Unidisciplinariedad y clasificación de la ciencia

- multidisciplinariedad,

- pluridisciplinariedad,

- interdisciplinariedad,

- transdisciplinariedad

6.- Semejanzas y diferencias con respecto a otros saberes culturales:

-Ciencia y filosofía,

-Ciencia y religión,

-Ciencia y sentido común,

-Ciencia y arte,

7.- Delimitación con respecto a las propias ciencias particulares afines y diferentes.

8- Delimitación respecto al interior de las mismas ciencias, al identificar diferentes


paradigmas, teorías, metodologías, técnicas.

Estudio de la Estructura Sustantiva, Medular o Nuclear de la ciencia. Aquí se


identifican y analizan los fundamentos, bases o presupuestos a partir de los cuales se
ha construido y se construye en la actualidad la ciencia. En general podemos clasificar
los principios en tres grandes áreas fundadas originalmente desde la filosofía: (Véase
García, 1980) Estas son las siguientes: Área de los principios Gnoseológicos, -Área de
los principios Ontológicos y el área de los principios Axiológicos.

Estas áreas aun cuando se pueden estudiar por separado constituyen una unidad del
saber epistemológico.

1.- Área de los Principios Gnoseológicos:


Esta se encarga de fundamentar y justificar la construcción de la ciencia, para luego
derivar la teoría de la investigación científica. El punto uno, relativo a la naturaleza de
la ciencia, ya constituye un problema de la gnoseología de la ciencia, el cual se
expone primero para ir introduciendo al estudiante en la problemática epistemológica

Se refiere al cómo el sujeto (el científico) organiza y fundamenta con criterios


racionales la investigación y el conocimiento derivado y producido al interior de ella.

2.- Área de los fundamentos ontológicos:

Esta se encarga de fundamentar la teoría sobre el objeto o problemática de estudio.

3.- Area de los fundamentos axiológicos:

Esta área se encarga de identificar los valores que asume el científico en la


construcción y legitimación de las diversas teorías que produce, así como de su praxis
social.

Este triple enfoque tiene que darse no solo con respecto a cada ciencia o con respecto
a la ciencia en general, sino que se deben establecer sus vinculaciones con el
contexto económico, social, cultural y político donde se constituye dicha ciencia. De
acuerdo con esta perspectiva la epistemología da cuenta del reconocimiento de los
límites o linderos de la ciencia actual a nivel mundial. En este sentido el desarrollo de
la ciencia en general se ha dado en términos de continuidad y discontinuidad histórica,
teórica, epistemológica, metodológica y técnica.

El estudio de la lógica de la investigación científica. Tiene que ver con el desarrollo de


la metodología de la investigación, siendo esta una aplicación de los fundamentos
gnoseológicos de la ciencia.

La aplicación de la epistemología al interior de la producción del conocimiento. Es


decir como herramienta intelectual que permite auto- reflexionar y auto evaluar el
desarrollo de la ciencia. Es decir, permite reconocer los avances y los obstáculos que
se van presentando en la investigación.

El estudio de estructura de la Teoría científica. Tiene que ver con la lógica del producto
de la ciencia como lo es la teoría. La misma se concreta en el discurso científico que
aparece como tesis de grado, libros, artículos, etc.

Hay que dejar claro que una cuestión es la lógica de la investigación y la otra, la
estructura de la teoría. La primera tiene que ver con la forma cómo se va construyendo
el conocimiento científico, si va desde una perspectiva lineal, por pasos y etapas
necesarias o como proceso de construcción, donde se combina la racionalidad, la
creatividad, y el espíritu científico. La segunda se refiere a la exposición sistemática y
coherente del conocimiento científico. Es decir, la ciencia como producto.

➢ QUÉ ES LA CIENCIA. Desarrollemos el


primer punto relativo a la teoría general de
la ciencia

La ciencia se puede definir como:

1.-producto socio cultural,

2.-como actividad intelectual, y

3.- como praxis social, e institucional.

La ciencia es compleja en su constitución y en sus determinaciones históricas

Como producto, la ciencia se define, siguiendo a Mario Bunge (1979, 1983) como un
conocimiento racional, sistemático, verificable y falible. Representa la acumulación o
capital científico de una sociedad.

Como actividad intelectual, constituye la aplicación de la razón para la explicación

y /o comprensión sustentada y fundamentada, consistente y pertinente de la realidad,


Su antecedente fue la filosofía, tal como la definieron y la entendieron los Griegos de
la antigüedad. Unos quinientos o cuatrocientos años antes de cristo. Con la filosofía se
puede decir que nace una nueva civilización, la occidental, al dar con dos principios
que implican tanto a la realidad como al sujeto que la investiga. En primer lugar, existe
un orden, dentro de la misma realidad que preside y explica la realidad fenoménica, la
de los sentidos, la de los problemas que inciden en el desarrollo del hombre. En
segundo lugar, la vía para descubrir y explicar o comprender esa realidad es la razón.
La filosofía se separa y se enfrenta a la teología, a la mitología, a la astrología y a
cualquier fuente extra real o natural. Estas creaciones culturales, las cuales no se trata
de denigrar aquí en este trabajo, buscaban el orden en una dimensión extra terrenal,
utilizando, no la razón lógica, sino la adivinación, la revelación, la meditación
trascendental. También la filosofía se enfrentó a la especulación teórica, a las formas
falsas del pensamiento racional. Frente a esto la filosofía significó la búsqueda de la
verdad contundente, demostrable o verificable, en oposición a las opiniones (doxa) o a
las especulaciones. La verdad para los filósofos griegos era la episteme, la razón
demostrable de algo Para Aristóteles la filosofía es la madre de las ciencias, la ciencia
universal que estudia los principios de la realidad y del conocimiento. (Aristóteles,
1999, 7). Ahora bien, nada de esto fue fácil. La búsqueda de la verdad implicó no solo
una lucha en el plano intelectual o del pensamiento, sino que también implicó una
lucha social y política. Un Sócrates por buscar la verdad y enseñarla a los jóvenes
murió condenado por la sociedad al tener beber, un veneno, la cicuta. Un Aristóteles, a
pesar de su posición social, vivió perseguido por todas las teorías que tenía, pero que
atentaban contra el orden establecido. El llamado mito de Prometeo, entre los griegos
sintetiza esa lucha, porque ya no eran los dioses los que construyen la vida de los
hombres sino que son ellos mismos. Dicho mito "es la prefiguración del espíritu de
occidente" (Rougier, 1975, p 19). "Prometeo es el espíritu de rebeldía contra las
prohibiciones de los dioses envidiosos, que simbolizan los temores de la humanidad
primitiva… es el espíritu de curiosidad y de aventura,…es el espíritu crítico que se
levanta contra la superstición" (Rougier, 1975, p 20)

La ciencia como la conocemos desde la modernidad, es decir desde el llamado


renacimiento, siglo XV, parte de los dos principios señalados anteriormente: orden y
razón. Así por ejemplo, la ciencia al estudiar las enfermedadesdescarta las
explicaciones de las posiciones de los astros, o de las malas influencias o del mal de
ojos, o porque son el producto de un castigo de la divinidad, o porque hay detrás un
mal espíritu; por el contrario, la parte del principio según la cual la enfermedad como
cualquier otro problema rompió un equilibrio natural de la naturaleza o de la sociedad,
en este caso la enfermedad rompió con el orden del organismo o de la mente
( psiquiatría). Para ello investiga y trata de descubrir en particular la razón o el factor
que explica la enfermedad que está estudiando.

Para cada problema se van conformando las ciencias particulares como medicina, la
biología, la química, la física y hasta la psicología o la psiquiatría. A nivel de las
ciencias sociales, por ejemplo, la pobreza o la falta de legitimidad de un gobierno, se
partiría de los mismos principios. Supone el investigador, que existen factores dentro
de la misma realidad social o política o económica o de cualquier dimensión de lo real
que explique cada uno de esos problemas.

Como praxis social, la ciencia es realizada por actores determinados, por científicos
que de manera personal e institucional organizan su acción para producir este tipo de
conocimiento. Así mismo se refiere a las formas de intervención en los procesos de
cambio social, como la planificación social, los programas sociales, el trabajo
comunitario y opinión pública

LOS DOS GRANDES PERIODOS DE LA CIENCIA.

En el presente trabajo se explica el desarrollo de la ciencia tanto en la modernidad,


iniciada en el renacimiento, como en la post-modernidad. Esto permite conocer las
fronteras originarias, intermedias y actuales de la ciencia. ¿Para qué reconocer estas
fronteras? Al reconocer estas fronteras, se sabrá identificar la pertinencia y actualidad
de la información científica disponible, así mismo, el investigador o internauta, podrá
seleccionar y elaborar su propia estrategia epistemológica metodológica, en el marco
del desarrollo de la ciencia, para abordar de manera excelente y competitiva, cualquier
problema de investigación. Con esto, el investigador deber tener como auto exigencia
que su estudio esté a la vanguardia de la ciencia. Cuando insistimos en la importancia
estratégica de la epistemología en la formación del investigador lo hacemos porque se
trata de producir un conocimiento competitivo y de calidad. Competitivo en el sentido
de poder estar la investigación a la altura de cualquier centro de investigación a nivel
mundial. A veces hay mucho provincianismo y conformismo en estos países
Latinoamericanos. Se prefiere repetir métodos sin discutirlo, porque ya han funcionado
con anterioridad. De calidad en el sentido de construir un conocimiento lo mejor
posible de modo que puedan responder a los problemas que se investigan. Por
ejemplo, se puede investigar un problema siguiendo criterios del siglo XVI como la
causalidad lineal. Esto a la luz de nuevos avances epistemológicos queda muy atrás y
por lo tanto el estudio queda desactualizado, a pesar de haber aplicado muy bien, una
determinada teoría, un método o un procedimiento, dentro de los parámetros
seleccionados.

En la modernidad, la ciencia pasó de un período absolutista hegemónico a otro


período relativista. En el primer período se identifica la ciencia como el único saber
verdadero y el más importante, respecto a la filosofía, el arte, la religión, el sentido
común. Mientras que en el segundo período, el relativista, se reconocen los límites de
la ciencia en cuanto al carácter aproximado que resultan todas las explicaciones
teóricas o empíricas.

Esta última tendencia ha traído grandes consecuencias que implican un diálogo


abierto con todos los saberes, incluyendo los provenientes del mundo oriental. Esta
tendencia supera las expectativas de la modernidad y se vincula como el movimiento
de la postmodernidad. En este movimiento, la ciencia al igual que el resto de los
saberes culturales, buscan la verdad. No podemos hoy invalidar ningún conocimiento.
En ese sentido hay semejanzas entre todos los saberes culturales. Sin embargo una
gran diferencia es que la ciencia busca la verdad al dar una explicación racional o
comprensiva de la realidad, pero le agrega su sustentación y su fundamentación
epistemológica. Con esta herramienta intelectual justifica también racionalmente su
propio discurso. Por su parte vemos que la religión busca la verdad pero la
fundamenta por la vía de la fé y de la revelación. La estéticapor medio de la belleza. El
sentido común por medio de la evidencia que presentan los sentidos o la propia
experiencia. Cuando llegamos a la filosofía encontramos realmente que las fronteras
de la ciencia son muy cercanas a ésta. Y si existe una franca diferenciación se debió
más a determinadas condiciones históricas y no lógicas. Cada ciencia tiene su
filosofía, en tanto que ésta proporciona los principios de construcción del
conocimiento. La ciencia no es un saber técnico y por su carácter racional tiene sus
fuentes en la filosofía. La epistemología busca entre otras cosas, determinar, delimitar
y hasta trascender los principios, los fundamentos de la ciencia, sean estos filosóficos,
políticos o culturales en general.

Fundamentos gnoseológicos de la ciencia en la modernidad

Se iniciará la explicación de la ciencia moderna a partir de los fundamentos


gnoseológicos, comparando la concepción de ciencia y de su método de uno de los
epistemólogo más reconocidos en América Latina como lo es Mario Bunge y la de
Renato Descartes, filósofo francés considerado, junto con Galileo, como uno de los
fundadores de la metodología en la modernidad.

En la mayoría de los manuales de enseñanza de la ciencia, se ha dado una imagen de


la misma que busca descubrir las leyes de la naturaleza o de la sociedad y su
contendido de verdad, mediante la aplicación única del método científico, de modo de
evitar la subjetividad, o la intromisión del sentido común, o la subjetividad e ideología
del propio investigador. Señala Bunge, que "Si la sustancia (objeto) no puede ser lo
distintivo de toda la ciencia, entonces tiene que serlo la forma (el
procedimiento)" (Bunge. 1983: 22). Inmediatamente especifica que "la peculiaridad
de la ciencia tiene que consistir en el modo como opera para alcanzar algún
objetivo determinado, en otros términos, en el método científico y en la finalidad
para la cual se aplica dicho método"( Bunge.1983 : 22) Aunque este autor aclara
que el método no es un conjunto de instrucciones, presenta ocho operaciones que
conforman el método. Esto lo ratifica en su famoso libro "Epistemología" (1980),
cuando señala que una investigación procede con arreglo al método científico si
cumple con las siguientes etapas de investigación:

1) Descubrimiento el problema,

2) Planteo preciso del problema,

3) Búsqueda de conocimientos relevantes,

4) Tentativa de solución.

5) Invención de nuevas ideas,


6) Obtención de la solución

7) Investigación de las consecuencias,

8) Puesta aprueba y corrección de las hipótesis.( Bunge. 1980: 34 -


35). Esta concepción de Bunge no ha variado, en esencia, desde
cuando Descartes la formuló en su obra monumental "El Discurso del
Método" en 1637. Entre ambos han transcurrido más de trescientos
cuarenta años. Coinciden en que la ciencia se hace por medio de reglas
o pasos. En efecto Descartes estableció cuatros preceptos o reglas de
investigación: la primera era "no aceptar nunca cosa alguna como
verdadera que no la conociese evidentemente como tal". La
segunda regla era "dividir cada una de las dificultades ...en tantas
partes como fuera posible....La tercera regla era la de "conducir
ordenadamente mis pensamientos comenzando por los más
simples..." y finalmente, "hacer en todas partes enumeraciones tan
completas y revistas tan generales que estuviese seguro de no
omitir nada" (Descartes. 1975: 55 – 56).

Bunge por su parte concluye diciendo que "donde no hay método científico no hay
ciencia". (Bunge.1983: 29). Esta posición es parcial e inclusive extraña en un
pensador que se ha dedicado a explicar la filosofía de la ciencia, considero que
obviando este error, ya que la ciencia no solo es método sino fundamentos, principios,
Bunge proporciona aportes considerables a esta temática). Al declarar que la única vía
es el método también sería sumamente radical, siendo característico del absolutismo
científico que defendió la modernidad. Además esa visión ha llevado a una retórica y a
un círculo vicioso que justifica la ciencia por el método científico y el método científico
por la ciencia. Hay un reduccionismo de los fundamentos gnoseológicos a la lógica de
la investigación. El círculo vicioso dio pie inclusive a cancelar la discusión
epistemológica en los establecimientos educativos que promueven la ciencia,
reduciéndolo todo a la metodología de la investigación como veremos más adelante.
En la misma dirección, y bajo una aparente oposición ideológica, cuando éste tema
estaba en su punto más álgido, en la década de los sesenta, en el siglo pasado,
cuando se daba un enfrentamiento entre el mundo capitalista y el socialista, los
profesores Kedrov y Spirkin (1968) señalaban que la ciencia es una forma superior de
los conocimientos, que trata de las leyes del mundo externo, los cuales se obtienen
mediante métodos cognoscitivos que se reflejan en conceptos exactos.

Después de estas propuestas del método, brotaron como abrojo miles de libros sobre
cómo investigar, cómo hacer ciencia. Se constituyó una especie de libro o Biblia donde
todo científico debería acudir para aprender el método y ser entonces excelente o
genio. Esta especie de Biblia, exigía pureza ya que revelaba la forma correcta, exacta
y válida de generar conocimiento. Esta Biblia conminó al científico a vestirse de
blanco. De objetividad, de neutralidad. Igual como las religionesoficiales que piden
ceñirse a los preceptos de sus viejos o nuevos testamentos, donde el Dios revelaba el
secreto de la existencia, en la ciencia oficial se pide seguir el método científico como
revelador de la única verdad. Sin pretender desconocer los aportes de la Biblia, véase
cómo la ciencia comete un error en su reduccionismo metodológico. Por ello,
nuevamente la importancia de la Epistemología, en tanto que, siguiendo a Bachelard,
nos permite estar vigilantes ante los obstáculos internos que se presentan en la
construcción del conocimiento..

Resulta sumamente preocupante que en las famosas revistas científicas, todos los
artículos incluidos pasan por el mismo esquema de: introducción, materiales y
métodos y resultados. Véase por ejemplo el Acta Científica Venezolana, editado por
La Asovac, en la última década. Es preocupante porque se observa claramente la
reducción de la investigación a la metodología y ésta a las técnicas de investigación.
Dejan de lado la discusión de los fundamentos epistemológicos. Es como construir un
edificio sin planos, sin diseño arquitectónico.

El nuevo ente consolidado de la modernidad, era la ciencia y su método. Siendo esto


un arquetipo que realmente no revela las grandes y fascinantes dimensiones de la
ciencia. Pensar que se justificó la ciencia como el último estadio de la historia como lo
planteó Comte (1980), el fundador del Positivismo , en su "Discurso sobre el Espíritu
Positivo" en el siglo diecinueve, ese espíritu se ha impuesto como única cultura,
popular inclusive, reduciendo la misma a la ciencia, execrando la filosofía,
despreciando la sabiduría popular, que llamaron sentido común o sentido vulgar,
excluyendo la misma espiritualidad, subestimando al arte y la literatura. Esto es
claramente una tragedia civilizatoria al ser impuesta, por determinados poderes e
intereses, la ciencia en detrimento de todos los componentes culturales. Pero todo
esto llegó a su fin en la postmodernidad tal como lo explicaremos en este trabajo.

Los fundamentos gnoseológicos de la modernidad realmente se concretan en


principios que aluden al origen y esencia del conocimiento científico, así como los
criterios de verdad que los fundamentan, desarrollados en un contexto social e
institucional donde son reconocidos.

LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA Y LA SOCIEDAD EN LA MODERNIDAD. El


rasgo común de lo que se denomina ciencia es la racionalidad como principio
epistemológico puro, la racionalidad, a su vez, es inherente a la naturaleza misma del
sistema capitalista que se consolida como tal en el siglo XVIII. Para imponerse, los
científicos lucharon frontalmente contra el predominio del principio teológico y de las
instituciones medievales que la justificaban. Principio que constituía el orden feudal, al
tiempo que convivieron, desde el renacimiento en el siglo XV y XVI, con la filosofía, la
religión, la masonería, la astrología, la metafísica, lo esotérico, hasta que desde
propuestas individuales y luego como movimientos de carácter social y finalmente
hasta conformar una tendencia social general como un paradigma, pudo constituirse,
la ciencia, como a única vía de explicación de la realidad natural, en el caso de las
ciencias naturales, y de la realidad social, en el caso de las ciencias sociales. La
racionalidad pura, generada y aplicada por si misma por el hombre intelectual o
científico, en un esfuerzo de concentración mental sobre la realidad, que explica con
categorías, conceptos y teorías especificas dicha realidad, eliminando el animismo, las
esencias o las influencias planetarias, así como la suerte y la casualidad como
principios ontológicos. Esta racionalidad se socializó, inclusive para todos los
individuos de la sociedad, vía escuela, al convertirse la ciencia en el único saber que
proporciona la verdad. Ciencia y verdad absoluta eran lo mismo. Esto va sucediendo
desde el mismo momento en que empieza a emerger el capitalismo, como sistema
social universal, hegemónico y concreto. Durante su nacimiento y desarrollo se
buscaron respuesta a los nuevos problemas y necesidades del hombre. Recuérdese
las hambrunas, la peste, el aumento de la población , la aparición de las ciudades, el
mercado, la constitución de las naciones, el descubrimiento de América, el comercio
por occidente, los nuevos ejes de poder en Europa (Gutierrez, 1975). Pero esto solo
es posible si la racionalidad se imponía a través de la ciencia y la técnica. La idea era
analogar racionalidad y ciencia. De modo que quienes lideraron el capitalismo,
asumieron la ciencia y la técnica como medio y recurso para imponer y consolidar el
nuevo régimen social, y para mantenerse y perpetuarse en el poder. Esto fue un hecho
objetivo e histórico. Aclaramos que con esto no estamos juzgando, como bueno o
malo, al sistema social en referencia.

Beltrand Russell señala que " casi todo lo que distingue al mundo moderno de los
siglos anteriores es atribuible a la ciencia, que logró sus triunfos más espectaculares
en el siglo XVII" (Russell, 1978, tomo II, p 146) Intelectuales como Descartes
sistematizan la ciencia moderna, desde su origen y esencia desde la razón pura como
razonamiento y demostración teórica, donde la objetividad era la carta que garantizaba
la aplicación del método científico. Descartes establecía que dedicaría toda la vida a
"cultivar la razón siguiendo el método que se había propuesto". Todo esto para lograr
la autonomía de La ciencia. El programa de Descartes concretado en la expresión
"Pienso y luego existo"( Descartes. 1975: 69) , constituye la tesis central del
racionalismo moderno, unido a las reglas del método y la duda que se tiene
previamente acerca saber acumulado. El racionalismo se fundamentó en las
matemáticas. Delimitando como objetos o problemas de la ciencia las dimensiones
cuantificables de la realidad. Todo había que medirlo, pesarlo. Esto lo asumió
originalmente la física, luego las demás ciencias. Este planteamiento que podemos
sintetizar como racionalista, se opuso aparentemente al planteamiento empiristas, al
darle preeminencia a la observación y la experimentación. En ese sentido Francis
Bacon, en Inglaterra, fundamentó la ciencia a partir del empirismo. Este postulaba que
el origen del conocimiento estaba en la experiencia del investigador y la esencia última
del conocimiento estaba en el objeto de estudio, por ello el método científico debe ser
el inductivo./(Navarro y Calvo. 1980: 173). Sin embargo Galileo complemento ambos
criterios. Introdujo, ciertamente, el criterio de la razón experimental en la ciencia
moderna, pero lo complementó con el fundamento matemático de la medición de la
realidad.

METODO INDUCTIVO. Según la perspectiva empirista hay que comenzar la


investigación por la observación , luego en base a la regularidad que presentan las
variables del problema, se formula una hipótesis que deberá verificarse
experimentalmente, de ser así y utilizando la inferencia inductiva se formula la teoría
que explica en forma universal el problema de estudio, conformándose así las leyes
científicas. Esta posición se fortalece y fundamenta con el empirismo inglés que
sistematiza Locke (1983) en su libro "Ensayo sobre el Entendimiento Humano"
publicado en 1670. Es asombroso cómo hoy existen autores de manuales de
metodología que todavía promueven este procedimiento sin aclarar la vigencia o no de
los supuestos epistemológicos, por ejemplo Neil SalKind es uno de ellos ( Salkind.
1998: 4- 10). No se trata de descalificar un autor porque se encuadre dentro de una
perspectiva, se trata de aprender a fundamentar la ciencia para que tenga carácter
objetivo y universal. Esta crítica es para todas los autores.

LA GRAN ENCICLOPEDIA Y LA MODERNIDAD. En ambas perspectivas, es decir la


racionalista y la empirista se expulsa entonces, la subjetividad, a favor de lo racional
objetivo que empieza a predominar. Con esto nació definitivamente una nueva
concepción de la ciencia, de la realidad, de la vida y del universo. En el siglo XVIII se
logra sistematizar ese ideal, aparecen los iluministas franceses, con su enciclopedia
que organiza el producto de la ciencia, la cual suplantaría la Biblia como única vía de
conocer la verdad. En ese sentido D´ Alembert, en el Discurso Preliminar de la
Enciclopedia, publicada en 1751, al tratar de explicar el origen del conocimiento,
señalaba que "nuestras sensaciones tienen, en efecto, fuera de nosotros, la
causa que les suponemos, puesto que el efecto que puede resultar de la
existencia real de esta causa no podría diferir en modo alguno del que
experimentamos"( D´ Alembert. 1974: 35) y no a la "obra de un ser superior".

KANT Y HEGEL

En Alemania se consolida el movimiento moderno con Kant y Hegel. El primero, en su


libro "Crítica de la Razón Pura" (1960) formaliza el matrimonio racionalismo y
empirismo, luego de someter a análisis todo el saber acumulado para la época,
especialmente el que expuso Newton entre los años de 1665 y 1667. Newton concretó
la visión de la realidad como una gran maquina, compuesta por piezas, asemejándola
en su perfección al reloj. Kant sentó las bases de la epistemología posterior. Por su
parte Hegel (1807, 1978) se va al extremo al tener una concepción idealista de la
realidad siendo el espíritu absoluto el que se manifiesta en lo fenoménico. Igualmente
llega a plantear que lo real es racional y la racional es real.

COMITE Y LA MODERNIDAD:

Esta concepción de la ciencia se une a la promesa del desarrollo ininterrumpido de la


sociedad. Con esto se conforma el proyecto de la modernidad y se sientan las bases
del positivismo de Comte en el siglo XIX quien proclama el orden y el progreso social
como fines de la humanidad.(Comte, 1844, 1980)

DARWIN Y SUS CONSECUENCIAS.

Darwin a mediados del siglo XIX y todo el movimiento que se originó con él
denominado darwinismo, consolida la modernidad al descartar el origen divino del
hombre al insertarlo en su teoría evolucionista. Darwin descubrió que el mecanismo de
la seleccionan natural de los individuos mas aptos, es el mecanismo que permite la
evolución. (Darwin 1979, 1985).

EL MATERIALISMO HISTORICO Y LA MODERNIDAD.


Asombrosamente se complementa el proyecto de la modernidad, que tiene su máximo
esplendor de justificación a finales del siglo XVIII, con los opositores al régimen social
durante el XIX al asumir inclusive la racionalidad absoluta como única vía. Marx y
Engels (1960) son un ejemplo de ello, cuestión que es emulada por todos los
planteamientos socialistas y comunistas posteriores. Si bien estos pensadores
lograron enfocar la explicación de lo real desde otros supuestos, principalmente el
supuesto histórico, donde descubrían la naturaleza clasista del orden capitalista y el
carácter contradictorio de la sociedad, no dejaron de pensar como modernos.

SEMEJANZAS ENTRE EL POSITIVISMO Y EL MARXISMO.

La semejanza está en que ambos sustituyeron la espiritualidad por la racionalidad


científica. Comte proclamaba la religión de los científicos Y Marx llegó a sostener que
la religión es el opio del pueblo. Siendo esto sencillamente una pretensión hegemónica
frente a otros saberes, y lleva una clara intención de confundir planos de la existencia
que se complementan como lo es la espiritualidad y la razón, el arte, la vida cotidiana.

En estos planteamientos se conforma una visión materialista y ateísta de la vida.

La racionalidad como paradigma científico y social

La racionalidad científica desde que se planteó no ha variado a nivel de las


instituciones formales de la sociedad que auspician el desarrollo de este
conocimiento , como es el caso de universidades, colegios, asociaciones, y editoriales,
cuestión que encierra un peligro inminente para el III milenio, y que explicaremos mas
adelante. Se materializa la racionalidad como paradigma como explica Kuhn (1972) en
su libro "La Estructura de las Revoluciones Científicas". Es decir, no solo se
fundamenta intelectualmente la ciencia sino que se legitima en el seno de las
comunidades científicas y en todo la sociedad. En muchas comunidades científicas se
termina privilegiando y usando siempre de la misma manera todos los problemas que
la realidad plantea, generándose círculos viciosos al reproducir el conocimiento,
trayendo esto como consecuencia la paralización del avance científico. Solo en
aquellas universidades donde se tiene la tradición de la discusión epistemológica
logran tener un puesto de vanguardia, sea en los Estados Unidos, en Europa o aquí en
América Latina. Porque la ciencia no es dogma, es un sistema abierto en constante
renovación y cambio. Si se aplica una metodología sin cuestionamiento epistemológico
se asemeja a un dogma que no se diferencia de los mitos religiosos que ha tenido el
hombre.
Lo racional no hubiera tenido impacto si no se acompaña de la tesis del
desarrollo ininterrumpido que se ofrecía Comte, el autor del positivismo, siendo el
protagonista de esta tesis, asumida por estados y naciones. El nuevo régimen social
necesitaba fundarse sobre nuevos principios que garantizaran el orden total, cuestión
que significaba realmente garantizar el control total de un sector o clase sobre el resto
de la sociedad. Había que homogeneizar la cultura. Constituir una sola cultura, con
sus valores respectivos. Y esto se logró.

Uno de los principios -valores era la racionalidad. Se buscaba conocer y dominar el


orden de la naturaleza, de la economía, de la sociedad, del estado, de la escuela.
Porque "no hay más que una verdad para cada cosa" (Descartes. 1975: 57). Todo lo
anterior llevó a la normatización del comportamiento, donde la escuela y después los
medios de comunicación desempeñan el papel central.

Las nuevas relaciones entre ciencia y filosofía en la modernidad

La ciencia se confecciona como un sistema de pensamiento absoluto y


autónomo que solamente se puede realizar por medio del método científico. Ahora
bien ¿qué relación va a tener la ciencia con la filosofía? Aquí ocurrió una profunda
tergiversación histórica y teórica. Al pasar la ciencia a ocupar el papel hegemónico, ya
no importaba discutir sus fundamentos, por lo que se anuló el papel de la filosofía.
Esta, en el mejor de los casos, se redujo en el ámbito oficial, a un discurso de segundo
orden, cuya misión consistiría en fundamentar la ciencia..En el peor de los casos, se le
relega a un pensamiento etéreo, especulativo, o metafísico. Pero este papel de la
filosofía se fundamenta en la lógica y no en la historia, era formal y no de contenido.
La tergiversación consistió en negar en primer lugar el origen de la ciencia en la
filosofía de la Grecia antigua, y en segundo lugar, el negar la filosofía como ciencia de
los principios que buscaba explicar de manera integral la realidad, el hombre y el
universo. La único que se admitió como filosofía, fue entonces la llamada filosofía de la
ciencia o epistemología, colocando en forma secundaria y hasta eliminando la
discusión en torno a la ontología y la axiología. Autores como Descartes y Kant,
reducen la filosofía al ámbito gnoseológico, las demás temas

quedaron en una posición marginal. En forma marginal y no oficial el marxismo en el


siglo XIX , la fenomenología, y el existencialismo en el siglo XX restablecían el
carácter ontológico y axiológico de la filosofía., pero por su carácter ideológico político
permanecieron en una posición secundaria y sin ningún impacto en el desarrollo de las
instituciones que promueven la ciencia.
La epistemología solo como lógica de la ciencia

Desde entonces, el desarrollo de la ciencia oficial ha estado en torno a la lógica


del conocimiento. Se estableció una polémica entre el racionalismo y el empirismo,
entre la inducción y la deducción, entre la verificación y la refutación. Entre el
argumento o el dato. Locke, Hume, kant, y luego toda la filosofía analítica o el
neopositivismo lógico en el siglo XX y el mismo karl Popper desde 1934 con su
racionalismo crítico y sus discípulos ingleses, de fin de siglo, fundamentaron la ciencia
solo desde el punto de vista gnoseológico. La epistemología solo se dedicó a analizar
problemas lógicos y metodológicos. Siendo esto muy parcial Y los profesores
dogmáticos simplificaron esta polémica a la enseñanza de la metodología de la
investigación como conjunto de pasos que hay que seguir porque de lo contrario al ser
violados terminan pagando muy caro el precio: "la investigación resultante no es válida
o confiable" (Hernández y Otros.1998: XXVIII). Pero el problema no es reducir la
investigación a la metodología sino que elimina el carácter procesal de la misma, en el
sentido de construcción del conocimiento y la sustituyen por la enseñanza de las
recetas metodológicas. Son once los pasos para tener éxito en la investigación
científica, señalan algunos manuales latinoamericanos de reciente publicación y
aceptación en pregrado y postgrado. O son cuatro los capítulos que tiene la
investigación científica, estos son el problema, el marco teórico, el marco metodológico
y los resultados, según algunos autores y profesores de gran experiencia, los cuales
no citaremos para no herir susceptibilidades. En esto cada quien que asuma su
responsabilidad. El método concebido de esta manera no es más que un
planteamiento vacío, sin contenido. Debe ser entendido como una de las vías para
conquistar y construir el conocimiento. El autor de éste trabajo considera que aún
admitiendo cuatro etapas de la ciencia, es necesario fundamentarlas
epistemológicamente.

Al asumir la ciencia como pasos seguros que hay que aprenderse trae como
consecuencia que muchos jóvenes científicos o aspirantes a obtener títulos de
pregrado y postgrado se "parten la cabeza" tratando de realizar ciencia con ese
esquema, sin obtener algún resultado positivo. Al darse cuenta de esto, la frustración,
la salud y estado físico y emocional se disparan de manera negativa para luego
terminar abandonando el trabajo de investigación. O simplemente se les terminó la
prórroga que establecen las universidades para terminar y discutir la tesis. Por eso
aparece el síndrome "todo menos tesis": TMT. Por ello en definitiva, no hay pasos, ni
fases sino procesos de construcción de conocimiento unido a otros procesos no
necesariamente lógicos o racionales como anota Feyerabend (1984) cuando explica el
carácter no lógico de la ciencia.
La ciencia como proceso

La verdadera ciencia comienza cuando la epistemología se articula a su proceso de


producción (Bachelard 1975, 1976), también cuando se toma en cuenta la creatividad,
la intuición. O el llamado espíritu científico, que según Einstein (1975) era de duda, de
estar motivado, de desafiar todas las certidumbres. En dicho proceso se necesita,
además de conocer los fundamentos gnoseológicos, conocer y dominar los
fundamentos ontológicos, que guían la construcción del conocimiento. Cuestión que
explicaremos seguidamente.

LOS FUNDAMENTOS ONTOLÓGICOS DE LA CIENCIA MODERNA: LA


CAUSALIDAD, EL DETERMINISMO Y LA LEGALIDAD

En sus inicios y a nivel hegemónico los fundamentos ontológicos de la ciencia


moderna, además de identificar lo real con lo racional, se tiene la aceptación de la
existencia del orden fenoménico inmutable, y por supuesto la existencia de las leyes
del universo, leyes causales y por lo tanto deterministas y reduccionistas, entre
otros, y le toca al científico como objetivo el DESCUBRIR, describiendo y explicando
para luego predecir ese orden y esas leyes: La ciencia, asume el ideal de la
explicación, como una vía para dominar la naturaleza y controlar después. el orden
natural. Incluso se presentó la dicotomía entre naturaleza y cultura. Si ya existe un
orden, éste debe traducirse en leyes inmutables o fijas. La ley de la gravitación
universal, las leyes de los vasos comunicantes, la estructura química de la materia, las
leyes de la termodinámica, las leyes de la economía, la ley de las ofertas y la
demanda, la ley industrial o positiva, las leyes del gobierno y del estado. Si se conoce
el orden se pueden predecir los comportamientos de los fenómenos que son de la
misma clase o especie que los estudiados previamente. En la búsqueda de la
explicación no se trataba de descubrir las esencias de la realidad sino el orden espacio
temporal, que traía consigo el comportamiento de los fenómenos. Hay fuerzas
externas que presiden o determinan el movimiento de un objeto Esta concepción llevó
a asumir la realidad como una máquina, siendo el reloj el prototipo, el máximo ejemplo.

Descartes aplicó esta teoría incluso al cuerpo humano. (Asimov, 1973, p 96) Esta
filosofía mecanicista presenta al definir la naturaleza tan solo como materia en
movimiento, presenta mecanismos de funcionamiento automáticos, (Runes, 1994, p
244) de allí que "todos los fenómenos se pueden explicar con principios mecánicos, a
partir del principio de causalidad. Es decir que existe un comportamiento de un
fenómeno determinado que genera el comportamiento de otro fenómeno, el primero
antecede a éste en el tiempo y en el espacio, es decir, uno constituye la causa y el
otro, la consecuencia o el efecto. Este principio causal era definido por Newton en sus
principios.

Según Rosenblueth, (1982) Newton señalaba que "no debemos aceptar mas causas
para los eventos naturales, que aquellas que son verdaderas como suficientes para
explicar su aparición, por lo tanto debemos asignar las mismas causas a los mismos
efectos"(43). Por su parte Kant sostenía que la causalidad era una ley natural.

Si bien los epistemólogos positivistas ampliaron su teoría de la unicausalidad hacia la


pluricausalidad y luego al encadenamiento causal, no dejó de aislar el fenómeno
respecto a su contexto. La causa o las causas son únicas causas, llevando este
planteamiento al determinismo, al reduccionismo, al cientificismo y al fisicalismo, al
querer aplicar esto en todas las disciplinas, tomando como ideal a la física. Las
ciencias sociales sufrieron por partida doble este determinismo, al no solo trasladar los
principios y métodos del campo de las ciencias naturales como lo hizo un Comte y un
Durkheim en Sociología, sino al utilizar los mismos términos como fuerzas, campo,
movimiento, variables. Durkheim llegó a plantear como primera regla de la ciencia
social, el considerar "los hechos sociales como cosas" ( Durkheim.1978: 43).

Este postulado es expresivo del reduccionismo ontológico, sin atender las


especificidades de un campo respecto al otro. En conclusión, el positivismo o
empirismo señalaban que no hay hecho aislado, cuestión que estamos de acuerdo,
pero de allí a sostener que los fenómenos obedecen siempre a una ley determinada y
absoluta no estamos de acuerdo.

El científico debe analizar los hechos y luego inferirlos, o insertarlos en una explicación
universal, según los positivistas. Estamos de acuerdo con la búsqueda de significados
que trasciendan lo meramente fenoménico, pero esto debe considerarse en su
contexto histórico. Desde que se asume la universalidad per se, entonces, todo es
homogéneo. Los epistemólogos y científicos de la modernidad concluían que la
realidad en verdad es simple, predecible de manera absoluta, siguiendo la flecha del
tiempo, del tiempo lineal. Pasado, presente, futuro. Donde existe un tiempo y un
espacio absoluto. Las coordenadas cartesianas se convirtieron en el marco de análisis
de los fenómenos. Esta concepción de la realidad es lo que hizo que Newton, con su
física mecánica durara más de doscientos años, y un Comte con el positivismo pasara
como el paradigma predominante a nivel oficial e institucional también. Si se hubiera
quedado dicha concepción solo en los círculos intelectuales, no hubiera generado un
impacto profundo en el devenir de la humanidad, pero se expandió como cultura y
como lecciones permanentes en las escuelas de todos los niveles, y en todo el mundo
occidental, hasta el sentido común cree vivir ilustrado con esos principios. Por ejemplo,
todavía el sol sale para muchos por el este y se esconde por el oeste, usando como
postulado el hecho de considerar la tierra como centro del universo, proclamado cerca
de dos mil años por Tolomeo. Se usa este postulado cuando hace mas de
cuatrocientos cincuenta años que se cuestionó al darle una nueva explicación al
movimiento planetario, primero explicado matemáticamente por Copérnico y luego por
Galileo cuando verificó, con el telescopio, que el centro del universo era el sol.

Para el positivismo y el marxismo clásicos con sus determinismos legales sobre la


realidad y para los estructurales funcionalistas con sus mecanismos estructurales de
ordenamiento y equilibrio social sigue vigente el orden inmutable. Para el primero y el
tercero, lo que no entre en ese orden es anomia, desviación, anormal, peligroso, por
tanto hay que apartarlo, corregirlo, expulsarlo o readaptarlo al orden existente. Tanto
para el positivismo como para el funcionalismo, el cambio se consideró de manera
marginal, dándole prioridad al equilibrio y al orden social

El nacimiento de la disciplinaridad en el mundo moderno

La ciencia se fraccionó en ciencias particulares, en disciplinas con su objeto y método,


sus técnicas y protocolos experimentales. A nivel gnoseológico el sujeto delimitaba un
objeto espacio temporal. Esto era posible porque ontológicamente veían la realidad de
manera fraccionaba en partes o una multiplicidad de fenómenos. El ser natural o la
naturaleza se llegó a estudiar por separado y no en su unidad.

EL NACIMIENTO DE LA FISICA, LA BIOLOGIA Y LA QUIMICA

Así la física estudiaba la materia y su movimiento, la química las sustancias


que la conformaban, la biología la vida en general. Pero esta fragmentación obedecía
a una necesidad social e histórica como era el de ser la base del desarrollo de las
fuerzas productivas. En el período de la modernidad la ciencia se vinculó mas que a la
filosofía a la técnica. La ciencia como método y como técnica o instrumento del Estado
o de un grupo determinado de intereses. Esta doble relación entre lógica y contexto
reafirma el enfoque de la epistemología de manera integral

EL NACIMIENTO DE LA PSICOLOGIA, LA SOCIOLOGIA, LA POLITICA Y LA


ANTROPOLOGÍA

Por su parte las ciencias sociales estudiaban al ser social de manera


fraccionada para responder a los problemas que colocaban en peligro equilibrio y
desarrollo de las relaciones sociales de la nueva sociedad, la capitalista. En el centro
de sus supuestos ontológicos estaba el principio del orden. La psicología
proporcionaba teorías para a readaptar al individuo, siendo el conductismo el
paradigma clásico, al reducir todo al comportamiento externo de individuo, en la misma
dirección el psicoanálisis, aunque con postulados diferentes busca también readaptar
al individuo a su normalidad. La sociología se constituye para equilibrar las
instituciones a la modernidad. La política nace para actualizar y organizar el estado
moderno. La antropología se funda para culturizar o civilizar a las etnias. La economía
nace para entender las leyes de la economía, para luego recomendar
políticaseconómicas los gobiernos. La medicina se constituye para curar
enfermedades y reintegrar el ciudadano al trabajo, y así sucesivamente. Esta división
de la ciencia responde a una concepción atomicista de la realidad, la cual condujo a
diagnósticos parciales de la realidad, no dando nunca con la solución de los problemas
estudiados, sino al control de determinados sectores de la realidad Un estudio parcial,
lleva necesariamente a una solución parcial. Aparecen los círculos viciosos
interminables de los mismos problemas. Nunca se terminan. Solo se vuelven a
diagnosticar para decir lo mismo y para proponer las mismas acciones, no se cambian
las condiciones sino que se readaptan

Fundamentos axiológicos de la ciencia

La axiología de la ciencia tiene que ver con los valores que los científicos o la
comunidad científica asumen y practican. Existe una axiología interna y una externa.
La primera tiene que ver con una posición de auto responsabilidad de estos actores al
interior de la construcción del conocimiento o de la investigación. La segunda tiene
que ver con la posición que van a asumir frente a la problemática de la sociedad
donde viven.

En el primer caso, la ética científica significa que se tiene que buscar la verdad de los
problemas que se estudian, no se puede tergiversar fuentes, ni datos, ni estadísticas
solo porque les conviene por razones personales o políticas.

En el segundo caso, los científicos de la modernidad al imponer la objetividad en la


investigación aceptaron automáticamente a nivel axiológico el principio ético de la
neutralidad valorativa. Separaron la ciencia de la política, de la acción social. Con esto
se convertían en élites aisladas, excluidos sociales (quizás cómplices) de un mundo y
le entregaban al estado, a la elite gobernante, al mercado, a los empresarios, su
producto. Los políticos decidían el uso y la aplicación del conocimiento científico, así la
predicción o la planificación a nivel de los estados. Por su parte, las disciplinas
particulares se convertían en instrumentos del estado y del mercado para solucionar
determinados problemas que aparecían como anómalos del sistema, sin propiciar
situaciones de cambio profundo para solucionar verdaderamente los problemas. Y
como instrumentos se materializaron en departamentos burocráticos, compuesto por
una jerarquía de científicos, desde los titulares hasta los noveles y auxiliares.

La ética del científico debería estar orientada al compromiso social de modo que se
puedan utilizar los resultados de la ciencia a favor de las grandes mayorías.

Los antecedentes históricos de la sociedad postmoderna: la aparición del


paradigma relativista

El desarrollo de la ciencia oficial sin embargo no se detuvo. A pesar del fuerte


predominio de la concepción absolutista de la ciencia, desde su propio seno se
presentaron sucesivas crisis y rupturas, desde el siglo XIX, que la llevaron a plantear
una concepción relativista. Este nuevo periodo podemos denominarlo neo moderno, al
seguir centrando la razón como elementos principal del saber. También puede ser
considerado ese período como de transición hacia la post modernidad.

Aunque previamente la ciencia oficial había sido cuestionada desde el punto de vista
ideológico por el marxismo, pero sin ningún efecto concreto al interior de las practicas
investigativas y docentes oficiales, encontramos que desde su interior si lo hubo
cambios cuando aparecieron nuevas formas de entender su desarrollo. En efecto la
concepción determinista de la ciencia fue cuestionada. (Geymonat. 1977: 54 y ss), ya
a finales del siglo XIX, a partir de ese momento comenzó un movimiento orientado al
conocimiento aproximado, plausible o verosímil, frente a la certeza absoluta de la
ciencia. En el campo de la física y la matemática se llegó a demostrar que el
conocimiento científico necesitaba de nuevos postulados, siendo ahora la verdad
considerada como probable y no absoluta. Consolidándose este gran movimiento en la
constitución de la Teoría de la Relatividad de Einstein, a principios del siglo XX, en la
teoría cuántica de Bohm y en la teoría o principio de la incertidumbre de Heisenberg
en el siglo XX. Einstein terminó con el paradigma mecanicista de Newton al demostrar
que el tiempo y el espacio no son lineales ni absolutos. El movimiento de un objeto no
es absoluto, sino que tiene que explicarse según el contexto de referencia y la posición
que ejerza el observador. Son en realidad dimensiones. Se explicó también que la luz
tiene una naturaleza dual en un caso se comporta como partícula y en otro como
onda. A nivel de la mecánica cuántica se demostró que no hay certezas sino
probabilidades.(Buss.1998: 77-80). Desde el punto de vista ontológico se criticó e
incluso se supero la concepción causalista fenoménica de la realidad. . Se retomó el
planteamiento inicial de Hume, cuando señaló que era imposible la existencia óntica
de la causalidad. (Hume. 1984: 171 y ss) Luego la crítica del filósofo ingles Bertrand
Russell en principio del siglo XX. "La palabra causa está tan inextricablemente
enlazada con asociaciones engañosas que resulta deseable eliminarla del vocabulario
filosófico" (Russell.1975: 499) Se demostró que la causalidad no es un principio que
pueda utilizar la ciencia, pues la realidad no tiene un comportamiento lineal sino
múltiple como lo señala Nicol. ( 1965: 175).

De la Multicausalidad a la Teoría Estadística

Si bien se admitió la multicausalidad para explicar los fenómenos problemas,


solo representó una actualización de la teoría de la causalidad, aunque no se puede
dejar de considerar esto como un avance en el desarrollo de la ciencia. Al interior de la
propia institucionalidad se operó una crítica a esos postulados dando origen a nuevos
paradigmas epistemológicos y teórico-metodológicos al interior de las ciencias,
generándose cambios en la concepción ontológica de la ciencia. Llegó un momento en
que la epistemología positivista hizo crisis. Recibió críticas desde el marxismo y desde
los mismos científicos que originalmente comulgaron con esta perspectiva. Se puso en
cuestionamiento inclusive la legitimidad de la ciencia, por lo que precipitó la aparición
de la epistemología, a mediados del siglo XIX. Uno de los nuevos planteamientos que
se suscitaron fue el aporte de la estadística con base en el cálculo de probabilidades.
( Arnaiz, 1978). Se reconoce que no hay un conocimiento absoluto por lo que se
abandonó la causalidad. Y se asumió el principio de la correlación, es decir al grado de
asociación entre las variables. Luego por medio de experimentos matemáticos, se
buscaba la universalización de los datos obtenidos en una muestra, reconociendo
márgenes de error y de confianza. Esto representó ciertamente una apertura. Se
admitió la existencia del error proveniente tanto de la naturaleza del fenómeno como
de los instrumentos utilizados en su captación, sin embargo generó un nuevo
reduccionismo al asignarle a la ciencia un propósito descriptivo y no explicativo. Se
argumentaba que era difícil encontrar relaciones causales entre los fenómenos, que la
vía de acceso era demostrar niveles de relaciones calculando un índice de correlación.
Ese movimiento hacia el cálculo estadístico significó la salvación del empirismo y su
metodología. Se produjo un matrimonio con el racionalismo al admitir la teoría
estadística, la cual pasa de contrabando como si fuera una simple herramienta de la
investigación, obviando su ubicación como modelo deductivo racional. En las
investigaciones convencionales ingenuamente se plantea un problema de manera
empírica, observando el fenómeno, pero al no utilizar la lógica inductiva, se recurre a
expertos para validar o sancionar los instrumentos de investigación como una
encuesta o una entrevista., siendo esto un criterio de verdad extra experimental, no
necesariamente fuerte dentro de los criterios de verdad del propio empirismo, pero la
confusión proviene cuando se utilizan los criterios validez y confiabilidad de los
instrumentos, utilizando la estadística como modelo deductivo. Una cosa es una
muestra utilizando los principios positivista causales y otra es una muestra
probabilística. Todo esto es producto de experimentos matemáticos, de cálculo
realizados para determinados fines, pero se dan como verdaderos a priori cuando se
realizan nuevas investigaciones, sin ser analizados o cuestionados sus fundamentos
epistemológicos ni sus posibles aplicaciones. Y es aquí donde está el problema. La
estadística conduce a un nuevo determinismo y por lo tanto a un nuevo dogmatismo
científico. Representa un aporte para el conocimiento de la realidad, y todo científico
debe dominarla, pero no es la única vía para la explicación de la realidad. Es
necesario dominarla más allá de su consideración técnica metodológica. Es necesario
comprender la estadística como teoría matemática que es. Y por lo tanto es
indispensable conocer sus fundamentos y ver hasta donde se puede aplicar a un
problema determinado. Por ejemplo, el supuesto de la homogeneidad de la población.
Realmente, -se debe reflexionar-, el problema seleccionado tiene esta propiedado es
todo lo contrario, es una población totalmente heterogénea, o es tan específica que
solo interesa conocer sus propiedades para efectos de cambio institucional. A nuestro
modo de ver, es necesario hacer enfoques múltiples.(Méndez, 2001)
EL POSITIVISMO LÓGICO

Frente a la concepción fenomenológica causal y probabilística empirista


aparece una versión aliada denominada positivismo lógico o filosofía analítica para
fundamentar la ciencia a partir del lenguaje. Ahora los aspectos comunes no son los
métodos sino el lenguaje utilizado.

