You are on page 1of 12

Virtudes

Personificación de la virtud, en Efeso actual Turquía

Virtud es aquel poder interior que permite al hombre tomar y llevar a término las
decisiones correctas en las situaciones más adversas para cambiarlas a su favor, el
virtuoso es el que está en camino de ser sabio, porque sabe cómo llegar a sus metas sin
pisar las de los otros, porque pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un
objetivo común. El virtuoso es el que "sabe remar contra corriente". Es el alma y el
espiritu el ser o el no ser de cada persona usando su corazón como el supremo
mediador.

Una virtud es una cualidad positiva de un ser, persona o cosa, exponiendo mediante
calificativos las ventajas de dicho ente. Es, también, una de las herramientas más
importantes para el éxito.

Contenido
[ocultar]

 1 Virtudes del ser humano


 2 Cuatro virtudes clásicas en Occidente
 3 Virtud y cristianismo
 4 Bibliografía adicional
 5 Enlaces externos

Virtudes del ser humano


Platón plantea que el ser humano dispone de tres poderosas herramientas:

 Intelecto
 Voluntad
 Emoción

Para cada una de estas existe una virtud:

 Sabiduría, para identificar las acciones correctas, saber cuándo realizarlas y


cómo realizarlas.
 Valor, para tomar estas acciones a pesar de las amenazas, y defender los ideales
propios.
 Autocontrol, para interactuar con los demás seres y ante las situaciones más
adversas cuando estamos realizando lo que debemos hacer para lograr nuestros
propios fines.

Y a estas tres añade una más:


Justicia, para respetar las ideas de los demás, sin abandonar las nuestras, para compartir
los frutos de nuestras acciones y ayudar a los otros a realizar las suyas.

Sócrates nos dice que la virtud nos permitirá tomar las mejores acciones y con ella
podremos distinguir entre el vicio, el mal y el bien.

También dice que la virtud se puede alcanzar por medio de la educación fundamentada
en nuestra moral y en nuestra vida cotidiana.

Los estoicos sostenían que la virtud consistía en actuar siempre de acuerdo con la
naturaleza, que, para el caso del ser humano, concebido como ser racional, se identifica
con actuar siempre de acuerdo con la razón, evitando en todo momento dejarse llevar
por los afectos o pasiones, esto es, todo lo irracional que hay en nosotros, que no puede
controlarse y por tanto debe evitarse. Los estoicos consideraban que la virtud, como
facultad activa, era el bien supremo.

Virtudes cristianas
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda

Los autores cristianos, a partir de las virtudes filosóficas desarrollaron los conceptos de:

Las virtudes teologales:

 Fe
 Esperanza
 Caridad

Las virtudes cardinales:

 Prudencia
 Fortaleza
 Justicia
 Templanza
 Siete días con María
Las siete virtudes de María
 Chantal Crepey (según san Alfonso de Ligorio)
  
 Primer día : Hacerse humilde como María

María se acordaba de que todo en ella era un don de Dios. Guardaba


secretos, hasta con su esposo, los favores celestiales que recibidos. Devolvía
a Dios las alabanzas que se le daban. Se complacía en servir a los demás, en
quedarse en el último puesto. No temía el desprecio : no se la ve en
Jerusalén el día de Ramos, cuando el pueblo recibe a su Hijo con tantos
honores, pero no teme asomarse en el Calvario donde la identifican como la
madre del condenado.
Santa Catalina, has sepultado en el silencio el favor maravilloso de haber
visto a la Virgen Santísima. Ruega por mí cuando trato de lucirme a costa
ajena.
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, tú que
aborreces el orgullo, vísteme con el manto de tu humildad.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Segundo día : Amar a Dios y al prójimo


como María

Cristo nos dio este mandamiento : Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, y al prójimo, como a ti mismo. María cumplió este doble precepto.
Según san Bernardo, el amor de Jesús entró como una espada en el corazón
de María y lo atravesó de parte a parte para que ningún recoveco quedase
sin herida de amor. El corazón de María se hizo pues fuego y llama, fuego
por el amor que ardía en ella, llama porque resplandecía fuera ejercitando
la caridad. Cuando María llevaba a Jesús en brazos, bien podía decirse que
"era fuego llevando fuego".
Santa Catalina, que los dos corazones del reverso de la medalla me
recuerden el amor de Dios cuando se hace menos ferviente en mí, y el amor
al prójimo cuando me prefiero a los demás.
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, como en
Caná, ruega a tu Hijo por mí y dile : « Ya no tienen amor », y dame la
gracia de practicar la caridad como tú.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Tercer día : Creer como María

