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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD RÓMULO GALLEGOS


San Juan de los Morros- Estado Guárico
Zoología

PROFESOR: BACHILLER:

Cesar Ovalles Castillo Luis

C.I: 17.395.655

San Juan de los Morros, Noviembre de 2010


TAXONOMIA Y SISTEMÁTICA

TAXONOMÍA:

La taxonomía es la disciplina biológica referida a la teoría y práctica de la clasificación de


los organismos.

La sistemática es el estudio científico de las clases y diversidad de los organismos y de


todas las relaciones entre ellos.

Actualmente ambas palabras se utilizan con el mismo sentido, y el objetivo inicial era el de
identificar, describir y delimitar especies. Actualmente los objetivos se ampliaron en gran
medida, incluyendo construir clasificaciones, reconstruir la filogenia o historia evolutiva,
realizar desarrollos metodológicos y elaborar proposiciones teóricas, proveer datos para
plantear hipótesis sobre el origen y evolución de los organismos, y proporcionar
información para aplicar en otras áreas de la biología, e incluso en medicina, agronomía,
etc.

CLASIFICACIÓN DE LA TAXONOMIA:

La taxonomía se divide en 2 ramas:

Microtaxonomía: tiene el objetivo de identificar, describir y delimitar especies.

Macrotaxinomía: su finalidad es construir clasificaciones de los taxones, y requiere de la


microtaxonomía.

La nomenclatura biológica es una disciplina ligada, realiza una proposición de principios


generales y reglas que rigen la aplicación de nombres científicos a los taxones.

Las clasificaciones en sistemática deben ser naturales (considerar numerosos atributos) y


jerárquicas. Incluye categorías taxonómicas (niveles o rangos subordinados) y taxones (un
grupo de organismos considerados como unidad de cualquier rango en un sistema
clasificatorio).

Los niveles jerárquicos de clasificación biológica constituyen la jerarquía linneana. Las


categorías se agrupan en categoría especie, categorías infraespecíficas, y categorías
supraespecíficas.

ESCUELAS TAXONÓMICAS:
1) Escuela fenética o de la taxonomía numérica.
2)Escuela cladística o sistemática filogenética.

3) Taxonomía evolutiva.

Escuela fenética:

 Clasificación con taxones según similitud aparente o global

 Filogenia irrelevante, considera taxones mono-, para- y polifiléticos.


 Intenta definir con precisión todos los caracteres observados, medir las similitudes o
disimilitudes entre taxones y describir procedimientos para esas operaciones
 Representación gráfica: fenograma
 Consideran a las especies según la teoría nominalista

Escuela cladística:

• Las clasificaciones representan el orden natural o patrón de relaciones genealógicas


de taxones(reflejan filogenias).
• Considera únicamente a los taxones monofiléticos.
• Crean algoritmos matemáticos basados en el principio de parsimonia, representados
en cladogramas (representan relaciones cladísticas o de parentesco).
• Consideran a las especies según la teoría realista.

Taxonomía evolutiva:

• Toma en cuenta tanto relaciones genealógicas como patrísticas (cantidad de cambio


evolutivo acumulado respecto al antecesor).
• Tiene en cuenta tanto taxones mono-, como los parafiléticos.
• Representación mediante árbol filogenético: cladograma donde longitud de ramas es
proporcional a cantidad de cambio acumulado.
• Consideran a las especies según la teoría realista.

CARÁCTER TAXONOMICO:

Un carácter taxonómico puede considerarse como una estructura observable de un


organismo, utilizada para distinguirlo de otros.

Son las herramientas de la construcción de las clasificaciones.

Mayr (1982) estableció que una clasificación es el ordenamiento de organismos en taxones,


sobre la base de sus similaridades y relaciones, las cuales están basadas en el estudio de sus
caracteres taxonómicos.
TAXON:

Es un grupo de organismos emparentados, que en una clasificación dada han sido


agrupados, asignándole al grupo un nombre en latín, una descripción, y un "tipo", de forma
que el taxón de una especie es un espécimen o ejemplar concreto. La ciencia que define a
los taxones se llama taxonomía.

CATEGORIAS TAXONÓMICAS:

Para clasificar los organismos, la taxonomía utiliza desde Carlos Linneo un sistema
jerárquico. En este esquema organizativo, cada grupo de organismos en particular es un
taxón, y el nivel jerárquico en el que se lo sitúa es su categoría.

En relación al taxón especie, E. Mayr (1996) hace distinción entre "el taxón" y "la
categoría taxonómica":

La palabra taxón hace referencia a un objeto concreto, zoológico o botánico, que consiste
en una población de organismos (o un grupo de poblaciones) clasificable.

