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Los significados del trabajo en el subempleo. Los casos de Argentina y México.

Liliana Ferrari, UBA


Octavio Maza, UAA
INTRODUCCIÓN

Este documento se nutre de dos grandes vertientes:

a) La establecida en la cumbre de gobiernos latinoamericanos – en Argentina en


noviembre del 2005- donde la prioridad de la región aparece en la agenda política bajo
la denominación de “empleo decente”. El término remite a la gobernabilidad misma de
los estados nación, y su capacidad de respuesta en dos dimensiones de igual importancia
y urgencia: 1) El derecho al trabajo y los derechos del trabajo; 2) El trabajo digno como
medio legítimo para enfrentar la pobreza estructural y su forma de reproducción local
en las redes de inclusión social precarizadas.
Pero ¿qué implica esta forma político - hegemónica llamada “empleo digno”? y ¿cómo
tendrá lugar? ¿Será sometido a condiciones de elección ciudadana el funcionamiento y
los procesos del mercado laboral?
b) Por otra parte las discusiones vinculadas a las disciplinas sociales que abordan los
temas del trabajo precario. Consideramos que esta línea de observación e investigación
que se vincula a la anterior para lograr la comprensión de los problemas laborales.

Con lo anterior logramos presentar un documento que recoge las disciplinas tanto de la
psicología social como las de la sociología y, por otra parte, se basa en trabajo de campo
realizado en ciudades de Argentina y México.

DESARROLLO
a) El trabajo decente y las políticas públicas
La capacidad y la calidad de inclusión que este nuevo empleo proporcione necesitaría,
en términos concretos, ser apta para generar el tejido social que se hecha en falta en las
sociedades amenazadas por un corte transversal llamado “la desigualdad de la pobreza”.
Y es que por otra parte, el modelo político de integración social a partir del empleo
requeriría replantear las políticas de orientación asistencialista y sus consecuencias
cotidianas mientras un curso de acción y el otro conviven cuanto también se enfrentan
en la vida común.
Un segundo aspecto es aquel que atañe al conjunto de disciplinas - sociales,
psicosociales, psicológicas, ergonómicas y económicas de dimensión profesionista y
consultivo-técnica - en materia de producción de saberes expertos en torno al trabajo.
Disciplinas históricamente capaces de proyectar, intervenir, prescribir sobre la actividad
laboral, y por cierto no al unísono sino en históricas confrontaciones, donde las más
conocidas pero no las únicas divergencias, son el tipo de intereses que representan al
producir saber sobre el trabajo.
Cuando el presente apunta al trabajo como el mejor medio para el bien común, cuando
este medio se promueve remedio eficaz, es oportuno volver sobre dos cuestiones, ambas
dentro del campo de nuestras responsabilidades:
1. Las referidas a las formas del trabajo concreto en nuestra sociedad, lo que llamamos
modos de vida cotidianos en que el trabajo se busca, se permanece en él, se materializa,
se transforma en experiencia y se cualifica.
2. Las relativas a las producciones de saber que a la manera de agendas postergadas
constituyen conocimientos históricamente situados en torno al trabajar como actividad
material y simbólica (DEJOURS, 1998. A)
En un repaso sintético de estas disciplinas, es conveniente puntualizar al menos los
siguientes aspectos:
a. La actual y paradójica solicitud de recreación del tercer espíritu del capitalismo
(BOLTANSKI; CHIAPELLO, 1999), que insta a resignificar y revertir la hostilidad
cuanto la indiferencia de los actores, tanto a la búsqueda de trabajo como al
involucramiento con el mismo, a partir de la incorporación de un conjunto de
justificaciones que nutran de componentes morales los cuadros organizativos de las
organizaciones laborales. Un espíritu para esta tercera etapa que requiere una práctica
crítica relativa ya no a la eficiencia del mismo como sistema de organización, sino, a las
consecuencias injustas e injustificables que conforman los nuevos sistemas de
acumulación sin distribución social: información, conocimiento, participación.
b. Los aportes del construccionismo al reexamen del modelo trabajológico esencialista
de las sociedades occidentales, claramente relacionados con alternativas para la
construcción social democrática, que no tuvieran por base y objetivo central la ecuación
ciudadano – trabajador. Entre éstos, el aporte de Medá (1998) en Francia, de Naredo
(1999) y Blanch Ribas (2003) en España, configuran un conjunto de observaciones
valiosas al momento de pensar en cuanto el crecimiento contemporáneo de la población
activa en situación de desempleo contribuye a la producción y reproducción de trabajo y
trabajadores en condiciones competitividad penosa1. Si la cantidad de empleo creado
puede vincularse en principio a la garantía de inclusión y por lo tanto al derecho al
trabajo, la calidad de las condiciones del empleo y de la vida laboral, junto con los
componentes protectores ligados al mismo, nos lleva al interior mismo de la actividad
de trabajar y a los derechos del trabajo.
c. Las contribuciones de los estudios relativos al involucramiento en el trabajo, que
distinguiéndose del constructo motivación se centran en los componentes de
compromiso y consentimiento comportamental cuanto identificación personal (Peiró y
Prieto, 1998). Involucramiento sobre el que Dejours (1998) propone volver la
investigación en términos de consecuencias en la personalidad flexibilizada por su
asunción de las sucesivas obligaciones de tiempos, de formación, de información, de
aprendizaje, de nivel de conocimiento y diplomas, de experiencia, de velocidad en la
adquisición de habilidades intelectuales y prácticas.
Estos tres niveles de aportes propios de los 90, relevan el fenómeno de erosión del
modelo empleo a partir de la desafiliación que produce una sociedad que produce
trabajo sin protección de sus trabajadores (Castel, 1997), que invisibiliza los costes de la
excelencia cuando banaliza el compromiso profesional (Dejours, 1992) y persiste en
promover una autorrealización desde un dispositivo laboral que evidencia un modelo
unidimensional: la sociedad de los individuos, la competitividad de la corporación.
Sin haber agotado los diferentes escenarios que implica el reexamen de lo
problemáticamente remedial que puede ser el trabajo digno, es el trabajo concreto,
cuanto la empleabilidad de las personas trabajadoras, lo que requiere ser puesto en
relieve y tomar voz. Ya que implica un conjunto de nuevas disposiciones posibilitadas:
el desarraigo, el trabajo sombra, el trabajo peligroso, el insalubre. Cuanto un conjunto
de percepciones y creencias personales en torno a lo que el trabajo permite e impide en
la vida cotidiana.

