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Intercambios entre el cine documental


y la historia argentina 1956-1974
Conformación de antagonismos y radicalización de los discursos

Pablo Piedras

Lic. en Artes Combinadas, FFyL, UBA. Becario doctoral


FONCYT. Docente cátedra Historia del cine latinoameri-
cano y argentino, carrera de Artes, FFyL, UBA

Introducción determinados procesos históricos y el


El acta de nacimiento del cine desarrollo de las representaciones en el
documental en nuestro país está género documental respecto a sus
representada por la fundación del Ins- tópicos, modos de representación y
tituto de Cinematografía que Fernan- configuraciones de espectador modelo.
do Birri creó en el marco de la Univer- Como hipótesis general, sostene-
sidad Nacional del Litoral en 1956, mos que el análisis de una serie de
luego conocido como Escuela Docu- obras documentales de índole político
mental de Santa Fe.1 Durante la última y social3 del período 1956-1974 permi-
década, diversos estudios académicos te reconocer en las representaciones
abordaron las circunstancias históricas creadas por las cineastas –observado-
en las que se creó la escuela, hallando res privilegiados de la realidad y, en
en la figura de Birri el impulsor del ciertos casos, agentes mismos de los
1. Hay consenso historiográfico respecto a la fija- desarrollo de un género desprestigia- grupos de poder que accionan sobre
ción de este punto de partida. Consultar las intro- do y casi abandonado en la cinemato- ella– índices del proceso de crisis y
ducciones de dos historias del cine argentino grafía nacional durante el período clá- descrédito de la democracia que se ini-
contemporáneas: España, 2005 y Wolf, 1993. sico (1933-1955).2 cia en el año 1955 (Romero, 1996: 49).
2. Cabe mencionar como excepción los cortome- Este trabajo persigue dos objetivos. Esta crisis da cuenta de un debilita-
trajes documentales de propaganda política y la En primer lugar, proponer una periodi- miento de la democracia –entendida
serie de noticieros cinematográficos Sucesos zación y clasificación del cine docu- como el sistema en el cual los indivi-
Argentinos, producida en 1938-1972. mental argentino de las dos décadas duos de una sociedad encuentran una
3. La restricción del corpus a un grupo de docu- comprendidas entre la creación de la posibilidad de representación y diri-
mentales atravesados por una impronta política y Escuela Documental de Santa Fe y la men, en el ámbito del Estado, sus con-
social implica la exclusión de la obra de uno de los instauración del Proceso de Reorganiza- flictos e intereses– y de las institucio-
más importantes documentalistas argentinos, Jorge ción Nacional en 1976. En segundo nes republicanas que regulan la
Prelorán, quien dio forma a las etnobiografías docu- lugar, y en paralelo, plantear algunas relación entre los ciudadanos y el Esta-
mentales desde mediados de la década del sesenta. hipótesis sobre los intercambios entre do imponiendo disciplina a los diversos