La categoría especie es la clase que contiene todos los taxones del rango especie. Articula
el concepto biológico de especie biológica y viene definida por la definición de especie. El
principal uso de la definición de especie es facilitar una decisión sobre el rango de las
poblaciones, es decir, responder a la pregunta que se nos plantea ante una población
aislada: "¿Se trata de una especie completa o de una subespecie?"
Las categorías taxonómicas a las que se asocian los diversos taxones:

• Reino
• Filo (animales o plantas) o División (plantas)
• Clase
• Orden
• Familia
• Género
• Especie
• Subespecie

Hay que notar, que la asociación de un taxón a un rango determinado (categoría), es algo
relativo y restringido al esquema particular usado (sistema). Tanto es así, que es probable
que un taxón ocupe categorías diferentes según los sistemas de clasificación (organizados
por diferentes autores, criterios, etc.); generalmente, ello ocurre en el ámbito de las
categorías más abarcativas (familia, orden, clase, etc.).

TIPOS DE TAXONES:

Existen dos tipos de taxones:

• natural: se justifica por las características y la historia evolutiva de sus miembros, de


manera que puede decirse que existe en la naturaleza. La sistemática filogenética
acepta como taxones naturales a cada especie particular o a cualquier grupo
monofilético de organismos, entendiendo como tal solamente a los que forman un
clado o rama del árbol de la evolución. La mayoría de los sistemáticos aceptan
también como naturales a grupos «cajón de sastre» (grupos parafiléticos) cuyo
antepasado común encaja dentro del grupo.

• artificial: no existe en la naturaleza, es decir, grupos polifiléticos, cuyo antepasado


común no forma parte del grupo. Por ejemplo, las algas o los protozoos. Estos
grupos no tienen validez en la clasificación, pero siguen siendo utilizados para
organizar ciertas categorías de información científica por su tradición histórica.

Taxones monotípicos:

Se llama taxón monotípico al que sólo contiene un miembro de la categoría


inmediatamente subordinada. Por ejemplo, una familia que sólo contiene un género, sin que
importe cuántas especies contenga éste.

Nomenclatura de taxones:

La nomenclatura establece una terminología consensuada que permite saber, a partir del
sufijo de un taxón cualquiera, cuál es su categoría taxonómica y dar cuenta de su posición
en la jerarquía sistemática. La siguiente tabla muestra esa nomenclatura:
Categoría Planta Alga Hongo Bacteria Animal
taxonómica \ Reino Plantae Protista Fungi Prokaryota Animalia

División o Filo -phyta -mycota

Subfilo -phytina -mycotina

Clase -opsida -phyceae -mycetes

Subclase -idae -phycidae -mycetidae

Superorden -anae

Orden -ales

Suborden -ineae

Infraorden -aria

Superfamilia -acea -oidae

Familia -aceae -idae

Subfamilia -oideae -inae

Tribu -eae, ae -eae -ini

Subtribu -inae -ina


-us, -a, -um, -is, -os, -ina, -ium, -ides, -ella, -ula, -aster, -cola, -ensis,
Género
-oides, -opsis…

Por debajo de la categoría de género, todos los nombres de taxones son llamados
"combinaciones". La mayoría reciben también una terminación latina más o menos
codificada en función de la disciplina. Se distinguen varias categorías de combinaciones:

• Entre género y especie (subgénero, sección, subsección, serie, subserie, etc.), las
combinaciones son infragenéricas y binomiales
• En la categoría de especie, las combinaciones son específicas y binomiales
• Por debajo de la especie, las combinaciones son infraespecíficas y trinomiales.

Historia de la taxonomía

Los orígenes de la taxonomía

Los orígenes de la taxonomía se remontan a los orígenes del lenguaje, cuando las personas
llamaban con los mismos nombres a organismos más o menos similares, sistema que
persiste hoy en día en lo que llamamos los "nombres vulgares" de los organismos.

La taxonomía biológica como la disciplina científica que conocemos hoy en día


nació en Europa. Allí, a mediados de la Edad Media europea se habían formado
las universidades, donde se discutían temas de índole filosófica y técnica. Fue
en ese contexto donde los naturalistas se dieron cuenta de que, si bien los
nombres vulgares son útiles para el habla cotidiana, necesitaban un sistema
más universal y riguroso para nombrar a los organismos: cada especie debía
ser nombrada, cada especie debía poseer un único nombre, y cada especie
debía ser descripta de forma inambigua. Posteriormente, con la dominación
militar y cultural que una Europa revitalizada sostendría sobre el resto del
mundo, el sistema allí consensuado se extendería a todo el globo.

