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“Si la muerte no es un momento sino un proceso, hay en ese proceso dos aspectos:
el biológico y el antropológico. El proceso biológico de morir comienza bien pronto. El
organismo se va deteriorando. Una enfermedad lo acelera. La enfermedad Terminal
lo precipita. Después de la muerte sigue la corrupción del cadáver hasta la total
putrefacción. El proceso humano del morir también comienza antes y prosigue
después del momento de la muerte. Antes de ella es importante el proceso humano
del moribundo que ve acercarse su propia muerte y el proceso humano de
acompañarle por parte de los que lo rodean. Después de la muerte es importante el
proceso humano de duelo”
- Heidegger y Unamuno:
“¿Por qué quiero saber de dónde vengo y adónde voy, de dónde viene y
adónde va lo que me rodea, y qué significa todo esto? Porque no quiero morirme
del todo, y quiero saber si he de morirme o no definitivamente. Y si no muero, ¿Qué
será de mí?; y si muero, ya nada tiene sentido. Y Hay tres soluciones: a) o sé que
me muero del todo, y entonces la desesperación irremediable, o b) sé que no
muero del todo, y entonces, la resignación, o c) no puedo saber ni una cosa ni otra,
y entonces la resignación en la desesperación o está en aquella, una resignación
desesperada o una desesperación resignada, y la lucha.”
El “precursar” la posibilidad irrebasable abre con ésta todas las posibilidades que
están antepuestas a ella: por eso reside en él la posibilidad de un tomar por
anticipado existencialmente el “ser total” …el encontrarse capaz de mantener
patente la amenaza constante y absoluta que para el ser más peculiar y
singularizado del “ser ahí” asciende de este mismo, es la angustia. En ésta se
encuentra el “ser ahí” ante la nada de la posible imposibilidad de su existencia. La
angustia por el “poder ser”: por eso es inherente a este comprenderse el ser-ahí
desde su mismo fondo el fundamental encontrarse de la angustia.” (HEIDEGGER,
50)
- Julián Marías: Decir que alguien ha muerto es decir que ha vivido. Lo que cesa
con la muerte es toda la vida, es un conjunto de funciones, un ser y una vida. Lo
que cesa es la biografía de alguien que puede decir, muero, luego existía.
- No podemos con-morir con una persona que amamos. Por eso la muerte nos
revela nuestra individualidad irrepetible, sola y responsable.
Postura:
- Tres modos de trascender más allá del espacio temporal. Esto nos muestra lo más
característico de este cuerpo personal y de esta persona corporal que somos cada
uno.
1. En este filosofar sobre la muerte el punto central es partir de que soy un cuerpo
que dice yo y un yo que no sólo tiene cuerpo, sino que es cuerpo. Desde ese cuerpo
me abro o trasciendo al más allá e una triple forma.
a) descubro que este cuerpo que soy parece estar pidiendo un final que no sea la
muerte.
b) Percibo la amenaza de la muerte, que cuestiona lo que más radicalmente parecía
postular este cuerpo.
c) Ante la tensión entre ambas maneras de trascender, surge una tercera manera
de trascender en forma de pregunta: afirmatividad, negatividad e interrogación.
Por lo tanto, pensar la muerte desde el cuerpo y la persona con sus relaciones
humanas, desde el cuerpo personal, resulta una perspectiva nueva de pensarla un alma
separada. La muerte me hace percatarme de mi individualidad, de lo insustituible e
irrepetible de mi subjetividad individual y, en último término, amenazada por la máxima
vulnerabilidad: posibilidad de mi imposibilidad = morir.