B) El concepto de la precariedad laboral

1
FERRARI, L. (2006) Ciudadanía y trabajo decente. Reexaminando el mercado laboral a partir del
imaginario de grupos e individuos.
En lo que se ha denominado el proceso de precarización del trabajo confluye en un
deterioro de la calidad del empleo, la tercerización, el incremento de actividades no
asalariadas, en su mayoría en empresas pequeñas; se relaciona además, con los espacios
en los que los trabajos tienen peores ingresos y se realizan en malas condiciones
(Rendón y Salas 2000). Todo esto se conjuga con el predominio de condiciones como la
inestabilidad y las formas de contratos –cunado los hay- que simulan trabajos no
asalariados, con la finalidad de reducir garantías para los trabajadores. Aspecto que
tiene efectos tanto estructurales como subjetivos que transforman la cara de la sociedad
en su conjunto.

La revisión bibliográfica ha permitido establecer la existencia de una relación directa


entre la flexibilización, la desregulación y el incremento del riesgo para los trabajadores.
Condición, en su conjunto, que se traduce en vínculos laborales con poca solidez, sin
seguridad en los ingresos y con nulas condiciones de seguridad social. Lo anterior
implica un nuevo equilibrio entre el poder del capital y el de los trabajadores; lo que nos
obliga a rediscutir también las manifestaciones del conflicto, la cooperación y la
resistencia; todos estos temas clásicos en la literatura de los estudios del trabajo. (Castel,
2004).

Muchos de los nuevos trabajos tienden a realizarse en aislado lo que dificulta el


contacto entre los pares y por lo tanto modifica la forma en la que se construye la
identidad aspectos tales como la identidad. A lo que se debe añadir la competencia en
los mercados laborales y las dificultades en los vínculos sociales producto de la
incertidumbre laboral (ver Senett, 2007).

Por otra parte los Estados entran en una frenética competencia por atraer capitales,
ofreciendo mano de obra barata y trabajadores desmovilizados, con posibilidades de
lucha cada vez más constreñidas. Una breve revisión a los portales de Internet en
algunas entidades mexicanas nos permiten ver que la oferta radica en tener a
trabajadores con cierto grado de calificación dispuestos a laborar por precios cada vez
más bajos.

