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¿POR QUÉ TÚ: SÍ

YO: NO?

¿POR QUÉ NO TOD@S?


I.- INTRODUCCIÓN.

Buenas tardes, como ya sabéis soy Milagros, hemos tenido


oportunidad de compartir diversas actividades a lo largo del
trayecto de este Campo de Trabajo. De nuevo hoy me acerco a
estar con vosotr@s para seguir compartiendo… En concreto, en
esta sesión vamos a trabajar, puesto que es un campo de trabajo,
vamos a trabajar,. ¿Pero qué vamos a trabajar? Pues vamos a
trabajarnos a nosotros mismos y, para ello, debemos de escuchar,
reflexionar y comunicar en alto y claramente, sin ningún tipo
de corte, tapujos, hipocresías, sin frases echas y llenas de
tópicos… Sin miedos, porque el miedo es una MINUSVALÍA. La
confianza, la sensatez y valentía de la sinceridad constituyen el
marco o contexto desde donde sólo podemos creer, evolucionar.

Mirad mi cometido en esta tarde es tratar con vosotros


diversos aspectos presentes en TODA persona.

Pues vamos a ir desglosándolos poco a poco.


II.- DISCAPACIDAD: ¿FÍSICA O PSÍQUICA?

Vamos a ver una situación real ocurrida en junio del 2007


durante los días del Campo de Trabajo de ese año. Y a continuación
comentamos y sacamos conclusiones, comunicándonos en alto
y claramente y haciendo uso de la confianza y de la
sensatez y valentía de la sinceridad.

SITUACIÓN REAL

Al mediodía, una persona con discapacidad se sube en el


autobús urbano, coincidiendo con el viaje en el que los
participantes del Campo de Trabajo regresaban a casa. Dicha
persona con discapacidad, tras pagar el billete, se sienta en la
parte de detrás quedando en asiento próximo a uno de los
participantes del Campo de Trabajo, que era psicólogo, él saluda a
la persona con discapacidad pues se “conocían” de haber
coincidido en varias ocasiones. Tras pasar unos momentos el
participante le pregunta: ¿sabes dónde tienes que bajarte? A lo
que la persona a quien fue dirigida la pregunta, contesta: “Sí”.

Se establece unos segundos de silencio, tras los cuales, el


participante vuelve a preguntar: ¿sabes dónde tienes que bajarte?
La persona vuelve a contestar: “Sí”

Cuando la calle que subía terminaba, el participante pregunta


de nuevo: ¿sabes dónde tienes que bajarte? A lo que de la misma
manera la persona interrogada vuelve a reiterar su respuesta. “Sí”

Un tramo después la persona con discapacidad, se baja y se


dirige a su casa

A COMENTAR:

¿Por qué se dio esta situación?

¿Qué es lo que la provoca?


¿Qué pensaría la persona con discapacidad durante ella y
después de ella?

¿Qué respuesta daría hoy?

(Respuesta que daría: ¿y tú?)

TRAS LA REFLEXIÓN ENTRE TODOS:

Haciendo uso de la confianza y de la sensatez y valentía de la


sinceridad, os puedo asegurar que estáis pensando, qué apuro,
que mal. O bien: es que es lógico que le preguntase y encima se
incomoda…

Mirad, situaciones como éstas se nos dan de manera


cotidiana, es parte de nuestro día a día, estamos familiarizad@s
con ellas, las palpamos, forma parte de nuestros revolver la
esquina. Por esto, bien sabemos que no es cuestión de
incomodación, de sentirse violentad@s ni nada en ese sentido,
¿por qué? Porque somos MADUROS, LA SUCEPTIBILIDAD LA
TENEMOS, PERO PARA OTRAS COSAS DE MÁS PESO, COMO
VOSOTR@S.