De la taxonomía linneana al Origen de las especies

En Europa, ya en 1583, el italiano Andreas Caesalpinus había delineado cuáles debían ser
las características de un sistema de clasificación: debía ser fácil de usar y de memorizar,
estable, predictivo y preciso. Por lo tanto existía la conciencia de que un sistema de
clasificación no sólo debía reflejar la naturaleza (lo que sea que eso significara para cada
investigador, teniendo en cuenta que no había conocimiento de la evolución en ese
momento), sino también servirle de utilidad a una comunidad de usuarios. Por un tiempo
los naturalistas hicieron algunos intentos de ordenar la información disponible sobre los
organismos y reglamentar sus nombres. Pero sin duda alguna fue en el siglo XVIII en que
la taxonomía recibió un empujón definitivo, gracias al naturalista sueco Carlos Linneo,
quien tenía la ambición de nombrar a todos los animales, plantas y minerales conocidos en
la época, agruparlos de forma que reflejen la naturaleza según sus características físicas
compartidas, y normalizar su denominación. Si bien ya había publicado trabajos más
modestos antes, fue en 1753 cuando publicó un gigantesco trabajo de dos volúmenes en que
almacenó y ordenó toda la información disponible sobre las plantas, y debido a su éxito,
terminó siendo el trabajo que definió las bases del sistema de clasificación que se utiliza
hoy en día. El libro se llamaba Species Plantarum ("Los tipos de plantas"), y estaba escrito
en latín, que era el idioma universal de la época. En ese libro las especies de plantas estaban
agrupadas en géneros (grupos de especies) según sus similitudes morfológicas. Linneo fue
uno de los primeros naturalistas en enfatizar el uso de similitudes entre organismos para
construir un sistema de clasificación. De esa forma y sin saberlo, estaba clasificando a los
organismos en virtud de sus similitudes genéticas, y por lo tanto también evolutivas. En su
libro, cada especie o "tipo de planta" era descripto con una frase en latín limitada a 12
palabras, en donde la primera de las 12 palabras siempre era el género al que pertenecía la
especie. Él propuso que esas pequeñas descripciones fueran el nombre utilizado en todo el
mundo para referirse a cada una de sus "especies". A estas pequeñas descripciones, o
polinomios, él las llamó "el nombre propio de cada especie", pero hizo un importante
agregado que había sido inventado en su momento por Caspar Bauhin (1560-1624): la
nomenclatura binominal o binomios, como el "nombre corto" de las especies. En los
márgenes de su Species Plantarum, seguido del nombre "apropiado" polinomial de cada
especie, escribió una sola palabra. Esta palabra, combinada con la primera palabra del
polinomio (todavía hoy llamada género), formaba un nombre más fácil de recordar y corto
para cada especie. Por ejemplo, la hierba de gato fue nombrada "apropiadamente" con el
polinomio: Nepeta floribus interrupte spicatus pedunculatis (en español, "Nepeta con flores
en una espiga interrumpida pedunculada"). Linneo escribió la palabra cataria en el margen
del nombre apropiado de la especie, que quiere decir "relacionada con los gatos", haciendo
referencia a un atributo familiar de la especie. Tanto él como sus contemporáneos
rápidamente empezaron a llamar a la planta con el nombre Nepeta cataria, que es el
nombre que persiste hoy en día.

La nomenclatura binominal no fue la única característica impuesta en la nomenclatura


académica europea por el éxito del libro: a la vez Linneo propuso un esquema jerárquico de
clasificación, donde las especies muy similares morfológicamente se agrupaban en un
mismo género. La categoría de género tampoco fue un invento de Linneo, de hecho, en
1694 Joseph Pitton de Tournefort ya había provisto guías para describir géneros de plantas:
los caracteres de los géneros debían ser reconocibles en todos los miembros del género y
ser visibles sin el uso de un microscopio. En lo posible, estos caracteres debían ser tomados
de la flor y el fruto. Linneo utilizó los géneros, y creía que tanto los géneros como las
especies existían en la naturaleza (eran "grupos naturales"), mientras que las categorías más
altas eran sólo materia de conveniencia humana. Esta distinción entre categoría "real" y
categoría "artificial" no era menor, ya que el creer que los géneros fueran reales (es decir,
que existen independientemente de nuestro discernimiento), guía al investigador de una
forma diferente de la que lo hace creer que la categoría es artificial. En palabras de Linneo:

Los caracteres no hacen al género, el género nos da sus caracteres.