La precariedad y las nuevas formas de trabajo

Desde algunas perspectivas se entiende que los procesos de precarización se explican a


partir de los cambios en el modelo de producción, en los cuales se abandona un modelo
predominante de trabajo2. Lo que implica que estaríamos ascendiendo a un nuevo
modelo de organización de la producción. En este apartado dedicaremos nuestra
atención a las nuevas formas de trabajo (NFT) que si bien se vinculan a lo que se ha
dado en llamar la nueva condición del trabajo, se deben establecer diferencias con los
procesos de precarización. De tal forma que se dan cambios que se observan
preferentemente tanto en la forma de organizar el trabajo como en la tecnología
disponible.

Las NFT se vinculan de manera preponderante a la intención de reducir los costos


salariales, la intención de obtener mayor control de la mano de obra, lo cual se ha
acendrado por los altos índices de desempleo. A lo que se añade la existencia de
sectores en los que la estrategia competitiva se vincula a la reducción de los costos
salariales y en el entendido de que habría segmentos en los que es posible realizar los
ajustes sin menoscabo de la calidad y la cantidad del empleo. Las NFT implican el
pleno uso de las capacidades de los trabajadores.

Desde la perspectiva de autores como Lope se considera que las NFT implican una
condición más activa y conciente de los trabajadores, a continuación presentamos una
enumeración que nos parece digna de discutir (Lope, 2002): a) Los trabajadores
rechazan las condiciones de empleo y trabajo que se han establecido en el modelo
productivo taylorista—fordista, b) Los mercados tienden a ser más competidos y, por lo
tanto, exigen mayores niveles de productividad para responder a estas nuevas
condiciones, c) La flexibilidad como una forma de organizar el trabajo implica una
variedad de dimensiones que van de la flexibilidad de carácter numérico, la funcional, la
productiva interna y externa. Es claro que los cambios en el mundo del trabajo
difícilmente se pueden explicar con la pura voluntad de los trabajadores, ni podemos
agotarnos en las bondades de la flexibilización del mercado laboral, antes bien
consideramos que es la propia flexibilización una de las causa de este fenómeno que se
analiza.

En este apartado nos propusimos tocar de manera sucinta las nuevas formas de trabajo
para considerar que se trata de una distinción que si bien corre al parejo de la
precariedad no es necesariamente equiparable, pues podemos encontrar los mismos

2
Se asume que el modelo fordista requiere una forma de trabajo que sería el asalariado como elemento
preponderante para el funcionamiento de las estructuras económico sociales.
procesos de precarización en quienes se encuentran en las NFT, pero también hay casos
exitosos que permiten negar una correspondencia lineal.

Las jornadas y su conformación

Lorente (2003) define el trabajo estándar a partir de los siguientes rasgos: es asalariado,
bajo la tutela de un empresario, con duración indefinida, se desarrolla a tiempo
completo y en el espacio de la empresa, el trabajador está obligado a realizar las
actividades para un único empresario. La condición mencionada se vincula a ciertas
garantías que generan seguridad en los trabajadores, dichas seguridades son: a)
Seguridad en el mercado laboral, b) Seguridad en el empleo, c) Seguridad de ingresos,
d) Seguridad en las condiciones de trabajo, e) Seguridad en el puesto de trabajo.

La propuesta de Lorente se encamina a considerar una forma específica de trabajo


“atípico”, la cual determina en función de la duración de la jornada de trabajo. Ser
trabajador a tiempo parcial resulta ser el ejemplo paradigmático de esta forma de
trabajo. El trabajo a tiempo parcial se define: como “un trabajador asalariado cuya
jornada normal de trabajo, calculada sobre una base semanal o como medio de un
periodo de empleo de hasta un máximo de un año, tenga una duración inferior a la de un
trabajador a tiempo completo comparable” (22). Consideramos que si bien existen
elementos para asumir que es una forma de precariedad el trabajo a tiempo parcial, hay
una diversidad de factores que debemos tomar en cuenta.

Vale la pena que dediquemos algunas líneas a los argumentos que el autor presenta para
justificar la selección de esta dimensión: El trabajador a tiempo parcial a pesar de tener
múltiples patrones siempre trabajan menos tiempo que quienes tienen un contrato a
tiempo completo, lo cual los ubicarían en lo que se considera subempleo en tanto se
trabaja menos de la jornada de manera involuntaria.

