You are on page 1of 3

RESUMEN TEMA 1

INTRODUCCIÓN
En 1788, tras la muerte de Carlos III, accedió al trono su hijo Carlos IV, el modelo del Antiguo
Régimen permanecía intacto. Un año después, la Revolución francesa de 1789 trastocó el viejo orden e
inició un proceso que en poco más de cuarenta años derrumbó el Antiguo Régimen en Europa
Occidental y abrió paso al liberalismo político, al capitalismo y a la sociedad de clases.
Las ideas revolucionarias francesas y los principios liberales fueron expandidos por Europa por los
ejércitos de Napoleón. En 1808, España fue invadida por estos ejércitos. La ocupación francesa hizo
irreversible la crisis del absolutismo y abocó a España a una guerra contra el invasor en la que se mezcló
la defensa de la monarquía tradicional con las ideas de libertad. La Constitución de 1812 fue un fiel
reflejo de muchos de esos principios liberales.

ANTECEDENTES
El estallido de la Revolución francesa en 1789 significó el cambio de relaciones "entre España y
Francia. Los sucesos revolucionarios, que coincidieron con el comienzo del reinado de Carlos IV en
España, provocaron un auténtico pánico; rápidamente tanto Floridablanca como Aranda, ministros de
Carlos IV, tomaron medidas para impedir que el brote revolucionario "contagiase" a la Península.
Tras la destitución de ambos, toma el poder el valido Manuel Godoy, que dirigirá la política española
desde 1792 hasta el final del reinado. La muerte de Luis XVI en la guillotina en 1793, provoca como en
otros países la declaración de guerra al gobierno revolucionario francés. El resultado para España fue la
firma de la Paz de Basilea (1795).
Sin embargo, al entrar el país vecino en una fase moderada con el golpe de Estado de Termidor, se
produce un cambio en la política de Godoy; los barcos ingleses siguen hostigando al comercio español lo
que decide al valido a firmar el Tratado de San Ildefonso(1796). Este tratado era la vuelta a la tradicional
alianza con Francia confirmada con los anteriores Pactos de Familia.
La llegada al poder de Napoleón como emperador (1804) suponen nuevos pactos en los que España se
ve obligada a intervenir, la derrota de Trafalgar (1805) es un ejemplo de esta situación. Ante el decreto
napoleónico de Bloqueo Continental contra Inglaterra y la decidida oposición de Portugal, Napoleón
recurre a Godoy y por el Tratado de Fontainebleau (1807), España dejaría pasar las tropas francesas hacia
Portugal, una vez conquistado, éste quedaría dividido entre España y Francia.

Ejércitos franceses, al mando del general Murat, van ocupando las principales plazas españolas. Esta
situación provoca el desconcierto y la indignación de la población que serán aprovechados por el príncipe
Fernando y sus partidarios. De esta forma, se produce en 1808 el Motín de Aranjuez, que provoca el
encarcelamiento de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando.

Cuando Fernando es proclamado rey, Napoleón idea una estratagema para llevarlo a Bayona. Allí, se
produjeron vergonzosas escenas entre Carlos IV y su hijo que culminaron con las abdicaciones de
Bayona, es decir, la renuncia de la Corona a favor de Napoleón. Poco después, éste otorgó la corona a su
hermano José.

