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Que es la función

judicial
UNA VEZ LIQUIDADO EL PODER POLÍTICO encarnado en una sola persona,
Montesquieu, propuso la trilogía de poderes para gobernar el Estado, hoy llamadas
Funciones, entre estas, la administración de justicia, encargada del poder específico de
autoridad, dentro de los límites establecidos en la Constitución y la Ley.
Entonces, la Función JudiciaL, no es la primera, la intermedia o la tercera Función del
Estado, sino una parte del poder soberano del Pueblo, que se encarga de Administrar
Justicia, para lograr el equilibrio en la convivencia social, precautelando el bien común y
la paz colectiva, pero con independencia absoluta de las otras dos Funciones.

Objetivo Principal

El objetivo de la Función Judicial, es administrar Justicia, a través de los mandatarios


establecidos en la Ley Orgánica de la Función Judicial y la Constitución de la República,
esto es: Corte Suprema, Cortes Superiores, Cortes Distritales, Juzgados, funcionarios y
demás Tribunales de Justicia, escogidos del Cuerpo de Abogados: lógicamente con la
participación obligada de los profesionales de la Abogacía.
Administrar Justicia, es ¨ la potestad pública de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, en
una materia determinada ¨; por lo tanto, los órganos de la Función Judicial no está
revestidos de autoridad para ejercer otra actividad, que no sea la de dar a cada uno lo
suyo, dentro del mandato de la Constitución y la Ley.

Principios básicos

Entre los principios básicos, en los que se afianza la Función Judicial en el Ecuador, se
encuentran los siguientes:

a) La realización de la Justicia, sin ningún sacrificio por la omisión de formalidades.

b) La unidad de la Función Judicial, sin perjuicio de actuar en forma descentralizada.

c) Sistema arbitral, negociación y otros procedimientos alternos, para la solución de las


controversias.

d) Simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites, a través de las leyes


procesales, procurando en lo posible el sistema oral.

e) La gratuidad de la administración de Justicia, en el campo del derecho social.

f) El carácter público de los juicios, con excepción de los casos señalados por la Ley.

g) Independencia de los órganos de la Función Judicial en el ejercicio de sus funciones

h) Reconocimiento de la carrera judicial, para asegurar la estabilidad de los Magistrados,


Jueces y Servidores Judiciales.

i) Sanción a Jueces y Magistrados por el retardo injustificado en el trámite de los juicios.

Los fundamentos en los que descansa la Función Judicial en el Ecuador, constituyen un


invalorable manojo de enunciados teóricos, que jamás se han podido poner en práctica
por falta de autonomía e independencia de esta alta Función del Estado; que a la postre
se ha convertido inexorablemente, en simples aspiraciones utópicas que de tiempo, se
pierden para ser reemplazadas por otros.

Preparación técnica, cultural y moral

Si se toma en cuenta, los principios básicos de la Función Judicial, consagrados en la


Constitución política del Estado, no cabe duda que el elemento humano fundamental con
el que se debe constar para cumplir con el mandato de administrar justicia, es
únicamente el Abogado, lejos de que, no se podría hablar de Magistrados, Jueces y
Servidores, porque para administrar justicia, el abogado debe estar preparado técnica,
cultural y moralmente, a fin de cumplir con esa misión con decoro y capacidad;
lamentablemente han sido el Legislativo y el Ejecutivo - representados por personas
extrañas a la Abogacía- quienes han interferido en esta difícil y delicada actividad, tanto
en la designación del más alto Tribual de Justicia y apropiándose de sus presupuesto.
Los que no estudiaron derecho, por más buena voluntad que tengan en colaborar con la
Función Judicial, nada podrán hacer por ella, que no sea el respeto incondicional, para
que la administración de Justicia, actúe sin interferencias ni presiones, para que
democráticamente se pueda hablar de una alta y respetable Función Judicial, a la que
deberían someterse las otras dos Funciones cuando se trate de la Justicia.

Quienes integran la Función Judicial

La Norma Suprema del Estado, determina con claridad y precisión que la Función
Ejecutiva es ejercida por el Presidente de la República y además está integrada por el
Vicepresidente, Ministros de Estado y CONADE; que la Función Legislativa es ejercida
por el Congreso Nacional, integrado por Diputados Nacionales y provinciales; pero, no
es clara ni precisa cuando se refiere a la Función Judicial; limitándose vagamente a
expresar que, el ejercicio de la potestad judicial, corresponde exclusivamente a
magistrados, jueces y tribunales determinados en la Constitución, las leyes y en los
tratados internacionales.