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intereses corporativos en pugna. La tivas actualidades y a los años treinta 4. Diversos historiadores coinciden en que la pros-
“degeneración recíproca de legitimidad para que se institucionalice, adoptan- cripción del peronismo y los reiterados intentos de
entre las fuerzas antagónicas” (Halperín do ya una conciencia propia. promover –con restricciones impuestas por la multi-
Donghi, 1994: 26) que se inicia con el En cambio, en el cine argentino, el forme facción antiperonista– su reinserción en el
derrocamiento y posterior proscripción advenimiento del sonido a comienzos juego democrático, es una de las claves para explicar
del peronismo,4 encuentra en la ima- de los treinta genera el resurgimiento el conflicto político a partir de 1955. Catalina Smulo-
gen documental no solo una represen- de una cinematografía nacional que vitz analiza los intentos de búsqueda de una fórmula
tación distintiva, sino pautas que per- no puede enfrentar la superioridad para reincorporar al electorado peronista al sistema
miten leer el proceso de radicalización técnica y narrativa de las cinematogra- institucional (1991: 113) entre 1955-1966: “cuando
de ciertos actores políticos y la confi- fías norteamericana y europea. La fortí- ninguno de los actores partidarios pudo imponer su
guración y afirmación de sujetos socia- sima presencia del tango y de las tex- fórmula, la búsqueda resultó en un abandono de las
les antagónicos, así como impulsa el tualidades del sainete, la gauchesca y ‘soluciones’ que podía ofrecer el sistema de partidos”
desarrollo de una fuerza creativa que el nativismo en la conformación de los (1991: 124). Carlos Altamirano retoma un concepto
conmueve las estructuras del género libretos y guiones colabora con la con- de Cavarozzi para describir los efectos que la pros-
documental y la evolución interna de solidación de un sistema industrial de cripción del peronismo causó en este período, deri-
sus formas. producción que relega, durante más vando en un sistema político dual, con el desfasaje
Antes de analizar las obras escogi- de dos décadas, el espacio de expre- entre las formas institucionales de intervención polí-
das, resulta relevante realizar una breve sión del cine documental al formato tica y los alineamientos sociales existentes (2007: 78).
introducción sobre el desarrollo del del noticiero, con algunas escasas A partir de esto, sostenemos que uno de los antago-
cine documental en la Argentina para excepciones. Hay que esperar hasta nismos de la etapa, que reaparece en los filmes mili-
enmarcar el período otorgándole una mediados de la década del cincuenta tantes peronistas, es el de peronismo/antiperonis-
perspectiva histórica. para que el documental empiece a mo. Sin embargo, este no es el único, el concepto
Los comienzos del registro cinema- desarrollarse sistemáticamente. de “sistema político dual” da cuenta de un conflicto
tográfico documental coinciden cro- Fernando Birri, fundador de la más profundo relacionado con los mecanismos
nológicamente con las primeras pelí- Escuela de Cine Documental de Santa republicanos de representación.
culas producidas en el país. Nos Fe, es el pionero en proponer, explícita- 5. Marrone aborda los documentales de propagan-
referimos al cine de los pioneros: Euge- mente influenciado por el neorrealismo da institucional de Cinematografía Valle y Cinema-
nio Py, Federico Valle, Eugenio Cardini italiano, un documental de índole tografía Max Glücksmann entre 1920 y 1930, desde
y Alcides Greca, entre otros. La toma nacional, realista y crítico,6 en el período una perspectiva amplia, como prácticas culturales
de vistas, los noticieros, el documental 1956-1966. Esta primera fase del cine relacionadas con los procesos identitarios en el con-
científico y el histórico son las primeras documental se caracterizará por focali- texto de modernización periférica de la Argentina.
formas que adopta el registro docu- zar sus relatos en la realidad social, polí- 6. Ideas expuestas en reiteradas oportunidades
mental en la Argentina entre 1897 y tica y económica. Promediando la déca- por Fernando Birri pero inicialmente en “El mani-
1925.5 Sin embargo, utilizo la palabra da del sesenta, la aparición de La hora fiesto de Santa Fe” (Birri, 1964).
“registro” para indicar que, como señala de los hornos ( Grupo Cine Liberación, 7. Concepto propuesto por Octavio Getino. El cine
Antonio Weinrichter (2004: 25), “el cine 1966-1968) marca el comienzo de un “de intervención política” tiene una perspectiva clara
empezó registrando la realidad pero el cine de intervención política,7 también de sus objetivos comunicacionales (temas y conte-
género documental no nació con el denominado “cine militante”. Este cine nidos políticos antagónicos a los comerciales);
cine. El cinematógrafo comenzó fil- formará parte de un movimiento más adopta modos independientes y alternativos de
mando la realidad de forma inconcien- amplio, de intención regional, el “Nuevo producción, difusión y apropiación; tiene como ins-
te, en función del carácter fotográfico Cine Latinoamericano”.8 La producción titución emisora y destinatarios a organizaciones
del invento: no sabía que este servía documental de este momento tiene políticas y sociales; propone una relación obra-
para otra cosa, a saber, para contar his- relación directa con los procesos políti- espectador muy participativa y construye un discur-
torias. Para existir, y pensarse como cos de liberación nacional que surgen so fílmico abierto basado en las formas del cine-
categoría, la no ficción debía antes en América Latina y entre sus objetivos ensayo documental (Getino-Velleggia, 2002: 27-29).
tener enfrente a su ‘contrario’, el cine declarados promueve la concientiza- 8. Sobre el proyecto cultural, cinematográfico y
de ficción”. En el marco internacional, ción ideológica y la lucha activa en con- político “Nuevo Cine Latinoamericano” de los ‘60, ver
habrá que esperar hasta los años vein- sonancia con los presupuestos de las Pick, Zuzana, The New Latin American Cinema. A Con-
te para que el documental se convier- organizaciones político-militares de las tinental Project, Austin, Univ. of Texas Press, 1993.
ta en una práctica distinta de las primi- izquierdas marxista y peronista.

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9. Aunque el cine documental de esta etapa hace Este proyecto político-cinemato- setenta y las biografías de reconocidos
objeto de sus relatos a una amplia variedad de gráfico se ve brutalmente interrumpi- personajes de la cultura nacional.
conflictos sociales, gran parte de ellos podría leer- do con el golpe de estado militar del
se desde las consecuencias adversas producidas 24 de marzo de 1976 y encuentra cier- Desde el registro realista hacia el
por el subdesarrollo, la dependencia y la ausencia tas continuidades en el cine docu- documental militante
de un Estado que proteja a los más necesitados. mental que se realiza con el retorno Desde los jóvenes participantes del
10. La obra de la Escuela Documental de Santa Fe de la democracia en el año 1983. inmenso proyecto cultural que significó
no solo pone en escena conflictos sociales esca- Entre los años 1985 y 1994 se desarro- la Escuela Documental de Santa Fe hasta
moteados en el cine de ficción, sino que otorga el lla un cine documental que se carac- los cuadros formados en las organizacio-
“derecho a la imagen” –retomando el concepto teriza por sus rasgos testimoniales y nes político-militantes que produjeron el
del crítico Emilio Bernini– a sujetos sociales cuya de denuncia. Ya sea en producciones cine de intervención política de los
voz y rostro escasas veces obtienen representa- institucionales, cooperativas o de for- setenta, se observa una filiación ideoló-
ción en el cine industrial. ma individual, se abordan la memoria gica heterogénea en un arco que va
y el olvido tras el terrorismo de Estado, desde el frondizismo hasta la izquierda
la identidad de los pueblos originarios trotskista, pasando por el peronismo de
de América Latina y la marginalidad izquierda. Como veremos, las posiciones
en los grandes centros urbanos. Entre dentro del campo ideológico se irán
los exponentes más destacados cabe redefiniendo con el paso del tiempo y
mencionar las películas de Miguel dando lugar a diversos tipos de expre-
Pérez, La República perdida I y II (1983- siones cinematográficas. Sin embargo,
1986), los documentales del grupo inicialmente, podemos sostener que a
Cine Ojo, encabezado por Marcelo los cineastas del período los mueve un
Céspedes y Carmen Guarini, y el filme creciente interés por representar una
de Carlos Echeverría, Juan como si realidad oculta o escamoteada por el
nada hubiera sucedido (1987). cine de ficción presente y pasado. Esta
Hacia fines de los noventa el géne- vocación y compromiso respecto a la
ro cobra más relevancia y visibilidad en mostración de los conflictos9 que con-
el campo cultural. Incorporados al mueven a la sociedad estarán caracteri-
inmenso caudal de obras producidas zados, en una primera etapa (1956-
en el marco del denominado “Nuevo 1966), por la preeminencia de
Cine Argentino de los 90” y a la profu- narraciones que intentan registrar, diag-
sión del cine sobre piquetes, los nue- nosticar y mostrar antes que enjuiciar o
vos documentales abordan tópicos formular una tesis.10 En la segunda etapa
como la crisis social y económica, la (1966-1969), finalizado el diagnóstico y
De izquierda a derecha: Fernando Solanas, Jorge dictadura militar, la guerra de Malvinas, reconocimiento de los conflictos, el
Cedrón y Nemesio Juárez. las organizaciones guerrilleras de los documental comienza a transformarse