En su sistema de clasificación, Linneo también trató de agrupar a algunos géneros en


familias que se podían considerar "naturales" (la idea de que existían familias naturales
tampoco era nueva y data de Pierre Magnol en 1689), si bien no les otorgaba una
descripción de sus similitudes morfológicas, y para 1751 había reconocido 67 familias
(Linneo 1751), dejando muchos géneros sin ubicación. Linneo buscaba caracteres que
fueran encontrados en todos los miembros de cada familia, pero falló en su búsqueda aún
en las más "naturales" de las familias, como Umbelliferae.

Linneo también agrupó a los grupos naturales en órdenes y clases artificiales, sólo útiles
para ordenar los grupos naturales de forma que sean fáciles de encontrar en una lista o un
herbario. Los caracteres que utilizó para ello fueron el número de estambres y el número de
estilos y estigmas. Por ejemplo, en el orden Pentandria Monogyna ubicó a los géneros
Datura y Verbascum, que tienen 2 estigmas y 1 único estilo.

El éxito del libro de Linneo solventaba así los problemas de comunicación producidos por
la variedad de nombres y sistemas de clasificación locales. A partir de ese momento las
actualizaciones de la clasificación hechas por el mismo Linneo o por autores posteriores,
intentaron no abandonar la nomenclatura binominal ni el sistema de clasificación impuestos
por Species Plantarum.

La descripción exacta de cuáles eran los caracteres morfológicos que pertenecían a cada
taxón de cada categoría era fundamental para la utilidad del sistema de clasificación, lo cual
había generado profundas investigaciones de la morfología de las especies, descubriéndose
en muchos casos una variabilidad inesperada para Linneo y sus contemporáneos,
variabilidad encontrada incluso dentro de la misma especie. Desde la aparición del libro de
Linneo en 1753 hasta 1789, a varios autores, como a Michel Adanson (1763-1764), se les
hizo evidente que los caracteres variaban aún dentro de los grupos "naturales", concluyendo
que no hay caracteres esenciales para definir a un grupo, y que los grupos naturales deben
ser definidos sólo mediante un conjunto de caracteres, de los cuales la mayoría, pero no
necesariamente todos, estarán en cada especie del grupo. Esta visión obligó a modificar el
concepto de especie que había imperado hasta ese momento: para Linneo y muchos de sus
contemporáneos, todos los miembros de cada especie debían poseer ciertos caracteres
morfológicos que serían inamovibles, por lo que un único individuo de la especie bastaba
para conocer los caracteres de toda la especie. Las variaciones que eventualmente se
encontraban eran "deformaciones", desviaciones de este "tipo ideal" de la especie. Con el
aumento de información sobre la variabilidad de los caracteres se abandonó este concepto
de "especie tipo" y empezó a verse a las especies como una suma de individuos con una
variabilidad "esperable", "natural", de sus caracteres.

En 1789, Antoine-Laurent de Jussieu en su libro Genera plantarum describió tanto géneros


como familias de plantas y agrupó a estas últimas en clases. Su definición de especies,
géneros y familias fue exitosa, y esta agrupación jussiana es la que básicamente se conserva
hoy en día para la clasificación de las plantas, si bien con el tiempo fueron agregadas
familias, los límites de las familias existentes en ese libro fueron modificados, y fueron
agregadas más categorías, como la de orden entre familia y clase, y filo y reino por encima
de la clase.

Con respecto a los animales, en 1758 Linneo publicó la décima edición de su Systema
Naturae, en el que listó todos los animales conocidos por él en ese momento y por primera
vez los clasificó como había hecho previamente con las plantas, adoptando la nomenclatura
binominal. Linneo nombró unas 4.400 especies de animales, incluyendo Homo sapiens, a
pesar de la reticencia existente en la época a considerar al hombre un animal.

En 1778 Lamarck sugirió que los caracteres utilizados por los científicos para dividir los
taxones no necesariamente tenían que ser los mismos que la gente utilizaba para
diagnosticarlos. Él promovió el uso de claves de identificación, libros que permitían a los
usuarios no expertos identificar un organismo dado mediante caracteres fácilmente visibles.
De esta forma mitigó el conflicto entre los creadores de los sistemas de clasificación, que a
medida que aumentaba el conocimiento agrupaban a los organismos en grupos cada vez
menos intuitivos, y los usuarios de esos sistemas, que estaban más interesados en su
utilidad que en la "naturalidad" de sus grupos.

El término "Taxonomía" (Taxonomie, en francés) fue empleado por primera vez por el
biólogo suizo Augustin Pyrame de Candolle a comienzos del siglo XIX. En términos
etimológicos estrictos, debe considerarse quizá preferible la forma «Taxinomia», pero tiene
un uso muy limitado, casi siempre en traducciones del francés.