La perspectiva analítica que propone Lorente implica la conjunción de los enfoques


marxistas con los institucionalistas. A partir de considerar que las relaciones laborales
se desarrollan en el marco de un contexto institucional, histórico y social. De tal forma
que resulta relevante detenernos brevemente en las consideraciones que hace el autor
para vincular explicativamente ambas propuestas:

En cuanto al institucionalismo, reconoce recientes evoluciones aunque asume la


limitación de restringir al análisis de las instituciones de regulación del trabajo. Lo que
deriva en que se pierde de vista la importancia de las relaciones de poder, con procesos
que son dinámicos. En este sentido el marxismo permite reconocer las formas de poder
con rasgos de informalidad, con formas de dominación que trascienden las normas y
que por tanto no pueden ser reducidas a ellas. Por otra parte el enfoque marxista
permitiría evitar el riesgo de cosificar las relaciones laborales.

De lo anterior se pasa al análisis de los mercados segmentados en la cual se reconoce la


existencia de un mercado primario con buenas condiciones y un mercado secundario
con condiciones semejantes a las de la precariedad. Dos aspectos resultan relevantes en
cuanto al mercado secundario, los cuales pueden contribuir a la comprensión de este
campo: la posibilidad que tienen los empresarios de equiparar el segmento primario al
secundario mediante procesos como la subcontratación y los empleos temporales; en
segundo lugar los componentes del mercado secundario que son: a) los puestos de
trabajo que no responden a ningún mercado (trabajo “informal”); b) trabajos con malas
condiciones de trabajo, bajos salarios y que tienen múltiples puertos de entrada ; y, c)
los puestos que a pesar de estar en los mercados internos, se encuentran en el fondo de
estos y tienen nula posibilidad de ascenso.

En términos generales, los trabajos del segmento secundario implican poca estabilidad,
lo cual se explica por las condiciones de trabajo y por los salarios. Se considera que los
trabajadores en este segmento por sus características propias tienden a dar poca
importancia a la seguridad en el empleo. De tal forma que el mercado secundario genera
malos hábitos en los trabajadores. Todo esto en el caso de que los trabajadores
estuvieran en él voluntariamente y no, como apuntan los datos, como producto de la
falta de alternativas que ofrece el mercado laboral.

Los contratos a tiempo parcial han funcionado de manera excepcional como una
herramienta para precarizar el trabajo, pues presentan en términos generales una
estrategia para reducir las garantías que tendrían los trabajadores ubicados en trabajos a
tiempo completo. Los resultados del trabajo a tiempo parcial se pueden resumir en dos
grandes tendencias: a) el recorte o la anulación de los derechos sociales, que tiene que
ver con aspectos como la seguridad social y las prestaciones establecidas en las diversas
legislaciones; y, b) la modificación del sistema de remuneraciones el cual implica que
no se paguen tiempos muertos y que exista una clara intensificación del ritmo de
trabajo.
Los contratos a tiempo parcial, nos permiten ver una estrategia mediante la que el
trabajo se precariza, ya que permite la reducción de las garantías que daba el trabajo
estable. En tal sentido las características fundamentales son: la incertidumbre respecto a
la duración de la relación laboral, la tendencia a que las condiciones de trabajo se vean
degradadas, la reducción de los ingresos, la tendencia a extinguir la protección social.
Al parecer un trabajo a tiempo parcial se convertirá en precario en tanto aumente la
inestabilidad laboral, implique menores ingresos, falta de perspectivas, menos
protección social, lo que en resumen se traduce en trabajadores más vulnerables. Por su
parte Rodger y Rodgers incluyen la dimensión de lo voluntario, para reflexionar si el
trabajo a tiempo parcial es precario de por si; aunque esto último implica la dificultad ya
comentada antes a partir de lo expuesto por Salas de que en países como México no hay
datos que nos permitan conocer que tanto las jornadas a tiempo parcial son voluntarias o
no.

Un punto que resulta relevante discutir es: en que momento un trabajo a tiempo parcial
se convierte en precario. Veamos como lo resuelve Lorente, para posteriormente fijar
nuestra postura. Las consideraciones que de esto se derivan son: a) existen trabajos a
tiempo parcial que implican contratos con cierta estabilidad, b) la condición de que los
trabajos permitan la vida independiente de los trabajadores, c) se concentran en grupos
débiles como son los jóvenes o las mujeres, d) horarios reducidos basados en el exceso
de mano de obra, aprovechando la posibilidad de ocupar un mayor número de
trabajadores sin compromisos para la empresa. Todo lo anterior está vinculado a un
concepto de precariedad que se relaciona con lo propuesto por Rodgers, quien afirma
que la precariedad está referida al grado de certidumbre respecto a la continuidad del
trabajo, las condiciones de trabajo, la protección y los ingresos.