La cuestión sí es detectar que todo funciona por las


apariencias, por el envoltorio. Porque somos muy dado a
establecer asociaciones: “esta persona tiene discapacidad, no es
igual que yo, ni mucho menos. No puede saber, no puede dirigir su
vida, no puede sentir, es como un niño a quien hay que hacer la
viva más agradable porque ya tiene encima bastante…”

Situaciones como ésta, precisamente, nos sirven, no para


frustrarnos y coger la pataleta, sino para visionar cómo se nos ve,
y en consecuencia, como se cometen tantos errores en la
relaciones con nosotr@s. Nos sirve para seguir confirmando que
NO SE SABE DIFERENCIAR ENTRE LAS DISTINTAS DISCAPACIDADES.
Y aseguro, que incluso aquell@s que saben la teoría, aquell@s que
asienten por fuera pero por dentro se mantiene en su postura o
visión de que las personas con discapacidad, son eso, personas
con discapacidad, y ya con ello se dice todo, que más das que sea
física, psíquicas, sensorial…
Pues yo os digo que uno de los primeros dientes que hay que
echar es el saber a qué función o funciones afecta la discapacidad
presente en una persona. El ser humano es a modo de un mapa,
de un país, de forma que si hay sol en una región no es razón para
que necesariamente tenga que haber sol en otra. Así como la
persona con invidencia no tiene porque ser sorda, una persona con
dificultad en el leguaje y marcha distorsionada NO TIENE PORQUE
PRESENTA NINGÚN TIPO DE DISCAPASIDAD PSÍQUICA O
INTELECTUAR. Dicho de otro modo, que por muy chuchurid@s que
estemos físicamente NOS ENTERAMOS, Y NOS ENTERAMOS DE
TODO LO QUE OCURRE A NUESTRO ALREDEDOR… Somos
conscientes de cuanto sucede en nuestro alrededor porque NO
TENEMOS AFECTADA LA CAPACIDAD CON LA QUE PROCESAR LA
INFORMACIÓN QUE NOS LLEGA TANTO DEL EXTERIOR COMO DEL
INTERIOR E INTERACTUAR CON LA MISMA.

DE IGUAL MANERA QUE TÚ

Así pues, tan disparatado sería decir a una persona que


camina en silla de ruedas, con dificultad en el lenguaje y en la que
no existe discapacidad intelectual: “acércate caminando”, como
decir a esa misma persona: “¿sabes llegar a tu casa?

La cuestión está en diferenciar entre las distintas


discapacidades que puede hacerse presentes en las personas.

III.- DISTINTAS PIEZAS DEL PUZZLE. PERSONA


PERSONALIDAD. SENTIDO COMÚN EN EL
TRATO.

Nuestra base de partida, sin duda alguna debe ser saber


diferenciar entre las distintas discapacidades. Pero no podemos
quedarnos tan sólo en esta base, porque sería como saber que es
de día pero no vivir el día, amanecer pero sin recorrer el día…

Mirad, hacer discernimientos sobre discapacidad, en sí, es


poco menos que nada. Porque bien se puede tener sumamente
claro los diferentes tipos de discapacidad pero si pese a ello se es
incapaz de descubrir a la persona y su personalidad, estamos casi
como al principio. Me explico:

¿Para qué nos es básico distinguir entre discapacidades?


Pues para saber lo que le es posible a una persona y lo que no le
es posible, y en función de esto, no sacar un mismo patrón para
tod@s. No sacar consecuencias inmediatas, erróneas con toda
seguridad. Cada uno de nosotros tiene un techo, en todos los
sentidos. Cada uno de nostr@s puede ser capaz o hábil para
muchos aspectos de la vida, pero también puede ser discapaz o
dishábil para otros muchos aspectos. Somos como un puzzle con
piezas de muchos y diferentes colores, tamaños… Pero todas y
cada una nos constituyen y basta que no tuviésemos una de ella
para no ser cada uno de nosotr@s. Y en esto último esta lo
verdaderamente importante, que somos cada uno de nosotr@s,
que cada pieza es nuestra, que cada una nos hace.

