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Tal vez fuiste criado en un entorno donde se acostumbraba posponer todo. En general la cultura en la que vivimos tiene este
hábito de postergar siempre. Escuchamos con frecuencia frases como: "lo hago mañana", "mañana veo", "después te llamo",
"después te digo", “cualquier cosa te aviso” y postergamos.
Pensamos que en el futuro se van a concretar las cosas, que en el futuro me encontraré con la felicidad.
"No hice el curso de computación pero de todos modos creo que aprenderé a manejarla porque voy al “cyber” seguido y algo
voy agarrando, eh…” Lo que en realidad debo hacer es ponerme las pilas y anotarme en el curso, ir al dentista, empezar el
discipulado, o sea, sentirme capaz de hacer lo que sea.
Cuando pensamos que la felicidad va a venir en el futuro y postergo, estoy matando el presente.
"No hago nada porque estoy esperando mi felicidad que venga mágicamente" “Que Dios haga el milagro, yo espero…”
Para todos aquellos que dejaron para después sus estudios, que pospusieron cosas, la pregunta es ¿alguna vez lo
terminaron?
Cuando me propongo algo, de inmediato debo actuar; porque si pospongo me sentiré fracasado.
La frustración que experimentamos al posponer cosas es grande y hay quienes tienen una cadena de cosas postergadas (una
tras otra) y su frustración es mayor.
Mito I: “Si empiezo algo tiene que ser excelente, sino no hago nada”.
Muchas veces pensamos así, y aun se lo enseñamos a nuestros hijos: "Mirá nena, si hacés algo hacelo excelente o no lo
hagas". ¡Esto es un engaño! Cuando empezamos algo no siempre será perfecto de inmediato. No siempre veremos la
excelencia de inicio. Todo tiene su proceso y debemos aprender a pasar por las instancias en que las cosas “no se ven
excelentes”. (Zacarías 4:9,10)
Por otra parte, generalmente, cuando empezamos algo, lo hacemos con mucha alegría, se lo contamos a todo el mundo. Es
que es algo que decidimos y eso nos da felicidad. Arrancamos con muchas fuerzas. Pero a medida que pasa el tiempo el
entusiasmo se va perdiendo, la energía desaparece y entonces (como ya no se siente tan lindo, tan excelente), decimos: "Y
bueno..., lo hago más adelante".
Cuando ya no está la motivación del principio decís: "el año que viene", "Quizás ahora no es el momento de Dios" (excusas).
Mito II: (Como todavía no veo el resultado final, como todavía falta, entonces pienso: “sólo perdí tiempo”).
Cuando Pedro negó a Jesús -dice la Biblia- que salió afuera y lloró amargamente. ¿Cuántas veces hemos llorado
amargamente? Muchos conocemos muy bien la experiencia de Pedro, sabemos qué sintió.
Pedro no entendió que estaba pasando por un proceso al lado del Gran Maestro que lo estaba transformando en otra persona,
que estaba sacando el potencial que tenía adentro.
Pedro pensó: "Todo el tiempo que pasé con Jesús fue tiempo perdido; al final no era como yo pensaba, como me imaginaba".
En medio del proceso de cada cosa que decidamos hacer, habrá momentos en los que caeremos, habrán problemas,
dificultades, pero te estarás formando en la persona que Dios quiere que seas. (Jer 18:6. Is 44:21)
Aprendé a levantarte de cualquier dificultad. (Eso se aprende en el proceso). Aprendé a aprender. En vez de aguantar el
proceso, disfrutá el proceso.
Muchas veces uno ve (sobre todo en las mujeres) que: todas quieren ser perfectas, hacer todo bien en la vida, y -dicen- "si algo
no me sale bien me pongo loca". Desterrá este concepto. Es un mito.
En la vida hay crisis y uno aprende de los errores. No es “todo o nada” en la vida. Como no nos podemos perdonar las
equivocaciones no terminamos lo que comenzamos; pero Dios te dice: "Estoy contigo en el proceso".
Jesús vino a la tierra con una misión: la cruz. Sabía su meta final, pero disfruto del proceso de sanar a los enfermos, de hacer
milagros, de estar con los discípulos, de enseñar a la gente, de disfrutar de la mesa en casa de Lázaro, María y Marta
(amigos).
Disfrutá del proceso aunque las cosas no salgan como imaginás.
¿Empezaste la carrera y no te fue bien en alguna materia o tal vez no te gustaron, te aburriste, te molestaron?
Seguí adelante a pesar de la circunstancias, no abortes lo que ibas a hacer, porque sino nunca verás el final y la frustración
será más grande.
Es preferible caerse, levantarse otra vez y saber que tuviste las fuerzas de seguir adelante y estar de pie.
Todo curso, todo emprendimiento, por pequeño que parezca al principio, al final será grande porque tiene que ver con
el gran sueño de Dios para tu vida.
Lo que tiene que ver con el sueño nunca lo abandonarás, pase lo que pase, aunque vengan cosas difíciles, porque está
formando tu carácter. No permitas que tu mente diga que abandones. Mantenete firme en tu espíritu. Firme en lo q determinaste
Explicar a nuevos que sólo con Jesucristo podemos concretar el propósito de nuestras vidas, sólo con Cristo
salimos de la depresión, sólo con Cristo puede cambiar nuestra vida, nuestra flía.