La precariedad se define (Rodgers, 2002) en función de que estas dimensiones se


conjuguen. Deberán ser inferiores a las del trabajo estándar3; implica, además,
percepciones de carácter objetivo y subjetivo de las condiciones laborales, jornada, la
organización del trabajo, realización personal, seguridad y posibilidades de
organización. Esto resulta interesante ya que combina aspectos vinculados a los
ordenamientos legales con otros que tiene que ver con la forma en la que los sujetos
perciben la suficiencia de sus ingresos.

3
Lo que nos presenta la dificultad de definir el trabajo estándar
Si consideramos que se está tomando en cuenta que la precariedad implica diversas
dimensiones, esto posibilita trascender una dicotomía entre lo precario y lo no precario,
sin embargo esta propuesta se acerca más a la posibilidad de establecer una gradualidad,
lo que nos aproxima a la posibilidad de medición de la precariedad. Los trabajadores
precarios tienen un escaso control de sus trayectorias laborares, con una consecuencia
de vulnerabilidad social y económica. Se complica así la posibilidad de planear el futuro
y de generar proyectos de vida, como se podrían realizar cunado se poseen actividades
laborales con cierto grado de estabilidad.

La incorporación de las relaciones de poder va a implicar que se entienda que de manera


central los procesos de precarización tienen como fondo la gestión empresarial en un
marco de nuevos equilibrios de poder. Que de manera clara implican que los
trabajadores han perdido poder frente al capital.

Un punto que resulta relevante de acuerdo con lo planteado en esta investigación es que
los trabajos precarios afectan de tal manera la vida que la convierten en precaria, pues se
afectan diversos espacios vitales. A lo que se añade la confluencia de diversas
ocupaciones, con jornadas mezcladas. De tal forma que resulta clara la manera en la que
la vida es afectada por las condiciones laborales, generando nuevas y variadas formas de
comunicación entre diversos espacios vitales.

Mercados de trabajo

El argumento central que queremos plantear para su discusión radica en la inutilidad de


las clasificaciones dicotómicas, por lo que se debe analizar como un proceso que afecta
al mercado de trabajo en su totalidad. De tal forma que más allá de la necesidad de
definir los indicadores precisos (tarea aún pendiente) debemos meditar sobre las formas
de abordar el problema. Para con ello plantear las alternativas que brindan los estudios
de los mercados laborales.

Existe un cierto consenso relativo a la insuficiencia de las teorías de los mercados


laborales para dar cuenta de este problema, pues nos remiten a que no se puede asumir
que existan mercados laborales separados, de alguna manera se habla de un solo
mercado intercomunicado. Y nos plantean un punto fundamental: la estabilidad e
inestabilidad no deberían ser vinculados necesariamente a trabajos en buenas o malas
condiciones de tal forma que es posible encontrar trabajos inestables que resultan
benéficos para los trabajadores y estables que se basan en las peores condiciones
laborales. Si bien es cierto que la inestabilidad es una característica de la precariedad lo
es también de las NFT y por lo tanto no es exclusiva de estas; de tal forma que será el
vínculo con otros componentes tanto objetivos como subjetivos que se conforman.

Lorente considera que los trabajadores del segmento primario tienen mayor control
sobre su actividad laboral, lo que se explica por importancia que tienen para la propia
empresa, además de estar determinada por mercados internos de trabajo y poseer
calificaciones que resultan fundamentales para el funcionamiento de la empresa. En este
grupo el conflicto no es conveniente para la empresa. Por su parte el segmento
secundario estaría sometido de manera inequívoca al poder de la empresa, además de
que se trata de contratos individualizados, se considera como un factor explicativo del
poder de los distintos mercados laborales la existencia de sindicatos, en el entendido de
que la acción colectiva los hace más fuertes que la acción individual la cual sería propia
de los trabajadores precarios desarticulados.

Se considera que la mano de obra es afectada de manera diferenciada por las


condiciones estructurales, es decir que no todos los grupos sociales reciben de igual
manera los condicionantes sociales. Ya que aspectos como la clase social, el sexo y la
generación permitirán hacer lecturas diferenciadas. Finalmente, se da un cierto peso a la
acción reguladora del Estado y la diversidad de intereses a los que este responde.