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en una herramienta activa para la lucha


política en el campo de los enunciados
simbólicos. Los planteamientos de las
problemáticas nacionales están acompa-
ñados por un cuerpo de tesis y propues-
tas afines a los intereses políticos y socia-
les de los cineastas y de las agrupaciones
a las que ellos pertenecen. En la tercera
etapa (1969-1974), se experimenta una
radicalización de contenidos y la utiliza-
ción del cine como herramienta de con-
tra-información. Los documentales polí-
ticos abandonan definitivamente la veta
antropológica, etnográfica y sociológica
que inicialmente los atravesaba convir-
tiéndolos en un instrumento de conoci-
miento e investigación y se transforman
en armas de denuncia, en un eficaz
medio de comunicación para transmitir conflictos sociales. El cineasta es alter- Fernando Birri
a la militancia enunciados didácticos, sin- nativamente un investigador, un soció-
téticos y precisos. logo o un antropólogo que se ubica
En adelante, intentaremos una frente al sujeto a representar observan-
caracterización más precisa de cada do desde fuera una situación de ine-
etapa a partir del abordaje de las obras quidad, de injusticia o de marginali-
más significativas de cada período. dad. Es interesante remarcar el matiz
casi científico que adquiere la observa-
Primera etapa: 1956-1966 ción en estos documentales. Los datos
Inconformismo: registro y diagnóstico estadísticos, la cuantificación, la
Este primer período está fuerte- encuesta social son rasgos comunes a
mente marcado por la influencia de la las obras del período.11
Escuela Documental de Santa Fe y por Bill Nichols, teórico especialista en
la figura de Fernando Birri. En términos cine de no ficción, realiza una clasifica-
generales, los filmes intentan delimitar ción significativa de las modalidades
nuevos terrenos para la representa- documentales de representación. Los
ción. Actores sociales olvidados o ape- filmes de esta etapa se encontrarían a
nas esbozados por las producciones medio camino entre las modalidades
de la época clásica se presentan por que el autor denomina “expositiva” y
primera vez en la imagen cinemato- “de observación”. Expositiva en cuanto
gráfica. Las víctimas de la marginali- se trata de una enunciación que se
dad, la pobreza y el subdesarrollo son dirige al espectador de forma desen-
representadas en cuerpo y alma por el carnada, “exterior al mundo represen-
cine documental. Junto a ellas, zonas y tado y llena de autoridad epistémica”
espacios del interior del país obtienen (Weinrichter, 2004: 36). De observa-
una representación realista y austera ción, ya que intenta “filmar la realidad
que elude el costumbrismo y el pinto- sin tratar de controlarla, ni dar forma a
resquismo al cual el cine clásico los los eventos, ni dirigir a los sujetos: 11. Esto se visualiza, entre otros filmes, en la paródi-
había relegado. Es una etapa de docu- encarna [el mito de] la pura observa- ca voz over institucional que prologa Tire dié, en las
mentación, de diagnóstico, de cuantifi- ción” (Weinrichter, 2004: 39). entrevistas a los inquilinos del conventillo en Los
cación, de identificación, de reconoci- La obra paradigmática de esta fase cuarenta cuartos y en la descripción del antigua-
miento de las problemáticas y es Tire dié (1958-1960), primer trabajo mente próspero estado de las cosas en Puerto Piojo.

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grupal de los alumnos de la Escuela de mencionados. En primer lugar, el