A María, por su fe, la proclamó bendita Isabel. En la Pasión de Jesús, los


discípulos fueron sumergidos por la duda ; sólo María se mantuvo firme en
la fe, dijo Alberto Magno. La fe es a la vez un don y una virtud. Es un don
de Dios, como luz que Él mismo difunde en el alma. Es una virtud en la
medida en que la pone en práctica el alma. Un verdadero cristiano vive en
conformidad con su fe. Así vivió la Santísima Virgen.
Santa Catalina, tú que acogiste con fe las apariciones de la Madre de Dios,
ruega por mí cuando dudo.
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra,
consígueme ojos que lo miran todo a la luz de la fe.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Cuarto día : Esperar como María

Nace de la fe la esperanza. Demostró la Virgen María cuan grande era su


confianza en Dios, primero guardando el secreto de su maternidad
milagrosa, totalmente segura de que Dios cuidaría de defender su inocencia,
su honor y su vida. Y asímismo cuando se vio excluida de la posada,
teniendo que refugiarse en un establo, o después cuando huyó a un país
extranjero y desconocido y, sobre todo en las bodas de Caná en que, a pesar
de que Jesús rechaza su petición, María está segura de que su Hijo le ha
concedido el favor pedido.
Santa Catalina, la misión que se te anuncia está sembrada de obstáculos.
Pero tu Madre te da consejos para portarte en esos peligros y tú confías en
ella. Ruega por mí, que estoy tan pronta en inquietarme.
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, eres,
después de Jesús, toda mi esperanza. Enséñame a practicar el abandono en
la Providencia.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Quinto día : Castidad de María

Dios nos dio en María el modelo perfecto de la transparencia al amor de


Dios. Se consagró María enteramente a Dios, abriendo la vía a otras
muchas. Sin embargo, la llamada evangélica a la castidad se dirige a todos
los cristianos, cualquiera que sea su estado. Es una llamada a no utilizar al
otro para su propio placer. Es la castidad un modo de vivir libre,
respetando al otro como otro, luchando contra lo que, en nosotros, sueña
siempre con una transgresión de los límites que hacen nuestra humanidad .
Santa Catalina, has pasado la vida sirviendo a los pobres con el mayor
respeto, comunicándoles el amor que Dios les tiene. Ruega por mí en los
momentos de apuro.
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, que tu
nombre, pronunciado con confianza, sea mi recurso cuando debo renunciar
a las pasiones del espíritu y de la carne para dejar el paso a Dios.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Sexto día : Pobreza de María

Se ve a María ir al Templo no con un cordero, ofrenda de la gente


acomodada sino con dos tórtolas, ofrenda de los pobres. Acepta casarse con
san José, que se ganaba la vida a duras penas trabajando con sus manos.
Huye a Egipto para salvar a su hijo, dejando su casa, su familia, sus amigos.
Cuando la virtud de pobreza viene a estar llena de abrojos ¡ qué fuente de
consuelo es la pobreza de Jesús y de María!
Santa Catalina, te entregaste a Dios para servir a los pobres en la pobreza.
Ruega por mí cuando doy al dinero demasiada importancia en mi vida en
vez de dar a Dios la preferencia .
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, en tu
cántico sublime dices : « Alaba mi alma la grandeza del Señor ».
Alcánzanos la gracia de no desear más que a Dios.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Séptimo día : Obediencia y paciencia de María

La Virgen María amaba tanto a Dios que se dio el título de sierva. Con
humildad vivió toda su vida conformándose a la voluntad de Dios. Cuando
alzando la voz dijo la mujer del Evangelio : « ¡Dichoso el seno que te llevó !
», contestó Jesús : « Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la
guardan ». En esto María es la primera discípula de su Hijo.
Santa Catalina tú que perseveraste con paciencia prosiguiendo tu misión, a
pesar de las contradicciones, ruega por mí.
Oh María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, alcánzanos
de obedecer fielmente a la voluntad de Dios y de llevar las cruces en paz, y
de amar a Dios cada vez más.
Y acuérdate de... mi intención particular…

Padre Nuestro...Salve María...Gloria al Padre…


"¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!"