Esta tendencia al mantener los mismos principios epistemológicos del


empirismo, arrastra consigo los mismos problemas, aunque sus desarrollos
posteriores produjeron importantes orientaciones para la comprensión de la ciencia,
sobre todo con la incorporación de la semántica y la pragmática.

KARL POPPER Y EL METODO HIPOTETICO DEDUCTIVO

Casi simultáneamente, en la década de los años treinta del siglo XX, aparece
Karl Popper, (epistemólogo nacido en Viena), cuestionando la lógica inductiva y
probabilística y el criterio de verificación como criterio de verdad, y como fundamento
de las ciencias empíricas. La lógica inductiva no tenía criterios para justificar y
fundamentar, el pase de lo particular a lo universal, igual pasaba con la probabilidad,
ambas se justifican a partir de una especie de regresión infinita de pruebas tras
pruebas, de muestras, tras muestras. La verificación terminaba siendo una auto-
trampa por parte del investigador, al seleccionar solo las pruebas y evidencias que
favorecieran una hipótesis previa. Frente a esto, Popper propone una nueva
fundamentación epistemológica a la ciencia, la lógica debe darse a partir del método
hipotético deductivo como una metodología que parte de la formulación de la teoría
para que sea contrastada vía refutación tanto en el plano lógico teórico como en el
plano real empírico. Si una teoría resiste las críticas entonces queda corroborada
momentáneamente (Popper. 1979, 1980). Este planteamiento fue ampliado por
Lakatos al introducir la noción de programas de investigación. "El programa consiste
en reglas metodológicas: algunas nos dicen las rutas de investigación que deben ser
evitadas (heurística negativa) y otras, los caminos que deben seguirse (heurística
positiva)".(Lakatos, 1998, 65).Este autor introduce el concepto de falsacionismo
sofisticado, frente al falsacionismo ingenuo de Popper. Lakatos "sostiene que sustituye
del concepto de teoría, como concepto básico de la lógica de la investigación, por el
concepto de serie de teorías"(p 65)

Estas nuevas formas de fundamentar la ciencia, (la probabilística, la del lenguaje y la


de la contrastación), a pesar de su importancia llegaron a ocupar una posición
secundaria en el ámbito institucional, al imponerse siempre el modelo empirista de
verificación y cuantificación del conocimiento. El empirismo se consolidó como
paradigma hegemónico en el mundo occidental, específicamente en los Estados
Unidos al aliarse con la concepción pragmática de la realidad. Y América Latina se
limitó institucionalmente a copiarlos.

La teoría de sistema y su metodología

Hasta el momento la fundamentación gnoseológica de la ciencia era que existía


un objeto externo de estudio y un sujeto particular que lo observaba. Siendo esto la
base de la disciplinariedad. Esta epistemología hizo crisis. Los avances en materia de
fundamentación de la ciencia se desplazaron del campo de la física al de la biologíaEn
efecto, en la década de los cuarenta, del siglo XX, en el seno de ésta ciencia el
paradigma mecanicista causal de la realidad hace crisis y se plantea un nuevo
principio ontológico como fue el principio de sistema. Se produjo, siguiendo a
Bachelard, una ruptura epistemológica. La realidad es entendida ahora, no de manera
fraccionada SINO como unidad indisoluble y como tal posee propiedades diferentes a
la de sus partes. (Bertalanffy, 1975, 1987), por lo tanto todo los problemas a estudiar
deben ser considerados como problemas de sistema. Para Bertalanffy "al fundamentar
ontológicamente su teoría señalaba que "la investigación de totalidades organizadas
de muchas variables requiere nuevas categorías de interacción, transacción,
organización, teleología, etc., con la cual surgen muchos problemas para la
epistemología y los modelos y técnicas matemáticas. (Bertalanffy, 1987, XVI).
Gnoseológicamente, señalaba que "los sistemas no son objetos de percepción u
observación directa, son construcciones conceptuales (Bertalanffy, 1987, XVI)
Esta concepción desarrollada por Bertalantffy en biología y por Wiener (1969)
en física inmediatamente transcendió para todas las ciencias. En el campo de la
sociología en la década del cincuenta se explica la realidad a partir de la teoría de
sistema adaptada y desarrollada por Talcott Parsons, en psicología por la Gestals, en
administración por Simons, en Política por Easton. En particular, Parsons se destacó
en la elaboración de la teoría del sistema social. Al respecto señalaba que "el punto de
partida fundamental es el concepto de sistemas sociales de acción. En ese sentido, la
interacción de los actores individuales tiene lugar en condiciones tales que es posible
considerar ese proceso de interacción como un sistema en el sentido científico y
someterlo al mismo orden de análisis teórico que ha sido aplicado con éxito a otros
tipos de sistemas en otras ciencias" ( Parsons, 1976, 15)

La teoría de sistema aborda los problemas en términos de totalidad y no de


manera lineal. Podemos decir que la metodología de la investigación sistémica parte
identificando problemas como problema de un sistema determinado. Luego se buscan
las determinaciones que ejerce el contexto (macro sistema) en la aparición del
problema, después se estudian las interacciones propias del sistema donde nace el
problema, y finalmente se determinan los influencia del sistema problema en el
contexto. El principio de sistema abrió las fronteras de las ciencias particulares
favoreciendo la interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad hasta llegar a la
transdisciplinariedad.

La influencia de la Teoría de Wiener en el campo de la computación, ha sido


decisiva, hasta el punto de marcar un lenguaje que resulta común tanto en las ciencias
naturales como en las sociales. Input, output, proceso, retroalimentación, energía,
entropía, etc.

Las grandes paradigmas de la modernidad

Las categorías epistemológicas analizadas, específicamente las de orden


gnoseológicas y ontológicas nutren los paradigmas de explicación de lo social, del ser
social. Estructuralmente se califica un paradigma por la posición central que ejecutan
determinadas categorías y conceptos. Una categoría fundamenta el paradigma y un
concepto sustenta la teoría o explicación que da el paradigma de lo real. Por ejemplo,
la categoría o principio causal fundamenta al empirismo, al positivismo, al organicismo
porque son el eje central y por lo tanto articulador detona la red conceptual de dichos
paradigmas. Ahora bien, no es que el principio causal no se use en otros paradigmas,
sino que no ejecuta el papel medular o central. de la explicación. Otro ejemplo, el
concepto de clases sociales, sustenta la teoría marxista para explicar la realidad. Este
concepto es central y articula toda la explicación de los modos de producción y
formaciones sociales. Este concepto lo utiliza de manera marginal, tanto el positivismo
como el funcionalismo. Esto queremos que quede claro porque existe mucho prejuicio,
en los investigadores de utilizar indistintamente conceptos sin ver previamente a qué
paradigma pertenecen. De modo que se recomienda analizar a fondo todas las teorías
de modo que se pueda reconstruir los núcleos conceptuales que tienen y a partir de
allí, tratar de ubicarlo en algún paradigma conocido, y si no ocurre así, es necesario
darle nuevos nombres. A continuación presentamos un cuadro síntesis de los
principios de los paradigmas de la modernidad.

Cuadro 01:

MATRIZ DE LOS GRANDES PARADIGMAS DE LA MODERNIDAD

Elaborado por Evaristo Méndez 2003

NIVEL NIVEL CONCEPTOS NIVEL


METODOS DEL DENOMINACIÓN
EPISTEMOLOGICO ONTOLOGICO DE LA GNOSEOLOGICO
PARADIMA EPISTEMOLOGICA
PARADIGMAS PRINCIPIOS TEORIA PRINCIPIOS

La esencia y el
origen del
conocimiento es la Inductivo
Realidad conjunto Datos
de Variables Experiencia y el Encuestas
EMPIRISMO objeto de estudio EMPIRISMO
Fenómenos Indicadores Entrevistas
Experimentación,
causalidad Índices Muestras
Comparación.

Verificación

INSTITUCIONES La esencia y el
Realidad conjunto origen del
de SOLIDARIDAD conocimiento es la Inductivo

Fenómenos ORGANICA O Experiencia y el Encuestas


POSITIVISMO MECANICA objeto de estudio EMPIRISMO
Causalidad Entrevistas
Estadio teológico, Experimentación,
ORDEN Y metafísico y Muestras

PROGRESO positivo de la Comparación.


realidad Verificación

ESTRUCTURAL Sistema Sistema social, La esencia y el ´ RACIONALISMO


cultural, de origen del
FUNCIONALISMO Equilibrio Deducción
personalidad. conocimiento es
Mecanismos La razón y el sujeto

de control y que estudia la


realidad
socialización e Modelos teóricos

integración Demostración

Estatus, rol Argumentación

La esencia y el
Sistemas
Entrada, proceso formales, origen del Deducción

salida y orgánicos, conocimiento es


Modelos teóricos
SISTEMICO- retroalimentación mecánicos La razón y el sujeto RACIONALISMO
CIBERNÉTICO del Sistema: Modelística,
que estudia la
Redes simulaciones por
Entropía realidad
computadoras
Comunicaciones
Demostración

La esencia y el

Dialéctica, Clases sociales origen del Método

procesos conocimiento es dialéctico:


MATERIALISMO Lucha de clases
una relación Reconstrucción MATERIALISMO

HISTORICO Contradicciones Estructura dialéctica entre histórica DIALECTICO

sujeto y objeto estructural de la


Sistemas Superestructura realidad
Praxis

Construir Seleccionar o

CRITICO construir
Principios según Construir nuevos Relación dialéctica
CRITICO
INTEGRAL la naturaleza del conceptos Sujeto – objeto El mejor

problema método

La sociedad y la ciencia postmoderna

Estos avances en materia de fundamentación de la ciencia quedaban


enmarcados dentro del proyecto de la modernidad ya que la ciencia seguía siendo
proyectada de manera hegemónica en el contexto cultural y social. Se rescata y se
replantea el racionalismo y la creatividad en la ciencia. Decía Einstein, citado por
Popper (1980, 427) que "de un modo en general, no me agrada todo el aferrarse
positivista a lo observable, que ahora esta de moda. Pienso… que no se puede
fabricar la teoría a partir de los resultados de la observación, sino solo inventarla" Esta
posición de Einstein marca una síntesis entre el racionalismo y la creatividad como
elemento dinámica en la producción del conocimiento. Es una posición que podemos
denominarla constructivista.
Del seno de la crisis tanto del modelo capitalista como del socialista, así como
la crisis interna de las ciencias sociales empieza a conformarse la sociedad
postmoderma. Una sociedad en transición, pero que ya empieza a definirse en
determinados espacios sociales (Lanz. 1998) uno de ello es la propia ciencia como
explicaremos más adelante. La ciencia moderna como la sociedad esta en crisis, no
responde a las nuevas exigencias sociales, y esta concepción esta llegando a su fin.
En el campo de las ciencias humanas y sociales se inició una crítica al positivismo
como paradigma oficial. Surgen las críticas de Nietzsche, de Bergson, de Freud, de
Heidegger, de Horkheimer, de Adorno, de Marcuse y de Habermas entre otros. Estos
autores tienen en común la crítica a la razón instrumental que caracterizó la
modernidad. (Martinez. 1997: 209 – 224)

Crítica al progreso ininterrumpido

Las crisis periódicas del capitalismo en el siglo XIX y las del XX, fueron
demostrando poco a poco que el progreso ininterrumpido, ofrecido entre otros por la
ciencia, era en un solo sentido: la civilización tecno-científica y a favor de
determinados sectores o clases sociales. Se planteó el modelo socialista para
demostrar, final y lamentablemente, que tampoco el progreso era para todos. La última
guerra mundial fue el final de la pretendida racionalidad del sistema, que viene
justificándose desde los iluministas del siglo XVIII. La guerra y las bombas nucleares
revelan que lo racional es un proyecto político de la clase gobernante, pero en cuanto
a las otras clases se han salido de esa racionalidad expresada en normas jurídicas,
entonces aparece la irracionalidad del que manda, para imponerse. En ese sentido el
viejo análisis de Max Weber (1975) sigue vigente, al establecer la distinción entre
dominación y poder. Es decir que el orden social se impone a través del poder, de la
imposición de un sector hacia otro sector, hasta que finalmente obedezca, si es
posible con la fuerza. Pero tener el orden mundial fue tentador para las elites
gobernantes, hasta el punto que llegaron a enfrentarse para tenerlo en absoluto. La
primera y segunda guerra mundial, son demostraciones de ese enfrentamiento, el cual
terminó con la muerte de millones de habitantes y con la hegemonía de EEUU y sus
aliados. Es decir, de un solo poder en el planeta tierra. Einstein, el científico más
notable del siglo veinte, junto con otros eminentes científicos no pudieron detener que
se usara la bomba tal como se efectuó. Ni con su prestigio, ni su moral, ni sus
conocimientos. No podía haber más que un orden, mas que un control. Tanto los
alemanes como los rusos pretendían un solo imperio. Por si sola la ciencia tiene pocos
efecto sociales. Todo depende de la visión que las elites políticas tengan. Lo cierto es
que la promesa de desarrollar una ciencia a favor del hombre, solo se ha cumplido en
parte, solo ha generado para un minoría de la población el bienestar y el progreso,
quedan muchos excluidos. Se impone en esta coyuntura una reflexión y una re-
estructuración del papel de la ciencia de modo que favorezca al hombre como ser
integral.

En el proceso evolutivo transformativo de la sociedad mundial la ciencia pasa a


ser un instrumento de poder. La verdad que profesa para a ser circunstancial. Esto es
un proceso histórico objetivo, que en este momento no estamos juzgando. Pero llegará
el día precisamente en que ese proceso la ciencia sea un instrumento de calidadde
vida para todos, y donde el poder no sea antagónico con ella.

EL RESCATE DEL HUMANO A NIVEL DE LA CIENCIA SOCIAL

El rescate del hombre como centro de la vida, planteado en el renacimiento


como humanismo, se perdió. El hombre como humano desapareció de la historia,
pasando a ser pieza de una maquinaria social. El hombre común o el burgués como
individuo, o el proletariado, la clase media, el marginal, pasan a ser categorías
objetivas, estructurales, unidireccionales. El hombre desaparece como componente de
la reflexión de los propios científicos naturales y sociales, siendo la mayor ironía. Una
ciencia social sin el hombre. Todo reducido al status, al rol, al comportamiento. El
hombre pasó a ser objeto, nunca se consideró como ser integral con necesidades,
problemas, aspiraciones, etc. Y esto es lo que se recata en el ámbito de la ciencia
hasta convertirse en un paradigma.

Todo lo anterior empieza a cuestionarse, primero como expresión particular de


algunos intelectuales, luego como movimiento y ahora como tendencia social
paradigmática.

NUEVA CONCEPCION DE LA REALIDAD Y DE LA CIENCIA.

El desarrollo científico tecnológico con su modelo más avanzado como es la


sociedad del conocimiento dejaba a su paso problemáticas que por no enfrentarlas se
agravaban. La problemática ecológica, las guerras permanentes, la inestabilidad de
naciones, etc.

Se empiezan a dar nuevas respuestas a viejas preguntas: ¿Qué es la realidad? ¿Qué


es el desarrollo? ¿Qué es el hombre? ¿Qué es la ciencia? ¿Cuál es el papel de la
ciencia? Las respuestas han sido múltiples tanto en el plano individual como en el
plano institucional
El papel de la Organización de las Naciones Unidas

A nivel epistemológico empiezan a liderar aquellos científicos y filósofos que


plantean o retoman la filosofía humanística donde el centro es el hombre en su
expresión vital. . A nivel institucional la ONU desde 1980 se ha planteado la necesidad
de abordar el desarrollo social en términos de desarrollo humano y sustentable. A nivel
de la UNESCO, se han formulado políticas educativas y culturales que conjugan la
ciencia con la equidad social, la pertinencia de la educación y la calidad de la misma.
A esta visión se han unido estados y naciones las cuales han generado planes de
acción en ese sentido. (IESALC - UNESCO, 1998)

El final de la ciencia y de la epistemología convencional

En ésta línea de pensamiento coincidimos con Ilya Prigogine cuando señala,


luego de analizar y cuestionar la física moderna, que "estamos llegando al final de la
ciencia convencional. A esto agrega que "ya no podemos seguir hablando únicamente
de leyes universales extra-históricas, sino que además, tenemos que añadir lo
temporal y lo local; pero implica apartarse de los ideales de la ciencia
tradicional"( Prigogine, 1994: 40- 59). En este nuevo contexto la ciencia se redefine y
al respecto este autor señala que "siempre pensé que la ciencia era un diálogo con
la naturaleza. Como todo diálogo genuino, las respuestas suelen ser
inesperadas" (Prigogine. 1994: 63). Ha emergido una nueva racionalidad que supera
el determinismo y la separación del hombre con la naturaleza. Se recupera –siguiendo
a Prigogine- al hombre como ser activo. La nueva ciencia "permite que la creatividad
humana se vivencie como expresión singular de un rasgo fundamental común en
todos los niveles de la naturaleza" (Prigogine 1994: 15). Hay simultáneamente unidad
y diversidad en la naturaleza especifica este autor.

REACTUALIZACION DE VIEJOS PROBLEMAS

La filosofía emerge nuevamente en los círculos intelectuales y oficiales. Se


rescata el problema ontológico, poco a poco desde Schopenhauer, Nietzsche, la
Escuela Frankfort, el existencialismo, la fenomenología, el mismo Ortega y Gasset
desde España, empieza a rescatarse al ser, al hombre humano, que vive con la
naturaleza, con sus semejantes y con sus circunstancias
La concepción ontológica en la postmodernidad.

Desde la física de Einstein y la mecánica cuántica, desde la teoría general de


los sistemas planteada en la biología por Bertalanffi (1975), y la teoría de los sistemas
cibernéticos, o desde científicos como Bohm (1998), Prigogine (1997), Morin (1997),
Capra (1985, 1992, 1998) Chopra (1991), Luhmann (1998), Ferguson (1990) y otros
intelectuales explican que la realidad es un sistema en permanente interacción y
cambio. A nivel ontológico se admite el azar. Por ello éste puede conjugarse o
complementarse con el orden. El progreso y la entropía se encuentran y son
simultáneos. A pesar de la crisis, las contradicciones o el caos, el hombre puede
generar estructuras superiores a las actuales, no siempre el caos genera más caos.
Pueden emerger estructuras disipativas como lo plantea Prigogine, con una
estructurasuperior y mas compleja que la original. No hay un orden absoluto, los
postulados del cambio, del devenir, de la existencia de varios ordenes., son los
postulados que se aceptan. Debe quedar para la reflexión la controversia entre
Einstein y Bohr, en el sentido en que el primero creía que Dios no jugaba a los dados
con el universo.

Independientemente de las diferentes expresiones de la postmodernidad, que


van desde un nihilismo hasta el ciberespacio, se tiene que reconocer que presenta, a
nivel epistemológico, una ruptura con la modernidad, al admitir que la realidad es
compleja, cambiante, incierta y turbulenta. Y que frente a éstA es necesario la
comprensión de complejidad social o natural, así como la comunicación múltiple entre
diferentes saberes culturales, para abordar los diferentes problemas.

Los autores que han estado vinculados directa o indirectamente con el


movimiento de la postmodernidad como Lyotard, Habermas, Derrida, Deleuze,
Baudrillard, Lipovetsky, y Vattino al criticar la razón y la homogeneidad de la realidad,
terminan admitiendo la necesidad de tener entonces una visión pluralista tanto de la
misma realidad como del conocimiento en general y de la ciencia en particular.

Interdisciplinariedad, transdisciplinariedad y filosofía integral

El pensamiento postmoderno señala que no es posible abordar desde las


disciplinas particulares la complejidad de la realidad. Ya no se concibe que existan
problemas particulares que no tenga su inserción en la totalidad. La complejidad de la
realidad natural, y en particular la realidad social, resultan la premisa principal de la
existencia y del saber. "Se puede decir –señala Morin- en lo que concierne a la
complejidad, que hay un polo empírico y lógico y que la complejidad aparece cuando
hay a la vez dificultades empíricas y dificultades lógicas" (Morín.1994: 421) Por lo
tanto, lo complejo necesita un abordaje holístico, integral. Esta es otra propiedad que
identifica la postmodernidad. La complejidad ha implicado o bien a la necesidad de
revisar las fronteras de la ciencia, o el de borrarlas. Esta situación ha generado un
tránsito que va desde la disciplinariedad a la interdisciplinariedad y de ésta a la
transdisciplinariedad. (Vilar: 1997). Otros autores introducen el concepto de multi
disciplinariedad y pluridisciplinariedad como transito hacia la interdisciplinaridad y la
transdisciplinaridad (Rueda y Gonzalez, 1998, 15)

El desarrollo de la ciencia se ha dado en términos disciplinarios en la


modernidad como ya se ha explicado anteriormente. Las disciplinas responden a la
delimitación de objetos o de espacios o problemas específicos de la realidad.
Establecen su propia autonomía "por medio de la delimitación de sus fronteras, por el
lenguaje que se da, por las técnicas que tiene que elaborar o utilizar y eventualmente,
por las teorías propias" (Morin.1999:115) Estas fronteras quedan interrelacionadas por
la misma dinámica teórica de la búsqueda de explicaciones mas integrales y por las
necesidades sociohistóricas que exigen no solo respuestas parciales sino soluciones
reales a los problemas. Desde ésta perspectiva nace la interdisciplinariedad. "Lo
sustancial de éste concepto es la idea de interacción y cruzamiento entre disciplinas
en orden a la comunicación de conocimientos" (Ander-Egg. 1999:31) Un ejemplo de
esta tendencia fueron los estudios de Jean Piaget(1971) desde el Centro Internacional
de Epistemología Genética en Ginebra. (Piaget y otros, 1979).

En la interdisciplinariedad se busca generar intercambios mutuos e


integraciones entre varias ciencias. Según Heckhauses citado por Guy Palmade
(1979) la interdisciplinariedad puede darse de varias formas: Cuando una ciencia
utiliza los métodos de otra ciencia, estaríamos ante una disciplinariedad auxiliar.
Cuando distintas disciplinas tratan de el mismo objeto sería un de tipo
complementaria, o cuando se tratan problemas que amenazan la supervivencia del
hombre

Estaríamos ante una disciplinariedad compuesta cuando los objetos de una


disciplina están constituidos por la estructura global de las relaciones entre los objetos
de otras disciplinas; estamos ante una disciplinariedad heterogénea cuando se da una
adición de diferentes disciplinas. Y existe una interdisciplinariedad unificadora cuando
se da un acercamiento de métodos y teorías.

No fue suficiente para el desarrollo de la ciencia el haber planteado la


interdisciplinaridad. Fue necesario dar un paso más profundo, sobre todo por el
carácter complejo de la realidad. Este paso se ha concretado en la
transdisciplinaridad. Aparecen conjuntos complejos, interacciones y retroacciones
entre las partes y el todo, así como problemas esenciales y entidades
multidimensionales que pasaban todavía desapercibidos o resultaban invisibles (Morin,
1999: 13) al paradigma disciplinario. La clave de la transdisciplinaridad reside en la
unificación semántica y operativa de las acepciones a través y más allá de las
disciplinas" (Ander-Egg: 1999: 108). "La transdisciplinaridad solo aparece si la
investigación se basa en una comprensión teórica común, y tiene que ir acompañada
por una interpenetración mutua de epistemologías disciplinares" (Gibbons.1997: 45),
así mismo la transdisciplinaridad "avanza hacia modos de investigación orientados
hacia resultados contextualizados. (Gibbons: 1997; 33). Según Piaget citado por
Palmade (1979) la transdisciplinariedad se cristaliza en la elaboración de una "teoría
general de sistemas o de estructuras" que incluyen estructuras operativas, regulatorias
y probabilísticas y que unirían estas diversas posibilidades por medio de
transformaciones reguladas y definidas (p 228). Los estudios transdisciplinarios van
hacia el resurgimiento de la filosofía al estilo de los griegos de la época clásica, como
ciencia de la totalidad que busca articular la realidad desde los principios que la
presiden. Al respecto Bohm (1998) señala que " en mi trabajo científico y filosófico,
mi principal interés ha sido el de comprender la naturaleza de la realidad en general ,
y la de la conciencia en particular, como un todo coherente, el cual nunca es estático
ni completo, sino que es un proceso interminable de movimiento y despliegue"( BOHM,
1998: 9). Esta nueva visión de la ciencia trae implicaciones en su praxis, al proponer
ahora el trabajo en equipo y no de manera individual. E inclusive repercute en la forma
cómo hasta ahora se han venido formando los profesionales en las diferentes
organizaciones de Educación Superior. se trata ahora de formarlos manera integral y
no unidisciplinariamente

Estamos, entonces, asistiendo al relanzamiento o reaparición de la filosofía,


como ciencia madre y universal, que busca permanentemente el conocimiento, con un
claro compromiso social. "Debemos promover el pensamiento global, transformacional,
que integre lo más avanzado del conocimiento en las ciencias naturales y en las
ciencias sociales, en un diálogo creativo entre ciencias y humanidades" (Acurero:
1995, 78)

En la actualidad ya existen estudios transdisciplinarios consolidados llevados a cabo


por círculos científicos europeos, norteamericanos, latinoamericanos y venezolanos,
en particular por el Centro de Investigaciones Post-doctorales de la Universidad
Central de Venezuela. En este nuevo desarrollo de la ciencia no solo se abordan los
problemas a nivel integral, sino que se admite la diversidad, la hereterogeneidad de los
procesos estudiados. No hay un solo enfoque de un problema, sino múltiples, así
como tampoco hay una solución, sino muchas. Inclusive los procesos particulares se
estudian de manera integral porque representan hologramas, es decir, sistemas
complejos que contienen simultáneamente todos los componentes de la realidad de
donde emergen.

La investigación cualitativa

Desde el mismo punto de vista ontológico, la investigación cualitativa admite el


estudio de las dimensiones subjetivas, haciendo un puente con la concepción
axiológica de la ciencia que había permanecido oculto durante la modernidad.

En Sociología las dimensiones subjetivas aparecen investigadas a partir de las


siguientes temáticas o problemáticas:

 La conciencia

 Las interacciones sociales,

 La vida cotidiana,

 El mundo de vida,

 La cultura

 Los valores,

El lenguaje en su significación histórica y contextual como lo hacen Habermas y


Gadamer

Las representaciones sociales,

De estas temáticas o problemáticas del ser social se van conformando tendencias o


teorías que buscan consolidarse como paradigmas en las ciencias sociales. Todavía
están en construcción discutiendo su propia fundamentación espistemológica. Entre
estas teorías tenemos:

La fenomenología, propuesta Schult

El interaccionismo simbólico, propuesto por Meed

La etnometodología, propuesta por Garfinkel

La teoría de la acción comunicativa, Propuesta por Habermas

La etnología, por varios autores sobretodo antropólogos

La hermenéutica, por varios autores

La semiología, , por varios autores


La investigación acción, Lewin, o Borda

La metodología holística, entre otros al Equipo de la Sypal.

En la misma dirección se han revitalizado o relanzado metodologías y/o técnicas de


investigación que poco a poco se van vinculando a la investigación cualitativa, entre
esas técnicas tenemos:

La entrevista no estructurada

Las historias de vida,

Las biografías,

Las historias orales,

Los relatos,

Autores como Schwartz, H y Jacobs, 1984; Ritzer, 1993; Martínez, 1996; Aguirre,
1997; Velasco y Díaz, 1997, Rusque 1999, Hurtado 2000, Fernández 2000 vienen
tratando y exponiendo los alcances de estas metodologías cualitativas.

Estas perspectivas o teorías se han asumido en el resto de las ciencias sociales.


Originalmente utilizadas en la antropologíay en la sociología ahora sustentan trabajos
de investigación en la politología, en el derecho, en las ciencias administrativas, en las
ciencias de la educación. Entre otras. En esta última tenemos autores como Buendía,
Colás Y Hernández (1997) y M. Paz Sandín Estaban (2003). Inclusive Hernández
Sampieri y Otros en la edición de este año 2003, que a diferencia de la segunda
edición de 1998, introducen como modalidad de la investigación, la de tipo cualitativa.

El surgimiento de estas teorías y metodologías debe entenderse como la búsqueda de


su reconocimiento institucional frente a los paradigmas estructurales de la ciencia que
predominaron en la modernidad. Hay otros autores quienes plantean nuevos roles a la
investigación cualitativa que van más allá de la comprensión de los procesos sociales
y pase a un rol comunicacional. (Marinas y Santamarinas. 1993: 33). De manera que
sea un vía para la educación y concientización de los miembros de la sociedad.
También está planteada la investigación cualitativa para el cambio institucional,
comunitario y social. Estos nuevos roles buscan fundamentar epistemológicamente
estas nuevas tendencias. Ya Sindín (2003) lo expone cuando señala que"
Recordemos la importancia de la transformación como criterio de validez en los
procesos de investigación-acción, así como de la cristalización del cambio como
indicador del nivel de incidencia e impacto del proceso (p200)

Las teorías y metodologías cualitativas en realidad no son nuevas tal como lo expone
Schwartz y Jacobs (1994), pero ocupaban un papel secundario o marginal en la
investigación social oficial En la actualidad buscan su implantación o reconocimiento
institucional como paradigmas cualitativos. Ya están adscritas a departamentos
universitarios, poseen revistas internacionales, realizan congresos y seminarios.

Innovación en el campo de la investigación cualitativa: el caso del Dr. Alejandro


Moreno

El Dr. Alejandro Moreno ha presentado toda una innovación en el campo de la


investigación cualitativa al estudiar la problemática de la familia Venezolana. Para esto
elimina el apriorismo epistemológico de origen Europeo, después de un análisis
epistemológico profundo (Moreno, 1995). Prefiere comenzar de cero. Es una especie
de epistemonauta que viaja, por mas de dos décadas por los espacios originales del
saber, se internaliza por los lugares de los acontecimientos, en los barrios donde vive
familia popular de Venezuela. Busca la episteme propia. Para luego intentar dar una
explicación comprensiva de la problemática. Desde el punto de vista gnoseológico
metodológico, presenta una dinámica donde existe comunidadde sujetos que
intercambian saberes para poder reconstruir el tejido social. Hay un intercambio de
roles entre el equipo que investiga y la historia de vida de quien se presta para dar a
conocer la historia de la sociedad. Hay cruces entre las historias. de los participantes.
No hay objeto de estudio como en la investigación cuantitativa, hay actores de la vida,
unos intelectuales, otros expertos en la universidad de la vida, que conviven y se
sientan a reflexionar, de igual a igual, en torno a la vida misma.

En ese intercambio de saberes no hay un protagonismo de la ciencia. Esta está


en el mismo plano que toda la cultura acumulada por los participantes. Por ello, en el
libro "Buscando Padre. Historia de Vida de Pedro Luis Luna" (2002), refleja una
integración entre la ciencia, las estrategias de investigación, la creación literaria, al
presentar tal cual la historia de vida, la reflexión, la inferencia y las conclusiones. El
libro, son dos libros a la vez, porque se puede leer bien como ciencia, bien como
novela.

El Dr. Alejandro Moreno construye ciencia social al aceptar los ideales de la


misma y trabajando con criterios de verdad que legitiman y le dan validez a sus
investigaciones. No se queda en la mera recopilación de los datos, busca cumplir el
ideal ontológico de la ciencia, como es el de lograr una explicación o interpretación
general o universal, sustentada y fundamentada de la realidad estudiada. De los datos
infiere lo que el denomina "las marcas guías".

Estas son tendencias que subyacen en las relaciones sociales estudiadas, las
mismas se han confirmado y se han mantenido a lo largo de la investigación. Es decir
el autor también acepta el postulado de la regularidad de los acontecimientos para
poder inferir el comportamiento constante o universal de los fenómenos de la realidad.
Una marca guía es el equivalente de las famosas leyes universales de la
epistemología de la modernidad. Pero establece si una gran diferencia. Las marcas
guías presentan una universalidad contextualizada, propia de las circunstancias
estudiadas, pero que poco a poco a medida que se van realizando nuevas
investigaciones se van presentando en realidades comunes para Venezuela y América
Latina El autor señala que "destacamos a continuación, entre dichos significados ( de
las marcas guía) los que nos parecen más generales, más abarcantes y más
fecundamente heurístico, esto es, más capaces de producir comprensión y de abrir
nuevas puertas al conocimiento" (Moreno, Luna y Equipo de Investigaciones del
Centro de Investigaciones Populares, 2002, p 339). No habla de experimentación,
como vía para la confirmación y búsqueda de pruebas y evidencias de las hipó tesis
como lo hacen los investigadores positivistas y empiristas. Pero habla de convivencia.
"Todo es convivencia ". Aquí es el sujeto de la historia quien formula la situación de la
investigación en términos de convivencia y no de observación o manipulación. Se
produce una transmutación al cambiarse las relaciones formales propias de los
investigadores a una convivencia relacional afectiva-convivial. "Aquí surge de una vez
la historia de vida y la investigación como historia e investigación convividas por
exigencia de la misma situación" (p 339). Es desde la convivencia intersubjetiva de
donde se infiere las relaciones estructurales que explican los problemas de la realidad.

No son irreconciliables el paradigma estructural y el cualitativo

A nivel institucional y epistemológico en las dos últimas décadas del siglo XX


se ha abierto una polémica entre el paradigma cuantitativo o estructural y el cualitativo,
de modo de lograr la hegemonía de uno o del otro. Las ciencias no explican datos o
fenómenos regulares y homogéneos, como lo plantean los paradigmas de la
modernidad como el funcionalismo o el marxismo, sino que comprenden o interpretan
los significados contextuales e históricos de los procesos sociales, señalan los
investigadores cualitativos. Como antecedentes de esta perspectiva tenemos a Dilthey
quien en 1883 en su libro "Introducción a las Ciencias del Espíritu". Planteaba la
necesidad de establecer una fundamentación propia para las ciencias humanas, de
modo de no imitar las ciencias naturales. Sostenía que las respuestas que Comte y los
positivistas, Stuart Mill y los empiristas dieron a la fundamentación de las ciencias del
espíritu mutilaban " la realidad histórica para acomodarla a los conceptos y métodos
de las ciencias de la naturaleza " (Dilthey, 1978, 5) También tenemos a Weber quien
en 1922 cuando le publicaron el libro Economía y Sociedad. ya planteaba la
investigación cualitativa con su teoría de la acción social. El método no puede ser el
mismo que en el campo de las Ciencias Naturales. La Hermenéutica se restableció
como método de investigación, tal como lo ha expuesto Habermas (1988, 1990) en
múltiples oportunidades. Existen nuevas reglas del método sociológico, señala
Giddnens (1993) al profundizar el alcance y aplicación de la hermenéutica. "La
producción de la sociedad –señala éste autor- es resultado de las destrezas
constituyentes activas de sus miembros, pero utiliza recursos y depende de
condiciones de los cuales los miembros no tienen noción... (Giddens. 1993: 161)

La dicotomía entre la explicación propia de los paradigmas de la modernidad y


comprensión como objetivo central de los paradigmas de la postmodernidad, pueden
converger tal como lo señala Gadamer (Koselleck y Gadamer 1997). Esta dicotomía
se da desde el investigador, porque desde el punto de vista ontológico la realidad es
una unidad. No es ni cuantitativa ni cualitativa, ni estructural ni subjetiva.

La convergencia entre ambas perspectivas aun no queda realmente


establecida. Hay varios intentos en particular. Por ejemplo para el autor la
convergencia debe plantearse admitiendo un postulado epistemológico gnoseológico
según el cual se abordan en las investigaciones diferentes dimensiones de la misma
realidad. Por ello, desde el punto de vista ontológico y gnoseológico simultáneo, el
postulado central el principio holístico, integral, donde se ubica en el centro de la
problemática al hombre mismo, de carne y hueso, en su mundo de vida, en su
subjetividad y en su estructuras socio históricas.

Hay otros autores que desde el punto de vista gnoseológico metodológico


plantean que la investigación cuantitativa y cualitativa posee la misma lógica
inferencial, en el sentido que se parte en una investigación por la pregunta, luego se
construye la teoría, y se analizan los datos. "Ambas tendencias parecen bastantes
diferentes y de hecho, a veces se consideran enfrentadas. Para nosotros, tales
diferencias sólo son una cuestión de estilo y de técnicas específicas" (King, Keohane y
Verba. 2000: 9- 10).

Tendencias de la investigación cualitativa en educación, gerencia y política

En educación emergen teorías del aprendizaje significativo que se han


denominado teorías constructivistas, frente al conductismo y al cognoscitivismo
(Gallego-Badillo: 1998). En relación a la investigación se han aplicado en el estudio de
los problemas de aprendizaje, a los estudios psicopedagógicos, la adaptación en la
escuela, el ambiente y la ecología, la formación del profesorado, al desarrollo
profesional cooperativo, a la auto-percepción social entre los alumnos entre otros
( Buendía, Colás y Hernández. 1998)

En gerencia se rescata el recurso humano como ente creativo, frente a la


burocracia. (Senge: 1992; Covey, Merril y Merril 1996),

En política se rescata el papel del ciudadano, en su comunidades y en un


contexto de descentralización, (Gonzalez y Schmidt: 1997; Gabaldón y Otros (1989)
etc.

OTROS PRINCIPIOS DEL PARADIGMA CUALITATIVO

A nivel de la teoría del conocimiento, la postmodernidad también fundamenta


nuevos principios. Así, eliminan la dicotomía entre sujeto y objeto. Estos componentes
del conocimiento no serán presentados por separado sino en su unidad, por lo que se
prefiere usar el término de participantes, como componentes de la matriz del
conocimiento. En ésta dirección la gnoseología se une a la axiología al asumir la
subjetividad y objetividad. Se acepta que el investigador afecta la realidad que estudia.
Se admite inclusive la intervención y el compromiso para generar cambios. Martínez
señala que "somos actores más bien que espectadores" (Martínez. 1997: 115). Estos
principios legitiman el uso de la investigación acción, participante o comunitaria. Donde
el norte es el conocer para transformar.

En este mismo terreno gnoseológico, se insiste en negar las verdades


absolutas o de certeza, proponiendo como ya explicábamos arriba que la ciencia
produce teorías plausibles , verosímiles, aproximativas, o corroboradas, siendo
siempre un conocimiento progresivo y relativo (Laudan: 1986). A nivel metodológico se
sostendrá el método no como técnica, sino como proceso de construcción de la
realidad.

Los criterios de verdad de la investigación cualitativa

Una de las dificultades que ha tenido la investigación cualitativa frente a la


cuantitativa es que no tienen una fortaleza en los criterios de verdad. La ventaja que
ofrece ésta última al ofrecer los criterios de verificación, de experimentación, de
confiabilidad y la validez estadística pone en discusión el alcance científico de la
investigación cualitativa. Hay instituciones educativas como departamentos
universitarios y centros de investigaciones que si no le presentan investigaciones con
cuadros o estadísticas no son calificadas como científicas, ni como artículos científicos
dignos de publicar, en el mejor de los casos le atribuyen el nombre de ensayos y no
mandan a los anexos de las revistas Y en el peor las llaman especulaciones. Sin
embargo, a pesar de esta debilidad, en la actualidad buscan conformar sus propios
criterios de verdad. Así se han venido trabajando en los criterios de:

Credibilidad,

Transferibilidad,

Formalidad

Y confirmabilidad.

Una de las técnicas que se utilizan para alcanzar la credibilidad es la triangulación.


Esta "consiste en recurrir a múltiples referentes a fin de concluir acerca de la verdad
de determinada información" (Polit y Hungler. 1995: 366).

En la misma dirección de la búsqueda de la fundamentación epistemológica de la


investigación cualitativa, referida sobre los criterios de validez, Sandín (2003, p 186,
193)) introduce la discusión sobre la representación (puede o no directamente la
realidad) y legitimidad (crítica a los criterios tradicionales de verdad) de la investigación
cualitativa tales como:

Verosimilitud,

Emocionalidad,

Responsabilidad personal,

Ética del cuidado,

Práctica política,

Diálogos con los participantes

Sandín, (2003, p 194) analizando a Lincoln sintetiza los llamados criterios emergentes
de calidad de la investigación tales como:

Estándares para juzgar la calidad establecidos en la comunidad investigativa,


perspectiva epistemológica, la comunidad como árbitro de la calidad, la voz, la
subjetividad, la reciprocidad, el compromiso social de la investigación, el compartir
privilegios.

Tanto Eulalia Pérez como Hellen Longino en González y Otros (Edit) (1997) introducen
los criterios de verdad de la investigación postmoderna, a partir de una perspectiva
feminista. En primer lugar cuestionan los criterios de la ciencia de la modernidad al
señalar que fueron elaborados por los hombres, pero que, los mismos no son ni los
únicos criterios, ni los mejores para fundamentar la ciencia. No son tales criterios
duros de la ciencia. " La tradición empirista utiliza un sentido de experiencia sensorial
empobrecido, que deja de lado el hecho de que la ciencia implica toda una comunidad
de investigadores complejamente interrelacionados" (P 20) En esta discusión intentan
superar la epistemología de la modernidad sintetizada por Kuhn en términos de los
criterios de precisión o adecuación empírica, coherencia interna y externa , amplitud,
simplicidad y fecundidad proponiendo los criterios de adecuación empírica, la
novedad, la heterogeneidad ontológica, la interacción mutua, la aplicabilidad a las
necesidades humanas y la difusión ( o expansión) del poder (p 20)

Como podrán observar la epistemología postmoderna se desplaza de una visión lógica


y racionalista hacia una visión social de la ciencia. Por ello la insistencia del autor de
este trabajo de constituir una epistemología integral, donde se toma en cuenta la
complejidad de la ciencia, tanto en sus dimensiones lógicas, como sociales e
históricas.
FILOSOFIA Y ETICA

En la postmodernidad al rescatar el compromiso del científico ante su ciencia y


ante la sociedad se restablece la ética y se pone adelante o a la par inclusive con
respecto de la ontología y la gnoseología. Se vuelve a constituir esta trilogía de
campos filosóficos para abordar la complejidad. En esta dirección se plantea la
emergencia de una nueva historia, donde el hombre junto a la naturaleza sean el
centro de todo, y como prioridad frente al Estado. Emerge como base de la
organización social, la sociedad civil comprometida. Fíjense como empiezan a
predominar los estudios de los valoresen la sociedad, en las organizaciones, en la
política, en la educación. Se trata de elaborar una ciencia con ética social que permita
como dice Bronowski el ascenso del hombre y no su involución como ocurrió cuando
se quiso imponer el poder absoluto en un solo hombre durante la segunda guerra
mundial. Este autor afirma categóricamente que "la ciencia constituye una forma de
conocimiento eminentemente humana" (Bronowski: 1979). Debemos superar el miedo
a la filosofía. Debemos superar la separación de la ciencia con la filosofía. Estamos
frente a la necesidad de conformar conocimientos integrales para abordar problemas
humanos.

Un ejemplo de investigación de la complejidad en educación

Como expresión de ésta nuevas tendencias podemos señalar como ejemplo la


educación. Esta ha venido siendo abordada hegemónicamente por la Pegadogía,
como disciplina autónoma. Esto ha significado un reduccionismo teórico y político ya
que los problemas estudiados se han enfrentado solo desde la óptica del proceso de
enseñanza aprendizaje. Han desfilado modas como el conductivismo y el
cognoscitivismo pero los problemas se mantienen intactos. Por otro lado, se han
acercado otras disciplinas como la Sociología de la Educación, la Psicología de la
Educación, etc. , pero aun proporcionando explicaciones importantes resultan ser
también parciales y reduccionistas que impiden una explicación y solución a la
problemática de la educación ( Méndez;1995). Se cree que el bajo rendimiento se
ataca mejorando los métodos didácticos o enseñándole a los alumnos métodos de
cómo aprender a aprender, que no son malos, todo lo contrario, pero dejan de lado,
por ejemplo, la totalidad que representa el sistema educativo y su entorno, no se
consideran simultáneamente la estructura curricular, la formación de los docentes, las
huelgas permanentes, la infraestructura, las necesidades de la comunidad, el
empobrecimiento de la población en general, los medios de comunicación masivos,
etc. La problemática de la educación es total, por si misma y en vinculación con la
sociedad y su historia. Se presentan no orden lineales y causales, sino múltiples
ordenes simultáneos, que a nuestro modo de ver se abordan de una manera sintética
desde la gerencia social y académica.. La realidad educativa es compleja, dinámica,
contradictoria, paradójica. Por tanto, desde el principio hay que abordarla desde la
totalidad, comprendiendo, acordando, interviniendo, quitando, experimentando, hasta
que emerja una nueva realidad educativa que responda a las necesidades de la
sociedad. En este sentido Méndez; (2001) ha venido proponiendo un modelo de
gerencia académica que sugiere abordar los problemas de la educación desde una
perspectiva holística, y para lograr cambios positivos elabora todo un plan formativo
que cambie la cultura organizacional burocrática por una participativa.

No solo en la educación exige enfoques integrales, sino también, la problemática del


ambiente, la convivencia humana, el estado, entre otros.

RACIONALIDAD Y ESPIRITUALIDAD

La nueva concepción de la ciencia llega a nuevas fronteras que permiten el


diálogo con otros saberes y perspectivas. Capra (1982, 1992, 1998) expone su teoría
unificada entre el oriente y occidente. Ya en su libro el Tao de la Física (1992) expone
que "los dos fundamentos de la Física del siglo XX – teoría cuántica y la teoría de la
relatividad- nos obligan a ver el mundo mucho más a la manera en que un hindú,
budista o taoista lo ven" (Capra.1992: 25). Así mismo, dice que "la nueva física es
parte integral de una nueva visión del mundo que ahora está apareciendo en todas las
ciencias y la sociedad. La nueva visión del mundo es una visión del mundo ecológica
fundamentada, en definitiva, en la consciencia espiritual" (Capra 1992: 371). Morín
también reconoce esta dimensión del hombre cuando señala que "existe en nuestra
subjetividad humana ese lugar habitado por las nociones de alma, espíritu,...
(Morin.1994. 81) David Bohm propicia un diálogo con el místico Krishmamurti
(Krishmamurti: 1984). Grof (1991) elaboró un libro que "reunía prominentes
representantes de la ciencia y de las grandes tradiciones espirituales para explorar, en
diálogo abierto, la rápidamente creciente convergencia entre las antiguas enseñanzas
y la ciencia moderna, y entre el pensamiento oriental y el pragmatismo occidental"
(Grof.1991: x). Hay un encuentro entre la racionalidad y la espiritualidad. El
pensamiento con el sentimiento. Ciencia y sentido común. Verdad y estética. Lo
verdadero con lo bello. Aparece la vida del humano como prioridad, junto con la
naturaleza. Se está presentando una complementariedad de perspectivas. La
aceptación de ideologías contrarias. La síntesis de la vida. En vez de proclamar la
expresión de Descartes "Pienso y luego existo", se proclamaría el : "Vivimos existiendo
para defender la vida, para valorarla, para sentirla, para compartirla"

Hay autores que presentan una integración entre los valores que conducen a una
mejor calidad de vida, estableciendo todo un proceso de convivencia humana.. Entre
otros, tenemos a Gandhi, desde la India, quien fue un ejemplo de lograr la
independencia de su nación bajo el signo de la no violencia, y en la actualidad Sai
Baba ( 1995), maestro y guía y para muchos el nuevo avatar, y quien ha venido
trabajando en la propuesta de una educación basada en los valores de la verdad, la
paz, el amor, la rectitud y la no violencia. Igualmente hay que reconocer el esfuerzo
realizado por el Papa Juan Pablo II, al generar encuentros para la paz, en todo el
mundo.