Santa Fe coordinado por Fernando esquema centro/periferia pareciera
Birri. Este documental, autodenomina- dominar la construcción espacial y los
do “encuesta social filmada”, da cuenta elementos dramáticos desarrollados
de la situación miserable de los habi- en las obras. Sin embargo, este esque-
tantes de una villa del bajo Santa Fe, ma se encuentra desplazado de la
próxima al ferrocarril que cruzaba el río definición geopolítica cepaliana14 de
Salado. El inicio del filme está marcado la época respecto a la configuración
por una voz over que cuantifica datos desigual de la economía mundial. En
estadísticos de la Argentina como estos filmes, el esquema centro/perife-
potencia productora de alimentos y de ria se aplica al interior del país, demar-
servicios, generando una fuerte con- cando y configurando campos semán-
traposición con la situación de los ticos fácilmente identificables:
habitantes de la villa. Aunque su rasgo capital/provincia, urbano/suburbano,
más sobresaliente es la denuncia y el integrado/marginal. La periferia –lugar
testimonio, la importancia de Tire dié asignado a la Argentina en el mapa
está basada en la representación fílmi- geopolítico mundial– es el espacio
12. Así los define Juan Oliva en Wolf, Sergio, “La pri- ca de actores sociales cuya imagen desagregado y preferido sobre el cual
mera toma del cine social”, en Clarín, “Suplemento estaba elidida en el cine argentino se enfocan los relatos documentales.15
Zona”, 5/08/2001. anterior. Da cuerpo y configura a una En segundo lugar, el rol activo e inter-
13. Según Altamirano (2007: 55) “en Argentina, el tér- clase social que será protagonista del vencionista del Estado, con el cual
mino desarrollismo cristalizó con un significado parti- cine político del futuro. coinciden las heterogéneas variantes
cular, asociado al gobierno de Frondizi y al movi- En esta misma línea se ubican Los del pensamiento desarrollista, parece
miento ideológico y político del que fue orientador cuarenta cuartos (Juan Oliva, 1962), La ser una falta que los documentales de
con Frigerio. Pero lo cierto es que la idea de desarro- tierra quema (Raymundo Gleyzer, la época reiteradamente denuncian.
llo fue, en la Argentina como en el resto de los países 1964), El hambre oculta (Dolly Pussi, Como hemos señalado, las imágenes
latinoamericanos, el objeto de referencia común para 1965) y Puerto Piojo (Luis Cazes y documentales registran escenarios de
argumentos, análisis y prescripciones distintas dentro Rodolfo Freire, 1965). “Ensayos de una indigencia y subdesarrollo en los que
del pensamiento social y económico”. antropología no precisada”,12 cartogra- la desprotección estatal es el denomi-
14. CEPAL-Comisión Económica para América Lati- fían el estado de situación del subde- nador común. El desempleo, la desnu-
na, “fue establecida (...), y comenzó a funcionar en sarrollo latinoamericano focalizando trición, la precaria situación habitacio-
1948 para coordinar políticas de promoción del cada cual en un aspecto preciso: la nal, enmarcados en un discurso
desarrollo económico y social de la región, a través precariedad de la vivienda (Los cuaren- generalmente de índole descriptivo y
de la propuesta, evaluación y seguimiento de medi- ta cuartos), la desnutrición infantil (El denuncialista, son elementos que
das de política pública y asistencia en el ámbito de hambre oculta), la desocupación (Puer- sugieren, a menos de una década del
la información especializada”. Consulta: 18/02/2009 to Piojo), la miseria y la desaparición derrocamiento de Perón, que el accio-
www.cinu.org.mx/onu/estructura/com_reg/cepal.htm del rol social del Estado (La tierra que- nar de aquel gobierno supuestamente
15. La configuración centro/periferia se identifica ma). Podría sostenerse que esta prime- caracterizado por su función asisten-
en Los cuarenta cuartos, –Santa Fe, el centro y su ra etapa del cine documental íntima- cialista y protectora, no ha sido dema-
conventillo más grande, la periferia, el lugar de la mente vinculada con la producción de siado efectivo. Nos encontramos
injusticia social, los hacinamientos, la miseria–. Lo la Escuela Documental de Santa Fe, se entonces frente a un cine que, a partir
mismo sucede en Tire dié y El hambre oculta, trasla- caracteriza por una visión de marcado de la mostración, la cuantificación y el
dado a un marco más amplio –la ciudad, el centro y corte desarrollista de las problemáticas diagnóstico, reclama la aparición de un
los barrios pobres (donde la desnutrición infantil es sociales y económicas del país, pers- Estado ausente o esquivo en sintonía
moneda corriente, El hambre oculta) y las villas mise- pectiva compartida desde 1955 por con las teorías desarrollistas vigentes.
ria (niños que mendigan, Tire dié) espacios en los una amplia franja de sectores intelec- De existir un antagonista, un enemigo
que el subdesarrollo condena y margina a un sector tuales (Altamirano, 2007: 55). Dos con- visible en estos documentales, este
de la sociedad–. La tierra quema, de Gleyzer, repro- ceptos propios del desarrollismo13 lati- sería el subdesarrollo y, por ende,
duce este esquema en Brasil, con la periferia repre- noamericano son susceptibles de aquellos que apuestan al manteni-
sentada por los pobrísimos asentamientos. interpretarse en los documentales miento de las estructuras políticas y

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económicas reinantes. Es un antago- la democracia se convierte en “apenas 16. La alianza de clases –obrera y media– y parti-
nista que carece de rostro definido al una forma, las libertades individuales dos políticos –radicalismo intransigente y peronis-
tener índole múltiple y transnacional.16 en una farsa, e ilusionarse con ellas mo– que acompañó brevemente al proyecto
En una línea similar, pero con una era solo una forma de encubrir la desarrollista adhirió a la idea de que “ningún anta-
variante poética, se encuentran los opresión” (Romero, 2001: 166). gonismo, social o político, debía interferir en este
cortometrajes Buenos Aires (David José El cine documental de esta época cometido que respondía al único y verdadero
Kohon, 1958), Faena (Humberto Ríos, asume y representa de diversas mane- antagonismo, el que oponía a la Nación industrial
1960) y Los que trabajan17 (Nemesio ras la exclusión de la vida política, a la estructura y la mentalidad agroexportadoras,
Juárez, 1964). Estos documentales, uti- social y económica que estaba sopor- la estructura y la mentalidad de la Argentina tradi-
lizando un montaje deudor de la tradi- tando un amplio sector de la sociedad. cional” (Altamirano, 2007: 62).
ción intelectual soviética de Sergei La necesidad de un discurso más com- 17. El comentario de la voz over en estas tres obras
Eisenstein y Dziga Vertov, dan cuenta, plejo y elaborado deriva en la adop- difiere del tono explicativo y retórico de los docu-
de forma prematura y metafórica, de ción del largometraje como formato mentales expositivos, incursionando en el campo
mundos surcados por la violencia: las de expresión. Los nuevos largometra- de los enunciados poéticos. El cortometraje de
villas miseria y los mataderos.18 Los fil- jes documentales articulan sus relatos Nemesio Juárez es un cabal exponente de esta ten-
mes de Kohon y Ríos tienen la particu- a partir de dos grandes ejes diferencia- dencia dado que el discurso del narrador retoma el
laridad de construir campos semánti- dos: la mostración inicial de una situa- poema “Los que trabajan” de José Luis Mangieri.
cos enfrentados y antagónicos: los que ción de inequidad e injusticia social y 18. La violencia también está presente en Los que
tienen la riqueza y los que viven en la una instancia posterior en la que se trabajan; se construyen, mediante el montaje,
miseria, los que gozan de los benefi- proponen los métodos o vías para res- oposiciones entre el mundo sano y esforzado de
cios de la modernidad y los que sufren tituir el equilibrio, para torcer el rumbo los trabajadores y el despiadado y mortal de los
el subdesarrollo, los que disfrutan de de los acontecimientos. De esta mane- objetos de guerra (misiles y cañones).
una vida despreocupada y los que ra, el género empieza a funcionar 19. Marrón: herramienta similar al machete que
resisten el escarnio del marrón,19 los como una herramienta puesta al servi- se usa en los mataderos para matar a los animales.
que castigan y los castigados. Desde la cio de un actor social específico. El 20. No es casual que esta construcción particular
imagen se empieza a divisar la cons- sujeto al cual este tipo de documental se encuentre más acentuada en las obras de
trucción de dos mundos antagónicos interpela (recuérdese la proclama de Humberto Ríos y Nemesio Juárez, ambos realiza-
e irreconciliables franqueados por la La hora de los hornos: “todo espectador dores que se inclinarán, años más tarde, hacia la
violencia.20 es un cobarde o un traidor”) es más producción de cine de intervención política mili-
restringido e identificable: se trata de tando en sectores de la izquierda peronista.
Segunda etapa: 1966-1969 un par, de un compañero de lucha, ya
Método, transformación y compromiso no de un espectador universal y des-
Finalizada una primera etapa de comprometido. Octavio Getino
registro y diagnóstico, se percibe una
transformación en los filmes docu-
mentales. El posicionamiento político
resulta cada vez más explícito, pero
no se abandona aún el perfil expositi-
vo y didáctico de la primera etapa. La
radicalización de los discursos
comienza a sentirse en plena dictadu-
ra del general Juan Carlos Onganía,
cuando el campo de la izquierda,
incluido el peronismo, comprende
cabalmente que la clausura de la vida
política es irreversible y emprende un
proceso de sistemático rechazo de la
tradición liberal y democrática (Rome-
ro, 2001: 166-170). De esta manera, en
el imaginario político de la izquierda,