Un cierto número de sistemáticos, especialmente en Francia y Alemania, adoptaron el


concepto de "espécimen tipo". Estos "tipos" eran plantas guardadas en un herbario, que
representaban la forma más común del grupo, o la forma más "perfecta" (estos autores
consideraban la simetría radial y la bisexualidad más perfectas que las demás formas, por lo
que se ha dado el caso de que guardaran mutantes como ejemplar tipo).

Durante varias décadas después de la edición de los libros de Linneo proliferaron los
nombres para animales y plantas y muchas veces hubo más de un nombre para una especie
dada (diferentes nombres para el mismo taxón son llamados "sinónimos"). Cuando así era,
el nombre de uso común era normalmente el más descriptivo, o simplemente el utilizado
por la autoridad más eminente del momento. A esto se sumaba que algunos nombres de
géneros y algunos epítetos específicos eran compuestos por más de una palabra. Esta falta
de estabilidad nomenclatural hizo peligrar el logro de Linneo de una única clasificación
para la comunicación, y eso llevó a, en 1813, la adopción de un código para nombrar a las
plantas, llamado Théorie Elémentaire de la Botanique ("Teoría Elemental de la Botánica")
donde se reglamentaba cuál era el nombre válido para cada taxón. Por lo mismo y para los
animales, en 1842, se adoptó un código de reglas formuladas bajo el auspicio de la British
Association for the Advancement of Science ("Asociación Británica para el Avance de la
Ciencia"), llamado el Strickland Code ("Código de Strickland"). Los dos códigos definirían
las primeras reglas de nomenclatura con el objetivo de obtener un solo nombre válido para
cada taxón. La razón por la que fueron realizados dos códigos en lugar de uno solo es que
los expertos en Botánica y los expertos en Zoología trabajaban con poco conocimiento los
unos de los otros, por lo que resultaba difícil que se reunieran para la creación de un único
código.

De esta forma nacieron las reglas de nomenclatura del sistema de clasificación "natural"
que se utiliza hoy en día, pero no todos estaban de acuerdo en utilizarlo. Los sistemas de
clasificación pueden ser "arbitrarios" o "artificiales", si sólo tratan de agrupar los
organismos para facilitar su determinación de manera artificiosa (por ejemplo, de acuerdo a
su utilidad para los humanos), o "naturales", cuando las jerarquías se establecen en función
de sus afinidades en la Naturaleza. La palabra "natural" nunca fue definida científicamente,
y en la época de Linneo sólo quería decir que las especies habían sido creadas
"naturalmente" parecidas a algunas y disímiles de otras (de hecho, cada científico poseía su
propia definición de "sistema natural", que tenía que ver principalmente con cada
concepción filosófica del mundo). En esa época había mucha gente que no estaba de
acuerdo con que existían las agrupaciones "naturales" de organismos (ya que nadie podía
dar una razón convincente de que existieran) y se negaban a clasificarlos de esa forma,
apoyando los sistemas artificiales de clasificación

La Taxonomía y la evolución:

Antes de que existiera la teoría de la evolución, se entendían las relaciones entre los
organismos de una forma muy parecida a las relaciones entre los países en un mapa.
Cuando irrumpió la teoría de la evolución a mediados del siglo XIX pronto se admitió, tal
como formuló el propio Darwin, que el grado de parentesco entre los taxones (filogenia)
debía ser el criterio para la formación de los grupos. La publicación de su libro El origen de
las especies en 1859 estimuló la incorporación de teorías evolutivas en la clasificación,
proceso que hoy en día aún no está terminado (de Queiroz y Gauthier 1992 ).

El debate entre los partidarios de los sistemas artificiales y los defensores de la


construcción de un sistema natural fue uno de los conflictos teóricos más intensos de la
biología de los siglos XVIII y XIX, sólo resuelto con la consolidación de la teoría de la
evolución, que ofreció el primer criterio demostrable de "naturalidad": la ascendencia
común. Cuanto más parecidos son dos organismos entre sí, más cercano es su ascendiente
común, y por lo tanto más próximamente deben ser agrupados en la clasificación. Los
organismos que comparten sólo unos pocos caracteres descienden de antepasados más
lejanos y, por lo tanto, deben ser ubicados en taxones diferentes, compartiendo sólo los
taxones más altos.