Un aspecto fundamental de la postmodernidad es precisamente ese encuentro, ese


diálogo con todos los saberes culturales.

 Como analizar y construir el discurso científico a partir de la


epistemología

LÓGICA Y ESTRUCTURA DE LA INFORMACIÓN CIENTÍFICA:

Sabiendo que el producto de la ciencia es la teoría, la cual se presenta ante


nuestros ojos como un conjunto extenso y hasta difusa y complicada información, es
susceptible de analizarla epistemológicamente para comprenderla y superarla si es
posible, para ello hemos elaborado el presente capitulo donde presentamos algunas
recomendaciones que lo guiarán para que usted no naufrague ante las olas de la
información cultural en general y científica en particular.

El análisis epistemológico trata de reconstruir la lógica unitaria o integral


del pensamiento científico expresado en las diferentes teorías escritas, sean
libros, artículos científicos, monografías, ponencias, es decir, un documento en general
sujeto al análisis teórico. La lógica nos ayuda a descubrir la arquitectura del
pensamiento científico. Esta arquitectura una vez construida es única, constituye una
unidad, un sistema, pero que por medio del análisis podemos encontrar dos planos,
que para los efectos de la ciencia deben aparecer explícitamente en el discurso, o
pueden aparecer entremezclados, y en último término uno de ellos, puede aparecer
implícito en el otro. El primer plano lo denominaremos plano de la sustentación de la
teoría o la tesis y el segundo, plano de la fundamentación.

El PLANO DE LA SUSTENTACION:

El primer plano del discurso científico se encuentran tanto la tesis central como
las proposiciones o argumentos que la sustentan.

La tesis central es razonamiento compuesto por un argumento formado por dos o


más proposiciones que explican, interpretan o predicen la problemática seleccionada.
Contiene el tema o problema de estudio, y las razones que lo explican o interpretan.
Generalmente tiene uno o dos principios de fundamentos claves.

Puede ser presentada en forma normal o compuesta. Es normal cuando solo


incluye la explicación directa del autor, y es compuesta cuando se le agrega otras
proposiciones de carácter crítico que también explican el problema pero de otra
manera. También como tesis compuesta tenemos cuando el autor desarrolla nudos de
tesis en todo el texto que revelan la complejidad del discurso científico.

Por ejemplo.

Se selecciona el tema de desarrollo. Un autor pudiera explicar el desarrollo en


términos de desarrollo humano y considera que se alcanzaría a partir de una
redefinición de las relaciones entre gobierno, estado y economía (Melean 1995). Esta
sería una tesis sencilla. La Compuesta sería: Hasta ahora el desarrollo se ha explicado
en términos del desarrollismo o en términos neoliberales, frente a esto el desarrollo
debe enfocarse como desarrollo humano el cual se alcanzaría a partir de una
redefinición de las relaciones entre gobierno, la economía y la sociedad civil

La tesis que contiene la explicación debe estar respaldada o sustentada por un


conjunto de argumentos y/o proposiciones o datos que la hagan fuerte, creíble,
verdadera, o verosímil.

Un razonamiento es un conjunto de proposiciones que aparecen de manera orgánica y


sistemáticamente enlazadas. En todo el discurso podrán haber redes de
razonamientos, los cuales pueden seguir dos patrones: un patrón de la lógica formal,
donde un argumento bien construido puede ser deductivo o inductivo. Es deductivo
cuando la conclusión es una proposición que se infiere de las proposiciones
universales o particulares que se consideran como premisas o antecedentes.

Por ejemplo.

 Premisa universal: Todos los hombres son mortales

 Premisa particular: Sócrates es hombre

Por lo tanto, o en conclusión, Sócrates es mortal

Un razonamiento es inductivo cuando la conclusión de carácter universal se infiere de


proposiciones particulares

También se pueden utilizar patrones provenientes de los modelos matemáticos o


estadístico. También existen patrones de argumentos cualitativos o de construcción
cualitativa que parte de conceptos y proposiciones primitivas hasta llegar a conceptos
y proposiciones fenoménicas o estructurales como por ejemplo, la acción, sus tipos, de
allí pasa a la acción social y sus tipos hasta llegar a las relaciones sociales y sus tipos
para comprender por ejemplo los tipos de dominación que existen en las sociedades,
como lo explica Max Weber en su teoría sociológica.
En este plano del contenido o plano de la sustentación, los argumentos deben de
expandir o desarrollar el contenido de la tesis central o planteamiento central. En el
ejemplo sobre el desarrollo se deberá definir los distintos conceptos de desarrollo
provenientes de las teorías o paradigmas disponibles, hacer una contrastación y
seleccionar el que mejor se adapte a la explicación. Seguidamente se deberá discutir
críticamente, en el caso de la tesis doctoral, las teorías sobre el Estado, la economía y
la sociedad civil. O delimitar cual de las dimensiones seleccionadas se incluirán en
todo el trabajo, se hace una especie de delimitación conceptual. De lo contrario este
discurso será inconsistente y débil en la explicación en el plano de la sustentación.

El PLANO DE LA FUNDAMENTACION:

En el segundo plano, denominado plano epistemológico o plano de la


fundamentación, se encuentran los principios utilizados por el investigador para
construir y fundamentar su edificio científico, es decir su teoría, sea ésta una
explicación, una interpretación o una predicción. Todo principio debe quedar explícito o
definido, explicado o justificado en proposiciones o argumentos.

Un principio alude a una concepción primaria de la realidad o del conocimiento. Señala


una visión de la realidad, del conocimiento, o de los valores, que asume el
investigador, de manera consciente o inconsciente, la cual se articula de manera
explícita o están fundidas en el discurso en el plano del contenido. No están separados
los conceptos del plano del contenido con los conceptos del plano epistemológico.
Siempre será una unidad el discurso científico, y debe comprenderse en su totalidad.
Los principios son como moldes conceptuales a partir de los cuales se van
construyendo conceptos sobre de la realidad, sobre el conocimiento o sobre los
valores. Conforman el núcleo o la semilla del razonamiento del autor en el plano de la
ciencia. Cuando hacemos las dos divisiones de los dos planos es porque hasta la
fecha a nivel institucional se ha dado a entender la ciencia como una actividad racional
que se da porque solo utiliza un método, el llamado método científico. La ciencia es
más que método, contiene una filosofía que asume directa o indirectamente el
investigador. Dicha filosofía o cosmovisión articula toda la explicación de la ciencia.
Entre la filosofía y la ciencia hay relación de continuidad. Como de la madre al hijo.

El análisis epistemológico ayuda a descubrir los principios en el plano del


conocimiento. Estos buscan determinar o justificar la verdad de una teoría mediante la
construcción de los criterios de verdad que la soportan, En la medida en que se va
adquiriendo destrezas en el análisis epistemológico, el autor descubre en el primer
análisis los fundamentos epistemológicos y cuando va a exponer, lo hace conjugando
o presentando simultáneamente el plano epistemológico y el plano de contenido.

Operativamente se detecta primero el plano de la sustentación y luego el de la


fundamentación. Si este último está implícito deberá el analista señalar este vacío en
el informe que está haciendo. Inmediatamente señala que intentará inferirlos del plano
de la sustentación, de modo que este plano sirve de materia prima para el análisis
epistemológico.

Veamos el siguiente gráfico.

Gráfico 1

ARQUITECTURA DEL DISCURSO CIENTIFICO

TESIS CENTRAL

PLANO DE LA SUSTENTACION

ARGUMENTOS

PLANO DE LA FUNDAMENTACION

ARGUMENTOS

Objetivos del análisis epistemológico

Los objetivos son:

- Determinar las fortalezas y debilidades de la informacióncientífica en términos


de las siguientes propiedades

- Coherencia,

- Completitud:

- Por consistencia interna o paradigmática

- Por consistencia externa, de frontera o epistemológica

- Alcance explicativo

_ Pertinencia

De la conjugación de los planos de sustentación y de fundamentación, se busca en


primer lugar, determinar tanto el aporte o fortalezas como las debilidades de la teoría,
así mismo se busca determinar el nivel de aporte o de avance científico logrado por la
teoría en su explicación de la realidad, en ese momento. Y esto se descubre cuando el
analista o el epistemólogo logra ubicar al discurso en una frontera o estadio de
evolución que ha tendido la ciencia, evolución que ha logrado detectar la
epistemología integral, donde se asume el carácter lógico e histórico de dicha ciencia.
Ver al respecto el capitulo 1 de este libro.

En segundo lugar, busca superar dicha teoría o las teorías previas o analizadas
mediante a la producción y/o creación de una nueva con sustentos y fundamentos más
sólidos. Para que el lector visualice estos momentos, véase por ejemplo los trabajos
clásicos de Merton, en sociología, Marx en economía y política y Keynes en economía,
y de Kliksberg en Administración.

El primero momento de búsqueda de las fortalezas y debilidades, se corresponde a un


momento crítico, al estilo de un Popper en su Lógica de la Investigación Científica,
cuando fundamenta el conocimiento en base a la refutación. Se busca el mejor
sustento y la mejor fundamentación posible, de manera de hacer de la teoría una
teoría competitiva, capaz de explicar de la mejor manera posible el problema de
investigación. Esto es un desafío para el investigador.

No se trata de cerrarse en un solo modelo o a su combinación, se trata de razonar el


mejor modelo para el problema que se esta investigando. En el estadio actual de la
ciencia no hay verdades absolutas, sino verdades múltiples de un mismo problema por
lo que la mejor teoría es aquella que ha soportado y superado las mayores críticas que
se han hecho para ser para ser eliminada o refutada y aquella que presenta la mayor
sustentación y fundamentación posible. Esto tiene que ver con la consistencia de los
dos planos. Debe estar planteado que las proporciones sean necesarias y suficientes
para explicar el problema.

El segundo momento corresponde a un momento creativo, cuando el investigador


logra articular por medio de su razonamiento y/o intuición o creatividad, una nueva
explicación o interpretación o predicción, debidamente sustentada y fundamentada.
Aquí no hay reglas. Según esto, el segundo objetivo del análisis epistemológico, es el
de tratar de descubrir o crear nuevos patrones de explicación o de razonamientos..

Tanto los momentos críticos o reconstructivos como los creativos o generativos del
conocimiento, el investigador trata de determinar en cada caso las propiedades de la
teoría: la coherencia, la completitud, la consistencia, el alcance explicativo y la
pertinencia social histórica de la misma.

LAS PROPIEDADES DEL DISCURSO CIENTÍFICO:


Las propiedades son: la coherencia, la completitud, la consistencia
paradigmática, la consistencia epistemológica, el alcance explicativo, la pertinencia.
Expliquemos cada una

LA COHERENCIA:

La coherencia se refiere a la lógica gramatical o lingüística o sintáctica del


discurso. Es decir, toda teoría es construida con un lenguaje específico, con cierto
orden en la exposición, donde las proposiciones se enlazan y se complementan unas
a otras formando razonamientos o redes de razonamientos que le dan organización y
coherencia al discurso, por medio de conectivos determinados desde el principio hasta
el fin. Es decir logra establecer una red de argumentos y razonamientos

Por ejemplo se da un argumento, luego se pasa a otros y finalmente se llega a una a


conclusión. Esta se extrae o se de las anteriores. Se presenta un problema, luego se
exponen las razones de su constitución, así como la estructura que tiene, las
consecuencias, etc.

LA COMPLETITUD:

La completitud se refiere tanto a la lógica del contenido o a la sustancia del


discurso, así como a su fundamentación. Corresponde a un nivel de análisis
hermenéutico, donde se determina, en primer lugar, si en el plano del contenido se
presenta todas las proposiciones necesarias y suficientes para explicar el problema En
segundo lugar, se determina si en el plano de la fundamentación se presentan todos
los principios necesarios y suficientes para construir los criterios fundacionales del
conocimiento científico, o en particular los criterios de verdad del conocimiento
científico.

LA CONSISTENCIA PARADIGMATICA:

La completitud lleva a la consistencia interna y externa del discurso. Es interna


cuando se determina si dentro del patrón epistemológico, por ejemplo el causalista o
un patrón teórico, como por ejemplo el positivismo, el autor sigue o llena todos los
extremos de esos patrones. Se desarrolla una explicación a partir del último avance o
versión del paradigma utilizado. No es igual un patrón causalista en términos de
encadenamiento causal que uno de tipo unicausal. No es lo mismo un diseño
experimental que solo utilice una muestra al azar simple que un diseño compuesto por
dos o mas muestras probabilísticas, o una encuesta se que pase de manera
longitudinal o solamente se pasa de manera trasversal A este tipo de consistencia la
llamaremos consistencia paradigmática.

LA CONSISTENCIA EPISTEMOLÓGICA:

La consistencia es externa cuando se determina en que estadio o frontera del


desarrollo de la ciencia se ubica el discurso. Si por ejemplo el problema se abordó en
las fronteras originarias de la ciencia moderna, entonces es un discurso inconsistente,
frente a los nuevos desarrollos epistemológicos y teóricos que ha seguido una ciencia
o una problemática determinada. es decir se determina el significado semántico y
pragmático del discurso. A este tipo de consistencia, la llamaremos consistencia
epistemológica o de frontera, pues se encuentra en la vanguardia de la ciencia en la
actualidad. Ahora bien, una investigación puede tener consistencia interna, más no
externa. Para tener validez tendría que refundamentar el paradigma que esté
utilizando y discutir la validez de los paradigmas actuales de vanguardia. En todos los
casos, se tiene siempre que fundamentar el conocimiento científico.

Esto nos lleva a la siguiente propiedad

ALCANCE EXPLICATIVO

Este se refiere al grado de universalización o de abstracción del discurso.


Podemos decir que existen tres clases de discurso o teoría: Uno de alcance inmediato,
donde solo se explica o se describa el problema en la misma dimensión donde se
estudió. Por ejemplo, se investigó el problema de la violencia escolar en la zona uno
del municipio escolar de Maracaibo. Las conclusiones son solo para este caso. El
segundo de alcance medio, donde se estudie el problema de la violencia dentro de un
programa de investigación sobre integración del sistema educativo en el Estado Zulia.
Y finalmente de alcance universal, cuando se explica el problema en su interrelación
con la culturaen el ámbito Venezolano y/o Latinoamericano, o mundial. Esta
clasificación solo busca orientar la búsqueda del alcance de la teoría, se puede
ampliar en Merton, en su Libro Teoría y Estructura Sociales (1980, 56 y ss)

LA PERTINENCIA

La pertinencia se refiere al nivel de vigencia que tiene una teoría en la


coyuntura científica y real social actual o en el momento en que se está realizando la
investigación. Se analiza si la teoría analizada contempla los elementos coyunturales
y/o estructurales de la realidad. Se trata de determinar su utilidad teórica y social a
nivel de aplicación o comprensión. La pertinencia es importante porque permite
rescatar planteamientos ya efectuados en contextos y tiempos diferentes a la
investigación. Permite rastrear los textos originales o clásicos sobre el problema. Esto
supera aquella idea según la cual solo se deben incorporar los textos de reciente
publicación. No descartamos esto por supuesto. Pero negarse a estudiar otros textos
ya publicados impediría valorar en que medida lo nuevo es realmente nuevo y lo viejo
es realmente viejo. Puede ocurrir todo lo contrario.

La pertinencia tiene que ver también con la selección de nuevos problemas o


problemáticas aun no estudiadas pero que se están presentando como inéditas en la
propia realidad.

Todo discurso científico debería contener explícitamente el plano epistemológico ya


que es la única vía para fundamentarlo como tal. Recordemos que dentro de la
diversidad de saberes, la ciencia, como actividad racional, se ha venido construyendo
históricamente precisamente explicitando sus supuestos, mientras que otros saberes
han ganado terreno en otros planos, como en el de la fe, en la estética, o en la
costumbre.

DISCURSO CIENTÍFICO VS DISCURSO IDEOLÓGICO:

Un discurso científico es consistente lógicamente, mientras que un discurso


ideológico es falaz e inconsistente porque su fuente es la repetición, la sugestión, y en
la retórica. Busca convencer a un público determinado. No busca la verdad universal
sino la verdad de quien lo enuncia Sin embargo la no presentación explícita de los
supuestos no invalida el discurso, ni tampoco se puede calificar como ideológico. Un
discurso al ser construido racionalmente o empíricamente bajo un determinado patrón
lógico es válido y por lo tanto se acerca al ideal científico. Dicho patrón lógico se
efectúa en base a la realidad, en base al mundo de lo real, mientras que un discurso
ideológico el propósito es manipular, convencer emotivamente al público, de manera
que asuma como una necesidad natural una posición determinada. Ahora bien, se han
encontrado discursos que se les atribuye el nombre de científicos, pero que al no
basarse en un patrón lógico, caen en grandes inconsistencia al remitirse a citas
indiferenciadas de una cantidad heterogénea de autores, dándolos por válidos por el
hecho de ser citados. O recurren a la tecnología de la investigación, pero sin
fundamentación. Por ejemplo, para el primer caso, alguien está estudiando la
economía y cuando va a explicarla toma, sin análisis epistemológico, lo que dice un
Maza Zavala, experto en economía. Y dan por válida la explicación. Y Esto es falaz,
esto es falso epistemológicamente. Un ejemplo del segundo caso, es que se
selecciona la ciencia estadística, se extrae una muestra, y los resultados son tan
descriptivos que no tienen que ver con el sentido original de la estadística al basarse
en el cálculo de probabilidades. Esto también es falaz, también es falso.

Por experiencia el análisis epistemológico también se puede utilizar para analizar el


discurso político y el discurso ideológico en general. Estos últimos poseen de manera
implícita o explicita los fundamentos ontológicos y axiológicos. Y se pueden rastrear
los fundamentos gnoseológicos. Ambos tipos de discursos pueden inclusive basarse
en el discurso científico.

PROCEDIMIENTOS DE ANÁLISIS:

De estar implícitos el nivel epistemológico, el analista deberá, indicarlo: El


autor de x teoría no explicita sus principios". Establecer esto, ya es un aporte
dentro de la evolución del pensamiento científico, porque genera cierta clasificación y/
o estado del conocimiento encontrado durante el análisis. Luego procederá a inferir del
plano de contenido los supuestos utilizados, procede a reconstruir, supuesto por
supuesto, hasta dar con el paradigma o teoría utilizada por el autor. Es decir su
buscan todos los supuestos para determinar su ubicación, clasificación y
estructuración dentro de las fronteras originales, medias o avanzadas de la ciencia o
del conocimiento en general.

En cada definición, en cada concepto utilizado, en cada argumentación utilizada en el


plano de la sustentación hay pistas para determinar los supuestos. De ésta manera se
evita el prejuicio de calificar o descalificar a priori un autor si ya se conoce. El plano de
la sustentación es la materia prima para efectuar el análisis epistemológico.

Por ello, en el desarrollo de investigadores, una vez adquirida la formación


epistemológica, se pasa a ejercicios en el primer plano, el de la sustentación.

Existen claves en las distintas proposiciones del plano del contenido.

Por ejemplo:

"El estudio efectuado a partir de una muestra y una encuesta, confirma que las
huelgas obreras son una consecuencia de los bajos salarios ".

Esta proposición representa una teoría y por lo corta que es, solo tiene tesis
central, que explica un problema como lo es la huelga a partir de los salarios. Esa tesis
solo tiene explícitamente el plano de la sustentación. Observemos el carácter
fenoménico del estudio, tanto la huelga como los salarios son fenómenos, es decir
todas aquellas características de la realidad susceptibles de observar, de modo que el
carácter fenoménico de la realidad es un principio de carácter ontológico Luego se
constata cómo el autor de la tesis vincula el fenómeno huelga, con otro fenómeno,
bajos salarios, a través de la expresión: " son consecuencia". Aquí detectamos el
principio ontológico causal. Tenemos entonces que hay dos principios utilizados que
aparecen implícitos como el principio fenoménico y el causal. . Si observamos las
palabras muestra y encuesta nos damos cuenta que son instrumentos de
investigación, luego entonces inferimos que el fundamento gnoseológico fue el
principio según el cual la verdad es un reflejo del objeto de estudio y que la esencia del
conocimiento científico es el propio objeto de estudio y no sujeto, y la vía utilizada es la
muestra y la encuesta, de modo que el fundamento utilizado es el empírico en este
caso. Todos estos principios van configurando un paradigma explicativo utilizado tanto
en las ciencias naturales como sociales. El propósito no es solo encontrar el
paradigma, sino el de determinar la fortaleza y la debilidad del mismo para explicar el
problema en estudio. Sin embargo, la expresión es incompleta, y se refiere a una tesis
central que no posee ni elementos de sustentación ni de fundamentación explícitos.
Esto va revelando una teoría débil al interior de la ciencia. Por lo tanto a pesar de la
coherencia, el discurso es incompleto e inconsistente o muy débil.

Por ejemplo, un discurso presenta una explicación sistémica sobre el problema del
rendimiento estudiantil. Si es consistente y completo deberá contemplar en alguna
parte del discurso porqué utilizó el principio de sistema para darle fundamento
epistemológico, luego deberá seguir la metodología sistémica. Deberá entonces
identificar el microsistema (la sociedad) que impacta e incide en el problema del
rendimiento. Después deberá analizar a su interior el sistema problema, en este caso
el sistema educativo, y dentro de él, los subsistemas de docencia, investigación,
extensión, departamentos, jerarquía, etc., y finalmente deberá explicar el impacto de
ese sistema en el macro sistema.

Como se puede observar la reconstrucción del pensamiento científico supone


en primer lugar, una deconstrucción, en otras palabras se refiere a un análisis
pormenorizado del discurso, y de este análisis va saliendo la construcción o
arquitectura del pensamiento del autor del documento. Es decir, se determina la lógica
o plano del discurso. La lógica se refiere a un patrón de razonamiento que sigue el
autor en el plano del contenido., fundamentado desde el plano epistemológico.

Puede ocurrir que solo enuncie su concepción sistemática, pero no la define y


puede terminar entonces razonando dentro de un patrón empirista. También puede
ocurrir que solo aborde una parte del paradigma sistémico. Estos casos revelan vacíos
tanto en el contenido como en el epistemológico.

Esto no solo es importante determinarlo para saber el grado explicativo de la


teoría analizada, sino que también es útil para clasificar todo el material disponible. Por
ejemplo, se puede determinar que los principios positivistas son seguidos por una
cantidad determinada de autores nacionales o internacionales, en revistas arbitradas o
en libros. Esto permite su vez medir el grado de producción o reproducción del
conocimiento de varias revistas, de varios libros, de varios institutos de investigaciones
o de varias universidades.

En este sentido, el análisis epistemológico impide naufragar, frustrarse o


abandonar la investigación científica, ya que permite descubrir los patrones de
razonamiento y de construcción del una cantidad infinita de documentos. Dentro de las
ciencias sociales hay dos patrones globales de investigación, el moderno y el
postmoderno, y dentro del moderno los paradigmas se pueden reducir al positivismo y
al materialismo histórico, y si amplias la cobertura explicativa, los paradigmas son,
además de los anteriores, el funcionalista, el estructural funcionalista, el estructuralista,
el racionalista, el cibernético, y dentro de la post- modernidad predomina el etno-
metodológico y el fenomenológico tanto de origen francés con el paradigma de las
representaciones sociales como el americano

El análisis de la coherencia, de la completitud, de la consistencia, del alcance y


de la pertinencia se hace respecto a una teoría, respecto a un paradigma, o respecto a
unos principios, o a unos supuestos utilizados.

Se utiliza el concepto de paradigma en el sentido Kunhniano, es decir, como


modelos generativos de explicación de lo real aceptados como verdaderos al interior
de una comunidad científica

El análisis epistemológico entonces determina el grado de originalidad respecto


al conocimiento científico acumulado, por lo que insistimos en la formación previa a
nivel epistemológico por parte del investigador y del analista. Igualmente se detectan
las fortalezas y debilidades de la teoría analizada. Una fortaleza se refiere al grado de
conocimiento que aporta el autor al momento de explicar, interpretar o predecir el
problema o la realidad estudiada. Es el valor agregado. Mientras que las debilidades
se refieren a los vacíos tanto de forma como de contenido, tanto en la sustentación
como en la fundamentación respecto al problema o problemática estudiada.
LOS VACÍOS EPISTEMOLÓGICOS

Un vacío es de forma cuando un razonamiento tiene problemas en la redacción


y coherencia entre sus términos o conceptos. Mientras que un vacío es de contenido
cuando el razonamiento queda corto, en el contexto del paradigma o principio
utilizado, es decir, la red conceptual utilizada está incompleta. Este vacío se refiere a
las propiedades del discurso ya explicado anteriormente.

Los vacíos de contenido pueden ser de varios tipos:

1- No están explícitos los conceptos del plano del contenido.

2- No están explícitos los principios del plano epistemológicos

3- Están explícitos los principios epistemológicos pero no están definidos

4- Se asumen los anteriores sin asumir un criterio refutativo o crítico.

5-El autor no sigue un patrón epistemológico definido:

5.1- Es incoherente y cita sin justificación autores o datos

5.2- es confuso y disperso.

6- Utiliza de manera apriorística un paradigma, ahogando la explicación del


problema

7- El vacío de la teoría con respecto al grado de evolución que ha tenido la


ciencia, desde sus inicios hasta las fronteras actuales. No es lo mismo abordar un
problema desde el punto de vista causal, utilizado en los estadios y fronteras iniciales
de la ciencia, que de manera holística, como se aborda en la actualidad. En ambos
casos es necesario fundamentar el uso de los principios.

8- El vacío con respecto al uso explicito o no de un paradigma o de un modelo


científico o de unos supuestos ya reconocidos. Si utiliza el paradigma empírico
positivista, debería hacerlo en su expresión más completa o acabada. En ese sentido
puede ser completo o incompleto, consistente o inconsistente el uso del paradigma.

9-Vacío respecto a la forma cómo la teoría aborda el problema de


investigación, si es unidisciplinario, inter, multi o transdisciplinario, y si la tiene o no
justificación este punto de abordaje. Por ejemplo, si es unidisciplinario deberá
fundamentar adecuadamente el uso de esta perspectiva para explicar completamente
el problema. Si es transdisciplinario también. O si aborda desde la totalidad un
problema, pero justifica provisionalmente el uso de una disciplina.

10- Vacíos con respecto a los componentes de la realidad misma. Por ejemplo,
un discurso científico que estudie la globalización, si no incluye los factores que
aparecieron después del 11 de septiembre del 2001, presentará grandes vacíos de
comprensión de fenómeno que está analizando

Al identificar las fortalezas y debilidades o los vacíos, el análisis epistemológico busca


determinar el alcance explicativo, o interpretativo o predictivo de la teoría. A mayores
fortalezas, el alcance explicativo y vigencia de la teoría se hacer mas consistente y
fuerte Pero las posibilidades de creación de nuevo conocimiento se hacen mas
limitadas. o el aporte se limita o se ve trastocado o disminuido. O las exigencias se
hacen mayores. Mientras que a mayores vacíos epistemológicos, el aporte se hace
mas fácil o menos difícil.

En todos los casos es necesario redefinir la arquitectura, los planos, las fronteras del
conocimiento acumulado, si uno logra llenar los vacíos o lograr rearticular la red
conceptual del autor analizado, o lograr armar una nueva red conceptual. Es posible,
inclusive crear o inventar una nueva frontera de la ciencia. En realidad existe siempre
una dialéctica, una tensión dinámica entre el investigador, la teoría existente, la
dinámica de la realidad estudiada y la nueva teoría propuesta por el investigador.

Tipos de teorías científicas según el grado de aporte generado

Existen cuatro tipos de teorías científicas. La teoría ideal es la que se realiza en


los estudios doctorales, por lo que esta clasificación abarca fundamentalmente las
tesis a este nivel, aunque no quita que en otros niveles se produzca un conocimiento
debidamente sustentado y fundamentado.
Los tipos de tesis son: las de ruptura, las de continuidad, las de complementariedad y
las de integración paradigmática

A nivel doctoral se aspira a la producción de una nueva teoría, se busca entonces una
ruptura epistemológica al estilo que lo propone un Gastón Bachelard. Es decir, generar
un nuevo paradigma al interior de la ciencia. Pero no solo se puede alcanzar esta
frontera límite, sino que existirían opciones intermedias también, ampliando o abriendo
nuevas fronteras. Así tenemos las tesis por continuidad. Esta tesis puede establecer
una explicación más clara respecto a la tesis fundamentadora o previa. Por ejemplo,
se explicita o se aclaran conceptos y proposiciones de una paradigma reconocido, o
puede se una aplicación a nuevas situaciones problemáticas.

La tesis por complementariedad asume un paradigma determinado, amplían su núcleo


epistemológico o teórico, y permiten una explicación mas clara a nuevos problemas de
la realidad. Estas tesis le dan una nueva cobertura explicativa a un paradigma ya
reconocido.

Las tesis por integración paradigmática o de perspectivas, logrando una explicación


original fundamentada en una síntesis de los paradigmas previos. Puede ser llamado
tesis ecléctica o integral

Lo que caracteriza y define una tesis doctoral no es que estudie un tema o problema
original, ya que puede hacerlo desde un paradigma reconocido y en verdad no
agregue nada, ni tampoco impide que se estudie un tema o problema ya estudiado, ya
que puede hacerlo igualmente desde un paradigma reconocido.

Lo que la define una tesis doctoral, es su capacidad de innovación o trascendencia y/o


ruptura y crítica con respecto a las tesis existentes, así como su capacidad explicativa
original del problema o problemática de estudio. Tanto la sustentación como la
fundamentación de la tesis doctoral es crítica y justificadora de una nueva explicación
o interpretación. Mientras que una tesis de magíster se caracteriza por el estudio de
una problemática debidamente sustentada y fundamentada explícitamente desde un
paradigma determinado. Se busca con mayor énfasis un perfil de analista, mientras
que a nivel doctoral, el perfil es de investigador científico.

Guía para el análisis epistemológico del discurso científico

JUSTIFICACIÓN

Esta guía, basada en el capitulo anterior y en los puntos desarrollados


anteriormente en este capítulo presenta un esquema que orientará en la
reconstrucción y construcción del conocimiento científico. Estas dos facetas deben ser
claramente diferenciadas de la simple acumulación del conocimiento existente así
como de los resúmenes explicativos, o de las narraciones teóricas. Son útiles e
importantes naturalmente pero no cumplen todos los requisitos de la ciencia
fundamentada.

La reconstrucción y construcción son dos procesos y momentos críticos y creativos de


la ciencia. Esto no quiere decir que los resúmenes o acumulación del conocimiento
carezcan de validez o dejen de tener su importancia. Hasta un diccionario que puede
tener todos los conceptos de una ciencia, a pesar que no explican la realidad, son
útiles para del desarrollo de la misma ciencia.

OBJETIVOS DEL ANÁLISIS EPISTEMOLÓGICO

DETERMINAR LAS FORTALEZAS Y DEBILIDADES DEL DISCURSO TANTO EN EL


PLANO DE LA SUSTENTACION COMO EN EL PLANO DE LA FUNDAMENTACIÓN

PROCEDIMIENTOS DEL ANÁLISIS EPISTEMOLÓGICO

A- DETERMINE LA ESTRUCTURA DEL DISCURSO CIENTIFICO.

1- Determine el plano del contenido TEÓRICO Y METODOLÓGICO DEL


DISCURSO CIENTÍFICO

2- OBJETIVO: DETERMINAR LA LÓGICA DEL DISCURSO CIENTIFICO


EN LOS SIGUIENTES TÉRMINOS:

Una teoría es un cuerpo conceptual sólido, y su comprensión abarca toda su


extensión. Sin embargo es posible identificar un núcleo central que llamaremos tesis
central y un conjunto de proposiciones o argumentos que la sustentan o soportan

1.1.- Determinar la Tesis central de la teoría:

Esta constituye una la proposición que explica el problema, el fenómeno o proceso


estudiado. Es una proposición sintética que define la parte medular de la teoría. Se
identifica por el uso o aplicación explicito o implícito de algún principio epistemológico
ontológico. Identifique primero el tema o problema a explicar, luego determine o
encuentre la explicación, es decir las proposiciones que dan cuenta del problema

1.2- Determinar la sustentación de la tesis central.


La sustentación se refiere al conjunto de proposiciones o datos que estructuran la
cadena de razonamientos a favor de la tesis central. Hay proposiciones o argumentos
positivos y negativos.

1.2.1-Determine los argumentos positivos

Los argumentos positivos son proposiciones que apoyan, sustentan o desarrollan la


tesis central. Se pueden construir en el razonamiento del propio autor, o en
paradigmas, modelos, teorías, metodologías o técnicas ya utilizadas previamente. Los
datos positivos, son datos o estadísticas que apoyan, sustentan o desarrollan la tesis
central.

1.2.1- Determine los argumentos los negativos.

Los argumentos negativos son proposiciones que critican o niegan otras tesis de otros
autores que igualmente pretenden explicar el problema en estudio, pero que carecen
de fundamentos o de fortalezas teóricas, metodológicas o técnicas.

No confundir, proposiciones por oraciones tal como se definen en la gramática. Estas


son argumentos o razonamientos que siguen un patrón inductivo o deductivo. Son
ideas que pueden abarcar oraciones, o párrafos completos.

2- Determine el plano de la Fundamentación Epistemológica

OBJETIVO: DETERMINAR LA FUNDAMENTACIÓN EPISTEMOLOGICA DEL


DISCURSO.

La fundamentación epistemológica se refiere a aquellas proposiciones o argumentos


que expresan principios, fundamentos , supuestos, o tesis primarias a partir de las
cuales se construye toda una red conceptual o teórica que explican la concepción de
la realidad, del conocimiento científico, o los valores de la ciencia. Los fundamentos
pueden ser ontológicos, gnoseológicos y axiológicos.

2.1- Determine si están explícitos o implícitos los fundamentos.

Si están explícitos, el análisis epistemológico se hace con mayor claridad y


precisión. Si no lo están, es decir, están implícitos, se señala dicho vacío y se indica
que se procederá a efectuar el análisis infiriéndolo del plano de la sustentación. Deben
existir claves conceptuales que indiquen su existencia o utilización.

2.2- Determine los FUNDAMENTOS ONTOLÓGICOS:

Estos se refieren a conceptos o proposiciones o argumentos que explican la


concepción primaria que se tiene de la realidad estudiada y de su estructura o
dinámica. Justifican una determinada visión de la realidad o del mundo. En esta visión
del mundo, implica a su vez, toda una concepción de las organizaciones, del hombre,
del cambio, y de las relaciones estructurales o esenciales que definen el vinculación
entre los componentes de la realidad. Justifican porqué se da una determinada
relación natural o social. Se fundamenta si la realidad se somete o no a leyes, y si son
inmutables o cambiantes.

Esta dimensión ontológica se vincula radicalmente con el desarrollo que ha tenido


hasta hoy la filosofía. Hasta el presente, toda teoría filosófica queda fundamentando el
desarrollo de las ciencias.

:Una concepción mecanicista, organicista, u holística

1- Concepción de la realidad (natural o Fenoménica o Esencial o de ambas relacionadas.

social) Si es fraccionada o sistémica o total, o se estructura en


términos de unidad o de diversidad

Si es estática o dinámica o dialéctica, simple o compleja.

2-Concepción del estado de la realidad Si evoluciona progresivamente o se transforma o cambia


constante y permanentemente

Una concepción mecanicista, organicista, u holística

Si son cerradas o abiertas


3-Concepción de las organizaciones de la sociedad
Si están definidas como acción social, relaciones sociales o
cultura.

Como actor social, o como individuo, como parte o pieza


de la estructura social o es considerado en su posición
4- Concepción del hombre
humanística, consciente o participativa. Es determinado o
determina su propia historia. O ambas situaciones a la vez

5- Principios que definen la articulación o vinculación entre 1- principio de explicación Causal


los componentes o estructuras de la realidad.
o Multicausal,

Encadenamiento causal

2- Principio de Explicación Sistémico. Redes de relaciones


estructurales, internas y externas, sistémicas o sincrónicas,
quantum de relaciones, jerarquía, Interacciones internas y
externas. Retroalimentación, entropía, energía.

Sistemas, macro sistemas, sub sistema, minisistemas

Sincronía.

Desarrollo, crecimiento, sinergia, complementariedad,


secuencia, simultaneidad.

3- Principio de Explicación Histórica. Origen, desarrollo,


estructuración, situación actual, perspectivas del problema
o de la realidad estudiada. Redes de relaciones en el
contexto histórico.

Diacronía.

Cambio, evolución, revolución, reforma. Desarrollo,


crecimiento

4- Principio de Explicación Holístico u holográfica, se


refiere a una totalidad estudiada a partir del ser humano.

5- principio de Explicación desde la complejidad: Caos,


orden, objetividad ,subjetividad

6--Principios de integración explicativa. Estos pueden ser:

6.1-Combinados: Se aplican dos o más principios


indistintamente

6.2-Enfoque Integral: Se aplican dos o más principios con


algún criterio unificador, orgánico y justificativo

6.3- Enfoque crítico: Se cuestionan los alcances de los


principios |existentes y se construyen unos nuevos.

2.3- Construya o determine la Estructura ontológica del autor

- Determine el patrón de razonamiento o la arquitectura del conocimiento, si es


posible hacer un ideograma o mapa conceptual

2.4- Analice si el discurso en este plano ontológico es coherente,


completo, consistente y pertinente.-

Determine si dentro de los principios utilizados el autor desarrolla todas sus


consecuencias. Concluya en base a las fortalezas y debilidades del discurso analizado

2.5- Emita un juicio en torno a lo analizado, si esta o no de acuerdo y


porque en ambos casos. Si esta de acuerdo en que grado: continuidad,
complementariedad, o ruptura.

3 - Determine los Fundamentos Gnoseológicos del Discurso.

Este nivel abarca los Conceptos o proposiciones que explican explícitamente la


posibilidad, la esencia, el origen y la estructura del conocimiento científico, así como la
concepción de verdad y los criterios de verdad que la sustentan. Identificado y
analizado esto nivel se determina la lógica del método o de la investigación. Determine
los siguientes puntos:
1-Posibilidad de la ciencia. Es posible o no el conocimiento científico

El conocimiento depende.

2- Origen de la Ciencia. -De la experiencia del investigador (empirismo) o

-De la razón del investigador ( Racionalismo)

En último término la verdad esta en el objeto de estudio:


Empirismo En último término la verdad esta contenida en el
sujeto Racionalismo.. (Estos últimos criterios se
fundamentan en la clasificación del conocimiento de J.
Hessen).

3- Esencia de la Ciencia Combinado. Indistintamente la verdad es una relación entre


sujeto y objeto

Integral. El conocimiento y la verdad constituyen una


relación dinámica y dialéctica entre el sujeto y el objeto

Crítico. La verdad del conocimiento es a través de la critica


y la refutación del existente y del propuesto

Como reflejo de la realidad: Empirismo

4- Concepción de la verdad. Como construcción : Racionalismo y/o cognoscitivismo o

Constructivismo

5- Criterios de verdad: – Empiristas: Observación

Verificación

Experimentación

Inferencia inductiva.

Validez de expertos

Racionalista Estadística:

Descriptiva

Probabilística.

- universo, población

muestra

- inferencia estadística: - Estadísticos y Parámetros

-Validez

- Confiabilidad

Racionalista lógico

- Demostración matemática

- Demostración lógica

-Contrastación y refutación
Racionalistas Cualitativos: -Argumentación cualitativa

- Triangulación

-Credibilidad

-Formalidad

- confirmabilidad

-Otros

-Inducción. Empiristas

-Deducción. Racionalistas

-Hipotético deductivo. Popper. Racionalista


crítico

Hermenéutico

-Construcción de Modelos.

- Lógicos,

-matemáticos,

-computarizados, simulados
6- Lógica del método
-Combinado, uso de varios modelos de
investigación de manera indistinta

- Integral , uso de un modelo orgánico de


investigación que integra criterios de otros
métodos

-Critico. Uso de la refutación para la


construcción del conocimiento.

El método como pasos, etapas o etapas de


la investigación.

Analice si el discurso en este plano gnoseológico es coherente, completo, consistente


y pertinente.- Determine si dentro de los principios utilizados el autor desarrolla todas
sus consecuencias.. Concluya en base a las fortalezas y debilidades del discurso
analizado
Emita un juicio en torno a lo analizado, si esta o no de acuerdo y porque en ambos
casos. Si esta de acuerdo en que grado: continuidad, complementariedad, o ruptura.

4-. Determine los .FUNDAMENTOS AXIOLOGICOS: este nivel se refiere a los


principios que explicitan la concepción valorativa de la ciencia y del científico.

Objetividad vs subjetividad

Neutralidad valorativa Vs Compromiso social

5-DETERMINE EL NIVEL DE COMPLEJIDAD DE LA TEORIA QUE CONTIENE EL


DISCURSO CIENTÍFICO

- Disciplinariedad

- Interdisciplinariedad

- Multidisciplinariedad

- Transdisciplinariedad

6-DETERMINE EL PARADIGMA UTILIZADO POR EL AUTOR EN EL CONTEXTO


ANTERIOR.

Toda tesis o explicación se adscribe explicita o implícitamente a un paradigma


científico. Sea positivista, marxista, evolucionista, estructuralista, estructural
funcionalista, cibernético o fenomenológico, entre otros.

7-DETERMINE SI EL PARADIGMA PUEDE SER UBICADO EN LA MODERNIDAD O


EN LA POSTMODERNIDAD O EN AMBOS PROCESOS.

- Modernidad enfoque fenoménico o estructural de la realidad.

- Postmodernidad enfoque subjetivo, interaccional, cotidiano de la realidad

Determine las grandes categorías entre la modernidad o la postmodernidad

Objetividad Vs subjetividad

Homogeneidad Vs Diversidad

Simplicidad Vs Complejidad

Determinismo Vs Indeterminismo

Legalidad Vs Azar, caos.

Estructura Vs Conciencia
8- LLEGE A UNA CONCLUSION Y A UNA PROPUESTA EXPLICATIVA DE TODO
EL ANALISIS EFECTUADO

Recuerde que durante el análisis de todos los puntos anteriores deberá estar
determinando la coherencia, la completitud, la pertinencia del discurso.

Luego determine si está o no de acuerdo con el autor o un paradigma y en que medida


o porqué está de acuerdo según los siguientes criterios

- Esta completamente de acuerdo y decide continuar su


línea de pensamiento o patrón de razonamiento.
1- Por continuidad
Acepta el núcleo conceptual del autor y amplía o actualiza
la explicación del mismo

-. Si está parcialmente de acuerdo con el autor, o un


paradigma en virtud de las fortalezas y en base a los
vacíos formales y de contenido que presenta decide
complementar al autor, o al paradigma llenando esos

2- Por complementaridad vacíos con proposiciones originales o con proposiciones


que se derivan de su núcleo conceptual o con
proposiciones complementarias en general.

Amplía el núcleo conceptual y epistemológico del autor o


del paradigma

Si el análisis se ha planteado de varios autores o paradigmas la conclusión puede ser


por.

1- Continuidad

2- Complementariedad

3- Integración de perspectivas. Ensaya una explicación nueva, en base a las


existentes. Es una síntesis explicativa cuyas fuentes son los autores tratados.

4 - Ruptura.

Como hacer una tesis de grado aplicando la epistemología

"Nunca ha existido ciencia natural enteramente

desprovista de una concepción previa de

objetivos teóricos de carácter filosófico"


A.C. Crombie

Para hacer una tesis de grado, en el estadio actual del conocimiento, no basta
aplicar las reglas de la metodología de la investigación. Es necesario aprender
primero, para aplicar después los principios constitutivos de la ciencia, por ello es tan
necesaria la formación epistemológica del investigador o del estudiante, ya que la
misma le permite en primer lugar conocer el estadio evolutivo que ha tenido la ciencia
hasta nuestros días, tal como quedó explicado en el capitulo uno. En segundo lugar le
permite tomar decisiones en torno a cuál de los criterios epistemológicos existentes,
deberá seleccionar para poder aplicarlo al estudio de un problema o problemática de la
realidad. Esto en aquellos casos donde se puedan aplicar, de lo contrario se tendrá
que construir nuevos principios o criterios epistemológicos. Esto se refiere a la
construcción de una estrategia epistemológica para abordar el problema. Desde el
mismo momento en que comienza una investigación, de manea consciente o
inconscientemente el investigador aplica una determinada epistemología. Porque
jamás se comienza desde cero, tal como lo señala Crombie en su libro Historia de la
Ciencia (1979) citado en el epígrafe de este capítulo. Tampoco es de ingenuos
plantearse un problema de investigación. En el planteamiento de las preguntas al inicio
de la investigación ya está operando una determinada visión de la ciencia, por ello
entendemos la metodología de la investigación como la epistemología aplicada, como
la epistemología en acto.

En el mercado de se venden muchos libros de metodología de la investigación


que reducen la misma cuatro grandes capítulos:

Cap. 1: El problema,

Cap. 2: El marco teórico,

Cap. 3: el marco metodológico y

cap. 4: análisis y discusión de resultados.

A veces agregan un quinto capitulo referido a las propuestas. Este esquema si no se


acompaña de un soporte epistemológico, el investigador estaría perdido, desde el
comienzo, fundamentalmente porque llega a considerar la investigación siguiendo un
patrón lineal, donde una vez planteado el problema allí se queda hasta el final, cuando
podría cambiarse con solo aparecer nuevos elementos de la realidad o de la teoría
que se va a utilizar para explicarlo. Cualquiera que sea el esquema a utilizar es
indispensable fundamentar gnoseológica, ontológica y axiológicamente la construcción
del objeto o la problemática de estudio. Si esto es así, habrían no un camino o un
esquema o métodos sino múltiples, igualmente válidos.
El capitulo uno le proporcionó toda una visión de cómo se ha construido la ciencia, el
presente capitulo es para enseñarlo a aplicar la epistemología a la realización de una
tesis de grado
EPISTEMOLOGÍA - TESIS DE GRADO
DEFINICION:

El objetivo de las instituciones educativas a nivel superior (inclusive hay una


tendencia a nivel de la educación secundaria) es exigir como requisito de grado la
elaboración de "una tesis de grado". Desde que se ha estructurado el doctorado, se
pide entonces para pregrado y maestría la elaboración de un trabajo especial de
grado. Sin embargo, el objetivo sigue siendo el mismo, como es, en términos
generales, la elaboración de la tesis. Dados los diferentes niveles habría, entonces,
que establecer tanto lo que se quiere entender por tesis como los niveles de
profundidad del conocimiento científico que se exige en cada caso.

La tesis alude a una afirmación sobre la realidad, o a una verdad de la misma.


Pero esto es muy general. Precisando, queda mas claro señalar que la tesis alude a la
presentación de una teoría científica, siendo entonces el producto principal de la
ciencia, como actividad del intelecto. Este producto alude a la concreción de los tres
objetivos fundamentales de la ciencia, como lo es la explicación o la interpretación y la
predicción, tal como lo expondremos mas adelante.

¿QUE ES UN TESIS DOCTORAL?

La tesis doctoral es la tesis que realmente cubre todos los requisitos del
conocimiento científico, por ser precisamente el grado más alto del conocimiento
institucional, en la medida que contiene una explicación, o una interpretación o una
predicción, o una combinación de estos objetivos, debidamente sustentada y
fundamentada, esto supone todo un trabajo de investigación que pase por los
procesos de reconstrucción crítica y construcción del conocimiento. Procesos que
pueden ser en línea de continuidad, paralelos, simultáneos y críticos. Críticos en
cuanto que se debe demostrar que el conocimiento acumulado es insuficiente o
inconsistente o incompleto, o incoherente y poco pertinente. En otras palabras, el
aspirante a doctor debe situarse en los límites explicativos, interpretativos o predictivos
de las teorías, paradigmas, metodologías y campos disciplinarios existentes en torno
al problema o problemática estudiada para que pueda superarlos generándose saltos
cualitativos en el conocimiento científico. Creando así nuevo conocimiento
debidamente sustentado y fundamentado. Esos límites, esas fronteras deben abarcar
los niveles de abstracción de la ciencia que conlleve a unos de sus principios de
universalización, o confirmación de la teoría propuesta, y no quedarse en el mero
estudio de un caso. Contiene una fortaleza tanto en el plano del contenido como en el
plano epistemológico. Ambos se entrecruzan para generar una nueva teoría de la
realidad. Se busca reestructurar toda una ciencia o la ciencia en general a partir de
una problemática determinada.

