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POBREZA EN COLOMBIA ¿QUÉ HACER?

En 2009 la economía colombiana creció en 0,4% con relación al año anterior (DANE,
2010), un incremento significativamente inferior al registrado en 2008 (2,4%) pero
considerablemente alto y positivo en el contexto internacional de la coyuntura económica
mundial generada por la caída de la bolsa de valores de los Estados Unidos. Sin embargo,
según el Gobierno (Misión para el empalme de las series de empleo, pobreza y desigualdad,
MESEP, 2010)i para ese mismo año la pobreza continuaba siendo de un 45.5%, y la miseria
de un 16,4%. Es decir, que al finalizar el 2009 habían 19'899.144 pobres en Colombia, de los
cuales 7'159.172 vivían en condiciones de miseria.
A pesar de lo alarmante de estas cifras, debe reconocerse que estos indicadores “se
ocupan (…) de la proporción de personas pobres en relación con la población total (…) no dan
cuenta de la brecha entre los pobres y los no pobres” ii. Ello resulta de la adopción de una
definición de la pobreza como la carencia de condiciones materiales.
Para el análisis de esta problemática nacional se ha preferido partir desde una
definición diferente. Los planteamientos de Amartya Sen se han convertido en una referencia
inevitable para el análisis de la pobreza, pues generó una visión más integral del fenómeno.
Este enfoque entiende a la pobreza como la carencia y privación de capacidades, “lo que está
condicionado por la precariedad de las dotaciones iniciales que poseen las personas y que les
impiden el ejercicio efectivo de sus derechos, lo que se traducen en una baja calidad de
vida”iii.
Por lo tanto, el patrimonio de las personas es de importancia no por el simple hecho de
poseerse, sino en la medida en que les permite a estas poner en acción sus capacidades. Si
bien está compuesto por numerosos tipos de bienes, para el análisis del caso colombiano
resulta vital enfocarse en lo que Sen denomina “bienes de mérito”, que son universales y el
Estado debe “garantizar su provisión, puesto que quienes carecen de ellos se encuentran en
seriamente limitados para desarrollar sus capacidades” iv. El acceso a estos bienes es un
mínimo para la equidad en las oportunidades. En cambio, su carencia ubica a las personas en
una situación de miseria que les lleva a deteriorar su relación con el resto del conglomerado
social y a incurrir en prácticas como la delincuencia común y la mendicidad; lo cual es
completamente contrario a las tesis de Sen pues no corresponde a una agencia por parte de
los individuos en pro de su propio desarrollo.
Lo que debe preocupar a una sociedad con sentido de justicia es cómo están
distribuidos estos bienes hacia los menos aventajados y cómo se ven afectados por la porción
distributiva que poseen los más favorecidos.
Aunque Sen propone su propio índice para llevar esto acabo, en el presente
documento se ha decidido utilizar la tasa de desempleo, el Coeficiente de Gini, el déficit
habitacional, la cobertura en salud y el cubrimiento/calidad de la educación; pues permiten
caracterizar y describir la situación de algunos bienes de merito que, como bien lo señala
Corredor, pueden encontrarse en la Constitución Política de 1991.
Para efectos del presente ensayo se han seleccionado los siguientes: educación (art.
67), trabajo (art.25), acceso a los servicios de salud (art. 44 y 49), y vivienda digna (art. 51).
Ellos a su vez se traducirán en otro bien de merito también contenido en la Carta Magna: vida
digna (preámbulo y art.11).
De acuerdo al Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), el desempleo volvió a
aumentar durante el mes de diciembre del 2009 hasta alcanzar el 11,3 %, desde los 10,6 por
ciento en que encontraba en diciembre de 2008. Es decir, que más de 2,4 millones de
colombianos no pueden ejercer su derecho al trabajo, lo cual se traduce a su vez en una
carencia de ingresos. Sin lugar a dudas, es muy preocupante el crecimiento del desempleo en
los jefes de hogar porque ello se traduce en una carencia de oportunidades para sus hijos (no
pueden pagarles una educación de calidad o se hace trabajar a los niños), lo cual lleva a que
la pobreza pase de una generación a otra.
Por otro lado, de acuerdo a la MESEP en 2009 la desigualdad, medida a través
del Coeficiente de Gini, pasó de 0,589 en 2008 a 0,578. Esto demuestra el inadecuado
manejo que se ha dado al problema de la pobreza. Consecuencia de esto es que las
oportunidades para competir, condición elemental en el actual esquema de desarrollo, se han
reducido para los más pobres. “En particular, la urgencia por una vinculación laboral que
permita la supervivencia de los integrantes de cada familia ha ocasionado una deserción
escolar elevada y ha propiciado así mismo un déficit en servicios de salud, por cuanto la
mayor parte de la demanda por trabajadores de escasa formación académica se hace efectiva
en el sector informal. Luego déficit en salud y déficit en educación suman, simplemente,
destrucción de capital humano, y esto conduce a la reproducción de la pobreza, generando un
costoso círculo vicioso”v.
Respecto al déficit habitacional en Colombia, de acuerdo al censo realizado por el
DANE en 2005, éste es del 36,21%. Sin embargo, este indicador se divide en una medición
cuantitativa y una cualitativa. La primera cuantifica los hogares que necesitan una nueva
vivienda para su alojamiento. De acuerdo al censo 12,37% de los hogares que conforman el
déficit total no tienen una vivienda. Por su parte, el déficit cualitativo identificó que 23,84% de
los hogares que habitan en viviendas susceptibles a ser mejoradas ya sea por carencia de
servicios públicos, tamaño reducido en comparación al número de ocupantes, carencia de
diferenciación de los espacios en su interior, problemas de acceso, entre otros.
La vivienda como valor de uso y “institución social que permite el habitar, hace posible
la construcción de un sentido de pertenencia a un lugar, de una sensación de bienestar, es el
sitio de las realizaciones individuales, soporte material para la reproducción familiar y de la
fuerza de trabajo o referente de un status social” vi. Es que es allí donde se da gran parte de la
construcción del capital social y humano así como la creación de la generación de los
imaginarios sociales requeridos para que las personas se conviertan en agentes de su propio
desarrollo y busquen romper los ciclos de pobreza.
De acuerdo con la información reportada por las Secretarías de Educación en el año
2009 asistieron a educación básica y media 11.322.620 estudiantes, de los cuales 9.499.403
fueron atendidos por el sector oficial y 1.823.217 por el sector no oficial, alcanzando una tasa
de cobertura bruta en educación básica y media de 104.65% y una tasa de cobertura neta del
90.03%. Sin embargo, en Educación Superior la tasa de cobertura fue del 34.1% en 2008; un
porcentaje muy bajo siendo esto una muestra más de la desigualdad de oportunidades entre
pobres y ricos. Además, el desempeño del país en las evaluaciones internacionales, indica
que se necesitan mejoras definitivas en la calidad del sistema pues aunque muchos
estudiantes avanzan a la escuela secundaria, la tasa de graduación es baja. Por su parte, el
censo de 2005 identificó que en 3.6% de los hogares viven niños entre los 7 y 11 años que no
asisten a un centro de educación formal. Siendo esto sumamente preocupante pues la
educación es uno de los más importantes mecanismos de empoderamiento que puede tener
la población.
Finalmente, en lo que se refiere a salud aunque en Colombia existe una cobertura del
87,91% el Foro Económico Mundial ubicó al país en el puesto 45 en el Informe de
Competitividad Global 2009-2010, debido a la falta de calidad en dicho servicio. Al menos
cinco mil niños mueren año por desnutrición en Colombia, según un informe de la Unicef y
Bienestar Familiar. Por su parte, la mortalidad materna, que asciende a 73 mujeres fallecidas
por cada 100.000 nacidos vivos y en algunas regiones, como Chocó, puede llegar a 200,
muestra fracturas en la atención de salud. En países desarrollados apenas se presentan de 6
a 7 casos por ese mismo número de nacidos vivos. 

