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Los ambientes de los seres vivos

Los seres vivos se adaptan al medio ambiente en que


viven para asegurar la supervivencia de la especie.
Estos organismos pueblan una variedad de hábitats
distintos en el ambiente terrestre, acuático y aéreo.
La clave de la diversidad de los seres vivos en el
planeta es la adaptación a los factores abióticos (no
vivos) del ambiente, como la temperatura, la luz, la
salinidad, la humedad; y a los factores bióticos (vivos),
representados por la acción de los otros organismos.

¿Qué entendemos por adaptación?

Adaptación es el proceso por el dual el organismo se va haciendo capaz


de sobrevivir en determinadas condiciones ambientales.

Esta capacidad de supervivencia se transmite de generación en


generación a través de caracteres hereditarios que permiten aumentar
la capacidad de supervivencia de los individuos. El sistema respiratorio
de los mamíferos marinos, como el delfín, la ballena, las focas y los
lobos marinos, se ha modificado a través del tiempo para permitir que el
animal permanezca sumergido en el agua durante un tiempo largo.

¿Qué características presenta el ambiente acuático? El ambiente


acuático presenta una serie de condiciones que facilitan la adaptación de
los seres vivos. Se caracteriza por tener temperaturas parejas durante
todo el año; sales minerales disueltas que pueden aprovechar los
organismos; gases como el dióxido de carbono (CO2) que se utiliza para
la síntesis del alimento de los vegetales; y el oxígeno que se utiliza para
la espiración.
El ambiente acuático comprende las aguas oceánicas o marinas y las
aguas continentales.

La vida en las aguas oceánicas se distribuye a distintas


profundidades: la zona litoral de las mareas, la zona
pelágica o de alta mar, y la zona abiscil o de las grandes
profundidades.
Los organismos que habitan en la zona litoral enfrentan
el problema del oleaje continuo, motivo por el cual han
debido modificar la forma de su estructura externa
haciéndose más resistente en los animales y más bien aplanada en los
vegetales. Los organismos que habitan en la zona pelágica deben
adaptarse a condiciones de flotación y de la luz que alcanza
aproximadamente hasta los 200 m de profundidad. Los organismos que
habitan en la zona abisal deben adaptarse a vivir en un ambiente de
oscuridad y de grandes presiones.
La vida en las aguas continentales se registra en ríos, lagunas y lagos.
Los organismos que viven en este ambiente deben adaptarse a las
variaciones del clima.
Estas características que se han descrito hacen posible que las especies
que habitan en estas zonas presenten formas variadas.

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