Este es un desafío que se efectúa en las fronteras contemporáneas de la


ciencia o del saber en general siempre que se responda a una exigencia social
determinada. En el caso de las ciencias humanas y sociales en Venezuela y en
América Latina el desafío es como salir del atraso de nuestros países. Como abordar
el desarrollo de nuestros países, una vez que fracasaron los modelos de desarrollo las
décadas pasadas. En una reciente película norteamericana dedicada a un premio
nobel, se iniciaba con una charla dirigida a los aspirantes a doctores donde una
autoridad universitaria desafiaba a esos aspirantes generar una nuevo país, una nueva
teoría de la matemática o de la física, de la química o de la democracia. Igualmente,
los doctores de América Latina tienen el desafío de crear un nuevo conocimiento de
modo que podamos superar tantos problemas que hoy tenemos.

Y en aquellos casos donde se tengan que sostener determinados principios ya


desarrollados por una disciplina entonces se ganarían nuevas fronteras en la medida
en que se refundamenta el saber. Por ejemplo, en los actuales momentos la frontera la
recorre la teoría de la complejidad, bajo el supuesto de la imposibilidad de la previsión,
dado el carácter caótico y complejo de los fenómenos o procesos de la realidad, sin
embargo, la teoría de la catástrofe refundamenta el principio de la previsión con la
utilización de nuevas fundamentos matemáticos.

Una tesis doctoral en los actuales momentos necesita ser abordada en equipo
de trabajo y no de manera individual. El equipo permite manejar con mas precisión y
recursos las problemáticas estudiadas, el tiempo, las finanzas, mientras que el trabajo
individual es mas lento y mas costoso a la hora de elaborar una tesis. El trabajo en
equipo permite el estudio inter, multi y transdisciplinario, mientras que el trabajo
individual solo tendría la posibilidad de mantenerse en los límites disciplinarios. Esto
sin subestimar en ningún momento las capacidades individuales.

¿QUE ES UNA TESIS DE MAESTRIA?

Mientras que una tesis de maestría presenta una fortaleza a nivel de contenido
con una clara sustentación teórica y una fundamentación epistemológica clara y
precisa del paradigma que está utilizando en la explicación, interpretación o en la
predicción. Es decir, a nivel de la maestría o bien se ensaya una explicación,
interpretación o predicción de un problema o de una realidad, a partir de un paradigma
previamente seleccionado o bien se aplica éste o una metodología ya conocida a un
caso determinado de la realidad. No busca reconstruir ni refundamentar la ciencia
como lo debería hacer la tesis doctoral. Generalmente una tesis de magíster está
planteada para resolver problemas específicos de un área o sector de la realidad,
como por ejemplo, estudiar la productividad o calidad en el sector metalmecánica.
Para ello se estudia el paradigma de la calidad, se analizan sus fortalezas teóricas y
las condiciones de aplicabilidad en el área.

¿QUE ES UNA TESIS DE PREGRADO?

Por otro lado, la tesis de pregrado busca fundamentalmente un ensayode


explicación o aplicación a un caso determinado a partir de uso coherente y sistemático
de una teoría determinada. Lo importante aquí es la experiencia en el manejo teórico y
metodológico y técnico que va adquiriendo el estudiante, en el contexto de una
estrategia donde se quiere formar el perfil del investigador. Esto es muy importante
retomarlo y de darle sentido en la formación universitaria. Se trata de capacitar poco a
poco al estudiante a conocer y generar procesos metodológicos que de alguna manera
podrán estar necesitándose para abordar problemas inéditos cuando se les presenten.
No significa solamente que el estudiante se aprenda modelos teórico y metodológicos
para que luego los aplique, sino el de irlos preparando para que reconozcan grandes
dificultades que de alguna manera esos modelos no pueden resolver. Se les enseña
que la investigación implica procesos de toma de decisión tanto respecto a los
problemas como a las teorías existentes.

¿LA TESIS DE EDUCACIÓN MEDIA?

En relación a las exigencias a nivel de bachillerado, se debe ir incorporando la


formación en el ámbito de la epistemología y metodología de la investigación. Hasta
ahora es completamente marginal. Sin una estructuración curricular adecuada, solo
aparece como objetivo de la materia de biología. De modo que, en vez de someter al
estudiante a investigaciones originales o complejas, que en su mayoría terminan
copiándose o compradas en el mercado paralelo, es mejor que aprendan a reconocer
los proceso de investigación que otros ya han efectuado. Es decir, trabajar mas con
simulación de casos, de laboratorios, de replicación de casos, que directamente sobre
un problema de investigación con todos sus requisitos. Delimitado el pregrado y
sabiendo lo que se quiere alcanzar a nivel de postgrado no es necesaria la tesis como
requisito de grado, sino como una actividad curricular normal, dentro de un seminario,
o un eje de formación epistemológica metodológica.
Entendemos que el investigador o profesional universitario pasa por varios niveles de
formación, de pregrado, maestría, doctorado, post-doctorado, pero en todos los casos
es necesaria la formación epistemológica, también en forma gradual, como una vía
para crear conciencia de la reproducción, la producción o la refundamentación del
conocimiento científico. De lo contrario estaríamos explicando realidades de una
manera falsa, fraccionada o parcial como el caso de tres ciegos que al ponerles frente
a ellos un elefante para que adivinaran lo que era, uno de ellos creyó que había tocado
una pared corrugada, el otro un pilar y el tercero una manguera. Sin visión no es
posible ver la realidad, igualmente la visión de la ciencia la proporciona la
epistemología, como una herramienta o instrumento para el avance de la ciencia.

Definición e importancia del análisis epistemológico

Hasta ahora la epistemología y su enseñanza se había quedado en su forma


abstracta, propio de filósofos y especialistas, siendo percibida de poca utilidad para la
investigación. Complementando esta posición el autor ha tratado de diseñar una
propuesta que permita utilizar la epistemología como herramienta de investigación.

El análisis epistemológico, tal como lo explicamos en el capítulo anterior,


constituye entonces una herramienta de carácter intelectual que tiene el objetivo de
aplicar, en forma general la epistemologíaal estudio de la información científica, y de
manera más especifica tiene por objetivo establecer las condiciones necesarias y
suficientes para la reconstrucción, la producción y la creación del conocimiento
científico. Se justifica su uso al determinar fundamentalmente el grado reproducción o
generación de conocimiento científico, tanto por parte de los autores estudiados como
por parte del investigador. Así mismo su uso facilita la identificación y clasificación de
las diferentes teorías o paradigmas en las disciplinas científicas hasta ahora
existentes. Ahora bien, lo primero que la epistemología debe ayudar es a esclarecer,
¿cuáles son los objetivos de la ciencia? ¿Que busca el científico?

LOS OBJETIVOS DE LA CIENCIA.

En general existen tres tipos fundamentales o medulares de explicación


científica: Las explicativas, las interpretativas y las predictivas.

LA EXPLICACION

Una explicación, en sentido de la tradición científica, es fundamentalmente una:


- exposición de las razones,

- o el significado

o el por qué

o las causas

por las cuales un problema o una problemática se origina o se constituye como tal.
Puede ser uno o varios de los puntos anteriores. Esto ha sido un ideal de la ciencia.
No era suficiente con contemplar el objeto o problema, o caracterizarlo. Se buscaba ir
a fondo. En ese sentido la historia de la ciencia es la historia de la búsqueda de una
explicación verdadera de la realidad, que supere las anteriores, por ello siempre ha
sido como -lo señala Bunge- un sistema abierto, y falible. Siempre se busca la mejor
explicación posible.

En forma ampliada la explicación consiste en exponer además de lo anterior: la


estructura del problema, o de la realidad, que abarca el análisis de los componentes o
entes, sus características, funciones y relaciones internas y externas,

- su evolución o desarrollo

- asÍ como las consecuencias que genera en el contexto donde aparece.

Este esquema de la explicación integral varía según sea el principio epistemológico


utilizado. En ese sentido habrán explicaciones causales, sistémicas, históricas,
holísticas, simples, complejas, diacrónicas, sincrónicas, o explicaciones inductivas o
empíricas, estadísticas o probabilísticas, o deductivas, hipotéticas deductivas o
racionales. Pueden darse combinaciones o énfasis en los tipos de explicaciones. Por
ejemplo una cosas sería una investigación explicativa sistémica histórica y otra, una
investigación histórica sistémica. El énfasis es distinto en cada caso

Para lograr una explicación, es necesario estructurar el proceso de investigación que


va a consistir en la aplicación de herramientas intelectuales como el análisis directo o
inmediato y mediato. Este último transciende el primero, y es típico de las ciencias al
buscar la generalización o universalización del conocimiento. Para ello se usan otras
herramientas como las inferencias inductivas o deductivas, también se usan las
analogías, la intuición, la creatividad, la visión totalizante de los conceptos, entre otros.
Esta concepción nace en el seno de la modernidad, desde las ciencias de la
naturaleza, hasta las ciencias sociales y humanísticas. La misma fue elaborada por los
paradigmas positivistas y funcionalistas.
Existen modalidades de explicación según sean los presupuestos o los valores
agregados previos a la investigación. Así tenemos explicaciones analíticas,
demostrativas y evaluativas.

Las explicaciones analíticas inician una investigación a partir de estrategias teóricas,


epistemológicas y metodológicas provisionales para abordar de manera mas amplia la
dinámica de la realidad o de la problemática estudiada. Y de acuerdo a la naturaleza o
complejidad de esta, se van confrontando con los presupuestos de investigador
provenientes de una formación previa o por experiencia acumulada. Se asume el
desafío de la construcción original del conocimiento científico.

Es abierta esta modalidad. Sin prejuicios.

Las explicaciones demostrativas inician la investigación tomando como válido a priori


una teoría, un paradigma o una metodología determinada. Por ejemplo se van a
explicar las empresas de la región en base a la teoría de la calidad total.

Finalmente tenemos las explicaciones evaluativas, cuando en la investigación SE


contrasta la realidad que se va a investigar en base a un paradigma o metodología
previa y estandarizada. Por ejemplo, se van a evaluar las empresas a partir de los
criterios o el modelo de ISO 9000.

En su aplicación las dos últimas modalidades tienen sus peligros al asumir como
verdaderos los paradigmas ya formulados para otras circunstancias. Pueden ser útiles
pero podrían dejar de lado situaciones inéditas del problema o de la realidad a
estudiar, de modo que los resultados no tendrían un alcance explicativo completo, sino
parcial: Y lo que podría ser peor, se recomendarían soluciones que no se
corresponden a la realidad en estudio, por lo que podrían llegar a fracaso contundente.

LA INTERPRETACION

La interpretación nace fundamentalmente en el contexto de la teoría crítica o


dentro del contexto de las ciencias cualitativas y postmodernas, y alude a la búsqueda
de significados históricos, estructurales, culturales, antropológicos, sociales,
económicos, y psicológicos de un fenómeno o de una problemática determinada.
Partiendo de supuestos como que la realidad es única, entonces todos los fenómenos
adquieren significado dentro de una totalidad determinada. Nada está aislado. El
investigador fija y define el parámetro de interpretación.

La interpretación nace de la hermenéutica que poco a poco ha ganado carta de


ciudadanía en las investigaciones institucionales. Desde su fundación como
herramienta para la interpretación de textos religiosos o canónicos hasta el día de hoy
que trata de convertirse mas que en una herramienta en una alternativa frente a la
epistemología, o en una nueva teoría de lo social. Mientras que una explicación trabaja
más con fenómenos la interpretación trabaja con procesos de la realidad. A nuestro
modo de ver, entre la explicación y la interpretación existe una línea de continuidad,
porque se busca la mejor teoría de la realidad, de modo que ambos objetivos deben
de cubrirse en una investigación que pretenda llegar a los confines de la ciencia. La
explicación y la interpretación no son, entonces, objetivos contradictorios sino
complementarios. Hay autores que intentan demostrar epistemológicamente dicha
complementariedad. Uno de ellos es Gadamer en su libro Verdad y Método

La explicación se fundamenta en el manejo del dato con el apoyo de todo el


instrumental científico disponible, como las estadísticas, las matemáticas, las
observaciones, los laboratorios, los experimentos, para luego trascenderlos en una
teoría general, mientras que la interpretación transciende el dato y busca mas estudiar
al hombre en sus historia o circunstancia de manera de comprenderlo
adecuadamente. Se vincula la explicación con el uso de las matemáticas, y la
objetividad como fundamentos mientras que la interpretación con el uso del lenguaje y
de los símbolos en general. Por ejemplo, podemos explicar las razones por las cuales
una economía llega a su crisis, a partir de las políticas mal llevadas de un gobierno, o
la falta de inversión del sector privado, etc. La interpretación intenta llegar mas allá,
busca discutir el significado histórico de los modelos de desarrollo no solo aplicados en
in país determinado, sino en varios, de modo que la crisis cobra significado en el
modelo y no solo por los movimientos que presente un gobierno o un sector
económico.

En último término toda explicación es una interpretación y toda interpretación


es una explicación. ¿Por qué? Porque ambas buscan el sentido que existe entre un
fenómeno, proceso, o problema con su realidad

LA PREDICCION

Conocido el comportamientode un fenómeno tanto en el pasado como en el


presente, era posible abordar el futuro haciendo las proyecciones objetivas del caso,
de allí nació la predicción. Esta consiste, entonces en determinar el comportamiento o
estructuración de un fenómeno en el futuro, bien en forma de secuencia natural en
base a la información disponible o mediante el uso de herramientas matemáticas,
estadísticas y computacionales de proyección real o simulada. Puede ser una
proyección lineal o compleja creando escenarios o proyecciones bajo la intervención
de determinados actores sociales y situaciones diversas Es decir, se construye el
futuro a partir de la planificación, como herramienta racional. Aunque se ha establecido
una gran polémica entre si la ciencia puede o no prever el futuro, ya existe todo un
acuerdo según el cual esto es posible, dependiendo de las herramientas que se
dispongan. Inclusive, los que menos seguros están de la predicción, hablan de
tendencias que se pueden determinar en los fenómenos de la realidad.

LA EXPLORACION Y LA DESCRIPCION

Por el desarrollo que ha tenido la ciencia, tenemos que advertir que la misma
debe superar los tipos de investigación exploratorias donde se va delimitando un área
o problemática de estudio, a menos que sea un campo de la realidad totalmente
nuevo. O que se defina respecto al que investiga, al desconocer totalmente el
fenómeno, o que sea dirigida para estudiantes de bachillerato o de pregrado con el
propósito de irlos capacitando en el ámbito de la investigación científica. Pero no es un
objetivo para la maestría o el doctorado. Así mismo, en este nivel se deben superar las
investigaciones descriptivas donde se enumeran las características o variables de los
fenómenos, o donde se establecen clasificaciones o tendencias de un grupos de ellas
o donde se establece el cómo se estructura una realidad

A medida que se asciende en el nivel académico se deben exigir las


investigaciones explicativas, interpretativas, inclusive desde el comienzo de la
investigación, una explicación determinada sigue una teoría o un paradigma
epistemológico o teórico determinado, según sea la preparación del investigador. Por
ejemplo, una explicación positivista o marxista. En el estadio actual del desarrollo de la
ciencia, no se elimina ninguno de estos paradigmas de manera a priori, su uso esta
determinado por la naturaleza o complejidad o exigencia del problema de estudio. Lo
peligroso consistiría en forzar o aplicar mecánicamente un paradigma sin que medie la
reflexión epistemológica. Este es un de los mensajes de este libro. La ciencia debe se
desarrollo o evolución gracias a la apertura de quienes participan en su dinámica. En
ese sentido todo lo que se aplique sin reflexión conduce siempre a un dogmatismo
peligroso que podría tener consecuencias imprevisibles en la sociedad.

Sugerencias para efectuar una tesis de grado

-Tenga una formación epistemológica, teórica y metodológica Previa


Para realizar una tesis de grado es necesario e indispensable que el
investigador pase por un proceso previo de formación epistemológica, teórica y
metodológica. Estas tres dimensiones constituyen una unidad permanente.

1.-Conocido el desarrollo de la ciencia comience a tener su propio


criterio de investigación. Si le ha convencido un paradigma epistemológico o
teórico es necesario que siga profundizándolo hasta dominarlo
considerablemente. Se recomienda leer inclusive la literatura universal y
clásica. Por ejemplo Freud en su autobiografía narra cómo el edito rey, un
cuento de la Grecia antigua, le permitió dar con la explicación del complejo de
Edipo. También hay obras que incentivan a pensar como investigador, como
las obras de Arthur Conan Doyle, (1999) específicamente Las Cinco Aventuras
de Sherlock Colmes

2.- Elabore una estrategia epistemológica y metodológica


provisional

Desde el conocimiento que adquirió en el ámbito de la formación previa seleccione


provisionalmente los principios ontológicos, gnoseológicos y axiológicos que mas
piense usted que se adapten a la investigación que va e efectuar.

3- Presente una tesis provisional., a partir de la coyuntura donde


opere el problema

El punto crucial de una investigación es cuando el científico una vez que ha


identificado y definido un problema, intenta o ensaya una explicación o interpretación
del mismo. Intentar significa decidir o aventurar o imaginar una respuesta al problema,
sobre la base de: la información disponible, el conocimiento que se tiene y la
creatividad del investigador

DEFINICIÓN EPISTEMOLÓGICA ONTOLÓGICA DEL PROBLEMA DE


INVESTIGACION

Desde el punto de vista de la realidad, un problema se refiere a una dificultad simple o


compleja, infuncional o crítica de la misma realidad. Por ejemplo, las huelgas obreras o
el bajo rendimiento estudiantil. Estos problemas representan una anomalía en la
realidad. Pero no es suficiente registrar y caracterizar el problema, es necesario
adscribirlo en un contexto definido, armando así una problemática específica. Por ello,
un problema, desde el punto de vista de la realidad, es un factor que obstaculiza,
inhibe, paraliza o estanca el desarrollo o crecimiento o consolidación de un ente,
proceso o jerarquía de la realidad.
También podemos definir un problema cuando se considera que un ente o proceso de
la realidad pasa por una crisis de reconocimiento o legitimidad.

. Un huelga cobra varios significados según sea el contexto de referencia que se tome
para su delimitación. Esto conduce ya a establecer el campo disciplinario de la
investigación. Es decir ya estamos aplicando la epistemología. El problema puede ser
abordado desde una disciplina, o desde la interdisciplinariedad o la
transdisciplinariedad. Por ejemplo, si contextualizamos las huelgas obreras como un
factor que paraliza la dimensión productividad de las empresas ( entes) involucradas.,
no estamos identificando con un campo disciplinario de carácter gerencial, pero si lo
hacemos en función de la paz laboral, de los actores involucrados, como el empresario
y los obreros, lo delimitamos dentro de un campo sociológico. Y si consideramos
ambos contextos pasamos a una investigación inter, o transdisciplinaria.

LA DEFINICION EPISTEMOLOGICA GNOSEOLOGICA DEL PROBLEMA DE


INVESTIGACION

Para definir lo que es un problema debemos delimitar gnoseológicamente sus


orígenes. Un problema de investigación tiene dos orígenes, el primero de origen
empirista y el segundo de origen racionalista. Para el primero la verdad está contenida
en el dato, en el objeto de investigación como fuente, y la vía de acceso es la
experiencia del investigador. Para el racionalista, la verdad está en el sujeto como
fuente (puede consultase el texto de Hessen: Teoría del Conocimiento) y la vía de
acceso es la reflexión del propio investigador. Esto significa que si se es empirista, el
investigador se compenetra directamente con el problema en el lugar de los
acontecimientos. Mientras que si se es racionalista, el investigador comenzará
analizando la literatura existente, para luego tener una explicación sobre el problema
de estudio.

Un problema desde el punto de vista del investigador, se refiere al grado de


conocimiento o desconocimiento que se tenga sobre el mismo. Desde esta
perspectiva, el investigador plantea el problema en términos explicativos. No solo
elabora una problemática sino que busca una explicación o interpretación.

Como se puede observar hay una relación dinámica y/o dialéctica entre el
objeto y el sujeto del conocimiento científico. La fuente de los problemas está en la
propia realidad y en los valores y en la perspectiva epistemológica que asume el
científico o la institución donde se efectúa la investigación.
En la delimitación de la problemática va el germen de la explicación o
interpretación del problema a investigar.

Según lo anterior la investigación tendría tres grandes momentos, uno de carácter


hipotético, donde se ensaya una explicación o un interpretación, el segundo cuando se
va en transito hacia la búsqueda del criterio de verdad que sustente y fundamente
dicha explicación y en tercer lugar, la teoría ya elaborada

La originalidad de la tesis doctoral puede ser la de abordar nuevas


problemáticas, o el de explicar problemáticas ya estudiadas pero a partir de un nuevo
enfoque teórico epistemológico crítica en ambos casos. A nivel de la maestría basta
con seleccionar un modelo, una teoría o una metodología ya conocida como
sustentación y fundamentación de la investigación, tratando se seleccionar la que
mejor se adapte a la misma o a la problemática de estudio. A nivel de pregrado la
exigencia es menor, al solicitar al estudiante una explicación o aplicación de los
conocimientos adquiridos tratando de llevarlos hacia una sustentación adecuada y con
el inicio de una fundamentación consciente.

Insistamos en lo anterior. Delimitada la problemática deberá ensayarse


entonces una explicación, o una interpretación o una predicción o una combinación de
estos objetivos, en caso contrario deberá ensayarse una conjetura, una hipótesis o
una serie de preguntas que guiarán la investigación. Solamente hay una diferencia
entre una explicación inicial y una terminal, esa consiste en la sustentación y en la
fundamentación. Entre la primera y la final (que no deja de ser provisional) las
operaciones son procesos intelectivos de apropiación de la realidad por la vía del
pensamiento. No hay pasos lineales, no hay una planificación que se realiza
previamente, para luego ejecutarla, en la investigación. En último término una
investigación se inicia con un intento de explicación de una problemática o una
hipótesis poco consistente y termina con una teoría consistente. Es como tejer redes
conceptuales hasta tener una red completa. Puede ocurrir que en una confrontación
con la propia realidad o con las teorías disponibles, se termine por abandonar la tesis
inicial o se realice un salto cualitativo en el conocimiento.

La elaboración de una teoría provisional se basa :

- bien en la experiencia formativa preliminar,

- bien en un análisis directo de la realidad, correspondiendo esto al nivel


experiencial.

- bien en un análisis de los documentos teóricos disponibles,

- bien en una metáfora o en una reflexión,


- o bien combinando los puntos anteriores.

Es decir, se ensaya una explicación o cualquier otro objetivo aceptando de entrada


una fundamentación empírica y/o racional de la ciencia. En esto hay que estar
conscientes. Desde el primer momento se opera desde un paradigma, desde una
perspectiva de análisis. Esto no hay que tenerle miedo. Puede ser utilizado este
intento de explicación como una hipótesis de trabajo, la cual se irá desarrollando o
descartando en la medida en que avanza la investigación. La gran diferencia entre una
hipótesis y una tesis habrá que buscarla en el grado en la cual están fundamentadas
epistemológicamente.

Es decir, la tesis en general y en particular la tesis doctoral se construyen


progresivamente. Se dan líneas de continuidad y/o de ruptura en forma permanente.
De una explicación o una interpretación o una predicción de la realidad con pocos,
escasos o débiles elementos de sustentación y de fundamentación hasta alcanzar una
explicación con suficientes y necesarios argumentos de sustentación y de
fundamentación.

En los manuales convencionales de metodología de la investigación se dice el primer


capítulo contiene el planteamiento y la formulación del problema, los objetivos, la
justificación y la delimitación de la investigación en el espacio y en el tiempo. Ahora
bien, el investigador al no tener un conocimiento sobre los fundamentos
epistemológicos de la ciencia, termina compilando una serie de informaciones y datos
a dispersa, e incoherente sobre el problema. Termina o describiendo la situación del
problema, o narrando la misma, o diciendo lo que otros han dicho. Y a una de estas
modalidades la llaman planteamiento del problema. Luego efectúa preguntas
generales y particulares que las extrae de afirmaciones contenidas en el punto
anterior. Terminan repitiendo lo mismo pero en forma de interrogantes. Terminado eso
preparan el capitulo dos, relativo al marco teórico. Igualmente al carecer de bases
epistemológicas, lo que hace el investigador es una composición de citas de cuanto se
ha dicho del problema. Citas que se intercambias con parafraseo de las cada una,
acompañadas de trucos de redacción como: por un lado, por el otro lado, es decir, o
sea y en conclusión. Después elabora en el capitulo tres, el marco metodológico que
abarca el cuadro de variables (variables, dimensiones, indicadores), la población, la
muestra, la elaboración de los instrumentos. Aquí introducen un lenguaje empirista
cruzado por la estadística. A veces sin relación con el marco teórico y sin relación con
el problema seleccionado. Finalmente, luego de haber recopilados los datos, proceden
a efectuar una análisis de los resultados. Aquí confunden análisis con descripción de
los datos, que se presentan en forma de cuadros estadísticos.
Esta metodología al aplicarse sin epistemología conduce a una reproducción del
conocimiento y le hace creer al usuario (profesores, asesores, investigadores,
aspirantes a grado) que la investigación es lineal, por pasos, cuando realmente es
dinámica y dialéctica.

OPERACIONALMENTE ¿COMO PROCEDER A REALIZAR LA TESIS?

En los momentos actuales cuando estamos prácticamente inundados de


información bien sea por internet o en las bibliotecas, operacionalmente se comienza
una investigación analizando un artículo científico arbitrado. De este análisis se
concluye en sus fortalezas y debilidades, así como en la necesidad de inclinarse o de
oponerse al planteamiento del autor estudiado.(Véase al capítulo 2)

Luego con este producto se analiza el siguiente, se contrastan las conclusiones y se


va formando una nueva conclusión que puede ser la original o ser sustituida por la
tesis del nuevo autor o el de generar una completamente nueva respecto a los autores
analizados. Y así sucesivamente hasta analizar todos los artículos de coyuntura. El
trabajo final es una conclusión del autor, donde se logra una explicación autónoma del
problema o problemática estudiada. Es decir, presenta una tesis central, una serie de
argumentos de sustentación, que puede ser originales, o provenientes de las tesis
centrales o de los argumentos de los autores analizados, así como su fundamentación
epistemológica. Puede ser una explicación por continuidad, complementariedad,
integración de perspectivas o de ruptura. Tesis provisional que deberá someterse a la
crítica de los pares de investigadores del área. Lo importante es la toma de decisiones
por parte del investigador. Se atreve a asumir una explicación propia, autónoma. Este
es el verdadero punto de partida de la tesis doctoral

La tesis doctoral se va realizando en base a productosteóricos, que se van


conquistando, es decir, en base a explicaciones, interpretaciones o predicciones de
menor alcance hasta lograr los de mayor alcance o fortaleza teórica, epistemológica y
metodológica. Toda metodología corresponde a un nivel de aplicación de la
epistemología.

El primer proceso y el primer producto, consiste en un análisis coyuntural. En este se


toma una muestra de artículos científicos, pueden ser entre 5 a 10 artículos, o los que
al ser seleccionados marquen una tendencia definida. Artículos .tomados de las
principales revistas arbitradas, nacionales e internacionales, fundamentalmente de
actualidad o coyuntura, que expliquen la realidad o problemática a estudiar. Esto
corresponde a una perspectiva racionalista de la investigación. También se puede
acceder por la vía empirista analizando la realidad a partir de los actores implicados en
la mismo. Se utilizan los instrumentos como la entrevistas, las encuestas

.De este análisis de reconstrucción y construcción se deberá concluir en una


explicación, interpretación o predicción del problema por parte del investigador o los
investigadores.

Contraste y compare la teoría provisional con los paradigmas existentes de la ciencia,


sean clásicos o contemporáneos.

Se trata de reconstruir y construir una explicación, una interpretación o una predicción


a partir de una síntesis creativa de la teoría de la ciencia disponible y existente. Puede
ocurrir que la teoría provisional se fortalezca tanto en el plano de la sustentación como
en el plano de la fundamentación, o puede desaparecer para dar con una nueva teoría
proveniente o inferida críticamente de las teorías o paradigmas existentes. Se analizan
los paradigmas en función de la problemática estudiada. Se determinará si la misma
fue abordada por dichos paradigmas. Y se analizará el alcance analítico de la
explicación lograda. Aquí el procedimiento es el mismo que el utilizado en el análisis
de los artículos de coyuntura. Es decir, se analiza las fortalezas de la teoría así como
los las debilidades y vacíos que tiene en la explicación, interpretación o predicción de
la problemática estudiada.

Logrado esto se tendrá una teoría o un paradigma fundamentado en el plano del


racionalismo. Esto producto puede tener rango científico y de ser así, podríamos
señalar que la investigación ha concluido. La vía racionalista proporcionar criterios de
verdad científica, tan válidos como la vía empírica. No se trata de presentar una
especulación. No, todo lo contrario. El racionalista trabaja también con la realidad, solo
que por la vía intelectual. El ejemplo más claro ha sido la teoría de la relatividad.

Contraste la teoría con la realidad empírica.

Concluida la fase anterior se puede confrontar la nueva teoría con la propia realidad
utilizando los criterios de la epistemología empírica, con la debida fundamentación. Se
supone que faltan elementos de sustentación y fundamentación de la teoría, de modo
que el camino que le queda al investigador es trabajar directamente con los datos o
información que proporciona la realidad. Pero deberá trascenderlo mediante
inferencias inductivas o estadísticas que den con una teoría general que explique la
problemática y/o problema seleccionado. Así como hay una lógica de la inferencia
deductiva, así mismo existe una lógica de la inferencia inductiva.
Se debe aclarar que la fundamentación racional así como la empírica toman siempre
como punto de partida y como punto de llegada la realidad investigada, solo se
diferencian los fundamentos utilizados para validar o confirmarla o contrastada.

ELABORE SU PROPIA TESIS FINAL

Luego de haber sometido a contraste la teoría provisional, a través de un


contraste racional y empírico, se pasa finalmente a redactar la tesis definitiva.
Constituye una síntesis teórica, epistemológica, metodológica y técnica que explica,
interpreta o predice el problema estudiado. Es ya la posición del autor Esto significa
que no existen pasos o etapas lineales de investigación. Lo que existen son procesos
de avance y/o de retroceso en el camino de la producción del conocimiento.

VARIANTES EN LA ELABORACION DE LA TESIS DE GRADO

También se puede comenzar una investigación por la fundamentación empírica


para luego llegar a la fundamentación racional o hacer una combinación dinámica de
ambas perspectivas epistemológicas.

El producto racional supera y absorbe la explicación coyuntural

El producto con base empírica supera y absorbe la explicación coyuntural.

Y si hay una secuencia racionalismo empirismo, o empirismo racionalismo el último


producto siempre superará al anterior.

DIFERENCIE ENTRE PROCESO Y PRODUCTO DE LA INVESTIGACIÓN

Por ello hay que diferenciar el proceso de la investigación, lleno de múltiples detalles y
procedimientos y el producto de la investigación que contiene en forma directa y
orgánica una explicación, o una interpretación o una predicción de la problemática
estudiada. Y no hay porque reproducir la historia del proceso de la investigación a la
hora de su presentación ante un jurado o para la misma publicación. Basta con
presentar la tesis central con su respectiva sustentación y fundamentación. Esto
representa un esfuerzo de síntesis como la teoría de la relatividad de Einstein,
publicada en 1905, que solo tiene 22 páginas editadas incluyendo la bibliografía
utilizada.

ORGANIZACION DE LOS ESTUDIOS DOCTORALES


La única estrategia organizacional consistente que cabe dentro de los estudios
doctorales es la vía de la investigación, como proceso dinámico y dialéctico de
reconstrucción y construcción de nuevo conocimiento científico, por lo que la
universidad deberá viabilizar esta dinámica por medio de un horario flexible, cíclico y
contínuo. Espacios y ambienteadecuados. Y sobre todos un equipo de tutores para
evitar la improvisación. En el nivel de pregrado y maestría se combina la investigación
con las áreas de conocimientos propios de cada carrera universitaria, pero deben
tener para que tenga éxito la investigación un eje estructurado y no materias sueltas
de metodología

Existirían tres formas de organizar el doctorado, según el nivel de los aspirantes.

La primera, a partir de la no formación previa a nivel del postgrado del aspirante. Para
ello, el primer año podría ser la de la especialización, luego la maestría en el segundo
año hasta llegar al doctorado con una duración de dos o tres años. El ciclo completo
tiene una duración mínima de cinco años y de siete años como máximo.

La segunda, que ingrese el aspirante con un nivel de maestría previa, donde ya ha


sido formado en el ámbito de la teórico, epistemológico y metodológico. Es decir que
presenta cierta cultura científica y un nivel de información actualizada y de experiencia
en la investigación formal. A partir de allí se inicia con un seminario de formación
epistemológica mas recientes y con un seminario sobre las teorías mas recientes de la
ciencia. O se inician con un seminario que abarque ambos aspectos. Se trata de llevar
a los aspirantes la información sobre las nuevas fronteras de la ciencia, para que
tomen conciencia y se ubiquen y comiencen a partir de allí la reflexión sobre su objeto
o problemática de estudio. Deben concluir con un producto que sea un ensayode
explicación, interpretación o predicción de la problemática seleccionada. Debidamente
fundamentada en la coyuntura teórica y/o empírica. Esto puede durar entre un
semestre a un año de estudio a tiempo completo. Luego , bajo una tutoría dada por un
doctor adscrito a su línea de investigación, emprende el camino de la producción
integral del conocimiento científico. En caso que se coloquen seminarios de
investigación, durante los siguientes cuatro años, deberán ser dentro de la línea de
investigación seleccionada y deberá estar orientado al avance de la tesis y no a la
presentación de un trabajo aislado de la tesis, o atendiendo las exigencias del
doctorado que de el profesor del seminario. Si estos existen dentro de la organización
del postgrado deberán ser autorizados por el tutor. Generalmente ocurre que el
doctorado se organice todavía en base a la concepción enciclopedista de la ciencia.
Se cree que el aspirante deberá tener mucha información sobre todas las
especialidades o áreas de la ciencia en formación. Se observa en ese sentido,
estudios doctorales que tiene hasta nueve seminarios, concluyendo finalmente en
trabajos no articulados a la tesis doctoral. Se gradúan de seminaristas hasta con
buenas y excelentes calificaciones pero nunca terminan la tesis doctoral. El doctorado
no es para aumentar el nivel de información del aspirante, sino para que genere un
nuevo conocimiento.

Por otro lado, hay estudios doctorales que se dan por ciclos de aprendizaje sin solicitar
una formación previa de post grado. Un primer ciclo es de formación en seminarios
básicos, el segundo se inicia con un proyecto doctoral unido a investigaciones libres y
el tercer ciclo para terminar la tesis doctoral. Esto tiene sus ventajas como las de ir
llevando poco a poco al aspirante, pero trae muchas desventajas como la de impedir la
producción progresiva de la tesis doctoral tal como la estamos sugiriendo que se
construya.

La idea de proyecto de investigación doctoral al estilo de presentar una planificación


de la tesis con un planteamiento, un marco teórico y una metodología conserva
todavía una fundamentación lineal del conocimiento. Cuestión muy distinta a la
presentación de productos en determinados lapsos prudentes, como por ejemplo el
primer producto en un año de estudio máximo, un segundo producto, en los próximos
dos años, con reportes progresivos al tutor de la tesis, hasta que termine la tesis en un
lapso de dos a tres años.

Para realizar con éxito la tesis doctoral es necesario un apoyo sustancial del postgrado
en términos de tutores, espacio para las reuniones, una biblioteca y hemeroteca
actualizada y con un servicio eficiente en la búsqueda de la información. (Internet)

Hay una tercera forma de organizar el doctorado, la de recibir investigadores ya


reconocidos por sus aportes y publicaciones, por lo que deberán de inmediato
comenzar por la elaboración de un producto preliminar, bajo la orientación de un tutor
del postgrado y así sucesivamente hasta que presente la tesis definitiva.

Conclusiones generales

• 1- Para comprender la ciencia y todo su mundo institucional, informacional y


comunicacional es necesario abordarla a partir de una concepción integral de la
epistemología que explique la ciencia no solo desde su lógica interna, la cual
abarca desde los principios ontológicos, gnoseológicos y axiológicos hasta los
métodos y los procedimientos, sino también vinculándola al desarrollo de la
sociedad donde se constituye

• 2- El desarrollo de la ciencia se ha dado en términos de continuidad y


discontinuidad teórica, metodológica, epistemológica y histórica. Han existido
períodos de enfrentamiento como por ejemplo entre el empirismo y el racionalismo,
pero también han existido convergencias y acuerdos metodológicos y
epistemológicos. En el trabajo se consideró el desarrollo de la ciencia en dos
grandes momentos, uno que lo caracterizamos en términos de la modernidad y el
otro como postmodernidad.

• 3- En la modernidad se conformó en un primer momento una ciencia absoluta y


hegemónica frente a otros saberes e instituciones. Esto generó una crisis, dando
lugar a otro momento donde se discute esta concepción unilineal para
fundamentarla en una diversidad de principios más flexibles. Es un movimiento
neomoderno al mantener en el centro a la razón. Este momento impulsó, no sin
establecerse luchas institucionales, un tercer momento que denominamos
postmoderno. En éste la ciencia continúa con esos principios flexibles pero abre un
diálogo con otras concepciones científicas así como con otros saberes que
conforman la cultura. Se busca superar o complementar el principio cuantitativo o
estructural con el principio cualitativo.

• 4- La ciencia moderna en sus inicios se enfrentó al orden feudal anterior, y se


concretó proponiendo un método como la vía más clara de su fundamentación.
Comparando la propuesta de un Descartes en el siglo XVI, con un Bunge a finales
del Siglo XX se constata la continuidad de dicha concepción de la ciencia como
método.

• 5- Al descuidarse la discusión epistemológica de la ciencia a nivel oficial e


institucional la investigación científica se redujo al método de investigación y éste
(el método) se redujo a un conjunto de técnicas compuestas por etapas y
procedimientos que todo científico debe seguir si desea tener éxito. Sin embargo
esto es solo una parte de la investigación que hay que complementarla
previamente con una buena formación teórica, con una buena formación
epistemológica y metodológica.

• 6- La ciencia y el método se fundamentaron ontológicamente para estudiar la


realidad como un fenómeno y que todo problema de la misma tiene su causa en
otro fenómeno que le precede en el tiempo y en el espacio. Esto condujo a un
reduccionismo que ha impedido la producción de conocimiento, al aplicarse como
verdad absoluta sin ver primero la complejidad y naturaleza de la realidad a
estudiar.

• 7- La teoría causal a su vez llevó a un determinismo al concluirse que la realidad


natural y social está sometida a leyes inmutables lineales y genoménicas, siendo el
mundo para esa posición completamente homogéneo, y que por lo tanto se puede
inferir dicha leyes. Estos postulados fueron aplicados por el positivismo a las
ciencias, descartando la diversidad social

• 8- A nivel gnoseológico se fundamentó la ciencia a partir de la verificación y la


experimentación, constituyéndose en criterios de verdad absolutos. Si no había
medición y pruebas experimentales no hay ciencia.

• 9- A nivel axiológico se proclamó la neutralidad valorativa y se consideró al


investigador como un espectador que desde fuera estudia la realidad.

• 10- La visión anterior se convirtió en un paradigma cultural en el sentido que se


reconocía como valido en todas las comunidades científicas y escolares de
occidente. Dando inicio y consolidación a las diversas disciplinas que estudiaban
parcelas de la realidad. Esta visión a nivel epistemológico hizo crisis, pero el orden
social la mantuvo hasta hace muy poco tiempo.

• 11- A nivel interno desde finales del siglo XIX se discuten todos los fundamentos
científicos y se colocan otros nuevos, así a nivel ontológico empieza a
fundamentarse la ciencia a partir del principio probabilístico, a partir del principio del
lenguaje, de la refutación y a partir del principio sistémico. Este último exige
explicar y solucionar los problemas que investigan en el contexto donde aparecen.

• 12- A nivel gnoseológico aparecen nuevos formas de fundamentar la ciencia entre


ellos a partir del principio de contrastación de Popper.

13- Las nuevos problemas sociales generados en la segunda guerramundial, mas los
nuevos avances en ciencia tecnología, unido a una concepción deshumanizada del
hombre aceleró una nueva concepción de la realidad y de la ciencia que se ha
denominado postmoderna. Se retoman principios del último período de la modernidad
de la ciencia pero se da un desarrollo profundo en cuanto a las visiones de mundo. Se
lleva a sus últimas consecuencias la teoría de sistemas y se fundamenta la realidad a
partir de la complejidad, y la incertidumbre. Donde el caos y el orden se intercambian,
a esto se le ha denominado visión holística de la realidad.

14- El desarrollo de la ciencia a nivel oficial se ha orientado al predominio del


paradigma estructural cuantitativo. Sin embargo frente a la crisis que éste presenta al
no poder dar respuestas adecuadas a una cantidad de problemas, se empieza a
reconocer, en el seno de las comunidades científicas e instituciones educativas
universitarias, como tendencia el enfoque cualitativo. Esto ha implicado
enfrentamientos en todos los planos. Se abren discusiones entre los conceptos de
realidad objetiva y realidad subjetiva, entre sujeto que observa y sujeto de participa y
modifica al objeto. Entre explicación y comprensión. Entre disciplinaridad y
transdisciplinaridad. .En algunos casos el enfoque cualitativa busca ser hegemónico
desplazando al cuantitativo. Sin embargo hay autores que están de acuerdo en
complementar ambos paradigmas.

Así mismo se busca un reconocimiento del conocimiento científico que explique y


comprenda de manera integral los problemas de una realidad que es compleja y
dinámica en su desarrollo.

15- Finalmente la ciencia abre un dialogo con todos los saberes culturales, como la
filosofía, la religión, el sentido común y la estética.

16- El análisis epistemológico permite efectuar dos procedimientos: el primero de


critica o reconstrucción del conocimiento disponible, y el segundo, el de elaborar
criterios para la organización del nuevo conocimiento científico.

17- Toda tesis científica debe contener una explicación o una interpretación o una
predicción de una problemática determinada, seguida de una sustentación y de una
fundamentación epistemológica.

Recomendaciones

El autor recomienda a todas aquellas instituciones, personas, internautas,


estudiantes, profesores, investigadores, gerentes que deseen formarse como buenos
analistas y excelentes investigadores que es necesario prepararse en el campo
epistemológico, de manera que conozcan la estructura, la evolución y las fronteras de
las ciencia para luego tener criterios para la creación y la innovación de la ciencia.
Esto es posible mediante la incorporación en los planes curriculares, de pre y post
grado el área de investigaciones, donde se imparta de manera integral la
epistemología y la metodología de la investigación. Bien sea como conjunto de
materias, seminarios o eje transversal. Esta área debe tener un peso significativo en la
estructura curricular.

Se recomienda que para la instrumentación del área de investigaciones cada


institución establezca una plan de formación de facilitadores, de modo de evitar la
improvisación y garantizar así la calidad en la educación.

La estrategia de formación sería la siguiente:

- Módulo 1: Formación Epistemológica

- Módulo 2: Formación en los Métodos de Investigación

- Módulo 3: Formación en las nuevas fronteras de la Ciencia.


- Módulo 4: Cómo investigar por Internet.

Cada módulo se desarrollará utilizando la estrategia del seminario taller.


INFORME DE INVESTIGACIÓN "I"

1. INTRODUCCIÓN

Durante el desarrollo de la intelectualidad del hombre, han surgido varias


posiciones y diversas teorías en torno a lo que es el conocimiento. Para los
dogmáticos el conocimiento era exclusivamente una condición natural del hombre,
ignorando que el conocimiento implica una relación; el dogmático descuida al objeto y
su función, luego llegaron los escépticos, los pragmáticos, los realistas, los críticos
entre otros, que refutaban toda posición anterior a la de ellos planteados, en cuanto a
la posibilidad de la producción de conocimiento alguno.

Si bien es cierto, que el conocimiento como tal, esta muy ligado a la filosofía y a
la ciencia representan pura especulaciones, es decir, representa la explicación e
interpretación del conocimiento humano, esto mantenía muy ocupados a los grandes
filósofos de la Grecia antigua quienes no escatimaron esfuerzo alguno en exponer y
defender sus planteamientos.
El proceso de la producción del conocimiento tiende a reunir al sujeto
cognoscente y al objeto cognoscible, ambos no pueden actuar por separado debido a
que el primero depende del segundo para que surja la posibilidad de algún
conocimiento, es por ello su dualidad.

Este planteamiento toma fuerza en la teoría del conocimiento de Johan


Hessen, cuando nos argumenta que "el sujeto sólo es sujeto para el objeto y el objeto
es sólo objeto para el sujeto", ambos tiene grandes diferencias pero cada uno tiene
sus funciones. La función del sujeto es aprehender del objeto, y la función del objeto
es ser aprehendido por el sujeto.

El sujeto se encarga de escudriñar, desmesurar y de compenetrar todo lo


relacionado al ámbito del objeto. Desplasandose de esta forma todas las propiedades
y características del objeto asía el sujeto; produciéndose de tal manera el
conocimiento y estableciéndose grandes cambios, porque ya el sujeto no tendrá la
misma percepción que tenía del objeto antes de estudiarlo, debido a que conoce las
propiedades del objeto estudiado; es por ello su determinación.

El hombre es determinado por el conocimiento que extrae del objeto, si no hay


determinación es porque no existió conocimiento alguno.

Pero lo que planteo en el presente informe, es el proceso de producción del


conocimiento, que posee una serie de parámetros y sigue una serie de lineamiento
que la caracterizan. Desglosando una serie de puntos clave que interactuan de una
manera sistemática y organizada permitiéndonos llegar a la veracidad de los
conocimiento que estamos adquiriendo continuamente.

2. Conocimiento, sentido común y ciencia.

1. El proceso de producción del conocimiento:

No se ha podido establecer una definición clara y contundente


de lo que es el proceso de producción del conocimiento. Por lo
tanto considero que debemos definirla partiendo por establecer
un concepto claro de lo que entendemos como proceso. El
proceso, es un conjunto de fases sucesivas de un fenómeno que
esta en continua evolución.

Entendiendo como fenómeno al conocimiento,


entendiendo como un conjunto de fases sucesivas a la
producción y entendiendo como continua evolución al proceso
de producción del conocimiento.

En el proceso de producción del conocimiento,


intervienen dos factores de gran nivel de ponderación y
relevancia, que son la producción de conocimiento basado en el
sentido común y en la ciencia. La finalidad de estos dos
aspectos son las mismas, porque ambas producen conocimiento
independientemente de la manera mediante la cual se establece
en ambos casos.

Esto implica "que no hay ninguna ruptura cualitativa entre


el proceso de producción del conocimiento basado en el sentido
común y la ciencia"

1. Es decir, su esencia es la misma, que es producir conocimiento.

2. El proceso de producción del conocimiento basado en el sentido


común:
El sentido común es el conocimiento primario, es decir, es el que nos inculcan
desde niños, es al que nos hemos habituado y nos hemos desarrollado. Es un
conocimiento empírico, que se basa en la experiencia vivida y en el entorno en
el que accionamos, en pocas palabras, el proceso de producción del
conocimiento basado en el sentido común representa los conocimientos
adquiridos por el hombre en todo el transcurrir de su vida, los cuales son
transmitidos de generación en generación. Es un conocimiento que se justifica
con el "ver" o "escuchar", pero que a la larga, nos conlleva a la obtención del
conocimiento.
El sentido común, presenta una serie de características que la diferencia de
otras fuentes de conocimiento. Por lo tanto no es rigurosa en cuanto a sus
formulaciones, no existe precisión en la metodología utilizadas y de tal manera,
inexiste planificación y sistematización del proceso de la producción del
conocimiento. Los planteamientos implícitos se formula en el marco de la
subjetividad, es decir, superficialmente.

Es dogmático, ya que reposa en la creencia y supuestos no verificados; es


asistemático, no obedece a un orden lógico. No es acumulativo debido a que
los planteamientos o explicaciones de los hechos es siempre arbitraria sin
considerar otras formulaciones.