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mitad un discurso plagado de informa-


ción, documentos y registros visuales25
de la situación nacional: subdesarrollo,
neocolonialismo e injusticia social. Apa-
rece una preocupación pedagógica
por explorar la historia argentina extra-
yendo los datos y símbolos necesarios
para sustentar un determinado discur-
so ideológico y la opción revoluciona-
ria planteada por los autores en la
segunda mitad de la narración. México,
la revolución congelada también acude
a imágenes de archivo para realizar su
particular interpretación de la revolu-
ción mexicana26 y brindar los argu-
Raimundo Gleyser Esta etapa, retomando los concep- mentos sociales e históricos que
tos de Nichols, se caracteriza por un desembocan en un presente desola-
21. Las aproximaciones al filme del presente trabajo abordaje que privilegia la modalidad dor. Sin embargo, la innovación más
se basan solo en su primera parte: “Neocolonialismo reflexiva del documental, centrada en importante del filme es su trabajo con
y violencia”. los procesos de negociación entre los testimonios. Mediante la pericia
22. Colectivo cinematográfico fundado por Fer- cineasta y espectador, planteándose obtenida por su formación periodística,
nando Solanas y Octavio Getino en el que colabo- en el filme “esas delicadas cuestiones Raymundo Gleyzer expone las contra-
raron cineastas como Pablo Szir y Gerardo Vallejo, de la representación, la objetividad, el dicciones ideológicas latentes en el
entre otros. realismo, su misma condición de ser seno mismo de la sociedad y de las cla-
23. Como indicamos más adelante, no es posible algo construido y no una evocación ses más humildes. Nuevamente, se per-
reconocerle un estatus documental convencional al directa de la realidad” (Weinrichter, cibe una preocupación constante por
filme de Gerardo Vallejo, dada la utilización recu- 2004: 44). el registro, la mostración y el diagnósti-
rrente de elementos ficcionales para construir una Las obras más representativas de co, heredada de la primera etapa, junto
narración a partir de fragmentos de lo real. O sea, la esta etapa son La hora de los hornos21 a la difusión de una tesis política. El
familia Reales existió realmente fuera de la película (Grupo Cine Liberación, 1968),22 Méxi- camino hacia la muerte del viejo Reales
de Vallejo, de hecho, el director había rodado una co, la revolución congelada (Raymundo también puede ser enmarcada en esta
primera aproximación documental sobre sus vidas Gleyzer, 1969) y El camino hacia la etapa, aunque presenta algunas dife-
en el cortometraje Las cosas ciertas de 1965, tam- muerte del viejo Reales23 (Gerardo Valle- rencias de estilo respecto a las dos pelí-
bién producido en el marco de la Escuela Docu- jo, 1968-1971). Documentales comple- culas precedentes. En primer lugar, se
mental de Santa Fe, de la cual era alumno. jos y disímiles, si bien excede este tra- trata de una reconstrucción documen-
24. La teoría de la dependencia, en auge en ese bajo un análisis detallado de los tal fuertemente atravesada por la fic-
momento, es otra base teórica e ideológica fácil- mismos, es importante considerar algu- ción para delinear a los personajes. En
mente reconocible en el filme de Solanas-Getino. nas de sus particularidades. En primer segundo lugar, la mirada histórica es
25. Para un análisis formal más amplio consultar: lugar, los tres filmes tienen una impron- reemplazada por un análisis antropoló-
Trombetta, Jimena y Wolkowicz, Paula, “Un ensayo ta historicista, base para sostener su gico y sociológico de los personajes y
revolucionario. Sobre La hora de los hornos del discurso y su tesis. En La hora de los hor- su relación con el entorno. Si bien la
Grupo Cine Liberación” en Lusnich, Ana Laura y nos, hay una lectura de la historia exhortación y el posicionamiento polí-
Piedras, Pablo, Una historia del cine político y social argentina anclada en la vertiente revi- tico están más vedados que en las pelí-
en Argentina, Buenos Aires, Nueva Librería (en sionista de la época, representada por culas anteriores, el documental,
prensa). Las autoras avanzan en la idea del ensayo autores como Juan José Hernández mediante la construcción de un siste-
y el collage cinematográfico para definir la modali- Arregui, José María Rosa y Jorge Abe- ma de personajes arquetípicos con los
dad narrativa del filme. lardo Ramos.24 Aunque el posiciona- hijos del viejo Reales, explicita su pos-
26. Influenciada por la perspectiva político-ideoló- miento político se encuentra bien defi- tura: “Ángel, peón golondrina, soporta
gica de Raymundo Gleyzer, militante del Partido nido desde los primeros minutos, el su destino; Mariano, policía, es un ene-
Revolucionario de los Trabajadores. documental construye en su primera migo del pueblo; en cambio, ‘el Pibe’, su