Organos de la Función Judicial

Según la última codificación de la Constitución del Estado, en forma general, los


órganos de la Función Judicial son los siguientes:
- Una Corte Suprema, integrada por 31 magistrados; once Tribunales Distritales; cinco
de lo Contencioso Administrativo y seis de lo Fiscal, en total con treinta y tres
magistrados; dieciocho Cortes Superiores, en igual número de Distritos, con cincuenta y
cuatro magistrados; Cuarenta y uno Tribunales Penales, con ciento veinte y tres jueces;
cuatrocientos cincuenta y ocho juzgados de primera instancia, divididos en: ciento doce
penales; doscientos cuarenta y cinco civiles; treinta de inquilinato, diecinueve de trabajo
y cincuenta y dos de tránsito; pero se debe aclarar que la Carta Fundamental, no
determina el número de judicaturas, con excepción de la Corte Suprema de Justicia; pues
las demás, según la Ley Orgánica de la Función Judicial, se deben crear de acuerdo a las
necesidades del País.
En total, seiscientos noventa y nueve burócratas encargados de juzgar, a los que se
suman secretarios relatores, secretarios de juzgados, oficiales mayores, auxiliares y
porteros que existen en cada Sala, Tribunal o Judicatura; pero a éstos, también se suman
otros burócratas menores, como alguaciles, depositarios judiciales inevitablemente todo
el Cuerpo burocrático que integra el aparato administrativo de la Función Judicial, cuyos
miembros no necesitaban ser abogados obligadamente.
A todos los burócratas mencionados, se suma el respetabilísimo cuerpo de abogados, del
País, que la Constitución no lo toma en cuenta como órgano de la Función Judicial,
aunque en su Art. 128, sí exige que para ocupar el cargo de magistrado, se debe tener el
título de doctor en Jurisprudencia.

Vacío constitucional

El vacío constitucional, llena la Ley Orgánica de la Función Judicial, cuando determina


como imperativo absoluto, contar con el abogado o doctor en jurisprudencia para
integrar a los órganos judiciales, delimitando además sus derechos, obligaciones,
sanciones, jurisdicción y competencia, mandato con el que la propia Ley, integra al
Abogado como miembro imprescindible de la familia judicial del Ecuador.

Los abogados y doctores en jurisprudencia

Así queda claro, que la Función Judicial, está integrada por todos los abogados y
doctores en jurisprudencia, tengan nombramiento del Estado o no, porque
potencialmente, todos los abogados estamos en posibilidad de integrar los órganos de
esta respetable Función del Estado, aún como servidores judiciales o funcionarios
administrativos.
En verdad, abogados y doctores en jurisprudencia estamos emparentados
espiritualmente, porque todos recibimos una misma formación, unida a la Universidad y
a la Justicia por un sólo cordón umbilical, aunque en diferentes épocas y circunstancias
de nuestra vida; situación que ha lanzado a muchos a la indiferencia y al desdén de no
reconocer este parentesco; y, a muy pocos, a soñar con la unidad de todos los colegas, a
través de un abrazo desde el lugar y puesto en que nos encontremos.
Existen otros funcionarios que integran la Función Judicial, aunque no los contempla la
Constitución ni la Ley, como son los representantes del Ministerio Público y otros
funcionarios que pueden ser primos hermanos, hermanos políticos y aún ¨ padrastros ¨ de
la familia judicial, a quienes debemos integrarlos, para hacer más respetable a esta Gran
Familia, para rescatarla de las garras de las otras Funciones del Estado.

Reforma judicial

La reforma judicial se refiere a aquellos procesos orientados a la modernización o


transformación de instituciones judiciales, y necesariamente implica cambios en los
aspectos materiales o culturales de éstas.

Este concepto, para mi gusto, resulta problemático llevar a cabo una reforma judicial
sino es que se toma en cuenta conceptos de organización y estructura y por otro lado un
concepto cultural, es decir, que se deberá tomar en cuenta tradiciones, costumbres y
creencias que deberá responder en última instancia a la institución como un todo
razonable.

Es por ello que el término de “reforma judicial” casualmente toca a cualquiera de las
siguientes tareas:

La primera incluye aquellos procesos que llevarán a la eventual transformación de la


estructura de los tribunales, número de jueces, localización, gobierno, presupuesto; la
segunda estará enfocada a los diferentes cursos de acción que estas instituciones pueden
tomar para cumplir sus labores, manejo de casos, tipo de juicios, administración del
tribunal, capacitación; y la tercera es la que se refiere a las reformas a leyes procesales,
así como al modo específico en que los funcionarios judiciales entienden su función y
llevan a cabo sus obligaciones.