3. El proceso de la producción del conocimiento basado en la ciencia:


Es una de las formas que tiene el hombre para otorgarle un significado con
sentido a la realidad. En el proceso de producción del conocimiento basado en
la ciencia, los planteamientos y teorías deben ser formulado de una manera
rigurosa y explícita estableciendo sus bases con criterios objetivos.

Paul O`Quist nos dice que "todos los pasos de la investigación deben ser
sistematizados y el desarrollo del mismo debe obedecer a una planificación
coherente y operacional de todo el sistema investigativo" 1. Es decir que el
proceso de producción del conocimiento basado en la ciencia, no se puede
reducir a una colección de hechos, es por ello necesario seleccionar los hechos
y organizarlos de una manera sistemática.

Podemos afirmar que hay conocimiento científico cuando a través del método
científico se ha logrado acumular nuevos conocimientos, nuevas experiencias.
Por tanto la ciencia avanza en la medida en que se logre plantearse y
resolverse los problemas, es decir, el progreso del conocimiento se da en la
medida en que se descubren y se resuelvan nuevas dificultades.
También se entiende como un conjunto de conocimiento organizados, a fin de
conocer la verdad de los hechos, y debe comprenderse que ella es un proceso
continuo de búsqueda de conocimiento.

En el proceso de producción del conocimiento basado en la ciencia, los


planteamientos tienen que ser explícitos y formulados con criterios objetivos.
Es rigurosa en la formulación de los enunciados y es muy precisa en las
metodologías aplicadas en el proceso de la investigación, que debe ser
sistemático y su desenvolvimiento sigue una planificación bien establecida
durante el proceso de investigación.

Es acumulativo, debido a que parte de previos conocimientos establecidos y


sirve de fundamentos a otros. Trasciende los hechos y busca establecer el
cómo pudo haber sido en el pasado y cómo puede ser en el futuro, por ello se
dice que es predictiva.

Gracias a la objetividad de la ciencia el mundo actual se desenvuelve en la


cúspide de la informática y la cibernética, prueba de ello son las comodidades
por medio de las cuales el hombre de hoy se relaciona e interáctuan.
4. Tipos de Conocimientos:

Es la forma general alrededor del cual oscilan las versiones individuales de los
tipos de conocimientos que se dan en el proceso de producción del
conocimiento, es decir, es un conjunto de rasgos que caracterizan al
conocimiento de tipo vulgar y al conocimiento de tipo científico.

CONOCIMIENTO VULGAR:

Este conocimiento se logra por la aceptación a priori de los hechos,


constatables por sí mismas, a la verdad se llega de una manera natural. En algunos
casos el surgimiento es vago y es determinado por la subjetividad imaginativa,
estableciendo deformaciones a la realidad. Por esa subjetividad o superficialidad es
que se desvirtúa la realidad, que a la vez ésta realidad nos conduce a lo que es la
verdad de los hechos.

Pero aún así, nos conduce a los predios del camino de la realidad; más sin
embargo, siempre quedan dudas e inconformidad, que se hacen evidentes en la
resolución de los hechos o inconvenientes, en donde el hombre busca la realidad. Es
decir, todo se sustenta en el marco del conocimiento empírico.

Por ejemplo; podríamos citar los proverbios de nuestros abuelos, que al


analizarlos llegamos a constatar una realidad, es decir, son dichos sentenciosos que
nos enfrenta a una determinada verdad.

Se caracteriza por no poseer continuidad, evolución, progreso es poco objetivo,


los conocimientos se logran con base en la intuición, sus conclusiones y definiciones
son poco precisos.

CONOCIMIENTO CIENTÍFICO:

Podríamos decir, que el conocimiento científico, es que le encuentra la solución


a los problemas más complejos, pues, en él se trabaja con una metodología
estrictamente científica, todos los datos se procesan y recopilan para dar paso al
conocimiento verdadero, ya que tangible y comprobable, teniendo características
meramente cuantitativas.

" La palabra objetividad se deriva de objeto, es decir, de aquella que se estudia,


de la cosa o problema sobre la cual deseamos saber algo"2. Por lo tanto se intenta
obtener un conocimiento que concuerde con la realidad del objeto estudiado. Al ser
objetivo, es haber encontrado la realidad que no se obtiene a simple vista, sino que al
contrario debemos escudriñar.

La ciencia utiliza la racionalidad como arma esencial para llegar a los


resultados. Los planteamientos o juicios deben ser coherentes, objetivos, lógicos y
sobre todo deben tener una gran esencia de raciocinio. Para de tal forma, acercarnos
más al lado de la realidad.

El conocimiento científico es sistemático, es organizada en su búsqueda y en


sus resultados. Se preocupa por construir sistemas de ideas organizados
coherentemente y de incluir todo conocimiento parcial en un conjunto cada vez
más amplio.

La preocupación científica no es tanto ahondar y completar el conocimiento de


un solo objeto, sino lograr que cada conocimiento parcial sirva como puente
para alcanzar una comprensión de mayor alcance.

Diferenciación y semejanzas entre éstos dos tipos de conocimientos:


Una de las grandes diferencias que debemos destacar, es la utilización del método
científico por parte del conocimiento científico, ya que éste es el único procedimiento
por medio del cual, se ejecutan los procesos de arduos análisis estableciéndose la
adopción de técnicas para constatar la veracidad de los hechos u objetos estudiados,
permitiéndonos así, establecer las formulaciones de enunciados de un modo
sistematizado, llegando a establecer las teorías.

Ambos buscan la objetividad del medio en el que el hombre se desenvuelve, podemos


decir que el objeto de búsqueda en ambos casos es el mismo. Tratando de ser
racionales y objetivos, acariciando la posibilidad de acercarse a los hechos, sin
permitir una especulación desmedida. Debemos tener claro, que si ambos
conocimientos buscan ser racionales y objetivos, pues sólo hay uno que la consigue,
que es el conocimiento científico. Porque aplica el método científico, que éste a su vez
le permite la objetividad y racionalidad de los enunciados.

En pocas palabras, ambos tipos de conocimientos se asemejan solo en su esencia,


que es la obtención de conocimiento independientemente quien sea más objetivo y
racional que otro.

2. LA CIENCIA:
La ciencia, es el instrumento por medio del cual el hombre puede constatar o
certificar científicamente cualquier objeto de estudio o fenómeno natural, de
una manera exacta utilizando una serie de mecanismo e instrumentos por
medio de los cuales se puede obtener resultados certeros, el cual es llamado el
método científico.

DEFINICIÓN:
Para establecer una idea clara, para definir la ciencia como tal, se me hace
necesario mencionar las siguientes definiciones.

1.- "La base y punto de partida del científico es la realidad, que mediante la
investigación le permite llegar a la ciencia."

2.- Es decir, que la ciencia implica una relación organizada y paulatina entre la
realidad, la investigación y la misma ciencia; en pocas palabra la ciencia implica un
proceso.
3.- "La ciencia de ser vista como una de las actividades que el hombre realiza,
como un conjunto de acciones encaminadas y dirigidas hacia un determinado fin,
que no es otra, que el de obtener un conocimiento vrificable sobre los hechos que
nos rodean."

4. Tomando aspectos principales de los anteriores definiciones de la ciencia,


puedo establecer, que la ciencia es un proceso sistemático en la que intervienen
como principio la teoría y las normas, establecidas a través del método científico.
La labor de la ciencia, es de descubrir es de descubrir hechos y anexarlos a los
informaciones ya preexistentes. Afinando así la totalidad del conocimiento actual.

SIGNIFICADO:
La palabra ciencia significa conocimiento cierto de las cosas por sus principios y
causa, diferenciados de la filosofía, que es la ciencia que estudia la esencia de las
cosas. Son dos tendencias paralelas, pero ambas trabajan juntas con el investigador,
esto implica, que la ciencia y la filosofía se fusionan; surgiendo de tal manera las
experimentaciones propias de la ciencia con las formulaciones de teoría, refutabilidad,
conjeturas, lo verdadero o falso, propio de la filosofía.

CIENCIAS NATURALES, FÍSICO QUÍMICA:


La ciencia que se ocupa de objetos ideales, y en que se opera deductivamente,
como las matemáticas o la lógica, son llamadas ciencias formales. La ciencia que se
ocupa de los hechos del mundo físico, en cualquiera de sus manifestaciones, son las
que llamamos ciencias fácticas para distinguirlas de las anteriores, incluyéndose entre
ellas a la física, a la biología, la historia, la economía, la sociología, etc. El
conocimiento de la ciencia físico natural es lograda mediante la aplicación del método
científico
Pero, cuando estudiamos las manifestaciones sociales y culturales necesitamos
utilizar una conceptualización y una técnica de investigación en partes diferentes a la
ciencia físico naturales, se hace conveniente abrir una nueva categoría que se refiera
particularmente a tales objetos de estudios. Se habla por eso de ciencias humanas o
de ciencias culturales, como una forma de reconocer lo especifico de tales terrenos de
estudios y para distinguirlas de la que suele llamarse ciencias naturales.

CIENCIAS SOCIALES:

Las ciencias sociales son el intento sistemático de descubrir y explicar patrones


conductuales de las personas y de los grupos de personas.
Es un campo de estudio muy amplio que incluye una variedad de categorías, materias
o disciplinas tales como la antropología, la psicología, la economía y las ciencias
políticas.
Para ser mas especifico, debemos tener en cuenta que la psicología se concentra en
el comportamiento individual de los seres humanos, mientras que la sociología se
interesa en el saber ¿por qué? Y ¿cómo? interactuan las personas entre sí. La
antropología es una disciplina que en parte es biologica y en parte es social. El
antropólogo físico aborda la evolución biológica de seres humanos, mientras que el
antropólogo cultural aborda las formas de vida de los diferentes grupos sociales. Todo
lo anterior nos permite establecer que todas son grandes áreas de investigación y
cada una incluye una variedad de especialidades.

El punto esta en que las ciencias sociales se relacionan con el comportamiento


humano, y si deseamos mejorar nuestro conocimiento sobre nuestro propio
comportamiento se hace necesario observarlo desde varios puntos de vistas. Es por
ello que las ciencias sociales son realmente ciencias.

REFUTABILIDAD CIENTÍFICA:
La refutabilidad científica, es rebatir con argumentos científicamente
consolidados o fundamentados cualquier teoría o enunciado a cerca de cualquier
hecho o suceso natural.

La refutabilidad científica nos permite confirmar la veracidad de los resultados


de las investigaciones, porque el refutar implica la existencia intemperante de una
sistematización, que se desenvuelve por peldaños o etapas, surgiendo una
organización basadas en las evidencias disponibles, surgen las críticas que son
rebatidas y sometidas a pruebas, hasta que se llega al nacimiento de otra teoría
diferente.

3. CONCLUSIONES.

El proceso de producción del conocimiento, esta encaminado en la búsqueda de la


verdad. La verdad es la conformidad de los hechos, planteamiento que es escéptico, si
tomamos en cuenta que el proceso de producción del conocimiento nos conlleva a
establecer un marco teórico, una conclusión surgida después de cualquier
investigación, la cual esta condenada a las criticas, a la refutabilidad y al mismo
fracaso. Entonces podíamos asegurar que el proceso de producción del conocimiento
va íntimamente ligado al conocimiento como tal.

La ciencia es el observar, el descubrir, el explicar y hasta predecir lo que es la


realidad de las cosas; es decir, es una labor critico, que somete a todos sus ensayos a
la refutabilidad, estableciéndose de tal manera la confiabilidad de un conocimiento
verdadero por lo que ello implica.

El conocimiento vulgar, se basa en la vivencia o hechos de la vida diaria; mientras


que el conocimiento científico se fundamenta en la utilización de mecanismos
organizativos y sistemáticos de organización estructural en su proceso de producción.
Podemos concebir, que la vida es un continuo proceso de producción del
conocimiento, es decir, que el conocimiento es infinito y que lo individuos dejan de
obtener conocimientos al morir, pero el proceso de producción del conocimiento
prevalece en el tiempo y en el espacio.
EL EJERCICIO DE LA EPISTEMOLOGIA

Sería extraño si, precisamente, porque un hombre [alemán] haya aprendido el


griego, se vuelva filósofo en griego no siéndolo en alemán. (Marx)
Carlos Marx

Los problemas científicos y los ejemplos que se estudian y usan en la epistemología,


tal como es ejercida hoy en día, tienen un altísimo componente tomado de las ciencias
naturales. Los casos de las ciencias naturales que se encuentran en las famosas
obras no son simplemente ejemplos, también han sido una fuente notable de donde se
han nutrido importantes proposiciones epistemológicas. Algunas de las grandes obras
que ya se han convertido en clásicos de la epistemología o que la atacan -por ejemplo,
Bunge (1985), Kuhn (1971) y (1982), Lakatos (1983) y (1982) Suppes (1988) y
Feyerabend (1974)- y que son de obligatoria lectura para todo aquel que quiera
formarse epistemológicamente, no están desbordadas, indudablemente, de
discusiones acerca de los problemas de las ciencias sociales. Están repletas, por el
contrario, de ilustraciones tomadas de las ciencias naturales. Obviamente, esto no
significa que sean impenetrables Pero para quienes proceden de las ciencias sociales
los esfuerzos por descifrar sus razonamientos son superiores a los que tiene que
hacer un científico que proviene de las ciencias naturales. A la comodidad de la lectura
de t ales obras por parte de los investigadores de las ciencias naturales se opone la
angustia de los investigadores de las ciencias sociales que quieren actualizarse o
participar en dichas discusiones.
Cuando Popper (1983, p. 103) dice que "el problema de explicar ciertas líneas
espectroscópicas (mediante una hipótesis concerniente a la estructura de los átomos)
puede resultar soluble por cálculos puramente matemáticos" es obvio que un científico
social no comprenda en absoluto qué significa esa jeringosa. Y con más razón si
nunca ha visto un espectroscopio, ni sabe para qué sirve y, muchos menos, si no sabe
nada acerca de la absorción de la luz por los átomos. Pero Popper se ha servido de tal
ejemplo para ilustrar que el problema de ciertas líneas espectroscópicas -que es un
problema que pertenece a la física- puede ser resulto por las matemáticas. Pero eso
no significa que tal problema deje de pertenecer a la física y se convierta en un
problema matemático. Aquí es obvio que Popper está usufructuando semejante
ejemplo para ilustrar que en realidadno existen problemas filosóficos "puros". En este
sentido, un científico social que se acerca a un libro de epistemología clásico tiene,
obviamente, dificultades para entender ciertos problemas de la física expuestos como
ejemplos de problemas o concepciones epistemológicas. Poro tampoco significa que
la argumentación propiamente epistemológica no sea capaz de ser comprendida. En el
caso que se acaba de mencionar, no importa el ejemplo de la física. Para un científico
social lo que importa es que se le insiste en que los problemas científicos no son
"puros". Hay problemas que involucran varias disciplinas. De aquí se deduce la razón
por la cual Popper encuentra que los objetos o temas de estudio no constituyen una
base para la clasificación de las ciencias (1983). Al contrario, considera que los que
existen son problemas científicos.

LA EPISTEMOLOGÍA, considerada así, casi podría proclamarse como propia de los


científicos de las ciencias naturales. A propósito de un comentario sobre lo que
acontece con la sociología alemana, Lenk (1988) sostiene que "el epistemólogo
-formado, por lo general, en los problemas metodológicos de las ciencias naturales
exactas- en la mayoría de los casos no es especialista en los métodos de
investigación genuinos de las ciencias sociales y en los problemas de su aplicación"
(p. 167). Por supuesto que se pueden encontrar obras epistemológicas escritas por
investigadores que provienen de las ciencias sociales. Pero aun así, y en el mejor de
los casos, tales obras tienen un alto componente de razonamientos transferidos desde
las obras clásicas de la epistemología y aplicados en ellas. Sería necio negar la
existencia de problemas epistemológicos que han sido descubiertos en el contexto de
la discusión de problemas de las ciencias naturales y que pueden, perfectamente,
guiar la discusión epistemológica de los Problemas de las ciencias sociales. Pero es
indudable que, dado que muchos de los problemas y proposiciones epistemológicos
han nacido con un alto componente de problemas de las ciencias naturales, dichas
metaproposiciones no representan todo el espectro de los problemas que se originan
en las ciencias sociales.
Así como hay problemas comunes entre las ciencias naturales y las ciencias sociales,
también hay problemas que sólo son propios de estas últimas: problemas
concernientes a la discusión de si pueden establecerse leyes universales o no; o
problemas acerca del status mismo de las ciencias sociales; o de las relaciones entre
la acción social y la estructura social; o el reconocimiento de la inexistencia de
observaciones teóricas neutrales; o la caracterización de los conceptos sociales cuyos
referentes son históricos y, por lo tanto, siempre están chocando con semejantes
conceptos; o por el contrario, si deberían construirse teorías de la vida social desde
una perspectiva ontológica sin necesidad de disputas epistemológicas. Tal vez por
ello, ante la pregunta de si la metodología económica, por ejemplo, se podría convertir
en un fructífero campo de estudio, se ha respondido afirmativamente, pero se ha
llegado a la posición extremista de negar el papel regulador de las discusiones
epistemológicas de tipo general, es decir, se ha llegado a proponer que la metodología
económica "sólo será posible cuando las particulares características de la economía
estén completamente reconocidas y no influenciadas por prescripciones
metodológicas externas a dicha disciplina" (Salanti, 1987, p. 385).
Pero la epistemología no se agota única y exclusivamente en el examen de los
problemas y de la investigación de las ciencias naturales. Considerada parcialmente
así, las únicas personas autorizadas para hablar de epistemología serían los
científicos de las ciencias naturales. La epistemología sería un vanidoso y pedante
cuerpo de reflexiones acerca de la naturaleza, cuyos únicos voceros serían los
investigadores de las ciencias naturales. No habría campo para una epistemología
sobre el hombre y la sociedad. Tampoco existiría la gran cantidad de literatura
epistemológica que se produce hoy en día acerca de las ciencias sociales.
Indudablemente, la economía, la lingüística, la sociología, y la historia, por ejemplo,
han visto crecer gradualmente sus propias epistemologías.

EL EJERCICIO CRÍTICO DE LA EPISTEMOLOGÍA


En los últimos años se ha hecho evidente que -contiguamente a la enseñanza
de la ciencia- cada vez ha devenido más necesaria la enseñanza de la epistemología.
Esto se debe a que los manuales y los textos universitarios, portadores de vasta
información científica, tienen la tendencia a presentar sus proposiciones de una
manera no crítica. "La formación científica -atomizada de acuerdo con técnicas
distintas y separadas- ha degenerado en entrenamiento científico. No hay que
sorprenderse de que ello desanime a las mentes críticas". (Lakatos, 1981, p. 338). Es
por ello que "el conocimiento aparece en forma de sistemas infalibles que penden de
esquemas conceptuales no sujetos a discusión" (ibídem). En este sentido, el
acometimiento de la epistemología al lado de la formación científica se justifica
plenamente dado que ésta favorece críticas mucho más ricas y profundas. Es evidente
que la epistemología contribuye notoriamente a adoptar posiciones críticas frente a la
gran masa de información que cada día se nos presenta. Esta es precisamente una de
las razones por las cuales cada vez aumenta más el interés por la epistemología. Si la
ciencia se enseña de una manera muy autoritaria, la epistemología es un buen soporte
para evitar la actitud pasiva, complaciente y no crítica en el proceso de recepción de
dicha información.
Pertrechado de teorías epistemológicas, el investigador puede descubrir supuestos
falsos en una teoría. Puede revisar y evaluar los supuestos filosóficos en los que
descansan los constructos. Puede indagar acerca de los soportes ontológicos y éticos
de las proposiciones científicas. Quizá descubra que algunos constructos no
corresponden en absoluto con la realidad como se creía previamente. O puede
encontrar que ciertos conceptos de una ciencia empírica no tienen como contrapartida
fáctica ningún correlato y, sin embargo, se siguen pregonando como verdades
reveladas.
Un experto investigador también puede, obviamente, darse cuenta de este tipo de
problemas. Pero la evaluación crítica y sistemática de las teorías científicas, como
atributo de la epistemología, no solamente contribuye a identificarlos, también previene
errores. No sólo contribuye a soslayarlos, también puede repararlos. No sólo
recomienda cautela, también puede ayudar a librarse de ellos. En términos similares a
los expresados por Raphael (1983) acerca de la filosofía política, la epistemología no
es la respuesta final a los problemas pero sí forma el hábito de un pensamiento
cauteloso. No existen resultados definitivos en la epistemología, pero sí auxilia y
proporciona asistencia a la investigación científica. No disuade y sí favorece la
investigación. Enseña a rechazar los autoritarismos académicos. Obstruye la labor del
académico deslucido y se beneficia enormemente de los buenos profesores. A
principiantes e inexpertos investigadores les cultiva y refuerza su percepción crítica en
su proceso de entrenamiento científico. Y les facilita formidables argumentos para
ejercer una critica racional.
En esta perspectiva acerca de la crítica, Popper, por ejemplo, ha usufructuado de
manera útil la distinción entre crítica inmanente y crítica trascendente. Una teoría se
ataca inmanentemente desde dentro y según sus propios supuestos y
presuposiciones. Reconoce que hay quienes han sostenido que la crítica inmanente
no es útil porque "como no puede hacer más que señalar las inconsistencias lógicas
dentro de la teoría criticada, nunca tiene éxito contra una teoría consistente" (1985, p.
69). Pero ha respondido que tales exponentes están equivocados.
Antes de discutir el porqué de esta aseveración, es preciso aclarar que la crítica
trascendente ataca, por el contrario, una teoría desde fuera, "Procediendo a partir de
supuestos o presuposiciones que son ajenas a la teoría criticada". Popper ha aclarado
que tenemos perfecto derecho a emplear la crítica trascendente. Podemos partir de
una teoría rival y mostrar las deficiencias de otra.
Ahora bien, Popper aclaró por qué la crítica sí puede ser inmanente y por qué están
equivocados quienes piensan que no es eficaz contra las teorías consistentes. La
circunstancia de que la crítica pueda ser trascendente respecto a "su origen o guía o
inspiración" no significa necesariamente que tenga que ser trascendente "en el sentido
lógico del término". Por ejemplo, el marxismo, como teoría rival, puede atacar desde
fuera, e inspirado en sus propios supuestos, al marginalismo. Esta sería una critica
trascendente hacia el marginalismo desde los supuestos "externos" del marxismo.
Ahora tómese otro ejemplo; critíquese el monetarismo desde fuera, desde el punto de
vista marxiano, y critíquesele inmanentemente, desde dentro pero en referencia a sus
propios problemas. Por ejemplo, si se le critica desde los supuestos propios de una
teoría rival, será una crítica trascendente. Pero si se le critica, además, en relación con
sus problemas, con los problemas que él intenta resolver, entonces la crítica
trascendente puede convertirse en inmanente.
Por ejemplo, con facilidad se puede criticar inmanentemente la política monetarista del
Banco Central de Venezuela, puesto que podría afirmarse que no resolvió
satisfactoriamente los problemas para los cuales fue diseñada. Y por lo tanto, puede
criticarse en relación a los problemas que intentó resolver. Efectivamente, entre marzo
y agosto de 1981 el Banco Central de Venezuela acentuó consciente y explícitamente
la salida de divisas de Venezuela. Para tal propósito, fijó las tasas de interés
nacionales por debajo de las tasas de interés norteamericanas y del mercado del
eurodólar. El banco mismo justificó esta diferencia con el argumento de que tal política
tenía los mismos efectos que una política monetaria restrictiva al impedir la
monetización de las divisas y controlar así la inflación (por supuesto, según las recetas
monetaristas internacionales). Después de provocar conscientemente la salida de
divisas, el banco cambió su política monetaria. A partir de agosto del mismo año,
incrementó las tasas activas y pasivas nacionales pero esta vez para desestimular la
salida de divisas. Esto es inconsistencia. Además, las divisas continuaron emigrando,
pero esta vez por desconfianza en la economía nacional.
Según la receta monetarista de estos tiempos, con una disminución de los ingresos
petroleros venezolanos y un menor ritmo de crecimiento del gasto fiscal interno, el
camino era el de aumentar la oferta monetaria, es decir, emprender una política
monetaria expansiva. Pero, según la misma receta monetarista, el banco también
consideró y se dio cuenta de que no debería emprenderse tal política puesto que en
esos momentos no había garantías de que tal expansión incrementara la base
monetaria para financiar la actividad económica interna. ¿Por qué? Porque tal política
no iría más que a contribuir a financiar la continua compra de divisas. Es decir, había
una continua fuga de divisas. Si se aplicaba una política monetaria expansiva tales
excedentes monetarios se dedicarían a comprar un mayor volumen de divisas. Y, aun
así, conociendo de antemano semejantes consecuencias, en septiembre de 1992 el
banco puso en marcha una política monetaria expansiva! Esto es inconsistencia.
Más tarde el banco reconoció tal error. Pero fue tarde. El 18 de febrero de 1983 hizo
crisis irreversiblemente el sistema cambiario venezolano que había sido uno de los
más sólidos del continente.
Como se observa con este ejemplo, para criticar el monetarismo no hay que hacerlo
única y exclusivamente desde una perspectiva marxiana, desde el punto de vista de
una crítica trascendental ajena a él. Por el contrario, se puede criticar
inmanentemente, y, además, con relación a sus problemas. Es decir, se puede
encontrar que en su acción esta política monetarista fue muy mal monetarista. Sea
monetarista, pero sea buen monetarista. Esta debería ser la consigna de todo aquel
que pretenda defender sus creencias. Sea consecuente con las recetas que predica.
Si no las aplica, si el monetarista no es capaz de aplicar consecuentemente las
recetas internacionales -que también pueden cuestionarse- entonces, ¿con cuál
autoridad puede elevar a rango de aplicación universal sus propuestas? Si no se es
consecuente con una creencia, jamás se tendrá autoridad para elevarla a rango de
status científico. Apenas encuentra una anomalía, entonces modifica su
comportamiento. No se comporta según una heurística positiva como la llamaría
Lakatos. No importa de dónde provenga una idea científica. Solamente procedimientos
posteriores la calificarán o la descalificarán, Lo que es inaceptable -científica y
epistemológicamente- es lo que Reichenbach detectó brillantemente: la generalización
o las pretensiones de universalidad prematuras.
Con este ejercicio se demuestra cómodamente que el monetarismo no es ninguna
teoría científica. Se pone de manifiesto que no es universal. Por lo tanto, es más obvio
tratarlo como una creencia más, según lo enseña la epistemología. E iguales
consideraciones podrían hacerse con el neoliberalismo. Así, pues, no es necesario
que la crítica sea trascendente en el sentido lógico. Puede ser trascendente en
relación con una teoría rival, pero eso no significa que no pueda convertirse en crítica
inmanente.
De hecho, ningún crítico que sea auto-crítico estará por lo general, satisfecho de su
crítica a menos que pueda liberarse de todo vestigio de su origen trascendente:
aunque quizá guiado por su propio sistema de pensamiento, transformará su crítica
hasta que se convierta en inmanente, y con ello sea más eficaz contra su oponente.
Porque la teoría bajo examen no es simplemente un sistema de supuestos, dogmas,
conjeturas y demás; es también un intento de resolver un problema. Por tanto, puede
ser criticada inmanentemente, por no resolver sus problemas, por ejemplo, o por no
conseguirlo mejor que sus rivales, o por cambiar simplemente el problema a resolver,
etc. De este modo, la crítica inmanente puede señalar serias deficiencias incluso en
una teoría consistente. (Popper, 1985, p. 70.

EL PERFIL DE LOS EPISTEMÓLOGOS


Con el surgimiento del Círculo de Viena a principios de la década de 1920 a
1930, se puede afirmar que la epistemología se profesionalizó (Bunge, 1980). El
Círculo de Viena se originó alrededor del físico y filósofo empirista alemán Moritz
Schlick (1882-1936), y específicamente a partir de 1922, año en el cual Schlick se
convirtió en profesor en Viena. Alrededor suyo, se reunieron los filósofos Rudolf
Carnap (1891- 1970), Otto Neurath (1882-1959), Herbert Fiegl, Friedrich Waisman
(1896-1959), Edgar Zilsel, Víctor Kraft y los matemáticos y científicos Philip Frank
(1884-1966), Kurt Gödel (1906-1978) y Hans Hahn. De "simples" reuniones, pasaron a
organizar su primer congreso internacional en Praga en 1929. En ese mismo año,
Carnap, Neurath y Hahn publicaron el manifiesto "El punto de vista científico del
Círculo de Viena". Allí listaron los nombres de quienes podían considerarse como sus
precursores e igualmente seleccionaron a Einstein (1880-1952), Bertrand Russell
(1872-1970) y Ludwig Wittgenstein (1889-1951) por sus coincidencias o influencias
con respecto a su grupo. También se aliaron con la Escuela de Berlín: Hans
Reichenbach (1891-1953), Richard von Mises, Kurt Grelling y Karl Hempel, y entraron
en contacto con importantes filósofos escandinavos, holandeses, norteamericanos,
británicos y polacos.
Entre 1930 y 1940 continuó la organización de otros congresos en Königsberg,
Copenhague, Praga, París y Cambridge. En 1930 el grupo fundó la revista Erkenntnis,
dirigida por Carnap y Reichenbach. A fines de la década de 1930 a 1940 el grupo
estaba en disolución. Su filosofía ha sido calificada indistintamente como positivismo
lógico, empirismo lógico, empirismo científico, neopositivismo y movimiento de la
ciencia Unificada, Este último calificativo se debió al propósito del Círculo de Viena.
Otto Neurath ilustró de la siguiente manera tal fin.
El Círculo de Viena se consagra cada vez más a la tarea de formular a la Ciencia
Unificada (que abarca tanto la sociología como la química, la biología como la
mecánica, la psicología -llamada mas propiamente conductismo [sic]- como la óptica)
en un lenguaje unificado, y a establecer las interconexiones de las diferentes ciencias,
que con tanta frecuencia se discutían, de suerte que puedan relacionarse sin dificultad
los términos de una ciencia con los de otra. La palabra "hombre" que va ligada a
"hacer enunciados" debe ser definida exactamente del mismo modo que la palabra
"hombre" que aparece en proposiciones que contienen las palabras "sistema
económico" y "producción". (Ayer, 1965), p. 213).
Obviamente, dicho positivismo lógico era epistemología; pero epistemología no es
sinónimo de positivismo lógico. Las proposiciones de éste constituyeron sólo una de
las tantas proposiciones epistemológicas. Es decir, las teorías sobre la racionalidad
científica son variadas y pueden equivocarse. Hay varias epistemologías y varias
proposiciones: la epistemología positivista, bungeana, popperiana, lakatosiana,
kuhniana, empirista, idealista, racionalista, duhemniana, anarquista, escéptica,
probabilista. Están en constante disputa.
Lakatos ha utilizado la metáfora que ha usado Popper en cuanto a las distintas
concepciones epistemológicas. La utilizó para distinguir los puntos de vista entre el
primero y el segundo Wittgenstein, los aprioristas, Popper y Feyerabend. Así, sostuvo
que el primer Wittgenstein (aproximadamente hasta 1922) aprendió de Bühler que
nuestros sistemas conceptuales expresados a través del lenguaje son los lentes con
los que contemplamos el mundo. El segundo Wittgenstein (aproximadamente desde
1929 hasta su muerte) negó la posibilidad de elegir entre dos lentes según su calidad,
por lo tanto "todo lo que se puede hacer es limpiar los lentes que uno lleva puestos".
La confección de lentes perfectos sería la tarea de los aprioristas. La de Popper, ha
sido la de evaluar los méritos relativos de diferentes lentes". Y a Feyerabend en
realidad no le importa que alguien vaya por ahí con los lentes sucios. (Lakatos, 1981,
p. 306).
Pero independientemente de cuál teoría epistemológica se trate, a la epistemología se
puede llegar desde la ciencia. Quienes la están nutriendo son científicos que en un
momento determinado de sus investigaciones han comenzado a preocuparse y a
indagar acerca del status de sus procedimientos o de sus teorías. También se puede
llegar desde la filosofía y, específicamente, desde la teoría del conocimiento. Desde
Kant, sobre todo, la filosofía comenzó a preocuparse de una teoría del conocimiento
propiamente dicha.
Así, pues, existen dos tipos de ejercitantes de la epistemología: quienes practican la
ciencia y quienes practican la filosofía. Pero esta no es una simple bipartición, pues
tiene importantes derivaciones. Debido a la circunstancia de que la epistemología no
solamente tiene estrechos vinculos con problemas concretos que se originan en la
investigación científica, sino que, además, una discusión se hace más productiva
justamente cuando se la vincula con tales problemas concretos, es que se han
constituido en los motivos por los cuales muchos epistemólogos se han venido
plegando al veredicto de que quienes están en mejores condiciones para discutir
problemas epistemológicos son, única y exclusivamente, los epistemólogos que
provienen del ejercicio de alguna ciencia en particular y no de los epistemólogos que
pernoctan en su expedición desde la filosofía.

ASPIRANTES AUTORIZADOS AL EJERCICIO DE LA EPISTEMOLOGÍA:


¿FILÓSOFOS O CIENTÍFICOS?
Por definición, la ciencia siempre va más avanzada que la epistemología
(Lakatos, 1983). De aquí podría deducirse que si la epistemología estuviera constituida
sólo por filósofos, estaría más atrasada de lo que está hoy en día. Los problemas que
encuentra un investigador en su labor concreta se constituyen inmediatamente en
problemas epistemológicos gracias a que tales científicos se convierten en
epistemólogos. Este es, un método muy distinto al del epistemólogo que viene de la
filosofía, pues tiene que esperar que a otros -a los científicos- se le presenten
problemas, los discutan y los publiquen para que pueda comenzar a examinarlos. De
esta manera, los problemas sólo serán nuevos para los investigadores. Según esta
concepción, la epistemología no se estudia, se ejerce.
Por ejemplo, Bernstein (1983), en su intento por explorar en los debates acerca de la
crisis de las ciencias sociales advirtió en la introducción de su obra que era más
importante nutrirse de lo que decían los científicos sociales practicantes y conscientes
de su metodología y no de lo que decían quienes se han convertido en filósofos de las
ciencias sociales. Se quejaba de la circunstancia de que la filosofía de las ciencias
sociales "se ha convertido a menudo en una triste hermanastra de la filosofía de las
ciencias naturales, y una excusa para tratar cuestiones epistemológicas generales 110
relacionadas con lo que ocurre efectivamente en las disciplinas sociales" (p. 15).
De manera similar, Popper (1983) ha convenido en prevenir que "los debates
metodológicos más fructíferos están siempre inspirados por ciertos problemas
prácticos con los que se enfrenta el investigador; y casi todos los debates sobre el
método que no están así inspirados se caracterizan por esta atmósfera de fútil sutileza
que ha desacreditado a la metodología ante los ojos del investigador práctico". Y
concluye: "Es necesario darse cuenta de que los debates metodológicos de tipo
práctico no sólo son útiles, sino también necesarios" (p.71).
Igualmente, Bunge ha sostenido que el científico es quien mejor está dotado para
discutir acerca de problemas epistemológicos. Ha constatado que, desgraciadamente,
hoy en día hay epistemólogos que no tienen formación científica y que sólo han
estudiado filosofía. Se ha lamentado de la circunstancia de que actualmente la
epistemología está poblada de "escolásticos", es decir, de gente que no viene de la
ciencia sino de la filosofía. Son personas que nunca han tenido contacto con una
ciencia en particular. Esta profesionalización de la epistemología tiene un grave
defecto, pues se ha nutrido de personas que "hablan de lo que no conocen", es decir,
son personas que "tocan de oído".
Si hoy día quiero hablar del espacio y del tiempo, dos temas filosóficos por excelencia,
debo conocer la Teoría de la relatividad de Einstein. Si deseo opinar sobre la materia
constitutiva de la realidad, tengo que escuchar primero lo que dicen las teorías
cuánticas. (Bunge, 1987, p. 162).
Obviamente estos son sólo dos ejemplos que Bunge toma de las ciencias naturales.
También podría decirse lo mismo acerca de ejemplos tomados de las ciencias
sociales. Sería necio negar el componente verdadero de su reclamo. No es lo mismo
un filósofo hablando de epistemología de una ciencia social en particular, que un
científico social hablando de epistemología. Bunge ha insistido en los perjuicios que ha
ocasionado la profesionalización de la epistemología.
Creo que la epistemología en sí misma está pasando por un mal momento y que eso
se debe precisamente a la difusión que menciona [el entrevistador]. En especial a
partir de los años ‘60 se profesionalizó hasta el punto de tener adeptos que nunca
estuvieron en contacto con una ciencia particular. Estudian directamente filosofía de la
ciencia, o de la técnica. Por este camino la producción es muy superficial, no se ocupa
de los problemas que aparecen todos los días en una investigación concreta sino de
cuestiones que preocuparon en algún momento a otros epistemólogos. Esto marca un
rumbo muy escolástico e, insisto, muy profesional en el mal sentido de la palabra.
Esta posición tampoco es nueva. Lakatos la encontró enunciada por Watson en
1967:
El espíritu de la física nos viene dado por los físicos que reflexionan sobre ella,
hacen experimentos, la examinan, escriben sobre ella y la enseñan. Este es el único
espíritu que vale la pena poseer. El resto es una especie de morbidez patológica que
impide al hombre aprender de la naturaleza, y desalienta la participación real en ese
proceso creador. En estado de buena salud, esto no es natural. La filosofía, como
Wittgenstein observó una vez, debería liberarnos de la idea de que existe una clase de
doctor académico que puede hacer por los físicos y otros científicos cosas que ellos
mismos son incapaces de hacer. (W. H. Watson, 1967, citado por Lakatos, 1981, p.
313).
Es cierto que para comprender algunos problemas epistemológicos es preciso contar
con información científica. Es cierto que la epistemología debe ser jurisdicción de los
científicos practicantes y que aquí se garantiza que la discusión sea más fructífera y
pertinente.
Se puede aseverar que estos reclamos están aderezados con el alerta contra los
extravíos escolasticistas; pero después de percibidos, queda un saborcillo que
perturba. Este malestar se acentúa cuando se constata que tales advertencias no
están "a punto". Queda la sensación de que están condimentados excesivamente con
los males de un extremismo exagerado. El componente legítimo en contra del
escolasticismo queda desvirtuado por su solución exagerada. Como diría Popper, está
concebido para solucionar más de la cuenta. Estas alertas pueden pecar de ser
excesivamente puristas. Los problemas de las ciencias particulares se pueden
expresar en términos epistemológicos. Es más, dichos problemas se han tomado de la
historia de la ciencia para ilustrar problemas epistemológicos e incluso para construir
teorías epistemológicas enteras. Por lo tanto, dado que los términos y las expresiones
epistemológicas, traducidas desde algunos problemas de la investigación, son el
vínculo entre la teoría epistemológica y algunos problemas científicos, entonces el
filósofo o el epistemólogo sí pueden, inversamente, y partiendo de sus propias
racionalidades, criticar la ciencia. Tal como lo mostró Lakatos, la ciencia no es
sacrosanta. Los filósofos sí pueden y deben criticarla. Lakatos calificó como elitista
esta concepción de la epistemología en sus comentarios acerca de la obra de Toulmin
y la criticó:
Según ellos [los elitistas] la ciencia sólo puede ser juzgada por procedimientos de
jurisprudencia, y los únicos jueces son los científicos mismos. Si estos autoritarios
tienen razón, la autonomía académica es sacrosanta, y el lego, el extraño, no debe
atreverse a juzgar a la elite, científica. (1981, p. 303).
Por otro lado, Bunge ha sostenido de la siguiente manera que la filosofía debe
estudiarse según los criterios científicos.
En conclusión: el correcto planteamiento de los problemas filosóficos -su elección y su
tratamiento no difiere, o no debería diferir, demasiado del planteamiento correcto de
los problemas científicos, por mucho que difieran los temas y las técnicas. Pero esto
no es más que un modo ambiguo de decir que no hay más que un modo de plantear
los problemas de conocimiento, ya sea en la ciencia pura, ya en la
aplicada, ya en la filosofía: no se pueden plantear problemas de conocimiento sino
científicamente. Esto puede ser dogmático, pero vale la pena intentarlo para ver si
cambia la situación de la filosofía. (1985, p. 244).
Vale la pena, pues, trasladar la forma de tratar problemas de la investigación científica
hacia la forma de tratar problemas filosóficos. Es obvio que Bunge reconoce que esto
implicaría nada menos que un dogmatismo científico, pues sería reducir todas las
formas de conocimiento a los cánones establecidos en la ciencia. Pero hay un
supuesto implícito en esta recomendación y es el que interesa destacar y comentar. Si
la filosofía se estudia y examina según estos procedimientos, entonces el filósofo sí
ejerce la investigación. Y si ejerce la investigación, entonces si conoce procedimientos
científicos y sí tiene derecho a hablar de la ciencia. No podrá hablar de los problemas
de la química o de la física, pero sí podrá hablar de los problemas que se originan en
la práctica de la investigación científica, en el ejercicio de la investigación concreta. En
este orden de ideas, puede añadirse que así como hay que estudiar la filosofía con
criterios científicos, la ciencia también puede estudiarse con criterios filosóficos.

LOS CIENTÍFICOS SOCIALES FRENTE A LA EPISTEMOLOGÍA


Es obvio que un científico social, desprovisto de formación epistemológica, que
tropieza con problemas graves de epistemología, o que simplemente no sabe cómo
resolver ciertas vicisitudes, en algún momento deplorará la ausencia de su instrucción
epistemológica. Aparte de su experiencia en el ejercicio de la investigación, la única
manera como puede actualizarse en las discusiones epistemológicas consiste en
afiliarse al aprendizaje de la epistemología. Leyendo y examinando críticamente las
obras de los interesantes epistemólogos, podrá averiguar cuáles teorías son útiles
para resolver parte de sus problemas. Pertrechado de conocimientos epistemológicos
regresará al ejercicio de su investigación científica. Pero para hacer ciencia, le será
muy útil saber hablar de la ciencia. Más que en las ciencias naturales, en las sociales
los procedimientos de los investigadores con formación o sin formación epistemológica
son enteramente diferentes. Cuando se aprende epistemología, la investigación
científica no vuelve a ser la misma. La epistemología, en este sentido, no es inocua.
Por ejemplo, desde Popper, la epistemología enseña, cuidadosamente, que los
justificacionistas son peligrosos. Los economistas, por ejemplo, han aprendido de los
filósofos de la ciencia que "el apriorismo y el positivismo lógico ya no son patrones
dignos de confianza para el ejercicio de la teorización científica y han comprendido
que el instrumentalismo, el operacionalismo y el convencionalismo ya no pueden ser
tomados como principios metodológicos indiscutibles para su disciplina" (Salanti, 1987,
p. 368).
Un ejemplo notable de cómo la filosofía puede ayudar a la ciencia es la "revolución
copernicana" de Kant. Como es conocido, Kant llamó así a su concepción. Así como
Copérnico comprendió que la concepción de la relación de los cielos no permitía
progresos y rompió tal "punto muerto" al invertir las cosas y suponer que quienes
estamos "en reposo" somos nosotros, Kant igualmente invirtió la concepción
precedente en la que el observador era considerado como un ente pasivo en el
proceso de conocimiento por la concepción que ahora considera al observador como
un ente activo.
Hay un clima kantiano de pensamiento sin el cual no serían concebibles las teorías de
Einstein o de Bohr; y podría decirse que Eddington es más kantiano que el mismo
Kant, en algunos aspectos. Y hasta aquellos que, como yo mismo, no pueden admitir
la doctrina de Kant en su totalidad, aceptan la idea de que el experimentador no debe
esperar hasta que a la naturaleza le plazca revelar sus secretos, sino que debe
interrogarla (Popper, 1983, p. 226).
Las pretensiones de Francis Fukuyama (1989 y 1992) en cuanto a que el "éxito" de las
democracias liberales constituye el fin de la historia -interpretación proveniente de
Hegel a través de Kojève- no es un problema que pueda resolverse con teoría
económica o teoría política. Esas pretensiones no se pueden oponer a verificaciones
científicas acerca de tales proposiciones. La comodidad de la teoría de Fukuyama no
se opone al rigor científico. Por más apoyo evidencial que se atesore contra su
proposición nunca será suficiente para mostrar la falsedad o la aserción de sus
enunciados. Es decir ejerciendo un razonamiento popperiano, no tiene ningún sentido
incrementar su contenido o incrementar el apoyo evidencial en contra de tal
proposición. Esa no es la vía para discutir su aceptabilidad o no. No se trata de que no
se hayan encontrado los argumentos adecuados o pertinentes para refutarlo o
corroborarlo. Un torneo en el que se busque reforzar las distintas posiciones con tales
argumentos proporcionará inmensas satisfacciones narcisistas intelectuales a los
contendientes, pero no resolverá los problemas de contenido de sus proposiciones.
Por el contrario, si se comprende que las proposiciones de Fukuyama son creencias,
entonces el problema sí se entenderá más cómodamente y contribuirá a preparar las
respuestas o los comentarios correspondientes. Y el problema de las creencias no es
un problema que pertenezca a la teoría económica o a la teoría política. Es un
problema que, aunque no pertenece exclusivamente al campo de la epistemología,
ésta sí lo ha estudiado o lo ha usufructuado de forma muy productiva y sistemática o,
por lo menos, de una manera mucho más sistemática que la teoría económica o la
teoría política.
Pero hay otro componente que es merecedor de una importante puntualización. Y he
aquí la enormidad del Problema. Si las ciencias sociales todavía no han alcanzado un
desarrollo científico análogo al de las naturales, entonces, ¿qué pasaría con los
inexpertos e incluso expertos investigadores que intentan ejercer la racionalidad
científica en las ciencias sociales? ¿Deberían esperar a que las ciencias sociales
alcancen un grado tal de desarrollo que sus problemas sean dignos de entrar al reino
consagrado de la epistemología? La respuesta es, obviamente negativa.
Hoy en día, quien quiera formarse epistemológicamente, o no pasar por un ignorante
de las teorías sobre la racionalidad científica, o quiera, como debe ser, pertrecharse de
teorías epistemológicas para entender los problemas de una ciencia social en
particular, no le queda otro camino que familiarizarse con la inmensa producción
bibliográfica sobre la materia. Lamentablemente, nadie puede partir de la discusión
epistemológica de un problema de teoría económica, llevarla a un congreso o
publicarla y encontrarse allí con un filósofo que le ilustre que tal problema ya ha sido
discutido o resuelto hace años por algún otro filósofo cuya actividad se ha
caracterizado precisamente por no ser la de un científico practicante. En este punto, es
altamente ilustrativo el ejemplo que expuso Blaug (1985) con respecto al libro de
Hollins y Nell, titulado Rational Economic Man: A Philosophical Critique of Neoclassical
Economics, publicado en 1975. Comentándolo, Blaug observó cómo tales autores
llevaron el esencialismo hasta sus últimas consecuencias. Pero, como es conocido,
hoy en día, para hablar de esencialismo no es posible ignorar las importantes críticas
que Popper ha conducido contra él. obviamente, esto no significa que no se pueda
defender alguna posición moderada de esencialismo, pero aun así, es preciso
enterarse previamente de las críticas que se le han formulado. De esta manera, por no
estar suficientemente actualizados, tales autores defendieron su esencialismo sin
enterarse de las formidables críticas que había provocado. Por ello, Blaug se vio
obligado a opinar que "nos sentirnos casi tentados a decir que si estos autores
hubiesen leído los numerosos y devastadores comentarios de Popper sobre la filosofía
del esencialismo, [...] su libro hubiera quedado privado de su razón de ser" (p. 146).
Por lo tanto, la investigación en las ciencias sociales debe incluir un componente de
conocimientos epistemológicos.
No todos los científicos sociales se acercan a las obras más importantes de la
epistemología moderna. Pero tampoco es cierto que todos quienes se aproximan lo
hagan simplemente para recabar una inocua cultura científica o para disfrazarse de
una falsa erudición. Lo hacen porque intentan conocer las importantes discusiones
epistemológicas presentes en la investigación científica. También, porque tienen
problemas graves en su investigación. Porque necesitan ayuda. Sólo así, estarán en
capacidad de despejar los referentes de las ciencias naturales y captar los problemas
epistemológicos. Los problemas de la demarcación, de la verificabilidad, de la
falsabilidad o de las teorías no son problemas que solamente conciernan a la
investigación de la naturaleza. También son pertinentes con respecto a la
investigación de la sociedad.
Los inexpertos investigadores frente a la epistemología
Ahora bien, es cierto que hay diferencias importantes entre quienes se acercan a la
epistemología. En este sentido, no es lo mismo hablar de ciencia que hacer ciencia. Ni
es lo mismo leer sobre la investigación que emprenderla, ni hablar que observar ni,
finalmente, filosofar que hablar de filosofía. Y no es lo mismo hablar de epistemología
sin ejercer la ciencia que hablar de epistemología ejerciendo la ciencia. Marx criticó a
algunos alemanes que creían que por el simple hecho de aprender griego ya se creían
filósofos en griego, cuando ni siquiera eran filósofos en alemán. En términos similares,
el hecho de que alguien estudie y aprenda epistemología no lo convierte en
investigador.
Entonces, por un lado se tienen los científicos de las ciencias sociales y los científicos
de las ciencias naturales, y, por otro, los filósofos que no investigan. Pero falta un
grupo. El grupo de los inexpertos investigadores. Si las cosas son así, entonces, con el
temor de que sean calificados de escolasticistas, ningún inexperto, ni ningún
principiante podría acercarse a la epistemología. ¿En qué lugar quedarían los
estudiantes que están siendo entrenados científicamente en estos momentos?
Enseñar epistemología a los investigadores en formación no quebranta su
entrenamiento.
Pocos autores negarían la importancia y la gran cantidad de obras epistemológicas
que han venido publicándose. Hoy en día existe suficiente material bibliográfico que,
dispuesto y usado sistemática y ordenadamente, puede ser usado para dictar los
cursos de epistemología en los distintos departamentos e institutos de investigación.
Ya se han adelantado los estudios epistemológicos, y no se pueden desconocer y
esperar que los inexpertos investigadores y posibles científicos concluyan su
formación. Es decir, ¿habría que esperar que los científicos de nuestros países se
terminen de formar? ¿Con respecto a cuál patrón se les podría considerar como ya
listos para la discusión epistemológica? ¿A partir de cuándo sería lícito el comienzo de
la discusión epistemológica?
El tren epistemológico ya ha comenzado su marcha y no podemos limitarnos,
pasivamente, a observarlo. No solamente es posible abordarlo para evitar penosas
marchas a pie, sino que también es posible que pasajeros de última hora, pero frescos
y con ingenio disciplinado, puedan modificar algunos de sus trayectos. Definitivamente
no se puede partir de cero o, mucho peor, no se puede pretender ignorar la gran
cantidad de teorías y proposiciones epistemológicas que están en la discusión
internacional. Existen, están ahí y pueden ser de gran utilidad en la formación de los
inexpertos investigadores. En este sentido, hay que reconocer que así como la
epistemología no se estudia sino que se ejerce, también es útil destacar que quienes
ni la ejercen ni la estudian, estarán más desfavorecidos. Es preciso iniciar su
formación pero siempre alerta frente a las desviaciones escolasticistas.
O como oportunamente ha distinguido Mario Bunge. Ambas concepciones son
merecedoras de estudio: no hay que exagerar con la "metodolatría" pero tampoco hay
necesidades y es peor ser "metodoloclastas", pues sería necio negar que actualmente
existe un número de métodos que funcionan razonablemente bien y todos los métodos
o al menos las tácticas de su aplicación- pueden mejorar.
LA GENEALOGÍA DE LA RAZÓN
Comprende tanto los aspectos intelectuales del conocimiento, como los
componentes morales que la acompañan, los valores estéticos que la han definido, su
vínculo social tanto constituyente como constitutivo, las dimensiones, en fin, del poder,
de la organización social y, en particular, la proyección histórica hacia el futuro, que
siempre está ligada a ella.
La genealogía de la razón se distingue de su análisis o fundamentación
metodológica en que, a partir de la teoría del conocimiento de Kant, ha asumido la
epistemología moderna. Desde el punto de vista de la epistemología científica la razón
constituye el a priori de la actividad operativa del entendimiento. Como tal, la razón es
examinada y concebida, por un lado, como un sistema lógico referido al conocimiento
empírico y científico y, por otro, como un sistema operativo, tanto en un sentido mental
como en un sentido instrumental. La razón sabe a través de la lógica y la
epistemología, de sus funciones y su estructura, de sus poderes y sus límites: pero no
sabe de su historia, de la genealogía que la vincula con los aspectos más elementales,
más originales, de la vida humana de la sociedad o de la psicología individual.