DESARROLLO
El traslado por parte de los franceses del resto de la familia real a Francia, provocó los sucesos del dos
de mayo, en los que multitud de madrileños se sublevaron contra las tropas francesas. La participación
popular fue total, sólo un grupo de militares (Ruíz, Daoiz y Velarde) se sublevó en el Parque de Artillería.
La represión francesa fue brutal. El resultado fue el comienzo de la Guerra de la Independencia (1808-
1814).
El desarrollo del conflicto podemos estructurarlo en una serie de etapas:
Hasta finales de 1808. La sublevación se convierte en guerra abierta y la resistencia toma la forma de
sitio (como Gerona y Zaragoza). El ejército francés tuvo que rendirse en Bailén (julio 1808), lo que
provocó la entrada en España del propio Napoleón al frente de un gran ejército.
Desde finales de 1808 hasta 1812. Fase caracterizada por la hegemonía militar francesa y la actuación
de la guerrilla. El avance francés fue contundente, lo que provocó que la Junta Central se refugiara
primero en Sevilla y después en Cádiz. La mayor parte del territorio estaba ocupado por los franceses.
Tropas inglesas, bajo el mando de Wellington, intentaban, avanzando desde Portugal, frenar a Napoleón.
Uno de los grandes problemas militares de Napoleón en España fue la guerrilla. Las partidas guerrilleras
eran grupos formados por antiguos soldados, voluntarios civiles y hasta bandoleros, que atacaban por
sorpresa al enemigo en acciones rápidas, valiéndose del conocimiento del terreno y de la complicidad de
la población civil. Los franceses dominaban las ciudades pero el campo fue controlado por estas partidas.
Entre 1812 y 1814. Se caracteriza por la pérdida de posiciones de los franceses, embarcados en la
campaña de Rusia. El frente ruso obligó a Napoleón a retirar tropas de España, lo que fue aprovechado
por las tropas anglo-españolas. Las victorias en Arapiles, Vitoria y San Marcial obligaron a Napoleón a
firmar el Tratado de Valençay (diciembre de 1813). Este tratado ponía fin a la guerra y reconocía a
Fernando VII como rey de España.
Todas estas circunstancias, provocaron un vacío de poder en España que se vio llenado por una serie
de Juntas Provinciales organizadoras de operaciones militares como el nuevo gobierno. La acción
conjunta de las Juntas de Sevilla y Granada, permitió por ejemplo la victoria de Bailén, esta misma
victoria propició la creación de una Junta Central con sede en Aranjuez. Sin embargo, el avance francés
de la segunda etapa de la guerra de la independencia obligó al traslado de esta Junta hacia Sevilla y con
posterioridad a Cádiz, ya que esta era la única ciudad no ocupada por los franceses.
No fue ninguna casualidad que en Cádiz se produjese el cambio revolucionario que significó el triunfo
del liberalismo. La ciudad andaluza, había sido sede de la Casa de Contratación durante parte del siglo
XVIII, por lo que el flujo de la clase burguesa de intereses mercantiles, unido a la seguridad de la que
gozaba, debido a la defensa ofrecida por Inglaterra, fue el motivo de la convocatoria de las Cortes en
territorio gaditano.
Las Cortes fueron convocadas por el Consejo de Regencia, formado por la antigua Junta
Central trasladada a Cádiz, de forma extraordinaria debido a la confusa situación en la que había
quedado la Corona española.
Un problema inicial de este nuevo organismo, consistió en que la ocupación francesa del
territorio español retrasó la llegada de algunos diputados, siendo sustituidos incluso por
residentes gaditanos. Además, el Decreto de 1810, el mismo por el que se convocaban las
Cortes, establecía que la representación se realizaría sin la tradicional división en estamentos,
formándose una Cámara única. Este hecho, provoco la escasa representación de algunos sectores
como el clero y la nobleza, ya que estaban a la espera de la convocatoria de una segunda Cámara.
La composición de las Cortes fue muy especial debido a la diversidad ideológica y social. En primer
lugar, el parlamento quedó dividido en absolutistas, quienes rechazaban la creación de las Juntas
Provinciales y una nueva orientación política y apoyaban al absolutismo, en ilustrados, partidarios de la
soberanía compartida entre las Cortes y el rey y la tradicional división en estamentos, y en otro sector
claramente revolucionario, defensor de una ideología liberal apoyada en los principios de soberanía
nacional y separación de poderes. Según éste, las abdicaciones de Bayona rompieron el pacto político
entre la monarquía y el país, por lo que el pueblo reasumió la soberanía para defenderse del invasor. En
consecuencia, las Juntas tenían un claro fundamento legal.
En cuanto a la composición social de las Cortes podemos mencionar lo siguiente, la variación del
número de diputados a lo largo de las sesiones debido a la ocupación francesa fue determinante, además
la diferencia de edad observada entre éstos siendo los absolutistas mayores que los liberales. Respecto a
la representación de las diversas profesiones, hay que destacar la abundancia de diputados eclesiásticos,
no por su representación del estamento en sí, si no por que eran representantes de municipios y villas. Los
aristócratas son minoría mientras que un número importante de diputados pertenecían al pueblo llano,
aunque no existe representación del campesinado y de la burguesía comercial fue algo escasa, mientras
que el número de funcionarios fue muy importante.
La composición de las Cortes por tanto, no representa la España de 1808, sino una mucho más
avanzada y por delante del pensamiento del pueblo español en aquella época.
La principal labor de las Cortes fue la elaboración de la Constitución de 1812 que representa las
aspiraciones liberales para conseguir una sociedad más justa con igualdad legal para todos los
ciudadanos. Este documento tuvo una clara influencia de la Constitución francesa de 1791, pero con
algunas diferencias, la principal de ellas la declaración del Estado como católico, sin libertad de culto.
La soberanía reside en la nación, (artículo 3) y queda establecida por la separación de los tres poderes
en ejecutivo, legislativo y judicial.
El poder legislativo reside en las Cortes con el rey, y goza de poderes amplios como la elaboración de
leyes, decisiones respecto a la corona, tratados internacionales... Las Cortes quedarían constituidas por
una sola Cámara, tanto por el ejemplo francés como por el temor de que una alta cámara boicotease las
reformas aprobadas en la cámara baja. Se elaboran algunas leyes como seguro ante el temor de que se
repitan situaciones, como la reunión anual de las Cortes por temor a su suspensión y la creación de una
Diputación permanente que velase por la observancia de la Constitución. El sufragio establecido es
universal a mayores de 25 años e indirecto en cuatro grados. Según el Estatuto de los diputados, el
mandato de los mismos es de dos años incompatible con otros cargos y gozan de la inviolabilidad e
inmunidad. Para ser elector se exige la residencia aunque para ser candidato se necesita tener una
determinada renta.
El poder ejecutivo reside en el rey, aunque las Cortes se aseguran la limitación de algunas de sus
decisiones para que no puedan repetirse los acontecimientos de Bayona, (art..172).
El monarca posee la dirección y administración del gobierno e interviene en el poder legislativo a
través de la iniciativa y sanción, poseyendo veto suspensivo durante dos años. También está prevista la
intervención de las Cortes para excluir al heredero del trono, nombrándose una regencia en caso de
minoría de edad en respuesta al Motín de Aranjuez y las abdicaciones de Bayona.
Además, la Constitución regula la función de los ministros cuyo refrendo es necesario para todas las
decisiones del rey, y fija el Consejo de Estado como principal órgano consultivo del rey en lugar de las
odiosas camarillas palaciegas.
El poder judicial, en cambio, reside en tribunales de justicia independientes, que prohíben cualquier
intervención de las Cortes y del Rey. Estos tribunales aseguran los principios fundamentales del estado
liberal: igualdad ante la ley, códigos únicos en materia civil, penal, criminal y comercial, inamovilidad de
los jueces, y garantías de seguridad a los ciudadanos.