Virgen Santísima,
tú cuya oración fue continua y perseverante,
dígnate también alcanzar para mí
el amor de la oración y del silencio,
porque Dios se complace en hablar en el desierto,
como lo declara él mismo por la boca del profeta Oseas :
« Voy a llevarla al desierto, y le hablaré al corazón » ".

Las virtudes y cualidades de la Virgen


María
Que la Virgen María haya sido saludada por el ángel Gabriel como “llena de gracias”,
es suficiente para adivinar la dimensión de sus perfecciones. En efecto, La escogida de
Dios, por la eternidad, para proponerle que aceptara ser la Madre de Su divino Hijo,
nuestro Redentor, no podía estar sino dotada de todas las cualidades naturales y
sobrenaturales, y por consiguiente de todas las virtudes.

Por eso, por medio de la aplicación anticipada de los méritos de la Redención, la Virgen
María fue preservada, desde su concepción, del pecado original. Ese privilegio –
inaudito y único- Dios lo quiso para Aquella en quien su Verbo debía encarnarse,
“cuando llegó la hora de la plenitud de los tiempos”. María nació con la perfección de
los dones naturales en todos los sentidos dados por el Creador a su criatura antes de la
caída de Adán.

A sus dones naturales debemos agregarle las gracias del cielo! Y como en Ella ninguna
debilidad personal debida al pecado original, ni incluso ningún pecado venial, han
podido dificultar la recepción de la gracia de Dios,   esos dones, en toda  plenitud, van a
irradiar su cuerpo, su alma y su espíritu hasta “llenarla de gracias”.

“Llena de gracias” pero libre, María ha debido, como toda criatura, practicar las virtudes
morales y teologales

Sin embargo, María  permanece libre como Adán y Eva en el Paraíso y el “Sí” que le da
a Gabriel, el mensajero de Dios, durante la Anunciación fue un “Sí” perfectamente libre,
elegido y voluntario. Dios le propuso y María habría podido decir no... Pero ella dijo
“Sí” , el sí de una obediencia absoluta (“que se haga según tu palabra”) ahí donde Eva,
por desobediencia provocó la caída del género humano...

Así, “llena de gracias” pero libre, María debió, como toda criatura, ejercer las virtudes
morales (es decir, naturales) y las virtudes teologales (es decir, sobrenaturales) (1) para
caminar fielmente por la ruta que Dios le proponía y  mantenerse, costara lo que costara,
en esa fidelidad, a pesar de las inmensas pruebas que la llevarían hasta la crucificción de
su propio Hijo en el Calvario...
 

Es, entonces, por vitud personal, en una elección libremente aceptada, que María dijo sí
hasta el final de su vocación. En ese sentido, la Virgen María es, para cada uno de
nosotros que queremos responder fielmente al llamado de Dios, un modelo a imitar.  Ya
que existe un plan de amor de Dios para cada uno de sus hijos... Y María, ella misma
mejor que nadie puede ayudarnos a responder con un “sí” a ese plan de amor de Dios.

__________________

(1) Hay que distinguir las virtudes cardinales –o las virtudes naturales  que son 4:
fortaleza, prudencia, templanza y justicia- de las virtudes teologales o sobrenaturales
que nos han sido infundidas por la gracia de Dios: la fe, la esperanza y la caridad.

LAS VIRTUDES DE MARIA

A continuación se muestran algunas de las tantas virtudes que tuvo la madre Maria fiel
servidora de Dios quien siempre supo hacer lo que este le ordenaba, siempre se resigno
a sus decisiones aunque estas fuesen como fuesen.

Entre estas virtudes se encuentran:

-La humildad: Nuestra Madre fue siempre una mujer humilde, alguien que siempre
adoró la grandeza del padre, nunca se quejó.