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tercer hijo, es representado como un cionó profundadamente y generó


héroe positivo que se revela desde su diversas representaciones, los sucesos
lugar de delegado gremial”. (Héctor de mayo también dividieron las aguas
Kohen en España, 2005: 501) en el terreno del cine documental. Los
Por último, los tres filmes se carac- antagonismos inscriptos en las narra-
terizan por utilizar procedimientos ciones que se proyectaban en la
retóricos que construyen tajantemente segunda etapa terminan de acentuar-
dos grupos significantes: un “nosotros” se y los cineastas pertenecientes al
y un “ellos”.27 La conformación de este campo de la izquierda empiezan a
antagonismo está acompañada por dividirse a partir de las diversas inter-
una transparente toma de posición del pretaciones que realiza cada uno, de
sujeto de la enunciación como parte acuerdo con sus objetivos políticos. El
de ese “nosotros”. Esta dicotomía está cine fue un espejo de una sociedad
apoyada por diferentes recursos del que, como señalan James Brennan y
lenguaje cinematográfico, como la Mónica Gordillo (1994: 53), “fue divi-
caricaturización del enemigo a partir diéndose cada más en sus perspecti-
de juegos con la imagen y la música, vas y prácticas políticas entre los con-
los comentarios de voz over y voz off y ceptos de pueblo-antipueblo y
el montaje dialéctico. peronista-antiperonista, una polariza-
p ción que impidió el diálogo y compro-
Tercera etapa: 1969-1974 miso político mediante los canales
Militancia y exilio constitucionales”.
La tercera etapa está definida por la Dos documentales abordan frontal- 27. El antagonismo social y político, tal como se
radicalización del posicionamiento mente el Cordobazo: Argentina, mayo configura en estos filmes, encuentra varios puntos
militante como principio constructivo de 1969: los caminos de la revolución de relación con las dos imágenes opuestas del país
del documental, en detrimento del (DD.VV., 1969) y Ya es tiempo de violen- que Gino Germani postulaba reconocer en un ar-
registro, la descripción y la documen- cia (Enrique Juárez, 1969). La urgencia tículo de 1963. La primera, definida en estos docu-
tación de situaciones conflictivas. La y la clandestinidad son dos claves del mentales como el “ellos”, es la que reinó durante la
obra es entendida como un arma más período que tienen una influencia primera mitad del siglo XX: “De acuerdo con esta
de lucha y configura su espectador decisiva en la elaboración narrativa y visión, la Argentina era un país progresista, ‘europeo’,
modelo acotándolo a un grupo o clase estilística de estos filmes. En primer moderno, con un lugar natural en el marco de la
definido. El cineasta ya no se ubica lugar, en ambas obras se percibe un división internacional del trabajo que se asociaba
frente a los sujetos representados, sino parcial abandono de la investigación con sus riquezas agropecuarias inagotables” (Altami-
que se encuentra a su lado; no es histórica, antropológica o sociológica rano, 2007: 86). La segunda, en la cual se identifica
externo a las situaciones que registra, que caracterizaba las producciones de el “nosotros” de estas obras, la clasifica Germani
sino que es parte del conflicto y su las anteriores etapas. Las interpretacio- como pesimista; para esta “el país era una Nación
acción se dirige a modificar práctica- nes del Cordobazo tienen un objetivo subdesarrollada, de condición casi colonial y estruc-
mente la realidad. Retomando una vez preciso y no intentan solo concientizar tura agraria ‘feudal’ (...). Atribuía la perpetuación del
más las categorías de Nichols, esta ter- a la militancia, como sucedía en la atraso económico y social a la obra de los imperia-
cera etapa está marcada por la preemi- segunda etapa, sino provocar además lismos y la oligarquía ‘antinacional’ (y) reunía ‘a la
nencia de la modalidad participativa. su inmediata movilización e incorpora- izquierda no respetable de diferentes orientaciones
Los personajes hablan frontalmente a ción a la lucha. Argentina, mayo de (marxista, nacional, etc.) y también, aunque con
la cámara y no solo entre sí, incorpo- 1969: los caminos de la revolución es matices obviamente distintos, a la derecha totalita-
rando al documentalista para generar quizás una de las obras más funciona- ria y ultra nacionalista’” (Altamirano, 2007: 86).
una relación de verdad con su referen- les, polivalentes y misteriosas del 28. Este hecho histórico puede considerarse el
te (Weinrichter, 2004: 43). documental argentino. Desaparecida principio del fin del proyecto autoritario de las
El Cordobazo, tuvo una trascenden- durante más de treinta años y recien- Fuerzas Armadas, inaugurado en 1966 y, por otra
cia determinante en la historia política temente reconstruida, consiste en una parte, un nuevo umbral en la movilización política
y social de la Argentina.28 Así como el serie de diez cortometrajes realizados de amplios sectores sociales, especialmente de las
campo cultural y artístico se conmo- por cineastas militantes de diversas organizaciones político-militares.