Un paso crítico en este proceso de convertir a los sistemas de clasificación en un reflejo de


la historia evolutiva de los organismos fue la adquisición de una perspectiva filogenética,
para la cual biólogos como Willi Hennig (entomólogo alemán, 1913-1976), Walter
Zimmermann (botánico alemán, 1892-1980), Warren H. Wagner, Jr. (botánico
norteamericano, 1920-2000) y muchos otros han hecho valiosos aportes. La Biología
Sistemática es la ciencia que se ocupa de relacionar los sistemas de clasificación con teorías
sobre la evolución de los taxones.

Hoy en día, el desarrollo de nuevas técnicas (como el análisis del ADN) y las nuevas
formas de análisis filogenético (que permiten analizar matrices con una cantidad enorme de
datos) están produciendo cambios sustanciales en las clasificaciones al uso, obligando a
deshacer grupos de larga tradición y definir otros nuevos. Los aportes más significativos
proceden de la comparación directa de los genes y de los genomas. El "boom" de los
análisis genéticos de los diferentes organismos y su comparación ha invertido el papel de la
morfología especialmente en la Taxonomía de plantas: cuando fue creada y durante muchos
años, la Taxonomía era la ciencia que agrupaba a los organismos según sus afinidades
morfológicas (y luego también anatómicas, fisiológicas, etc.). Pero hoy en día, cada vez
más los organismos son agrupados según las similitudes en su ADN (y recientemente, en
segundo lugar, con apoyo del registro fósil y la morfología); la evolución de los caracteres
morfológicos es "interpretada" una vez el árbol filogenético está consensuado. Esta
situación ha enriquecido el campo de la Biología Sistemática y ha conseguido establecer
una relación íntima de esta última con la ciencia de la Evolución, relación que antes había
sido desatendida por los científicos debido a la cantidad de imprecisiones existentes en los
sistemas de clasificación antes del desarrollo de los análisis de ADN . En muchas porciones
del árbol filogenético, la Taxonomía pasó a ser sólo la subdisciplina de la Biología
Sistemática que se ocupa de crear el sistema de clasificación según las reglas, y la "estrella"
pasó a ser el árbol filogenético en sí. Los sistemas de clasificación se hacen en
colaboración, según el árbol filogenético más consensuado, y hoy en día se utilizan
métodos estadísticos para consensuar los nodos del árbol filogenético.

ESPECIES:

Concepto Biológico:

El concepto biológico es probablemente el modelo más popular entre los


sistemáticos actuales. Uno de sus mayores exponentes es MAYR (inicialmente publicó su
definición en 1940) que concibe la especie Biológica del siguiente modo:

Las especies son grupos de poblaciones naturales con cruzamiento entre sí que están
aisladas reproductivamente de otros grupos.(MAYR, 1991)

Se le ha criticado que no proporcione mecanismos para el reconocimiento de las


especies (por ejemplo, SNEATH & SOKAL, 1973), que únicamente se aplique a individuos con
reproducción sexual y que no resuelva los problemas que aparecen con aquellos grupos
con formas partenogenéticas o a estados evolutivos de un linaje simple (COYNE et al.,
1988).

Concepto nominalista de especie:

No es propiamente un concepto ya que se niega explícitamente la existencia de la


especie. El nominalismo metodológico conducido a su extremo lleva a la afirmación de que
en la naturaleza sólo existen objetos individuales. Los organismos semejantes se agrupan
entonces en las denominadas especies, siendo tal agrupación subjetiva y totalmente
inexistentes en la realidad. El concepto nominalista, por lo tanto, afirma que las especies no
tienen una entidad real en la naturaleza. No obstante, esta idea puede ser fácilmente
rechazada ya que podemos observar como los seres vivos presentan mecanismos que
aseguran que la reproducción únicamente se producirá con determinados organismos.
Suelen ser mecanismos de tipo etológico, como cortejos ritualizados, que facilitan el
reconocimiento entre los miembros de la misma especie y también mecanismos
morfológicos que impiden físicamente el acoplamiento entre individuos de diferente
especie.

Concepto tipológico de especie:

La metodología esencialista ha dado lugar al concepto tipológico de especie, donde


ésta se ve como un elemento perteneciente a una clase que puede ser distinguido de otro
elemento de un modo u otro (CHRISTOFFERSEN, 1995). En palabras de MAYR (1991) Una
especie tipológica es una entidad que se diferencia de otras especies por unas
características diagnósticas constantes. Este es el concepto de Linneo.

El concepto tipológico utiliza caracteres morfológicos que sirven como división


entre las especies (Taxonomía Tradicional) y, en ocasiones, rechazando explícitamente
cualquier conexión entre taxonomía y los procesos que han dado lugar al orden natural
observado (Taxonomía Práctica, BLACKWELDER, 1964). FUNK & BROOKS (1990) rechazan el
concepto Tipológico de forma muy explícita ya que, según ellos, para un taxónomo con
este concepto: Una especie es lo que un taxónomo dice que es.