Algunos autores permiten desarrollar con mayor precisión el análisis de los mercados
laborales, de tal forma que los mercados laborales responden a una segmentación que es
producto de cuatro procesos: a) la segmentación clásica del mercado laboral en primario
y secundario; b) dentro del sector primario entre subordinado e independiente; c) la
segmentación por raza, que se superpondría a la segmentación primario/secundario; y,
d)la segmentación por sexo también se superpondría a la primario/secundario. Lorente
añade una última relativa a la edad.

Se afirma que en los mercados primarios la estrategia tiende a buscar la permanencia de


los trabajadores, por lo que hay proceso de selección y condiciones de trabajo que
implican la necesidad de que los trabajadores permanezcan en el puesto de trabajo.
Mientras que en los secundarios la estrategia es que no importa la permanencia de los
trabajadores.

En este sentido son ilustrativas las afirmaciones de Pries (2000) en torno a que los
estudios sobre mercados de trabajo deben ser puestos en contexto, la explicación
dominante es la de los teóricos neoclásicos, quienes equiparan el mercado laboral a
otros mercados, los cuales funcionan con las características ideales de la información
completa, la asignación de puestos mediante los mecanismos de asignación que provee
el mercado, la mercancía es la mano de obra estándar y por lo tanto se pude sustituir
rápidamente, se asume la posibilidad de que exista un equilibrio entre oferta y demanda,
esta última define el precio de la mano de obra, la cual es vista como una mercancía.

Una postura que debate con la anterior es la de los mercados institucionales, la cual
considera que la asignación de los precios de la mano de obra ni de los puestos son sólo
una función del mercado; de tal forma que si bien existe competencia por los puestos
esta no es siempre en las mismas condiciones, pues se realizan a partir de reglas que
establecen las empresas. Es decir que la competencia es más compleja porque los
trabajadores compiten por diversos puestos, con reglas diversas puestas por los
empleadores.

Por otra parte una perspectiva que resulta novedosa asume que el mercado de trabajo
responde a múltiples determinaciones, las cuales afectan de manera diferenciada a los
sujetos, en la que entran en juego elementos estructurales y subjetivos. Esto se entiende
en tanto personas con la misma edad y la misma formación se acercan de manera
diferenciada a los mercados de trabajo. Pries propone reconocer cuatro nuevas líneas
para el estudio del mercado de trabajo, las cuales mencionamos a continuación: a) la
segregación por género, b) Los mercados laborales locales, c) las redes sociales, d) las
instituciones estructurantes.

Estas características nos hacen pensar que la segmentación del mercado de trabajo
puede responder a una diversidad de factores. El cuestionamiento que se podría hacer es
en que medida podemos sostener la existencia de mercados separados y asumir que
solamente ciertos segmentos de la población se enfrentan a los procesos de
precarización del mercado de trabajo. Es cierto que se puede aceptar que son procesos
que no afectan a todos por igual, sin embargo se trata de una tendencia que afecta a
amplios sectores de la población.

A partir de los trabajos realizados por Pries en los noventas encontramos una serie de
investigaciones en las cuales se ha aplicado el modelo de las trayectorias laborales para
conocer de manera detallada las condiciones del mundo del trabajo pero con el marco
interpretativo de la vida de los sujetos. De esta manera los aportes de De la O, de Cubes
y de Dombois permiten ver que debemos estar alertas frente a las clasificaciones duales
y que es en la vida de los sujetos donde se puede ver reflejado el deterioro de la
condición laboral. Por otra parte parece fundamental el introducir las dimensiones de
género y de clase social pues el deterioro al cubrir a la totalidad de la sociedad que vive
de su trabajo debe ser interpretado según el grupo social del que se trate.