¿Por qué no sólo basta distinguir entre discapacidades?


Porque TAMBIÉN ES RADICALMENTE IMPORTANTE
DISTINGUIR ENTRE PERSONAS. Pensad, la discapacidad o
discapacidades corresponden sólo a un número de piezas del
puzzle, ¿pero qué pasa con el resto? ¿Qué pasa con los gustos, con
las inquietudes, con la forma de ver las cosas, con las forma de
afrontar las cosas? ¿Qué pasa con las aflicciones? ¿Qué pasa con
los estilos? ¿Qué pasa con los caracteres? ¿Qué pasa con los
sentimientos?

Pues en este punto os puedo dar otra de las CLAVES: Así


como no es lo mismo una discapacidad que otra, tampoco
dos personas con discapacidad (y “sin discapacidad
aparente”) son idénticas entre sí. NUNCA una persona es
idéntica a otra, aunque sí somos tod@s iguales...

Os doy esta clave porque además de la tendencia a ver todas


discapacidad igual, también existe de manera globalizada la
tendencia de ver a todas las personas con discapacidad idénticas.

Y como consecuencia de ésto, por narices, todos somos


taaaaaaaan cariñosos, todos sonreímos más. Y además de esto,
todos somos ·”especiales”

¿Y sabéis de qué es síntoma esto? DE QUE NO SE NOS


CONOCE, DE QUE NO SE NOS CONOCE A CADA UNO, DE QUE
SE SIGUE INCURRIENDO EN EL ERROR DE QUEDARSE EN LAS
PRIMERAS APARIENCIAS, Y DE, EN CONSECUENCIA, MIRAR
DESDE UN ÁNGULO MUY, MUY NEGATIVO, LA LASTIMA, LA
PENA… DESDE ·”EL PROBRECITO…” O “LA POBRECITA…”

Francamente, mientras no se sea capaz de decir que una


persona con discapacidad es tonta del culo, cuando lo es, que es
más creída que que, cuando lo es, que es más borde que mi tía la
chacha de mi abuela… mientras no reine en nosotros la objetividad
y superemos el lastimeo y demás, mal lo llevamos señores y
señoras, porque quien no ve cómo es la persona, sólo ve la
discapacidad…

De verdad, muy en serio, no quedaros en eso, ir más allá.


Porque no somos especiales (ya me gustaría), somos corrientes,
muy de a pie, somos como todo ser humano, con su parte de oro
pero también con su parte de mierda… también nuestro puzzle
tiene piezas de mala leche.

No hay que confundir crueldad con objetividad, ni mucho


menos, tan sólo deciros que mientras no seáis capaces de
reconocer cada rasgo de la persona (bueno y malo), sólo veis la
discapacidad. Mientras no seáis capaces de decirnos vete a tomar
por… que eres más imbécil que… veréis no sé qué, pero a una
persona: NO.

Y tan negativo es el no vencer este “que apuro”, “me da


tanta cosa…” como esos tratos tan fuera de naturalidad y que a mi
entender son ilógicos, de ningún sentido común.

Os pongo ejemplos con situaciones REALES:

Situación REAL 1:

Con mucha frecuencia suele suceder que cuando una


persona con discapacidad va por la calle o entra en algún sitio y se
encuentra a alguien conocido, esta persona conocida se llena de
una extraña, exagerada y artificial alegría… le cambia el tono de
voz, se acerca a la persona con discapacidad, le pellizca uno de los
mofletes y le dice: ¡ahyyyyyyyyy, que guap@@@@@! ¡qué
gracios@! ¿dónde va? ¡Miral@!

Yo os pregunto ¿Cómo veis ésto? ¿es de mucho sentido


común? ¿tiene sentido tratar así a una persona?

Y haciendo uso de la confianza que hemos establecido desde


el principio, ¿Os gustaría que os trataran así? ¿Qué pensaríais?