El concepto tipológico de especie obedece a criterios de clasificación práctica. Los


conceptos que examinaremos a continuación buscan explícitamente el orden natural
establecido en la naturaleza y, por lo tanto, intentan ordenar los organismos basándose en
esta disposición o armonía.

NOMENCLATURA ZOOLÓGICA:

La nomenclatura zoológica se realiza en base a la evolución del reino animal.


Son dos ciencias las que se encargan de organizar el reino animal, por un lado
está la sistemática y por otro está la taxonomía.

El Código Internacional de Nomenclatura Zoológica (conocido por sus siglas en inglés:


ICZN) tiene como propósito fundamental proporcionar la máxima universalidad y
continuidad de los nombres científicos de los animales compatibles con la libertad de los
científicos para clasificar los animales según sus criterios taxonómicos (ICZN, 1999,
Introducción). El Código reglamenta los nombres de los taxones de animales (reino
Animalia) y de otros clados de eucariotas tradicionalmente considerados "protozoos".

El Código consta de Artículos (que son obligatorios) y Recomendaciones. Los Artículos se


diseñaron para permitir a los zoólogos llegar a los nombres de los taxones que sean
correctos en circunstancias taxonómicas concretas. El uso del Código permite a un zoólogo
determinar el nombre válido de cualquier taxón al que pertenezca un animal en cualquier
categoría de las jerarquías especie, género y familia (incluyendo subespecie, subgénero y
categorías del nivel familia tales como subfamilia y tribu). El Código no regula enteramente
los nombres de los taxones por encima del nivel familia (orden, clase, phylum) y no
proporciona reglas para el uso por debajo de la categoría de subespecie (variedad,
aberración, natío, etc.), ya que carecen de entidad taxonómica.
NOMENCLATURA BINOMIAL:

Es un convenio estándar utilizado para denominar las diferentes especies de organismos


(vivos o ya extintos). A veces se hace referencia a la nomenclatura binominal como
Sistema de Clasificación binominal.

Como sugiere la palabra «binomial», el nombre científico asignado a una especie es


formado por la combinación de dos palabras (“nombres” en latín o de raíz grecolatina): el
nombre del género y el epíteto o nombre específico. El conjunto de ambos es el nombre
científico que permite identificar a cada especie como si tuviera "nombre y apellido".

La nomenclatura binomial es la norma puntual que se aplica a la denominación de los


taxones específicos, pero representa sólo uno de los estándares de la nomenclatura
biológica, que se ocupa también de la denominación formal (científica) de taxones de otras
categorías.

uso de la nomenclatura:

En el contexto científico, la utilidad de la fórmula binaria consiste no sólo en salvar la


ambigüedad que se puede presentar ante los diferentes nombres vulgares para un
organismo, sino también para dar nombre a aquellos especímenes que ni siquiera tienen un
nombre común. También permite superar las dificultades comunicacionales en diferentes
lenguas a partir del reconocimiento universal y convenido de un sistema de nomenclatura
estándar.

El valor del sistema de nomenclatura binominal deriva primariamente:

1. de su economía: pues sólo bastan dos palabras para identificar inequívocamente a


una especie;
2. su difundido y generalizado uso: fomentado y regulado por la comunidad científica
para uso universal.
3. y la estabilidad relativa de los nombres usados, pues se intentan conservar a pesar
de modificaciones taxonómicas y sistemáticas.

Sin embargo, a pesar de las reglas que dictan el carácter único del nombre binario para una
especie, en la práctica, es común que existan sinónimos, es decir, que haya varios nombres
científicos en circulación para una misma especie (en general dependientes del punto de
vista del sistema taxonómico particular en uso, y en última instancia, del autor).

La estabilidad de los nombres peligra a veces por la resurrección de algunos nombres


olvidados en el tiempo, los cuales podrían reclamar su prioridad por ser los primeros
publicados. En estos casos, sin embargo, es posible conservar estos nombres (nomina
conservanda o nom. cons.) de acuerdo a los códigos de nomenclatura en uso. Para la
nomenclatura botánica, se aceptan como válidos sólo aquellos nombres que a partir de 1753
aparezcan en una publicación oficial; tomándose 1753 como fecha de partida por la primera
publicación linneana (Species Plantarum). Para la zoología, la fecha de partida es 1758.