METODOLOGÍA
A nivel metodológico, la investigación conjuga procedimientos cuantitativos –
inventarios y escalas – con herramientas cualitativas –respuestas por espacio de
variable a partir de preguntas abiertas –. La muestra general es de 2100 casos,
concentrándose principalmente, en población de entornos urbanos. El trabajo de
encuesta –cerrado y abierto – es de carácter intencional o teórico.
Los resultados presentados en esta comunicación corresponden al tratamiento de las
categorías surgidas del análisis cualitativo de dos preguntas abiertas:
- ¿Cómo ves el futuro del trabajo en la sociedad?
- ¿Cómo contribuye tu trabajo actual al desarrollo de proyectos futuros?
El análisis de discursos se acota para este caso, a las respuestas provenientes de la
indagación producida en los períodos 2003-2005, para un conjunto de 421 participantes
del entorno urbano de la ciudad de Buenos Aires.
El procedimiento de categorización de los datos primarios se realizo a partir del en
procesamiento ATLAS.ti (Versión 5.0). Siguiendo los principios de la teoría
fundamentada, vía procedimiento interpretativo, se trabajó el conjunto de versiones
locales y contingentes, agrupadas como códigos desde los enunciados mismos en
términos de las teorías implícitas.
A partir de los nodos establecidos para el caso de Argentina organizamos una revisión
de los datos obtenidos en Aguascalientes, para abonar a la interpretación de estas
verbalizaciones. En esta ciudad del centro de México se aplicó (posteriormente) el
mismo instrumento a 213 sujetos, el instrumento se aplicó a una población urbana
durante el año 2006.
RESULTADOS
1. Futuro del trabajo en la sociedad. El trabajo como valor y como factor de
organización del tiempo social
La primera categoría en intensidad y frecuencia es la de los límites que el trabajo
concreto impone y promueve tanto al futuro como la satisfacción del involucramiento.
Un presente que se naturaliza, un futuro del que uno no puede hacerse responsable, que
se despliegan en enunciados como el siguiente:
“No veo mucho futuro. Está bastante naturalizado el hecho de que no hay trabajo desde
hace años. Los empleadores se abusan permanentemente de la necesidad de la gente
ofreciendo "limosnas" y pidiendo todo del otro lado: cumplimiento, responsabilidad,
etc. Cuando en realidad podés ser responsable y que igual te expulsen y te echen de tu
empleo porque siempre hay otro dispuesto a hacer lo mismo por menos dinero. “
E2003, 32. Mujer. Menos de 30 años. Desempleada. Estudios secundarios completos.
No responsable del sustento familiar. Situación económica regular. Argentina.

En el caso de los entrevistados mexicanos encontramos una tendencia al desencanto, el


cual se manifiesta en respuestas como:
“Lo veo negro, con dudas, mucha inseguridad”
“Abrumador, no se ve futuro”
Al parecer, y de acuerdo con lo planteado en el apartado teórico, en los mexicanos
parece haber un desencanto con respecto al trabajo asalariado y se plantea como menta
para obtener un cierto grado de certidumbre el trabajo por cuenta propia.

2. Futuro del trabajo en la sociedad.


El pasado del trabajo en argentina, una tradición quebrada, una tradición
reiterada.
La segunda categoría en intensidad es la relativa a la fractura en el mundo cotidiano de
los trabajadores, que pierde enlace con tradición social del pasado. Cuesta abajo en la
precariedad, la categoría de ruptura en la tradición laboral no afecta sólo a las
generaciones adultas. Los jóvenes, aún no iniciados o recientemente iniciados en el
mercado laboral, están inmersos en la tradición perdida a través de su familia o de sus
redes sociales.
“Mal, precario y con un descenso general en la calidad gracias al descenso
sociocultural ocasionado en grandes sectores populares por la crisis institucional y
económica. “
E2003, 60. Hombre. Mayor de 30 años. Empleado. Estudios superiores. Comparte
responsabilidades del sustento familiar. Situación económica regular. Argentina.
“Lo veo inestable y realmente no muy definido, ni para bien ni para mal... No tengo
idea de lo que pueda pasar ni me figuro una hipótesis, porque a este país nunca se sabe
lo que pueda pasar. Siempre pienso en mi futuro personal pero nunca pienso en cómo
va a seguir el país. Es que siempre se termina adaptando a lo que venga... así que ni
vale la pena tener esperanzas, o hacerse mala sangre en vano... “

(E2003, 106) Mujer, menor de 30. Estudios secundarios. Comparte responsabilidades


del sustento. Nivel económico regular. Subempleada. Argentina.
En México, se observa una tendencia a reconocer como posible respuesta al mercado
laboral reducido en las actividades pro cuenta propia. El mercado laboral se encuentra
cerrado principalmente para los profesionistas jóvenes quienes con niveles altos de
escolaridad se encuentran compitiendo por puestos de trabajo con requerimientos
menores. A lo que se suma la percepción de que en los negocios por cuenta propia hay
mayores niveles de libertad.
“El mercado laboral es muy pobre, estoy estudiando, me gustaría ahorrar para poner
un negocio”