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la recuperación del relato del obrero


automotriz, que no casualmente es
también utilizado por Pablo Szir en el
cortometraje incluido en el filme
colectivo.30
Otra vertiente documental caracte-
rística de la tercera etapa es la com-
puesta por los cortometrajes de Ray-
mundo Gleyzer y el grupo Cine de la
Base. En este caso, los filmes están
completamente focalizados en los
objetivos políticos de la organización a
la que el grupo pertenece. La impron-
ta, la clandestinidad y la urgencia no
están exentas de creatividad y didac-
tismo, tratándose de obras suscepti-
bles de percibirse como precarias si no
se las analiza en el contexto de su
coyuntura histórica y de sus objetivos
Escenas de Tire dié. tendencias políticas29 y otros sin ante- estratégicos. Entre las más significati-
cedentes en la militancia política. Des- vas, podemos señalar el Comunicado
29. La heterogeneidad está en consonancia con de la denuncia y el testimonio hasta la Cinematográfico del ERP nº 5 y nº 7: Swift
las matrices ideológico-culturales de los grupos experimentación vanguardista, los (1972), cuyo propósito era difundir el
guerrilleros del Cordobazo: el marxismo cristiano directores incorporan al Cordobazo en secuestro del cónsul norteamericano y
y el nacionalista. Según Altamirano (2007: 90): “la la tradición de insurrecciones de la his- presidente de la empresa Swift, Stanley
convicción común a todos ellos era que el siste- toria argentina y lo apuntalan como Sylvester; Ni olvido ni perdón (1972),
ma de dominación vigente, de tipo semicolonial, una plataforma insoslayable hacia el sobre la masacre de Trelew; y Me
reposaba en la violencia y que solo otra violencia, futuro cambio revolucionario. Los cor- matan si no trabajo y si trabajo me
que echara a andar una guerra que debía evolu- tometrajes abordan la temática desde matan (1974), sobre la lucha de los
cionar como guerra popular, podría desenmasca- distintos ejes pero con los mismos obreros de la fábrica Insud.31
rar y, finalmente, derrotar a ese sistema que explo- objetivos: Nemesio Juárez narra el rol Cabe destacar que la idea de mili-
taba al pueblo y oprimía a la Nación”. del ejército en la represión, Rodolfo tancia fue llevada por los cineastas de
30. El documental de Juárez da cuenta, con la Kuhn interpreta los sucesos desde la este período hasta las últimas conse-
narración del obrero automotriz, de lo que L. A. matriz de un siniestro cuento infantil y cuencias, costándole esto a su gran
Romero denominó “lógica de agregación”, y de la Eliseo Subiela instruye al espectador mayoría el exilio y, a otros, la vida.
conformación de un frente común que consolidó en la construcción de una molotov Entre estos últimos aparecen los nom-
el proceso de configuración de antagonismos. La casera utilizando el formato pedagógi- bres de Raymundo Gleyzer, Pablo Szir,
suma de actores de diferentes sectores del campo co de un programa de cocina para Jorge Cedrón y Enrique Juárez.
social se identificó con un objetivo común. Según amas de casa. En el filme Ya es tiempo
el autor: “Unos y otros se legitimaban recíproca- de violencia, Enrique Juárez construye Conclusión
mente y conformaban un imaginario social sor- la narración a partir de materiales Es interesante pensar en el desarro-
prendente, una verdadera primavera de los pue- heterogéneos: la voz y el relato de un llo autónomo del cine documental en
blos, que fue creciendo y cobrando confianza obrero de Ika-Renault que participó en la Argentina que se desprende de la
–hasta madurar en 1973– a medida que descubría la revuelta, la lectura de una carta de periodización realizada, más allá de los
la debilidad de su adversario, por entonces incapaz Agustín Tosco, un montaje de las imá- notables intercambios y determinacio-
de encontrar la respuesta adecuada”. (2001: 178) genes del Cordobazo y otras protestas nes que hemos observado en relación
31. Piedras, Pablo, “Cine de la Base: en busca de populares en países oprimidos. Asimis- al referente histórico. Las tres etapas
una estética militante”, en Studi Latinoamericani/ mo, se instala definitivamente la dico- mencionadas implican necesariamen-
Estudios Latinoamericanos, n° 1. Padova, Universi- tomía entre los compañeros y el ene- te transformaciones hacia el interior de
dad de Udine, noviembre/2005. migo, entre el “nosotros” y el “ellos” con la mirada documental pero, a su vez,