Siguiendo el enfoque que aquí se ha tenido, la propuesta busca que los colombianos
en situación de pobreza adquieran y potencien sus capacidades, y así mejoren sus
condiciones de vida y bienestar. Como se puede concluir del apartado anterior para reducir la
pobreza necesitamos mejor salud, mejor educación, más y mejores viviendas viviendas,
equidad en la distribución de los recursos y generación de empleo. Pero esto debe realizarse
con un enfoque poblacional haciendo énfasis en el tipo de población y zonificando para
identificar las distintas oportunidades que existen en cada región del país. Además, teniendo
el aumento de la cobertura y calidad de la educación como prioridad para evitar que se pase
de una generación a otra la carencia de capacidades.
Las exenciones fiscales o parafiscales como estímulos para la generación de empleo
no son una opción pues se disminuirían los ingresos estatales destinados al gasto público y
por tanto sólo se solucionaría una de las variables ya estudiadas, aumentándose gravemente
la inequidad. En cambio, privilegiar la construcción de vivienda de interés social y vivienda en
general aporta a reducir la pobreza en varios de los indicadores y que aplicaría (aunque no
debe ser la medida única) en todas las regiones del país. 
No hay ninguna actividad en el país que repercuta tanto en materia de estimulo de la
economía, como la construcción de vivienda, que impacta a no menos que el 14% de toda la
actividad productiva del país según el Departamento de Planeación Nacional (2010). Por cada
casa que se construye se generan entre 3 y 4 empleos directos, la meta sería construir un
mínimo de 200.000 unidades anualmente, generando oportunidades de empleo para 800 mil
colombianos. Esto a su vez aumentaría los recursos que llegan al gobierno para mejorar en
salud, educación y subsidios de vivienda. Estas mejoras representarían una reducción de la
inequidad y un incremento de las capacidades de agencia de los individuos en situación de
pobreza, a pesar de que su nivel de ingreso continúe siendo mucho menor al de los más ricos
en términos de ingresos monetarios.
i
De acuerdo con la Misión, se considera pobre a una persona cuyo ingreso mensual esté por
debajo de 281.384 pesos. Y se considera indigente a una persona cuyo ingreso mensual
esté por debajo de 120.588 pesos. También se consideran pobres los hogares que tienen
cuatro miembros cuyos ingresos están por debajo de 1'125.536 pesos. Los hogares que
tienen cuatro miembros son considerados en la indigencia si sus ingresos son inferiores a los
482.352 pesos. Aunque el estudio del MESEP incluye otros indicadores como el coeficiente
de Gini, las cifras citadas al inicio del ensayo fueron aquellas a las que el Gobierno dio un
mayor énfasis y difusión por lo cual se concluye que existe una tendencia hacia la primera
corriente de definición de la pobreza explicada en el texto de Corredor.
ii
Corredor Martínez, Consuelo. 2003. “Pobreza, equidad y eficiencia social”. En Casa
Editorial el Tiempo, La pobreza en las páginas de El Tiempo. pp. 49-69. Disponible en
http://www.pnud.org.co/sitio.shtml?apc=jAa-5--&x=18688, recuperado: noviembre 2010, pp.
20
iii
Ibidem, pp. 8