Además de otros derechos individuales como el derecho a la propiedad, igualdad ante la ley, libertad
de expresión e imprenta y educación elemental entre otros, otra labor de las Cortes previa a la
Constitución fueron los decretos. Entre ellos destacan la centralización administrativa siguiendo el
modelo francés, la abolición de la Inquisición, la libertad de imprenta, la implantación de la libertad del
trabajo según los principios liberales que provocaron la eliminación de los gremios, la ley de reparto de
tierras y desamortización de propiedades religiosas, la abolición de los privilegios políticos y económicos
característicos de la sociedad estamental, y finalmente, la supresión de los señoríos jurisdiccionales y
limitación de los mayorazgos y vinculaciones.
En resumen, las Cortes de Cádiz representan el cambio de ideología española a principios del siglo
XIX. La difícil situación que vivían los españoles en la primera década de este siglo se debió
fundamentalmente a la guerra contra Francia, al desmoronamiento de la sociedad estamental y al
desprestigio de la monarquía anterior. Por tanto la creación de la Constitución representa la necesidad de
cambio de un sistema absolutista por otro liberal dentro de las tendencias vigentes en Europa en estos
momentos.
Esta Constitución que incluye todos los principales fundamentos liberales va a significar un cambio de
forma de gobierno, sociedad y forma de pensamiento a favor de la burguesía. Consideradas desde este
punto de vista, las leyes promulgadas en Cádiz significan para ésta un claro acceso a una situación de
preeminencia dentro de la sociedad. Sin embargo todas estas leyes quedaron anuladas por la vuelta al
absolutismo de Fernando VII, pero a pesar de esto se convertirán en referente obligado para todas las
futuras Constituciones españolas.

You might also like