3. Futuro del trabajo en la sociedad. Del trabajo como valor orientado a la autonomía
y a la movilidad al trabajo como supervivencia y explotación
El esfuerzo de la movilidad del pasado, la supervivencia como oportunidad del futuro
son un segundo núcleo de temáticas que aparecen en los enunciados. En este sentido, el
futuro del trabajo en la sociedad ha perdido valores que acompañaban el esfuerzo
material de los trabajadores: progreso y bienestar de consumo. En paralelo, la
justificación y justicia del trabajar aparecen dificultadas en comparación con las
exigencias del mercado.
“Espero que mejore por los tantos desocupados cada vez hay menos posibilidades y
más injusticia se pretende mucho por nada. Antes te matabas trabajando y tenías
oportunidades de mejorar, avanzar o disfrutar ahora depende de cómo seguir
sobreviviendo.”
E2003, 75. Mujer. Menos de 30 años. Empleada. Estudios Secundarios. Comparte la
responsabilidad del sustento familiar. Situación económica regular. Argentina.
En México observamos que los grupos de menor edad y nivel educativo bajo (primaria)
siente que se condición laboral es buena:
“Veo un futuro laboral, estable y mejorando”
Consideramos que esto se explica por las características propias de mercado en la
ciudad de Aguascalientes, donde el mercado demanda mano de obra con muy bajos
niveles de calificación, lo que representa que las presiones se centren en los niveles de
mayor calificación.
4. Futuro personal a partir de la actual situación de trabajo
En otro nivel de análisis, las frecuencias en que el proyecto de futuro laboral aparece en
la muestra argentina, permiten dar cuenta de una polaridad mantenida para los
participantes de ambos períodos, 2003 y 2005. La tipificación del futuro arroja tres
modos de percepción negativa del futuro laboral: una trayectoria dificultosa para el 33%
de los casos, dilemática entre la inclusión y la exclusión para un 15%, y un 52% restante
que no pueden evaluarla sino es en términos del azar o la suerte.
En el otro extremo del continuo entre la percepción dificultosa – capaz de anticipar
obstáculos y alertar para la competencia en desigualdad de condiciones, o de la
percepción amenazada –que hace entrar en resonancia la imposibilidad o la exclusión –,
está la percepción de quienes definen el futuro laboral como azaroso, incapaz de ser
dotado de sentido, en un mercado ilegible. La presencia creciente de lo azaroso, trae
aparejada la incertidumbre que implica la incapacidad o inutilidad de interpretar el
mercado de trabajo. Complementaria de la inefectividad de la autopercepción de
“habilidad” para poder incluirse en él.
En este sentido la reflexión que se puede aportar desde la perspectiva mexicana plantea
la tendencia a buscar un trabajo estable, con plena conciencia de que se trata de algo
temporal mientras se obtienen los recursos y los conocimientos para establecer un
negocio propio. Pareciera ser que en la cultura mexicana el asalariado permeó como un
deber ser, pero la estrategia de sobreviviencia moviliza una serie de recursos diversos y
heterogéneos.
REFLEXIONES FINALES
Consideramos que el trabajo es un punto de mira desde el que debatimos el futuro de la
sociedad. Pone en cuestión una gran diversidad de aspectos que influyen en la vida de
los sujetos.
Los aspectos presentados muestran sólo algunas de las especificidades de la visión sobre
el futuro laboral en el entorno urbano de Buenos Aires, Arg y Aguascalientes Mex., con
el alcance y las limitaciones de una muestra teórica. Nuestra intención ha sido otorgar
contenido histórico, contingente, subjetivo a lo que en términos de la vida cotidiana de
los distintos actores se entiende y se vive como incertidumbre, dificultad y realización
en el trabajo concreto y cotidiano. Y así además, evidenciar la distancia entre vida
laboral presente y las formas instituidas de la retórica trabajológica. Una distancia para
la que hemos indicado un conjunto de notas de agenda, provenientes de las
contribuciones de distintas disciplinas psicosociales y la sociología.
Por otra, resta la pregunta sobre el lugar que tendrá la agenda y sus propuestas si de
pronto parece que estamos frente a un cambio de modelo laboral en el que las
condiciones económico estructurales y las subjetivas tienden a formas de ocupación
diversas en las que desde nuestra lectura personal e histórica el sujeto aparece
desprotegido y mucho más vulnerable que antes. Pero también reformulando sus
significados y sentidos a manera de construir nuevas realidades.
Notas de agenda que implican algunas precauciones a la hora de diseñar o impulsar
políticas de creación de empleo, cuanto de aprovechar tácticamente las consecuencias
de la flexibilización laboral que incrementan la disponibilidad al empleo a partir de una
categoría que resulta intolerable para la vida social, la de organización para el azar.
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