Ibidem, pp. 10
iv

v
Programa de investigación en Economía Social de la Maestría en Ciencias Económicas,
Pobreza, Políticas Públicas Y Equidad, Universidad Santo Tomás. Disponible en
http://www.usta.edu.co/otras_pag/revistas/hallazgos/documentos/hallazgos_1/articulos/3.pdf,
recuperado noviembre de 2010.
vi
Mercedes Castillo, ANOTACIONESSOBRE EL PROBLEMADE LA VIVIENDA EN
COLOMBIA. Revista Bitácora Urbano Territorial, enero-diciembre, año/vol. 1, número 008
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia pp. 3

BIBLIOGRAFIA

ARIAS, Francisco. “Perspectivas del agro colombiano frente a la actual crisis financiera"
Revista Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 112, 2009. Universidad de Málaga
España

Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible. “Como interpretar


el informe de competitividad global del foro económico mundial”. 2009

Consejo Privado de Competitividad Colombia. Informe Nacional de Competitividad 2009-


2010.

Corredor Martínez, Consuelo. 2003. “Pobreza, equidad y eficiencia social”. En Casa Editorial
el Tiempo, La pobreza en las páginas de El Tiempo. pp. 49-69. Disponible en
http://www.pnud.org.co/sitio.shtml?apc=jAa-5--&x=18688, recuperado: noviembre 2010, pp.
20

DANE. Censo 2005 Disponible en:


Mercedes Castillo, ANOTACIONESSOBRE EL PROBLEMADE LA VIVIENDA EN
COLOMBIA. Revista Bitácora Urbano Territorial, enero-diciembre, año/vol. 1, número 008
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia pp. 3

Programa de investigación en Economía Social de la Maestría en Ciencias Económicas,


Pobreza, Políticas Públicas Y Equidad, Universidad Santo Tomás. Disponible en
http://www.usta.edu.co/otras_pag/revistas/hallazgos/documentos/hallazgos_1/articulos/3.pdf,
recuperado noviembre de 2010.

VIAL, Joaquin. “Competitividad en Colombia, Fortalezas y Debilidades en el Contexto


Internacional”, 2002. Center for International Development.

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