Para analizar un proceso de reforma judicial, se torna necesario distinguir entre los
objetivos que se buscan alcanzar como son la independencia, accesibilidad, parcialidad,
eficiencia, objetividad, certeza, y las variables entre otras las estructurales, operativas,
procedimentales y subjetivas involucradas en el logro de dichos objetivos. En
consecuencia, la herramienta ideal para el estudio de un proceso institucional de cambio
–como lo es la reforma judicial– es un modelo de análisis mixto, tanto inductivo como
deductivo.

La gran variedad de arreglos institucionales que conforman un sistema judicial puede


producir diferentes resultados en el modo en que opera la judicatura. Un ejemplo muy
claro es que una institución judicial de carácter urbano tiene problemas muy diferentes
que una de carácter rural. Por lo tanto, es necesario tomar en cuenta estas variables para
poder realizar un estudio comparativo apropiado.

Este artículo pretende desarrollar un método comparativo útil para medir cómo está
funcionando el proceso de reforma judicial en diferentes sistemas jurisdiccionales. El
modelo teórico está basado en los tres principios que rigen la actividad judicial en una
democracia occidental (independencia, eficiencia y accesibilidad) y en la gran cantidad
de variables (agrupadas en estructurales, procedimentales, operativas y subjetivas) que
experimentalmente se ha observado que responden a dichos principios. Usando la
experiencia de analizar la reforma judicial en los 32 tribunales estatales mexicanos,
trataremos de presentar para Puebla, un proyecto original y sencillo que sea modelo de
comparación para otras instituciones judiciales.

Estos valores se forman con la sola aplicación de un sistema de normas jurídicas, es


decir, que al implementarse una normatividad de las características del derecho se hace
posible la sistematización de conductas previstas en los supuestos de las normas lo que
trae como consecuencia la producción de un orden.

Recordando a Norberto Bobbio, él definió el ordenamiento jurídico como una totalidad


ordenada compuesta por normas compatibles, unidas en relación con una norma
fundamental. Coincido con su apreciación.

Como hemos mencionado, la eficiencia en la judicatura puede considerarse como una


búsqueda para lograr el mejor desempeño con los menores costos posibles. Una gran
variedad de medidas que están diseñadas para obtener el difícil equilibrio entre
desempeño y costo entran en este principio. Generalmente hay una tensión permanente
entre estas dos metas y es muy probable que una acción que ayude a mejorar el
desempeño tenga un impacto negativo en los costos y viceversa.

Durante el proceso de reforma judicial que empezó en la década pasada en tribunales


estatales mexicanos, los temas relacionados con la eficiencia fueron los que ocuparon la
mayor parte de la atención de los funcionarios judiciales. Y entre ellos, la disminución
del tiempo que se tarda en decidir un asunto en la que concentra la mayoría de los
esfuerzos. Cualquier discusión que involucre a la judicatura se refiere a lo que se ha
alcanzado o falta por hacer para reducir el tiempo necesario para terminar un juicio.

Moreno Valle tendrá que convocar a toda la sociedad, pero en especial al foro
poblano a fin de entrarle de a de veras a una gran reforma judicial que beneficie a
todos y que nos eleve a los niveles de cultura jurídica a los que estamos
acostumbrados, antes de este gobierno. Funcionarios del Poder Judicial de La
Araucanía paralizaron por reajuste salarial

Un paro de brazos caídos por 2 horas protagonizaron los funcionarios del Poder
Judicial de La Araucanía, sumando un total de 400 asociados que se plegaron a la
movilización en apoyo a las negociaciones de la ANEF por el reajuste salarial que
gestiona con el Gobierno.

Desde ministros de Corte, pasando por jueces, actuarios y secretarios de tribunales, se


plegaron al paro de brazos caídos que durante dos horas realizaron cerca de 400
empleados del Poder Judicial en las provincias de Cautín y Malleco.

El movimiento se originó en apoyo a las gestiones de reajuste salarial para el sector


público que realizan los dirigentes de la ANEF, organización a la que se encuentran
adheridos los funcionarios de Justicia, señaló el presidente regional de la organización,
Pedro Ponsot.

En la actual negociación de reajuste para el sector público, a diferencia de años


anteriores, se incluyen a todos los trabajadores del Poder Judicial, lo que incluye a
ministros y jueces, que antes no eran considerados en los petitorios de reajuste por tener
ingresos que superaban el promedio de los asalariados, lo que ahora es transversal para
el sector público.

Recordemos que la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), y la Central


Unitaria de Trabajadores (CUT), ante la negativa del Gobierno de acceder al reajuste de
un 8,9% y ofreciendo sólo un 3,7%, están llamando a un paro nacional para el próximo
24 de noviembre, del cual también tomarían parte los trabajadores del Poder Judicial
entre otros.

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