La humildad es para el Consagrado la base de todo lo que Dios tiene planeado hacer en
su vida. María se identifica plenamente con su Hijo en la humildad de su Corazón.

La humildad es la virtud que agrada inmensamente a Dios; por ella reconocemos la


infinita grandeza del Señor y lo reconocemos digno de toda alabanza.

- La Sencillez: Es aceptar todo sin exigencias, aceptar lo que Dios no depara para
nuestra vida, así como lo hizo nuestra Madre Maria quien nunca reprochó ni se quejó de
lo que Dios depuso para su vida.

Esta virtud es muy importante para la vida de los Consagrados debido a que sin esta no
estaremos listo para recibir lo que lleva consigo una vida de entrega, es por esto que
debemos ser sencillos si pensamos ser fieles consagrados.

- Fé, Esperanza y Caridad: Son las más ejemplares virtudes que tuvo nuestra Madre
Maria, ella aceptó todo lo que Dios le impuso sin dudar en ningun momento, nunca
exigió a Dios alguna prueba para justificar su fé, fue fiel devota hasta el día de su
muerte.

Para los Consagrados estas deben de ser las principales virtudes, las que todos debemos
de tener, ya que si no las aplicamos a nuestras vidas no podremos aplicar las demás
porque no creeremos en Dios que es el propulsor de todas las virtudes.
-La obediencia: Nuestra madre fue obediente a todos los mandatos de Dios, cuidó de su
hijo hasta el día de la muerte inculcándole la mejor educación y forma de vida posible
cumpliendo así con la voluntad de Dios quien le encomendó esta ardua tarea.

El Consagrado acepta el aprendizaje de la obediencia por el camino de la Cruz como


Nuestro Señor obedecerá al Padre hasta sus últimos momentos, con el gozo de ese amor
que implica darlo todo por Dios en la humildad del corazón.

La obediencia será la gran manifestación de fidelidad a la Alianza. Es la generosa


entrega de nuestra voluntad al servicio de la Voluntad de Dios.

-La Mansedumbre: Maria fue una mujer mansa de corazón y espíritu, obedeció la
voluntad de su padre hasta en las más difíciles circunstancias y nunca dijo que no a sus
disposiciones, nunca fue una persona alardosa ni busca pleitos, dedicó toda su vida
simplemente a la devoción y entrega total a su Dios.

Los Consagrados deben de tener mansedumbre en su corazón para poder soportar lo que
la vida les brinde en su plena devoción por Dios.

-Respeto: Maria mostró respeto al Padre durante toda su vida incluso antes de recibir la
gracia de llevar su hijo en su vientre, siempre respetó a Dios, no por miedo sino por fé,
un respeto que manifestó obedeciendo todos sus mandatos sin nunca dudar en
cumplirlos.

Los Consagrados deben ser personas respetuosas que amen y acepten a todos con sus
defectos y que sepan tener control de sus acciones tanto para los humano como para
Dios.

-La Pobreza: Nunca se apegó a nada material siempre estuvo lista para recibir lo poco
o lo mucho que Dios le ofreciera, nunca se quejó de su vida de pobreza y fue obediente
en todo momento.

Los Consagrados han de llevar una vida de pobreza y entrega a la que deben estar listos
para soportar, ya que la vida de entrega no nos ofrece riquezas sino pobreza a la que
debemos estar listos a soportar.

-La Generosidad: No dudó en ningún momento en entregar a su hijo, le dolió hacerlo


como toda madre a su hijo pero no titubeo al aceptar esto, esto demuestra una vez más
la fé y el amor que le profesaba a su Señor.

Los Consagrados deben ser personas generosas y orgullosas de su Dios, que nunca
duden en ayudar si se les ofrece la oportunidad y tienen los medios para ayudar, ya que
debemos recordar que Dios dice que lo que hagamos por sus hijos se lo estamos
haciendo a él.