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Pablo Piedras

encuentran una fuerte corresponden-


cia con la serie social y los procesos de
radicalización política e ideológica del
período.32
Por otra parte, el derrotero del
documental está marcado por el cre-
ciente acotamiento del público al cual
se dirige, ya sea a nivel cuantitativo en
el momento de la recepción o en el
espectador modelo configurado en el
interior del texto fílmico. En otras pala-
bras, los cortometrajes de la Escuela
Documental de Santa Fe, así como los
trabajos de Humberto Ríos y David
José Kohon, están pensados y cons-
truidos narrativamente para alcanzar
una base amplia de difusión, com-
puesta por un público policlasista de
obreros, clase media y universitarios,
dado que los documentales solo mientras la primera apenas podía Gerardo Vallejo
débilmente imprimen procesos de expresarse debido a las diversas pre-
identificación que activen una toma siones que ejercía el régimen del dic-
de posición. Esta situación se transfor- tador Juan Carlos Onganía, la segunda
ma sensiblemente desde La hora de encontraba –en esas mismas presio-
los hornos, debido a su difusión clan- nes– un motivo para desarrollar cada
destina, a su definitiva identidad pero- vez más un discurso articulado y con-
nista y a la constante interpelación al vincente”. Entonces, los documentales
espectador a través del uso de carte- de la segunda y tercera etapas cons-
les y voz over. De cualquier manera, truyen un sistema simbólico com-
aun filmes de la segunda etapa como puesto por redes de signos positivos y
La hora de los hornos y El camino hacia negativos, siempre de índole antagó-
la muerte del viejo Reales pretendían nica, y la definición progresiva de un
llegar a una base más amplia que la enemigo al que el pueblo/espectador
militancia, a diferencia de los docu- debe enfrentar. Desde La hora de los
mentales de la tercera etapa, realiza- hornos, los nombres que el bloque
dos como una herramienta más para enemigo adopta son “oligarquía nacio-
adoctrinar, contra-informar y transmitir nal” e “imperialismo” y el de sus cóm-
contenidos a un público interesado y plices de otras clases sociales, la alta 32. Sobre estos procesos y los actores que forma-
comprometido. La instancia del juicio burguesía y, en ciertas oportunidades, ron parte de ellos, Carlos Altamirano sostiene que
crítico se halla completamente cerra- la clase media y pequeña burguesía. A “el fenómeno de la ‘nueva izquierda’ no explica sino
da hacia el interior del filme y no estos sectores se suman el Estado y las parcialmente el proceso de radicalización a que
abierta hacia el espectador como en fuerzas que de él dependen: el ejérci- asistió el país entre fines de la década del sesenta y
las etapas anteriores. to, la policía y la clase política no com- primeros años de la década siguiente. Al margen de
Para finalizar, en palabras de Gonza- prometida con un proyecto revolucio- la izquierda que se proclamaba marxista, a veces de
lo Aguilar (en España, 2005: 468): “dos nario. Los documentales políticos acuerdo con ella, a veces en competencia, brotó
claves atraviesan el cine del período posteriores a La hora de los hornos ya también en otros sectores de la cultura intelectual y
1966-1973: la búsqueda de la identi- no representan a la democracia y a política argentina el mismo espíritu de intransigen-
dad nacional en el pasado histórico y sus instituciones como un sistema en cia, la misma esperanza mesiánica y el mismo senti-
la transformación de la violencia social el cual es posible resolver los conflic- miento de una deuda con el pueblo que obligaba a
en violencia política. Paradójicamente, tos de la sociedad, acentuando así la ‘hacer la revolución’” (2007: 90).

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constitución de un imaginario de –La hora de los hornos


revolución y violencia. De esta forma, (Grupo Cine Liberación, 1966-1968)
cada documental se encarga de enjui- –El camino hacia la muerte del viejo Reales
ciar y criticar a las instituciones, postu- (Gerardo Vallejo, 1969)
lando un vínculo entre estas y las
situaciones de inequidad presentes –México, la revolución congelada
y pasadas. (Raymundo Gleyzer, 1969)
–Argentina, mayo de 1969:
Corpus filmográfico: los caminos de la liberación
–Buenos Aires (Nemesio Juárez, Humberto Ríos,
(David José Kohon, 1958) Octavio Getino, Pino Solanas, Jorge
Martín, Eliseo Subiela, Pablo Szir,
–Tire dié Rodolfo Kuhn, Jorge Cedrón,
(Fernando Birri, 1958-1960) Mauricio Berú y Rubén Salguero, 1969)
–Faena (Humberto Ríos, 1960) –Ya es tiempo de violencia
–Los 40 cuartos (Enrique Juárez, 1969)
(Juan Oliva, 1962) –El ejército
–La tierra quema (Nemesio Juárez, 1969)
(Raymundo Gleyzer, 1964) –Comunicado Cinematográfico del ERP
–Los que trabajan nº 5 y nº 7: Swift
(Nemesio Juárez, 1964) (Cine de la Base, 1972)
–Puerto Piojo –Ni olvido ni perdón
(Luis Cazes y Rodolfo Freire, 1965) (Cine de la Base, 1972)
–El hambre oculta –Me matan si no trabajo y si trabajo
(Dolly Pussi, 1965) me matan (Cine de la Base, 1974)

Referencias bibliográficas
Altamirano, Carlos, Bajo el signo de las masas, Bue- Getino, Octavio y Velleggia, Susana, El cine de las his-
nos Aires, Emecé, 2007. torias de la revolución, México, Sec. de Educ.
Brennan, James P. y Gordillo, Mónica, Protesta Púb., Dir. Gral. de Publicaciones y Medios, 2002.
obrera, rebelión popular e insurrección urbana Marrone, Irene, Imágenes del mundo histórico. Identi-
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versidad Nacional de Córdoba, 1994. mental en el cine mudo argentino, Buenos Aires,
Halperín Donghi, Tulio, La larga agonía de la Biblos, 2003.
argentina peronista, Buenos Aires, Ariel, 1994. Nichols, Bill, La representación de la realidad, Barce-
Smulovitz, Catalina, “En busca de la fórmula perdi- lona, Paidós, 1997.
da: Argentina, 1955-1966”, en Desarrollo Eco- Romero, Luis Alberto, “Política democrática y
nómico, vol. 31, Nº 121, abril-junio 1991, pp. sociedad democrática. Una perspectiva histó-
113-124. rica”, en Estudios Sociales. Revista Universitaria
Semestral. Año IV, Nº 10, Santa Fe. Argentina,
Bibliografía complementaria 1er. semestre de 1996, pp. 45-52.
Barnow, Erick, El documental. Historia y estilo, Bar- ––––––, Breve historia contemporánea de la Argenti-
celona, Gedisa, 2002. na, Buenos Aires: FCE, 2001.
Birri, Fernando, La escuela documental de Santa Fe, Weinrichter, Antonio, Desvíos de lo real. El cine
Santa Fe, Editorial Documento, 1964. de no ficción, Madrid, T&B Editores, 2004.
España, Claudio (dir.), Cine argentino. Modernidad y Wolf, Sergio (comp.), Cine argentino: la otra
vanguardias. Vol. II. Buenos Aires, Fondo historia, Buenos Aires: Ediciones Letra
Nacional de las Artes, 2005. Buena,1993.

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