Os insisto en que no es cuestión de que siente mal, sino que


ese trato NO ES NECESARIO.

Situación REAL 2:

También con mucha frecuencia, o quizás más… suele suceder


que cuando una persona con discapacidad va por la calle, está en
algún sitio (inclusive en un Campo de Trabajo) o entra en algún
lugar, se le suele decir: “Qué guap@ estás, que Guapo eres, etc…”
cuando en realidad no se es guap@ o no se está guap@
Mirad, sé de la buena intención con la que se dice ésto. Pero
también en ésto hace falta sinceridad, porque no se trata de
“hacernos la vida más agradable”, sino de algo que nos puede
reportar mucho más, se trata de hacernos CRECER, como a tod@s,
y, a nadie se le hace crecer “con mentiras bien intencionadas”, ni
con la lástima ni con la pena disfrazada…

¿Sabéis qué cosas como estas pueden llegar a ser


contraproducentes? ¿por qué? Pues fijaros que todo el mundo le
dice a una persona que es guapa, llega un momento que se llega a
creer lo que le dicen, una y otra vez, y ¿cómo puede repercutir en
ella? pues entre otras cosas vive una mentira por cual aumenta su
egocentría, se cree diferente a todos (cuando nadie lo somos) y
llegado el caso de sentir Amor puede verse en la posibilidad de ser
correspondida, y ojo, no es porque pueda ser persona con
discapacidad, sino porque sencillamente no se es guap@ porque
en este sentido priva el materialismo. Y tod@s sabemos o
debemos saber lo peliagudo que son los sentimientos…

La mayoría de las veces no somos conscientes, se hace por


inercia y porque, sinceramente, en este caso, tampoco se ve a la
persona.

Por qué tanto miedo a la sinceridad y por qué tan falt@s de


miedos a la hipocresía… NO PASA NADA, NO PASA NADA, NO
PASA NADA POR SER SINCEROS Y NATURALES CON LAS
PERSONAS CON DISCAPACIDAD.

SER SENSIBLES ES SER MADUROS PARA CREAR UN


AMBIENTE DONDE TOD@S PODAMOS CRECER

Situación REAL 3: Utilización de lenguaje “indio”

Fijaros lo que es el problema de asociar una cosa a otra:

En muchas ocasiones, también ocurre, que cuando se


presenta dificultad en el habla y a la vez se va en silla de ruedas o
se tiene movilidad reducida, es característica la siguiente
situación:

Te dirige a las personas y la mayoría de ellas te contestan de


la siguiente manera: levantando excesivamente la voz y
pronunciando muy lento haciendo pauta entre silabas:

Por ejemplo, vas a comprar algo y cuando preguntas cuantos


es, te contentan con tono de voz elevado:
SON CIN---CO E---U---ROS

Y todo esto se acompaña mostrándote los cinco dedos de las


manos.

¿Reflexionar sobre esto?

¿Por qué se hace esto? ¿Es necesario? Si es necesario ¿por


qué? Si no es necesario ¿Por qué?

Comentario tras la reflexión

¿Creéis que una persona que yo “presupongo…” que no va a


entender lo que le voy a decir, se va a enterar porque le grite?

¿No veis ridículo la situación?

Personalmente, cuando me veo en ella, debo contener la


risa… porque por ese problema de asociar las apariencias físicas
con la capacidad intelectual, te ves delante de una persona que lo
que está haciendo es el ridículo.

Os cuento esto con la mayor responsabilidad posible, porque


me veo con la obligación de deciros que podéis hacer
perfectamente el ridículo. Y es que es cierto que con mucha
facilidad se puede incurrir en hacer los gilipoll@s.

Pensad esto por favor.

Situación REAL 4:

Hace poco una persona con dificultad en el lenguaje y que


camina en silla de rueda, va al médico acompañada de su madre.
La doctora le pregunta a la madre: “ella entiende” a lo ella
contesta: ”¿A qué al paciente que acaba de salir le ha dicho que
tome nolotii?”.