Fue genealógica, en este sentido, la orientación señalada por Nietzsche en su


critica de la moral. Y es sugerente su camino. La moral moderna, la moral idealista fue
trazada como un conjunto de leyes racionales y, por lo tanto legitimadas por su fuerza
universal, por su vigor abstracto y no porque respondieran a una experiencia empírica
de la historia, a una visión profunda de los conflictos y violencias de la cultura
moderna. Nietzsche trató de rescatar los momentos psicológicos, los intereses
individuales y colectivos, las relaciones de sumisión, de jerarquía, de coacción, en un
sentido moral y estético, presupuestas, aunque ocultas en la transparencia de las
máximas y leyes de la razón universal y trascendente. En la idea del deber moral, que
la tradición pietista de la que se alimentó Kant más bien ligaba a las esferas celestiales
de un orden universal y absoluto. La genealogía de la moralde Nietzsche descubrió
una relación original de subyugación, jerarquía y opresión. Igualmente, en el universo
histórico de un Estado racional y absoluto, desentrañó la pálida abstracción de una
voluntad despótica y, guerrera, el afán de poder y el ansia de propiedad. Se abrían las
puertas a una perspectiva subversiva sobre las oscuras cavernas de las ideas de la
razón.
En un sentido que considero semejante, las ciencias de la religión, en obras
como las de K. Kereny y, particularmente, de K. Heinrich, han estudiado
genealógicamente los principios constitutivos, esto es, los orígenes de nuestra
civilización. El argumento genealógico, de acuerdo con estos autores, descubre en los
mitos antiguos, y en particular en los que explican los orígenes de la cultura, los
principios que explican el sentido más profundo de las ciencias, de la razón moderna y
sus múltiples polarizaciones. Descubrirlos orígenes mitológicos de la filosofía, la
ciencia y la civilización significa lo mismo que descubrir su identidad profunda. Con
esto, en fin, el análisis genealógico acomete algo más que una tarea crítica, los
trabajos de la conciencia negativa; además, proyecta una perspectiva emancipadora
real para la filosofía, en la medida en que el descubrimiento de nuestros orígenes
libera nuestra angustia frente al pasado y frente a nuestra no-identidad futura --eso
que Unamuno llamó la falta de carácter del racionalismo moderno--, y abren para la
existencia las posibilidades de una nueva creatividad.

La genealogía hunde su mirada analítica en la profundidad de las experiencias


y emociones humanas, de su espíritu y de su carne, que subyacen en la historia del
pensamiento occidental en el logos de aquella historicidad que ha merecido el nombre
de universal. De ahí que busque lo más simple, aquello que mezcla lo ético con el
conocimiento, con el saber, o lo estético con éste y con el orden moral y político. Y de
ahí también que su método oscile entre el rigor analítico, y las analogías poéticas y
políticas, porque su modo de razonar tiene que vincular originariamente aspectos
diversos de la actividad humana, condensados en el principio de la razón, y para esto
debe trazar un orden asociativo de analogías, ora lógicas, ora poéticas.

El punto de vista genealógico se distingue a su vez de la concepción histórica


de la razón, de la idea de una razón histórica. Esta presume, como muy claramente
formuló Hegel, el papel fundador de la cultura, propia de la razón. Puesto que ella y
sólo ella es el principio que organiza el todo de la historia bajo una orientación
armónica y un objetivo final, la historia de la razón estudia la evolución de sus figuras,
el relato de sus vicisitudes, la pasión de sus crisis y regresiones, y las fantásticas
epopeyas que jalonan su inexorable epifanía histórico-sacramental. Pero no se
explican ni se investigan por ese camino los orígenes, las vicisitudes y las pasiones de
la cultura y la existencia humana, aquello precisamente que constituye la sombra, el
lado oculto de la razón encarnada y no se describe la sustancia quebrada y escindida,
el mundo que subyace al inmaculado universo de su pureza revelada de la razón. Algo
semejante puede decirse de la forma modernizada de esta concepción histórica de la
razón modernizada bajo un cierto barniz positivista: la sociología del conocimiento.
Ésta investiga igualmente las condiciones históricas de la ciencia y la lógica, pero no
como elementos constituyentes de las figuras históricas del pensamiento o la razón
sino como figuras determinadas, condicionadas, motivadas --analógicamente hablando
por contextos históricos y sociales.
Esto no quiere decir que el método genealógico no se apoye en estas
concepciones históricas del pensamiento o del logos de la civilización. Pero lo hace
para desentrañar, de estos nexos reales entre el espíritu y el mundo histórico, o entre
la razón y las instituciones sociales en las que emergía, la estructura real de una razón
que se ha definido como sistema lógico y apriorístico. La filosofía de la historia y del
derecho de Hegel, la filosofía social e histórica de Marx son ejemplos para igmáticos
de esta orientación histórica, precisamente porque reúnen, aunque no deduzcan las
consecuencias necesarias de esto, un riquísimo material empírico que muestra, que
esclarece, en el sentido más ilustrado de la palabra, la oscura genealogía del logos de
la ciencia, de logos de la dominación.

Desde esta perspectiva genealógica quiero señalar dos aspectos


fundamentales que definen el nacimiento del discurso filosófico europeo: su origen
ascético y su impulso primario o su principio de separación. Voy a considerar, a
continuación, estos dos momentos por separado, basándome para ello en dos claros
ejemplos de pensamiento moderno: Descartes y Hegel.

No conozco un marco más apropiado para describir, en primer lugar, lo que


entiendo aquí por ascetismo que el pensamiento místico de Santa Teresa de Avila. El
tema es Eros. Santa Teresa describió el proceso místico como un impulso erótico,
pero que, en lugar de salir al encuentro de su para participar con él en sus nupcias, se
dirigía hacia lo más alto, abstracto y absoluto, es decir, la ascesis. La ascesis como
vehículo de Eros, pero también como su negación. Porque en el momento culminante
de la ascensión mística de la Santa no hay amor, ni sensualidad, ni pérdida de sí
mismo en la explosión de belleza, sino más bien una visión prístina, definida como un
universo de cristal, puro, racional y universal: el Ser absoluto y la absoluta abstracción
de todo ser. La ascesis, en su concepción mística, en el budismo, lo mismo
fundamentamente que en el cristianismo, es el proceso de negación, de depuración y
de aniquilación de los componentes empíricos de la vida, de la existencia humana
entera; es la negación de la memoria histórica, del nombre y de la biografía propios, de
los sentidos y las emociones, de la sensibilidad y el erotismo, de la fantasía e incluso
del entendimiento. Este proceso, que sigue, paso a paso, metodológicamente, un
camino definido de purificación, se llama iniciación. Pero la ascesis no solo se define
por aquello que niega como proceso de iniciación, sino también por sus resultados: el
éxtasis del Yo y la epifanía del Espíritu absoluto. Al final del proceso místico, en efecto,
Santa Teresa describe la unión mística con Dios, es decir, la identificación de su alma
con su espíritu, o por utilizar más un lenguaje al estilo de este tiempo, de su ser
individual y determinado, de su Yo psicológico, con un principio abstracto, racional y
universal. Este espíritu puro, el Yo absoluto de las nupcias sagradas del alma con
Dios, es la identidad asimismo absoluta que la ascesis arropa.

En la filosofía científica de Descartes el Eros es el afán universal del conocer


propio de las ciencias; la iniciación mística a la visión de la verdad, la epopteia, se
llama espíritu del método. Al ascetismo, a la separación interior de la conciencia, la
vida y las cosas, se le llama escepticismo, y se le confunde con su sentido griego: el
rigor crítico; y al éxtasis, la epifanía de un Yo puro e infinito, se le, confunde ahora con
la ataraxia griega, el estado de pureza y sabiduría resultante de la suspensión del
juicio y de la identificación del Yo con este acto puro del juicio más abstracto, que es la
negación, en fin, al Ser absoluto de la ascesis mística lo llama sujeto racional el
racionalismo post-cartesiano.

La analogía aquí trazada entre la filosofía científica y el ascetismo místico


respeta, claro está, sus visibles diferencias. Mas, muy a pesar de ellas, la serie de
negaciones espistemológicas, nacidas de la duda escéptica cartesiana, reiteran, una a
una, en su libro que no en vano exhibe el título moralista y edificante de
Meditaciones,cada una de las etapas que también definen, por ejemplo, la
autonegación mística de la existencia individual entera. Descartes condena
epistemológicamente la memoria histórica (la tradición, las costumbres), la
sensibilidad, la fantasía, la imaginación y la misma inteligencia. Al cabo de su proceso
escéptico descubre la única pura actividad de la razón: la identidad lógica, y
fundamenta en esto el orden universal del conocimiento y el poder científicos.

La hipótesis que describo, si se quiere hablar así, puede fundar su decidida


orientación crítica en otros dos exponentes de la filosofía clásica griega, en los cuales
lo religioso, lo místico, e incluso lo mitológico, no se encuentran separados de lo
epistemológico y filosófico en el sentido científico de la palabra: Parménides y Platón.
Parménides eleva el principio lógico de identidad a fundamento ontológico absoluto de
la filosofía. Pero este principio absoluto y universal sólo puede afirmarse
metafísicamente bajo la condición de negar el no-Ser y la no-identidad: la realidad
particular de la vida y la experiencia humana de las cosas, en las cuales siempre la
vida está unida a la muerte, el amor al odio, y donde lo real se revela más bien como
la mezcla del ser y el no ser, algo que no posee una identidad lógica, sino que es más
bien un mundo, una realidad de analogías. El orden del logos de Parménides supone
asimismo una abstracción, una ascensión por encima de esta realidad, más afín a los
sentidos, la fantasía, la intuición y los poetas.

En Platón, a su vez, el tema de la ascensión, el abandonar el mundo de la


noche y de las sombras, donde nosotros vivimos en la confusión, y, en el contacto
inmediato de las emociones y los cuerpos, es estilizado como la metáfora originaria del
vuelo de la filosofía, la ascensión del pensamiento al reino de la luz, y de las ideas o
las verdades puras. Platón describió este rito iniciático del conocimiento cómo
separación y ascensión más allá del mundo, en uno de los mitos más fundamentales
de toda la filosofía occidental: el de la caverna. Y lo formuló con aquel mismo espíritu.
El reino de la epistemología, de la verdad, de la filosofía científica y del logos fue
proyectado más allá de la vida, confundida con las esferas de lo oscuro y subterráneo.
Pero quizás sea más fundamental aun recordar, para este propósito, el problema
central del Banqueteplatónico, aquel que pone en directa relación el espíritu del
método --la iniciación científica o mística al conocimiento racional-- con Eros --la
aspiración a la belleza, al conocimiento y la creación--, en los que él espíritu está
envuelto en la carne, la luz del conocimiento comparte la oscuridad del deseo, y la
aspiración a la belleza es igual a la visión de un orden armónico e indefinido en el
espacio y el tiempo. El Eros platónico, el impulso de la filosofía, el amoral
conocimiento, sólo se satisfacen, de acuerdo con el Banquete, en la constitución de
leyes racionales, ya sea como conocimiento racional de la verdad, ya sea como
gobierno racional del mundo. Al final de este hermoso libro Platón no celebra, por este
motivo, un canto a los amantes, o a Venus, o al mismo angélico Eupido, sino,
precisamente a Solón, héroe y legislador. Y lo que media entre ambos, entre el abrazo
voluptuoso del enamorado y el tribunal supremo de la razón, es, precisamente,
también una forma de ascesis, la negación y divinación de la carne, la degradación de
la vida humana limitada, y la elevación de su sombra espiritualizada: la luz pura del
conocimiento.
Admito, una vez más, que entre el pensamiento religioso, místico y ascético, y
la filosofía moderna, no hay más que diferencias patentes, Representan dos universos
históricos autónomos. Pero aunque independientes y deslindados, no por ello deben
considerarse completamente cerrados el uno al otro, En realidad, la mínima conciencia
histórica lo impide, como he aludido al mostrar, casi entre paréntesis, el valor de un
pensamiento como el de Parménides y Platón, entretejido con concepciones
mitológicas, religiosas y filosóficas, en el moderno sentido de la palabra. Y, no
obstante, debe subrayarse esta identidad más profunda, más antigua también, en los
componentes morales y sensibles (éticos o estéticos) de la experiencia de la filosofía,
el nacimiento de la razón.

EN PARMÉNIDES, por ejemplo, la búsqueda de un orden absoluto del Ser está


arropada de símbolos mitológicos, y de metáforas de signo ascético. El principio lógico
de identidad se yergue como el Primero de un orden absoluto de la Verdad y el Saber.
Pero la postulación de esta primacía absoluta de lo lógico, y de la identidad, sólo podía
cumplirse por la negación de la existencia limitada, efímera y frágil de los seres
humanos y las cosas. El mundo de los seres vivos e individualizados, lo mismo que
nuestra existencia, no conoce el orden de un rigor lógico, y del resplandor del Ser
divino. Somos, con las cosas, mezcla de vida y muerte, claridad transida de oscuridad,
mundo de ideales sublimes y de pasiones siniestras, algo que es al mismo tiempo que
no es, que duda, que jadea, que se divide, y contempla el morir como parte del vivir,
como parte del ser --no como el Ser absoluto.
Qué duda cabe que el menosprecio de la propia vida por la sensibilidad y la
sensualidad, o por el interés propio, y el trascender esta realidad en el universo de una
identidad absoluta de la conciencia, una identidad confundida con un Ser universal,
constituye el esquema, la estructura elemental y radical del proceso místico de Santa
Teresa. Allí la carne es suprimida porque es efímera; el nombre y la historia propios
son rescindidos por su limitación; allí el deseo es negado en nombre de la luz y la
razón; allí, en fin, la radical conflictividad de todo ser, de la vida individual lo mismo
que de la historia, es superada en la medida en que se le niega el ser en un orden
trascendente de ideas.
Para mostrar con imágenes más claras este elemento ascético, negador de la vida
individual, inherente a la filosofía moderna, quiero aludir rápidamente a los ejemplos
del Banquetey de la filosofía cartesiana. En el Banquetede Platón se debate el amor,
pero los elementos estéticos, emocionales y poéticos del amor, tal como se dieron en
la mitología griega, en los cultos de Venus y de Dionisios, o en la poesía sáfica, no
aparecen en su escenario. El amor es, en Platón, lo ajeno, algo exterior y lejano, una
visión desde las alturas. (En la obra de Platón, Diotima, su verdadero protagonista,
porque ella y sólo ella encarna toda la sabiduría del amor, no aparece, no posee una
existencia corpórea y sensible, sino que se la invoca como a una voz lejana, profética
y dogmática. Ella, la palabra del amor, adquiere una idealidad sublime, que Platón
identifica con el pensar filosófico, al tiempo que pierde toda realidad sensible, y por
tanto expresiva, afectiva, seductora o sensual. Define una aspiración pura, no una
relación sensual, emocional e intelectual a la vez, como el amor, en realidad, es. En
fin, la figura principal, entre los presentes en el banquete, es decir, Sócrates, se
distingue precisamente por no participar en el ritual de los simposios antiguos: el de la
ebriedad y el de la sexualidad. Es místico, en otras palabras, y profundamente
ascético este libro de Platón que fundamenta el espíritu de la filosofía como ciencia,
porque trasciende la existencia individual en lo sublime, y trata de fundar en su pureza
apriorística el universo de un orden que, aun siendo ideal, pretende lo absoluto.
Esta dura confrontación entre la existencia individual concreta, experimentada siempre
bajo un estigma negativo, y el mundo espiritual del logos, adquiere también en la obra
de Descartes una bella expresión. Descartes describe en sus Meditaciones,y más acá
de la elemental pero segura estructura lógica que define esta obra, un curioso
malestar, una inquietud, un querer desasirse del mundo, por emplear palabras afines
al mundo poético de Santa Teresa. Sus dudas sobre la limitación, la vaguedad, la
irremisible falsedad de los sentidos, la fantasía, la memoria, la imaginación o la
inteligencia misma, pueden comprenderse como la descripción literaria de un
procedimiento científico. Sin embargo, descubre, quizás por su llamativa expresividad
literaria, la reacción humana a un sentir escindido, angustiado y pesimista del mundo.
La duda cartesiana no solamente es la skeptestaigriega, el principio crítico del
conocimiento, también es la expresión de un sentimiento de fragilidad, de falta de
firmeza de la realidad inmediata en la que se vive. Descartes describe perfectamente,
en las primeras meditaciones de este libro, lo que el psicoánalisis llama
Kontaktangst,la angustia ante la percepción directa, por consiguiente más ligada al
tacto, a los olores y colores, a la fantasía y a la imaginación, de las cosas y los
cuerpos, las mejores páginas de Descartes son por eso las que describen el
metodológico nacimiento de la razón como una arqueología de emociones, formas de
experiencias, lazos y valores que su primacía cultural destruyó, lo mismo que un
ejército destruye el recinto de un maravilloso poblado. La angustia cartesiana del
contacto inmediato de las cosas, la angustia que confunde los sentidos, la memoria o
la fantasía con el error, es, precisamente, el testigo, filosóficamente disfrazado de
escepticismo lógico y ontológico, de este truncamiento entre la razón y esa otra
sensibilidad poética del mundo. En esta medida, la obra de Descartes muestra la
razón científica como opuesta al mundo y a la vida, radicalmente arrancada y
abstraída de ella; es decir, aquel mismo proceso ascético que arrancaba el espíritu a
la realidad concreta de la existencia.

Quiero hacer un último comentario sobre el significado de la ascesis.


Naturalmente son muchas, las facetas que a este respecto se pueden mencionar. Al
hablar de Santa Teresa, por ejemplo, tan sólo he señalado su lado negativo, la
anihilación de sí propio, la represión de la existencia individual; no he considerado, en
cambio, aquello que constituye la fuente de su riqueza literaria, de la inmersa belleza
de sus escritos (como el cantar delicado de los pájaros encerrados), es decir, no me
he referido a este "retorno de lo reprimido" que siempre se abre paso en ella en
sensuales, eróticas y amorosas metáforas. Pero precisamente aquí, en razón del
objetivo crítico de este ensayo, debo subrayar aquel lado negativo del ascetismo, la
ascesis como negación, desprecio y humillación de la vida, como autoaniquilación
como bien manifiestan los relatos autobiográficos de Santa Teresa y, al mismo tiempo,
como conquista intelectual de una identidad absoluta y de un Ser universal.

Este ascetismo, la voluntad de apartarse, de sesgarse de la vida y las cosas, la


negación de sí mismo, ese momento de indiferencia o incluso de frialdad hacia lo real
(combinada con una pretensión de realidad más verdadera), que definen
genealógicamente los comienzos de la razón moderna, la llamo nihilismo, primera
figura, interior a la constitución lógica de la razón del nihilismo. Supone esto solamente
el decir que la razón definida por la filosofía científica entraña, en su condición
apriorística, un principio de indiferencia e indeferencia hacia la vida, un momento de
frialdad y de dominio frente a la realidad, una negación moral y sensible de un
contacto más participativo con las cosas, el mundo, en fin, más poético y más vivo de
la mimesis. A esta negatividad la llamo nihilismo; la separación, en definitiva, del logos
de la civilización del mundo individual, o sea, lo que los místicos llamaron alma.
En segundo lugar, esta ascesis, esta negación metodológica de la vida debe ser
analizada a su vez, como ya he señalado antes, en relación a sus consecuencias: el
nacimiento de una identidad absoluta, el principio del Ser, el orden de una estructura
lógica universal.

Utilizo los términos de origen y resultado en su sentido más analógico. Hasta


ahora he considerado el lado ascético de la razón moderna y, sus consecuencias (en
realidad sus premisas) nihilistas. El asunto tratado tenía que ver con la teoría del
conocimiento, con la lógica; ahora hablaré de la dimensión histórica las instituciones,
las costumbres, el trabajo, los sistemas de poder de este mismo proceso de
ascensión, de progreso lógico, del discurso de la razón.

En cuanto a este discurso histórico del orden del logos, valga la redundancia,
del orden del discurso de la filosofía, lo primero que quiero señalar es un elemento,
que todavía no he mencionado, de aquellas ascesis, místicas o filosóficas, inherentes
a la constitución lógica de la razón. Su reino de lo sublime, el principio de la identidad y
de la unión con el Ser coinciden, en un sentido a la vez moral y político, con la
constitución del poder. Esto es válido tanto para el misticismo como para la filosofía
científica. Estableceré, por lo pronto, una analogía, a fin de aclarar este aspecto. En la
descripción del Yo absoluto, del matrimonio resultante del yo determinado y la
representación del Ser absoluto, se encuentra la institución y el poder político y militar
de la Iglesia católica. Está presente ese poder bajo las más variadas formas, desde la
censura de la Inquisición y las torturas de los confesionarios, hasta la idea de una
identidad universal de la cristiandad. En un sentido semejante el Yo cartesiano, el
sujeto racional, está profundamente vinculado a una estructura de poder. El dominio
racional apodíctico y absoluto, como lo adjetivó el mismo Descartes del mundo a
través de su conocimiento científico estiliza, en abstractas palabras, el dominio real de
los hombres o las instituciones sobre las cosas y los seres humanos. Y el sujeto
racional, el agente de este conocimiento, se comporta epistemológicamente como un
etéreo déspota cósmico, como en aquella orgullosa comparación que estableció
Descartes entre un filósofo y un demiurgo arquimédico que movía el firmamento con
unas cuantas palancas. Algunas veces se ha analizado en este sentido la relación
histórica entre la constitución epistemológica del sujeto racional y la constitución
político-económíca del sujeto burgués: el portador social de la empresa civilizadora de
dominación destructiva del universo. Y esta relación, evidentemente, existe: son dos
aspectos de un mismo nexo lógico.

Santa Teresa compara el Yo místico con una fortaleza alusión metafórica a la


piedra mística de la Iglesia y a su poder. La filosofía científica desde Kant hasta
Carnap, compara innúmeras veces el sistema de la razón con una poderosa
arquitectura, o con una obra en construcción: metáfora del papel civilizador de la razón
que siempre ha asumido la filosofía. Pero este nexo significa tanto como poner en
estrecha interdependencia la dominación, los sistemas de poder las fortalezas de la
razón-- con el ascetismo, o mejor dicho, con aquel aspecto negativo del ascetismo
comprendido dentro de él como autonegación de la vida, y que se confunde con una
concepción negativa o un nihilismo filosófico. Del mismo modo, con este nexo se
supone una relación íntima entre el espíritu del método y el orden de un poder
tecnológico y político que asume hasta sus plenas consecuencias el delirio filosófico
de una universalidad abstracta, vacía de contenidos vitales. Y esta relación quiere
decir lo siguiente: al principio racional de identidad lógica, en el que se funda la razón
moderna, le es inherente la dimensión de un poder político y tecnológico de signo
universal; y en consecuencia: la sublimación lógica (en otro tiempo la sublimación fue
precisamente un proceso alquímico, a la vez místico y científico)de la existencia
concreta, de la separación intectual de los seres, del abandono de todos los seres en
el devenir Uno con todo el Ser, es el principio constitutivo de la dominación concebida
como sistema de la historia universal. Y el nihilismo, en fin, la negación de la
naturaleza limitada del ser humano, es la negativa condición ética y estética de la
constitución de este poder.

He llamado a este segundo momento del análisis genealógico de la razón, y


también del análisis de los componentes nihilistas intrínsecos a ella momento de la
separación. Se trata de la separación como el aspecto objetivo de la negación ascética
de la vida, en cuanto ésta se contempla considerando su carácter constitutivo,
fundador de poder. La palabra "separación" la empleo en un sentido afín al que define
Hegel en su Fenomenología del Espíritu:como aquella abstracción lógica de la realidad
que nos arranca de las cosas, y que constituye el principio de toda negatividad, del
orden del concepto, de la filosofía. Hegel piensa precisamente que sólo la negación de
todo Ser permite la epifanía de todo el Ser: el secreto de la dialéctica hegeliana.

En ella, en su orden racional identificado con el curso histórico, el principio de


la separación celebra precisamente su más alto triunfo. Pero el elemento que destaca
este sentido de la separación es el arrancar, el convertir en nada, el matar; es decir, un
principio de muerte como origen del logos filosófico y del papel fundador de cultura.
Toda separación es una muerte metafórica. Y esta muerte es la que precisamente se
encuentra muy cerca de la constitución histórica y lógica del poder. Y pone de relieve,
en fin, la segunda figura del nihilismo como la dimensión de agresividad, destructividad
y guerra ligada a la historia de los Estados.

No conozco un marco más apropiado para analizar este principio de separación


constitutivo del poder, entendido éste como el orden universal de la razón, que la
Fenomenologíade Hegel El tema es ahora Thanatos.Hegel describió el ascenso
histórico de la razón como un impulso hacia la separación, hacia la negación, hacia el
abismo seductor de la Nada, que, sin embargo, no llegaba completamente a aniquilar
su objeto, sino que lo rescataba de algún modo en un plano superior, de la
abstracción. Tal es, dicho sea entre paréntesis, un segundo aspecto de la dialéctica de
Hegel. La nada, la negatividad, el principio de la muerte, se convierte con esto,
lógicamente hablando, en el motor de la historia, en el fundamento del ser humano
--considerado como idéntico, precisamente de acuerdo con la dialéctica, con la razón
de la Historia--, en el nuevo y absoluto Ser.

Lo interesante, en Hegel, desde la perspectiva crítica que aquí perfilo, es


precisamente su identificación del logos, de la razón y la verdad con la realidad
histórica y cultural. La negatividad, lo que he llamado principio de separación y de
muerte, recoge en la Fenomenología hegeliana los momentos del ascetismo
epistemológico que antes he considerado. La negatividad es el principio científico de la
conciencia racional, para Hegel lo mismo que para Descartes. Pero esa negatividad,
ese principio de muerte, está ligado, a su vez, a una realidad política y social.

La dialéctica del Señor y el Siervo es el mito de esclarecimiento filosófico más


revelador en este sentido. En su concepción, Hegel aborda la tradición de la filosofía
política de Hobbes e incluso del cinismo antiguo, de acuerdo con los cuales la guerra,
la destrucción y la violencia eran, histórica y lógicamente hablando, los orígenes del
Estado. Es cierto que Hegel critica la unilateralidad de estas concepciones, pero
asume al mismo tiempo su estructura esencial. Es el tema de la muerte bajo su
dimensión histórica. La dialéctica del Señor y el Siervo describe cómo el desprecio
guerrero por la vida y la indiferencia heroica hacia la muerte, cómo la destrucción, la
angustia y la crueldad generan el poder político, el Estado Universal que es también la
Razón universal. Thanatoses concebido, aunque de manera implícita, como el motor
de la historia considerada como plan racional. (Debe recordarse que ya Kant había
escrito, en sus ensayos sobre la historia de la humanidad que la guerra entrañaba un
principio racional de progreso y de paz.) Pero a su vez este vínculo entre la muerte y el
progreso de la historia es ocultado por la dialéctica hegeliana, en la medida en que se
arropa precisamente bajo figuras particulares, como aquellas que definen el concreto
proceso del desarrollo histórico. Este es el tercer momento que define la dialéctica
hegeliana. La muerte se disfraza, en Hegel, de angustia, de sentimiento de deber y
obediencia; se encubre bajo la renuncia al goce, al trabajo y a la servidumbre; aparece
en fin, como cualidad del sujeto moderno de la cultura. La importancia de Hegel reside
precisamente, en revelar las guerras originarias, fundadoras de grandes naciones y
culturas, los poderes despóticos, y el mismo reino de terror y amenaza, como un
impulso que contiene, en su raíz, la dimensión racional de la cultura y la libertad
humana.

He considerado dos aspectos, dos momentos de la genealogía de la razón y su


proyección cultural. El primero entrañaba un sentido intelectual, moral y estético; el
segundo posee un aspecto histórico y social; tiene que ver con la realidad objetiva de
instituciones, de la violencia social o del discurso de la guerra.

Uno entrañaba el proceso de ascesis, de sublimación de la realidad, y junto con


el otro de negación de la vida, de autonegación del ser en la misma experiencia
filosófica o moral que pretendía abarcar el Ser. En el segundo momento, esta ascesis
adquiere la forma individualizada de la separación, de la crueldad, de la indiferencia y
desprecio guerreros de la vida. En el primer caso el nihilismo se revelaba como un
componente pulsional de la misma constitución de la razón moderna y del sujeto
racional humano. La razón, el logos de la civilización, descubre así su carácter
negativo y nihilista como su virtud sensible y moral. Bajo la segunda perspectiva
histórica este nihilismo adquiere las connotaciones, más cercanas a lo político, del
despotismo y la humillación, la, destrucción y la sumisión moral. Pero, además, la
ascesis filosófica del logos está vinculada originariamente a una deformación, a una
transformación negativa de un impulso amoroso que el pensamiento de los antiguos
relacionó con el amor individual, con la aspiración a la belleza, al placer. El segundo
momento remite, a su vez, a un primario impulso negativo, un afán de poder y de
destrucción, de competitividad y de guerra. Este trasfondo de la genealogía de la
razón bajo el aspecto de la ascesis y la separación remonta, de hecho, a las
concepciones del mundo de mitologías antiguas, como la cosmogonía de Hesiodo o la
física de Lucrecio, que parten precisamente de Eros y la discordia como potencias
primarias. Pero, atendiendo a nuestra cultura contemporánea, la definición de este
nexo es algo que no puede hacerse sin una referencia al análisis de la cultura de
Freud. Voy a dedicar a ello unas palabras; voy a dedicarlas, más particularmente, al
tema de la relación entre Eros y Thanatos.
Freud y algunos de sus discípulos, como Fenichel y Reich, analizaron los elementos
constitutivos de la cultura bajo la perspectiva de dos principios originarios: Eros y
Thanatos,el impulso del amor y la creación y el impulso de la destrucción. Desde el
punto de vista del primero observó el fenómeno elemental que llamó sublimación, una
palabra que en su obra recoge precisamente elementos del sublimado alquimista (la
purificación ascética que al mismo tiempo es el descubrimiento científico del orden
racional de las cosas) y el concepto filosófico y místico de lo sublime: la esfera
intelectual de las ideas puras. En el análisis de la sublimación cultural de las pulsiones
humanas, Freud establece, a su vez, un nexo entre la frustración instintiva, es decir,
los aspectos de la negación ascética de la vida, y la racionalización, la sustitución y el
ocultamiento (la represión, en lenguaje de Freud) de este proceso real de anihilación
por una construcción, un orden racional. Freud definió la cultura, la genealogía y la
historia cultural, el progreso, en fin, como un proceso de sublimación de hecho esto es
una vieja concepción. Pero al hacerlo (y en ello reside la originalidad de la teoría
psicoanalítica de la cultura) ponía de manifiesto el vínculo interior de la constitución del
orden cultural con la negación (instintiva) de la persona y la experiencia individual de la
vida y, asimismo, con la racionalización, es decir, el ocultamiento de aquella vida
reprimida y su sustitución por su réplica ideal, el mundo filosófico del discurso. Que
Freud empleara la palabra "racionalización" para develar un proceso de ocultamiento
de la realidad de la existencia a través de la conciencia racional, posee en sí mismo un
enorme interés (y un interés algo irónico también), porque la racionalización, en el
mundo del pensamiento filosófico y sociológico contemporáneo, al nacimiento del
psicoanálisis, designaba más bien el progreso cultural hacia formas de vida, de
comunicación y de creación cada vez más homogeneizadas con arreglo a un
paradigma lógico y tecnológico, o instrumental. Freud rompe drásticamente con la
pretensión teórica de consistencia moral y psicológica de la conciencia o de las
premisas lógicas de aquella concepción racionalista de la historia.

La teoría de la cultura de Freud, lo mismo que la perspectiva sobre la


genealogía de la razón histórica esbozada en estas páginas, es conflictiva, y ha
tendido a ser desplazada por este carácter inconciliatorio de las formas más oficiales
de la cultura de masas y de la cultura intelectual. Se asume precisamente bajo su
visión la radical conflictividad de la condición histórica del hombre moderno. Y las
consecuencias de esta radicalidad intelectual no son precisamente pequeñas. Pero
quiero referirme ahora al segundo aspecto, al principio de la muerte. Es sugerente
notar, en el caso de Freud, que la asunción teórica y sistematizada de la condición
escindida y conflictiva del ser humano (eso que tanto furor causó a los pálidos
humanistas de nuestro tiempo), no le permitía todavía comprenderla agresividad
social, la destructividad de nuestra civilización, y la violencia de explosiones sociales y
guerras. Y Freud tuvo que admitir, con enormes reticencias morales y teóricas, un
principio originario de agresión y de muerte que, aun siendo vagamente subsidiario del
gran Demóny del gran seductor Eros, era capaz de limitar y destruir con sus poderes
los lazos de aquél. Por consiguiente, habla que admitir, hay que admitir la existencia
de un principio originario de guerra y de destrucción.

Ya he hablado anteriormente de este anhelo de la separación concretamente


cumplido en el desafío a la muerte que constituye el principio en el que el héroe
asienta su dominación despótica en nombre de la virtud moral y en nombre del terror
que ejerce. Freud no trata en este sentido sino de introducirnos en la profundidad
psicológica y mitológica de este principio lógico y social (o histórico-racional, para
hablar como los grandes filósofos del idealismo moderno) de la separación y de la
muerte. Pero, al mismo tiempo, Freud analizó con mucha claridad el nexo que existe
entre la sublimación cultural y el principio de destrucción. Podrá otorgarse a éste
último el derecho a un poder universal y autónomo, encerrado emblemáticamente en
un idealizado Thanatos.(Este fue el tema que criticaron Fenichel y, sobre todo, W.
Reich, a través, precisamente, de un análisis crítico de la civilización y sus conflictos.)
Pero aún observando la autonomía de un instinto destructivo, el Psicoanálisis mostró
un vínculo profundo entre éste y la sublimación cultural del hombre moderno. Bajo las
condiciones de conflictividad, de frustración y, por tanto, de autodestrucción, que
caracterizan a la cultura moderna, lo mismo en un plano económico que moral y vital,
la sublimación revela amargamente todos sus lados negativos; pues bajo ellos se
alimenta la indiferencia a la vida, la frialdad la muerte interior, el juego perverso de
nuestras ciencias y nuestros instrumentos con la muerte, y se genera la misma idea
racional de la guerra.

Nuestra cultura trabaja en favor de la muerte. Niega la vida bajo las exigencias
de la sublimación, y afirma la muerte en la conciencia de su separación irremisible de
la naturaleza y la vida. La cultura se vive como la más honda crisis. Se adivinan los
factores de su fin.
A esta concepción de la genealogía de la razón y de los conflictos de la
civilización se le podrá llamar pesimista. De hecho se ha calificado de pesimista la
visión que de la historia tenía Freud. Pero en realidad eso solamente fue, y es así,
porque es más fácil conformarse con el lado resignado de las cosas, en lugar de
extraer sus últimas y radicales consecuencias y cambiar en consonancia con esto
nuestras voluntades y nuestras formas de pensamiento dominantes. En realidad estas
perspectivas teóricas perfilan un horizonte muy distinto. A través de él, se traza,
aunque de manera teórica, un límite a la historia de la cultura moderna y a sus
fundamentos filosóficos, artísticos y religiosos. He tratado de relatar la historia de la
conflictiva condición del hombre moderno, lo he intentado buscando algunos rastros de
la genealogía de su principio lógico, es decir, la idea de razón. He mostrado, a través
de algunos ejemplos de la psicología, del arte y la filosofía, el fundamento negativo
que subyace en esta conflictividad: la autoanihilación ascética que subyace al principio
de la razón; y he señalado, con otras menciones, la tendencia profunda hacia la
destrucción y hacia la guerra que necesaria, aunque falsamente, genera aquella
conflictividad y tensión interiores al sujeto humano y a nuestra cultura objetivamente
considerada.

Eso nos ayuda ahora a responder, aunque un tanto oblicuamente, a la


pregunta formulada al principio: ¿Puede el progreso histórico seguir su camino de
sacrificios humanos? ¿Tiene la historia y la vida humana en aquellos aspectos que
dependen de ella algún sentido? La respuesta que he dado es ciertamente compleja y
difícil. Ya he dicho que es oblicua, indirecta y, ciertamente, inacabada. Por ser
negativa, traza un análisis crítico y dibuja el perfil de una teoría negativa de la cultura.
Este espíritu negativo, sin embargo y lo repito de nuevo, no se confunde en modo
alguno con el pesimismo. No cabe duda que el pesimismo histórico constituye la
condición emocional cotidiana de nuestras vidas. Pero la filosofía, la reflexión teórica
debe hacer precisamente un esfuerzo ejemplar por sobreponerse a esta condición
espiritual de nuestro tiempo. El pensamiento asume esta dimensión positiva, incluso
allí donde trata de formular aunque sólo sea tímidamente una orientación en el mundo,
es decir, un horizonte, y el perfil de una dirección hacia donde encaminarse. La
perspectiva crítica en este sentido encierra una profunda dimensión positiva, creadora
de futuro y en definitiva utópica. Toda negación de lo pequeño y limitado, de las cosas
de nuestro mundo finito no la crítica del gran No absoluto encierra un gran Sí, la
voluntad, apenas confesada algunas veces, de dar forma a una nueva esperanza. Esa
aspiración es como la sombra que arrojar las luces, hoy necesariamente oscuras, del
análisis genealógico de la razón y de la historia de la civilización.
SOBRE EL ESTUDIO DE LA ESPITEMOLOGIA
Como el programa se ubica al inicio de la carrera se elabora como materia
básica y no especializada, de modo que tenga mas carácter de iniciación a la ciencia y
de carácter instrumental como una herramientasmas del estudio y de la investigación
sociológica. Por lo tanto los contenidos están diseñados para que el estudiante tenga
una visión panorámica de la epistemología y del desarrollo en este campo de las
ciencias sociales y de la sociología en particular, aspirando que el contenido de esta
unidad curricular se convierta en un eje transversal durante la carrera. Representa la
base para la estructuración de un segundo nivel como materia obligatoria o electiva
especializada al final de la carrera

PROPÓSITO

Formar en el contexto del paradigma de las competencias a los alumnos de la Escuela


de Sociología en el campo de la epistemología, orientada dicha formación a las
ciencias sociales y a la sociología en particular

OBJETIVO GENERAL
Analizar los fundamentos epistemológicos de las Ciencias Sociales y de la Sociología
en particular, tanto en el contexto de la modernidad como de la postmodernidad.

COMPETENCIA

Aplicar la epistemología en el análisis crítico, reflexivo y axiológico de la teoría


científica, expresada en documentos, tesis, monografías, artículos científicos y de
opinión. .

Estrategias instruccionales

El curso se desarrollará bajo la modalidad presencial, proponiendo las siguientes


actividades:

• Exposición del docente: Exposición teórica conceptual por parte del o los
facilitadotes, utilizando recursos didácticos como el Video Beam, Computadora,
láminas. Se complementará con películas y reportajes sobre la investigación
cinética.

• Exposición de los alumnos. Tanto en forma individual como grupal los alumnos
expondrán temas o puntos del programa seleccionados y preparados previamente.

• Discusión en clase. Bajo la orientación del Docente se organizarán equipos de


trabajo para discutir tanto los temas tratados como el material bibliográfico
sugerido: estudio analítico y reflexivo del material didáctico suministrado;
realización de actividades pertinentes (lluvia de ideas, análisis de información
medios de comunicación, entre otros). La asistencia a esta actividad es obligatoria

• Asesorías académicas: solicitadas por los participantes al facilitador. Son de libre


elección y pueden ser presenciales o a distancia, con el uso de los recursos
telemáticos.

• El correo electrónico del facilitador es el siguiente:


Evaristo_22[arroba]hotmail.com

Evaluación

El curso tiene carácter aprobatorio y se evaluará utilizando diferentes técnicas:

• Diagnóstica: al inicio del semestre para identificar conocimientos previos sobre la


materia y la carrera ,así como las expectativas sobre sus estudios y en particular de
la materia. .

• Formativa: a través de resúmenes analíticos, participación en clase.


• Evaluación de medición: pruebas escritas y orales, estructuradas y abiertas de
modo que los alumnos puedan desplegar sus competencias en el análisis
epistemológico

Se propone la siguiente ponderación para las evaluaciones de cada área temática:

TEMA A EVALUAR PONDERACIÓN (%)

Tema 1 20

Tema 2 25

Tema 3 25

Tema 4 30

Total 100

SISTEMATIZACIÓN DE CONTENIDOS, ESTRATEGIAS INSTRUCCIONALES Y DE EVALUACIÓN


ONTOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA / REALISMO E IDEALISMO /
SUJETO Y OBJETO.

Los planteamientos espistemológicos están dados en función del análisis de la


experiencia en términos de sujeto y objeto (S/O). La fertilidad de este análisis,
aparte de su significación pragmática, es indiscutible, puesto que desde sus
coordenadas se organizan los métodos de la fisiología y de la psicología de la
percepción.

Sólo que tanto la fisiología, como la psicología de la percepción, siendo ciencias


cerradas, presuponen ya dados (en la experiencia adulta definida en un
determinado nivel cultural) los objetos que ellas mismas tratan de reconstruir: ese
árbol, o la Luna. Mientras que la problemática filosófica, en cambio, se refiere al
tipo de realidad que pueda corresponder a los objetos dados mismos. Y estos
objetos no se circunscriben, en modo alguno, a aquellos contenidos que
constituyen el campo de la Fisiología y de la Psicología, puesto que entre los
objetos hay que hacer figurar, cada vez en mayor número, a los «objetos»
introducidos por las ciencias modernas. Por consiguiente, la problemática
«epistemológica» ha de considerarse envolviendo a la teoría de la ciencia. Y esto
se deduce simplemente del hecho de que las ciencias mismas (sobre todo, la
ciencia moderna, a través de los nuevos aparatos, desde el microscopio
electrónico hasta el radiotelescopio) contribuyen masivamente a los procesos de
constitución de los objetos del mundo y de su estructura. Dicho de otro modo: el
«mundo» no puede considerarse como una realidad «perfecta» que estuviese
dada previamente a la constitución de las ciencias, una realidad que hubiera ya
estado presente, en lo fundamental, al conocimiento de los hombres del Paleolítico
o de la Edad de Hierro. Por el contrario, el mundo heredado, en las diversas
culturas, visto desde la ciencia del presente, es un mundo «infecto», no terminado.
Las ciencias, aun partiendo necesariamente de los lineamientos «arcaicos» del
mundo, contribuirán decisivamente a desarrollarlo y, desde luego, a ampliarlo (el
«enjambre» Ω del Centauro, a 21.500 años luz; la «pequeña nube de Magallanes»
y el «enjambre» NGC362, a 50.000 años luz del Sol; las nebulosas de la
constelación del Boyero, a más de 200 millones años luz).

Ahora bien: damos también por supuesto que la disyuntiva filosófica, y el dilema
consecutivo, entre el realismo y el idealismo dependen del análisis de la
experiencia en términos de sujeto y de objeto. Pues la experiencia, así analizada,
comporta, por un lado, la organización apotética y discreta de los objetos
constitutivos del mundo (árboles, Luna,...) y, desde luego, de los otros sujetos,
sobre todo animales; y, por otro lado, la necesidad (postulada contra cualquier
pretensión «mágica» de acción a distancia) de un contacto (de naturaleza
electromagnética o de cualquier otro tipo) de los objetos apotéticos en el sujeto
corpóreo, por tanto, la necesidad de que los objetos del mundo afecten a los
órganos de los sentidos. (El «empirismo», desde esta perspectiva, se nos impone
como una exigencia ontológico-causal, antes que como una premisa
espitemológica). De donde la distinción entre un objeto-en-el-sujeto (objeto
intencional, objeto de conocimiento, re-presentación) y un objeto-fuera-del-sujeto
(objeto real, objeto conocido, presencia absoluta de la cosa).

