LA ESTIBA: UN SUBSECTOR ESTRATEGICO
EN MANOS DE LOS TRABAJADORES
Gran parte de la problematica que
atenaza a los trabajadores portuarios radica,
principalmente, y precisamente, en el peso
decisorio que han tenido los propios trabaja-
dotes en todos los procesos y cambios que ha
venido introduciendo el Estado, por la presién
de las grandes compaiifas navieras y consigna-
tarias... Asi, en el aluvién de cambios que han
ido transformando a peor el mercado de traba-
jo durante los tiltimos treinta afios, y en el pro-
ceso de cambios que atin vivird -no nos enga-
fiemos- el mundo de la estiba portuaria y el
mundo del trabajo en general -con una clase
obrera totalmente desorganizada gracias a la
inaccién y traicién de los grandes sindicatos
mayoritarios- el factor de resistencia ante las
imposiciones externas, el poder que les conce-
de su organizacién de solidaridad de alcance
mundial, y la propia organizacién del trabajo
de estiba y desestiba, tinica en el mundo
-herencia de las viejas luchas sindicales y
sociales de principios del siglo XX-, la comba-
tividad de los trabajadores portuarios ha resul-
tado clave para congelar y mitigar los cambios
laborales y sociales que han azotado a las
capas de la sociedad més desfavorecidas.
En efecto, el miedo a un conflicto largo,
de proporciones y duracién imposibles de cuan-
tificar, con la pérdida de miles y miles de millo-
nes de euros tanto en el negocio de la importa-
cién como en el de la exportacién, ha hecho
que, sobre todo el mundo empresarial portua-
tio, en connivencia con el Estado que apoya sus
propuestas, hayan decidido plantear la reforma
a fondo del trabajo en los puertos para mas
adelante... para cuando la situaci6n les sea mas
propicia... ralentizando el poco menos que
imparable proceso privatizador, y dejando apar-
te el islote del trabajo portuario como un mal
menor. Un mal menor mientras el caos se adue-fia del gran sector del Transporte, que vive la
contradiccién entre la concentracién del volu-
men de negocio en las grandes empresas de
Transporte y Logistica, por un lado, y la miseria
y precariedad que viven los trabajadores de las
pequerias empresas o la autoexplotacién de los
mismos trabajadores auténomos.
Desde hacia siglos, y hasta principios
del siglo XX, quienes conociesen el trabajo
portuario sdlo hubiesen podido sefalarlo
como uno de los peores trabajos posibles;
aquel que desempefiaban las clases populares
més desfavorecidas de las zonas proximas a los
puertos: de hecho, las altas tasas de enferme-
dades, de accidentes y de mortalidad, fruto del
trabajo de estiba y desestiba a mano, median-
te la descarga a la espalda de
sacos -o mediante grias
guiadas mediante maro-
mas-, con productos y tripu-
laciones infectados en paises
con enfermedades descono-
cidas, desde bodegas piitri-
das con productos peligrosos
o en malas condiciones en
muchas ocasiones, reflejan a la perfecci6n el
ambiente del trabajo portuario de aquella
6poca. Incluso la forma de contratacién
podria compararse con el trabajo de los jor-
naleros campesinos: en el muelle, 0 en un
lugar predeterminado del barrio mas inme-
diato, los armadores y sus capataces acudi-
an a elegir a dedo -la “dita”— al personal
-les “colles"- que estimaban més fuerte y
resistente, mejor cualificado y mas sumiso
ante las érdenes y el salario que se les ofre-
cia. A los rebeldes se les excluia del trabajo
hasta que agachaban la cabeza y corregian
su actitud.
A finales del XIX, con el nacimiento
de la Internacional en Espafia de fuerte
influencia acrata-, y ya més tarde, a princi-
pios del siglo XX, con la fundacién de la
Confederacién Nacional del Trabajo (CNT),
los trabajadores portuarios se organizan en
secciones de estibadores a lo largo de toda