HISTORIA:

La adopción de un sistema de nomenclatura basado en dos nombres se debe al naturalista y


médico sueco Carlos Linneo (en latín, Carolus Linnaeus, 1707-1778) quien intentó
describir la totalidad del mundo natural conocido dándole a "cada especie" un nombre
compuesto de dos partes. Sin embargo, la nomenclatura binominal existió antes de
Linnaeus en formas variadas. Pero es a partir de las publicaciones linneanas que se
comienza a generalizar la usanza binominal para la nomenclatura específica

Desde mediados del s.XIX, se hizo cada vez más notoria la necesidad de un cuerpo de
normas que reglaran la conformación de los nombres científicos. Con el correr del tiempo,
estos cánones conocidos como Códigos de Nomenclatura, dictaron la denominación de:

• animales (Código Internacional de Nomenclatura Zoológica),


• plantas (Código Internacional de Nomenclatura Botánica), incluyendo a hongos y
cianobacterias,
• bacterias (Código Internacional de Nomenclatura de Bacterias), y
• virus (Código Internacional de Nomenclatura de Virus).

Las normas de los Códigos de Nomenclatura varían de uno a otro.

Existen algunos aspectos universalmente adoptados para la formulación de la nomenclatura


binaria.

Generalmente, al lado del nombre binominal consta el apellido del autor (abreviado en
botánica) que primero publicó oficialmente ese nombre. Si la especie en cuestión
actualmente pertenece a un género diferente del original descripto, se hace constar el
nombre del autor original entre paréntesis anexado al nombre actual de la especie. A veces
también se adjunta la fecha en la que se realizó la descripción de la especie. Por ejemplo:
Passer domesticus (Linnaeus, 1758) originalmente descripto como miembro del género
Fringilla.

El nombre del género (nombre genérico) siempre debe tener la inicial mayúscula, mientras
que el epíteto específico no la lleva nunca. [1] La norma incluye la obligación de resaltar el
nombre, lo que en manuscritos y textos mecanografiados se hace subrayándolo (Homo
sapiens), y en textos de imprenta o de ordenador se hace por medio de la cursiva (Homo
sapiens), aunque —con menos frecuencia— también podría resaltarse en negrita (Homo
sapiens).

El nombre científico de una especie generalmente debe escribirse completo cuando se lo


usa por primera vez en un texto. Pero en las referencias posteriores a especies del mismo
género, el nombre del género puede abreviarse utilizando la inicial en mayúscula seguida
de un punto.[2] Por ejemplo, para citar al escaramujo (una especie de rosal) al principio de
un texto, escríbase "Rosa canina"; luego la escritura "R. canina" se sobreentiende que es la
misma especie, pero si luego se escribe "R. eglanteria" debe entenderse que se trata de
"Rosa eglanteria", otra especie. Debe evitarse la abreviatura si puede inducir a confusión
entre nombres.

En unos pocos casos la abreviatura de un nombre específico es de uso común, como en el


caso de la bacteria Escherichia coli, que suele abreviarse como E. coli (e incluso sólo coli
en la literatura médica y de otros grupos profesionales ajenos a la biología).

Cuando se usan nombres vulgares y científicos, generalmente estos últimos entre paréntesis
acompañan a los vulgares. Por ejemplo, "La achicoria (Cichorium intybus) pertenece a la
familia..."

Para hacer referencia a las especies perteneciente a un género (y a veces a un taxón


genérico particular), la fórmula binominal cambia a: Nombre del Género + spp., por
ejemplo: Pinus spp. se lee como "las especies del género Pinus".

NOMENCLATURA TRINOMIAL:

La nomenclatura trinomial es una forma extendida de la nomenclatura binomial usada en


biología para identificar a cada especie de ser vivo conocida, con el fin de referirse
específicamente a subdivisiones menores de una especie determinada. Las más frecuentes
de éstas son:

• La subespecie, en cuyo caso se añade un tercer nombre siempre con minúscula


detrás de los que se refieren al género (con mayúscula y en primer lugar) y a la
especie (con minúscula y en segundo lugar). A modo de ejemplo, se puede citar al
perro, una subespecie doméstica del lobo (Canis lupus), que recibe el nombre
trinomial de Canis lupus familiaris.

• La variedad o raza, muy poco definida para considerarse una subespecie, que se
identifica escribiendo a continuación del nombre de la especie o subespecie la
abreviatura var. seguida del nombre de la variedad en sí. Por ejemplo, la acelga es
una variedad de remolacha (Beta vulgaris) y recibe el nombre científico de Beta
vulgaris var. cicla.

Menos usadas aunque también pertenecientes a la nomenclatura trinomial son la


subvariedad (subvar.), la forma (forma o f.), el grupo y el cultivo, cada una de menor
entidad que la anterior.

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