-Pureza: La Santísima Madre Maria fue siempre pura y virgen, amó a Dios como a
nadie más y obedeció todos sus mandamientos por fé. Llevó una vida de pureza a la que
nunca renunció, es por eso que hoy es ejemplo de todos y todas.
Los Consagrados deben llevar una tendrán que llevar a cabo una vida de total pureza,
sacando así todas las impurezas que lleva nuestro corazón, tratar de sacarlas aunque no
seamos perfectos, pero debemos tratar de serlo en la mayor manera.

-Disponibilidad: Nuestra Madre Maria siempre estuvo disponible para nuestro Dios
nunca dijo “NO” siempre escucho y obedeció lo que Dios le deparaba.

Los Consagrados deben ser personas disponibles que nunca duden de dar de su tiempo
para predicar o hacer algún bien a las personas que nos rodean.

-Entrega total: La Consagración a María como consecuencia de lo que hemos


experimentado en su Corazón de Madre nos invitará a entregarle gradualmente nuestra
voluntad y nuestra libertad para aprender a ser plenamente libres y poder alcanzar la
meta de la santidad. Sabemos, en efecto, que Dios no anula la libertad sino que la
perfecciona haciendo que el hombre libremente busque la Voluntad de Dios, que es el
único camino que lo hacer plenamente feliz.

Cuando nos Consagramos a María le entregamos también con nuestra vida todas
nuestras cosas y nuestros planes, nuestras preocupaciones, nuestras angustias, no con
temores sino con total seguridad de que Ella sólo nos pedirá lo que somos capaces de
dar y nos ayudará a dar lo que solamente con nuestras fuerzas podríamos; no nos pedirá
más ni tampoco menos porque nos quiere hacer crecer.

-La confianza: Para poder llevar una vida de entrega Maria tuvo que tener eterna
confianza en el Padre, a quien nunca dudó en servir.

El abandono total en María no es posible sin una inmensa confianza. Esta virtud es
fundamental en toda vida de Consagración, es clave del Consagrado.

La confianza es la manifestación del amor que le tenemos a María. Tanto confiamos en


Ella cuanto más la amamos.

Cuando nos ponemos totalmente en las manos de María es porque sabemos en quien
hemos confiado. Jamás aceptaremos dudar de su amor maternal y providencial, aunque
tengamos la tentación de la desconfianza.

Nuestra pequeñez está acentuada por nuestra condición de pecadores; sin embargo, si
tenemos humildad de corazón no caeremos en el desaliento sino que alimentaremos una
inmensa confianza en el Padre.

-El abandono: Así como nuestra Madre abandonó todo por seguir a Dios, su pueblo, su
familia, sus amigos así debemos de ser nosotros. La Consagración exigirá un abandono
total en las manos de María como el niño se abandona en los brazos de su madre y como
Jesús vivió en los brazos de María.

Ese es el modo de abandono que debemos tener: dejarnos llevar por María, dejarnos
tomar por nuestra Madre, dejarnos amar por Ella, sin angustias, ni pretextos.
-La pequeñez interior: Para entregarse a la vida de devoción Maria tuvo que sentir en
su corazón la virtud de la Pequeñez Interior que la ayudó a ser conforme con la vida que
la entrega a su señor le ofrecía.

La pequeñez interior es como dice la propia palabra, esa actitud profundamente humilde
por la que aceptamos ser queridos y conducidos por la Santísima Virgen por los
caminos que Ella haya marcado para cada hijo; es la intuición del corazón que se deja
amar por su Madre.

Continuación…

No es posible entregarse, abandonarse y confiar sin hacerse niños. También María nos
lleva por este camino a hacernos pequeños y pobres. El que se hace niño se deja
conducir, se deja instrumentar como parte de este designio providencial.

Sólo entiende a María quien la ama y el que la ama con un corazón de niño. Su misterio
estará oculto para quien no se haga como niño en sus brazos. De esta manera María se
convierte en admirable escuela de humildad y sólo los humildes y puros de corazón,
conocen los secretos del Padre. Así Ella puede reproducir a Jesús en cada uno de sus
Consagrados. Para María somos como niños recién nacidos que necesitan el amor, el
calor y el alimento de su madre. Ella pedirá de nosotros que nos hagamos pequeños e
interiormente humildes y entraremos así en su Corazón.