Esto supuesto, podemos afirmar que solamente disponemos de dos


esquemas primarios utilizables para dar cuenta de la conexión entre las
afecciones (sensaciones) del sujeto y los objetos apotéticos que les correspondan:
el esquema que considera a las sensaciones (al sujeto) a los objetos
intencionales, si se quiere como determinados (conformados) por objetos
preexistentes (esquema encarnado en la metáfora óptica del espejo: el ojo refleja
los objetos exteriores, según Aristóteles, y el entendimiento es el ojo del alma) o
bien el esquema que considera a los objetos apotéticos como determinados
(conformados) por las sensaciones (esquema encarnado en la metáfora óptica de
la proyección del fuego del ojo, que recorta la sombra de sus formas interiores en
el exterior, usada por pitagóricos y platónicos). El primer esquema es el núcleo del
realismo (con sus variantes: espejo plano, cóncavo, quebrado...); el segundo es el
núcleo del idealismo (con sus variantes: idealismo material, idealismo subjetivo,
idealismo trascendental). El idealismo, por ello, está muy cerca del acosmismo y
aun del nihilismo (de hecho, la palabra «nihilismo» fue acuñada por Hamilton para
«diagnosticar» el empirismo escéptico de Hume).
Estos dos esquemas, antes que respuestas, son el principio de sendas
preguntas, prácticamente insolubles. El realismo, en efecto, equivale a un
desdoblamiento del mundo (objeto conocido/objeto de conocimiento) y, por tanto,
al planteamiento del problema de la trascendencia del conocimiento del mundo
exterior: «¿cómo puedo pasar de mis sensaciones (inmanentes a mi subjetividad
corpórea) al mundo apotético trascendente, que permanece fuera de mi?»
Berkeley, mediante una reducción geométrica de la cuestión (en términos de
puntos y líneas), formulaba con toda su fuerza el problema de la trascendencia en
§2 de su Ensayo sobre una teoría nueva de la visión de este modo: «Todo el
mundo conviene, creo yo, que la distancia no puede ser vista por sí misma y
directamente. La distancia, en efecto, siendo una línea dirigida derechamente al
ojo, tan solo proyecta un punto en el fondo del mismo». Pero el idealismo, por su
parte, aun cuando orilla el problema de la trascendencia, propio del realismo (al
identificar el objeto intencional con el objeto conocido, desde Fichte a Husserl), lo
hace abriendo otro problema que puede considerarse como sustitutivo del
«problema» de la trascendencia, a saber, el problema de la hipóstasis o
«constitución del objeto» respecto del sujeto: «¿cómo puedo segregar del sujeto
los objetos construidos y proyectados por las facultades cognoscitivas?» Pues
sólo tras un proceso de hipostatización del objeto (que lo «emancipe» del sujeto
que lo proyecta) cabría dar cuenta de la independencia que los objetos muestran
respecto de la subjetividad proyectante (los objetos se me imponen, incluso como
dados fuera de mí, en un período «precámbrico», es decir, anterior a la existencia
de toda subjetividad orgánica proyectante). Ahora bien, son las ciencias las que
«constituyen» y «proyectan» objetos tales (nebulosas transgalácticas, estados
ultramicroscópicos, rocas precámbricas) que piden una emancipación e hipóstasis
mucho más enérgica de la que se necesita para dar cuenta de la percepción
ordinaria precientífica de nuestro entorno actual. Puestas así las cosas cabe
afirmar que los intentos de «superar» el realismo y el idealismo, manteniéndose en
el mismo marco binario [S/O] de análisis que determina estas dos opciones, sólo
pueden tener lugar a título de variantes de una «síntesis por yuxtaposición» del
realismo y del idealismo. Pero la síntesis de los dos miembros del dilema no lo
desborda: la «síntesis del dilema» queda aprisionada por sus tenazas. La síntesis,
por lo demás, suele acogerse a la forma de una codeterminación de sujeto y
objeto, bien sea según el patrón de los escolásticos medievales (ex obiecto et
subiecti paritur notitia) bien sea según el patrón de los gestaltistas de nuestro siglo
(«la distinción entre el yo y el mundo exterior es un hecho de organización del
campo total»), bien sea de cualquier otro modo.
Por nuestra parte reconocemos, desde luego, la necesidad de volver una y
otra vez al análisis de la experiencia dentro del marco binario [S/O], pero
constatamos también la necesidad de desbordar dialécticamente el dilema en el
cual el marco binario nos encierra. A este efecto hemos propuesto un marco para
el análisis de la experiencia tal en el que el análisis binario, sin ser ignorado,
pueda constituirse «reabsorbido», a saber, un marco que sustituya las relaciones
binarias por otras relaciones n-arias del tipo [Si/Sj/Oi/Oj/Sk/Ok/Oq/Sp]. Desde la
perspectiva de este nuevo marco de análisis cabría decir que, evitando todo tipo
de realismo adecuacionista, podemos alcanzar las posiciones propias de una
concepción hiperrealista de las relaciones entre el «ser» y el «conocer» (un
hiperrealismo cuyo primer embrión acaso se encuentra en la metafísica eleática).
El hiperrealismo, por lo demás, acoge ampliamente «el lado activo del idealismo»
del que habló Marx en sus tesis sobre Feuerbach.
PROBLEMAS DE FILOSOFÍA - EPISTEMOLOGÍA

INTRODUCCIÓN.
El estudio del hecho social, ha sido tema de profunda preocupación, en
estos últimos tiempos, generando nuevos interrogantes acerca de la condición social
del hombre y el fenómeno de la cultura.
El origen de la sociedad, el lenguaje como medio natural de comunicación, el
conocimiento como eje del proceso de socialización, las nuevas y cambiantes formas
de organización social (la política y la economía), las instituciones, las tradiciones, los
métodos, etc. son todos aspectos relevantes de un solo hecho, como es la sociabilidad
en el hombre, abordado desde posicionamientos filosóficos, sociológicos, psicológicos,
históricos, económicos de los más variados matices.
La propuesta de aprendizaje pretende presentar al alumno la manera con
que se ha ido construyendo el conocimiento sobre el hecho social, principalmente en
estos últimos dos siglos, en coincidencia con el despliegue, en éstos dos últimos
siglos, del saber científico y tecnológico, bases de la cultura moderna.

OBJETIVO GENERAL
1. Conocer diferentes aspectos de la crítica epistemológicas
moderna.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS.
1. Analizar el "conocimiento del hecho social" dentro de las coordenadas de espacio y
tiempo de la modernidad.
2. Reconocer los diferentes posicionamientos filosóficos y socilógicos desde los que se
analiza el hecho social.
3. Adquirir actitud crítica sobre los diferentes aspectos que hacen a la vida social.
4. Establecer la relación entre la práctica profesional y su contexto social propio.
5. Valorar el conocimiento del "hecho social".

TEMARIO
1. Contexto histórico del surgimiento del conocimiento del hechos social. A. Comte y
el sociologismo. La Revolución Industrial.
2. Definición del hecho social. Hermenéutica.
E. Durkheim. Encuadre conceptual del hecho social.
3. Descripción de las variables teóricas que intervienen
en la dinámica del hecho social.
Positivismo y Hermenéutica
4. Crítica sobre el lenguaje. Planteos semióticos
5. Crítica sobre el conocimiento.
Análisis de los modernos: Descartes, Hume, Kant.
6. Crítica sobre el método.
La inducción y su critica: Popper, Kuhn, Lakatos,
Feyerabend.
7. Crítica sobre el sujeto de la historia.
Nueva mirada al antropocentrismo moderno

OTROS APORTES CONSULTADOS

En la consulta realizada a traves de enlaces por la vía Internet


se pudo constatar que el encuadre de la asignatura, tal como se la está
implementando en nuestra escuela, resulta ser preparatorio
para que el alumno pueda llevar adelante nuevos estudios,con mayor grado de
profundidad, a nivel universitario
En este caso, la fuente de consulta es La Universidad de La Plata
Departemento de Filosofía, Programas de Epistemología para primer
año.
Don Santiago Ramón y Cajal: Una lectura en clave epistemológica

Carlos Eduardo ...

I- Un legado evanescente.

La vida y la obra de don Santiago Ramón y Cajal, ilustre histólogo aragonés, al menos
para las minorías intelectuales cuyo interés gira en torno a la historia de la ciencia en
el mundo hispano, son de amplio conocimiento, si bien es de lamentar la escasa
atención que recibe Cajal en Hispanoamérica, según sugiere el uso de la Red, esto es,
la información existente en lengua castellana acerca de la máxima gloria científica de
tal mundo suele proceder de la Península Ibérica, hecho que insinúa una conciencia
precaria en cuanto al carácter hispano de Cajal en el sentido amplio del término. Por lo
demás, en lengua inglesa, cabe hallar información a granel al respecto. Baste señalar
aquí que el estadounidense MIT ha publicado, hacia los últimos años, Los tónicos de
la voluntad, Recuerdos de mi vida, y Nuevas ideas sobre la estructura del sistema
nervioso del hombre y los vertebrados, tres textos claves de la rica producción
cajaliana 1.
Don Santiago Ramón y Cajal.

Pese a la relativa abundancia, en la Red, de páginas dedicadas a don Santiago, no es


prudente calificar tal fenómeno cual indicio significativo del despertar reciente de una
conciencia hispana en lo tocante a la talla humana y científica de tan magno hombre.
Tales páginas, aunque bienvenidas de todas formas, suelen reflejar, las más de las
veces, el esfuerzo de minorías intelectuales en su afán por contagiar, al cuerpo social
hispano, una actitud favorable hacia la ciencia. Significa lo previo que, de una
generación a otra, se sigue aún pasando el testigo de una deuda contraída a partir del
momento del sepelio de Cajal, el 18 de octubre de 1934, como bien afirma el profesor
Juan Fernández Santarén en reciente ensayo 2. Bastaría, para apreciar el fenómeno
de la memoria evanescente de don Santiago en el seno de la cultura hispana, con
darse una vuelta por la tumba de Cajal, sita en el madrileño cementerio de La
Almudena, lo mismo que por la antigua Facultad de Medicina de San Carlos, hoy
Ministerio de Administraciones Generales, en la madrileña calle Atocha, en cuyo patio
central todavía está El lápiz, célebre estatua de Cajal erigida en vida del mismo.
Sería muy temerario afirmar que se han explorado todos los matices de la vasta obra
de don Santiago. Por lo general, es su obra científica la mejor conocida. Ahora bien,
por tratarse de una obra dirigida a un público especializado, sobretodo en el campo de
la histología del sistema nervioso, su desconocimiento entre el gran público es una
consecuencia inevitable. De otro lado, la otra parte de la obra de Cajal, la del Cajal
maestro, ha sido mucho menos difundida, hecho lamentable habida cuenta de su valor
potencial para la formación científica de las sociedades hispanas, en las que la
ciencia, es menester decirlo, aún posa como pobre dama vergonzante. He aquí, en
suma, un legado que nosotros, como hispanos, hemos sumido en el olvido. La
magnitud e importancia de dicho legado quedan recogidas con elocuencia en las
siguientes palabras de José Pedro Arzac, médico azteca, pronunciadas en México en
1952 con motivo del centenario del nacimiento de don Santiago 3: Pero en la cumbre
de los valores que hemos heredado del patriarca y el que nos corresponde por
exclusiva y por derecho natural como a deudos inmediatos por la sangre y la cultura,
está su extraordinario mensaje; el mensaje y pasión a que dedicó su vida heroica:
¡engrandecer nuestros pueblos y nuestro prestigio internacional a través de la
investigación científica!
No deja de sorprender el hecho de la poca atención concedida al Cajal epistemólogo,
pese a la disponibilidad de los materiales bibliográficos fundamentales para su estudio.
Desconcierta aún más lo anterior si se tiene en mente que don Santiago fue un
epistemólogo de gran magnitud, según la calificación otorgada por Augusto
Fernández-Guardiola 4. Así las cosas, es justo este aspecto de la obra de Cajal el
pretexto del ensayo que nos ocupa. La visión epistemológica de Cajal es una piedra
angular del legado respectivo. Si nos remitimos a la componente científica de su obra,
una visión tal irradia desde su obra magna, La textura del sistema nervioso del hombre
y los vertebrados. Si nos ubicamos en la otra componente de su obra, la literaria, son
Los tónicos de la voluntad los que reflejan al Cajal epistemólogo. Y, ¿acaso cabe
dudarlo?, la lectura de don Santiago en clave epistemológica es oportuna en estos
momentos a causa del reciente homenaje impulsado por la Universidad de Zaragoza
con motivo del centenario de la publicación de Textura 5.

II - El Cajal epistemólogo.

Según se dijo más arriba, en 1952, se celebró, en México, el centenario del


nacimiento de Cajal. Obedeció tan feliz idea a la iniciativa de un grupo de médicos,
mexicanos y españoles, antiguos discípulos del ilustre hijo de Aragón. Como bien cabe
imaginar, los médicos españoles radicados a la sazón en México eran parte de la
diáspora originada por la infausta Guerra Civil Española. Cosa curiosa, los textos de
las diversas ponencias pronunciadas en dicha ocasión apenas vieron la luz en 1999 6.
Por otra parte, en el mismo año, se cumplió un siglo de la publicación de la obra
magna de don Santiago, Textura, cuya conmemoración acometió la Universidad de
Zaragoza.
En general, la epistemología, disciplina dedicada a establecer el valor de una
evidencia a favor o en contra de una teoría, es un motivo principal en toda la obra
cajaliana. En don Santiago, como señala Fernández-Guardiola 4, salta a la vista su
afán epistemológico por elucidar la verdad subyacente en los postulados científicos.
De otro lado, es menester considerar otro par de elementos para los propósitos de
este ensayo. En primera instancia, el olvido atávico del legado de Cajal en el mundo
hispano, excepción hecha de minorías intelectuales conscientes. En segundo lugar,
las hondas implicaciones del reciente caso Sokal para el Tercer Mundo. En 1996, el
profesor Alan Sokal, del Departamento de Física de la Universidad de Nueva York,
puso en evidencia, con un articulo zumbón, el abatimiento de los estándares de rigor
intelectual en el seno de un sector de las ciencias humanas, fruto del movimiento aún
en boga conocido como posmodernidad 7. La parodia de Sokal significa, para el Tercer
Mundo, un campanazo de alerta, puesto que el mismo pretende dar un imprudente
salto al vacio, esto es, pasar a la posmodernidad sin haber conocido la herencia de la
Ilustración, so pretexto de la supuesta superación de la misma. En fin, al juntar los
elementos que se acaban de enumerar, es natural concluir por lo pronto que la
epistemología contenida en el legado de Cajal mantiene su vigencia. En suma, el
fragmento citado más arriba de Arzac sigue siendo pertinente para nuestros paises.
He aquí, entonces, la justificación acerca del porqué ha de leerse a don Santiago en
clave epistemológica. Dicho de otra manera, la epistemología en Cajal brinda la
inestimable ventaja, para nuestros países, de una contextualización óptima, máxime
cuando de fomentar el modo científico de ver el mundo se trata.
Tras la necesaria justificación que se acaba de dar, viene una pregunta apenas
natural: ¿En qué consiste la epistemología en la obra de don Santiago Ramón y Cajal?
Tratemos de darle respuesta a la luz de algunos ejemplos selectos.
Como bien señala Fernández-Guardiola, la inquietud constante de Cajal por el fin
mismo de las cosas, por su imbricación dentro de otras áreas de la filosofía de la
ciencia, es lo que lo convierte en un epistemólogo notable para su tiempo. Ahora bien,
¿cuáles son los origenes de tamaña postura epistemológica de Cajal? Habida cuenta
del hecho de la perenne curiosidad que de suyo caracteriza al investigador genuino, es
razonable rastrear tales orígenes en la niñez y juventud de don Santiago. Su
autobiografía 8 relata con profusión de detalles episodios claves de su niñez, como, por
ejemplo, el eclipse de Sol y la caída del rayo en la escuela. Entre otros. He ahí lo que
suele verse como la fuente del talante científico de Cajal. Así mismo, en sus días de
estudiante de medicina en Zaragoza, don Santiago fue presa de la que llamó manía
filósofica, por lo que devoró cuanto libro llegó a sus manos a fin de sobrepasar a sus
contendientes intelectuales. Por ende, es razonable suponer que, de tanta lectura
filosófica, pudo toparse con la epistemología en particular. En general, llama
poderosamente la atención su perseverancia con respecto a que cualquier teoría
debía basarse en observaciones cuidadosas y comprobadas en forma exhaustiva.
Gustaba mucho de cierto aforismo: Los hechos quedan y las teorías pasan. De nuevo,
su autobiografía brinda detalles a granel sobre su tenacidad para dominar un método
de investigación. Botón de muestra, sus miles de probaturas para poner a punto el
veleidoso método de tinción de Golgi. En términos de la filosofía de la ciencia, Cajal es
un positivista como el que más. Y hete aquí un nexo forzoso con las implicaciones del
reciente caso Sokal. En efecto, la liviandad posmoderna ha llegado al extremo de
asimilar hechos con creencias consensuales, reflejo mismo de un ataque lanza en
ristre contra el positivismo.
Peor aún, asimila los hechos científicos con elaboraciones sociales, y el
sometimiento a prueba de hipótesis con la verificación de hipótesis. De facto, la
literatura posmodema, por ejemplo, la del campo educativo, insiste con ligereza en que
la ciencia positivista verifica hipótesis. Bueno, esto seria motivo de un largo ensayo,
pero baste precisar aquí que, en tal literatura, no se comprende el papel esencial de la
hipótesis científica en tanto pregunta que el investigador le hace a la naturaleza, la que
verá si le responde sí o no. Y éste es el sentido de las hipótesis en Cajal, lo que
proporciona otro indicio de su buen olfato epistemológico.
Volvamos con Fernández-Guardiola. Destaca otro aspecto notable de la magnitud
de Cajal como epistemólogo: El problema de la relación mente-cerebro, raíz de la
psicología cognoscitiva, y que preocupó sobremanera a don Santiago. Las
investigaciones respectivas le llevaron a explicar el aprendizaje, su lentitud y
permanencia. Así, estableció su concepto de la función epistemológica del sistema
nervioso, avalado por los modernos métodos de imágenes cerebrales. Significa lo
previo, a juicio de quien esto escribe, que, en los pensamientos de Cajal de tendencia
educativa, es factible hallar la esencia de no pocos conceptos de la moderna literatura
pedagógica, la cual, ni siquiera por equivocación, hace mención del nombre de Cajal.
Una lectura cuidadosa de cierto capítulo de Charlas de café respalda esto último 9. Por
ejemplo, con décadas de antelación, nos topamos, en el pensamiento educativo de
don Santiago, con la idea central de las inteligencias múltiples de Gardner. Bueno,
esto no debe causar sorpresa en el fondo dada la talla epistemológica de Cajal. No
obstante, los tratados actuales de epistemología no lo mencionan, lo que no ha sido
óbice para que don Santiago, en tanto maestro en el sentido estricto que tal término
entraña, haya formado generaciones de investigadores de talla merced a Los tónicos y
su autobiografía, textos, como se dijo antes, de hondo calado epistemológico. Entre
otros, Pío del Rio Hortega, Severo Ochoa y Rita Levi Montalcini. De nuevo, ¿cabe
sorprenderse? Es apenas natural que un investigador como Cajal, con una magnitud
epistemológica notable, estuviera en posición de forjar discípulos y crear escuela.
LA RELACIÓN JURÍDICA SUSTANCIAL EN EL PROCESO
CONSTITUCIONAL
I. EL PROCESO CONSTITUCIONAL; tiene características que lo diferencian de
los demás procesos como el civil, el penal, el laboral, etc. Es en base a estas
características inherentes en torno al cual el proceso constitucional "funciona",
que debe elaborarse un código procesal constitucional.

Ahora bien, si el proceso civil tiene como finalidad la paz social en justicia al
resolver conflictos de intereses y aclarar incertidumbres jurídicas, mientras el
proceso penal se da en base a la protección de bienes jurídicos a través de la
imposición de penas, el proceso de ejecución penal busca la resocialización de
los penados; entonces ¿Cuál es la esencia del proceso constitucional?

Antes que todo, debemos remarcar que la esencia también constituye en este
caso una causa fin del proceso constitucional, y se encuentra en el velar por el
"funcionamiento normal del orden constitucional".

En nuestro sistema constitucional cada elemento tiene un orden que le es


asignado, por lo tanto no puede salirse de ese lugar, sin que el sistema corra el
riesgo de verse alterado en el normal desenvolvimiento de sus funciones.

Este es una adaptación de la categoría griega de "tysis" al ordenamiento


constitucional; para las antiguas cosmovisiones, la perturbación de un elemento
traía consigo un cataclismo que trastornaba el mundo, lo cual se corregía
colocando los elementos en su lugar.

Ahora bien, el sistema constitucional funciona de un modo análogo, la


perturbación de un derecho fundamental o de una norma constitucional, ya sea a
través de su amenaza o directa lesión trae consigo que el ordenamiento jurídico-
constitucional se trastorne, lo cual implica la necesidad de volver a las cosas al
estado anterior en el que estaba antes de darse la violación o amenaza del orden
constitucional, para que de esta manera, el sistema constitucional pueda volver a
funcionar de "modo armónico" acorde con la Constitución.

Se podrán alegar objeciones a este planteamiento basadas en los procesos de


acción de inconstitucionalidad de las normas legales o administrativas, pero en
ellas tampoco deja de darse esta visión, pues una vez declarada la
inconstitucionalidad o ilegalidad de las normas estatales o de la administración, la
violación a la ley o Constitución deja de darse y todo regresa al "momento
jurídico" como estaba antes de darse la norma impugnada.

¿Cuál es el estado actual de las investigaciones sobre el objeto del proceso


constitucional actualmente? Hace un par de años se acaba de superar la
precariedad, pues se ha tomado recién conciencia que como proceso, debe
existir una esencia, sólo falta empezar a repasar los conocimientos básicos de
epistemología para cuestionarse ¿Cuál es el objeto material y cual el esencial del
proceso constitucional?. A esta etapa no se ha llegado hasta ahora. Además el
escrito de ABANTO VERÁSTEGUI (a20055430[arroba]pucp.edu.pe) donde trata
fugazmente sobre el tema no ayuda en nada a dilucidar el asunto.

En primer lugar no nos dice en que consiste esta "la defectuosa comprensión de
la esencia del Derecho Procesal Constitucional" que tanto crítica solo dice que
existe una y que él tiene la respuesta para esclarecerla. Simplemente no dice
nada, solo descalifica a todo lo anterior con la única prueba de su propia palabra.
Nada serio para ser un escritor de estos temas.

Existe un breve párrafo sobre el tema, escrito por Alarcón Flores (UNFV) que
dice así: "[la esencia del derecho procesal constitucional] es cuando se dictan
normas que regulan los procesos, cuya finalidad es la solución de conflictos
constitucionales, la protección de los derechos fundamentales de la persona y el
cumplimiento de normas o de actos administrativos se basa en la constitución"
(Alarcón: 2005).

Esta definición denota que si se esta dispuesto a disertar sobre el problema .


Sólo que la esencia del derecho procesal constitucional y por consiguiente de los
procesos constitucionales no guarda relación con la etapa jurigenética , mas que
cualquier otra rama del derecho procesal.

Pero regresemos a Abanto. En segundo lugar ¿de donde saco tamaña


descripción de la esencia del proceso constitucional? Me refiero a la siguiente
afirmación Éste obedece a la combinación de los principios de supremacía
constitucional y vigencia efectiva de los derechos humanos con la teoría general
del proceso. ¿qué nos ha dicho’ simplemente nada, no ha desarrollado lo anterior
por mas modesto que sea y haciendo tabula rasa de ello, ha empezado por una
afirmación vacía. Todo derecho procesal necesariamente debe de
complementarse con teoría general del proceso. Nada de eso lo hace especial,
simplemente es una cuestión lógica que esta demás decirla. Lo que sucede es
que abanto utiliza una construcción lógica de pensamiento basada en una
corriente que intenta realizar una cienciadel proceso en general, uniforme en
todas sus especies: "Con el estudio científico, unitario y homogéneo del derecho
procesal, su perspectiva de análisis comprende dos dimensiones: a) La parte
general del derecho procesal, mejor conocida como teoría general del proceso.
b) El derecho procesal particular o parte esencial del derecho procesal."(Santos:
2001) A ello se debe que utilice la combinación entre los principios de
supremacía constitucional y vigencia efectiva de los derechos humanos (b); con
la teoría general del proceso (a). Se entiende. Sólo que le falto citar de donde
sustrajo esas ideas.

En tercer y ultimo lugar, el articulo original de Santos Azuela nos enfatiza el


carácter científico del derecho, ciencia es conocimiento que crece en base a
experiencias anteriores una vez pasadas por el filtro de la experimentación. Aquí
el señor Abanto no practica esa premisa, simplemente hace tabula rasa para
comenzar por este tipo de "doctrina oficial" que no nos cita en su fuente y de esta
manera trata de redireccionar todo. Nada científico. Pero prosigamos con el
tema.

Antes no se acostumbraba usar la categoría "proceso constitucional", en su lugar


se utilizaba el termino "garantía", la cual se tomó en dos acepciones. En sentido
estricto se conoció como los mecanismos procesales que tenían por objetivo la
protección de los derechos fundamentales por medio de un órgano jurisdiccional.
En sentido extenso, las garantías son los derechos humanos inherentes a la
persona natural, que sólo son reconocidos por el Estado y garantizados en su
disfrute por éste, por ser ello su finalidad.

Esto es parte de un largo proceso en el cual la clase política se dio "cuenta"


recién en estos últimos años, que de nada servían las garantías enunciadas si no
estaban acompañadas de su respectivo recurso para hacerlas valer. Esta
"cuestión tuitiva", debidamente zanjada en 1980, recién da los primeros pasos
para resolverse con la ley de habeas corpus de 1897.

Pero prosigamos; el fin por el cual se incorporaron las acciones de garantía en


nuestra legislación fue tal como lo describe el artículo. 1° de la ley 23506: "El
objeto de las acciones de garantía es suponer las cosas al estado anterior a la
violación o amenaza de violación de un derecho constitucional". Esto procede
"cuando ésta es cierta y de inminente realización"(artículo 4 de la misma ley).
Entonces tenemos el objeto de estas "acciones de garantía" que es el de
"reponer las cosas a su estado anterior".

Pero casi paralelamente a esto surge otro fenómeno, los procesos cuya
pretensión lo constituyen la impugnación de normas de alcance general. Estos
procesos no pueden reponer las cosas a su estado anterior, pues eso sería llegar
al extremo de volver retroactiva la sentencia en caso de ser la demanda
declarada fundada.

Lo que pueden hacer es, según sea el caso, declarar inconstitucional y/o ilegal la
norma impugnada –según sea el caso- después de lo cual esta orden tendrá
efectos vinculantes en toda la republica, es decir, declarará fenecida la norma
para cuestiones posteriores a la orden de inconstitucionalidad.

¿Dejan de ser procesos constitucionales por esto? Pues no. Existe en todo
sistema jurídico el principio de presunción de la regularidad normativa según la
cual una norma se basa en otra de superior jerarquía, así una norma
administrativa se basa en una legal y esta en una constitucional.

Si fuera retroactiva una sentencia de inconstitucionalidad de estos procesos,


teniendo en cuenta los alcances generales de las normas impugnadas el caos
seria lo más probable y esto no ayudaría al normal funcionamiento del sistema
constitucional. Aún en los casos de excepción por materia penal su aplicación es
pasible de crear desordenes en la administración de justicia.

En conclusión existe un objetivo esencial de los procesos constitucionales:


garantizar el normal funcionamiento del sistema constitucional; y un objetivo
concreto: ordenar que se haga efectivos el libre ejercicio de los derechos
fundamentales de la persona y la primacía de la constitucionalidad.

II. INTRODUCCIÓN: SOBRE LA ESENCIA DEL PROCESO CONSTITUCIONAL

En términos generales la relación jurídica material es para la jurisdicción ordinaria


"la existente entre los litigantes o partes en un proceso; es la base material para
la existencia o convivencia de un proceso o dentro del el, es aquella que permite
a uno de sus integrantes tener una pretensión material respecto del otro; es
decir, la relación que existe entre dos sujetos, para poder ser parte activa y
pasiva dentro de un proceso". Mientras que para la jurisdicción constitucional es
"aquella en donde existe una ligazón entre dos o más personas, una de las
cuales está en derecho de exigir a la otra el cumplimiento de un deber jurídico".

La jurisdicción ordinaria es mas cuidadosa al momento de definir la relación


material sobre la que va a basarse el proceso formal, en cambio caso distinto
ocurre con el TC, este establece como la ligazón o nexo no al hecho infractor,
sino al contrato de suministro mencionado en la sentencia repetidas veces.

Aún así, ambos conceptos de relación material se dirigen al mismo significante.


En los procesos constitucionales esta base material, lo constituyen el infractor, el
agredido, y la infracción constitucional, ellos son la base material del proceso,
son los elementos fácticos que originan una cuestión de relevancia jurídica
constitucional.
Muchas veces los órganos jurisdiccionales no entienden la relevancia
constitucional de la cuestión como la materia prima para conocer la existencia de
una infracción constitucional. Un error así ha ocurrido con la ultima sentencia del
TC 518-2004-AA/TC publicada en el Peruano (martes 24 de agosto de 2004,
fundamento 7) donde se ha entendido la relación jurídica material del proceso
constitucional como un incumplimiento de convenciones bilaterales. Estas deben
ventilarse en el proceso civil ordinario.

El Tribunal al querer ser lo más abstracto posible no se ha desviado de las


generalidades propias del caso, pero no ha explicado puntualmente en que
consiste esta relación sustancial dentro de un tipo de proceso, los procesos
constitucionales. Nos habla solamente de un caso que tiene que ver con el
desacuerdo que crea amenaza o violencia a la relación sustancial. No
compartimos esa opinión, es mas la consideramos rotundamente errónea.

La relación jurídica material no adquiere la denominación de proceso, lo material


no se transforma en lo formal, ambos son distintos, pero funcionalmente
complementarios. El desacuerdo es una figura del derecho civil, el proceso
constitucional no contiene desacuerdos como consecuencia de una disputa sobre
la existencia de una relación jurídica obligacional que puede ser originada o en el
acuerdo consensual o en la misma ley, esto es propio del derecho civil. Los
derechos y obligaciones civiles nacen de la ley y del acuerdo. El proceso
constitucional tiene otras peculiaridades que veremos mas adelante.

Cabe señalar que el tránsito de una relación jurídica sustancial a una relación
jurídica procesal ocurre como consecuencia del ejercicio del derecho de acción
(derecho público, subjetivo, abstracto y autónomo) de uno de los litigantes, en
mérito del cual ésta solicita al Estado tutela jurídica para un caso particular y
específico.

Este es un criterio propio del derecho general, ahora bien, lo que se tutela no es
el caso especifico, sino el derecho que se desea hacer valer; el caso particular y
específico en verdad es conocido por el juez y el derecho, tutelado.

El TC sigue en sus concepciones: "Es necesario precisar que la existencia de


una relación jurídica procesal no elimina ni desaparece la relación jurídica
sustancial, puesto que esta última, como expresión de una realidad concreta, se
mantiene como tal". Si no la elimina, entonces ¿para que sirve?

Esto nos hace llegar al origen de estas imprecisiones. Estas las podemos hallar
en una deformación de la concepción difundida sobre la naturalezajurídica del
proceso constitucional. En el I Congreso Nacional de Derecho Procesal
organizado por la PUCP se presento una ponencia por un alumno de cuarto año
de la UNMSM, aquí se expuso que: "El proceso constitucional es una relación
jurídico procesal. Es relación de derecho formal, autónoma y, por lo mismo,
diversa e independiente de la relación jurídica sustancial, que constituye el objeto
del proceso" (Villota: 1996, 238) Esta frase de la ponencia que el autor colocaba
como suya tiene una referencia al libro de Ugo Rocco donde esta escrito
textualmente (ROCCO: 1944, 181) y después modificado en la parte que debe
decir civil se ha escrito constitucional (prefiero pensar que fue un error del
ponente no colocar las comillas y que en la evaluación no se percataron de ello),
pero el profesor Rocco se estaba refiriendo con esto al hecho de evolucionar las
sociedades políticas hacia la justicia pública dejando de lado el hecho de
conseguir justicia por su propia mano.

Como vemos existe una confusión en términos epistemológicos, si bien la


relación jurídico procesal no elimina la relación sustancial, su función esta
encaminada justo a ello, a resolver la relación material que no es otra cosa que el
problema que se intenta solucionar recurriendo a los órganos jurisdiccionales. El
TC lo ve al revés, para este órgano la "relación sustancial [es] amenazada o
violentada por el desacuerdo[entre las partes]" cuando en verdad la relación
sustancial no es otra cosa que el conflicto que causa este desacuerdo; el
conflicto no amenaza la relación sustancial, sino que es el objeto y razón de ser
de la relación material misma.

Además afirma que esta relación material "se discute jurídicamente, adquiriendo
la denominación de proceso o relación jurídica procesal". Aquí se ha hecho una
confusión de las categorías, la litis no es otra cosa que un "conflicto de intereses
regulado por el derecho" (CALAMANDREI: 1945, 266), básicamente es el
conflicto de intereses que contiene un elemento formal (CARNELUTTI: 1933,
127): el ser un conflicto jurídicamente calificado (CARNELUTTI: 1944, 4). El
discutir jurídicamente la relación sustancial no origina un cambio de nombre de
esta, simplemente como acabamos de ver anteriormente, la califica para ser
susceptible de ser conocida en un proceso, anteriormente el TC expresa que
ambas relaciones jurídicas la formal y la material son independientes la una de la
otra y ahora dice que la primera cambia de nombre a la segunda, como hemos
explicado, no sucede así, ambas son relaciones diferentes pero
complementarias, la relación formal depende de la material para su existencia
(caso contrario devendría en sustracción de la materia) y la material depende de
la formal para encontrar una solución jurídica al conflicto. La relación material o
sustancial, como quiera llamársele consiste justamente en los factores necesario
para configurar una amenaza, violencia o contravención sobre el bien jurídico
constitucional. La materia de esta relación no es lo que se protege; es la
infracción contra el bien protegido. Existe una confusión de categorías que hacen
de la terminología constitucional una torre de babel, donde nadie se pone de
acuerdo en el lenguaje que se va utilizar al momento de realizar investigaciones.
A ello el gran error del TC.

Si la relación jurídica procesal constitucional consiste en demandante,


demandado, juez constitucional, y pretensión constitucional ¿En que consistirá la
relación jurídica sustancial o material que la origina? ¿Qué elementos serán
necesarios establecer para afirmar que existe una relación sustancial valida para
el establecimiento de un proceso constitucional?

Si tenemos en cuenta la categoría Tysis para nuestra dilucidación veremos que


la relación sustancial cuenta con elementos propios que la diferencian de los
demás procesos, sea el civil o penal y le dan la autonomía de principios y
categorías que necesita para ser autónoma. Entonces la relación jurídica
sustancial en los procesos constitucionales debe estar supeditada a la categoría
de tysis. Por ello nos daremos cuenta de que esta relación se compone de los
siguientes elementos:

Es aquí donde se dan los conceptos de bien jurídico constitucional y de


infracción constitucional. Pero estos conceptos todavía no se han sistematizado
en categorías que nos permitan una mejor comprensión del derecho procesal
constitucional.
En el exp. N.° 0928-2004-AA/TC el colegiado expresa que "es competente para
pronunciarse sobre el fondo de la litis constitucional" y después establece que
"considera que tal violación no existe, dado que las razones para denegar la
solicitud presentada se sustentan en hechos objetivos y razonables, cuya
virtualidad no puede dilucidarse en la vía del amparo" en otras palabras que hay
litis constitucional pero que no es procedente ¿existe proceso constitucional sin
litis constitucional? ¿tiene sentido?

El fondo de lo que el TC considera litis constitucional no es otra cosa que lo


presupuestos materiales de la infracción que son inherentes a su naturaleza
fáctica, mientras que la forma esta constituida mas bien por los requisitos
procedimentales para hacer valer el derecho a la tutela constitucional en la vía
constitucional. En esta situación el caso estaba pendiente de apelación ante la
jurisdicción ordinaria, por lo que el TC era incompetente para pronunciarse sobre
el fondo de la litis constitucional, la afirmación del TC contraria a la pretensión no
es sino un error de conceptos demasiado evidentes y hasta nocivos para
administrar justicia constitucional a los ciudadanos.

Y lo más interesante, en lugar de expresar en las conclusiones la palabra


improcedente dice: "Declarar INFUNDADA la acción de amparo" ¿porque no
improcedente si el amparo no es aún el procedimiento adecuado para tutelar el
derecho?

Si el TC declara que es competente para pronunciarse sobre el fondo de lo que


él considera litis constitucional, entonces debe decidir si la acción motivadora del
proceso constituye o no infracción constitucional. Aquí el, TC dijo que la
infracción no existía, pero la razón que dio es muy cuestionable "dado que las
razones para denegar la solicitud presentada se sustentan en hechos objetivos y
razonables, cuya virtualidad no puede dilucidarse en la vía del amparo" es decir
la razón para negar al acto cuestionado su carácter de infracción constitucional
no se basaba en su naturaleza material sino en su carácter formal, en su aspecto
procesable, contradiciendo la esencia del amparo, corregir las anomalías al
sistema constitucional que se den en la vida practica, inmediata, real y social.

También podemos darnos cuenta en otra sentencia: "la presente demanda no


puede ser amparada, habida cuenta que la ordenanza materia de litis ha sido
emitida dentro de las facultades ediles de control o fiscalización municipal y
gestión de los intereses propios de la colectividad"(fundamento 34), la materia de
la infracción constitucional es el acto infractorio; el hecho esta en que en esa
misma sentencia expresa que el estado anterior a la violación del derecho es el
"objeto de litis constitucional" (fundamento 6), el objeto de la infracción
constitucional es el bien jurídico en su aspecto constitucionalmente protegido,
siendo el estado anterior a la infracción el objeto de la pretensión dentro del
proceso; además veremos expresiones como "el Presidente de la República ha
suscrito la resolución materia de litis" ¿puede un dispositivo legal ser materia de
litis constitucional en un caso de amparo? ¿como explicar toda esta confusión?

La ley no es la materia de la "litis"-entendida esta como la relación material del


proceso-, sino el recipiente, la forma que contiene la litis constitucional, el
continente del hecho infractor, es decir la infracción, esto es el caso de las
disposiciones legales de aplicación directa como la Ordenanza que impide abrir
establecimientos donde se venden bebidas alcohólicas en semana santa.

La infracción constitucional nunca puede tener un contenido preceptual, su


contenido causal es un acto, de voluntad publica o privada que afecta un derecho
fundamental o atribución pública; y por consiguiente, el normal desarrollo del
sistema constitucional. En los actos privados se refiere a manifestaciones de
voluntad provenientes de personas jurídicas o naturales derivados de la
convivencia civil. En cambio la infracción derivada de actos públicos tiene por lo
general un contenido constituido por la fuerza pública o las normas provenientes
de un precepto legislativo. No es el precepto la infracción, sino la norma que en
la cual se encuentra contenida.

2.1. LEGITIMADO ACTIVO

Es la persona a quien corresponde ejercitar la acción procesal constitucional, en


el caso de los derechos fundamentales – que no son sino derechos humanos
constitucionalizados- el titular procesal activo será el propio titular del derecho,
los demás sólo podrán interponer demanda en "procuración" con o sin permiso
del titular, y el titular activo que resulta ser tanto el sustancial como el procesal
activo en ambas relaciones, elegirá entre ratificar o no los actos de su
procurador. La figura de la procuración en los procesos constitucionales que
tutelan derechos fundamentales sirve para protección de estos derechos en caso
de que el titular se encuentre imposibilitado de ejercitar la acción por si mismo.
Pero a su vez le da al procurador una parcial disponibilidad al supeditar todos sus
actos a la ratificación del titular.

En los procesos de impugnación normativa, la titularidad es de tipo restrictivo en


la declaración de inconstitucionalidad y de tipo demasiado extensivo en la acción
popular. En verdad no existen justificaciones político jurídicas "razonables" para
tal restricción, teniendo en cuenta que en el Código se hace especial referencia
al carácter taxativo de los titulares legitimados de la acción. Lo cual constituye
una anomalía antidemocrática de nuestros derechos constitucionales que
restringe en esta parte los más elementales derechos ciudadanos. Aquí la
titularidad debe ser a lo mucho dada a los "ciudadanos", pues es lo mas
concordante con el concepto de "república" que la Constitución establece como
parte de su propio núcleo duro. Lo que sucede aquí es una de las ya notorias
anomalías jurídicas donde los criterios razonables ceden paso al poder y al
dinero, así como son reforzadas por la conductade los universitarios de
asegurarse sus pocas probabilidades de futuro laboral, en nuestra libre y
democrática república.

Con respecto a las contravenciones por conflicto de competencia, las pocas


muestras no nos permiten hacer afirmaciones "generales" pero podemos notar
aún así que el tipo de titular activo, guarda las mismas características
estatutarias del legitimado pasivo. Y aunque la restricción a los ciudadanos de
accionar en este tipo de procesos ya ha sido manifestada en varias sentencias,
esta puede tomarse como "razonable" –al menos por ahora- teniendo en cuenta
que de lo que se trata es de aclarar las competencias entre los órganos
implicados, cuyos contenidos materiales son por naturaleza de estrictamente
orden público no encaminadas a afectar directamente la esfera privada.

Otro tema a parte lo merecen la cuestión de los derechos difusos en las acciones
de amparo y de cumplimiento. Aquí se establecen casos en los cuales cualquier
persona puede interponer una demanda. El problema esta en la concepción
existente entre derechos difusos y colectivos, esto no ha sido definido en el
código, aunque debiera estarlo. Puede darse como si fueran sinónimos. El hecho
es que en existe una diferencia: mientras los derechos difusos no necesitan de
un vinculo preexistente, los derechos colectivos si (GIDI: 2004, cap 4, 59) . Pero
la sentencia del TC 518-2004-AA/TC no hace caso a esa distinción. Preferimos
pensar que la razón puedan ser "motivos prácticos". En todo caso en estas
acciones que fueron destinadas originariamente en el Perú para tutelar intereses
eminentemente privados, la apertura parece darse en vista de la necesidad de la
protección contra infracciones a los intereses públicos de las personas que se
presuponen pudieran aún afectar a su esfera privada. Aunque también otra
explicación mas razonable seria que la titularidad del accionante estaría
vinculada a su condición de miembro de la comunidad, por ello la extensión
"persona humana".
2.2. EL LEGITIMADO PASIVO: EL INFRACTOR CONSTITUCIONAL.

El infractor constitucional es la persona, funcionario o entidad que con sus actos


infringe una norma constitucional afectando un bien jurídico protegido por la
constitución. Esto debe ser sometido a estudio y ardua investigación ¿Puede
haber infracción sin afectación? ¿O acaso toda infracción implica necesaria e
inevitablemente una afectación a un bien constitucional? Este será tema de otro
estudio.

Lo que si se puede asegurar es lo contrario: si es "factible" que se presenten


casos donde se pruebe una infracción, pero no se pruebe quien es el infractor, en
este caso por más infracción que se acredite no existirá relación material que
corresponda lógicamente a un proceso constitucional, al menos uno "regular" u
"ordinario" como quiera llamársele.

En lo que respecta a los derechos fundamentales el infractor puede ser cualquier


persona o funcionario público, persona jurídica pública o privada. Es por ello que
en el proceso de amparo, hábeas corpus o habeas data el legitimado pasivo de
la relación jurídica material procesal no tiene por que tener una naturaleza
jurídica exclusiva, ambos pueden y están en la capacidad de cometer
infracciones contra los derechos fundamentales.

Sucede algo muy distinto con la acción de cumplimiento, en el Reino Unido los
propios particulares pueden ser legitimados pasivos de este tipo de procesos. Es
en el Perú, donde las personas pueden llegar a ser infractores sólo con relación a
su estatus de autoridad o funcionario publico. Es mas la norma expresa bien
claro que la demanda se ha interponer contra esta persona en especifico.

En cuanto a las pretensiones esencialmente impugnativas de normas, es lógico


que el infractor seria en este caso el órgano que emitió la legislación
correspondiente donde se encontraban las normas cuestionadas de
inconstitucionalidad o ilegalidad.

Los conflictos competenciales son muy especiales en este punto, como hemos
vistos anteriormente tanto los legitimados activos como los pasivos gozan del
mismo estatus jurídico, se podría decir que se rigen por normas de la misma
naturaleza estatutaria.

El infractor tiene en el proceso constitucional el rol de alegar y probara que el


actuar del que se le acusa fue realizado en el ejercicio regular del derecho a
atribución. Además de estar acorde con el principio de razonabilidad, es decir, la
justa proporción entre medios y fines.
2.3. EL HECHO INFRACTOR.

La hecho infractor es el acto u omisión que trastorna el sistema constitucional


alterando su normal funcionamiento. Él término infracción ha sido usado
frecuentemente por las Constituciones peruanas para referirse a los actos
realizados por los funcionarios públicos que atentan contra la Constitución,
encontrándose esta figura dentro del proceso de acusación constitucional.

El problema fue que este tipo de proceso solo se ha realizado con claros criterios
políticos sectarios y para nada cabalmente "constitucionales". La acusación
constitucional contra el Presidente Gamarra no prosperó (SIVIRICHI: 1955, 249-
256), es más cuando se debate en 1855 el balance de este instituto se deja claro
que el presidente anterior fue el único acusado.

Actualmente las congresistas fujimoristas han sido suspendidas por un proceso


de acusación constitucional, aunque los principios constitucionales del debido
proceso no han tenido mucho que ver en el asunto.

Pero concentrémonos en los procesos jurisdiccionales. Aquí la infracción


adquiere otras formas según el tipo de procesos y los bienes constitucionales
que estos protegen. Así tenemos como infracciones las afectaciones a los
derechos fundamentales de la persona humana, estas afectaciones se
manifiestan en la vida real como violaciones o amenazas a los derechos
fundamentales.

Importante es delimitar el ámbito de la trasgresión. Para ello es inevitable y


esencial afirmar si existe infracción constitucional o no frente a la afectación de
un derecho fundamental. Ahora bien, la trasgresión debe de afectar uno o ambos
campos específicos: 1. la esfera subjetiva de los derechos fundamentales; y 2. la
esfera pública del derecho político orgánico. Tenemos entonces dos campos
interrelacionados pero distintos entre si, la esfera privada; y la esfera publica,
siendo en nuestras democracias formales, colocado el ser humano (esfera
privada) como el fin supremo del Estado (esfera pública).

Aunque estamos de acuerdo con esta apreciación, no debemos dejar de


reconocer que a la larga, el modo de aplicar el control difuso terminara creando
más "controversias" frente a las que se desea solucionar, para el TC el control
difuso se aplica siempre "que la norma a inaplicarse tenga una relación directa,
principal e indisoluble con la resolución del caso, es decir, que ella sea relevante
en la resolución de la controversia". ¿Qué sucedería si la contravención no afecta
la esfera privada pero si es manifiestamente infractora del orden constitucional
dentro de un proceso tuitivo de derechos fundamentales? Hasta donde he podido
revisar, del enorme universo de sentencias del fuero constitucional, esto aún no
se ha dado de un modo insalvable-la "creación" del principio de razonabilidad a
parte de hacer mutar todo el ordenamiento logro evitar se forme una controversia
mayor- lo cual no descarta que ello sea factible.

En el caso del hábeas corpus estos derechos fundamentales son los que
conforman la libertad individual. Cuando se trata del proceso de amparo estos
derechos son algo más que "todos los que faltan". El amparo abarca derechos
que nacen de la interacción social de la persona, propiedad, salud, educación,
asociación, credos; etc y el hecho de que exista legitimidad plena y radical en la
protección de intereses difusos no significa que esta se haga en calidad de
ciudadano, sino como una persona miembro de la sociedad, de acorde a los
nuevos derechos de última generación.

El caso del hábeas data es algo especial: aúnque también protege derechos
fundamentales, en específico el derecho a la información, también extiende su
protección contra todos los demás derechos fundamentales en tanto estos estén
relacionados con el suministro de datos e información. Así mientras el uso de la
información es un derecho fundamental exigible, también se convierte en
determinadas ocasiones en un instrumento para infringir bienes jurídicos
identificados con derechos fundamentales.

Los procesos de acción de cumplimiento protegen contra infracciones que


afecten "el derecho de las personas a exigir el cumplimiento de un deber a la
administración publica". Aquí no se trata de un derecho fundamental. Es muy
probable que esta sea una de las razones por la cual el código procesal
constitucional ha optado por referirse a los "derechos constitucionales" y no a los
fundamentales, que son derechos humanos constitucionalizados. La intención de
englobar a los tradicionales derechos fundamentales y los nuevos reconocidos
en el proceso de cumplimiento, habrá dado lugar a esta "categoría".

La infracción seria la inobservancia de las normas infraconstitucionales pero no


esencialmente de la Constitución misma. Como vemos aquí se encuentra otra
anomalía con la naturaleza de los bienes jurídicos constitucionales. A diferencia
de los procesos anteriores aquí no se inobservan disposiciones constitucionales
por parte del infractor; es más, si ello sucediera la demanda devendría en
improcedente. La naturaleza del derecho que debe invocar el accionante es muy
peculiar, el derecho a exigir. Pero este derecho sólo se puede constitucionalizar a
través de una interpretación demasiado extensiva del texto constitucional; y es
más, así se ha hecho para "salvar el impase".