A la doctora de manera inmediata se le cambia el chip y


comienza a dirigirse a la persona con total normalidad.

Situación REAL 5:

Conozco a dos personas las cuales caminan en sillas de


ruedas, presentan dificultades de lenguaje. La edad de una de ellas
es de 40 años, su corte de pelo suele ser a la altura de los
hombros, su estilo es actual con toque hippie, su ropa es hippie,
sus pulseras son hippie, sus collares y anillos son hippie… lleva
gafas, su cuerpo es delgado y atlético. Su cara es fina y alargada.
La otra persona, tiene 60 años de edad. Su corte de pelo es
corto, muy corto; su estilo es clásico, tipo años 50; se siente bien
vistiendo con recato. Suele llevar gafas de sol. No es delgada. Su
cara es redonda.

Hace unos años falleció el padre de esta segunda persona.

Cuando la primera persona que os describo iba por la calle,


de manera continuada, en numerosas ocasiones, la paraban y le
daban el pésame, teniendo ella que indicar que la estaban
confundiendo. No era la persona que creían.

A ver alguno de vosotros, decirme, qué prenguta os debo


hacer y qué conclusión podemos sacar entre todos.

REFLEXIÓN TRAS RESPUESTA

Es evidente: es la silla de ruedas. La silla de ruedas que es el


calzado de muchas personas, anula por completo a la persona que
la calza. Sólo se ven las ruedas, sólo se ven las ruedas y punto.

Fijaros que poco completa puede ser nuestra atención con las
personas y hacia las personas. Esta es también la fragilidad
extendida en tod@s que miramos más “los zapatos” que a la
persona. Tan poco dad@s a utilizar la cabeza que nos las vence
unas meras “ruedas”·

Pero claro está, como en todo y para todo, hay “ruedas y


ruedas”. Porque no tendréis valentía de decir qué ocurriría lo
mismo si estas mismas personas fuesen en Mercedes-Benz SLR
McLaren

• La importancia de decir NO
Otro aspecto importantísimo en todas relaciones entre
personas es este: DECIR NO. Quizás tod@s estemos de acuerdo
en que cuando se mantiene cualquier relación con una persona, es
fundamental la confianza y la sinceridad porque con ellas se puede
estar relajad@s en esa relación y con esa persona. Así, por
ejemplo, cuando alguien te llama para tomar un café, para ir de
compras, para que le prestes el coche… es fundamental que tú no
tengas ninguna coacción para poder decir: ”pues mira hoy no
puedo o hoy no me apetece”

Todos estamos de acuerdo ¿verdad? Pues aún así, yo detecto


que cuando se trata de relaciones con personas con discapacidad,
es muy frecuente que exista algún tipo de coartarse a uno mismo
para no poder DECIR NO, por ese “me da apuro…”, “me da
cosa…” que os decía antes.

Y ¿qué pasa? Que acabas estando con una persona que de


verdad no le apetece estar contigo o no puede… No sé vosotr@s,
pero YO PREFIERO QUE SE ME DIGA QUE NO, porque esto es un
termómetro que me dice que hay confianza, que no hay apuros ni
ninguna tonterías de este tipo y que mi relación con esa persona
esta dotada de fluidez y normalización.

Y por otra parte, tampoco se está tranquilo que la persona


puede o quiere, y que además no le está fastidiando la tarde…

Tened también confianza para decir NO, porque ya


sabéis NO PASA NADA, NO PASA NADA, NO PASA NADA POR
SER SINCEROS Y NATURALES CON LAS PERSONAS CON
DISCAPACIDAD.

IV.- MI SEXUALIDAD = A TU SEXUALIDAD. MIS


AMORES = A TUS AMORES.

Si renunciamos a nuestra sexualidad,


estaremos renunciando a una parte de nosotr@s.