- La docilidad: Maria en su vida de devoción nos demuestra que fue una mujer dócil ya
que siempre estuvo lista y disponible para Dios y lo que este le ordenara.

La humildad del corazón nos hace necesariamente dóciles; si lo somos, nos dejaremos
instruir por Dios, nos dejaremos enseñar por los acontecimientos providenciales que nos
rodean, no forzaremos los tiempos de Dios ni intentaremos detenerlos cuando hayan
llegado.

-La disponibilidad: María estuvo siempre disponible desde el principio.

Esta actitud interior nos hace especialmente capaces de responder a las exigencias de
quienes nos rodean, de aquellos a quienes estamos llamados a evangelizar, a ayudar, a
querer con un corazón de servidores.

El Consagrado que es dócil a Dios necesariamente se hace disponible para los demás.

La disponibilidad es una actitud interior por la cual aceptamos ser incansablemente


exigidos por nuestro prójimo. El Señor quiere que lo demos todo como El dio su vida
por nosotros en la Cruz, que estemos siempre disponibles para los demás como lo
estuvo María, amando a nuestros hermanos en la sencillez del servicio y en la
generosidad de la entrega.

-La fidelidad y la firmeza: Maria nunca dejó de creerle ni de obedecerle a Dios, nunca
dio muestra de adoración a otros Dioses.
Mantenerse fieles a las exigencias de la Alianza en el Corazón de María exige ser
perseverantes, ser fieles en los momentos difíciles, no dejarse vencer por los continuos
interrogantes que pueden aparecer en la vida.

-La perseverancia y la paciencia: Se necesita para llevar una vida de creencia y


entrega a Dios mucha perseverancia ante las pruebas que la vida le mostraba a Maria
pero siempre fue perseverante y paciente, contaba con Dios quien le brindaba su apoyo
incondicional.

En la Perseverancia manifestamos, que no es el amor de un día lo que nosotros le


ofrecemos a Dios sino el de toda la vida y en forma gradual y creciente. Jesús nos ha
dicho: "El que persevere hasta el fin se salvará".

Por la virtud de la Paciencia nos habituaremos a sobrellevar las habituales dificultades,


iremos dominando nuestra natural impaciencia y aprenderemos a imitar a Jesús Paciente
y Humilde de Corazón que nos dice: "Mediante la paciencia poseeréis la tierra". (M.
362)

-La vida de oración: La Madre llevó una vida de oración, esto demuestra una vez más
la fe que profesaba hacia Dios.

Además de la participación eucarística y de la Comunión diaria, en el Consagrado es de


fundamental importancia la vida de oración en todas sus manifestaciones.

La oración debe ser continua, confiada, humilde, unida a una conversión de vida,
surgida desde el amor fraterno, porque no agradaría a Dios la oración de quien no vive
seriamente la unión con sus hermanos. Recordemos también el especial valor de la
oración comunitaria: "Donde hay dos o más reunidos en Mi Nombre allí estoy Yo".

Toda forma de oración agrada al Señor y en modo especial la oración litúrgica. De entre
las oraciones de la piedad privada María señala indiscutiblemente su preferencia por el
Santo Rosario que nos va llevando progresivamente a una gran unión con Dios, a
destrabar el alma de los obstáculos y conducirla a la santidad.

-El espíritu de sacrificio en el misterio de la Cruz: La vida de Maria estuvo dirigida


por el ministerio de la cruz, siempre agradeció a su Dios el perdón de los pecados por
medio a la muerte de su hijo y por eso siempre fue su devota.

Hablando de las diversas exigencias de la vida del Consagrado sabemos que María
necesita de cada uno de ellos como expresión de su mucho amor, una vida ejemplar y
sacrificada, una vida entregada y humilde. El Consagrado "debe obrar de manera que
Dios siempre habite en él y no se verá jamás por El abandonado". Aquel que se ofrece a
María, también acepta y asume esa cuota más pequeña o más grande de sufrimiento; esa
cruz de cada día que el Señor pone sobre sus hombros.

El dolor del Consagrado debe ser vivido por amor a Cristo que murió en la Cruz por
todas las criaturas del mundo y prolonga en los miembros de la Iglesia su Sacrificio
Redentor.

You might also like