En cuanto a los procesos de impugnación normativa, llámese acción popular y


proceso de inconstitucionalidad, en estos la infracción consiste en la emisión de
una norma que contraviene a las normas de superior jerarquía. Es decir una
contravención. Se podrá alegar que el proceso de acción popular puede versar
solo sobre cuestiones de ilegalidad más no de constitucionalidad, lo cual es una
posibilidad enteramente factible; y que por ello caeríamos en la figura de la
acción de cumplimiento, pero el hecho es que en esta última la contravención es
la inobservancia activa del respeto a la jerarquía normativa, la cual esta
consagrada constitucionalmente.

En cuanto a los procesos competenciales, la infracción que se conoce en estos


procesos esta basada en la contravención-sea activa(positiva) o pasiva
(negativa)- de los mandatos constitucionales –así como los incorporados en las
legislaciones orgánicas- que obligan a las "entidades" respectivas a cumplirlos.
Aquí el bien jurídico tutelado seria pues de naturaleza constitucional, pues se
basa en los propios valores normativos de la constitución y en su desarrollo
constitucional directo, que es una ley especial llamada orgánica.

Entonces la labor jurisdiccional del juez es declarar que el hecho jurídico


impugnado por el actor constituye una infracción constitucional, por lo tanto
afirmar la cuestión material como una situación violatoria del orden constitucional
y ordenar su reposición con la finalidad de obtener su normal funcionamiento por
fuerza, o por la potestad derogatoria normativa de sus resoluciones.

III. LA PRETENSIÓN PROCESAL

También el TC tiene últimamente un pronunciamiento en una de sus tantas


sentencias sobre la materia objeto de litis, para el colegiado "Dicha materia se
encuentra delimitada por el petitorio de la demanda del recurrente"( EXP. N.°
3778-2004-AA/TC, fundamento 3), esto se aclara con otro texto de sentencia
"pretensión principal materia de la litis" (EXP. N.° 0734-2004-AA/TC, 3).

Esta afirmación es sumamente interesante, solo hay que tomar en cuenta, que la
pretensión es en realidad sólo el vinculo entre el proceso y la denominada litis
constitucional, la pretensión de la parte afectada no es la materia objeto de la
infracción constitucional, sino del proceso, de la relación formal. Lo que sucede
es que se ha tomado del proceso constitucional el tratamiento de un proceso
civil, donde existe una controversia de intereses uno de los cuales constituye la
pretensión.

Pero en el proceso constitucional no existe una relación jurídica de naturaleza


obligacional por la cual pedir al juez declare esta existente y efectiva, sólo existe
una infracción no sancionable punitivamente de naturaleza constitucional, el nexo
no es un bien disputable, sino un bien constitucional afectado, lo que se pide es
que el juez declare la existencia de la infracción y se pronuncie sobre los efectos
del hecho infractorio. Es distinto al proceso civil, donde se pide que se declare
judicialmente la obligación de una parte frente a la otra, es por eso que en el
proceso constitucional no cabe contrademanda, pues no hay disputa del bien y
no existe sanción. En el proceso civil, la pretensión muestra una parte de la
controversia, en el proceso constitucional, solo se pide el fin de la infracción.

La falta de investigación hace difícil el desarrollo del derecho como ciencia


sometiendo los requerimiento de justicia de la gente a la arbitrariedad de la
administración justificada por retóricas materialmente insustentables. A esto se
suma la mal entendida politización del TC, lo cual si es natural en otros países ,
aquí en el Perú lleva a la mala copia y a la desnaturalización de las instituciones.

Si el proceso civil se encamina a solucionar una litis o a aclarar una


incertidumbre jurídica ¿porque no también se aplica entonces el termino
incertidumbre constitucional? Pero aquí viene el problema, ¿se investigó la
realidad o se reprodujo términos del extranjero? Si vemos las fuentes jurídicas
veremos que solo operó una recepción terminológica. Los conflictos de
competencia encierran dentro de sí, mucho de incertidumbre jurídica, cuando dos
órganos públicos de rango constitucional solicitan al TC que aclare la
prerrogativa de funciones debido a una confusión o falta de esclarecimiento de la
norma orgánica otorgante de facultades.

Pero aquí también tenemos un conflicto de intereses, en el proceso civil no están


juntos el conflicto y la incertidumbre jurídica y es que ambos no son categorías
de derecho publico, como si sucede con los conflictos de competencia. Lo que
ahí aquí puede ser considerado una litis, pues hay dos personas jurídicas que
pugnan por cumplir alguna atribución o tener tal facultad; pero también es una
incertidumbre, desde el momento en que a pesar de tener leyes orgánicas
destinadas al ordenamiento de la esfera publica dentro del un normal
funcionamiento del sistema constitucional; ambos organismos desean sea
aclarada la atribución de funciones en una instancia constitucional. Es por eso
que el TC considera a su labor frente a este tipo de situaciones como una
"dilucidación de la controversia de fondo"

Cada proceso esta especialmente diseñado para proteger determinados bienes


constitucionales mediante la tutela de derecho y facultades que implican una
pretensión por parte del actor para lograr el normal funcionamiento del sistema
constitucional:

"En los casos de los procesos de hábeas corpus,


amparo, hábeas data y cumplimiento, el fin de su expedición
apunta a proteger los derechos constitucionales,
reponiendo las cosas al estado anterior a la violación o
amenaza de violación de un derecho constitucional, o
disponiendo el cumplimiento de un mandato legal o de un
acto administrativo; en los casos de los procesos de acción
popular e inconstitucionalidad su finalidad es la defensa de
la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa; mientras que en los procesos competenciales
tiene por objeto resolver los conflictos que se susciten
sobre las competencias o atribuciones asignadas
directamente por la Constitución o la leyes orgánicas que
delimitan los ámbitos propios de los poderes del Estado, los
órganos constitucionales, los gobiernos regionales o
municipales". ( EXP. N.° 0024-2003-AI/TC, fundamentos, 4to
párrafo)

Aquí el TC hace mención a la pretensión procesal en los procesos


constitucionales, la pretensión sólo es una parte de la relación jurídica sustancial
que adquiere la relevancia jurídica para poder ser interpuesta ante el juez contra
el infractor en el proceso constitucional.

Así; la pretensión constitucional es la exigencia que el actor interpone por


medio del juez, pidiéndole que declare inconstitucional el acto u omisión por el
cual un infractor ha afectado un bien constitucional.

El juez tiene para este caso dos medios con los cuales puede hacer lograr su
finalidad jurisdiccional: la fuerza pública y la potestad derogatoria normativa de
las decisiones infractoras.
III. LA RELACIÓN JURÍDICA MATERIAL DEL PROCESO CONSTITUCIONAL

1. El objetivo esencial de los procesos constitucionales es: garantizar el


normal funcionamiento del sistema constitucional; y el objetivo
concreto: ordenar que se haga efectivos el libre ejercicio de los
derechos fundamentales de la persona y la primacía de la
constitucionalidad.

2. La relación jurídica sustancial del proceso constitucional esta integrado por


los siguientes elementos: afectado, infractor e infracción constitucional.
La infracción constitucional es el acto u omisión que trastorna el sistema
constitucional alterando su normal funcionamiento.

3. En un proceso constitucional, existen tres intereses: 1) del afectado,


consistente en que se reconozca la infracción que impide el normal
funcionamiento del sistema constitucional; 2) del agresor, consistente en
que se reconozca que su actuar, hecho generador de la relación material,
se ha realizado en el ejercicio regular y legitimo de sus atribuciones y
derechos; y 3) del juzgador constitucional, consistente en mantener el
normal funcionamiento del sistema constitucional en sus nexos
(derechos, deberes, facultades y obligaciones) y elementos (entidades
publicas, personas)
4. La pretensión constitucional es la exigencia que el actor interpone por
medio del juez, pidiéndole que declare inconstitucional el acto u omisión por
el cual un infractor ha afectado un bien constitucional. El juez tiene para
este caso dos medios con los cuales puede hacer lograr su finalidad
jurisdiccional: la fuerza pública y la potestad derogatoria normativa de las
decisiones infractoras.

5. La litis constitucional no es la relación jurídica material del proceso


constitucional, sino una categoría que no ha sido estudiada con
detenimiento. El termino "litis constitucional" ni si siquiera ha sido
delimitado, es una categoría ideal sin concreción, pues sólo se usa
confusamente para dar a entender una situación de la que sólo se tiene
idea, pero no entendimiento sobre su correlato real. Que quede claro, el
termino exacto no es litis constitucional; esta es una exportación
injustificada del derecho procesal civil; sino infracción constitucional.

I. CONCLUSIONES

1. Que el Artículo I Del Código Procesal Constitucional, relativo a los alcances


del presente cuerpo normativo sea modificado como sigue. El presente
Código regula los procesos que tiene por finalidad conocer de las
infracciones a la Constitución generados por hechos de relevancia
constitucional que afecten derechos constitucionales y el debido
ordenamiento razonable del poder público.

2. Que el Artículo II relativo a los fines de los Procesos Constitucionales sea


modificado como sigue : Es fin esencial del de los procesos
constitucionales mantener el normal funcionamiento del sistema
constitucional en la regular armonía de sus elementos que la integran; en
unos casos garantizando la primacía de la Constitución y/o la vigencia
efectiva de los derechos constitucionales.

3. Que el Artículo Vl. relativo al Control Difuso e Interpretación Constitucional


sea modificado como sigue: Cuando exista incompatibilidad entre una
norma constitucional y otra de inferior jerarquía, el Juez debe preferir la
primera, integrando en el bloque de constitucionalidad compuesto por la
Constitución y sus normas de desarrollo constitucional; con la
jurisprudencia constitucional y los principios del derecho.

4. Que el Artículo 9., relativo a la Ausencia de etapa probatoria sea modificado


como sigue: En los procesos constitucionales no existe etapa probatoria. La
actuación de pruebas se realiza en Audiencia Única en concordancia con el
artículo 53 de este mismo cuerpo legal; atendiendo siempre a no afectar la
duración del proceso y a determinar la existencia de la infracción
constitucional. El actor tiene la carga de probar la infracción constitucional
del bien jurídico protegido y el emplazado el ejercicio regular y legitimo del
hecho en cuestión.

5. Agréguese un Artículo X al Título Preliminar del Código procesal


constitucional con el siguiente texto: En los procesos constitucionales sólo
adquiere la autoridad de cosa juzgada la decisión final que se pronuncie
sobre la calificación jurídica del hecho en cuestión respecto a su carácter
infractor y en caso de ser positiva la calificación resuelva la infracción
constitucional.

II. RECOMENDACIONES

Esperamos que las próximas leyes fundamentales de nuestra república no sean


hechas con dejadez y respondan a una investigación minuciosa de los problemas
sociales que den lugar, si no a su solución, al menos a garantizar en algo la realización
de "la paz social en justicia" con tanto se intenta alcanzar en los procesos por las
partes afectadas.

VI. BIBLIOGRAFÍA

1. Libros de Mario Bunge en español:

• (2006) A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo. Barcelona,


Gedisa.

• (2006) 100 Ideas. El libro para pensar y discutir en el café. Buenos Aires,
Sudamericana. (Compendio de artículos periodísticos.)

• (2005) Intuición y razón. Buenos Aires, Debolsillo - Ed. Sudamericana.(Existe


primera edición en 1996 de otra editorial.)

• (2004) Emergencia y convergencia. Novedad cualitativa y unidad del conocimiento.


Barcelona, Gedisa.

• (2004) Mitos, Hechos y Razones. Buenos Aires, Sudamericana.

• (2003) Cápsulas. Barcelona, Gedisa. (Compendio de artículos para la agencia de


noticias EFE y la prensa Argentina.)

• (2002) Ser, saber, hacer. México, Paidós.

• (2002) Filosofía de la psicología (en colaboración con el doctor Rubén Ardila) 2º ed.
México, Siglo XXI Editores.
• (2002) Epistemología. Curso de actualización. 3º ed. Barcelona, Ariel.

• (2002) Crisis y reconstrucción de la filosofía. Barcelona, Gedisa.

• (2001) Diccionario de filosofía. México, Siglo XXI Editores.

• (2000) La investigación científica. Su estrategia y su filosofía. México, Siglo XXI


Editores.

• (2000) Fundamentos de biofilosofia. México-Buenos Aires, Siglo XXI Editores.

• (1999) Las ciencias sociales en discusión. Buenos Aires, Sudamericana.

• (1999) Buscar la filosofía en las ciencias sociales. Madrid, Siglo XXI Editores.

• (1997) Vistas y entrevistas. 2º ed. Buenos Aires, Sudamericana.

• (1997) La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires, Sudamericana.

• (1989) Mente y sociedad. Madrid, Alianza Universidad.

• (1985) Teoría y realidad. Barcelona, Ariel.

• (1985) Seudociencia e ideología. Madrid, Alianza Universidad.

• (1985) Racionalidad y realismo. Madrid, Alianza Universidad.

• (1983) Lingüística y filosofía. Barcelona, Ariel.

• (1978) La Causalidad: El Principio de Causalidad en la Ciencia Moderna. Buenos


Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires (4a. Edición). Reeditado por Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, en 1997.

1. Libros recientes en inglés:

• (2006) Chasing Reality. Strife over Realism. Toronto, University of Toronto Press.

• (2003) Emergence and Convergence. Qualitative Novelty and the Unity of Science.
Toronto, University of Toronto Press.

• (2001) Philosophy in Crisis. The Need for Reconstruction. New York, Prometheus
Books.

• (2001) Scientific Realism: Selected Essays of Mario Bunge (Edited by M. Mahner),


New York, Prometheus Books.

• (1997) Foundations of Biophilosophy (en colaboración con el Dr. Martin Mahner).


Berlín, Springer.

• (1974 a 1989) Treatise on Basic Philosophy, en 8 tomos.

Algunos de estos libros han sido traducidos al alemán, francés, húngaro, italiano,
japonés, polaco, portugués y ruso. Incluso algunos fueron pirateados en varios países
latinoamericanos.
1. Trabajos sobre la obra de Mario Bunge:

• Agassi, Joseph y Robert S. Cohen (eds.). 1982. Scientific Philosophy Today:


Essays in Honor of Mario Bunge. Dordrecht, Reidel.

• Denis, Andy. 2003. Methodology and policy prescription in economic thought: a


response to Mario Bunge.

• Serroni-Copello, Raúl. 1989. Encuentros con Mario Bunge . Asociación de


Investigaciones en Psicología.

• Vacher, Laurent-Michel, 1993. Entretiens avec Mario Bunge. Montreal, Liber.

• Weingartner, Paul y Georg J.W.Dorn (eds.). 1990. Studies on Mario Bunge's


Treatise. Amsterdam-Atlanta, GA, Rodopi.

• Denegri, Guillermo y Gladys E. Martínez. 2000. Tópicos actuales en filosofía


de la ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80º aniversario. Mar del Plata,
Editorial Martín.

CARACTERÍSTICAS ESPECIALES DE MARIO BUNGE:

Su Historiade vida :

Mario Bunge nació el 21 de septiembre de 1919, en la ciudad de Florida ,Buenos Aires


(Argentina).Proveniente de una familia alemana emparentada con españoles oriundos
del país vasco y de Asturias, hijo del medico y diputado socialista Augusto Bunge y la
enfermera Maria Schreiber. Aunque emparentado por vía paterna a una familia muy
influyente (creadores del grupo Bunge y Born, que luego se convertirá en un holding
multinacional), él pertenece a una rama modesta, y pasa gran parte de su infancia en
un ambiente semirrural, dedicándose incluso a tareas agrícolas. Cursa la primaria en
"El Niño Argentino Modelo".

Comenzó el ciclo secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires, estudios que


abandonó decidiendo rendir el resto de los exámenes libres. Cursó el primer año de la
Licenciatura en Ciencias Químicas en la Universidad de Buenos Aires, practicando el
contrabando en los laboratorios que la UBA tenia en la calle Perú y al que un amigo le
daba acceso. Sin embargo pronto descubrió que su vocación estaba en la física,
motivado por los problemas que esta planteaba. Fue su padre quien disuadió sus
aspiraciones de físico con el argumento de que en la incipiente industria nacional los
necesitaban mas que a los físicos. Al cabo de un año volvió a hablar con él y logro
cambiar a la carrera que quería, dejando esta, se matriculo en la Licenciatura en
ciencias fisicomatemáticas en la Universidad de La Plata donde se graduó en 1943.
Tuvo de docente a Ernesto Savato y luego fue él mismo titular de física hasta
concentrarse en investigaciones nucleares, atómicas y de física cuantíca. Pero para
enfrentar los problemas que surgían de esos estudios, Bunge se dedico a la
epistemología (la ciencia que estudia los métodos del conocimiento).

Finalmente esas preocupaciones fueron imponiéndose junto con la filosofía, materia


sobre la que jamás tomo un solo curso regular desde que huyo de las clases a las que
entro como oyente siendo un chico. Lo que sabe y enseña lo aprendió leyendo por su
cuenta libros y revistas especializadas; incluso su primer publicación fue de carácter
filosófico y lo edito en 1939.Recién 4 años después publico en el terreno de la física..

En 1943, con apenas 18 años, fundo la Universidad Obrera Argentina, institución


donde por tarifas apenas suficientes para el mantenimiento los trabajadores de
distintas actividades recibían capacitación técnica y sindical. Sugestivamente, la UOA
fue cerrada en 1943 por el secretario de Trabajo y Previsión, coronel Juan Domingo
Perón.

En 1940 contrajo matrimonio con la arquitecta Julia Molina y Vedia, bastante mayor
que él, madre de sus dos hijos mayores Mario (matemático) y Carlos (físico). La
vocación de Mario por la técnica se frustró durante el gobierno peronista cuando un
clérigo le impidió ingresar en el industrial Otto Krause por considerar a ese destino
inaceptable "para el hijo de una familia aristocrática".

El año en que se cerró la Universidad Obrera, Bunge fundó la revista filosófica


Minerva, de corta vida, en cuyo primer número colaboran entre otros el prestigioso
filósofo marxista italiano Rodolfo Mondolfo. En las elecciones de 1946, Bunge integró
listas de la coalición "Unión Democrática" y -mientras duró el régimen peronista- se
convirtió en un férreo opositor, hasta que acabó encarcelado durante dos semanas
acusado de incitar a una huelgaferroviaria, pero el motivo real era que estaban
haciendo circular un petitorio en la Facultad de Ciencias para solicitar que repusieran a
un colega separado por causas políticas. En el presidio organizó seminarios de
discusión políticas entre los delincuentes comunes.

En esta década intentó sin suerte toda clase de negocios para poder sobrevivir. El
gobierno peronista le negó el pasaporte, motivo por el cual no pudo viajar al exterior,
obstaculizando sus posibilidades de progreso académico.

Para entonces, las zozobras de la militancia y la persecución peronista habían hecho


naufragar su primer matrimonio. Así, Bunge conoció a quien será su segunda esposa,
la estudiante Marta Cavallo. Pese a la tenaz oposición de su suegro (y gracias a la
complicidad de su amigo, el ingeniero Virgilio Di Pelino), logró llevar adelante la
relación, que resultará en su segundo matrimonio y en un estímulo a la carrera
universitaria de Marta, para quien su padre planeaba una vida de ama de casa. Más
tarde, Marta se doctoró en matemática, especializándose en topología.

Tras el derrocamiento de Perón, Bunge ocupó un papel protagónico en la


reestructuración de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de
Buenos Aires y es nombrado catedrático de Física Teórica y de Filosofía de la Ciencia,
que -entre 1957 y 1966- viviría su llamada "Edad de Oro". Junto con Manuel Sadosky
y Rolando García constituyó un equipo con gran habilidad para concebir y hacer
avanzar proyectos progresistas. Años más tarde, reprocharía a García su vuelco hacia
un peronismo obsecuente de la línea de los Montoneros, que lo llevó a impulsar la
disolución de la Asociación Física Argentina y condenar la ciencia básica.

En 1959 Bunge publicó "Causalidad", un estudio sobre el determinismo en la ciencia


con especial énfasis en el determinismo causal, del que da una definición muy precisa,
diferenciándolo de otras categorías de determinación que en análisis previos eran
confundidas con él, llevando a falsos debates.

Durante este periodo, Bunge fue un poco mas vivo que sus colegas y dejo el país en
1963, sospechando que habría un golpe (luego este se cumpliría en 1966 cuando
Juan Carlos Ongania derroco el gobierno democrático de Arturo Illia) . Se fue en
febrero decidido a no volver. También advirtió de esto a sus amigos, pero ellos no le
hicieron caso. Pero hubo indicios que lo llevaron a pensar que habría un golpe, uno de
ellos fue la guerracivil entre dos fracciones del ejército: el episodio de los Azules y
Colorados que fue realmente monstruoso, con un montón de muertos como
consecuencia de los enfrentamientos. Otro indicio fue el derrocamiento del presidente
Arturo Frondizi con ayuda del Departamento de Estado. En este tiempo, Bunge
enseñó filosofía de la ciencia en Argentina. En 1962 acostumbraba viajar al Uruguay
para dar cursos y a la vuela revisaban sus papeles personales para saber si traía
propaganda subversiva. La mano venía muy dura, y junto con su mujerdecidieron
aceptar la primera invitación académica que les hicieron, desde la Universidad de
Delaware, en los Estados Unidos, pero allí se encuentra con un ambiente intolerante:
los universitarios están virulentamente a favor de la intervención en Vietnam,
descubriendo con perplejidad que sólo comienzan a oponerse cuando -años más
tarde- el gobierno recluta estudiantes. Otras consideraciones también lo impulsan:
sabe que los hijos de su segundo matrimonio, de nacer en el Norte, pueden llegar a
ser reclutados. Entonces, acepta una invitación de una universidad alemana. Allí
permaneció más de un año hasta que recibió una invitación de la Universidad McGill,
el centro académico anglófono más importante del Québec, Canadá.
Bunge se instaló en Montreal en 1966, y allí nacen sus dos hijos de su segundo
matrimonio: en 1966 Eric (actualmente arquitecto) y en 1974 Silvia (neurofisióloga.)
Desde entonces ocupa la cátedra Frothingham de Fundamentos y Filosofía de la
Ciencia, donde convergen estudiantes de diversas disciplinas. Enemigo declarado de
los exámenes, promueve la formación de equipos y la realización de trabajos de
investigación. Allí publica a un ritmo febril (su obra suma centenares de volúmenes),
que incluye la elaboración de su monumental "Tratado de Filosofía Básica",
compuesto por ocho libros repartidos en nueve tomos que aparecen entre 1974 y
1989, cubriendo desde Ontología hasta Ética. Durante este tiempo interviene en
importantes debates científicos, como el del mecanismo de aprendizaje, donde con
Hebb y Bindra adhiere a la hipótesis de la plasticidad sináptica. Como lo hacía desde
los 18 años, ataca al psicoanálisis. Escribe "Filosofía de la Economía", donde intenta
axiomatizar la economía e identificar sus principales problemas. Aunque es atacado
por algunos economistas, entre ellos también se gana partidarios. Un gran publicista
de esta obra es su amigo, el fallecido economista Raúl Prebisch, cofundador de la
CEPAL.

En 1982 recibió el premio "Príncipe de Asturias" a la comunicación social. Ocupó


incontables cátedras como profesor visitante en Europa y Norteamérica. Diversas
universidades en todo el mundo le confirieron unos veinte doctorados honoris causa. A
instancias del filósofo humanista Paul Kurtz, comenzó a participar en los debates
propuestos por organizaciones racionalistas para desmitificar las falsas ciencias,
integrando desde fines de los ’70 el CSICOP (Commitee of the Scientific Investigation
for Claims of the Paranormal) [Comité para la Investigación Científica de las
Afirmaciones Paranormales], devenida en la organización escéptica más influyente del
mundo. En 1991, a instancias de Alejandro J. Borgo, se unió con entusiasmo a la
Fundación CAIRP (Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la
Pseudociencia), disuelta por sus fundadores en 2001. También comenzó a abordar
otras disciplinas científicas, publicando en 1987 "Filosofía de la Psicología", con el
psicólogo colombiano Rubén Ardila y, en 1997 "Fundamentos de Biofilosofía", con el
zoólogo y escéptico alemán Martín Mahner. A fines de los ’90 su interés se centró en
las ciencias sociales, publicando "Ciencias Sociales en Discusión" y "Buscando la
Filosofía en las Ciencias Sociales".

Su reciente "Diccionario de Filosofía" (Ed. Siglo XXI, México, 2001) horrorizó a los
filósofos serios porque no sólo pontifica sin atenuantes desde su personal punto de
vista sobre las más diversas cuestiones, sino que se toma en solfa temas a menudos
tratados con aridez. Entre las primeras entradas, por ejemplo, leemos "Académico
[trabajo]: Una obra intelectual de interés muy limitado, que probablemente sirve más
para el progreso en la carrera de su autor que para el conocimiento humano. Cuando
un número significativo de eruditos se dedica a un trabajo de este tipo, se tiene una
industria académica". En el diario Página/12, el crítico cultural Daniel Link destacó, con
el mismo sarcasmo que le cuestiona -o no...-, que esta obra es un "compendio de
caprichos", desvalorizando su utilidad en relación con el diccionario del mismo título de
José Ferrater Mora. "Pero el Diccionario racioempirista de Bunge agrega es
infinitamente más inteligente y, sobre todo, mucho más estimulante."

Anécdotas:

Mario Bunge paso la mitad de su vida en Canadá, pero sigue extrañando a los pocos
amigos que le quedan y las caminatas nocturnas con alumnos y colegas después de
las clases, un deleite que redescubre cada vez que vuelve a Buenos Aires a visitar a
Mario, su segundo hijo, que enseña Matemáticas en la UBA. Su descendencia suma 7
nietos y media docena de bisnietos de pasaportes diversos.

Carlos, su primogénito, es un reconocido físico teórico y vive en México. Eric,


arquitecto que vive en Nueva York y tiene allí un estudio junto con su esposa, y Silvia,
la menor, neuropsicóloga y docente de Neurociencia Cognitiva en la Universidad de
California. Es con la nena con quien lo unen vínculos intelectuales más estrechos: A
Bunge le interesa mucho la psicología y así como antes él le enseñaba a ella, ahora es
el que aprende. Porque -y aquí la emprende con uno de sus temas preferidos- en la
Argentina la superstición psicoanalítica frena el desarrollo de la Psicología Biológica y
las investigaciones neuropsicológicas de los procesos inconscientes. Para tranquilidad
de la comunidad psi, hay más nominados.

Otra anécdota es que a Mario le interesa la políticay siempre ha tenido simpatía con la
izquierda, pero admite que nunca actuó para ella porque no sirve para eso. Le
interesaban las ideas políticas e incluso ha escrito bastante sobre ellas, pero participar
activamente, dice que no es para él. En lo que se refiere a las elecciones, únicamente
ha apoyado con su voto al gobierno de Frondizi. Además fue unos de los responsables
de que Frondizi se dedicara a la política . Durante la Guerra Civil española el era
abogado de su padre, y Mario lo fue a ver para que hablara en un acto del sindicato de
los empleados astronómicos en honor a España. Le respondió que el jamás había
hablado en publico, pero le insistió y al final participo del acto y lo hizo muy bien. Mas
Tarde Mario lo nombro profesor de legislación obrera en la Universidad Obrera
Argentina y así comenzó su carrera.
Finalmente podríamos agregar algo de su actualidad. Bunge, a pesar de su edad,
trabaja como profesor universitario en Montreal. Expresa que le gusta hacerlo y que
necesita el dinero. Además le estimula mucho el contacto con los jóvenes. Él describe
su estudio como su lugar en el mundo "Tengo aquí todo lo que necesito. Mi casa
queda en la ladera de una pequeña montaña, a pocas cuadras de la universidad, y
ahora que se ha ido la nieve empiezan a brotar narcisos silvestres y lilas. Desde esta
ventana miro el verde de los parques, los dos puentes que cruzan el río San Lorenzo
y, en la lontananza, a los Estados Unidos. Es una vista hermosa, llena de luz".

SU TRABAJO CIENTÍFICO MÁS IMPORTANTE:

Mario Bunge ha trabajado en la construcción de un sistema filosófico. En su revisión


del concepto tradicional del método científico, utilizó las herramientas de la lógica
formal, destacando el valor de la relación entre teoría y experiencia. Tras realizar
estudios de fundamentación de la física y de la semántica, propuso una llamada
"metafísica exacta", que es una forma sistemática de análisis de la física, la biología, la
ética y la sociedad. Ha expuesto su sistema en su "Tratado de filosofía básica". Los
ocho volúmenes que integran este tratado fueron publicados en inglés (título original:
Treatise on Basic Philosophy) entre 1974 y 1989, en Montreal Canadá, y constituyen el
proyecto más ambicioso de su autor, puesto que en ellos expuso algunas de las ideas
principales de su sistema filosófico, especialmente aquellas que se refieren a su
concepto de "filosofía exacta".

El Tratado presenta una estructura clara, dividida en cinco grandes apartados. En


primer lugar, los estudios sobre semántica (volúmenes. 1 y 2), en los que Bunge
plantea sus teorías acerca del lenguaje y de la verdad. Concibe que el significado se
compone de sentido y referencia, y defiende una teoría de la verdad de carácter
parcial, que se opone a las pretensiones del neopositivismo. Segundo, el análisis de la
ontología (volúmenes. 3 y 4), en donde estudia la estructura de la realidad: es
especialmente relevante la concepción sistémica propuesta por Bunge, según la cual
la perspectiva del sistema se impone acerca de cualquier consideración individualista
en ontología. Tercero, el análisis de la epistemología (volúmenes. 5 y 6), que expone
una teoría del conocimiento opuesta al mero fenomenismo y al subjetivismo, y
mantiene una perspectiva de realismo crítico muy acusado. Por último, los dos
volúmenes que cierran el Tratado están dedicados a analizar la filosofía de la ciencia y
de la tecnología (volumen. 7, que plantea la necesidad de la fundamentación científica
del conocimiento) y la ética (volumen. 8, que presenta algunas cuestiones esenciales
de la filosofía práctica, en especial los conceptos de "bien" y "correcto").

CIENTÍFICOS ANTERIORES QUE INFLUYERON EN MARIO BUNGE:


Como ya sabemos, Mario Bunge estudio la Licenciatura en Ciencias
Fisicomatemáticas en la Universidad de La Plata, pero ya anteriormente se había
interesado por la filosofía de la física, y por eso se dedico a las ciencias, para saber de
que estaba hablando. Mario expresa que tuvo la gran suerte de que en el momento de
terminar su Licenciatura en el año 1943, llego a la Argentina el físico austroitaliano
Guido Beck, emigrado de la Europa de posguerra. Su profesor Ernesto Sabato lo llevo
a conocerlo a la pensión donde Guido vivía y en ese mismo momento le dio un
problema de física para resolver. Bajo su dirección completará en 1952 la tesis que le
vale el doctorado, sobre "Cinemática del Electrón Relativista". Mario cuenta que a
Guido Beck le debe toda su formación científica y también habla de el como ejemplo
de científico por su fuerte historia. Guido, en Franciaestuvo encerrado en un campo de
concentración, del cual se escapó para ir a Portugal, y en ningún momento dejó de
trabajar en física teórica. Fue un hombre muy sufrido, en un campo de concentración
murieron su madre y su hermana por el delito de ser judíos, pero su dedicación al
trabajo siempre se mantuvo intacta.

Mario se acuerda de que lo retaba al verlo dedicado a la investigación filosófica: exigía


dedicación exclusiva.

En cuanto a la epistemología, se formo como autodidacta, si tomar jamás un curso


regular. Lo que sabe y enseña lo aprendió leyendo por su propia cuanta libros y
revistas especializadas. No eligió la vía institucional porque consideraba que lo que se
enseñaba en la Facultad de Filosofía era casi todo oscurantista y que además no
había pensadores originales-Dice que en América Latina nunca a habido filósofos
originales, si no que son todos unos imitadores. El se formo leyendo muchísimo, y de
todo un poco. Por aquella época era marxista, por lo tanto expresa que perdió mucho
tiempo leyendo Hegel, Marx, Freud y Rusell, de los que mas tarde se distanciaría
críticamente. También leía historia de la filosofía, a clásicos como Platón, Aristóteles,
Descartes, a los positivistas. Dice que hay que tener en cuenta que en la Argentina
había muy pocos libros, y de revistas de estudio in hablar.

Refiriéndonos a la forma en que se constituye el conocimiento científico, el dice que


investiga con gente de diversas especialidades: físicos, matemáticos, biólogos,
sociólogos y demás: los que sean necesarios para abordar el tema que desea. Le
parece una irresponsabilidad trabajar sobre la filosofía de al ciencia sin los
conocimientos pertinentes, y para esos conocimientos es necesario contar con los
profesionales indicados. En uno de sus últimos libros agradeció a unas cien personas
que durante toda la vida le aportaron información fundamental para su trabajo. El dice
que el estudioso solitario ya no existe, es un ignorante. El estudioso de hoy tiene que
formar parte de una red de investigadores.
BENEFICIOS Y PERJUICIOS QUE SUS TRABAJOS CIENTÍFICOS TRAJERON A
LA SOCIEDAD:

Mario Bunge no siente que sea famoso en la Argentina. Dice que es escuchado, pero
obviamente por los filósofos no, pero si por algunos científicos con los que mantiene
relación.

Se describe como un rebelde, curioso, alguien a quien le molesta la repetición y la falta


de creatividad. Sin embargo, a veces siente que pierde demasiado tiempo
polemizando. Eso hace que de el se conozca en la Argentina un aspecto y no su
faceta mas creativa. Por ejemplo, casi nadie a leído los ocho tomos de su tratado de
filosofía o sus trabajos científicos, expresa. Él se queja de que aquí se lo conoce
menos por su obra que por sus opiniones. Pero, aunque se queje, le gusta la
polvareda que levanta cada una de sus intervenciones.

Cuando escribe "Filosofía de la Economía", donde intenta axiomatizar la economía e


identificar sus principales problemas, es atacado por algunos economistas, entre ellos
también se gana partidarios.

En 1967 publica su omnicomprensivo tratado de la teoría de la ciencia, "Scientific


Recearch", cuya traducción al castellano "La Investigación Científica", no se hizo
esperar (1969), y cuya repercusión entre los estudiosos de la filosofía de la ciencia ha
sido notoria.

En cuanto a su "Tratado de Filosofía Básica" a sido objeto de una treintena de


estudios críticos publicados en 1990 con el titulo de "Studies on Mario Bunge’s
Treatise".

Psicoanalistas, astrólogos y promotores de pseudociencias no quieren a Bunge. Claro


esta, que tendrán sus motivos para no simpatizar con el. Lo cierto es que su obra
intelectual fue elogiada por quienes sí la leyeron. Por ejemplo, científicos destacados
como el neurofisiólogo Vernon Mountcastle, quien lo llamó "el filósofo de cabecera del
científico activo". Desarrollada por sus discípulos filosóficos Cohen, Agassi y Mahner,
e incluso plagiada por el filósofo y matemático Irme Lakatos, Mario Bunge es un
espíritu inquieto que, se ganó a pulso legiones de enemigos, un minúsculo grupo de
seguidores y la admiración silenciosa de algunos críticos que -incluso desde el
disenso- celebran su brillante inteligencia y su fecunda perseverancia intelectual.

CONTEXTUALIZACIÓN:

Su Tratado de Filosofía Básica, originalmente publicado en ingles, donde expone su


sistema de filosófico lo hizo en:
País: Canadá

Provincia: Québec

Ciudad: Montreal

Años en que realizo su Trabajo: 1974 a 1989

Los Primeros 6 años en que Bunge desarrolla su trabajo científico mas importante, el
gobierno canadiense estaba bajo un sistema de Monarquía Parlamentaria su soberana
era la Reina Isabel II ( quien es la jefa del estado canadiense).

En los próximos 7 años en que desarrolla su trabajo científico el gobierno canadiense


desarrolla un cambio cuando en 1982 la Reina del Reino unido Isabel II firmo la
Constitution Act, que otorgaba a Canadá la plena independencia con respecto al
Parlamento Británico.

Presidentes: Pierre Elliot Trudeau (1968-1979, 1980-1984), Brian Mulroney (1984-


1993)

Pierre Elliot Trudeau consolidó su posición al llevar a su partido a una victoria decisiva
en las elecciones de 1974.

Cuando el separatista Partido Quebequés conquistó el poder en Québec en 1976,


Trudeau otorgó mayor importancia a la reforma constitucional para mantener unido al
país, pero sus esfuerzos, al igual que ocurriera con intentos anteriores, encontraron la
oposición de las provincias independentistas. Perdió las elecciones de 1979 por lo que
presentó su dimisión como máximo dirigente del partido, pero decidió seguir en el
cargo al ser derribado, a fines de ese año, el gobierno conservador encabezados por
Joseph Clark, que tan sólo duró seis meses, no supo formar una mayoría estable en el
Parlamento y Trudeau regresó al poder en febrero de 1980.

Ámbito Social: Trudeau, que dominó el panorama de la política nacional durante


quince años, elaboró una nueva visión de Canadá. Su gobierno fortaleció la política
cultural para promover la participación de las capas sociales medias y bajas en
acontecimientos deportivos de carácter internacional y proporcionar así un nuevo foco
de orgullo nacional.

Trudeau liberalizó la política de inmigración, atrayendo a numerosos asiáticos,


sudamericanos y centroamericanos, e inculcó la idea de una sociedad multicultural.

Ámbito Político: Bajo su mandato se modificó el Acta de la Norteamérica británica, que


hasta entonces era la Constitución de Canadá y se añadió una Declaración de
Derechos (Ley Fundamental), lo que supuso la proclamación de una constitución
canadiense propia en abril de 1982, cuando la reina del Reino Unido Isabel II firmó la
Constitution Act de 1982, que otorgaba a Canadá la plena independencia con respecto
al Parlamento británico.

En febrero de 1984 Trudeau anunció su intención de dimitir y pidió al partido que


eligiera un sucesor. El 16 de junio la convención liberal designó a John Napier Turner,
a quien Trudeau cedió formalmente el poder el 30 de junio.

En las elecciones parlamentarias de septiembre los conservadores con Brian Mulroney


a la cabeza ganaron con facilidad.

Ámbito Económico: Inspirado por el presidente estadounidense Ronald Reagan y la


primera ministra británica Margaret Thatcher, el gobierno intentó reducir el déficit,
recortar el presupuesto en temas culturales y sociales, retomar los buenos contactos
con los empresarios e incluso privatizar compañías del gobierno. La medida más
importante se dio en 1988 cuando Mulroney y Reagan firmaron un acuerdo de libre
comercio.

Creo que su Sistema Filosofico pudo ser Publicado ya que no era una epoca donde se
desarrollaron grandes transformaciones, ni hubo grandes crisis, solo leves cambios
que no modificaron las políticas del area de investigación.

PENSAMIENTOS Y OPINIONES DE MARIO BUNGE:

Su opinión de las pseudociencias:

Una pseudociencia es un montón de macanas (sandeces) que se venden como


ciencia. Ejemplos: alquimia, astrología, caracterología, comunismo científico,
creacionismo científico (recientemente rebautizado como "diseño inteligente"),
grafología, memética, ovnilogía, parapsicología, psicoanálisis.

¿Cómo se reconoce una pseudociencia? Se la reconoce por poseer al menos dos de


las características siguientes:

1. Invoca entes inmateriales o sobrenaturales inaccesibles al examen empírico, tales


como fuerza vital, alma inmaterial, superyó, creación divina, memoria colectiva y
necesidad histórica.

2. Es crédula: no somete sus especulaciones a prueba alguna. Por ejemplo, no hay


laboratorios homeopáticos ni psicoanalíticos. Corrección: en la Universidad de Duke
funcionó el laboratorio parapsicológico del botánico J. B. Rhine; y en la de París existió
el laboratorio homeopático del Dr. Benveniste. Pero ambos fueron clausurados cuando
se descubrió que habían cometido fraudes.
3. Es dogmática: no cambia sus principioscuando fallan ni como resultado de nuevos
hallazgos. No busca novedades, sino que queda atada a un cuerpo de creencias.
Cuando cambia lo hace sólo en detalles y como resultado de disensiones en la grey.

4. Rechaza la crítica, mata yuyos normal en la actividad científica, alegando que está
motivada por dogmatismo o por resistencia psicológica. Recurre pues al argumento ad
hominem en lugar del argumento honesto.

5. No encuentra ni utiliza leyes generales. Los científicos, en cambio, buscan leyes


generales.

6. Sus principios son incompatibles con algunos de los principios más seguros de la
ciencia. Por ejemplo, la telequinesia contradice el principio de conservación de la
energía. Y el concepto de memoria colectiva contradice la perogrullada de que sólo un
cerebro individual puede recordar.

7. No interactúa con ninguna ciencia propiamente dicha. En particular, ni


psicoanalistas ni parapsicólogos tienen trato con la neurociencia. A primera vista, la
astrología es la excepción, ya que emplea datos astronómicos para confeccionar
horóscopos. Pero toma sin dar nada a cambio. Las ciencias en sí forman un sistema
de componentes interdependientes.

8. Es fácil: no requiere un largo aprendizaje. El motivo es que no se funda sobre un


cuerpo de conocimientos auténticos. Por ejemplo, quien pretenda investigar los
mecanismos neurales del olvido o del placer tendrá que empezar por estudiar
neurobiología y psicología, dedicando varios años a trabajos de laboratorio. En
cambio, cualquiera puede recitar el dogma de que el olvido es efecto de la represión, o
de que la búsqueda del placer obedece al "principio del placer". Buscar conocimiento
nuevo no es lo mismo que repetir o siquiera inventar fórmulas huecas.

Su Crítica Al Psicoanálisis:

Bunge ha atacado vigorosamente psicoanálisis y la psicoterapia en numerosas


oportunidades. Las razones que ha ofrecido pueden agruparse en dos tipos: razones
metodológicas y pruebas empíricas. Las primeras constituyen una crítica al modo de
procederde los investigadores que han desarrollado el psicoanálisis, desde Freud
hasta nuestros días. Ese modo de proceder, afirma Bunge, está reñido con los
requisitos mínimos aceptados por la comunidad científica internacional para considerar
que una investigación es científica. Los psicoanalistas no utilizarían la estrategia
general de indagación conocida como método científico. Las razones del segundo tipo
muestran que los datos no apoyan las ideas psicoanalíticas.

Las razones metodológicas que el Prof. Bunge ofrece pueden resumirse así:
1-El psicoanálisis contiene hipótesis irrefutables: La ciencia intenta describir y explicar
cómo es el mundo y lo hace a través de datos, hipótesis, modelos y teorías. Los
científicos ponen a prueba sus ideas (hipótesis, modelos y teorías) acerca de la
realidad utilizando dos tipos principales de control: el más conocido de ellos es el
control empírico. Para poder ser sometida a contrastación empírica una idea debe ser
refutable. Pues bien, una de las críticas al psicoanálisis más difundidas (que Bunge
comparte)es que gran parte de sus hipótesis son irrefutables. El problema con estas
hipótesis es que están formuladas de tal modo que, por principio, no puede haber
datos que las pongan en entredicho. Bunge provee el ejemplo de la hipótesis del
contenido sexual manifiesto o latente de los sueños. Esta hipótesis es irrefutable
porque si un sueño determinado contiene elementos sexuales está claro que la
hipótesis se confirma. Pero también ocurre que cuando el sueño no contiene ningún
elemento sexual ostensible, el psicoanalista lo da por supuesto y justifica su actitud
recurriendo al supuesto de que el contenido sexual está latente.

Otro ejemplo es el de la atracción sexual de los niños por los padres del sexo opuesto
y la correspondiente represión. Para el psicoanálisis, sostiene Bunge, tanto da que uno
haga A o B. Si hace A, es prueba de que se siente atraído sexualmente por, digamos,
su madre. Si hace B, no significa que la atracción no exista, simplemente está
reprimida. Claramente, la latencia y la represión funcionan inmunizando contra la
experiencia a las hipótesis del contenido sexual de los sueños y la atracción por el
padre del sexo opuesto respectivamente. O sea, no hay ningún dato imaginable que
pueda refutar estas hipótesis psicoanalíticas.

2- Carece de consistencia externa: La principal crítica de Bunge al psicoanálisis no es


que éste sea irrefutable sino que, a diferencia de las disciplinas científicas genuinas, el
psicoanálisis no cumple el importante requisito de consistencia externa. Las diferentes
disciplinas científicas interactúan apoyándose las unas a las otras tanto en sus
aspectos teóricos como empíricos.

El grave problema del psicoanálisis, sostiene Bunge, es que se trata de una disciplina
aislada del resto del conocimiento (no interactúa con disciplinas obviamente
pertinentes, tales como la psicología experimental y la neurociencia cognitiva). El
psicoanálisis no es congruente con las ideas desarrolladas por estas disciplinas.
Según Bunge, la biopsicología (término con el que engloba las disciplinas científicas
mencionadas) no ha hallado nada que pueda apoyar al psicoanálisis, sino que más
bien ha provisto información que lo contradice (por ejemplo, que los niños no tienen su
órgano sexual más importante el cerebro lo suficientemente desarrollado como para
experimentar los deseos que el psicoanálisis les atribuye).
3- Dualismo mente-cerebro: Esta tesis ontológica afirma que cerebro y mente son
cosas separadas y está presupuesta por los estudios psicoanalíticos y la práctica
psicoterapéutica. Tal presuposición sale a la luz al analizar cómo investigan los
psicoanalistas y descubrir que no se interesan por estudiar los mecanismos cerebrales
que subyacen a la conducta humana (y que, en cambio, están siendo estudiados con
gran éxito por las neurociencias). De igual modo, el intento de la psicoterapia de tratar
las enfermedades mentales sólo mediante palabras traiciona el mencionado dualismo.
Desde luego, para Bunge la mente no es algo separado del cerebro. Más
precisamente, la tesis que defiende es la de la identidad psiconeural, la cual es, según
el autor, uno de los presupuestos de la investigación científica de la mente humana;
eso que llamamos mente no es una sustancia sino que se trata de una propiedad que
emerge cuando se "encienden" ciertos subsistemas neuronales. O sea, la mente es
una propiedad emergente del cerebro de ciertos animales "superiores", entre ellos el
animal humano. No es que el cerebro cause la mente (en cuyo caso serían dos cosas
diferentes), sino que la mente ES el cerebro en funcionamiento.

4- El psicoanálisis no somete sus ideas a control empírico: el psicoanálisis contiene,


ciertamente, hipótesis que sí pueden ponerse a prueba. A pesar de ello, sus
practicantes no se ocupan de contrastarlas empíricamente. Por ejemplo, los
psicoanalistas no utilizan la estadística para cuantificar objetivamente los efectos de
sus tratamientos y tampoco realizan experimentos para averiguar si es cierto que los
bebés pueden experimentar deseo sexual. Según Bunge, esta falta de control muestra
que la "teoría" psicoanalítica no es concebida por sus cultores como un cuerpo de
ideas falibles que deben ser controladas (tanto conceptual como empíricamente) para
conocer cuál es su valor de verdad. En otras palabras, el psicoanálisis no es un cuerpo
de conocimientos científicos.

Lo Que Piensa De Algunos Personajes Argentinos:

Carlos Menem: Tienen un gran mérito histórico: el haber enterrado el peronismo.

Graciela Fernández Meijide: Tengo entendido que es una persona muy decente que
no tiene experiencia de gobierno, lo que puede ser una ventaja.

De la Rúa: Lo único que sé es que es un político hábil.

Raúl Alfonsín: Lo quiero mucho. Es decente. Hizo todo lo que pudo aunque no todo lo
que quiso.

Ramón "Palito" Ortega: Es un personaje pintoresco. Por supuesto no creo que sea una
persona seria.
Ernesto Sábato: Fui alumno de él y lo quiero mucho, además de por lo que es en sí,
porque me puso en contacto con Guido Beck. Además es un gran novelista y tuvo la
gran valentía de dejar la ciencia para dedicarse al arte.

CONCLUSIÓN:

Mario Bunge desde muy chico se ha interesado por la filosofia de la física, hizo la
Licenciatura en ciencias fisicomatemáticas en la Universidad de La Plata, luego
estudio filosofia a la que aprendio leyendo libros y revistas especializadas por su
cuenta y hasta con tan solo 18 años, fundo la Universidad Obrera Argentina.

Esto quiere decir que gran parte de su vida la dedico a la física y a la filosofia, gracias
a eso y a su larga trayectoria, es uno de los filosofos de la ciencia mas reconocidos del
mundo.

BIBLIOGRAFÍA REFERENTE AL TRABAJO DE EPISTEMOLOGIA:

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