Al pensar en el puzzle que somos las personas, me doy


cuenta que cada una de nuestras piezas dan para reflexionar y
aprender muy extensamente, no da tiempo a todo. Por ello, estimo
oportuno que dialoguemos y compartamos sobre estos aspectos
que os señalo en el epígrafe: SEXUALIDAD Y AMOR.

El aspecto de la sexualidad no lo he querido dejar atrás,


precisamente por esto mismo, porque siempre o “casi siempre” se
deja atrás, por parte de un@s y de otr@s, y si no se deja atrás, se
obvia o se hace como que no existe o se le da un trato “de sí pero
no”, un trato carente de madurez y responsabilidad, el trato del
niñ@ que llega de la guarde a casa diciendo que le gusta o se ha
enamorado de “Pilarita” o “Pedrito”… y en casa suena gracioso
pero no se le presta más atención…

Yo subrayaría de este aspecto que EN TODA PERSONA


EXISTE, PUESTO QUE EN TODA PERSONA EXISTE UN
DESARROLLO BIOLÓGICO. Nuestra sexualidad existe desde el
principio. El hecho de que vayamos a ser varones o hembras se
decide en el instante de la concepción, y los genitales se
desarrollan durante la vida del feto. Nos desarrollamos físicamente
en la adolescencia, las hormonas sexuales comienzan a segregarse
y nuestras necesidades sexuales se hacen más intensas durante la
pubertad. Esta es la parte biológica. Así pues, todos nacemos
sexuados, siendo la sexualidad un don por disfrutar, una
dimensión por desarrollar independientemente de la
situación geográfica, económica, física o intelectual.

Es otra CLAVE entender que La sexualidad existe en sí


misma. De igual forma que no hay una sexualidad específica para
suegras o funcionarios, tampoco existe una sexualidad especial
para las personas con discapacidad.

Y una vez que hayamos caído en la cuenta de que la


sexualidad existe en tod@s (incluso en personas sin movilidad
física porque aunque tu cuerpo no se mueva, si se mueve tu
mente), lo más importante, sin duda, es saberle dar el TRATO
CORRECTO, que no es otro que el que tu reclamas para ti.

¿Sabéis? Hablar de este aspecto me llena de responsabilidad


porque lo que yo percibo es que si en personas con discapacidad
se obvian todos los aspectos de la VIDA de la persona, éste se
obvia con mayor énfasis. De tal forma que la persona emite
señales sexuales (como tod@ el mundo) y ¿qué ocurre? Pues o no
se ven porque erróneamente se piensa de antemano que no van a
existir, o bien, se confunde con el que somos muuuuuuuuuuy
cariñooooooooosos. Y, sinceramente, ocurre como en todos lados:
que hay de todo, habrá cariño, pero también habrá toqueteos y
achuchones, porque como en todo lado: EXISTE SEXUALIDAD Y
SENSUALIDAD.

Yo dialogaría con vosotros el por qué me lleno de


responsabilidad (dejar espacio para que alguien conteste)

Pues ni más ni menos porque con la sexualidad va implicado


la parte de sentimientos de la persona. QUE TAMBIÉN EXISTE.
También tenemos capacidad para AMAR.

Pero ojo, no estoy poniendo un disco de dirección prohibida,


simplemente querer deciros que este aspecto sea tratado como
vosotr@s lo tratáis: sin infantilismos, en serio y con
responsabilidad. Si lo correspondéis, sin miedos ni “na” raro. Y si
no os sentís atraíd@s o no amáis, pues simplemente no fomentar
nada y ser personas con las personas. Que siempre esto es lo más
importante. Pero como estamos aprendiendo que tod@ somos
iguales y que hay que ser naturales y normalizar todo, pues si
alguien se propasa o se pone pesad@, ya sabéis… se le para lo
pies. Porque:

NO PASA NADA, NO PASA NADA, NO PASA NADA POR


SER SINCEROS Y NATURALES CON LAS PERSONAS CON
DISCAPACIDAD.

V.- ES PRECISO CRECER:

Mis queridos niños y mis queridas niñas, porque en este


espacio de tiempo, de esta tarde inolvidable, sois mis niños y mis
niñas, y del mismo modo sé, que en este momento estoy
prestando mi labor como voluntaria…

En serio, de verdad, en serio, quiero compartir con vosotr@s


el ángulo de responsabilidad que me toca, es que si no lo hago,
para qué estoy aquí, si no lo hago os dejo que os regreséis a
vuestros lugares de orígenes sin daros cuanto en mi hay, para que
podáis crecer en el sentido de ver a cada persona como es. Quiero
daros lo que sé que es lo más acertado para tod@s. Porque, mirad,
este campo de trabajo tiene un tiempo concreto, acaba, pero
después seguiréis viviendo cad@ un@ en vuestro entorno, en
vuestros pueblos y ciudades, en vuestras calles, en vuestros
lugares de estudios, en vuestros trabajos… es decir, en la
sociedad, y qué ocurre, pues que en cada uno de esos sitios, en la
sociedad, os vais a relacionar con personas con discapacidad,
como parte de la sociedad que somos. No seremos nosotr@s, pero
puede ser un vecin@, un compañer@ de clase, un compañer@ de
trabajo… Por ello, como persona, debo haceros ver que cuando os
referís a los participantes de Osuna como niños o niñas, es
impropio, yo diría que ridículo, es no tratar a una persona en sí,
que pese a poder tener una capacidad intelectual que puede
corresponder a las primeras edades, en todo lo demás sí han
tenido el desarrollo evolutivo biológico que les corresponde. Luego
son hombres y mujeres, personas adultas con su propio contexto,
como cada un@ tenemos el nuestro.

Soy consciente que lo hacéis desde el cariño (he leído el


comentario de un@ de vosotr@s en el blog), pero el cariño a veces
mata, y en este caso mata esa parte de la persona que tanto
cuesta ver la ESENCIA DE LA PERSONA, Y SOBRE TODO LA
POSIBILIDAD DE HACER CRECER A LA PERSONA. ¿Quién crecería
hasta donde puede crecer si de manera inconsciente, continua y
por parte de tod@s nos llamaran niñ@s, chavales?…

Me importan ell@s y vosotr@s, y tod@s me importáis mucho,


porque somos PERSONAS, porque estamos construyendo nuestra
sociedad y si no dialogamos, si no vemos las cosas juntos,
ningun@s seremos MAYORES, siempre estaremos con una
mentalidad poco crecida.

Y así como comparto con vosotr@s esto último, también


compartir con vosotr@s una INCOHERENCIA que se comete en el
Campo de Trabajo ¿por qué el uso tan remarcado de ·”voluntarios”
y “discapacitados? ¿No somos iguales? Entonces ¿por qué no
somos todos PARTICIPANTES? Pararos a pensar, no os dais cuenta
de que con ello se comete el error de establecer una diferenciación
y nuestro reto es hacer descubrir que todos somos iguales. En
cada ocasión que se dice voluntarios, de manera inconsciente se
esta estableciendo y fomentando un estereotipo… Tenemos que ir
más allá y darnos cuentas que todos somos PARTICIPANTES, sin
roles, sin estereotipos... debemos de hacer que nuestro campo de
trabajo sea ya esa sociedad que tanto buscamos y de la que tod@s
somos responsables de construir.

Lo que en vosot@s es cada una de vuestra persona, personas


con las que comparto y convivo, con las que sé que es negativo
establecer desigualdades, porque eso crea distancias, status…

Tan sólo deciros que ES PRECISO CRECER y sé que cuanto


os he dado esta tarde es el camino.

Es el momento del dialogo. Tened confianza, séd sinceros.

Muchas gracias

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